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Inmanuel Kant:
¿Qué es la ilustración? , Roberto Aramayo (tr.) Madrid: Alianza, 2009, pp.81-93. 
INTRODUCCIÓN.
La época de la Ilustración cabe situarla entre los años 1685 (Newton, Locke) y 1785 (Kant).Es una época en donde la
metafísica clásica ha caído. La experiencia ha hecho tambalearse al racionalismo cargado de innatismo. Dios tampoco está
en su antiguo pedestal. El hombre anda buscando su lugar en el mundo. Pero, junto a esto, hay también un fuerte optimismo
en el futuro, en la idea de progreso en la historia, en la consideración del hombre como ser fundamentalmente racional, en
el ideal de igualdad entre los hombres y el derecho sobre bases racionales.
El espíritu ilustrado se manifestó con características propias en cada uno de los tres países en lo que principalmente se
desarrolló. Así, en Francia es donde con más intensidad se desarrolló este movimiento gracias a los enciclopedistas. Se
caracteriza por el desarrollo de la ciencia histórica, en contra de la tradición, y por la consideración del hombre culto
como alguien menos ocupado de la teología y más atento a los avances de las ciencias y de las letras. La cultura debe ser
clara y accesible a todo el mundo. Es ilustrativo que Voltaire, uno de sus más eminentes representantes, escribiera un
Diccionario filosófico portátil.
En Inglaterra es donde surgió primero el movimiento ilustrado y se caracterizó por su defensa de la libertad política y de
la tolerancia religiosa, estando muy influido por el empirismo de Hume y de Locke.
En Alemania el fenómeno llegó con cierto retraso y en unas circunstancias más difíciles que las de los otros dos países. En
efecto, Alemania estaba
mayoritariamente feudal,políticamente
con una clase disgregada
media débileny un
másproceso
de doscientos pequeños Estado.
de industrialización La sociedad Las
aún balbuceante. era discusiones
teóricas se centran sobre todo en la ética, asunto que consideran previo a cualquier cambio político.
Los temas principales de la Ilustración alemana son introducidos por uno de sus primeros representantes, C. Thomasius: la
tolerancia religiosa, la libertad de pensamiento y de discusión, la lucha contra los prejuicios y la abolición de la tortura.
La figura más representativa de la Ilustración alemana es Kant, sobre todo en lo que se refiere a la historia, la política y la
religión, aunque no se le puede considerar circunscrito a este movimiento, pues fue él mismo quien le puso los limites al
optimismo ilustrado al efectuar su crítica a la razón.
Kant escribió en 1784 este breve ensayo titulado ¿Qué es la Ilustración? Que ha llegado a ser clásico y ha influido
enormemente en la idea que posteriormente se ha tenido de lo que representó la Ilustración.
INTRODUCCIÓN.
Kant equipara la Ilustración a la edad de la razón, una razón liberada de autoridades, tradiciones e imposiciones que le
resultan
como extrañas.
afirma Kant defiende
en su texto ¿Qué es todos los idealessalir
la Ilustración?, ilustrados
a todosylos
sobre todo
seres la razón
humanos decrítica
lo que yllama
autónoma,
minoríaque
de permitirá,
edad, de latal
incapacidad de servirse del propio entendimiento, de tener que buscar la seguridad en algo exterior al propio sujeto.
Kant nos invita a confiar en la propia razón, sin otros límites que los que marque la misma naturaleza. Este atrevernos a
utilizar la propia razón es lo que nuestro autor denomina mayoría de edad, que resume en el lema: Atrévete a saber
(Sapere aude), cuya primera formulación se le atribuye al enciclopedista francés Diderot. También crítica de la razón por
la razón.
Kant recoge las ideas de la época ilustrada y centra su pensamiento en una razón crítica, que no sólo analiza los límites del
conocimiento (razón teórica), sino que además trata de elaborar los principios o leyes (imperativos) que rigen nuestro
comportamiento moral (razón práctica).
El sujeto se erige en un nuevo protagonista tanto de la razón teórica como de la práctica. Un sujeto que encuentra sus
límites en el conocimiento, pero que prolonga más allá sus ideales de libertad y autonomía y que se erige en dominador y
controlador de los objetos. Este puntoESQUEMA
---------------------------------------- será estudiado
BÁSICOen elDEL
giroTEXTO
copernicano.
------------------------------------------------------
¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN? 
Este texto de Kant recoge la contestación a la pregunta ¿Qué es la ilustración? 
1.- RELACIÓN ENTRE LA ILUSTRACIÓN Y LA LIBERTAD 
Para Kant, La Ilustración está relacionada con la libertad, La Ilustración significa la capacidad que tiene el hombre
para tomar sus propias decisiones, en lugar de dejar que otros las tomen por él., lo único que considera indispensable
Kant para que se logre la emancipación de los hombres es la libertad, entendida como simple libertad de expresión y de
formación de las propias opiniones. 
Todos los hombres pueden ser libres en este sentido, pero su falta de libertad no se debe a la ausencia de
inteligencia, ya que Kant considera que todos los hombres están dotados de la capacidad de razonar, sino a la pereza y la
falta de valentía. Cuando hay libertad resulta inevitable que la persona piense por sí mismo y no que todo el mundo le diga
lo que tienen que pensar, decir o hacer.
El primer requisito de la Ilustración, afirma Kant, es la salida del hombre de su auto culpable minoría de edad, es
decir, de su incapacidad para servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro. Es preciso que cada persona

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actúe para lograr su propia libertad tomando decisiones conforme a sus propios principios  y siendo así pues responsable
de sus propias acciones. 

