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LA CARACTERIZACIÓN DE CATILINA EN SALUSTIO

AUTORA: IRUNE BERRUETA SAINZ


GRADO: FILOLOGÍA
CURSO ACADÉMICO: 2015-2016
TUTOR: PEDRO REDONDO SÁNCHEZ
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS CLÁSICOS/IKASKETA KLASIKOEN SAILA
FACULTAD DE LETRAS /LETREN FAKULTATEA
UPV/EHU
RESUMEN
La llamada “conjuración de Catilina” es uno de los hechos más famosos de la
historia de Roma. A ello ha contribuido el que uno de sus protagonistas, Cicerón,
publicara los discursos dedicados a este episodio, las Catilinarias, y que además el
historiador Salustio lo seleccionara como objeto de una de sus monografías, La
conjuración de Catilina, al considerarlo “especialmente memorable por la novedad del
crimen y del peligro”. El objetivo de este trabajo ha sido delimitar, recoger y estudiar
los pasajes en los que el historiador caracteriza a Catilina. Para llevar a cabo esa tarea se
ha establecido una distinción entre los textos que contienen retratos y bocetos extensos
del personaje y los que contienen discursos directos e indirectos y también las cartas
que el historiador le atribuye. En ambos tipos de textos se puede observar una situación
paralela: la consideración del personaje es negativa cuando el relato se refiere a los
precedentes y a los momentos de la conjuración en Roma y positiva cuando, al final de
la obra, Salustio narra la batalla que enfrenta a los dos ejércitos, el de los rebeldes y el
consular. Salustio intenta mantenerse alejado del partidismo e incluso cuando en su
descripción dominan los aspectos contrarios al personaje introduce matices que
permiten una visión más compleja de éste.

1
ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….....…3
2. EL AUTOR Y SU OBRA………………….........…………………………………...3
2.1. ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS……………………………......……………...3
2.2. LA OBRA DE SALUSTIO………………………………………………………..5
3. EL BELLUM CATILINAE Y EL GÉNERO DE LA MONOGRAFÍA HISTÓRICA…………...5
4. ESTRUCTURA DEL BELLUM CATILINAE…………………………………………..6
5. LOS RETRATOS Y LAS CARACTERIZACIONES……………………………………..8
5.1. LAS CARACTERIZACIONES DIRECTAS………………………………...………..9
5.1.1. RETRATO INTRODUCTORIO (5.1-8)………………………………….…….10
5.1.2. LOS CAPÍTULOS 15, 16 Y 22………………………………………………15
5.1.3. LOS CAPÍTULOS 24 Y 31……………………………………………….….17
5.1.4. LOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS DEL B.C…………………………………..…….18
5.2. LAS PALABRAS DE CATILINA…………………………………………….…..21
5.2.1. LOS DOS DISCURSOS EN ESTILO DIRECTO DE CATILINA………………..….21
5.2.2. LA RESPUESTA DE CATILINA A CICERÓN……………………….……..…..22
5.2.3. LA CARTA DE CATILINA A Q. CÁTULO……………………………………23
6. CONCLUSIÓN………………………………………………………………..….24
7. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………….26

2
1. INTRODUCCIÓN
Nuestro trabajo pretende recoger, examinar, ordenar y analizar los pasajes en los
que Salustio caracteriza la figura de Catilina con el objetivo de encontrar las líneas
generales que guían la presentación que el historiador hace de este personaje.
La Conjuración de Catilina de Salustio junto con las Catilinarias de Cicerón son
las principales fuentes literarias de uno de los episodios políticos más famosos de la
última etapa de la República. Seguramente la obra de esos dos autores “ha contribuido
a desorbitar el lugar que el hecho merece ocupar en el desarrollo político de la época en
que se inserta”, pero, al margen de su mayor o menor peso histórico, el caso es que esta
conjuración constituye “un mito de la Antigüedad Clásica” (J. M. Roldán Hervás 1997,
155-156). Cicerón se valió de este episodio para convertirse en un héroe político,
además su prestigio literario y el hecho de que las Catilinarias formaran parte del canon
de lecturas escolares contribuyó a asentar la visión en blanco y negro de los
acontecimientos y del personaje que en ellas se ofrecía. En cambio estudios como el de
A. Thomas Wilkins (1994) pretenden demostrar cómo el Catilina que aparece en
Salustio es un personaje más elaborado y complejo. Una visión totalmente diferente es
la que ofrece por ejemplo F. Galassi (2014) que convierte a Catilina en un antihéroe
víctima de los que le derrotaron.

2. EL AUTOR Y SU OBRA
2.1. ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS
Se conservan pocos datos sobre la vida de Salustio, pero son importantes y
significativos a la hora de entender su obra historiográfica, su ideología y su producción
literaria1. Gayo Salustio Crispo (Amiterno 86 a.C. – Roma 35 a.C.) de familia rica y
acomodada, aunque plebeya, se trasladó a la capital para recibir una formación más
amplia en retórica y oratoria. Debido a su origen plebeyo, tuvo que buscarse patronos y
protectores en la ciudad, fue así como empezó a relacionarse con Craso y su grupo y
como acabó uniéndose a los populares favorables a César. Su condición de plebeyo le
supuso dificultades para progresar en la carrera política, el cursus honorum, dado que la

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Para estas indicaciones sobre la vida de Salustio seguimos fundamentalmente a G. Hinojo,
“Salustio” en C. Codoñer (editora), Historia de la Literatura Latina, Madrid, Cátedra, 1997, pp. 280-290
y B. Segura Ramos, Salustio, La Conjuración de Catilina, Madrid, Gredos, 2011, pp. 9-17. Una
información más amplía sobre la biografía de Salustio se encuentra en N. Santos Yanguas, “Salustio en el
marco socio-político de su época y de su obra: algunos datos biográficos”, Memorias de Historia Antigua,
XIX-XX, 1998-1999, pp. 25-59.
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nobilitas ejercía el monopolio de la vida política; esas pudieron ser las razones de sus
duros ataques y su crítica contra la aristocracia y los optimates. Salustio fue también
uno de los muchos ciudadanos romanos que lucharon con la intención de romper las
barreras de la sociedad a finales de la República pero “su mayor contradicción es el
deseo de pertenecer al grupo que censuran y critican (los nobles), y de alcanzar y
disfrutar de las prerrogativas y ventajas que aparentan despreciar” (G. Hinojo 1997,
281). Fue cuestor en el año 55 y en el 52, ya como tribuno de la plebe, se vio
involucrado en los enfrentamientos entre las bandas clodianas y los populares. En el
año 51 fue procuestor en Siria. Un episodio controvertido de su biografía fue la
expulsión del Senado en el año 50. Salustio, según señala G. Hinojo (1997, 281), fue
consciente de que lo expulsaron para castigarlo y vengarse por sus pensamientos y
actividades políticas y no por el adulterio que cometió con la mujer de Milón. Vuelve a
la vida política en el 48 como cuestor y pretor en el 46 y en ese mismo año se
reincorpora también al Senado. Su actividad militar no fue muy brillante pero un
pequeño éxito en la guerra de África le dio la oportunidad de ser nombrado gobernador
de la provincia de Africa Noua. A su vuelta a Roma fue acusado de malversación de
fondos públicos, pero la protección de César logró evitar la condena y la que habría sido
su segunda expulsión del Senado por mala conducta. Con los ingresos que consiguió en
la provincia adquirió unos terrenos entre el Quirinal y el Pincio, los denominados Hortii
Salustiani. La muerte de César y la poca atracción que sentía por la vida política o los
riesgos y peligros que corría en la vida pública le alejaron de ella, para dedicarse a un
bonum otium (BC 4.12). Durante mucho tiempo se le ha dado mucho valor a la
contradicción existente entre la inmoralidad de la conducta privada y pública de
Salustio y el moralismo y las censuras éticas de sus obras históricas, con la intención de
quitarles validez y objetividad. Pero las obras históricas y literarias, defiende G. Hinojo
(1997, 282), tienen que juzgarse por el contenido de sus datos y por sus logros
artísticos, y no por la moralidad de sus autores.

