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Revista Colombiana de Psicología

Rev. colomb. psicol., Volumen 18, Número 1, p. 19-31, 2009. ISSN


electrónico 2344-8644. ISSN impreso 0121-5469.

Comparación de las propiedades psicométricas del


MMPI y el MMPI-2 en una muestra de universitarios
bogotanos
Comparison of the MMPIstudents
and MMPI-2 psychometric properties in a
group of undergraduate of Bogotá
Guillermo Augusto García Méndez*
Juan Camilo Romero Madriñán
Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Bogotá, Colombia
* Correspondencia ggarciamz@yahoo.com
Recibido: 09 de Noviembre del 2008 Aceptado: 20 de Marzo del 2009

Resumen
El estudio compara las propiedades psicométricas del MMPI
y el MMPI-2 en un grupo de estudiantes universitarios de
Bogotá. El MMPI se aplicó a 2483 aspirantes y estudiantes
de un programa académico superior; la versión MMPI-2 fue
aplicada a 95 estudiantes regulares del programa. Análisis
factoriales exploratorios arrojan estructuras de tres
factores, tanto para el MMPI como para el MMPI-2; la
consistencia interna (alfa de Cronbach) es elevada para la
mayoría de las escalas de las dos versiones; las principales
correlaciones (Pearson) entre escalas se dan entre las
análogas de las dos versiones de prueba; estos hallazgos
son coherentes con resultados reportados en otros estudios
en Colombia. En general, el MMPI-2 muestra mejores
niveles de confiabilidad y validez de constructo.
Palabras clave: MMPI, MMPI-2, validez, confiabilidad,
personalidad
Abstract
This study examines and compares the psychometric
properties of the MMPI and MMPI-2 tests in a group of
undergraduate students from Bogota. The MMPI test, in a
computerized format, was applied to 2483 regular students
and and applicants in an undergraduate program; MMPI-2,
in a printed format, was applied to 95 regular students.
The exploratory factor analysis showed three-factor
structures for both MMPI and MMPI-2 versions. The
internal consistency (Cronbach’s Alpha) was high in several
clinical and control MMPI and MMPI-2 scales; stronger
Pearson’s correlations were generally found between
analogous MMPI-MMPI-2 scales. These findings replicate
previous results in other Colombian samples. Generally,
MMPI-2 shows better reliability and construct validity than
MMPI version.
Keywords: MMPI, MMPI-2, validity, reliability, personality
EL MINNESOTA Multiphasic Personality Inventory (MMPI) (Hathaway & McKinley,
1981) es una de las pruebas psicológicas de mayor utilización a nivel mundial. Las
décadas de los ochenta y noventa vieron la aparición y difusión de la versión MMPI-2
(Butcher, Graham, Dahlstrom, Tellegen & Kaernmer, 1989), que incluía algunos
cambios, a simple vista menores, de la versión original (centrados básicamente en
modernización del lenguaje), y que no involucraron modificaciones de fondo a las
escalas básicas en cuanto a su contenido y significación. Desde la aparición de esta
nueva versión se han desarrollado múltiples estudios que han pretendido valorar sus
propiedades psicométricas de validez y confiabilidad, y algunos de ellos han
comparado estas propiedades con las de su versión antecesora; tales estudios se
han llevado a cabo en diferentes culturas y con diferentes grupos poblacionales,
adelantando un trabajo de modernización y reestandarización del MMPI (Kaplan &
Saccuzzo, 2006). Tanto la interpretación de las escalas clínicas y de control como su
método de puntuación y calificación se mantienen de una a otra versión (Liebert &
Liebert, 2000; Kaplan & Saccuzzo, 2006). Teniendo en cuenta los cambios y ajustes
de la nueva versión del instrumento, podrían considerarse al MMPI y al MMPI-2
como pruebas análogas o paralelas, aunque también se debe tener presente que en
los procesos de elaboración de tablas de conversión y establecimiento de los puntos
de corte de las dos versiones hay algunas diferencias que no necesariamente alteran
la significación de los resultados.