2.- CAUSAS DE LA MINORÍA DE EDAD 


Según Kant, la primera causa explicativa de la minoría de edad es realmente uno mismo (auto culpable). Y es que la
causa de tal minoría no es la carencia de entendimiento sino la falta de valor y decisión para servirse uno mismo de
su
de propio entendimiento,
la Ilustración, dejando
afirma Kant, sea que sean otros
“ Sapere aude”(tutores)
, es decir,los que rijan
atrévete los destinos
a pensar por tídelmismo. 
propio pensar. De ahí que el lema
La segunda de las causas de la minoría de edad son la pereza y la cobardía. Y es que resulta más cómodo, señala
Kant, que, en vez de asumir cada uno la responsabilidad de poner en marcha la propia capacidad racional del saber y del
actuar, dejamos que los demás piensen por uno mismo. Es muy cómodo ser toda la vida un menor de edad. Y somos
menores de edad cuando, por ejemplo, dejamos que un libro piense por nosotros mismos, o que un tutor reemplace nuestra
conciencia moral, o que nos sirvamos de un grupo para ocultar nuestras frustraciones y lograr así refugio y amparo a
nuestras irresponsabilidades.
3.- RIESGOS DE LA MINORÍA DE EDAD 
Según Kant, son muchos los riesgos que nos acechan si decidimos permanecer en la minoría de edad y bajo la tutela
 y la guía de otros. Kant señala los siguientes riesgos: 
Los tutores
encargarán (funcionarios,
de asustarnos conmilitares,
todos lossacerdotes, etc.) que que
peligros y temores tomado sobre sí la en
nos acecharán tarea de velar en
el momento porque
nosotros
demos se
el paso hacia
una posible mayoría de edad.
Los tutores se encargarán también de atontar a los menores de edad, como animales domésticos,
fabricarán sujetos incapaces de caminar por sí solos y, por tanto, dóciles y fáciles de manejar. 
Kant afirma que aunque es difícil salir de la minoría de edad, lo que es evidente es que surgen continuamente
hombres que piensan por sí mismos y que dejan a su alrededor el espíritu de la estimación racional del pensar por uno
mismo. Son los auténticos representantes de la Ilustración.
4.- USO PÚBLICO Y USO PRIVADO DE LA RAZÓN 
Se puede hacer un uso público y un uso privado de la razón.
El uso público implica una libertad total y sin límites, es únicamente el uso privado de la razón la que puede tener
limitaciones. El uso público de la razón se produce cuando alguien, en cuanto especialista en una materia determinada
expone públicamente y sin limitaciones su opinión o pensamiento al resto de ciudadanos. En este contexto no deben existir
límites para la libertad de expresión.
El uso privado de la razón es la utilización que uno hace de la misma en un determinado puesto civil o de la función
pública (funcionarios, militares, sacerdotes, etc); en este contexto sí caben límites a la libertad de expresión pues se
representa a una institución, sin embargo tal limitación no impide el progreso de la ilustración.
5.- REQUISITOS DE LA ILUSTRACIÓN 
Un requisito importante de la Ilustración es, según Kant, la libertad de hacer siempre y en todo lugar, un uso
público de la razón. Lo que sucede, sigue afirmando Kant, es que por todas partes surgen limitaciones a tal uso ilimitado
de la libertad. Así algunas voces afirman: razonad todo lo que queráis, pero obedeced. Sin embargo Kant apuesta
porque la libertad sea la condición indispensable para que surja la ilustración de la humanidad.

6.- RELACIÓN ENTRE LA ILUSTRACIÓN Y SU TEORÍA ÉTICA 


La principal relación es la búsqueda de la libertad como autonomía, o sea, de la no dependencia de las opiniones de
otros, el no dejarse llevar por los demás para ser, pensar y/o actuar; en la ética de Kant el individuo no depende de
ninguna autoridad exterior, es moralmente soberano, su propio dueño, decide según sus propios imperativos pues es así
como la libertad educa a la humanidad.

7.- RELACIÓN ENTRE LA ILUSTRACIÓN Y SU TEORÍA POLÍTICA 


Los gobernantes o soberanos son como tutores de niños, transmiten el miedo a la libertad, dicen lo que hay que
hacer y los súbditos sólo tienen que obedecer, no se considera que sean capaces de pensar y decidir por sí mismos. Según
Kant, el soberano no puede imponer ningún credo religioso sino que ha de reconocer la libertad de conciencia pues no es
dueño del pueblo sino su representante
Por el contrario, en la democracia, el pueblo se autogobierna, a los hombres se les considera como ciudadanos, como
mayores de edad, y nadie toma decisiones en su lugar, sino que todos están capacitados para elegir, en nuestra democracia
representativa, a algunos de ellos, como representantes, que ya no son tutores, sino delegados.

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Por tanto, la palabra <tutores> puede considerarse como relativa a todo aquél que decide por otro. Se refiere a todos
los hombres que se valen de la pereza, la cobardía y el estado de pupilo de otros hombres para manejarlos y dominarlos.
Kant piensa que la humanidad camina hacia algo mejor, que se va progresando; en la medida en que se extienda la
libertad y los hombres, cada vez más, hagan uso público de su razón, el Progreso del mundo aumentará. Como la
libertad y la racionalidad son dos elementos que considera propios de la naturaleza humana; Kant piensa que acabará
por imponerse mayoritariamente en los seres humanos la autonomía y la libre elección conjunta de las normas de
convivencia.
-------------------------- TEXTO ------------------------------------
1. DEFINICIÓN DE ILUSTRACIÓN Y MINORÍA DE EDAD.
Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo .
Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún
otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento,
sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. (1) Sapere aude 
!,¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración.
(1) Sapere aude! Atrévete a ser sabio! (Horacio, Epístolas, libro I, Epístola 2)
Quien comenzó, ya hizo la mitad, escribe Horacio. A continuación, añade: sapere aude, atrévete a saber, o -quizás más
precisamente- atrévete
Esta pequeña frase no esacomún
ser sabio.
en las recopilaciones de proverbios del Renacimiento. Florentius Schoonhovius, un
intelectual holandés del siglo XVII la tomó como lema para su colección de emblemata. Pero su celebridad es posterior,
 y se debe en gran medida al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), quien la presenta como lema o leitmotiv de la
corriente filosófica de la ilustración en su pequeño tratado, Was ist Aufklärung. Desde entonces, ha sido elegida con
frecuencia como lema de universidades, academias y otras instituciones educativas.
Kant traduce esta frase como wage zu wissen -atrévete a saber- pero (al igual que Schoonhovius) desplaza el
significado de aquél pretendido por Horacio al presentarla como un mandato a la investigación y el descubrimiento de la
verdad.
La segunda epístola está dirigida a Lolio, un amigo ocupado en Roma como abogado, a quién Horacio exhorta a
emprender el camino de la sabiduría. El sentido no es el de Kant. No se trata de una búsqueda del conocimiento, sino
del logro de un equilibrio interno, del establecimiento de una vida sobre bases firmes.

El espíritu
moral. de la Ilustración,
En efecto, como se ve
el hombre ilustrado en elemanciparse
quiere inicio del texto, es unaquello
de todo espíritu
quedeleemancipación y de liberación
constriñe externamente, de intelectual y
la autoridad,
sea religiosa o política, de la superstición, de la tradición, etc.
Esta emancipación intenta realizarla, no a través de una revolución, sino basándose en la razón, que considera que es el
medio más poderoso y eficaz. El ilustrado no es un conspirador, sino un hombre que lucha contra el poder con la fuerza de
la cultura.
El que el hombre deba afrontar esa tarea individualmente frente a los que le oprimen y sufriendo, además, la hostilidad de
los oprimidos, exige que el hombre ilustrado sea un hombre valeroso, dispuesto y decidido. Nótense las alusiones en este
sentido a la pereza, la cobardía, la falta de decisión y de valor y la autoculpabilidad del hombre al mantener su situación.
El lema Sapere aude, esto es, ten el valor de servirte de tu propio entendimiento, lo toma Kant de Horacio . El que no es
capaz de seguir exclusivamente a su propia razón permanece aún en estado de minoría de edad, no ha llegado a su madurez
como hombre.

