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Cuatro para una fantasia

209722 - Hola, es la primera vez que escribo aquí y es para contarles nuestra
experiencia con otra pareja.

Teníamos tiempo que con Jessy, mi esposa, fantaseábamos con ver y ser vistos y
con estar con otras personas, ya sea hombre o mujer, haciendo tríos e intercambios
pero nunca habíamos estado en la situación adecuada que facilitara el pasar de la
fantasía al deseo realizado.

Una noche que salimos a cenar, nos encontramos con una amiga de ella, su nombre
es Rita; ella es una señora muy sensual, de unos 37 años, de cintura marcada y unas
caderas que invitaban a voltear a su paso, de senos medianos pero perfectamente
redondeados y firmes. Ella llegó con su esposo justo cuando nos estaban asignando
una mesa, por lo que Jessy los invitó a cenar con nosotros y aceptaron sin mayor
problema.

Yo ya la conocía y enseguida, me presentó a su esposo, Javier, una persona de


agradable trato y de aproximadamente 40 años. Luego de las presentaciones y las
charlas iniciales, comenzamos a hablar de cosas más personales como el trabajo y
las problemáticas de cada pareja con sus hijos. Al terminar de cenar y como
agradecimiento, nos invitaron una copa en su casa y para mi sorpresa, mi esposa se
apresuró a aceptar. Esa aceptación y el hecho de mostrarse tan interesada en los
comentarios de Javier, me hicieron pensar que mi esposa estaba tramando algo pero
era muy incierto como para entusiasmarme aún.

Ya en su casa, nos acomodamos en un mullido sofá y ellos pusieron música de fondo


muy agradable y nos sumergimos en otra charla amena y llena de bromas y risas y
que, al calor de las copas, comenzaron las insinuaciones; yo no dejaba de ver las
torneadas y hermosas piernas de mi anfitriona Rita, la cual, a cada mirada mía,
respondía con una estimulante sonrisa. Por su parte, Jessy estaba sentada al lado de
Javier y parecía absorta en la temática que él planteaba pero no perdía oportunidad
de acercársele más de lo necesario.

De pronto, ambas damas comenzaron a bailar suave y cada vez más sensualmente,
mejilla a mejilla primero y comenzó un juego de seducción que terminó en un
increíble y lujurioso beso entre ambas, luego de lo cual, Jessy me extendió la mano
para que me uniera al baile. Yo lo hice abrazándola por detrás y Rita, mientras tanto,
me acariciaba el rostro y me besaba; yo alcancé a observar como, a su vez, Javier
abrazaba por atrás a su esposa y comenzaba a besar a la mía.

En primera instancia, eso me sacó de onda pero un gesto de Jessy me hizo notar
que, por fin estábamos en el umbral de la situación que tantas noches habíamos
fantaseado. Jessy se separó de mí para fundirse en un intenso beso con Javier al
tiempo que Rita me abrazó y comenzó a acariciarme la pierna mientras besaba mi
rostro y mi cuello, después me desabrochó el pantalón y comenzó a darme la más
rica chupada que he recibido en años, mucho mejor incluso que mi esposa, según le
confesé luego.

Mientras que yo disfrutaba de la sesión de sexo oral, observé como Jessy ya estaba
en cuatro patas, con la falda totalmente levantada y siendo agasajada por la boca de
Javier en su vagina y en su ano; esto me produjo tal excitación que tuve que
separarme de Rita para no venirme. En ese instante, ella me pidió que me acostara
en la alfombra y dándome la espalda, comenzó a cabalgarme, al mismo tiempo que
Javier comenzaba a besarle su clítoris y en cada pasada, rozaba mi pene.

Al ver que yo no dije nada él me succionaba abiertamente los huevos para luego
seguir con mi verga hasta que, con su mano, se la sacó de la vagina a su mujer y me
la chupaba y se la metía nuevamente en el cuerpo de su esposa; luego, yo me la
bombeaba varias veces y después él repetía la operación, esto hizo que me viniera
en una forma extraordinariamente escandalosa. Luego de esto, yo me incorporé y me
dediqué a observar como mi esposa era penetrada por él y recibía las caricias y los
besos de Rita.

Ellos tres siguieron gozando un rato más hasta que uno a uno fueron alcanzando sus
merecidos orgasmos, ayudado por los estímulos de los otros dos. Terminamos
tendidos en la alfombra, asombrados de tanto placer y de haber disfrutado de esa
manera y luego de un duchazo y en bata, con otras copas en las manos,
platicábamos de nuestras más profundas fantasías para ejecutarlas en el segundo
round, mismas que les contaré en el próximo correo.

Si alguna pareja o dama sola desea conocernos, escríbanos y nos conoceremos,


para disfrutar en la medida que la química y el deseo nos lo pida. Saludos y los
esperamos.

Cogiendome a mi esposa

209350 - Bueno pues les cuento que el otro día estábamos mi esposa y yo
descansando y viendo la televisión cuando de pronto le cambié a los canales porno
que tenemos del cable; ahí estaba una chava güera buenísima y preciosa de la cara
masturbándose en un sillón, tocándose su panochita peloncita y agarrándose las
tetas.

Yo sé que a mi esposa le gustan las güeras aunque nunca lo ha querido aceptar y sé


que se muere de ganas de coger con una pues a veces, cuando estamos cogiendo,
ella me dice que le traiga una güerita de culo chiquito y tetas grandes para
cogérnosla los dos y luego, cuando la reto, ella no contesta nada y dice que estoy
loco. El caso es que ahí estábamos viendo la tele y se me empezó a parar de ver a la
güera y a mi esposa como la veía; así fue como mi mujer se empezó a tocar ahí
abajo, sin disimulo y yo empecé a hacer lo mismo y cuando volteé a verla, noté que
se había depilado toda la concha.
Eso me sorprendió porque nunca antes lo había hecho pues le daba pena con la de
la estética pero esta vez traía depilados hasta los labios, ni un solo vello, entonces le
pregunté “¿cómo hiciste eso?, ¿no te dio pena que te vieran ahí?”, ella me contestó
que no, que se había hecho la tanga a un lado y que al contrario, se había excitado al
ver como la depilaban... Eso me puso como loco y me empecé a tocar más fuerte y la
toqué también a ella, la imaginaba ahí acostada dejándose quitar la tanga y a la otra
viéndole la panocha completita y pensé “par de calientes... ¿no que no te gustan las
muejeres?”.

Así estábamos cuando en la televisión salió un güey con una vergota blanca (yo sé
que a ella le gustan así) y se empezó a coger a la chava güera durísimo; yo noté que
mi mujer se calentó con eso y le empecé a decir cosas como “¿te gusta esa verga
verdad?, ¿quisieras cogértelo, no?, eres una caliente y putita” y ella solo se retorcía
sin decir nada, tocándose más. Yo le seguí diciendo cosas similares hasta que me
respondió que sí, que la quería toda, que se la metiera ese cabrón y se puso súper
loca agarrándome la verga y empezando a mamármela.

Así, cuando se la quise meter, ella me dijo “espera, aún tengo una sorpresita más”,
entonces se giró y agarró la cámara digital que tenemos diciéndome “mira las fotos”;
así pues, yo tomé la cámara y mi sorpresa fue grande al ver que salía ella fingiendo
mamar otra verga (que era su dedo) y después vi otra foto donde se veía la misma
verga dentro de su panochita, simulando que se había cogido a otro cabrón. Eso me
puso a reventar y le dije que era una caliente, una puta y la volteé de a perrito, luego
me paré abajo de la cama y se la metí de un golpe.

Ella nada más se quejó un poco y empezó a preguntarme si me gustaban las fotos, le
contesté “claro que sí” y “me encanta verla coger con otro” y que se lo iba a traer; en
ese instante, ella solo gemía y después de un rato, le pregunté “¿entonces qué?, ¿te
lo traigo?” y ella respondió que sí. Yo seguí cogiéndomela hasta que se la saqué y le
aventé todo mi semen encima de las nalgas...; esa fue la noche de ayer y la verdad,
ando bien caliente pensando todo el día en cómo sería verla coger con otro vergón y
creo que ella también...

Saludos y hasta la próxima.

Diego.
La esposa de mi mejor amigo

209340 - Tengo un amigo de muchos años de nombre Roberto, nos conocimos en


una empresa donde trabajamos juntos durante varios años. Luego, yo migré a otra
empresa pero nuestra amistad no se acabó y nos seguimos viendo para tomarnos
unas copas o para ver el fútbol.

Muchas veces nos habíamos emborrachados juntos y lo había ido a dejar a su casa
bien pedo. Su esposa Liliana me tenía mucha confianza pues sabía que cuando Beto
andaba de parranda conmigo, siempre lo cuidaba y lo regresaba a su casa sano y
salvo, a pesar que él se perdía en el alcohol.

Una vez estando en mi casa, recibí una llamada telefónica de Beto invitándome a ver
un partido de fútbol un sábado por la tarde; en el tono de su voz detecté que estaba
tomadón y le respondí que sí pero que como tenía un compromiso, llegaría un poco
más tarde.

