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José Luis Ortiz Garza La historia secreta tata dads ih José Luis Ortiz Garza nacid en 1954 en la ciudad de Torreén, Coahuila, donde curso sus primeros estudios, En 1977, luego de recibirse como licenciado en Ciencias de la Comunicacién en el Instituto Tecnoldgico de Estudios Superiores de Monterrey, se trasiado ala ciudad de México para trabaar en el Instituto Panamericano de Alta Direccién de Empresa (IPADE). Los estudios de publicidad que de manera directa realiza en numerosas empresas mexicanas despiertan en él su inquietud por profundizar en el conocimiento de la historia de los medios de comunicacion masiva en México. Desde 1980 combina su actividad de docencia e investigacién con la de la industria editorial. Actualmente es miembro del consejo directive de Editora de Revistas y de la revista Istmo. Es profesor de las materias de Teoria de la Comunicacién y Seminario de Publicidad en la Universidad Panamericana. | | | | | | i José Luis Ortiz Garza ESPEJO DE MEXICO Mexico en guerra COLECCION ESPEJO DE MEXICO Direccién editorial: Homero Gayoso A. y Jaime Aljure B. Disento portada y logotipo de ta coleccién: Armando G. Jurado Foto portada: Alfredo Morelesn G. © 1989, José Luis Ortiz Garza © 1989, Fasciculos Planeta, S.A. de C.Y, Grupo Editorial Planeta Ay, Insurgentes Sur 1162 Col. del Valle, Deleg. Benito Juérer 03100 México, D.F, ISBN 968-406- 126-9 Primera edi in; junio de 1989 Impreso en México - Printed in Mexico Ninguna parte de esta publicacién, incluido el diseio de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada transmitida en manera alguna ni por ningtin medio, ya sea eléetrico, quimico, mecénico, éptico, de grabacién 0 de fotocopia, sin previo del editor. A mis padres AGE AGN, LC ANTA BBC CBS CIP CIM FBI INS MBS NAW, RG OCAIA OIAA Owl PAN PRM RPM SRE UP Relacién de abreviaturas Archivo Histérico Genaro Estrada (Secretaria de Rela- ciones Exteriores Archivo General de la Nacién, Presidente Lazaro Car- denas Agencia Noticiosa Telegrafica Americana Associated Press British Broadcasting Corporation Columbia Broadcasting System Comité de Informacién Publica Confederacién de Trabajadores de México Federal Bureau of Investigation International News Service Mutual Broadcasting System National Archives of Washington, Record Group National Broadcasting Company Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos Office of Inter-American Affairs Office of War Information Partido de Accién Nacional Partido de la Revolucién Mexicana Radio Programas de México Secretaria de Relaciones Exteriores United Press Presentacién Uni fendmeno cuyo poder se habia sentido ya en la Primera Guerra Mun- dial adquirié una importancia vital veinticinco afios mas tarde, en el segundo conflicto global: /a propaganda. Aunque sin recibir ese nom- bre, su presencia en las guerras databa de épocas muy remotas, en las que habian surgido algunos de sus recursos clasicos, como Ia intimida- cién, el debilitamiento psicolégico a través del terror, la incertidum- bre, el uso de simbolos que manifiestan una presunta alianza con los dioses, entre otros. Seria, sin embargo, hasta la Primera Guerra Mundial cuando la pro- paganda moderna hizo su controvertida aparicién: zfascinante o mons- truosa?, zpérfida o virtuosa?, gsublime o despreciable?, jlegitima o espuirea? Polémica, en resumen/ Lo cierto es que en 1914 se enlisté en la guerra poniendo a disposicién de ésta los recursos con que el espiritu de la época la habia proveido. Las implicaciones practicas de los des- cubrimientos en la psicologia y otras ciencias sociales, la vertiginosa ca- pacidad de impresién de las rotativas, la eficacia de la telegrafia inaldmbrica y la magia del cinematégrafo convertirian a la propaganda en una arma de eficacia insospechada. En 1918, al término de la guerra, el prestigio de la propaganda re- gres6 junto con los heridos de gravedad. Los servicios prestados por la nueva ciencia rebasaron con mucho las expectativas originales. Actud fre- néticamente, pero, con frecuencia, sin escrtépulo alguno. Manipuld, exa- gerd, calumnié, estigmatiz6, silencié, prometié un futuro sin luchas, sin fronteras, de dichas sin fin. Se endeudé de promesas sin contar con que se le cobrarian al término del conflicto. Las calumnias y prejuicios se aclararian cuando las aguas volvieran a serenarse. Los conflictos no s6lo no terminarfan, sino que desembocarfan en una guerra mds generaliza- da, mas criminal y sofisticada. El mesianismo terminé en decepcién y amargura. El término «propaganda» se asocié con engafio vil, técni- cas embusteras, trampa. No obstante, en los propagandistas quedé cla- ro el servicio prestado por el nuevo elemento bélico. Tratarian de utilizar eufemismos al designarlo, pero su presencia resultaba ya imprescindi- ble ¢ irreversible. Fue en Europa donde la «propaganda de guerra» alcanzé su md- xima intensidad e impacto en los conflictos bélicos de este siglo. La 