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https://www.ugr.es/~eianez/Microbiologia/13agfisicos.htm
BIBLIOGRAFÍA
1 INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO Y
CONTENIDO DE LA MICROBIOLOGÍA
La Microbiología se puede definir, sobre la base de su etimología, como la ciencia que
trata de los seres vivos muy pequeños, concretamente de aquellos cuyo tamaño se encuentra
por debajo del poder resolutivo del ojo humano. Esto hace que el objeto de esta disciplina
venga determinado por la metodología apropiada para poner en evidencia, y poder estudiar, a
los microorganismos. Precisamente, el origen tardío de la Microbiología con relación a otras
ciencias biológicas, y el reconocimiento de las múltiples actividades desplegadas por los
microorganismos, hay que atribuirlos a la carencia, durante mucho tiempo, de los
instrumentos y técnicas pertinentes. Con la invención del microscopio en el siglo XVII
comienza el lento despegue de una nueva rama del conocimiento, inexistente hasta entonces.
Durante los siguientes 150 años su progreso se limitó casi a una mera descripción de tipos
morfológicos microbianos, y a los primeros intentos taxonómicos, que buscaron su
encuadramiento en el marco de los “sistemas naturales” de los Reinos Animal y Vegetal.
Tras la Edad de Oro de la Bacteriología, inaugurada por las grandes figuras de Pasteur
y Koch, la Microbiología quedó durante cierto tiempo como una disciplina descriptiva y
aplicada, estrechamente imbricada con la Medicina, y con un desarrollo paralelo al de la
Química, que le aportaría varios avances metodológicos fundamentales. Sin embargo, una
corriente, en principio minoritaria, dedicada a los estudios básicos centrados con ciertas
bacterias del suelo poseedoras de capacidades metabólicas especiales, incluyendo el
descubrimiento de las que afectan a la nutrición de las plantas, logró hacer ver la ubicuidad
ecológica y la extrema diversidad fisiológica de los microorganismos. De esta forma, se
establecía una cabeza de puente entre la Microbiología y otras ciencias biológicas, que llegó a
su momento decisivo cuando se comprobó la unidad química de todo el mundo vivo, y se
demostró, con material y técnicas microbiológicas que la molécula de la herencia era el ADN.
Con ello se asiste a un íntimo y fértil intercambio entre la Microbiología, la Genética y la
Bioquímica, que se plasma en el nacimiento de la Biología Molecular, base del espectacular
auge de la Biología desde mediados del siglo XX.
Así pues, la sencilla definición con la que se abrió este apartado, escondía todo un
cúmulo de contenidos y objetos de indagación, todos emanados de una peculiar manera de
aproximarse a la porción de realidad que la Microbiología tiene encomendada. En las
próximas páginas ampliaremos y concretaremos el concepto al que hemos hecho rápida
referencia. Realizaremos un recorrido por el desarrollo de la Microbiología a lo largo de su
historia, que nos permitirá una visión concreta de algunos de sus característicos modos de
abordar su objeto de estudio; finalmente, estaremos en disposición de definir este último,
desglosado como objeto material y formal.
2 DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
MICROBIOLOGÍA.
La Microbiología, considerada como una ciencia especializada, no aparece hasta
finales del siglo XIX, como consecuencia de la confluencia de una serie de progresos
metodológicos que se habían empezado a incubar lentamente en los siglos anteriores, y que
obligaron a una revisión de ideas y prejuicios seculares sobre la dinámica del mundo vivo.
Hubo que esperar un siglo más hasta que una serie de naturalistas recomenzaran el
ataque a la teoría preformacionista. Lazzaro Spallanzani (1729-1799) sostuvo una disputa con
J.T. Needham (1713-1781) en la que el primero demostró que los “infusorios” no aparecían
en muestras de maceraciones animales o vegetales sometidas durante tiempo suficiente a
ebullición en frascos herméticamente cerrados, pero volvían a aparecer si se practicaban
agujeros en el recipiente. Sin embargo los preformacionistas no se daban por vencidos; el
mismo Needham, recogiendo una idea ya expresada por Huygens, amigo de Leeuwenhoek,
replicó -con argumentos vitalistas muy propios de la época- que el calor había destruido la
“fuerza vegetativa” de las infusiones y había cambiado la “cualidad” del aire dentro de los
frascos.
Para complicar más las cosas, la publicación de “Sobre el origen de las especies” por
Darwin en 1859, fue utilizada por algunos preformacionistas para apoyar sus argumentos. El
mismo Haeckel, en una fecha tan tardía como 1866, se mostraba escéptico ante las pruebas
aportadas por Pasteur.
Fue, efectivamente Louis Pasteur (1822-1895) el que asestó el golpe
definitivo y zanjó la cuestión a favor de la teoría biogénica. En un informe a
la Académie des Sciences de París, en 1860 (“Expériences rélatives aux
générations dites spontanées”) y en escritos posteriores comunica sus
sencillos y elegantes experimentos: calentó infusiones en matraces de
vidrio a los que estiraba lateralmente el cuello, haciéndolo largo, estrecho y
sinuoso, y dejándolo sin cerrar, de modo que el contenido estuviera en
contacto con el aire; tras esta operación demostró que el líquido no
desarrollaba microorganismos, con lo que eliminó la posibilidad de que un
“aire alterado” fuera la causa de la no aparición de gérmenes. Antes bien,
Pasteur comprobó que los gérmenes del aire quedaban retenidos a su paso por el
largo cuello sinuoso, en las paredes del tubo, y no alcanzaban el interior del
recipiente donde se encontraba la infusión, quedando ésta estéril
indefinidamente. Sólo si se rompía el cuello lateral o si se inclinaba el frasco
de modo que pasara parte de líquido a la porción de cuello, los gérmenes
podían contaminar la infusión y originar un rápido crecimiento.
En 1861 Pasteur publica otro informe en el que explica cómo se pueden capturar los
“cuerpos organizados” del aire con ayuda de un tubo provisto de un tapón de algodón como
filtro, y la manera de recuperarlos para su observación microscópica. De esta forma quedaba
definitivamente aclarado el origen de los microorganismos, y se abría la Edad de Oro del
estudio científico de las formas de vida no observables a simple vista.
Los últimos escépticos quedaron silenciados cuando en 1877 John Tyndall (1820-
1893) aplicó su sistema de esterilización por calentamiento discontinuo (hoy conocida
precisamente como tindalización), que evidenció la existencia de formas microbianas de
reposo muy resistentes al calor, lo cual fue confirmado poco más tarde por Ferdinand Cohn al
descubrir las esporas bacterianas.
Fue Pasteur (que, desde sus primeros estudios sobre las propiedades ópticas de los
cristales de tartrato, venía suponiendo que estos compuestos tenían un orígen orgánico) quien
de nuevo intervino en el debate de forma decisiva. En 1857 demostró que los agentes de la
fermentación láctica eran microorganismos, trabajando sobre un problema que había surgido
entre los destiladores de Lille cuando en sus cubas la fermentación alcohólica se vio sustituida
por una indeseable fermentación láctica. Este fue el inicio de una larga serie de estudios que
habría de durar hasta 1876, en los que Pasteur identificó distintos microorganismos
responsables de diferentes clases de procesos fermentativos. Así, en 1860 adscribe
inequívocamente la fermentación alcohólica a ciertos tipos de levaduras, y en 1866, en
sus Études sur le vin resume sus hallazgos al respecto, inaugurando la Microbiología
Aplicada, una de las primeras derivaciones prácticas no empíricas emanadas de la Biología. A
finales del siglo XIX eminentes biólogos como Hansen, en Copenhague, y Beijerink, en Delft,
desarrollaban su actividad en industrias y destilerías.
Los primeros cultivos puros fueron obtenidos por el micólogo Brefeld, quien logró
aislar esporas de hongos y cultivarlas sobre medios sólidos a base de gelatina. Por su menor
tamaño, este método se hacía inviable para las bacterias, por lo que se recurrió a un método
basado en diluciones: Lister, en 1878 realizó diluciones secuenciales de cultivos mixtos, hasta
lograr muestras en las que existía una sola célula. Pero la técnica era larga y tediosa y,
además, normalmente sólo se lograban aislar células del tipo bacteriano más abundante en el
cultivo original; sin embargo, el experimento sirvió para confirmar la naturaleza “particulada”
de los agentes de las fermentaciones.
Mientras tanto, en la ciudad de Jena se había creado una atmósfera de progreso donde
confluían grandes naturalistas como Haeckel, Strassburger o Abbé interaccionando con una
pujante editorial especializada en Biología y Medicina (Gustav Fischer) y con una poderosa
industria óptica y química. Estas influencias recíprocas se plasmaron en numerosos proyectos
que reflejaban la efervescencia de las ciencias naturales tras la estela de Darwin (cfr. Jahn et
al., 1985). Concretamente, la industria óptica de Abbé y Zeiss, que se mantenía en conexión
con la compañía vidriera Schott, pudo satisfacer la necesidad de Koch de perfeccionar el
microscopio compuesto, introduciendo lentes acromáticas y una iluminación inferior provista
de condensador. El mismo Abbé desarrolló en 1878 el objetivo de inmersión en aceite. Por
otro lado, la industria química BASF, que por aquella época se encontraba en pleno auge de
patentes de nuevos colorantes, sumistró al laboratorio de Koch una serie de derivados de
anilina que teñían las bacterias permitiendo su fácil visualización al microscopio en frotis de
tejidos infectados. En 1875 Carl Weigert tiñó bacterias con pirocarmín, un colorante que ya
venía siendo usado desde hacía unos años en estudios zoológicos. En años sucesivos se fueron
introduciendo el azul de metileno (Koch, 1877), la fuchsina, y el violeta cristal. En 1882-1883
Ziehl y Neelsen desarrollan su método de ácido-alcohol resistencia para teñir Mycobacterium
tuberculosis. En 1884 el patólogo danés Christian Gram establece una tinción de contraste
que permite distinguir dos tipos bacterianos en función de sus reacción diferencial de tinción
y que, como se vería mucho más tarde, reflejaba la existencia de dos grupos de bacterias con
rasgos estructurales distintivos. En 1890 Loeffler logra visualizar flagelos bacterianos por
medio de su técnica de impregnación argéntica. Como veremos más adelante, la misma
industria de colorantes alemana previa a la primera guerra mundial fue decisiva también para
los comienzos de la quimioterapia.
Iluminación del
microscopio, fruto de
la colaboración entre
Koch y Abbe
Objetivo de
inmersión, fruto de la colaboración entre
Koch y la Industria óptica Carl Zeiss
En 1835 Agostino Bassi (1773-1856) demostró que cierta enfermedad del gusano de
seda (mal di segno), que había hecho su aparición en Lombardía, se debía a un hongo
(Botrytis bassiana). Cuatro años más tarde J.L. Schönlein descubrió la asociación de un
hongo con una enfermedad humana de la piel. En 1840 Henle, de la escuela fisiológica de
Johannes Müller, planteó la teoría de que las enfermedades infecciosas están causadas por
seres vivos invisibles, pero de nuevo la confirmación de estas ideas tuvo que esperar a que la
intervención de Pasteur demostrara la existencia de microorganismos específicos responsables
de enfermedades.
Hacia mediados del siglo XIX otra enfermedad infecciosa (pebrina) comenzó a
diseminarse por los criaderos de gusano de seda de toda Europa, alcanzando finalmente a
China y Japón. A instancias de su maestro Jean Baptiste Dumas, Pasteur aceptó el reto de
viajar a la Provenza para investigar esta enfermedad que estaba dejando en la ruina a los
industriales sederos, a pesar de que nunca hasta entonces se había enfrentado con un problema
de patología. Es más que probable que Pasteur viera aquí la oportunidad de confirmar si sus
estudios previos sobre las fermentaciones podían tener una extensión hacia los procesos
fisiológicos del hombre y de los animales. Es sorprendente que, al principio no se mostrara
dispuesto a aceptar la idea de que la pebrina fuera una enfermedad ocasionada por un agente
extraño, creyendo durante los dos primeros años que se trataba de alteraciones meramente
fisiológicas. Tras una serie de tanteos, y en medio de una intensa actividad intelectual que le
obligaba a repasar continuamente los experimentos y las conclusiones extraídas, inmerso en el
drama personal de la muerte de su padre y de dos de sus hijas en un corto lapso de tiempo,
Pasteur llega finalmente, en 1869, a identificar al protozoo Nosema bombycis como el
responsable de la epidemia, y por medio de una serie de medidas de control, ésta comienza a
remitir de modo espectacular.
Este tipo de estrategias para demostrar el origen bacteriano de una enfermedad fue
llevado a una ulterior perfección en 1882, con la publicación de “Die Äthiologie der
Tuberkulose”, donde se comunica por primera vez la aplicación de los criterios que Henle
había postulado en 1840. Estos criterios, que hoy van asociados al nombre de Koch, son los
siguientes:
2. El microorganismo debe poder aislarse del hospedador y ser crecido en cultivo puro.
Fue asimismo Koch quien demostró el principio de especificidad biológica del agente
infeccioso: cada enfermedad infecciosa específica está causada por un tipo de bacteria
diferente. Estos trabajos de Koch abren definitivamente el campo de la Microbiología Médica
sobre firmes bases científicas.
Durante las dos décadas siguientes la Microbiología experimentó una auténtica edad
de oro, en la que se aislaron y caracterizaron muchas bacterias patógenas. La Alemania del
Reich, que a la sazón se había convertido en una potencia política y militar, se decidió a
apoyar la continuidad de los trabajos del equipo de Koch, dada su enorme importancia social
y económica, creando un Instituto de investigación, siendo Koch su director en el
Departamento de Salud. De esta forma, en la Escuela Alemana se aislaron los agentes
productores del cólera asiático (Koch, 1883), de la difteria (Loeffler, 1884), del tétanos
(Nicolaier, 1885 y Kitasato, 1889), de la neumonía (Fraenkel, 1886), de la meningitis
(Weichselbaun, 1887), de la peste (Yersin, 1894), de la sífilis (Schaudinn y Hoffman, 1905),
etc. Igualmente se pudieron desentrañar los ciclos infectivos de agentes de enfermedades
tropicales no bacterianas que la potencia colonial se encontró en ultramar: malaria
(Schaudinn, 1901-1903), enfermedad del sueño (Koch, 1906), peste vacuna africana (debida
al inglés Bruce, 1895-1897), etc.
