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REPORTAJE

Poseído
por el espíritu de Juancho Polo
*Sebastián Polo Hernández, el hijo del juglar Juancho Polo Valencia, cuenta
que está poseído por el espíritu del legendario acordeonero y no le ha permitido
mostrar su obra. Parece una extensión del autor de Alicia Adorada.

TEXTO Y FOTOS: con desenfreno y de cambiar su evaporaban con el sopor de los


WILLIAM AHUMADA MAURY* talento por licor durante cuatro tragos, cuando se hundía borra-
días consecutivos en las fiestas cho en su hamaca.
de Aracataca.
En las cuentas de Sebastián Polo “Llegó como a las diez de la no-
Hernández está claro que el espíri- Sebastián Polo Hernández ya che, me llamó, preguntó por mi
tu del viejo Juancho Polo Valencia vivía en Fundación y su padre mamá, pero no fue a verla. Se
pudo haberlo poseído en la ma- Juancho Polo Valencia se había notaba que quería acostarse por-
drugada del 22 de julio de 1978. venido a vivir a su casa. Los re- que no quiso comer. Luego me
cuerdos y el sentimiento de cul- llevó abrazado a su cuarto y me
Para entonces, Juancho Polo Va- pa tras la muerte de Alicia Carri- entregó su acordeón más valio-
lencia, el juglar, llevaba más de llo, su primera esposa, lo habían sa. Pidió que lo reemplazara en
una década inmerso en una vida convertido en un hombre solita- una parranda en casa de la fa-
azarosa, sin rumbo, suicida, sin rio, que vivía sin saber vivir y que milia Cantillo, en el centro de
ambiciones, y nunca había he- parecía encontrar en el licor y los Fundación, que lo acababan de
cho lo que hizo esa noche calu- aplausos de sus seguidores pe- contratar. ¡Eso no lo había hecho
rosa de julio, después de beber queñas dosis de felicidad que se mi papá nunca!... Me dijo que

* William Ahumada Maury es periodista egresado de la Universidad Autónoma del Caribe. Reportero con 28 años de experiencia
profesional en radio, prensa y televisión. Especializado en crónicas humanas, ganó el premio de periodismo “Mario Ceballos Araújo”
de la Universidad Autónoma del Caribe en el 2003. Es catedrático de Uniautónoma y Esap y candidato a Magister en Gerencia de
Comunicaciones de la Universidad del Zulia, Venezuela.

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El hecho simple de tomar
contra su pecho el acordeón
del juglar más afamado de la
región de los Montes de María
en todos los tiempos, lo era
todo para Sebastián, quien para
entonces tenía 32 años de edad
y sólo había tenido la bendición
del viejo sólo para tocar, muy
de vez en cuando, la caja o la
guacharaca en una que otra
parranda del mismo municipio
de Fundación

Sebastián Polo, el hijo de


Juancho Polo Valencia, ha
querido continuar con la
tradición del viejo juglar.

se sentía cansado y que, apenas “Mi padre era un hombre simple conjunto vallenato con sede en
llegara, lo llamara para ver cómo en sus cosas, pero de decisiones Barranquilla.
me había ido. Cuando llegué lo de hierro. Me señalaba, sin ha-
encontré muerto y mi vida ense- blar mucho, que lo primero era JUANCHO, TAN LEJOS
guida cambió”, cuenta 35 años el campo, por eso, en las pocas Y TAN CERCA
después Sebastián Polo Hernán- veces que nos veíamos en su
dez, uno de los hijos mayores del vida como hombre famoso, le Sebastián Polo dice que vivió una
legendario cantor popular. gustaba más preguntarme por vida de campesino, común y co-
las cosechas de ñame, maíz, o rriente, distinguido por la gente
El hecho simple de tomar contra de yuca que por los gustos míos que lo saludaba con admiración,
su pecho el acordeón del juglar frente al vallenato. Eso me se- más como hijo de Juancho Polo,
más afamado de la región de los ñaló el primer camino de mi que como el hombre trabajador
Montes de María en todos los vida hacía el campo, antes que que salía todos los fines de mes
tiempos, lo era todo para Sebas- la música y a él eso parecía no de la finca El Gato, de su abuelo,
tián, quien para entonces tenía importarle. Ahora, 35 años des- al municipio de Fundación a ven-
32 años de edad y sólo había te- pués, entiendo su mensaje. Él der la cosecha.
nido la bendición del viejo sólo veía en el campo, las raíces más
para tocar, muy de vez en cuan- valiosas de su filosofía musical”, “Crecí trabajando la tierra con
do, la caja o la guacharaca en relata Sebastián Polo Hernán- mi abuelo Juancho Polo Meriño.
una que otra parranda del mis- dez, quien se confiesa sucesor De Juancho Polo Valencia recibía
mo municipio de Fundación. natural de su padre y dirige un más las noticias de sus correrías