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En adelante nos referiremos al Bellum Catilinae con la abreviatura B.C. Para el texto latino de
Salustio seguimos la siguiente edición: C. Sallusti Crispi Catilina, Iugurtha, fragmenta ampliora. Post A.
W. Ahlberg edidit Alphonsus Kurfess. 2. Auflage, Leipzig 1954. 3. Auflage 1957. Zahlreiche Nachdrucke
bis 1991.
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2.2. LA OBRA DE SALUSTIO
En cuanto a su obra, en la actualidad se suele rechazar la autoría de las dos
Epistulae ad Caesarem, que le fueron atribuidas durante mucho tiempo así como la
autenticidad de la Inuectiua in Ciceronem (G. Hinojo 1997, 282). Se conservan dos
monografías completas de Salustio, el Bellum Catilinae y el Bellum Iugurthinum. De las
Historiae, sólo algunos fragmentos, entre ellos cuatro discursos y dos epístolas.
Es difícil datar las obras, pero parece que tuvieron que ser redactadas entre la
retirada de Salustio de la política y su muerte, es decir, entre los años 44 y 35 a.C. Hay
indicios suficientes que confirman que su primera obra fue la Conjuración, que fue a su
vez posterior a la muerte de César y Catón; ya que por su propia confesión se sabe que
decidió abandonar la política, dedicarse a la historia y escribir de Catilinae
coniuratione. Por otra parte, el prólogo de Iugurtha parece posterior al de Catilina y da
una visión más desarrollada y evolucionada de la historia. Las Historiae parecen su
última composición, de manera que queda el Bellum Iugurthinum, posterior a las
proscripciones y crueldades del segundo triunvirato, como la obra que redactó entre las
otras dos ya citadas. (G. Hinojo 1997, 282).

3. EL BELLUM CATILINAE Y EL GÉNERO DE LA MONOGRAFÍA HISTÓRICA


Salustio abandona la política para dedicarse no a un otium cualquiera sino al
bonum otium que consiste en la dedicación a la escritura de la historia: como indica en
el prólogo del BC:
4.1. Igitur ubi animus ex multis miseriis atque periculis requievit et mihi reliquam
aetatem a re publica procul habendam decrevi, non fuit consilium socordia atque
desidia bonum otium conterere neque vero agrum colundo aut venando servilibus
officiis, intentum aetatem agere. 2. sed, a quo incepto studioque me ambitio mala
detinuerat, eodem regressus statui res gestas populi Romani carptim, ut quaeque
memoria digna videbantur, perscribere, eo magis, quod mihi a spe, metu, partibus rei
publicae animus liber erat.

En el parágrafo 2 se especifica además el género escogido mediante carptim. El


adverbio “implica tanto la narración fragmentada de la historia como la cuidada
elección del argumento por su originalidad, sus vicisitudes, su riesgo, su virtualidad
política, etc.” (G. Hinojo 1997, 284), lo que sitúa a la obra en el marco de la monografía
histórica, un género, como señala E. Cizek (1995, 80), importante para la consolidación
de la historiografía a mediados del s. I a.C. Aunque las de Salustio son las únicas
conservadas íntegramente, sabemos que numerosos autores escribieron también
monografías, (E. Cizek 1995, 77): Ático redactó una monografía en griego sobre el

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consulado de Cicerón; Lucio Lúculo, sobre la guerra social; y Varrón, el más
importante autor de monografías, aunque se conservan sólo fragmentos, escribió De
gente populi romani, De familiis Troianis y De vita Populi Romani (78-79). Varrón
situaba el punto de inflexión de la historia de Roma en la época de la destrucción de
Cartago y presentaba como motivo dominante de la obra la oposición entre las virtudes
del pasado y la corrupción del presente. Todos estos elementos de esta obra de Varrón
hacen pensar, indica E. Cizek (1995, 79), en una influencia directa sobre Salustio.
Volviendo al prólogo de BC, las palabras que siguen en 4.2 (eo magis, quod mihi
a spe, metu, partibus rei publicae animus liber erat) indican cuál debe ser la posición
ideal del historiador: “libre de esperanzas, miedos o partidismos propios de la política.
Tal tratamiento implica una serie de opciones que quedarían marcadas ya desde un
principio si no se parte de una situación de equilibrio y desapasionamiento: nada se
espera (spes), nada se teme (metus), porque no se está inmerso en la política, cuyo
motor es la ambición (ambitio mala). Esa libertad interior es lo que permite criticar
posturas, ideologías, actuaciones” (C. Codoñer 1986, 12). En 4.3-4 justifica la elección
del tema objeto de la monografía “por lo inaudito de su delito y por los riesgos que trajo
consigo”:
4.3. Igitur de Catilinae coniuratione, quam verissume potero, paucis absolvam; 4
nam id facinus in primis ego memorabile existumo sceleris atque periculi novitate.

4. ESTRUCTURA DEL BELLUM CATILINAE


La estructura de las monografías de Salustio es compleja porque “para explicar
más claramente y entender mejor las causas y el desarrollo de los episodios narrados en
sus obras, las enriqueció con prólogos, digresiones históricas y políticas, discursos,
retratos, documentos, cartas, etc.”, todos estos elementos dan variedad a la narración,
permiten introducir distintos códigos y estilos literarios y rompen el orden narrativo
para retardar o impulsar el desenlace de la acción (Hinojo 1997, 286). En la
Conjuración hay tres digresiones importantes: la primera (5-13) es un resumen de la
historia romana anterior, concebida como un proceso de degradación y corrupción cuyo
máximo exponente será Catilina; la segunda (36-39) “es un análisis de la situación y de
la conducta política del momento, con una dura crítica y una censura moral a los
protagonistas de la vida pública”; la tercera (53-54) insiste en la corrupción moral
como causa de la decadencia del Imperio y presenta a César y Catón como los únicos
políticos dotados de la uirtus romana (Hinojo 1997, 287). También se encuentran cuatro
discursos en estilo directo y dos retratos que destacan por su extensión, el de Catilina y
6
el de Sempronia. Sobre estos elementos volveremos más adelante. En cuanto a la
disposición de la obra y las distintas partes o secciones que se pueden observar en ellos,
los estudios son muy numerosos. B. Segura Ramos destaca los de K. Vretska,
McGushin y sobre todo el de J. T. Ramsey que es el que considera mejor (2011, 22-26).
Recogemos a continuación el plan de composición de la obra que presenta este último
estudioso (1988, 21-23) :
1-4 Prefacio: justificación para escribir historia, elección del tema.
5.1-8 Retrato de Catilina.
5.9-13 Historia reciente de Roma: desarrollo y degeneración.
14-16 Corrupción de Catilina y sus seguidores.
17 Encuentro de los conspiradores, junio del 64.
18-19 Primera conjuración de Catilina.
20-22 Reanudación del encuentro.
20.2-20.17 Discurso de Catilina.
23 Alarma causada por los rumores de las intenciones de Catilina.
24 Elección de Cicerón: historia de la conspiración al final del 64.
25 Retrato de Sempronia.
26 Derrota de Catilina en las elecciones consulares del 63.
27.1 Manlio y otros son enviados a varias zonas de Italia.
27.2-28.3 Actividades de los conspiradores en Roma: atentado a la vida de
Cicerón.
28.4-31.3 Actividades de Manlio en Etruria y contramedidas del gobierno.
31.4-32.2 Salida de Catilina de Roma.
32.3-34.1 Negociaciones con Manlio.
33 Mensaje de Manlio a Marcio Rege.
34.2-36.3 Reacción del gobierno contra Catilina.
35 Carta de Catilina a Cátulo.
36.4-39.5 Reflexión sobre la corrupción en la sociedad romana.
39.6-41 Negociaciones de Léntulo con los alóbroges.
42 Disturbios en varias regiones de Italia y la Galia.
43 Planes de los conspiradores para quemar Roma y llevar a cabo una
masacre.
44-45 Traición de los alóbroges a los conspiradores y sucesivas detenciones.
44.5 Carta de Léntulo a Catilina.
49 Intento de implicar a César en la conspiración.
50-53.1 Debate en el Senado sobre la suerte de los conspiradores.
51 Discurso de César.
52.2-36 Discurso de Catón.
53.2-54 Reflexión sobre las personalidades de César y Catón.
55 Ejecución de los conspiradores.
56-57 Movimientos del ejército de Catilina.
58-61 Batalla final.
58 Discurso de Catilina.

