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Ley Orgánica 3 83 Cam
Ley Orgánica 3 83 Cam
El proceso por el que Madrid accede a su autonomía está rodeado de características singulares que
le diferencian en gran medida del que han seguido el resto de las Comunidades Autónomas.
Conforme nos narran algunos juristas, fueron tres las soluciones que se pretendieron manejar
para dar respuesta al problema madrileño:
Tercera, constituir Madrid como Comunidad Autónoma uniprovincial, que es por la que se optó.
La falta de entidad regional histórica de Madrid, hizo preciso acudir a la vía del artículo 144,
apartado a) de la Norma Fundamental:
"Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán por motivos de interés nacional:
a) Autorizar la constitución de una Comunidad Autónoma cuando su ámbito territorial
no supere el de una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo
143."
El 26 de junio de 1981 se inició el proceso autonómico de Madrid al tener entrada en las Cortes
Generales el Acuerdo de la Excelentísima Diputación Provincial de Madrid solicitando que, por
motivos de interés nacional, se autorizase por ley orgánica la constitución de la Comunidad
Autónoma uniprovincial de Madrid.
La autorización legislativa tuvo lugar mediante la Ley Orgánica 6/1982, de 7 de julio (BOE del
21), destacando su Preámbulo la singularidad de que en dicha provincia, de acuerdo con el artículo
5 de la Constitución, reside la capital del Estado. En virtud del artículo 1:
El texto aprobado por el Pleno del Congreso se envió al Senado, donde tuvo entrada el 31 de
enero de 1983, y se remitió a la Comisión de Autonomías y Organización y Administración
Territorial. Su tramitación se declaró urgente. El texto apenas fue modificado, pero uno de los
retoques fue añadir un nuevo párrafo al artículo 29 del Proyecto recogiendo con ello competencias
que excedían del ámbito de las Comunidades Autónomas de régimen general, por lo que, en algún
punto, este nuevo Estatuto podía ser declarado inconstitucional. Al objeto de salvar esa posible
causa de invalidez, se estableció que el procedimiento para asumir esas competencias por la
Comunidad Autónoma de Madrid sería efectivo transcurrido cinco años desde su constitución, por
trasferencia o delegación estatal.
El texto aprobado por la Comisión se discutió en el Pleno del Senado de 17 de febrero de 1983.
El vigente artículo 1 del Estatuto, en su apartado 1, sintetiza el hecho diferencial en que se basa
la voluntad fundadora de esta Comunidad Autónoma particular:
"Madrid, en expresión del interés nacional y de sus peculiares características sociales,
económicas, históricas y administrativas, en el ejercicio del derecho a la autonomía
que la Constitución española reconoce y garantiza, es una Comunidad Autónoma que
organiza su autogobierno de conformidad con la Constitución Española y con el
presente Estatuto que es su norma institucional básica. "
Una vez aprobado el Estatuto hay que recordar que la Comunidad de Madrid ha carecido de un
régimen provisional de autonomía semejante al que se ha aplicado en la práctica totalidad de las
regiones españolas, al suprimirse del proyecto inicial del Estatuto la Asamblea Provisional.
Tal supresión, tuvo su explicación en no mediar excesivo plazo entre la entrada en vigor del
Estatuto (1 de marzo) y la celebración de las primeras elecciones autonómicas (8 de mayo de 1983).
La supresión de un órgano significó, que fuese el Estatuto el que incluyese en sus disposiciones
adicionales y transitorias el camino a seguir para poner en marcha a la Comunidad de Madrid. Así la
Disposición Transitoria Cuarta 1 establecía que fuese la Diputación Provincial quien corriese con la
gestión de los intereses generales de la Comunidad, hasta la constitución de sus órganos de
autogobierno. En sus funciones debía ajustarse a sus actuales competencias (de la Comunidad) y
programas económicos y administrativos, aplicando en el ejercicio de las mismas, de forma
armónica, la legislación local vigente y la estatal, con prevalencia de esta última.
De esta forma fue un organismo estable y ya constituido quien se ocupó de superar el periodo
transitorio.
