Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
salido mi parte más niño”. Y es relativamente fácil identificar esa parte nuestra libre y
espontánea, que tiene curiosidad y le gusta jugar.
Ese es nuestro niño interior, pero ese niño no siempre está contento y juguetón, también
tiene miedos, se siente inseguro, necesita que le acepten y le hagan caso.
Conectar con esa parte de nuestro niño interior nos gusta menos y muchas veces lo
evitamos, pero eso no hace que desaparezca y en ocasiones nos encontramos
reaccionando como cuando éramos niños, frustrándonos, enfadándonos o sintiéndonos
abandonados. Esa es la señal de que hay algo a lo que debemos prestar atención.
Cuando somos pequeños muchos de nosotros nos hemos tenido que adaptar y
convertirnos en lo que nuestros padres o nuestro alrededor querían que fuésemos, y en
ese proceso hemos perdido nuestro auténtico yo.
Otras veces hemos pasado por situaciones difíciles en las que sentimos miedo y no
tuvimos apoyo o no pudimos pedir ayuda y se nos ha quedado grabado una sensación de
abandono y soledad, que nos hace a día de hoy sentirnos vulnerables y asustados.
Por esto, conectar con nuestro niño interior, con nuestra parte herida, es esencial para
llevar una vida plena y sana en el presente, para poder volver a confiar en los demás,
establecer relaciones sanas, aumentar nuestra autoestima… etc.
Objetivos
Conectar con nuestro niño interior y darnos cuenta de cómo nos sentimos.
Sanar nuestras heridas del pasado para poder disfrutar del presente.
Aprender a ser nosotros mismos sin miedo a que nos rechacen o nos hagan daño.
Aceptarnos tal y como somos, y sentir más seguridad en nosotros mismos.
Beneficios
A quién va dirigido
Si buscan cerrar temas pendientes, profundizar sobre aquello que nos pellizca
el corazón, si no saben muy bien por qué, de dónde viene ese “no se qué me
pasa pero me pasa algo”, si necesitan despedirse de alguien que les dejó, si
dejaron a alguien y esa historia sigue debajo de la almohada; si buscan por
dónde empezar,continuar o acabar, ¡éste es su espacio!. Este taller es una
oportunidad de comenzar de nuevo, una oportunidad de perdonarse a sí mismo,
una oportunidad de dejar de hacer las mismas cosas esperando que el
resultado sea diferente
A menudo cuando nos dejamos llevar, cuando disfrutamos y jugamos decimos “ha salido
mi parte más niño”. Y es relativamente fácil identificar esa parte nuestra libre y
espontánea, que tiene curiosidad y le gusta jugar.
Ese es nuestro niño interior, pero ese niño no siempre está contento y juguetón, también
tiene miedos, se siente inseguro, necesita que le acepten y le hagan caso.
Conectar con esa parte de nuestro niño interior nos gusta menos y muchas veces lo
evitamos, pero eso no hace que desaparezca y en ocasiones nos encontramos
reaccionando como cuando éramos niños, frustrándonos, enfadándonos o sintiéndonos
abandonados. Esa es la señal de que hay algo a lo que debemos prestar atención.
Cuando somos pequeños muchos de nosotros nos hemos tenido que adaptar y
convertirnos en lo que nuestros padres o nuestro alrededor querían que fuésemos, y en
ese proceso hemos perdido nuestro auténtico yo.
Otras veces hemos pasado por situaciones difíciles en las que sentimos miedo y no
tuvimos apoyo o no pudimos pedir ayuda y se nos ha quedado grabado una sensación de
abandono y soledad, que nos hace a día de hoy sentirnos vulnerables y asustados.
Por esto, conectar con nuestro niño interior, con nuestra parte herida, es esencial para
llevar una vida plena y sana en el presente, para poder volver a confiar en los demás,
establecer relaciones sanas, aumentar nuestra autoestima… etc.
Objetivos
Conectar con nuestro niño interior y darnos cuenta de cómo nos sentimos.
Sanar nuestras heridas del pasado para poder disfrutar del presente.
Aprender a ser nosotros mismos sin miedo a que nos rechacen o nos hagan daño.
Aceptarnos tal y como somos, y sentir más seguridad en nosotros mismos.
Beneficios
Aumentar la confianza en uno mismo.
