- FINALIDAD:
II.- OBJETIVOS:
2.1.-OBJETIVO GENERAL:
Aplicar un proceso de enfermería efectivo a un paciente con fractura de femur para mejorar su
estado de salud y aumentar sus años de vida útil por medio de técnicas de valoración, de
análisis y deducción para llegar al manejo adecuado de nuestro usuario.
2.2.-OBJETIVO ESPECIFICOS:
Corregir signos y síntomas adversos que puedan complicar el estado de salud de nuestro
usuario.
Dar una adecuada enseñanza sobre la patología y el manejo de la misma tratando de eliminar
las mayores dudas que nuestro cliente pueda tener.
5.1.- DEFINICION: La fractura es una de las lesiones óseas más comunes y típicas, que se puede
dar o suceder en un sinfín de situaciones. Por lo general, la fractura suele traer un profundo
dolor a quien la sufre porque supone la rotura de la unión que normalmente se da entre dos o
más huesos, como también el quiebre de algún hueso entero en alguna de sus partes. Sin
embargo, la fractura es una lesión bastante simple de sanar, en la mayoría de los casos no
requiere intervención quirúrgica si no reposo y la utilización de materiales como yesos o
elementos plásticos que tienen como objetivo impedir el movimiento en la zona.
Una fractura es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa, a
consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad
del hueso. El término es extensivo para todo tipo de roturas de los huesos, desde aquellas
en que el hueso se destruye amplia y evidentemente, hasta aquellas lesiones muy
pequeñas e incluso microscópicas.
5.2.- ETIOLOGIA:
En general, la fractura se produce por la aplicación de una fuerza sobre el hueso, que
supera su resistencia elástica, en cuanto al mecanismo de aplicación de dicha fuerza
sobre el foco de la fractura, podemos clasificarlas:
Por traumatismo directo, en las cuales el foco de fractura ha sido producido por un
golpe directo cuya energía se transmite directamente por la piel y las partes blandas.
Por ejemplo, el golpe de un martillo sobre un dedo, fracturando
la falange correspondiente. En esta misma clasificación se encuentran las fracturas
producidas como consecuencia de una caída, en las cuales el hueso es el medio de
transmisión de la acción de la fuerza y el suelo u otro elemento contundente es el
elemento que reacciona, superando la resistencia ósea.
Por traumatismo indirecto, en las cuales el punto de aplicación de la fuerza está
alejado del foco de fractura. En este caso, las fuerzas aplicadas tienden a torcer o
angular el hueso. Por ejemplo, la caída de un esquiador, con rotación de la pierna,
produce una fractura a nivel medio de la tibia y el peroné, estando las fuerzas aplicada
a nivel del pie fijo y de todo el cuerpo en rotación y caída.
Si la fuerza es aplicada paralelamente al eje de resistencia habitual del hueso,
como lo que ocurre en las caídas de altura de pie sobre las vértebras, resultando
en una compresión del hueso, acortándolo, se denominan fractura por
aplastamiento.
Si la fuerza es aplicada sobre un punto de sujeción de estructuras
tendoligamentosas, desgarrando un trozo del hueso, se denomina fractura por
arrancamiento.
Por fatiga, también denominadas espontáneas, son aquellas en que la fuerza es
aplicada en forma prolongada e intermitente en el tiempo. Por ejemplo, la fractura de
marcha que se produce en algunos atletas o reclutas del ejército, que se produce en el
pie (a nivel del segundo metatarsiano)
5.3.- FISIOPATOLOGIA:
Fisiopatología
El proceso natural de curación de una fractura se inicia cuando el hueso lesionado
y los tejidos circundantes de purga, la formación de un hematoma de fractura. La
sangre se coagula para formar un coágulo de sangre situado entre los fragmentos
rotos. A los pocos días los vasos sanguíneos crecen en la gelatinosa matriz del
coágulo de sangre. Los nuevos vasos sanguíneos traer los fagocitos a la zona, que
eliminan gradualmente el material no viable. Los vasos sanguíneos también traer
los fibroblastos en las paredes de los vasos y éstos multiplicarse y producir fibras
de colágeno. De esta forma el coágulo de sangre se sustituye por una matriz de
colágeno. Consistencia de goma de colágeno permite que fragmentos de hueso se
muevan sólo una pequeña cantidad a menos que se aplique una fuerza severa o
persistente.