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por los pueblos que sus visitas música de mi papá me sacaba del deonero, pero nada más alejado
hogareñas, pero cuando nos veía- campo. Siempre estaba en el am- de la verdad. Alicia quedó preña-
mos me presentaba con orgullo y biente. La colocaban a cada rato da y una complicación sorprendió
me daba dinero. Nunca me ben- en Radio Libertad, que era la emi- a su marido lejos, tan lejos que la
dijo como su sucesor y cuando sora que se oía allá, la escuchaba noticia tardó tres largos días en
me aventuré a tocar la caja o la en los buses y en los bares de los llegar a los oídos de Juancho.
guacharaca buscaba siempre su pueblos. La gente hablaba de mi
mirada con mucho respeto para papá como si fuera un héroe y, “Cuando Juancho llegó con los
saber si él lo aprobaba, o no. cuando lo veía me sentía orgullo- remedios que le habían mandado
Cuando comencé a tocar el acor- so de estar a su lado. Soñaba que a buscar, ya Alicia había muerto
deón ya yo era un hombre y me me invitara algún día a estar con y estaba enterrada y el viejo se
encontré con el viejo por casuali- el conjunto, pero al tiempo notaba desmadejó. Quedó deshecho. No
dad en una parranda y me miró que él se sentía bien estando yo sabía qué hacer y no volvió más
con picardía. Ese día hizo una con mi abuelo”, recuerda ahora. al rancho en donde se había ins-
mueca que significaba aproba- talado con Alicia. Reunió a su
ción, pero nunca me atreví a co- Por su lado, Juancho Polo Valen- conjunto, tres hombres que lo se-
ger su acordeón”, dice Sebastián. cia, el juglar, tejía su historia de guían con los ojos cerrados a to-
vida y dolor entre los acordes de dos lados, sin preguntar a donde,
El hijo de Juancho Polo jura que su acordeón. Así, entre parrandas y se fueron a la tumba, donde llo-
su verdadera pasión siempre que ardían en medio de kioscos ró por varias horas y compuso Ali-
fue la música, pero hacía con su de paja atiborrados de contertu- cia Adorada. La cantó mil veces y
abuelo Juancho lo que había que lios que no preguntaban por las se marchó sin rumbo, en una sola
hacer: sembrar, por tradición fa- penas del artista popular, y co- correría sin destino. Se marchó a
miliar. “Crecí en la finca El Gato, rrerías sin fin, conoció el amor rodar sin frenos para morir en la
ubicada en la vía a Santa Rosa oculto entre los ojos dulces de casa de su hijo Sebastián”, relata
de Lima, jurisdicción de Flores la joven Alicia Carrillo, a quien emocionado Luis José Rodríguez,
de María, del municipio de San se llevó para su pueblo, Flores el cajero que desde los doce años
Angel, Magdalena. Me mataba la de María, sin más ni más. Todos de edad acompañó a Juancho
dulce tranquilidad de respirar el presumieron que ahí terminaría la Polo Valencia y ahora es fiel com-
olor a tierra cuando llovía, pero la vida andariega del afamado acor- pañero de su hijo Sebastián Polo.