7
5. LOS RETRATOS Y LAS CARACTERIZACIONES
Se puede establecer una distinción entre la caracterización directa por parte del
historiador, por ejemplo: el retrato inicial de Catilina o el de Sempronia y los bocetos
que hace de algunos personajes y la que se encuentra en los pasajes en los que el
narrador da la palabra a los personajes. J.C. Miralles Maldonado (2009) analiza y
estudia la función de los dos discursos de Catilina: por un lado, vertebran las distintas
partes de la monografía en el sentido de que constituyen “el proemio y el epílogo de la
dramatización de la conjura” (J.C. Miralles Maldonado 2009, 59), pero además son un
recurso importante en la caracterización de los personajes: “la reproducción del discurso
directo constituye un medio adecuado para la caracterización oblicua y hace posible que
las ideas, no sólo los hechos, afloren en sus monografías. La introspección psicológica
permite al historiador completar el panorama del alma humana, le ofrece nuevos
matices para enriquecer la paleta de colores con la que traza su versión de la historia. De
la tensión entre las acciones (facta) y las palabras (uerba) de los protagonistas surgirá el
drama, tal como lo concibe su autor” (J.C. Miralles Maldonado 2009, 60). También G.
Hinojo en referencia a los discursos de César y Catón que se encuentran en el BC (1997,
287) indica que “sirven para definir sus personalidades y destacar sus enormes
diferencias en la visión del estado y en su actuación personal y pública”. A los
discursos en estilo directo se pueden añadir los pasajes en los que el historiador utiliza
el estilo indirecto y aquellos en los que presenta documentos como las cartas.
Respecto a los retratos se puede distinguir entre las caracterizaciones de
individuos y aquellas que afectan a grupos o colectivos. En cuanto a las primeras, las
más extensas son las de Catilina (5.1-8), Sempronia (25) y las de César y Catón (53.2-
54). Más breves son las de Cn. Pisón (18.4), Q. Curio y Fulvia (23.1-4), Cetego (43. 4),
Craso (48.5). Entre las que afectan a grupos humanos destacan las que aluden a los
partidarios de Catilina:
-los amici sociique de Catilina (16.4),
-la iuuentus partidaria de Catilina (17.6.),
-las mujeres “reclutadas” por Catilina (24 3-4).
Al final de la obra el historiador otorga un lugar importante a los soldados que
luchan en la batalla decisiva (60.3 y 61).
Por otro lado en el BC hay cuatro discursos en estilo directo, dos de Catilina (en
20.2-17 y 58) y los de César y Catón (51 y 52.2-36). En cuanto a los reproducidos en
estilo indirecto podemos destacar, entre otros, la respuesta de Catilina a Cicerón en la
8
sesión del Senado del 8 de noviembre del 64 (31.7-8) y la arenga de Petreyo a su
ejército (59.5). Por último Salustio incluye varias cartas como la que dirige Catilina a
Quinto Cátulo (35.1-6).

5.1. LAS CARACTERIZACIONES DIRECTAS


Para estudiar la caracterización del principal personaje de la monografía hemos
tomado como punto de partida los pasajes indicados en el cuadro que ofrece A. Thomas
Wilkins (1994, 153) al que se han añadido los discursos en estilo directo e indirecto de
Catilina y la carta antes señalada. En el esquema que se ofrece a continuación se
mantiene la división que establece esta estudiosa entre las etapas anteriores a la
conjuración (I), los momentos en los que la conjuración se pone en marcha (II) y, por
último, la fase de la guerra civil y la batalla decisiva (III). Esa distinción permite situar
en su contexto el cambio que se da en la caracterización del personaje, que es negativa
en las dos primeras etapas y positiva en la última. I y II corresponden a los momentos
en los que Catilina actúa en Roma en un ámbito político y violento y III a aquéllos en
los que, después de verse obligado a dejar la ciudad cuando la conjuración ha fracasado,
se convierte en jefe militar y soldado de un ejército en una guerra civil.
(A la derecha y en cursiva colocamos los pasajes en los que aparecen los discursos y
la carta de Catilina)

I. Etapas previas y preparatorias de la conjuración:


Retrato introductorio: 5.1-8
Pasajes con elementos caracterizadores:
Catilina y sus seguidores: 14.1
Catilina: 14. 5-7
Seguidores: 14.2-4
Catilina: 15.1-5
Catilina y sus seguidores: 16.1-3
Discurso de Catilina (estilo directo): 20. 2-17
El juramento de los conspiradores: 22. 1-3
II. La conjuración se pone en marcha:
Pasajes con elementos caracterizadores:
Actividad de Catilina en Roma: 24.2.
Catilina en el Senado: 31.4-9.
Réplica de Catilina a Cicerón en la sesión del Senado del
8 de noviembre del 64 (estilo indirecto): 31.7-8
Amenaza de Catilina (estilo directo): 31.9.
Carta a Quinto Cátulo: 35.1-6
III. Enfrentamiento armado y muerte de Catilina:
Pasajes con elementos caracterizadores:
Catilina toma la iniciativa desde el punto de vista militar: 56-57
Arenga de Catilina (estilo directo): 58

9
Momentos previos a la batalla: 59.1-3
Actuación de Catilina en la batalla: 60. 4. 7.
Muerte de Catilina: 61.4

5.1.1. RETRATO INTRODUCTORIO (5.1-8)


El retrato de Catilina (5.1-8) aparece en una posición destacada dentro de la obra,
al comienzo de la monografía después de la indicación de la elección del tema con la
que termina el prólogo y conectado con la digresión sobre la historia de Roma. Esta
disposición está indicada por las transiciones que cierran y abren cada una de las partes
señaladas:
- final del proemio: elección y justificación del tema de la monografía, transición
al nuevo apartado, el retrato:
4. 2. sed, a quo incepto studioque me ambitio mala detinuerat, eodem regressus
statui res gestas populi Romani carptim, ut quaeque memoria digna videbantur,
perscribere, eo magis, quod mihi a spe, metu, partibus rei publicae animus liber erat.
3 Igitur de Catilinae coniuratione, quam verissume potero, paucis absolvam; 4 nam
id facinus in primis ego memorabile existumo sceleris atque periculi novitate. 5 De
cuius hominis moribus pauca prius explananda sunt, quam initium narrandi faciam.
5. 1. L. Catilina, nobili genere natus, fuit magna vi et animi et corporis (…)

- final del retrato de Catilina y transición hacía la digresión sobre Roma:


5.8 Incitabant praeterea corrupti civitatis mores, quos pessuma ac divorsa inter se
mala, luxuria atque avaritia, vexabant. 9 Res ipsa hortari videtur, quoniam de
moribus civitatis tempus admonuit, supra repetere ac paucis instituta maiorum domi
militiaeque, quo modo rem publicam habuerint quantamque reliquerint, ut paulatim
inmutata ex pulcherruma atque optuma pessuma ac flagitiosissuma facta sit,
disserere.
6.1. Urbem Romam, sicuti ego accepi, condidere atque habuere initio Troiani (…)

En 5.8 aparecen unidos el personaje principal, Catilina, y la corrupción existente


en Roma: Incitabant praeterea corrupti civitatis mores (el objeto directo de incitabant
es animus ferox que se encuentra en el parágrafo anterior). J. T. Ramsey señala la
relación entre este retrato y el de Aníbal en Livio 21.4 (1988, 68). Como indica este
autor, uno de los elementos comunes es la posición inicial que ambos tienen: Livio abre
el relato de la acciones de las que Aníbal será protagonista con el retrato del jefe
cartaginés: de la misma forma Salustio presenta los principales rasgos del personaje,
que en el curso del relato volverán a aparecer confirmándose o ampliándose sobre todo
en los pasajes que se refieren a la fase preparatoria (hasta el capítulo 26) y de puesta en
marcha de la conjuración y su fracaso en Roma (que abarca hasta el capítulo 36). En los
últimos capítulos, cuando se narra el enfrentamiento entre los ejércitos de los
conjurados y el del cónsul Antonio, el historiador ofrece una visión del personaje
distinta a la que había presentado anteriormente.
10
El retrato se inicia con la mención en primera posición del praenomen y del
nomen del personaje y con la indicación de su origen social:
5.1. L. Catilina, nobili genere natus (…)