Kant ofrece en este párrafo la definición más conocida de Ilustración: ¡piensa por ti mismo! o lo que es lo mismo, no dejes
que otros piensen por ti. Del mismo modo que la ciencia había conseguido progresar al desvincularse del dogmatismo
religioso y la filosofía griega (Aristóteles), así también la Ilustración como movimiento cultural aspira a extender esa idea
a todas las artes y ámbitos del saber. Mientras el pensamiento y los individuos continúen sometidos a dogmas religiosos o
políticos y no sigan su propio camino permanecerán en minoría de edad, una condición de la que son culpables y están
obligados a remediar. Un ejemplo especialmente significativo de este “pensar por ti mismo” fue la labor que llevó a cabo la
Enciclopedia de Diderot, D’Alambert , Voltaire, Rousseau.. Su objetivo final era la emancipación política y el progreso
moral del género humano a través de la difusión del saber.

2. CAUSAS DE LA MINORÍA DE EDAD: PEREZA Y COBARDÍA


Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan siendo con gusto, menores de edad
durante toda su vida, pese a que la Naturaleza los haya liberado hace ya tiempo de una conducción ajena
(haciéndoles físicamente adultos); y por eso les ha resultado tan fácil a otros el erigirse en tutores suyos. Es tan
cómodo ser menor de edad. Basta con tener un libro que supla mi entendimiento, alguien que vele por mi alma y
haga las veces de mi conciencia moral, a un médico que me prescriba la dieta, etc., para que yo no tenga que

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tomarme tales molestias. No me hace falta pensar, siempre que pueda pagar; otros asumirán por mí tan engorrosa
tarea.

Al igual que hará en la “Crítica de la Razón Práctica”, Kant mantiene que el hombre debe buscar su autonomía, su
autogobierno. Sin embargo, la realidad es que el hombre se encuentra más cómodo manteniendo su situación de minoría de
edad. Y siempre hay recursos que busca el propio Kant para dejarse guiar por ellos o alguien- un tutor- dispuesto a guiar a
los demás:
además directores
muestran espirituales,
los peligros libros,acarrear
que puede etc. Estos tutores solos.
el caminar no soloTodo
muestran al hombre
ello hace el camino
difícil que a seguir,
el hombre caminesinosolo
quey que
intente salir de su estado hacia la mayoría de edad.

Kant atribuye la causa de la minoría de edad a la “pereza” y la “ cobardía” de los individuos. Por un lado el dogmatismo
acrítico resulta cómodo, pues nos permite no cuestionar nada del mundo que nos rodea. Podemos, por ejemplo, vivir
eternamente hipnotizados por el televisor. Por otro lado, renunciar a los prejuicios y las consignas heredadas es una tarea
que requiere cierto valor. Es natural que el vacío de la libertad inspire un cierto temor. Por pereza preferimos que
un libro piense por nosotros antes que pensar por nosotros mismos. Esta idea tiene mucha vigencia hoy día pues vemos
cómo la mayoría no es crítica con la información que recibe, ya sea a través de los libros, de la televisión o Internet.
Por cobardía pagamos al sacerdote para que nos garantice el cielo y así no tener que preocuparnos de una muerte cierta y
al médico para que nos garantice la salud cuando lo único realmente eficaz es mantenerse “m oderado en el goce y paciente
en la enfermedad”. 
Este párrafo guarda cierto parecido con la opinión que Platón expone en La República donde afirma que una sociedad en la
que abunden médicos y abogados es una sociedad en segura decadencia.
Un ejemplo más reciente del estudio de la cobardía del hombre común ante la libertad y el librepensamiento es El miedo a 
la libertad de Erich Fromm.

3. INTERESES POLÍTICOS EN MANTENER A LOS HOMBRES EN MINORÍA DE EDAD. SEXISMO.


El que la mayor parte de los hombres (incluyendo a todo el bello sexo) consideren el paso hacia la mayoría de edad
como algo harto peligroso, además de muy molesto, es algo por lo cual velan aquellos tutores que tan amablemente
han echado sobre sí esa labor de superintendencia. Tras entontecer primero a su rebaño e impedir
cuidadosamente que esas mansas criaturas se atrevan a dar un solo paso fuera de las andaderas donde han sido
confinados, les muestran luego el peligro que les acecha cuando intentan caminar solos por su cuenta y riesgo. Mas
ese peligro no es ciertamente tan enorme, puesto que finalmente aprenderían a caminar bien después de dar unos
cuantos tropezones; pero el ejemplo de un simple tropiezo basta para intimidar y suele servir como escarmiento
para volver a intentarlo de nuevo.

El pueblo, por sí solo, es difícil que se ilustre. Una revolución podrá llevar a cabo un cambio en el poder, pero no en la mente
de las personas. Puede, incluso, generar nuevos prejuicios, si la mente no ha acusado e interiorizado el cambio, con lo que
poco se habrá ganado.
El despotismo es el abuso de una autoridad absoluta no limitada por las leyes. El Despotismo ilustrado fue una forma de
gobierno autoritario propia de la 2ª mitad del siglo XVIII. El monarca intentaba conseguir el progreso del país aplicando
principios políticos propios de la Ilustración.

Los tutores que permanecen interesados en mantener a la humanidad en su minoría de edad en realidad tienen una
clara motivación política. Kant se refiere irónicamente a médicos, abogados y sacerdotes como instrumentos
del gobierno para manejar a sus administrados. Kant ironiza sobre la pretendida bondad de los tutores, que someten al ser
humano y le transmiten el miedo a la libertad. Los peligros inevitables de comenzar a pensar por uno mismo son calificados
por dichos tutores como obstáculos insalvables mientras que Kant ve en ellos tropiezos necesarios en el camino a la
libertad, mostrándose optimista.
En realidad hacían bien esos tutores, esos administradores del Estado, en luchar contra la expansión de la consigna
“piensa por ti mismo” pues en poco tiempo é sta sería el germen de revoluciones y desórdenes sociales que cambiarían el
mapa de Europa. Nótese también el toque sexista que atribuye a algunos hombres la posibilidad de abandonar la minoría de
edad pero excluye de esta proeza a la mayoría de los hombres y a todo el “bello sexo”. 