Las propiedades psicométricas del MMPI y del MMPI-2 recogidas en la literatura
reciente han sido estimadas tanto en población normal (Dong & Church, 2003) como
en población clínica (Simms, Casillas, Clark, Watson & Doebbeling, 2005; Lima et al.,
2005; Scott, Knoth, Beltrán & Gómez, 2003; Miró & jensen, 2001), en población
adolescente (Rinaldo & Baer, 2003; Archer, Handel, Lynch & Elkins, 2002) e incluso
en población universitaria (Hays & McCallum, 2005; Whatley, Allen & Dana, 2003).
En relación con la confiabilidad (entendida como la precisión en la medida, es decir,
medir con la menor proporción de error posible), se han investigado las propiedades
de estabilidad temporal y homogeneidad, apelando a la utilización de técnicas como
la de test-retest, formas paralelas, división por mitades y análisis de consistencia
interna. Al respecto, los coeficientes de fiabilidad estimados para el total de la escala
y para algunas de las subescalas de las versiones han llegado a .85 (Strong,
Glassmire, Frederick & Greene, 2006). Estas puntuaciones han sido calculadas con
sujetos de distintas poblaciones (Hays & McCallum, 2005; Colotla, Bowman &
Shercliffe, 2001). Kaplan y Saccuzzo (2006) reportan que los índices de confiabilidad
de las versiones MMPI oscilan generalmente entre .5 y .9, y que se encuentra una
mediana de confiabilidad de .8.
En esta línea, Colotla et al. (2001) demostraron, en relación con la homogeneidad y
la estabilidad temporal del MMPI-2, la existencia de pocas variaciones, tanto en los
resultados de ejecución como en la consistencia entre la primera y la segunda
administración, y determinaron que los cambios entre aplicaciones se deben a la
influencia de variables contextuales sobre la ejecución de los sujetos más que a las
características de la prueba en sí. Los autores determinaron que los perfiles del
MMPI-2 fueron moderadamente consistentes, con coeficientes de correlación test-
retest que iban desde .61 (Si y Mf) hasta .63 (Pd). Frente a lo anterior, los
resultados sugirieron que el MMPI-2 brinda resultados estables a través del tiempo,
ya que se obtienen altos coeficientes de correlación entre los dos momentos de
aplicación.
En América Latina, Pérez y Farías, Durán y Gómez-Maqueo (2003) analizaron el
grado de estabilidad temporal del MMPI-A en una muestra de adolescentes
mexicanos; los resultados muestran que la mayoría de las correlaciones fluctuaron
entre .36 y .90 en todas las escalas, lo que permite inferir que el instrumento se
mantiene estable en todos los intervalos de tiempo usados entre el test y los retest;
también se demostró que las correlaciones tienden a decrecer ligeramente a medida
que se amplía el intervalo de tiempo. Este estudio concluye que el MMPI-A es
estable en sus escalas clínicas, de validez, de contenido y suplementarias en la
muestra, por lo que puede ser usado confiablemente en grupos de adolescentes
mexicanos.
Por otro lado, Hays y McCallum (2005) compararon las técnicas de administración
del MMPI-A (lápiz y papel y computarizada), sin detectar diferencias significativas
entre las puntuaciones de las dos formas de aplicación, y obtuvieron como
conclusión que no existe evidencia suficiente para sugerir que las puntuaciones
medias de la versión computarizada difieran significativamente de las puntuaciones
medias de la versión impresa. Las correlaciones entre escalas de las dos versiones
oscilaron entre .38 y .65, lo que demuestra un adecuado nivel de equivalencia entre
formatos de aplicación.