Una vez constituida la Asamblea de Madrid se procedió al nombramiento del Presidente del
Consejo de Gobierno y, tras constituirse todos los órganos de autogobierno comunitario, la
Diputación Provincial cesó en sus funciones y la Comunidad asumió todas las competencias, medios
y recursos que, según la Ley, correspondían a la Diputación Provincial subrogándose en las
relaciones jurídicas que se derivaron de la actividad desarrollada por aquélla.
Al ser Madrid una Comunidad uniprovincial, al fin de evitar duplicidad de organismos con un
mismo ámbito territorial la Diputación Provincial desapareció. Solución ésta que fue acogida por el
resto de las Comunidades Autónomas uniprovinciales y, avalada por el Tribunal Constitucional ( en
su sentencia de 28 de julio de 1981 ) al explicar que, la garantía institucional que contiene la
Constitución, en favor de la autonomía que contienen los entes locales y, en concreto, de las
provincias, hace inexcusable la existencia de las Diputaciones Provinciales u otras Corporaciones de
carácter representativo, que asuman el gobierno y administración autónomos de las provincias. Tal
exigencia, sin embargo, desaparece cuando una de ellas accede en solitario a la autonomía
regional.
Según la Disposición Transitoria Primera del Estatuto, "mientras las Cortes Generales no
elaboren la legislación de bases a que este Estatuto se refiere, y la Asamblea no dicte normas
supletorias sobre las materias de su competencia, continuarán en vigor las actuales leyes y
disposiciones del Estado a que se refieren dichas materias. Todo ello, sin perjuicio de su ejecución a
la Comunidad en los casos así previstos. Asimismo, la Comunidad podrá desarrollar
legislativamente los principios o bases que se contengan en el derecho estatal vigente en cada
momento, en los supuestos previstos en este Estatuto, interpretado dicho derecho conforme a la
Constitución".
De lo que se trataba, al igual que en el resto de los Estatutos, era de evitar que el vacío
normativo llevase a una posible inactividad o confusión de competencias; tema éste que ha sido uno
de los que más problemas ha planteado y más ha perfilado el Tribunal Constitucional.
Al objeto de hacer efectivas las competencias que, según el Estatuto corresponden a la
Comunidad, fue necesario proceder al traspaso de los servicios, medios personales y materiales
necesarios para el pleno ejercicio de las mismas.
En este precepto, al hilo de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional hay que matizar que "la
titularidad de las competencias corresponde a la Comunidad Autónoma por obra de la Ley Orgánica,
por medio de la cual se aprobó el Estatuto de Autonomía..."
Las bases procedimentales para el traspaso de los servicios son muy semejantes a las
establecidas en otros Estatutos y se apoyaron en la creación de una Comisión Mixta Paritaria de
Transferencias.
Una Comisión Mixta, integrada paritariamente por Vocales designados por el Gobierno de la
Nación y la Asamblea nombrada en el plazo máximo de un mes desde el nombramiento del
Presidente de la Comunidad de Madrid por el Rey, fue la encargada de” inventariar los bienes y
derechos del estatuto que debían ser objeto de traspaso a la Comunidad, de concretar los servicios
y funcionarios que debían traspasarse y de proceder a la adaptación, de los que pasasen a
competencia de la Comunidad."
Para preparar los traspasos la Comisión Mixta de transferencias estuvo asistida por Comisiones
Sectoriales de ámbito nacional, agrupadas por materias, cuyo cometido fue determinar, con la
representación de la Administración del Estado los traspasos de medios personales, financieros y
materiales que debía recibir la Comunidad de Madrid.
-La transferencia de personal a la Comunidad se llevó a cabo por el Real Decreto 680/1986, de 7
de marzo "sobre transferencia de medios personales de la Administración del estado a las
Comunidades Autónomas", esto es, transfiriendo a todo el personal, funcionario o no, adscrito a
cualquier institución pública que fuera objeto de transferencia y respetando absolutamente todas las
situaciones favorables que pudiesen ser conceptuadas como derechos adquiridos, de cualquier
orden o naturaleza: económicos, régimen de jubilación, pensiones, situaciones personales, etc. En
materia de asesoría jurídica, defensa en juicio e intervención y contabilidad, el traspaso de la
Administración del Estado a la Comunidad se hizo por el Real Decreto 2338/1985, de 20 de
noviembre.