Por otro lado, la Escuela Francesa, nucleada en el Instituto Pasteur, se concentró en los
estudios sobre los procesos infectivos, la inmunidad del hospedador, y la obtención de
vacunas, sobre todo a raíz de la vacuna antirrábica ensayada por Pasteur (1885),
contribuyendo al nacimiento de la Inmunología (ver apartado 2. 9)
Más tarde, Paul Ehrlich (1854-1919), que había venido empleando distintas sustancias
para teñir células y microorganismos, y que conocía bien el efecto de tinción selectiva de
bacterias por ciertos colorantes que dejaban, en cambio, incoloras a células animales, concibió
la posibilidad de que algunos de los compuestos de síntesis que la industria química estaba
produciendo pudieran actuar como “balas mágicas” que fueran tóxicas para las bacterias pero
inocuas para el hospedador. Ehrlich concibió un programa racional de síntesis de sustancias
nuevas seguido de ensayo de éstas en infecciones experimentales. Trabajando en el
laboratorio de Koch, probó sistemáticamente derivados del atoxilo (un compuesto que ya
Thompson, en 1905, había mostrado como eficaz contra la tripanosomiasis), y en 1909
informó de que el compuesto 606 (salvarsán) era efectivo contra la sífilis. Aunque el
salvarsán presentaba algunos efectos colaterales, fue durante mucho tiempo el único agente
disponible contra enfermedades producidas por espiroquetas, y sirvió para ilustrar
brillantemente la validez del enfoque de la llamada quimioterapia (término acuñado por el
mismo Ehrlich), de modo que encauzó toda la investigación posterior.
En la década de los 60 se abrió una nueva fase en la era de los antibióticos al obtenerse
compuestos semisintéticos por modificación química de antibióticos naturales, paliándose los
problemas de resistencia bacteriana a drogas que habían empezado a aparecer,
disminuyéndose en muchos casos los efectos secundarios, y ampliándose el espectro de
acción.
El químico Berthelot había señalado (1885) que los microorganismos del suelo podían
incorporar nitrógeno molecular directamente del aire. Fue igualmente Winogradsky el
primero en aislar una bacteria capaz de fijar nitrógeno atmosférico (Clostridium
pasteurianum) y en explicar el ciclo del nitrógeno en la naturaleza (1890), siendo el holandés
Martinus Beijerinck (1851-1931) el descubridor de Azotobacter como bacteria aerobia
fijadora de vida libre (1901). Más tarde Beijerinck demostró por métodos químicos que, en
efecto, Azotobacter incorpora nitrógeno de la atmósfera mientras crece (1908). La
importancia de la fijación de nitrógeno para la nutrición vegetal llegó con los estudios sobre
bacterias formadoras de nódulos en las raíces de las leguminosas. Ya los experimentos
cuantitativos sobre plantas creciendo en recipientes, realizados por Boussingault a mediados
del siglo XIX, habían indicado que las leguminosas asimilaban nitrógeno de la atmósfera. En
1866 Voronin descubrió las bacterias de los nódulos radicales de esta familia de plantas.
Frank, en 1879, demostró que los nódulos parecían inducirse por las mismas bacterias
albergadas en ellos, y Ward (1887) usó bacterias procedentes de nódulos machacados para
inocular semillas, logrando la producción de nódulos en suelo estéril, y describiendo en un
bello trabajo el proceso de infección, con su producción de “hifas” (cordón de infección). Tras
la introducción del concepto de simbiosis por De Bary, en 1878, fue Schindler (1884) el
primero en describir los nódulos radicales como resultado de una simbiosis entre planta y
bacterias. Los trabajos de Hermann Hellriegel (1831-1895) y de su colaborador Hermann
Willfahrt (1853-1904), que trabajaban en la Estación Experimental de Bernburg, comunicados
en primer lugar en un congreso en Berlín, en 1886, y publicados en un artículo ejemplar en
1888, asociaron la fertilidad nitrogenada natural de las leguminosas con la presencia de sus
nódulos radicales, señalando que estos nódulos se inducían por microorganismos específicos;
de este modo lograron una brillante síntesis de las observaciones microbiológicas y químicas.
El mismo año de 1888 Beijerinck logró el cultivo puro in vitro de las bacterias nodulares (a
las que bautizó como Bacillus radicicola), observando que no reducían nitrógeno en vida
libre; más tarde (1890) aportó la prueba definitiva de que las bacterias aisladas eran capaces
de nodular específicamente ciertas especies de leguminosas, adquiriéndose de esta forma la
facultad de fijar nitrógeno en su asociación con la raíz de la planta. Irónicamente el nombre
definitivo para las bacterias de los nódulos de leguminosas (Rhizobium) fue propuesto por
Frank, quien durante mucho tiempo se había negado a reconocer los resultados de Hellriegel y
Willfahrt, y que había oscilado en sus opiniones, desde suponer que la fijación de nitrógeno
era un rasgo general de las plantas, hasta creer que las estructuras intranodulares observadas a
microcopio (bacteroides) eran gránulos de reserva (incluidas las que él mismo observó en
plantas no leguminosas de los géneros Alnus y Eleagnus, originadas por una bacteria
bautizada en su honor -Frankia); incluso cuando se convenció de que los simbiontes eran
bacterias (y no hongos o mixomicetes), pensaba que éstas sólo estimulaban a que las plantas
fijaran nitrógeno en sus hojas; su “conversión” (y aún así incompleta y con reticencias) no
llegó hasta 1892. El aislamiento de los bacteroides intranodulares (Prazmowski, 1890), y la
relación entre su formación y la fijación de nitrógeno (Nobbe y Hiltner, 1893) completó esta
primera oleada de investigación sobre este tema que tanta trascendencia presentaba para la
Agronomía. Estos estudios están en la base de todos los ulteriores trabajos de Microbiología
Agrícola, de modo que esta especiliadad fue incorporada tempranamente a los laboratorios
científicos y estaciones experimentales.
caricatura de Metchnikov
A finales del siglo XIX existían dos teorías opuestas sobre los fundamentos biológicos de las
respuestas inmunes. Por un lado, el zoólogo ruso Ilya Ilich Mechnikov (1845-1916), que
había realizado observaciones sobre la fagocitosis en estrellas de mar y pulgas de agua,
estableció, a partir de 1883, su “Teoría de los fagocitos”, tras estudiar fenómenos de
englobamiento de partículas extrañas por los leucocitos de conejo y de humanos. Informó que
existían fenómenos de eliminación de agentes patógenos por medio de “células devoradoras”
(fagocitos) que actuaban en animales vacunados contra el carbunco, y explicó la inmunización
como una “habituación” del huésped a la fagocitosis. Más tarde, ya integrado en el Instituto
Pasteur, propugnó la idea de que los fagocitos segregan enzimas específicos, análogos a los
“fermentos” digestivos (1900). Esta teoría de los fagocitos constituyó el núcleo de la teoría de
la inmunidad celular, de modo que la fagocitosis se consideraba como la base principal del
sistema de defensa inmune del organismo.
Por otro lado, la escuela alemana de Koch hacía hincapié en la importancia de los
mecanisnos humorales. Emil von Behring (1854-1917) y Shibasaburo Kitasato (1856-1931), a
resultas de sus trabajos sobre las toxinas del tétanos y de la difteria, observaron que el cuerpo
produce “antitoxinas” (más tarde conocidas como anticuerpos) que tendían a neutralizar las
toxinas de forma específica, y evidenciaron que el suero que contiene antitoxinas es capaz de
proteger a animales expuestos a una dosis letal de la toxina correspondiente (1890). La
intervención de Ehrlich permitió obtener sueros de caballo con niveles de anticuerpos
suficientemente altos como para conferir una protección eficaz, e igualmente se pudo disponer
de un ensayo para cuantificar la “antitoxina” presente en suero. Ehrlich dirigió desde 1896 el
Instituto Estatal para la Investigación y Comprobación de Sueros, en Steglitz, cerca de Berlín,
y, a partir de 1899, estuvo al frente del mejor equipado Instituto de Terapia Experimental, en
Frankfurt. Durante este último periodo de su vida, Ehrlich produce una impresionante obra
científica, en la que va ahondando en la comprensión de la inmunidad humoral. En 1900 da a
luz su “Teoría de las cadenas laterales”, en la que formula una explicación de la formación y
especificidad de los anticuerpos, estableciendo una base química para la interacción de éstos
con los antígenos. Por su lado, R. Kraus visualiza por primera vez, en 1897, una reacción
antígeno-anticuerpo, al observar el enturbiamento de un filtrado bacteriano al mezclarlo con
un suero inmune específico (antisuero). En 1898 Jules Bordet (1870-1961) descubre otro
componente sérico relacionado con la respuesta inmunitaria, al que bautiza como “alexina”,
caracterizado, frente al anticuerpo, por su termolabilidad e inespecificidad. (Más tarde se
impondría el nombre de complemento, propuesto por Ehrlich). El mismo Bordet desarrolló,
en 1901, el primer sistema diagnóstico para la detección de anticuerpos, basado en la fijación
del complemento, y que inició una larga andadura, que llega a nuestros días.
La inmunoquímica cobra un gran impulso en las primeras décadas del siglo XX con
los trabajos de Karl Landsteiner (1868-1943). Su primera contribución de importancia había
sido la descripción, mediante reacciones de aglutinación, del sistema de antígenos naturales
(ABC0) de los eritrocitos humanos (1901-1902), completada (en colaboración con Von
Dungern y Hirzfeld), con las subdivisiones del grupo A y el estudio de su transmsión
hereditaria. Estos trabajos sirvieron de estímulo para avanzar en el desentrañamiento de la
especificidad química de los antígenos que determinan la formación de anticuerpos.
Landsteiner estudió sistemáticamente las características de inmunogenicidad y especificidad
de reacción de antígenos con anticuerpos, valiéndose de la modificación química de
antígenos, denominando haptenos a aquellos grupos químicos que por sí mismos no
desencadenan formación de anticuerpos, pero sí lo hacen tras ser conjugados a proteínas
portadoras.
El botánico ruso Dimitri Iwanovski había observado (1892) que la enfermedad del
mosaico del tabaco podía ser reproducida experimentalmente usando el fluido que atravesaba
los filtros de porcelana que normalmente retenían a las bacterias, pero siendo incapaz de aislar
y crecer el supuesto microorganismo, abandonó la investigación. Pocos años más tarde
(1898), y probablemente sin tener noticias del trabajo de Iwanovski, Beijerink realizó
experimentos similares con el mismo sistema, y en otro rasgo de su genio, enfrentándose a los
conceptos de la época, avanzó la idea de que el agente filtrable (un contagium vivum fluidum,
según su expresión), debía de incorporarse al protoplasma vivo del hospedador para lograr su
reproducción. Este tipo de agentes infectivos que atravesaban los filtros de porcelana fueron
llamados en principio “virus filtrables”, quedando más tarde su denominación simplemente
como virus. Aquel mismo año de 1898 Loeffler y Frosch descubren los virus animales al
comprobar que un virus filtrable es responsable de la glosopeda del ganado. En 1901 Reed
descubre el primer virus humano, el de la fiebre amarilla, y en 1909 Landsteiner y Pope
detectan el de la poliomielitis. A comienzos de siglo Copeman desarrolla su técnica de
multiplicación de virus animales en embriones de pollo, con la que P. Rous aisla y cultiva el
virus del sarcoma aviar (1911).
Los virus bacterianos fueron descubiertos en 1915 por F.W. Twort, si bien su trabajo
no alcanzó la elegancia y claridad del desarrollado poco más tarde por el canadiense Félix
d'Hérelle (1917); fue éste quien acuñó el término bacteriófago, y supuso correctamente que el
fenómeno de lisis por estos agentes debía de estar ampliamente difundido entre las bacterias.
Aunque su esperanza en la aplicación de los fagos como elementos bactericidas para uso
médico no pudo satisfacerse, la contribución de los virus bacterianos al avance de la genética
y biología moleculares ha sido decisiva: de hecho, los primeros estudios cuantitativos sobre
replicación virásica se realizaron sobre fagos de Escherichia coli, lo que suministró modelos
aplicables a otros virus, incluidos los de animales. En 1925 Bordet y Bal describen por
primera vez el fenómeno de lisogenia, pero las relaciones entre los ciclos lítico y lisogénico
de los fagos no fueron aclaradas hasta los estudios de André Lwoff (1950).
En años recientes han sido descubiertos dos nuevos tipos de entidades infectivas,
subvirásicas: T.O. Diener describió en 1967 la existencia de ARN desnudos infectivos en
plantas, a los que llamó viroides, y en 1981 Prusiner puso de manifiesto que determinadas
enfermedades de mamíferos se deben a partículas proteicas aparentemente desprovistas de
material genético, a las que bautizó como priones.
Aunque nos referiremos en otro apartado (véase cap. 2) a los avances de Taxonomía
Microbiana, vale la pena reseñar aquí los esfuerzos tempranos para lograr un clasificación
bacteriana por parte de Cohn (1875) y Migula (1894), que sustentaban su concepto de especie
predominantemente sobre caracteres morfológicos. Pero hacia 1900 era evidente la
arbitrariedad e insuficiencia de este tipo de clasificaciones, de modo que los intentos
posteriores hicieron uso de caracteres bioquímicos (Orma Jensen, 1909), o de una mezcla de
rasgos morfológicos, bioquímicos, patogénicos y de tinción (Buchanan, 1915). El sistema de
taxonomía bacteriana adquirió un nuevo impulso a partir de la 1ª edición del “Bergey's
Manual of Determinative Bacteriology” (1923), y de las propuestas de Kluyver y van Niel
(“Prospects for a natural system of classification of bacteria”, 1936). En cuanto a la
nomenclatura, no fue hasta 1958 en que cuajó un Código Internacional de Nomenclatura
Bacteriológica, aunque ya se venía aplicando desde hacía tiempo el procedimiento tipológico
para los microorganismos, con criterios similares a los de la Zoología y la Botánica.
Las estrategias diseñadas por Beadle y Tatum fueron aplicadas por Luria y Delbrück
(1943) a cultivos bacterianos, investigando la aparición de mutaciones espontáneas resitentes
a fagos o estreptomicina. La conexión de estos experimentos con las observaciones previas de
Griffith (1928) sobre la transformación del neumococo, llevó a Avery y colaboradores (1944)
a demostrar que el “principio transformante” portador de la información genética es el ADN.
En 1949 Erwin Chargaff demuestra bioquímicamente la transmisión genética mediante ADN
en Escherichia coli , y en 1952 Alfred Hershey y Martha Chase, en experimentos con
componentes marcados de fagos, ponen un elegante colofón a la confirmación de la función
del ADN, con lo que se derribaba el antiguo y asentado “paradigma de las proteínas” que
hasta mediados de siglo intentaba explicar la base de la herencia. De esta forma, la
Microbiología experimental se sitúa en pleno centro del nacimiento de la Genética molecular,
de la mano de los avances paralelos en Bioquímica (análisis por rayos X de la estructura del
ADN debido a Maurice Wilkins y Rosalind Franklin, modelo de Watson y Crick de la doble
hélice del ADN, etc.), dando origen esta confluencia a lo que se ha llamado la “Edad de Oro”
de la Biología Molecular.
3 OBJETO DE ESTUDIO DE LA
MICROBIOLOGÍA
El objeto de estudio de una ciencia se puede desglosar en dos apartados: objeto
material y objeto formal.
Otro tipo de objetos de estudio de la microbiología son las entidades no celulares, que
a pesar de no poseer ciertos rasgos atribuibles a lo que se entiende por vida, cuentan con
individualidad y entidad biológica, y caen de lleno en el dominio de esta ciencia.