4. DIFICULTADES DEL INDIVIDUO SOLITARIO PARA LIBERARSE DE LOS GRILLETES QUE LO ENCADENAN A LA
MINORÍA DE EDAD. 
Así pues, resulta difícil para cualquier individuo el zafarse de una minoría de edad que casi se ha convertido en
algo connatural. Incluso se ha encariñado con ella y eso le hace sentirse realmente incapaz de utilizar su propio
entendimiento, dado que nunca se le ha dejado hacer ese intento. Reglamentos y fórmulas, instrumentos
mecánicos de un uso racional –o más bien abuso- de sus dotes naturales, constituyen los grilletes de una

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permanente minoría de edad. Quien lograra quitárselos acabaría dando un salto inseguro para salvar la más
pequeña zanja, al no estar habituado a semejante libertad de movimientos. De ahí que sean muy pocos quienes han
conseguido, gracias al cultivo de su propio ingenio, desenredar las ataduras que les ligaban a esta minoría de edad
 y caminar con paso seguro.
La falta de libertad (o de costumbre en el uso del propio entendimiento) y los prejuicios sociales imperantes (los grilletes)
hacen
aportamuy difícil la tarea de salir del estado permanente de minoría de edad que es la tutela ajena, que, por otro lado, nos
seguridad.
En este párrafo Kant compara a los individuos en minoría de edad con los personajes encadenados del mito de la caverna,
tan acostumbrados a la oscuridad  y las sombras, que de ningún modo desean abrirse paso hasta la luz. Al individuo
solitario le resulta extraordinariamente difícil “pensar por sí mismo”, abrirse paso hacia la verdad y la libertad, pues
durante toda su vida ha tenido el entendimiento constreñido por dogmas políticos y religiosos. Son muy pocos los que han
conseguido abandonar la minoría de edad y guiarse sólo por su propio ingenio.

5. POSIBILIDAD DE QUE LA ILUSTRACIÓN TENGA LUGAR EN UNA SOCIEDAD EN LA QUE HAYA LIBERTAD DE
EXPRESIÓN.
Sin embargo, hay más posibilidades de que un público se ilustre a sí mismo; algo que casi es inevitable, con tal de
que se le conceda libertad. Pues ahí siempre nos encontraremos con algunos que piensen por cuenta propia incluso
entredequienes
 yugo han de
la minoría sidoedad,
erigidos como tutores
difundirán en tornodesuyo
la gente, los cuales,
el espíritu de una tras haberse
estimación desprendido
racional ellosvalor
del propio mismos
y dedel
la
vocación a pensar por sí mismo. Pero aquí se da una circunstancia muy especial: aquel público, que previamente
había sido sometido a tal yugo por ellos mismos, les obliga luego a permanecer bajo él, cuando se ve instigado a
ello por algunos de sus tutores que son de suyo incapaces de toda ilustración; así de perjudicial resulta inculcar
prejuicios, pues éstos acaban por vengarse de quienes fueron sus antecesores o sus autores. De ahí que un público
sólo pueda conseguir lentamente la ilustración. Mediante una revolución acaso se logre derrocar un despotismo
personal y la opresión generada por la codicia o la ambición, pero nunca logrará establecer una auténtica reforma
del modo de pensar; bien al contrario, tanto los nuevos prejuicios como los antiguos servirán de rienda para esa
enorme muchedumbre sin pensamiento alguno.

Aborda Kant uno de los temas propios de la Ilustración alemana, el del prejuicio. Un prejuicio es un juicio previo que
alguien se forma sobre alguna cosa, sin llegar a conocer esa cosa. El racismo, por ejemplo, en nuestros días suele tener un
gran componente de prejuicio.
El problema que observa Kant es el de la dificultad que puede tener el hombre para liberarse y pensar por sí mismo.
Especialmente difícil es el caso de los “tutores”, que han inculcado el prejuicio entre el pueblo, para que éste luego intente
someter a los mismos prejuicios a aquellos que los dominaban.
Sin embargo, si no pensamos en un individuo sino en un colectivo social en el que los gobernantes autoricen la libertad de
expresión siempre es posible que algunos que hayan superado el “yugo” de la minoría de edad eduquen al resto para
liberarlos. Los que un día fueron “ tutores”, es decir, admi nistradores del Estado, pueden inspirar la libertad de
pensamiento en los demás. Pero, dice Kant, “aquí se da una circunstancia muy especial”: es posible que ese mismo público
les obligue a restablecer los antiguos prejuicios porque depende completamente de ellos. Este fragmento a
los prisioneros de la caverna que calumnian y persiguen hasta la muerte al filósofo que intenta enseñarles el camino hacia
la luz.
Si lo exponemos en términos políticos diríamos que es posible inspirar a un pueblo para que busque su libertad pero
también es probable que ese mismo pueblo exija luego que se restaure el orden. Así de vengativos son los viejos prejuicios.
Kant, por tanto, rechaza de plano la posibilidad de una revolución que probablemente termine en un nuevo despotismo. Sólo
es posible una reforma política y del pensar si se avanza poco a poco. El pensamiento político de Kant es contradictorio:
por un lado estimula el librepensamiento y por otro sus ideas políticas son extremadamente conservadoras. En realidad,
Kant confía en que el monarca, su idolatrado Federico II, irá introduciendo las reformas paulatinas para que la sociedad
progrese lentamente hacia la constitución republicana caracterizada por el principio de representatividad y la separación
de poderes.

6. LA ILUSTRACIÓN SÓLO REQUIERE DE UNA CONDICIÓN, LA LIBERTAD ENTENDIDA COMO EL USO PÚBLICO
DE LA RAZÓN EN TODOS LOS TERRENOS. ESTA LIBERTAD HA DE TENER LÍMITES BIEN DEFINIDOS EN EL CASO
DEL USO PRIVADO DE LA RAZÓN.
Para esta ilustración tan sólo se requiere libertad y, a decir verdad, la más inofensiva de cuantas pueden llamarse
así: el hacer uso público de la propia razón en todos los terrenos. Actualmente oigo clamar por doquier: ¡No
razones!. El oficial ordena: ¡No razones, adiéstrate! El asesor fiscal: ¡no razones y limítate a pagar tus impuestos!