En relación con la validez (entendida como lo bien que la prueba mide lo que
pretende medir), se han estudiado las adaptaciones realizadas de la prueba en
diversas poblaciones (Simms et al., 2005; Whatley et al., 2003; Matsui, Sumiyoshi,
Niu, Kurokawa & Kurachi, 2002; Pinsoneault, 2005). Simms et al. (2005) evaluaron
las propiedades psicométricas de las escalas clínicas del MMPI-2 en pacientes clínicos
y veteranos militares, comparándolas con las escalas clínicas originales; los
resultados apuntan a una alta consistencia interna de las escalas de ambas
versiones, aunque observaron una mayor fortaleza psicométrica de las escalas del
MMPI-2 en relación con las escalas originales. Además, se ha evaluado la validez de
contenido de las versiones de prueba con relación al carácter de efectividad
terapéutica en muestras clínicas (Lima et al., 2005) o a través de la adaptación
transcultural y lingüística de la prueba a diversas poblaciones, como la vietnamita
(Dong & Church, 2003) o la indígena (Pace et al., 2006), donde se encuentra que las
adaptaciones a culturas particulares representan instrumentos homólogos a las
versiones MMPI originales. Los estudios realizados permiten aceptar que la
modificación lingüística y la adaptación de los reactivos del MMPI representan
ventajas como estabilidad a lo largo del tiempo, alta confiabilidad y diferencias no
significativas entre los grupos analizados y otras muestras normativas (Cortés,
jurado, Ogarrio & Rivera, 2004; Pérez y Farías et al., 2003; Espinosa & Herrera,
2003; Lucio, Ampudia, Durán & León, 2001; jiménez & Sánchez, 2001; Scott &
Mamani-Pampa, 2000; León & Lucio, 1999; Lucio & Valencia, 1997).
En cuanto al comportamiento del instrumento en poblaciones específicas, Lucio et al.
(2001) realizaron un estudio con el fin de encontrar las normas para la población
general mexicana y su comparación con la población normativa norteamericana; los
resultados muestran que existen algunas diferencias entre ambas poblaciones, sin
embargo, la mayoría de estas se refieren a las actitudes de los mexicanos hacia el
inventario, ya que los resultados de esta población no muestran índices
psicopatológicos. Por último, el estudio de Scott y Mamani-Pampa (2000) pretendió
evaluar si el MMPI podía ser adaptado apropiadamente utilizando las normas
existentes de EE.UU. o si era necesario desarrollar nuevos valores de estandarización
con población peruana; en las escalas básicas se encontró una pequeña diferencia
entre la muestra peruana y la del grupo normativo de Estados Unidos.
En Colombia, Espinosa y Herrera (2003) estimaron la confiabilidad e identificaron
una estructura factorial subyacente al MMPI; mediante un análisis factorial de las
escalas clínicas (excluyendo Mf) obtuvieron una solución de tres componentes,
donde el primero agrupa las escalas de la tríada neurótica (Hy, D y Hs), el segundo
las de la tétrada psicótica (Pd, Sc, Pa y Ma), que coinciden con los supuestos
teóricos del inventario, y el tercer factor conglomera las escalas D y Si
(denominado inhibición por los autores). En cuanto a la confiabilidad del
instrumento, se encontró que la consistencia interna para las escalas control (L, F y
K) fue superior a .73, mientras que para las escalas clínicas, cuatro de ellas (Hs, Pt,
Sc y Si) presentaron consistencia interna muy satisfactoria (superior a .74), la escala
Mf presentó una moderada consistencia interna (.58) y las cinco escalas restantes
(D, Hy, Pd, Pa y Ma) tienen consistencia inferior a .53; estos resultados permiten
afirmar que las escalas se muestran confiables y la estructura factorial extraída
confirma los supuestos teóricos existentes al respecto.
En términos generales, los resultados apuntan a cualidades psicométricas aceptables
de la prueba en sus diferentes versiones y en diversos contextos, en cuanto a su
validez y confiabilidad. No obstante la riqueza de estudios a nivel mundial y
latinoamericano con el MMPI y el MMPI-2, en Colombia existe escasa literatura
referente a las cualidades técnicas de la prueba en esta población, tanto normal
como clínica; aún más, prácticamente son inexistentes los reportes del
comportamiento del instrumento en el contexto académico. Teniendo esto en
cuenta, el problema de investigación giró en torno a lo adecuado de comparar y
considerar análogos los resultados de las versiones MMPI y MMPI-2, así como en las
posibilidades de migración a la versión MMPI-2 a partir de evidencia psicométrica;
este estudio pretendió, entonces, estimar las propiedades psicométricas básicas de
validez de constructo y consistencia interna de las versiones MMPI y MMPI-2 y
comparar las estimaciones obtenidas, con el fin de determinar el grado de
“convergencia” psicométrica de las dos versiones, y de esta manera brindar
evidencia sobre la equivalencia o no de emplear una u otra versión en la valoración
de la personalidad, específicamente en un ámbito educativo. Además, los resultados
de este estudio brindan información básica sobre el comportamiento de la prueba en
Colombia, en sus características de equivalencia, estabilidad y estructura interna.