En sus presentaciones,
el hijo de Juancho Polo
se hace acompañar de
Luis José Rodríguez,
el cajero que también
estuvo con el autor de
Alicia Adorada.

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Carmen Carmona, la esposa de
Sebastián Polo, recuerda que el
viejo –varios años después– llegó
un día cualquiera con su som-
brero vueltiao a medio lado, una
camisa desgastada a cuadros
que alguna vez fueron rojos, un
pantalón gris, sus eternas abar-
cas de cuero duro, una bolsa con
una hamaca enrollada y su acor-
deón de nácar blanco y negro
terciada al hombro.

“Nosotros vivíamos en una in-


vasión en las afueras de Funda-
ción a la que llamábamos Paz
del Río. El viejo llegó sobrio, Facsímil
pero se notaba que estaba muy del original
golpeado por la vida que lleva- en el que
ba. Le dijo a Sebastián que se Sebastián
iba a quedar. Desde luego mi escribió la
marido le mandó a limpiar un canción
cuarto, pero el viejo le dijo que dedicada a
no. Fue enfático en decir que no su padre.
iba a ser carga de nadie y abrió
un cuartico frente a la casa de
nosotros. Ahí dormía; pero co-
mía, se bañaba y descansaba ME MIRO EN EL ESPEJO de edad asumiendo un impre-
en la casa de nosotros. La pa- sionante parecido físico con su
rranda siguió, sólo que ahora te- Cierto día, Juancho Polo Valencia padre. Alto, con un talante impo-
nía como base la casa nuestra”, llegó a casa y encontró a su hijo nente. El rostro pétreo cuarteado
recuerda la señora Carmona. Sebastián humeando un conejo por el sol, de profundas líneas
en el patio. Dicen los nietos del expresivas y nariz y orejas enor-
Lo demás fueron fiestas patrona- juglar que lo miró de arriba aba- mes y un afán incontrolable por
les, festivales y ruidosas parran- jo por varios minutos y pareció hablar rápido. “Muchas veces ni
das familiares. Sebastián Polo revivir en su corazón el inmenso me entiendo yo mismo”, cuenta
se convirtió en acordeonero y se amor que siempre profesó por Sebastián en medio de risas.
fue alejando del campo después ese descendiente de su casta.
de que su abuelo Juancho Polo Juancho Polo no era de esos
Meriño vendió la finca El gato. “Creo que este pelao es el que hombres que se interesara por
“El viejo se iba y duraba hasta más se parece a mí, en verdad. peinarse bien, o por estar perfu-
siete días tomando. Regresa- Míralo, es la viva estampa de Va- mado. Era un hombre que vestía
ba, nos daba algún dinero y se lencia. Ven acá mijo, colócate el siempre ropa casual y lucía inde-
colgaba en su hamaca. No nos sombrero así como lo uso yo… a fectiblemente su sombrero a me-
dimos cuenta a qué hora perdió vé. Mira, es idéntico. Parece que dio lado, para ocultar la falta de
los dientes. Cuando estaba ahí me estuviera viendo en un espe- media oreja derecha (perdida en
me mandaba a pedir un tinto a jo…”, comentó el viejo, según una pelea callejera) y las abarcas
las cinco de la mañana y luego los recuerdos de sus hijos. de cuero duro. Su hijo, ha calca-
desaparecía por otros tantos días do a la perfección esos detalles
más”, recordó la esposa de Se- Ciertamente. Sebastián Polo que dieron forma a la vida rutina-
bastián. Hernández entró a los 30 años ria de su padre y ahora los hace

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parte de su propia forma de vivir. concebidas, como Lucero Espiri- a su padre, fuese a recaer algún
Son como dos gotas de agua. tual. día sobre sus hombros.