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El consejero espiritual: ¡No razones, ten fe! (Sólo un único señor en el mundo dice: razonad cuanto queráis y sobre
todo lo que gustéis, mas no dejéis de obedecer.) Impera por doquier una restricción de la libertad. Pero, ¿cuál es
el límite que la obstaculiza y cuál es el que, bien al contrario, la promueve? He aquí mi respuesta: el uso público de
su razón tiene que ser siempre libre y es el único que puede procurar ilustración entre los hombres; en cambio
muy a menudo cabe restringir su uso privado, sin que por ello quede particularmente obstaculizado el progreso de
la ilustración. Por uso público de la propia razón entiendo aquél que cualquiera puede hacer, como alguien docto,
ante
propiatodo eseenpúblico
razón que configura
una determinada el universo
función o puestode
civillosque
lectores. Denomino
se le haya usoEnprivado
confiado. algunosalasuntos
que cabe hacer de la
encaminados al
interés de la comunidad se hace necesario un cierto automatismo, merced al cual ciertos miembros de la
comunidad tienen que comportarse pasivamente para verse orientados por el gobierno hacia fines públicos
mediante una unanimidad artificial o, cuando menos, para que no perturben la consecución de tales metas. Desde
luego, aquí no cabe razonar, sino que uno ha de obedecer. Sin embargo, en cuanto esta parte de la maquinaria sea
considerada como miembro de una comunidad global e incluso cosmopolita y, por lo tanto, se considere su condición
de alguien instruido que se dirige sensatamente a un público mediante sus escritos, entonces resulta obvio que
puede razonar sin afectar con ello a esos asuntos en donde se vea parcialmente concernido como miembro pasivo.
La ilustración sólo requiere de la forma más sencilla e inofensiva de libertad: la libertad política negativa.
Los administradores del Estado, los tutores, (el ejército, Hacienda y el clero) no cesan de dar órdenes y
además prohíben de
para el progreso a todos razonar. Ven en el librepensamiento un peligro para el orden social y no una condición necesaria
la Humanidad.
Sólo un hombre invita a su pueblo a razonar, Federico II, aunque, por otro lado, también le exige obediencia. Así, el uso
público de la razón debe ser limitado por su uso privado. Todo el que forme parte de la maquinaria del Estado debe
obedecer. El soldado ha de cumplir órdenes y el ciudadano pagar impuestos. Posteriormente, en cuanto miembros de
una comunidad cosmopolita pueden hacer públicas sus quejas y observaciones mediante sus escritos. Pero siempre han de
obedecer primero.
El filósofo Hamman (1730-1788) fue muy crítico con esta distinción kantiana pues limitaba mucho el “atrévete a pensar”
del comienzo. “¿Para qué me sirve el traje de fiesta de la libertad, si en casa tengo que llevar el delantal de la
esclavitud?” 
Para Kant la distinción tiene un uso importante que es el evitar el recurso a la revolución. Tanto en La metafísica de las 
costumbres como Teoría y práctica Kant es taxativo: cualquier tipo de desobediencia al soberano está injustificada, es un
absurdo jurídico. Para Kant el progreso hacia una constitución republicana no habría de realizarse mediante revolución
sino mediante paulatinas reformas constitucionales realizadas por el soberano.
Sin embargo, como filósofo de la historia, en El conflicto de las facultades, cuando Kant sugiere una prueba empírica de
que el ser humano progresa hacia lo mejor usa como ejemplo la Revolución Francesa. Pero aunque se deje llevar por el
entusiasmo de la revolución al mismo tiempo prefiere mantenerla alejada de Prusia. Insiste en que Federico
II implementará las reformas necesarias para alcanzar el republicanismo. El pueblo, por tanto, sólo necesita la libertad de
pluma y no las armas.
Esta contradicción entre en el entusiasmo por la Revolución Francesa y los límites que impone el uso privado de la
razón pudo deberse al miedo a la censura. Kant ya había tenido problemas en la publicación de La religión dentro de los 
límites de la mera razón donde somete los dogmas religiosos al tribunal de la razón.

7. EL USO PRIVADO DE LA RAZÓN EN LOS CASOS DEL OFICIAL DEL EJÉRCITO, EL CIUDADANO QUE PAGA SUS
IMPUESTOS Y EL PASTOR RELIGIOSO.
Ciertamente, resultaría muy pernicioso que un oficial, a quien sus superiores le hayan ordenado algo, pretendiese
sutilizar en voz alta y durante el servicio sobre la conveniencia o la utilidad de tal orden; tiene que obedecer. Pero
en justicia no se le puede prohibir que, como experto, haga observaciones acerca de los defectos del servicio
militar y los presente ante su público para ser enjuiciados. El ciudadano no puede negarse a pagar los impuestos
que se le hayan asignado; e incluso una indiscreta crítica hacia tales tributos al ir a satisfacerlos quedaría
penalizada como un escándalo (pues podría originar una insubordinación generalizada). A pesar de lo cual, él mismo
no actuará contra el deber de un ciudadano si, en tanto que especialista, expresa públicamente sus tesis contra la
inconveniencia o la injusticia de tales impuestos. Igualmente, un sacerdote está obligado a hacer sus homilías,
dirigidas a sus catecúmenos y feligreses, con arreglo al credo de aquella Iglesia a la que sirve; puesto que fue
aceptado en ella bajo esa condición. Pero en cuanto persona docta tiene plena libertad, además de la vocación para
hacerlo así, de participar al público todos sus bienintencionados y cuidadosamente revisados pensamientos sobre
las deficiencias de aquel credo, así como sus propuestas tendentes a mejorar la implantación de la religión y la
comunidad eclesiástica. En esto tampoco hay nada que pudiese originar un cargo de conciencia. Pues lo que enseña
en función de su puesto, como encargado de los asuntos de la Iglesia, será presentado como algo con respecto a lo
cual él no tiene libre potestad para enseñarlo según su buen parecer, sino que ha sido emplazado a exponerlo según

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una prescripción ajena y en nombre de otro. Dirá: nuestra Iglesia enseña esto o aquello; he ahí los argumentos de
que se sirve. Luego extraerá para su parroquia todos los beneficios prácticos de unos dogmas que él mismo no
suscribiría con plena convicción, pero a cuya exposición sí puede comprometerse, porque no es del todo imposible
que la verdad subyazca escondida en ellos o, cuando menos, en cualquier caso no haya nada contradictorio con la
religión íntima. Pues si creyese encontrar esto último en dichos dogmas, no podría desempeñar su cargo en
conciencia; tendría que dimitir. Por consiguiente, el uso de su razón que un predicador comisionado a tal efecto
hace ante suunacomunidad
constituirá es meramente
reunión doméstica; y bajouneste
uso respecto
privado; porque, por muy
él, en cuanto grande que
sacerdote, no essealibre,
ese niauditorio,
tampoco siempre
le cabe
serlo, al estar ejecutando un encargo ajeno. En cambio, como alguien docto que habla mediante sus escritos al
público en general, es decir, al mundo, dicho sacerdote disfruta de una libertad ilimitada en el uso público de su
razón, para servirse de su propia razón y hablar en nombre de su propia persona. Que los tutores del pueblo (en
asuntos espirituales) deban ser a su vez menores de edad constituye un absurdo que termina por perpetuar toda
suerte de disparates.