A propósito de esas palabras J.T. Ramsey (1988, 68) destaca que “The
preminence of these aristocratic accomplices forms a recurring theme throughout the
monograph and supports S’s diagnosis of the decadence that gripped Roman society
(10-13) The social and political standing of those who plotted against the state made the
conspiracy all the more dangerous and difficult for a “new man” like Cicero to expose
an suppress”. Tras el nombre y el origen aparece la dualidad corpus/animus que ya tiene
una importante presencia en el prólogo3 y que aquí aparece resaltada con un quiasmo:
5.1. fuit magna vi et animi et corporis, sed ingenio malo pravoque (…)

En el parágrafo 2 los sustantivos adulescentia y iuuentus introducen una idea de


continuidad del carácter de Catilina, que se concreta con una nueva indicación temporal
en el parágrafo 6 (Hunc post dominationem L. Sullae) y con los imperfectos en posición
inicial en 7 (agitabatur) y 8 (incitabant):
5. 2 Huic ab adulescentia bella intestina, caedes, rapinae, discordia civilis grata fuere
ibique iuventutem suam exercuit.

La referencia a la iuuentus del personaje se puede relacionar además con las


caracterizaciones que en distintos pasajes el historiador hace de la iuuentus romana,
donde Catilina tenía más apoyo4:
En los parágrafos 3-5 aparece una secuencia con indicaciones sobre algunas
características físicas y psicológicas del personaje:
5. 3 Corpus patiens inediae, algoris, vigiliae supra quam cuiquam credibile est.4
Animus audax, subdolus, varius, cuius rei lubet simulator ac dissimulator, alieni
adpetens, sui profusus, ardens in cupiditatibus; satis eloquentiae, sapientiae parum. 5
Vastus animus inmoderata, incredibilia, nimis alta semper cupiebat.

Salustio sigue con la dualidad corpus/animus presentada ya en el parágrafo 1. El


espacio que se reserva al elemento corporal es menor que el de los elementos anímicos,
aunque las características físicas, como señala J.T. Ramsey, son tratadas de forma

3
Cf. 1.2 Sed nostra omnis vis in animo et corpore sita est (…).
4
Cf. 12. 2 Igitur ex divitiis iuventutem luxuria atque avaritia cum superbia invasere: rapere,
consumere, sua parvi pendere, aliena cupere, pudorem, pudicitiam, divina atque humana promiscua,
nihil pensi neque moderati habere. 13.4 Haec iuventutem, ubi familiares opes defecerant, ad facinora
incendebant: 5 animus inbutus malis artibus haud facile lubidinibus carebat; eo profusius omnibus modis
quaestui atque sumptui deditus erat y 17. 6 Ceterum iuventus pleraque, sed maxume nobilium, Catilinae
inceptis favebat; quibus in otio vel magnifice vel molliter vivere copia erat, incerta pro certis, bellum
quam pacem malebant.
11
efectiva con una serie de genitivos objetivos en asíndeton que dependen de patiens
(1988, 69). Este estudioso relaciona además estos elementos con la descripción de la
resistencia física de Catilina en las Catilinarias de Cicerón5. Aparece aquí una palabra
importante en el BC, animus, que ocupa una posición destacada en los parágrafos 4 y 5
y está presente también como sujeto pospuesto al verbo en el 7 (Agitabatur magis
magisque in dies animus ferox) y como objeto directo elíptico de otro verbo en posición
inicial en 8 (Incitabant praeterea corrupti civitatis mores). Animus aparece también en
dos pasajes que, como veremos más adelante, amplían y complementan este retrato
inicial:
15. 4 Namque animus inpurus, dis hominibusque infestus, neque vigiliis neque
quietibus sedari poterat: ita conscientia mentem excitam vastabat.
31.4. At Catilinae crudelis animus eadem illa movebat, …

Una nueva referencia al animus de Catilina aparece al final de la monografía, en


el momento de la muerte de Catilina:
61.4. Catilina vero longe a suis inter hostium cadavera repertus est paululum etiam
spirans ferociamque animi, quam habuerat vivus, in voltu retinens.

Esa palabra es además uno de los términos clave en el discurso de Catilina a sus
seguidores en 20.2-17 (J. C. Miralles Maldonado 2009, 66). Recogemos todos estos
pasajes que se han ido señalando:
5.4. Animus audax, subdolus, varius , cuius rei lubet simulator ac dissimulator,
alieni adpetens, sui profusus, ardens in cupiditatibus
5.5. vastus animus
15.4. animus inpurus, dis hominibusque infestus …
31.4. crudelis animus
61.4. ferociamque animi

En 5.4 simulator ac dissimulator son dos sustantivos verbales en –tor que indican
una cualidad permanente y que aquí están utilizados como adjetivos (J.T. Ramsey 1988,
70). Esos rasgos aparecen en otros momentos importantes del relato, como el que
corresponde a la sesión del Senado del 8 de noviembre convocada por Cicerón en el
templo de Júpiter Stator en la que el cónsul pronunció el discurso que después sería
conocido como Primera Catilinaria. Así, dissimulandi causa está presente en la
indicación de que Catilina acude a la sesión del senado y ut erat paratus ad
dissimulanda omnia en el momento de introducir su respuesta al discurso de Cicerón:
31.5. Postremo, dissimulandi causa aut sui expurgandi, sicut iurgio lacessitus foret,
in senatum venit.

5
Cat. 1.26: Habes ubi ostentes tuam illam praeclaram patientiam famis, frigoris, inopiae rerum
omnium quibus te brevi tempore confectum esse senties.

12
31.7 Sed ubi ille adsedit, Catilina, ut erat paratus ad dissimulanda omnia, demisso
voltu (…)

Alieni adpetens, sui profusus también en el parágrafo 4 son dos miembros que
forman una antítesis. El primero de ellos asocia el carácter de Catilina a uitia que
Salustio considera importantes en la evolución negativa que, según él, sufrió la sociedad
romana: la ambición y la avaricia que se extendieron sobre todo a raíz de las conquistas
de las Guerras Púnicas6. Otro de los males de la sociedad que se reflejan en Catilina es
la cupiditas (5.4 ardens in cupiditatibus), que aparece ya en el prólogo para marcar una
etapa “primitiva” virtuosa -sine cupiditate- que contrasta con las épocas posteriores7. En
el final del parágrafo (5.4 satis eloquentiae, sapientiae parum) el quiasmo refuerza la
idea del desequilibrio que se daba en Catilina entre eloquentia y sapientia, dos
elementos que deben ir unidos conforme a un ideal de coherencia entre res y verba. Un
ejemplo de esta concepción según la cual sapientia y eloquentia han de estar unidas lo
podemos encontrar en el prólogo de De inuentione de Cicerón:
1.1. ac me quidem diu cogitantem ratio ipsa in hanc potissimum sententiam ducit, ut
existimem sapientiam sine eloquentia parum prodesse civitatibus, eloquentiam vero
sine sapientia nimium obesse plerumque, prodesse numquam.

El parágrafo 5 comienza con el adjetivo uastus que acompaña a animus y que


añade más intensidad al retrato. “Insaciable”, “insatiable” es el sentido que se le suele
dar en algunas traducciones como las de M. Montero Montero (1988, 36) y también J.T.
Ramsey (1988, 70). A vastus animus le siguen tres adjetivos sustantivados en asíndeton
que insisten en la idea de desmesura (J.T. Ramsey 1988, 70):
5. 5 Vastus animus inmoderata, incredibilia, nimis alta semper cupiebat.

Al comienzo de 6 se encuentra una indicación temporal que remite a un primer


intento de alcanzar el poder por parte de Catilina en el 66 a.C.:
5. 6 Hunc post dominationem L. Sullae lubido maxuma invaserat rei publicae
capiundae; neque id quibus modis adsequeretur, dum sibi regnum pararet, quicquam
pensi habebat.