9 raz6n es obvia: se trataba del territorio donde se iniciaron las hostili- dades, y donde se mantendrian durante mayor tiempo los campos de batalla. La variedad tematica en la propaganda desarrollada en y para esta region obedece a motivos semejantes. Las continuas levas de tropas, las bajas de guerra, los racionamientos, la presencia 0 cercania del enemigo, la contrapropaganda, las angustias de los apocalipticos bom- bardeos, asi como muchos otros elementos, fueron abordados por los propagandistas para capitalizarlos o mitigarlos. ‘Aunque lejos geogrdficamente del escenario de las dos tltimas guerras mundiales, México desarrollé un papel importante para las grandes po- tencias en conflicto. George Creel —Jefe del Comité de Informacién Publica, organismo encargado de las tareas propagandisticas nortea- mericanas a nivel mundial—, sefiala que, durante la Primera Guerra, México fue el segundo pafs en importancia con relacién a la penetracion propagandista alemana. Al grito de ,Guerra! se han desencadenado en México interesantes mo- vimientos por parte de las principales potencias participantes del con- flicto. La cercanfa con Estados Unidos ha sido un factor decisivo para atraer a diplomaticos y a agentes subversivos a México. Espionaje, intrigas, presiones y concesiones a las autoridades gubernamentales, chan- tajes y sobornos a personajes situados en los centros de poder, como el ejército y los medios de comunicacién masiva, realizacién y distri- bucién de propaganda. . . Todo eso ha sido parte de lo que el huracdn de la guerra ha traido a México. Al grito de jGuerra! ha florecido la confusion y la incertidumbre. Se ha acelerado la oferta y demanda de informacién, a la vez que se im- pusieron medidas draconianas de censura. Agitandose febrilmente, los propagandistas extranjeros han realizado una labor sorda y determina- da: a rio revuelto, ganancia de manipuladores. La informacién bélica ha servido como eficaz artilleria psicolégica. Como quien dispara impunemente poderosos misiles desde bases situadas a miles de kilémetros de distancia, las grandes potencias han utilizado los teletipos de las agencias de prensa y los micréfonos de la radio de onda corta para hacer llegar instantaneamente sus descargas de’propa- ganda. Como surgidos del fondo de sus trincheras, han salido de las em- bajadas docenas de hombres con dinero en los bolsillos y con la consigna de insertar en los medios de comunicacién masiva mexicanos, mensajes favorables a su causa. Y al grito de {Guerra} se han escrito paginas ver- gonzosas en esos medios de comunicacion, cuya historia y estructura ac- tual no podria entenderse sin desentrafiar lo sucedido durante estos pocos —pero intensos— afios de incertidumbre mundial. El papel que en la Segunda Guerra Mundial desempefiaron los me- dios masivos de comunicacién fue enorme, y México no fue la excepcion. En parte, estas paginas ofrecen demostrarlo, El angulo desde el que estn escritas, sin embargo, pretende ir un poco mis all. No hablar tanto de la guerra de papel sino del papel de la guerra. Situar los verdaderos li- 10 mites histéricos, geograficos y psicolégicos de aquella guerra de pro- paganda cuyas imagenes e ideas-fuerza perviven hasta nuestros dias y contintan su labor de conquista ideoldgica. |México,,y/su‘estructura de medios de comunicacién, ha sido en tiempos de guerra un preciadisimo botin para los propagandistas extran- jeros, quienes han librado escalofriantes batallas subterréneas para apo- derarse del principal medio de influencia ideolégica con que cuenta un pais en la época moderna. Estas paginas pretenden revelar una serie de actividades desarrolladas en México en el terreno de la propaganda por parte, principalmente, de los propagandistas extranjeros durante la Segunda Guerra Mundial. Como a medida que la investigacién avanzaba fue quedando en eviden- cia que la primera gran conflagracion del siglo habia sentado importantes precedentes, ifue preciso presentar al lector algunos de ellos para obte- ner un contexto mas completo. Como se ira viendo, no pocas de las es- trategias desarrolladas entre 1939 y 1945 habian sido ya experimentadas entre 1914 y 1918. El aparato documental y critico que acompafia a este libro obedece a mi intencién de ofrecer a los historiadores, comunicdlogos e investiga- dores en general, algunas fuentes de informacién —inéditas en muchos casos— que permitan profundizar en numerosos aspectos que han que- dado marginados, para poder centrarme en una visién global de lo acon- tecido en torno a la propaganda. Junto con ese recurso académico, he intentado una presentacién agil y amena que facilite la lectura del libro a todo tipo de publico. El lector advertira, sin embargo, un evi- dente desequilibrio en el contenido de esta obra. La informacion, en cantidad y calidad, que se presenta sobre Estados Unidos destaca por encima de los demas paises protagonistas en México de la guerra de propaganda. La desproporcién