El requisito indispensable para que el hombre se ilustre es el de que tenga la libertad de hacer siempre y en todo lugar un
uso público de la razón.
Por uso público de la razón entiende Kant el que hace alguien en público en tanto que enterado o sabedor de algo. Usa el
autor la expresión “ante todo ese público que configura el universo de los lectores ”, ya que el gran medio de expresión y de

comunicación del momento


determinado puesto o cargo,eraaunque
la lectura.
éste Con usocargo
sea un privado de la razón se refiere al que alguien puede hacer desde un
público.
Para distinguir bien ambos usos, pongamos el ejemplo de un diputado. Imaginemos que el partido al que pertenece esté a
favor del aborto. Haciendo el diputado un uso privado de su razón, deberá votar a favor del aborto, puesto que la disciplina
de voto a la que está sujeto su cargo así se lo exige. Pero, a renglón seguido, podrá escribir un artículo o hacer unas
manifestaciones en la televisión explicando que, aunque haya tenido que votar a favor del aborto, él está personalmente en
contra. Estas manifestaciones constituirían un uso público de la razón.
Lo que propugna Kant es que todo hombre pueda tener la libertad necesaria para hacer un uso público de la razón. Solo así
podrá calar el espíritu de la Ilustración en los hombres.
El propio Kant admite que en algunos asuntos de interés público, algunas personas deben obedecer en vez de razonar, para
no obstaculizar la consecución de un fin bueno para todos. Véanse los diversos ejemplos que pone Kant para distinguir el
uso privado del uso público de la razón.
Kant aplica la distinción entre uso privado y uso público de la razón a tres casos concretos. El oficial del ejército que
recibe una orden ha de obedecer aunque luego pueda hacer públicas las observaciones que considere convenientes sobre
los defectos del servicio militar. El ciudadano no puede negarse a pagar sus impuestos pues podría llevar a la quiebra al
Estado. Pero en tanto persona docta puede publicar su opinión contraria respecto a la conveniencia tales impuestos. En el
caso de un pastor religioso que habla a su comunidad tiene que atenerse a los dogmas de su religión. Sin embargo, como
miembro de la comunidad tiene libertad ilimitada para hacer uso de su razón y comunicar los resultados de sus
pensamientos. Los tutores del pueblo en asuntos espirituales no pueden ser “ menores de edad” pues eso significa un gran
lastre para el progreso social.

8. UN MONARCA SÓLO PUEDE IMPONER LAS LEYES QUE EL PUEBLO ESTÉ DISPUESTO A DARSE A SÍ MISMO.
Ahora bien, ¿acaso una asociación eclesiástica –cual una especie de sínodo o (como se autodenomina entre los
holandeses) grupo venerable- no debiera estar autorizada a juramentarse sobre cierto credo inmutable, para
ejercer una suprema e incesante tutela sobre cada uno de sus miembros y, a través suyo, sobre el pueblo, a fin de
eternizarse? Yo mantengo que tal cosa es completamente imposible. Semejante contrato, que daría por cancelada
para siempre cualquier ilustración ulterior del género humano, es absolutamente nulo e inválido; y seguiría siendo
así, aun cuando quedase ratificado por el poder supremo, la dieta imperial y los más solemnes tratados de paz. Una
época no puede aliarse y conjurarse para dejar a la siguiente en un estado en que no le haya de ser posible ampliar
sus conocimientos (sobre todo los más apremiantes), rectificar sus errores y en general seguir avanzando hacia la
ilustración. Tal cosa supondría un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial consiste
 justamente en ese progresar; y la posteridad estaría por lo tanto perfectamente legitimada para recusar aquel
acuerdo adoptado de un modo tan incompetente como ultrajante. La piedra de toque de todo cuanto puede
acordarse como ley para un pueblo se cifra en esta cuestión: ¿acaso podría un pueblo imponerse a sí mismo
semejante ley? En orden a establecer cierta regulación podría quedar estipulada esta ley, a la espera de que haya
una mejor lo antes posible: que todo ciudadano y especialmente los clérigos sean libres en cuanto expertos para
expresar públicamente, o sea, mediante escritos, sus observaciones sobre los defectos de la actual institución;
mientras tanto el orden establecido perdurará hasta que la comprensión sobre la índole de tales cuestiones se
haya extendido y acreditado públicamente tanto como para lograr, mediante la unión de sus voces (aunque no sea
unánime), elevar hasta el trono una propuesta para proteger a esos colectivos que, con arreglo a sus nociones de

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una mejor comprensión, se hayan reunido para emprender una reforma institucional en materia de religión, sin
molestar a quienes prefieran conformarse con el antiguo orden establecido. Pero es absolutamente ilícito ponerse
de acuerdo sobre la persistencia de una constitución religiosa que nadie pudiera poner en duda públicamente, ni
tan siquiera para el lapso que dura la vida de un hombre, porque con ello se anula y esteriliza un período en el curso
de la humanidad hacia su mejora, causándose así un grave perjuicio a la posteridad. Un hombre puede postergar la
ilustración para su propia persona y sólo por algún tiempo en aquello que le incumbe saber; pero renunciar a ella
significa por lo
los sagrados que atañe
derechos de alasuhumanidad.
persona, pero
Mas todavía
lo que amás por lo que
un pueblo no leconcierne a la posteridad,
resulta lícito vulnerar
decidir sobre y pisotear
sí mismo, menos
aún le cabe decidirlo a un monarca sobre el pueblo; porque su autoridad legislativa descansa precisamente en que
reúne la voluntad íntegra del pueblo en la suya propia. A este respecto, si ese monarca se limita a hacer coexistir
con el ordenamiento civil cualquier mejora presunta o auténtica, entonces dejará que los súbditos hagan cuanto
encuentren necesario para la salvación de su alma; esto es algo que no le incumbe en absoluto, pero en cambio sí le
compete impedir que unos perturben violentamente a otros, al emplear toda su capacidad en la determinación y
promoción de dicha salvación. El monarca daña su propia majestad cuando se inmiscuye sometiendo al control
gubernamental los escritos en que sus súbditos intentan clarificar sus opiniones, tanto si lo hace por considerar
superior su propio criterio, con lo cual se hace acreedor del reproche: Caesar non est supra Grammaticos , como -
mucho más todavía- si humilla su poder supremo al amparar, dentro de su Estado, el despotismo espiritual de
algunos tiranos frente al resto de sus súbditos.