Los virus son entidades no celulares de muy pequeño tamaño (normalmente inferior al
del más pequeño procariota), por lo que debe de recurrirse al microscopio electrónico para su
visualización. Son agentes infectivos de naturaleza obligadamente parasitaria intracelular, que
necesitan su incorporación al protoplasma vivo para que su material genético sea replicado
por medio de su asociación más o menos completa con las actividades celulares normales, y
que pueden transmitirse de una célula a otra. Cada tipo de virus consta de una sola clase de
ácido nucleico (ADN o ARN, nunca ambos), con capacidad para codificar varias proteínas,
algunas de las cuales pueden tener funciones enzimáticas, mientras que otras son
estructurales, disponiéndose éstas en cada partícula virásica (virión) alrededor del material
genético formando una estructura regular (cápsida); en algunos virus existe, además, una
envuelta externa de tipo membranoso, derivada en parte de la célula en la que se desarrolló el
virión (bicapa lipídica procedente de membranas celulares) y en parte de origen virásico
(proteínas).
A diferencia de los virus, los priones no contienen ácido nucleico y están codificados
por un gen celular. Aunque se multiplican, los priones de nueva síntesis poseen moléculas de
PrP que reflejan el gen del hospedador y no necesariamente la secuencia de la molécula del
PrP que causó la infección previa. Se desconoce su mecanismo de multiplicación, y para
discernir entre las diversas hipótesis propuestas quizá haya que dilucidar la función del
producto normal y su posible conversión a la isoforma patógena infectiva.
4 IMPORTANCIA DE LA
MICROBIOLOGÍA
La Microbiología es una ciencia biológica extraordinariamente relevante para la
humanidad, dado que los microorganismos están presentes en todos los hábitats y ecosistemas
de la Tierra y sus actividades presentan una gran incidencia en numerosísimos ámbitos de
interés:
Aspectos beneficiosos:
5 UBICACIÓN DE LOS
MICROORGANISMOS EN EL MUNDO
VIVO
Tras el descubrimiento de los microorganismos, a los naturalistas de la época les
pareció normal intentar encuadralos dentro de los dos grandes reinos de seres vivos conocidos
entonces: animales y plantas. De este modo, a finales del siglo XVIII las algas y los hongos
quedaron en el reino Plantae, mientras que los llamados “infusorios” se encuadraron en el
reino Animalia.
A mediados del siglo XIX se empezó a ver que esa clasificación era demasiado
sencilla, y que el grupo de los infusorios era muy heterogéneo. En 1866 Haeckel, seguidor de
Darwin, propone un famoso árbol filogenético con tres reinos:
Animalia
Plantae
Protista: todos los seres vivos sencillos, sean o no fotosintéticos o móviles. Dentro
de él consideraba los siguientes grupos:
Protozoos
Protozoos
Algas
Hongos
Moneras (=bacterias)
Pero esta clasificación iba a ser puesta en entredicho a mediados del siglo XX, cuando
las técnicas de microscopía electrónica y bioquímicas demuestran la gran diferencia de las
bacterias respecto del resto de organismos. De hecho, ya en los años 60 se reconoce que esta
diferencia representa la mayor discontinuidad evolutiva del mundo vivo. En 1974, el Manual
Bergeys (la biblia “oficiosa” de la clasificación bacteriana) considera que la clasificación al
máximo nivel del mundo vivo debe reconocer la existencia de dos “Reinos”:
BIBLIOGRAFÍA
BALDRY, P. (1981): “La batalla contra las bacterias”. Reverté, Barcelona.
KRIEG, N.R. (1988): Bacterial classification: an overview. Can. J. Microbiol. 34: 536-540.
MURRAY, R.G.E. (1984): Higher taxa, or a place for everithing...?. En: “Bergey's manual of
Systematic Bacteriology”. Williams & Wilkins, Baltimore.
STACKEBRANDT, E. (1988): Phylogenetic relationships vs. phenotypic diversity: how to
achieve a phylogenetic classification system of the eubacteria. Can. J. Microbiol. 34: 552-556.
http://www.spaceship-earth.org/Biograph/Antonvan.htm
www.ucmp.berkeley.edu/history/leeuwenhoek.html
http://www.euronet.nl/users/warnar/leeuwenhoek.html (una página muy completa
sobre la vida y el entorno de Leeuenhoek. Atención: archivo grande, tarda un poco
en descargar!)
http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/leeuwenhoek_antonie_van.shtml
http://www.iespana.es/natureduca/biog_leeuwenhoek.htm (breve biografía en
español)
http://es.rice.edu/ES/humsoc/Galileo/Catalog/Files/leewnhok.html (una ficha
técnica con datos sobre el Padre de la Microbiología)
http://www.microscopy.fsu.edu/optics/timeline/people/leeuwenhoek.html
http://www.whonamedit.com/doctor.cfm/1593.html
http://inventors.about.com/library/inventors/blmicroscope.htm
http://inventors.about.com/gi/dynamic/offsite.htm?site=http://library.utmb.edu/scope
s/welcome.htm
http://www.zeiss.com/C12567A100537AB9/allBySubject/502879B33E50FC32C125
6B45003DA80F (colaboración de Koch con la industria Zeiss para sus nuevos
microscopios con objetivos de inmersión)
http://www.zeiss.com/C12567A100537AB9/allBySubject/B0DFBCF54A8B70D4C12
56D0900216F0E (el papel de Abbé y su colaboración con Koch en los
microscopios de lentes acromáticas)
Lous Pasteur
http://ambafrance-ca.org/HYPERLAB/PEOPLE/_pasteur.html
http://www.labexplorer.com/louis_pasteur.htm
http://php.pasteur.net/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=13
http://www.panspermia.org/pasteur.htm
http://www.louisville.edu/library/ekstrom/special/pasteur/cohn.html
http://www.pasteur.fr/pasteur/histoire/ (Pasteur y la creación del Instituto Pasteur)
http://www.worldandi.com/public/1987/october/ns3.cfm (Historia del Instituto
Pasteur)
http://www.bartleby.com/38/7/ (este sitio describe en detalle la contribución de
Pasteur en el descubrimiento del papel de los microorganismos en las
fermentaciones. Con imágenes)
Robert Koch
http://web.ukonline.co.uk/b.gardner/Koch.htm
http://www.nobel.se/medicine/laureates/1905/koch-bio.html
http://www.iah.bbsrc.ac.uk/schools/scientists/KOCH.htm (ficha con las principales
aportaciones de Koch)
http://www.infoscience.fr/histoire/biograph/biograph.php3?Ref=112 (en francés)
ÍNDICE
Procariotas Eucariotas
Genóforo Un solo cromosoma Nucleoplasma Varios cromosomas
ADN c.d., c.c.c. (cadena doble, ADN c.d. lineal, terminado
circular cerrado covalentemente) en telómeros
No existe membrana nuclear Existe membrana nuclear
No histonas Histonas
Replicación del material genético: no Replicación del material genético: mitosis
mitosis
Organización del citoplasma Organización del citoplasma
No orgánulos de tipo Orgánulos (mitocondrias,
eucarióticos cloroplastos, retículo
endoplásmico, Golgi,
lisosomas, etc)
No citosqueleto (no corrientes Citosqueleto y corrientes
citoplásmicas) citoplásmicas
Ribosomas 70S Ribosomas 80S
Aparte de estos que acabamos de citar, existen otros rasgos que, aunque no
universales, caracterizan a numerosos procariotas:
Obsérvese que:
un cromosoma
en algunas especies, uno o varios plásmidos (elementos genéticos
extracromosómicos)
ribosomas
inclusiones
orgánulos
Pueden existir, además, apéndices filamentosos:
Flagelos
Fimbrias (= pelos)
2 FORMA
3 AGRUPACIONES BACTERIANAS
Por tener carga eléctrica: migran en un campo eléctrico y aglutinan y precipitan a altas
concentraciones de sales.
Propiedades biológicas:
La relación superficie/volumen (S/V) es muy alta. En efecto, supongamos una
célula esférica; en dicha célula, la relación S/V es 3/r, (la superficie de una esfera
es 4πr2 mientras que su volumen es 4/3πr3). O sea, cuanto menor sea el radio (r)
mayor será esta relación. Esto significa que el pequeño tamaño de las bacterias
condiciona un mayor contacto directo con el medio ambiente inmediato que
las rodea, lo que se traduce en que reciben las influencias ambientales de forma
inmediata.
El pequeño tamaño condiciona una alta tasa de crecimiento. La velocidad de
entrada de nutrientes y la de salida de productos de desecho es inversamente
proporcional al tamaño de la célula, y a su vez, estas tasas de transporte afectan
directamente a la tasa metabólica. Por lo tanto, en general, las bacterias crecen
(se multiplican) de forma rápida.
2 FORMA
Los principales tipos de formas bacterianas son:
cilíndricos
fusiformes
en forma de maza, etc.
Atendiendo a los tipos de extremos, éstos pueden ser:
filamentos, ramificados o no
anillos casi cerrados
formas con prolongaciones (con prostecas)
m = 10 -12 g
v = 30 m/s
De aquí se deduce que la inercia es irrelevante, mientras que predominan las fuerzas
viscosas. Por lo tanto, las bacterias llevan, en su avance, un entorno local debido a la
resistencia por viscosidad. Este entorno es una fase fluida cuya forma reproduce,
ampliada, la forma de la bacteria en cuestión.
los menores valores los poseen las bacterias esféricas (cocos), en las que
S/V = 5.8. La forma esférica permite una mayor resistencia frente a la
desecación;
los bacilos alcanzan valores de S/V de alrededor de 10;
las formas espirales y las bacterias con prolongaciones vivas (prostecas)
tienen valores mayores que los de los bacilos;
la mejor relación S/V conocida (de 16) la posee la curiosa bacteria
cuadrada de Walsby.
3 AGRUPACIONES BACTERIANAS
Las bacterias normalmente se multiplican por fisión transversal binaria. En muchas
especies, las células hijas resultantes de un evento de división por fisión tienden a dispersarse
por separado al medio, debido a la actuación de fuerzas físicas (movimiento browniano,
cizallamiento, corrientes de convección, etc). Esto hace que al observar al microscopio una
población de estas bacterias veamos mayoritariamente células aisladas. Pero en algunas
especies las células hijas pueden permanecer unidas entre sí (al menos durante un cierto
tiempo tras la división de la que proceden) debido a que el tabique sea incompleto o a la
existencia de capas mucosas que retienen juntos los productos de la división.
diplococos
diplobacilos
Si la tendencia a permanecer unidas es mayor (por más tiempo), nos encontramos con
varias posibilidades, dependiendo del número de planos de división y de la relación entre
ellos:
4 FENÓMENOS DE
MULTICELULARIDAD EN BACTERIAS
Ciertos grupos de bacterias exhiben una pluricelularidad incipiente, de modo que se
dan conjuntos de células asociadas permanentemente. En muchos casos, dentro de estos
grupos celulares existen formas celulares diferenciadas y especializadas. Por supuesto, en
ninguna instancia se puede hablar de diferenciación de tejidos (algo exclusivo de eucariotas).
Cuerpos fructificantes de
A) Myxococcus fulvus;
(B) Stigmatella aurantiaca; y
(C) Chondromyces crocatus. S.
aurantiacamide unas 150 micras.
(De M. Dworkin, Microbiol Rev,
60:70-102, 1996)
Micrografías electrónicas de
barrido de cuerpos fructificantes
de Myxococcus xanthus. A la
derecha se puede ver detalle de
un cuerpo abierto, mostrando la
disposición d
ÍNDICE:
1 CÁPSULA
1.4 FUNCIONES
3 VAINAS
4 BOTONES DE ANCLAJE
BIBILIOGRAFÍA
1 CÁPSULA
1.1 CONCEPTOS GENERALES
La cápsula se puede definir como una estructura superficial que presentan muchas
bacterias en sus ambientes naturales, consistente en acumulación de material mucoso o
viscoso, situado externamente respecto de la pared celular (o, en su caso, respecto de la capa S
y de la vaina). Las cápsulas se pueden describir en función de:
Hay una cierta confusión en la nomenclatura de las cápsulas. Nosotros usaremos los
siguientes conceptos:
Las cápsulas son estructuras inertes, “no vivas”, carentes de papel activo (metabólico),
pero que confieren a las bacterias importantes propiedades:
El material de las capas mucosas (es decir, de las cápsulas flexibles y periféricas)
es muy fácil de aislar, ya que tiende a dispersarse continuamente en el medio de
cultivo. Por lo tanto, se puede aislar directamente de los sobrenadantes resultantes
de la centrifugación del cultivo correspondiente.
El material de las cáspulas rígidas e integrales puede aislarse tratando al cultivo
con agua caliente o con ácidos o álcalis débiles.
1) cápsulas polisacarídicas
ii) dextranos
iii) celulosa
La estructura es a base de una matriz muy hidratada, con una ordenación regular radial, o a
veces, en láminas concéntricas.
1.4 FUNCIONES
En laboratorio, muchas bacterias suelen perder la capacidad de formar cápsulas al
cabo de varios subcultivos. Así pues, la posesión o no de cápsula es algo que no afecta a la
viabilidad de las bacterias. Pero en medios naturales, las cápsulas confieren a las bacterias una
serie de propiedades, que dependen del nicho ecológico particular donde viva cada bacteria.
Estudiaremos una serie de propiedades o papeles generales, comunes a todas las cápsulas,
para concluir con algunos ejemplos de papeles específicos.
b) contra bacteriófagos
d) contra detergentes
e) contra anticuerpos
5) Adhesión a sustratos:
iv) se forman consorcios con otros microorganismos. Ello permite una “alianza” o
colaboración metabólica entre distintas especies, por la que se produce la
degradación concertada de sustratos insolubles.
Entre las propiedades conferidas por las cápsulas a algunas bacterias tenemos:
hidrófobos
iónicos, bien directos, o por mediación de cationes
puentes de hidrógeno
Papel:
3 VAINAS
Son estructuras tubulares (ramificadas o no) compuestas de un heteropolímero, a base
de proteína, lípido y polisacárido, que engloban a conjuntos de células bacilares en cadenetas
o filas. La vaina está en contacto con la pared celular subyacente, pero no hay enlaces entre
ambas. En Sphaerotilus y Leptothrix las vainas se recubren de acúmulos de óxidos e
hidróxidos de Fe y Mn. Conforme se dividen por fisión binaria, las células de los extremos del
filamento van sintetizando nuevo material de la vaina que las va rodeando.
4 BOTONES DE ANCLAJE
Son acúmulos de mucopolisacáridos ácidos, segregados en puntos concretos de la
célula, a nivel de pared celular, extremos de prostecas y pedúnculos o de tallos inertes en
algún momento del ciclo de vida de ciertas bacterias. Facilitan la unión de las bacterias que
los poseen a sus sustratos. Como ejemplo, los discos adhesivos (“holdfast”) en el extremo de
las prostecas deCaulobacter .
BIBILIOGRAFÍA
BEVERIDGE, J.T. (1988): The bacterial surface: general considerations towards design and
function. Can. J. Microbiol. 34: 363-372.