El cambio de titularidad de los contratos de arrendamiento de los locales para oficinas públicas
se hizo exigiéndoselo a los arrendadores, sin darles derecho a extinguir o renovar los contratos.
La Disposición Transitoria primera de la LOFCA dispuso que: "hasta que se haya completado el
traspaso de los servicios correspondientes (...) O, en cualquier caso, hasta que hayan transcurrido
los seis años desde su entrada en vigor, el Estado garantizará la financiación de los servicios
transferidos a la misma con una cantidad igual al coste efectivo del servicio en el territorio de la
Comunidad en el momento de la transferencia".
Para ello se constituyó una Comisión Mixta, Comunidades Autónomas-Estado, que fijó el
porcentaje de participación transitoria, en base a un método de cálculo recogido en la LOFCA.
Así pues, a medida que se fueron produciendo las transferencias de los servicios a la Comunidad
de Madrid en los Reales Decretos correspondientes, ésta fue disponiendo progresivamente, por una
parte, de los correspondientes créditos presupuestarios que el Estado destinaba a la financiación de
dichos servicios y, por otra, del porcentaje correspondiente de participación en los impuestos
estatales cedidos.
Por lo que a la cesión de tributos estatales se refiere, se encargó a la Comisión Mixta Estado-
Comunidad de Madrid que fijara el alcance y las condiciones de la cesión de los rendimientos, en el
ámbito de la Comunidad de los siguientes tributos:
Además de estos rendimientos financieros, la Comunidad de Madrid podía establecer y exigir sus
propios tributos de acuerdo con la Constitución y las Leyes, como lo permite el artículo 133.2 de la
CE. Aunque, la imposibilidad de que se graven hechos imposibles ya gravados por el Estado o por
las Corporaciones locales hizo muy difícil que esta fuente de la Comunidad de Madrid constituyese
un capítulo importante de sus ingresos, siendo los cedidos o los recargos sobre los impuestos
estatales la mayor fuente de financiación autónoma.
El artículo 64 del Estatuto de Autonomía regula el procedimiento de reforma del Estatuto que se
ajusta en sus líneas básicas al procedimiento de reforma de los Estatutos de las Comunidades de
vía lenta. De dicha redacción se desprende la necesidad de convergencia de voluntades entre el
legislador autonómico y el Estatal.
Cabe detenerse, brevemente a analizar cuál es el papel que las Cortes Generales juegan en la
reforma del estatuto. El Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid poco dice al respecto,
ya que en su artículo 64.2 se limita a señalar que si la propuesta de reforma no es aprobada por la
Asamblea de Madrid o por las Cortes Generales, no podrá ser sometida nuevamente a debate y
votación de la Asamblea hasta que haya transcurrido un año. La Resolución de la Presidencia del
Congreso de los Diputados, de 16 de marzo de 1993 y la Norma supletoria de la Presidencia del
Senado, de 30 de septiembre de 1993 especifican un poco al decir que: "la Comunidad Autónoma
en cuestión, puede retirar el proyecto de reforma siempre que lo considere oportuno." La conclusión
ha de ser por fuerza que las Cortes Generales disponen de un amplio margen de intervención,
dentro del principio de la debida observancia del contenido esencial que comporta la
autonomía. Deberán pues, respetar el contenido esencia de lo pretendido por la Comunidad
Autónoma que desea modificar su Estatuto de Autonomía, pero podrán intervenir en la medida que
lo estimen oportuno.
La primera por Ley Orgánica 2/1991, de 13 de marzo que tuvo por objeto modificar el nº 5 del
artículo 11 sustituyendo la redacción original (las elecciones tendrán lugar entre los treinta y los
sesenta días posteriores a la expiración del mandato) por la siguiente: "Las elecciones tendrán lugar
el cuarto domingo de mayo cada cuatro años, en los términos previstos en la Ley que regule el
Régimen Electoral General". La finalidad de dicha reforma fue hacer coincidir las elecciones
autonómicas en el panorama nacional con los comicios municipales evitando así la multiplicación de
procesos electorales.