Aborda Kant ahora el problema de la religión y de su relación con la Ilustración. La postura de Kant no es estrictamente
antirreligiosa, aunque él solo defendiera, siendo consecuente con su sistema, una religión natural basada en una fe racional.
Por eso se pregunta, ante la observación del hecho real de la religión que practican las personas o en la que creen, si sería
posible crear un organismo, una sociedad de sacerdotes que ejerciera una tutela sobre el pueblo.
A juicio de Kant, esto sería imposible porque supondría ir en contra del progreso, que es, por naturaleza, el destino
primordial del hombre, e impediría la ilustración del pueblo.
El propio pueblo podría admitir un organismo de este tipo si mediante él se pudiera obtener un orden nuevo, una
organización nueva que permitiera un uso público de la razón. Pero esto habría que hacerlo cuando lo pudiera pedir el
pueblo y garantizando la tolerancia hacia los que no quisieran adscribirse al nuevo orden.
Un hombre no puede renunciar al espíritu de la Ilustración porque ello supondría ir a contra de los derechos de la
humanidad. Tampoco el monarca está capacitado para alterar el orden establecido, puesto que tiene que respetar la
voluntad del pueblo.
Si dentro de una comunidad religiosa sus dirigentes decidieran por el bien de los fieles congelar cualquier tipo de
discusión acerca de sus creencias, este sería un contrato “ nulo e ilícito” pues supondría vulnerar el sagrado derecho de la
humanidad a la libertad en el uso de la razón e impediría completamente el progreso hacia la Ilustración. Lo que determina
si una norma puede convertirse en ley dentro de una comunidad es plantearse si esa comunidad se impondría a sí misma esa
norma y una censura de este tipo sería un atentado contra la Humanidad. En una constitución republicana como la que Kant
propone en el primer artículo definitivo de Hacia la paz perpetua , los ciudadanos tienen garantizado el papel
de colegisladores. 
En el caso de la formación de variantes no ortodoxas del cristianismo Kant sugiere que exista libertad para que estas
sean de conocimiento público pues ello no perjudica a quienes prefieran continuar con la religión oficial. Es totalmente
ilícita la prohibición de poner en duda las creencias religiosas pues implica pisotear el derecho a la libertad.
Lo mismo que vale para una comunidad religiosa vale para el Estado. El monarca no puede imponer ninguna ley que el
pueblo no se impondría a sí mismo. Es su misión alentar el uso público de la razón en materia religiosa al tiempo que
impide cualquier tipo de enfrentamiento violento entre sus súbditos. Paradójicamente, cuanto mayor sea su ejército para
defender el orden mayor podrá ser la libertad de pensamiento de la que disfruten los ciudadanos. Esta era, como
veremos, la naturaleza del régimen de Federico II.

9. VIVIMOS EN UNA ÉPOCA DE ILUSTRACIÓN PERO NO UNA ÉPOCA ILUSTRADA


Si ahora nos preguntáramos: ¿acaso vivimos actualmente en una época ilustrada ?, la respuesta sería: ¡No!, pero sí
vivimos en una época de Ilustración . Tal como están ahora las cosas todavía falta mucho para que los hombres,
tomados en su conjunto, puedan llegar a ser capaces o estén ya en situación de utilizar su propio entendimiento sin
la guía de algún otro en materia de religión. Pero sí tenemos claros indicios de que ahora se les ha abierto el campo
para trabajar libremente en esa dirección y que también van disminuyendo paulatinamente los obstáculos para una
ilustración generalizada o el abandono de una minoría de edad de la cual es responsable uno mismo. Bajo tal mirada
esta época nuestra puede ser llamada «época de la Ilustración» o también «el Siglo de Federico».

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En la época en la que vive Kant no se han realizado plenamente los ideales de la Ilustración. Por eso no es una época
ilustrada. Se está en proceso de realización, por lo que es una época de ilustración.

¿Hemos alcanzado la mayoría de edad de la Ilustración? Por supuesto que no, la mayoría de los hombres está todavía muy
lejos de pensar sin guías sobre todo en materias como la religión. Pero sí está claro al mismo tiempo que el progreso de la
sociedad depende del mantenimiento de la libertad de expresión. Para Kant el gobierno de Federico II, que combinaba
una absoluta libertad de pensamiento en materia religiosa y un rígido orden social era el mejor camino hacia la
Ilustración.
El verdadero Federico II no era tan perfecto como lo pintaba Kant. Estas alabanzas a Federico fueron criticadas
por Hamman. Se dice que Federico es un príncipe de la libertad pero en realidad lo respalda un ejército incontable y
bien disciplinado. Federico no era en realidad el monarca filósofo que Kant pensaba o decía pensar. En realidad, no dudaba,
por ejemplo, en admitir como válida la mentira de Estado tal y como hiciera Platón en La República .
¿Cómo está Kant tan seguro del progreso moral y social de la humanidad a pesar de los estados de guerra permanente en
que vive la Humanidad? Este pensamiento de Kant está relacionado con La fábula de las abejas  de Mandeville, la mano
invisible de Adam Smith y la Providencia de los estoicos. Por ejemplo, según Adam Smith, los instintos egoístas de los
empresarios son la garantía del aumento de la riqueza de las naciones. Así también para Kant, la insociable sociabilidad del
hombre es la garantía del progreso moral y social.

10. EL USO
ESTADO NIPÚBLICO
TAMPOCO DEUNA
LA RAZÓN GARANTIZADO
MALA INFLUENCIA POROTRAS
PARA FEDERICO II NO ES UN PELIGRO PARA EL ORDEN DEL
NACIONES.
Un príncipe que no considera indigno de sí reconocer como un deber suyo el no prescribir a los hombres nada en
cuestiones de religión, sino que les deja plena libertad para ello e incluso rehúsa el altivo nombre de tolerancia, es
un príncipe ilustrado y merece que el mundo y la posteridad se lo agradezcan, ensalzándolo por haber sido el
primero en haber librado al género humano de la minoría de edad, cuando menos por parte del gobierno, dejando
libre a cada cual para servirse de su propia razón en todo cuanto tiene que ver con la conciencia. Bajo este
príncipe se permite a venerables clérigos que, como personas doctas, expongan libre y públicamente al examen del
mundo unos juicios y evidencias que se desvían aquí o allá del credo asumido por ellos sin menoscabar los deberes
de su cargo; tanto más aquel otro que no se halle coartado por obligación profesional alguna. Este espíritu de
libertad se propaga también hacia el exterior, incluso allí donde ha de luchar contra los obstáculos externos de un
gobierno que se comprende mal a sí mismo. Pues ante dicho gobierno resplandece un ejemplo de que la libertad no
conlleva preocupación alguna por la tranquilidad pública y la unidad de la comunidad. Los hombres van abandonando
poco a poco el estado de barbarie gracias a su propio esfuerzo, con tal de que nadie ponga un particular empeño
por mantenerlos en la barbarie.

Con “el siglo de Federico” se refiere Kan t al reinado de Federico II, del que alaba su tolerancia en materia de religión y el
uso público de la razón que permite a los clérigos en cuestiones religiosas. La tolerancia, como ya se ha dicho, era otro de
los ideales de la Ilustración. El optimismo derivado de la creencia en el progreso de la Ilustración se advierte cuando Kant
sostiene que la libertad no genera desórdenes públicos ni desunión, pretextos que se suelen emplear para someterla, sino
que educa a los seres humanos.

