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Foe ee eee ener eee ee eee ene ee een nee arene eee Tt LAFICCION DEL YO 3de 28 LA FICCION DEL YO LA PARADOJA DE MINDFULNESS EN LA PRACTICA CLINICA RONALD SIEGEL PSY.D. {Qué sucederia si nuestros objetivos terapéuticos de mejorar nuestra autoestima, desarrollar un sentido def yo estable y coherente, ¢ identiicar y expresar sentimientos auténticos y genuinos resultaran: ser tnicamente una ilusién? {Y si la tendencia actual de practicar mindfulness, si nos lo tomarrios suficientemente en serio, modifice quiénes creemos que somos y lo que intentamos hacer en terapia? Igual que ocurrié con la efergia atémica en la década de los 60, uitimamente se esta considerando la préctica de mindfulness o atencién plena como la cura para todo. Depresién, ansiedad, aislamiento, trastorno por déficit de atencién con hiperactividad, problemas econémicos: todo lo que se te ocurra tiene un remedio basado en mindfulness. Ysi bien es jerto que reducir el nivel de estrés y darnos un respiro de nuestros incesantes pensamientos puede mejorar casi cualquier problema, es probable que un compromise serio con la prictica de mindfulness ‘tenga una consecuencia imprevista y, con frecuencia, no deseada: nos puede alejar, y también a nuestros intes, de interpretaciones con las que ros Sentimos cémodos y conducirnos hacia una reevaluacién radical de quiénes somos y de qué va nuestra vida, -cambiando drésticamente nuestras précticas de psicoterapia en el proceso. En las trai jones budistas, de las que proviene buena parte de las pricticas contemporéneas de mindfulness, las técnicas de la atencién plea” ‘evolucionaron come herramientas para deconstruir nuestra visién habitual de nosotros mismos y del mundo, con el fin de despertar de la ficcién convencional y teforzada, socialmente de lo, que somos y de cémo encontrar la felicidad. Este despertar se produce a un nivel en el que dejamos de creer en el yo. Supone comprender lo que se denomina en Pali lengua en la que $e registraron por primera ver las ensefianzas de Buda, el anatta 0 “no yo La préctica de mindfulness. que conduce al reconocimiento de anata es engafiosamiente sencilla. Comienza con: el desarrollo de la concentracién: la eleccién de un objeto de atencién, como. sonidos ambientales, la respiracién u otras sensaciones corporales, y redirigir la atencién a ese objeto cada vez que la mente se aleje de él. Cuando se haya logrado algo de concentiacién, abrimos el campo de atencién para atender alo que predomine ‘en la conciencia. A lo largo del proceso, intentamos aceptar lo que surja, independientemente de que sea agradable 0 desagradable. Si realizamos esta sencilla préctica el tiempo suficiente, descubrimos que nuestra sensacién de ser un individuo independiente, coherente y resistente es en ‘realidad un ilusién mantenida mediante nuestra continua charla interior, que en general se entra en el «yor. Desde las decisionss cotidianas: ("esta noche creo que cenaré salmén con espinacas") hasta los temores existenciales (‘qué hago: si et —_——_—— LA FICCION DEL YO Ade 28 tumor es maligno”), este ruido lena las horas en que estamos despiertos. Al escucharlo todo el dia, llegamos a creemos que el héroe de este drama debe existir de verdad Pero si practicamos mindfulness el tiempo suficiente y con la suficiente frecuencia, este sentido de identidad convencional se puede empezar a deshacer. Al atraer repetidamente nuestra atencién a la experiencia sensorial del momento, observamos que lo que surge en la conciencia es un caleidoscopio de sensaciones e imagenes, narradas habitualmente por palabras encubiertas, que surgen y se desvanecen. La atencién pasa de las sensaciones de la respiraci6n a un sonido, a un picor en la cabeza, a la imagen de un cliente, al recuerdo de un correo electrénico desagradable. Jamés llegamos a encontrar al pequefio hamiinculo, el heroico hombre ‘© mujer del interior, el "yo" coherente y estable que na_con tanta frecuencia en nuestros se men: pensamientos pasajeros. En su lugar, existe un flujo continuo de contenidos mentales cambiantes Si desarrollamos la atencién plena lo suficiente, podemos llegar a ver cémo creamos nuestro propio sentido de identidad y nuestra comprensién del mundo que nos rodea, fuera de este flujo. Verlo en accién nos puede dejar sin apoyo alguno de una manera alarmante, pero también posiblemente liberadora. COMO CONSTRUIMOS LA REALIDAD Los antiguos budistas describieron el proceso por el cual interpretamos la realidad y nuestro sentido de identidad de forma muy parecida a como lo hacen los cientificos cognitivos modernos. Todo comienza con el contacto de los sentidos: la unién de un érgano sensorial (el oido 0 el ojo, por ejemplo) con un objeto de atencién. A continuacién, estas sensaciones se organizan inmediatamente en percepciones, condicionadas por el idioma, la historia personal y la cultura, No obstante, la mente no permanece mucho tiempo en el nivel de la percepcién. Inmediatamente afiade un toque hedonista o de sensaciones a toda experiencia ("Me gusta esto” o “No me gusta esto") Y, casi al mismo tiempo en el que el toque de sensaciones entra en la conciencia, se producen las intenciones. Tenemos el impulso de aferramos a ‘experiencias agradables y alejarnos de aquellas que son desagradables. Con el tiempo, desarrollamos habitos de disposiciones o respuestas condicionadas: conjuntos