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Pero, ¿alguna vez se ha preguntado hasta dónde llega todo? ¿Por qué vivimos en un
lugar tan inconmensurable, con tantos y tantos planetas, estrellas y galaxias? ¿Hay algo al
otro lado de todo eso, o más bien el espacio es infinito? Jorge Cham y Daniel Whiteson
reconocen que nadie lo sabe en su libro «No tenemos ni idea: una guía para el Universo
desconocido» (editorial Capitán Swing). Gracias a unas explicaciones muy amenas y
divertidas y un montón de ilustraciones graciosas, podrá aprender lo poco que sabemos
sobre las preguntas más esenciales del Universo. Cosas como de qué están hechas las
cosas, qué son en realidad el tiempo y el espacio, por qué no se puede viajar más rápido que
la luz (casi nunca) o por qué existen cosas como la materia y la energía oscuras.
Una de las preguntas que cualquiera se puede hacer mirando el cielo es cómo de grande es
el Universo. Hasta dónde llega, si es que tiene un límite, y que hay más allá, si es que
eso tiene sentido. Y si no, ¿es que el Universo es infinito? Aceptar eso implica que
cualquier cosa que tenga alguna probabilidad de ocurrir ocurrirá, y que lo hará un número
infinito de veces. ¿Estará poblado el Universo por infinitos planetas de color fluorescente
habitados por infinitos dragones azules?
De acuerdo, todo está vacío y separado, pero resulta que también está estructurado,
fundamentalmente por la gravedad, en enormes «grumos» de estrellas, en grupos de
gigantescas galaxias y en familias de grupos de galaxias. «La estructura del Universo es
muy jerárquica: las lunas orbitan planetas, los planetas orbitan estrellas, las estrellas
orbitan el centro de las galaxias, las galaxias se mueven alrededor del centro de sus
cúmulos y los cúmulos giran alrededor de los centros de los súpercumulos», escriben los
autores de «No tenemos ni idea».
De grumos a galaxias
A lo largo de varias páginas, Jorge Cham y Daniel Whiteson explican por qué.
Básicamente, se cree que la causa es que en un Universo muy joven aparecieron unas
fluctuaciones, fruto de la aleatoriedad de la mecánica cuántica, que hicieron que no fuera
homogéneo. Estas arrugas se expandieron por doquier, durante la etapa de inflación, y
después permitieron que la masa se concentrara en ciertos puntos y no en otros. Estos
grumos de masa fueron creciendo y creciendo, y se convirtieron en las semillas de las
galaxias, que a su vez permitieron la génesis de las estrellas y los planetas. ¡Puede parecer
increíble, pero todo esto tiene base científica! La llamada radiación de fondo de
microondas, por ejemplo, un eco de energía que muestra cómo era el Universo hace mucho
tiempo, tiene pequeñas ondulaciones que concuerdan con estas flucutaciones cuánticas tan
relevantes.
Después, la gravedad se salió con las suya. Formó planetas y en algunos de ellos logró crear
núcleos fundidos por la presión. Comprimió tanto el gas de las estrellas, que permitió que
estas estallaran por medio de la fusión nuclear sin acabar despedazadas. La mayor parte da
gravedad, sin embargo, está asociada con la materia oscura y la atracción que mantiene
unidas las galaxias, a pesar de que sus estrellas giren a velocidades de vértigo (el Sistema
Solar gira a una pasmosa velocidad de 828.000 kilómetros por hora, en relación con la
galaxia).
Sin embargo, también pudiera ser que el espacio fuera algo que no pudiera existir sin
materia, que no fuera otra cosa que la relación entre la materia. «Según esta perspectiva, no
puedes tener "espacio vacío", porque la idea del espacio que está más allá del último
fragmento de materia no tiene sentido. Por ejemplo, no puedes medir la distancia entre
dos partículas si no tienes ninguna partícula». Es decir, el concepto de espacio
desaparecería si no hubiera partículas que lo definieran.