Aumentar la consciencia sobre uno mismo y nuestros sentimientos.
Mejorar nuestras relaciones personales.
Liberarnos del dolor del pasado.
Cambiar patrones y creencias limitantes.
A quién va dirigido
A cualquier persona que quiera:
N I Ñ O I N T E R I O R C O MO H E R R A M I E N T A D E
TRABAJO
PSICOLOGÍA APLICADA AL TRABAJO CON PERSONAS
O PI NI ON ES
– Carmen, teleoperadora.
– Lucía, artista.
Hay una serie de señales que indican que las heridas de tu niño o niña
interior requieren un proceso de sanación, como reaccionar de forma
exagerada, perder los estribos o sumirse en la tristeza ante situaciones
aparentemente sin importancia, o bien repetir conductas que no nos
convienen o interesan, cometer errores que creíamos ya superados o
recayendo en ciertas ideas obsesivas que consumen nuestra energía y
nuestro tiempo.
Mantener una mala comunicación o relaciones explosivas con nuestros
padres, hijos y hermanos, tener dificultades para encontrar pareja o vivir
una relación amorosa, o descuidar nuestra salud, comiendo mal, no
descansando bien, siendo sedentario o siguiendo costumbres nociva s,
son otros indicativos de heridas en el Niño Interior.
Si nuestro jefe nos pide que corrijamos o cambiemos la forma de
realizar una tarea o nos hace una crítica, ¿sentimos que es una ofensa,
nos ofuscamos y ponemos a la defensiva? ¿Nos gustaría ganar más
dinero o mejorar nuestra situación económica, pero no perseveramos en
los esfuerzos para lograr la prosperidad?
Si las respuestas a estas preguntas son afirmativas, ello es señal de que
necesitamos sanar nuestro Niño Interior, esa parte nuestra que simbol iza
nuestro ser emocional, el cual ha crecido en un entorno familiar
determinado, y que desde temprana edad, empezó a ser condicionado a
través de la culpa, la crítica, la negación, el miedo, el rechazo…
Todos tenemos un Niño Interior, que tiene una parte sana y otra herida.
Su parte sana es alegre, creativa y juguetona, y si la llevamos a nuestro
ser adulto hace que nuestra vida sea más agradable y creativa.
La otra parte menos sana tiene que ver con las emociones y heridas no
resueltas de forma adecuada en la infancia. Es la parte de las heridas y
dolores, la cual se ha quedado enganchada en el “me falta”, “no tengo”,
“estoy herido y no puedo”, “no me han dado lo suficiente”… Es la que
boicotea nuestro ser adulto, y suele salir sobre todo en las relaciones de
pareja y en el trabajo, donde nos enganchamos con esas heridas pasadas.
En general tendemos a hacer lo mismo que nos han hecho. Si nuestra
madre nos ha abandonado, nosotros nos abandonamos constantemente o
incurrimos en relaciones que nos abandonan. Si hemos sufrido una
carencia afectiva, seguimos recreándola.
Hemos de ponernos en contacto con ese Niño Interior, escucharlo y
darle un espacio.
Cuanto más conozcamos ese Niño herido, sabremos mejor como
acogerle, tratarle, negociar y sanar esos enganches y heridas, pudiendo
reducir más y más las secuelas de ese dolor pasado. Cuanto más
reconozcamos esta parte herida de nuestra personalidad, más autoridad
tendremos sobre ella y podremos ir quitándole poder.
Con el aprendizaje, la experiencia y la capacidad q ue ahora tenemos al
ser seres adultos, podemos aprender a escucharle, abrazarle, acoger sus
sentimientos, educarle y ponerle límites saludables a sus reacciones y
comportamientos.
Se puede aprender a reconocer esta parte de nuestro ser y establecer una
comunicación profunda y amorosa con ella a través de un proceso de
nueve meses que desarrollamos en el Centro HARA, y al cabo del cual
nuestro Niño Interior renace y emerge más libre de antiguas heridas y
condicionamientos.
La Terapia del Niño Interior es un camino de auto-descubrimiento que
puede compararse con una gestación y un dar a luz. A través de este
proceso terapéutico, se aprende a tener en cuenta al Niño Interior
herido, a cuidarlo y amarlo, a identificar las formas habituales en que se
expresa y así pasa a convertirse en un Niño Interior aceptado, apoyado y
amado, aumentando la alegría y la creatividad .