BEVERIDGE, J.T., L.L. GRAHAM (1991): Surface layers of bacteria. Microbiol. Rev. 55:
684-705.
BOULNOIS, G.J., K. JANN (1989): Bacterial polysaccharide capsule synthesis, export and
evolution of structural diversity. Molec. Microbiol. 3: 1819-1823.
1 INTRODUCCIÓN
2 PAREDES DE LAS EUBACTERIAS
BIBLIOGRAFÍA
1 INTRODUCCIÓN
La mayor parte de los procariotas posee una pared celular (P.C.) rígida
rodeando al protoplasto. Las excepciones son los micoplasmas (dentro del
dominio Bacteria) y algunas arqueas, como Thermoplasma.
Al microscopio electrónico se puede observar como una capa en íntimo
contacto con la membrana citoplásmica, con un espesor que oscila entre 10 y 80 nm
(según especies) -frente a los 8 nm de la membrana celular- , y con una estructura
más o menos compleja, según los tipos bacterianos.
b) Unas pocas eubacterias (como las del gén. Planctomyces) poseen paredes a
base de proteínas.
1. Imaginemos un frotis en
porta de vidrio con una
muestra de varios tipos de
bacterias, que se han
fijado por calor. En la
primera fase, esta
preparación de trata con
un primer colorante
llamado violeta cristal o
violeta de genciana.
2. A continuación se añade
una solución de lugol
(yodo-ioduro), que actúa
como “mordiente”,
formando una laca
relativamente resistente
con el violeta. En este
momento todas las
bacterias están teñidas de
color violeta.
3. Ahora realizamos una
descoloración diferencial
con etanol o una mezcla
de etanol y acetona. Lo
que ocurre es que algunas
bacterias (las que
llamaremos Gram-
negativas) pierden el color
violeta (quedarían
práctimante transparentes
al microscopio), mientras
que otras (las Gram-
positivas) resisten el
tratamiento, y retienen el
colorante violeta.
4. Finalmente, tratamos el
porta con un segundo
colorante (colorante de
contraste): se trata de un
colorante de color rojo o
rosa, como la fucsina o la
safranina. Este colorante
tiñe ahora a las bacterias
previamente descoloradas
por el etanol. Por lo tanto,
el resultado en la
observación al microscopio
es que las bacterias Gram-
positivas se ven de color
violeta, y las Gram-
negativas de color rosa o
rojo.
en Gram-positivas se
encuentra inmerso en una
matriz aniónica de
polímeros azucarados;
y en Gram-negativas
está rodeada por una
membrana externa, e
inmersa en un espacio
periplásmico.
L-alanina---D-glutámico---meso-diaminopimélico---D-alanina
En bacterias Corineformes:
el grupo -CO- en del D-glu (2) puede estar amidado o unido a una glicina
(Gly);
el aa (1) puede ser Gly o L-Ser, en lugar de la L-ala;
el hidroxilo en 6 del NAM puede estar acetilado, lo que hace que el PG de
estas bacterias sea resistente a la lisozima.
Muchas bacterias Gram-positivas carecen de meso-DAP (3), y en su lugar
puede existir:
LL-DAP
L-diaminobutírico (DAB)
L-lisina
L-homoserina
L-ornitina
Modalidades de uniones interpeptídicas:
{L-ala--L-ala}
{L-ala}3
{L-ala}3 -- L-ornitina
{Gly}5
enlace D-ala(4) ---{mismo tetrapéptido}--- diaminoácido (3)
enlace entre D-ala(4) y el D-glu(2) (y no el aa en 3), por medio de un péptido en
el que debe de existir obligatoriamente un diaminoácido (p. ej., D-lys, D-
ornitina).
Desde el punto de vista estructural, el PG de Gram-positivas se caracteriza
por la existencia de múltiples capas, existiendo entrecruzamientos tanto entre
cadenas adyacentes en el mismo nivel como entre niveles distintos. El resultado es
una red tridimensional gruesa (hasta 50 capas en algunos Bacillus), y más
compacta que en Gram-negativas. De todas formas, el grado de compacidad varía
entre especies, y depende de:
1) Gran rigidez, que contrarresta las fuerzas osmóticas a que está sometido el
protoplasto (aguanta presiones de unas 5 a 15 atmósferas). Esta rigidez depende
de:
a) el grado de entrecruzamiento;
Ácidos teicurónicos:
Ácidos lipoteicoicos:
Parece ser que su papel principal es suministrar una carga neta negativa a la
pared celular, lo que permite captar cationes divalentes (p. ej., Mg++), que a su vez
se necesitan para muchas actividades enzimáticas de la membrana citoplásmica o
del espacio periplásmico, que participan de la morfogénesis y división de la pared
celular.
Como ya dijimos, los ácidos teicoicos y teicurónicos son buenos antígenos.
Cuando no están cubiertos por estructuras más externas (como cápsulas),
constituyen el antígeno somático O de las bacterias Gram-positivas.
Finalmente, en algunas bacterias, sumistran, junto con el PG, receptores
específicos para la adsorción de ciertos bacteriófagos.
2.4 PARED CELULAR DE LAS BACTERIAS ÁCIDO
ALCOHOL RESISTENTES
Determinadas bacterias Gram-positivas (corineformes, Nocardia y, en
especial Mycobacterium) presentan una pared celular muy compleja,
con abundancia de lípidos (algo excepcional entre las Gram-positivas).
Estas bacterias no se tiñen con los colorantes normales, pero una vez que se
han teñido con fucsina (forzando mediante calentamiento de la preparación), tienen
resistencia a decolorarse por una mezcla de ácido clorhídrico al 3% en etanol de 96o.
Por ello se denominan como bacterias ácido-alcohol resistentes. Esta propiedad
depende esencialmente de la presencia, en su pared celular de unos lípidos
llamados ácidos micólicos.
peptidoglucano---arabinogalactano---ácidos micólicos.
1) Glucolípidos:
Parece ser que la membrana externa está en contacto directo con la plasmática en
numerosos puntos, denominados zonas de adhesión. Puede que se trate de
regiones en las que produzca una auténtica fusión entre estos dos tipos de
membrana, facilitando quizá el transporte de ciertas sustancias desde el exterior al
interior celular.
b. hipotensión
b) adhesividad
c) carga eléctrica.
4) Ciertas proteínas y cadenas laterales del LPS pueden ser lugares de adsorción
(receptores específicos) de fagos y bacteriocinas.
5) Punto de anclaje del anillo externo (“L”) del corpúsculo basal de los flagelos.
2.5.2 EL ESPACIO PERIPLÁSMICO
RNasa y fosfatasa, que digieren moléculas que por sí mismas no pueden pasar al
citoplasma.
Penicilinasa: degrada penicilina, evitando destrucción de PG
proteínas de transporte de nutrientes (p. ej., de maltosa)
proteínas de transporte de nutrientes (p. ej., de maltosa)
proteínas de unión a estímulos químicos.
En bacterias desnitrificantes y quimiolitoautotrofas, existen proteínas implicadas en
el transporte de electrones.
En muchos casos las funciones de pared celular son ejercidas simplemente por
una capa S paracristalina (véase tema 4), a base de disposición regular de
subunidades idénticas de una proteína o glucoproteína (p. ej., Methanococcus,
Methanogenium). Recuerde que en ciertas arqueas de ambientes extremos, esta
capa S está estabilizada por factores de esos ambientes: En el halófilo
obligado Halobacterium las subunidades de glucoproteína se estabilizan por altas
concentraciones de ión Na+. En el termoacidófilo Sulfolobus la estabilidad la
confieren los bajísimos pH.
En Methanospirillum y en Methanothrix varias células, cada una con su capa S, se
encuentran englobadas por una vaina común, a base de proteínas y carbohidratos,
con una estructura a base de anillos paralelos.
En Methanosarcina y Halococcus la capa S se encuentra rodeada
de metanocondroitina, un polímero a base de N-acetil-galactosamina,
glucurónico, glucosa y manosa. (Esta metanocondroitina es similar al condroitín
sulfato presente en tejido conjuntivo de animales).
Finalmente, los miembros del orden Methanobacteriales poseen una pared
de pseudomureína, un extraño peptidoglucano no basado en NAM. Consiste en
un esqueleto de unidades repetitivas de NAG unidas por enlace ß(13) con N-
acetil-talosaminourónico (NAT, un azúcar exclusivo de estos organismos). El grupo
-NH2 del NAT va unido a su vez con un tetrapéptido, pero en éste sólo participan
aminoácidos de la serie L. Al igual que en la mureína de las eubacterias, las
diversas cadenas se unen entre sí por enlaces peptídicos entre el aminoácido
terminal (4) de un tetrapéptido y el diaminoácido (3) de otra cadena.
BIBLIOGRAFÍA
ARTÍCULOS DE DIVULGACIÓN
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
ÍNDICE:
1 INTRODUCCIÓN
4 PROTOPLASTOS Y ESFEROPLASTOS
5 FORMAS L
BIBLIOGRAFÍA
1 INTRODUCCIÓN
En el capítulo anterior estudiamos la composición química, estructura y funciones de
los principales tipos de paredes celulares procarióticas. En este capítulo trataremos un aspecto
dinámico del tema de las paredes: cómo se sintetiza el peptidoglucano de las eubacterias, y
cómo se produce el proceso general de crecimiento de la pared, incluyendo el evento
particular de formación del septo transversal que marca el “nacimiento” de dos células hijas.
Nos concentraremos en la biosíntesis del peptidoglucano, debido a su interés intrínseco y
aplicado (sobre este proceso actúan diversos antibióticos, algunos de gran importancia
clínica).
Desde el punto de vista topológico, todas las capas de las envueltas bacterianas
(membranas, pared celular) son superficies cerradas sobre sí mismas, físicamente
continuas para mantener la integridad y viabilidad de la célula.
Pero por otro lado, deben de ser susceptibles de expandirse durante el crecimiento
por incorporación de nuevos materiales. Además, todos los constituyentes deben
crecer coordinadamente e incorporarse en los lugares precisos. Por ejemplo, en el
caso de las bacterias Gram-negativas, distintos componentes deben de ir a parar a
diferentes localizaciones: periplasma, PG, membrana externa, e incluso medio
exterior.
Durante cada ciclo celular, hay una fase en la que los materiales de las envueltas
(y concretamente, de la pared celular que nos ocupa ahora) deben de facilitar la
división de la célula en una descendencia de dos células hijas.
Finalmente, queda el problema de la energía. Los procesos biosintéticos requieren
aporte de energía química, pero el ATP y compuestos similares no pueden salir del
protoplasto.
4. Unión del polímero lineal así formado al peptidoglucano preexistente en la pared celular,
por entrecruzamiento de (al menos) parte de sus péptidos respectivos.
A estas etapas hay que añadir una fase adicional de regeneración del transportador lipídico,
una vez que ha cumplido su misión, para que pueda ser operativo en un nuevo ciclo de
síntesis.
NAG-UDP
NAM-UDP
1. L-ala
2. D-glu
4. D-ala-D-ala
Observar que no se produce un tetrapéptido, sino un pentapétido. El último paso de
adición de aminoácidos es la unión del dipéptido D-alanil-D-alanina, que se ha sintetizado en
dos fases:
Fase 4: El polímero surgido de la fase anterior es una cadena lineal de PG sin entrecruzar, y
unido aún al transportador lipídico de membrana. Ahora este polímero naciente (con sus
pentapéptidos) reacciona, por transpeptidación, con un PG aceptor preexistente. En esta
reacción se ven implicados el grupo C=O de la D-ala (4) del PG naciente y el grupo -
NH2 libre del diaminoácido (3) del PG aceptor (o del último aminoácido del puente
peptídico).
Esto es lo mismo que decir que el enlace peptídico entre D-ala (4) y D-ala
(5) del PG naciente se ve sustituido por otro enlace peptídico, entre dicha
D-ala (4) y el diaminoácido del PG naciente.
3. Tunicamicina: inhibe la traslocasa que cede el NAM unido hasta entonces al UDP y lo
pasa al bactoprenol (fase 2ª).
3 CRECIMIENTO DE LA PARED
CELULAR
Como ya dijimos al comienzo de este tema, aunque la pared celular es una estructura
cerrada y sin solución de continuidad, debe permitir su expansión (crecimiento), y esto
supone que se han de romper ciertos enlaces si se quiere que el nuevo material se ensamble
con el preexistente mediante nuevas uniones, es decir, debe existir una acción concertada de
mureín-hidrolasas y de mureín-sintasas. Por otro lado, hay que tener en cuenta que en el
crecimiento de la pared celular se producen dos tipos de procesos: la expansión (aumento de
tamaño) de esa pared, y la formación del tabique transversal en el centro de la célula.
TABLA 1
2. Producción del tabique transversal (septación), que conduce a la formación de dos células
hijas.
Elongación
La hipótesis señala que los polímeros de FtsZ se van “contrayendo”, de modo que “tiran” de
las envueltas hacia el interior, provocando la típica invaginación alrededor del centro del
bacilo, y que simultáneamente, la FtsZ provoca la activación de la PBP3 (=FtsI), que es una
transglucosidasa/transpeptidasa específica del tabique transversal.
A microscopio electrónico se observa que este tabique está formado por dos láminas
de PG (densas a los electrones) separadas entre sí por otra transparente. El final de la división
ocurre como consecuencia de la invaginación de la membrana externa entre las dos láminas
de PG.
¿Cómo se ensambla la membrana externa con relación al PG? Parece ser que esta
membrana se ensambla en buena medida por procesos espontáneos guiados por interacciones
entre el LPS y proteínas, sirviendo el PG subyacente como andamio que facilita el montaje
de toda la estructura. Parece ser que las zonas de adhesión (junturas de Bayer) son
importantes para la correcta colocación de LPS y proteínas de la membrana externa.
3.2 CRECIMIENTO Y SEPTACIÓN EN UNA
BACTERIA GRAM-POSITIVA: Enterococcus faecalis
A diferencia de lo visto en E. coli, en el enterococo (Enterococcus faecalis) el
crecimiento del PG no es difuso, sino zonal, comenzando en el centro (zona ecuatorial) y
avanzando hacia afuera.
tras unos 15 minutos después del marcado se observa que existe una banda
ecuatorial oscura (no marcada, por lo tanto está constituida por material nuevo
recién insertado), mientras que los polos de las células siguen enteramente
marcados.
Tras 30 o 60 minutos observamos células enteramente sin marcar, intercaladas
entre células con uno de sus polos marcados.
1. En la célula adulta antes de la división aparece una banda ecuatorial donde la pared
celular se hace más gruesa.
2. Debajo de esta zona engrosada (hacia el interior del citoplasma) se va depositando nuevo
material, lo que marca el inicio de la formación del tabique transversal. Enseguida aparece
una muesca en la banda ecuatorial.
5. El tabique completo de doble grosor va siendo escindido en dos mitades desde el exterior
hacia el centro, por acción de autolisinas. De esta forma se le adjudica a cada célula hija la
nueva pared correspondiente a uno de sus polos (el otro procede, intacto, de la célula
madre).
