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y Salud
con
la Llave de
las Escrituras
Science and Health
with Key to the Scriptures
por
MARY BAK ER EDDY
Conoceréis la verdad,
y la verdad os hará libres.
Juan 8:32
3
P ara aquellos que se apoyan en el infinito sostenedor, el
día de hoy está lleno de bendiciones. El pastor vigilante
contempla los primeros tenues rayos del alba antes de que lle-
gue el pleno resplandor de un nuevo día. Así brilló la pálida
estrella para los pastores profetas; sin embargo, atravesó la
6 noche, y llegó donde, envuelto en tierno amparo, se hallaba el
niño de Belén, el heraldo humano del Cristo, la Verdad, quien
había de aclarar al entendimiento oscurecido el camino de
9 la salvación mediante Cristo Jesús, hasta que a través de una
noche de error alborearan los rayos de la mañana y brillara la
estrella guiadora del ser. Los Magos fueron guiados a con-
12 templar y a seguir este lucero matutino de la Ciencia divina,
que ilumina el camino hacia la armonía eterna.
La hora de los pensadores ha llegado. La Verdad, inde-
15 pendiente de doctrinas y sistemas honrados por el tiempo,
llama al portal de la humanidad. La conformidad con el
pasado y el frío convencionalismo del materialismo se están
18 desmoronando. La ignorancia de lo que es Dios ya no es la
pasadera hacia la fe. La única garantía de obediencia es una
comprensión correcta de Él, a quien conocer correctamente
21 es la Vida eterna. Aunque los imperios caigan, “reinará
Jehová para siempre”.
Un libro introduce pensamientos nuevos, pero no puede
24 hacer que sean rápidamente comprendidos. Es la tarea
del pionero robusto derribar el alto roble y cortar el tosco
granito. Las épocas futuras deben declarar lo que el pionero
27 ha logrado.
Desde que la autora descubrió el poder de la Verdad en
vii
Ciencia y Salud Prefacio viii
La oración
Porque de cierto os digo
que cualquiera que dijere a este monte:
Quítate y échate en el mar,
y no dudare en su corazón,
sino creyere que será hecho lo que dice,
lo que diga le será hecho.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis,
y os vendrá.
3
L a oración que reforma al pecador y sana al enfermo es
una fe absoluta en que todas las cosas son posibles
para Dios, una comprensión espiritual de Él, un amor
abnegado. A pesar de lo que otros puedan decir o pensar
sobre este tema, hablo por experiencia. La oración, la
6 vigilancia y el trabajo, combinados con la inmolación del
yo, son los medios de la gracia de Dios para lograr todo lo
que ha sido hecho con éxito para la cristianización y la
9 salud del género humano.
Los pensamientos inexpresados no son desconocidos
para la Mente divina. El deseo es oración; y ninguna
12 pérdida puede ocurrir por confiar a Dios nuestros deseos,
para que puedan ser moldeados y exaltados antes de que
tomen forma en palabras y en obras.
1
Ciencia y Salud La oración 2
La expiación
y la eucaristía
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne
con sus pasiones y deseos. — Pablo.
Porque os digo
que no beberé más del fruto de la vid,
hasta que el reino de Dios venga. — Jesús.
3
L a expiación es la ejemplificación de la unidad del hombre
con Dios, por la cual el hombre refleja la Verdad, la Vida
y el Amor divinos. Jesús de Nazaret enseñó y demostró la
unidad del hombre con el Padre, y por esto le debemos
homenaje sin fin. Su misión fue a la vez indivi- Unidad
6 dual y colectiva. Él hizo bien la obra de la vida, divina
no sólo en justicia para consigo mismo, sino por misericordia
para con los mortales, para mostrarles cómo hacer la de ellos,
9 pero no para hacerla por ellos ni para eximirlos de ninguna
responsabilidad. Jesús obró osadamente, en contra de la
evidencia acreditada de los sentidos, en contra de los credos y
12 las prácticas farisaicos, y refutó a todos los oponentes con su
poder sanador.
La expiación de Cristo reconcilia al hombre con Dios, no
15 a Dios con el hombre; porque el Principio divino del Cristo
es Dios, ¿y cómo puede Dios propiciarse a Sí Reconciliación
mismo? El Cristo es la Verdad, que no alcanza humana
18 más allá de sí misma. La fuente no puede elevarse más
alto que su origen. El Cristo, la Verdad, no podía conciliar
ninguna naturaleza por encima de la suya, derivada del
18
Ciencia y Salud La expiación y la eucaristía 19
El matrimonio
Por tanto, lo que Dios juntó,
no lo separe el hombre.
En la resurrección ni se casarán
ni se darán en casamiento,
sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. — Jesús.
3
C uando nuestro gran Maestro vino a Juan para ser bauti-
zado, este se sorprendió. Leyendo sus pensamientos, Jesús
agregó: “Deja ahora, porque así conviene que cumplamos
toda justicia”. Las concesiones de Jesús (en ciertos casos) a los
métodos materiales eran para el avance del bien espiritual.
6 El matrimonio es la provisión legal y moral para la genera-
ción entre la especie humana. Hasta que se discierna que la
creación espiritual está intacta, sea percibida y El matrimonio
9 comprendida, y el reino de Dios haya venido es temporal
56
Ciencia y Salud El matrimonio 57
La Ciencia Cristiana
versus el espiritismo
Y si os dijeren:
Preguntad a los encantadores y a los adivinos,
que susurran hablando, responded:
¿No consultará el pueblo a su Dios? — Isaías.
3
L a existencia mortal es un enigma. Cada día es un misterio.
El testimonio de los sentidos corporales no puede infor-
marnos qué es lo real y qué es lo ilusorio, pero las revelaciones
de la Ciencia Cristiana abren la cerradura de los tesoros de la
Verdad. Todo lo que es falso o pecaminoso jamás El Espíritu
6 puede entrar en la atmósfera del Espíritu. Hay único, infinito
un único Espíritu. El hombre jamás es Dios, pero el hombre
espiritual, creado a semejanza de Dios, refleja a Dios. En este
9 reflejo científico el Ego y el Padre son inseparables. La suposi-
ción de que los seres corpóreos son espíritus, o que hay
espíritus buenos y malos, es una equivocación.
