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NOTA DEL AUTOR DE ESTOS APUNTES.

Me parece vergonzoso el uso que hace la Facultad de Derecho de la UNED de las tecnologías de
la información.
El “engendro” denominado con el pomposo nombre de “campus virtual,” además de ser
deficiente desde el punto de vista informático, es utilizado en precario por los distintos
departamentos de la facultad. Conozco facultades presenciales que hacen un uso mucho más
dinámico de Internet, sus cátedras cuelgan apuntes oficiales y todo tipo de material complementario
en los más diversos formatos.
En cambio en Derecho, los responsables parecen estar más interesados en la venta de sus
respectivos “libros de la asignatura” en el “ejercicio de la libertad de cátedra” y no parecen muy
interesados en desarrollar esta tecnología, que por otra parte debería ser, a mi juicio, estratégica en
la enseñanza a distancia. Supongo que se hace duro prescindir de los ingresos que las ventas de
dichos libros generan.
Desde aquí agradezco a iniciativas como la de www.foro.uned-derecho.com que vienen a paliar
las deficiencias que acabo de comentar. Estos apuntes son mi aportación a dicho foro, en
agradecimiento a la ayuda recibida en otras asignaturas. En un futuro espero poder aportar más
material y animo a todos los estudiantes que lean esto, a que también lo hagan.
Estos apuntes fueron realizados entre los meses de Octubre y Diciembre del 2010. Están basados
en la edición 2010 del libro “Diecisiete lecciones de Teoría del Derecho” de Narciso Martinez
Morán y Benito de Castro Cid.
El libro está escrito con un estilo ampuloso y redundante:
“Creo, por tanto, que, para explicar la relación que existe entre el deber jurídico y el derecho
subjetivo, ha de verse la norma jurídica como si se estuviera contemplando la cabeza bifronte de
Jano.”
Sobran comentarios, cualquiera puede imaginarse que la labor ha sido ardua.
He pretendido acotar los conceptos que se expresan, quitando redundancias e intentando
explicarlos con un lenguaje más conciso. Los apuntes no son esquemáticos. He incorporado las
notas a pie de página del libro, que ayudaban a una mejor comprensión de los conceptos, aquellas
que incorporan ejemplos y he desechado las que suponían simples extensiones repetitivas de la
idea explicada en el cuerpo del texto o las que simplemente, a mi juicio, se iban por las ramas.
Aconsejo que esta asignatura se estudie junto con otras de primero, como D. Civil o Tª del estado
constitucional, muchos contenidos de Teoría del Derecho se estudian en estas asignaturas de forma
aplicada, lo que a mi juicio, facilita su comprensión. Si alguien está pensando en presentarse sólo a
una asignatura, le aconsejo que no empiece por ésta.
Y nada más. Ánimo y codos....

ESTUPENDO.

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INDICE.

I. DERECHO, SOCIEDAD Y ESTADO.

LECCION 1 – EL PROBLEMA DEL CONCEPTO DEL DERECHO.


LECCIÓN 2 – VIDA SOCIAL Y NORMAS DE CONDUCTA.
LECCIÓN 3 – LAS FUNCIONES SOCIALES DEL DERECHO.
LECCIÓN 4 – DERECHO, PODER Y ESTADO.

II. NORMA JURÍDICA Y SISTEMA JURÍDICO.

LECCIÓN 5 – EL NACIMIENTO DE LAS NORMAS JURÍDICAS.


LECCIÓN 6 – NATURALEZA Y ESTRUCTURA DE LAS NORMAS JURÍDICAS.
LECCIÓN 7 – LA DIVERSIDAD DE LAS NORMAS JURÍDICAS.
LECCIÓN 8 – EL ORDENAMIENTO JURÍDICO.

III. CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES.

LECCIÓN 9 – PRINCIPIO, REGLA Y LEY.


LECCIÓN 10 – PERSONA, PERSONALIDAD, CAPACIDAD JURÍRIDICA Y CAPACIDAD
DE OBRAR.
LECCIÓN 11 – DERECHO SUBJETIVO Y DEBER JURÍDICO.
LECCIÓN 12 – OTROS CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES.

IV. INTERPRETACIÓN Y APLICACIÓN DEL DERECHO.

LECCIÓN 13 – PROCESO DE CREACIÓN Y APLICACIÓN DEL DERECHO.


LECCIÓN 14 – LA NECESIDAD DE INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS.

V. LOS PROBLEMAS DEL DERECHO JUSTO.

LECCIÓN 15 – DETERMINACIÓN DEL DERECHO JUSTO. EL PAPEL DE LOS VALORES


JURÍDICOS.
LECCIÓN 16 – EL PROTAGONISMO ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

VI. EL DERECHO COMO OBJETO DE CONOCIMIENTO.

LECCIÓN 17 – LA DIVERSIFICACIÓN SISTEMÁTICA DEL CONOCIMIENTO DEL


DERECHO.

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LECCION 1.

EL PROBLEMA DEL CONCEPTO DEL DERECHO

1. PRESENCIA DEL DERECHO EN LA VIDA SOCIAL Y SENTIMIENTO


JURIDICO

1.1. La presencia del Derecho en la vida social.

La vida del hombre se desarrolla en contacto continuo con el Derecho, por lo que poseemos un
conocimiento elemental y previo del mismo. Este hecho se ha dado en todas partes y en todos los
tiempos.
Muchos de nuestros actos, suponen experiencias jurídicas que realizamos a diario, sin apenas
darnos cuenta que pertenecen al mundo de lo jurídico. (Casarnos, solicitar una beca, o simplemente
al comprar o vender algo.)
Todas esas experiencias de lo jurídico han ido proporcionándonos una cierta idea, aunque sea
vaga y confusa, de lo que es el Derecho. Idea que percibimos de manera especial al experimentar
sus efectos, perjudiciales unas veces (acciones penales, multas, sanciones, etc...) y beneficiosos en
otras. (Garantizador de la paz, orden social y derechos de las personas.)

1.2. El sentimiento de lo jurídico.

El derecho está presente en la vida social de todos los pueblos, pero además, en cada individuo
existe un cierto sentimiento jurídico, desde el punto de vista psicológico, que se manifiesta cada vez
que somos víctimas o espectadores de cualquier tipo de injusticia. (Como cuando vemos en los
telediarios noticias sobre atentados o de políticos corruptos).
El sentimiento jurídico hace que el hombre sienta el derecho, lo acepte y esté predispuesto a
cumplirlo, no de forma apasionada e irracional, sino como algo consciente y responsable que le
hace amar la justicia.
El sentimiento jurídico no es necesariamente un sentimiento del jurista, sino del ser humano, no
va unido necesariamente al conocimiento técnico de la realidad jurídica.
El sentimiento jurídico, impulsa a todos los seres humanos a rechazar las injusticias, estimula el
amor a la justicia y fomenta el hábito de acatar el Derecho.

2. LA POLISEMIA DEL TÉRMINO DERECHO.

2.1 Diferentes significaciones del término Derecho.

El análisis del lenguaje, desde un punto de vista etimológico, supone un procedimiento para
acercarse al concepto del Derecho.

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Derecho en castellano, expresa idea de ordenación, acomodación a una pauta o norma y también
significa dirigir hacia, enderezar, regir.
El Derecho aparece así como una ordenación de la convivencia humana mediante la imposición
de unas conductas de rectitud.
El vocablo derecho esta dotado de una gran carga polisémica, la mayoría de autores entienden
que las acepciones pueden reducirse a cuatro fundamentales:
1. Derecho objetivo: En este caso la palabra se utiliza como norma o conjunto de normas, o
sea como ordenamiento jurídico o sistema de normas vigentes.
• En un determinado espacio territorial (Derecho Español, Italiano, Francés...)
• En un determinado periodo en el pasado. (Romano, medieval, etc..)
• Referidas a una determinada parcela: Civil, mercantil, etc...
2. Derecho subjetivo: A través de esta acepción se atribuyen a los sujetos determinados
poderes o facultades jurídicas de hacer, no hacer o exigir algo. Cuando decimos “tengo
derecho a” usamos el termino derecho en sentido subjetivo, pues se expresa una facultad
jurídica o un poder de actuación, que debe estar conferido por las normas.
3. Derecho como valor: Esta significación lleva implícito un ideal de justicia. Suele utilizarse
en expresiones de carácter negativo. La exclamación “no tiene derecho a” se emplea cuando
se atenta contra un ser inocente o ante un hecho repugnante.
En estos casos, no se apela a la carencia de normas sino mas bien a la ausencia de
determinados valores sociales. En este caso la palabra Derecho está expresando un juicio de
valor.
4. Derecho como ciencia: También se empela el termino Derecho como sinónimo de ciencia,
nos referimos al saber humano que se proyecta sobre la realidad jurídica. (Cuando decimos,
he estudiado Derecho)

2.2 Analogía del término Derecho.

La lógica clásica los términos análogos son aquellos que designan una pluralidad de realidades,
entre las cuales existe una cierta relación. Se diferencian de los términos equivocos en que éstos
designan varias realidades que no guardan conexión alguna (gato animal – gato del coche) y de los
unívocos que designan una sola realidad (bolígrafo)
Las distintas significaciones del término derecho nos permiten afirmar que estamos ante un
vocablo análogo. Entre las distintas significaciones se observan evidentes relaciones, existe una
conexión lógica.
El analogado principal seria el Derecho en sentido objetivo, mientras que el resto de acepciones
serían los analogados secundarios.

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3. DIMENSIONES BASICAS DEL DERECHO. LA PLURIMENSIONALIDAD
DEL FENÓMENO JURÍDICO.

El Derecho se nos presenta siempre como una realidad muy compleja, por lo que algunos
filósofos del derecho hablan de pluridimensionalidad del fenómeno jurídico.
Según esta visión, un análisis de la realidad jurídica viene a demostrar que en ella se dan tres
grandes dimensiones, que son complementarias: 1) la dimensión normativa, 2) la dimensión
histórica o fáctica y 3) la dimensión valorativa.

3.1. Dimensión normativa (Validez)

El derecho se presenta como norma. Es mandato, es regla de conducta obligada. A diferencia de


los hechos sociales que no son normativos (asistir a una obra de teatro o pertenecer a una sociedad
gastronómica) y de aquellos otros que aún siéndolo (reglas de trato social), no presentan los mismos
rasgos estructurales que el derecho, como son su función normadora que establece lo que debe
hacerse, qué conductas deben realizarse o evitarse en el ámbito de las relaciones sociales.
La dimensión normativa del derecho se manifiesta de manera imperativa, las conductas incluidas
en las normas jurídicas pueden ser exigidas coactivamente.
Uno de los rasgos mas destacados en el ámbito de esta dimensión es la Validez,(lección 6)
requisito esencial de toda norma jurídica, de modo que la norma que no fuera válida no seria
derecho.

3.2 Dimensión fáctica. (Eficacia)

Dado que las normas jurídicas regulan hechos sociales, el Derecho se manifiesta también como
un hecho social normativizado.
Por este motivo, debe considerarse también desde el punto de vista de su producción en el seno
del grupo social organizado, el carácter social es esencial. Sólo donde hay sociedad hay Derecho.
El Derecho pretende regular las relaciones que se producen en el seno de la vida social y para
ellos tiene que contar con la existencia de unos hechos o realidades fácticas que constituyen el
objeto de las diferentes regulaciones jurídicas. (Hechos económicos, políticos, científicos, etc...)
Pues bien, en la medida, en que el Derecho actúa y está presente en la vida humana, se
manifiesta como un hecho histórico de carácter cultural. Por esta razón, para dar una explicación
completa del Derecho, tenemos que detenernos en el estudio de su dimensión histórico-fáctica.
Esta dimensión abre el análisis teórico del Derecho al tema de su eficacia social, en el sentido de
si la validez del Derecho está condicionada por la eficacia, de forma que sólo podrán ser calificadas
como normas jurídicas válidas, aquellas que han alcanzado un mínimo nivel de efectividad social.
Tal y como han afirmado algunos juristas (Kelsen), la validez seria carácter esencial del Derecho
o cuando menos una condición básica de su existencia.

3.3 Dimensión valorativa. (Justicia)

El Derecho es también portador de unos valores, especialmente el valor de justicia, que intenta

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proyectar sobre la realidad jurídica.
El Derecho no es neutral, pues en el origen de toda norma jurídica está presente siempre un juicio
de valor que puede considerarse uno de los elementos originarios del Derecho.
La propia existencia del Derecho apunta hacia la presencia de unos principios o criterios de
valoración que actúan como si estuvieran situados por encima del propio Derecho La realización de
estos principios o valores vienen proporcionando a los distintos Derecho históricos su propia
legitimación ética. En la medida que coinciden con el paradigma de Derecho ideal, se afirma que es
una normatividad jurídica lo suficientemente justa como para que pueda ser reconocida como
genuino Derecho.
Esta dimensión ha sido plasmada tradicionalmente en la consustancial vinculación del Derecho
con la justicia. Muchos filósofos del derecho entienden que la justicia es un elemento constitutivo o
esencial del Derecho y afirman que no podríamos hablar de le existencia de un Derecho que no sea
justo.

3.4 Unidad de todas las dimensiones del Derecho.

Hechos, valores y normas actúan como elementos de un proceso, la vida del derecho resulta de la
interacción de los tres elementos que la integran, no pueden existir separados unos de otros, por lo
que debe evitarse contemplarse aisladamente las tres facetas.
El Derecho es norma, con especiales características, elaborada por los hombres, con el propósito
de realizar unos valores en la vida social.
Las tres dimensiones de la realidad jurídica son igualmente importantes e imprescindibles para el
conocimiento integral del derecho.

4. PRINCIPALES CONCEPCIONES DEL DERECHO A LO LARGO DE LA


HISTORIA. IUSNATURALISMO Y POSITIVISMO JURÍDICO.

No existe una concepción unánime y uniforme del Derecho sino una pluralidad de concepciones
del mismo. Las mas representativas son las siguientes.

4.1. El iusnaturalismo. (Concepción óntico-valorativa)

El ideal de la concepción óntico-valorativa es la justicia. Pero mientras otras concepciones


situaban sus ideales (certeza, seguridad, fines y valores sociales) fuera del propio derecho, ésta
entiende el ideal de justicia como constitutivo del propio Derecho.
Las normas y sentencias de los jueces no sólo han de ser legales sino que también han de ser
justas. Se entiende que el derecho está constituido por una serie de normas que tratan de realizar el
ideal de justicia.
En cualquier caso hay que tener en cuenta que es difícil identificar de manera absoluta el Derecho
con la justicia, puesto que la justicia de las leyes rara vez es total y plena. Las leyes han de
manifestarse a través de formulaciones generales, esta generalidad es incompatible con la justicia
exigida en cada caso concreto. Además la idea de justicia es variable, según los ideales a que aspira
cada individuo y según las diversas situaciones sociales.

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Por todo ello, la concepción valorativa mas que una identificación óntica con el Derecho debe
pretender e imponer ciertas exigencias a las normas y señalar determinadas barreras al derecho.
Dentro de esta concepción se encuentran: el iusnaturalismo, la ética material de los valores y la
axiología jurídica. Las tres coinciden en que por encima de todo Derecho positivo existen unos
valores, especialmente el de justicia que han de estar siempre presentes en el derecho.

4.2. El iuspositivismo (concepción estatal-formalista)

Esta concepción esta integrada por todos aquellos pensadores que defienden la preeminencia de
la ley como fuente del derecho. Se entiende por Derecho el conjunto de normas que emanan del
poder estatal, bien directamente, bien por delegación. Es una concepción propia del mundo
occidental, su máximo representante es Hans Kelsen.
Todas elaboraciones formalistas pretenden garantizar la seguridad jurídica, es decir la certeza de
conocer de antemano qué es lo que es Derecho y de preveer las consecuencias futuras del mismo.
No se descarta la presencia de otras fuentes de producción del Derecho (costumbre,
jurisprudencia) sin embargo, éstas siempre quedaran supeditadas a la ley y tendrán validez dentro
de los límites que ésta establezca.
Esta concepción se apoya a su vez en el presupuesto siguiente: los jueces deben ser siempre fieles
intérpretes de la ley, si no de su letra sí al menos, de su intención y de su espíritu.
Este planteamiento implica el dogma de la plenitud del Derecho, es decir admitiendo que el
ordenamiento jurídico tiene siempre la posibilidad de llenar todos los espacios vacíos por un
procedimiento de autointegración. Lo utópico de esta afirmación conlleva a la concepción estatal-
formalista a afirmar que todo lo que no puede encuadrarse en la ley o resolverse por principios de
autointegración es jurídicamente irrelevante. (Los conceptos de vacío legal y autointegración vienen
desarrollados en los puntos 2. y 3. de la lección 8)
La ciencia jurídica moderna tiene un marcado carácter estatalista-formalista, si bien sus
argumentos para resaltar el valor del orden y la seguridad del Derecho no han sido suficientes como
para impedir la aparición de otras concepciones que defienden otros valores e ideales jurídicos.

4.3. La búsqueda de una concepción superadora del iusnaturalismo y


del iuspositivismo: El realismo jurídico. (c. sociológica-realista)

La concepción estatal-formalista se muestra incapaz de resolver muchos de los interrogantes y


aspiraciones que el ser humano se plantea sobre el Derecho, por este motivo surgieron una serie de
planteamientos nuevos que pueden agruparse dentro de la concepción sociológico-realista.
Esta concepción abandona el normativismo para conectar lo jurídico con la sociedad. Se busca
acomodar la realidad de la sociedad a sus necesidades, exigencias y aspiraciones, entendiendo que
éstas han de ser tenidas en cuenta por el derecho.
El ideal máximo es servir a los fines y aspiraciones de la sociedad en cuyo seno se desenvuelve el
derecho.
El Derecho no consiste en normas o leyes sino los hechos, los comportamientos sociales
efectivos y las decisiones que toman los jueces en relación con los casos y situaciones concretas que
presenta la vida real.

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Entre las concepciones sociológicas la más importante es el llamado Realismo Jurídico que ha
realizado una importante crítica contra el rígido sistema mecanicista de aplicación de la ley
defendido por las teorías formalistas.
Dentro del realismo jurídico, destacan:
• El realismo jurídico americano: Se trata de un derecho judicial del caso concreto donde el
precedente judicial se convierte en la norma orientadora para posteriores decisiones
judiciales.
• El realismo escandinavo: Critica el positivismo formalista-legalista pues mantienen una
concepción empirista de modo que no existe otro derecho que el que aplican los jueces de
facto.
El realismo jurídico también discrepa del iusnaturalismo, pues no existe para ellos un Derecho
trascendente que emane de la propia naturaleza humana o bien inducido por Dios.

5. LA DIFICULTAD DE ESTABLECER UN CONCEPTO UNITARIO DEL


DERECHO.

Existe una gran dificultad para definir el derecho. Siendo quizás la pregunta sobre ¿qué es el
Derecho? La que mas escozor y desorientación provoca entre los juristas.
Las dificultades para llegar a la formulación de un concepto único y uniforme del Derecho son
múltiples, entre las que destacan:
1. Dificultades que proceden del lenguaje que utilizamos para comunicarnos las realidades
jurídicas como lo demuestra la polisemia del propio término Derecho o la vaguedad y
ambigüedad de muchas expresiones jurídicas.
2. Dificultades que emanan del contenido mismo del Derecho que se manifiesta por su
realidad pluridimensional.
3. Dificultades que provienen de las diferentes concepciones que los individuos tienen
sobre el fenómeno jurídico.
Por todo ello se hace difícil establecer un concepto unitario del Derecho.

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LECCION 2.

VIDA SOCIAL Y NORMAS DE CONDUCTA.

1. PAPEL QUE DESEMPEÑAN LAS NORMAS EN LOS PROYECTOS DE


REGULARIZACIÓN DE LA VIDA SOCIAL.

La historia demuestra que todo proceso de agrupación de personas tiende, por su propio impulso,
a segregar formas estables de convivencia, puesto que los grupos solo pueden escapar del caos y la
disolución, si disponen de un sistema de comportamiento social mínimamente codificado. - si
cuentan con una ordenación objetiva y regularizada de la convivencia.-
Primeramente surge en todos los sectores de la vida social, un sistema de modelos de
comportamiento dotados de simple fuerza fáctica, para después irse transformando progresivamente
en una normatividad racional de validez general.
Esta ordenación o reglamentación colectiva, en un principio se ve sostenida por una especie de
presión que el grupo ejerce sobre cada uno de sus miembros para que la respete. Pero termina
necesitando el respaldo de la acción institucionalizada de unos órganos, que tengan la misión
específica de garantizar, que las relaciones sociales se desarrollan dentro de los límites del orden
establecido.
Es imprescindible para la supervivencia de la sociedad, que existan unos códigos de directrices o
reglas de conducta, que actúen como garantía de que la vida comunitaria se va a desarrollar dentro
de los cauces que se consideran mayoritariamente como adecuados.
Las normas de actuación no deben considerarse, un mero producto artificial. Son más bien, una
consecuencia natural y un instrumento imprescindible para la consolidación y desarrollo de la vida
social. Han ido surgiendo para hacer frente a la necesidad de mantener un control explícito del
comportamiento de sus miembros que impida cualquier posible desviación que ponga en peligro la
estabilidad y permanencia de la propia sociedad.

2. LOS PRINCIPALES SISTEMAS NORMATIVOS DE LAS SOCIEDADES


ACTUALES: DERECHO, MORAL Y USOS SOCIALES.

Las sociedades modernas tienden a desarrollar un código de normas distinto para cada uno de los
grandes sectores de la actividad humana y para cada una de las organizaciones sociales específicas.
La progresiva diversificación de los campos de actividad ( moral, jurídico, económico, deportivo,
urbanístico, penal, etc...) y el acelerado proceso de especialización de las agrupaciones humanas que
integran la sociedad (familiar, mercantil, docente, judicial, militar, sindical, etc...) han desembocado
en una abigarrada multiplicidad de códigos normativos.
Además hay otro tipo de factores que han contribuido al proceso de diferenciación tipológica de
las normas, como son los cambios producidos por la evolución de los valores del grupo

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(axiológico,) la aparición de nuevos problemas, necesidades y aspiraciones en la organización de la
convivencia y la experiencia adquirida de sus diferentes soluciones.
Entre los variados códigos de reglas, por su importancia, por el vigor que han alcanzado y por su
nivel de institucionalización, han destacado estos tres: la Moral, el Derecho y los Usos Sociales.
Estos códigos han actuado siempre en el seno de los grupos sociales y han actuado por tanto
como agentes de control y organización de la vida social.

3. EVOLUCION HISTÓRICA DE LAS RELACIONES EXISTENTES ENTRE


EL DERECHO, LA MORAL Y LOS USOS SOCIALES.

En un principio, las agrupaciones humanas dirigieron el comportamiento de sus miembros


mediante un cuerpo indiferenciado de principios, reglas y directrices, cuyo origen se atribuía a los
antepasados y los dioses. En esta normatividad se incluían conjuntamente aspectos religiosos,
morales, jurídicos, de urbanidad e incluso higiénico-sanitarios.
Por tanto desde un punto de vista histórico, se confirma la percepción de que Derecho, Moral y
Usos Sociales son simples manifestaciones diferenciadas de un tronco normativo común. Por este
motivo, no es sorprendente el hecho de que la normatividad ética de las sociedades actuales, se
presente todavía como un trenzado en el que están entretejidas y mezcladas las normas de los
distintos sectores y códigos.
Este hecho implica que aunque es posible distinguir desde un punto de vista analítico-
especulativo las distintas partes (Derecho, Moral y Usos sociales,) éstas no pueden ser separadas en
la práctica sin destruir el sentido y funcionalidad que tiene cada uno de los sectores normativos en
cuanto parte del todo. Pero para el orden social, esta conexión e interdependencia de los distintos
sectores de normas es vital.
Desde la perspectiva histórica, Derecho, Moral y Usos sociales aparecen como partes o sectores
de la normatividad global que ha regido durante milenios la vida de los hombres en sociedad.
La importancia que cada tipo de relación social tiene para el grupo, ha sido determinante a la hora
de dotarla o no de regulación jurídica. Lo que ha decidido su sometimiento a la regulación jurídica,
a la regulación moral, o a la regulación de los usos sociales, ha sido siempre en cada caso la
valoración que el grupo ha atribuido a las relaciones sociales y a las conductas humanas
correspondientes, en orden a la conservación y desarrollo de la propia vida social.
Son los grupos humanos los que determinan en cada momento que conductas y relaciones
sociales tienen importancia vital para la vida social y cuales no. Por esto no es posible diferenciar el
Derecho, de la Moral o de los Usos sociales por la materia que cada uno regula.

4. LA RELACION SISTEMÁTICA DEL DERECHO CON LA MORAL Y LOS


USOS SOCIALES DENTRO DE LA ORGANIZACIÓN SOCIAL.

El comportamiento social de los miembros de las agrupaciones humanas es regulado de forma


simultánea por los tres códigos básicos de normatividad (D, M y US.) El protagonismo de cada uno
de esos códigos varia en función del distinto carácter de cada comportamiento.

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1 4.1 Complementariedad entre el Derecho y la Moral.

El hecho de la paulatina separación en nuestras sociedades de la unidad religiosa e incluso de la


unidad ética, han venido impulsando la separación y contraposición entre Moral y Derecho.
Este hecho ha favorecido la tendencia a pensar que el Derecho, debe ser también básicamente
amoral. (Neutral desde el el punto de vista de los códigos morales particulares.) De lo contrario
podría no cumplir la función de unir y pacificar las relaciones sociales y al contrario, ser fuente de
conflictos.
Sin embargo también existen otros movimientos que en reacción a lo anterior alertan del
progresivo efecto deshumanizador que la desvinculación moral está produciendo en el Derecho.
La actual filosofía del Derecho y del Estado se cuestiona de nuevo si toda la razón de ser de las
leyes se reduce al desnudo mandato del poder legítimamente constituido o si consiste más bien en
ser instrumento puesto al servicio de la dignidad moral del hombre. (Ejem: derecho a la objeción de
conciencia)
El comportamiento de los hombres en sociedad, está sometido simultáneamente a las normas
morales y a las normas jurídicas, por tanto la reglamentación jurídica, debería sintonizar al máximo
con las creencias y convicciones de los sujetos a los que va dirigido. Esto incluso en los casos en
que se de la coexistencia social, de varios sistemas morales que contengan postulados éticos
parcialmente divergentes.
En este supuesto, parece que solo caben dos opciones políticas fundamentales.
1) Máximo respeto a la libertad del individuo-persona. El Derecho debe regular
únicamente el mínimo necesario para conservar la vida social dejando el resto a la
autonomía de los individuos.
El Derecho ha de tener en cuenta que las convicciones religiosas, concepciones
políticas y las ideas morales exigen un espacio libre de comportamiento al mismo
tiempo que flexibilidad y tolerancia en la regulación jurídica.
2) La beligerancia moral del Derecho, que exige que éste contribuya a implantar en la
sociedad los principios de una moral que se considera superior.
El grupo o sector más fuerte socialmente (por mayoría o por poder) es el que esta
llamado a imponer jurídicamente unas determinadas convicciones morales al resto de
grupos.
El respeto del Derecho a la privacidad y autonomía moral del individuo ha de ser considerado
como un postulado irrenunciable de la organización social. Pero debe aceptarse también el principio
de que en caso de conflicto, este postulado ha de ceder ante las exigencias del respeto general a las
convicciones éticas de la mayoría y a los valores fundamentales de la sociedad justamente
ordenada. (Respeto a la integridad física y moral, la libre autodeterminación personal, la
generalidad de la ley, igualdad de trato y oportunidades, pluralismo ideológico, bienestar público y
seguridad jurídica y política.)

4.2 Complementariedad entre el Derecho y los Usos Sociales.

Entre Derecho y Usos Sociales se ha venido dando una amplia coincidencia, tanto en el tipo de
conductas que han regulado, como en la orientación básica de regulación que establecían.

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• Se han ocupado exclusivamente de las conductas que inciden en el funcionamiento ordenado
pacífico de la organización social.
• No han subordinado nunca la obligatoriedad de sus normas a la aceptación interna de los
sujetos obligados. (Cuando saludamos debidamente a alguien que detestamos, cumplimos
con la norma reglamentada del saludo aunque quizás obremos mal desde el punto de vista
moral)
Históricamente se observa que un buen número de materias o conductas han sido reguladas
alternativamente, unas veces por el Derecho y otras por los Usos. La frontera entre unas conductas y
otras no ha sido casi nunca fija.
Existe un criterio funcional de distribución:
• El Derecho se ha ocupado siempre de la regulación de aquellas conductas que en cada
momento han sido consideradas como especialmente importantes para la conservación y el
buen funcionamiento de la vida social en su estructura básica.
• Los Usos han regulado aquellas otras conductas que siendo de interés para el desarrollo
correcto de las relaciones sociales, no eran consideradas vitales para la defensa del orden
básico y los valores estructurales del sistema.
Así entre Derecho y U.S., se han dado distintos tipos de relaciones:
a) Relaciones de coincidencia: cuando ambos han impuesto un mismo sentido a la
reglamentación de ciertas relaciones o comportamientos sociales. En este caso se
complementan pudiendo llegar las normas a remitirse a la determinación social de los usos.
(Normas que se remiten a la “buena fe,” “usos mercantiles” etc...)
b) Relaciones de complementariedad y apoyo funcional. Como podría ser la propia formación
del derecho consetudinario.
c) Relaciones de confrontación correctora: Seria el caso de los usos que contradicen al Derecho
hasta le punto de que éste se ve forzado a oponerse frontalmente a ellos. Un ejemplo sería
cuando usos propios de grupos sociales minoritarios entran en conflicto con los principios
básicos que animan el sistema jurídico de la sociedad global, algo que se da con frecuencia
actualmente por efecto de los flujos migratorios multidireccionales.

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LECCION 3.

LAS FUNCIONES SOCIALES DEL DERECHO.

1. LA FUNCIÓN DE ORIENTACIÓN Y DE ORGANIZACIÓN.

El Derecho es un sistema que realiza una labor de “ingeniería social,” como mecanismo
conformador de nuevas realidades sociales haciendo que los sujetos se comporten en un modo
determinado.
Los efectos de los mandatos del Derecho no son coyunturales, sino que son orientaciones que van
educando a la sociedad en un determinado modo de actuar y de pensar. (Función pedagógica del
derecho, señalada por diversos pensadores a lo largo de la historia.)
El Derecho se concentra en la dirección de la conducta, allí donde existen, o son de esperar
conflictos de intereses. Regula especialmente la distribución de bienes escasos y deseados, ya sean
materiales o inmateriales, tales como el poder y el prestigio.
Esta función es cumplida, no solo por parte de los operadores jurídicos (jueces) al aplicar el
Derecho, sino por todos y cada uno de los sujetos que utilizan en Derecho en sus relaciones
sociales.
Respecto al comportamiento, tiene que ser trazado un límite entre los acontecimientos sociales,
que han de ser regulados necesariamente por el Derecho y un espacio libre para las fuerzas sociales,
a las que únicamente subyace una regulación de los otros mecanismos organizativos, tales como los
usos, …
En sociedades muy dinámicas, como la nuestra, el Derecho:
a) Tiene que evitar -reprimiendo- las conductas antijurídicas.
b) Velar por la reorientación y transformación del comportamiento y el emerger de nuevas
costumbres.
c) La transformación de nuevas expectativas de la conducta, que se corresponden con las
condiciones cambiantes de la vida del grupo o individuo.
El Derecho no es solo regla, si no orientación general de conducta a través de la influencia
ejercida recíprocamente por los miembros del grupo.
El cumplimiento de esta función, dependerá del grado de persuasión que alcancen las normas, lo
que dependerá la capacidad comunicativa del Derecho, ya que las normas jurídicas no dejan de ser
un conjunto de mensajes que el emisor de las normas dirige al destinatario, de esta forma el
Derecho opera como instrumento de comunicación por el cual se transmiten y se reciben deseos,
órdenes, informaciones, etc...
La aptitud y la disposición positiva del destinatario del derecho para recibir los mensajes que se
le dirigen, su capacidad para interiorizarlos y por tanto su modo de cumplimiento. Depende de
varios factores:
1) Necesidades y deseos que el grupo tenga.

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2) Abundancia o escasez de medios naturales o técnicos para la satisfacción de esas
necesidades.
3) Creencias o convicciones sociales vigentes (ética social)
4) Acción de las tradiciones.
5) Coyuntura económica y política.
Todos estos factores actúan sobre la mente y la voluntad de quienes hacen el Derecho:
legisladores, funcionarios administrativos y jueces.

2. LA FUNCION DE INTEGRACIÓN Y DE CONTROL.

Es consecuencia de la anterior: Cualquier sistema normativo, que pretende la orientación de las


conductas de los individuos, ejerce una función de control social.
La finalidad es la cohesión del grupo social. Las normas han sido uno de los medios de control
social con mayor protagonismo en la historia de los procesos de organización de los diferentes
grupos.
La mayoría de autores coinciden en señalar que la función de control social es la más importante
que tiene atribuida el Derecho.
Las técnicas a través de los que ejerce esa función son variados:
1) Técnicas “protectoras” o “represivas”: son aquellas que tienden a imponer deberes jurídicos
positivos (obligaciones) o negativos (prohibiciones) a los individuos con la amenaza de una
pena o sanción de tipo negativo.
Son típicas del Estado liberal clásico donde el Derecho es mero garante de la autonomía y
del libre juego de mercado.
2) Técnicas “organizativas”, “directivas”, “regulativas”: son aquellas mediante las cuales el
Derecho organiza la estructura social y económica, define y otorga poderes, competencias,
regula la intervención política en la actividad social y económica, distribuye los recursos
disponibles.
A través de estas técnicas el Derecho trata de reformar estructuras sociales y económicas,
siendo un mecanismo hoy muy utilizado, en la transición del modelo de estado liberal al
social e intervencionista. Se caracteriza por un aumento de las estructuras normativo-
burocráticas de carácter público.
3) Técnicas “promocionales” o de “alentamiento”: son las que pretenden disuadir para la
realización de comportamientos socialmente necesarios. Se utilizan las “leyes-incentivo” a
las que se une un tipo de sanción positiva, que puede consistir en la concesión de un premio
o compensación por una determinada acción.
Estas técnicas comienzan su despliegue con el estado del bienestar. Se trataría para algunos
autores de una nueva función del Derecho: la promocional y distributiva a través de la cual,
quienes disponen del aparto jurídico asignan a los miembros del grupo social los recursos
económicos y no económicos de que disponen. (Nuevo estado social, asistencial.)

