Está en la página 1de 3

DIFERENCIAS ENTRE DEMENCIA Y ALZHEIMER

“Debemos desterrar términos trasnochados del pasado que sólo generan confusión. La
demencia no implica que sea senil, del mismo modo que tampoco implica que sea Alzheimer”,

La demencia senil es una enfermedad que provoca el deterioro de la memoria y otras


capacidades del razonamiento relacionadas con el lenguaje, la percepción o el juicio. Estos
síntomas, producidos por una falta de comunicación en las células nerviosas, interfieren en la
vida cotidiana del paciente y, en las fases más avanzadas, lo convierten en dependiente. Al ser
una patología que no diferencia por sexos u edades, ya que cualquier persona puede
padecerla, su etimología ha variado en la actualidad. Cuando se habla de demencia senil sólo
se hace referencia a aquella que se producen después de los 65 años.

La enfermedad de Alzheimer es la demencia más frecuente, pero puede aparecer a edades


más tempranas y sus síntomas se van agravando a medida que progresa la patología,
implicando, en algunos casos, la muerte del paciente, factor que la demencia no tiene porqué
conllevar.
En cuanto a las causas, en el caso del Alzheimer éstas son desconocidas, pero en la demencia
puede ser la secuela de una infección, del consumo de drogas, de tumores, de otras patologías
como el Parkinson u otras de carácter degenerativo.

En ambos casos, que un familiar directo padezca alguna de las dos patologías, mantener
niveles de presión arterial altos o ser mujer pueden ser factores de riesgo.

Por otro lado, tanto las personas con demencia como aquellas que tienen Alzheimer, poseen
una misma percepción de la realidad y sólo existen diferencias en los síntomas dependiendo de
la fase en la que se encuentre el paciente.

En conclusión, ambas se engloban dentro del término demencia pero, según su nivel de
evolución, conllevan características y síntomas que las convierten en enfermedades diferentes.

CONSEJOS PARA LOS FAMILIARES DE PACIENTES

No existen medidas preventivas que puedan evitar la aparición de ambas afecciones, aparte de
las medidas que pueden aplicarse a la vida cotidiana: seguir una alimentación saludable o
realizar ejercicio rutinario.

“De forma práctica y entendible, la idea es retrasar al máximo el momento demencia de la


enfermedad, para que, de esta manera, se pueda evitar la dependencia”, explica la especialista.

Para ello, es necesario implicar al paciente en un estilo de vida saludable, controlar los factores
de riesgo cardiovascular o fomentar sus reservas cognitivas y motivacionales.
En el momento en el que la persona padezca demencia o Alzheimer, los especialistas deben
recomendar a sus familiares que sean, que empleen un lenguaje claro y sencillo y, sobre todo,
que eviten reprochar sus errores a la persona enferma.

El consejo principal es que los cuidadores traten de orientar al paciente a la realidad, de forma
pausada y sin forzarle, a través del refuerzo positivo y, si lo precisan, con la ayuda de las
asociaciones como punto de apoyo fundamental para hacer frente a la enfermedad.

También podría gustarte