12 La Mente divina mantiene todas las identidades, desde una
brizna de hierba hasta una estrella, inconfundi- La identidad
bles y eternas. Las preguntas son: ¿Qué son las real y la irreal
70
Ciencia y Salud La Ciencia Cristiana versus el espiritismo 71
1 aquellos que se han ido antes. Los que se están yendo puede
que susurren esta visión, nombren la faz que les sonríe y la
3 mano que los llama, así como alguien ante el Niágara, con los
ojos abiertos únicamente a esa maravilla, olvida todo lo
demás y expresa en voz alta su embeleso.
6 Cuando el ser sea comprendido, la Vida será reconocida
no como material ni finita, sino como infinita, como Dios, el
bien universal; y la creencia de que la vida, o La Vida verdadera
9 mente, estuvo alguna vez en una forma finita, es Dios
El magnetismo animal
desenmascarado
Porque del corazón salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, las fornicaciones,
los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
Estas cosas son las que contaminan al hombre. — Jesús.
3
E l mesmerismo o magnetismo animal fue dado a conocer
por primera vez por Mesmer en Alemania, en 1775.
Según la Enciclopedia Americana, él consideraba esta así
llamada fuerza, la cual él decía que podía ser Primeras
ejercida por un organismo viviente sobre otro, investigaciones
100
Ciencia y Salud El magnetismo animal desenmascarado 101
La ciencia, la teología,
la medicina
Mas os hago saber, hermanos,
que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre;
pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno,
sino por revelación de Jesucristo. — Pablo.
3
E n el año 1866, descubrí la Ciencia del Cristo o las leyes
divinas de la Vida, la Verdad y el Amor, y
nombré mi descubrimiento Ciencia Cristiana.
La Ciencia
Cristiana,
descubierta
Dios con Su gracia me había estado preparando
durante muchos años para la recepción de esta revelación final
6 del Principio divino absoluto de la curación mental científica.
Este Principio apodíctico señala hacia la revelación de
Emanuel, “Dios con nosotros”, la eterna presencia soberana,
9 que libra a los hijos de los hombres de todo La misión
mal “de que es heredera la carne”. Por medio de la Ciencia
Cristiana
de la Ciencia Cristiana, se inspira la religión y
12 la medicina con una naturaleza y esencia más divinas; nuevas
alas son dadas a la fe y a la comprensión, y los pensamientos
vuelven inteligentemente en amistad con Dios.
15 Al sentir tan perpetuamente la falsa consciencia de que
la vida es inherente al cuerpo, y no obstante Desconten
recordar que en realidad Dios es nuestra Vida, tamiento
con la vida
18 bien podemos temblar ante la perspectiva de
aquellos días en los cuales tengamos que decir: “No tengo en
ellos contentamiento”.
107
Ciencia y Salud La ciencia, la teología, la medicina 108
La teología
¿Debe venir la Ciencia Cristiana por medio de las iglesias
15 cristianas, como insisten algunas personas? Esta Ciencia ya
ha venido, de la manera señalada por Dios, Negligencia de
pero las iglesias no parecen estar preparadas las iglesias
La medicina
27 ¿Cuál fue la primera, la Mente o la medicina? Si la Mente
fue la primera y era existente de por sí, entonces la Mente,
no la materia, tiene que haber sido la primera Cuestión de
30 medicina. Al ser Dios Todo-en-todo, Él hizo la precedencia
medicina; pero esa medicina era la Mente. No pudo haber
sido la materia, que se aparta de la naturaleza y del carácter
33 de la Mente, Dios. La Verdad es el remedio de Dios para
Ciencia y Salud La ciencia, la teología, la medicina 143
La fisiología
Por tanto os digo:
No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer o qué habéis de beber;
ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.
¿No es la vida más que el alimento,
y el cuerpo más que el vestido? — Jesús.
3
L a fisiología es una de las manzanas del “árbol del conoci-
miento”.* El mal declaró que comer esta fruta abriría
los ojos del hombre y lo haría como un dios. En vez de hacer
eso, cerró los ojos de los mortales al señorío sobre la tierra
dado por Dios al hombre.
6 Medir la capacidad intelectual por el tamaño del cerebro,
y la fuerza por el ejercicio de los músculos, es subyugar la
inteligencia, hacer mortal la mente y colocar El hombre no
9 esta así llamada mente a merced de la organi- es estructural
165
Ciencia y Salud La fisiología 166
mento de destrucción.
12 “Temed... a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo
en el infierno”, dijo Jesús. Un estudio cuidadoso de este texto
muestra que aquí la palabra alma significa un sentido falso o
15 consciencia material. El mandato fue una advertencia para
guardarse, no de Roma, Satanás ni de Dios, sino del pecado.
La enfermedad, el pecado y la muerte no son concomitantes
18 de la Vida o la Verdad. Ninguna ley los apoya. No tienen
ninguna relación con Dios con la cual establecer su poder.
El pecado hace su propio infierno, y la bondad su propio cielo.
21 Los libros que eliminan de la mente mortal la enfermedad
—y borran así las imágenes y los pensamien- Bajíos peligrosos
tos de enfermedad, en lugar de grabarlos con evitados
3
E l mejor sermón jamás predicado es la Verdad practicada
y demostrada mediante la destrucción del pecado,
la enfermedad y la muerte. Sabiendo eso y Predicación
sabiendo también que un único afecto sería práctica
201
Ciencia y Salud Los pasos de la Verdad 202
1 por las obras sobre la fe en las palabras. Sus ideas son expre-
sadas sólo en “nuevas lenguas”; y estas son interpretadas
3 mediante la traducción del original espiritual al lenguaje que
el pensamiento humano pueda comprender.
El Principio y la prueba del cristianismo son discernidos
6 mediante el sentido espiritual. Están expuestos en las
demostraciones de Jesús, que muestran —por Jesús
su curación de los enfermos, expulsión de los desestimaba
la materia
9 males y destrucción de la muerte, “el postrer
enemigo que será destruido”— su desestimación de la materia
y sus así llamadas leyes.