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3. LA FUNCIÓN DE PACIFICACIÓN Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

Las relaciones sociales son conflictivas. La vida social está caracterizada por exigencias de
comportamiento antagónicas entre sí. Cada persona y cada grupo tiene una multitud de deseos que
satisfacer y frecuentemente entran en competencia o en conflicto entre ellos.
No hay más que dos procedimientos para zanjar los conflictos: o bien por la fuerza o bien por
medio de una regulación objetiva que sea obedecida por las dos partes en conflicto. Este último es
el camino adoptado por las normas jurídicas, para evitar que la fuerza resuelva tales conflictos.
Para resolver los conflictos, el Derecho opera de la siguiente manera:
1) Clasifica los intereses opuestos en dos categorías: a) Intereses que merecen protección y b)
intereses que no la merecen.
2) Respecto de los intereses que merecen protección, establece una clasificación jerárquica,
cuales deben tener preferencia sobre otros intereses y los esquemas de posible armonización
entre intereses parcialmente opuestos.
3) Define los límites dentro de los cuales esos intereses deben ser reconocidos y protegidos.
4) Establece y estructura una serie de órganos para:
• Declarar las normas que sirvan como criterio para resolver conflictos (poder
legislativo, poder reglamentario)
• Ejecutar las normas (poder ejecutivo, administrativo)
• Dictar normas individualizadas (sentencias, resoluciones) en las que se aplique las
reglas generales (poder jurisdiccional.)
En los países con derecho codificado, como el nuestro, el Derecho afronta el conflicto no sólo
desde los tribunales, resolviendo, sino que su tratamiento comienza cuando ya es juridificado en la
fase legislativa.
El conflicto puede considerarse también en su aspecto positivo, como estímulo para el desarrollo
de ideas nuevas y en consecuencia nuevas normas. Todo cambio, incluso en el ámbito jurídico, ha
surgido de un conflicto. Esto hace que se denomine a esta función “de tratamiento de los conflictos
declarados”, la tarea del orden jurídico no acaba nunca, está en estado de continua reelaboración. Es
así porque los intereses no reconocidos o no protegidos siguen ejerciendo presión para obtener
mañana el reconocimiento que ayer no consiguieron.
Capacidad disgregadora del Derecho: También hay que tener en cuenta que la misma legislación,
puede ser impulsora de transformaciones sociales y económicas, y que estos cambios pueden
originar conflictos. Incluso, la misma resolución judicial puede llegar a ser originadora de
conflictos, no solo por que puede ser recurrida, sino porque la situación que ha creado no es más
que un cambio de situación, susceptible de crear nuevos conflictos.
• Según la visión jurídica, el Derecho, al tratar los conflictos, los dirime, los resuelve.
• Según la visión sociológica, toda decisión, no es otra cosa que un acontecimiento que
contribuye a producir otros, por tanto no es un hecho resolutivo, sino sencillamente un
cambio de situación.

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4. LA FUNCIÓN DE LIMITACIÓN Y LEGITIMACIÓN DE LOS PODERES
SOCIALES.

La legitimación hace referencia al hecho de la aceptación o del rechazo social de una pretendida
legitimidad. Los valores y normas que socialmente poseen una legitimidad, son eficaces en el grupo
y convierten al poder en un poder aceptable.
El Derecho busca así la legitimación del poder establecido a través del consenso de la ciudadanía,
procurando que esta se adhiera al modelo organizativo que se inscribe en las normas jurídicas.
Las normas se presentan no solo como reglas persuasivas, como ocurre en la función de
orientación social, sino como factor de convicción que pretende lograr la adhesión de los
individuos.
El Derecho para poder zanjar los conflictos de intereses necesita, además de un criterio para
resolverlos, estar apoyado por el poder político.
A la vez, el Derecho legitima el poder político, organizándolo, limitándolo, es decir, lo somete a
determinadas formas, especifica una serie de competencias y unos determinados procedimientos.
La organización jurídica del poder dota a éste de una mayor estabilidad, mayor regularidad, pero
al mismo tiempo, limita su alcance, lo que le aleja de las posibilidad de ser un poder arbitrario.
Esta función está intrincada en la función de resolución de conflictos, ya que el Derecho
determina a la postre las instancias que han de decidir en caso de conflicto. Las reglas de
competencia y procedimiento tienen especial función legitimadora, el poder se convierte a través de
ellas en Derecho.
Amplias partes del Derecho tienen hoy en día la función de regular la estructura interna del
aparato jurídico y de conseguir su eficacia práctica por medio de la legitimación entre los miembros
de la comunidad jurídica. Es el Derecho del Estado de Derecho en su sentido específico.

5. FUNCION PROMOCIONAL DE LA JUSTICIA Y DEL BIENESTAR DE LOS


CIDUDADANOS.

Existen otras funciones secundarias del Derecho: distributiva, organizativa, integradora,


educativa y promocional. Todas ellas vienen a confluir en la más general, que es la regulación de la
vida social.
La función promocional de la justicia y del bienestar de los ciudadanos implica una posición
activa del Derecho y del Estado con la intención de promover situaciones más justas en la compleja
realidad social.
El Derecho tiende, como una de sus principales funciones, a instaurar un sistema justo y que la
justicia actúe e influya sobre el Derecho y la organización social a través de las variables
concepciones de los hombres.
Actualmente se considera que el núcleo central de la justicia es el conjunto de los derecho
humanos, recogidos en la Declaración Universal de 1948 en incorporados a la mayoría de las
Constituciones de nuestro entorno.
La plena realización de las exigencias de la justicia, es el camino mas directo para procurar el
bienestar de los ciudadanos, protegiendo eficazmente la dignidad personal de cada uno de ellos.

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LECCIÓN 4.

DERECHO, PODER Y ESTADO.

1. EL DEBATE SOBRE LA RELACIÓN ENTRE EL DERECHO Y EL PODER


POLÍTICO.

El tema de las relaciones entre el Derecho y el poder ha constituido una preocupación constante
de la doctrina jurídica y política desde la mas remota antigüedad.
Aunque se admite generalmente que entre el Derecho y el poder ha existido y existe una
vinculación muy estrecha, no hay acuerdo sobre el sentido y el alcance que debe que tener esa
vinculación, por lo que este punto ha sido objeto de muy distintas interpretaciones a lo largo de la
historia.
A continuación se van a desarrollar cada una de estas interpretaciones contrapuestas.

1.1 La tesis de la plena subordinación del Derecho al poder.

La tesis que explica el Derecho como simple expresión o manifestación del poder, ha venido
siendo defendida desde la antigüedad por las diversas “filosofías de fuerza,” desde los sofistas
griegos hasta la actualidad. Los más diversos pensadores han coincidido en señalar una vinculación
tan esencial entre Derecho y poder que equivale a una reducción del primero al segundo.
Se distinguen dos actitudes, distintas:
• Autores como Trasímaco, Spinoza o Marx, que ofrecen una fiel interpretación, dando
testimonio y denuncia de lo que realmente ocurría en las relaciones sociales de su época: el
control efectivo que ejercían sobre el derecho aquellos sujetos sociales que monopolizaban
los resortes del poder.
• Otros, que sustentan una línea de doctrina que propugna la tesis de la reducción del Derecho
al poder.
Ya en la Atenas del siglo V a.c. Algunos sofistas como Gorgias o Calicles, afirmaron la
primacía de la ley natural del más fuerte frente a las leyes establecidas en la polis por la
mayoría de los débiles en defensa de sus intereses.
En época más reciente Nietzsche proclamó que el Derecho es siempre fruto de la conquista,
que no hay Derecho sin poder y que la fuerza es congénita y esencial a todo Derecho y
justicia.
Autores más actuales como Kelsen o Ross, han caracterizado el Derecho como un conjunto
de normas que se definen por constituirse en organización y regulación del empleo de la
coacción, reduciéndolo en buena medida a un acto de fuerza.

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1.2. La tesis de la radical contraposición entre el Derecho y el poder.

Esta doctrina ha dado origen a dos posturas divergentes: la que afirma una oposición radical y la
que admite algún tipo de convergencia entre ambos.

A) Doctrina de la oposición radical entre derecho y poder: sostiene que Derecho y poder
representan fenómenos tan esencialmente distintos que se excluyen entre si, constituyéndose
en alternativas de actuación totalmente contrapuestas.
◦ El Derecho representa el orden social éticamente correcto.
◦ El poder y la fuerza solo pueden generar una organización social violenta y represiva,
por eso el Derecho debe tener la misión de controlar el ejercicio del poder dentro de las
relaciones sociales. (Incluso se argumenta que el progreso civilizador ha avanzado
siempre en paralelo con este hecho.)
B) Doctrina que admite algún tipo de convergencia: Derecho y poder a pesar de ser dos
diferentes principios de acción, no son incompatibles, sino que están llamados a
complementarse en la función de ordenar las relaciones sociales.
El Derecho necesita del poder para existir y para ser eficaz. La propia finalidad y función de
orden y seguridad que desempeña en la sociedad, exigen que el Derecho cuente con un
poder que sea capaz de imponer de forma irresistible el cumplimento de sus mandatos.
Así el Derecho no puede ser identificado con el poder ni tampoco ser reducido a un simple
reflejo suyo. Por el contrario, están siempre inmersos en una tensa relación entre el poder y
sus intereses, de una parte y las exigencias insobornables de los valores (especialmente el de
justicia) de otra.
Cuando el Derecho se presenta como un simple producto del poder y la fuerza, no podrá alcanzar
el objetivo fundamental de hacer nacer en los miembros de la comunidad, la idea y el sentimiento
de estar obligados a obedecer sus normas. No será pues verdadero Derecho. (Rousseau)
El poder actúa solamente como garantía de los deberes que el Derecho impone, de modo que la
colaboración entre el poder y el Derecho se debe únicamente a la necesidad que el segundo tiene de
ser eficaz. Es decir, surge de una exigencia funcional, no de una identidad estructural o esencial.

1.3. La doctrina de la complementariedad de Derecho y el poder.

Las relaciones entre el Derecho y el poder político han sido siempre estrechas. Por un lado el
poder político es un elemento del todo inevitable para el mantenimiento de la cooperación estable
en los grupos humanos, mientras que por otro lado el Derecho es el principio ordenador que
regulariza las relaciones colectivas y somete el ejercicio del poder al control de una normatividad
social general.
El poder político, que no aparece en agrupaciones humanas pequeñas, (cuando los individuos
están vinculados por lazos personales,) aparece como una necesidad, cuando los grupos humanos se
hacen grandes y complejos. La existencia de un poder público organizado que actúa como gestor de
los intereses y de las finalidades comunes, dirigiendo la realización de un proyecto de vida común.-
En consecuencia el poder político, utiliza sobre todo directrices formuladas a través de normas
generales y estables. Estas normas indican como deben conducirse los hombres para convivir y lo

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que es bueno y lo que es malo desde el punto de vista de los valores vigentes del grupo. De este
modo el poder político actúa como coordinador de las múltiples voluntades e intereses individuales
que existen en cualquier comunidad y logra al mismo tiempo, esa legitimación que los miembros le
exigen siempre para someterse voluntariamente a él.
El poder político reclama la existencia del Derecho puesto que éste es precisamente el
instrumento de racionalización de los mandatos del poder. Y a su vez, el Derecho, desde su propia
estructura funcional, reclama la existencia y respaldo de un poder político capaz de garantizarle la
eficacia.
Es inevitable que la normatividad jurídica apoye su efectividad en la máxima capacidad de
presión que corresponde al poder político, del mismo modo que resulta inevitable que éste pretenda
siempre legitimar su propio ejercicio a través de la cobertura de la justificación jurídica.
La relación entre Derecho y poder político incluye también con frecuencia alguna dosis de
tensión, puesto que si bien éste utiliza el Derecho para imponer su orden, al intentar
institucionalizar ese orden mediante legalidad jurídica, termina sometiendo su propia arbitrariedad a
la eficacia estabilizadora del Derecho que crea. Pero a su vez el Derecho, que es quien deslinda las
esferas del poder político y se constituye en control reglado de ese poder, necesita que la
organización política lo defina y lo garantice mediante sus mecanismos de poder.

2. EL DEBATE SOBRE EL PAPEL QUE CORRESPONDE DESEMPEÑAR AL


ESTADO EN LOS PROCESOS DE CREACIÓN Y APLICACIÓN DEL
DERECHO.

El análisis de la vinculación entre el Derecho y el poder político desemboca inevitablemente en la


necesidad de examinar las relaciones entre Derecho y Estado, ya que el Estado es la forma histórica
mas representativa del poder político.
Entre el Derecho y el Estado existe una vinculación mutua de carácter inescindible cuyo alcance
y profundidad es preciso aclarar.

2.1. La cuestión de la primacía conceptual.

El debate sobre el Derecho y el Estado se centra en un problema central básico que puede
formularse del siguiente modo: ¿es el Estado el fundamento y la raíz del Derecho o es más bien el
Derecho la base y el agente configurador del Estado?
Los tres planteamientos básicos, que se enfrentan a esta cuestión son:
1) El que afirma la primacía del de Estado frente al Derecho. Todo ordenamiento jurídico
positivo ha de ser reconducido en última instancia a la voluntad estatal que lo sostiene.
◦ Por un lado, solo llega a ser Derecho aquella normatividad social creada e impuesta por
un Estado.
◦ Por otro, las normas contienen la pretensión de lograr que los ciudadanos realicen
determinados comportamientos, es imprescindible que las normas estén respaldadas por
un poder capaz de imponerse mediante medios externos de coacción.

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2) El que propugna la primacía del Derecho sobre el Estado. Según este postulado el Derecho es
anterior al Estado, tanto desde el punto de vista cronológico, como lógico o conceptual.
El sentimiento y la idea del Derecho son elementos constitutivos de la conciencia humana
individual, cuya existencia precede a cualquier organización política. (Donde hay hombre,
hay sociedad, donde hay una sociedad, allí hay derecho, luego donde hay hombre, allí hay
derecho.)
En cambio la organización política y el nacimiento del estado son bastante posteriores a la
aparición del Derecho y no están conceptualmente supeditados a éste.
3) Los que de defienden la teoría de equiparación o identidad entre ambos. Según esta
concepción Derecho y Estado son manifestaciones de una única realidad.
Kelsen, el siglo pasado postuló que lo que el Estado tiene de tal, desde el punto de vista
jurídico, es lo que tiene de Derecho, pues solo a la luz del derecho podemos delimitar lo
estatal.
El Estado no es más que la personificación de la totalidad del ordenamiento jurídico
positivo, y el Derecho es el Estado como situación normada. (Esta identificación solo resulta
posible reduciendo unilateralmente el campo visual de la dimensión jurídica del Estado.
Pero existe también una realidad sociológica del Estado, que es la que crea, mantiene y
desarrolla el Derecho.)
Cualquiera de las tres concepciones, puede ser defendible desde algún punto de vista:
a) Las direcciones de actuación de Derecho y Estado han de registrar una coincidencia básica,
ya que ambas creaciones humanas surgen como funciones de la actividad organizativa de la
vida social.
b) Derecho y Estado pueden ser realidades simultáneas ya que no es posible una comunidad
política sin orden jurídico ni en un orden jurídico que no esté referido al poder y la unidad
política del Estado.
c) Y también contrapuestas... Aunque es el Estado quien proporciona al Derecho la fuerza
característica que hace de él un regla pública y eficaz, ha correspondido al Derecho la
superior función de regularizar, ordenar y dar legitimidad ética a la propia organización
estatal.
Hoy día resulta difícil definir el Derecho sin hacer algún tipo de referencia al estado. Hoy
Derecho y Estado son dos realidades que presentan abundantes convergencias, tanto funcionales
como estructurales, por tanto es razonable afirmar que entre ellos se dan implicaciones que no son
accidentales, artificiales y externas, sino que tienen un carácter trascendental y existencial.

2.2 El problema del control sobre los procesos de creación y aplicación


de las leyes.

¿Monismo o pluralismo jurídico? Es decir, si el Derecho positivo es una creación exclusiva del
Estado o si es producido más bien por otras instancias o centros de poder social.(En exclusiva o
conjuntamente con el Estado)
Históricamente se observa que si bien en la actualidad el Derecho es mayoritariamente de origen
estatal, existen múltiples sectores del Derecho que han surgido, o bien totalmente fuera del ámbito
estatal o bien al margen de la actividad juridificadora del Estado. (Derecho Internacional, Derecho

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eclesial, Derecho consetudinario, Derecho asociativo o el Derecho consensual.)
Lo cierto es que en la creación del Derecho intervienen o participan las más diversas instancias o
centros de poder social: desde los individuos y agrupaciones sociales inferiores al Estado hasta la
comunidad internacional.
Desde el punto de vista formal, puede afirmarse sin embargo que es el Estado el que da validez
jurídica a toda esa normatividad social, puesto que las normas que esos centros establecen sólo
tienen valor de Derecho en la medida en que el Estado las reconoce las hace eficaces con el
respaldo de su poder central.
Puede concluirse por consiguiente, que en la actualidad, el Derecho, para valer e imponerse como
tal, tiene que ser reconocido, asumido y respaldado en alguna forma por la voluntad suprema del
Estado. (Actualmente, el factor de la coercibilidad es el que determina primordialmente la vigencia
y eficacia del Derecho que es proporcionada a su vez por el apoyo y respaldo de la organización
estatal.)

3. LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE EL ESTADO Y EL DERECHO: LA


VINCULACIÓN JURÍDICA DEL ESTADO.

El Estado, como nombre y como realidad, es un modelo de organización política que no cristalizó
hasta los siglos XIV-XV, tras un proceso superador del disperso orden medieval. Uno de los rasgos
característicos de ese estado fue la apropiación del proceso de creación y aplicación del Derecho
Simultáneamente, el Estado sometió a regularización legal el ejercicio de sus poderes,
convirtiendo las leyes estatales en instrumento básico de ordenación de la actividad política.
Llegando así al siglo XIX a un amplio movimiento doctrinal que apostó por definir el Derecho en
términos de Estado y al Estado en términos de Derecho que condujo hasta la categoría del Estado de
Derecho.
El Estado de Derecho, ha sido el resultado de un largo proceso en el que se han ido decantando
los rasgos que hoy se consideran esenciales.
1. Primacía o imperio de la ley
2. Separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
3. Afirmación de la personalidad jurídica del Estado.
4. Reconocimiento y garantía de los derechos y libertades individuales.
5. Legalidad de las actuaciones de la Administración y control judicial de las mismas.
La característica primaria y definitoria del Estado de Derecho es la subordinación de toda la
actividad estatal a la regulación jurídica.
En la actualidad se postula que para que el Estado pueda ser reconocido como verdadero Estado
de Derecho, ese Estado ha de cumplir la exigencia básica de estar vinculado y sometido a un orden
jurídico estructurado en torno al reconocimiento de la dignidad de las personas y orientado a la
realización de las exigencias que dimanan de esa dignidad.
No es suficiente una mera legalidad formal, se exige al Estado de Derecho que se realice una
legalidad de contenido. Y el contenido no puede ser otro que la realización plena de la dignidad
personal en la vida cívica de los hombres, puesto que son siempre los creadores y destinatarios del
Estado y del Derecho.

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LECCIÓN 5.

EL NACIMIENTO DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

1. LA DOCTRINA TRADICIONAL SOBRE LAS FUENTES DEL DERECHO.

El tema de las fuentes del Derecho incluye dos cuestiones netamente diferenciables, que son:
• Identificación y valoración de los agentes de producción de las normas. Es decir, los sujetos
o instancias que pueden ser considerados como creadores de las mismas en cuanto que
actúan como causa inmediata de su aparición en el seno de la organización social. (Fuentes
materiales.)
• Determinación de las principales formas o modelos normativos a través de los que se
manifiestan las normas creadas por los diferentes agentes. (Fuentes formales.)
Resulta imprescindible insistir en la distinción, al menos desde el punto de vista teórico, entre el
sujeto que crea las normas jurídicas y la forma externa en que son expresadas esas normas.

2. LA DETERMINACIÓN DE LOS SUJETOS SOCIALES QUE TIENEN


CAPACIDAD PARA CREAR DERECHO.

La determinación de aclarar cuales son los sujetos a los que corresponde la facultad de crear
nuevas normas jurídicas ha dado lugar a dos tipos de análisis:
• Identificación simple de esos sujetos. El número y la identidad de los sujetos sociales que a
través de las diversas épocas y en las distintas sociedades han actuado o actúan como
instancias productoras de normas jurídicas son prácticamente ilimitados, probablemente no
ha existido ningún sujeto relevante dentro de la organización social que no haya sido en
algún momento y de alguna forma creador de Derecho
Así, los dioses, los antepasados, la sociedad global, reyes, familia, iglesias, juristas,
parlamentos, gremios, sindicatos, comunidades regionales, estados, etc... han llegado a tener
especial protagonismo en algún momento de la historia de la humanidad.
Parece imponerse así mismo la consideración de que el propio carácter constitutivamente
social del Derecho apunta hacia la posibilidad y conveniencia de que su proceso de creación
y desarrollo esté abierto a las aportaciones de todos los agentes sociales en un proceso
convergente de acciones complementarias.
• Determinación de la jerarquía u orden de importancia que corresponde a cada uno de ellos.
La primacía que se ha venido atribuyendo a los diferentes sujetos ha variado de unas épocas
a otras e incluso dentro de la misma época, de unas sociedades a otras.
El único elemento permanente parece ser, la existencia de una práctica de atribución de la
supremacía al sujeto elegido o aceptado en cada caso por el propio grupo social organizado.

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En referencia a los ordenamientos jurídicos estatales, hoy se piensa que el sujeto social
llamado a poseer el pleno control de la actividad creadora de Derecho es el Estado, si bien
no tiene la exclusiva, ya que junto al Estado existen otros múltiples sujetos sociales que
desarrollan una contante actividad creadora de normas jurídicas. (Jueces a través de la
jurisprudencia, sociedades y organizaciones sindicales o profesionales por cuanto establecen
sus propios estatutos, etc...)
Además hay que tener en cuenta que los debates sobre la identidad de los sujetos creadores
de Derecho así como de su jerarquía, en muchas ocasiones son un simple reflejo de la pugna
política por al supremacía en el control jurídico de la sociedad. (Los nobles y las ciudades
defendieron sus fueros y usos contra la intromisión de los monarcas absolutos.)
Es decir, las discusiones teóricas quedan casi siempre mediatizadas por unas preocupaciones
simplemente políticas que giran en torno a la lucha por el predominio de unos sujetos
jurídicos sobre otros.
Puede asumirse, por tanto, la conclusión de la imposibilidad práctica de encontrar una
respuesta de validez general permanente para las habituales preguntas es por la enumeración
y por la jerarquía de los sujetos sociales que tienen la capacidad para crear Derecho

3. LA DETERMINACIÓN DE LAS FORMAS TÍPICAS DE MANIFESTACIÓN


DEL DERECHO.

El estudio de los tipos normativos (fuentes formales) que actúan como vehículos de expresión de
las reglas del Derecho se ha estructurado también tradicionalmente en torno a dos tareas prioritarias:
• Identificación de las principales formas típicas de manifestación del Derecho Se ha venido
dando por supuesto casi siempre que la ley es un vehículo expresivo propio del Estado, la
costumbre es característico de la sociedad y sus grupos, la doctrina jurídica el específico de
los juristas teóricos, los contratos el privativo de los particulares, las decisiones
jurisdiccionales el privativo de los jueces, etc...
Sin embargo, hay que reconocer que en principio, la forma existencial en que se presenta
una regla jurídica no es determinante para saber cuál ha sido el sujeto social que la ha
creado, puesto que un mismo sujeto puede utilizar todas o casi todas las formas expresiva de
Derecho y por consiguiente, un mismo tipo de norma puede ser empleado por distintos
sujetos sociales. ( Por ejem, el Estado no solo dicta leyes generales, sino que formula
principios, reconoce costumbres, otorga contratos, etc...)
En la actualidad puede afirmarse que son las leyes, las costumbres, los precedentes
judiciales y en cierta medida la doctrina jurídica, las principales vías de manifestación del
Derecho utilizadas por los diferentes grupos humanos políticamente organizados.
• La respectiva posición jerárquica que corresponde ocupar a cada una de esas fuentes dentro de los
ordenamientos jurídicos. La gran importancia atribuida tradicionalmente a esta cuestión, no
radicaba en la propia significación de estas fuentes, si no que ha sido un reflejo o
enmascaramiento de las discusiones a propósito de cuál es o debe ser el sujeto social que
ostente el poder jurídico-político máximo. (La disputa que se desarrolló en la Edad Media en
torno a la primacía de la ley o de la costumbre fue en gran medida un reflejo de la lucha a
favor o en contra del poder central del rey – ley- y de los poderes locales de los señores
feudales y de las ciudades -costumbres y usos.-)

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No puede analizarse el problema de la jerarquía de las formas de manifestación del Derecho
sin tener presente el decisivo dato de la mediación política, ya que ha sido esta mediación la
que ha llevado a los autores a defender la excelencia de la ley en unos casos y en otros la
primacía de la costumbre, la prioridad de la práctica judicial o la preferencia de la doctrina
jurídica.
Desde un punto de vista histórico, la importancia atribuida en cada momento a cada una de
las diferentes formas de manifestación del Derecho ha variado de forma incesante, es por
tanto imposible establecer un orden jerárquico que pudiera ser generalmente aceptado.
Debe dejarse constancia, no obstante, que en esos cambios han participado siempre la
costumbre, el acuerdo de los sujetos, la doctrina jurídica, la ley y el precedente judicial y
debe ser la investigación histórica quien determine la posición ocupada por cada una de las
formas en cada época y ámbito cultural.

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LECCIÓN 6

NATURALEZA Y ESTRUCTURA DE LAS NORMAS JURIDICAS

1. TEORIAS ACERCA DE LA NATURALEZA DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

La doctrina dominante en la actualidad es la que define el Derecho como un conjunto sistemático


de normas, de forma que para conocer lo que es el Derecho, resulta necesario desvelar cuál es la
naturaleza de éstas.
La norma jurídica es una realidad multidimensional que puede ser definida desde varias
perspectivas diferentes:
• Dimensión lingüística: el enunciado o proposición gramatical de carácter prescriptivo
mediante el que es formulada la norma.
• Dimensión de mensaje directivo de conductas: el contenido jurídico del enunciado.
• Dimensión de proposición normativa que se concreta a través de la labor reconstructiva de la
ciencia y de los operadores jurídicos.
Sin embargo, los estudiosos del tema vienen recluyendo el problema de la naturaleza del Derecho
en el debate sobre si es o no un mandato de una voluntad legisladora. En este contexto, actualmente
solo hay dos doctrinas importantes:
• Doctrina “Imperativista”: que afirma que el elemento nuclear de toda norma jurídica es la
orden o mandato mediante el que un sujeto dotado de poder jurídico impone a otro sujeto la
realización de una determinada conducta. (Positiva o negativa.)
• Doctrina “Antiimperativista”: que niega la explicación anterior, oponiéndose a la
caracterización de las normas jurídicas como simples mandatos u órdenes de un sujeto a otro
sujeto.

1.1 Tesis imperativistas.

Todas las tesis imperativistas parten de la afirmación de que el núcleo central constitutivo de la
norma jurídica es una orden que emite un sujeto jurídico con el propósito de obligar a otro sujeto a
que realice o deje de realizar una determinada conducta.
En los demás aspectos, las divergencias son frecuentes e incluso profundas. Desde el momento en
que el inglés Bentham proclamara en el S. XVIII que, “el Derecho es el ropaje externo de que se
reviste la voluntad del legislador,” hasta los últimos desarrollos del análisis lingüístico y de la teoría
lógica proposicional en el campo del Derecho, las explicaciones de corte imperativista han
experimentado transformaciones importantes.

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En cualquier caso, puede considerarse como mensaje típico de la doctrina imperativista:
a) La norma jurídica es una orden de actuación dirigida por un sujeto a otro sujeto.
b) Manifestada a través de signos o palabras
c) Presencia de una amenaza de sanción que cuenta con el respaldo del poder soberano de que
está investido el sujeto que emite la orden.
Ahora bien, el imperativismo originario, se ha mostrado receptivo también a las críticas que le
han sido formuladas. Por ejemplo, las basadas en la constatación de que el Estado no es el único
creador del Derecho o de que éste se compone de múltiples tipos o clases de normas, algunas de las
cuales no tienen carga imperativa (Normas que establecen facultades, normas que atribuyen
competencias...) o bien no son debidas a la voluntad estatal. (Normas contractuales, consetudinarias,
Derecho internacional...)

1.2. Tesis antiimperativas.

La concepción antiimperativista del Derecho estaba ya presente en la explicación de la ley que


dio el intelectualismo clásico, que postulaban que el elemento esencial de la ley es siempre el juicio
de la razón, que dictamina que actos deben ser realizados por ser justos y buenos y qué otros actos
no deben ser realizados por ser injustos o malos. Cuando el legislador manda o prohíbe unas
conductas, lo hace porque así lo exige la bondad o maldad que naturalmente tienen las mismas.
• A principios de S. XX el jurista austriaco H. Kelsen defendió con gran brillantez la tesis de
que la norma jurídica no puede ser definida como un imperativo o mandato. Su doctrina se
ha convertido en la teoría antiimperativista por antonomasia.
Según Kelsen, el mandato, en cuanto orden de una voluntad, es un hecho psicológico que
pertenece al mundo del ser, mientras que las normas jurídicas pertenecen al mundo del
deber-ser. La norma es más bien, según Kelsen, un juicio hipotético en el que se afirma que
una determinada consecuencia jurídica (la sanción) debe ser aplicada bajo la condición de
que se dé un determinado requisito o hipótesis (acto ilícito.)
La fórmula lógica representativa de toda regla o norma jurídica en sentido descriptivo es:
“Si es A, entonces debe ser B.” Por ejemplo, si alguien comete homicidio, será castigado, a
la pena de reclusión. Así, esta norma no ha de ser interpretada como un mandato o
prescripción de no cometer homicidio, sino de como un juicio hipotético acerca de las
consecuencias que deben producirse en el supuesto de que tenga lugar un homicidio.
Mas tarde Kelsen, a mediados del S.XX, matizó su doctrina, afirmando que la norma
jurídica puede presentarse bajo la forma de un imperativo, al reconocer que la función de los
órganos legislativos, judiciales o administrativos que crean y aplican las normas jurídicas,
no es la de conocer o describir estas normas sino prescribir o autorizar una conducta
determinada.
• Ha habido otros planteamientos antiimperativistas además del kelnesiano. Por ejemplo la
doctrina que define las normas jurídicas como juicios de valor acerca del comportamiento
de los sujetos ante determinadas situaciones o hechos sociales. El Derecho no seria mas que
un conjunto e juicios de valoración jurídica.
Es el juicio valorativo contenido en la norma el uqe hace que ciertas conductas que, sin la

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norma, serían lícitas, estén prohibidas. Y es ese mismo juicio el que hace que otras
conductas, neutras en si mismas, sean impuestas como obligatorias. Por tanto dentro de esta
concepción, cuando se dice que un hecho es el objeto de un juicio de valoración jurídica, lo
que se está afirmando es que ese hecho es la condición para el nacimiento de una obligación
jurídica.
• También la doctrina que concibe la norma jurídica como una proposición alternativa que
indica a los destinatarios las posibles opciones de actuación que se le ofrecen, sin
imponerles directamente en forma obligatoria ninguna conducta determinada.
Esta proposición, representable con la formula del tipo “o haces X(=conducta deseada) o te
sucederá S (=sanción) “ se limita a poner ante el sujeto un concreto y limitado juego de
posibilidades entre las que puede elegir a su arbitrio.
• Existen ademas otras doctrinas, que sin ser formalmente beligerantes antiimperativistas,
pueden ser consideradas explicaciones alternativas al antiimperativismo. Por ejemplo, las
que definen el Derecho como conjunto de reglas que permiten predecir las decisiones
judiciales o las que lo ven ante todo como organización natural de los grupos humanos,
como medida de determinación de lo justo concreto, etc...
Sin embargo,todas estas doctrinas, marginan la dimensión mas característica e importante
del Derecho: el ser regla de conducta que determina los comportamientos que el sujeto debe
realizar o evitar, sino alguna otra misión diferente.

Finalmente: ¿Imperativismo o antiimperativismo?


Si se analiza en detalle la función y el sentido que suelen asignar a las normas jurídicas los
diferentes proyectos de regularización de las relaciones sociales, resulta casi inevitable llegar a la
conclusión de que la gran mayoría de ellas son o contienen siempre imperativos que se dirigen a los
destinatarios para provocar en ellos la idea de que una determinada línea de proceder debe ser
seguida.
Sin embargo, cuando la norma jurídica manda, prohíbe o permite unas determinadas conductas
frente a otras, lo hace porque, en base al dictamen valorativo de la razón, considera que eso es lo
más justo y razonable. La propia norma jurídica resultaría ininteligible, si el imperativo o mandato
que contiene no se apoyara en la base de una valoración ética de la razón.
Los mandatos que proceden de las normas jurídicas, tienen dos características diferenciadoras de
los simples mandatos:
▪ No proceden de una voluntad cualquiera, sino que han de ser emitidos por una
voluntad legitimada para establecer la norma.
▪ Se caracterizan por convertirse en reglas estables de conducta para todos aquellos
que le están sometidos.
Debe concluirse por tanto, que la norma jurídica, si bien se caracteriza ante todo por su naturaleza
imperativa, no es un desnudo imperativo; es un mandato emanado de la voluntad representativa de
la comunidad, que presupone un juicio valorativo y que se objetiva en reglas de conducta estables y
generales.

