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Para comprender cómo llegó a formarse este mineral, a partir de sustancias vegetales,

debemos remontarnos al Período Carbonífero, hace unos 360 millones de años.

La primera parte de este proceso de formación comienza con la descomposición de


vegetales terrestres, cuando el planeta estaba cubierto por extensos bosques de helechos
y equisetos, que fueron acumulándose en regiones pantanosas, de lagunas y cuencas
marítimas. Todos estos vegetales en forma de restos, se acumularon en el fondo de esas
cuencas y al ser cubiertos por el agua quedaron protegidos del aire y de su acción
degradante.

En este punto comienza la acción de las bacterias anaeróbicas – organismos que no


necesitan la presencia de oxígeno para su supervivencia – que inician el proceso de
descomposición. Esto va provocando un paulatino enriquecimiento en carbono de estos
restos.

Estos restos en descomposición, que luego van a formar el carbón mineral, empiezan a
ser cubiertos por depósitos arcillosos y de esta manera el proceso anaeróbico se
potenciará.

Estas capas arcillosas y con restos vegetales se cubren por otras rocas sedimentarias y
comienza un proceso denominado carbonización. Los movimientos de las placas
tectónicas, la presión de las rocas sedimentarias y el aumento de la temperatura
comienzan a provocar transformaciones físicas y químicas de estos restos vegetales.

La presión va a modificar las propiedades físicas, aumentando la dureza, la resistencia y


la porosidad. Por su parte, la temperatura producirá cambios químicos, aumentando la
presencia de carbono y reduciendo el oxígeno y el nitrógeno. De esta forma se genera el
carbón mineral.

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