12 Sabiendo que el Alma y sus atributos eran manifestados
eternamente por medio del hombre, el Maestro sanaba a los
enfermos, daba vista a los ciegos, oído a los sordos, pies a los
15 cojos, sacando a luz así la acción científica de la Mente divina
sobre mentes y cuerpos humanos y dando una mejor com-
prensión del Alma y la salvación. Jesús sanaba la enfermedad
18 y el pecado mediante el mismo y único proceso metafísico.
La expresión mente mortal realmente es un solecismo,
pues la Mente es inmortal, y la Verdad traspasa el error
21 de la mortalidad como un rayo de sol penetra La Mente
la nube. Debido a que, en obediencia a la ley no es mortal
alados, las olas poderosas, los valles verdes, las flores festivas
6 y los cielos gloriosos, todos señalan a la Mente, la inteligencia
espiritual que reflejan. Los apóstoles florales son jeroglíficos
de la Deidad. Los soles y planetas enseñan grandiosas leccio-
9 nes. Las estrellas embellecen la noche, y las pequeñas hojas
giran naturalmente hacia la luz.
En el orden de la Ciencia, en el cual el Principio está por
12 encima de lo que refleja, todo es una grandiosa armonía.
Cambia esta declaración, supón que la Mente es Movimiento
gobernada por la materia o que el Alma está en perpetuo
15 el cuerpo, y pierdes la nota tónica del ser y hay discordia
continua. La Mente es movimiento perpetuo. Su símbolo es
la esfera. Las rotaciones y revoluciones del universo de la
18 Mente continúan eternamente.
Los mortales avanzan hacia el bien o hacia el mal a medida
que el tiempo se desliza. Si los mortales no son progresivos,
21 los fracasos pasados serán repetidos hasta que Se exige
toda labor equivocada sea borrada o rectificada. progreso
Si ahora estamos satisfechos con obrar mal, tenemos que
24 aprender a detestar esto. Si ahora estamos contentos con la
ociosidad, tenemos que descontentarnos con ella. Recuerda
que la humanidad debe, tarde o temprano, ya sea por el
27 sufrimiento o por la Ciencia, ser convencida del error que
hay que vencer.
Al tratar de deshacer los errores del sentido, uno debe
30 pagar plena y honradamente hasta el último cuadrante,
hasta que todo error sea finalmente sometido a la Verdad.
El método divino de pagar el salario del pecado entraña
33 desenmarañar nuestros enredos y aprender por experiencia
cómo distinguir entre el sentido y el Alma.
Ciencia y Salud Los pasos de la Verdad 241
divina del hombre está tejida en una sola tela consistente, sin
costura ni rasgón. La mera especulación o superstición no se
27 apropia de parte alguna del divino vestido, mientras que la
inspiración restaura todas las partes del manto de justicia
del Cristo.
30 Los postes indicadores de la Ciencia divina muestran
el camino por el cual anduvo nuestro Maestro, y requie-
ren de los cristianos las pruebas que él dio, en lugar de
33 mera profesiones de fe. Puede que ocultemos al mundo la
Ciencia y Salud Los pasos de la Verdad 243
consciente; que jamás cree, sino que sabe; que jamás nace y
12 jamás muere. El hombre espiritual es la semejanza de este
Ego. El hombre no es Dios, mas como un rayo de luz que
viene del sol, el hombre, el producto de Dios, refleja a Dios.
15 El cuerpo y la mente mortales son uno, y ese uno es lla-
mado hombre; pero un mortal no es el hombre, pues el hombre
es inmortal. Puede que un mortal esté cansado La existencia
18 o dolorido, que goce o sufra, de acuerdo con el mortal es
un sueño
sueño que tenga mientras duerme. Cuando ese
sueño se desvanece, el mortal se da cuenta de que no está
21 experimentando ninguna de estas sensaciones del sueño. Para
el observador, el cuerpo yace indiferente, apacible e insensible,
y la mente parece estar ausente.
24 Ahora bien, yo pregunto: ¿Hay más realidad en el sueño
despierto de la existencia mortal que en el sueño dormido?
No puede haberla, ya que todo lo que parece ser un hombre
27 mortal es un sueño mortal. Quita la mente mortal, y la mate-
ria no tiene más sentido como hombre que el que tiene como
árbol. Mas el hombre espiritual y verdadero es inmortal.
30 Sobre este escenario de la existencia prosigue la danza de
la mente mortal. Los pensamientos mortales se persiguen
unos a otros cual copos de nieve, y caen al suelo. La Ciencia
33 revela que la Vida no está a merced de la muerte, ni la
Ciencia admitirá que la felicidad esté jamás a merced de las
circunstancias.
Ciencia y Salud Los pasos de la Verdad 251
La creación
Firme es Tu trono desde entonces;
Tú eres eternamente. — Salmos.
3
L a Verdad eterna está cambiando el universo. A medida
que los mortales se desprenden de sus pañales mentales,
el pensamiento se expande en expresión. “Sea Teorías
la luz” es la exigencia perpetua de la Verdad y el inadecuadas
sobre
Amor, cambiando el caos en orden y la disonan- la creación
6 cia en la música de las esferas. Las míticas teorías humanas
de la creación, clasificadas antiguamente como la crítica más
elevada, surgían de eruditos cultos en Roma y en Grecia, pero
9 ellos no aportaron ningún fundamento para las perspectivas
exactas de la creación por la Mente divina.
El hombre mortal ha hecho un pacto con sus ojos para
12 empequeñecer a la Deidad con concepciones Perspectivas
humanas. En liga con el sentido material, los finitas sobre
la Deidad
mortales adoptan perspectivas limitadas de
15 todas las cosas. Ningún hombre debiera afirmar que Dios es
corpóreo o material.
La forma humana, o finitud física, no puede ser hecha la
18 base de ninguna idea verdadera de la Deidad infinita. Ojo no
vio el Espíritu, ni oído oyó Su voz.