En esta etapa, algunos de los fibroblastos comienzan a establecer la matriz ósea
en forma de monómeros de colágeno. Estos monómeros se ensamblan
espontáneamente para formar la matriz del hueso, para que los cristales se
depositan en hueso entre, en la forma de cristales insolubles. Esta mineralización
de la matriz de colágeno que se pone rígido y lo transforma en hueso. De hecho, el
hueso es una matriz de colágeno mineralizada; si el mineral se disuelve fuera del
hueso, se hace gomosa. La curación del callo óseo es en promedio lo
suficientemente mineralizada a aparecer en los rayos X dentro de 6 semanas en
adultos y menos en niños. Este hueso inicial "tejido" no tiene las propiedades
mecánicas fuertes de hueso maduro. Por un proceso de remodelación, el hueso
tejido es reemplazado por hueso maduro "laminar". Todo el proceso puede durar
hasta 18 meses, pero en los adultos la fuerza de la curación del hueso es por lo
general 80% de lo normal a los 3 meses después de la lesión.
5.4.- ASPECTOS EPIDEMIOLOGICOS
La incidencia de las fracturas está influida en cierta medida por el sexo y la edad,
de modo que:
En mujeres mayores de 60 años la incidencia es mayor en tobillo y radio distal.
En los hombres las fracturas son más frecuentes durante la juventud,
normalmente a causa de traumatismos de alta energía.
Las fracturas de fémur y humero proximal son poco frecuentes pero en la
juventud, pero a partir de los 60 años su incidencia aumenta exponencialmente,
siendo especialmente relevante en las mujeres debido a la osteoporosis.
5.5.- FACTORES DE RIESGO
Estos son los principales factores de riesgo, para padecer fracturas frente a mínimos traumatismos o
por fragilidad (las más frecuentes son: cadera, muñeca, columna, ésta última pasa muchas veces
desapercibida por el paciente y el médico si no se las busca intencionadamente)
1) Edad avanzada (a mayor edad mayor posiblidad de fracturarse, sobre todo en el sexo femenino
luego de la menopausia)
2) Baja masa ósea (que se puede detectar por medio de la Densitometría ósea)
4) Antecedentes familiares de primer grado de fracturas (sobre todo fractura de cadera en padre y/o
madre)
5) Pacientes que toman corticoides en forma prolongada (dosis tan pequeñas como 2,5 mg de
prednisona por día por un período de 3 o más meses ya modifica la estructura ósea debilitándola)
9) Sexo femenino
11) Baja ingesta de calcio (lo cual tiene importancia desde la infancia, ya que si se obtiene en la vida
adulta un bajo pico de masa ósea, aumentan las probabilidades de fracturas)
19) Sedentarismo
Sin embargo, debe tenerse presente que fracturas de rasgos muy finos, de huesos
esponjosos (escafoides carpiano), fisuras o fracturas incompletas, o "por
cansancio o fatiga", suelen expresarse por dolor tan tenue y poco relevante que
con facilidad inducen a engaño.
2. Impotencia funcional
Constituye un signo importante para el diagnóstico; sin embargo, no son pocas las
fracturas en las cuales la impotencia funcional es mínima, compatible con una
actividad casi normal.
Presentan impotencia funcional relativa, fracturas de huesos esponjosos, con
escasas exigencias mecánicas (escafoides carpiano), algunas fracturas epifisiarias
enclavadas (cuello del húmero, maleolo peroneo o tibial), diáfisis del peroné,
fractura de cuerpos vertebrales, especialmente dorsales, etc.
Producida por las desviaciones de los fragmentos óseos, sea por contractura de
las masas musculares insertas en ellos o por la fuerza misma del impacto.
Son muy notorias en fracturas de huesos que prestan inserción a fuertes masas
musculares, determinando desplazamientos tan característicos que llegan a ser
patognomónicos; por ejemplo: fractura del cuello del fémur, de clavícula, extremo
superior del húmero, metáfisis inferior del fémur.
5. Equímosis
6. Crépito óseo
Producido por el roce entre las superficies de fractura; se traduce por una
sensación táctil profunda percibida por el enfermo, o simplemente audible, captada
por el enfermo o el médico.