Método
Participantes
Los datos provenientes de la versión original del MMPI fueron proporcionados por el
Departamento de Registro Académico de una institución universitaria de Bogotá;
esta base de información estuvo conformada por las respuestas a los ítems de la
aplicación de la prueba a un conjunto de 2483 aspirantes a ingreso al programa de
Psicología. De esta muestra, el 23.6% fueron hombres y el 76.4% restante fueron
mujeres, con un rango de edad entre los 15 y los 48 años (media de 20.95 y
desviación estándar de 6.03); los periodos de aplicación de la prueba van de 1999 a
2007. Del total de esta muestra, a agosto de 2007, el 41.8% no fueron admitidos al
programa, y el 58.2% restante fueron admitidos, de los cuales el 16.15% aún son
estudiantes regulares. La versión MMPI-2 fue aplicada en versión impresa de lápiz y
papel a una submuestra de 95 estudiantes activos, con una edad promedio de 22.8
años (DE =4.45). Del total de esta muestra, un 29.5% son hombres y un 70.5%
mujeres.
Instrumentos
Los instrumentos empleados en el estudio fueron primordialmente las pruebas de
personalidad MMPI y MMPI-2 y los paquetes informáticos de manejo de información.
Como insumo principal se utilizó la información proveniente de la aplicación del
MMPI a una muestra de aspirantes a ingreso al programa de psicología, aplicado
mediante una plataforma informática diseñada por la institución universitaria,
manteniendo las características de la versión en español del original de lápiz y papel
diseñada por Hathaway y McKinley. Este es un instrumento de autoinforme que
consta de 566 frases de autorreferencia para ser contestadas en una escala de
“falso” o “verdadero”. Mide 10 escalas de valoración clínica y cuatro de control
(Tabla 1). Adicionalmente, se aplicó la versión 2 del MMPI; esta versión mantiene la
estructura del MMPI tradicional, valorada mediante 567 ítems de marcación “falso” o
“verdadero”. Como herramienta informática se utilizó el Paquete Estadístico para las
Ciencias Sociales 10.0 (SPSS, por sus siglas en inglés) para el procesamiento y el
análisis de los datos.
Procedimiento
Una vez consolidadas las bases de información se estimaron los estadísticos básicos
de descripción para las muestras (MMPI, MMPI-2); estos consistieron en el cálculo
de las medidas de tendencia central y dispersión (medias y desviaciones estándar) y
de aparición de casos (frecuencias y porcentajes) para las variables
sociodemográficas y para las puntuaciones directas de las escalas clínicas y de
control.
Para las escalas del MMPI y del MMPI-2 se realizó un análisis de consistencia interna
en cada una de las dos versiones de las pruebas, utilizando el coeficiente alfa de
Cronbach, con el fin de valorar la confiabilidad de las dos versiones. Para el caso de
la validez, se observó la validez de constructo mediante análisis factoriales, tomando
las puntaciones totales de las escalas del MMPI y MMPI-2, independientemente,
como variables de estudio; se empleó el método de extracción por componentes
principales y rotación de tipo Varimax.
Adicionalmente, se estimaron correlaciones producto-momento de Pearson entre
escalas; en primera instancia, se hicieron análisis independientes para cada versión
de prueba, y después se establecieron correlaciones para las escalas de las dos
versiones de manera conjunta. De esta forma fue posible observar las relaciones
entre escalas de una misma versión, y las interrelaciones entre las dos versiones.
Resultados
A continuación se muestran los principales resultados comparativos de las versiones
MMPI y MMPI-2, en cuanto a consistencia interna, estructuras factoriales y
relaciones entre escalas. Estos resultados son indicadores de la confiabilidad y la
validez de constructo de las dos versiones de prueba.
Análisis de consistencia interna
La Tabla 2 muestra los índices de consistencia interna (alfa de Cronbach) para las
escalas clínicas y de control del MMPI y el MMPI-2. Los asteriscos señalan la versión
que obtiene el índice más alto en cada escala.