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2. LA ESTRUCTURA DE LAS NORMAS JURÍDICAS: EL SUPUESTO
JURÍDICO, EL DEBER-SER Y LA CONSECUENCIA.

2.1. Elementos estructurales básicos.

Las normas jurídicas son mandatos u órdenes, mediante los que se prescriben las conductas, que
han de realizar obligatoriamente aquellos sujetos, que se encuentran en la situación o circunstancia
típica regulada por tales normas.
El mensaje directivo de las normas jurídicas se encuentra polarizado, en torno a tres núcleos
centrales:
1. Una condición o supuesto al que se supedita el nacimiento del deber.
2. El deber de realizar la conducta que se prescribe.
3. La conducta (positiva o negativa) que tiene que llevar a cabo el destinatario de la norma.

2.2 El supuesto jurídico.

El deber que la norma jurídica impone, depende siempre de que se den o no se den ciertas
circunstancias o supuestos que la propia norma jurídica especifica. (Unas veces de forma
exhaustiva, completa y explícita y otras veces de manera implícita.) Es decir, el deber está
subordinado a la presencia de una realidad que se identifica con la expresión “supuesto de jurídico”
y que se designa habitualmente como “supuesto de hecho.”
Por ejemplo, cuando el ordenamiento jurídico establece que el propietario de un edificio ruinoso
ha de responder de los daños causados por la ruina del mismo, no le impone un deber absoluto e
incondicionado, sino una obligación de responsabilidad civil que surge solo en el supuesto
(hipótesis) de:
1. Los daños hayan sido causados por la ruina del edificio.
2. Esa ruina sea imputable al propietario. (No hubiera puesto la debida diligencia en hacer las
reparaciones necesarias)
El supuesto jurídico (o “supuesto de hecho”) es, pues, toda aquella realidad que ha sido
incorporada a una norma jurídica como condición para que nazca el deber de realizar una
determinada conducta.

2.3. El deber-ser (o vínculo deóntico.)

El deber-ser es el conector lógico de los otros elementos de la norma (supuesto y consecuencia.)


En cualquier representación lógico-lingüística de la estructura de las normas jurídicas del tipo “Si
ocurre S (=supuesto), debe suceder C (=consecuencia)” el deber-ser opera como tensor lógico que
vincula entre sí a dos realidades estrictamente hipotéticas y de carácter factual, (el hecho-supuesto y
el hecho-consecuencia) y las integra como partes esenciales de la misma, transformándolas en
elementos deónticos.
Por ejemplo: el art. 1500 del código civil dice: “el comprador está obligado a pagar el precio de
la cosa vendida en el tiempo y lugar fijados por el contrato”

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• Supuesto: si se ha producido el hecho de compra
• Deber: quien compra
• Consecuencia: está obligado a pagar el precio de lo comprado.
En este juicio, el deber contenido en la expresión “está obligado a” sería el elemento
estructurador de la norma como tal.
El nexo lógico-lingüístico es pues, el que determina la especificidad de la estructura lógica
común a todas las normas jurídicas, que son por naturaleza prescriptivas.
Si se quiere ser fiel a la concepción de la norma jurídica como juicio hipotético, ha de
reconocerse que el elemento central de su estructura lógica es precisamente el vínculo de deber-ser
mediante el que la aparición de un determinado efecto se vincula a la existencia de un determinado
supuesto.

2.4. La consecuencia.

La mayoría de autores que se han ocupado del tema sostienen que el contenido fundamental de
toda norma jurídica es la determinación o imposición de la conducta que han de realizar los sujetos
obligados en cada caso
1. La imposicióndedeberes es la “consecuencia” o efecto característico de las normas
jurídicas. La imposición de la conducta que han de realizar los sujetos obligados en cada
caso. Ahora bien, como normalmente la imposición de deberes va acompañada del
reconocimiento o atribución de unos derechos correlativos, es frecuente que los partidarios
de esta doctrina admitan que el reconocimiento de derechos forma parte también de esa
consecuencia.
2. Lasanción: Otros autores han señalado que la consecuencia jurídica típica de las normas de
Derecho es la sanción. La tesis se basa en que la imposición de deberes no es la
característica propia del derecho, (se produce en toda norma de conducta ya sea moral,
jurídica o usual) si no que el elemento diferenciador, es la forma en que se imponen estos
deberes. La forma de imponerse, consiste en asignar determinadas sanciones a la realización
de las conductas consideradas ilícitas por la propia norma.
3. Atribucióndefacultadesocompetencias: Otras autores señalan el hecho de que en el
ordenamiento jurídico no solo existen normas que imponen deberes, sino que hay otras
como las que conceden facultades o atribuyen competencias, éstas serian las consecuencias
jurídicas de estas normas.
No obstante, el deber es siempre el contenido nuclear de todas o al menos de la mayor parte de
las normas jurídicas, con independencia de que, a su vez, el contenido de ese deber sea una
conducta, una sanción o un procedimiento. Al margen de que los sujetos obligados sean simples
ciudadanos o los órganos estatales.

3. LOS CARACTERES DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

Al ser las normas jurídicas elementos estructurales primarios del Derecho, parece evidente que
éstas han de participar en los diferentes rasgos que, la doctrina señala como propios del Derecho.
Así las normas jurídicas estarían definidas por la positividad, la validez, la vigencia, la

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imperatividad, la certeza, la justicia, la obligatoriedad, la coactividad, la legalidad, la objetividad, la
generalidad y la abstracción.
Sin embargo, en muchos casos, la forma en que dichos caracteres se presentan en las normas
jurídicas, no es idéntica a como se presentan en el Derecho, por lo que se hace necesario matizar
esta cuestión.
La positividad, la imperatividad, la certeza, la obligatoriedad, la coactividad y la objetividad, son
caracteres que Derecho y las respectivas normas jurídicas comparten en pie de igualdad.
En cambio la validez, la vigencia, la justicia, la legalidad, la generalidad y la abstracción, afectan
al Derecho y las normas jurídicas de forma diferente.
Por ejemplo, una norma jurídica puede no tener validez o vigencia a pesar de pertenecer a un
ordenamiento que es válido y que está vigente.
Puede así mismo ser injusta a pesar de que el ordenamiento de que forma parte cumpla con las
exigencias de la justicia.
Puede así mismo no realizar la generalidad y la legalidad pues junto a las normas legales hay
otras muchas que no lo son (consetudinarias, estatutarias) y junto a las normas generales y
abstractas hay otras que son particulares o individualizadas (ejem: contenidas en resoluciones
judiciales)
En cualquier caso, la pregunta por los caracteres de las normas jurídicas puede ser contestada en
forma genérica mediante la afirmación de que son los mismos que acompañan la existencia de los
ordenamientos jurídicos de los que esas normas forman parte.

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LECCIÓN 7

LA DIVERSIDAD DE LAS NORMAS JURÍDICAS

1. LAS RAZONES DE LA PLURALIDAD Y DIVERSIDAD DE LAS NORMAS


JURÍDICAS Y POSIBLES CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN.

1.1 Pluralidad y diversidad de las normas jurídicas.

Si contemplamos detalladamente cualquier ordenamiento jurídico vigente, percibimos la


existencia de una multiplicidad de normas jurídicas. Un ordenamiento jurídico positivo nunca está
integrado por una única norma, ni por un solo tipo o clase de normas.
Las normas jurídicas son ademas muy variadas. Se trata de normas heterogéneas de los más
variados tipos y características diferentes.
Aunque se pueden citar varias razones que justifican la pluralidad de normas (origen, contenido,
jerarquía, ámbito temporal y espacial, etc...) sobresalen dos razones principales:
1. Por su origen: Dependiendo de cuales sean las fuentes materiales del Derecho los tipos de
normas que se originan son diferentes. (Creada por el parlamento: Ley que a su vez es
orgánica o ordinaria según el quorum exigido, Creada por un ministro: orden ministerial)
Lo mismo sucede con las fuentes formales pues existen diversos de creación y manifestación
de normas jurídicas.
2. Por la diversidad del objeto o materia regulada: Los hechos, las conductas o las
situaciones sociales que regula el Derecho son múltiples, se refieren a materias distintas y
situaciones muy diferentes.
Son muy diferentes las normas de Derecho civil que las normas de Derecho administrativo y
estas a su vez se diferencian de las que regulan las relaciones laborales, etc...

1.2. Posibles criterios de clasificación.

Se hace necesario e imprescindible clasificar y ordenar la pluralidad y diversidad normativa


existente.
Dada esta diversidad de normas jurídicas, las respuestas y soluciones ofrecidas al problema de la
clasificación, han sido muy dispares y varían según el punto de vista desde el que se contempla la
realidad jurídica.
La mayoría de autores, siguen una serie de criterios, por su claridad, sencillez y fácil
comprensión, clasificando las normas jurídicas por los siguientes criterios:
• Por su origen.

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• Por razón de jerarquía formal o lugar que ocupan en el ordenamiento jurídico.
• Por el grado de imperatividad.
• Desde el punto de vista de la violación y de las sanciones.
• Punto de vista del ámbito espacial, temporal, material y personal de su validez.
• Por su finalidad o función.

2. PRINCIPALES CLASIFICACIONES DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

2.1. Por su origen.

Atendiendo al origen o a las fuentes de donde proceden, podemos distinguir los siguientes tipos
de normas:
1. Normaslegales: Son normas escritas que han sido dictadas por los órganos legislativos
competentes del estado. Habitualmente este tipo de normas necesitan para su seguridad o
certeza, un acto solemne de promulgación, que acredita la existencia de la misma.
(publicación en el BOE o en el B. Com. Autónoma)
Ejem: ley aprobada por las cortes generales, orden ministerial, disposición emanada de una
comunidad autónoma, bando de un alcalde.
2. Normasconsetudinarias: aquellas cuyo origen está en la costumbre. La repetición
reiterada de determinadas conductas ha generado las llamadas costumbres jurídicas, que en
épocas pasadas y determinadas culturas han tenido gran importancia.
Nuestro código civil, las recoge como fuente de derecho, si bien han de estar de acuerdo con
la ley. No es admisible la costumbre “contra legem.”
3. Normasjurisprudenciales: Normas que provienen de la actividad judicial llevada a cabo
por algunos tribunales.
Tienen dos manifestaciones:
a) La doctrina emanada del T. Supremo. Según recoge nuestro código civil, el
ordenamiento jurídico, se complementará con la doctrina que de modo reiterado
establezca nuestro tribunal supremo.
b) También se contempla como norma jurídica la sentencia de un tribunal, en cuanto
que es un mandato por el que se regulan las relaciones entre las partes afectadas por
la sentencia.
4. Normasnegocialesocontractuales: Son las contenidas en las cláusulas de los contratos o
negocios jurídicos, puesto que lo establecido en ellas por las partes, les obliga jurídicamente
desde que los acuerdos tienen carácter jurídico.

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2.2 Por razón de la jerarquía formal o el lugar que ocupan en el
ordenamiento jurídico.

Desde este punto de vista, las normas pueden ser primarias o secundarias.
1. Primarias: son aquellas que ocupan la escala más alta o importante dentro del
ordenamiento jurídico. Se sitúan en el más alto rango jerárquico. Desde el punto de vista
formal es la Constitución la norma primaria de cada Estado.
2. Secundarias: son aquellas que ocupan una escala inferior en la jerarquía normativa. Se
consideran secundarias las restantes normas del Ordenamiento Jurídico (leyes, decretos,
ordenes ministeriales, reglamentos...) excepto la constitución.
Siguiendo la doctrina ampliamente extendida de clasificación jerárquica de las normas, podemos
hacer la siguiente clasificación en el Derecho Español:
• En la cúspide del ordenamiento estatal está laConstitución, que ocupa el mayor rango. Es
la norma suprema que contiene los principios y valores básicos, se protegen los derechos y
libertades fundamentales, se determina la forma del estado y se regulan las funciones de los
distintos órganos del mismo.
• Lasleyes estarían a continuación. Pueden ser:
◦ Orgánicas: aprobadas por las cortes por mayoría absoluta. Están previstas en la
Constitución ( aprobación de estatutos de autonomía, régimen electoral general, etc..)
◦ Ordinarias: aprobadas por el Poder Legislativo, desarrollan otros preceptos
constitucionales de ordenación de la vida normal.
• En tercer lugar estarían losdecretos,losreglamentos,lasórdenesministerialesy
disposicionesgeneralesdelaAdministración que desarrollan generalmente las leyes,
determinan y concretan su contenido para ser aplicadas a los sectores sociales y los
diferentes individuos.
Son promulgadas por Órganos del Poder Ejecutivo de cualquier ámbito de la
Administración.
• Finalmente los actosadministrativosyresolucionesjudiciales. Son normas concretas,
individualizadas resultantes de la aplicación de otras normas. Son dictadas por órganos de la
Administración del Estado y por Órganos del Poder Judicial (jueces y magistrados.)

2.3. Por el grado de imperatividad o la relación con la voluntad de los


sujetos.

Desde el punto de vista de su relación con la voluntad de los particulares, las normas pueden ser:
1. Taxativas: llamadas también necesarias o de “ius cogens.” Son aquellas que obligan
siempre a los destinatarios, independientemente de su voluntad, por lo que los obligados
tienen necesariamente que actuar conforme a lo prescrito en la norma, no pudiendo decidir
la realización de una conducta diferente.
Las normas taxativas imponen siempre una prescripción (mandato o prohibición)

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insoslayable, que ha de cumplirse de manera incondicional.
Ejem: Cuando el código civil dice “la adopción se constituye por resolución judicial...”
quiere decirse que si no se produce la aprobación de un juez, la adopción no tiene lugar.
2. Dispositivas: Son aquellas que pueden dejar de aplicarse a una situación jurídica concreta
por voluntad expresa de las partes.
Debido a la naturaleza especial de determinadas materias, a veces el ordenamiento jurídico
prefiere que sea la voluntad de los sujetos la que establezca normas particulares para regular
sus propias conductas.
Pero cuando los individuos no manifiesten libremente la voluntad de establecer normas
particulares para la realización de sus propios actos, entonces, el ordenamiento jurídico. Por
razones de seguridad y certeza, establece una regulación subsidiaria mediante normas de
tipo supletorio, denominadas dispositivas.
Ejem: Tradicionalmente se deja a voluntad de las partes el modelo de régimen económico
del matrimonio. No obstante el código civil establece que “a falta de capitulaciones o
cuando estas sean ineficaces, el régimen será el de la sociedad de gananciales.”

2.4. Por el tipo de sanción que las respalda.

Desde el punto de vista de la violación de las normas y sus sanciones, el jurista ruso N.
Korkounov, inspirándose en la jurisprudencia romana, ha clasificado las normas en cuatro grupos:
1. “Legesplusquamperfectae”: Son aquellas cuya sanción consiste en la nulidad de los
actos que las vulnera, recayendo además otro tipo de sanción sobre el infractor,
especialmente para resarcir de los daños que hubiera podido ocasionar.
Ejem: el código civil dice: “No pueden contraer matrimonio los que estén ligados con
vínculo matrimonial.” La sanción en este precepto supone la nulidad del segundo
matrimonio celebrado y además quien lo haya realizado será castigado por el delito de
bigamia.
2. “Legesperfectae”: Son aquellas cuya violación produce únicamente el efecto de nulidad
del acto sin que se sobreañada sanción alguna para el infractor de la norma.
Ejem: el código civil dice que el matrimonio habrá de realizarse “ante el juez, Alcalde o
funcionario señalado por el Código.” Será por tanto nulo el matrimonio no realizado ante el
juez o funcionario señalado para celebrarse, sin que se produzca a mayores infracción o
consecuencia desagradable para el infractor.
3. “Legesminusquamperfectae”: Son aquellas que no establecen la nulidad de los actos
contrarios a las mismas, no impiden que los actos de violación de las normas produzcan
efectos jurídicos. Sin embargo si establecen determinadas sanciones, castigos o efectos
desfavorables sobre el infractor.
Ejem: El recargo que sufre un empresario que no paga el IVA dentro del plazo establecido
por Hacienda.
4. “Legesimpefectae”: Son todas aquellas normas cuya infracción no solamente no producen
la nulidad del acto, sino que tampoco imponen sanciones al infractor.

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Ejem: Son normas del ámbito del Derecho público y del Derecho internacional. Muchos
autores no las aceptan como normas jurídicas y prefieren referirse a ellas como normas de
carácter moral.

2.5. Por el ámbito de su validez.

Según Kelsen, la validez formal de las normas jurídicas debe considerarse desde cuatro puntos de
vista diferentes:
1. Porelámbitodesuvalidezespacial (espacio geográfico donde el precepto es aplicable)
1.1. Normas Internacionales. Son aquellas que tienen validez formal en varios Estados. Por
ejemplo los Pactos Internacionales de Derechos Humanos que están vigentes y obligan a
todos aquellos estados donde han sido ratificados.
1.2. Normasnacionales. Su vigencia se circunscribe al Estado que las ha promulgado.
Dentro del ordenamiento jurídico español, se distinguen:
a) Estatales o generales, cuya validez se extiende a todo el territorio estatal, entendido
en sentido amplio: territorio, costas, espacio aéreo, embajadas....
b) Autonómicas, aquellas emanadas de las CCAA y que se aplican solamente en el
ámbito territorial de competencia de cada autonomía.
c) Locales, aquellas normas de ámbito de validez provincial o municipal dentro del
Estado.
2. Porelámbitodevalideztemporal (periodo de tiempo durante el cual tiene vigencia la
norma)
Dado que los problemas concretos de una sociedad cambian constantemente, se hace
necesario adaptar las normas a las necesidades y valores imperantes en cada momento. Es
inimaginable que las normas jurídicas perduren eternamente. Desde este punto de vista, las
normas pueden ser:
2.1. Normasdevigenciadeterminada. Son aquellas que desde el momento de su
publicación, incorporan en la propia norma la duración de su obligatoriedad,
estableciendo el periodo de tiempo durante el cual permanecen vigentes.
2.2. Normasdevigenciaindeterminada. Cuando no contienen en el propio texto un tiempo
de vigencia temporal, surtirán efectos por tiempo indefinido, mientras subsistan las
situaciones de hecho que pretenden regular.
Perderán su vigencia cuando sean derogadas expresamente o tácitamente por otras
normas o cuando al no ser aplicadas se conviertan en normas en desuso.
3. Porelámbitomaterialdevalidez (materia o contenido regulado) según la tipología de
materias que regulan, pueden clasificarse en:
3.1. NormasdeDerechopúblico: Son aquellas que regulan las relaciones de los súbditos con
el Estado: Derecho constitucional, Derecho administrativo, Derecho penal, Derecho
procesal, Derecho internacional, Derecho tributario.
3.2. NormasdeDerechoprivado: Aquellas que regulan relaciones entre particulares:
Derecho civil, Derecho mercantil.

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3.3. Normassituadasencategoríasintermedias, ya que presentan caracteres que no son
excluyentes: Derecho del trabajo, Derecho de la Seguridad Social, Derecho de la
economía, Derecho turístico, etc...
4. Por el ámbito personal de validez. Desde el punto de vista del sujeto pasivo, los
destinatarios de las normas, (los sujetos activos serian los órganos creadores de la norma
referidos en las fuentes del Derecho) pueden ser:
4.1. Genéricas. Aquellas en las que el sujeto pasivo es una clase o categoría de personas, los
individuos integrantes de un colectivo determinado.
En este sentido las normas crean tipos jurídicos: los españoles, los agricultores, los
mayores de edad, los jubilados, el vendedor, el padre de familia, etc... A cada uno de
estos tipos jurídicos la norma les asigna unas determinadas obligaciones o derechos.
4.2. Particulares. Son aquellas que obligan solo a determinadas personas, como sucede
entre las partes vinculadas por un contrato o negocio jurídico o en el otorgamiento de un
testamento, por ejem.
4.3. Individuales. Son aquellas que obligan o facultan a una o varias personas de modo
individual, como es el caso de las resoluciones administrativas o las sentencias.

2.6. Por el modo de vincular la voluntad de los sujetos.

Las normas pueden ser:


1. Positivas: Son aquellas normas que permiten realizar ciertas conductas bien sea una acción
o una omisión. Se clasifican en:
◦ Preceptivas: Las que prescriben, autorizan, permiten, la realización de una
determinada conducta de acción u omisión. Algunos las incluyen en las
permisivas.
◦ Permisivas: Aquellas que autorizan un determinado comportamiento, es decir,
atribuyen a una persona la facultad de hacer o de omitir algo.
Un sector de la doctrina, niega a este tipo la consideración de normas jurídicas
argumentando su inutilidad, dado que existe un principio jurídico en virtud del cual es lícito
todo aquello que no esté prohibido expresamente. Sin su existencia, dichas conductas
estarían igualmente permitidas.
2. Negativasoprohibitivas: Son aquellas que prohíben determinados comportamientos ya
sean de acción u omisión.

2.7. Por su función o finalidad.

Pueden clasificarse en:


1. Normasdeconductaocomportamiento: Son aquellas que regulan una conducta de acción u
omisión. Su objetivo es regular los comportamientos de los individuos y las actividades de
los grupos y entidades sociales en general. Son normas que tienen por si mismas un sentido
pleno por establecer determinados preceptos e imputar a las violaciones de las conductas
prescritas sanciones correctoras.
2. Normasdeorganizaciónocomplementarias: Son aquellas que adquieren un significado

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pleno cuando se las relaciona con otras normas a las cuales complementan. Estipulan las
condiciones y determinan los medios para la eficacia de las primeras, poseen un carácter
instrumental.
Se clasifican en:
2.1. Normasdevigencia. Aquellas que se refieren a la iniciación, duración o extinción de la
validez u obligatoriedad de una norma.
a) Abrogatorias: cuando su misión es abolir totalmente una norma anterior.
b) Derogatorias: cuando la abolición es tan sólo de algunos preceptos de la ley o del
ordenamiento.
2.2. Declarativas,explicativasodefinitorias. Aquellas que explican o definen los términos
empleados en otros preceptos.
Con frecuencia las normas se presentan con contenido impreciso, términos oscuros ,
expresiones ambiguas o lenguaje muy tecnificado, que requieren una definición de sus
conceptos. En estos casos el Derecho subsana estos defectos mediante otras normas que
aclaran, precisan o puntualizan el sentido de la anterior.
Ejem: El código civil dice “el padre y la madre aunque no ostenten patria potestad, están
obligados a velar por los hijos menores y a prestarles alimentos” ¿Que entendemos por
alimentos? Mas adelante el código dice: “Se entiende por alimentos todo lo que es
imprescindible para el sustento, habitación, vestido y asistencia médica...”
2.3. Normas permisivas. Son aquellas que establecen algunos casos de excepción respecto
de las obligaciones impuestas por otras normas. Es decir, suprimen excepcionalmente la
vigencia de una norma prescriptiva previa de carácter más general.
2.4. Normasinterpretativas. Son determinadas normas cuya finalidad consiste en la
interpretación del contenido o el sentido en que se utilizan los términos de otras normas.
Sin embargo es infrecuente que la ley sea interpretada con otra ley por quien la dicta.
Suelen ser los operadores jurídicos (los jueces) los que interpretan las normas perfilando
su auténtico significado.
2.5. Normassancionadoras. El supuesto jurídico de estas normas es la inobservancia de los
deberes impuestos por la disposición sancionadora. La existencia de estas normas se
deduce de la existencia de las normas de conducta.
En el código penal no encontramos normas que digan se prohíbe matar, robar,
falsificar,... sino que lo que encontramos son normas que establecen las penas en que
incurren los que cometen homicidios, robos, falsificaciones, etc...
Las normas de conducta o de primer grado deben sobreentenderse por la existencia de
las normas sancionadoras.
2.6. Normasdeorganización,deprocedimientoydecompetencia.
- De organización: En el ordenamiento jurídico se necesitan determinados órganos e
instancias, establecidas mediante normas que disponen la organización y funcionamiento
de los mismos, dentro de la función pública.
- De competencia: Las que determinan las atribuciones conferidas a dichos órganos, para

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que puedan desarrollar su cometido.
- De procedimiento: las que establecen los modos de actuar de los órganos de la
Administración o de los Tribunales, en el ejercicio de sus competencias, así como de los
procedimientos de que disponen los particulares, en el ejercicio de sus derechos dentro
de las relaciones sociales.

3. LA COMPLEJIDAD ESTRUCTURAL DEL DERECHO. INTEGRACIÓN


SISTEMÁTICA DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

Todos los ordenamientos están integrados por un amplio abanico de diferentes normas, que
pueden contemplarse desde diversos puntos de vista: tienen distintos orígenes y diversos grados de
generalidad. Poseen rangos y categorías diferentes: la Constitución tiene rango superior a la ley,
estas es superior a los reglamentos y todas ellas poseen rangos superiores a las normas particulares
en los contratos y las normas individualizadas integradas en las resoluciones administrativas y las
sentencias judiciales.
Las normas por muy diferentes que sean, guardan entre si una conexión formal, están
perfectamente articuladas y estructuradas a pesar de las distintas fuentes de procedencia y sus
múltiples y variadas categorías.
El ordenamiento es un sistema, cuyas partes están relacionadas entre si correspondiendo a una
determinada lógica interna de tal modo que entre las normas no se produzca colisión o
contradicción ofreciendo un todo coherente.
La multiplicidad de normas pertenecientes a un ordenamiento jurídico no constituye un simple
agregado inorgánico, sino que están perfectamente ordenadas formando un todo unitario y conexo.
Las normas se sitúan dentro del ordenamiento jurídico en el lugar jerárquico que a cada una le
corresponde y desempeñan dentro del sistema normativo la función y finalidad que se les asigna.
En definitiva, todas las múltiples normas, están armónicamente estructuradas e integradas dentro
del sistema que llamamos ordenamiento jurídico.

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LECCIÓN 8

LA CONCEPCIÓN SITEMÁTICA DEL DERECHO: EL


ORDENAMIENTO JURÍDICO.

1. LA UNIDAD FUNCIONAL DE LAS NORMAS: EL ORDENAMIENTO


JURÍDICO.

Hablamos de Derecho haciendo referencia a un amplio conjunto de normas jurídicas que está
vigente dentro de un espacio jurídico-político unitario y que tiene una básica unidad estructural y
funcional. Esta realidad suele ser designada también como “ordenamiento jurídico.”
La realidad tan compleja y diferenciada de normas que comprenden el Derecho no forman un
simple conglomerado, sino que se integran en una totalidad que actúa unitariamente, dando sentido
y operatividad a tales normas.
La multitud de preceptos jurídicos de diverso origen, diverso rango y contenido dispar, actúan de
forma articulada, como una totalidad sistemática. La idea de que los Derechos estatales constituyen
realidades orgánicamamente sistemáticas que operan según una articulación compleja y profunda,
hizo que varios autores empezaran de designar y definir esos Derechos desde el concepto de
ordenamiento jurídico.
La interdependencia y complementariedad operativa de las diferentes normas de un determinado
ordenamiento jurídico son una exigencia del propio carácter normativo del Derecho ya que la
funcionalidad social de las normas jurídicas ( misión de establecer los cauces por los que han de
trancurrir las conductas de los ciudadanos) exigen una estrecha coordinación e interdependencia.
Ejem: cuando el código civil dice “podrán celebrar contrato de compra y venta todas las personas
a quienes este código autoriza a obligarse” resulta evidente que el contenido normativo de este
artículo, está vinculado a todas aquellas otras disposiciones que regulan el efecto y alcance de la
personalidad jurídica.
Existen una serie de factores que contribuyen a unificar la de por si naturaleza dispersa (razón de
época de elaboración, extensión, jerarquía, materia...) de la multiplicidad de normas que componen
los distintos ordenamientos jurídicos históricos.
Los principales agentes de unificación funcional de las diferentes normas integradas en cada uno
de los Derecho estatales son cuatro:
1. La coincidencia espacio-temporal. Lo supone el hecho de que las normas jurídicas
proyectan su propia acción reguladora sobre las conductas de unos sujetos que conviven
dentro de un mismo territorio e una época determinada.
2. La vinculación a un ideario político. Todas las normas jurídicas que pertenecen a un mismo
ordenamiento se ven sometidas a la presión unificadora del conjunto de principios
estructuradores de la organización social en la que las normas jurídicas actúan como
elemento regularizador. Se trata de una coherencia ético-política interna, una especie de
espíritu o alma del Derecho de cada pueblo en un momento dado.

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3. La referencia a una única autoridad jurídica suprema. Esta referencia imprime a las reglas
jurídicas un sentido unitario de acción, puesto que esa autoridad central fija los objetivos
comunes y respalda con su poder el efectivo cumplimiento de cada una de las normas.
Se admite que es la voluntad del Estado el agente unificador de las normas que componen el
ordenamiento al actuar como fuente última de validez y garante supremo de la eficacia de
todos y cada uno de los preceptos jurídicos.
4. El vinculo de recíproca derivación o dependencia jerárquica. Partiendo de las normas jurídicas
inferiores y ascendiendo gradualmente hacia las normas superiores, termina llegándose a una
norma suprema que ya no depende ni deriva de ninguna otra regla superior a ella. Esta
norma suprema se designa como norma fundamental y actúa como fundamento y origen de
la unidad de todas las normas que integran un Derecho estatal dado.
Así pues, normas muy dispares como son las leyes, las costumbres, los reglamentos, los
contratos, los testamentos, resoluciones administrativas, etc... constituyen una estructura
jurídica unitaria porque todas ellas tienen el fundamento de validez en un solo y mismo
centro de referencia.

2. EL PRINCIPIO DE PLENITUD DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO:


INTERPRETACIONES DOCTRINALES.

La tesis de la plenitud, tuvo su máximo apogeo en la etapa de las grandes codificaciones como
consecuencia de una profunda fe en la racionalidad y perfección de los códigos y como vía
adecuada para garantizar el postulado fundamental de la seguridad jurídica.
Este principio fue incorporado a la mayoría de los ordenamientos jurídicos estatales de forma
indirecta a través de un precepto en el que se imponía a los jueces del deber inexcusable de
pronunciarse jurídicamente sobre cualquier asunto litigioso que se les presentara. (Principio que se
mantiene en la disposición 1.7 del Código civil español.)
Sin embargo la ideología de la plenitud se fue debilitando, ya que el dinamismo de la vida social
desbordaba una y otra vez, los límites de la malla de disposiciones de los códigos, empujando a los
juristas a dudar de la solidez de sus convicciones sobre la plenitud del Derecho
Así surgieron dos teorías, la del espacio jurídico vacío y la de la normas general exclusiva. Con
estas teorías se pretendía defender el principio de certeza y seguridad jurídica así como impedir la
arbitrariedad judicial en la vida jurídica. Sin embargo la poco satisfactoria explicación de ambas
teorías llevó a cambiar el concepto de la plenitud y se empezó a hablar de simple plenitud potencial
o funcional.
• Teoría del espacio jurídico vacío. El campo de la actividad humana puede verse dividido en
dos sectores: aquel en que la actividad está vinculada por normas jurídicas y aquel en que
dicha actividad es libre. El primero se califica como espacio jurídico lleno y el segundo
como espacio jurídico vacío.
Así cuando una conducta no está regulada por ninguna norma, es porque no pertenece al
sector jurídicamente vinculado, sino al libre. (Al espacio vacío.) Así pues dentro de los
ordenamientos jurídicos no existen descubiertos o lagunas, lo único que ocurre es que hay
conductas que no caen dentro de los límites de la ordenación jurídica.
Esta situación no debe considerarse un vacío de ordenamiento si no como una situación
fuera del radio de acción de dicho ordenamiento.

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• Teoría de la norma general exclusiva: según esta teoría, toda actividad social está regulada
por alguna norma jurídica. Los comportamientos que no quedan comprendidos en la
regulación de normas jurídicas particulares caen por eso mismo bajo la regulación
excluyente establecida por otra norma: la norma general exclusiva.
Esta teoría pasa por alto las existencia de reglas generales inclusivas que se dan en la
mayoría de los códigos, en el sentido de que en caso de no existir una norma específica
aplicable al supuesto que se plantea, los jueces deberán recurrir a las normas que regulan
casos similares o materias análogas.
En cambio con esta teoría si coincide el planteamiento de Kelsen de que existe una regla
jurídica negativa que establece que “nadie puede ser obligado a observar una conducta no
prescrita legalmente” En este caso la norma general exclusiva sería la declaración de lo no
prescrito como jurídicamente lícito, es decir libre de disposición.
Doctrina de la plenitud potencial o funcional: consiste en la proclamación de que la plenitud de
los ordenamientos jurídicos equivale a afirmar que éstos cuentan siempre con la posibilidad de
encontrar en su propio seno alguna vía o mecanismo de regulación que permite dar una adecuada
solución jurídica a cada uno de los supuestos fácticos que pueda plantear el desarrollo de la vida
social.
La aparición de situaciones o relaciones sociales que no están específicamente reguladas en el
correspondiente ordenamiento jurídico ha de contemplarse como habitual debido a que el legislador
no puede predecir ni abarcar la variadísima casuística que genera el dinamismo social.
Por otro lado, el hecho de que los propios ordenamientos estatales impongan a los jueces el deber
general de resolver todos los conflictos que le sean planteados y regulen al mismo tiempo el orden
de prelación de los medios o instrumentos jurídicos que han de aplicar parece reconocer la
aceptación de que esos ordenamientos reconocen su propia falta de plenitud estática.
Por tanto si se entendiera, plenitud en el sentido de que siempre ha de haber alguna norma
específica que regule una situación dada, habría que reconocer que ningún ordenamiento jurídico
llega a ser completo de forma permanente.