255
Ciencia y Salud La creación 256
3
E n el mundo material, el pensamiento ha sacado a luz con
gran rapidez muchas maravillas útiles. Con igual activi-
dad las veloces alas del pensamiento se han ido elevando
hacia el reino de lo real, hacia la causa espiritual El reto
de aquellas cosas inferiores que dan impulso a materialista
6 la investigación. La creencia en una base material, de la cual
pueda ser deducida toda racionalidad, está cediendo lenta-
mente a la idea de una base metafísica, volviéndose de la
9 materia hacia la Mente como la causa de todo efecto. Las
hipótesis materialistas desafían la metafísica para enfrentarse
en combate final. En este período revolucionario, como el
12 joven pastor con su honda, la mujer se adelanta para luchar
contra Goliat.
En esta lucha final por la supremacía, los sistemas semi-
15 metafísicos no proporcionan ayuda sustancial a la metafísica
científica, pues sus argumentos están basados Confusión de
en los falsos testimonios de los sentidos mate- confusiones
268
Ciencia y Salud La Ciencia del ser 269
1 ellos creen que lo son; y nada puede cambiar este estado, hasta
que cambia la creencia. La creencia mortal dice: “¡Sois felices!”
3 y los mortales lo son; y ninguna circunstancia La creencia
puede alterar la situación, hasta que la creencia es autócrata
sobre este tema cambia. La creencia humana dice a los morta-
6 les: “¡Estáis enfermos!” y este testimonio se manifiesta en el
cuerpo como enfermedad. Es tan necesario para una ilusión
de salud, como para una ilusión de enfermedad, ser instruida
9 a salir de sí misma hacia la comprensión de lo que constituye
la salud; pues un cambio tanto en una creencia de salud como
en una creencia de enfermedad afecta la condición física.
12 La creencia errónea es destruida por la verdad. Cambia
la evidencia, y desaparece aquello que antes parecía real a
esta creencia falsa, y la consciencia humana se El mejoramiento
15 eleva más alto. Así se alcanza la realidad del propio
Suyo somos”.
9 IX. Jesús nació de María. El Cristo es la verdadera
idea que proclama el bien, el divino mensaje de Dios a los
hombres que habla a la consciencia humana. El Hijo
12 El Cristo es incorpóreo, espiritual, sí, la imagen de Dios
Algunas objeciones
respondidas
Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis.
¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?
Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? — Jesús.
3
L as críticas severas hechas a este libro quisieran condenar
a olvido la verdad, la cual está levantando a millares
de la indefensión a la fortaleza y elevándolos desde un
cristianismo teórico a uno práctico. Estas críticas están
generalmente basadas en frases sueltas o en cláusulas
6 separadas de su contexto. Aun las Escrituras, que crecen
en belleza y coherencia de una sola gran raíz, parecen
contradictorias cuando están sujetas a tal uso. Jesús dijo:
9 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán
a Dios” [la Verdad].
En la Ciencia Cristiana la mera opinión no tiene valor.
12 La prueba es esencial para una estimación correcta de este
tema. Las burlas a la aplicación de la palabra Apoyada por
Ciencia al cristianismo no pueden impedir que los hechos
341
Ciencia y Salud Algunas objeciones respondidas 342
21 autoridad bíblica?
La Ciencia Cristiana despierta a los pecadores, reforma
a los incrédulos y levanta del lecho de dolor a los inválidos
24 indefensos. Habla a los mudos las palabras de El argumento de
la Verdad, y ellos responden con regocijo. Hace las buenas obras
que los sordos oigan, que los cojos anden y que los ciegos
27 vean. ¿Quién sería el primero en negar que las buenas obras
son de naturaleza cristiana, cuando nuestro Maestro dice:
“Por sus frutos los conoceréis”?
30 Si los Científicos Cristianos enseñaran o ejercieran la
farmacia o la obstetricia de acuerdo con las teorías comunes,
no serían denunciados, aun cuando sus tratamientos resulta-
33 ran en la muerte de un paciente. En tales casos se enseña a la
Ciencia y Salud Algunas objeciones respondidas 343
La práctica
de la Ciencia Cristiana
¿Por qué te abates, oh alma mía [sentido],
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío. — Salmos.
3
S e relata en el capítulo séptimo del Evangelio de Lucas que
Jesús fue una vez huésped de honor de cierto fariseo, de
nombre Simón, aunque era muy distinto de Simón el discípulo.
Mientras estaban a la mesa, ocurrió un incidente insólito,
como para interrumpir la escena festiva orien- Una narración
6 tal. Entró una “mujer extraña”.* Sin reparar en del evangelio
el hecho de que le estaba prohibido entrar en tal lugar y
alternar con tal sociedad, especialmente bajo las reglas severas
9 de la ley rabínica, tan categóricamente como si hubiera sido
una paria hindú entremetiéndose en el hogar de un Brahmán
de elevada casta, esta mujer (María Magdalena, como ha
12 sido llamada desde entonces) se acercó a Jesús. Según la
costumbre de aquella época, él estaba recostado en un diván
con la cabeza hacia la mesa y los pies descalzos en dirección
15 opuesta. Por lo tanto le fue fácil a la Magdalena acercarse
1 que debía permanecer en silencio hasta que fuera citado para este
juicio, cuando me sería permitido testificar en el caso. A pesar
3 de mis disposiciones en contra, el prisionero velaba al enfermo
todas las noches de la semana. Cuando el mortal enfermo tenía
sed, el prisionero le daba de beber. Durante todo este tiempo el
6 prisionero atendía sus labores diarias, alimentándose a intervalos
irregulares, algunas veces yéndose a dormir inmediatamente
después de una comida pesada. Por último cometió el delito de
9 dolencia hepática, lo cual consideré criminal, ya que se estima que
esta transgresión se castiga con la pena de muerte. Por lo tanto
arresté al Hombre Mortal en nombre del Estado (es decir,
12 el cuerpo) y lo eché en la cárcel.
En el momento de ser arrestado, el prisionero llamó a la
Fisiología, a la Materia Médica y al Hipnotismo para evitar su cas-
15 tigo. La lucha por parte de ellos fue larga. La Materia Médica fue
la que resistió más tiempo, pero finalmente todos estos auxiliares
se rindieron ante mí, las Leyes Sanitarias, y logré poner al Hombre
18 Mortal en riguroso confinamiento hasta que yo lo soltara.
La enseñanza
de la Ciencia Cristiana
Da al sabio,
y será más sabio;
enseña al justo,
y aumentará su saber. — Proverbios.