6
Cf. 10.1 Sed ubi labore atque iustitia res publica crevit, reges magni bello domiti, nationes ferae
et populi ingentes vi subacti, Carthago, aemula imperi Romani, ab stirpe interiit, cuncta maria terraeque
patebant, saevire fortuna ac miscere omnia coepit. (…) y 10.3 Igitur primo imperi, deinde pecuniae
cupido crevit: ea quasi materies omnium malorum fuere. 4 Namque avaritia fidem, probitatem ceterasque
artis bonas subvortit; pro his superbiam, crudelitatem, deos neglegere, omnia venalia habere edocuit.
7
Cf. 2 1 Igitur initio reges – nam in terris nomen imperi id primum fuit – divorsi pars ingenium,
alii corpus exercebant: etiam tum vita hominum sine cupiditate agitabatur; sua cuique satis placebant. 2
Postea vero quam in Asia Cyrus, in Graecia Lacedaemonii et Athenienses coepere urbis atque nationes
subigere, lubidinem dominandi causam belli habere, maxumam gloriam in maxumo imperio putare, tum
demum periculo atque negotiis compertum est in bello plurumum ingenium posse.
13
Esta primera conjuración es objeto de una digresión en los capítulos 18 y 19 del
BC. Salustio se refiere en varias ocasiones al régimen de Sila como uno de los factores
que impulsaron a Catilina y a sus partidarios (J.T. Ramsey 1988, 70-71)8. Llama
también la atención en este parágrafo el léxico: lubido un término que tiene un valor
más fuerte que cupido, inuaserat que Salustio utiliza con un sentido emocional y
regnum, un término con connotaciones totalmente negativas en latín (J.T. Ramsey 1988,
71).
Los dos últimos parágrafos del retrato están introducidos por imperfectos de
indicativo en posición inicial: agitabantur en 7 e incitabant en 8:
5. 7 Agitabatur magis magisque in dies animus ferox inopia rei familiaris et
conscientia scelerum, quae utraque iis artibus auxerat, quas supra memoravi. 8
Incitabant praeterea corrupti civitatis mores, quos pessuma ac divorsa inter se mala,
luxuria atque avaritia, vexabant.

En 7 se reitera la idea de progresión y de intensificación (magis magisque in dies)


que va a acabar en un resultado final: la conjuración. El término animus aparece por
tercera vez acompañado ahora del adjetivo ferox. El sustantivo correspondiente, ferocia,
se encontrará al final de la monografía (en 61.4) referido también a Catilina:
ferociamque animi. En este parágrafo se señalan las causas que impulsan a Catilina:
inopia rei familiaris et conscientia scelerum. El primer elemento reaparece por ejemplo
en el discurso de Catilina a sus partidarios:
20. 13 At nobis est domi inopia, foris aes alienum, mala res, spes multo asperior:
denique quid reliqui habemus praeter miseram animam?.

El segundo en 15.4, cuando el historiador trata la relación de Catilina con Aurelia


Orestila y la muerte del hijo de ésta:
15. 4 Namque animus inpurus, dis hominibusque infestus, neque vigiliis neque
quietibus sedari poterat: ita conscientia mentem excitam vastabat

Como se ha indicado al comienzo de este apartado, el parágrafo 8 se puede


considerar una transición: Salustio va a pasar del retrato de Catilina a una digresión
sobre Roma (5.9-13). La ciudad por diversos motivos se verá sometida a un proceso de

8
Cf. 16.4. His amicis sociisque confisus Catilina, simul quod aes alienum per omnis terras ingens
erat et quod plerique Sullani milites largius suo usi rapinarum et victoriae veteris memores civile bellum
exoptabant, opprimundae rei publicae consilium cepit. 37.6. 6 Deinde multi memores Sullanae victoriae,
quod ex gregariis militibus alios senatores videbant, alios ita divites, ut regio victu atque cultu aetatem
agerent, sibi quisque, si in armis foret, ex victoria talia sperabat. 47.2. Eadem Galli fatentur ac Lentulum
dissimulantem coarguunt praeter litteras sermonibus, quos ille habere solitus erat: Ex libris Sibyllinis
regnum Romae tribus Corneliis portendi; Cinnam atque Sullam antea, se tertium esse, cui fatum foret
urbis potiri; praeterea ab incenso Capitolio illum esse vigesumum annum, quem saepe ex prodigiis
haruspices respondissent bello civili cruentum fore.

14
degeneración que será el caldo de cultivo adecuado para la actuación de un personaje
como Catilina. El retrato termina con la alusión a las corrupti civitatis mores en 8, sigue
después esa digresión sobre la historia de Roma y en 14.1 se inicia el relato de la
conjuración con una nueva referencia en posición inicial a la corrupción unida otra vez a
la figura de Catilina y sus partidarios:
5.8. Incitabant praeterea corrupti civitatis mores, quos pessuma ac divorsa inter se
mala, luxuria atque avaritia, vexabant.
6.1. Urbem Romam, sicuti ego accepi, condidere atque habuere initio Troiani (…).
14. 1 In tanta tamque corrupta civitate Catilina, id quod factu facillumum erat,
omnium flagitiorum atque facinorum circum se tamquam stipatorum catervas
habebat.

5.1.2. LOS CAPÍTULOS 15, 16 Y 22


Como se acaba de señalar, en el capítulo 14 empieza el relato de los antecedentes
y preparativos de la conjuración. Toda esta fase llega hasta los capítulos 24 y 26 cuando
Catilina, al no resultar elegido cónsul, decide pasar a la acción. Los pasajes en los que
Catilina aparece caracterizado están unidos muchas veces a aquellos en los que se
presentan los rasgos colectivos de sus seguidores y de algunos personajes que le seguían
(algo parecido sucede en la parte final de la obra, donde la figura de Catilina está unida
a la de sus soldados los capítulos 60 y 61). Esos pasajes son:
14.2-4: Descripción extensa de los amici sociique de Catilina.
16.1-3 y 17.6: Caracterización de la iuuentus partidaria de Catilina.
24.3-4: Las mujeres reclutadas por Catilina.
18.4: Descripción de Pisón.
23.1-4: Descripción de Curio y Fulvia.
25: Sempronia.

En 14.5 Salustio tras describir a los partidarios de Catilina en 14.2-3, destaca su


interés por atraerse a los jóvenes:
14. 5 Sed maxume adulescentium familiaritates adpetebat: eorum animi molles
etiam et fluxi dolis haud difficulter capiebantur.

J.T. Ramsey (1988, 97) señala la coincidencia de ese texto con el de Cicerón en
Cat. 2.79. El capítulo 15 está dedicado totalmente a Catilina y a su relación con Aurelia
Orestila. El asesinato del hijo de ésta da pie a una nueva descripción en los parágrafos
4-5 que recoge y amplía elementos que ya habían aparecido en 5.1-8: la referencia al

9
Quid enim mali aut sceleris fingi aut cogitari potest quod non ille conceperit? quis tota Italia
veneficus, quis gladiator, quis latro, quis sicarius, quis par- ricida, quis testamentorum subiector, quis
circumscriptor, quis ganeo, quis nepos, quis adulter, quae mulier infamis, quis corruptor iuventutis, quis
corruptus, quis perditus inveniri potest qui se cum Catilina non familiarissime vixisse fateatur?.
15
animus, a la conscientia y a los momentos de vela y reposo. Podemos confrontar los dos
textos en el siguiente cuadro:
15.4. Namque animus inpurus, dis hominibusque 5. 4 Animus audax …
infestus, neque vigiliis neque quietibus sedari 5.5. vastus animus
poterat: ita conscientia mentem excitam vastabat. 5.3 Corpus patiens inediae, algoris, vigiliae supra
quam cuiquam credibile est.
5. 7 Agitabatur magis magisque in dies animus
ferox inopia rei familiaris et conscientia scelerum

Por otro lado, la indicación en 15.5 de que los sentimientos y el carácter de


Catilina se reflejaban en su palidez, su mirada y forma de andar son, junto con las que
aparecen en 31.7 referidas a su forma de moverse y al tono de voz, las únicas
referencias en la monografía a aspectos físicos del personaje:
15. 5 Igitur color ei exsanguis, foedi oculi, citus modo, modo tardus incessus:
prorsus in facie vultuque vecordia inerat.
31.7 Sed ubi ille adsedit, Catilina, ut erat paratus ad dissimulanda omnia, demisso
voltu, voce supplici postulare a patribus coepit (…)

En el capítulo 16, tras la caracterización de la iuuentus que apoyaba a Catilina en


los parágrafos 1 y 2, Salustio se refiere de nuevo a su personaje utilizando ahora dos
adjetivos, malus y crudelis:
16. 3 Si causa peccandi in praesens minus suppetebat, nihilo minus insontis sicuti
sontis circumvenire, iugulare: scilicet, ne per otium torpescerent manus aut animus,
gratuito potius malus atque crudelis erat.