3. VIAS DE SUPERACIÓN DE LAS LLAMADAS “LAGUNAS” JURÍDICAS.

Concepto de laguna jurídica: cuando puestos ante un determinado supuesto fáctico que exige una
resolución jurídica, no es posible encontrar en el ordenamiento ninguna norma que contemple
directamente ese supuesto. Serían algo así como vacíos o agujeros negros de los Derecho estatales.
Tanto la doctrina jurídica como los propios ordenamientos positivos, se han preocupado de
establecer algún tipo de reglas que permitan a los tribunales resolver los conflictos en el caso de
inexistencia de norma específica aplicable. La diversidad de estrategias existentes para resolver este
problema, se agrupan en dos métodos básicos:
1. La heterointegración, que a su vez se subdivide en propia e impropia:
a) Propia: cuando la superación de las lagunas existentes se consigue mediante la
aplicación de alguna norma que pertenece a otro ordenamiento totalmente distinto de
aquel en el que la laguna se ha producido.
En este caso se busca la aplicación de normas existentes en otros ordenamientos
jurídicos coetáneos, particularmente si tienen algún tipo de superioridad o prelación
normativa sobre el que presenta el vacío. Ejem: Declaraciones o pactos internacionales,

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recomendaciones comunitarias, resoluciones de tribunales europeos...)
b) Impropia: cuando se recurre a normas que aún perteneciendo al propio ordenamiento,
están, sin embargo, integradas en un sector o campo que es distinto del aquel en el que
se produce la laguna.
Puede ocurrir que la norma utilizada proceda de otro ámbito normativo del
ordenamiento. Ejem: utilización de normas extraídas del Derecho consetudinario o de las
decisiones y directrices jurisprudenciales.
Puede ser que la laguna sea superada mediante la aplicación de normas del mismo
ámbito pero distinto sector normativo. Ejem: Cuando una laguna de Derecho mercantil
se supera mediante el recurso a alguna norma de Derecho civil.
2. La autointegración: cuando se intenta superar una laguna mediante la aplicación de normas
o principios pertenecientes al propio orden jurídico en que la laguna se ha producido y sin
tener que recurrir a ordenamientos jurídicos extraños.
Esto se logra o bien recurriendo a la analogía o bien a los principios generales del Derecho,
vías reconocidas de forma explícita en los ordenamientos.
a) La analogía: resolución de casos no directamente regulados mediante la aplicación de
normas del propio ordenamiento que regulan otros casos semejantes.
Para que pueda usarse la analogía, es imprescindible que en el supuesto no regulado se
dé la misma conexión de lógica jurídica “ratio legis” que llevó al legislador a regular el
supuesto específicamente contemplado en la norma existente.
b) Los principios generales del Derecho: son los criterios o directrices fundamentales del
orden jurídico vigente, que se encuentran (aparentes u ocultos) en las normas, en las
instituciones, en los principios político-legislativos constitucionales y en la tradición
jurídica nacional.
Pueden ser “expresos” cuando están formulados en normas positivas legales o
constitucionales, de carácter muy general, y tienen por tanto el doble carácter de
principios ademas de normas positivas.
Pueden ser también “inexpresos” cuando no están visibles en las normas y han de ser
descubiertos por los operadores jurídicos a través de un proceso de abstracción para
obtener el espíritu que está encarnado en estos principios.

4. LA ELABORACIÓN DOCTRINAL DEL PRINCIPIO DE COHERENCIA.

La existencia en los ordenamientos jurídicos de disposiciones cuya regulación contradice de


alguna forma lo dispuesto en otra disposición del mismo ordenamiento, ha sido una constante en
todos los tiempos.
Este hecho, contrasta con la tradición jurídica romanista, en la que se afirma que el Derecho no
admite contradicciones o antinomias estrictas. La tesis de que el Ordenamiento Jurídico es o
constituye un sistema dotado de coherencia interna sigue siendo un discurso común entre juristas
actuales.
Sin embargo existe evidencia histórica de que no siempre ha existido plena coherencia entre los
distintos complejos de normas. Cada vez es más evidente que existen contradicciones, pudiéndose
dar el caso de que la aplicación simultánea de dos o mas normas a un mismo supuesto fáctico

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produzca consecuencias jurídicas directamente contrapuestas.
Para que se de la antinomia o contradicción han de darse dos condiciones básicas:
1. Que las disposiciones contradictorias pertenezcan a un mismo cuerpo de normas
jurídicas que esté constituido como unidad normativa autónoma.
2. Que ambas disposiciones tengan idéntico ámbito de validez personal, material, espacial
y temporal
Ahora bien, el aspecto más importante de la problemática de la existencia de contradicciones
entre varias disposiciones, no son las circunstancias o sus formas de existencia, si no la de sus vías
de solución, es decir, los criterios o reglas que han de utilizar los juristas para superar las situaciones
de conflicto entre normas jurídicas.

5. CRITERIOS DE SOLUCIÓN DE LAS POSIBLES CONTRADICCIONES


ENTRE NORMAS.

La superación de la presencia simultánea, dentro de un mismo ordenamiento jurídico, de dos o


más disposiciones que son total o parcialmente incompatibles entre sí, pasa por la neutralización
operativa de las que cuenten con menor número de argumentos favorables para su aplicación.
No cabe aquí disponer que se aplique la más “justa” por la dificultad que implica su aplicación,
ya que históricamente el significado y contenido de la justicia, han sido objeto de interminables
debates doctrinales.
Frente a esta situación de incertidumbre, la jurisprudencia y la ciencia del derecho han elaborado
varias reglas de solución entre las que destacan las siguientes:
1. La de la posteridad cronológica: “La ley posterior deroga a la ley precedente”
Esta regla sintoniza con la concepción legalista-estatista del Derecho Entendiendo el
Derecho como creación del legislador estatal, es lógico pensar que la disposición posterior
ha de anular la anterior ya que se presume que con su formulación el legislador tiene la
voluntad expresa de modificar la precedente. Viene además impuesta por el carácter
dinámico y progresivo del Derecho pues una regla de signo contrario lo condenaría al
inmovilismo.
2. La de la superioridad jerárquica. “La ley superior deroga a la inferior”
Esta regla está presente en todos los ordenamientos jurídicos actuales, el principio de
jerarquía resuelve aplicando aquella jerárquicamente superior.
3. La de la especialidad de la regulación. “La ley especial deroga a la general”
Las regulaciones específicas parecen llevar en sí mismas la finalidad de sustraer, a la
regulación general la materia a la que se refieren, incluso en el supuesto de que la regulación
general sea cronológicamente posterior. Es un designio del propio ordenamiento que, al
crear o mantener una determinada regulación especial, opta por segregar ese ámbito de la
regulación general.
La doctrina mayoritaria ha entendido tradicionalmente que estas tres reglas son suficientes para
resolver todos los supuestos de contraposición de las disposiciones jurídicas, pero a veces la
situación de contradicción se vuelve especialmente compleja.

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a) Contradicción de primer grado o simple: cuando las solución que corresponde a las diversas
reglas concurrentes es coincidente. En este caso la solución es relativamente sencilla
aplicando alguna de las reglas de solución de contradicciones.
b) Contradicción de segundo grado, cuando la solución exigida por cada una de las normas
concurrentes es distinta, entonces se produce un doble conflicto, no solo entre disposiciones
jurídicas, sino entre las reglas de resolución de las posibles contradicciones.
En este caso la doctrina ha ido estableciendo a través de la práctica jurídica unos criterios
que aunque carecen de autoridad firme, vienen siendo utilizados como directrices
predominantes y son:
◦ Que la superioridad jerárquica ha de imponerse casi siempre a las otras dos.
◦ Que la regla de la especialidad ha de imponerse a la de la posteridad cronológica.
En cualquier caso, existe la posibilidad de que se den situaciones extremas, especialmente
complejas, en las que la solución del conflicto ha de quedar en manos del correspondiente operador
jurídico, especialmente del juez, quien habrá de resolver en base a consideraciones de justicia y
oportunidad y dentro de las posibilidades operativas que le aporte el sistema dentro del cual está
actuando.

6. SIGNIFICACIÓN E IMPLICACIONES DE LA CONCEPCIÓN DEL


DERECHO COMO SISTEMA.

En cualquier ordenamiento jurídico, todas sus normas están unidas por una estrecha relación
funcional que excluye la posibilidad de que se den entre ellas desajustes o enfrentamientos
insalvables, de modo que todo Ordenamiento Jurídico Debe ser entendido y explicado como un
sistema normativo unitario.
Esta tesis del carácter sistemático del Derecho fue desarrollada de forma explícita a partir del
siglo XIX en que se empezó a caracterizar el Derecho como ordenamiento y como sistema, es decir
como conjunto de normas dispuestas según un determinado orden interno.
En general, cuando la doctrina proclama el carácter sistemático del Derecho lo que intenta es
poner de relieve la ausencia de contradicciones normativas propiamente dichas. Ese carácter queda
reducido al terreno de la unidad sistemática funcional.
Dado que resulta inevitable que los órganos legitimados para crear Derecho pongan en
circulación normas que contradicen total o parcialmente a otras normas, la afirmación de que el
Derecho es o constituye un sistema, equivale solo, a proclamar que sus normas están relacionadas
por vínculos de coherencia funcional, de modo que el propio Derecho cuenta con mecanismos
adecuados para neutralizar la inicial incompatibilidad de esas normas.
Así, lo que ser afirma realmente cuando se proclama el carácter sistemático del Derecho es:
• Que no pueden existir contradicciones efectivas de las normas. (Contenido negativo del
carácter sistemático del Derecho)
• Ha de darse una relación mutua de complementariedad entre normas. (Contenido positivo de
ese carácter sistemático.)
Contribuyendo armónicamente todas las normas al logro de los objetivos sociales que intenta
realizar cada Derecho.

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LECCIÓN 9

PRINCIPIO, REGLA Y LEY.

1. PRINCIPIO JURÍDICO: NATURALEZA, CONCEPTO Y CLASES.

Las posturas doctrinales sobre los principios se aglutinan en dos grandes apartados: la afirmación
de que los principios son normas y la negación de que los principios son normas.
1. Principios como normas: Los principios señalan aquellas conductas que se consideran
valiosas y por tanto deben ser realizadas.
Por eso constituyen un tipo de normas, ya que nos ofrecen indicaciones sobre cual ha de ser
el comportamiento adecuado y las normas siempre orientan la acción prescribiendo o
prohibiendo algo.
Podemos definir las normas como “el conjunto de principios o reglas de actuación que
regulan la vida colectiva y son uno de los instrumentos de control social que tiene en sus
manos la organización de la sociedad” Según esta definición, las normas se clasifican en los
principios orientadores y las reglas.
Los rasgos característicos de los principios son:
• Son fundamentales, establecen las razones y fundamentos de una acción. Nos explican
por que debe realizarse o evitarse un comportamiento.
• Son generales, prescriben de una manera genérica, marcan el límite de lo que no debe
ser traspasado.
• No son definitivos o concluyentes, constituyen directrices que pueden ser cumplidas en
diferentes grados.
• Son normas abiertas, carecen de la determinación fáctica (supuesto de hecho), no
sabemos nítidamente cuando han de ser aplicadas.
• No determinan necesariamente la decisión, solo proporcionan razones a favor de una
u otra de las opciones que se nos presentan como alternativas.
• Tienen una dimensión de peso. Cuando se produce una colisión entre dos principios, a
uno de ellos se le concede mayor peso sin que se invalide el otro que también se aplicará
en menor grado.
2. Principios como no-normas. Algunos autores no consideran los principios como normas.
Algunos autores discrepan con identificar los principios como aquellas normas que tienen el
carácter de ser más fundamentales, generales o vagas porque estas características son
graduales y no permiten establecer una diferenciación rigurosa con el resto de normas.
Para otros, los principios son los pensamientos directores de una regulación determinada.

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Todavía no son normas de aplicación, pero se pueden transformar en normas en cualquier
momento.
El principio constituye la base, el criterio o la justificación del mandato susceptible de
aplicación. Es el fundamento inicial de la regulación, mientras que la norma sería el
mandato propiamente dicho, es la concreción del principio.

Se consideren normas o no, los principios cumplen un importante papel dentro del razonamiento
jurídico. Al ser enunciados genéricos, se utilizan con mucha frecuencia en las argumentaciones
jurídicas. Tienen mayor poder explicativo y mayor alcance justificatorio que el resto de normas que
implican un mayor grado de concepción.
Se pueden hacer hasta tres clasificaciones de los principios:
1) Principio y directriz política: El principio sería una exigencia de la justicia o alguna otra
dimensión de la moralidad (ejem: nadie puede beneficiarse de una injusticia) mientras que la
directriz propone un objetivo a alcancar por los responsables de la sociedad, como pueden
ser el logro de mejoras sociales, económicas, etc... (ejem: se deben disminuir los accidentes
de tráfico.)
2) Principios del sistema primario (del súbdito) y principios del sistema secundario (de los órganos
jurídicos) Los primeros son los que se dirigen a guiar la conducta de los ciudadanos
comunes, los segundos son los que pretenden guiar la actuación normativa de los órganos
que crean o aplican las normas.
3) Principios explícitos y principios implícitos. Los explicitos aparecen expresamente
formulados en el ordenamiento jurídico. Los implicitos han de deducirse a partir de
enunciados presentes en el ordenamiento jurídico

Resumiendo, el derecho como agente regulador de las relaciones sociales, está integrado por
normas y que un tipo específico de éstas son los principios, que cumplen una función concreta de
orientación y guía dentro de ese ordenamiento jurídico, siendo más genéricos y abiertos.

2. REGLA JURÍDICA: NATURALEZA Y CONCEPTO.

El segundo bloque que integra las normas son las reglas.


Pueden definirse como una concreción de las indicaciones contenidas en los principios. La regla
supone un paso más a la hora de concretar ese contenido y los principios, a su vez, una concrección
de los valores.
La doctrina ha señalado las siguientes características definitorias de su naturaleza:
a) Son secundarias respecto de los principios. Se parte de las razones para la acción que nos
aportan los principios y se elaboran las reglas.
b) Son menos generales, prescriben los modelos de conducta de forma mas concreta y
completa.
c) Son definitivas o concluyentes, determinan claramente la conducta que se debe realizar o la

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que se debe evitar, estableciendo lo que hay que hacer. La regla no admite gradación, se
cumple o se incumple, es obligatorio hacer exactamente lo que ordena. Las consecuencias
jurídicas están perfectamente determinadas.
d) Son normas cerradas que determinan claramente el supuesto fáctico.
e) Determinan necesariamente la decisión, señalan de manera diáfana que consecuencias
tiene una acción determinada.
f) No tienen una dimensión de peso. Cuando se produce una colisión entre dos reglas, se
opta por una de ellas que es la aplicable y se invalida la otra.

PRINCIPIOS REGLAS
- Fundamentales. - Secundarias
- Generales - Menos generales.
- No definitivos - Definitivas.
- Abiertos - Cerradas
CARACTE
RES
- No determinan - Determinan
necesariamente la necesariamente la
decisión. decisión.
- Tienen dimensión de - No tienen dimensión
peso. de peso.

3. LEY.

3.1. Concepto de ley.

En Derecho se habla de ley, bien como equivalente a norma (refiriéndonos a una manera de
sistematizar principios y reglas) o bien como equivalente sin más a regla. En sentido muy amplio
ley se identifica con la norma, en sentido más restringido lo hace con regla.
Existen tres niveles en la concepción de ley para el derecho:
1. Ley como cualquier norma jurídica.
2. Ley como norma jurídica escrita, emanada de alguna institución competente para ello. En
este nivel caben tanto las leyes dictadas por el parlamento como las normas emanadas del
gobierno o cualquier organismo público.
3. Ley como norma jurídica escrita, emanada del poder legislativo. Solo serían las normas
emanadas del parlamento.
A la hora de estudiar la manera de entender la ley dentro del sistema jurídico, surgen dos teorías:
• El monismo parlamentario: mantiene que la ley es la norma suprema del ordenamiento
jurídico. Responde a la fórmula ley = Constitución. Identifica la ley sólo con la Constitución
o norma fundamental de un ordenamiento.
No suele utilizarse el término de ley de manera tan restrictiva, excepto cuando se habla de
ley fundamental.

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• Dualismo germánico, diferencia entre ley formal y ley material.
◦ Ley formal: se da cuando es un acto del poder legislativo (se corresponde al tercer nivel
indicado más arriba)
◦ Ley material: Se refiere a toda norma que contenga una regla jurídica,
independientemente de la forma que adopte. (Parece identificar ley con regla.)
Características comunes a las leyes, en cualquier sentido que se utilice el término:
a) Poseen naturaleza de derecho escrito.
b) Procedencia estatal. El estado es el origen y creador de todas las leyes.
c) Generalidad: Se entiende la ley como norma con vocación de aplicarse al mayor número de
sujetos y de casos. Es un requerimiento del principio de justicia que todos estamos sujetos a
las mismas leyes sin excepción.
d) Elaboración a través de un procedimiento concreto. El nacimiento de una ley requiere un
proceso largo y formal, no se produce en un único acto.
Con estos caracteres, podemos dar una definición de ley desde los dos ámbitos: amplio y
restringido.
• Concepto amplio de ley: toda norma escrita de carácter general procedente del estado y
elaborada a través de un procedimiento.
• Concepto restringido de ley: toda norma escrita procedente de manera exclusiva del poder
legislativo. (Parlamento.)

3.2. Preeminencia de la ley.

El triunfo de la norma escrita se ha producido a través de dos grandes tensiones:


• Tensión entre la norma escrita y la no escrita (consuetudinaria.) Se produce en un momento
inicial en que reinaba el régimen consuetudinario en la mayoría de pueblos primitivos. La
costumbre regía la vida colectiva de los pueblos.
Pero llegado un momento, el monarca quiere afirmar progresivamente su poder dictando
normas escritas. La tensión se resuelve a finales del S. XVIII con el triunfo completo de la
ley de producción estatal.
• La segunda tensión se produce cuando las cámaras representativas se enfrentan a la corona
intentando apropiarse de la capacidad creadora de las normas escritas. A partir del S. XVIII,
con el triunfo del iusnaturalismo racionalista, se revitaliza la función de la ley como
principal fuente de derecho intentando frenar el poder absoluto, sometiendo al monarca a la
ley. Sin embargo el triunfo será para el monarca y la norma escrita se convierte en un
instrumento de ese poder para someter a los ciudadanos.
Posteriormente, aparece el estado constitucional con las revoluciones atlánticas que dan
origen a la independencia americana y el triunfo del liberalismo en Europa, consagrándose
la ley como expresión de la voluntad general y convirtiéndose en paradigma de las normas
escritas a la vez que se invierte el predominio monárquico frente al parlamento.

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La ley llega a su consagración máxima con el movimiento codicista. Se entiende que todo el
derecho queda recogido en estos cuerpos normativos que no dejan espacio para otras
fuentes. Se pretendía reunir definitivamente el ordenamiento existente y aplicable. Se valora
la firmeza y estabilidad del contenido escrito de la ley y se considera como el mejor
mecanismo para la consecución de la paz y seguridad en la sociedad. El estado aparece
como monopolio de creación jurídica.

3.3. Desprestigio de la ley.

Según nos adentramos en las sociedades modernas la ley va perdiendo fuerza al comprobarse que
en la práctica diaria, es muy difícil mantener su permanencia y estabilidad.
El dinamismo social y los problemas concretos que genera, van por delante de la normatividad
existente, por lo que se ha empezado a dar mas importancia a otras fuentes del derecho
El legislador se ve obligado a una continua adaptación de los textos legales a las distintas
situaciones que se modifican casi diariamente, así como las nuevas realidades que aparecen.
Aparecen dos nuevos caracteres en la norma escrita: complejidad y diversidad.
El constante nacimiento y modificación de normas, dificultan la realización del ideal de
seguridad jurídica. Se hace imposible el conocimiento de todos los textos que surgen y se publican.
Estos hechos han conducido al desprestigio de la ley en la actualidad.
Se señalan dos razones que explican la pérdida de importancia de la ley:
• Crisis del sistema estatal-legislativo: La aparición de normas supraestatales ( normas
internacionales), normas emanadas de organismos infraestatales ( normativas autonómicas,
locales..) o incluso extraestatales (convenios colectivos, reglamentos de régimen interno de
sociedades...) ha debilitado la concepción estatista de la ley.
• Crisis de las características liberales de la ley: La sobre abundancia de leyes van en
detrimento de la certeza y seguridad jurídicas ya que no es posible conocerlas todas.
Además, se cuida menos la construcción de leyes propiciándose normas mas ambiguas y
farragosas y por tanto menos racionales.
La ley también ha perdido sus características de generalidad y abstracción, porque en la
sociedad actual, se da una pluralidad de valores a los que la ley debe dar cabida.
Este panorama ha llevado a una situación de desconfianza en la norma escrita y un retomar de los
grandes principios, la aplicación de la equidad, las decisiones judiciales, etc... como instrumentos
que ayudan a regular la vida social de formas más flexible.
En cualquier caso, la ley sigue conservando una situación de privilegio con respecto al resto de
fuentes jurídicas debido a cuatro razones principales:
• El interés de los juristas para que se mantenga su posición en la toma de decisiones
político-jurídicas. A los juristas les vale con remitirse a la ley para argumentar su
posición, que excluye cualquier otro punto de vista.
• La efectividad de la ley como instrumento de regulación de conductas. La ley es un
mecanismo sencillo para determinar que comportamientos deben realizarse y cuales
evitarse y además genera en la población una conciencia de obligación para la realización
de esta conducta que otras fuentes del derecho no generan.

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• Su carácter escrito y público sigue garantizando cierta realización de la seguridad
jurídica. Su publicación y posibilidad de ser consultadas facilitan un grado de seguridad
que no dan otras fuentes.
• Es una ley la que fundamenta y organiza las fuentes de los ordenamientos jurídicos
concretos. Todo sistema jurídico actual está fundamentado en la Constitución que al fin
ya al cabo es una ley.
La constitución ha reemplazado el principio de supremacía de la ley en el estado liberal, al
concebirse como el cimiento del sistema jurídico.
Este hecho permite contemplar que en el Estado Constitucional, la ley queda sometida a la
Constitución, perdiendo ésta (la ley) su preeminencia. Sin embargo la Constitución también puede
ser contemplada como una exaltación de la ley por encima de todo sistema jurídico, haciendo la ley
más relevante.

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LECCIÓN 10

PERSONA, PERSONALIAD, CAPACIDAD JURÍDICA Y


CAPACIDAD DE OBRAR.

1. PERSONA Y PERSONALIDAD JURÍDICA.

La expresión actual de “persona jurídica” es el resultado de una larga evolución, en la que ha


influido los distintos significados que se le han dado al término en los diferentes ámbitos culturales,
particularmente la teología, la filosofía y por supuesto la doctrina jurídica.
Fueron los juristas romanos los que por primera vez incorporaron el vocablo a la terminología
jurídica (abandonando el término “hombre”,) e iniciando así su delimitación conceptual. El término
fue posteriormente aceptado por los autores cristianos de la patrística y de la escolástica,
depurándolo y reformulándolo parcialmente. Posteriormente la delimitación del concepto fue objeto
de sucesivas revisiones que han dado lugar a que la doctrina se haya dividido entre dos
caracterizaciones básicas de la personalidad jurídica: la que lo ve como una realidad natural y la que
la define como un producto plenamente artificial. Un tercer punto de vista sería la creación o
reconstrucción técnica basada en los elementos centrales de la personalidad natural.
a) Doctrinadelcarácternaturaldelapersonalidadjurídica: sigue la orientación originaria de
la tradición romano-cristiana que establece una estricta correspondencia entre la titularidad
de la personalidad humana y la titularidad de la personalidad jurídica.
Durante muchos siglos se mantuvo la convicción generalizada de que la personalidad
jurídica era un atributo propio de todos los seres humanos, algo así como una simple
transposición de la personalidad humana al ámbito del derecho.
Según esta doctrina, el derecho ha de contar con el hecho de que la dignidad moral y la
dimensión social del hombre actúan como exigencia de reconocimiento de la personalidad
jurídica. El derecho se limita a atribuir personalidad jurídica a quienes ya la tienen por ser
titulares de la personalidad humana.
b) Doctrinadelcarácterartificial. Existen tres hechos históricos que actúan en contra de la
doctrina natural del personalidad jurídica:
▪ No todos los hombres han tenido personalidad jurídica.
▪ La personalidad jurídica no ha sido siempre igual en todos los hombres.
▪ Han existido personas jurídicas que no son personas humanas en sentido propio,
como las sociedades o que ni siquiera están constituidas por personas como las
fundaciones.
Estos hechos hicieron que cobrara fuerza la doctrina del carácter artificial de la personalidad
jurídica, que dice que ésta no es mas que una creación o construcción técnica del propio
derecho y solo tiene justificación en el ámbito del respectivo ordenamiento jurídico

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c) Doctrinadelapersonalidadjurídicacomocomoreconstruccióntécnicabasadaenla
personalidadnatural: Por un lado, es cierto que es el derecho el que dota a la sociedad y
sus miembros de la respectiva dimensión jurídica, pero por otro el propio derecho es una
realidad cuya existencia viene exigida por la vida social, y así resulta que, en última
estancia, la personalidad jurídica es algo así como el modo de existencia que corresponde a
los hombres en cuanto miembros de la sociedad.
De esta forma, el derecho no tiene entera libertad de maniobra a la hora configurar o atribuir
la personalidad jurídica de los seres humanos, su iniciativa está supeditada siempre a los
datos que ofrece la propia realidad social.
Resulta razonable concluir que la personalidad jurídica es una especie de adaptación o
reconstrucción que el derecho históricamente ha ido realizando a partir de los elementos que
le ofrecían la personalidad moral y social de los hombres por un lado y de las necesidades de
la vida social por otra.

Todas las doctrinas coinciden en cualquier caso en señalar que la personalidad jurídica es un
atributo o cualidad que hace posible que aquellos sujetos que lo poseen puedan intervenir en el
desarrollo de las relaciones sociales, de forma que su intervención de origen a la aparición de unos
determinados efectos o consecuencias jurídicas.

2. CLASES DE PERSONAS JURÍDICAS.

Existen dos manifestaciones básicas de la personalidad jurídica:


a) Personasjurídicasindividuales. El hombre en su significado genérico de persona humana
individual es la encarnación y prototipo de la persona jurídica.
Si embargo, en todas las épocas históricas han existido sujetos de derecho que no son
personas humanas individuales e incluso épocas en que algunos individuos humanos se han
visto privados de personalidad jurídica. Por tanto, no se puede reducir el significado y
alcance de personalidad jurídica al de la personalidad humana.
El pensamiento jurídico moderno, recibiendo la herencia de la doctrina humanista que
iniciaron los romanos, que fue continuada por la filosofía cristiana y convertida finalmente
en dogma por el individualismo kantiano y fichteano, establece que la personalidad es un
dato primario y radical en el hombre, por ser este un ser con dignidad, siendo el único ser
terrenal que tiene la cualidad de ser dominador y artífice de su propia vida, “señor de sus
actos,” sin que sea la naturaleza que hay en él la que le conduzca. Por tanto para el derecho
asume que todo hombre es personalidad jurídica.
El derecho en cualquier caso establece los límites concretos que tiene la personalidad
jurídica de cada hombre en cada caso. Mientras todos los hombres son titulares de una
idéntica capacidad jurídica mínima pasiva, su capacidad jurídica activa es muy diferente, por
efecto de circunstancias como la edad, la nacionalidad, el estado civil o la salud.
Por ejemplo, habrá sujetos que podrán firmar un contrato de trabajo pero no podrán
participar votando en las elecciones de diputados y senadores.
La capacidad jurídica, puede llegar a considerarse inexistente, haciéndoselo necesario

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recurrir al mecanismo de representación, una vía jurídica que hace posible que sean otros
sujetos jurídicos los que ejerciten los derechos o cumplan las obligaciones de quienes no
pueden hacerlo por si mismos.
b) Personasjurídicascolectivas. El derecho ha llevado a cabo una extensión de la
personalidad jurídica hacia algunas realidades sociales que no son reductibles a simples
personas individuales.
Las realidades sociales susceptibles de recibir personalidad jurídica son muy variables y
dependen de la iniciativa de la respectiva tradición jurídica. El denominador común es la
existencia de un sustrato pre-jurídico al que se dota de personalidad que esta constituido por:
1. Un conjunto de personas físicas.
2. Un conjunto de bienes orientados a la consecución de una determinada finalidad
social.
3. Un conjunto de personas y bienes.
Son una creación del respectivo ordenamiento jurídico, que responden a la necesidad de los
seres humanos de conseguir ciertos fines sociales que superan las posibilidades de acción de
individuos aislados. Fines económicos, políticos, culturales, religiosos, recreativos, etc... que
requieren el concurso de una pluralidad de personas o de un gran cúmulo de bienes.
• Naturaleza de las personas jurídicas colectivas:
◦ Doctrina realista: las personas jurídicas colectivas tienen una personalidad
jurídica tan genuina y verdadera como las personas jurídicas individuales, debido
a que tienen capacidad de decidir por si mismas en el ámbito de las relaciones
jurídicas.
◦ Doctrina de la ficción: Como las personalidades jurídicas colectivas carecen de
voluntad propia, carecen de sustantividad jurídica real, no son más que sujetos
jurídicos ficticios. Cuando el Derecho les reconoce la personalidad jurídica, lo
que hace es fingir que la tienen para permitirle actuar como si realmente
existieran unos sujetos capaces de decidir por si mismos.
◦ Doctrina formalista: son una creación técnica del derecho. Una simple
personificación mental de un conjunto de normas jurídicas o un reconocimiento
de capacidad jurídica a un sustrato social definido por la existencia de un fin
objetivo supraindividual a cuyo servicio se ponen un conjunto de hombres o
bienes.
En todos los casos, es necesario el reconocimiento del derecho para que se produzca
la existencia de personas jurídicas colectivas.
• Contenido: es la capacidad jurídica en su doble vertiente de capacidad pasiva y
capacidad activa (se desarrolla en el punto 3.)
Según las doctrinas de la ficción y formalista, aunque la capacidad jurídica de las
personas jurídicas colectivas no esta limitada a priori y de manera general, si ha de
encontrarse sujeta a las limitaciones derivadas de la finalidad que legitima su
existencia.
Según la doctrina realista la capacidad seria ilimitada, equiparable a la de las

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personalidad jurídicas individuales.
• Tipos, en referencia a las realidades que integran se clasifican en:
◦ Asociaciones o sociedades: conjunto de personas físicas que actúan con una
concordancia unitaria de voluntades en orden a conseguir unos fines
predeterminados. Puede estar en ellas el elemento patrimonial y el finalista, pero
prevalece el personal.
El patrimonio y los fines son elementos accesorios e instrumentales aunque se
clasifican en función de ellos: lucrativas, benéficas, deportivas, culturales,
políticas, religiosas, científicas, etc...
◦ Fundaciones: el elemento esencial es el conjunto de bienes patrimoniales cuyo
aprovechamiento se destina a la consecución de una determinada finalidad social.
El elemento personal desempeña una función en este caso complementaria.
◦ Corporaciones (instituciones): se caracterizan por aunar el elemento personal y el
elemento finalista de los objetivos o funciones que les corresponde realizar. Su
constitución se debe más al designio del propio ordenamiento jurídico que a la
libre iniciativa de los sujetos que la integran.
Actúan como mecanismos de regulación y control del desempeño de
determinadas funciones sociales especialmente importantes, un ejemplo serian
los colegios profesionales españoles, de abogados, médicos, arquitectos,
veterinarios, etc...
También se pueden clasificar atendiendo al núcleo de derechos que les corresponden
en función de los fines que persiguen:
◦ Públicas: Aquellas que pueden ejercitar en sus relaciones con otras personas el
derecho de mando (ius imperii) adoptando una posición de superioridad.
También pueden ser aquellas que intentan lograr uno objetivos de interés general
de la sociedad.
◦ Privadas: No disponen de derecho de mando y adoptan posiciones de igualdad en
sus relaciones con otros sujetos jurídicos. También son aquellas que persiguen
fines de interés privado.

3. MANIFESTACIONES DE LA PERSONALIAD JURÍDICA.

La personalidad jurídica atribuye a su titular un haz de posibilidades de actuación, para intervenir


en la trama de relaciones jurídicas que se producen dentro del ámbito delimitado por el respectivo
ordenamiento.
Dichas posibilidades se concretan en dos capacidades básicas: la capacidad jurídica activa y la
pasiva, que se conjugan para dotar de plenitud a la personalidad jurídica, de forma que cuando
alguna de ellas falta, el titular tiene una una personalidad jurídica disminuida o incompleta.
(Quienes carecen de capacidad suficiente para ejercitar los derechos por si mismos: menores de
edad, incapacitados o declarados en quiebra.)

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3.1. Capacidad jurídica pasiva (capacidad jurídica)

Se define como la aptitud que tiene naturalmente todo sujeto jurídico para actuar como titular de
los correspondientes derechos y deberes generados en las relaciones jurídicas en que interviene.
Quien carece de capacidad jurídica pasiva no es persona jurídica. La capacidad jurídica pasiva es
un atributo excluido de la libre disposición del titular de la personalidad jurídica, siendo
radicalmente indivisible.
Gracias a la capacidad jurídica pasiva, los sujetos jurídicos cuentan con la posibilidad de asumir
la titularidad de determinados derechos y obligaciones, adquirir y poseer como propios bienes
patrimoniales, afrontar las responsabilidades que pueden corresponderle como derecho y ser centro
de apropiación o atribución de los efectos que producen las relaciones jurídicas en que intervienen.
La capacidad jurídica pasiva desempeña una función centralizadora de la participación del sujeto
en los diversos ámbitos de las relaciones sociales, especialmente la unicidad de la propia
personalidad jurídica y en la unidad de los bienes que integran su patrimonio personal.
La posibilidad de adquirir o conservar la capacidad jurídica pasiva, incluso cuando se haya
perdido o no se haya conseguido todavía la capacidad jurídica activa, contribuye a evitar la
proliferación de situaciones no deseadas por la mayoría de sociedades como seria la radical
indefensión de los no nacidos, los menores, incapacitados, desviación del patrimonio hereditario
fuera de la línea de sucesión, etc...