Como se observa, para la versión MMPI, los coeficientes alfa de Cronbach se
encuentran entre .32 (D) y .84 (Sc), mientras que para la versión MMPI-2 los
coeficientes oscilan entre .31 (Mfm) y .90 (Sc). En términos generales, la versión
MMPI-2 muestra coeficientes de consistencia interna superiores a los del MMPI, lo
que apunta a una mayor homogeneidad en las escalas de la versión 2. Este hecho
llama la atención, pues el tamaño de la muestra utilizada en el MMPI-2 es
notoriamente menor a la muestra del MMPI, considerando que teóricamente
cualquier coeficiente de confiabilidad será mayor en función del tamaño muestral, es
decir, a mayor número de evaluados, mayores coeficientes de confiabilidad deben
esperarse (Cohen & Swerdlik, 2000). Una conclusión válida de este hecho es que las
escalas de la versión MMPI-2 muestran una mayor confiabilidad que las del MMPI, a
pesar del tamaño de la muestra.
Debe mencionarse además que para las dos versiones se encuentran correlaciones
ítem-escala negativas, lo que implica que existen reactivos que no se ajustan a los
contenidos de los demás ítems que componen cada una de las escalas. Esto lleva a
pensar que, al eliminar tales reactivos de las escalas, la homogeneidad de cada una
de ellas se incrementará, fortaleciendo a su vez tanto la confiabilidad como la validez
de constructo de las escalas.
Análisis factoriales
Los análisis factoriales se hicieron con las puntuaciones totales de las escalas como
variables de estudio, utilizando el método de extracción por componentes principales
y rotación de tipo Varimax. Inicialmente, se hizo un análisis factorial incluyendo
tanto las escalas clínicas como las escalas de control del MMPI, y se encontró una
solución de tres factores que explicaron el 64% de la varianza total; no obstante, la
configuración de estos factores no se mostró coherente con otros resultados
reportados, lo que pudo deberse a la inclusión de las escalas de control al grupo de
escalas clínicas. Si bien estas escalas de validez pueden tener algún tipo de
implicaciones clínicas, éstas se asocian con la motivación del evaluado al momento
de abordar la prueba, relacionada con tendencias a mostrarse ajustado o
desajustado ya sea por intereses particulares o por percepciones de sí mismo. Estas
escalas como tal no configuran un cuadro patológico específico, sino que influyen en
la elevación de las puntuaciones de las escalas clínicas. Teniendo esto en cuenta, se
corrió un nuevo análisis factorial, incluyendo únicamente las puntuaciones de las 10
escalas básicas, siguiendo los mismos parámetros de extracción y rotación; la
solución factorial de este análisis se muestra en la Tabla 3.

Al igual que en la solución anterior, se extrajeron tres factores, los cuales explicaron
el 67% de la varianza total. En este caso, el primer factor aglutinó las escalas Sc,
Ma, Pt, Pd y Pa; el segundo factor incluyó a las escalas Pd, Hy, Hs, Mf y D; y el
tercer factor agrupó a las escalas Si y D (Tabla 1). Al contrario de la anterior, esta
extracción encuentra una alta coherencia teórica, pues el primer factor incluye las
escalas relacionadas con desajuste comportamental general (tétrada psicótica), el
segundo factor se configura por las escalas de control emocional (tríada neurótica),
y el tercero remite a rasgos de introversión social acompañados con componentes
depresivos. Estos resultados permiten inferir que las escalas de control no hacen
parte de la configuración de esquemas patológicos de la personalidad, por lo que no
deben incluirse en análisis factoriales conjuntos. A pesar de la claridad de estos
resultados se decidió correr un nuevo análisis factorial excluyendo la escala Mf
(masculinidad-feminidad), teniendo en cuenta que esta escala actualmente no tiene
una denominación clínica, sino que se asocia con intereses masculinos o femeninos
convencionales, por lo tanto se considera como una medida de las actitudes de
ajuste ante situaciones sociales dadas por el rol de género (Rivera, 1991). La Tabla
4 muestra la estructura factorial de las escalas clínicas excluyendo la escala Mf.
Al igual que las soluciones anteriores, esta vez se extrajeron tres factores que
explicaron el 71% de la varianza total. En cuanto a su configuración, la exclusión de
la escala Mf no afectó la solución de cada factor, pero incrementó el porcentaje de
varianza explicada en un 4%. Como se mencionó anteriormente, esta estructura
factorial es coherente teóricamente y apoya los resultados obtenidos por otros
estudios, como se discutirá más adelante. Teniendo en cuenta estos resultados, se
procedió a hacer análisis factoriales para las escalas clínicas de la versión MMPI-2,
exceptuando la escala Mf; la estructura factorial para la versión MMPI-2 se muestra
en la Tabla 5.