Mientras Juancho, el viejo, des- “Yo, teniéndolo de vez en cuan-


gastaba su vida entre parrandas y do cerca, le preguntaba por sus
sueños profundos de sardineles y Andrés Pérez, el letras y me decía que había que
parques, Sebastián Polo comenzó guacharaquero de sacar tiempo para todo. El leía
a aprender a vivir definitivamen- Sebastián, escuchó especialmente la biblia, pero
te de la música, pero procurando dejaba canciones por todos la-
al niño y atravesó
mantener una línea divisoria en- dos y nunca hubo control sobre
tre su padre y él. Montó un con- corriendo la calle eso. Ya acá de vez en cuando me
junto vallenato en el que el joven sin pavimentar permitía tocar la caja, cuando
Luis José Rodríguez, el cajero, se que separaba la Luis José se enfermaba o salía
mantenía como un cordón um- de pelea con el viejo. También
bilical que lo conectaba siempre
habitación del toqué la guacharaca, aunque él
con la suerte de su padre. juglar con la casa no soltara el acordeón”, detalla
de los Polo en Sebastián.
“Yo cantaba con un tono propio, esa invasión. ‘Le
para que la gente apreciara mi Para las fiestas patronales de
estilo. Para ello comencé a com- pegó una patada Aracataca de 1978, no había
poner mis canciones propias. Ya a la puerta y la acordeonero o intérprete del va-
tengo unas 40 composiciones hizo volar. El viejo llenato que se atraviese a plan-
que siempre he intentado pre- tarle tema a Juancho Polo Va-
estaba muerto
sentar a la gente que nos contra- lencia. Fue la sensación de esas
ta, pero no he podido… Parece en su hamaca. festividades, aunque todos se
que estoy poseído por el espíritu Serenito, como lamentaban por la forma descon-
de mi papá”, confiesa Sebastián. si estuviera trolada como el apreciado juglar
tomaba con desprecio su propia
POSEÍDO POR JUANCHO
durmiendo. Eso vida en cada sorbo de licor.
cambió mi vida
Para julio del año 1978 ya la y me hizo saber “Sabíamos que estaba en Araca-
fama de borracho de Juancho cosas que sólo taca por las noticias de la radio.
Polo era tan abrumadora como la Pero él se había ido una semana
de su talento. En las parrandas, ahora entiendo’, antes sin decir a donde iba a es-
la gente le pedía, sin importarle admite Sebastián tar. Por eso, cuando llegó ese 21
que él llorara, mientras cantaba, Polo, a quien todos de julio a las diez de la noche,
la canción que había edificado en no nos causó impresión, aunque
apodan Chan.
el cimiento de su propia tragedia: mandó a llamar a Sebastián en-
seguida”, señala, aún entristeci-
“Como Dios en la tierra no tiene da, Carmen Carmona.
amigos / Como no tiene amigo’ “Lucero espiritual / lucero, lucero
anda en el aire (bis) / Tanto le /lucero espiritual /Eres más alto Juancho Polo Valencia llegó si-
pido y le pido ay hombe! / Siem- que el hombre / Yo no sé dónde lencioso. Estaba sobrio, pero se
pre me manda a mi males”. se esconde / En este mundo his- le notaba agitado y preocupado.
torial”. Se instaló en su habitación frente
Quienes estudiaban detenida- a la casa de su hijo y lo mandó
mente sus letras entendieron Eso lo entendía perfectamente a llamar con uno de sus nietos.
que Valencia, como le llamaban, Sebastián, quien veía cada vez
no era un borrachín inconforme más lejos que el inmenso talante “Yo estaba leyendo una revista y
y replicaban las letras de can- de su padre; o mejor, la inmensa llegué pronto. Mi papá me miró
ciones con otras increíblemente responsabilidad de representar con un inmenso amor y me entregó