3.2. Capacidad jurídica activa (capacidad de obrar.)

Consiste en la aptitud que tiene el sujeto para realizar por si mismo los derechos y obligaciones
de que es titular, o también la aptitud para realizar actos dotados de eficacia jurídica.
Esta capacidad, se caracteriza por facultar al sujeto para la realización de un determinado acto (o
conjunto de actos) que va a producir efectos directos sobre la posición jurídica del propio sujeto de
un lado, y por otro, de los sujetos con los que se está relacionando.
A diferencia de la pasiva, la capacidad jurídica activa es divisible: puede tenerse capacidad para
realizar una clase de actos jurídicos y carecer al mismo tiempo de capacidad para la realización de
otros (capacidad limitada) o bien puede tenerse capacidad jurídica plena cuando se ostenta
capacidad para realizar cualquier tipo de acto jurídico.
Otra característica es la existencia de unos factores o circunstancias que sistemáticamente
delimitan la capacidad jurídica activa. Factores que posibilitan, dificultan o impiden la iniciativa de
autogobierno jurídico del sujeto. Entre ellos destacan el estado civil, la nacionalidad o condiciones
vitales como enfermedades o deficiencias de carácter físico o psíquico.
El alcance de la capacidad jurídica activa, viene determinado por ciertas condiciones objetivas
fijadas con carácter general por el respectivo ordenamiento jurídico. Los titulares pueden influir
indirectamente en el alcance de dicha capacidad adoptando decisiones sobre la posición y estado
que van a tener dentro de la organización jurídica, siempre que puedan decidirlo libremente.

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LECCIÓN 11

DERECHO SUBJETIVO Y DEBER JURÍDICO.

1. EL DERECHO SUBJETIVO: NATURALEZA Y CONTENIDO.

1.1 Naturaleza.

Las principales doctrinas sobre la naturaleza del derecho subjetivo son:


1) Lateoríadelavoluntad. (Savigny) Según esta doctrina, el derecho subjetivo es un poder
atribuido a la voluntad del sujeto, una esfera de autonomía que el ordenamiento jurídico
pone a disposición del individuo (junto con la protección correspondiente.)
Esta iniciativa de la voluntad individual puede manifestarse o bien provocando el
nacimiento, cambio o desaparición de derechos propios, o bien exigiendo de otro sujeto
algún comportamiento previsto de la norma que ampara el propio derecho.
Críticas a esta doctrina suponen la existencia de sujetos incapaces, que teniendo plena
titularidad de sobre ciertos derechos subjetivos, no poseen una voluntad psicológica efectiva
para ejercitarlos. También hay derechos sin sujeto que subsiten al margen de la voluntad e
incluso del conocimiento del titular e incluso existen derechos subjetivos que subsisten al
margen de la voluntad e incluso a pesar de la voluntad de su titular (derechos a los que el
titular no puede renunciar en ningún caso.)
2) Lateoríadelinterés. (R. Ihering) Entiende que el derecho subjetivo debe caracterizarse
como un interés jurídicamente protegido. Aquel interés respaldado por una protección
jurídica cuya efectividad depende de la iniciativa del propio titular.
El derecho subjetivo así tendría dos elementos básicos: el interés del sujeto (interno y
sustantivo) y el procedimiento jurídico de defensa (externo y formal.) Si un derecho no
cuenta con el correspondiente procedimiento de protección, cualquier interés seguirá siendo
importante, pero no podrá caracterizarse como subjetivo.
Incoherencias de esta teoría: existen individuos que no tienen interés o incluso les interesa
no ejercitar algún derecho subjetivo. Ejem: derecho a defender a la patria o derecho al
trabajo. Existen además intereses que contando con el respaldo del ordenamiento jurídico,
no constituyen derechos subjetivos, como son el interés ciudadano por un desarrollo
económico progresivo, o el buen funcionamiento de los servicios públicos.
3) Teoríadelaposiciónjurídica. (Kelsen) Según esta teoría, el derecho subjetivo, no es en
última instancia, más que la posibilidad, que ciertas normas reconocen al sujeto de poner en
funcionamiento, los mecanismos previstos en ellas, para lograr que otros sujetos cumplan
los deberes jurídicos que les incumben.
No se trata pues, de una realidad distinta del propio derecho objetivo, según esta
explicación, el derecho subjetivo, no es más que una especie de lugar que ocupa el sujeto
dentro de la estructura de los ordenamientos jurídicos, cuando las normas ponen en sus
manos, la posibilidad de desencadenar el proceso, que conducirá a la realización de las

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consecuencias previstas en las propias normas.

1.2. Contenido.

El contenido se representa en el conjunto de facultades (posibilidades de acción) que cada


derecho otorga a su titular.
El número de facultades y su densidad varían de unos derechos a otros, por ejemplo el derecho de
propiedad atribuye varias facultades: aprovechamiento de sus frutos, ventra, permuta, donación,
préstamo, hipoteca, renuncia, etc... mientras que el derecho de uso, solo otorga la posibilidad de
utilizar libremente un objeto con el único fin de conseguir los fines para que dicho objeto está
diseñado.
Las posibilidades de acción, siempre contienen estos tres tipos básicos de sectores:
a) Uso y disfrute: el derecho subjetivo atribuye a su titular la posibilidad de realizar pacífica y
libremente las acciones que ese derecho le garantiza. Un ámbito de actuación que está a su
servicio y dentro del cual puede moverse libremente, forma parte del contenido del derecho
subjetivo.
b) Disposición: pone al alcance del titular de adoptar decisiones definitivas sobre su ejercicio,
su conservación, su modificación o su extinción, dentro de los límites que la estructura del
derecho o la correspondiente regulación jurídica impongan.
Algunos derechos subjetivos, como los personalísimos, o aquellos que expresamente
excepcionados por el ordenamiento jurídico, no son disponibles.
c) Pretensión: los derechos subjetivos otorgan al titular la posibilidad de ejercitar una serie de
pretensiones orientadas a provocar la intervención de otros sujetos en su propio proceso de
realización.
La pretensión puede consistir en:
• El cumplimiento de unas determinadas obligaciones, como por ejemplo: entregar la
cosa, pagar el precio, devolver el préstamo, realizar la obra, etc...
• La adopción de medidas jurídicas de protección.
Aunque los tres sectores, están casi siempre presentes en todos los derechos subjetivos, sin
embargo no todos los sectores son igualmente visibles en todos ellos. Por ejemplo en los derechos
relativos como el derecho de crédito, destaca más el sector de la pretensión, mientras que en
derechos absolutos como el de propiedad se percibirá mejor el sector de uso y disfrute y
potencialmente el de disposición.
Otras doctrinas tienden a delimitar el contenido del derecho subjetivo a través de la consideración
de dos elementos que lo definirían en última instancia:
• La licitud de la actuación: acotar la esfera de la libertad en la que el sujeto puede actuar para la
satisfacción de sus propios intereses, de modo que su acción esté tutelada por el
ordenamiento jurídico.
• La pretensión jurídica: atribución al sujeto de la posibilidad de hacer que, en el supuesto de
que el pacífico disfrute de esas esfera de libertad se vea perturbado o amenazado, entre en
funcionamiento la tutela del ordenamiento jurídico.

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2. TIPOLOGÍA BÁSICA DEL DERECHO SUBJETIVO.

Las principales manifestaciones (clases) del derecho subjetivo, se encuadran en los siguientes
bloques:
1) Atendiendo al alcance o extensión de la posibilidad de exigir su cumplimiento, se clasifican en
absolutos o relativos.
a) Absolutos: aquellos que pueden ejercitarse frente a todos los demás sujetos de un
determinado orden jurídico. (Originan un deber general de respeto.)
Se caracterizan por generar deberes predominantemente negativos, y se manifiestan en
dos niveles:
• Como derechos personalísimos o derechos que conciernen a la persona en si
misma, como serían la vida, el nombre, el honor, la propia imagen, etc...
• Derechos reales: recaen sobre objetos del mundo exterior al sujeto.
En ambos casos, son derechos que pueden ser lesionados por cualquier sujeto y en
consecuencia gozan de una protección que tutela su ejercicio de forma universal.
b) Relativos: atribuyen una facultad o poder que sólo puede ser ejercido frente al sujeto o
sujetos que asumieron el compromiso de realizar determinada conducta.
Pueden dar lugar tanto a deberes negativos, como obligaciones positivas.
2) Atendiendo al carácter de las facultades o posibilidades de acción que atribuyen, se
distinguen:
a) Los derechos subjetivos de “libertad:” son aquellos cuyo contenido central está
constituido por la posibilidad de actuar libremente en alguno de los múltiples ámbitos de
la vida humana.
Estos derechos afectan de manera directa e inmediata a la conducta de los propios
titulares, si bien comportan también un deber universal de no realizar ningún tipo de
actividad que impida o dificulte gravemente su disfrute.
b) Derechos subjetivos de “pretensión”: hacen referencia de forma directa e inmediata a
la conducta de sujetos distintos del titular, de tal forma que el contenido de los mismos
se resuelve finalmente en la posibilidad de exigir de otro que realice algún
comportamiento o prestación de carácter positivo. (Ejem: derecho a la devolución de una
deuda.)
c) Derechos subjetivos de “modificación”: son aquellos que atribuyen la facultad de
adoptar decisiones relativas a la existencia de las situaciones, las relaciones, lo derechos
o los deberes jurídicos, ya sea para provocar su nacimiento, ya sea para modificar su
configuración o ya sea finalmente pare extinguirlos.
Estos derechos parecen más bien como facultades accesorias de algunos otros derechos,
especialmente de los de libertad. Por ejemplo el derecho que asiste al propietario de
vender su propiedad, es en realidad una facultad inherente al derecho básico de
propiedad.
3) Por razón del carácter del sujeto frente al que se tiene interés o el poder jurídicamente
protegido. Se distinguen:

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a) Derechos subjetivos públicos: los que atribuyen facultades que corresponden a los
sujetos en sus relaciones con el estado.
b) Derechos subjetivos privados: aquellos cuyas posibilidades de acción se aplican al
comportamiento de sujetos particulares.
4) Según el objeto o término referencial del poder que atribuyen.
a) Reales, cuando las facultades que atribuyen al sujeto afectan a la disponibilidad de las
cosas.
b) Obligacionales, cuando las facultades que atribuyen afectan al control de las conductas
de otras personas.
5) Atendiendo a la profundidad de las raíces que sostienen su existencia y su importancia. a)
Derechos subjetivos fundamentales: aquellos que corresponden a los hombres por
exigencias de su propia dignidad o naturaleza racional. Coinciden básicamente con los
derechos subjetivos de la personalidad y son imprescriptibles, irrenunciables e
inalienables.
b) Derechos subjetivos ordinarios: Deben su existencia al reconocimiento de los
ordenamientos jurídicos positivos, los individuos los ostentarán o no según la situación y
circunstancias jurídicas en que se encuentren situados dentro del ordenamiento.
En este grupo se integran los llamados derechos subjetivos patrimoniales, sometidos a
las reglas de tráfico mercantil.

3. LA RELACIÓN DEL DERECHO SUBJETIVO CON EL DERECHO


OBJETIVO.

¿Es el derecho subjetivo independiente del derecho objetivo, o es una simple proyección o reflejo
de las normas jurídicas?
Punto de vista histórico. El derecho subjetivo tras su incorporación a la teoría jurídica al final de
la edad media, de la mano del teólogo nominalista G. de Occam, logró que el humanismo
individualista y el contractualismo político lo convirtieran finalmente en eje sobre el que debería
girar el derecho objetivo. El derecho subjetivo tenía la misión de garantizar el pacífico disfrute de
los derechos que habían acompañado a los hombres en su viaje desde el estado de naturaleza hasta
el de ciudadanía.
Así continuó pensándose durante varios siglos con ayuda del talante racionalista de ascendencia
iusnaturalista que siguió imperando en la visión de los grandes juristas durante décadas.
La supremacía del derecho subjetivo empezó a declinar con el positivismo estadista, dentro de
una perspectiva dominada por la objetividad y que reducía la esencia de lo jurídico a la norma
impuesta por el legislador de forma coactiva.
En este contexto apenas tenía cabida la concepción del derecho subjetivo, como un poder o
facultad que tiene naturalmente los ciudadanos y que el derecho objetivo ha de asumir y proteger.
Ahora se entiende que los derecho subjetivos, solo son disponibilidades de acción que atribuye el
derecho a los ciudadanos cuando lo considera oportuno, en el peor de los casos, una mera apariencia
o ficción ideológica sin contenido real propio. El derecho objetivo pasa a ser la única realidad
jurídica sustantiva.

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Así pues las dos grandes formas de ver la relación entre derecho subjetivo y derecho objetivo,
son dos contrapuestas: la personalista y la legalista.
1. Versión personalista. (iusnaturalista) El núcleo original de los derechos subjetivos está
constituido por una realidad que forma parte del equipamiento existencial de la persona en
cuanto sujeto jurídico. Los derechos subjetivos preexisten a las leyes políticas que regulan
su ejercicio, de tal manera que a las layes solo les corresponde garantizar su protección.
(Teoría del interés y teoría de la voluntad por ejemplo.)
2. Versión legalista (positivista.) Los derechos subjetivos sólo existen en tanto en cuanto han
sido reconocidos, creados, por los ordenamientos jurídicos de las respectivas sociedades.
No puede darse una única solución a la relación entre derecho subjetivo y derecho objetivo, la
visión varía más bien dependiendo del tipo de derechos de que se trate:
• Derechos subjetivos personales fundamentales: tienen una clara dependencia axiológica (es
un valor de) e incluso ontológica (forma parte del ser) respecto del derecho objetivo, por eso
se imponen como previos a los diversos ordenamientos jurídicos estatales y supraestatales,
condicionando la propia configuración de ambos.
• Derechos subjetivos ordinarios que parecen existir como tales en la medida que han sido
incluidos en los respectivos ordenamiento jurídico Puede entenderse que toda su realidad
jurídica se agota en la correspondiente regulación legal.
En la base de estos derechos ordinarios estaría presente siempre alguna realidad subjetiva
que actúa como núcleo de la estructura normativa que les da el derecho objetivo.

4. EL DEBER JURÍDICO: CARACTERIZACIÓN Y FUNDAMENTO.

La imposición de deberes a los sujetos a los que se dirige es uno de los efectos inmediatos del
derecho El deber es un elemento central de la estructura de las normas jurídicas.

4.1. Caracterización.

A menudo se explica el deber jurídico según un modelo o esquema similar al del deber moral, es
decir, como un vínculo que liga la voluntad de los destinatarios en virtud de la exigencia contenida
en los mandatos que expresan y transmiten las normas jurídicas. Sin embargo este vínculo acaba
dificultando explicar en que consiste ese deber, por acabar incluyéndolo en el seno de la
obligatoriedad moral.
La doctrina actual intenta explicar el deber jurídico como específicamente distinto de cualquier
otro deber, si bien en sus elementos constitutivos figura la pertenencia al campo general del deber
ético. Por tanto el deber jurídico tendrá también una implicación psicológica de la voluntad del
sujeto obligado.
Y, así, merced a la capacidad de presión que le proporciona su pertenencia a un ordenamiento
jurídico cada una de las normas perfila y predetermina la conducta social de los ciudadanos de un
modo tal que hace surgir en éstos las obligación o vinculación de su voluntad racional.
Es precisamente la conciencia de esa vinculación la que hace que la mayoría de los sujetos
obligados actúe, en la mayoría de ocasiones, dentro del camino que marcan las normas jurídicas.
Ahora bien, el derecho no es solo un conjunto de normas que por ser éticas, se dirigen a los
destinatarios en cuanto que son seres racionales y libres.

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El derecho es también una normatividad social general, que se compromete con la protección de
la vida colectiva y la realización de los intereses comunes. De donde se deduce que, el deber
jurídico tiene carácter objetivo y está orientado a la protección de los intereses de la colectividad
(sujetos distintos del obligado,) debiendo ir en consecuencia, acompañado siempre de la posibilidad
que su cumplimiento se exija de forma coactiva.
Esto no supone que únicamente existe deber jurídico cuando lo impone una norma que lleva
aparejada la previsión de ser aplicada coactivamente. No puede reducirse el deber jurídico a la
presencia de la coacción. Sin embargo recurrir a la coacción es un carácter constitutivo del derecho
por lo que no podrá considerarse norma jurídica, aquella regla de conducta que no sea coactiva. En
esta medida, la existencia misma del deber jurídico, depende también de la posibilidad de que entre
en juego la coacción.
Además de la personalidad psicológica del individuo sobre el que recae el deber jurídico, éste
tiene también una personalidad jurídica (el comprador, el arrendatario, el testigo, el padre, el hijo...)
en consecuencia, corresponde al derecho que el sujeto ajuste su conducta a lo preceptuado en la
norma, sin preocuparse de las motivaciones que están detrás de tal conducta. El deber jurídico
queda debidamente satisfecho, tanto si el sujeto lo acata con la convicción de que su conducta es la
más adecuada y justa, como si lo cumple a regañadientes, por estar en desacuerdo con la norma que
lo impone, a diferencia de los deberes impuestos por las normas morales.
Afirmar la existencia de un deber jurídico que es utilizado, entendido y vivido por la mayoría de
los ciudadanos, implica asignarle la existencia de una vinculación interna de la voluntad del sujeto
obligado y la correlativa presión proveniente de la norma, es decir, un núcleo coincidente
parcialmente con el de los deberes morales. Ahora bien, fuera de esta coincidencia estructural de
base, el deber jurídico presenta otros rasgos diferenciales que le distancian considerablemente de los
deberes morales.

4.2. Fundamento.

El deber jurídico no puede sustentarse sobre la obligación estrictamente moral de cumplir las
normas impuestas por el legislador legítimo.
Además hay que tener en cuenta que el fundamento del deber jurídico, esta directamente
vinculado al debate sobre el origen de la validez de las normas jurídicas, que a su vez está
supeditada a la respectiva concepción del derecho.
Por tanto, podría haber tantas visiones sobre el fundamento del deber jurídico, como doctrinas
acerca de la naturaleza del derecho y fundamento de su validez. Se hace necesaria una explicación
con autonomía teórica sobre el fundamento del deber jurídico.
La función que desempeñan las normas jurídicas en la regularización de la vida social de los
hombres, exige que las directrices de conducta establecidas por esas normas sean éticamente
obligatorias. La función que el derecho cumple en la organización social es, pues, la raíz de su
obligatoriedad.
La fuerza vinculante que que posee el deber jurídico, hunde sus raíces en la propia conciencia
ética del hombre en cuanto ciudadano. Es decir, brota de la consciencia que tiene el individuo de su
inevitable pertenencia al grupo, de las insustituibles ventajas vitales que este hecho le reporta y del
consiguiente compromiso de fidelidad que, como sujeto moralmente responsable ante si mismo,
está obligado a asumir.
Esta explicación genérica del deber jurídico, no sirve para identificar la base de sustentación de

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cada uno de los deberes jurídicos particulares. Para avanzar en esta dirección, hay que empezar por
distinguir la existencia de dos grandes grupos de deberes jurídicos:
• Fundamentales: son los deberes jurídicos de humanidad, aquellos que cada ciudadano tiene
para con todos los otros seres humanos. Su existencia y alcance no dependen
sustancialmente de la regulación que tengan en los ordenamientos jurídicos históricos.
Ejem: las normas que regulan la integridad de las personas o los ataques a la vida, son de
obligado cumplimiento para todos los ciudadanos en cualquier lugar y circunstancia
• Ordinarios: Son deberes cuya existencia y alcance están vinculados a la respectiva
regulación de esos ordenamientos. Estos deberes tienen su raíz y están configurados
definitivamente en las normas jurídicas que los imponen.
Para conocer el peculiar contenido y alcance de los deberes ordinarios se hace necesario
recurrir al examen de todas y cada una de las normas que inciden en su regulación.

5. CONTENIDO DEL DEBER JURÍDICO.

• Deber jurídico como deber de conciencia. Esta fue la doctrina originaria, en las
sociedades más antiguas el deber de cumplir las leyes que regían el desarrollo de la vida
social era entendido como un deber simplemente religioso, una obligación que tenían los
hombre en relación con el orden establecido por la divinidad. Era un deber de
acatamiento pleno y profundo, un deber de conciencia.
Más tarde, con el desarrollo cristiano de la doctrina estoica, se generalizó la convicción
de que la obligación que tienen los súbditos de cumplir el Derecho Natural y las leyes
positivas humanas era una obligación interna o de conciencia.
Así que, tanto por razón del contenido como por razón del fundamento, se daba plena
coincidencia entre los deberes relativos a la ley moral y los relativos a las leyes jurídicas.
Esta misa visión fue asumida también por la mayoría de los autores del iusnaturalismo
racionalista.
• Tesis de la neutralidad moral. La doctrina del deber jurídico como deber de conciencia
entra en crisis con las doctrinas de Tomasio y Kant que abogan por una separación del
derecho frente a la moral. El deber jurídico pasó a ser configurado como una obligación
amoral meramente objetiva. Mientras que las reglas morales obligan en el fuero interno,
las reglas de justicia imponen deberes externos y coactivos.
Enseguida varios autores, incluidos algunos discípulos de Kant, emprendieron una crítica
de la neutralidad moral, (Laun) propugnando que que la existencia de cualquier
verdadero deber queda siempre supeditada a la aceptación autónoma de la voluntad del
individuo, incluida la del deber jurídico. Para estos autores, toda regla de conducta ha de
ser aceptada por los individuos, de lo contrario no es verdadera norma, si no simple
voluntad respaldada por la fuerza del poder, en ultima estancia simples hechos de fuerza.
Sin la aceptación en conciencia de las reglas por los individuos, el derecho positivo no es
mas que la expresión del poder que domina la sociedad y los deberes jurídicos, simples
imposiciones de ese poder sobre la débil voluntad de los ciudadanos.
Sin embargo, esta visión, de la subordinación del deber a la aceptación de los individuos,
imposibilitaría la existencia de un ordenamiento jurídico general, la cual choca
frontalmente con la existencia de un derecho que por definición y ha diferencia de la

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moral ha de ser común e igual para todos los ciudadanos.
• Tesis de la rigurosa independencia del derecho frente a la Moral. Estas tesis se han
impuesto de nuevo en épocas recientes con vigor (Kelsen), hasta el punto de reducir el
contenido del deber jurídico a un simple sometimiento a la coacción. Es decir, a un
simple estar sometido a las sanciones que las normas jurídicas han previsto para el
supuesto de que no se realice la conducta que ellas establecen.
Según estas tesis, el derecho no impone obligaciones propiamente dichas, sino que se
limita a colocar a los destinatarios ante la posibilidad de sufrir un daño en el supuesto de
que no realicen las conductas prescritas. Alguien tiene un deber jurídico cuando una
conducta suya está prevista en el derecho como condición para la aplicación de una
sanción por los órganos del Estado.
Las críticas a esta tesis son básicamente dos:
a) No responde propiamente acerca de qué es el deber jurídico, sino sólo a la
cuestión de cuándo existe ese deber
b) Impide explicar ese deber como algo distinto de las propias normas jurídicas,
con lo que se termina confundiendo la norma, con lo que sería uno de sus
efectos.

6. SU RELACIÓN CON EL DERECHO SUBJETIVO.

Si se entiende que el rasgo definitivo del derecho es la imposición de deberes bajo amenaza de
sanción, los derechos subjetivos se considerarán una consecuencia del deber jurídico.
Si se piensa que la misión constitutiva de la normatividad jurídica, reside en la delimitación de
las condiciones de disfrute de los derechos subjetivos, entonces estos, serán considerados como un
presupuesto y germen de la existencia de esos deberes.
En definitiva, el análisis de la relación entre derecho subjetivo y deber jurídico, contiene el
debate sobre la supremacía o subsidiariedad de uno u otro.
En cualquier caso, ambas visiones reconocen algún tipo de relación entre derecho subjetivo y
deber jurídico. Hecho que confirma la tesis del carácter bilateral del derecho en cuanto a regulador
de conductas que, dentro dentro del contexto referencial jurídico, deben realizar los ciudadanos
cuando sus actuaciones interfieren en los intereses de otros ciudadanos o la propia organización
estatal.
La relación entre el derecho subjetivo y el deber jurídico deriva del vínculo de dependencia en
que ambos están respecto de la norma jurídica. Es ésta la que define en última instancia, no sólo el
sentido y el alcance de los derechos y deberes jurídicos, sino también, tal vez, su propia existencia
como tales.
La relación bidireccional entre deber y derecho a través de la norma, no es única, sino que
cambia de unos sectores de los ordenamientos jurídicos a otros. En los ámbitos del derecho que
cumplen fundamentalmente la función de amparar el disfrute de los derechos, la cara más visible de
la norma es el derecho subjetivo, mientras que los ámbitos que se orientan a la delimitación de
deberes sobre el comportamiento de los ciudadanos, las normas reflejan con mayor claridad la
presencia del deber jurídico.

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LECCIÓN 12

OTROS CONCEPTOS JURÍDICOS FUNDAMENTALES.

1. LA SITUACIÒN JURÍDICA.

La situación, en general, es un elemento condicionante de la vida de los hombres. Por un lado,


éstos se encuentran en situaciones que ellos mismos han contribuido a originar, por otro lado, hay
situaciones en que el hombre está, con independencia de su voluntad, por voluntades que vienen del
exterior y que se presentan como inevitables.
Este condicionamiento que acompaña al hombre en su existencia personal y social, se da también
en la vida jurídica, la situación jurídica es uno de los aspectos básicos condicionantes de la
existencia jurídica de los sujetos.
Desde un punto de vista técnico, las situaciones jurídicas son las posiciones que ocupa cada uno
de los sujetos que intervienen en las diversas relaciones jurídicas. Son las distintas circunstancias de
existencia jurídica personal, conforme a las que el sujeto realiza o está en disposición de realizar,
varias formas de conducta, que constituyen el activo (derechos) y el pasivo (deberes) de su haber
jurídico.
Las relaciones jurídicas se establecen normalmente entre dos sujetos, uno tiene el deber de
comportarse de determinada manera y el otro tiene el poder de exigir del anterior que realice el
comportamiento debido. Este hecho da lugar a dos tipos de situaciones:
a) Situaciones jurídicas pasivas: las que imponen deberes.
b) Situaciones jurídicas activas: las que atribuyen poderes.
Normalmente, esta caracterización de las relaciones jurídicas, no suele darse en estado puro sino
que cada situación jurídica suele dar lugar a su vez a deberes y derechos correlativos.
Así por ejemplo, en una relación como la compraventa, el que está en situación de vendedor tiene
la obligación de entregar el bien objeto de compraventa, pero al mismo tiempo el derecho de exigir
que el comprador le pague el precio estipulado.
Relación jurídica y derecho subjetivo: no debe incluirse el derecho subjetivo entre las situaciones
jurídicas activas especialmente relevantes o privilegiadas. De hecho, el derecho subjetivo no es una
situación jurídica, por el contrario, es un efecto de dicha situación, en cuanto que es siempre la
situación en que está un sujeto dentro de la trama de una determinada relación jurídica la que
atribuye a ese sujeto el derecho o derechos que le es posible ejercitar en esa relación.
Otra forma de clasificar las situaciones jurídicas sería:
a) Lasdecarácterfundamentalygenérico. Aquellas en que el sujeto se encuentra situado sin
la intervención de su libertad jurídica de elección. Definen o determinan el estado
jurídico de las personas: nacido, mayor de edad, nacional, apátrida, incapacitado, etc...
Brindan la posibilidad de ir entrando en otras muchas nuevas que le permiten perfilar y
desarrollar las capacidades que le corresponden en cada caso como sujeto jurídico concreto.
b) Decarácterparticular, serian derivadas y secundarias de las anteriores y nacen de la

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iniciativa del propio sujeto.

2. LOS ACTOS JURÍDICOS.

La doctrina ha venido entendiendo tradicionalmente que los actos jurídicos pertenecen al amplio
género de los hechos jurídicos.
Empecemos aclarando el concepto de hecho jurídico.
• Elhechojurídico: constituye el elemento más simple en que se puede descomponer la
materia que el Derecho regula. Son fenómenos o acontecimientos naturales cuya presencia
en la trama de las relacione jurídicas no se origina en una decisión voluntaria de los sujetos
que intervienen en ella.
En cuanto “hechos” son, simples acontecimientos que suceden u ocurren y que llegan a ser
jurídicos en la medida en que están incorporados a alguna estructura de normatividad
jurídica. Si no lo están, son simples hechos naturales.
Ejem: La caída de un árbol es un hecho natural. Si el mismo árbol, cae encima de algún bien
o sujeto aparte del dueño, esa caída se convierte en un hecho jurídico. Y esto ocurre porque
las normas jurídicas han regulado esa situación como desencadenante de responsabilidad
jurídica para el dueño del árbol.
Otras veces es el propio paso del tiempo (hecho natural) el que hace que nazcan derechos y
obligaciones, o que se extingan, lo que convierte al transcurrir del tiempo en un hecho
jurídico importante.
Hechos naturales que siempre tienen dimensión jurídica. Es lo que ocurre, con el nacimiento y
la muerte por ejemplo. Son hechos biológicos que implican de forma inmediata
determinados efectos jurídicos como son la aparición y extinción de la personalidad jurídica
con sus correspondientes derechos y deberes.
La condición básica en cualquier hecho jurídico, es que ese hecho ha de producirse sin la
intervención libre y voluntaria de un sujeto, de lo contrario, se convierte en acto jurídico.
• Elactojurídico. Se definen porque su existencia surge de la decisión humana y por ser
actuaciones o conductas que los individuos realizan, de tal modo que provocan la aparición
de ciertos efectos, sobre el flujo de las relaciones jurídicas.
Una característica imprescindible del acto jurídico es que el sujeto actúe dentro de unos
límites mínimos de consciencia y libre decisión de la voluntad. La acción de alguien, que es
obligado físicamente a hacerla (aún teniendo plena consciencia de la acción,) no tiene
relevancia jurídica.
La segunda característica, es que el acto jurídico requiere que la intervención del sujeto,
tenga una manifestación externa perceptible y además activa, es decir, que su
comportamiento u actuación haya sido o llegue a ser causa de la aparición de una
determinada consecuencia jurídica.
La simple intención que no llega a manifestarse externamente, no será considerada acto
jurídico, ni tendrá relevancia alguna para la valoración jurídica de otros actos con los que
pudiera estar relacionada. (Es un elemento diferenciador del Derecho con la Moral.)
La conducta o actuación no tiene por que ser positiva, puede ser causa de resultado jurídico
el comportamiento consistente en no-hacer (negativo.) Pagar o no pagar una deuda, hacer o

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no hacer testamento son ejemplos de actos igualmente activos desde un punto de vista
jurídico. Existen varios elementos que sirven para clasificar los actos jurídicos:
◦ Actos válidos, actos nulos, anulables e
inexistentes.
a) Actos válidos: son actos jurídicos normales, los que se ajustan a las exigencias
prefijadas en las normas que los regulan, de modo que producen los efectos jurídicos
que tales normas tienen previstos.
b) Actos nulos: aquellos que carecen de validez de forma radical y absoluta, por
incumplir alguno de los requisitos esenciales establecidos por el ordenamiento.
c) A. anulables: aquellos que sin ser radicalmente nulos, tienen una validez viciada por
el incumplimiento de alguna exigencia no esencial, de modo que, si no es
oportunamente subsanado el vicio que les afecta, pueden ser considerados y
declarados nulos.
Son solo actos jurídicos en apariencia ya que contienen en si mismos la posibilidad
de que alguien exija que se reconozca y declare esa circunstancia.
d) Actos Inexistentes: los que no se han producido nunca como tales actos jurídicos.
Se diferencian de los nulos en que éstos, aunque están jurídicamente vacíos han
llegado a existir en el mundo jurídico en toda su apariencia.
En cambio, con los inexistentes, lo que ocurre en realidad es que ni siquiera han
concurrido los elementos mínimamente necesarios para que sea posible afirmar que
hay acto jurídico.
◦ Actos jurídicos lícitos e ilícitos. Aquí caben tres
matizaciones:
a) La contraposición entre ambos tipos, radica principalmente en la conformidad (actos
lícitos) o disconformidad (actos ilícitos) de las respectivas conductas con la línea de
actuación prescrita en el Derecho siendo irrelevante que tales conductas produzcan o
no los efectos pretendidos por sus autores.
b) Ambos tipos de actos (lícitos e ilícitos) son igualmente jurídicos, ambos están
inscritos en el ámbito de la normatividad jurídica, formando parte de ella, aunque sea
de manera contrapuesta y con desigual importancia.
c) En todos los ordenamientos hay un importante sector de normas (Derecho penal) que
regulan sistemáticamente las situaciones producidas por los actos ilícitos. Sin
embargo son siempre los actos jurídicos lícitos los que ocupan la zona más amplia y
significativa de tales ordenamientos.
◦ Actos jurídicos simples y negocios jurídicos.
a) Actos jurídicos simples (actos jurídicos en sentido estricto.) Su eficacia jurídica
depende exclusivamente de las disposiciones contenidas en las normas, sin que las
pretensiones o deseos personales de los sujetos condicionen su eficacia.
Así cuando un acreedor dirige un requerimiento de pago a un deudor suyo, suele
pretender que pague la deuda de inmediato, sin embargo, con independencia de lo
que el acreedor haya querido o no, las normas aplicables a la relación de ambos,
establecen que ese acto, tiene además el efecto de que el deudor tendrá que pagar, no
solo el principal de la deuda, sino también los intereses de mora.