3
C uando la descubridora de la Ciencia Cristiana es consul-
tada por sus seguidores sobre la conveniencia, ventaja
y coherencia de un estudio médico sistemático, El estudio
ella trata de mostrarles que bajo circunstancias de la medicina
comunes, recurrir a la fe en los medios corporales tiende a
6 impedir, a quienes hacen tal compromiso, la plena confianza
en la Mente omnipotente como realmente poseedora de todo
el poder. Si bien un curso de estudios médicos es a veces
9 severamente condenado por algunos Científicos Cristianos,
ella piensa, como siempre lo ha pensado, que todos tienen
el privilegio de ocuparse en su propia salvación según su
12 entendimiento, y que nuestro lema debiera ser el consejo del
Maestro: “No juzguéis, para que no seáis juzgados”.
Si los pacientes no experimentan el poder sanador de
15 la Ciencia Cristiana, y piensan que pueden ser beneficiados
mediante ciertos métodos físicos comunes de Lecciones
tratamiento médico, entonces el sanador por de los fracasos
443
Ciencia y Salud La enseñanza de la Ciencia Cristiana 444
1 ¿quién negará que estos son los errores que la Verdad tiene
que aniquilar y aniquilará? Los Científicos Cristianos tienen
3 que vivir bajo la presión constante del mandato apostólico
de salir del mundo material y apartarse de él. Tienen que
renunciar a la agresión, a la opresión y al orgullo del poder.
6 El cristianismo, con la corona del Amor sobre su frente, tiene
que ser la reina de sus vidas.
Los estudiantes de la Ciencia Cristiana, que empiezan
9 con su letra y piensan tener éxito sin el espíritu, o bien harán
naufragar su fe o serán desviados tristemente. Tesoro
No sólo tienen que buscar el camino estrecho en el cielo
Recapitulación
Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato,
renglón tras renglón, línea sobre línea,
un poquito allí, otro poquito allá. — Isaías.
3
E ste capítulo es de la primera edición del libro de clase de
la autora, cuyo título de propiedad literaria se obtuvo
en 1870. Después de ardua labor y de una acrecentada
comprensión espiritual, ella revisó dicho tratado para esta
obra en 1875. La Ciencia Cristiana absoluta impregna sus
6 declaraciones, para elucidar la metafísica científica.
Preguntas y respuestas
Pregunta. — ¿Qué es Dios?
9 Respuesta. — Dios es la Mente, el Espíritu, el Alma, el Principio,
la Vida, la Verdad, el Amor, incorpóreos, divinos, supremos,
infinitos.
465
Ciencia y Salud Recapitulación 466
Pregunta. — ¿Qué es la sustancia?
Respuesta. — La sustancia es aquello que es eterno e incapaz
18 de manifestar discordia y decadencia. La Verdad, la Vida
y el Amor son sustancia, como las Escrituras Sinónimos
usan esta palabra en Hebreos: “La certeza espirituales
Pregunta. — ¿Qué es la Vida?
27 Respuesta. — La Vida es el Principio divino, la Mente, el Alma,
el Espíritu. La Vida no tiene comienzo ni fin. La La eternidad
eternidad, no el tiempo, expresa el pensamiento de la Vida
30 de la Vida, y el tiempo no es parte de la eternidad. Uno cesa en
la proporción en que la otra es reconocida. El tiempo es finito;
Pregunta. — ¿Qué es la inteligencia?
9 Respuesta. — La inteligencia es omnisciencia, omnipresencia
y omnipotencia. Es la cualidad primaria y eterna de la Mente
infinita, del Principio trino y uno —la Vida, la Verdad y el
12 Amor— llamado Dios.
Pregunta. — ¿Qué es la Mente?
Respuesta. — La Mente es Dios. El exterminador del error es
15 la gran verdad de que Dios, el bien, es la Mente única, y que
lo supuestamente opuesto de la Mente infinita El verdadero
—llamado diablo o mal— no es la Mente, no es sentido
de infinitud
18 la Verdad, sino el error, sin inteligencia o reali-
dad. No puede haber sino una sola Mente, porque no hay
sino un solo Dios; y si los mortales no reclamaran otra Mente
21 ni aceptaran ninguna otra, el pecado sería desconocido. No
podemos tener sino una única Mente, si esa única es infinita.
Sepultamos el sentido de infinitud cuando admitimos que,
24 aunque Dios es infinito, el mal tiene un lugar en esta infini-
tud, pues el mal no puede tener lugar donde todo el espacio
está ocupado por Dios.
27 Perdemos el elevado significado de la omnipotencia cuando,
después de admitir que Dios, o el bien, es omnipresente y tiene
todo el poder, creemos aún que hay otro poder, El único
30 denominado el mal. Esta creencia de que hay gobernador
Pregunta. — ¿Qué es el error?
Respuesta. — El error es una suposición de que el placer y
15 el dolor, que la inteligencia, la sustancia, la vida, existen en
la materia. El error no es ni la Mente ni una de Materialidad
las facultades de la Mente. El error es la con- evanescente
Pregunta. — ¿Qué es el hombre?
6 Respuesta. — El hombre no es materia; no está constituido de
cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales. Las
Escrituras nos informan que el hombre está Los factores
9 hecho a la imagen y semejanza de Dios. La carnales
son irreales
materia no es esa semejanza. La semejanza del
Espíritu no puede ser tan desemejante al Espíritu. El hombre
12 es espiritual y perfecto; y porque es espiritual y perfecto, tiene
que ser comprendido así en la Ciencia Cristiana. El hombre es
la idea, la imagen, del Amor; no es el físico. Es la compuesta
15 idea de Dios, incluyendo todas las ideas correctas; el término
genérico para todo lo que refleja la imagen y semejanza de
Dios; la consciente identidad del ser como se encuentra en la
18 Ciencia, en la cual el hombre es el reflejo de Dios, o la Mente,
y por tanto, es eterno; lo que no tiene mente separada de Dios;
lo que no tiene ni una sola cualidad que no derive de la Deidad;
21 lo que no posee ninguna vida, inteligencia ni poder creativo
propios, sino que refleja espiritualmente todo lo que perte-
nece a su Hacedor.
