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IDA Y VUELTA AL INFIERNO.

Sabemos casi de memoria las torturas y penas varias que le trajo a Frusciante su adicción a las
drogas: perdió su casa y todas sus pertenencias en un incendio voraz del que salió brutalmente
quemado tras intentar rescatar sus guitarras; se le injertó piel de urgencia a lo largo de ambos brazos
yla dentadura completa fue reemplazada debido al estado putrefacto causado por la heroína y, y su
capacidad para hacer música había sido reemplazada por la figura fantasmática de un hombre
esquelético y solitario cuya única ansiedad era la de la solvencia económica mínima para su
próxima dosis.

En 1997 deja la rehabilitación, vuelve triunfal con los Chilli Peppers para el monumental
'Californication', de 1999 y aquí es donde se puede apreciar una verdadera química de pura belleza,
y, es que claro, a estas alturas, John ya no era un hombre que gemía sinuosamente con su guitarra y
murmuraba en un 8 pistas. Ya no mostraba signos de que su dependencia tóxica fuera más
importante que la música, a diferencia de lo que era obvio durante su espiral descendente.
Frusciante volvió a formarse en 'Californication', proporcionando sus blues marca registrada, y
mientras tanto, contribuyendo con su clásico falsete de respaldo. La música era ahora su vida, su
amor, y lo más importante, su salvación.

El lanzamiento en el año 2001 de "Grabar solo agua por diez días" es el verdadero debut solista de
John Frusciante. No es que "Niadra Lades y por lo general solo una camiseta" era inferior a la par,
pero este album marcó el comienzo de una nueva era para Frusciante. Abordar los problemas de sus
dos primeros registros resultaría ser una tarea difícil, pero lo más significativo acá es que John pudo
realizar un verdadero esfuerzo conjunto. El sonido pobremente producido de sus primeros dos
álbumes en solitario fue reemplazado sin nostalgia alguna, al igual que el desorden sin dirección. En
cambio, Frusciante nos entregó un álbum excepcional y accesible que distaba mucho de sus
predecesores. Fue esencialmente este disco el que salvó la carrera solista de Frusciante.

"Grabar solo agua por diez días": desde el título Frusciante proporciona evidencia casi suficiente
para revelar el sonido del álbum. El ambiente que se desprende es casi como si las pistas estuvieran
grabadas bajo el agua, a la vez que se purifica en ritmos de hip-hop y sintetizadores de voz. “No
desperdiciás tu vida haciendo introspección /te das cuenta quién está a tu lado/ y quién te tiene bajo
su protección”, canta en los primeros y luminosos segundos del disco, mientras una guitarra
estruendosa parece quedar dejar atrás todo tipo de relación con la sordidez y la turbulencia, dejando
en claro en letras fugaces y llenas de extrañeza, reflejo de sus preocupaciones y prioridades
actuales: la paz interior, el arte y la ascesis.

"Grabar solo agua durante diez días" es una prueba de que Frusciante tiene una voz muy versátil, y
realmente muy buena. Aunque carece de la capacidad de canto puro de muchos cantantes y
compositores principales, encuentra su efectividad en la forma en que lo utiliza. No solo John es
uno de los vocalistas más emotivos de la actualidad, sino que puede subir y bajar en su paleta vocal
con facilidad; sedante e incluso prepotente cuando tiene que hacerlo. En los primeros lanzamientos
lo escuchamos desenfocado y gritando hasta un punto innecesario, pero al igual que el resto de los
factores del álbum, acá su voz es más que satisfactoria y consistente. Complementando estas voces,
se encuentra el tremendo trabajo de guitarra que se espera de John, (escuchar Ramparts como
prueba definitiva), pincelados con ruidos de fondo melódicos y creativos, que van desde la
pandereta a la flauta, sin abandonar una deliciosa percusión electrónica retro y atemporal al mismo
tiempo.

El tercer disco de John Frusciante no es solo una declaración, sino más bien una chispa épica que
impulsó la carrera en solitario que tanto ha sido elogiada en la actualidad. Este fue
fundamentalmente el álbum que Frusciante tuvo que hacer para que la gente tomara en serio su
carrera. Sobrio y saludable, creando desde las cenizas de un pasado tumultuoso y errático para
entregarnos, a cambio, la más bella de las purificaciones, esas que son tan raras en la vida como la
alquimia insensata de grabar solo agua por diez días.

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