La extracción factorial con las escalas clínicas del MMPI-2 muestra una solución
análoga a la encontrada con el MMPI; no obstante, la solución con el MMPI-2 explica
un mayor porcentaje de varianza total (78.3%); adicionalmente, la solución para el
MMPI-2 incluye en el tercer factor la escala Pt, asociada con la ansiedad del
individuo ante situaciones cotidianas, con el rechazo a los demás y la poca tolerancia
por los otros, y sentimientos de soledad. La relación de esta escala con las escalas
de introversión social (Si) y depresión (D) es consistente a nivel teórico por lo
mencionado. Otro aspecto que llama la atención es que el segundo factor en esta
solución aparece mucho más claro que en las soluciones del MMPI, es decir, este
factor incluye únicamente las escalas correspondientes a control emocional (Hs, D,
Hy) y no mezcla rasgos de desajuste comportamental.
Asociaciones entre escalas
Con el fin de establecer las relaciones entre las escalas clínicas y de control de las
dos versiones de prueba, se estimaron correlaciones de Pearson entre sus
puntuaciones totales. Las tablas 6 y 7 muestran dichas interrelaciones.
Como se observa, en el MMPI se presentaron correlaciones que oscilan entre -.07 y
.71, todas significativas; las mayores asociaciones se dan entre las escalas Pt y Sc
(.71), Hs y Hy (.69), Sc y F (.65) y L y K (.58). Por su parte, en el MMPI-2 se
presentaron correlaciones entre .21 y .79; las correlaciones más fuertes se dieron
entre las escalas Hy y Hs (.79), Sc y Pt (.77), Sc y F (.76) y Sc y Pd (.62). Como se
nota, los índices de correlación se muestran más elevados en la versión MMPI-2, a
pesar de que el tamaño de muestra es notablemente inferior (n = 95) que el del
MMPI (n = 2483); llama la atención que las correlaciones más altas, en ambas
versiones de prueba, se dan casi en las mismas escalas, confirmando que estas
asociaciones son estables en las dos versiones a pesar de la diferencia de tamaños
muestrales y la forma de aplicación (computarizada e impresa).
Adicionalmente, se estimaron correlaciones entre las escalas del MMPI y las del
MMPI-2, las cuales se muestran en la Tabla 8. Como se observa, cada escala de la
versión MMPI se correlaciona positivamente con su análoga de la versión MMPI-2;
estas asociaciones son esperadas, pues se asume que las dos versiones de prueba
son análogas; desde este punto de vista puede hablarse de equivalencia entre las
versiones y de estabilidad en el tiempo, apoyando la confiabilidad del instrumento.
Otras asociaciones que llaman la atención remiten a las correlaciones entre las
escalas de la tríada neurótica de una versión con sus análogas de la otra; caso
similar sucede con las escalas de desajuste comportamental. Por su parte, las
escalas Mf y Si no muestran mayores asociaciones con otras escalas, apoyando los
resultados obtenidos en las correlaciones internas de cada versión, y en las
estructuras factoriales extraídas; debe recordarse que la escala Mf se omitió para los
análisis factoriales definitivos, justamente por su independencia frente a las demás
escalas clínicas.
Discusión y Conclusiones
En primer lugar, los coeficientes de consistencia interna (alfa de Cronbach) se
muestran aceptables para las dos versiones de la prueba (MMPI, MMPI-2), oscilando
entre .31 y .90. No obstante, estos índices son más elevados en la versión MMPI-2,
lo que indica que los reactivos de las escalas de esta versión se muestran mucho
más homogéneos que los de la versión original; este aspecto cobra mayor
importancia al comparar los tamaños de muestra (2483 sujetos en el MMPI y 95 en
el MMPI-2) pues, desde el punto de vista técnico, el coeficiente alfa de Cronbach de
cualquier escala o prueba tiende a elevarse entre mayor sea el tamaño muestral.