24 Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra,
27 y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
El hombre es incapaz de pecar, enfermar y morir.
El hombre verdadero no puede desviarse de El hombre
30 la santidad, ni puede Dios, por medio de quien no ha caído
el hombre es desarrollado, engendrar la capacidad o liber-
tad de pecar. Un pecador mortal no es el hombre de Dios.
Ciencia y Salud Recapitulación 476
1 Dios sanará a los enfermos por medio del hombre, siempre que
el hombre esté gobernado por Dios. La Verdad Los seguidores
3 echa fuera el error ahora tan ciertamente como de Jesús
lo hacía hace diecinueve siglos. No está comprendida toda
la Verdad; por lo tanto, su poder sanador no está plenamente
6 demostrado.
Si la enfermedad es verdadera o la idea de la Verdad, no
puedes destruir la enfermedad, y sería absurdo intentarlo.
9 Entonces clasifica la enfermedad y el error como La destrucción
lo hizo nuestro Maestro, cuando habló de la de todo el mal
Génesis
Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob
como Dios Omnipotente,
mas en Mi nombre Jehová no Me di a conocer a ellos. — Éxodo.
3
L a interpretación científica de las Escrituras empieza
apropiadamente con el comienzo del Antiguo Testamento,
principalmente porque el significado espiritual Interpretación
de la Palabra, en sus articulaciones más primi- espiritual
tivas, a menudo parece tan ahogado por el contexto inme-
6 diato como para requerir una explicación; mientras que las
narrativas del Nuevo Testamento son más claras y llegan más
cerca del corazón. Jesús las ilumina, mostrando la pobreza
9 de la existencia mortal, pero recompensando abundantemente
la miseria y la congoja humanas con ganancias espirituales.
La encarnación de la Verdad, aquella amplificación de mara-
12 villa y gloria que los ángeles sólo podían susurrar y que Dios
ilustró por medio de la luz y la armonía, está en consonancia
con el Amor siempre presente. Los así llamados misterios y
15 milagros, que sirven a los fines del bien natural, son explica-
dos por ese Amor por cuyo descanso suspiran los agobiados
cuando necesitan algo más nativo de sus anhelos inmortales
18 que la historia del mal perpetuo.
501
Ciencia y Salud Génesis 502
Exégesis
Génesis 1:4. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios
27 la luz de las tinieblas.
Génesis 2:4, 5. Éstos son los orígenes de los cielos y de la tierra
18 cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y
los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra,
y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios
21 aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para
que labrase la tierra.
Génesis 3:1–3. Pero la serpiente era astuta, más que todos los
animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo
15 a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol
del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de
los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol
18 que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni
le tocaréis, para que no muráis.
El Apocalipsis
Bienaventurado el que lee,
y los que oyen las palabras de esta profecía,
y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca. — El Apocalipsis.
Grande es Jehová,
y digno de ser en gran manera alabado en la ciudad
de nuestro Dios, en Su monte santo. — Salmos.
558
Ciencia y Salud El Apocalipsis 559
Salmo 23
[El amor divino] es mi pastor; nada me faltará.
6 En lugares de delicados pastos [el amor] me hará descansar;
junto a aguas de reposo [el amor] me pastoreará.
[El amor] confortará mi alma [sentido espiritual]; [el amor]
9 me guiará por sendas de justicia por amor de Su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal
alguno, porque [el amor] estará conmigo; la vara [del amor]
12 y el cayado [del amor] me infundirán aliento.
[El amor] adereza mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores; [el amor] unge mi cabeza con aceite; mi copa
15 está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los
días de mi vida, y en la casa [la consciencia] del [amor] moraré
18 por largos días.
Capítulo 17
Glosario*
Esto dice el Santo,
el Verdadero,
[Aquel] que tiene la llave de David,
[Aquel] que abre y ninguno cierra,
y cierra y ninguno abre:
Yo conozco tus obras;
he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta,
la cual nadie puede cerrar. — El Apocalipsis.
3
E n la Ciencia Cristiana aprendemos que la sustitución de
la definición material de una palabra de las Escrituras
por la definición espiritual a menudo elucida el significado
del escritor inspirado. Por este motivo se añade este capítulo.
Contiene la interpretación metafísica de términos de la
6 Biblia, dando su sentido espiritual, que es también su signifi-
cado original.
Urim. Luz.
12 Los rabinos creían que las piedras preciosas en el pectoral
del sumo sacerdote tenían una iluminación sobrenatural, pero
la Ciencia Cristiana revela al Espíritu, no la materia, como el
15 iluminador de todo. Las iluminaciones de la Ciencia nos dan
un sentido de la nada del error, y muestran que la inspiración
espiritual del Amor y la Verdad es la única preparación
18 adecuada para ser admitido ante la presencia y el poder del
Altísimo.
Los frutos
Así que, por sus frutos los conoceréis. — Jesús.
Curación de reumatismo
Sufría mucho de una forma de reumatismo grave, mis
manos estaban afectadas a tal grado que ni siquiera me era
posible vestirme sin ayuda. El mal afectó finalmente las
rodillas, y me puse tan coja que necesitaba de ayuda para
600
Ciencia y Salud Los frutos 601
Un caso notable
Hace nueve años mi único hijo estaba entre la vida y la
muerte. Algunos de los mejores médicos de Boston lo habían
desahuciado, diciendo que si sobrevivía, siempre quedaría
inválido y tullido. Una de las enfermedades era catarro gás-
trico. Solamente se le permitía comer pocas cosas; y a pesar
de tomar toda clase de precauciones, sufría tanto que quedaba
postrado, durante medio día, con espasmos. También padecía
de raquitismo; los médicos aseguraban que no tenía un solo
hueso normal en el cuerpo.
