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Asignatura:

Historia de la civilización moderna y contemporánea.

Facilitadora:
Elida E. Espinal P.
Participante:
Dalisis Pérez Berroa.
Matricula:
16-9168
Introducción:

Este trabajo aborda las migraciones latinoamericanas producidas en el


marco de la globalización. El autor identifica las que ocurren en
Latinoamérica hacia países desarrollados como parte de una
tendencia mundial de carácter restrictivo en los países de destino,
determinada por gobiernos que buscan evitar flujos migratorios no
deseados hacia sus territorios. Esta situación restrictiva tiende a
seleccionar migrantes de acuerdo con las necesidades inmediatas que
tiene un país para cubrir puestos de trabajo, atrayendo así a su
sociedad a los científicos, tecnólogos y especialistas que le hacen falta
para cubrir sus propias necesidades.
Hacer un análisis crítico al proceso migratorio de América y el
Caribe, debe tomar en cuenta las causas y consecuencias de los
mismos, además debe tomar en cuenta el pacto mundial sobre
refugiados y migrantes.
Desde fines de siglo XIX hasta nuestros días se pueden identificar
cuatro momentos significativos sobre el fenómeno migratorio en
América Latina y el Caribe: el primero se vincula con las migraciones
transoceánicas; el segundo, con las migraciones internas, producto de
la crisis económica en las décadas de 1930 y 1940; un tercero, con las
transfronterizas; y un cuarto, con las que se producen con la
globalización, objeto de este trabajo.

La primera, desde fines de siglo XIX hasta mediados del XX, movilizó
a 55 millones de europeos aproximadamente y actuó como válvula de
escape, posibilitando la organización o reorganización de los estados
europeos. La segunda, consecuencia de la crisis económica de 1930,
afectó al ámbito rural, generando una migración del campo a las
ciudades. La tercera, producto de conflictos políticos, económicos y
sociales, generó una migración entre países fronterizos desde la
década de 1960. La cuarta se produce en las últimas dos décadas del
siglo XX hasta la actualidad y, según algunas estimaciones, ha
movilizado en todo el mundo a más de 150 millones de personas que
actualmente no residen en su país de origen. Según la Cepal (2004),
para el año 2000 vivían fuera de sus países de origen 20 millones de
latinoamericanos.

El panorama migratorio ha cambiado en las últimas décadas, y


continúa cambiando, porque el mundo actual, animado por la
globalización, se encuentra en constante movimiento. Se estima que la
cantidad de migrantes internacionales1 alcanza en todo el mundo los
175 millones, los que equivalían aproximadamente al 3% de la
población mundial en el año 2000. Las cifras de migrantes se elevaron
a más del doble entre 1960 y 2000. El 60% ellos reside en las regiones
más desarrolladas, y el 40% en las menos desarrolladas. La mayoría
vive en Europa (56 millones), Asia (50 millones) y América del Norte
(41 millones).2 En el año 2000, aproximadamente 1 de cada 10
personas residentes en las zonas más desarrolladas era migrante. En
contraste, esta proporción descendía a 1 sobre 70 personas en los
países en desarrollo. 3 En el caso de América Latina y el Caribe,
aunque la complejidad y escala de los movimientos hacia, desde y a
través del continente americano dificulta la recolección de información,
las estimaciones indican que casi 20 millones de nacionales
latinoamericanos y caribeños residen fuera de sus países de
nacimiento, la mayoría en América del Norte (CEPAL 2002). Dadas su
proximidad geográfica y su fuerza económica, los Estados Unidos y
Canadá continúan ejerciendo un poderoso magnetismo sobre los
migrantes de la región, especialmente sobre los que provienen de
México, el Caribe y América Central.

La tendencia que marcó la década del ’70, durante la cual los


inmigrantes de todo el mundo se dirigían hacia América Latina y el
Caribe, se ha revertido. Muchos de los países de destino de entonces
experimentan ahora un marcado descenso en su inmigración debido,
parcialmente, a problemas económicos, en especial la Argentina y
Venezuela. Durante el quinquenio 1995-2000, la tasa de emigración
neta de América Latina y el Caribe fue la más alta en el mundo; en
promedio, una de cada 1.000 personas emigraba anualmente
(Naciones Unidas, 2003).