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b) Negocios jurídicos (declaraciones de voluntad.) En estos actos, es precisamente la
voluntad declarada de los sujetos que intervienen en su realización la que perfila y
constituye en última instancia las respectivas consecuencias jurídicas (dentro de los
límites y según las posibilidades que el derecho establece en cada caso.)
En el negocio jurídico están presentes siempre dos rasgos típicos.
1) La declaración de voluntad que instaura una situación capaz de producir efectos
exteriores.
2) La subordinación de estos efectos a las cláusulas o condiciones de la declaración.
Los negocios jurídicos están muy presentes en el ámbito del derecho privado y se
llegan a identificar muchos tipos diferentes: unilaterales, bilaterales, solemnes,
informales, causales, abstractos, onerosos, gratuitos, típicos, atípicos....

3. LA RELACIÓN JURÍDICA.

Puede afirmarse que la relación jurídica es el principal elemento estructurador del Derecho. El
carácter relacional del derecho puede encontrarse en épocas tan pretéritas como en el propio
derecho romano, autores medievales y en el iusracionalismo positivista. Sin embargo no es hasta el
S. XIX en que Savigny pone de relieve su trascendencia para la comprensión sistemática del
Derecho positivo.
En la actualidad y después de un largo periodo de abandono por parte de la doctrina (en favor de
otras categorías, como Derecho subjetivo, deber jurídico o negocio jurídico,) se ha registrado una
vuelta al concepto de relación jurídica, al considerarse que es la categoría central y fundamental del
o.j., al ser un concepto que forma parte de la idea misma del Derecho.
La relación jurídica no es más que la propia relación social cuyo desarrollo ha sido reglamentado
por el Derecho.
Savigny en el S. XIX estableció la tesis de que en la relación jurídica convergen dos aspectos o
elementos básicos que la configuran:
• La relación social preexistente (elemento material)
• La idea de Derecho que regula esa relación (elemento formal)
Sin embargo la doctrina posterior, no fue capaz de mantener el equilibrio entre los dos elementos
estructurales señalados por Savigny. Así, mientras unas tendencias afirman que la relación jurídica,
es ante todo una relación social cuya importancia, empuja al Derecho a reconocerla y regularla,
otras doctrinas la definen como un simple reflejo de las normas, como el nexo que existe entre las
normas cuando establecen las condiciones de aplicación de las sanciones previstas por el
ordenamiento. En cualquier caso, son dos los requisitos necesarios para que se dé una relación
jurídica.
Sin embargo, hay más requisitos y así los elementos básicos de toda relación jurídica son:
1. Lossujetos que establecen el vínculo en que consiste la relación jurídica y que son al
mismo tiempo titulares de derechos y deberes correlativos.
Su número puede variar, pero siempre deben ser al menos dos y deben ser titulares de
personalidad jurídica.

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En la actualidad no puede considerarse relación jurídica la que en apariencia se produce
entre el hombre y los animales, las plantas o las cosas inertes. Si bien, dado que el hombre
tiene deberes para con los animales, podría pensarse que éste hecho implica la existencia en
éstos de unos derechos correlativos, por lo que podrían llegar a ser reconocidos como
titulares de personalidad jurídica.
Tampoco es válido cualquier tipo de vínculo relacional para que exista relación jurídica,
como ocurre en el caso de los vínculos de compañerismo, amistad u amor.
2. Elobjetoocontenido. Es la razón o motivo que impulsa a los sujetos a establecer o
mantener el vínculo recíproco que les une.
3. Lavinculacióncorrelativa. Es el elemento central de toda relación jurídica. Desde el
momento en que dos personas se relacionan jurídicamente, cada una de ellas ocupa una
posición a la que corresponden determinados derechos o deberes, de manera que, cuando la
relación atribuye un derecho a uno de los sujetos, impone a la vez al otro un deber
correlativo.
En ocasiones el vínculoesdesentidoúnico, como en el caso del crédito: deber que va
del deudor al acreedor y derecho que va del acreedor al deudor.
En otras ocasiones elvínculoesrecíproco, como en el caso de la compra-venta: el
comprador tiene derecho a percibir la cosa comprada y al mismo tiempo del deber de
pagar su precio en las condiciones pactadas, mientras que el vendedor tiene la obligación
de hacer entrega de la cosa vendida y al mismo tiempo el derecho a recibir el precio
correspondiente.
4. Elhechocondicionante. La presencia de una relación jurídica desvela siempre la de un
hecho jurídico que actúa como factor desencadenante de su existencia, de tal suerte que, sin
ese hecho, no existiría la relación.
El hecho puede ser natural o un acto humano voluntario. Por ejemplo, el nacimiento de un
niño da lugar a una relación materno-filial, o el matrimonio da lugar a una relación
conyugal.
5. Lanorma. Este elemento es el más decisivo, ya que las simples relaciones sociales, si no
son normativizadas, no llegan a ser jurídicas.
Sin embargo, no puede llegar a considerarse la norma como presupuesto de la relación, ni
elemento estructural de la misma, ya que la norma es previa a la propia relación jurídica
como tal, por lo que no puede formar parte integrante de esta.
Las normas no están dentro de la relación, sino que, convierten la relación en jurídica, con
independencia que la acción creadora recaiga sobre alguna relación fáctica existente ya en la
trama de la vida social.
Según el carácter de estos elementos y su incidencia sobre el sesgo de la relación, se da la
existencia de distintos tipos de relación jurídica:
• Una primera clasificación seria la de relaciones jurídicas personales (de los sujetos,)
relaciones jurídicas reales (en razón de realidades físicas objetivas) y relaciones jurídicas de
obligación (las mutuas prestaciones de los sujetos.)
• Relaciones jurídicas de Derecho Público y relaciones jurídicas de Derecho Privado. Es la
clasificación típica y central de la mayoría de autores, por la cual según el carácter de los

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intervinientes, sería relación jurídica de Derecho publico aquella en la que uno de los sujetos
está investido de autoridad pública, mientras que relaciones típicamente privadas serían
todas las demás.
Sin embargo a veces es difícil de fundamentar, por ejemplo como cuando se dan relaciones
jurídicas en las que a pesar de intervenir un sujeto investido de autoridad pública, son a
todas luces privadas, como sería el caso de una prestación de servicios ordinarios a la
Administración Pública.
Por eso muchos autores consideran más razonable afirmar que lo que distingue las
relaciones de Derecho público y las de Derecho privado son las posiciones jurídicas que
corresponden a los diversos sujetos por razón de la propia relación que establecen y no al
carácter de los sujetos que intervienen en las relaciones.
Así puede afirmarse que son relaciones de Derecho público son aquellas en que al menos
uno de los sujetos ocupa una posición con función de dirección o mando, de tal modo que la
propia relación se ve afectada por el desequilibrio de las respectivas posiciones.
Son relaciones de Derecho privado aquellas otras, en que los sujetos que intervienen (con
independencia de su propio carácter,) lo hacen desde posiciones situados en plano de
igualdad relacional.

4. LA INSTITUCIÓN JURÍDICA.

El concepto “institución” es ampliamente utilizado en los distintos sectores normativos y


especialmente en el campo del Derecho Privado ( institución de la propiedad, de la herencia, de la
familia) aunque también en el Derecho Público (institución parlamentaria, instituciones de las
Comunidades Europeas, etc...)
Sin embargo, no es fácil definir de forma precisa esta categoría, que se enfrenta a dos tradiciones
doctrinales divergentes:
a) Laqueprovienede losjuristasromanos yJustiniano. Según la tradición romanista la
“institución” aparece vinculada a la enseñanza del Derecho. Juristas prestigiosos como
Marciano, Paulo, Gayo y Ulpiano utilizaron sus propios libros de instituciones, además el
emperador Justiniano proyectó la famosa compilación que serviría de base a una profunda
transformación de los estudios jurídicos.
Siglos después el concepto fue asumido por los civilistas, que asimilaron las instituciones a
ciertas realidades jurídicas complejas (proceso, propiedad, obligaciones, herencia...) que
constituyen unidades o bloques básicos de actuación dentro del respectivo sistema de
relaciones.
Finalmente, se ha generalizado la caracterización de las instituciones jurídicas como núcleos
o figuras estables que vienen delimitadas por el conjunto de normas que regulan el modo en
que han de ser realizadas las respectivas relaciones.
b) Laintroducidaporelinstitucionalismocontemporáneo. Iniciada por M. Hauriou, cambió
radicalmente la perspectiva del análisis, dejando de lado el enfoque jurídico normativo de
corte estatista y dándole un enfoque sociológico.
Los institucionalistas entienden que una institución jurídica es una realidad o ente social
complejo que está dotado de organización interna, de modo que la actividad de sus
miembros se realiza según el orden exigido por la idea directriz que la aglutina.

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La institución jurídica supone:
1. La agrupación de varios individuos en torno a una idea o proyecto que los motiva y
aglutina.
2. Supone también una convergencia de consentimientos orientados por la idea
directriz.
3. Un sistema de equilibrio de las fuerzas y tendencias internas.
Cuando el Derecho estatal sanciona la existencia de una institución jurídica, no hace más
que ceder a la presión de la propia fuerza social y jurídica que posee ya la realidad
institucional.
Por otra parte, la institución coloca a los individuos en situación de marginar su propio
egoísmo individual y de actuar dentro de la subordinación al poder que exige toda
organización institucional en pos de conseguir el bien común que representa la idea en torno
a la que se agrupan.
Dentro del género institución, hay que distinguir:
1. La institución-persona: tiene su elemento fundamentador en la participación de todos
los miembros de la idea directriz.
2. La institución-cosa: se inspira prioritariamente en la búsqueda de los objetivos que
permiten realizar los intereses comunes.
En ambos casos, sucede que los individuos agrupados en torno a la idea directriz pasan a
ocupar una posición jurídica distinta de la individual que tenían antes de adquirir la cualidad
de miembros de la institución, ocupan una nueva situación jurídica objetiva y tienen un
nuevo estatus dentro del correspondiente sistema de Derecho.

5. ILICITUD Y SANCIÓN.

5.1. Concepción clásica y concepción positivista de la ilicitud.

Lo ilícito desde el punto de vista jurídico es el incumplimiento de la norma, lo que induce a


profundizar en cuáles son las conductas que contravienen el Derecho y así mismo cuales son los
criterios que hacen que le ordenamiento jurídico establezca qué comportamientos se hallan
prohibidos y cuales no.
¿La ilicitud proviene de la propia norma o de planteamientos previos a la elaboración de la
normas? Esta cuestión nos lleva al análisis de lo que es el Derecho y la dicotomía histórica entre
iusnaturalismo y iuspositivismo.
• El iusnaturalismo define el concepto de Derecho según parámetros que están fuera del
propio ordenamiento jurídico positivo. Se considera que la licitud de una conducta depende
del concepto del bien y la ilicitud se determina como un mal.
De esta forma el Derecho opera como un instrumento represivo del ilícito (considerado
como un mal) atribuyendo una sanción que suponga un castigo o un mal para el sujeto
culpable.
El hecho que no todas las acciones moralmente malas deben ser reguladas por el Derecho y
que el Derecho pueda establecer sus propios males que no tienen por que coincidir con los

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morales, ha desembocado en dos conceptos:
• Mala in se: comportamientos moralmente inadmisibles sancionados por la
norma jurídica mediante la imposición de una sanción.
• Mala prohibita: comportamientos moralmente irrelevantes pero que por estar
prohibidos por el derecho se establecen como obligatorios y su transgresión
acarrea la imposición de una sanción.
• La teoría positivista. Fue desarrollada por Kelsen que en su intento de construir una “teoría
pura del Derecho,” desecha cualquier referencia extrajurídica.
Kelsen rechaza los términos “contrario” “violatorio” o “lesión” del Derecho para definir lo
ilícito. Según Kelsen es impensable concebir lo ilícito como lesivo del Derecho, cuando
precisamente, con la comisión de una conducta antijurídica se pone en marcha todo el
mecanismo jurídico.
En la ilicitud, no pueden entrar consideraciones referidas a un derecho más allá de las
propias normas, como podrían ser el Derecho natural, consideraciones morales, políticas o
religiosas. No existen mala in se de carácter jurídico. El ilícito es tal porque lleva aparejada
una sanción jurídica, estando fuera del alcance de otras referencias.
Kelsen: “ una acción u omisión es un acto ilícito o delito, porque se le ha conectado un acto
coactivo como su consecuencia. No se trata de ninguna propiedad inmanente y tampoco de
ninguna relación con alguna norma meta-jurídica, natural o divina, es decir, de ninguna
relación con un mundo trascendente al derecho positivo, la que hace de determinada
conducta humana un acto ilícito o delito; sino exclusiva y únicamente, el que sea
convertida, por el orden jurídico positivo, en condición de un acto coactivo, de decir, en
condición de una sanción.”

5.2. Concepto y caracterización de la sanción jurídica.

La finalidad del ordenamiento jurídico es la de ser efectivo pues su función última es organizar la
convivencia del grupo de modo pacífico. Para ello deberá arbitrar los mecanismos necesarios para
asegurar y garantizar su cumplimiento y eso lo lleva a cabo por medio de las sanciones.
La sanción no es un efecto primario de las normas jurídicas. Estas se caracterizan por la
imposición de deberes y la correlativa atribución de derechos. Sólo en el caso de que falle esta
estructura, se impondría la sanción. Las sanciones además ejercen una función retributiva y
ejemplarizante.
Otros códigos normativos (moral, usos sociales, normas religiosas, reglas del juego..) están
respaldados también por sanciones, sin embargo las sanciones jurídicas, se distinguen por su
especial rigor y grado de formalización: están socialmente organizadas, pueden recurrir al uso de la
fuerza y disponen de órganos específicos de imposición. Han llegado a un grado máximo de
institucionalización.
La seguridad jurídica presente en todo Estado de Derecho, hace imprescindible que el sistema
haga público todo lo que atañe a la imposición de sanciones, basada en los siguientes puntos:
1. Qué es lo que se castiga. Qué tipo de conductas serán objeto de sanción.
2. Cómo se castiga. Qué tipo de sanciones se prevén para las conductas antijurídicas.
3. Quién castiga. Establecer las personas o autoridades competentes para imponer castigos.

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4. De qué forma se castigará. Que se conozcan los procedimientos que regularán la
imposición de castigos, así como los recursos que pueden ejercitarse frente a las sanciones.
5. Dónde se castiga. El Derecho tiene previstas las sedes en las que se imponen y cumplen las
sanciones.
Hay que diferenciar entre coactividad y sanción jurídica. La coactividad es la posibilidad de
aplicación de la fuerza física por parte de la organización social, pero no pueden identificarse
ambos, pues hay actuaciones jurídicas de carácter coactivo que no tienen carácter sancionador.
Ejem: El internamiento por la fuerza de un loco furioso en un centro de salud.
La sanción jurídica se define como las medidas que un ordenamiento jurídico cualquiera
establece al fin de reforzar el respeto de sus propias normas y en su caso remediar los efectos de su
incumplimiento.

5.3. Tipos de sanciones jurídicas.

Dentro del ordenamiento jurídico pueden darse distintos tipos de sanciones.


Un criterio de clasificación es atendiendo a las distintas ramas del derecho. Así habría penales,
civiles, administrativas, internacionales, etc... Sin embargo, hay formas sancionadoras generales,
aplicables a toda clase de preceptos, independientemente de su materia, como serían la nulidad y la
multa.
Otra clasificación sería la de sanciones negativas y positivas. Según esta doctrina, la sanción es la
consecuencia agradable o desagradable que el propio ordenamiento jurídico atribuye a la
observancia o inobservancia respectivamente de las normas. Se incluyen ademas de las
consecuencias negativas que acarrean el incumplimiento de la norma, las medidas que intentan
promover un determinado comportamiento en la sociedad. Así se distinguen:
• Sancionesnegativas. Aquellas medidas que tienden a contrarrestar el incumplimiento de
una norma jurídica, se clasifican en:
◦ Retributivas: destacan las de carácter penal (delitos o faltas) con la consecuente
privación de libertades, derechos y bienes de las personas. Y las de carácter
administrativo (multas.)
◦ Reparadoras: son típicas del Derecho Privado, en cuanto se basan en el principio de
satisfacción y resarcimiento por un daño causado, ya que el Estado obliga a la parte
incumplidora a hacer lo convenido o en su caso a indemnizar.
• Sancionespositivas. Aquellas medidas que tienden a través de una acción directa a
promover el cumplimiento o la ejecución de una norma. Se clasifican en:
◦ Retributivas: Establecimiento de premios, recompensas, condecoraciones, honores,
etc...
◦ Reparadoras: Compensaciones diversas por trabajos, esfuerzos, gastos, etc... Ejem: los
beneficios fiscales a empresas por motivo de trabajadores bajo ciertas condiciones.
Este tipo de sanciones han aumentado considerablemente en el Estado social de Derecho
en el que éste asume una función promocional.

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LECCIÓN 13

EL PROCESO DE CREACIÓN Y APLICACIÓN DE DERECHO.

1. CONCEPTO Y TIPOS DE APLICACIÓN DEL DERECHO.

Toda norma jurídica contiene o es un plan de conducta para los sujetos a los que va destinada.
Cuando el comportamiento de los sujetos se ajusta al plan establecido en la norma podremos decir
que se está produciendo la aplicación de esa norma.
Cuando se habla de “aplicación del Derecho” o “aplicación de las normas” se alude a la
realización de actos jurídicos individuales conformes con normas jurídicas generales. Al aplicar el
Derecho ser procede a encajar los determinadas situaciones o conductas (elementos fácticos) dentro
del marco normativo de los preceptos jurídicos generales y abstractos.
Hay tres situaciones de genuina aplicación de la normatividad jurídica:
1. Cuando el sujeto directamente obligado realiza de forma voluntaria la conducta establecida
en la norma.
2. Cuando ese sujeto, tras haber incumplido inicialmente la norma, adapta su comportamiento
a la sanción impuesta por el órgano competente.
3. Cuando cualquiera de los órganos con competencia para ello, dicta alguna disposición o
decisión jurídica de desarrollo (aplicación) de una ley o norma superior.
Por otro lado, la aplicación del Derecho ofrece dos manifestaciones básicas:
1. Cumplimiento. En la mayoría de las ocasiones las normas jurídicas son fielmente cumplidas
de forma voluntaria por los sujetos a los que van dirigidas, de forma que someten su
conducta a la regulación establecida en las mismas.
2. Ejecución: a veces el Derecho no puede lograr su propia eficacia sin la intervención de los
órganos jurídicos estatales ya que el obligado no sabe, no puede o no quiere darle
cumplimiento. Son las autoridades y órganos competentes los que concretan la regla de
conducta contenida en los preceptos generales sobre los casos concretos de la vida real,
llegando a imponer a los obligados (incluso por la fuerza, si es necesario) la conducta
considerada como exigida.
Según quienes sean los órganos encargados de la ejecución, distinguimos:
1. Aplicación no-judicial del Derecho: cuando los actos de ejecución de lo regulado vienen
realizados por autoridades u órganos administrativos, es decir, órganos que actúan en
nombre del Poder Ejecutivo (Administración Pública.)
2. Aplicación judicial del Derecho: cuando la concreción de las normas jurídicas es realizada
por jueces (que son órganos que actúan directamente en nombre del Derecho mismo.)
La aplicación judicial ha captado la primacía y la representatividad del cumplimiento no

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espontáneo del Derecho (inducido por el aparato coactivo del Estado.)

2. EL DEBATE DOCTRINAL SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA CREACIÓN


Y LA APLICACIÓN DEL DERECHO.

Las diversas normas jurídicas que integran un determinado Derecho constituyen una realidad
dinámica, cuya existencia y operatividad se desarrolla dentro de un proceso relativamente complejo.
Tienen su propio ciclo vital, en el que destacan tres fases: el nacimiento o aparición, la
realización o acción efectiva sobre el sistema de las relaciones sociales y la desaparición o pérdida
definitiva de su virtualidad normadora.
A continuación vamos a desarrollar los problemas que plantea el proceso de creación y aplicación
del D, que se encuadran dentro de las dos primeras fases arriba mencionadas.
Son dos las teorías doctrinales principales: las que afirman la diferencia y separación entre la
actividad que crea el Derecho y la actividad que aplica ese Derecho a los casos particulares de la
vida social a través de las resoluciones de los órganos jurisdiccionales. Y por otro lado las doctrinas
que niegan dicha diferencia y separación.

2.1. La tesis de la separación.

Esta doctrina, fiel a la división de poderes, la primacía de la ley general, la sumisión de todos los
poderes a las leyes establecidas por la soberanía popular y a la racionalidad intrínseca de tales leyes,
propugna la estricta separación entre las funciones de creación (órganos legisladores) y aplicación
(jueces) del Derecho.
Al mismo tiempo, con el fin de garantizar la seguridad jurídica, exigía a los jueces que se
limitaran a aplicar, con estricta fidelidad, el Derecho contenido en las leyes, absteniéndose de
cualquier tipo de actuación discrecional o arbitraria.
La doctrina concibe el Derecho como unidad sistemática perfecta y cerrada que cuenta con una
adecuada solución para todos los casos que puedan plantearse (unidad, plenitud y coherencia del
ordenamiento) por tanto resulta lógico afirmar que los jueces deberán limitarse a la labor
interpretativa estrictamente imprescindible para encajar los hechos jurídicos singulares en la previa
regulación de las normas generales.
Esta doctrina ha dominado el pensamiento jurídico occidental durante la mayor parte de los dos
últimos siglos y ha sido identificada con varios nombres: “doctrina lógico-deductiva” “doctrina del
positivismo formalista” y “doctrina del silogismo.”
Así, según la visión tradicional del liberalismo jurídico-político, creación y aplicación del
Derecho son fases o funciones de la vida jurídica, distintas y que están tajantemente separadas:
• La actividad legislativa: se centra en la producción de normas destinadas a prever la
resolución de problemas y situaciones conflictivas de la vida social.
Arranca de los problemas sociales para llegar a la formulación de las normas jurídicas.
• La actividad jurisdiccional: se limita a la efectiva aplicación de esas normas sobre los
problemas o situaciones conflictivas reales.
Parte de las normas jurídicas existentes para llegar a la regulación justa de los problemas
concretos de la vida social.

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La doctrina de la separación exigía a los jueces que fueran totalmente fieles al método
axiomático-deductivo, propio de las ciencias físicas y matemáticas, pensado como único método
capaz de garantizar la certeza y seguridad del nuevo Derecho. Y les exigía, en consecuencia, que
ajustaran el proceso de interpretación por los cauces del silogismo deductivo.
Se trata de una visión mecanicista, en la que los jueces han de desarrollar una operación lógica
mediante la que se subsumen* los hechos o conductas juzgados (premisa menor) en las normas
jurídicas aplicables (premisa mayor) de modo que por derivación lógica parece la conclusión o
sentencia.
Según se pensaba, puesto que las normas están generalmente dadas con un contenido definido y
estable, al juez le bastaría determinar cual es el tipo jurídico al que pertenecería el caso que se le
plantea (arrendamiento, robo, etc...) para descubrir cuál era la norma que había de resolver ese caso
y en consecuencia, saber cual era la resolución que debía dictar.
*Considerar algo como parte de un conjunto más amplio o como caso particular sometido a un
principio o norma general

2.2 La tesis de la implicación.

El dogma de la separación fue inmediatamente desmentido por la propia vida jurídica real y
reiteradamente criticado por un sector muy significativo de la doctrina. Además fue desmentida la
tesis de que el razonamiento que debe llevar a cabo el juez para dictar sentencia, consiste en una
operación deductiva.
Así, se llegó a una profunda relativización del postulado de la separación entre la actividad
creadora y la actividad aplicadora del Derecho. Así mismo, se llegó también al reconocimiento de
que la actividad que realizan los jueces implica casi siempre una intervención inmediata y directa
(aunque subordinada) en el proceso general de creación de la normatividad jurídica.
La teoría de la implicación concibe el orden jurídico como una estructura de niveles o escalones
normativos que están unidos entre si por un nexo de derivación progresiva. Según esta teoría,
desarrollada por Kelsen (criticó de forma sistemática y coherente la tesis de la radical separación
entre creación y aplicación de las normas jurídicas,) los diversos elementos integrantes de un
ordenamiento jurídico constituyen una unidad dinámica, en cuanto que están unidos por una
relación de producción o derivación.
Es precisamente esta relación la que permite referir todas las normas vigentes a un único centro
jurídico: la norma fundamental. En consecuencia, ha de reconocerse que el tránsito de un escalón
normativo a otro, se debe siempre a una actividad en la que están simultáneamente presentes un
componente de aplicación de una norma anterior y un componente de producción o creación de una
norma nueva. La creación de todas las normas que nacen bajo el techo supremo de la norma
fundamental, es también un acto de aplicación del procedimiento creador y del contenido regulativo
previstos en alguna norma superior.
Según Kelsen: “no hay diferencia esencial entre la preparación de una sentencia judicial o un acto
administrativo conforme a la ley y la elaboración de una ley conforme a la constitución.”
Hay dos críticas principales a esta teoría:
• Hace una lectura sesgada del funcionamiento real de los diversos poderes que intervienen en
la creación y aplicación del Derecho, ya que en realidad son actividades cualitativamente
distintas, tanto por su capacidad de iniciativa, como por el alcance, la fuerza y la eficacia de
su acción.

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• Deforma la dimensión del conocimiento jurídico desarrollado en cada una de las dos
actividades. En la creación, el conocimiento jurídico práctico se aplica a detectar y traducir
en principios y normas jurídicas las aspiraciones, intereses y valores políticos predominantes
en la sociedad. Mientras que en la aplicación, ese conocimiento se vuelca ante todo en la
aplicación de las directrices jurídicas vigentes a la realidad social concreta.
En realidad, entre la actividad creadora y la actividad aplicadora del Derecho, no se da ni una
separación absoluta ni una unificación total, sino más bien una cierta continuidad matizadas por la
presencia de unas diferencias cualitativas que radican en la distinta función social que cumplen y en
el diverso ámbito de la realidad jurídica en que actúan.
Hay unos órganos que tienen la misión de crear nuevas normas jurídicas; son los órganos
legisladores en sentido amplio. Hay otros órganos que tienen la función de valorar las conductas de
diferentes sujetos jurídicos con la medida del Derecho ya establecido: son los órganos
jurisdiccionales. La fusión incontrolada de ambas funciones acarrearía el riesgo de volver a etapas
históricas ya superadas.

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LECCIÓN 14

LA NECESIDAD DE INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS.

1. CONCEPTO DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA.

Interpretar el Derecho es buscar el sentido y alcance directivo que tienen las normas jurídicas.
Cualquiera que intente saber en un momento determinado qué es lo que puede (o tiene que) hacer
jurídicamente necesitará averiguar (tanto si es un particular como un juez) qué es lo que le permiten
(o imponen) las correspondientes normas jurídicas que son de aplicación a su caso. Necesitará hacer
la interpretación jurídica de la desnuda literalidad de esas normas.
La interpretación jurídica es una actividad constante y a la vez compleja en la vida del Derecho.
El interprete del Derecho necesitará averiguar, primero, cuales son las normas generales que
corresponde aplicar en la situación concreta que tiene ante el. Y para lograrlo, necesitará determinar
no sólo el sentido general de esas normas, sino también la calificación jurídica provisional del
supuesto fáctico (los hechos) al que van a ser aplicadas.
Las dos actividades, aunque distintas, no son independientes. No debe entenderse que “primero”
se determina la norma aplicable y “después” se constatan los hechos y se les califica jurídicamente.
La tarea es mucho mas compleja e intrincada, pues existe una recíproca interrelación entre ambas
operaciones.
No podrá determinarse la norma aplicable a un supuesto, si no se tiene ya en alguna forma la
calificación jurídica del mismo. Y, a su vez, no podrá calificarse jurídicamente un supuesto, si no se
sabe ya de alguna forma cuáles son las normas jurídicas aplicables.
Por otro lado, la actividad interpretativa ha de tener en cuenta las consecuencias derivadas del
carácter histórico y por tanto circunstanciado del Derecho. Como las normas se elaboran bajo el
estímulo de unas ciertas necesidades y para lograr determinados objetivos sociales, su sentido y
alcance pueden experimentar variaciones por el simple paso del tiempo, por los cambios en la
propia estructura social y por los cambios del propio sistema jurídico.
De ahí que el interprete debe tener presente que las normas no son proposiciones de naturaleza
científica (que pueden considerarse como verdaderos o falsos,) si no de enunciados prescriptivos
destinados a producir determinados efectos en la vida social, que han de ser analizados atendiendo a
criterios de justicia, adecuación al fin y correspondencia entre la situación típica a la que se refiere
la norma y la situación real en la que va a aplicarse.
No es de extrañar, por tanto, que hayan proliferado abundantes teorías acerca de la interpretación
y de los mejores métodos para llevarla a cabo.

2. LA IMPORTANCIA DE LA ACTIVIDAD INTERPRETATIVA EN LOS


PROCESOS DE CREACIÓN Y APLICACIÓN DEL DERECHO.

A lo largo de la historia, se ha venido afirmando que la interpretación jurídica es sólo útil en

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aquellas ocasiones en que los textos legales registran alguna oscuridad, silencio o insuficiencia en
relación con los casos que se someten a la decisión de los jueces. Llegando incluso a afirmarse que
es una actividad innecesaria, peligrosa e incluso perniciosa para el Derecho.
Actualmente, en cambio, se tiene la percepción de que todo el ciclo vital del Derecho constituye
un continuo proceso de interpretación. La función constitutiva de todo Derecho es la de actuar como
regulador de las relaciones sociales, esta función supone un tránsito, desde la generalidad y
abstracción de las normas generales, hasta la concreción de los hechos particulares, que implica
necesariamente una acción interpretativa.
La interpretación jurídica es una actividad que han de desarrollar constantemente todos los
sujetos que intervienen en el largo proceso de la realización del Derecho.
Interpreta en primer lugar, el creador de las normas generales y abstractas en cuanto que éstas
surgen en aplicación de normas o principios de rango superior. Interpreta el destinatario que cumple
o incumple esas normas, el funcionario o agente que vigila y exige el cumplimiento. El abogado
cuando asesora a sus clientes o cuando esgrime en juicio la fuerza de dichas normas y la relevancia
jurídica que ha de ser atribuida a los hechos sometidos a litigio. E interpreta también el juez que
pronuncia sentencia y el órgano administrativo que dicta resoluciones.
La explicación de la problemática propia de la interpretación jurídica suele vincularse de forma
prioritaria (incluso exclusiva) a la interpretación de las leyes. Este hecho, sin embargo, debe
observarse desde la perspectiva del interés que siempre ha existido, por reforzar o debilitar la
preeminencia jurídica del legislador estatal frente a los jueces y el Derecho social.
Sin embargo, ha de reconocerse que la necesidad de interpretación afecta a todos los sectores o
tipos de normación jurídica. Las normas jurídicas por ser generales y abstractas, se expresan de
forma genérica e indeterminada, con alcance regulativo amplio y poco preciso, mientras que las
relaciones sociales son siempre particulares y concretas. Siempre será necesario encontrar, dentro
de la norma general, la correspondiente regla particular, será preciso transformar los términos
abstractos en preceptos concretos, es decir, será necesario “traducir” o “interpretar.”
El Derecho no puede prescindir de la interpretación, por tanto la interpretación no afecta solo a
las normas imprecisas. Cualquier texto normativo, incluso el mas claro y mejor formulado,
necesitará ser desentrañado en su sentido. Ningún texto hará innecesaria la interpretación.
La interpretación ha llegado a constituirse en uno de los problemas más conflictivos de la teoría
jurídica.

3. EL OBJETO DE LA INTERPRETACIÓN: LAS NORMAS Y LOS HECHOS.

En la actualidad, la concepción mecánica de la actividad judicial y la visión de la sentencia como


un simple silogismo, han sido superadas por la mayoría de la doctrina.
Actualmente se piensa que la intervención de los jueces aporta siempre algún elemento jurídico
nuevo por producirse en un terreno (el de las normas y los hechos) que tiene un alto grado de
elasticidad, movilidad y ambigüedad.
Ni la ley es siempre una regla clara y completa de conducta, ni los casos planteados son datos
incontrovertibles, ni el juez es un autómata que transforma mecánicamente las normas y hechos en
sentencias.
Resulta inevitable que los jueces (y resto de operadores jurídicos) se vean en la necesidad de
aclarar y precisar aspectos que no aparecen explicitados ni en las normas generales ni en los hechos

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jurídicos.
La tarea de los jueces presupone la existencia de un marco de referencia que se estructura en
torno a dos elementos:
a) La existencia previa (por exigencia del principio de legalidad) de una regulación general y
pública.
b) La aparición de un hecho particular nuevo que reclama la intervención de esa regulación.
Asimismo, los jueces han de realizar, al menos, cuatro actividades parcialmente separadas:
1. Localización de las normas jurídicas aplicables.
2. Comprobación de los hechos.
3. Calificación jurídica de tales hechos.
4. Resolución conforme a derecho.
Todas estas actividades forman parte del complejo proceso de interpretación, sin embargo vamos
a extendernos en la consideración específica de las normas y los hechos.

