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RESUMEN: “EMILIO O DE LA EDUCACIÓN”

PRESENTADO POR
INGRIT VANESSA GIRALDO ACHIPIZ

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


CONTADURIA PÚBLICA
TERCER SEMESTRE - DIURNO
POPAYAN
2015
RESUMEN: “EMILIO O DE LA EDUCACIÓN”

PRESENTADO POR
INGRIT VANESSA GIRALDO ACHIPIZ

TRABAJO ESCRITO PARA ADQUIRIR CONOCIMIENTO SOBRE


LA IMPORTANCIA DE REDACTAR UN BUEN RESUMEN

DOCENTE
GUSTAVO MONCAYO
MAGISTER

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA


CONTADURIA PÚBLICA
TERCER SEMESTRE - DIURNO
POPAYAN
2015
RESUMEN: “EMILIO O DE LA EDUCACIÓN”

Para empezar, Rousseau ilustra cómo se debe educar al ciudadano ideal, esto
teniendo en cuenta que la educación del niño se debe realizar al margen de la vida
social. El autor parte de los siguientes supuestos: que Emilio es huérfano, goza de
abundantes recursos económicos y que su preceptor o maestro se dedica sin
molestias a su labor pedagógica. Se divide en varias partes, como haciendo
significación sobre las etapas de la vida: modelo de educación hasta los cinco
años; modelo de educación hasta los doce años; una vez adquiridas las
sensaciones, las habilidades y la inteligencia para los razonamientos, se emplea el
modelo para los quince años donde se despiertan conocimientos más difíciles, se
formulan preguntas que derivan de experiencias; modelo para la adolescencia del
humano, es concentrado en valores, vivencias y, también, se reflexiona sobre las
relaciones sexuales y la necesidad de una pareja para el ahora joven; alude a la
educación de la “mujer ideal”, y a la vida doméstica y civil.

Fundamentalmente el libro Emilio o de la Educación de Juan Jacobo Rousseau,


explica cómo “el hombre nace bueno y sus libertinajes sólo son atribuibles a un
estado social mal creado y a una educación falsa”. A través de este libro el autor
crea una especie de texto formativo o sistema educativo (ya sea para maestros o
para padres), donde describe los sentimientos morales, sociales y religiosos
mediante la invención de un personaje imaginario (Emilio), quien crece con las
leyes de la naturaleza y en el que destaca la verdadera naturaleza del hombre y
del niño. De esta manera, las tendencias naturales, las primeras opiniones y los
sentimientos y los criterios sencillos y libres que nacen en el hombre en relación
con la naturaleza son la mejor orientación de cómo se debe comportar.

Como acto seguido, es importante hacer mención que para el autor, existen tres
tipos de educación: la primera llamada educación de la naturaleza, referida al
desarrollo de los órganos y las facultades innatas, la cual no depende del individuo
ya que está establecida desde el nacimiento; la segunda llamada educación de los
hombres que comprende el uso que se aprende a hacer de las facultades de cada
uno, dependiendo así de la relación que se funde entre el guía y el colegial y la
tercera llamada educación de las cosas, la cual consiste en la experiencia que se
tienen de los objetos que afectan al hombre, dejándola así al azar.

Una de las tantas condiciones - por así llamarlas – para educar que se nombra en
el libro, es la de considerar necesario impulsar el desarrollo de estos
acontecimientos desde la niñez, en vez de cohibir con una educación mal
entendida. Teniendo en cuenta que durante la gestación sus sentimientos, ideas y
sensaciones pasan casi que inadvertidas; después de su nacimiento, desarrolla
estas habilidades a pasos agigantados: aprende a hablar conocer y trasladarse. El
niño nace privado hasta del sentido de su existencia, ignorante, pero apto de
aprender con el nacimiento comienza la educación. Es de particular importancia
en este campo no provocar el adelanto, uno de los grandes males de la
educación, es decir, no quemarle etapas. Por sí solo, a través de la naturaleza los
niños van evolucionando o creciendo tal cual como se lo indique su entorno y
contexto. El autor pretende atraves de el perfecto personaje pulir los órganos del
saber, disponer el camino del conocimiento con un buen adiestramiento de los
sentidos. Por ejemplo, en cuanto a los vestidos y las vendas u obstáculos que a
veces se les ponen intervendrán negativamente sobre su condición. Para evitar
esto, recalca varios periodos que corresponden al perfeccionamiento del cuerpo,
de los sentidos, del cerebro y otros