La segunda reforma fue la operada por Ley Orgánica 10/1994, de 24 de marzo y tuvo por objeto
ampliar el ámbito competencial incorporando al Estatuto las competencias que ya habían sido
transferidas con anterioridad por la Ley Orgánica 9/1992, de 23 de diciembre.
La tercera, por la Ley Orgánica 5/1998, de 7 de julio, fue la de más calado porque, por una parte,
supuso importantes modificaciones del marco institucional y, por otra, volvió a ampliar el ámbito
competencial. De la importancia de esta reforma es muestra el hecho de que contará con el
consenso de todos los Grupos Parlamentarios en la Asamblea de Madrid, y en las Cortes
Generales. Destaca la posibilidad de disolución anticipada de la Asamblea (de esta manera el
Presidente de la Comunidad de Madrid, previa deliberación del Gobierno y bajo su exclusiva
responsabilidad, podrá acordar la disolución de la Asamblea con anticipación al término natural de la
legislatura). La disolución se formalizará por Decreto, en el que se convocarán a su vez elecciones,
conteniéndose en el mismo los mismos requisitos que exija la legislación electoral aplicable, aunque
no se podrá acordar la disolución de la Asamblea durante el primer periodo de sesiones de la
Legislatura, cuando reste menos de un año para la terminación de la Legislatura, cuando se
encuentre en tramitación una moción de censura o cuando esté convocado un proceso electoral
estatal. No procederá nueva disolución de la Asamblea antes de que transcurra un año desde la
anterior y, en todo caso, la nueva Cámara que resulte de la convocatoria electoral tendrá un
mandato limitado por el término natural de la legislatura originaria. Otra novedad es la creación de la
Cámara de Cuentas (lo que ha dado lugar a la aprobación de la Ley 11/1999, de 29 de abril, por la
que se crea la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid); así como la ampliación de los
periodos de sesiones equiparándose a los de las Cortes Generales (los periodos de sesiones son
dos anuales, el primero de septiembre a diciembre, y el segundo de febrero a junio).
Adicionalmente hay que tener en cuenta dos reformas más, que destacan por su particular
naturaleza, en tanto que vienen a adaptar, vía ley ordinaria, la redacción estatutaria (en concreto la
disposición adicional primera), al régimen vigente en materia de financiación de las Comunidades
Autónomas de régimen común, en lo que se refiere al porcentaje de los tributos cedidos. Tal y como
se señala en al apartado segundo de la disposición adicional primera del Estatuto, el contenido de
esta disposición se podrá modificar por ley ordinaria, sin que tal modificación tenga la consideración
de reforma estatutaria. Esto no obstante, al hilo de la Ley Orgánica 7/2001, de 27 de diciembre, de
modificación de la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiembre, de Financiación de las Comunidades
Autónomas, y de la Ley 21/2001, de 27 de diciembre, por la que se regulan las medidas fiscales y
administrativas del nuevo sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen
común y Ciudades con Estatuto de Autonomía, se aprobó la Ley 30/2002, de 1 de julio, del régimen
de cesión de tributos del Estado a la Comunidad de Madrid y de fijación del alcance y condiciones
de dicha cesión, que dio una nueva redacción a la disposición adicional primera del Estatuto de
Autonomía de la Comunidad de Madrid. Y, tras la entrada en vigor de la nueva normativa, aprobada,
a partir de la reforma de la LOFCA introducida por la Ley Orgánica 3/2009, de 18 de diciembre, por
la Ley 22/2009, de 18 de diciembre, por la que se regula el sistema de financiación de las
Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía y se modifican
determinadas normas tributarias, tiene lugar una nueva adaptación estatutaria, por Ley 29/2010, de
16 de julio, del régimen de cesión de tributos del Estado a la Comunidad de Madrid y de fijación del
alcance y condiciones de dicha cesión
Consideraciones Generales:
El párrafo segundo del artículo 147 de la CE establece cual debe ser el contenido mínimo de los
Estatutos de las Comunidades Autónomas llamadas de vía lenta o régimen general.
El Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid recoge, como no podía ser menos, todas
las previsiones a que se refiere el citado precepto.