Malus se puede comparar a 5.1: sed ingenio malo pravoque. Crudelis aparece aquí
por primera vez referido a Catilina y volverá a hacerlo en 31.4 cuando Salustio narre la
sesión del Senado del 8 de noviembre del 64: At Catilinae crudelis animus eadem illa
movebat.
Finalmente 22.1-3 es otro momento relevante en la caracterización de Catilina (A.
Thomas Wilkins 1994, 153; J.T. Ramsey 1988,126): se recoge ahí el rumor de que
Catilina obligó a sus seguidores a jurar bebiendo sangre humana, pero el historiador no
da crédito a esa noticia evitando de esta forma ofrecer una visión excesivamente
negativa de Catilina y reforzando su credibilidad como historiador, tal como había
expuesto en el prólogo10:
22.1 Fuere ea tempestate, qui dicerent Catilinam oratione habita, cum ad ius
iurandum popularis sceleris sui adigeret, humani corporis sanguinem vino
permixtum in pateris circumtulisse: 2 inde cum post exsecrationem omnes
degustavissent, sicuti in sollemnibus sacris fieri consuevit, aperuisse consilium
suum; atque eo +dictitare+ fecisse, quo inter se fidi magis forent alius alii tanti

10
Cf. 4.2: sed, a quo incepto studioque me ambitio mala detinuerat, eodem regressus statui res
gestas populi Romani carptim, ut quaeque memoria digna videbantur, perscribere, eo magis, quod mihi a
spe, metu, partibus rei publicae animus liber erat.
16
facinoris conscii. 3 Nonnulli ficta et haec et multa praeterea existumabant ab iis, qui
Ciceronis invidiam, quae postea orta est, leniri credebant atrocitate sceleris eorum,
qui poenas dederant. 4 Nobis ea res pro magnitudine parum comperta est

5.1.3. LOS CAPÍTULOS 24 Y 31


A. Thomas Wilkins indica que con el capítulo 24 el relato entra en una nueva fase:
Catilina no logra ser elegido cónsul y decide poner en marcha la conjuración para
hacerse con el poder (1994, 154):
24.1. Igitur comitiis habitis consules declarantur M. Tullius et C. Antonius. Quod
factum primo popularis coniurationis concusserat. 2 Neque tamen Catilinae furor
minuebatur, sed in dies plura agitare: arma per Italiam locis opportunis parare,
pecuniam sua aut amicorum fide sumptam mutuam Faesulas ad Manlium quendam
portare, qui postea princeps fuit belli faciundi.

La reacción de Catilina ante su fracaso aparece marcada en el parágrafo 2 por el


sustantivo furor. Es la única vez que aparece este término en la monografía, aunque en
31.9 aparece también el adjetivo furibundus para describir la reacción de Catilina ante
los insultos con los que los senadores recibieron su discurso:
31.9 Tum ille furibundus: "Quoniam quidem circumventus", inquit, "ab inimicis
praeceps agor, incendium meum ruina restinguam."

En el capítulo 31 Salustio señala el ambiente de incertidumbre que se vivía en


Roma ante la noticia de que Cayo Manlio, un cómplice de Catilina, se había puesto al
frente de un gran ejército:
31.1 Quibus rebus permota civitas atque inmutata urbis facies erat. Ex summa
laetitia atque lascivia, quae diuturna quies pepererat, repente omnis tristitia invasit
(…)

Es aquí, a partir del parágrafo 4, cuando el historiador introduce otra de las


caracterizaciones extensas que completan y amplían el retrato inicial:
31.4 At Catilinae crudelis animus eadem illa movebat, tametsi praesidia parabantur
et ipse lege Plautia interrogatus erat ab L. Paulo (…)

Aparece una nueva mención al animus del conspirador que amplía las de los
capítulos 5 y 1511. En este pasaje están enfrentados Catilina y Cicerón. Salustio narra la
sesión del Senado convocada por Cicerón en el templo de Júpiter Stator el 8 de
noviembre del 64 en la que el cónsul intervino con un discurso que después fue
conocido como Primera Catilinaria. Catilina acude a esa sesión y su presencia infunde,
según Salustio, temor o ira en Cicerón, lo que le llevaría a pronunciar ese famoso

11
Cf. 5.4: animus audax, 5 vastus animus,7 animus ferox, 15.4 namque animus inpurus, dis
hominibusque infestus.
17
discurso12. En el parágrafo 5 se indican las causas por las que Catilina acude al Senado
y entre ellas se menciona la simulación, que es un rasgo que también había sido
introducido en el capítulo 5 y el 15:
31.5 Postremo, dissimulandi causa aut sui expurgandi, sicut iurgio lacessitus foret,
in senatum venit.

Ésta aparece de nuevo en el parágrafo 7 cuando Catilina durante la sesión del


senado se dispone a intervenir para contestar a Cicerón:
31. 7 Sed ubi ille adsedit, Catilina, ut erat paratus ad dissimulanda omnia, demisso
voltu, voce supplici postulare a patribus coepit (…)

Salustio ofrece en estilo indirecto la respuesta de Catilina al discurso del cónsul y


el relato de la sesión del Senado acaba con el adjetivo furibundus que resume, como se
ha señalado, la reacción de Catilina ante los abucheos de los asistentes e introduce un
estilo directo con su amenaza:
31. 9 Tum ille furibundus: "Quoniam quidem circumventus", inquit, "ab inimicis
praeceps agor, incendium meum ruina restinguam."

5.1.4. LOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS DEL B.C.


Una vez que en 36.1 se señala que Catilina salió de Roma y se trasladó desde
Arretium (Arezzo, en Toscana) hasta el campamento de Cayo Manlio, su figura
desaparece del relato y sólo vuelve a aparecer en 56.1 ya como jefe de su ejército. En
Roma la conjuración fracasó y muchos de sus seguidores fueron ejecutados:
56. 1 Dum ea Romae geruntur, Catilina ex omni copia, quam et ipse adduxerat et
Manlius habuerat, duas legiones instituit, cohortis pro numero militum conplet.

A partir de ese momento nos encontramos con una guerra civil. Como se ha
indicado anteriormente hay diferencias importantes en la presentación que se hace de
Catilina hasta el capítulo 36 que es negativa y la que se encuentra en los últimos
capítulos de la monografía, cuando los aspectos más conflictivos y violentos de la lucha
política han dejado de ser relevantes y la caracterización de Catilina se centra en su
capacidad como jefe militar y en su valor como soldado (A. Thomas Wilkins 1994, 30).
En 56 se narran los preparativos militares de Catilina en su campamento. M.
Garelli (2003, 100) señala cómo en este capítulo el sujeto de la mayor parte de las
oraciones del texto es Catilina lo que “revela la forma en la que el narrador concibe a su
personaje: no lo presenta como un perseguido sino como quien lleva la iniciativa en la

12
31. 6 Tum M. Tullius consul, sive praesentiam eius timens sive ira conmotus, orationem habuit
luculentam atque utilem rei publicae, quam postea scriptam edidit.
18
lucha”. Y lo mismo sucede en el capítulo 57 donde continúa siendo el protagonista casi
absoluto (los nombres de los jefes del ejército enemigo sólo aparecen en 57.2 y 4)13.
Después de la arenga de Catilina en 58, el capítulo 59 muestra en los parágrafos
1-3 los movimientos tácticos anteriores a la batalla ordenados por Catilina. Destaca la
indicación de que manda retirar los caballos para que todos luchen en igualdad de
condiciones y de que también él mismo desmonta para luchar a pie. Con esto el
narrador muestra el valor con el que los soldados, los oficiales y su jefe van a combatir
(M. Garelli 2003, 101):
59.1: Haec ubi dixit, paululum conmoratus signa canere iubet atque instructos
ordines in locum aequum deducit. Dein remotis omnium equis, quo militibus
exaequato periculo animus amplior esset, ipse pedes exercitum pro loco atque copiis
instruit.