Véase igualmente la figura que muestra en más detalle la formación del tabique. La idea que
se saca del proceso en esta bacteria es que posee una sola zona de crecimiento de PG, con dos
regiones de deposición de nuevo material: la región del tabique transversal propiamente
dicho, y la región adyacente, ya en la superficie celular, responsable de la expansión de la
pared periférica, a ambos lados del tabique.
4 PROTOPLASTOS Y
ESFEROPLASTOS
Mediante procedimientos de laboratario se puede lograr eliminar total o parcialmente
la pared celular bacteriana. Se denominan protoplastos las células bacterianas a las que se ha
desprovisto totalmente de pared celular, mientras que esferoplastos son aquellas células
bacterianas que poseen restos de pared.
1. Por destrucción del entramado del PG mediante enzimas líticas (lisozima, peptidasas). En
el caso de bacterias Gram-negativas, previamente hay que desorganizar la membrana
externa para hacerla permeable a estas enzimas. Ello se logra usando el quelante EDTA
y/o sometiendo las células a bajas temperaturas.
5 FORMAS L
Son células bacterianas carentes total o casi totalmente de P.C., con formas
pleomórficas, irregulares y globulares, que se producen de forma espontánea en algunas
especies bacterianas (p. ej., Streptobacillus moniliformis) cuando se cultivan en medios a base
de suero (que son hipertónicos).
Las colonias de las formas L naturales son muy características: en “huevo frito”,
bifásicas.
Las formas L inestables se generan por tratamientos breves, y pueden revertir con
frecuencia a la forma normal con pared. Poseen algo de PG, aunque éste se encuentra alterado
respecto al PG de la célula normal.
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULOS DE LIBROS DE REFERENCIA
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
NANNINGA, N. (1991): Cell division and peptidoglycan assembly in Escherichia coli. Mol.
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NANNINGA, N., F.B. WIENTJES, E. MULDER, C.L. WOLDRINGH (1992): Envelope
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VICENTE, M., J. ERRINGTON (1996): Struture, function and controls in microbial division.
Mol. Microbiol. 20: 1-7.
VINELLA, D., P. BOULOC, R. D'ARI (1993): GTPase enters the ring. Curr. Biol. 3: 65-66.
ÍNDICE:
1 MEMBRANA CITOPLÁSMICA
1.1.2 LÍPIDOS
1.1.3 PROTEÍNAS
1.2 ESTRUCTURA
3.1 MESOSOMAS
3.2 CROMATÓFOROS
3.4 TILACOIDES
BIBLIOGRAFÍA
ENLACES
1 MEMBRANA CITOPLÁSMICA
1.1 COMPOSICIÓN QUÍMICA
La membrana citoplásmica bacteriana es la estructura de tipo bicapa proteo-
lipídica que delimita al protoplasto. Su proporción proteínas: lípidos es superior a la
de las membranas celulares eucarióticas, llegando a alcanzar valores relativos de
80:20.
1.1.2 LÍPIDOS
fosfatidiletanolamina
fosfatidilglicerol
cardiolipina (difosfatidilglicerol)
Los ácidos grasos esterificados con el glicerol en los fosfolípidos son principalmente:
a) palmítico (16:0)
b) mirístico (14:0)
1.1.3 PROTEÍNAS
1.2 ESTRUCTURA
Métodos de observación y estudio
Estructura
Consiste en una bicapa lipídica, con los grupos polares (hidrófilos) hacia
afuera, y las cadenas hidrofóbicas de ácidos grasos (o, en el caso de
Arqueobacterias, de alcoholes) hacia adentro, ajustándose al modelo de mosaico
fluido de Singer y Nicholson. Inmersas en esta bicapa se encuentran las abundantes
proteínas, que pueden moverse lateralmente en el mosaico de moléculas de lípidos,
igualmente dotados de una rápida movilidad. Parece ser que no existe movilidad de
lípidos entre las dos capas.
deshidrogenasas
cadenas de transporte de electrones (con quinonas, citocromos, etc.)
ATP-asas (ATP sintasas/hidrolasas)
2) SISTEMA Sec
3) SISTEMA SRP
El sistema SRP procariótico es mucho más sencillo que el homólogo SRP que se
encuentra en la membrana del retículo endoplásmico de eucariotas. En este
sistema, el extremo N-terminal de la proteína naciente es reconocido por la partícula
de reconocimiento de señal, conocida por sus siglas SRP.
4) SISTEMA Tat
2 TRANSPORTE DE NUTRIENTES
Lo primero que tiene que hacer un microorganismo a la hora de su nutrición
es captar los nutrientes que necesite desde el medio exterior. Debido a que la
bicapapa lipídica actúa como barrera que impide el paso de la mayor parte de las
sustancias, esto significa que deben existir mecanismos específicos para lograr la
entrada de los nutrientes. Además, teniendo en cuenta que las bacterias suelen vivir
en medios diluidos, deben realizar un “trabajo” para trasladar muchos de esos
nutrientes en contra del gradiente de concentración.
Como veremos, los más importantes en procariotas son los sistemas de transporte
activo.
2.1 TRANSPORTE PASIVO INESPECÍFICO O
DIFUSIÓN SIMPLE
Este transporte consiste en la difusión pasiva de ciertas sustancias para las
que la membrana es impermeable, debido a la diferencia de concentración (C) a
ambos lados de dicha membrana (la sustancia tiene mayor concentración fuera que
dentro de la célula). Aparte de esta diferencia de concentración, en la difusión pasiva
influyen:
Los sistemas de transporte activo son los más abundantes entre las
bacterias, y se han seleccionado evolutivamente debido a que en sus medios
naturales la mayoría de los procariotas se encuentran de forma permanente o
transitoria con una baja concentración de nutrientes.
Por otro lado, ciertas moléculas catiónicas (iones K+, lisina), son transportadas
directamente a través de permeasas, en ausencia de simporte de protones.
El sustrato entra por una permeasa, junto con iones Na +, pero a su vez este
sodio se recicla por un sistema de antiporte, a expensas de la disipación del
potencial de protones.
Estos dos tipos de transporte activo ligados a simporte quedan inhibidos si tratamos
las células con algún agente ionóforo (p. ej., el antibiótico valinomicina), que
destruye el potencial electroquímico de protones.
La denominación de "transportadores ABC" se debe a que en todos ellos existe una o dos proteínas
periféricas de membrana citoplásmica que poseen un dominio (de unos 200 aminoácidos) conservado
evolutivamente, denominado "cassette de unión a ATP" (las iniciales de ATP-binding cassette
generan la sigla "ABC"). Al parecer este dominio ABC conservado es muy antiguo, y parece que ya
existía antes de la divergencia evolutiva entre procariotas y eucariotas. Existen muchos ejemplos de
proteínas ABC, tanto en procariotas como eucariotas (de hecho constituyen la mayor familia de
proteínas filogenéticamente relacionadas de todo el mundo vivo). Los primeros ejemplos de esta gran
familia estaban implicados en transportar sustancias a uno u otro lado de la membrana. En otro tema
veremos ejemplos de transportadores ABC que funcionan "al revés" de los de este tema: son
"exportadores" de proteínas recién sintetizadas que deben insertarse en las envueltas bacterianas o
ser excretadas al medio. Pero se ha descubierto que la gran familia de proteínas ABC está implicada
en otros procesos (regulación genética, reparación de ADN, patogenicidad, etc).
Porinas u otras proteínas de membrana externa para lograr la difusión del sustrato
desde el medio hasta el espacio periplásmico.
Proteína(s) solubles de espacio periplásmico que se unen al sustrato con gran
afinidad.
Un heterodímero formado por dos proteínas integrales de membrana (cada una de
ellas posee 5 o 6 trechos en -hélice que atraviesan la membrana citoplásmica),
que son la permeasa propiamente dicha del sistema (el canal por donde pasa el
sustrato).
Dos proteínas periféricas de membrana citoplásmica, adosadas al lado
citoplásmico, que incluyen el módulo conservado ABC que acopla la hidrólisis de
ATP con el transporte unidireccional del sustrato a través de la membrana.
Las dos primeras proteínas son inespecíficas respecto del azúcar (son comunes a
los diversos sustratos a transportar), tienen localización citoplásmica y
su síntesis es constitutiva. Se conocen como
Enzima-I (EI)
HPr (esta última es una pequeña proteína termoestable, rica en histidina).
El otro componente, llamado Enzima II (EII) es específico de cada azúcar, y su
síntesis es inducible por el correspondiente sustrato: Suele estar compuesto
por tres subunidades o dominios:
1. Por un lado, el azúcar se une al enzima EIIC específico, pero éste por sí mismo
no puede liberar al azúcar sin modificar en el interior celular.
(PRPP = fosforribosil-pirofosfato)
3 ESTRUCTURAS MEMBRANOSAS
INTRACITOPLÁSMICAS
3.1 MESOSOMAS
Son estructuras membranosas intracitoplásmicas que se observan en la
mayor parte de las bacterias, constituidas por invaginaciones de la membrana
citoplásmica.
Observación:
Estructura y composición:
Los mesosomas más característicos y patentes son los de bacterias Gram-
positivas. Su aspecto al microscopio electrónico es el de repetidas invaginaciones de
la membrana: una invaginación primaria en forma de sáculo irregular, de la que
surge una invaginación secundaria, llamada túbulo mesosómico, que rellena el
hueco de la invaginación primaria. El túbulo mesosómico suele consistir en un
conjunto de pequeñas vesículas arrosariadas, o túbulos, conectados entre sí, a
veces con aspecto de cebolla.
Funciones:
3.2 CROMATÓFOROS
Son invaginaciones de la membrana citoplásmica de las bacterias purpúreas
(un grupo de bacterias fotosintéticas anoxigénicas) que albergan su aparato
fotosintético. Dependiendo de las especies, pueden adoptar formas variadas:
3.4 TILACOIDES
Son sacos membranosos aplastados presentes en las cianobacterias,
que no están en continuidad con la membrana citoplásmica; en su cara externa
se disponen filas de ficobilisomas (véase capítulo 7). El conjunto de membrana
tilacoidal + ficobilisomas es el responsable de la fotosíntesis oxigénica en este grupo
de procariotas.
BIBLIOGRAFÍA
BOOS, W., J.M. LUCHT. (1996): Periplasmic binding protein-dependent ABC
transporters. En: “Escherichia coli and Salmonella typhimurium. Cellular and
molecular biology”, 2ª edición (F.C. Neidhart, ed.). American Society for Microbiology
Press. Washington, D.C., págs. 1175-1223.
ENLACES
Índice:
2.2 PLÁSMIDOS
4.2.2 FICOBILISOMAS
4.3.3 CLOROSOMAS
4.3.4 MAGNETOSOMAS
ENLACES
Al igual que en los demás seres vivos, el citoplasma es un sistema coloidal cuya fase
dispersante es agua junto con diversas sustancias en solución (citosol), y cuya fase dispersa
está constituida por macromoléculas y conjuntos supramoleculares (partículas
submicroscópicas). La viscosidad es mayor que la del citoplasma eucariótico, estando
desprovisto de corrientes citoplásmicas.
Observación:
Los nuevos métodos citológicos y moleculares nos están dando una nueva visión en la
que el citoplasma bacteriano está más organizado y es más dinámico de lo que pensábamos
hasta hace poco. Resumiremos esta nueva imagen:
-------------------------------
A microscopía óptica
Métodos de obtención
Para obtener nucleoides “intactos” se recurre a la lisis suave de las células (con
detergentes no iónicos) en altas concentraciones de sales (p ej., NaCl) con posterior
ultracentrifugación en gradientes de densidad de sacarosa. Si el procedimiento se realiza a
25ºC el nucleoide se aisla relativamente libre de restos de membrana, pero si se hace en frío
(4ºC) el nucleoide queda asociado a grandes restos de envueltas.
Estudios moleculares
El ADN sigue el modelo clásico de Watson y Crick: dos hebras antiparalelas en doble
hélice de 2 nm de diámetro, paso de rosca de 3,4 nm y 10 pares de nucleótidos por cada vuelta
de la espiral. La mayor parte de este ADN está en conformación B, aunque existen zonas
donde se puede dar la configuración Z.
En la mayor parte de las bacterias este ADN constituye un solo cromosoma circular,
cerrado covalentemente (ADN c.c.c.). Existen algunas excepciones, en el sentido de que
podemos encontrar cromosomas lineares o incluso más de un grupo de ligamiento (más de un
cromosoma):
Las bacterias son organismos haploides: poseen un solo cromosoma. Sin embargo,
cuando las células bacterianas se encuentran en crecimiento activo, y debido al desfase de la
división celular respecto de la replicación, cada individuo puede albergar varias copias de ese
cromosoma. Por ejemplo, E. coli puede llegar a 10 copias. Azotobacter puede llegar hasta las
100 copias al final de la fase de crecimiento exponencial. Un caso extremo lo constituye la
bacteria gigante Epulopiscium, que aumenta el número de copias en cuatro órdenes de
magnitud (¡unas 10.000 veces!), aunque se desconoce el significado de este descomunal
“exceso”.
El papel biológico del ARN que se detecta en los nucleoides aislados in vitro tampoco
está claro. Este no es un ARN especial, sino ARN naciente, y parece servir para mantener
“sujetos” los diversos dominios superenrollados.
2.2 PLÁSMIDOS
2.2.1 DEFINICIÓN Y CONCEPTOS GENERALES
En cuanto al tamaño, existe una amplia gama: desde plásmidos muy pequeños (de
unas 2 kb) hasta plásmidos muy grandes (ciertos plásmidos de Pseudomonas tienen 500 kb).
Incluso existen “megaplásmidos” en ciertos Rhizobium que llegan a tener 1600 kb. (De hecho,
ciertos “megaplásmidos” se ha visto que son imprescindibles, por lo que se han recalificado
como cromosomas).
Cada tipo de plásmido tiene un número medio de copias por célula característico. Por
regla general, los grandes plásmidos tienen una o dos copias por célula (plásmidos
con control estricto de la replicación), mientras que los pequeños suelen estar presentes
como varias copias (>10), denominándose plásmidos de control relajado.
En función de que los plásmidos sean o no transmisibles de una bacteria a otra por
medio de contactos intercelulares, se pueden distinguir:
Los plásmidos no suelen determinar productos esenciales para el crecimiento (por eso
son dispensables), pero en la naturaleza parece que resultan favorecidas las bacterias con
algún plásmido, quizá porque acarrean ventajas selectivas en determinados ambientes o en
determinadas condiciones. Existe una variedad de fenotipos y funciones determinados por
plásmidos:
¿Por qué, entonces, si determinadas propiedades conferidas por plásmidos son tan
útiles, no han pasado a lo largo de la evolución a ser codificadas por el cromosoma? No
podemos contestar a ciencia cierta a esa pregunta, pero cabe especular que resulta ventajoso
que algunas poblaciones bacterianas dispongan de ciertos genes en replicones distintos del
cromosoma, de modo que los cromosomas no lleguen a ser demasiado grandes. Cuando no
hay presión selectiva para los rasgos conferidos por un plásmido, éste se puede perder de
parte de la población. Pero cuando existe dicha presión selectiva (p. ej., un antibiótico),
sobreviven y se multiplican preferencialmente las bacterias portadoras del plásmido, de modo
que en poco tiempo, la población contiene mayoritariamente dicho elemento. Además, como
muchos plásmidos son autotransmisibles o movilizables, pueden transferirse a cepas que
originalmente carecían de ellos. En resumen, se logra una gran flexibilidad adaptativa sin
“cargar” demasiado el cromosoma o replicón principal.