obedece a tres importantes razones. Pri- mera: las extraordinarias facilidades y abundancia de informacién que —a diferencia de otros paises, México incluido— los norteamericanos ponen a disposicién de los investigadores. Segunda —y mas importan- te—, la concordancia con lo acontecido en la realidad; ningiin otro pats desarrollé una red de propaganda comparable a la de Estados Unidos en cobertura, incisividad, recursos humanos, organizacién y logistica a corto y largo plazo. Tercera: las consecuencias derivadas en México de Ja intervencién norteamericana de esa época, que han seguido surtien- do efecto hasta nuestros dias y abren innumerables campos de estudio para los investigadores. Deseo expresar mi profunda gratitud a quienes han hecho posible este escrito. A los directivos y colegas de la Universidad Panamericana, quie- nes generosamente apoyaron esta iniciativa; al Dr. Guillermo Porras Mu- fioz (Q.E.P.D.), ala Dra. Blanca Torres, autora del magnifico libro Mé- xico en la Segunda Guerra Mundial; al Dr, Francois X. Guerra, de la Universidad de Paris, prestigiado investigador de la historia de la Re- volucién Mexicana, a quien debo su dedicacién para la localizacién de VW material pertinente en Francia, asi como su paciencia para la revision de varios capitulos. JOSE LUIS ORTIZ GARZA. 12 1. Un extrafio enemigo Una nueva arma en escena No obstante el intenso uso que se hizo de la propaganda, el apoyo en técnicas comunicativas derivadas de los descubrimientos en las ciencias de la conducta individual y colectiva se desarrollé poco durante la Primera Guerra Mundial. La aplicacién verdaderamente concienzuda y estructurada estaba reservada para la propaganda de la siguiente gue- ra, Para Hitler, este conjunto de técnicas de manipulacién social seria un arsenal de «armas invisibles» dirigidas a herir, mutilar o asesinar la parte «invisible» del ser humano: su espiritu, el motor més intimo de sus acciones, Se trataba, en resumen, de la llamada «Guerra Psicolé- gica», que Jean Giraudoux, Comisario General de Informacion del Go- bierno Francés, daba a conocer en 1940 citando unas palabras del Fiihrer: Nuestras verdaderas guerras se desarrollan antes que acciones milita- res, No utilizaremos nuestros ejércitos de masa como en 1914. En lo sucesivo, lo que habremos de hacer serd la descomposicién psicolégica del enemigo por la propaganda, antes de que las tropas entren en ac- cidn. El pueblo enemigo debe hallarse desmoralizado, presto a la ca- pitulacién y en estado de pasividad absoluta, antes de que se piense en ninguna accién militar’. A diferencia de lo sucedido en la Primera Guerra, los propagandistas contaban, en 1940, con una red mds extensa y moderna de medios ma- sivos de comunicacién, y —como en el caso de la radio— de probada penetracién. Con ellos se haria posible el mover voluntades y crear sen- timientos favorables o desfavorables en paises cuya posicién geografica © politica, como México, resultase vital a los intereses de los beligerantes. México: el paraiso pedido Es un hecho ampliamente difundido que el incidente del telegrama Zim- merman, escenificado en México, fue el detonador para que en 1917 Estados Unidos se decidiera a intervenir en la guerra’. Parece menos conocido —o difundido— el que la propaganda alemana obtuviera en 13 cl México de aquellos aiios sus mayores éxitos, al grado que el Comité de Informacién Publica norteamericano haya declarado retrospectiva- mente que, con la posible excepcidn de Espajia, la propaganda alemana no se desarrollé en ningtin otro pais con tal decisién y malévola agre- sividad como en México. La cercania geografica con Estados Unidos ha hecho de México un pats estratégico para muchos efectos, especialmente cuando las relacio- nes diplomaticas entre estos paises han sido tensas. Es por ello que, en ambos conflictos mundiales, la propaganda germénica ha tratado de explotar la febril antipatia existente —sobre todo en las coyunturas de 1914-1917 y 1938-1940— en el pueblo mexicano hacia Estados Unidos. Con el telegrama Zimmerman, el recurso del revanchismo fue buscado por los alemanes para poner a México al borde de una guerra suicida contra su poderoso vecino del norte. Las palabras que ganaron una guerra La importancia que los alemanes concedieron a la propaganda desde los inicios de la Primera Guerra Mundial no obtuvo por parte de Estados Unidos una reaccién proporcionada sino hasta 1917, fecha en que éste declaré Ja guerra a los germanos. Fue entonces cuando los norteame- ricanos tomaron conciencia del grave retraso que mantenian en relacién con la propaganda alemana. De toda América Latina, México fue el pais al cual las potencias cen- trales prestaron mayor atencién. La Ciudad de México era sede de una Oficina en la cual trabajaba gratuitamente un calificado equipo de pro- pagandistas alemanes’. Segtin estimaciones de los norteamericanos, esta Oficina erogaba tan sélo en lo relativo a la prensa una cantidad no me- nor a los 