Federico II, que garantiza una total libertad de pensamiento en cuestiones religiosas, es un verdadero príncipe
ilustrado al que la humanidad debe estar agradecida pues está arrancándola de la minoría de edad. Los clérigos pueden
explicar públicamente sus opiniones religiosas sin faltar a su cargo ni sembrar desórdenes sociales. Esta libertad ”no
conlleva preocupación alguna por la tranquilidad pública y la unidad de la comunidad”. Es curioso observar cuánto se
equivocaba Kant. La libertad en materia religiosa que Kant reclama no tardará en extenderse a asuntos políticos y poner
las simientes de la Revolución Francesa.
Por último, señalar la importancia de esa última frase en la que Kant confía en el progreso natural del hombre desde la
barbarie hasta una sociedad cosmopolita. Esa confianza en el progreso humano es típica del pensamiento ilustrado.
Evidentemente, para Kant, el filósofo no puede predecir el curso de la historia pero sí puede ayudar a modificar su
desarrollo proponiendo utopías.

11. EL USO PÚBLICO DE LA RAZÓN NO DEBE LIMITARSE SÓLO A MATERIA RELIGIOSA SINO TAMBIÉN A
ASUNTOS LEGISLATIVOS.
He colocado el epicentro de la ilustración, o sea, el abandono por parte del hombre de aquella minoría de edad
respecto de la cual es culpable él mismo, en cuestiones religiosas, porque nuestros mandatarios no suelen tener
interés alguno en oficiar como tutores de sus súbditos en lo que atañe a las artes y las ciencias; y porque además
aquella minoría de edad es asimismo la más nociva e infame de todas ellas. Pero el modo de pensar de un jefe de
Estado que favorece esta primera Ilustración va todavía más lejos y se da cuenta de que, incluso con respecto a

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su legislación, tampoco entraña peligro alguno el consentir a sus súbditos que hagan un uso público de su propia
razón y expongan públicamente al mundo sus pensamientos sobre una mejor concepción de dicha legislación, aun
cuando critiquen con toda franqueza la que ya ha sido promulgada; esto es algo de lo cual poseemos un magnífico
ejemplo, por cuanto ningún monarca ha precedido a ése al que nosotros honramos aquí.
Kant justifica la relevancia que da a la religión, porque es el campo de acción de los «tutores", que no parecen interesados
en las artes o en las ciencias. Además, ser menor de edad o incapaz de servirse del propio entendimiento en materia
religiosa es pensamiento
libertad de lo más perjudicial paraenelelpueblo.
también campo Sigue elogiando al rey Federico II, porque ha permitido la ilustración y la
de la legislación.
Kant se ha centrado en la religión porque ve en ella el campo de acción de los “tutores”, que no se adentran en el terreno
de las artes o de las ciencias, y porque considera que es el aspecto más perjudicial para el pueblo. La Ilustración va ligada
al tema de la luz. Para los ilustrados, la razón es esencialmente luz y claridad. La ignorancia, el seguimiento ciego de la
tradición y de los sistemas políticos caducos son signos de un vivir en sombras y de una necesidad de que la razón lo
ilumine.
12. DEMASIADA LIBERTAD COMO LA QUE ES POSIBLE EN DEMOCRACIA ES PERJUDICIAL PARA EL CRECIMIENTO
ESPIRITUAL DE UN PUEBLO PUES PONE EN PELIGRO PARA EL ORDEN SOCIAL. UN DÉSPOTA ILUSTRADO COMO
FEDERICO II PUEDE FOMENTAR EL MÁXIMO LIBREPENSAMIENTO Y, AL MISMO TIEMPO, GARANTIZAR UN
RÍGIDO ORDEN SOCIAL.
Pero sólo aquel que, precisamente por ser ilustrado, no teme a las sombras, al tiempo que tiene a mano un
cuantioso y bien disciplinado ejército para tranquilidad pública de los ciudadanos, puede decir aquello que a un
Estado libre no le cabe atreverse a decir: razonad cuanto queráis y sobre todo cuanto gustéis, ¡con tal de que
obedezcáis! Aquí se revela un extraño e inesperado, curso de las cosas humanas; tal como sucede ordinariamente,
cuando ese decurso es considerado en términos globales, casi todo en él resulta paradójico. Un mayor grado de
libertad civil parece provechosa para la libertad espiritual del pueblo y, pese a ello, le coloca límites
infranqueables; en cambio un grado menor de esa libertad civil procura el ámbito para que esta libertad espiritual
se despliegue con arreglo a toda su potencialidad. Pues, cuando la naturaleza ha desarrollado bajo tan duro
tegumento ese germen que cuida con extrema ternura, a saber, la propensión y la vocación hacia el pensar libre,
ello repercute sobre la mentalidad del pueblo (merced a lo cual éste va haciéndose cada vez más apto para la
libertad de actuar) y finalmente acaba por tener un efecto retroactivo hasta sobre los principios del gobierno, el
cual incluso termina por encontrar conveniente tratar al hombre, quien ahora es algo más que una máquina,
conforme a su dignidad.
Königsberg (Prusia), 30 de Septiembre de 1784.

Se propone aquí un proceso gradual en el uso de la libertad para evitar las limitaciones que un nivel excesivo de libertad
acarrea. Kant propone que la libertad en materia religiosa se extienda también a cuestiones legislativas. Es el ideal
político kantiano de la constitución republicana, recogida en el primer artículo definitivo de Hacia la paz perpetua .

El monarca ideal es aquel que «no teme a las sombras», expresión que nos recuerda que la Ilustración se simboliza con la
luz -recuérdese la denominación del movimiento en Francia-. Por el contrario, la ignorancia y la continuación de la tradición,
de los prejuicios, de las supersticiones y de los sistemas políticos caducos son signos de un vivir en sombras y oscuridad.
Kant se decanta, finalmente, por un proceso gradual en el uso de la libertad para evitar las limitaciones “límites
infranqueables” o los riesgos que conlleva un nivel excesivo de libertad. La actitud del rey Federico II representa esta
posición (exige obediencia a la vez que permite que los ciudadanos razonen y expongan sus opiniones), que favorece el
desarrollo del libre pensar del ser humano, lo que contribuye al progreso de la libertad de obrar del pueblo y de la
humanización de los principios del gobierno.
Por último, Kant se distancia de la concepción antropológica mecanicista, característica de la Modernidad, pues
considera que el ser humano es algo más que una máquina: es un ser con dignidad.
El republicanismo kantiano implica un difícil equilibrio entre Hobbes y Rousseau. Por un lado, Kant entiende que
la libertad es un derecho natural del hombre que debe ser potenciado en orden al progreso de la humanidad. Pero, por
otro, si dicha libertad no está encauzada por un rígido orden social donde la autoridad del soberano es inapelable, como
ocurría en Hobbes, puede ser contraproducente. Kant confía en que la mera libertad de pensamiento transformará a los
hombres
como de tal manera
ciudadanos que allegará
conforme el día que
la dignidad en que
les no tengan
otorga que ser tratados como súbditos o máquinas sino
la libertad.
La teoría opuesta a esta propuesta kantiana de “libertad bajo control” es el materialismo histórico de  Marx. Según este,
son necesarias algo más que palabras para cambiar el orden social.

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