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NOCTURNO DEL POETA QUE AMABA A LA LUNA

ME he cansado de la luna, de su aspecto pasmado, del azul gélido de su mirada, de sus


llegadas y salidas, de su manera de reunir amantes y solitarios bajo sus alas invisibles,
incapaz de distinguir entre ellos. Me he cansado de tantas cosas que antes me
extasiaban, de contemplar el paso de la sombra de las nubes sobre la hierba soleada,
de observar los cisnes deslizándose en un ir y venir de un lado al otro del lago, de
atisbar en la oscuridad, esperando hallar la imagen de un yo aún no nacido. Que entre
en el ojo la sencillez, como una mesa sobre la que nada ha sido puesto, como una mesa
que ni siquiera es una mesa todavía.

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