Mediante un trabajo grupal, la persona conoce las claves para detener el
auto-sabotaje del Niño herido a su bienestar vital, y aprende a integrarl o
en su vida de adulto, ya que cuando un Niño es escuchado y tenido en
cuenta, cuando tiene lo suficiente no necesita tener “pataletas”
(reacciones exageradas) para llamar la atención indicando que algo le
falta o le pasa.
Durante este proceso de sanación compartido, que incluye juegos
psicológicos, movimientos corporales, visualizaciones y técnicas
psicoterapéuticas, el participante toma contacto con aquellas etapas de
su crecimiento y desarrollo, que fueron heridas o paralizadas debido a
algo demasiado intenso para que lo pudiera manejar cuando sucedió.
A lo largo de este trabajo transformador de nueve meses la persona
descubre porqué tiene una fuerte reacción emocional hacia algo o
algunas personas. Se da cuenta de porqué atrae hacia su vida a personas
problemáticas o porqué se rodea de gente emocionalmente inestable que
más adelante le abandona.
A través de los juegos grupales que practicamos y de las distintas
herramientas que tiene la persona adulta, podemos reconocer las heridas
de nuestro pasado que siguen vivas en nosotros y ayudar a sanarlas. Al
cabo de nueve meses de trabajo en el taller, conseguimos acoger y curar
a nuestro Niño Interior herido y disponer de más energía para la vida.
El Niño Interior es la parte de nuestra infancia que sigue actuando en nuestra vida como
adulto. Si durante nuestro desarrollo, en las diferentes etapas del crecimiento, no
recibimos todas las atenciones precisas para cubrir nuestras necesidades, de manera que
nos ayuden a confiar en nosotros, en las personas que nos rodean y el mundo en el que
vivimos, se aloja en nuestro interior un Niño Herido que busca que le prestemos
constante atención. Este Niño se manifestará en diferentes situaciones de nuestra vida
para hacernos entender que necesita que alguien le escuche y atienda esas necesidades
que quedaron insatisfechas, y por ende bloquearon en algunos aspectos nuestro óptimo
desarrollo.
Es el Niño Herido quien forma el sistema de creencias, a partir de las actuaciones que
puso en marcha para protegerse de las carencias y hostilidades del exterior. Ese sistema
de creencias nos gobierna desde entonces, de manera que para cambiarlas es preciso
cambiar nuestro material interno. Recuperar a nuestro Niño Interior desde el adulto que
somos ahora, significa recuperar lo que realmente somos, nuestra esencia, todas nuestras
capacidades, para afrontar la vida de una forma saludable y feliz. Es la energía más
creativa y transformadora que poseemos.
A quién va dirigido
Si repites relaciones personales dañinas, si dependes de los demás para sentirte feliz, si
has sufrido cualquier tipo de adicción, si no confías en los demás ni en el mundo, si
sientes que tu vida está vacía a pesar de tener todo lo necesario para ser feliz, si sientes
rabia y frustración constantes, si nunca es suficiente el amor que recibes de los demás, si
tienes que tener todo bajo control, si experimentas ansiedad ante la realización de cosas
nuevas, no sabes decir "no" y tiendes a complacer siempre a los demás, te criticas
constantemente y eres inflexible contigo mismo... Tienes un Niño Interior Herido...
Fundamental sanar tu Niño Herido si quieres tener hijos y ofrecerles todo lo necesario
para que crezcan y se desarrollen plenamente.
Si formas parte del sistema educativo, como herramienta para poder ofrecer lo mejor a
los niños desde tu labor docente.
Este trabajo se centra en resolver los traumas de la infancia que siguen vivos, de una
forma evolutiva, para sanar todas las heridas emocionales. El trabajo con el Niño
Interior es la forma más rápida y eficaz de efectuar cambios en las personas.
Recuperar a nuestro Niño Interior es un proceso, por tanto lo vamos a realizar en varios
talleres en los que iremos abarcando las diferentes etapas del desarrollo infantil a través
de diferentes dinámicas tanto grupales como individuales, con las que luego podrás
seguir creciendo en casa. Este es el primer taller en el que nos adentraremos en las
heridas y emociones heredadas.