Cuando llegué a su casa, el Beto estaba pedísimo y me comentó que su esposa y él


habían ido a la botana y que se habían puesto jarras. Liliana estaba ahí, sentada en
la sala con un short de mezclilla enseñando sus piernotas, además de una blusita de
tirantes y unas sandalias; también se le notaba que estaba bien peda.

Beto no se pudo ni parar para invitarme una chela y yo fui por tres al refrigerador
metiendo dos six packs que traía. Así pues, nos pusimos a ver el partido y seguimos
tomando los tres y cuando terminó el partido, el Beto se empezó a vomitar,
enseguida Liliana se paró para recoger el tiradero y yo lo ayudé a llevarlo al baño, en
donde él descargó todo lo que tenía adentro, después le ayudé a lavarse y mejor lo
conduje a su recámara. Lo acosté en su cama y en un rato, ya estaba roncando
como camión descompuesto.

Yo regresé a la sala y Liliana había terminado de recoger, entonces le dije que mejor
me retiraba, ya que el Beto se había quedado bien jetón. Ella me respondió que si la
acompañaba con una última cerveza y yo mismo fui por ellas al refrigerador; cuando
regresé, Liliana había apagado el televisor y había puesto música, por lo que ella
cantaba la canción que se escuchaba y bailaba cachondamente. En ese momento, le
di su cerveza y me senté en el sillón en que estaba anteriormente mientras ella
seguía cantando y gritando.

De repente, ella dejó la cerveza en la mesa, se acercó a mí y me jaló para bailar y yo,
medio apenadón, le seguí la corriente y bailé con ella pero con lo que no contaba fue
que Liliana se me repegaba, sentía sus tetas en mi pecho y de repente, se daba la
vuelta y me embarraba sus nalgas en mi pelvis, por lo que no pude evitar tener una
erección; obviamente, ella se dio bien cuenta pues de vez en cuando, me la rozaba
con alguna de sus manos.

Terminó la canción y me regresé a sentar al sillón, entonces comenzamos a


conversar; por cierto, déjenme decirles que ella es de cabello largo y jugaba con él,
luego se lo recogía pero no podía sujetárselo. Así pues, yo me acerqué y le tomé el
pelo haciéndole una cola de caballo mientras ella se lo aseguraba con una liga,
entonces me preguntó si me gustaba como llevaba el pelo y yo le contesté que sí y
que se le veía muy bien, entonces me empezó a cuestionar sobre cómo se veía en
general y yo, más por cortesía, le respondía que se conservaba muy bien hasta que,
de plano, me preguntó que si le gustaba y yo le respondí que sí, que era muy
atractiva.

Enseguida, ella empezó a sobarme la pierna mientras me hacía las preguntas hasta
que estaba prácticamente sobándome la verga; sinceramente, yo sentía muy rico
pues mi erección crecía a medida que me la masajeaba. Luego, ella bajó su cara y
por encima del pantalón, utilizaba su boca sobre mi verga, después me empezó a
bajar el cierre y yo me quedé paralizado; finalmente, ella me sacó el miembro por la
bragueta y empezó a lengüeteármelo y a mamármelo. Mientras tanto, lo único que
hice fue tomarla de la nuca y acercarla a mí.

Luego de un rato de mamármela, yo le empecé a meter mano y entonces, le bajé la


blusa y el sostén y le manoseaba sus tetas, le pellizcaba los pezones y de vez en
cuando, le trataba de meter la mano en sus shorts para tocarle sus nalgas.

Después, yo le retiré su cara de mi verga y empecé a mamarle sus pezoncitos, que


los tiene muy pequeños y negros; también, le quité sus shorts y su pantaleta de un
jalón y enseguida, le abrí las piernas y le introduje mi verga. Ella gimió al sentirla
dentro de ella y me la empecé a coger allí mismo en su sala mientras su marido
seguía durmiendo en la recámara. Así pues, Liliana cerraba los ojos y gemía
mientras yo me la bombeaba, luego le subí sus piernas a mis hombros para que le
entrara mi verga hasta el fondo mientras la tomaba de sus tetas para apoyarme y
metérsela con fuerza.

También, yo variaba mis movimientos y en un rato se la dejaba ir fuerte y en


momentos hacía pausas para moverme lento. Al mismo tiempo, ella me besaba en la
boca y usaba su lengua de manera formidable, a veces sentía su lengua hasta mi
garganta y usaba sus manos para ofrecerme sus tetas, pequeñas pero muy ricas,
muy firmes.

Luego de unos minutos, me salí de ella y me senté en el sillón haciéndola que se


subiera en mí, así como estaba, con la blusa enrollada y le mamaba sus tetas
mientras se movía encima de mí ensartándose. Ella tomaba un ritmo delicioso y
después hacía movimientos circulares sobre mi miembro, obviamente yo le ayudaba
tomándola de las nalgas y acompañaba sus movimientos.

Después de un rato, la puse de rodillas y yo me puse de pie y así, en esa posición,


se la dejé ir de a perrito al tiempo que yo la tomaba de los hombros y le dejaba ir mi
miembro hasta el fondo, eso se veía que a ella le encantaba. Al mismo tiempo, le
empecé a masajear el culo con el dedo gordo de mi mano izquierda, primero solo se
lo frotaba hasta que la mitad de mi dedo gordo estaba dentro de su culito y luego de
unos minutos, le saqué la verga de su rajita y se la puse en la entrada de su culito
empezando a penetrarle el culo pero ella me decía que por ahí no porque le dolía y
se me movía impidiéndome penetrarla.

Así estuvimos un rato hasta que, de repente, ella se paró y me dijo “espérame”, luego
se fue a su recámara y regresó con un frasco de crema, enseguida tomó un poco de
ella y se la embarró en el culo y puso un poco en mi miembro. Después, la volví a
encañonar con mi verga y se la empecé a dejar caer, muy despacio hasta que de
repente, toda mi verga se le fue hasta el fondo; ella gritó un poco y en su cara se
reflejaba que le dolía, entonces me quedé inmóvil durante varios segundos, solo
sentía como mi verga palpitaba dentro de su culito.

Después de unos minutos, yo empecé a moverme muy lentamente hasta que de


nuevo estaba con muy buen ritmo entrando y saliendo dentro de ese culito que
estaba muy estrecho y apretado. Mientras tanto, ella gemía y parecía que la
sensación incómoda había desaparecido así que le empecé a dar verga con más
fuerza, igual que cuando se la estaba metiendo por su raja y ella solamente me
tomaba con una de sus manos y se estremecía cuando le dejaba ir todo mi miembro.

Así estuve hasta que me vine en su culito; en ese momento, mi cuerpo se tensó
hasta sacar hasta la última gota de mi leche completamente en su culito, me vine
copiosa y deliciosamente y me quedé adentro de ella hasta que mi pito se salió solito.
Enseguida, ella se paró y se fue al baño a limpiarse los rastros de crema y semen
que le brotaba del culo.

Al mismo tiempo, yo tomé un par de servilletas y me limpié, luego volví a ponerme


mis pantalones y me arreglé la ropa, después me fui al refrigerador de donde saqué
un par de cervezas y esperé a que Liliana regresara. Ella volvió sin decir nada y le di
su cerveza, enseguida empezó a cantar la rola que estaba en turno.

Finalmente, yo terminé mi cerveza y me despedí saliendo de la casa. De esa forma,


me cogí a la esposa de mi mejor amigo o ¿debo decir que ella me cogió a mí?.

Bienvenida caliente

209227 - Primero que todo, me declaro un fiel lector de relatos eróticos y no hace
mucho tiempo, le empecé a mandar algunos a mi novia, los cuales le gustaron y le
excitaron de gran manera. Es por ello que, en mutuo acuerdo entre los dos, les relato
un encuentro sexual de mi novia y yo.

Esto sucedió este fin de semana, ya que debido a mi trabajo y al de ella, estamos
separados por la distancia, así que ella radica en una ciudad y yo en otra pero ese fin
de semana, decidimos estar juntos después de tres semanas de no habernos visto.
Así pues, el viernes tomé el autobús para trasladarme a donde ella vive; también les
comento que, debido a esa distancia, hemos echado mano de otros medios para
satisfacer la necesidad sexual de uno y del otro, primero empezamos con el Chat,
con el que nos calentábamos diciéndonos mil cosas y llegamos hasta masturbarnos,
cosa que no es indiferente ahora.

Después de eso, empezamos con el Messenger por teléfono celular, el cual


terminaba con una rica metida de dedo por su parte y al momento de llegar al
éxtasis, nos hablábamos para terminar al mismo tiempo. Algo realmente excitante.

Así, durante el viaje, nos pusimos a platicar por el Messenger utilizando el teléfono
celular y poder decirnos todo lo que teníamos en mente para ese fin de semana
hasta llegar al tema sexual, donde me decía que necesitaba mucho que le diera una
rica mamada de panocha, así como también se moría por darme una rica mamada a
mi verga, la cual se me empezó a parar. Ya estaba en su casa esperando mi llegada,
le fue fácil a ella estar desnuda y empezarme a decir que ya estaba mojada y
necesitaba mucho de mi verga, además de que se empezaba a tocar deseando fuera
yo.