50 mil délares al mes, de los cuales por concepto de subsidios a veintitrés periddicos mexicanos se destinaban 25 mil ddlares. A éstos se les proporcionaban gratuitamente, ademés, papel y un servicio de no- ticias que, aunque se decia proveniente de Alemania, se realizaba en Mé- xico. Diez millones de marcos por concepto de propaganda durante los caatro afios de la Primera Guerra Mundial fue lo que —segiin los norteamericanos— erogaron los alemanes en México‘. Al entrar los norteamericanos en la guerra, el presidente Wilson es- tablecié el 13 de abril de 1917 el Comité Americano de Informacién Publica, responsable de las actividades de propaganda. A la cabeza se colocé al escritor y periodista George Creel, quien junto con re- presentantes de las Secretarias de Estado, de Guerra y de Marina, pu- sieron en marcha el Comité. Aun cuando en un principio la idea era trabajar exclusivamente en Estados Unidos, un mes mds tarde el Co- mité vio la necesidad de extender su dmbito de influencia a toda Latino- américa. El acercamiento de los norteamericanos a los pueblos del sur del rio 14 George C. Creel, director de! “Comité de Informacién Piiblica’” durante la Primera Guerra Mundial, es considerado como el “Primer Ministro de propaganda norteamericano”. Bravo fue estudiado detenidamente. John Barrett, director de la Union. Panamericana, temia las tragicas consecuencias que podian sufrir con representantes poco conocedores de la psicologia latinoamericana o de supuestos expertos con simples conocimientos teéricos de estos pueblos. La apreciacién fue sabiamente integrada por el Comité Creel e, incluso, perfeccionada. No se trataba ya de establecer una dependencia con sede en territorio norteamericano y desde alli dirigir cémodamente las ope- raciones a larga distancia, enviando cables, informacién, fotografias, peliculas, etc. La agencia se percaté de que sus representantes tenian que ser no sélo expertos en cuestiones latinoamericanas, sino que ademas tenian que residir en esos paises para realizar una tarea realmente efec- tiva y obtener una retroalimentacién precisa de las actividades. A los comisionados en los diversos paises se les pedia que reportaran el tipo de efecto que producian las noticias, reportajes, peliculas, etc., que se les enviaban. Tres grandes departamentos se encargaban de surtirles el material requerido: el departamento de servicios cablegraficos, el de pren- sa extranjera y el de documentacién extranjera’. El representante en México del Comité Creel fue Robert H. Murray, corresponsal del diario New York World. Murray estaba perfectamente enterado de lo que sucedia en el pais y habia logrado entrevistar prac ticamente a todos los grandes personajes de la historia de México desde principios de siglo, entre otros, a Porfirio Diaz, al general Francisco Villa y a Emiliano Zapata’. En una carta escrita a solamente un mes de haber recibido el nombramiento, Murray sefialaba a George Creel: ‘Tenemos que tratar con un gobierno revolucionario caprichoso que de manera conservadora puede considerarse que es, al menos pasivamen- te, anti-americano y pro-aleman, Hacemos nuestros mensajes para una poblacién densamente ignorante. La proporcionalmente pequefia par- te de lectores y, tedricamente, pensadores de esta poblacién est4 mo- vida por el instinto, rasgos raciales y por el ejemplo e influencia de la anterior generacién para desconfiar de nosotros como Gobierno y de rechazar a los americanos en masa. Siempre existe en México un sen- timiento mas 0 menos anti-americano’. . . EL 1 de marzo de 1918 Murray abrié en México la primera oficina del Cot Creel de toda la América Latina. Tres meses después, el equipo inicial de cuatro personas habfa crecido hasta tener veintiin colaboradores, distribuidos en departamentos de noticias, peliculas, co- rrespondencia, y periddicos murales*; contaba ademds con la ayuda de sesenta y siete «corresponsales» distribuidos en toda la Republica Me- ana, entre los cuales se encontraban cénsules y vicecénsules’. El tiempo permitiria contemplar en su debida perspectiva y profundidad la influencia que Robert Murray, y el Comité Creel en su conjunto, ejer- ceria para la determinacién de las estrategias de propaganda nortea- mericana en la Segunda Guerra Mundial, y para los efectos en la estructura de los medios de comunicacién en México. 