Fue mientras estaba pasando por lo que parecía ser
su mayor agonía, y cuando yo estaba verdaderamente
desesperada, que oí hablar de la Ciencia Cristiana por
primera vez. La portadora de tan gratas nuevas sólo pudo
decirme que fuera a escuchar las cosas maravillosas que la
Ciencia Cristiana estaba haciendo. Acepté la invitación,
porque estaba dispuesta a probar cualquier cosa para salvar
a mi hijo, y por la noche del viernes siguiente asistí por vez
primera a la reunión que se celebró en La Iglesia Madre, La
Primera Iglesia de Cristo, Científico. Mucho antes de que
comenzara el servicio todos los asientos estaban ocupados,
lo cual me maravilló por tratarse de una reunión semanal
común, y aquella noche, al escuchar los diversos testimonios
comprendí que la Ciencia Cristiana era la religión que yo
había estado buscando por muchos años. Al día siguiente
Ciencia y Salud Los frutos 613
Un estudio provechoso
Tal vez pueda ser útil a otros saber que alguien realmente
ha sanado de una grave enfermedad por medio de la Ciencia
Cristiana. Hace más de nueve años que empezamos a
interesarnos por la Ciencia, y sería difícil encontrar a una
persona más sana de lo que yo soy ahora. Puedo estar activa
todo el día, desde la mañana hasta la noche, sostenida por
el pensamiento de que “los que esperan a Jehová tendrán
nuevas fuerzas”. Con toda veracidad puedo decir que apenas
sé ya lo que es cansancio físico. Antes de interesarme por la
Ciencia y Salud Los frutos 625
día durante el resto del año escolar, algo que nunca había yo
logrado antes. Terminé mi curso sin faltar un solo día, en
efecto, desde entonces no he estado en cama un solo día. Me
siento absolutamente convencida de que ahora cuento con
dos pulmones sanos y fuertes. Las cavidades en el pecho se
me han llenado y respiro perfectamente por los dos pulmo-
nes; rara vez sufro resfriados y no tengo ni indicios de tos.
La gente suele decir: “Ah, quizás usted nunca padeció
de tuberculosis”. Pues bien, he tenido todos los síntomas,
y todos ellos han desaparecido por medio de la lectura de
Ciencia y Salud. — E. L. B., Chicago, Illinois, E.U.A.
De la desesperación a la esperanza
y la alegría
Frecuentemente he tenido deseos de dar a conocer lo que
la Ciencia Cristiana ha hecho por mí, pero jamás podría rela-
tar todas mis bendiciones, pues son muchas. Desde mi niñez
estuve siempre enferma, nunca supe lo que era una hora de
reposo y la mayor parte del tiempo estaba bajo el cuidado de
un médico. En esa época vivía en la parte este de los Estados
Unidos, y me aconsejaron que probara un cambio de clima,
lo que hice. En la primavera me trasladé al oeste con mi
familia, pero en lugar de mejorar empeoré cada vez más hasta
que al fin me vi obligada a guardar cama, por casi tres años,
con grandes sufrimientos. Parecía como si mis dolencias
fueran todas las que puede heredar la carne, y los médicos las
llamaban incurables, a saber: nefritis y muchas otras, en sus
últimas etapas. Mi caso era considerado extremo entre los
médicos, muchos de los cuales eran prominentes especialistas.
Muchos, al mirarme, solían mover la cabeza, diciendo: “¿Qué
es lo que la mantiene viva?” Los médicos, que habían sido
sumamente bondadosos y habían hecho por mí todo lo que
podían, perdieron las esperanzas y fui desahuciada por todos
los que me atendían.
Fue entonces que comprendí que “la necesidad extrema
del hombre es la oportunidad de Dios”. El “librito” me fue
dado en esa hora de gran necesidad. Lo leí sin pensar que
me sanaría, pero como persona que se ahoga, me aferré a
él. Lo leí y lo releí y pronto me di cuenta de que me estaba
volviendo más fuerte; entonces seguí leyendo y sané por
completo de todas aquellas supuestas enfermedades incura-
bles. — L. B., Austin, Minnesota, E.U.A.
Ciencia y Salud Los frutos 635
Un crítico convencido
Con gratitud hacia Dios reconozco mi deuda eterna
con la Ciencia Cristiana. En 1895 asistí a mi primera reunión
de la Ciencia Cristiana y quedé profundamente impresionado
por el fervor de las personas y el amor que reflejaban, pero
en cuanto a la curación espiritual del cuerpo físico, no creía
que semejante cosa fuese posible. Compré Ciencia y Salud
y lo estudié para poder debatir inteligentemente con los
supuestamente engañados seguidores de la Ciencia Cristiana.
Continué mi estudio cuidadosamente y a fondo, y desde
entonces he tenido abundantes razones para alegrarme de
haberlo hecho, pues, por medio de este estudio y el consi-
guiente entendimiento de mi relación con Dios, sané de una
enfermedad que me había afligido desde mi niñez y para la
cual no se conocía remedio. Seguramente mi experiencia ha
sido el cumplimiento, en parte, de las Escrituras: “Envió Su
Palabra, y los sanó, y los libró de su ruina”. Creo que Ciencia
y Salud revela la Palabra a la que se refiere David.
— C. A. B. B., Kansas City, Misuri, E.U.A.
Nacida de nuevo
Fue en abril de 1904, que por primera vez oí la “voz callada
y suave”* del Cristo y sané gracias a la Ciencia Cristiana.
Desde entonces mis bendiciones han sido tantas, que ocuparía
demasiado espacio mencionarlas. Educada desde mi niñez en
una atmósfera intelectual, habiendo sido mi abuelo paterno
ministro ortodoxo de la vieja escuela por espacio de cuarenta
años, y mi padre un estudioso consagrado, siempre buscando
la verdad de todas las cosas, comencé muy temprano a
investigar y a meditar sobre el significado de la vida, y antes
de cumplir veinte años, llegué a la conclusión de que, aunque
Prejuicios vencidos
Comencé a interesarme por la Ciencia Cristiana hace
algo más de tres años, cuando tenía gran necesidad de ayuda.
Nunca había sido robusta, y al crecer me puse más débil,
hasta que al fin me sentí tan mal, que la vida vino a ser una
carga para mí. Me enviaron Ciencia y Salud, por la Sra. Eddy,
684 Los frutos Ciencia y Salud
Un testimonio convincente
Llegué a interesarme por la Ciencia Cristiana hace cerca de
cinco años, habiéndome atraído la naturaleza práctica de sus
declaraciones, y tengo que decir desde el comienzo que, a pesar
de mi poca experiencia, he encontrado en ella todo y más de
lo que había soñado que podría realizarse sobre este plano de
existencia. Estoy convencida de haber encontrado la Verdad.