Por mi parte, yo no pude evitar tocarme mi verga por encima del pantalón y cuando
ya casi estaba por llegar a su ciudad, empecé a preguntarle que si estaba excitada y
ella me contestó que estaba muy mojada, pero que no quería seguir hasta no estar
yo con ella. Obviamente, yo también traía una gran erección y ya era muy notoria, así
que le empecé a decir lo mucho que deseaba mamarle su panocha y que deseaba
sentirla; mi intención era ponerla aún más caliente para mi llegada.

Y cuál fue mi sorpresa que, al momento de llegar a la central y entrar a la sala de


espera, vi a mi novia sentada quien al verme entrar, ligeramente abrió sus piernas
mostrándome que no traía su diminuta tanga, como es su costumbre, inclusive
alcancé a ver un brillo que me hace deducir que estaba muy mojada.... Al llegar a
donde estaba ella y darnos un beso realmente cachondo, le agradecí por ese
recibimiento tan húmedo...

Al llegar al estacionamiento, ella abrió la cajuela de su coche y me coloqué por detrás


de ella para hacerle sentir mi verga que estaba más erecta y dura, luego metí la
maleta a la cajuela y tomé sus hermosas tetas notando que tampoco traía brasiere,
ya que sus pezones estaban duros y parados. Por su parte, ella paró su lindo culo y
empezó a restregármelo más a mi verga, con besos en el cuello y diciéndome que ya
necesitaba de mi verga; eso me excitó demasiado y bajé mi mano a su panocha
empezando a tocarle su clítoris, que para ese momento ya estaba erecto y muy
mojado.

Les diré que por la hora que era, como la una de la mañana, no había mucha gente y
al estarla tocando, ella repegó más su culo hacia mí, para después tocar mi miembro
con su mano y sobármelo; luego de unos instantes, ella me bajó la bragueta y al
meter su mano, me comentó “ya está mojado, listo para meterlo”. Sin decirme más,
yo volteé a los lados y al no ver a nadie, me saqué mi verga, luego le subí su falda y
se la dejé ir de un jalón.

Con lo lubricado que estábamos los dos, no hubo ningún problema y al momento de
sentirme adentro, ella tuvo su primer orgasmo, después empecé un rico vaivén hasta
que no pude contener más mi calentura y terminé dentro de ella, al mismo tiempo
que ella sentía su segundo orgasmo... Después de esto, me guardé la verga como
pude y nos subimos al auto; una vez dentro, nos volvimos a fundir en un beso donde
nuestras lenguas se encontraron con ansias, como si quisiéramos explorar todo
dentro de nuestras bocas sintiendo la necesidad de mamarnos mutuamente.

Ya rumbo a su casa platicamos de varias cosas y al preguntarle que si se había


calentado mucho durante mi ausencia, su repuesta fue subirse la falda, abrir sus
piernas completamente y empezar a tocarse de nuevo diciéndome “esto es solo el
principio de un rico fin de semana....”. Luego, ella misma se sacó una teta y siguió
tocándose, ¡mmm, qué cosa más excitante es ver a una mujer excitadísima!”.

Así, de su panocha salían pequeños hilillos de semen, del palito que nos
acabábamos de echar; por supuesto, mi verga empezó a reaccionar con semejante
espectáculo. Después, ella empezó a meterse el dedo y a decirme que necesitaba de
más verga y como les comenté antes, para esa hora no había mucho tráfico
tampoco, así que, en un semáforo, yo me bajé el pantalón hasta las rodillas y ella se
puso en cuatro patas empezando a darme una rica mamada, mientras estaba con su
culo parado hacia la ventana, ¡qué magnífico espectáculo estaría dando si otro carro
estuviese enseguida!.

Mi verga se había puesto más dura con esa rica mamada, la cual me encantó pues
ella me la llenó completamente de saliva y me la empezó a sobar desde los huevos
hasta la punta, es realmente exquisito. Sin embargo, yo le dije que no siguiera
porque me haría terminar de nuevo pero no dejó de mamármela y empezó a tocarse
la panocha en esa misma posición y diciéndome que viera lo excitada que estaba,
inclusive, ella pegó su panocha en el cristal de la ventana y este quedó chorreando
de lo mojada que estaba...

Ella siguió mamándome mi verga y se la tragaba completa, luego se la sacaba y le


daba unos ricos lengüetazos a todo lo largo de la misma..., enseguida se la sacaba
de su boca y empezaba a chuparme mis huevos, realmente me estaba dando una
riquísima mamada. Por esto, yo la quité ya para llegar a su casa en donde nos
bajamos inmediatamente del carro... y cerrando la puerta, nos tumbamos en el sillón
en un rico y largo beso.

Al mismo tiempo, nos desnudamos completamente y le empecé a besar el cuello,


eso hizo que ella se encorvara de la sensación, luego bajé a sus senos y se los
empecé a mamar de una forma tal como si nunca lo hubiera hecho, prendido como
niño y golpeando sus pezones duros y parados con la punta de mi lengua. Para esto,
mi mano estaba tocándole su panocha y rozándole su clítoris, los cuales estaban
chorreando sus ricos jugos vaginales.

Ante esto, yo no pude aguantar más y me bajé a mamarle esa rica panocha notando
que su clítoris ya estaba exaltado y pedía a gripos ser chupado mientras que seguía
chorreándose más. Por esta razón, al momento de succionarle su clítoris, ella se vino
en un enorme y largo orgasmo que hizo que se arqueara completamente...

Seguí dándole ese rico placer hasta que ella me quitó y se prendió como becerrito a
mi verga, que ya estaba muy dura de lo excitado que me sentía; ella me lo
succionaba de una manera muy singular y placentera y yo no podía más, estaba muy
excitado de la rica mamada que me estaba dando. Así pues, le hice una seña de que
ya no tardaría en terminar de nuevo, entonces ella se prendió aún más y se la metió
toda, empezándome a chorrear y ella a tragarse todo mi semen; su boca se llenó de
mi semen y le empezaron a salir hilillos, así que ella se tragó lo que tenía en la boca
y empezó a limpiármela con su lengua, desde los huevos hasta la punta, yo había
terminado como nunca...

Nos levantamos y nos fuimos a su cama para continuar toda la noche y todo el fin de
semana, ya que como dijo ella, eso era solo el principio y también será el principio de
otro relato que después mandaré para seguir contándoles ese candente fin de
semana.

Espero que les guste y me manden sus comentarios, ¡¡¡su amigo y su novia
calientes!!!, mi correo es rombel_sex@yahoo.com.mx

Me encanta estar con dos

209058 - Mi esposo y yo siempre hemos tenido fantasías, sobre todo cuando


estamos cogiendo y la más común es la de fantasear que hacemos un trío hmh.

Así, un día vimos la oportunidad de hacerlo pues él invitó a un amigo a la casa a


tomar una copa y así, estábamos los tres sentados en la sala, tomando y platicando y
cuando ya estábamos más animados, él me preguntó “¿por qué no te pones más
cómoda?” y yo accedí. Enseguida, yo subí y me di un baño, luego me vestí con un
baby doll negro transparente y una tanga negra.

Así bajé a la sala, me senté junto a mi esposo y seguimos tomando pero él me


acariciaba las piernas mientras platicábamos; por su parte, su amigo sólo nos veía y
estaba sorprendido desde el momento en que me vio bajar vestida de ese modo.
Después, mi esposo me pidió que bailáramos y bailé con él pero como su amigo se
notaba súper excitado, le propuse que por qué no bailaba conmigo, así entonces
comencé a bailar con su amigo.
Cuando terminó la pieza, mi marido me pidió que cambiara el disco en el estéreo y al
hacerlo, se me acercó por atrás y nalgueándome, le preguntó a su amigo "¿verdad
que tiene unas ricas nalgas?”. Enseguida, los dos comenzaron a acariciarme y me
chupaban las tetas, las nalgas y la vagina..., entonces cuando ya estábamos súper
calientes, nos subimos a la recámara y ahí comencé a darles sexo oral a los dos, al
tiempo que los dos me acariciaban y me metían los dedos.

Luego de unos minutos, mi esposo me pidió que me subiera en él y me ensartó la


verga en la panocha; estuvimos así por unos instante y cuando ya estábamos bien
acomodados, su amigo se subió a mi espalda y me la ensartó...., ¡¡¡¡también en la
panocha!!!. Fue súper excitante sentir las dos vergas metidas en mi vagina, yo
estaba como loca...., sintiéndome la mujer más puta y ellos se movieron hasta que se
vinieron ambos dentro de mí, al mismo tiempo que yo llegué a un orgasmo que me
hizo gritar de placer...

Esto se ha repetido otras ocasiones y esa noche cogimos hasta que ya no podíamos
más y al otro día, fue excitante despertar en medio de los dos y darle a los dos un
rico desayuno..., ¡ya se imaginarán cuál fue…!.

Lina la esposa

205680 - Varias personas nos han preguntado ¿cómo es nuestra vida sexual como
pareja?, no como swingers. Estos son breves relatos de lo que hacemos.