En efecto, contiene:
a) denominación de la Comunidad.
b) delimitación de su territorio.
c) denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias.
d) las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y las
bases para el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas.
e) el proceso de su reforma.
Pero es que, además, el Estatuto se ocupa de todo cuanto de forma sustancial afecta a Madrid,
excediendo, en alguna medida, en el marco de la Constitución, las determinaciones contenidas en el
artículo 147.2 de la misma.
Ahora bien, lo dicho no supone un olvido del elemento municipal. En este sentido, se mantiene, la
mención expresa de los municipios, en otros preceptos de su Estatuto de Autonomía. Este es el
caso de su artículo 3, al decir: "La Comunidad Autónoma de Madrid se organiza territorialmente en
municipios que gozan de plena personalidad jurídica y autonomía para la gestión de los intereses
que le son propios..."
El Estatuto, sin embargo, se refiere al territorio, en otros artículos cuya invocación se puede
agrupar según el siguiente criterio:
1º) El artículo 5 dice: "la capital de la Comunidad sede de sus instituciones, es la Villa
de Madrid, pudiendo sus organismos, servicios y dependencias localizarse en otros
municipios del territorio de la Comunidad, de acuerdo con criterios de
descentralización, desconcentración y coordinación de funciones". Precepto que en su
fórmula final reproduce el artículo 103.1 de la CE, lo que a su vez hay que poner en
relación con los problemas de Madrid como Capital del Estado, de conformidad con el
artículo 5 de la Constitución, y los que suscita la regulación de una ley especial para
Madrid. Finalmente las Cortes Generales aprobaron la Ley 22/2006, de 4 de julio, de
Capitalidad y Régimen Especial de Madrid.
2º) A los efectos del presente Estatuto gozan de la condición política de ciudadanos de
la Comunidad los españoles que, de acuerdo con las leyes generales del Estado,
tengan vecindad administrativa en cualquiera de sus municipios (artículo 7). "Como
madrileños, gozan de los derechos políticos definidos en este Estatuto de Autonomía
los ciudadanos españoles residentes en el extranjero que hayan tenido su última
vecindad administrativa en la Comunidad de Madrid y acrediten esta condición en el
correspondiente Consulado de España" (artículo 7).
Por tanto, el criterio utilizado para determinar la vecindad, es un criterio plenamente
favorable, el de la posesión conforme a las leyes generales del estado de la vecindad
administrativa en cualquier de los municipios comprendidos en la Comunidad.
6º) "En las empresas o entidades financieras de carácter público cuyo ámbito de
actuación se extienda fundamentalmente a la provincia de Madrid, el Gobierno de la
Comunidad de Madrid, de acuerdo con lo que establezcan las Leyes del Estado,
designará las personas que han de representarle ante los órganos de administración
de aquella." (Artículo 62).
7º) Por Ley de la Asamblea se podrá regular el ejercicio de la iniciativa legislativa
popular y de los Ayuntamientos (artículo 15.2).
Competencias.
En relación con las competencias, al igual que en el resto de las Comunidades Autónomas el
Estatuto de Autonomía se refiere a las competencias plenas o propias y las compartidas con el
Estado.
El Título Segundo del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid se rubrica "de las
competencias de la Comunidad de Madrid" (artículo 26 a 33) pudiendo diferenciarse 3 tipos de
competencias:
A: El artículo 26.1 establece un listado de materias sobre los que la Comunidad de Madrid tiene
competencia exclusiva, esto es legislativa y ejecutiva, sin perjuicio de que, algunas de estas
competencias están limitadas a su territorio, o a los límites que las leyes estatales establezcan
cuando puedan tener relación con la legislación básica mercantil (como la bolsa de valores),
patrimonial (como patrimonio de la Comunidad de Madrid) civil, etc.
A lo anterior hay que añadir que el artículo 26.3 del Estatuto de Autonomía también recoge otras
materias sobre las que la Comunidad de Madrid tiene competencias exclusivas aunque con la
limitación de que aquellas deberán ejercitarse de acuerdo con las bases y la ordenación de la
actividad económica, política y monetaria del Estado.