Teniendo esto en cuenta, puede afirmarse que las escalas de la versión MMPI-2
tienen mejores características de consistencia interna que las del MMPI original; este
hecho puede estar explicado por razones sociohistóricas, pues el lenguaje empleado
en la versión MMPI-2 ha sido modernizado y ajustado a las condiciones
socioculturales actuales, mientras que la versión original aparece en escena en la
década de 1940, y guarda aún muchos sesgos y tradiciones que actualmente pueden
resultar controversiales, anacrónicos, desactualizados y sexistas.
Estos resultados apuntan directamente a la confiabilidad de las escalas, aunque
también remiten a sus propiedades de validez de constructo, pues se asume que un
conjunto de ítems que son consistentes entre sí miden homogéneamente un mismo
atributo o constructo. Ahora, estos resultados son coherentes con hallazgos
reportados por diferentes autores. Por ejemplo, Strong et al. (2006) encontraron
coeficientes que alcanzaron el .85 en población norteamericana, Espinosa y Herrera
(2003) estimaron coeficientes superiores a .74 en muestras colombianas, y León y
Lucio (1999) reportan índices adecuados en una muestra mexicana; en términos
generales, las diversas investigaciones que han utilizado las diferentes versiones de
prueba siempre remiten a propiedades de consistencia interna aceptables para las
escalas clínicas y de control, incluso para las escalas derivadas o complementarias.
Debe tenerse en cuenta que los resultados aquí reportados incluyeron la totalidad de
ítems que componen cada una de las escalas, y que algunos de estos ítems
mostraron correlaciones insignificantes, incluso negativas, con la puntuación total de
la escala. Este fenómeno es conflictivo para la consistencia interna de las escalas,
pues un elemento que no esté asociado con otros ítems o con la escala como un
todo afecta directa y negativamente la homogeneidad de la escala; esto implica que
al eliminar tales reactivos el nivel de consistencia interna de la escala se eleva, y así
mejoran las propiedades de confiabilidad y validez de la prueba.
Por otra parte, y en relación con la validez de constructo de la prueba, los análisis
factoriales de las escalas clínicas de la versión MMPI original (componentes
principales y rotación de tipo Varimax) arrojaron tres factores, los cuales coinciden
con estudios previos, como se tratará más adelante. En esta solución, el primer
factor agrupa a las escalas asociadas con problemas de ajuste comportamental, el
segundo con escalas del control emocional (estado de ánimo y ansiedad), y el
tercero con aspectos asociados a la sociabilidad. Esta estructura se replica al excluir
del análisis la escala de masculinidad-feminidad (Mf); debe recordarse que esta tiene
una concepción diferente a las demás escalas, es decir, no representa patrones
desajustados de personalidad, sino que brinda información adicional sobre intereses
de género; ya Matsui et al. (2005) habían demostrado la incapacidad de valoración
clínica de esta escala; la exclusión de esta escala de los análisis incrementa la
varianza total explicada a un 71%.
En el caso de la versión MMPI-2, los análisis con y sin la escala Mf muestran
resultados análogos a los anteriormente descritos, es decir, una estructura de tres
factores, asociados con problemas de ajuste comportamental, control emocional y
sociabilidad; en la solución sin la escala Mf se alcanza un 78.3% de varianza total
explicada por los tres factores. En cuanto a las cargas factoriales de cada escala en
cada factor extraído, estas oscilan entre .50 y .92, y se muestran más altas en las
extracciones de la versión MMPI-2. Nuevamente el MMPI-2 reporta índices más
sólidos que el MMPI original, a pesar de las diferencias en los tamaños muestrales;
en este caso también aplica el supuesto que cuanto más amplia sea la muestra de
sujetos, más elevadas deben ser las estimaciones, es decir, las correlaciones entre
variables (base del análisis factorial).
Las soluciones factoriales finales en las dos versiones de prueba ya fueron
reportadas por Espinosa y Herrera (2003), quienes encontraron una estructura de
tres factores, coincidentes en composición con los aquí reportados (dicho estudio se
realizó con adultos profesionales colombianos). Del mismo modo, autores clásicos en
el tema, como Núñez (1987) y Rivera (1991), hablan de una estructura factorial
subyacente con las escalas clínicas del MMPI, conocidas como la tríada neuróticay
latétrada psicótica. En suma, puede afirmarse que en las muestras de trabajo se
replicaron estructuras preestablecidas, lo que abona la validez de constructo de la
prueba.