En la actualidad los movimientos de población son con frecuencia


interregionales y, en algunos casos, los migrantes con raíces étnicas
comprobables en países europeos y asiáticos que fueron
tradicionalmente países de emigración, están regresando a ellos
gracias a acuerdos preferenciales.

Los desplazamientos intra-regionales de personas en América Central,


los conflictos de Haití, los desplazamientos internos de Colombia, el
colapso económico de la Argentina, la incertidumbre política y
económica de Venezuela, constituyen todos factores que han
influenciado en forma significativa a las antiguas tendencias
migratorias. Las convulsiones políticas y económicas, junto con la
miseria que enfrentan algunos países, hacen que persistan las
presiones e incentivos para la migración. Los emigrantes
latinoamericanos y caribeños se trasladan en número creciente hacia
Europa, pero es posible que la expansión de ésta en 10 países, la cual
favorece a los inmigrantes de Europa oriental, y las dificultades para
mantener las relaciones bilaterales en una Europa armónica,
determinen el cambio de esta tendencia.

Causas:

Diversas causas han sido atribuidas a la decisión de emigrar. Para


explicarlas se han postulado diferentes teorías. Además, están los
análisis que se realizan desde diferentes disciplinas, como la
Demografía, la Economía, la Historia, la Psicología, el Derecho, la
Sociología, la Geografía, la Ecología, la Ciencia Política, etcétera.

Las explicaciones que dan cuenta de los motivos de este fenómeno se


vinculan con la falta de trabajo, la persecución político-ideológica, la
inseguridad producto de la violencia, las guerras, la persecución étnico
religiosa, los problemas socioeconómicos, el mejoramiento de la
calidad de vida, la búsqueda de desarrollo individual o familiar,
oportunidades de empleo y educación, acceso a bienes y servicios,
entre otras.

Consecuencias:

Para el país de emigración

 Menos población
 Disminución de la presión sobre los recursos disponibles
 Inversión de las remesas de dinero enviadas
 Menos desempleo
 Envejecimiento de la población
 Disminución de los ingresos públicos
 Familias separadas
 Fuga de cerebros
Para el país de inmigración

 Población más joven y dispuesta al cambio


 Mayor mano de obra
 Innovación tecnológica
 Diversidad cultural
 Aumento en el consumo
 Mayor diversidad política, religiosa, lingüística
 Creación de barrios segregados y marginales
 Aumento en los servicios públicos
 Disminución salarial en algunos sectores

Pacto:
América Latina y el Caribe reafirmó hoy su compromiso con el Pacto
mundial para una migración segura, ordenada y regular y llamó a la
cooperación para alcanzar un acuerdo ambicioso, centrado en la
igualdad y con enfoque de derechos, en el cierre de la primera
consulta regional preparatoria para el acuerdo global realizada en la
sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) en Santiago, Chile.

La reunión fue organizada por la CEPAL en conjunto con la


Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la División
de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales
de las Naciones Unidas.

En la clausura fue encabezada por Alicia Bárcena, Secretaria


Ejecutiva de la CEPAL; Louise Arbour, Representante Especial del
Secretario General para la migración internacional, y Bettina Etter,
Representante del Embajador Jürg Lauber, Co-facilitador de la
consultas y negociaciones intergubernamentales sobre el pacto
mundial sobre migración.

Durante su intervención, Alicia Bárcena afirmó que el pacto mundial


no debe ser visto como una ayuda a los países en vías de
desarrollo, sino que debe constituirse como una mirada universal a
los fenómenos migratorios.

Agregó que el ADN de este pacto es la cooperación pero, para ello,


se deben establecer reglas claras.

“El pacto mundial es un proceso irrepetible, es una oportunidad que


la comunidad internacional está llamada a aprovechar”, afirmó la
alta funcionaria de las Naciones Unidas.

Recordó que la Agenda 2030 es una respuesta de la comunidad


internacional a un estilo que no es sostenible y que nos llama a una
nueva forma de pensar el mundo. Por eso, añadió, es importante
que el pacto mundial se asocie con la Agenda 2030.

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