Son dos las condiciones que permiten que haya crépito óseo:
7. Movilidad anormal
Complicaciones inmediatas
a. Shock traumático
b. Lesiones neurológicas
Por compromiso de troncos nerviosos, sea por la contusión que provocó la fractura
o directamente por los extremos óseos desplazados que comprimen, contusionan,
elongan o seccionan el nervio.
Una arteria puede sufrir lesiones de diversa naturaleza. Cualquiera que sea, el
compromiso vascular debe ser detectado precozmente y resuelto de inmediato.
Ignorar la complicación o descuidar su evolución, genera el peligro inminente de
necrosis músculo-aponeurótica (necrosis isquémica de Volkman) o gangrena del
segmento distal al daño arterial.
Espasmo arterial traumático: sea por la contusión que provocó la fractura, por los
extremos óseos desplazados o por un tercer fragmento proyectado sobre la arteria.
Contusión arterial: con trombosis por ruptura de la íntima, que genera además un
espasmo que agrava aún más el problema circulatorio.
Compresión, desgarro o sección de la pared de la arterial que determina déficit
vascular distal con gangrena de la extremidad.
Pseudo-aneurisma (hematoma pulsátil), fístula arteriovenosa.
Son clásicos ejemplos de lesiones arteriales:
Lesión del tronco femoral por fractura de la metáfisis distal del fémur, desplazando
hacia dorsal por acción de los gemelos.
Lesión de la arteria tibial posterior por fractura de la metáfisis superior de la tibia,
desplazada hacia dorsal.
Lesión de la arteria humeral por fractura supra-condílea del húmero.
d. Fractura expuesta
Complicaciones tardías
a. Enfermedad tromboembólica
Ancianos.
Desnutridos.
Con patología vascular previa.
Obesos.
Inertes en cama.
Con los miembros flectados.
En ciertas fracturas:
Cualquier fractura puede ser complicada por la necrosis de sus segmentos óseos,
determinando largos períodos de evolución, de meses o aun años para poder
llegar a la consolidación, generando con frecuencia graves secuelas por rigideces,
atrofias musculares irreversibles, etc. No son infrecuentes las pseudoartrosis que
agravan aún más la evolución de la fractura.
El tejido óseo pierde su vascularización, con muerte celular y necrosis del hueso.
Durante un largo tiempo, la estructura ósea permanece inalterada y nada hace
sospechar todavía el desarrollo de la complicación.
La cintigrafía ósea debe ser considerada, cuando sea posible realizarla, como un
método semiológico útil.
Fracturas que con frecuencia se complican con necrosis ósea: cualquier fractura
puede ser afectada por esta complicación, sea que los extremos óseos queden
desvascularizados o fragmentos de hueso, aislados en fracturas
multifragmentarias. Pero, en fracturas de segmentos óseos irrigados por vasos
arteriales terminales o de huesos reconocidamente mal irrigados, la complicación
descrita debe ser considerada como muy posible. En estas fracturas deben
extremarse las medidas para obtener un diagnóstico precoz de la necrosis
avascular:
Alteraciones de la consolidación
Son dos los estados que pueden entorpecer la evolución del proceso reparativo de
una fractura: el retardo de la consolidación y la pseudoartrosis. Son dos procesos
diferentes, tanto en su fisiopatología, evolución, pronóstico y tratamiento.
Retardo de la consolidación
Existen factores que disminuyen la velocidad del proceso, pero éste prosigue su
marcha hacia la consolidación en forma normal; de tal modo que si se permite su
evolución natural, si no concurren circunstancias especialmente entorpecedoras
del proceso fisiopatológico reparativo, la consolidación llegará a establecerse en
forma definitiva y normal. Es por ello que el retraso en el desarrollo del proceso de
consolidación, de ninguna manera debe ser considerado como un fracaso
biológico; el considerarlo así, en forma precipitada, puede llevar a adoptar
conductas terapéuticas agresivas que con frecuencia desembocan en un desastre.
Pero si, por el contrario, en estas circunstancias, en que el foco de fractura está
evolucionando con un retardo de consolidación, hay abandono de la inmovilización
(retiro precoz del yeso por ejemplo) o ésta se mantiene en forma deficiente (yeso
quebrado) o poco continente, o se interrumpe una y otra vez (cambios de yesos),
etc., el proceso de reparación se detiene, el tejido osteoide de neo-formación
involuciona a tejido fibroso y el proceso desembocará con seguridad en una
pseudoartrosis.