Lina y yo hemos entendido que el sexo es una necesidad física del ser humano,
como el dormir o comer. Debido a esto y como mujer, ella siempre que tiene la
oportunidad de disfrutarlo, aprovecha al máximo hasta lo más mínimo; los hombres
siempre estamos pre-dispuestos al sexo. Una mañana, antes de salir a trabajar, los
niños ya estaban en la escuela y yo preparaba sobre mi mesa de trabajo, lo
necesario para la obra, entonces Lina se me acercó y me abrazó por la espalda,
restregándome sus enormes pechos en mis pulmones.

Por las mañanas, ella no usa ropa interior, anda solo con pantalón y blusa o falda y
blusa o vestido pero sin ropa interior hasta que tiene que salir, entonces se baña y se
viste con sostén y tanga pero en época de calor, como el de ahora, si usa pantalón,
usa tanga pero si viste minifalda o vestido, es muy raro que use tanga, casi siempre
anda a "raíz" todo el tiempo y en todo lugar.

Así pues, cuando ella me abrazó, llevaba en su mano izquierda su taza donde toma
su café pero vacía y comenzó a restregarme sus pechos mientras su mano derecha
me acariciaba la entrepierna, por encima del pantalón hasta que me bajó el cierre,
luego metió su mano y sacó mi verga comenzando a masturbarme. Entonces, me
giró y me recargué en la mesa quedando frente a ella y con su brazo izquierdo,
donde sostenía la taza, se colgó de mi cuello y me metió la lengua en mi boca
haciéndola revolotear mientras con la otra seguía con su manualidad.

Después de un rato, con sus dos manos pero sin soltar la taza y sin bajarme el
pantalón, me sacó las bolas también y se agachó comenzando a mamármelo. El
calor de su boquita en mi cabecita me hizo cerrar los ojos y disfrutar de esas ricas
mamadas que solo ella sabe dar al tiempo que le decía “putita, tú eres la mejor
pasajera..., siempre te bajas en la ´parada´” y con su mano, me comenzó a acariciar
las bolas con las yemas de los dedos mientras que, presionando con sus labios,
únicamente resbalaba su boca a lo largo de mi verga, metiéndosela rápidamente
hasta la garganta y sacándosela hasta la cabecita, así que le grite “¡¡atáscate
perra!!”.

Abrí mis ojos para mirarla y ella ya me estaba mirando, pues siempre que ella mama
alguna verga, le gusta mirar a los ojos al hombre a quien se la mama, pocas veces
cierra los ojos o desvía su mirada... y yo disfruto con placer mirarnos a los ojos, con
esa mirada de puta golosa... y ese brillo en ellos de estar gozando.

En ese momento, ella se la sacó y como mi verga estaba ensalivada, volvió a


chaquetearme, ahora su mano resbalaba más placenteramente, al tiempo que ella
me besaba y me lamía las bolas y aceleró el movimiento de su mano. Cerré los
ojos... y comencé a arrojar mi semen mientras ella apretaba y soltaba la base de mi
verga y mientras me venía, tuve una sensación extraña en mi cabecita, como si algo
frío me había tocado pero no podía abrir los ojos ¡me estaba muriendo!.

Cuando terminé, Lina había metido mi verga en su taza y ahí dentro me había
vaciado, después ella retiró la taza y se volvió a meter la verga en la boca,
limpiándome con su lengua las últimas gotas de semen y mirándome a los ojos, por
lo que le dije “puta mamavergas”. Después, ella se levantó y con mi semen en su
taza, caminó hacia la cocina mientras que me decía “tu café está en la mesa desde
hace rato”, entonces yo arrimé detrás de ella, disfrutando de ese movimiento de
nalgas que tiene mientras me fajaba el pantalón.

En efecto, mi café estaba sobre la mesa y enseguida, ella se llenó su taza con mi
semen con canela y se preparó su café y a cada sorbo que ella daba, cerraba los
ojos saboreándolo y decía “¡aaahhh, delicioso!”.

En otra ocasión, después de comprar el material en el mercado de San Juan y al


estar cerca de casa, decidí pasar; al entrar, escuché la canción titulada “Amiga mía”
de Alejandro Sanz, que sonaba en el estereo y ¡sorpresota!, mi Lina estaba acostada
boca arriba en el sillón, totalmente desnuda y a todo lo largo; su cabeza descansaba
sobre un cojín junto a la codera, su pierna izquierda descansaba sobre lo alto del
respaldo y la derecha con la rodilla doblada y apoyando el pie en el piso.

También me di cuenta que su mano izquierda masajeaba sus pechos jalándose los
pezones, sus ojos estaban cerrados y sus mejillas rojas, su respiración era agitada,
lo que me indicaba que ya tenía rato penetrándose la vagina con un consolador de
silicón transparente y con testículos incluidos. Lina se penetraba cadenciosamente...,
lento..., gozando cada milímetro de la verga de plástico que se encajaba, ella es
religiosamente devota de ¡la verga perpetua!.

Yo quería gozar de ese espectáculo porno que estaba viendo y con mucho cuidado,
sin hacer ruido, me senté en el sillón individual; ahora comenzaba la canción titulada
“Si hay Dios” en el estereo. En ese instante, Lina bajó su mano izquierda y comenzó
a frotarse el clítoris con la yema de los dedos mientras aceleraba la penetración del
consolador y se lo encajaba casi todo, solo las bolas que empuñaba y una pequeña
parte quedaban afuera mientras que su frente comenzó a perlearse de sudor y
exclamó fuerte “¡aaahhh..!”.

Cuando salía la verga de plástico de su vagina, jalaba los labios vaginales que por lo
estrecha que es, apretaban el consolador y parecía que no lo quería dejar salir,
¡jamás!. Luego, ella se encajó el consolador hasta el tope y comenzó a hacer giros
dentro de ella, como cuando se gira la cuchara al endulzar una jarra con agua...,
adentro..., sin sacársela..., solo dándole vueltas y más vueltas, al tiempo que ella
decía en un susurro “¡rico, aaahhh...!”.

Vi que sus pezones estaban erectos y duros, toda su piel se le puso chinita, apretó
los dientes, respirando por la nariz, ¡bufando! y luego “aaahhh..., aaahhh..., aaayyy”,
¡se orgasmeaba!; bajo sus nalgas, su minifalda estaba totalmente chorreada mientras
en el estereo, Sanz cantaba “Aquello que me diste”. Lina volvió a penetrarse con el
consolador, ahora con rapidez y firmeza, duro y dale, uuuuuchssss..., uuuchsssss...,
uuuuuchsssss..., aahh..., aaahh..., ¡aaaayyyyyy! y arqueaba su espalda y levantaba
su cabeza, casi se sentaba.

Finalmente, ella abrió sus ojos mirando el techo pero aún así, estoy seguro que no
veía nada mientras que sus pechos, su estómago y su vientre vibraban y repetía
“¡aaaggg...!, ¡papááá!” y cayó totalmente desmadejada y resollaba tratando de
recuperar el aire. Se escuchaba el final de la canción de Sanz cuando se oyó un
cristal romperse y después, todo fue silencio mientras la verga de plástico seguía
encajada en su vagina hasta las bolas y así la dejó, luego la soltó y subió sus brazos,
descansándolos sobre la codera del sillón, cada uno al lado de su cara,
enmarcándola, se veía hermosa. Su vulva palpitaba rápidamente... al ritmo del
corazón y la verga de plástico también se movía, ¡parecía que tenía vida propia!.

Otra mañana mientras desayunábamos, nos habíamos estado besando y


acariciando, cosa normal siempre que estamos solos y le metía la mano bajo su mini
tipo militar y ella abría las piernas para que le penetrara la vulva con mi dedo
mientras bebía mi café. Ella se desabotonó su blusa y me ofreció sus pechos, los que
le mamé mientras ella seguía desayunando y viendo la televisión.

Terminamos de desayunar y fui a asearme y por mi mochila y al regresar a la sala


para despedirme..., ¡¡San Aniceto del Hoyo!!, mi Lina estaba arrodillada sobre el
asiento del sillón individual y recargaba sus pechos sobre lo alto del respaldo, de a
perrita, totalmente desnuda, por lo que su nalgatorio grande, redondeado a base de
gym ¡¡se veía en todo su esplendor!!. Mientras tanto, con la palma de su mano se
frotaba el clítoris y con el dedo índice de su mano izquierda por la espalda, sobre sus
nalgas, se embarraba gel dentro de su ano.

Desde que entré y la vi, no dejé de caminar, solo cambié la dirección hacia ella
mientras que me iba sacando la verga y le decía “quieres verga, ¿verdad putita?”,
Lina me respondió “¡móntame vaquero!”. Yo me detuve tras sus nalgas, luego sujeté
la base de mi verga y con ella comencé a golpearle los labios vaginales con firmeza y
acompasadamente, a lo largo de su vulva (si no lo han hecho, se los recomiendo,
ellas se los van a agradecer).

Luego, empujé la cabecita de mi verga para penetrar la vagina de Lina pero ella se
encorvó negándose a esto y me gritó “¿qué no ves que ya te preparé el camino?”,
señalándose el ano con el dedo que se había metido; enseguida puso ambas manos
tras la espalda y sujetándose cada nalga con firmeza, ella se las abrió mostrándome
su negro ojete, ligeramente abierto y con ese movimiento que ella hace, lo cerró y lo
abrió, como guiñándome.