Hay plásmidos que, aunque se pueden evidenciar por métodos físicos (p. ej.,
electroforesis), no se ha podido demostrar que determinen ningún rasgo fenotípico: tales
plásmidos se califican como crípticos, constituyendo un ejemplo de “ADN egoísta” (sólo se
mantienen por su capacidad de replicación, sin necesidad de aportar ventaja selectiva clara a
la bacteria que los alberga).
La regulación del número medio de copias de cada plásmido en cada bacteria es una
propiedad característica dependiente de cómo se controla el inicio de replicación, siendo
diferentes los mecanismos en los plásmidos de alto número de copias (con control relajado) y
en los plásmidos de bajo número de copias (de control estricto).
Muchos plásmidos poseen sistemas de reparto (= partición), que tienden a asegurar que
una vez que el plásmido ha sido replicado, cada una de las células hijas va a recibir al menos
una copia. A falta de un tal sistema, y si el reparto fuera aleatorio, de vez en cuando, las
propias fluctuaciones de la segregación aleatoria harían que parte de la progenie no recibiera
una copia, con lo que quedaría curada de ese plásmido.
El reparto de las copias a las células hijas se suele deber a las llamadas funciones par,
que están cerca de los genes rep y de la zona ori. Se trata de cortas secuencias de ADN que de
alguna manera aún no aclarada, debe unirse a alguna zona de la membrana de la bacteria que
se duplica durante la división celular, de modo que cada copia, unida a una de esas zonas, se
segrega a una célula hija.
Como dijimos, en los últimos años se han descrito nuevos tipos de elementos móviles
que no se ajustan a los clásicos. Algunos de ellos poseen funciones simultáneamente de
plásmidos y transposones, otros tienen mezclas de rasgos de fagos y de plásmidos, etc.
Describiremos brevemente algunos de ellos:
Uno de los primeros tipos de “nuevos” elementos son los llamados transposones
conjugativos, que presentan la propiedad de promover su diseminación de una
bacteria a otra por conjugación.
Los transposones movilizables consisten en un transposón que posee un
sitio oriT similar al de ciertos plásmidos conjugativos, y que puede ser transferido
“pasivamente” a otra célula mediante un plásmido conjugativo co-residente (es
decir, presente en la misma célula de origen).
Las islas genómicas son elementos discretos de ADN con tamaños de entre 10 y
500 kb, presentes en ciertas cepas de una especie pero ausentes en otras, y que
confieren notables ventajas adaptativas (para ocupar nichos ecológicos). Muchas
islas genómicas se asemejan a enormes transposones atípicos, que se insertan
preferentemente en o cerca de ciertos genes cromosómicos (como p. ej., genes de
ARNt), que están enmarcados por secuencias cortas repetidas (similares a las que
usan ciertos fagos, como el fago λ), y que de hecho codifican una enzima de tipo
integrasa como la del propio fago λ. Algunas de estas islas a su vez pueden
transferirse activamente a otras células debido a que poseen también genes
parecidos a los de los plásmidos conjugativos. A su vez, las islas genómicas son
de varios tipos en función de la ventaja adaptativa que confieren a las cepas que
las albergan:
Las primeras en descubrirse fueron las llamadas islas de patogenicidad.
Tienen la capacidad de conferir a la cepa notables capacidades patogénicas
sobre animales, debido a que llevan genes de toxinas, adhesinas, sideróforos,
etc). Ejemplos:
En resumidas cuentas: los elementos móviles permiten que los genomas procarióticos sean
relativamente “modulares” y “maleables”, y habida cuenta de que por sí mismos o por el
efecto de plásmidos y fagos se pueden movilizar entre cepas y especies
diferentes, suministran mecanismos rápidos de cambio evolutivo. En el caso de la
adquisición de islas genómicas, observa que el fenotipo de la bacteria cambia
espectacularmente (p. ej., de no patógena a patógena, de no simbiótica a simbiótica, etc), por
lo que este fenómeno se ha calificado como de “evolución por saltos cuánticos”.
_______________________
Antes de terminar esta parte del tema sobre el ADN procariótico, debemos decir que
la mayor parte del genoma bacteriano consta de genes y conjuntos de genes (y a diferencia de
eucariotas, existe poco ADN “no génico” y pocas secuencias cortas repetidas sin función
clara). La mayoría de los genes codifican proteínas, bien sean estructurales o enzimáticas. La
“ruta” de expresión por la que la secuencia de un gen se decodifica hasta proteína consta de
dos fases: transcripción y traducción.
3 RIBOSOMAS; SÍNTESIS Y
PLEGAMIENTO DE PROTEÍNAS
3.1 ESTRUCTURA DEL RIBOSOMA
EUBACTERIANO
La ausencia de membrana nuclear en los procariotas hace que la traducción de un
mensaje ocurra mientras ese mensaje aún no ha terminado de formarse: tan pronto como ha
comenzado la transcripción de un operón, los ribosomas se unen al extremo 5' del mensajero
naciente, y da comienzo enseguida la traducción del mensaje. Esto constituye otro rasgo
distintivo de la expresión genética en procariotas: la transcripción y la traducción están
estrechamente acopladas. Igualmente característico de las eubacterias es el hecho de que el
primer aminoácido que se incorpora no es la metionina, sino la N-formil-metionina.
El ribosoma está compuesto de un 63% de ARN (que a su vez representa más del 90%
del ARN total de la bacteria) y un 37% de proteínas. El ribosoma eubacteriano posee un
coeficiente de sedimentación de 70S, frente al de 80S de los ribosomas citoplásmicos
eucarióticos. Bajando la concentración de iones Mg++ cada ribosoma se disocia en sus dos
subunidades: la pequeña (30S) y la grande (50S). In vivo esta disociación ocurre cada vez que
se completa la síntesis de una molécula de proteína, para volver a unirse las dos subunidades
al inicio del mensaje de otro gen.
Múltiples técnicas moleculares (algunas relativamente recientes) permiten desentrañar
aspectos de los ribosomas:
difracción de rayos X;
difracción de neutrones;
inmunoelectromicroscopia.
Papeles:
Composición y estructura:
Contiene un solo tipo de ARN: el ARNr 16S, con una característica estructura
secundaria con zonas de emparejamiento intracatenario (de cadena doble) y
bucles.
Posee 21 tipos de proteínas, denominadas S1, S2 ... S21. Las posiciones relativas
de algunas de estas proteínas han podido ser “cartografiadas” en el conjunto de la
estructura de la subunidad 30S por las técnicas citadas arriba.
Papeles:
Composición y estructura:
Posee dos tipos de ARN: ARNr 23S y ARNr 5S, cada uno con su correspondiente
y peculiar estructura secundaria (En general, los ARNr presentan abundantes
zonas de emparejamientos intracatenarios y bucles de cadena sencilla).
Contiene 32 tipos de proteínas diferentes, denominadas L1 ... L32. La L7 y la L12
tienen la misma secuencia, pero la L7 está modificada químicamente en su
extremo amino por unión con un radical acetilo. Con excepción de L7/L12, que
están presentes en 4 copias cada una, las demás aportan una sola molécula cada
una a la subunidad grande. Véase en la figura la localización de algunas de estas
moléculas dentro de la estructura global.
El ARNr 16S, además de unirse por su extremo 3' con la secuencia de Shine-
Dalgarno del extremo 5' del ARNm, parece representar un papel en la terminación
de la síntesis de proteínas.
El ARNr 23S tiene un papel en la elongación, interaccionando con factores EF.
Incluso existe la sospecha de que es una ribozima necesaria para la actividad
peptidil-transferasa.
La formación del complejo iniciador con la subunidad ·30 S requiere los factores de
iniciación IF1, IF2 e IF3, el ARNm y un ARNt especial, cargado normalmente con
el aminoácido N-formil-metionina. (El grupo formilo bloquea el grupo amino de ese
aminoácido iniciador, de modo que obliga a que la síntesis proceda sólo en una
dirección).
No siempre el codón de inicio es AUG (met), sino que a veces lo son GUG (Val) y UUG (Phe).
Como los procariotas suelen tener mensajes policistrónicos, cuando un ribosoma llega
al final de un gen, se puede mover hasta encontrar otro codón iniciador, pero si el espacio
intercistrónico es muy grande, se puede disociar el ribosoma, de modo que las subunidades
deben reensamblarse para continuar la lectura del mensaje.
Estas proteínas están presentes en todos los seres vivos. Algunas de ellas se inducen ante determinados estrés
ambientales; de hecho se descubrieron como proteínas inducibles ante un aumento de temperatura, por lo que se
denominaron como proteínas del choque térmico ( con su acrónimo inglés Hsp).
2. Enseguida se une la DnaK, que ha formado antes un complejo con el ATP, y se produce
hidrólisis de este ATP (pero quedando el ADP unido a DnaK), lo que aumenta la afinidad
de DnaK por el polipéptido sin plegar.
4. Nuevas moléculas de ATP se unen ahora a DnaK, con lo que se facilita la disociación de
las proteínas DnaK y DnaJ respecto del polipéptido. En este momento, muchos
polipéptidos pueden haber adquirido su configuración final, pero otros necesitan aún un
paso final de “refinamiento”:
5. El polipéptido pasa al canal interior formado por GroEL y GroES, que catalizan (con
gasto de ATP) la correcta isomerización, de modo que la proteína adquiere su plegamiento
nativo biológicamente activo.
4 INCLUSIONES Y ORGÁNULOS
PROCARIOTAS
4.1 INCLUSIONES DE RESERVA
Son acúmulos de sustancias orgánicas o inorgánicas, rodeadas o no de una envuelta
limitante de naturaleza proteínica, que se originan dentro del citoplasma bajo determinadas
condiciones de crecimiento. Constituyen reservas de fuentes de C o N (inclusiones orgánicas)
y de P o S (inclusiones inorgánicas).
Estudiaremos:
1) Inclusiones orgánicas:
a) inclusiones polisacarídicas
c) inclusiones de hidrocarburos
d) gránulos de cianoficina
2) Inclusiones inorgánicas:
a) gránulos de polifosfato
b) glóbulos de azufre
Una célula puede contener de 8 a 12 de estos gránulos, que miden unos 0.2-0.7 m de
diámetro, y que van provistos de una envuelta proteica de unos 3-4 nm de grosor. Pueden
llegar a representar el 80% en peso de la célula.
En los últimos años está quedando patente que los gránulos descritos de PHB son un
ejemplo de una clase más amplia de gránulos de poli-ß-hidroxi-alcanoatos.
Por ejemplo: cuando determinadas especies de Pseudomonas crecen en n-octano como fuente de
carbono, se acumula un polímero de ésteres del ácido ß-hidroxi-octanoico, con una función
metabólica semejante a la del PHB.
Ciertas cepas de Ralstonia eutropha, cuando crecen en glucosa y propiónico producen copolímeros
aleatorios de unidades de -hidroxibutírico y -hidroxivalérico (=3-hidroxipentanoico).
Se acumulan cuando algún otro nutriente distinto del fosfato se hace escaso (sobre
todo cuando va desapareciendo el sulfato). En estas condiciones se detiene la síntesis de los
ácidos nucleicos, y la volutina se acumula a la espera de su utilización para esta síntesis de
nucleicos, cuando aparezca el nutriente originalmente limitante.
las bacterias purpúreas del azufre (que usan el SH2 como donador de electrones
para la fotosíntesis);
bacterias filamentosas no fotosintéticas como Beggiatoa, Thiomargarita o Thiothrix,
que lo usan como donador de electrones para sus oxidaciones.
4.2.2 FICOBILISOMAS
carboxisomas
vacuolas de gas
clorosomas
magnetosomas.
Las vesículas de gas están constituidas por dos tipos de proteína: la mayoritaria GvpA
es una pequeña proteína rígida y muy hidrófoba. Su rigidez está en la base del hecho de que
las vesículas y vacuolas de gas aguanten presiones externas. La proteína minoritaria GvpC
tiene como función reforzar las vesículas de gas.
La función de estas vacuolas es mantener un grado de flotabilidad óptimo en los
hábitats acuáticos a las bacterias que las poseen, permitiéndoles alcanzar la profundidad
adecuada para su modo de vida (según los casos, para obtener una intensidad adecuada de luz,
concentración óptima de oxígeno o de otros nutrientes).
4.3.3 CLOROSOMAS
4.3.4 MAGNETOSOMAS
Son orgánulos sensores del campo magnético terrestre, que aparecen en ciertas
bacterias acuáticas flageladas microaerófilas o anaerobias (p. ej., en Aquaspirillum
magnetotacticum). Consisten en cristales homogéneos de magnetita (Fe3O4), de formas cubo-
octaédricas o de prisma hexagonal delimitados por una envuelta proteínica. Los diversos
cristales suelen disponerse en filas paralelas al eje longitudinal de la bacteria, o en otras
agrupaciones regulares de varios unidades, hasta varias decenas.
Enlaces
Una breve página sobre cromosomas bacterianos
Una animación en formato Flash para recordar lo esencial del mecanismo de
replicación de ADN
Replicación de plásmidos de resistencia a antibióticos
Control de la replicación y del número de copias de los plásmidos
Una web especializada en todo tipo de secuencias de inserción (IS)
El transposón Tn7 (web de Nancy Craig)
Glóbulos de azufre
Galería de imágenes de magnetosomas
Actualizado el miércoles, 15 febrero 2006
ÍNDICE:
1 FLAGELOS
1.3.1 FILAMENTO
1.5.3.1 DEFINICIONES
1.5.3.2 TIPOS DE TAXIAS
1.5.3.3 ESTUDIO DE LA QUIMIOTAXIA Y DE LA ADAPTACIÓN
1.5.3.3.1 ESTÍMULOS DEL SISTEMA DE
RECEPCIÓN, TRANSDUCCIÓN DE SEÑAL Y ADAPTACIÓN
1.5.3.3.2 EL CICLO DE EXCITACIÓN-ADAPTACIÓN
2 FLAGELOS PERIPLÁSMICOS
3 FIMBRIAS O PELOS (= PILI)
4 PROSTECAS
5 TALLOS O PEDÚNCULOS
ENLACES
DIAPOSITIVAS
1 FLAGELOS
1.1 INTRODUCCIÓN: LA MOVILIDAD EN LAS
BACTERIAS
Los procariotas capaces de moverse lo hacen por alguno de estos sistemas:
El filamento del flagelo bacteriano, que constituye su porción externa más visible,
consta generalmente de un solo tipo de proteína, y en él no se realiza ningún
trabajo quimiomecánico.
El mecanismo del flagelo bacteriano es rotatorio, con un motor reversible (funciona
en los dos sentidos de giro).