de respuestas habituales a lo que nos gusta 0 no nos intencién que podriamos denominar gusta. Estas disposiciones se convierten en elementos importantes de nuestra identidad ("Soy liberal", “Me gusta la musica clasica” “Odio las motos acusticas” y “Me interesa el midnfulness’, entre otros) La mayoria de nosotros no llega a apres totalmente hasta qué nivel pensamos en nuestra personalidad y sentido de identidad como un conjunto de gustos, aversiones e intenciones, solidificados con el tiempo. Observamos el proceso ‘con mayor claridad en los adolescentes. Se dedican constantemente a definirse a si mismos a través del tipo de misica del que disfrutan o del hecho de si les {gusta estudiar, los deportes o el arte. Recuerdo observarlo claramente al visitar universidades con mis hijas gemelas. Después de Visitar otra preciosa universidad de Humanidades de stalaciones deportivas Nueva Inglaterra, que incl de nivel olimpico, una oferta extraescolar impresionante y un comedor gourmet, le pregunté a una de ellas cual era su impresién. Me dijo: “Obviamente es una gran universidad, pero no creo que solicite plaza.” *gPor qué no?" - pregunté inocentemente. *gHas visto qué llevaban puesto los alumnos del comedor?* -respondié. *4Ropa?" - propuse. "2Vaqueros y sandalias como las que llevas ti, tu hermana y todos tus amigos? “Papé...." ~ dijo, poniendo los ojos en blanco. igs que no has visto que eran totalmente emos?!” me ae eh tutte il lew tu ti st tata tm lt tats ts tt tit. ds tsa alla a a i ee aan e A RET PE OT NE ES LA FICCION DEL YO 5de28 _————— Cuando yo iba al instituto, habia tres grupos de estudiantes: deportistas, empollones.y los que iban directs a la delincuencia. En la época de mi hija, el dimer de categorias se:habia multiplicado, y el término emo hacia referencia a aquellos chavales que sufrian una gran angustia y la expresaban a través de la poesia, el teatro y el arte, pero no’ eran ribilistas 0 suicidas como los géticos. Y, por lo visto, mi hija saba determinar, baséndose en los vaqueros y ‘las, sandalias que levaban los alumnos, del comedor, que eran emos. Ella no lo era, 2: universidad quedaba descartada. que la Podemos pensar que, como adultos y especialmente, como sofisticados: psicoterapeutas, nos hemos alejado de esta forma primitiva de construccién de la identidad, pero he probado muy a menudo un experiment con grupos de médicos clinicos que sugiere lo contrario. En primer lugar, pregunto: ":Quiénes de los: presentes escuchan la radio publica nacional, aunque sea ocasionalmente™. Normalmente, aproximadamente dos tercios de los presentes levantan la mano. A continuacién, pregunto: “De los que escuchan la radio pablica nacional, gcudntos conducen o aspiran a conducir un Hummer?" Nadie levanta la mano. z¥ yo cémo lo sabia? yAdivinacién?. ~Agudeza clinica? No. Sencillamente, porque nadie que escuche la radio piiblica nacional querria un Hummer. No encaja con "quienes son’. Asi que, incluso aunque no nos consideremos personas que se forjan una identidad ‘en funcién de algo tan vaclo como los patrones de gustos y aversiones, y los habitos por los que nos dedicamos @ unas cosas y evitamos otras, eso-es exactamente lo que hacemos. Lo que observamos mediante la préctica de mindfulness es que crear un sentido de identidad es, en realidad, un proceso impersonal. Tal y como lo expresaba el neurocientifico Wolf Singer en su célebre cita: "El cerebro es como una orquesta sin director", Estos procesos impersonales (sensacién, percepcién, sentimiento, intencién) se desarrollan momento a momento, narrados incansablemente or pensamientos que surgen y se desvanecen. Nuestro sentido del yo también tiene otras dimensiones, que resultan ser igual de insustanciales. La mayoria de nosotros identificamos el cuerpo como “yo". Fuera de nuestra piel se encuentra. el mundo y en el interior, el yo. Pero, zqué sucede ‘cuando nos ‘comemios una manzana? jEn qué momento del viaje desde tu mano hasta la pulpa en tu boca, pasando por el quimo hasta llegar al azicar ‘en tu sangre se convierte la manzana en “ti"? ZY qué pasa con la celulosa 0 la fibra acumuléndose y preparandose para acabar en un. conocido récepticulo de porcelana blanca? También eres ta? {Sigue siendo la manzana? :O es otra cosa? La mayor parte de nosotros elegiriamos «otra cosa», porque no nos gusta pensar en las heces como «yor ‘© «mi comida». Al hacer una evaluacién, se derrumba nuestra queride divisién entre «yon y el resto del ecosistema en el que residimos. Es posible que la mayoria de nuestros clientes nunca practique con la suficiente intensidad como para ver claramente la forma, en que se construye nuestro sentido de identidad 2 partir. de. estos nosotros, los terapeutas, elementos, pero podemos despertar a esta realidad, eso nos puede ayudar a tomarinos menos en serio, a preocuparnos. ‘menos por nuestro placer y dolor personal y a tener una actitud terapéutica que podria ayudar a nuestros clientes a hacer lo mismo: ELNO YO EN LAPSICOTERAPIA Observar cémo se construye nuestro sentido de identidad no es, dnicamente un tema de filosofia abstracta. En la psicologia budista, el despertar al anata, 0 el no yo, es fundamental para la libertad psicolégica. Apenas un’atisbo de anatta en nuestra practica de mindfulness puede tener importantes consecuencias para la forma en que practicamos la psicoterapia,

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