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su acordeón sin más ni más. Me Andrés Pérez, el guacharaquero lencia, es la misma vaina. Son
dijo ve a esa parranda y regresa. de Sebastián, escuchó al niño igualitos, él canta igualito, sólo que
Me dijo que lo reemplazara, no que y atravesó corriendo la calle sin no se emborracha como el viejo”,
lo acompañara; por eso, aunque pavimentar que separaba la ha- dice gustoso el cajero Luis José Ro-
todos sabían que yo soy Sebastián, bitación del juglar con la casa dríguez, quien es ciego y está con
el hijo, esa noche, imité su voz y de los Polo en esa invasión. “Le la familia Polo desde los 12 años.
canté sus canciones como sólo él pegó una patada a la puerta y la
lo sabía hacer”, rememora. hizo volar. El viejo estaba muerto Pero Sebastián no tiene nada en
en su hamaca. Serenito, como si contra de su padre, pues tiene
Y prosigue: “Esa noche sentí a mi estuviera durmiendo. Eso cam- trabajo permanente y sigue re-
padre en el pecho. Me fue muy, bió mi vida y me hizo saber co- viviendo el orgullo que le sopló
pero muy fácil lograr su tono de sas que sólo ahora entiendo”, el pecho desde su niñez. No, el
voz, parecía muy natural en mí. admite Sebastián Polo, a quien problema es que quisiera mos-
Cuando ya iban dos tandas, le dije todos apodan Chan. trar su propio arte.
a los asistentes que yo quería pre-
sentar mis canciones, pero no me Poco a poco se le fue olvidando Muestra de ello es la canción la-
hicieron caso. Me pidieron nueva- el tono natural de su voz y, como mento que le compuso a Juan-
mente Alicia Adorada, El Duende, si recibiese una orden desde lo cho Polo Valencia cinco años
El Pájaro carpintero, y así se ter- más profundo de su pecho, emi- después de su muerte. La tituló
minó la parranda”, agrega. tió la misma voz nasal que le dio El Sucesor de Juancho Polo:
vida al estilo de canto de Juan-
Sebastián llegó a la casa a las cho Polo Valencia. Siempre le Con tanto cariño que me crió
dos de la mañana y se acostó. sucede lo mismo. mi padre
No quiso molestar a su padre y Y ahora se ha ido sin ideas de
pensó: “Mejor le cuento mañana A partir de ese momento la vida regresar
que me fue muy bien”, relató. artística de Sebastián se debate Yo he quedado solito, recor-
entre la propuesta permanente dando a mi madre
A las cinco en punto de la maña- que hace a las personas que lo El único ángel que me ha que-
na Carmen Carmona despertó a escuchan cantar: “les voy a pre- dado a acompañar.
Juan, uno de sus hijos, y le puso sentar un tema de mi autoría…
una enorme taza de café tinto se titula…”, y la misma solici- Con mucho sentimiento me
caliente en las manos: “Vaya y tud de esa gente por la música toca complacer
llévele a su abuelo”, le ordenó. del viejo Juancho. “No, toca El A todos mis amigos al tocar el
Duende; toca El Pájaro Carpin- acordeón
El joven cuenta que llamó varias tero; toca La Prima; tócate Me Yo a veces pienso que no lo
veces al anciano, pero no recibió robaron el Sombrero”, le piden. debo hacer
la respuesta acostumbrada: “Ya Porque eso me da mucha tris-
va, ya va”. Así han transcurrido 35 años en teza y dolor.
los que Sebastián no ha podido
Preocupado, empujó la puerta erradicar al espíritu de su padre. A mi Sebastián me puso Juan-
de madera, que estaba asegura- “Nada vale. Siempre termino cho Polo
da al marco por un lío de alam- siendo Juancho Polo Valencia y El que compartía las horas
bres entorchados y metió su yo quisiera que la gente conociera conmigo
mano hasta alcanzar la punta de a Sebastián Polo Hernández. Ten- Y en este mundo yo he queda-
la hamaca, en la que sobresalían go más de 40 canciones, entre do solo
los pies de Valencia y la empu- paseos, paseaítos, merengue y Triste muy triste sin mi amigo.
jó. “Mami, mami, mi abuelo está otras canciones. Yo soy un artista
muerto, porque esa hamaca está distinto a mi padre”, se queja. Esta es la única canción que Se-
muy pesada y él no se mueve ni bastián ha robado del repertorio
responde”, le dijo angustiado el “Es que estar con Sebastián es a su padre, cada vez que se pre-
joven a su madre. como estar con Juancho Polo Va- senta.

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