La energía que propulsa a este motor no es ATP ni ninguna otra molécula con
enlaces energéticos, sino que deriva directamente del gradiente de protones
(fuerza protón-motriz).
1.3.1 FILAMENTO
El filamento es una estructura cilíndrica fina, hueca y rígida, con aspecto helicoidal.
Está constituido por el arrollamiento de miles de subunidades idénticas de una
proteína llamada flagelina. La flagelina es una proteína globular relativamente
elongada, con pesos moleculares variados, según las especies (desde unos 15 kDa
en algunos Bacillus hasta unos 62 kDa en algunas enterobacterias). Las
subunidades de flagelina se disponen formando una matriz cilíndrica, en la que se
distinguen 11 hileras cuasi-axiales (casi verticales) de subunidades; las hileras
cuasi-axiales se denominan fibrillas. El cilindro está hueco (deja un canal en su
interior de unos 3 nm). El filamento es notablemente rígido, de modo que durante
el movimiento activo sólo se producen pequeñas deformaciones, pero sin afectar a
los parámetros de la hélice.
Tanto la flagelina nativa aislada como los filamentos intactos son buenos
antígenos, constituyendo el denominado antígeno H flagelar, específico para cada
especie e incluso para cada estirpe o raza.
Constituyen el estator del motor. Se sabe que MotB se proyecta hacia el espacio
periplásmico, y probablemente establece contactos con el peptidoglucano.
Por otro lado forman una especie de canal por donde pueden entrar los protones
al citoplasma, lo que constituye la base del mecanismo que surte de energía al
motor.
En el hueco interior formado por los anillos MS y C se aloja una serie de proteínas
implicadas en la secreción de los monómeros de componentes del flagelo.
Con todo ello, la hipótesis que se maneja hoy es que, con el “carburante” de
protones, el rotor gira respecto del estator. Este giro se comunica al cilindro central,
que a su vez debe de estar bien engarzado con al menos alguno de los otros cuatro
anillos. El giro se transmite al codo y, de éste al filamento. Como el filamento es una
hélice rígida, al girar hace avanzar a la bacteria en el medio acuoso.
1.5.3.1 DEFINICIONES
fase de latencia (que dura unos 0.2 seg.), en la que el patrón de rotación no se
modifica.
rápida excitación (medida aquí como la probabilidad de encontrar al rotor girando
en sentido CAR).
fase de adaptación lenta, hasta que se restablece el patrón inicial.
Como ejercicio, veamos qué pasaría si ponemos un repelente: la unión del repelente al MCP
provoca un cambio conformacional que hace que el dominio citoplásmico interaccione ahora con el
complejo CheW·CheA de modo que se aumenta la tasa de autofosforilación de CheA. Ahora esta
CheA-P fosforila tanto a CheY como a CheB. La CheY-P difunde a la base del flagelo e interacciona
con el conmutador (anillo C), y "da la orden" de que se cambie más a menudo a giro en sentido de las
agujas del reloj (AR), lo que hace que la bacteria vire caóticamente más a menudo. Con ello
aumentan sus probabilidades de que encuentre una dirección de natación más favorable (en sentido
opuesto al gradiente), en cuyo caso tendríamos un patrón similar a cuando se une un atrayente.
Mientras tanto, la CheR ha encontrado más difícil acceder a los glutámicos, y el mayor nivel de la
metilesterasa (CheB-P) hace que se eliminen metilos.
Esquema del
funcionamiento del
sistema de
transducción de la
señal de un
quimioatrayente (lee
el texto para una
explicación
completa)
2 FLAGELOS PERIPLÁSMICOS
Son un tipo de flagelos que presenta exclusivamente el grupo de las
Espiroquetas. Estas bacterias Gram-negativas son extremadamente finas y de forma
helicoidal. Están compuestas de:
cilindro protoplasmático, formado por el protoplasto rodeado de la capa de
peptidoglucano. El sáculo de mureína de este PG tiene forma helicoidal, y es
responsable de la típica morfología de estas bacterias;
membrana externa;
entre el cilindro protoplasmático y la membrana externa se encuentran los
peculiares flagelos, insertados subpolarmente y enrollados alrededor del
cilindro. Estos flagelos se denominan flagelos periplásmicos (= endoflagelos =
fibrillas axiales).
corpúsculo basal, con dos pares de anillos (excepto en Leptospira, con sólo un
par);
codo
filamento, a base de subunidades de flagelina.
Esquema de
los flagelos
periplásmicos
de las
espiroquetas
por avance muy rápido a modo de torniquete (el cuerpo bacteriano se comporta
como un sacacorchos)
se pueden ver también contorsiones, “latigazos”, etc.
Sobre la superficie de medios sólidos:
fimbrias adhesivas
pelos sexuales
microcolonias y velos (los velos son películas formadas por acúmulos de bacterias
en medios estáticos -en reposo-).
adhesión a superficies inertes
adhesión superficies vivas. En el caso de bacterias patógenas, esta capacidad
tiene que ver con su virulencia, invasividad del tejido. Ejemplos de función como
adhesinas:
Hay dos clases principales de pelos sexuales: los de de tipo F y los de tipo I,
cada uno con un tipo de proteína distinta (genéricamente conocida como pilina
sexual). Son usados como receptores específicos por parte de algunos fagos.
4 PROSTECAS
Son prolongaciones semirrígidas vivas, propias de ciertas bacterias, con
un diámetro menor que el cuerpo celular. Es decir, son apéndices del cuerpo celular
rodeados por membrana y pared celulares.
Funciones:
5 TALLOS O PEDÚNCULOS
Son estructuras filamentosas no vivas, terminadas en botones de
anclaje (discos adhesivos), producidas por secreción continua de materiales
polisacarídicos en una zona concreta de la superficie bacteriana.
Ejemplos:
Gallionella: es una bacteria con forma de media luna, de cuyo lado cóncavo surgen
de 3 a 40 filamentos helicoidales, terminados en botones de anclaje.
Planctomyces: es una bacteria con forma de pera, con flagelo subpolar, que pasa
parte de su vida anclada a sustratos por medio de un tallo constituido por
numerosas fibras rectas.
ENLACES
Para empezar, un artículo de una enciclopedia on-line que describe brevemente
los flagelos procariotas y eucariotas.
Una página sobre el curioso movimiento por sacudidas, debido a pelos de tipo IV
(con videos)
Una página sencilla sobre los distintos tipos de fimbrias y pelos (Universidad de
Newcastle)
ÍNDICE:
2 EFECTO DE LA TEMPERATURA
9 EFECTO DEL pH
a) la mutagénesis,
b) la esterilización y desinfección,
c) la quimioterapia.
Radiaciones Antibióticos
Ondas sonoras
Presión hidrostática
Presión osmótica
pH
2 EFECTO DE LA TEMPERATURA
2.1 EFECTO DE LA TEMPERATURA SOBRE EL
CRECIMIENTO
La temperatura es uno de los parámetros ambientales más importantes que
condicionan el crecimiento y la supervivencia de los microorganismos.
Obsérvese en el gráfico que la temperatura óptima está más cerca de la máxima que de la
mínima.
a) Las llamadas psicrófilas obligadas tienen temperatura óptima a 15-18ºC, como por
ejemplo Flavobacterium. La bacteria Polaromonas vacuolata, recientemente aislada
en aguas heladas de la Antártida es lo que pudiéramos llamar un psicrófilo extremo:
tiene su óptimo de crecimiento en 4ºC, y es incapaz de crecer a 14ºC (¡se muere de
calor!).
Ejemplos de medios permanentemente fríos son la mayor parte de las aguas oceánicas (cuya
temperatura media es de unos 5oC, pero que en las profundidades alcanzan sólo 1-2ºC por
encima de cero) y las áreas permanentemente heladas del Ártico y de la Antártida. En los
medios helados existen pequeñas bolsas o microcavidades de agua líquida, donde pueden
medrar algunos microorganismos. Un ejemplo no bacteriano muy característico es el alga de
las nieves (Chlamydomonas nivalis), que llega a conferir color rojo a la nieve en algunas
zonas de montaña a mitad de la estación estival.
Los psicrotrofos (psicrófilos facultativos) son más abundantes, ya que están adaptados
a soportar grandes oscilaciones térmicas, y en verano pueden crecer a unos 30ºC-40ºC.
Algunas bacterias y hongos pueden crecer en alimentos (carne, leche, frutas y hortalizas) que
se guardan en frigoríficos, alterando las cualidades organolépticas e incluso, echándolos a
perder (una experiencia que casi todos hemos tenido).
Las únicas formas de vida capaces de vivir por encima de 65ºC son todas procariotas.
Los termófilos presentan óptimos a 50-75ºC y máximos entre 80 y 113ºC. Dentro de esta
categoría se suele distinguir las termófilas extremas (=hipertermófilas), que pueden llegar a
presentar óptimos cercanos a los 100ºC, y que taxonómicamente pertenecen al dominio de
las Archaea.
Los hábitats naturales con temperaturas permanentemente altas (por encima de 45-
50ºC) están restringidos a unas pocas zonas de la biosfera, normalmente relacionadas con
fenómenos volcánicos:
fuentes termales volcánicas terrestres (en zonas de EE. UU., Japón, Nueva
Zelanda e Islandia);
fuentes termales submarinas: los llamados “humeros” (fumarolas hidrotermales)
asociados a las grandes dorsales oceánicas);
fumarolas
Los materiales en fermentación como acúmulos de abono (compost) y ensilados
pueden alcanzar 65ºC.
Como ejemplo “clásico”, muy conocido por documentales de divulgación, recordemos que en el famoso
Parque Nacional de Yellowstone, en EE UU, existe la mayor concentración mundial de fuentes volcánicas,
con géiseres que emiten a más de 100oC, siendo esta temperatura bastante constante, con oscilaciones de +/-
1 ó 2oC. Cuando esta agua sale, lo hace a punto de ebullición. El riachuelo que genera va bajando su
temperatura en su recorrido, de modo que se genera un gradiente de temperatura en el que se pueden
estudiar fascinantes comunidades microbianas adaptadas a esas diversas temperaturas. Allí fue donde T.D.
Brock descubrió la eubacteria termófila Thermus aquaticus, de la que se extrae la ADN polimerasa
termorresistente (Taq) empleada en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) automatizada.
Recientemente se está recurriendo a usar la polimerasa de una arquea hipertermófila, Pyrococcus furiosus,
que funciona muy bien a 100ºC.
Los hipertermófilos, con óptimos por encima de los 80ºC son de hecho
incapaces de crecer a menos de 37oC, como las citadas arqueas
(ej., Thermoproteus, Pyrococcus, Pyrodictium). La arquea Pyrolobus fumarii,
habitante de los humeros termales submarinos tiene su óptimo nada menos
que a 105ºC y puede llegar a aguantar 113ºC, y parece que detiene su
metabolismo (por “frío”) a la “agradable” temperatura de 90ºC (!).
Las termófilas facultativas pueden crecer a menos de 37ºC, como p. ej. la
eubacteria Thermus aquaticus.
dN/dt = -KT·N
O sea, y como se puede constatar en el gráfico adjunto, la acción del calor supone la
muerte de una fracción constante (KT) de la población sobreviviente en cada momento.
La cinética de primer orden sugiere que no existen efectos acumulativos, sino que la muerte
se debe a la destrucción o inactivación irreversible de una molécula o estructura esencial
(como p. ej. el ADN cromosómico o por creación de un daño irreparable en la membrana).
tiempo térmico mortal: es el tiempo mínimo requerido para que mueran todas las
bacterias de una determinada suspensión a una determinada temperatura;
tiempo de reducción decimal: es el tiempo requerido para reducir al 10% la
densidad de la suspensión, a una determinada temperatura (también llamado valor
D);
punto térmico mortal: es la temperatura mínima que mata a todas las bacterias
en un tiempo determinado (normalmente el tiempo de referencia empleado es de
10 min).
Ejemplos
Por lo tanto, la inactivación por calor húmedo requiere menores temperaturas que la
que se realiza en ausencia de agua. Veamos algunos ejemplos de condiciones de inactivación
total por calor húmedo:
Microorganismo condiciones
La mayoría de células vegetativas, de bacterias, levaduras y 80oC , 5-10 min
hongos
Bacilo tuberculoso 58oC , 30 min
Bacilo tuberculoso 59oC , 20 min
Bacilo tuberculoso 65oC , 2 min
Staphylococcus aureus, Enterococcus faecalis 60oC , 60 min
La mayoría de esporas de bacterias patógenas 100oC , pocos min
esporas del patógeno Clostridium botulinum 100oC , 5,5 horas
esporas de Clostridium y Bacillus saprofitos 100oC , muchas horas
esporas de Clostridium y Bacillus saprofitos 120oC , 15 minutos
(Hay que tener en cuenta que, en la práctica, a veces hay que emplear condiciones
diferentes; por ejemplo: si queremos esterilizar grandes volúmenes de líquido, habrá
que prolongar el tratamiento, 30 o 40 min, ya que el centro del recipiente donde va el
líquido tarda más en alcanzar la temperatura de esterilización. Los medios de cultivo
que incluyen glucosa deben esterilizarse a 115oC, ya que a temperaturas superiores
la glucosa "carameliza"; por lo tanto, en estas ocasiones, el tiempo también es
mayor: 30 min).
La acción rápida del calor húmedo depende en buena parte del alto valor de calor
latente del agua (540 cal·g-1); ello hace que los objetos más fríos (como las muestras a
esterilizar) se calienten rápidamente por condensación de agua en su superficie.
Durante las fases de tipo a) mueren todas las células vegetativas de la muestra, pero
permanecen viables las esporas, que quedan activadas para germinar. Durante las fases de tipo
b) se produce la germinación de las esporas activadas en la respectiva fase anterior. En la
siguiente fase de tipo a) morirán las células vegetativas procedentes de la germinación en la
fase anterior; y así sucesivamente, hasta que al cabo de unos cuantos ciclos no queda ningun
microrganismo en la muestra.
Como se puede ver, este método es bastante engorroso y consumidor de tiempo, por lo
que en los últimos años ha sido reemplazado por otro método de esterilización, aunque ya no
dependiente del calor: se trata de la esterilización por filtración. Consiste de hacer pasar una
solución a través de una membrana o filtro de un tipo de material (normalmente nitrato de
celulosa) que presenta poros de un tamaño inferior al de cualquier célula bacteriana (diámetro
de poro =0,22 m).
b) Pero no siempre es imprescindible esterilizar la leche, sino que puede bastar eliminar
los posibles microorganismos patógenos que pueden contaminarla, y que son más
sensibles al calor que los saprófitos inofensivos. Con esta inactivación parcial de la
población microbiana de la leche logramos que ésta se conserve durante unos días, sin
alterar apenas sus cualidades organolépticas y nutricionales. He aquí los
procedimientos más habituales para conseguir esto:
2. Flameado a la llama (hasta el rojo) de asas metálicas de siembra, con las que se inoculan
las bacterias.