Los parágrafos 4-6 se centran en el ejército gubernamental. Destaca la indicación


de que el cónsul, C. Antonio, no estuvo al frente del ejército porque se encontraba
enfermo. J.T. Ramsey (1988, 87) señala el contraste entre la ausencia en la batalla del
cónsul C. Antonio y el importante papel de Catilina en ella. En el parágrafo 5 aparece la
arenga en estilo indirecto de M. Petreyo en la que se refiere al ejército enemigo como
latrones inermis, lo que contrasta también, como señala de nuevo Ramsey, con la
presentación elogiosa por parte del historiador de ese ejército en los capítulos 60 y 61.
El relato de la batalla ocupa el capítulo 60. Como sucedía en pasajes anteriores
aparecen unidos los grupos -en este caso los soldados- que aparecen en los parágrafos 2
y 3 y los personajes individuales: Catilina ocupa los parágrafos 4 y 7 y Petreyo el 5.
Continuando con los elementos ya presentes en el capítulo 59 (la orden de que todos
lucharan a pie y el hecho de que él también desmonta del caballo) Catilina es presentado
como imperator y miles, primero mediante la enumeración de su actividad en la batalla
60.4 Interea Catilina cum expeditis in prima acie vorsari, laborantibus succurrere,
integros pro sauciis arcessere, omnia providere, multum ipse pugnare, saepe hostem
ferire (…)

y después mediante una oración que resume esas acciones:


strenui militis et boni imperatoris officia simul exsequebatur.

M. Garelli indica cómo esa frase final remite al ofrecimiento de Catilina en su primer
discurso (20.16: Vel imperatore uel milite me utimini, neque animus neque corpus a
uobis aberit) y destaca que “la presentación de Catilina con todos los rasgos de un héroe

13
57.2 At Q. Metellus Celer cum tribus legionibus in agro Piceno praesidebat (…) 4 Neque tamen
Antonius procul aberat.
19
es evidente” (2003, 105). En un sentido parecido P. Esposito (1987, 90-91, citado en P.
Redondo 2010, 158) analiza su figura como prototipo de miles e imperator. En el
parágrafo 7 el narrador insiste de nuevo en el valor de Catilina y en la “recuperación de
su ethos aristocrático” (M. Garelli 2003, 105) a partir del momento en que ve que la
batalla está perdida:
60.7 Catilina postquam fusas copias seque cum paucis relictum videt, memor
generis atque pristinae suae dignitatis in confertissumos hostis incurrit ibique
pugnans confoditur.

En cuanto a los soldados de los dos ejércitos aparecen en el parágrafo 3 y su


actuación se describe destacando el valor con el que todos luchan:
60.3 Veterani pristinae virtutis memores comminus acriter instare, illi haud timidi
resistunt: maxuma vi certatur.

En 61 con el “tú impersonal” cerneres se inicia la escena del campo después de la


batalla que comprende dos secuencias, una dedicada al bando de los vencidos (1-6) y
otra al de los vencedores (7-9). De los soldados del ejército de los conjurados se resalta
su audacia y fuerza de ánimo:
61.1. Sed confecto proelio, tum uero cerneres, quanta audacia quantaque animi uis
fuisset in exercitu Catilinae

y se señala que todos fueron heridos de frente, lo que es una prueba de que
murieron valerosamente y no huyendo:
61.3 Pauci autem, quos medios cohors praetoria disiecerat, paulo divorsius, sed
omnes tamen advorsis volneribus conciderant

Salustio se centra después en Catilina: en su cuerpo, que está alejado de los de sus
soldados y aparece rodeado de cadáveres enemigos, y en su rostro, que refleja la ferocia
animi que le caracterizaba y que enlaza con el retrato inicial:
61.4 Catilina vero longe a suis inter hostium cadavera repertus est paululum etiam
spirans ferociamque animi, quam habuerat vivus, in voltu retinens.

La frase que cierra la monografía en el parágrafo 9, realzada por el quiasmo y el


imperfecto agitabantur, muestra “la duplicidad de afectos” y “el contradictorio
sentimiento de ser vencedor en un guerra civil” (P. Redondo 2010, 158 y M. Garelli
2003, 106):
61. 9 Ita varie per omnem exercitum laetitia, maeror, luctus atque gaudia
agitabantur.

20
5.2. LAS PALABRAS DE CATILINA
Hasta ahora se ha analizado la caracterización directa por parte del historiador,
como el retrato inicial de Catilina o los bocetos que traza de éste, pero, como se ha
indicado anteriormente, parece también necesario tener en cuenta los pasajes en los que
el narrador concede la palabra a los personajes. El siguiente cuadro nos permitirá
recordar los textos en los que el narrador da voz a Catilina y visualizar su disposición en
el relato:
I. Etapas previas y preparatorias de la conjuración:
Discurso de Catilina ante sus seguidores (estilo directo): 20. 2-17
II La conjuración se pone en marcha:
Réplica de Catilina a Cicerón en la sesión del Senado del 8 de noviembre
del 64 (estilo indirecto): 31.7-8
Amenaza de Catilina (estilo directo): 31.9.
Carta a Quinto Cátulo: 35.1-6
III. Enfrentamiento armado:
Arenga de Catilina (estilo directo): 58
En nuestro estudio abordaremos primero los dos discursos en estilo directo de
Catilina y en segundo lugar los otros pasajes.

5.2.1. LOS DOS DISCURSOS EN ESTILO DIRECTO DE CATILINA


Salustio es uno de los historiadores latinos que desarrolla con mayor amplitud este
recurso en su obra (G. Hinojo 1997, 287). En el BC se encuentran cuatro discursos
extensos en estilo directo: los dos de Catilina y los de Catón y César. Los cuatro
pertenecen al genus deliberatiuum porque se refieren al futuro y su objetivo es el de
mover a los oyentes a la acción. En lo que se refiere a los dos de Catilina, hay
diferencias entre ellos: el primero es un discurso con el que se anima a la rebelión
(adhortatio), el segundo adopta la forma de una arenga, de una exhortación a la lucha o
cohortatio (J.C. Miralles Maldonado 2009, 61).
J.C. Miralles Maldonado llama la atención (2009, 67) sobre el desfase que se
produce en el primer discurso entre lo que Catilina dice y lo que el narrador ha ido
señalando respecto a su carácter y su actuación, es decir se produce una falta de
adecuación entre los facta y los dicta, que correspondería a la indicación del retrato
inicial: 5.4 satis eloquentiae, sapientiae parum. Un ejemplo podría ser el uso en este
discurso por parte de Catilina de términos como libertas, audacia, animus, uirtus: “la
perversión del vocabulario con claros fines propagandísticos, que Catón (52.11)

21
denunciaba como uno de los rasgos sintomáticos de la degeneración político-social, es
característica de los discursos de Catilina” (J.C. Miralles Maldonado 2009, 66-67).
Los elementos caracterizadores que aparecen en la arenga tienen un carácter
distinto que se corresponde con la visión más positiva que el narrador ofrece del
personaje en la parte final de la monografía. Destacan términos como audax o audacia.
Éste era un rasgo que Salustio atribuía a Catilina en el retrato inicial con un sentido
negativo (5.4 animus audax, subdolus, varius…) y que aquí toma un valor positivo. M.
Garelli (2003, 103) señala que “la arenga se propone incitar al combate y estimular el
valor de los soldados (…) el término fundamental para aludir al valor es uirtus, que es
sustituido por audacia, palabra que tiene en general una connotación negativa en otros
contextos, pero aquí es equivalente a fortitudo y virtus”. También J.C. Miralles
Maldonado destaca el sentido positivo que tiene en este discurso audacia “que se
convierte en el Leitmotiv, en el término clave del discurso” (2009, 75).