Dios es para mí, por cierto, un socorro siempre presente.
Mi hijita, que tenía alrededor de diez meses de edad,
sufría de estreñimiento. El mal era tan grave que temía salir
con ella, no sabiendo nunca cuándo iba a tener una convul-
sión. Había probado todos los remedios acostumbrados para
tales casos, pero el mal parecía hacerse cada día más tenaz.
En nuestra casa vivía una Científica Cristiana que dejaba que
su luz alumbrara y, aunque hablaba poco, yo sentía el reflejo
Ciencia y Salud Los frutos 685
Testimonio útil
Las palabras no pueden expresar mi gratitud a Dios por
la Ciencia Cristiana. Cuando leí Ciencia y Salud por primera
vez, ya había probado todos los remedios que conocía. Pero
no recuerdo haber sentido cambio alguno en la mente o en el
cuerpo, hasta que leí la página 16 del capítulo llamado “La ora-
ción” en Ciencia y Salud. Las primeras palabras del “sentido
espiritual del Padre Nuestro”, que hablan de nuestro Padre-
Madre Dios, me dieron una vislumbre de la luz celestial. Me
detuve y razoné, y recordé las enseñanzas de Jesús. La verdad
del ser espiritual del hombre alboreó en mi consciencia.
Comprendí que no estaba sujeto a leyes mortales, tal como
se me había enseñado toda mi vida. No sabía explicar cómo
lo supe, pero ciertamente lo supe. Por medio de la Ciencia
Cristiana la Sra. Eddy me había dado lo que había anhelado
toda mi vida: una Madre, un “Padre‑Madre Dios” perfecto.
Me había dado cuenta de que había una gran carencia, y en
aquel entonces creía que el mundo ortodoxo poseía sólo la
mitad de la verdad que Jesús vino a establecer. Al leer las
palabras: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” y su
interpretación espiritual, mis lágrimas empezaron a correr;
todos los años de amargura, odio y temor se desvanecieron.
Supe entonces, como también lo sé ahora, que nada satisface
692 Los frutos Ciencia y Salud
Sanado de nefritis
El 18 de agosto de 1902, fui atacado por lo que tres
médicos diagnosticaron como nefritis, diciendo que no
llegaría a vivir un año más, o que, en el caso de que llegara
a vivir más tiempo, quedaría mentalmente desequilibrado.
El 6 de diciembre de 1902, mi esposa me dio Ciencia y Salud
como regalo de cumpleaños, y por cierto que fue el mejor
obsequio que jamás he recibido. Desde entonces lo he estado
leyendo y estoy asistiendo a Segunda Iglesia de esta ciudad.
Ni yo ni nadie en nuestra casa ha utilizado medicinas desde
entonces. Me encuentro en perfecto estado de salud y he
dejado todos mis malos hábitos. Esta verdad nos ha elevado
a todos espiritualmente, y las palabras no pueden expresar
mi gratitud hacia la Sra. Eddy y todos los que me han ayu-
dado en el camino. — T. V., Chicago, Illinois, E.U.A.
696 Los frutos Ciencia y Salud
Fibroma destruido
Desde muy joven, me impresionó que los predicadores no
interpretaran la Biblia correctamente, puesto que yo no podía
concebir a un Dios de ira que fuera tan injusto como para
permitir que Sus pequeños sufrieran dolor, miseria y muerte.
Sin embargo, tenía la esperanza de que algún día la verdad
sería revelada a un mundo que despertaría, mas no soñaba
que aun en ese mismo momento ya existía una noble mujer
de Dios que reflejaba suficiente pureza y santidad como para
hospedar al “ángel de su faz” y tener comunión con el Dios
verdadero.
Se suponía que yo tenía propensión a la escrófula, de
manera que nunca fui una niña fuerte o atractiva, y durante
mi niñez y adolescencia rara vez estuve libre del temor a leyes
de la materia y la debilidad. Se produjo la crisis cuando un
médico me informó, después de semanas de tratamientos,
que tenía un fibroma y que requería una operación. La situa-
ción era de lo más angustiosa, y yo estaba descorazonada y
desanimada, cuando en enero de 1893, supe de la Ciencia
Cristiana por una carta de una hermana muy querida que
había experimentado grandes beneficios por su intermedio.
Sin demora resolví visitar a un practicista, convencida de
que esta era la verdad por tanto tiempo perdida, que podría
hacerme libre. Significaba un esfuerzo y un sacrificio muy
grandes ir a Chicago en ese momento, pero el Amor divino
me abrió el camino y llegué allí en marzo. No había estado
más que unos pocos días en la casa de mi hermana, leyendo
Ciencia y Salud, casi de continuo, cuando le pregunté si no
convendría que me dieran un tratamiento para el tumor que
tanto me había molestado. Ella me contestó: “¿Tú te sientes
bien, verdad?” Le aseguré que nunca me había sentido tan
Ciencia y Salud Los frutos 697
Testimonio de gratitud
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi
camino”.
Esto me ha sido comprobado de todas las maneras.
Cuando conocí la Ciencia Cristiana, yo era una ruina física,
mental y desde el punto de vista financiero, pero desde que
la lectura de Ciencia y Salud volvió mi pensamiento hacia la
luz, he encontrado que en la medida en que yo esté dispuesta
a recibir la palabra y vivirla, todos los beneficios me son
proporcionados. Me siento especialmente agradecida por
la ayuda espiritual. Sé que las cosas que hice y pensé el año
pasado ya no las haría o pensaría este año, y estoy satisfecha.
Gracias al cuidadoso y consagrado estudio de Ciencia y
Salud, me he elevado de la enfermedad a la salud, del pesar
a la paz, de la escasez a la abundancia y, lo más hermoso
de todo, de las tinieblas a la luz. — Sra. H. S. C., Seattle,
Washington, E.U.A.
Ciencia y Salud Los frutos 699