Órganos de Gobierno.
El artículo 9 establece que "la Asamblea de Madrid, órgano legislativo y representativo del pueblo
de Madrid, ejerce la potestad legislativa, aprueba y controla el presupuesto, impulsa, orienta y
controla la Administración del Gobierno y ejerce las competencias que le atribuyen la Constitución,
este Estatuto y el resto del ordenamiento jurídico".
La Asamblea de Madrid es elegida por cuatro años y, a este periodo se le llama Legislatura.
En la asignación de escaños de los Diputados rige idéntica fórmula electoral que para el
Congreso de los Diputados: representación proporcional, fórmula D'Hondt. Dado que la
circunscripción electoral es la provincia, en la Comunidad de Madrid sólo hay una circunscripción
electoral. La barrera electoral se sitúa en el 5%; la proporción de número de Diputados será la de
uno por cada 50.000 habitantes o fracción superior a 25.000. Esto significa que hay que actualizar
periódicamente (cada cuatro años) el número de representantes de la Asamblea de acuerdo con los
datos ofrecidos por el censo. Y, esta es la razón por la que la Asamblea ha pasado de tener 96
Diputados a 120 en la actualidad.
Respecto al Estatuto del Diputado, hay que recordar la Ley 8/1986, de 23 de julio que desarrolla
lo previsto en el Estatuto de Autonomía y Reglamento de la Asamblea de Madrid. En lo relativo a
las prerrogativas de los diputados, gozan de inviolabilidad e inmunidad parcial o limitada porque su
levantamiento, a diferencia de las Cortes Generales no corresponde a la Asamblea de la que forman
parte, sino al Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Pero además, la inmunidad de que disfrutan estos representantes autonómicos sólo es válida en
el territorio de la Comunidad. Fuera de dicho territorio la responsabilidad penal será exigible en los
mismos términos ante la Sala de lo penal del Tribunal Supremo (artículo 12.3 EA).
Los Diputados tienen derecho a asistir con voz y con voto a las Sesiones del Pleno y de las
Comisiones a las que pertenezcan. Además están obligados a integrarse, al menos, en una
Comisión pudiendo asistir sin voto a las demás Comisiones.
De este modo, dentro del Grupo Mixto podemos encontrar Diputados agrupados (aquellas
formaciones políticas que no han obtenido más de 5 representantes) y no agrupados.
El órgano rector de esta Cámara Autonómica es la Mesa, presidida por un Presidente. Junto a
este órgano también existe la Junta de Portavoces y la Diputación Permanente.
Respecto a la Mesa, como órgano rector de la Asamblea de Madrid está compuesta por: un
Presidente, tres Vicepresidentes y tres Secretarios.
Las funciones del Presidente son las de representación de la Cámara, la dirección de los debates
y el impulso de la marcha de los trabajos parlamentarios, la dirección y coordinación de la Mesa,
cumplir y hacer cumplir el Reglamento de la Asamblea de Madrid, interpretándolo en caso de duda y
cubriendo sus lagunas con sus decisiones, si bien dichas interpretaciones y decisiones deben ir
precedidas del parecer favorable de la Mesa y, en ocasiones de la Junta de Portavoces.
Corresponde también al Presidente de la Asamblea de Madrid proponer a un miembro de la
Asamblea de Madrid como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, salvaguardar los
derechos y deberes de los Diputados y de la Institución, visar las actas parlamentarias, dirigir la
ejecución de los Acuerdos de la Mesa y de la Asamblea, presidir la Junta de Portavoces, establecer
los procedimientos de trabajo para las Comisiones de Investigación, convocar el Pleno, etc.
Por su parte, la Mesa, es el órgano rector de la Asamblea de Madrid y ejerce entre otras las
funciones de representar colegiadamente a la Asamblea de Madrid. Al igual que al Presidente, los
demás miembros de la Mesa son elegidos por el Pleno en sesión Constitutiva de la Asamblea de
Madrid. En la elección de los Vicepresidentes rige un sistema que permite que las minorías se vean
representadas. Los Diputados escriben el nombre de sus candidatos y salen elegidos los tres más
votados. En cuanto a la elección de los Secretarios, se eligen en dos veces, en la primera votación
le eligen los dos candidatos más votados y en la segunda votación el tercer Secretario será el más
votado de los candidatos.