En un susurro ella me suplicó “¡culéame papááá!”, entonces con mi cabecita


comencé a presionar con firmeza pero despacio, esta vez quise disfrutar el
apretadísimo culo de Lina y como el gel ayudaba bastante, mi cabecita penetró su
esfínter mientras ella murmuraba “aaahhh...” y volteaba su cabeza tratando de
mirarme sobre su hombro, su cabellera caía a ambos lados de su cuello y le cubría
parte de su cejas, sus mejillas y su boca, la cual tenía totalmente abierta, ahogando
(dice ella) "el doloroso placer" de la enculada.

Hasta ese momento, yo seguía penetrándola despacio, disfrutando cada milímetro de


verga que le enterraba en el culo..., luego bajé mis manos y comencé a acariciarle
sus torneados y duros muslos (imagínense las piernas de Angélica Vale). Ella volvió a
frotarse la vulva y seguía diciendo “aaahhh..., aaahhh...”, al tiempo que yo le
acariciaba sus pantorrillas y sus pies, principalmente sus deditos, ella calza del
número 2.5.

Luego de unos instantes, llegué a tope... y sentí como ella me acariciaba las bolas
con su mano, con la que se masturbaba y entonces le di un empujón para levantarle
las nalgas al tiempo que ella susurraba “aaahh..., papááá..., culéame..., culéame...”.
Me quedé quieto, con la verga encajada hasta el tope en su ano y ella comenzó a
morderme con su esfínter, eso fue ¡la gloria! y le puse mis manos sobre sus hombros
y con mis 10 uñas, le rasguñé la espalda, desde los hombros hasta las nalgotas y
comencé el mete y saca, lento, muy lento.

Ella continuó frotándose el clítoris con sus dedos y seguía diciendo “aaaggg...,
uuuuchhssss..., uuuuchssss..., culéame..., culéame..., aayyy” mientras le llegaba el
orgasmo; al momento, ella clavó su rostro en el respaldo y su espalda se puso
chinita, enseguida le pellizqué las nalgas y ahora la penetraba más rápido. También
acaricié el interior de sus muslos y sentí que estaba chorreada, entonces le dije
“puta, te measte” y le di dos nalgadas, entonces ella grito “aaayyyy..., aaayyy...” y se
volvió a convulsionar en otro orgasmo.

Eso me calentó y la comencé a cabalgar con fuerza, a cada penetración a tope y le


levantaba las nalgas con cada empujón y de nuevo, para afuera…

205690 - Pero su esfínter es muy cerrado y ya caliente, cuando mi verga se inflama y


más la cabecita, no se la puedo sacar hasta después de vaciarme dentro de sus
tripas y se me desinflame mientras ella decía “así..., asííí..., aaahhh..., aagg...,
culéame..., duro..., más..., más..., aaaggg” y yo le comenté “mi puta, sí estás bien
enculada”.

Ella comenzó a girar sus nalgas, de arriba a abajo y le encajé fuerte la verga
mientras seguía girándolas, yo sentía como mi cabecita raspaba las paredes al girar
dentro de su túnel y ella continuaba diciéndome “verga..., dame más vergaaaaa...,
papiiii..., aaahhh..., aaahhh..., aaayyyy”. Enseguida, yo enredé mi mano en su
cabellera y le jalé su cabeza para que levantara el rostro al tiempo que ella me decía
“puta..., soy tu puta..., culéame, papááá..., aaahhh..., aaaggg..., uuuuuuu..., uuuu”,
luego le di otra nalgada y ella comenzó a gritar “¡¡me vengo..!!, aaggg..., me vengo...,
aaayyyyggggg” y yo le seguía sujetando su cabellera y metía la otra mano bajo sus
pechos y le pellizcaba sus pezones.... Ante esto, yo no aguanté más y le arrojé mi
semen en su intestino, al momento que se convulsionaba diciéndome “aaaagggg...,
uuuuuuuuuuchhsssssssssss...”, estaba teniendo otro orgasmo.

Después de terminar, descansamos unos minutos hasta que se me desinflamó mi


verga y se la saqué de su culo y poco después, comenzó a escurrirle mi semen, sus
muslos estaban totalmente chorreados, en el piso había un charco de sus venidas y
el sillón y mi pantalón estaban totalmente mojados por sus fluidos. Me tuve que
cambiar el pantalón después de entrar al baño a asearme y ella, a defecar junto a mí,
en el baño.

Como comentario adicional, les diremos que pocas veces nosotros tenemos
relaciones en la cama, tal vez una o dos veces por mes pero loásemos en todas
otras partes, en la azotea, en el automóvil, en la calle, en los jardines, en el patio, en
la sala y en el comedor; también, al bañarnos juntos, sobre la mesa, sobre el
lavadero, sobre la lavadora cuando está funcionando (se los recomendamos, por la
vibración de la lavadora y ella sentada sobre la misma).

Les enviamos un saludo afectuoso y les comentamos que ya no daremos de alta en


el MSN a nadie más, solo platicaremos únicamente por correo.
Mis buenos vecinos

208845 - Hola tengo 32 años y llevo una muy buena relación sentimental y sexual
con mi esposo, quien tiene 40 años. Varias veces, él fantaseaba con hacer un trío
HMH o verme cogiendo con otros hombres, a lo cual yo nunca había accedido, dado
mis principios y mis costumbres familiares pero hace un mes, mi manera de pensar
cambio.

Regresábamos de una reunión familiar mi esposo y yo a nuestra casa, eran como las
11:00 de la noche y nuestro hijo se había quedado a dormir con sus abuelos, por lo
que nuestra idea era continuar nosotros por nuestra cuenta. Llegamos a nuestra casa
y unos vecinos nos saludaron, serían cuatro hombres con quienes ya habíamos
convivido anteriormente en parejas, dado que la relación con la mayoría de los
vecinos de nuestra cuadra ha sido siempre muy cordial.

Entramos a la casa y continuamos tomando y bailando al ritmo de la música de


nuestro estéreo, dado que, como les comento, nuestra relación de matrimonio
siempre ha sido muy amena. Así nos dieron las 2:00 de la madrugada y ya un poco
cansados, mi esposo salió a cerrar la puerta del cerco, a la vez que yo me metí a la
recámara y me puse cómoda y sexual, con un negligé que me llegaba a los muslos y
una tanga color rojo.

Lo esperé por más de 15 minutos y él no aparecía, así que salí a la sala para ver si lo
alcanzaba a ver por la ventana; ahí estaba él tomando y platicando con los vecinos
en el garage de nuestra casa. Algo molesta por hacerme esperar, me senté en la sala
a esperarlo y para matar el tiempo, me comencé a masturbar sobándome la cuquita
por encima de la tanga, después pasé la mano por debajo de la tanga y comencé a
tocarme el clítoris. Para ese tiempo, yo ya estaba empapada.

En ese momento, alcancé a oír que Rodrigo se dirigía a la casa, por lo que dejé de
masturbarme y me metí rápidamente a mi recámara y a mi cama, fingiendo que
dormía. Rodrigo se asomó para constatar que yo dormía y acto seguido, salió y se
metió al sanitario. Luego de unos instantes, él salió del baño y nuevamente se
dispuso a convivir con los vecinos, por lo que salí de la recámara a continuar con mi
tarea de masturbarme; a los diez minutos, yo ya estaba completamente mojada de la
cuquita cuando alcancé a oír que uno de nuestros vecinos se dirigía a nuestra casa
para entrar al sanitario.

Rápidamente reaccioné y me introduje a mi recámara pero esta vez no me acosté y


entreabrí la puerta para espiar y ver quien entraba al sanitario; era Héctor, un vecino
recién casado. Mientras espiaba y sin mirar absolutamente nada, seguía
masajeándome mi cuquita, ya que el hecho de que a escasos cuatro metros, un
hombre extraño estuviera dentro de la casa, empezó a calentarme intensamente. De
rato, Héctor salió del sanitario y volvió a reunirse con los demás.

Salí nuevamente de la recámara y me senté en el sillón a continuar nuevamente la


faena de masturbarme; no pasaron ni 5 minutos cuando, sin darme cuenta, Pablo,
otro vecino, entró y me sorprendió metiéndome dos dedos en mi cuca. Yo me quedé
fría de la sorpresa y él también, enseguida me invadió una sensación de calor y no
sé porque lo llamé para que se acercara; él tardó en reaccionar, no sabiendo si hacía
mal o bien pero creo que lo caliente de la situación lo animó.

Él se pasó a un lado del sillón y yo me incorporé sentándome y sin decir más, le


desabotoné el pantalón y le bajé el cierre pero él no atinaba a decir nada; enseguida,
yo saqué una verga grande y gruesa y sin más, empecé a mamarle la cabeza, luego
todo el tronco pero sabía que no tenía tiempo que perder. Ya había hecho lo más
difícil, así que lo jalé hacia mí, le abrí las piernas, le acomodé su verga a la entrada
de mi cuquita y le pedí que me penetrara, él solo atinaba a obedecer.

