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Aquí y ahora: la posmoderna tradición de enunciar el instante.

El eterno retorno al nudo problemático de la modernidad que emerge ahora en el problema


de la identidad y la corporalidad. Entre quien toma conciencia de su existencia (identidad) y
aquello que le permite experimentarla (corporalidad). Pues es mediante este acto que se
revela para nosotros mismos que somos un objeto anclado a la lógica del mundo. Ya sea
porque nuestra autovaloración se ve amenazada y recurramos al vínculo más esencial de las
prácticas productivas. Asumiendo nuestros complejos atenderemos el más rico y abierto de
sus sentidos como el “reproductor de espacios quiméricos”. No sólo estamos aquí, sino que
efectivamente nos sabemos “presentes”.

Interrogaciones que se constituyen como actividades ligadas a imaginarios que hacen posible
la “tradición”. El «espacio imaginario» de la modernidad y nuestro lugar en circunstancia,
sabiéndonos aquí de frente al precipicio contemplándonos en torno a la razón. La
incomodidad de la mirada es el resultado lógico intrínseco a la corporalidad por la estrecha
relación entre el «mito» como representación cristalizada de lo que estamos «siendo» (al
hacernos cotidianamente a través de la repetición de la actividad). Es pues nuestro cuerpo
una expresión palpable de la constitución de lo que se nos presenta como la “situación
absoluta” o aquello que nos define a nosotros mismos: aquí y ahora. Si la conciencia se asume
individual y libre, comprende que la limitación a su vez es producida por la actividad
performática de su propia actividad desplegada simultáneamente por todos y cada uno de
los que nos reconocemos en la idea de humanos.

Aquello que pervive en las prácticas, actitudes e imaginarios que nos sirven de base para la
reproducción de la vida. Algunas ligadas a procesos tan antiguos cuya actualidad está ligada
a la repetición de ese acto determinado al que llamamos “tradición” (patriarcal, racial,
nacional, etc.) expresión ritual de nuestra propia “identidad contrapuesta”. Sabemos por fin
quienes somos, en donde estamos y que nos oprime. Al fin poseedores de la razón,
sabiéndonos finitos en un contexto de conciencia e identidad. Conciencia de las
circunstancias de la propia existencia y autoconocimiento de la necesidad de intercambiar o
no la vigencia de nuestra corporalidad para la reproducción de la vida social moderno
capitalista.

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