Las funciones de la Mesa como órgano rector de la Cámara, son a la vez administrativa y
política. Así la Mesa, califica, admite y tramita los documentos de carácter parlamentario, programa
las líneas generales de actuación de la Cámara, fija el calendario de actividades del Pleno y de las
Comisiones, coordina los trabajos de sus distintos órganos, etc.
La Junta de Portavoces está formada por todos los portavoces de los Grupos Parlamentarios, el
Presidente de al Junta de Portavoces es el Presidente de la Asamblea de Madrid, a las reuniones de
la Junta de Portavoces asiste al menos, un Vicepresidente y un Secretario de la Mesa, así como el
Secretario General de la Asamblea de Madrid y de manera voluntaria un representante del Ejecutivo
Autonómico. En las decisiones de la Junta de Portavoces rige el criterio del voto ponderado.
La Junta de Portavoces actúa en varios niveles, en ocasiones puede ser oída por la Mesa de la
Asamblea, en otras debe ser oída, y algunas de sus decisiones son vinculantes, mientras que en
otros casos sólo propone o debe ser informada. Pero, su función principal es junto con la Mesa, el
fijar el orden del día del Pleno.
Respecto a la Diputación Permanente es preciso decir que funciona entre los periodos de
sesiones ordinarias, si la Asamblea ha sido disuelta o cuando su mandato ha concluido. La
Diputación Permanente está compuesta por la Mesa de la Asamblea y un número de Diputados
(actualmente 37) más que representan en términos proporcionales a todos los Grupos presentes en
la Cámara.
Los trabajos parlamentarios se desarrollan en Pleno (reunión de todos los Diputados) o en las
Comisiones (órgano especializados de discusión que, recomponen a escala reducida (actualmente
17) la representación del Pleno y en los que las decisiones se toman mediante el voto ponderado).
Por su parte estas Comisiones pueden ser permanentes (legislativas o no legislativas) y no
permanentes. El trabajo se desarrolla de ordinario en dos periodos anuales de sesiones (el 1º de
septiembre a diciembre y el 2º de febrero a junio). En los periodos entre sesiones o extraordinarios
la Asamblea de Madrid funciona a través de la Diputación Permanente.
Dos marcos políticos parlamentarios se han producido en las legislaturas por las que ha pasado
la Asamblea de Madrid: Gobierno de mayoría absoluta en la primera (PSOE entre 1983 a 1987),
cuarta, quinta y séptima (del PP 1995 a 2007) y Gobiernos formados por la minoría mayoritaria y con
apoyos parlamentarios puntuales en la segunda (del PSOE entre 1987 y 1991) tercera (del PSOE
entre 1991 y 1995) y la sexta legislatura (del PP entre 12 de mayo de 2003 y 25 de agosto de ese
mismo año).
Tras las elecciones de mayo de 2003, el Partido Popular cuenta con 55 diputados, el Partido
Socialista, 47 e Izquierda Unida 9. Parecía que los 56 votos de socialistas e Izquierda Unida
aseguraban la elección de Presidente de la Asamblea y la investidura de Presidente del Consejo de
Gobierno. Sin embargo en la sesión constitutiva, el 10 de junio, dos parlamentarios socialistas:
María Teresa Sáez y Eduardo Tamayo, se ausentan en la votación de Presidente haciendo que la
elección recaiga en la candidata del Partido Popular. Ambos diputados son expulsados de su grupo
y pasan al mixto. Su actitud impide, también, la formación de gobierno por parte de la coalición
PSOE-IU. La correlación de fuerzas hace imposible la investidura y, transcurrido el plazo de 2
meses a partir de la primera votación, se produce la disolución automática y convocatoria de nuevas
elecciones que se celebran el 26 de octubre de 2003 y gana, por mayoría absoluta, el Partido
Popular.
El 12 de junio de 2007, tras las elecciones de 27 de mayo, tuvo lugar la sesión de apertura de la
octava legislatura. Nuevamente la mayoría correspondió al Grupo Parlamentario Popular.
