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Los fenómenos naturales son cambios producidos en la naturaleza. El clima, como proponen la
mayoría de los científicos, debería tener cierto balance, y los fenómenos naturales forman parte de
ello. Aunque, claro está, algunos afectan gravemente a los humanos, como el caso de los terremotos,
los tsunamis y los tornados.
Cuando los fenómenos naturales se vuelven desastres naturales, pueden resultar lascivos para los
humanos. El huracán Sandy, uno de los más mortíferos de la temporada del 2012, en los Estados
Unidos causó daños económicos y humanos muy serios; la población que sufrió sus consecuencias,
tardando algunos años en recuperarse.
Situación de vulnerabilidad
En este contexto, la vulnerabilidad puede definirse como la capacidad disminuida de una persona o
un grupo de personas para anticiparse, hacer frente y resistir a los efectos de un peligro natural o
causado por la actividad humana, y para recuperarse de los mismos. Es un concepto relativo y
dinámico. La vulnerabilidad casi siempre se asocia con la pobreza, pero también son vulnerables las
personas que viven en aislamiento, inseguridad e indefensión ante riesgos, traumas o presiones.
La exposición de las personas a riesgos varía en función de su grupo social, sexo, origen étnico u
otra identidad, edad y otros factores. Por otra parte, la vulnerabilidad puede adoptar diferentes
formas: la pobreza, p. ej., puede resultar en que las viviendas no puedan resistir a
un terremoto o huracán, y la falta de preparación puede dar lugar a una respuesta más lenta al
desastre, y con ello a más muertes o a un sufrimiento más prolongado.
Tipos de vulnerabilidad
La gestión de riesgos
Los desastres perjudican sobre todo a las personas pobres y vulnerables. Entre 1995 y 2014, el 89 %
de las muertes relacionadas con tormentas se registraron en países de ingreso bajo, incluso cuando
solo el 26 % de ellas ocurrieron en esas naciones.
En los últimos 30 años, los desastres naturales han afectado a más de 2,5 millones de personas y
han ocasionado daños por USD 4 billones; las pérdidas mundiales se cuadruplicaron, aumentando
de USD 50 000 millones al año en la década de 1980 a USD 200 000 millones en el último decenio.
Esta tendencia, se agravó aún más en 2017 , al registrarse pérdidas globales por un monto de
USD 330 000 millones (i) debido a fenómenos naturales adversos.
La responsabilidad de que se tomen las medidas necesarias para garantizar que las escuelas sean
seguras desde el punto de vista de los factores estructurales y no estructurales corresponden a:
Los Ministerios de Educación deben establecer y aplicar la política nacional sobre seguridad
escolar,
Autoridades políticas del nivel al que pertenecen las instituciones educativas. Así por
ejemplo, si una escuela es de carácter municipal, tienen la responsabilidad de construir una
escuela con características adecuadas o de reforzar las que no las posean.
Los organismos de socorro, como las defensas civiles, la cruz roja, los cuerpos de bomberos,
deben contribuir a la seguridad escolar, advirtiendo sobre los riesgos de distintos origen a
que está expuesta una institución
Los educadores y otros profesionales pueden promover y facilitar la formación de los
estudiantes, además de apoyar la identificar los medios idóneos y directos para comunicarse
con los padres,