16 1939: ;Estalla In guerra de sangre. . . y tinta! El 1 de septiembre de 1939, el presidente Lazaro Cardenas rendia su Quinto Informe de Gobierno al pueblo de México. Los periodistas, las camaras fotogrdficas, los micréfonos de la radio, las cémaras de cine, las rotativas y todo el montaje informativo se encargaba de llevar este suceso al ptiblico mexicano. Pero mientras Cardenas hacia referencia a los vientos bélicos que amenazaban en Europa, la ofensiva alemana contra Polonia se habia desencadenado a ritmo de relampago. A aque- llas rafagas de fuego y metal siguicron las metrallas de informacion que, via los teletipos, recorrian yertiginosamente cnormes territorios de papel en las oficinas de los medios informativos. La larga guerra de sangre y de tinta comenzaba. El mimero de palabras que compraban los periédicos mexicanos a las agencias internacionales de prensa tuvo que incrementarse ante la inu- sitada cantidad de informacién que originaba tan relevante aconteci- miento. Como en la mayoria de los paises del mundo, el conocimiento que en México se tuvo sobre la guerra provenia de esas agencias, en- frascadas también en una guerra informativa. La importancia dada a la funcidn de la propaganda —clevada a nivel de Ministerio en la Ale- mania nazi—, la censura, la expulsién de periodistas de paises enemi- gos y los intereses politicos 0 econémicos en juego evidenciaban la dificultad de obtener informacion confiable. Apenas iniciado el conflicto, Salvador Novo lanz6 la voz de dlerta sobre esta «guerra de noticias»: La guerra de noticias empezé a librarse en los nervios de los radioes- cuchas y de los leeperiddicos (. . .) Los duefios poliglotas de mejores receptores pudieron darse pronta cuenta de que en lo sucesivo tendrian que empezar a usar el cerebro o el corazdn para adivinar la verdad de la guerra, sus causas y sus progresos, llegado como habia el momento en que las agencias de noticias se habfan convertido en agencias de propaganda", Novo ejemplifica los peligros de la desinformacién, con lo sucedido el 3 de septiembre de 1939. Con base en una informacién de la agencia Hayas-Anta, EI Nacional lanz6 una edicién extra para informar que el barco alemén Bremen habia sido capturado por barcos ingleses. Las estaciones de radio repitieron todo el dia la sensacional noticia hasta que, por la noche, un cable de la Prensa Asociada, proveniente de Londres, des- mentia tal despacho''. La guerra de propaganda libraba sus primeras batallas en México. 17 la Embajada de EE. UU. Bombardeada “DEGLARAN EL ESTADO DE GUER L ITALIA HACE UNA OFERTADE FA i |_.APLAZA LA DECLARACION be PaaTSE EL,UNIVERSAL | | HOY A MED 10 DIA VENCE EL PLAZO _-FUJADO AHITLER POR LOS ALIABOS HEN La Gran Bretaha FRANCIA ENVIA SU’ ULTIMATUM AHITLER = y nas Exigen ‘ont La guerra habia estallado en Europa. 2. Unas oficinas muy curiosas La Oficina Alemana de Prensa En 1924, un aleman de nombre Artur Dietrich Ilegé a México para tra- bajar como administrador de un rancho en el estado de Hidalgo. Acu- sado de realizar una estafa de ochenta mil pesos, fue encarcelado en Pachuca. A su liberacién, establecié su residencia con su esposa Felicia en una tranquila calle de la colonia Mixcoac en la capital de la Repti- blica Mexicana. En el mes de abril de 1935 fue nombrado agregado de prensa de la legacién alemana' ¢ inicié una carrera que Je llevaria a ser calificado por algunos como «el Fithrer mexicano». Se afirma que du- rante la Guerra Civil Espafiola fue el jefe de prensa de los nazis en Bur- gos y Salamanca, pero que terminé expulsado por el general Francisco Franco al descubrir que estaba envuelto en un fallido movimiento de rebelién de los falangistas contra el propio Franco. Dietrich, en 1939, era una persona de unos cuarenta afios de edad, estatura media, delgado, rasgos afilados, nariz aguilefia y frente muy amplia. De sus cuatro hijos ninguno ostentaba el nombre de Otto, quizd el pariente mas encumbrado politicamente en ese momento para la fa- milia Dietrich. En efecto, el Dr. Otto Dietrich fungia en ese momento en Alemania como jefe del Departamento de Publicidad y Propaganda Nazi, brazo derecho de Hitler y colaborador directo del ministro de Pro- paganda, Joseph Goebbels. Quizd este parentezco sea lo que explique el motivo por el cual Artur Dietrich entré a trabajar a la legacion ale- mana en México’. Los alemanes en México en los aiios treinta Desde 1932 toda la prensa que circulaba en México bajo influencia ale- mana se habia vuelto nacionalsocialista. De Bopp sefiala, como ejem- plos, el boletii Unser Schule (Nuestra escuela) de la Asociacién ale- mana del Colegio Alemén, el diario mexicano La Noticia, editado en 1936 como propaganda del secretario de la embajada y del jefe de pren- sa (ya Dietrich para entonces), y las informaciones del Centro Ale- man‘, Fue al mismo Dietrich a quien correspondié la tarea de agrupar 19 Artur Dietrich, el “‘Fiihrer mexicano”, era el jefe de la oficina de propaganda alemana hasta 1940. Junto a él, José Vasconcelos, director de la revista nazi Timdn. La revista Tim6n, edicién pronazi dirigida por José Vasconcelos. Baus declines a la comunidad alemana para integrarla a los fines de la propaganda nazi, meta que para 1938, al parecer, habia logrado claramente. La periodista norteamericana Betty Kirk, corresponsal en México de varias publicaciones durante los afios de la guerra, sefiala que Alemania envié en 1938 a México a dos «ases» de la propaganda, posiblemente para asesorar mas de cerca al agregado de prensa de la legacién ale- mana. Uno de ellos, Colin Ross, habia publicado el