La primera etapa es en la primera infancia (1 a 5 años), la cual consta de la vida


física, tiende a fortificar el cuerpo sin la menor contracción, evitando imponer el
desarrollo intelectual y moral del niño, entendiéndose que el niño aún no articula
clara y adecuadamente el lenguaje de los mayores. Con el nacimiento comienza la
educación que se realiza mediante el contacto del mundo atada al uso de la
funciones y de los sentidos. Plantea sujetarse a las necesidades naturales y obrar
siempre que se pueda a uno mismo sin pedir ayuda innecesaria. Al niño se le
debe dar toda la libertad de movimiento posible o ataduras que imposibiliten
cualquier movimiento natural. En la educación del recién nacido es importante
evadir dos extremos: imponerles nuestra voluntad y que ellos nos impongan la
suya. Además, los niños no tienen suficiente fuerza para todo lo que solicita su
naturaleza; se les debe auxiliar y suplir en los que les falta, pero al ayudarles hay
que tener en cuenta su beneficio verdadero, sin conceder nada a la imaginación ni
al deseo absurdo y conviene seguir atentamente sus expresiones ya que a esta
edad disimular no es posible. Rousseau explica que la primera educación del
infante tiene lugar por las sensaciones. En el principio de la vida, cuando la
memoria y la imaginación están todavía inactivas, el niño sólo atiende a lo que
impresiona realmente sus sentidos: siendo las sensaciones el primer material de
su conocimiento, ofrecérselas de modo conveniente es preparar su memoria para
que un día ofrezca el mismo orden a la inteligencia, preparando su memoria. La
naturaleza educa a través del dolor. El niño ha de superar determinadas fiebres y
dolencias. Una precaución exagerada contrariaría el camino que la naturaleza
sigue para fortalecerlos, de lo que se seguirá la debilidad permanente del niño. El
niño quiere tocar todo, manejar todo: “no os opongáis a esa inquietud, porque le
proporciona un modo necesario de aprender”. Por último se ocupa del aprendizaje
de la lengua, después oyen hablar a los mayores, y van aprendiendo, no hay que
forzarlos ni marearlos con prematuras lecciones de fonética; “basta con hablar
claro y articulando bien, nunca se debe pronunciar de manera defectuosa”. En
deducción los primeros años de la vida del niño deben dedicarlos exclusivamente
a formar el infante en las necesidades naturales: se le enseña a obedecer solo por
necesidad, no por temor y a no pedir lo que pueda obtener por sí mismo o en otras
palabras hacer del niño un hombre que sea dueños de sí.

En el segundo periodo (5 a 12 años), el niño consigue el aprendizaje del mundo


externo a través de la escuela, siendo esta la primera actividad pedagógica
(viviendo en contacto con la naturaleza como una experiencia formativa) y
aplicando la educación moral con ejemplos, no con reglas. El preceptor enseña a
ejercitar a Emilio sus facultades sensoriales y su cuerpo, con destrezas; aquí se
acostumbra por sí solo a adiestrar los sentidos y los órganos, a servirse de ellos
para compensar sus anhelos; descubriendo por sí solo las nociones de todo el
saber. En este ciclo el autor defiende que actos como el aprender a leer es algo
secundario, teniendo en cuenta al educador como un guía y los correctivos por los
errores; por tanto, la significación de lo que no se debe hacer, la adquieren a partir
de la experiencia directa y continua con su contexto.

Es culminante evitar dos extremos en el trato con los niños: imponerles nuestra
voluntad y que ellos nos impongan la suya con sus gritos, para que no se formen
ni la idea de sometimiento, ni la de mando, sino la de autonomía. Menos mandatos
y más autonomía de movimientos, que obren por sí mismos, y se darán cuenta de
lo que pueden y de lo que no pueden. Los niños no deben encontrar resistencia en
la voluntad humana, sólo la que las cosas les ofrecen, así no se harán furiosos ni
caprichosos. Cuando un niño tiende la mano hacia un objeto; acerquémosle el
objeto para que pueda tomarlo; pero cuando extiende su mano gritando y llorando,
como si mandase al objeto que se acerque, no hagamos caso ninguno de sus
llantos, para que no se habitúe a ordenar y a ser caprichoso. La educación
intelectual debe partir siempre de un interés sensible, y ha de deshacerse todo
sistema teórico que solo confundiría al niño.