Ahora, los resultados factoriales pueden matizarse con las correlaciones estimadas
entre las escalas de cada una de las versiones de prueba. Tanto en el MMPI como en
el MMPI-2, se encontraron correlaciones significativas entre diferentes escalas; las
más llamativas se dan entre las escalas que componen cada uno de los factores
extraídos. Debe destacarse que las correlaciones estimadas para las escalas del
MMPI-2 tienden a ser más elevadas que las del MMPI original, lo que añade
evidencia que permite pensar en una mayor fortaleza psicométrica de la versión
MMPI-2.
Resultados más relevantes son los hallados al correlacionar las escalas (clínicas y de
control) del MMPI contra las escalas del MMPI-2. En términos generales, las
principales asociaciones se dan entre cada escala de una versión y su análoga en la
otra versión, por ejemplo, la correlación más alta (.52) se observa entre la escala Sc
del MMPI y la escala Sc del MMPI-2. Este resultado podría leerse en dos vías:
primero, si se asume que la versión MMPI-2 es una versión equivalente a la versión
original, pero ajustada a las condiciones socioculturales actuales, puede afirmarse
que las dos versiones de prueba se muestran altamente análogas dado que reportan
resultados similares en sus aplicaciones; segundo, al considerarse pruebas
equivalentes, y al haber hecho aplicaciones con intervalos de tiempo que oscilaron
entre uno y cuatro años, las correlaciones implican buenos niveles de estabilidad
temporal en las puntuaciones de las escalas; estos resultados abonan evidencia de la
confiabilidad de la prueba, tanto en su equivalencia como en su estabilidad.
Estos hallazgos son consistentes con estudios como los de Colotla et al. (2001),
quienes demuestran una alta homogeneidad y estabilidad temporal del MMPI-2 a
partir del análisis de fiabilidad test-retest con un lapso de dos años en una muestra
de trabajadores; por su parte, Pérez y Farías et al. (2003) también reportan altas
correlaciones temporales entre escalas, alcanzando el .90, en una muestra de
adolescentes mexicanos, y remiten además a ligeros decrementos en las
correlaciones cuanto más amplios sean los intervalos de aplicación. Otro estudio que
contrasta los resultados aquí reportados es el de Hays y McCallum (2005), quienes
demostraron que no existían mayores diferencias al aplicar el MMPI-a en su versión
de lápiz y papel o en la versión computarizada. Debe recordarse que en el presente
estudio el MMPI fue aplicado en una versión computarizada, mientras que la versión
MMPI-2 fue aplicada en su formato de lápiz y papel; teniendo en cuenta lo anterior,
también puede afirmarse que no existen diferencias significativas en cuanto a los
dos sistemas de aplicación empleados. Finalmente, las correlaciones entre las
escalas de las dos versiones de prueba son consistentes con los resultados
reportados por Simms et al. (2005), quienes encuentran una alta relación entre las
escalas reestructuradas del MMPI-2 y las escalas originales de la prueba en una
muestra de pacientes clínicos y veteranos militares norteamericanos. En conclusión,
puede afirmarse que las dos versiones de prueba (MMPI y MMPI-2) se muestran
análogas y estables a través del tiempo, y que el método de aplicación no interfiere
de manera significativa en las puntuaciones de prueba; esto lleva a confirmar las
cualidades de confiabilidad del instrumento, en sus tipos de equivalencia y
estabilidad.
Teniendo en cuenta estos hallazgos, puede afirmarse que tanto la versión MMPI
como la versión MMPI-2 muestran índices aceptables de consistencia interna,
equivalencia entre formas de prueba y métodos de aplicación y estabilidad temporal;
así mismo, los resultados factoriales abonan a la validez de constructo de las
versiones, al encontrarse estructuras ya reportadas y tradicionalmente aceptadas por
la comunidad académica. Debe resaltarse que la versión MMPI-2, en sus diferentes
cualidades psicométricas, muestra mayores fortalezas que la versión MMPI, a pesar
de haber sido aplicada a una muestra significativamente inferior. Estos resultados
apuntan a una mejor adecuación del MMPI-2 para la utilización en muestras de
estudiantes universitarios colombianos.

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