libro México, los Balcanes de América. El otro, Joseph Maria Franck, era también autor del libro México es Diferente. Ambos escritos, realizados por consigna directa del Ministerio de Propaganda alemén, hacian eco en sus con- clusiones de las ideas que Hitler habia expuesto sobre esta tierra: Mé- xico es un pais con un gran potencial, con enormes riquezas, pero sus lideres son tan corruptos que no pueden gobernarlo eficazmente. Por ello, Alemania debia «arianizar» a los mexicanos para poder salvarlos, aprovechando el distanciamiento que tenian con Estados Unidos y con la Gran Bretaiia a raz del conflicto petrolero. Segtin Kirk, Alemania procuré no dar a conocer en México esas ideas, hablando en cambio de la invencible maquina de guerra alemana y de la decadencia de las democracias’. La crisis econémica mundial de los afios treinta significé para los paises latinoamericanos una mayor dependencia de los alemanes, a quie- nes exportaban abundantes materias primas. De la dependencia econ6- mica los germanos intentarfan pasar al chantaje politico. Fue ése el caso de México, que a finales de los treintas sufrié fuertes sanciones por par- te de los norteamericanos y suspendié relaciones con los ingleses a raiz de la nacionalizacién de la industria petrolera. Después de los acuerdos Nevados a cabo a mediados de 1938 para la venta de petrdleo mexicano a Alemania, el ministro aleman en México, Rudt von Collemberg, in- tenté infructuosamente «cobrar la factura» y chantajear a Cardenas para hacer que reprimiera el creciente poder comunista en el pais. La decep- cién fue doble, pues esperando resultados positivos los nazis se habian resistido en marzo de 1938 a protestar contra México debido a que éste, junto con la Unién Soviética, habia sido el tinico pais en declararse contra la anexién de Austria’. No obstante esta resistencia diplomati- ca, fuertes simpatias se habfan despertado en México por la causa nazi. En la calle de Viena No. 17: la oficina del «Fithrer mexicano» Artur Dietrich se convirtié en uno de los mas activos protagonistas de Ja guerra propagandistica que se llevé a cabo pocos afios mas adelante en México entre los representantes de las principales potencias belige- rantes. El cuartel general de Dietrich y su maquinaria informativa se encon- traba en la calle de Viena 17 de la Ciudad de México. Desde alli, un equi- 2 po de treinta personas controlaba la revista Timdn y una gran cantidad de folletos, boletines y volantes destinados a influir en el ejército me- xicano. Mas tarde, a mediados de 1940, se realizaron los preparativos para el inicio del vespertino Diario Aleman, posteriormente llamado Dia- rio de la Guerra, en cl cual las noticias bélicas eran comentadas bajo la optica alemana. Desde finales de 1939, la oficina alemana de propaganda venia de- sarrollando una intensa actividad destinada a influir en la opinién pu- blica mexicana y en sectores especificos de la sociedad. Uno de éstos era el ejército, pieza clave para lograr mantener al pais en una actitud neu- tral en la guerra. Parte de la estrategia consistia en ganarse a los ofi- ciales del ejército y despertar en ellos temores y suspicacias hacia Estados Unidos. Un articulo aparecido el 12 de junio de 1940 en el New York World Telegram aseguraba que la legaci6n de Alemania en México ha- bia pagado toda una pagina de la recién fundada revista El Ejército (con un tiraje de 75 mil ejemplares), la cual se dedicaba a alabar a los héroes del ejército nacional’. Esta preocupacién era compartida por el emba- jador Josephus Daniels, sobre todo debido a la difusién de algunos panfletos antinorteamericanos distribuidos entre el personal militar me- xicano. Tales impresos advertian, entre otras cosas, que, en caso de que Estados Unidos declarara la guerra a Alemania, utilizaria a los latinoamericanos como «carne de cafién», del mismo modo en que In- glaterra lo habia hecho con los polacos y demas paises. Concluia con un «jRecuerda 1847!» Las actividades de los nazis en México eran seguidas muy de cerca por los agentes secretos mexicanos, al parecer de manera bastante efi- caz, pues tenian hasta una copia del diario personal de Rudt von Co- lemberg, el ministro de Alemania en México’. Un informe de fecha 25 de mayo de 1940, preparado para el presidente Cardenas por agentes de la Secretaria de Gobernacién, presentaba bajo el titulo «El Nazismo en México» el grado de influencia que estaban teniendo los alemanes en el pais. Una copia del documento fue remitida a la embajada ame- ricana en México, la cual lo envid, a su vez, al Departamento de Estado afirmando que ‘‘es confiable en términos generales’’ y que, en muchos casos, coincide con los datos que han ido recogiendo los agregados na- val y militar de esa embajada"”, En lo relativo a propaganda, el reporte enlista como medios impresos controlados por la legacién alemana: Defensa, Periddico Aleman de Mé- xico y Timén. De la agencia de noticias Transocean se asegura que