5.2.2. LA RESPUESTA DE CATILINA A CICERÓN


En 31.7-9 Salustio recoge en estilo indirecto las palabras pronunciadas por
Catilina en la sesión del Senado del 8 de noviembre del 64 como respuesta al discurso
de Cicerón. El hecho de que Salustio para introducir sus palabras recuerde su capacidad
para disimular constituye una calificación de las mismas como poco creíbles:
31. 7 Sed ubi ille adsedit, Catilina, ut erat paratus ad dissimulanda omnia (…)

Destacan también las referencias a la actio y a la pronuntiatio del conjurador que


comienza exponiendo sus razones de forma humilde y suplicante: demisso uoltu, uoce
supplici (J.C. Miralles Maldonado 2009, 61). En cuanto al discurso, Catilina solicita a
los senadores que no crean las acusaciones lanzadas contra él y, mencionando en dos
ocasiones su origen noble, se presenta como una víctima de un forastero, Cicerón:
31. 7 Sed ubi ille adsedit, Catilina, ut erat paratus ad dissimulanda omnia, demisso
voltu, voce supplici postulare a patribus coepit ne quid de se temere crederent: ea
familia ortum, ita se ab adulescentia vitam instituisse ut omnia bona in spe haberet;
ne existumarent sibi, patricio homini, cuius ipsius atque maiorum pluruma beneficia
in plebem Romanam essent, perdita re publica opus esse, cum eam servaret M.
Tullius, inquilinus civis urbis Romae.

Algunas de estas palabras se pueden poner en relación con pasajes anteriores del
texto, con los que se establece una oposición debido a la falta de coherencia entre lo
señalado por el historiador y lo que dice Catilina. Por ejemplo las referencias al origen

22
noble y al comportamiento desde la juventud. En el siguiente cuadro confrontamos esas
palabras con lo indicado en el retrato inicial del capítulo 5:
5. 1 L. Catilina, nobili genere 31.7 ea familia ortum, ita se
natus, fuit magna vi et animi ab adulescentia vitam
et corporis, sed ingenio malo instituisse ut omnia bona in
pravoque. 2 Huic ab spe haberet;
adulescentia bella intestina,
caedes, rapinae, discordia
civilis grata fuere ibique
iuventutem suam exercuit.

Hay diferencias entre lo que Salustio indica y lo que pone en boca de su


personaje: en el primer caso el historiador opone su origen aristocrático y su
comportamiento desde joven; en el segundo, Catilina destaca la correspondencia entre
su procedencia social y su comportamiento. En cambio, al final de la monografía
Catilina se comportará en la batalla como se esperaría de un aristócrata romano: memor
generis atque pristinae suae dignitatis. El texto completo es el siguiente:
60. 7 Catilina postquam fusas copias seque cum paucis relictum videt, memor
generis atque pristinae suae dignitatis in confertissumos hostis incurrit ibique
pugnans confoditur.

5.2.3. LA CARTA DE CATILINA A Q. CÁTULO.


En el capítulo 32 Salustio narra la salida de Roma de Catilina y en 34 indica que,
cuando ya se encuentra fuera de la ciudad, envía una carta a Q. Cátulo. El historiador la
reproduce en el capítulo 35. Se trata de una defensa de su actuación y de una refutación
de algunas de las acusaciones que se le hacían (J.T. Ramsey 1988, 155). Como en el
caso anterior, las palabras atribuidas al personaje contradicen las motivaciones que
según el narrador en el capítulo 5 le impulsaban a actuar: la falta de patrimonio (inopia
rei familiaris), las deudas y la conciencia de sus crímenes (conscientia scelerum). Sin
embargo en la carta Catilina dice que se siente libre de culpa (ex nulla conscientia de
culpa) y que las deudas provocadas por su falta de patrimonio podrían haber sido
saldadas por Orestila, su esposa:
5. 7 Agitabatur magis 35. 2; satisfactionem ex nulla conscientia
magisque in dies animus ferox de culpa proponere decrevi (…) 3
inopia rei familiaris et Iniuriis contumeliisque concitatus,
conscientia scelerum, quae quod fructu laboris industriaeque
utraque iis artibus auxerat, quas meae privatus statum dignitatis non
supra memoravi. obtinebam, publicam miserorum
causam pro mea consuetudine
suscepi, non quin aes alienum meis
nominibus ex possessionibus solvere
non possem – et alienis nominibus
liberalitas Orestillae suis filiaeque
copiis persolveret – sed quod non
dignos homines honore honestatos

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videbam meque falsa suspicione
alienatum esse sentiebam.

Llama también la atención la preocupación que Catilina muestra por Orestila al


pedir a Q. Cátulo que se ocupe de ella:
35. 6 Nunc Orestillam commendo tuaeque fidei trado; eam ab iniuria defendas per
liberos tuos rogatus! Haveto!".

6. CONCLUSIÓN
Las principales conclusiones que podemos extraer de nuestro estudio son las
siguientes:
- No hay una caracterización monocolor de Catilina, hay diferencias importantes
en la presentación que se hace del personaje: por un lado tenemos el que aparece en la
fase de la conjuración en Roma, cuya figura esta ya marcada de forma negativa por el
retrato inicial del capítulo 5 y por otro, la que se ofrece en los capítulos finales, cuando
los aspectos más conflictivos y violentos de la lucha política han dejado de ser
relevantes: ahí aparece presentado como un aristócrata que se comporta como tal y
como un imperator y miles eficiente y valeroso que muere de forma gloriosa. Esta
dualidad de Catilina ya había sido observada, indica Esposito (1987: 90-91, citado por
P. Redondo) por autores antiguos como Floro en Epit. II 12.40 donde al referirse a la
batalla final y a su muerte resalta su naturaleza subversiva (si pro patria sic
concidisset), pero al mismo tiempo reconoce su valor (pulcherrima morte):
Quamuis parte coniurationis oppressa, tamen ab incepto Catilina non destitit;
infestis ab Etruria signis patriam petens obuio Antonii exercitu opprimitur. quam
atrociter dimicatum sit, exitus docuit. nemo hostium bello superfuit; quem quis in
pugnando ceperat locum, eum amissa anima corpore tegebat. Catilina longe a suis
inter hostium cadauera repertus est, pulcherrima morte, si pro patria sic concidisset.

- La caracterización negativa de Catilina en Roma está además matizada porque


Salustio no da crédito a los elementos que podrían considerarse más exagerados y que
convertirían a Catilina en una especie de monstruo (el asesinato del hijo de su esposa, el
obligar a hacer un juramento a sus partidarios bebiendo sangre). Así el historiador de
alguna forma cumple lo que había señalado en el prólogo (4.2): tratar los hechos libre
de recelos y pasiones partidistas.
- Finalmente es importante también el Catilina que se muestra cuando el narrador
le concede la palabra en los discursos directos, indirectos y en las cartas. Al dar voz al
personaje el historiador nos permite oír sus razones y justificaciones. Mientras la acción
se desarrolla en Roma, sus palabras son coherentes con el personaje trazado con rasgos

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negativos por el historiador desde el principio con indicaciones como las de 5.4 (satis
eloquentiae, sapientiae parum) o las que se refieren a la capacidad de simular. Se puede
observar como señala J.C. Miralles la perversión o manipulación por parte del personaje
de las verba con fines propagandísticos. Sin embargo, al igual que lo que ocurre en la
caracterización directa, hay pasajes como la carta a Q. Cátulo en la que Catilina se
justifica contradiciendo lo indicado por el narrador que permiten observar más matices
y una complejidad mayor en la presentación de este personaje. Al final de la obra
también hay coherencia entre lo que Catilina dice y hace. La arenga antes de la batalla
con su insistencia en la audacia se corresponde con la presentación que Salustio hace de
Catilina como un jefe militar que debe animar a sus soldados ante una batalla en una
situación difícil.

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