Entonces, él comenzó a cogerme fuertemente y lo agarré de las nalgas para que


empujara más, estaba como loca y necesitaba ser cogida brutalmente, animalmente
pero tenía que ser rápido ya que mi esposo estaba afuera y podría darse cuenta.
Fueron unos minutos que me parecieron eternos, sentir entrar y salir esa verga
dentro de mi cuquita me estaba haciendo chorrear y seguimos hasta que terminamos
al mismo tiempo, con grandes jadeos. Después, él se salió de mí y entonces, le tomé
la verga y se la limpié con una mamada, era lo menos que podía hacer por él ya que
lo había disfrutado como nunca.

Enseguida, él se subió el pantalón y salió tratando de verse normal pero la que no


estaba normal era yo, estaba muy caliente y quería más; la situación me había súper
calentado y por ello, me dejé caer en el sillón y me sobé los pechos, estaba
dispuesta a quedarme ahí y a dejarme hacer, no me importaba quien entrara, el
morbo se había apoderado de mí.

A los pocos minutos entró Héctor, el recién casado y de igual manera, se sorprendió
de verme pero reaccioné primero y lo invité hacia mí, ya había tomado experiencia y
al estar cerca de mí, le descubrí la verga, se la tomé con ambas manos y se la
mamé. Héctor era más expresivo pues me decía “¡así mamacita, así, mámeme la
cabeza, así putita!” y seguía diciendo “¡qué rico lo haces!”. Yo solamente se lo mamé
poco pues el tiempo apremiaba.

Ahora lo quería de a perrita así que me desprendí de su verga, le di la espalda y le


pedí “¡cógeme papacito!, ¡este instante soy tuya!”. Enseguida, él me tomó de las
nalgas, me sobó el trasero, luego me apuntó su verga hacia mi cuquita y, sin perder
tiempo, me la dejó ir entera, en un solo movimiento. Luego, él me tomó de las
caderas y me empezó a bombear con frenesí, con movimientos rápidos pues sabía
que había que hacerlo rápidamente.

Me tenía ensartada completamente y me tomaba de las tetas y me las manoseaba,


eso me estaba poniendo más caliente, así que volteé y lo miré, luego me dio un beso
en la boca, nuevamente volteé y lo dejé hacerme. En pocos minutos, sentí su
descarga de semen en mi interior y al mismo tiempo me corrí y le dejé que terminara
por completo, me había complacido más que Pablo y eso merecía que lo dejara
llenarme de leche. Sin embargo, él se salió de mí aún con la leche escurriendo, así
que le tomé la verga y de igual manera que con el anterior macho, se la deja limpia
con mi lengua.

Él entró al sanitario, luego salió y se reunió con los demás; por mi parte, yo estaba
complacida, me habían hecho disfrutar enormemente y en un breve lapso. En eso sí
alcancé a oír que alguien se dirigía a la casa, era Rodrigo, mi esposo, así que entré a
la recámara y me senté en la cama; mi marido entró y fingí dirigirme al sanitario pero
le reclamé el por qué me había dejado sola y aburrida, él me contestó que se había
encontrado a los vecinos y que no había podido deshacerse de ellos.

Sin escucharlo, yo le continué reclamando y le dije que estaba caliente y que quería
que me cogiera, él se disculpó y me dijo que no podía hacerles la grosería a los
vecinos y en son de burla, me dijo que si quería, me mandaría a uno de ellos para
que me hiciera el favor. A esto, yo le contesté que “¡sí!, ¡por favor!”; él salió riéndose y
sabiendo de ambas partes, por lo menos, de la suya, que había sido solo bromeando
pero le dije que no se arrepintiera después.

Él entró al sanitario y salió a reunirse con los vecinos, tomando en broma lo que me
dijo, así que yo me situé en el sillón para esperar a que entrara nuevamente alguno
de mis amantes anteriores, que habiéndose quedado con ganas y sabiendo ya la
situación, regresaría por más sexo.

Mientras tanto, yo seguí con mi sobadera de vagina dedeándome con uno, dos y
hasta tres dedos y volviendo nuevamente a calentarme imaginando la entrada de
Pablo o de Héctor pero no fue ninguno de ellos. Le tocó ir al sanitario a Joaquín y fue
él quien le tocó encontrarme en esa situación pero, al contrario de los otros dos, se
acercó a mí antes de que lo llamara, luego se desabotonó el pantalón y extrajo de su
interior, una verga mucho más grande que las anteriores diciéndome que los otros le
habían dicho que estaba yo adentro y que estaba dejándome coger por quien
entrara.

Eso me calentó aún más e inmediatamente tomé aquel pedazo de carne y me lo


introduje a la boca pero batallé solo un poco ya que soy de boca amplia, primero la
cabeza, después el tronco y alternamente. Luego de unos minutos, yo me levanté y
le dije que se sentara en el sillón, enseguida le bajé el pantalón hasta las rodillas y
tomé nuevamente su verga acomodándosela para poder sentarme en ella.

Así pues, primero entró la cabeza luego todo el tronco lentamente mientras me movía
suavemente, después aceleré el ritmo y en unos instantes, me detuve repitiendo la
operación varias veces; yo estaba como loca y gemía a cada entrada de la verga, al
tiempo que Joaquín no hacía menos, estaba disfrutando la cabalgata enormemente.
Después, él me tomó de la cintura y acercó cada uno de los pechos a su boca, para
mamármelos y mordérmelos; yo sentía que me inundaba un calor en mi cuquita
cuando empecé a correrme, él lo sintió y aceleró su penetración, fue un tiempo corto
pero intenso, luego me relajé y dejé que mis fluidos y los de Joaquín me llenaran
completamente.

Luego de unos instantes, yo me levanté de él y me agaché a limpiarle con mi boca


los últimos residuos de leche, después lo besé en la boca y me lo agradeció
diciéndome que era la esposa más buena y también la más puta porque ya me
habían cogido todos. Enseguida, él salió de la casa y se reunió con los demás, por lo
que yo me dirigí a la recámara, dispuesta a descansar luego de una rica sesión de
sexo.

Yo estaba complacida y mi manera de pensar había cambiado, estaba dispuesta a


complacer a mi esposo la próxima vez, para que me viera cogiendo con mis vecinos,
tal vez todos juntos, eso ya lo veremos.

Trio HMH

197083 - Somos un matrimonio joven de Villahermosa, hemos tenido algunas


experiencias, en su mayoría buenas y por lo general, han sido intercambios de
parejas pero a veces disfrutamos del placer del sexo entre tres.

A través del Internet, conocíamos un amigo que ya tenía tiempo de tener interés en
un trío con nosotros. Un buen día, Karina y yo decidimos realizar la experiencia, así
que lo cité en un café y entre él y yo platicamos los detalles para el encuentro,
acordando el día para éste.

El día llegó y habíamos acordado en vernos en un bar y al llegar ahí, Karina mostró
cierto desagrado, ya que creo que la primera vista no fue del todo de su agrado, sin
embargo, nos acercamos y pedimos algo de beber. Llevamos una plática trivial hasta
que en, un momento dado, "Gerardo" fue al servicio de hombres; ahí aproveché para
preguntarle su opinión a Karina.

Ella me dijo que sí, que nos fuéramos a un motel a ver qué pasaba, así que nos
fuimos en nuestro carro, yo manejando y Karina y "Gerardo" atrás; ellos iban
cachondeándose mientras yo manejaba hacia afuera de la ciudad rumbo al motel.
Karina incluso le sacó el pene a "Gerardo" para probar lo que estaba a punto de
disfrutar.

Llegamos al motel y ellos siguieron con el cachondeo hasta que los tres nos
quedamos en ropa interior mientras yo disfrutaba de ver el cachondeo entre ellos y
Karina disfrutaba del cachondeo restregándose con solo su tanga puesta sobre
"Gerardo", que ya estaba desnudo. Después, Karina se puso a chuparle el pene a
nuestro amigo, por lo que era evidente que ambos estaban disfrutándolo.

Luego de unos minutos, Karina volteó el rostro y sonriendo me pidió un condón para
que fuese penetrada por "Gerardo" y yo, excitado a más no poder, se lo pasé y me
dispuse a disfrutar del extraño placer de ver como mi esposa era penetrada, todavía
más porque ella se movía y se ponía en algunas posiciones que me permitieran ver
claramente como la penetraban. El momento más caliente fue mientras Karina
montaba a "Gerardo", entonces yo me acerqué por atrás para penetrarla analmente y
completar una doble penetración.

Al intentarlo, Karina sintió un poco de molestia por lo que me pidió que me retirara
pero yo le dije "que te la meta Gerardo por atrás"; como respuesta, ella tomó el pene
de él y comenzó a tratar de metérselo por atrás y al lograrlo, ella lo montó un
momento y después se lo sacó de su trasero. Después y como "Gerardo" tiene un
pene más grande que el mío, me facilitó mucho la penetración por atrás y así
pudimos estar un buen rato en una doble penetración, una fantasía de Karina que
tenía desde hacía mucho.