De la misma manera, al llegar al tercer ciclo de la educación intelectual (12 a 15


años), el niño debe ser un curioso muy avispado, apto para sacar sus propias
conclusiones y aprender por sí solo aprobando formarse con rapidez. El maestro
enseña a Emilio a obrar no solo por necesidad, sino también por utilidad y aparece
oportuna la elección de un oficio, que recae en la carpintería; y siendo un
muchacho rico sin necesidad de trabajar para ganarse el pan, le permitirá
comprender la injusticia de las jerarquías sociales y además de sentir la
satisfacción de elaborar algo con sus propias manos, que en el caso de llegar a
perder su fortuna, no estará desvalido: podrá sobrevivir con ayuda de su saber
aprendido: la carpintería. El carácter de saber es natural en él y ha de tratar de
satisfacerla. Es preciso abordar una pedagogía didáctica en la enseñanza de las
ciencias naturales, es decir, a través de manualidades. Esto último, debido a que
por lo general, la sociedad busca al hombre en el niño sin razonar que este es
antes de ser hombre. Para ello, el preceptor le permite por primera vez al joven
Emilio, leer un libro: “Robinson Crusoe de Daniel Defoe”, pues en esta obra se
aplica a cada momento el principio de la utilidad.

A continuación se llega a la cuarta etapa (15 a 20 años), la plenitud de la


adolescencia, en la que mientras el hombre sólo sabe de la propia presencia
física, debería estudiar las propias relaciones con las cosas (relación con el
entorno). En este fragmento es cuando debería indagar sus relaciones con los
demás, pues es la auténtica labor de toda su vida. Esta enseñanza será
preferentemente moral y religiosa. En este punto no es posible aprender a evitar el
mal, esto con el fin de experimentar sus consecuencias y por ende aprender de
ellas. Según Rousseau, estas ideas religiosas deben darse a conocer después de
los dieciocho años. Los diferentes signos advierten la adolescencia: se altera el
rostro, aparecen los cambios de humor, la inquietud de las pasiones, cambia la
voz, la cercanía de una mujer produce un estado de ofuscación y vergüenza. Hay
que tener en cuenta que la pubertad se adelanta antinaturalmente cuando se
pretende retrasarla, por esta razón se debe procurar que la inocencia infantil dure
lo más. En esta medida, se dice que tarde o temprano llegará el momento de
afrontar la educación moral; no todas las pasiones que experimentamos son
naturales y las naturales son muy limitadas, pero estas se ven alteradas por
acuerdos e injusticias sociales, y es entonces cuando se hace pertinente el estudio
de la historia que expone los actos de los hombres y ofrece argumentos para
juzgarlos.

La conciencia marca en Emilio la entrada al mundo moral, tendrá que aprender de


la costumbre extraña y cuando esto sea peligroso, se le relatará a través de
relatos históricos y fabulas. En la educación de la conciencia se evitarán tanto los
mandatos como corregir al alumno. Luego, surgen el amor propio, el odio, la
venganza, el engaño. Del amor de si nace la generosidad hacia los que los
rodean; al ampliarse las relaciones con los demás. Asimismo, aunque a los
dieciocho años Emilio no sabe nada de Dios está lleno de sentimientos sublimes e
íntegros, siente compasión hacia sus semejantes. Sin embargo, no se puede dejar
llevar por las pasiones, frenar la imaginación es la tarea esencial para la
educación de las pasiones; en este sentido, cuando se desarrolla el instinto
sexual, hay que indicarle a Emilio que necesita una compañera.