3.1. Las normas.

La elección de las normas que van a ser utilizadas como medida jurídica para la valoración de los
hechos sometidos a juicio, es una tarea crucial en la aplicación jurisdiccional del Derecho.
De hecho, gran parte de los esfuerzos que dedican los abogados a los conflictos jurídicos en que
intervienen, se concentra en el objetivo de conseguir que los jueces apliquen al caso unas
determinadas normas en lugar de otras y que las apliquen asignándoles unas determinadas
consecuencias y no otras.
La búsqueda de la norma que puede o debe aplicarse al caso concreto planteado, lejos de ser una
labor simple, supone la realización de una amplia y compleja gama de actividades cognoscitivas y
valorativas:
• Puede ocurrir que sean varias las normas aplicables a la resolución de un conflicto, y que los
efectos que seguirán a la aplicación de unas u otras pueden ser distintos, incluso contrarios.
• Casi ninguna norma general se acopla completamente al caso concreto debatido, por ser su
formulación genérica y abstracta. Se hace necesario que el aplicador realice alguna
operación o maniobra de aproximación y acoplamiento con el fin de delimitar el sentido en
que la norma ha de ser aplicada en cada caso.
La elección de la norma no puede llevarse a cabo sin determinar al mismo tiempo el contenido
directivo que tiene, tanto en si misma como en relación al caso planteado. Debido a la generalidad
de las normas, resulta con frecuencia difícil decidir si el caso planteado se corresponde o no con
caso-marco (supuesto típico) contemplado en tales normas.
Resulta siempre imprescindible, emitir un juicio sobre la efectiva adecuación entre el caso y la
norma. Y ese juicio no está contenido en las leyes, ha de ser formulado por el juez. Además el
alcance de cada norma depende también de su posición dentro del ordenamiento jurídico vigente,
por lo que se hace necesario conocer las lineas orientadoras básicas de un Derecho para poder
determinar el sentido correcto de cualquiera de sus normas.

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3.2. Los hechos.

Dado que los hechos pueden ser considerados responsables directos del inicio de los procesos de
“aplicación” del Derecho, la tarea más apremiante de quienes intervienen en ellos es la de establecer
su calificación jurídica.
Lo primero que tendrán que hacer quienes intervienen en la solución de la cuestión litigiosa
planteada (y muy especialmente los jueces) será comprobar y constatar los límites precisos de los
hechos. Es decir, determinar cuáles han sido y cómo se han producido realmente esos hechos en su
dimensión estrictamente empírica de sucesos o conductas sociales.
La tarea es complicada, como lo demuestran las a menudo contradictorias versiones de los
distintos testigos de un hecho. Para calificar jurídicamente un hecho se hace necesario la búsqueda y
valoración de las diferentes pruebas (documentales, testificales, periciales, etc...) que permitan
establecer el verdadero retrato preciso de éste.
Es necesario seleccionar de entre los datos y circunstancias recopilados, aquellos verdaderamente
relevantes para la fijación del perfil que interesa a los efectos de su calificación, desechando los
manifiestamente intrascendentes. Por tanto los jueces tienen que llevar a cabo una labor de
selección de los elementos considerados o no como relevantes. Han de aportar algo, las
valoraciones concretas, que ni las normas generales ni los hechos les proporcionan directamente.
Una vez depurados los hechos, la calificación implica determinar la relación de correspondencia
que une al hecho empírico con alguno de los múltiples hechos-tipo (compraventa, alquiler,
donación, estafa, quiebra, homicidio, asesinato....) que están incorporados como modelos a las
normas generales.
La calificación jurídica del hecho presupone que el juez ha elegido ya el marco normativo en
referencia al cual se establece la calificación, pues ésta no es más que la imagen que ofrece el hecho
cuando es enfrentado al espejo del Derecho.
En conclusión: la determinación de los hechos, tanto en su realidad empírica relevante, como en
su dimensión o significado jurídico, exige múltiples contrastes, comprobaciones y decisiones
evaluadoras por parte de los jueces, que han de llevar a cabo una reconstrucción de los hechos a la
luz de las normas jurídicas.
La determinación y calificación de los hechos y la elección e interpretación de las normas, es el
resultado final de la interacción entre los datos empíricos y la regulación jurídica.

4. PRINCIPALES TIPOS DE INTERPRETACIÓN JURÍDICA.

Existen múltiples modalidades de interpretación jurídica, que pueden ordenarse según varios
criterios de clasificación.
1. Atendiendo al carácter del sujeto que la realiza, podemos hablar de:
a) Interpretaciónprivada, realizada a su vez por dos sectores:
1. Sector general o común.”De ciudadanos de a pie” El que llevan a cabo los
ciudadanos en cuanto sujetos a los que va destinada la regulación contenida en las
normas.
2. Sector doctrinal “de expertos” El que realizan distintos expertos del Derecho
cuando tratan de determinar el significado que en su opinión tiene una determinada

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norma.
Ninguno de ambos sectores está investido del poder necesario para que su
interpretación determine el efectivo sentido directivo de la norma.
Cuando un juez, emite un dictamen jurídico en una charla con un amigo, está
realizando una interpretación privada que no tiene más valor que el que corresponde
a la calidad de los conocimientos que sobre la materia tenga dicho juez.
Cuando esa misma persona, está desempeñando su función judicial, la interpretación
que hace, es la que determina el sentido con que van a ser aplicadas las normas en la
resolución del caso. Al ser realizada por el juez, es pública y está investida de poder
de imposición.
b) Lainterpretaciónpública. Si cuenta con el poder jurídico necesario para que determine
el efectivo sentido directivo de las normas.
Los sujetos que las realizan (legisladores, órganos administrativos, jueces, funcionarios
públicos...) actúan en los procesos de creación y aplicación de las normas como órganos
del Estado.
Están investidos por el poder de decidir en cada caso lo que es Derecho.
La doctrina distingue entre la interpretación de los creadores de las normas generales
(legislativa) y la de los encargados de aplicar esas normas a los casos singulares que se
presentan en el desarrollo de la vida jurídica. (Interpretación jurisdiccional)
2. Según las posibilidades que se le ofrecen a la iniciativa del intérprete:
a) Interpretacionescerradasoligadas. Se caracterizan por defender una estrecha
subordinación al sentido inmediato de las leyes, limitando su sentido a los simples
nexos gramaticales o sistemáticos que derivan de las propias palabras de las normas.
Tienden a fosilizar el Derecho dentro de los textos legales vigentes.
b) Interpretacionesabiertasolibres. Conceden a la justicia, a la visión integral del
Derecho y a su función de regulación social, más importancia que a las leyes.
La interpretación de la ley se abre a procesos integradores que sobrepasan los estrechos
límites literales de los textos, haciendo posible la incorporación de sentidos extensivos y
permaneciendo abierta a los problemas y tendencias del momento histórico.
3. Según el alcance o eficacia de la interpretación:
a) Estáticas. Teorías que defienden el carácter propiamente reproductivo de la
interpretación. Ven la interpretación como un proceso cognoscitivo realista, un proceso
reproductor del significado normativo que la propia ley realiza y manifiesta sin salirse de
los límites de su existencia histórica.
b) Dinámicas. Que defienden el carácter creador de la interpretación. Afirman que si bien,
la ley es un elemento básico de la interpretación, es sólo el punto de partida, ya que no
siempre contiene una regla clara y precisa para cualquier caso que surja.
Es el intérprete, el que hace aparecer el sentido adecuado de la norma para cada caso, no
solo a través de consideraciones teóricas, sino también mediante el enjuiciamiento
ponderativo y valorativo.

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4. Según el aspecto al que atiende primordialmente la actividad interpretativa:
a) Lasubjetiva (voluntad del legislador) Esta teoría considera que el sentido verdadero de
la norma es el que inspiró al autor de la ley, la meta de la interpretación es descubrir el
sentido que dio a la la y la voluntad histórico-psicológica del legislador.
b) Laobjetiva (voluntad de la ley) Según esta teoría, la finalidad de la interpretación es
averiguar el sentido normativo inherente a la propia ley. Según esta teoría, las leyes, una
vez promulgadas, se desvinculan de la voluntad del legislador y adquieren una existencia
y operatividad independiente.
5. Atendiendo al carácter del proceso cognoscitivo:
a) Teoríalógico-silogística: Según ésta, la interpretación es un simple proceso
cognoscitivo de inferencia* lógico-formal mediante el que el intérprete proyecta el
significado abstracto de las leyes sobre los hechos jurídicos concretos para deducir de
forma automática la decisión o fallo aplicable.
*Inferencia: Sacar una consecuencia, deducir algo de otra cosa.
b) Teoríaracional-valorativa: En este caso, la interpretación constituye una actividad
compleja en la que el proceso cognoscitivo se desarrolla a través de constantes
apreciaciones y juicios de valor sobre: el sentido de las normas generales y su función,
sobre el alcance e implicaciones de los hechos, la actitud y situación de los sujetos
afectados, sobre las posibles repercusiones de una u otra calificación jurídica, sobre las
consecuencias y efectos del fallo, etc...
6. En relación a la importancia o funcionalidad que se atribuye a la interpretación en el proceso de
realización del Derecho, hay tres teorías:
a) Lainterpretacióncomoactividadinnecesaria,peligrosayperniciosa para el
Derecho.
Esta tesis ya aparece en época de Justiniano que prohibió interpretar los libros de
Pandectas y aparece en épocas modernas con autores que se basan en los principios de
certeza jurídica y supremacía de la ley y los que pensaban que el Derecho se reduce a la
ley siendo ésta una regulación completa y perfecta.
Montesquieu: “No se puede buscar interpretaciones de la ley, cuando se trate del honor,
de la vida o de los bienes de un ciudadano.”
b) Interpretacióncomoelementopositivoqueresultaavecesimprescindible para su
propia aplicación y eficacia.
Esta doctrina, reconoce que con frecuencia, los textos legales se muestran oscuros,
insuficientes o silencian aspectos en relación con los casos que se someten a los jueces.
Sólo en estos casos se hace inevitable la intervención de algún tipo de actividad
interpretativa.
c) Lainterpretacióncomonúcleoconstitutivocentraldelarealidadjurídica.
Según esta teoría, todo el ciclo vital del Derecho constituye un continuo proceso de
interpretación. Es la tesis de quienes entienden el Derecho como una sistemática
construcción jerárquica y derivativa y de quienes lo explican dentro de una visión
hermenéutica* totalizante.

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*Hermenéutica: arte de interpretar textos.
Los diferentes tipos de interpretación jurídica, no solo sirven para clasificar los tipos de
interpretación, sino que sirven para responder a su vez a la pregunta por el sentido y alcance
directivos de las normas jurídicas

5. EL DEBATE SOBRE LOS MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN JURÍDICA.

Históricamente, el debate sobre los métodos de interpretación en los procesos de realización del
Derecho se ha visto influido por varios factores:
1. Las necesidades y tensiones planteadas por la práctica jurídica diaria.
2. Las preocupaciones teóricas de carácter lógico-sistemático.
3. Los objetivos sociales y políticos hacia los que se orienta la creación y aplicación del
Derecho en cada época.
Por otro lado, se sumó el peso de las preferencias ideológicas que han matizado siempre los
intentos doctrinales de dar respuesta al reto de saber que es o donde está el Derecho aplicable como
regulación específica de los casos concretos.
En consecuencia, el debate sobre los métodos de interpretación contiene implicaciones políticas.
Dado que cada método nació como respuesta a las necesidades, características y posibilidades de
una determinada época, no debe olvidarse su correspondiente vinculación a dichas circunstancias y
condiciones, teóricas y políticas en que surgió.
La expresión: “métodos de interpretación jurídica” alude a los distintos procedimientos que
pueden ser utilizados por el interprete para conocer y concretar el contenido normativo de las reglas
de Derechos.
En cambio “criterios o reglas de interpretación jurídica” hace referencia a las pautas o directrices
particulares que utiliza el interprete para descubrir ese contenido normativo.
Son nueve los métodos o maneras sistemáticas de realizar la interpretación:
1. Elliteral(gramatical.) La actividad del interprete ha de atenerse al significado
gramatical, al sentido que dichas palabras tienen en el lenguaje común. Lo que la ley
literalmente dice es lo que debe ser estrictamente cumplido, lo que la ley no dice, no
puede suponerse incluido en ella, ni inducirse de ella.
La sumisión ante la letra de la ley, no tiene en cuenta que en realidad, las palabras y
frases tienen más de un sentido en el lenguaje habitual y que en definitiva, lo que importa
es el espíritu que anima a la ley, que debe ser encontrado no solo a través de la letra, sino
más allá de ella.
Esta doctrina en realidad defiende la no-interpretación de la ley y se corresponde con
estadios primitivos del Derecho ya superados.
2. Históricoogenético. Según esta teoría el verdadero significado o alcance de las normas
solo puede descubrirse a través de un minucioso examen del camino recorrido por esas
normas hasta el momento en que entran a formar parte del ordenamiento.
Es pues su proceso de elaboración y los antecedentes, los que pueden desvelar el
genuino sentido de la norma.

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Hoy día este método se considera un interesante método auxiliar de eficacia
complementaria.
3. Lógicoodeconceptos. La defensa de este método tiene como presupuesto la afirmación
de que todas las normas del ordenamiento están unidas por una red de conexiones
lógicas.
Propugna, aplicar un método lógico-deductivo mediante el cual, analizando esas
conexiones, sea posible obtener la conclusión normativa que corresponda al caso
planteado.
La crítica viene del hecho que este procedimiento logicista y abstracto, no responde ni al
modo de ser, ni a la función específica del Derecho en el sentido de aportar, a través de
las normas, soluciones justas a problemas que no son puras abstracciones, sino
necesidades vitales y concretas que surgen de las relaciones sociales.
4. Elsistemático. Según esta teoría, dado que las normas jurídicas están siempre integradas
en algún ordenamiento, la concreción de su significado y alcance directivo deberá
determinarse en última instancia atendiendo a la función reguladora que dichas normas
tienen asignada dentro del sistema.
Esta conclusión resulta obvia en su dimensión negativa, ya que no sería razonable aceptar
interpretaciones que se opongan al sentido general del ordenamiento. En su dimensión
positiva parce también suficientemente fundada, ya que cada norma no es más que un
elemento parcial del plan global de regulación contenido en el ordenamiento
5. Elobjetivoofuncional. Según este método, el intérprete ha de buscar la voluntad
objetiva inmanente de la propia ley. Las leyes, una vez promulgadas y en vigor, han de
ser interpretadas en base a su propia conexión de sentido. Esta conexión de sentido es la
proporcionada por la propia norma en si misma y en cuanto elemento de un sistema
jurídico dado, así como por las diferentes circunstancias y por los principios jurídicos
predominantes en el contexto social que actúa cada interprete.
6. Ellibre. Los defensores de este método parten de la base que cualquier litigio jurídico
representa un problema peculiar para el que no se encuentra todavía disponible en la ley
la disposición específica aplicable. Tampoco es posible inferir esa disposición de los
preceptos legales con absoluta seguridad de una conclusión lógica forzosa.
En consecuencia, el intérprete debe elegir aquella disposición que le parezca más correcta
y adecuada, de forma libre, al margen incluso de las disposiciones del Derecho legal o
estatal. Esta doctrina, da la misma importancia al Derecho creado por el criterio jurídico
de los miembros de la comunidad jurídica, por la ciencia jurídica y por la jurisprudencia.
Todos estos sectores constituyen el Derecho total, la normación jurídica total de una
comunidad, en que se plasma la aspiración de esa comunidad a la justicia.
7. Teleológicoofinalista. La defensa de este método está vinculado al postulado de que el
objetivo básico de la interpretación solo se logra a través del conocimiento de los fines o
metas de los propios preceptos, puesto que tales fines son el factor que ha motivado la
formulación de las leyes y además son la referencia que las explica y les da sentido.
8. Valorativo. Según este método, sólo es posible encontrar el sentido genuino de las
normas cuando éstas son interpretadas a la luz del sistema concreto de valores sobre los
que se asientan.

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Esta teoría ofrece dos versiones:
a) La que se limita a la consideración de los valores incorporados a las propias normas:
la interpretación y aplicación de las normas ha de hacerse a través de la ponderación
de las ideas, principios y objetivos que informan el texto legal.
b) La que incluye la referencia a los valores informantes del sistema social dado: hay
criterios de valoración , que son reconocidos de forma predominante en una
determinada época o en una determinada comunidad o área cultural y que encuentran
su expresión en las normas consuetudinarias, en la ética social, en las instituciones,
en las formas comunes de vida, etc...
Estos valores o principios, con frecuencia no recogidos por las leyes son
precisamente los que permiten llegar a la interpretación correcta de las normas.
9. Hermenéutico. Los defensores de este método postulan que sean tomados en cuenta
todos los múltiples factores que convergen en el acto interpretativo, de modo que la
ponderada consideración de todos ellos, ayude a lograr la comprensión global del sentido
y eficacia directiva que corresponde a la norma en cada situación concreta.
El texto, la tradición jurídica, la realidad social reglada, los intereses, valores o principios
que impulsan y rigen la vida social, los efectos que va a producir su aplicación y el
propio marco cultural y profesional del intérprete han de ser igualmente sometidos a
consideración dentro de un examen totalizador.
Según esta teoría, ninguno de los tradicionales métodos de interpretación, es capaz por si
solo, de desvelar el sentido de un texto normativo aunque si ayuda a descubrirlo.
Las doctrinas actuales consideran que los tradicionales métodos de interpretación no son
autónomos, auto-suficientes ni excluyentes, su sentido es actuar como criterios o instrumentos
complementarios que el interpretador tiene a su disposición para desempeñar su función específica.
La funcionalidad concreta y el peso de cada uno de los criterios interpretativos, dependerá
fundamentalmente del carácter o naturaleza de las normas jurídicas que van a ser interpretadas. Ha
de tenerse en cuenta que según cuál sea el sector del ordenamiento que se trata de interpretar,
predominarán unos u otros criterios y será un tipo u otro de interpretación el que se lleve a cabo.
La aplicación de uno u otro criterio interpretativo a cada una de las parcelas del ordenamiento
jurídico, es de gran importancia puesto que no todos los medios de interpretación son igualmente
adecuados para todos los supuestos.

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LECCIÓN 15

DETERMINACIÓN DEL DERECHO JUSTO. EL PAPEL DE LOS


VALORES JURÍDICOS.

1. EL PROBLEMA DE LA JUSTIFICACIÓN ÉTICA DE LAS LEYES.

El hombre ha sentido siempre la inquietud e incluso necesidad de cuestionarse si las leyes


vigentes en su ámbito espacio-temporal debían limitarse ser un mero producto de la voluntad del
legislador o de quien ejerciera el poder, o si por el contrario debían someterse a algún criterio
superior a la voluntad humana.
La experiencia cotidiana en sociedad, demuestra que el Derecho positivo es cambiante, a medida
que la sociedad se hace más compleja, las normas necesitan adaptarse cada vez más a las nuevas
circunstancias y, por ello, su permanencia en el tiempo es cada vez más breve.
Llevado por esta experiencia, el ser humano se ha preocupado por encontrar unos valores éticos
que sirvan para justificar y fundamentar al Derecho y que constituyan un límite a la voluntad del
legislador. Este hecho ha sido contante en la historia jurídica de todas las sociedades.

1.1. Breve referencia histórica.

En este recorrido histórico podemos encontrar varias etapas:


• La Grecia clásica. Se distingue una época anterior a la clásica, con varios autores
agrupados con el nombre genérico de presocráticos, caracterizados todos ellos por un
criterio jurídico meta-empírico, que se encuentra por encima de los hombres y sus mandatos.
Tenemos dos ejemplos: los pitagóricos que entienden la justicia como una serie de
relaciones aritméticas (aplicando la idea de proporción matemática,) en esa justicia objetiva
es donde se asienta el derecho. Y Heráclito, que mantiene las leyes se basan en una ley
Divina, que posteriormente denomina naturaleza y más tarde logos.
En el periodo clásico, los filósofos continúan con esta reflexión, sosteniendo que el Derecho
humano tiene su origen y fundamento en alguna instancia superior a las sociedades a las que
pertenece el ser humano.
Así Sócrates, mantiene que ese derecho se funda en un orden divino. Platón defiende la
existencia de un orden jurídico trascendente, un Derecho ideal que debe ser reflejo del
Derecho de los hombres. Aristóteles diferencia entre lo justo-natural y lo justo legal,
entendiendo que el primero es justo porque se mantiene como tal en cualquier parte,
independientemente de la voluntad humana, por estar por encima de ella.
• En el mundo helénico-romano adquiere predominancia la corriente estoica que elabora la
teoría de un Derecho natural fundado en la razón que rige el Universo. Este Derecho natural
subraya la idea de dignidad humana y establece una comunidad universal de todos los
hombres que son libres e iguales; este ordenamiento debe ser el orientador de las leyes

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humanas.
• En la patrística (S. Agustín) y la escolástica (Sto. Tomás) el logos se trasnforma en ley
eterna que es la razón o voluntad de Dios que manda conservar el orden natural y prohíbe
que se perturbe (S. Agustín.)
Esta ley eterna se manifiesta de una manera especial en el ser humano que es capaz de
reconocerla a través de su razón: en esto consiste la ley natural y ésta debe ser recogida por
los hombres en la ley humana.
• El racionalismo no hace descansar el Derecho en Dios; lo explica como una construcción
humana derivada de su naturaleza racional. Dentro del concepto de naturaleza humana, se
otorga un papel importante a elementos como el egoísmo y el instinto de conservación, la
sociabilidad o la indefensión
• El positivismo, triunfa en el S. XIX que acaba con la tendencia a buscar una
fundamentación metaempírica de los ordenamientos y considera que el Derecho sólo puede
basarse en métodos empíricos.
No se puede hablar de un Derecho superior al positivo, solo es Derecho aquel promulgado
por el Estado, triunfa el legalismo estatista a ultranza. A finales de este siglo y transcurso del
XX reaparece la idea de un Derecho natural, bien a través de movimientos neoescolásticos o
bien a través de un replanteamiento de iusnaturalismo.
Todos los intentos de justificar las leyes han tenido el común denominador de la búsqueda
metódica por encontrar unos criterios que dirijan la creación y transformación del Derecho en aras
de la realización de la Justicia en nuestras sociedades.

1.2. Rasgos de los criterios de justificación.

Son dos los rasgos esenciales de los criterios éticos de valoración de las leyes políticas:
• La idealidad, porque si queremos que sirvan de elemento fundamentador del Derecho deben
encontrase por encima de los ordenamientos históricos y constituirse en modelo de los
mismos.
• La racionalidad, porque la misma existencia del Derecho implica una actividad racional de
elección entre opciones diversas. Las normas siempre imponen un modelo de conducta,
dicho modelo ha sido elegido entre varios, muchas veces contrapuestos entre si. Esta
elección implica una actuación razonable, fundada en motivos que justifican la decisión.
La búsqueda permanente de criterios éticos de valoración de las leyes ha desembocado en la
afirmación de la existencia de unos criterios ideales y racionales que pueden utilizarse como
unidades de medida del grado de justicia existente en las normas jurídicas positivas. La discrepancia
surge a la hora de concretar las soluciones y definir claramente cuáles son esos criterios y como
pueden conocerse.

2. LAS PRINCIPALES SOLUCIONES AL PROBLEMA DE LA


JUSTIFICACIÓN ÉTICA DE LAS LEYES.

Las distintas soluciones concretas que se han dado en cada momento histórico, puden ser
agrupadas en dos grandes corrientes básicas: el iusnaturalismo y el iuspositivismo.

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2.1. La solución iusnaturalista.

El iusnaturalismo acoge todas aquellas corrientes que defienden la existencia de un orden


objetivo superior que tiene dos características: es permanente y universal.
En este orden objetivo, el ser humano puede descubrir los criterios que guíen su conducta y en
consecuencia deben orientar también las normas jurídicas que regulan las relaciones sociales.
Podemos distinguir entre:
• Iusnaturalismo en sentido amplio: incluye todas las teorías que ponen el fundamento de los
ordenamientos jurídico-positivos en unos criterios situados fuera de ellos sin más.
• Iusnaturalismo en sentido estricto: hace referencia a aquellas corrientes que entienden que
esos criterios orientadores constituyen un ordenamiento jurídico que tendríamos que
clasificar como superior, pues sirve de elemento valorativo, legitimador y fundante del
positivo. Si el legislador desea que las normas sean auténtico Derecho y tengan validez,
debe plasmar en ellas el contenido de ese Derecho natural

IUSNATURALISMO
Sentido Completo El fundamento del ordenamiento jurídico se encuentra
en unos criterios situados fuera de ellos.
Sentido Estricto. El fundamento de los ordenamientos jurídicos se
encuentra en otro ordenamiento jurídico superior al
positivo.

Las posturas iusnaturalistas defienden la existencia de un dualismo jurídico, existen dos


derechos:
• El Derecho natural: ordenamiento ideal que debe servir de referencia y fundamento del
derecho histórico concreto.
• El Derecho positivo: ordenamiento existente en las comunidades históricas y que debe ser
fiel imagen o representación del anterior.
Si se considera la postura iusnaturalista en que solo es auténtico Derecho el Derecho positivo en
la medida que recoge los criterios naturales y que en caso de apartarse de ellos, deja de constituirse
en ordenamiento jurídico, podemos pensar que realmente se está defendiendo la existencia de un
único Derecho: el natural, con lo que no hablaríamos de dualismo, si no de monismo.
Son varias las acepciones del término natural:
a) La naturaleza entendida como creación divina y el Derecho natural como manifestación de
la voluntad de Dios.
b) Naturaleza como cosmos o leyes que gobiernan el mundo físico, lo seres humanos se
encuentran sujetos a ellas por medio de los instintos y las necesidades.
c) La naturaleza como razón, cualidad del ser humano que le permite establecer de manera
autónoma sus normas de convivencia.

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NATURALEZA
Creación divina Manifestación de la voluntad de Dios.
Cosmos Leyes que gobiernan el mundo físico.
Razón. Cualidad que permite establecer de manera autónoma
normas.

Los detractores de esta doctrina, critican el derecho natural por carecer de una característica
fundamental de todo derecho: carece de positividad. Los defensores relativizan la esencialidad de
esta carencia y lo ven como un hecho accidental que no niega su condición de Derecho, además si
se considera que el Derecho natural ha sido recogido en los ordenamientos concretos, se puede
mantener que tiene vigencia histórica.

2.2. La solución iuspositivista.

El positivismo es una corriente intelectual del S. XIX, caracterizada por centrarse en los datos
empíricos: el conocimiento se funda en la experiencia. Se de en un momento de triunfo de las
ciencias de la naturaleza, que defienden un mundo basado en una rígida causalidad física. Se niega
la metafísica y todo lo relacionado con ella.
Las doctrinas iuspositivistas legitiman el Derecho positivo en los factores empíricos que
constituyen la estructura de la sociedad. Encuentra justificación dentro del mismo sistema al que
pertenece. Se mantiene una legitimación interna a diferencia del iusnaturalismo.
La única normatividad jurídica que se admite es la que se pueda conocer de una manera
inmediata. Se rechaza la naturaleza meta-empírica del Derecho natural.
Se sostiene una clara postura monista: solo existe un Derecho, que es el positivo, que se
caracteriza:
a) El Derecho se ve como un sistema de normas coactivas.
b) Se otorga primacía a la Ley como fuente del Derecho.
c) Se concibe el ordenamiento jurídico como un sistema cerrado y auto-suficiente, donde se
dan las notas de plenitud y coherencia.

POSITIVISMO
Derecho: sistema de normas coactivas.
Primacía de la Ley
Ordenamiento jurídico pleno y coherente.

La ciencia jurídica contemporánea, se ve influenciada por dos escuelas:


• La escuela histórica del Derecho: El Derecho es un producto de la historia, solo existe el
Derecho histórico concreto que debe constituir el objeto de estudio científico del Derecho
Igualmente la justicia solo se puede deducir de la historia y sus distintas culturas.
La característica de esta escuela, frente al positivismo en general, es que da preeminencia a
la costumbre frente a la ley como fuente jurídica.

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• La escuela analítica inglesa: la característica principal del Derecho es su estructura
imperativa. Se considera al soberano como única fuente del Derecho y a la norma jurídica
como instrumento de ese poder normativo.
Dentro de las corrientes positivas contemporáneas, debe mencionarse:
• La Teoría pura del Derecho de Kelsen, que intenta encontrar la pureza del método
jurídico. Considera que el estudio del Derecho pertenece a la esfera de lo normativo y que
debe ser estudiado de forma autónoma, alejado de elementos extraños a el.
Según Kelsen, la pureza del método jurídico debe alcanzarse al margen de las dos
tendencias que se enfrentan a el:
a) La tendencia ético-política que realiza el estudio de las normas jurídicas centrándose en
si su contenido es justo o no.
b) La tendencia sociológica que relaciona hechos con normas, explicaciones causales con
preceptos. Se centra en el estudio de los hechos, que pertenecen al campo del ser, de la
naturaleza, mientras que el Derecho pertenece al campo del deber ser, de las normas.
El Derecho debe ocuparse exclusivamente del fenómeno jurídico en cuanto norma. El
Derecho no es otra cosa que su forma normativa con una estructura determinada.
Kelsen: “La Teoría pura del Derecho (…) quiere liberar a la ciencia jurídica de todos los
elementos que le son extraños (…). La jurisprudencia se ha confundido con la psicología y
la sociología, con la ética y la teoría política.”
La solución iuspositivista al problema de justificación de las leyes tiene la virtud de centrarlo en
la propia experiencia humana, en el campo de lo probable. Sus principales críticos, consideran
insuficiente el hecho de reducir lo jurídico a meros datos de historicidad y positividad.

3. LOS PRINCIPALES VALORES JURÍDICOS ACTUALES.

3.1. Valor jurídico fundamental: La Justicia.

La mayor parte de los autores consideran la justicia como el valor jurídico por excelencia. Pero
una parte importante de la doctrina la ve más como una función básica del Derecho, que considera
que, como orden normativo específico, su principal función es hacer posible la Justicia en la
sociedad.
RelaciónentreJusticiayDerecho.
A la hora de explicar la relación mutua entre Derecho y Justicia, existen varias posturas
doctrinales:
a) Concepcióniusnaturalista. Mantiene que la justicia es el criterio orientador esencial del
Derecho. No puede concebirse Justicia sin Derecho. Lo que identifica al Derecho es
precisamente su contenido de Justicia.
Las normas jurídicas para definirse como tales, deben ser conformes con el contenido justo
de las normas del Derecho natural y si no lo hacen no son auténtico Derecho.
Para S. Agustín las leyes injustas no son leyes, para Sto. Tomás son corrupción de leyes, en
ningún caso serán autentico ordenamiento jurídico.

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El resto de caracteres del Derecho (coactividad, generalidad, publicidad, etc...) se derivan de
la necesidad que tiene el Derecho de observar un contenido justo.
Desde esta concepción, la escolástica española defiende un derecho de resistencia de los
súbditos cuando se les intenta imponer unas leyes injustas.
b) Concepciónpositivista. Defiende que la Justicia no es un elemento esencial del Derecho, si
no que está vinculada a los juicios de moral. Cuando se determina que una disposición es
justa o injusta, se está llevando a cabo una valoración moral y subjetiva.
Una norma es jurídica porque reúne unos determinados requisitos formales (proceder de un
órgano competente, haber sido publicada..) independientemente de su contenido.
Mantener lo contrario sería tanto como dejar en manos de la consideración de los
particulares lo que es Derecho y lo que no lo es, de tal manera que la seguridad jurídica y la
certeza se verían afectadas seriamente, lo que redundaría en perjuicio del bien común.
Lo que es o no justo, viene determinado por la ley: Justicia es lo que define la ley como tal.
Se identifica Derecho con Justicia, pero es el Derecho quien determina a la justicia y no al
revés.
c) Concepciónecléctica. Considera que la Justicia es el valor fundamental cuya consecución
debe perseguir el Derecho.
Como ningún ordenamiento puede cumplir plenamente las exigencias del ideal de Justicia,
de ninguno se puede predicar que sea radicalmente justo. Pueden existir normas injustas si
que por ello pierdan su esencia de normas jurídicas.
Lo que las caracteriza son los requisitos formales, ahora bien, lo que si debe intentar
cualquier Derecho es tender hacia el ideal de Justicia.
Compagina las tesis isupositivistas e iusnaturalistas.

Posturas Doctrinas
La Justicia es el criterio
orientador esencial del IUSNATURALISMO
Derecho.
La Justicia no es
Relaciones
elemento esencial del IUSPOSITIVISMO
Derecho-Justicia
Derecho.
La Justicia es el valor
fundamental del ECLECTICISMO
Derecho.

ElconceptodeJusticia.
Como ocurre con el resto de valores, es difícil delimitar el concepto de Justicia y más aún
encontrar una definición mayoritariamente aceptada.
Desde el punto de vista histórico, deben estudiarse las concepciones de Platón y Aristóteles, que
han trascendido a su propia época y constituyen la teoría clásica de la Justicia.

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• Platón. En “La República” ya recoge las grandes concepciones que se van a dar de la
Justicia a lo largo de la historia, que son:
a) La postura positivista, engloba las posiciones de los que defienden que la justicia es la
voluntad del más fuerte. Pero esa voluntad aparece expresada en las leyes.
b) La postura formal, ve la justicia como la actitud de dar a cada uno lo que le corresponde.
Ulpiano lo define: “es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”
El problema histórico ha sido determinar qué era “lo suyo” de cada cual, qué es lo que
corresponde a cada miembro de la sociedad.
c) La postura material. Refleja la posición personal de Platón cuando define la Justicia
como la plenitud y armonía de las virtudes en los individuos y en la sociedad, el es bien
supremo y solo se llega a su conocimiento a través de la contemplación.
• Aristóteles. Diferencia dos clases de Justicia (clasificación que se ha mantenido vigente
hasta nuestros días:)
a) Justiciageneral (universal) coincide con la virtud de la Justicia, la virtud total. Es el
concepto ético de Justicia.
b) Justiciaparticular. Es un concepto político de Justicia y se produce en las relaciones
intersubjetivas en la sociedad.
Su objetivo es la igualdad, sin embargo, considera que tratar idénticamente todos los
casos puede llevar a la injusticia, puesto que los casos desiguales hay que tratarlos
desigualmente. Lo que lleva a subdividir la justicia particular en dos clases:
▪ La distributiva o proporcional. Es el criterio para repartir o
distribuir los honores o bienes en que han de participar los ciudadanos en
proporción a los méritos que ostenten. Impera en las relaciones entre la sociedad y
sus miembros.
▪ La correctiva o sinalagmática. No toma en consideración los méritos
de las personas sino el simple valor de las cosas. Se busca la estricta igualdad. Es el
criterio que debe imperar en las relaciones contractuales y entre particulares.
Se divide a su vez entre:
• Conmutativa. Se da cuando es la voluntad de las partes la que marca la igualdad.
Requiere que exista igualdad entre lo que se da (prestación) y lo que se recibe
(contraprestación)
• Judicial. Aparece cuando es el juez el que impone la igualdad. Es aplicable a las
violaciones de las normas y acuerdos. Exige la paridad entre el daño causado y la
reparación del mismo.
Aristóteles, también hace una distinción entre los justo natural y lo justo legal.
a) Justo natural, es aquello que es considerado como justo en cualquier lugar y cultura, con
independencia de la voluntad de los hombres. En todas partes tiene la misma fuerza, no
depende de nuestra aprobación o desaprobación.
b) Justo legal, depende de lo establecido por cada ley, es variable.