se distribuye de manera gratuita, y que ofrece a los periddicos la “‘seductora posibilidad de ampliar su texto informativo sin costo alguno’’, y aun- que aclaran que desde que principié la guerra ha perdido espacio en los periddicos «independientes», ha influido predominantemente en El Po- pular y en La Voz de México. Bajo el apartado «propaganda politico-cultural» se dice que buscaba atraer al espiritu «més refinado» y que, para ello, los nazis dictaban con- 22 REPUBLIC OF MEXICO ‘Organization of NAZI ECONOMIC AND MILITARY INTELLIGENCE ame La poderosa organizacién secrota nazi en México era cercanamente vigilada por la Secretaria de Gobernacién y por los esplas aliados. (SECRET) Totalitarian Actes MEXICO... SEPTEMBER La importancia estratégica de México para el espionaje y la propaganda de guerra, hizo que el FBI trabajara intensamente para investigar y desterrar a la poderosa red de intoligencia nacionalsocialista. [EDERAL BUREAU OF INVESTIGATION UNITED STATES DEPARTMENT OF JUSTICE ferencias a personas cultas ¢ influyentes en el medio ambiente. Otra de las actividades de este tipo fue el obsequio de una voluminosa coleccién de libros, en espafiol y en aleman, que el Reich hizo al Congreso de Mé- xico para la Biblioteca del Poder Legislativo. La pobreza de contenido de esas publicaciones y la evidente maniobra publicitaria que escondia (el ministro de Alemania deseaba un acto publico que se transmitiese por radio, pero el gobierno mexicano se negé a hacerlo) rest impacto a esta iniciativa. Segtin los agentes de la Secretarfa de Gobernacién “en este género de propaganda, y sdlo en éste, los nazis son menos afortu- nados. No tienen, ni en Alemania ni en México, intelectuales que sepan encauzar tales actividades”’. El ministro alemén —se dice— organizaba banquetes semanales para granjearse personajes influyentes de la administracién piiblica o del ejér- cito, Estos dos sectores son analizados con mas detalle, concluyéndose que numerosos funcionarios recibian con regularidad impresos propa- gandisticos nazis, y que habia sido en el ejército donde mas éxito ha- bian tenido, debido a lo atractivo del militarismo aleman, las estrategias de guerra y sus virtudes de disciplina y organizacion militar. La litera- tura sobre educacién fisica era bien recibida en este sector, muy impre- sionable por el arte militar. Se mencionan, incluso, nombres de militares mexicanos pronazistas dentro del circulo mas préximo al Presidente de la Republica". Jacques Soustelle, propagandista francés En octubre de 1935, un joven intelectual francés de 23 afios de edad Ile- gaba a México para investigar por seis meses algunos datos relativos a su tesis doctoral. Acompajiado por su esposa Georgette, también es- critora, Jacques Soustelle sentaba con esta visita al pais las bases para convertirse en uno de los mas profundos conocedores de las culturas ta- rasca y otomi de México y, sin que en ese momento él mismo lo sos- pechara, en un importante antecedente que lo haria retornar a este pais para entrar por caminos de la propaganda y la politica. Por lo pronto, al afio siguiente, publicé en Paris su libro Mexique, Terre Indienne, y en 1937 su tesis para obtener el doctorado en letras por la Universidad de Paris: La Famille Otomie Pame du Mexique Central, la cual fue pu- blicada ese mismo afio por el Instituto de Etnologia. Mas adelante, Sous- telle publicaria su libro mas conocido en México: La vida cotidiana de los aztecas. En 1939, Soustelle —entonces Secretario General de la Unién de In- telectuales Franceses— entré en contacto a través de su amigo Paul Ha- zard con el Comisariado General de Informacion Francés, donde prestaria sus servicios, El 9 de octubre de 1939 Jacques Soustelle se instalé en Mé- 0 € inicié sus tareas propagandisticas enmascaradas bajo el cargo de adjunto del agregado militar”. 2 Jacques Soustelle, prestigiado antropélogo francés, fundé el Comité Interaliado y poco después fue ol representante del general De Gaulle en México. El panorama propagandistico con el que se encontré Soustelle a su llegada a México fue poco alentador. Los alemanes —que habian empe- zado antes —no habian perdido un minuto para organizar la maquinaria de propaganda. Artur Dietrich, ademas de movilizar para la causa nazi a la colonia alemana en México, entré en contacto con numerosas per- sonalidades de los medios politicos, intelectuales, comerciales y perio- disticos del pais. La opinién publica en México parecia totalmente dominada por la sorprendente organizacién alemana. Luis Gonzalez re- sume asi aquellos momentos: Los mas de los radioescuchas y los leeperiédicos de México, que mi- raban los toros desde la barrera y no pasaban las de Cain, como los poloneses, tomaron partido en pro de los invasores, aplaudieron desde cémodos asientos la blitzkrieg alemana, el avance veloz de tanques de 80 toneladas (. . .) Habia que ver a los radioyentes de México en busca de estaciones que transmitieran las noticias