Por otra parte, no podemos olvidar que los Presidentes autonómicos son también autoridades
estatales porque las Comunidades Autónomas son parte del Estado.
Siguiendo el precepto citado del Estatuto, el Presidente de la Comunidad de Madrid es el jefe del
Gobierno, estos es, corresponde al Presidente de la Comunidad el nombramiento y la separación
por Decreto de los Consejeros y, en su caso, del Vicepresidente o Vicepresidentes si los hubiere.
Además tiene también atribuidas las potestades de establecer el programa de gobierno, asegurar su
continuidad, convocar las reuniones del Consejo de Gobierno, fijar su orden del día, presidir, dirigir
los debates, suspender y levantar las sesiones del Consejo de Gobierno, coordinar las Consejerías,
resolver los conflictos de competencia que puedan darse entre ellas, coordinar el programa
legislativo y hacerlo cumplir y, en fin, todas las demás competencias que le vienen atribuidas al jefe
de un Ejecutivo, conforme a lo previsto en la Ley 1/1983, de 13 de diciembre, de Gobierno y
Administración de la Comunidad de Madrid, modificada por las leyes 16/1984; 6/1989; 9/1990
; 7/1993 ; 18/1995; 28/1997; 15/1998; 26/1998; 8/1999; 8/2000; 3/2001; 14/2001; 13/2002; 2/2004;
5/2004 y 7/2005 que la han ido adecuando a la realidad existente y. más recientemente por la Ley
3/2007, de 26 de julio, de medidas urgentes de modernización del Gobierno y Administración de la
Comunidad de Madrid.
Mediante dudoso proceder de aprobar una Ley autonómica, la Ley 5/1990, de 17 de mayo
otorgaba al Presidente de la Comunidad la facultad de disolución de la Asamblea de Madrid.
Actualmente y, como es de rigor, siguiendo el camino más lógico, esta potestad se le reconoció
positivamente al Presidente del Gobierno en el propio Estatuto de Autonomía, que ha derogado a
la Ley 5/1990.
Los Consejeros tiene por tanto tres tipos de relaciones políticas: entre la Administración y la
Asamblea de Madrid, entre la Consejería y el Consejo de Gobierno y, finalmente, entre la Consejería
y la Opinión Pública.
El Capítulo III del Título III del vigente Estatuto de Autonomía (artículos 42 a 44), reproduce el
esquema del artículo 153 de la Constitución. Concretamente dice el artículo 42 que "las leyes de la
Asamblea estarán sujetas únicamente al control de constitucionalidad ejercido por el Tribunal
Constitucional". Ahora bien, , el control del Tribunal constitucional no se limita a las normas con
rango de Ley, pues la actividad administrativa y reglamentaria de la Comunidad Autónoma puede
ser objeto también de conocimiento por el Tribunal Constitucional por vía del recurso de amparo, del
conflicto de competencias y del procedimiento previsto en el artículo 161.2de la C.E. en los casos en
que esto proceda.
De todas las resoluciones que ha dictado el Tribunal Constitucional en relación con la Comunidad
Autónoma de Madrid, aquí nos interesan aquellas que afectan específicamente al Estatuto de esta
Comunidad o las que determinan la posición jurídica de la misma. No nos vamos a referir a aquellos
supuestos en los que el Tribunal Constitucional, al resolver recursos de inconstitucionalidad,
cuestiones de inconstitucionalidad, conflictos de competencias o recursos de amparo hace
observaciones sobre la regulación de la materia en las diferentes Comunidades Autónomas,
incluyendo el Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid. Tampoco a las resoluciones del
Tribunal Constitucional de las que ha sido parte la Comunidad de Madrid pero que nada aportan a
su posición jurídica.
Finalmente y para terminar este somero repaso a lo más relevante del Estatuto de Autonomía de la
Comunidad de Madrid, cabe hacer referencia a unas cuantas obras y artículos que desarrollan lo
explicado de manera más profunda y con exhaustividad.
Aprobada por las Cortes Generales, pero con incidencia en el marco autonómico madrileño, destaca
además la Ley 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y de Régimen Especial de Madrid.