Un rato después, Karina se dio la vuelta montando a "Gerardo", lo cual me permitió


hacer una locura más, meterle entre ambos los penes en la vagina de Karina al
mismo tiempo; estuvieron otro buen rato cogiendo entre ellos hasta que Karina tuvo
un orgasmo muy intenso, entonces "Gerardo" le preguntó a Karina si podía venirse
en su boca, a lo que ella contestó que podía venirse donde él quisiera. Con esto, él le
pidió que le chupara el pene hasta que lo hizo venirse, al mismo tiempo que yo me
venía masturbándome del placer de ver tanto sexo de "Gerardo" y mi esposa.

De todo esto tomé algunas fotos, lo que disfrutamos mucho Karina y yo. Saludos y
disfruten del mundo swinger

Nuestro Primer MHM

196687 - Hola, habíamos pensado mucho en publicar esta historia pues como fue
nuestra primera vez, queríamos que así quedara, solo para nosotros, aunque en esta
ocasión, lo hemos decidido así.

Todo comenzó cuando, en unas de esas pláticas entre esposos, nos llegamos a
sincerar, siendo en esta ocasión que mi esposa me confesara su deseo por probar
los besos y el acariciar el cuerpo de una mujer. Después de mucho fantasear y cosas
por el estilo, decidimos ir en busca de una aventura para ella pero ¿en dónde
encontrar a una chica que pudiese tener los mismos deseos que la mía?, pues fácil,
en un antro gay de la Zona Rosa.

Después de deambular por varios antros, llegamos al correcto para nuestro gusto y al
entrar, ambos íbamos algo temerosos por entrar en un mundo nuevo, (como casi
cualquier nueva pareja swinger que solo se cuida de que nadie la toque). Ahí, nos
sentamos en una mesa, pedimos unas cervezas y comenzamos a platicar mientras
que, al mismo tiempo, mirábamos de aquí para allá en donde yo le preguntaba a mi
esposa si alguna chica del lugar le agradaba, respondiéndome que aún no.
Pasó un par de horas y ya entrados en cervezas, vimos que llegó una chica; cabe
mencionar que al parecer y aunque suene extraño, mi esposa y yo tenemos los
mismos gustos, así que, al verla, me paré y me le acerqué. Ya con la desinhibición
que tenía por el alcohol, le dije directamente “hola, ¿oye, sabes algo?, espero y no te
molestes pero le gustaste mucho a mi esposa y su máxima fantasía es besar a
alguien como tú”, a lo que me respondió “¡claro!, es mi fantasía y la de mi esposo
también”, por lo que pensé, “¡caray!, una pareja como nosotros...”.

Enseguida, yo le llamé a mi esposa y ella llegó como si nada a saludar; en eso, el


esposo se acercó a nosotros, notando que es un tipo “normal” pero que nada le
agradó a mi esposa y de hecho, esa no era nuestra misión esa noche. Después de
una plática, por fin, ellas se acercaron y se comenzaron a besar, yo no podía creer el
espectáculo tan erótico, sensual y rico que veía. Ella era una chica de pelo negro,
piel blanca, de cara y cuerpo bonitos; es de esas chicas que en la calle no puede uno
dejar de voltear a ver, despedía un ambiente sumamente rico al verlas.

Ya después de deleitarme un rato, ambos tratamos de convencer a la chica de que


se fuera con nosotros y al parecer, su esposo, con una actitud súper desconfiada, no
quiso que llegaran a más, ¡lástima!, esto era para que se consumara de manera total.
Bueno, después de despedirnos, nos llamó la atención una pareja de les que estaba
en una mesa, una de ellas era muy, muy bonita y su pareja no lo era del todo y ya
entre miradas, se nos cruzaron la mía con la de mi esposa y la de una de ellas..., al
parecer se comenzaban a coquetear.

Pasados ya algunos minutos, ella se paró al baño y mi mujer también lo hizo, para
tratar de conocerla; se tardaron como 15 minutos en regresar, cosa que me inquietó,
no por desconfianza si no por protección a mi esposa. En eso, la novia de la chica les
se impacientó y la fue a buscarla al baño también.

Esta última salió del baño súper enojada pues estaba alguien más platicando con su
novia y esa alguien más era mi esposa y al ver que originó esa discusión, prefirió
regresar a la mesa en donde estaba yo esperándola y las dejó ahí.

Al ver que no habíamos conseguido algo, decidimos irnos del antro y regresar a
nuestra casa, eran como las 3:30 a.m. ya y al ir saliendo, en el pasillo del antro había
un sillón y ¡oh, grandiosa sorpresa!, nos encontramos ahí a la chica les ¡sola!, pues
su novia la había dejado por “infiel”. Enseguida le hablamos y le ofrecimos un
aventón a su casa, cosa que aceptó; les comento que también mi esposa ya estaba
entrada en copas y la chica, Sue (como dijo llamarse), estaba un poco más que
tomada, cosa que nos favoreció mucho pues se desinhibió totalmente con nosotros.

Al subirnos a nuestro carro y por propia decisión, ella nos pidió que no la lleváramos
a su casa, sino con nosotros, así que mi esposa y ella se subieron en la parte de
atrás del carro y yo emprendí huída rápidamente a nuestro departamento. En el
trayecto, no puedo dejar de platicarles que fue lo que pasó.
Después de la plática de mi esposa con la chica, comenzaron a besarse
desenfrenadamente, a tocarse los senos y las entrepiernas mientras que mi esposa
solamente me tocaba para que volteara a verla, pues era parte de mi fantasía el verla
a ella también. Después, entre beso y beso, mi esposa me jaló mi brazo para atrás
para que tocara a Sue, quien tomó mi mano y se la puso en su vagina, que ¡por
Dios!, estaba extremadamente húmeda, ¡¡wow!!; en ese momento yo no encontraba
calles para cortar el camino a nuestro destino.

Por fin llegamos, así que subimos a nuestro departamento y nos instalamos en la
sala, luego saqué unas botellas para que nos sirviéramos lo que se nos antojara. Sue
tomó un caballito y se estuvo sirviendo tequila mientras que mi esposa y yo
seguíamos con las cervezas y bueno, para no hacerla más larga, entre pláticas ellas
dos se volvieron a acercar y ¡¡a besarse!!. Después, ellas se pararon y se estaban
acariciando, en verdad ella también era una chica guapa, chaparrita, pelo debajo de
los hombros medio lacio, delgada y de esas pocas agraciadas con buenos pechos y
buenas pompis.

Entre besos y caricias, mi esposa la fue conduciendo a nuestra recámara, donde se


dio rienda suelta a todo lo que mi esposa venía deseando, al tiempo que se
acariciaban por encima de la ropa. Luego de unos minutos, ambas se sacaron los
pechos al aire y se los chupaban, Sue tenía unos pechos deliciosísimos, grandes y
con unos pezones un poco oscuros y mi esposa se daba vuelo al chupárselos, no
solamente de la punta sino de todo el seno en sí.

Por su parte, Sue le acariciaba los pechos a mi esposa, que los tiene medianos y sus
pezones están deliciosamente rosados; inclusive, de vez en cuando bajaba la mano
al sexo de mi esposa y al hacerlo, mi esposa gemía con un sentimiento de deseo tan
grande que no podía evitar el lograr una súper erección, de esas erecciones que de
tan caliente que esta uno hasta se la ve más grande, je, je, je, je.

Se comenzaron a desnudar una a la otra, era tan delicioso verlas mientras Sue le
decía, con tonos sumamente calientes, “ven mi vida, ¡qué rica estás!, te voy a comer
completita, ¡te la quiero mamar!” y cosas así. Ya sin mayores preámbulos, ambas
quedaron desnudas y sobándose su rico clítoris, Sue, quien estaba sin rasurar,
solamente se le veía su rico sexo súper húmedo y sobresaliendo el color rosado de
su espeso vello púbico y con mi esposa, que esta totalmente depilada.

Ya desnudas completamente, Sue se le acercó para comenzar a darle una riquísima


ración de sexo oral; amigos, en verdad ver esto me hizo aprender mucho más acerca
de todo esto pues la forma de mamárselo a mi esposa, era de una forma tan rica que
mi esposa solo gemía de placer a más no poder al tiempo que decía “ahhhh..., qué
ricoooo, asííí mámamelaaa..., cómetela toda..., mmmm, ¡¡qué ricooo!!”.

Sin seguir con más, ellas se pusieron para formar el “69” y fue cuando Sue me volteó
a ver y me dijo “¡ven!”, así que me levanté y me puse a un lado de ella, quien sin
decir más, comenzó a desabrocharme el pantalón para sacar mi pene al aire
mientras mi esposa seguía mamándole su clítoris riquísimo y metiéndole su lengua
dentro de ella. En ese momento, Sue me jaló para meterse mi pene dentro de su
boca, estaba dándome un riquísimo sexo oral.

En eso, Sue se paró y me pidió que me acostara boca arriba, luego me puso un
condón que teníamos ya a la mano y se me sentó encima, luego le pidió a mi esposa
que se me sentara en mi cara para continuar mamándosela a ella. Así estuvimos un
rato...