del bando invasor. Habia que ver para creer cémo los leeperiédicos andaban a caza de las informaciones de las agencias noticiosas nazis como la Transocean, pues suponian que la Prensa Asociada, principal fuente de Excélsior y de Ultimas Noticias, y la Prensa Unida, maxima proveedora de El Universal, El Grdfico y El Nacional ocultaban noticias'*. El Comité Interaliado de Propaganda Esta enorme desventaja obligé a los franceses a entrar de inmediato en contacto con el entonces agente del Ministerio Britdnico de Informa- cién en México, Robert H.K. Marett, para unir esfuerzos. Marett ha- bia escrito en 1939 el libro Un Testigo Presencial de México'’, donde relataba sus experiencias desde que Ileg6 al pais en 1930, para trabajar en el Ferrocarril Mexicano, Posteriormente forms parte de la compafifa petrolera El Aguila y, por ultimo, entré al servicio diplomatico britdnico en la legacién inglesa en México. En su libro se declara simpatizante de Lazaro Cérdenas (aun cuando considera precipitada la expropiacién pe- trolera y critica fuertemente a los I{deres sindicales) y de la Revolucién Mexicana. Estas ideas, y muchas otras palabras, le costarfan caro al periodista inglés, quien, en 1940, segiin E/ Popular, tenia alrededor de 32 afios'’. Entre Soustelle y Marett se crearon répidamente estrechos lazos de amistad, no s6lo por su esfuerzo comtin, sino porque el padre del agente britdnico era un afamado intelectual inglés, colega de Soustelle. De di- ciembre de 1939 a junio de 1940 se efectuaron intensas jornadas de trabajo por parte de ambos propagandistas. Sus primeros esfuerz dirigieron a consolidar algunas instituciones de tipo cultural, auspicia- das por los franceses, pero pronto procuraron el acceso a los medios de comunicacién colectiva”. La organizacién de la propaganda aliada se formaliz6 en los inicios 26 de la guerra con la creacién del Comité Interaliado de Propaganda, La responsabilidad y control eran compartidos por el ministro de Francia, Albert Bodard, y el consul general briténico, Thomas Ifor Rees, Partici- paban, ademas de otros funcionarios de estos dos paises, representantes de las colonias israelita, polaca, libanesa, noruega y belga. Para fines de 1939 obtuvieron, a través de colectas, 23,500 pesos mensuales pro- venientes de las colonias francesas (17,500), britdnica (5,000) e israelita (1,000). Las tareas operativas de la propaganda fueron puestas bajo la responsabilidad de una entidad denominada Oficina Interaliada de Pro- paganda, cuya direccién recayé en el entonces agregado comercial francés André Gabaudan, fuertemente apoyado por Soustelle y Marett"*. La desproporcin de medios entre la propaganda alemana y la de los aliados se redujo con la constitucién de la Oficina y, sobre todo, porque pronto aumentaron los fondos que el Comité le destiné. Para principios de mayo de 1940 contaba ya con 32,000 pesos mensuales, muy lejos, sin embargo, de los 100,000 pesos que, segtin Rolland, proporcionaba men- sualmente la colonia alemana a la oficina de Dietrich. Cada empresario aleman tenia que pagar cierto impuesto, y toda la publicidad de las ca- sas de comercio alemanas estaba controlada por Dietrich. Una de las empresas més involucradas en este financiamiento era el consorcio IG- Farben, fabricantes, entre otros productos, de la Cafiaspirina®. Los aliados imitaron esta estrategia de apoyo en las casas comerciales fran- cesas y briténicas para los fines propagandisticos. No obstante las apreciaciones de los propagandistas aliados hacia sus colegas alemanes, los apuros pecuniarios que en esas fechas sufria el ministro Rudt Von Collemberg eran muy serios. Estos problemas se reflejaban tanto en sus informaciones oficiales como en su diario per- sonal. El 7 de mayo de 1940 informaba a sus superiores. Por falta de financiamiento suficiente perdemos dia a dia terreno; un diario tras otro se nos va —cediendo a la presién enemiga (. . .) Seria un error fatal pensar que se pueda influir en la prensa a través de ofer- tas de material, contacto personal, cocteles. . . Aqui todos los perié- dicos y la mayoria de los periodistas esperan frutos materiales de su colaboracién, como al parecer los ofrece en abundancia la otra parte?!, Las multiples quejas de esta indole que aparecen en el diario personal (sobre todo en el mes de junio de 1940) y en la correspondencia di- plomatica entre el ministro alemén en México con sus superiores en Ber- lin, permiten contemplar con mayor objetividad el balance de fuerzas propagandisticas en México durante los primeros meses —los decisivos— de la guerra. Verena Radkan desmiente, por ejemplo, las afirmaciones aparecidas en periédicos norteamericanos en relacién con la supuesta dependencia comercial de la prensa mexicana con los anunciantes ale- manes: “Al contrario —afirma— la presién que los franceses, ingleses y norteamericanos ejercian sobre los periédicos, amenazando con reti- 27

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