En ambos casos la consecuencia es que las sales intracelulares se concentran, lo que supone
que la solución del citoplasma puede llegar a saturarse, con precipitación de sales. Ello
conlleva varias consecuencias: los cristales de sales y la alta concentración de electrolitos
provocan la desnaturalización de proteínas y daños a la membrana; otro efecto de menor
importancia es el daño mecánico a la pared celular y a la membrana provocado por los
cristales de hielo.
Aplicaciones de la congelación:
Por ello, este método es usado en el laboratorio para guardar cultivos durante largas
temporadas. El inconveniente de emplear nieve carbónica o nitrógeno líquido es que hay que
reponerlos con relativa frecuencia. Como veremos enseguida, hay métodos menos engorrosos
y caros de mantener viables muestras microbianas durante largos periodos de tiempo.
Para preservar aún mejor las bacterias a bajas temperaturas, se recurre a añadir a la
suspensión ciertas sustancias, como por ejemplo:
3 LIOFILIZACION
La liofilización es la desecación al vacío de una muestra previamente congelada.
Aplicada a bacterias, es uno de los métodos que mantiene por más tiempo la viabilidad
bacteriana (varios años). Para obtenerla, el cultivo bacteriano se adiciona de leche o suero
(véase epígrafe anterior), se congela sobre nieve carbónica (-78ºC), y se conecta a una bomba
de vacío, que provoca la desecación. La eliminación de toda el agua sobre la muestra
congelada aumenta la viabilidad de ésta, que se guarda en ampollas cerradas de vidrio a
temperatura ambiente, hasta su uso, que como vemos, puede ser incluso muchos años
después.
4 EFECTO DE LA DESECACION
SOBRE LAS BACTERIAS
La desecación al aire (sin vacío) mata a las células vegetativas bacterianas, pero no a
las endosporas. La sensibilidad a la desecación varía de una especie a otra. Ejemplos:
1) Si la energía es E>10 eV, hablamos de radiaciones ionizantes: son los rayos X y los
rayos (estos últimos se emiten como resultado de la desintegración de radioisótopos). Un
fotón de gran energía incide sobre un átomo, provocando la expulsión de un electrón de gran
energía (fotoelectrón), y quedando el átomo en forma ionizada (cargado positivamente). El
electrón expulsado suele tener energía suficiente para originar una nueva ionización, de la
cual surge otro electrón de alta energía, etc... produciéndose una cadena de ionizaciones, con
transferencia linear de energía,hasta que ésta se disipa en el material: el último electrón de
la cadena es captado por otro átomo o molécula, que queda cargado negativamente.
El resultado final es que se forman pares de iones (uno positivo y otro negativo). A su vez,
esos iones originados tienden a experimentar reorganizaciones electrónicas ulteriores, que dan
pie a cambios químicos en el sistema que se había sometido a la irradiación.
fluorescencia: emisión de energía a una longitud de onda mayor que la del fotón
incidente;
fotosensibilización: la energía se transfiere a otra molécula;
reacciones fotoquímicas: se origina un cambio químico;
emisión de calor: la energía simplemente se disipa en colisiones entre moléculas.
La luz visible y UV pueden dar origen a reacciones fotoquímicas, aparte de calor. Pero
la radiación infrarroja sólo conduce a disipación de calor, si bien ciertas bacterias
fotosintéticas anoxigénicas pueden aprovechar el infrarrojo para la fotosíntesis.
Las fuentes de radiaciones ionizantes son los aparatos de rayos X, los rayos y los
radioisótopos, como el Co60 o el Cs137.
Los efectos de las radiaciones ionizantes son letales, tanto directos como indirectos,
así como mutagénicos. Los efectos letales directos se logran a altas dosis de radiación,
mientras que los letales indirectos y mutagénicos se consiguen a menores dosis.
1. Efecto letal directo: por impacto de cuantos de radiación ionizante sobre alguna
molécula esencial para la vida, que es el ADN (ya que obviamente es absolutamente esencial
y suministra una sola copia de la mayoría de los genes bacterianos). Los daños al ADN son,
principalmente: roturas en ambas cadenas, y entrecruzamiento entre dichas cadenas, que no
puedan repararse.
3. Efecto letal indirecto: este tipo de efecto es el más importante, y deriva de la radiolisis
del agua, que genera hidrógeno naciente (H·) y radical hidroxilo (OH·). El radical
hidroxilo reacciona fácilmente con macromoléculas, sobre todo con ADN, provocando
roturas en ambas cadenas, lo cual se traduce en efectos de letalidad. Si, además, la bacteria
está expuesta al oxígeno mientras se la está irradiando, el efecto es aún más intenso,
debido a que el O2 reacciona con los radicales libres, originando cadenas de reacciones
de autooxidación, muy destructivas, y promoviendo la formación de peróxidos y
epóxidos, asimismo letales.
H· + O2 ·HO2
2 ·HO2 H2O2 + O2
Las proteínas tienen dos picos (es decir, máximos) de absorción: uno a 280 nm,
debido a los aminoácidos aromáticos (Trp, Tyr, Phe), y otro a 230 nm, debido a los
enlaces peptídicos.
El ADN y el ARN absorben a 260 nm, debido al enlace doble entre las posiciones 4
y 5 de las bases púricas y pirimidínicas.
Los rayos UV no tienen actividad ionizante, pero provocan cambios químicos en las
moléculas absorbentes, de modo que aparecen moléculas alteradas denominadas
genéricamente fotoproductos. Los fotoproductos originan la inactivación de macromoléculas,
aunque, como veremos enseguida, el ADN dispone de mecanismos para paliar o eliminar
estas modificaciones potencialmente lesivas.
c) hidratos de pirimidina
Los dímeros de pirimidina son los fotoproductos más importantes en las células vegetativas
bacterianas. El principal es el dímero de timina (T-T), aunque también se producen T-C y C-
C. Como se puede observar, se trata de aductos (uniones) entre dos pirimidinas adyacentes en
la misma hebra de ADN, mediante la creación de un anillo de ciclobutano. Su efecto principal
es la distorsión local de la configuración de la doble hélice, que interfiere en el normal
emparejamiento de bases complementarias; ello, a su vez, provoca una interferencia en los
procesos de replicación y transcripción, y secundariamente en el crecimiento y la respiración.
A dosis muy altas de rayos UV se forman también dímeros entre pirimidinas de las
dos cadenas, es decir, se provocan entrecruzamientos de las dos hebras que igualmente
afectan a la replicación y a la transcripción, aunque este tipo de daños reviste menos
significación biológica.
Debido al carácter esencial del ADN como molécula central informativa de los seres
vivos, la evolución ha desarrollado una serie de mecanismos capacitados para enfrentarse con
los posibles daños ocasionados por la luz ultravioleta. Los principales mecanismos hallados
en bacterias se pueden agrupar así:
1) Mecanismos prerreplicativos:
2) Mecanismos posreplicativos:
A) Reparación fotoenzimática
Mecanismo
Aunque se sabe que el segundo cromóforo (la pterina) favorece la reparación, no está
claro cuál es su papel exacto.
No todas las bacterias tienen enzimas fotorreactivantes, pero en cambio la fotorreparación está
muy extendida entre eucariotas.
Mecanismo:
4) Queda, pues, un hueco de cadena sencilla en el ADN. Este hueco es ocupado ahora por
la ADN-polimerasa-I y por la ADN-helicasa-II (codificada por el gen uvrD), que llevan
a la síntesis de nuevo ADN para rellenar el hueco (por supuesto, en sentido 5' 3'),
tomando como molde la cadena intacta, y usando como cebador (“primer”) el extremo 3'-
OH que se había generado en la fase anterior.
Mecanismo:
1) Numerosas unidades de proteína RecA recubren la zona de cadena sencilla de la mella
posreplicativa, formando estructuras helicoidales.
4) El extremo 3'-OH libre de la cadena dañada (que merced al intercambio recíproco está
ahora emparejada con la cadena complementaria procedente de la doble hélice “hermana”)
sirve de cebador a la ADN-polimerasa-I, que sintetiza ADN nuevo usando como molde la
cadena complementaria intacta del dúplex.
6) Resolución de los dos sobrecruzamientos por sendas roturas y religaciones, lo cual genera
dos dobles hélices ininterrumpidas. Como se ve en la figura, uno de estos dúplex lleva el
dímero de pirimidina, y el otro es una doble cadena intacta, aunque parte de ella contien
ADN de nueva síntesis.
Descripción del sistema en una célula normal (no sometida a daños al ADN):
El gen lexA posee un nivel basal de expresión, de modo que codifica la proteína LexA,
que actúa como represor sobre su propio gen (represión autógena), así como sobre los
genes recA, uvrA, B, C, umuDC. La represión no es total, sino que se da un nivel basal de
producción de los polipéptidos correspondientes a estos genes. Así, por ejemplo, el nivel de
proteína RecA es suficiente para efectuar los procesos normales de recombinación, y los
niveles de UvrABC son suficientes para reparar pequeños daños en el ADN.
De esta manera, la célula salvaría su integridad en esta situación “límite”, pero a costa
de adquirir frecuentes mutaciones. (¡Es mejor sobrevivir aunque sea con unas cuantas
mutaciones a morirse!).
Por ejemplo, una lámpara de 15 watios emite una energía de 38watts·cm-2·seg-1, a una muestra
situada a 1 metro de la lámpara.
El uso práctico de la luz UV como agente esterilizante está limitado, ya que tiene
poco poder penetrante: no entra en objetos sólidos, y además se ve apantallada por el cristal
y penetra poco en los líquidos. Su aplicación concreta más frecuente es en el control de
infecciones por vía aérea: lámparas de desinfección en salas de hospitales y de laboratorios de
investigación. En Microbiología se emplea la luz UV como agente mutagénico en bacterias
(en muchos estudios que requieran obtener mutantes correspondientes a cualquier tipo de
fenotipos, para conocer las correspondientes bases genéticas).
La luz visible de fuerte intensidad (p. ej., exposición a pleno sol) es capaz de matar las
bacterias, debido a que ciertas moléculas de éstas (riboflavinas, porfirinas, citocromos)
absorben la energía de los cuantos y se excitan durante 10-6-10-8 seg, tras lo cual reemiten la
energía a otras moléculas, originando fotooxidaciones en residuos His y Trp de las proteínas
y en las bases de los ácidos nucleicos. También se puede generar oxígeno singlete (1O2), que
es un radical muy reactivo, oxidante, que puede destruir la célula con rapidez.
Así pues, la moraleja práctica es: no dejarse los cultivos bacterianos expuestos a la luz
solar, sino que habrán de cultivarse en oscuridad (salvo el cultivo de las bacterias fototrofas).
Ciertas bacterias (entre ellas las fotosintéticas, y las que se propagan vía aérea) poseen
abundantes pigmentos de tipo carotenoide que las protegen de estos efectos
fotosensibilizadores. (Los carotenoides captan la energía del oxígeno singlete y la reenvían al
estado basal, no excitado).
la célula se desintegra;
si existe oxígeno en el líquido de suspensión, se forman peróxidos (como el H2O2);
despolimerización de macromoléculas;
cortes en ambas hebras del ADN.
7 EFECTO DE LA PRESION
HIDROSTATICA
La mayor parte de las especies bacterianas de hábitats continentales no pueden crecer
(e incluso mueren) cuando son sometidas a altas presiones (unos 600 Kg/cm2). Ello se debe a
los siguientes efectos adversos:
Sin embargo, existen bacterias (sobre todo marinas) que toleran o requieren altas presiones
(barotolerantes y barófilas, respectivamente):
Las barófilas moderadas son aquellas bacterias que pueden crecer a presión
atmosférica, aunque su óptimo está a unas 400 atmósferas. Habitan
profundidades entre los 5000 y 7000 metros.
Las barófilas extremas presentan óptimos de crecimiento a muy altas presiones
(por encima de 600-700 atmósferas), y son incapaces de crecer a presión
atmosférica. Se han llegado a aislar a más de 10000 metros de profundidad.
Debido a que a esas profundidades la temperatura del agua es de sólo 2-3oC,
suelen ser simultáneamente criófilas. Este tipo de bacterias está empezando a
ser investigado actualmente, y su manejo es engorroso, ya que hay que
cultivarlas en cámaras especiales presurizadas que suministran las altas
presiones que requieren.
8 EFECTOS DE LA PRESIÓN
OSMÓTICA
(Repasa en el capítulo 11 el concepto de potencial de agua o actividad de agua, aw)
Exceptuando los micoplasmas, que carecen de pared celular, las bacterias pueden vivir
en medios tanto hipotónicos como hipertónicos, debido a la protección de una pared celular
rígida y a la membrana citoplásmica semipermeable.
A) En medios hipotónicos (con una aw>aw del citoplasma) es la pared celular la que ejerce
todo el papel: su rigidez se opone a la entrada de agua, y por lo tanto, evita que la membrana
citoplásmica tienda a sufrir una presión de turgor excesiva.
B) En medios hipertónicos (cuando la aw del exterior es menor que la del citoplasma). Las
bacterias poseen mecanismos compensatorios por los que tienden a aumentar la osmolaridad
interior por encima de la del medio (para garantizar la entrada de agua del ambiente y
mantener su metabolismo). Ello se logra esencialmente aumentando la concentración de un
soluto muy soluble en agua en el interior celular, soluto llamado genéricamente soluto
compatible, lo cual se puede lograr por varios posibles mecanismos:
1) En el caso de los iones, el ión bombeado suele ser el potasio (K+), por un sistema de
antiporte K+/H+.
Ahora bien, si el medio es muy hipertónico, estos mecanismos ya son incapaces de evitar
la salida de agua desde el citosol, lo cual conlleva una retracción de la membrana
citoplásmica. La pérdida de agua puede suponer la deshidratación del citoplasma, lo que
conlleva la detención del crecimiento.
3) Sin embargo, las bacterias pueden crecer a osmolaridades superiores a la máxima teórica,
si en el medio existen determinados compuestos llamados osmoprotectores. La
bacteria bombea esos compuestos a su interior, usándolos como solutos compatibles.
Ejemplos de osmoprotectores exógenos que pueden ser bombeados al interior celular:
Halófilos moderados: suelen ser bacterias marinas (ej.: Vibrio fischeri) que
viven en 3.5% de NaCl, y que ven inhibido su crecimiento a concentraciones
mayores o menores de sales. Los halófilos moderados tienen requerimientos
concretos de una aw equivalente a la de agua de mar, así como concentraciones
determinadas de iones Na+. El papel jugado por este Na+es:
Dejando aparte las bacterias halófilas, hay algunas bacterias halotolerantes (como por
ejemplo, Staphylococcus aureus), pero la inmensa mayoría de los procariotas viven a valores
de actividad de agua de 0.98. Por ello, un método que ya se conocía empíricamente en la
antigüedad para conservar ciertos alimentos era el desecarlos o salarlos, o añadirles grandes
cantidades de azúcar (como en las mermeladas).
9 EFECTO DEL pH
La mayoría de las bacterias pueden crecer dentro de un margen de pH de su medio,
manteniendo al mismo tiempo su pH interno óptimo prácticamente constante.
Respecto del margen normal de pH a los que crecen las bacterias, éstas se pueden clasificar
en: