Está en la página 1de 2

Saturno no siempre ha tenido anillos

Los datos obtenidos por la nave Cassini en 2017


demuestran que el planeta adquirió sus «adornos»
mucho después de su formación
Antes de morir en septiembre de 2017 desintegrada y engullida por Saturno, el planeta que
rondó durante trece años, la nave espacial Cassini de la NASA se abrió pasó durante varios
meses a través de los anillos del planeta en una maniobra de infarto. Durante esa compleja
acrobacia, bautizada como la «Gran Final» y nunca antes acometida por un artefacto
humano, la sonda recopiló una gran cantidad de valiosísimos datos científicos. Entre ellos,
los que este jueves publica la revista «Science», y que han revelado que pese a ser conocido
como el planeta de los anillos, Saturno no siempre los tuvo.

Cuando Cassini se coló por el hueco de aproximadamente 2.000 kilómetros de ancho que
existe entre Saturno y sus anillos, dejó que el sistema la arrastrara. Esto ha permitido a un
equipo internacional de científicos realizar la primera estimación precisa de la cantidad
de material que existe en sus anillos, pesándolos en función de su fuerza gravitacional.
Según estos resultados, los anillos tienen alrededor del 40% de la masa de Mimas, una luna
de Saturno lisa y redonda, de 246 km de diámetro y 2.000 veces más pequeña que nuestra
Luna. Este mundo se distingue por un gran cráter de impacto que la hace parecerse a la
«Estrella de la Muerte» de las películas de Star Wars.

Nubes de 9.000 km

La nueva estimación de masa está en el rango de cálculos anteriores provenientes del


estudio de las ondas de densidad que viajan alrededor de los anillos rocosos y helados.
Estas ondas son causadas por los 62 satélites del planeta, incluido Mimas. Ahora, los
investigadores han tenido en cuenta cuánto se desvió la trayectoria de vuelo de Cassini por
la gravedad de los anillos, pero también han incluido un factor importante: la influencia de
los vientos muy profundos en la atmósfera de Saturno, algo imposible de observar desde el
espacio. «Resultan ser flujos masivos en la atmósfera de al menos 9.000 kilómetros de
profundidad alrededor de la región ecuatorial. Pensamos preliminarmente que estas nubes
eran como las de la Tierra, que se limitan a una capa delgada y casi no tienen masa, pero en
Saturno son realmente masivas», afirma Burkhard Militzer, profesor de ciencia planetaria
en la Universidad de California, Berkeley (EE.UU.).

Los resultados de las mediciones implican que los anillos son relativamente recientes: se
originaron hace menos de 100 millones de años y quizás sean tan «jóvenes» como 10
millones de años. Su corta edad aplaca una larga discusión entre los científicos planetarios.
Algunos pensaban que los anillos se formaron junto con el planeta hace 4.500 millones de
años a partir de restos de hielo que permanecieron en órbita después de la formación del
Sistema Solar. Otros creían que los anillos eran muy jóvenes y que Saturno, en algún
momento, capturó un objeto del cinturón de Kuiper o un cometa y lo redujo gradualmente a
escombros en su órbita. Ahora, esta última teoría cobra más fuerza.

Núcleo rocoso

Los científicos también calcularon que las nubes de superficie en el ecuador de Saturno
giran un 4% más rápido que la capa de 9.000 kilómetros de profundidad. Esa capa más
profunda tarda 9 minutos más en rotar que las nubes en el ecuador, que recorren el planeta
una vez cada 10 horas y 33 minutos.

«El descubrimiento de capas profundas rotativas es una revelación sorprendente sobre la


estructura interna del planeta», asegura Linda Spilker, del Laboratorio de Propulsión a
Reacción (JPL) de la NASA en Pasadena, California. «La pregunta es qué causa que la
parte de la atmósfera que gira más rápidamente se hunda tanto y qué nos dice eso sobre el
interior de Saturno», puntualiza. Militzer también pudo calcular que el núcleo rocoso del
planeta debe de tener entre 15 y 18 veces la masa de la Tierra, similar a estimaciones
anteriores.

Curiosamente, esta joya del Sistema Solar también podría volver a desaparecer. Un estudio
de NASA publicado recientemente señalaba que los anillos dejarán de existir dentro de 100
millones de años, antes de lo que se creía, arrastrados por la gravedad del planeta como una
lluvia polvorienta de partículas de hielo. Aunque parezca mentira, ha sido una suerte verlos.

También podría gustarte