Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Consigna:
Sucedidos /1
Tenía bigotes de púas, era bizco y de ojos saltones. Nunca el Mellado había visto
un pescado tan feo. El bagre venía pegado a sus talones desde la orilla del arroyo, y el
Mellado no conseguía espantarlo. Cuando llegó a las casas, con el bagre como sombra,
ya se había resignado.
Con el tiempo, le fue tomando cariño. El Mellado nunca había tenido un amigo
sin patas. Desde el amanecer, el bagre lo acompañaba a ordeñar y a recorrer campo. A
la caída de la tarde, tomaban mate juntos; y el bagre le escuchaba las confidencias.
Los perros, celosos, lo miraban con rencor; la cocinera, con malas intenciones.
El Mellado pensó ponerle nombre, para tener cómo llamarlo y para hacerlo respetar,
pero no conocía ningún nombre de pescado, y ponerle Sinforoso o Hermenegildo podía
caerle mal a Dios.
Una mañana de mucho calor, que andaban las lagartijas con sombrilla y el
bagrecito abanicándose a todo dar con las aletas, el Mellado tuvo la idea fatal:
Y allá fueron.
El bagre se ahogó.
Eduardo Galeano. 1989. “El libro de los abrazos”