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Uno de los efectos a largo plazo de la diabetes es en los ojos. Como se convierte en una
parte del sistema del organismo, con el tiempo, la diabetes continúa afectando a los ojos y a
la visión.
El glaucoma es uno de los efectos más comunes de la diabetes, donde la presión del
fluido en los ojos aumenta y lleva al daño del nervio óptico y a la pérdida posterior
de la visión.
Las cataratas son otro problema común de los ojos que están asociadas con la
diabetes. Se refiere a la opacidad del cristalino del ojo, y por lo tanto, provoca una
visión nublada o borrosa.
Por último, la mayoría de las personas con la diabetes se ven afectadas por la
retinopatía diabética. Esta causa graves daños en los vasos sanguíneos de la retina,
que afecta a la visión, y si no se detecta, puede conducir a la ceguera.
Retinopatía diabética
La retinopatía diabética es la causa más común de ceguera en la población activa del mundo
occidental, y se estima que el 50% de los pacientes desarrolla esta afección en algún momento
de la evolución de su enfermedad. Se consideran factores predisponentes para la afección: el
déficit en el control de la glucemia a largo plazo, inadecuadas concentraciones séricas de
triglicéridos y la edad.
Aunque no existe una cura específica para estos problemas, sin duda se puede evitar al ir a
un examen de la vista regular y al supervisar los niveles del azúcar en la sangre.
Nefropatía
Se utiliza exclusivamente para señalar las lesiones renales originadas por afección
microangiopática o de los pequeños vasos. Se trata por ende de una complicación vascular
crónica, exclusiva de la diabetes mellitus, en la que se afecta la microcirculación renal
originando una serie de alteraciones funcionales y estructurales principalmente a nivel
glomerular. El cuadro clínico se caracteriza por proteinuria persistente, hipertensión arterial
y deterioro progresivo de la función renal.
Para evitar esto, se deben llevar a cabo los exámenes regulares de la orina, cualquiera de
estos síntomas debe ser reportado inmediatamente a un médico. Asimismo, la presión
arterial y la glucemia se deben mantener en los niveles normales.
Los efectos de la diabetes en el cerebro
Las fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre también tienen un efecto sobre el
cerebro. Esto se produce con más frecuencia, cuando uno sufre de hipoglucemia o de los
bajos niveles de azúcar en la sangre. Debido a una sobredosis del medicamento, o a la falta
de las comidas adecuadas, uno puede verse afectado por una hipoglucemia. En tal caso, los
efectos se pueden manifestar en forma de la fatiga, los mareos, los trastornos del habla, la
visión borrosa o doble, confusión y dolores de la cabeza. Cuando el azúcar en la sangre
vuelve de nuevo a los niveles normales, estos efectos desaparecen. Otro efecto a largo plazo
de la diabetes en el cerebro es que tiene la capacidad de afectar a la memoria y a conducir a
la pérdida completa de la función cognitiva con el tiempo. Cuando las arterias se endurecen
debido a la diabetes, esto conduce a un derrame cerebral que puede causar daño cerebral.
Enfermedad cerebrovascular
La existencia de un riesgo aumentado de enfermedad cerebrovascular asociada con diabetes,
se explica por el efecto de la concurrencia de otros factores de riesgo, como por ejemplo la
hipertensión arterial.
Una vez más, la única forma de evitar este problema es mantener los niveles normales de la
glucosa en la sangre y llevando un estilo de vida saludable, con el énfasis en una dieta
adecuada y el ejercicio.
Enfermedad arterial coronaria:
La enfermedad arterial coronaria es una patología asociada a los elevados niveles de
colesterol total y LDL (lipoproteínas de baja densidad) y a niveles disminuidos de HDL
(lipoproteínas de alta densidad), tanto en individuos diabéticos como no diabéticos, pero
principalmente en mujeres con diabetes no insulinodependiente.
Hiperlipidemia
La acumulación de lípidos es un importante componente de aterosclerosis, y la
hipertrigliceridemia (aumento de los triglicéridos en sangre por sobre los valores
considerados adecuados para la salud) es la hiperlipidemia por excelencia en los pacientes
diabéticos, predisponiendo a afecciones vasculares.