Enfocado en la educación, Rousseau busca resolver esta supuesta contradicción y


trata de demostrar cómo es que el hombre natural puede vivir en sociedad,
aquella que pide que ese hombre natural pierda o examine algunas de esas
características naturales, tales como el egoísmo que lo impulsa a sacrificar todo
interés ajeno en beneficio del propio. Esto quiere decir que toda sociedad tiene
que elegir entre crear un buen ciudadano o cívico (un hombre servicial a la
comunidad) o un hombre (un ser con buenos propósitos). De ahí, el autor
desarrolla su punto de vista y su idea en la que plantea y especula que la
dificultad principal de la educación es la objeción entre el hombre natural y la
necesidad social por el desinterés, en otras palabras, la contradicción entre una
vida que está calculada en forma autoritaria en el interés individual y una en la
cual ese interés tiene un valor conexo a otros.

Otro de los temas mencionados, es la conducta de las madres que no quieren


ocuparse de sus hijos en el cuidado y control de crecimiento y los ponen bajo la
vigilancia de personas a sueldo, de criadas mercenarias cuya única preocupación
es fatigarse lo menos posible, lo que considera una mala costumbre. Sin embargo,
aunque no estoy de acuerdo, se debe tener en cuenta el contexto de esa época
(1762), en donde la nodriza o nana era como la madre debido a sus hábitos; algo
que en la actualidad no es tan común con algunos lugares de excepción. Pero, en
la educación de los niños hay que seguir en todo a la naturaleza. Se evitarán por
eso los cuidados demasiado afectuosos y los beneficios inmoderados.
Para continuar con la educación de este personaje imaginario, se explican las
diferencias físicas, de carácter y temperamento existentes entre el hombre y la
mujer. La mujer tiene deberes, su razón es más práctica y más sometida a la
autoridad de los demás; por lo general tendrán la religión de la madre o del
marido. Se tendrá en cuenta que deben ser fieles, sencillas, reservadas y
cordiales. Por esta razón, Sofía es la esposa que el instructor ha elegido para
Emilio, por lo tanto representa a la mujer correcta: es simpática, simple, educada
para ser esposa y madre, sabe llevar su casa y afrontar las ocupaciones
domésticas, desea agradar, cuida su persona y su vestido y ama la
limpieza. Emilio siente que al fin encontró a la mujer que buscaba, lo mismo le
pasa a Sofía, luego comienza el noviazgo; en ese trayecto, Emilio aprende que no
hay felicidad sin constancia, ni dignidad sin discordia.

En la etapa de adulto, Emilio decide separarse temporalmente de Sofía y sale a


educarse sobre la política, viaja por muchos países por un periodo de 2 años a fin
de conocer otros hombres, otras costumbres y otras formas de organización
social. Finalmente, habiendo aprendido dos o tres lenguas extranjeras, retorna a
su patria para casarse con Sofía y vivir una vida independiente, es allí entonces
donde Emilio se instruye y aprende sobre los deberes conyugales, los cuales
deben regularse por el placer. Conjuntamente Emilio conoce el valor de vivir en su
país natal, porque es allí en donde él será ejemplo de los demás y porque le
enseñaron a ser dueño de sí mismo, y por lo tanto deberás ser un compatriota
más el cual ama a su país. Sin embargo, no terminan aquí las relaciones entre el
entonces discípulo y su ex preceptor, porque no solo continuarán siendo los
mejores amigos, sino que asumirá este último ser el maestro de dos maestros,
pues Emilio y Sofía, guiados por los sabios consejos de su mentor, serán los
preceptores de sus propios hijos.

Para Rousseau, la libertad es la obediencia absoluta a las constituciones de la


ciudad y en consecuencia la educación se ha de proponer inculcar en el niño las
ideologías de que tendrá necesidad en su vida ciudadana. Con ese autor adquiere
importancia el estudio aplicado de la esencia del niño. El espíritu de estas reglas
es dar a los niños más libertad verdadera y menos autoridad, dejarles obrar más
por sí mismos y hacer que exijan menos de los demás. De esta manera se
adaptan desde pequeños a subordinar sus deseos a sus fuerzas. Este libro
propone una educación que siga y promueva los procesos naturales humanos sin
transformarlos y que se base en los sentimientos naturales del amor a sí mismo y
a los demás. Emilio se educa a sí mismo para dar lugar a una nueva sociedad,
más libre y cercana a su estado natural.

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