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Sanidad Interior

La sanidad interior es la obra del Espíritu Santo sobre toda obra de las tinieblas que ataca la
persona, trayendo justicia y quitando toda iniquidad, pecado y rebelión.

Propósito de la sanidad interior:

1. Señorío total de Cristo en nuestra vida: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a
mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.” Joel 2:12 RVR 1960
2. Que su Reino gobierne en todo nuestro ser:
Alma: sentimientos, mente y voluntad.
Cuerpo: salud física.
Espíritu: la comunión y la consciencia.
3. Darnos hambre de su presencia.
4. Que podamos estar en paz con Dios, con otros y con uno mismo.
5. Darnos autoridad y poder: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,” Efesios 2:6 RVR1960

La Iniquidad:

La maldad está en el hombre desde su nacimiento y es la semilla de donde todo el mal se


origina. La cual se opone a la justicia de Dios. La iniquidad no es solo un pecado, sino la suma de
todos los pecados o de la maldad humana. El pecado es solo el fruto de la iniquidad en el
hombre.

La iniquidad es lo que le da el derecho legal al Satanás para oprimirnos y no permitir que


vivamos la plenitud de Dios. Como la iniquidad es lo contrario a la justicia divina, esta es atacad
constantemente por los juicios de Dios. Así como el amor de Dios no puede dejar de amar, su
Justicia no puede dejar de juzgar. Ya que la justicia juzga todo lo que se opone a ella.

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche
se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te
declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste
la maldad de mi pecado.” Salmos 32:3-5 RVR1960

Es necesario que con el Poder del Espíritu se vaya tomando posesión de cada área de nuestra
vida que tenga iniquidad. Ya que al venir a Cristo se nos da un nuevo ADN que va a ir limpiando
cada parte de nuestro ser matando al viejo hombre hasta no dejar nada de él.

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo
reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he
pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi
madre.” Salmo 51: 1-6

Si la iniquidad no es eliminada de nuestro ser alimentará la carne en nosotros trayendo muerte.


La iniquidad es entonces la raíz, los pecados y maldiciones son solo el fruto externo de algo que
se genera internamente.
Hay que entender de antemano que no es la voluntad del hombre lo que quita la iniquidad sino
el poder del Espíritu Santo, no con fuerza humana sino con su Santo Espíritu.

Las cuatro puertas de continuo sufrimiento:

Existen cuatro puertas de continuo sufrimiento en las cuales tenemos que tratar al hacer
Sanidad Interior, esta forma de sanidad es un método que ayuda a dar orden para saber
detectar las áreas que son atacadas por Satanás y muestra los caminos donde pueden hallarse
muchas puertas cerradas o abiertas.

“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a
predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón (heridas), a
publicar libertad a los cautivos (herencias), y a los presos apertura de la cárcel (pecados); a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a
consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de
ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.” Isaías 61:1-3 RVR1960

Puerta de las heridas:

El alma tiende a reprimir los traumas por eso a la persona le cuesta recordar. Alguna de las
secuelas que traen las heridas pueden ser la regresión: las personas que suelen comportarse
aniñadamente tienen a querer revivir aquella época en la que estaban felices antes de ser
heridos.

Por otro lado el rechazo y la negación suelen ser también comportamientos de personas que
fueron heridas. A su vez el aislamiento y la racionalización, la depresión suele aparecer en estos
casos, la persona quiere alejarse de los problemas. Estas personas suelen estar cansadas, tener
altibajos y dormir muchas horas.

Las heridas tienden a generar autodesprecio, rencor, rechazo y en muchos casos


autocompasión a causa de la culpa. Muchas veces la persona se encuentra a la defensiva. Por
eso es necesario que haya mucha sinceridad y la persona pueda reconocer estas dolencias y sus
reacciones.

Para esto es necesario que la persona comience a recordar acontecimientos de su pasado que o
hayan traumado, donde haya sentido que lo defraudaron o lo hirieron, pudo haber sido a través
del desprecio, abuso de cualquier tipo, rechazo de parte de un ser querido. Es necesario que el
Espíritu pueda revelar en caso de que la persona no recuerde.

Es muy importante aquí destacar la personalidad, su carácter y su temperamento: su historia y


su integración en la sociedad. Escuchar y detectar es un factor primordial.

La solución para esto es el perdón, es necesario que la persona pueda perdonar a todas y cada
una de las personas que lo dañaron, no porque lo merezca, sino para poder desatarse de ella.
Debemos perdonar porque Cristo nos perdonó, Dios no puede perdonarnos a menos que
hayamos perdonado primeramente nosotros. El perdón es una decisión que lleva un proceso en
el cual nos da fuerzas para superar el trauma, se debe perdonar cada día, declarándolo hasta
que el dolor haya desaparecido. El recuerdo no desaparecerá pero cuando haya desaparecido el
dolor es cuando la persona ha sido sana completamente.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre
celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.” S. Mateo 6: 14-15

Puerta del pecado:

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23 RVR1960

El pecado es la acción, el sentimiento o el pensamiento contrario a las normas de Dios. Delante


de Dios todo pecado, así tan insignificante que sea, trae muerte espiritual, y es sabido que un
pecado lleva a otro pecado, a tal punto que la persona pueda hasta ya no sentir convicción de
pecado. Esto se debe a la iniquidad que se forma en el ser.

