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nuestras sociedades el accionar de organizaciones ligadas al narcotráfico y al
terrorismo.
El surgimiento de conflictos internacionales podría afectar el comercio
mundial. Debemos recordar que el comercio depende en gran medida de la libre
circulación de buques por las líneas de comunicación marítima, rutas que podrían
ser interrumpidas en el momento en que surja un enfrentamiento entre las armadas
de dos o más países. De suceder esto, Argentina tendría que estar preparada para
mitigar algunas de las consecuencias que este evento tendría tanto para nuestra
economía - menores exportaciones e inversiones, desabastecimiento de productos
con valor estratégico, etc. - como para el posicionamiento político del país a nivel
mundial.
Uno de los principales focos de conflicto en la actualidad se encuentra en
Medio Oriente, región que está viviendo una creciente tensión por la posible
producción de armamento nuclear por parte de Irán. De hecho, Israel y varios países
árabes ven con gran preocupación un fenómeno que amenazaría su seguridad y
cambiaría súbitamente el balance de poder de la región. Un enfrentamiento militar
en Medio Oriente dispararía el precio del petróleo, afectando de esta forma tanto la
capacidad de compra de algunos de nuestros principales socios comerciales como
nuestra seguridad energética y balanza de pagos – ya que en los últimos años nos
hemos convertido en un país importador de energía.
Más allá de prever las consecuencias que tendrá para nuestra nación un
posible conflicto internacional, el Estado argentino también debería contar con
instrumentos adecuados para analizar cómo podemos preservar y explotar
inteligentemente los recursos naturales con los que contamos. Estos son, en
definitiva, fuentes de riqueza que ayudan a mejorar el nivel de vida de todos los
argentinos. En este sentido, las amenazas que surgirán como consecuencia del
cambio climático y el desarrollo de nuevas tecnologías –como pueden
ser los alimentos genéticamente modificados – afectarán nuestro
desarrollo económico y deben ser estudiadas con detenimiento.
En definitiva: ¿qué haría el Estado argentino si el día de mañana dos
potencias se declaran en guerra, interrumpiendo así el comercio mundial? ¿Y si un
conflicto interno en un país vecino expulsara a cientos de miles de refugiados a
nuestro país? ¿Cómo actuaría el gobierno nacional si la exploración ilegal que lleva
adelante Gran Bretaña en nuestras aguas causara la explosión de un pozo petrolero,
llevando millones de barriles de petróleo a nuestras costas?
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Defensa. Además, al no formar parte de ninguno de estos organismos y responder
directamente al Presidente, el Asesor de Asuntos Estratégicos tendría una visión
poco sesgada y podría integrar a su análisis consideraciones de tipo político,
económico y militares.
Para ser exitoso en el combate contra amenazas de gran complejidad, como
pueden ser el narcotráfico y el terrorismo, no alcanza con tener una visión global.
También es necesario coordinar los esfuerzos de un gran número de organismos –
que incluyen, entre otros, a la Policía Aduanera, la Gendarmería, la Prefectura y la
Unidad de Información Financiera.
En este sentido, debería considerarse la posibilidad de rever la existencia del
Consejo de Defensa Nacional (CODENA) como único órgano responsable de asistir y
asesorar al Presidente en los temas que conciernen a la defensa. Lamentablemente,
la rigidez del esquema que impone la Ley de Defensa Nacional ha impedido que el
CODENA cumpla su función: como la normativa demanda la presencia de todos los
miembros del Gabinete en sus sesiones, el Consejo sólo se reunió en tres ocasiones
desde la entrada en vigencia de la ley en 1988.
A pesar de ser cruciales para el bienestar de nuestra población, los temas
estratégicos han sido dejados de lado u obviados por las autoridades. La creación de
un Consejo Nacional de Asuntos Estratégicos liderado por el Presidente de la Nación
y coordinado por el Asesor de Asuntos Estratégicos permitiría discutir y establecer
las directivas necesarias. Los miembros permanentes del Consejo deberían ser el
Presidente, el Vicepresidente, el Ministro de Defensa, el Ministro de Economía, el
Canciller, el Ministro a cargo de las fuerzas policiales, el máximo responsable de los
servicios de inteligencia, el Jefe del Estado Mayor Conjunto y el Asesor de Asuntos
Estratégicos. En caso de ser necesario, otros funcionarios podrían ser convocados.
Para evitar una situación similar a la del CODENA, este Consejo debería reunirse por
lo menos dos veces al año y contar con una serie de subcomités permanentes,
conformados por los organismos que tienen la responsabilidad de seguir temas
específicos, como el cambio climático, la guerra informática o la lucha contra el
narcotráfico.
Otra de las responsabilidades del Asesor de Asuntos Estratégicos sería,
considerar escenarios poco probables pero que, de suceder en el corto plazo, podrían
afectar la seguridad y la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Al estar esta figura
en condiciones de coordinar el trabajo que realizan otros entes estatales, el Estado
podría elaborar e implementar planes de emergencia.
Parte del éxito del Asesor de Asuntos Estratégicos - y de los investigadores y
funcionarios que dependan de él o ella - dependerá de su capacidad para interactuar
en forma permanente con la comunidad académica nacional. Podría encargar
proyectos de investigación incluyendo estudios sobre la situación internacional, la
realidad social de diversos países y la forma en que el cambio climático y el
surgimiento de nuevas tecnologías en el plano militar y económico podrían afectar
los intereses de nuestro país.
La experiencia internacional muestra que para poder proveer análisis de
calidad será necesario que la nueva institución preserve cierto grado de
autonomía y profesionalismo. Una medida para lograr esto sería seleccionar a
los funcionarios de perfil técnico a través de concursos y asignar los trabajos de
investigación en base a los méritos académicos de sus posibles autores y no a sus
conexiones políticas.
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En pocas palabras, el Estado Nacional debe contar con las herramientas
necesarias para diferenciar lo esencial de lo marginal y evaluar los riesgos que
enfrentará la Argentina en los próximos años. Sólo de este modo se podrán tomar en
el presente, las decisiones que permitan disminuir las secuelas negativas - y
potenciar los efectos positivos - de los eventos que tomarán lugar en los próximos
años. La creación de la figura del Asesor Nacional de Asuntos Estratégicos
representará un paso en la dirección correcta.
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