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Lo que denominamos justo legal, debe ser enderezado por la equidad, puesto que toda
ley es general y por ello, es deficiente cuando se aplica a casos concretos que presentan
particularidades no previstas en la norma.
La equidad es una rectificación de la ley en la parte en que ésta es deficiente por su
carácter general.
• En la última mitad del siglo XX ha sido prolífica en pensadores que han reflexionado sobre
la justicia. Nos centramos en la defendida por Kelsen.
Kelsen en su ensayo ¿Qué es la Justicia? La define desde dos puntos de vista:
a) Como una característica posible y no necesaria de un orden social.
b) Secundariamente como una virtud humana, pues se actúa justamente cuando la conducta
coincide con ese orden social justo.
Pero, ¿cuando consideramos un orden social justo? Responde primeramente afirmando que
lo es cuando regula las conductas de manera que permite a todos alcanzar la felicidad. Lo
que lleva a preguntar ¿que es la felicidad? Entendiendo por tal un sentimiento subjetivo, no
puede existir un orden justo porque la felicidad de uno entrará en contraposición con la de
los demás.
Aparece así el conflicto de intereses y surge la justicia como problema: un interés solo
encuentra satisfacción a costa de otro. Se hace necesario decidir cual de ellos se considera
más valioso y digno de protección, por lo que se traslada la problemática al conflicto de
valores.
Según Kelsen, el conflicto de valores no puede resolverse de manera racional, es el lado
emocional de nuestra conciencia quien resuelve el conflicto. La jerarquía de valores tendrá
siempre un carácter subjetivo y por tanto relativo.

3.2. Valores jurídicos colectivos.

Son aquellos que contemplan intereses del grupo social. Los mas relevantes son:
1. LaPazsocial. Es una aspiración de cualquier grupo conseguir que las relaciones dentro del
mismo se lleven a cabo de modo pacífico. Este valor solo puede ser fruto de la justicia, en
caso contrario no sería más que la implantación de la justicia.
Se distingue paz social en dos sentidos:
a) Sentido objetivo de paz social como la eficacia de un sistema que realiza los valores para
cuyo logro fue instituido.
b) Sentido subjetivo sería la convicción de que las reglas ordenadoras eficaces son, también
justas.
Eficacia y Justicia deben armonizarse para lograr la paz en sociedad.
2. Elbiencomún. Sería el de todos y cada uno de sus miembros. Aunque en ocasiones hay que
dar prioridad a la esfera colectiva frente a la individual para conseguir la supervivencia del
grupo social, no es posible conseguir el bien de una colectividad si sus miembros se
encuentran insatisfechos y sin posibilidades de realización personal.
El bien común se alcanza cuando los miembros de la sociedad gozan de la posibilidad de

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acceder a los medios necesarios para satisfacer sus necesidades y para el desarrollo de su
personalidad. La justicia es también condición necesaria para el bien común.
3. Laseguridadjurídica. Es un valor que surge vinculado al concepto de Estado de Derecho.
Es el Estado fuente de seguridad al afianzar el monopolio de la coacción y actuar a través de
normas jurídicas.
Para algunos autores se trata de un carácter esencial del Derecho en vez de un valor.
Se diferencian dos dimensiones de seguridad jurídica: la certeza del orden jurídico y la
confianza en el orden jurídico.
Los elementos básicos constitutivos de la seguridad jurídica son:
a) La generalidad: que las normas sean aplicables a la gran mayoría de ciudadanos y
casos.
b) La publicidad: que se publiquen en medios que favorezcan el conocimiento por parte de
los miembros de la sociedad.
c) La claridad: inteligibles para todos.
d) Estabilidad: que se mantengan en vigor durante un tiempo razonable.
e) La irretroactividad: que no se apliquen a casos y situaciones anteriores a la entrada en
vigor de la norma.
f) La plenitud: que no dejen casos o situaciones sin cobertura legal.
La seguridad jurídica se considera una condición de otros valores, solo a través de la
creación de un entorno de paz y de certeza sirve para fundamentar derechos y principios de
organización.

3.3. Valores jurídicos individuales.

Son los que afectan a los intereses de los individuos y se han convertido en los ejes en trono a los
que se ha centrado la reivindicación de los derechos humanos. Intrínsecamente constituyen
exigencias de la existencia humana.
Estos valores son:
1. Ladignidadpersonal. Implica la garantía negativa de que la persona no va a ser objeto de
ofensas y humillaciones y además implica la garantía positiva del pleno desarrollo de su
personalidad. Es decir, el reconocimiento de la total autodisponibilidad de las posibilidades
de actuación y de la autodeterminación nacida de la proyección histórica de la razón
humana.
La dignidad personal se manifiesta también en la autoconciencia que es una cierta
preeminencia moral por ser el hombre un ser capaz de tener conciencia de su propio modo
de ser dentro del mundo.
Buena parte de la doctrina, defiende que la dignidad es el valor básico fundamentador del
resto de valores individuales y de los derechos humanos, que explica las necesidades de la
persona en el ámbito moral.
Se constituye como un principio material de Justicia, como un límite del Derecho positivo a

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la luz del cual se interpretan los demás. A pesar de todo se hace difícil determinar en que
consiste este valor y cuál es su contenido.
2. Lalibertadpersonal. Hablar de libertad obliga a especificar:
• De qué cosas se es libre: implica autonomía, ausencia de vínculos, presiones o
coacciones externas.
• Para que actividades se es libre: posibilidad de realizar determinadas conductas.
• Respecto de quien se es libre: contexto externo de su ejercicio, dimensión social y
comunitaria de la libertad.
Algunos autores hablan más bien de autonomía personal: valor que exige el reconocimiento
de la libre decisión individual sobre los propios intereses siempre que no afecte a terceros, o
exige el respeto a la posibilidad de adopción por los sujetos de decisiones racionales no
constreñidas.
3. Laigualdadpersonal. Muchos autores lo consideran un artificio normativo pues la realidad
demuestra que las diferencia existentes entre los hombres son múltiples, profundas y
constantes.
Sin embargo basados en la dignidad, se puede declarar que todos los seres humanos son
básicamente iguales y así deben ser tratados en cuanto miembros de la sociedad.
Se reconocen dos manifestaciones de la igualdad:
• La igualdad formal que sería el principio de igualdad ante la ley. Reconoce que todos
los ciudadanos deben ser tratados igual por el Derecho. Se concreta en los siguientes
postulados:
a) Generalidad de la ley: las normas y los tribunales deben ser idénticos para todos.
b) Equiparación ante la ley, se contempla la irrelevancia de determinadas diferencias:
trato igual de circunstancias o de situaciones que son diferentes.
c) Diferenciación ante la ley, se atiende a diferencias esenciales: situaciones o
circunstancias aparentemente semejantes deben ser tratadas de manera diferente.
• La igualdad material supone el equilibrio de bienes y situaciones económicas y
sociales. En aplicación de este criterio, se exige la igualdad de los individuos en el
acceso a los bienes y servicios de la sociedad
La lista de valores, no es cerrada y exhaustiva, los señalados son los más esenciales y
representativos de nuestro ámbito cultural, pero podrían haberse tomado más en consideración.

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LECCIÓN 16

EL PROTAGONISMO ACTUAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

1. APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE DERECHOS HUMANOS.

La expresión “derechos humanos” ha tenido un gran impulso a mediados del siglo XX gracias a
la influencia de la Declaración Universal de 1948, siendo hoy muy utilizado en el debate político,
reuniones científicas, actividades culturales, movimientos sociales, religiosos, etc...
Sin embargo no hay un concepto comúnmente aceptado de derechos humanos, sino que varia el
contenido conceptual del termino, según cuales sean la posición e intereses de quien lo usa.
En general cuando se pronuncia el nombre “derechos humanos” se pretende designar el conjunto
de facultades o poderes que le corresponden a cada uno de los miembros de la especie humana en
razón de su propia humanidad (por el simple hecho de ser hombres.) Son aquellos derechos que
todos los individuos tienen, con independencia de que les hayan sido reconocidos o no por los
respectivos ordenamientos jurídicos históricos.
Los actuales derechos humanos conservan la inspiración básica de la doctrina clásica de los
derechos que tienen todos los hombres como dotación originaria de su propia naturaleza. Se
entienden también como derechos subjetivos originarios que poseen todos los ciudadanos y que
constituyen una barrera frente a cualquier posible intromisión arbitraria de los gobernantes.
Precisamente, este es el motivo de que su fuerza no puede provenir del poder político ni del
Derecho, puesto que éstas son dos instancias pueden ser potenciales enemigos contra los que los
derechos humanos pretenden actuar como barreras de protección.
La consistencia y vigor de los derechos humanos no dependen del reconocimiento que les
otorgan las declaraciones que los proclaman, sino que son previos y superiores a tales
declaraciones, poseen una juridicidad originaria, es decir, en algún sentido, natural, pre-social y pre-
política.
Los “derechos humanos” son unos derechos cuyo reconocimiento y protección no puede
depender de la arbitraria decisión del gobernante de turno, siendo esta idea común a todos los
colectivos e individuos que usan el término actualmente.

2. EL DEBATE SOBRE LA NECESIDAD DE ELABORAR


DOCTRINALMENTE UNA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS
HUMANOS.

2.1. Planteamiento general.

La determinación de las bases doctrinales por las que se sustenta la proclamación de los derechos
humanos como facultades o poderes que han de serle reconocidos a todos los hombres por los
respectivos ordenamientos jurídicos es una tarea muy complicada.

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En el seno de la UNESCO, cuando se trató de dar fundamentación teórica a la Declaración
Universal, a pesar del acuerdo en la necesidad de proclamarlos e incluso del acuerdo en la
determinación de los derechos que debían ser proclamados, hubo de renunciarse al intento de
establecer los valores y principios que podían ser generalmente aceptados.
Muchos estudiosos, ante esta complicación, han optado por soslayar el problema de la
fundamentación teórica, centrando su atención en estudiar cómo, cuando y con que alcance han
llegado a ser incorporados a los textos positivos.
Sin embargo las justificaciones orientadas a poner de manifiesto las bases históricas y
sociológicas de los derechos humanos, aunque son útiles para aclarar las implicaciones y el sentido
del reconocimiento de estos derechos, se muestran incapaces de resolver el problema que se plantea
cuando se formula la pregunta sobre el fundamento de los derechos humanos.
No podemos detenernos en los simples datos que explican la existencia de los derechos humanos,
se hace imprescindible encontrar las razones que avalan su exigibilidad teórica. Se necesitan
argumentaciones capaces de llevar a la mayoría de los hombres a aceptar que los derechos básicos
de la persona vienen impuestos por exigencias de la propia racionalidad humana.

2.2. Las posturas que niegan la necesidad e incluso posibilidad de la


fundamentación racional.

Algunos estudiosos han llegado a la conclusión de que es imposible encontrar una respuesta con
validez absoluta sobre la fundamentación racional de los derechos humanos. Algunos incluso
afirman que ese fundamento no existe y por tanto consideran vano buscar teles fundamentos y se
centran en analizar los distintos factores que pueden contribuir a una mejor y mas amplia
realización efectiva de los derechos.
Ha sido el pensador italiano N. Bobbio el representante de los pensadores de la idea de que no es
posible encontrar un fundamento absoluto de los derechos humanos, que llegó a reforzar con la
afirmación de que el problema del fundamento de los derechos del hombre ha tenido su solución en
su reconocimiento legal en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la
asamblea General de las Naciones Unidas en 1948.
Sin embargo esta doctrina tiene su revisión crítica fundamentada en los siguientes hechos:
• No se puede tener la total seguridad de que no es posible encontrar una fundamentación que
tenga validez absoluta, si no que hay suficientes razones para pensar lo contrario.
• La fuerza de un simple hecho legislativo desaparece en el mismo momento en que aparece
otro hecho legislativo contrario del mismo nivel de jerarquía y generalidad.
Así pues, el manifiesto carácter histórico del reconocimiento de los derechos humanos no impide,
desarrollar una argumentación demostrativa de la ineludible necesidad moral de su proclamación y
garantía en los ordenamiento de todas las sociedades humanas políticamente organizadas.

3. DIVERSAS FUNDAMENTACIONES DE LOS DERECHOS HUMANOS.

3.1. Doctrinas iusnaturalistas.

La fundamentación iusnaturalista de los derechos humanos, se caracteriza por construirse en


torno a la idea de la naturaleza racional y moral de los seres humanos, señalando ésta como raíz

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explicativa y justificadora de la existencia y reconocimiento de tales derechos.
La naturaleza racional, contiene en si misma un dinamismo operativo que aporta al sujeto
posibilidades y poderes de actuación en el seno de la organización social. Es decir, son derechos
primarios que corresponden de forma natural a cada sujeto.
Así que, según la concepción iusnaturalista, los derechos humanos forman parte de cada sujeto,
como exigencia de su peculiar modo de ser humano, de forma que los hombres tienen la evidencia
racional de que estos derechos le son debidos por imposición de su propia naturaleza y no por
cualquier tipo de concesión positiva de la sociedad políticamente organizada de la que forman parte.
La teoría, de raíz medieval, de los derechos “naturales” y primarios fue el primer origen de los
que con el tiempo, terminaron siendo designados como derechos humanos. Sin embargo, no todos
los considerados actualmente derechos humanos fueron derechos personales originarios, “naturales”
en sentido propio.
Sólo se considerarán derechos humanos aquellos que corresponden a los hombres bajo todas las
circunstancias y situaciones y que, en consecuencia, no pueden ser negados nunca.
Fue en la edad moderna donde se intensificó la preocupación por el reconocimiento de las
prerrogativas que corresponden a los miembros de la sociedad por el hecho de ser hombres. En esta
época se ampliaron el número de derechos naturales y se modificó su caracterización, adquiriendo
una creciente configuración individualista y antiestatista, hasta el punto que que un sector del
iusnaturalismo cristiano escolástico reconociera a los infieles un derecho natural que les ponía a
salvo del derecho de conquista defendido por otros sectores.
A pesar de los distintos planteamientos de las distintas tendencias del iusnaturalismo, muchos
autores afirman que la fundamentación iusnaturalista es la única posibilidad de todo intento racional
de justificación de los derechos humanos, especialmente cuando se pretende encontrarles una base
de apoyo que, desde un punto de vista lógico-ontológico, preceda a los ordenamientos jurídicos
históricos.

3.2. Doctrinas iuspositivistas.

Hay múltiples orientaciones y planteamientos dentro de la corriente iuspositivista, sin embargo el


rasgo característico de las actitudes positivistas es que el fundamento de la validez de los derechos
humanos se encuentra siempre en los factores empíricos que constituyen el tejido de la propia
organización social.
El fundamento ha de buscarse, dentro del propio tejido de las realidades y circunstancias
culturales en las que nacen y se realizan los derechos humanos. Esta tesis central ha recibido sin
embargo diferentes matizaciones dentro del positivismo según sus distintas tendencias.
• Positivismo legalista. Según esta visión, los individuos son titulares de derechos
fundamentales en tanto en cuanto, el ordenamiento jurídico del Estado del que forman parte,
se los ha reconocido.
No hay más derechos que los reconocidos en las leyes. El fundamento de los derechos
humanos está en la ley que los protege y reconoce.
• Positivismo historicista. La titularidad de los derechos que tienen los ciudadanos se basa en la
respectiva tradición jurídica nacional, no en abstractos principios de razón que los afirman
como derechos originarios de la naturaleza.

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Sólo hay derechos históricos, aquellos que tienen los ciudadanos por su condición de
miembros de una determinada comunidad jurídica en la que tradicionalmente son
reconocidos tales derechos.
• Positivismo sociologista. El reconocimiento y garantía de los derechos humanos tienen
fundamentación en su efectiva incorporación a las prácticas habituales de la vida social, a
través de varios mecanismos:
◦ Su aceptación generalizada por parte de la opinión pública y la consiguiente presión que
dicha opinión pública ejerce sobre los gobiernos de los estados y las diferentes
organizaciones internacionales.
◦ A través de la reiterada experiencia de su evidente contribución a la mejora de las
condiciones de vida de la mayoría de los hombres.
Algunos autores señalan que fundamentar los derechos humanos en base al cálculo de
las consecuencias útiles que aportan a la sociedad, hace que dichos derechos queden a
expensas de las metas que se fije la sociedad en cada caso, convirtiéndose dicho
fundamento en poco seguro para los derechos humanos que son inherentes a la
individualidad personal.

3.3. Doctrinas axiológicas.

Las doctrinas axiológicas afirman la existencia de ciertos valores o principios (en general
morales) que están dotados de objetividad meta-empírica y que están llamados a actuar como guías
de orientación de las normas jurídicas que establecen los legisladores políticos.
Estas doctrinas buscan el fundamento de los derechos humanos en unos valores o principios
(jurídicos o morales) que tienen validez, independientemente de las regulaciones jurídicas positivas.
Estos valores cumplen la función de actuar como guías de las legislaciones políticas y su efectiva
corrección o justicia. Determinan como deben actuar esas legislaciones en relación con el
reconocimiento y la protección de los derechos humanos.
Parte de la doctrina axiológica fundamenta los derechos humanos en valores éticos trascendentes,
objetivos e independientes de la naturaleza humana y que por tanto se encuentran muy alejadas de
la doctrina iusnaturalista. Sin embargo, otra parte de la doctrina parece estar mucho más cerca del
iusnaturalismo al fundamentar los derechos humanos sobre la exigibilidad de las necesidades
existenciales básicas comunes a todos los hombres por igual.

4. LA RECEPCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS


CONSTITUCIONES ESTATALES: LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.

Ya en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 se proclamaba: “toda
sociedad en la cual la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de poderes
establecida, carece de constitución.”
Desde entonces, se viene reconociendo el carácter fundamental que corresponde a los derechos
humanos dentro de los sistemas constitucionalistas de organización política. De modo que las
declaraciones de derechos constituyen el primer elemento de la estructura interna de las nuevas
constituciones.
La expresión “derechos fundamentales” se desarrolló en la cuna de la concepción estatista de los

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derechos públicos subjetivos, designando así aquellos derechos que les han sido reconocidos a los
ciudadanos por las respectivas constituciones y leyes fundamentales. Posteriormente su uso fue
derivando del concepto originario, pasando a designar también aquellos derechos que por su
importancia, son básicos en la vida de todos los hombres, y por ese camino, ha llegado a ser
utilizada como sinónimo del término “derechos humanos.”
Por tanto, por “derechos fundamentales” pueden entenderse dos significados distintos:
• El correspondiente a su uso original de derechos reconocidos por las leyes fundamentales
del respectivo ordenamiento jurídico.
• El de los derechos básicos que tienen todos los individuos por exigencia de la propia
dignidad personal que les es naturalmente inherente.
Sin embargo, no es apropiado confundir los derechos proclamados como fundamentales en las
constituciones estatales, con los derechos que tienen los individuos por el mero hecho de ser
hombres. La razón es que esta identificación implica socavar la capacidad legitimadora de las
luchas por su reconocimiento y garantía frente a cualquier posible desconocimiento o violación.
El nombre “derechos fundamentales” debe reservarse únicamente para mencionar a aquellos
derechos básicos de la persona que han sido expresamente reconocidos por las leyes fundamentales
del Estado. Por el contrario el termino “derechos humanos” debe emplearse para designar a todos
los que pertenecen a los sujetos en razón de su pertenencia a la categoría de las personas humanas.

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LECCIÓN 17

LA DIVERSIFICACIÓN SISTEMÁTICA DEL CONOCIMIENTO


JURÍDICO.

1. PANORAMA DE LOS SABERES JURÍDICOS EN LA ACTUALIDAD.

El panorama actual de los saberes jurídicos está definido por la presencia de cuatro grandes
grupos o bloques:
• El saber jurídico vulgar: se corresponde con los conocimientos que tienen sobre el Derecho
la mayoría de ciudadanos gracias a su propia experiencia y a la información que recibe del
entorno social.
• El saber jurídico técnico-práctico: esta formado por los conocimientos relativos a las
diferentes técnicas y procedimientos de los procesos de creación y aplicación del Derecho.
Es un conocimiento de reglas de operatividad jurídica utilizado por los diferentes
profesionales del Derecho denominados “operadores jurídicos.”
• El saber jurídico científico. (Se desarrolla en el apartado 3 de esta lección)
• El saber jurídico filosófico. (Se desarrolla en el apartado 4 de esta lección)
Podría incluirse a mayores en esta clasificación el saber jurídico teológico ya que la normatividad
social y jurídica fue durante mucho tiempo analizada e interpretada dentro del modelo hermenéutico
de las concepciones religiosas. La vinculación incluso confusión del Derecho con la religión sigue
siendo un principio vigente en algunas culturas y organizaciones sociales, por lo que la visión
teológica es básica para la adecuada comprensión del Derecho.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que existe un amplio intercambio entre el conocimiento
práctico del Derecho, el pensamiento jurídico científico y la reflexión jurídico-filosófica que
permite lograr la integración del saber jurídico. No son mas que tramos o fases del saber jurídico
que se desarrollan desde perspectivas distintas y parciales y que como tales, se constituyen en
reflexiones mutuamente complementarias.

2. EL SENTIDO Y LA FUNCIÓN DE LAS CIENCIAS DEL DERECHO.

El conocimiento científico del Derecho está definido por una serie de rasgos entre los que
destacan: su carácter simultáneamente teórico y práctico, su alcance parcial, su vocación de mutua
complementariedad, su vinculación a la experiencia, perfil descriptivo, adscripción al ámbito de lo
cultural y su función crítico-directiva.
Las ciencias jurídicas tienen carácter teórico ya que sus principales herramientas son los
conceptos y procedimientos lógicos de derivación que desarrollan un conocimiento abstracto y
generalizador que se mantiene en el plano de los principios y de las relaciones causales.
A través del análisis de sus elementos, (como la dimensión histórica, la vocación social, el

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carácter normativo, la funcionalidad sistemática, las conexiones lógicas de sus elementos o la
significación de los conceptos fundamentales,) las ciencias jurídicas buscan el conocimiento del
Derecho con un fin teórico que ayude a comprenderlo en toda su compleja realidad.
Sin embargo, si bien son prioritariamente teóricas, las ciencias jurídicas están dotadas de una
vocación práctica en la medida que toda su estructura, medios, formas de conceptuación y de juicio
participan de un conocimiento directamente centrado en una realidad orientada hacia la aplicación
práctica. Las ciencias jurídicas han de orientar la actividad de los distintos operadores jurídicos.
El campo de las diversas ciencias jurídicas es limitado y parcial por ser especializado. Cada una
de las ciencias jurídicas desarrollan conocimientos limitados en parcelas o sectores que en su
conjunto permiten alcanzar una visión comprensiva global de la realidad multidimensional del
Derecho. Existe una complementariedad estructural y funcional entre las distintas áreas
diferenciadas del conocimiento científico del Derecho.
Otro rasgo característico de las ciencias jurídicas es que han de ser contrastadas con la
experiencia aportada por el Derecho como realidad. Las ciencias jurídicas cuentan siempre con
hechos experimentales dado que las normas jurídicas, las costumbres, las sentencias judiciales,
resoluciones administrativas, contratos, etc... son hechos reales enmarcados en circunstancias
históricas y culturales. Las ciencias jurídicas intentan encontrar respuestas a como nace, cómo es y
cómo funciona el Derecho.
Ahora bien, a pesar de esta conexión con los hechos reales, las ciencias jurídicas no se encuadran
en el campo de las ciencias naturales, sino más bien en el terreno de las ciencias culturales ya que su
objeto es un producto de cultura que ha sido creado por los hombres para dirigir y controlar su
propio comportamiento en sociedad.
El Derecho no es una realidad que pertenezca a los fenómenos del mundo físico, químico u
orgánico (propios de las ciencias naturales.) Ni tampoco es algo meramente ideal o abstracto como
los principios de la lógica, la matemática o como los ideales y valores éticos. El Derecho es una
realidad creada por los hombres para facilitar el desarrollo de la vida en sociedad.
Por ultimo, las ciencias jurídicas también tienen la misión de proporcionar conocimientos que
sirvan de pauta a quienes tienen la misión de elaborar, transformar o revisar el Derecho, es decir, los
legisladores. Estas ciencias además de incrementar el conocimiento de las deficiencias que
presentan los ordenamientos jurídicos vigentes, también pueden orientar sobre las ventajas que
pueden proporcionar su desarrollo o reforma.

3. PRINCIPALES MANIFESTACIONES ACTUALES DE LA CIENCIA


JURÍDICA.

El saber jurídico científico comprende tres grandes sectores de conocimiento:


1. Elsectordelascienciasjurídicasfáctico-sistemáticas. El Derecho como hecho social
complejo que surge junto al resto de hechos sociales característicos de la vida humana,
presenta dos perspectivas de análisis:
a) La historia del Derecho: El Derecho es una realidad histórica y evolutiva indiscutible. Si se
quiere comprender el sentido de cualquier sistema jurídico actual, es imprescindible el
conocimiento de la trayectorias que ese Derecho ha seguido hasta constituirse en lo que
es hoy. El estudio histórico del Derecho resulta imprescindible.
b) La sociología del Derecho: Basándose en la presencia permanente del Derecho en el

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sistema de fenómenos sociales, esta ciencia estudia sistemáticamente las relaciones de
interdependencia que existen entre el Derecho y los demás hechos o agentes sociales
mediante la investigación simultánea de los hechos jurídicos y su intencionalidad y
significado.
Cabe destacar otros núcleos científicos de gran interés y más reciente aparición como son el
análisis económico del Derecho, la antropología jurídica, etnografía jurídica, lingüística
jurídica, psicología jurídica y la política jurídica (ciencia de la legislación.)
2. Elsectordelascienciasjurídicasnormativo-sistémicas. El conocimiento de estas
ciencias se centra en el contenido o alcance normativo de las reglas de Derecho, tanto dentro
de las perspectiva general como en la que corresponde a cada una de ellas.
Estas ciencias centran su análisis a las normas jurídicas vigentes, en cuanto que están
vigentes y sólo mientras lo estén. Además son ciencias que se distinguen por constituir un
campo de conocimiento en el que el grado de diversificación y complejidad interna ha
crecido exponencialmente con el paso de los años. Baste como prueba la gran cantidad de
asignaturas incluidas en los planes de estudio de las facultades de Derecho: D.
constitucional, administrativo, civil, mercantil, penal, laboral, etc... o la presencia de otras
menos específicas como Teoría general del Derecho o Derecho comparado.
3. Elsectordelascienciasjurídicaslógico-sistemáticas. El estudio del procedimiento lógico
más adecuado, para desarrollar los procesos cognitivos que puedan llevar en cada caso, a la
correcta solución jurídica de los conflictos planteados, ha sido desde siempre motivo de
estudio de los juristas.
Los tratados sobre metodología del Derecho, los estudios sobre argumentación jurídica o las
recientes investigaciones sobre la informática jurídica, intentan dotar de principios y reglas
lógicas que guíen a los operadores jurídicos en la realización de su trabajo.
Aunque no ha podido demostrarse la independencia de la lógica que guía a los juristas ni
cual sea la estructura interna de este sector del conocimiento jurídico científico, su
tratamiento científico ha de incluir el estudio de dos núcleos temáticos diferenciados:
a) La problemática en relación con el razonamiento de los juristas y la argumentación
jurídica. (Abordados por la Interpretación jurídica y la Metodología del Derecho.)
b) La investigación sobre la estructura lógica de las normas y las posibilidades de
formalización y cálculo de los razonamientos jurídicos. (Estudiados por la Lógica
deóntica.)

4. EL SENTIDO Y LA FUNCIÓN DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO.

Se estudia aquí la utilidad que ofrece el conocimiento filosófico del Derecho al sistema general
del saber jurídico, al proceso de explicación racional del fenómeno jurídico y al proyecto de
preparación o formación de los juristas.
La reflexión filosófico-jurídica surgió de la propia actividad de los juristas prácticos y de los
científicos del Derecho como búsqueda de algunas respuestas que dicha actividad no podía
proporcionar. El saber iusfilosófico es un tipo de conocimiento jurídico necesario para cubrir
aspectos que no cubren las ciencias jurídicas particulares. En especial para fijar la noción universal
del Derecho y los conceptos jurídicos fundamentales, así como determinar los supremos criterios de
valoración en términos de justicia de los datos que ofrece la experiencia jurídica.

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Es el saber que debe aclarar y resolver los temas que sobrepasan la capacidad de explicación del
conocimiento jurídico práctico y del conocimiento jurídico científico.
La principal característica del conocimiento filosófico del Derecho es proporcionar una
explicación fundamental y global del fenómeno jurídico como entidad permanente y universal.
Trasciende la realidad jurídica positiva para pasar a considerar aspectos e implicaciones
estructurales y esenciales de esa realidad.
El conocimiento filosófico del Derecho opera en niveles máximos de generalidad y abstracción y
ha experimentado una permanente evolución interna que suele estar influenciada por la evolución
del pensamiento filosófico general.
Así, despues de estar largo tiempo mezclado y confundido en el seno de la filosofía política o de
la filosofía ética y posteriormente experimentar un gran desarrollo en los sistemas de la ciencia
como Derecho Natural, este saber, experimentó una época de crisis durante el siglo XIX hasta
quedar prácticamente reducido a una especie de teoría general de las distintas ciencias jurídicas
sectoriales. Finalmente ha recuperado de nuevo la vocación de análisis y crítica meta-positiva
ocupándose ante todo de encontrar contestación adecuada a las tres preguntas básicas:
• Cuales son los límites del conocimiento jurídico. (Pregunta epistemológica.)
• Qué tipo de ser es el Derecho.(Pregunta ontológica)
• Cuales son los valores que han de guiar la creación y aplicación del Derecho.(Pregunta
deontológica.)
El conocimiento filosófico del derecho, para no caer en la mera retórica, no debe perder de vista
la referencia a la realidad empírica del Derecho. El desarrollo de la filosofía jurídica no puede
desvincularse de la tensión que la une al Derecho positivo en cada momento de la historia y por
tanto el enfoque, sus planteamientos y conclusiones estarán influenciados por el desarrollo de las
ciencias jurídicas en cada época.

5. PRINCIPALES ÁMBITOS DE PROYECCIÓN DE LA REFLEXIÓN


IUSFILOSÓFICA.

El conocimiento jurídico filosófico se ha ido diversificando en relación con estos tres grandes
interrogantes:
• Teoríadelconocimientojurídico. El del conocimiento jurídico, desarrollado por la Teoría de
la ciencia del Derecho. Son muy diversos los fundamentos y métodos formulados por los
distintos autores, con enfoques y objetivos muy diferentes.
Aunque existe consenso en el interés del estudio de la teoría del conocimiento jurídico, la
diferente posición original de que parte cada tendencia y los diferentes intereses teóricos y
prácticos de cada una hacen que el enfoque y contenido varíen sustancialmente.
No puede hacerse una explicación objetiva del mismo, sin hacer referencia a cada una de las
corrientes filosóficas existentes.
• TeoríafundamentaldelDerecho. El de la naturaleza o modo de ser del Derecho. (Teoría del
Derecho) Esta teoría tiene la misión de determinar racionalmente “lo que el Derecho es” y
si bien existe consenso en cuanto a la función básica, las discrepancias son grandes a la hora
de definir el alcance y contenido que ha de tener dicho estudio.

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¿Esencia ideal? ¿realidad empírica? ¿realidad total? ¿los conceptos? ¿los enunciados? El
alcance y sentido efectivo de cada planteamiento da lugar a muy diferentes teorías del
Derecho.
• TeoríadelDerechojusto. El de la idealidad o deber-ser del Derecho. Desarrollado por la
teoría del Derecho justo o teoría de la Justicia. También aquí existe consenso en que la
función de la filosofía jurídica radica en su desarrollo como valoración ética, incluso se
afirma que el problema de la justicia de las leyes es el tema central de la filosofía del
Derecho. Sin embargo, son abundantes las discrepancias a la hora de especificar el enfoque,
alcance y sentido que ha de darse a esta investigación.
No es difícil imaginar, por poner un ejemplo, las distancias que separan a un iusnaturalista
orientado hacia el conocimiento del contenido del Derecho natural que es en si mismo justo
y que ha de actuar como modelo y unidad de medida del Derecho positivo, de un filósofo
del Derecho identificado con la dialéctica marxista.
Estas tres teorías generales representan en la actualidad el bloque completo del conocimiento
jurídico filosófico, habiéndose cada una de ellas de ocupar a su vez de explicar múltiples cuestiones
concretas que quedan fuera del campo de acción del las diversas ciencias jurídicas.
Por otro lado, las distintas teorías no son independientes unas de otras, sino que mantienen una
estrecha vinculación de enfoque y método de forma que las respuestas que se dan en una de ellas,
estén asentadas en alguna de las soluciones ofrecidas en las otras.

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