Debemos diferenciar la práctica del pecado con el pecar: la Biblia nos enseña que aquellos que
practican el pecado sin remordimiento alguno realmente no son hijos de Dios. Por otro lado nos
advierte que sí pecaremos pero es necesario arrepentirse de corazón y confesarlo para poder
traer libertad.

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9 RVR1960

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La
oración eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:16 RVR1960

Por otro lado debemos advertir a las personas que los pecados traen consecuencias graves no
solo en la personalidad de la persona, las relaciones con los demás, sino también en sus
emociones y en la salud física y muchas maldiciones más.

Alguna lista de pecados que pueden apreciarse se encuentran en Isaías 59; Éxodo 20: 1-7;
Gálatas 5; Colosenses 3; 2 Timoteo 3.

A su vez pecados como divorcios, homosexualidad, incredulidad, miedo (falta de fe), falta de
temor de Dios, poder hacer lo bueno y no hacerlo.

Puerta del ocultismo:

La hechicería y el ocultismo abren una puerta a lo espiritual que llena de iniquidad a la persona
que la practica o la cual fue víctima de ello. La hechicería trae ataduras y espíritus de muerte a
las personas. Hay personas que si bien conocieron a Dios siguen atadas a trabajos o pactos que
los antepasados hicieron o que ellos mismo practicaron. También mantener relaciones sexuales
con una persona que practica ocultismo transfiere de estos espíritus.

Dios condena cualquier acto de hechicería y trae juicios sobre ellos, estos son maldiciones que
no permiten a la persona avanzar en la vida ni en el ministerio. Es necesario detectar si en el
pasado o presente se le práctica (Deuteronomio 18:10-13).

Algunos tipos de ocultismos pueden ser todo trabajo de umbanda, quimbanda, macumba, vudú,
tarot, juego de cartas, astrología, lectura de manos, adivinación, todo tipo de santería e
idolatría, la manipulación también es contada como tipo de hechicería, rituales de cualquier
tipo de secta, magia blanca o negra, alquimia, además de cualquier otra religión, etc.
Un detalle clave es que mirar todo tipo de película o video paranormal te abre una puerta
espiritual la cual intencionalmente te hace practicar la hechicería, sea real o ficticia.

También muy importante es notar como Dios compara la rebelión con la hechicería, por eso
debemos estar atentos a cualquier actitud de rebeldía que notemos en la persona, es necesario
que la persona se humille y reconozca toda rebelión.

“Como pecado de adivinación es la rebelión, como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto
rechazaste la palabra de Jehová, también él te ha rechazado para que no seas rey” 1 Samuel
15:23 RVR1960

“De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que
resisten, acarrean condenación para sí mismos.”
Romanos 13:2 RVR1960

Para cortar con esto se debe confesar el pecado, arrepentirse y renunciar. Si la persona tiene
algún amuleto, anillo, cuadro, cinta, figura de piedra o madera como vírgenes y santos deben
quitarse ya que son anatemas que contienen maldiciones.

Puerta de las herencias:

La Biblia nos dice que todo lo visible fue creado de lo invisible, en otras palabras es una copia
natural de algo espiritual. Así como en lo natural existen herencias en lo biológico como los
aspectos físicos o enfermedades, o en lo psicológico se heredan conductas o reacciones, en lo
espiritual los pecados de los familiares son transmitidos a las siguientes generaciones trayendo
maldiciones a la persona.

Toda persona es culpable de su propio pecado, la herencia espiritual hace a la persona


propensa a pecar en los mismos errores de los padres. Además de que crea una raíz de
iniquidad que no deja que la persona sea libre completamente haciéndola caer repetitivamente.

“No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen.” Éxodo 20:5 RVR1960

Debemos identificar diferentes patrones de pensamientos y de conductas pecaminosas que


sean reconocidas hereditariamente en el individuo. Es necesaria también la guía del Espíritu
para detectar pecados que hayan cometido los antepasados hasta la cuarta generación
ascendente. Al igual que con las herencias biológicas o enfermedades a causa de las
iniquidades.

Una vez reconocido los pecados y las iniquidades se debe confesar, pedir perdón y renunciar a
todo derecho legal, por último declarar libertad sobre la vida de uno y de los descendientes.

Por último una vez detectadas todas las áreas y puertas abiertas se debe arrepentirse, confesar,
renunciar y declarar libertad. Si es necesario hacer liberación echando fuera todo espíritu que
creamos esté en la persona, cortando con todo pacto legal.

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