No tenemos ni idea. Los científicos saben que todo, la materia, la energía, las fuerzas, está
cuantizado, experimenta saltos discretos. Además, se sospecha que existe una distancia
mínima entre dos cosas, a partir de la cual la ubicación, por ejemplo, de una partícula, no
está determinada: por debajo de esa distancia no existe información sobre su ubicación.
Esta separación es la distancia de Planck (h), y equivale a 10^-35 metros. Es muy
posible que este número sea un cálculo aproximado del tamaño de los píxeles que forman el
espacio.
Fotograma
de la película «Pixels». ¿Puede estar una persona en un número ilimitado de posiciones entre dos
puntos o, solo hay un número concreto de opciones?
Si así fuera, «el espacio es una red de nodos conectados, como las estaciones de metro».
Eso que llamamos espacio no será, entonces, «más que las relaciones entre los nodos, y
todas las partículas del Universo serían simplemente propiedades de este espacio, más
que elementos que están en él», según los autores del libro. De hecho, la teoría de partículas
actual se basa en la existencia de campos cuánticos llenando el espacio. «Un campo
significa, sencillamente, que hay un número o un valor asociado con cada punto de ese
espacio. Según esta idea, las partículas solo son estados excitados de estos campos».
¿Qué tamaño tiene el Universo, entonces?
Ahora que sabemos un poco mejor, o quizás más bien al contrario, qué es el espacio, es
cuando se puede responder a la pregunta de cuán extenso es el Universo. ¿Por qué? Porque
ahora cobra sentido algo que ocurrió durante la era de la inflación, durante los instantes
posteriores al Big Bang: el espacio se expandió más rápido que la velocidad de la luz.
Por eso, el tamaño del Universo es mucho más que la velocidad de la luz multiplicada por
la edad de todo, 13.800 millones de años. Gracias a la expansión del espacio, podemos ver
cosas que solían estar más cerca de nosotros de lo que están ahora. ¿Hasta cuándo? Hasta
una distancia de 46.500 millones de años luz. Esto es todo el Universo que podemos ver
hoy.
Pero lo cierto es que el Universo se está expandiendo todavía hoy a gran velocidad, de
forma que, minuto a minuto, es más voluminoso. Las cosas se alejan de nosotros a la vez
que el propio espacio se expande. Y, de hecho, hay objetos cuya distancia respecto a
nosotros aumenta tan rápidamente que la luz que emiten jamás nos alcanzará. «En otras
palabras, es posible que el Universo observable jamás alcance al resto del Universo, y
nunca veremos en toda su extensión las cosas que hay ahí fuera», escriben los autores de
«No tenemos ni idea».
Por tanto, lo más probable es que nunca sepamos hasta dónde se extiende el Universo.
Pero, aparte de esto, existen varias conjeturas. Como escriben Cham y Whiteson, algunos
han propuesto que «el espacio mismo –esa cosa que se dobla y retuerce– es finito: se curva
sobre sí mismo de tal modo que si viajas en una dirección terminarás llegando al punto del
que saliste». Si la edad del Universo fuera suficiente (de forma que la frontera de lo
observable avanzase lo suficiente), en el cielo aparecerían varias veces los mismos objetos.
También podría ser que el Universo fuera infinito y tuviera cantidades infinitas de materia y
de energía. ¿Por qué no? El concepto es difícil de aceptar, pero, ¿no lo es también aceptar la
existencia de cientos de miles de millones de galaxias? ¿No nos costará aceptarlo porque el
Universo es la única cosa infinita que podemos observar? En este escenario, ocurre que
todo lo que puede suceder, con cierta probabilidad, sucederá. ¡Tanto que sucederá
infinitas veces! Pero, para que un Universo infinito encaje con lo que vemos, tiene que
darse una circunstancia: que el Big Bang hubiera ocurrido al mismo tiempo en todos
lados... ¡Bang!
Quizás la próxima vez que mire al cielo nocturno vea las cosas de otro modo.