Estuvimos cambiando de posiciones varias veces y así estuvimos como 20 o 30


minutos hasta que ambas desearon venirse, así que se acomodaron de tal manera
que quedaron en la posición de tijeritas para poder llegar al clímax. Posteriormente
Sue se me acercó y me comenzó a hacer el sexo oral de una forma impresionante
por lo que no tardé mucho en venirme; ella me sujetó mi pene al venirme de manera
que todo el semen le cayera en la cara cerca de la boca y al terminar, se lo llevo a la
boca con los dedos para comérselos y besar a mi esposa, ¡¡wow!!. Esa experiencia,
para haber sido la primera de este tipo, fue extremadamente deliciosa.

Posteriormente conocimos ya a varias personas del ambiente swinger que nos


ayudaron a conocer todo lo relacionado con este tema pero esa será otra historia. Si
les agradó nuestra historia, escríbanos a nuestro correo it_ar@hotmail.com, nos
encantará conocerlos y buscar mas tríos hmh que hasta hoy llevamos 4 distintos.

¡¡Besos!!.

EN LA ZAPATERIA TODO PUEDE PASAR

Hola a mis amigos de TODO RELATOS. Siguiendo con los relatos Ilustrados acá va
la cuarta entrega de mis relatos. En esta oportunidad les contaré una historia que le
sucedió a una amiga llamada Ángela. Pónganse cómodos que allí les va. Este relato
lo narrará ella.

Bueno amigos, ya que mi amiga relatoras me ha presentado, les debo decir que soy
un poquito tímida a la hora de empezar a narrar algo, o a entablar amistad, en fin soy
un poquito tímida, pero espero que con lo que les contare pierdan esa imagen de mi.

Mi nombre es Ángela, tengo 23 años, trabajo de secretaria en una importante


institución de educación. Por mi trabajo debo de cuidar siempre mi facha, ya que es
imprescindible en mi labor. Físicamente soy de tez blanca, pelo negro, de ojazos
verdes. Soy muy delgada, pero tengo todo en mi lugar, aunque tengo senos
pequeños, poseo un culazo y unas piernas muy bien dotadas.
Soy independiente y vivo con mi novio, con el cual nos llevamos muy bien en todo
ámbito de cosas. El es muy liberal de pensamiento, lo cual me da la seguridad de
que jamás me haría una escenita de celos.

Como de costumbre un día mi novio y yo fuimos de comprar al centro comercial, ya


que era día viernes y a ambos nos habían pagado en nuestros respectivos trabajos.
Cuando salgo con mi novio siempre suelo salir muy bien vestida, pero a la vez
sensual. Salí con una minifalda negra, unos tacones negros y en la parte de arriba
llevaba una blusa media gris. Al principio de nuestro paseo por el centro comercial
fuimos a un local en donde vendían artículos deportivos, en donde mi novio se
compró unas lindas zapatillas. El también me quería comprar zapatos, pero me dijo
que me mejor fuéramos a una zapatería popular, ya que el conocía a el dueño y nos
podría hacer una rebaja.

Llegamos hasta la zapatería, la verdad era muy elegante y de buen ambiente, porque
tenia variedad de zapatos muy hermosos. Cuando entramos estaba vacía, ya que por
lo general el publico va en las mañanas y a nosotros nos gusta visitar los negocios un
poco mas tarde, pero era mucho mejor para nosotros, ya que nos podrían atender
mucho mejor.

Fuimos a saludar al dueño del local, Mi novio me lo presenta, mientras el estaba


sacando cuentas en su caja registradora.

Entre ellos empezaron hablar muy a gusto delante mío. Hacían recuerdos de cuando
eran adolescentes y cosas así. Aunque se notaba que este tipo era muy correcto,
percibí que me miraba con descaro mis piernas, ya que andaba con esa mini tan
corta, que era causante de tales miradas.

Pero bueno, mi novio le dijo al dueño que necesitaba unos lindos zapatos para mi. El
dueño encantado nos dijo que tomáramos asiento para que me probara los zapatos.
En ese instante el dueño llama a su empleado para que nos atendiera, ya que el
estaba ocupado en la caja registradora.

Cual fue mi sorpresa. El empleado era muy guapo, mucho mas joven que mi novio,
para que decir del dueño, aunque no era mal parecido, pero se notaba que tenia mas
edad. Pero el empleado era muy lindo y atento. Fue donde estamos sentados con mi
novio llevándome varias cajas con zapatos para ver cuales me gustaban.

El tipo se sentó frente a nosotros para probarme los zapatos. De reojo mi novio me
miraba, me conocía tan bien que sabia que me excitaba que me toquen los pies. Miré
a los ojos a mi novio y le hice la seña típica: le guiñe el ojo. Eso quería decir que me
gustaba el chico que estaba al frente mío, el cual el sonreía, total mi novio sabe que
lo amo a el.

El empleado seguía con su trabajo. Me sacaba y ponía zapatos. La verdad que a mi


me encanta que me toquen los pies, a si que le decía que siguiera probándome
zapatos, con el solo pretexto que me tocara.
En una de esas tanta colocadas de zapatos, me empecé a excitar demasiado.
Imagínense, un hombre guapo tocándome los pies, mi novio a mi lado y mas encima
otro hombre mirando desde atrás, era como para poner loca a cualquiera. Empecé
abrir un poquito las piernas, para ver si el empleado miraba o se hacia el leso, cual
fue mi sorpresa que el muy descarado me miraba mis calzones mientras seguía
tocándome los pies.

Eso me llevo a mojarme enterita. Mi novio se daba cuenta del espectáculo, pero no
decía nada, al contrario, se le notaba excitado. En el otro extremo de la zapatería el
dueño miraba lo que estaba pasando. En un momento pensé que se iba enojar, pero
al contrario, nos dejo en lo que estábamos.

El empleado empezó a subir sus manos por mis piernas, ya no le importaba ponerme
los zapatos, solo quería tocarme mi piernas.

Sr, le molestaría que tocara a su novia, la verdad esta divina.

Claro hombre, pero solo si la compartimos entre los dos.

Mi novio y el empleado simultáneamente me empiezan a tocar mis piernas. Estaban


tan apegados a mi que sentía sus erecciones. Los 2 al mismo tiempo se agachan y
me empiezan a besar mis piernas, mis muslos, mi culo, y mi novio un poquito mas
osado me empieza a bajar los calzones.

Ohhhh mamita, estas mojadita mi nena

Estoy así por ti mi amor.

El empleado no quería quedarse atrás y me empieza a chupar el coño como


condenado:

Ohhhhhh, que rico lo haces , ohhhhh

Mmmm, estas muy mojadita ...señorita..

Ohhhhhhh, dije en mi primer orgasmo, el tipo me había chupado tan rico que me corrí
con solo su chupada.

Me agache para darles lo que mas le gusta a los hombres, una mamada.
Alternadamente pajeaba y succionaba los penes de mi novio y del empleado.

Ohhhh, cariño mío, no sabes el gusto que me da que me la chupes!!

Cual fue mi sorpresa. El dueño de la zapatería que estaba detrás de nosotros lo vi


que se estaba pajeando a diestra y siniestra, como un colegial. Su verga era
inmensa, a pesar de que era mucho mayor que mi novio y el empleado, se gastaba
una verga de muy buen ver.

El tipo fue directamente hacia donde estábamos. Puso su verga en mi cara para que
le diese unas mamadas:

Ohhhh putita, te gusta tener tres vergas en tu cara, puta maraca!!!!

Ohh siiii, me encanta sentir estos mástiles duros en mi boca.

Creo que ya era hora de probar unas de las vergas por mi coñito. Elegí al empleado
para que me penetrara primero, ya que era el mas caliente de los tres. El empleado
se salió de mi boca y se puso detrás mío. Con una mano me corría mano pasando
desde el coño hasta el culo. Notó que yo estaba súper mojada, y empezó a introducir
su verga en mi coñito.

Ohhh, la sensación era magnifica, tener una verga en mi coño de un desconocido


mientras chupaba la verga de mi novio y del dueño de la zapatería. Creo que me
corrí de nuevo.

ohhhh weon de mierda me lo haces rico, sigue, sigue!!!!!

Ahhhhh, puta de mierda, te encanta que te la metan.

Decidimos cambiar de posiciones para que todos los presentes gozáramos. Senté a
mi novio y al empleado en unas sillas y yo empecé a chuparles el pico a ambos
simultáneamente. Al estar en esa posición deje el culo parado que el dueño ni tonto
ni perezoso, lo empezó a manosear y me metió los dedos en el coño:

Ohhh mamita estas mojadísima, te lo voy a poner!!!!

Siiiii señor, póngamela toda, toda!!!!!

Con solo poner su puntita, el pico se metió en el fondo de mi coño, me sentía una
prostituta barata sintiendo esas envestida.

Entre los tres al final me desnudaron por completo. Chupaba vergas, me corrían
mano, me lo ponían el el coño, hasta que el empleado me metió un dedo en el culo:

Que haces, no hagas esto.


Si mamita, lo haré, quiero darte por tu culito, te juro que no te dolerá.

Sus palabras me convencieron y decidí darle mi culito. El empleado se sentó en la


silla apuntando su capullo palpitante hacia el cielo. Me tomo de la cintura y de a
poquito me empezó a sentar en tu pico. Muy despacio sentía como esa verga se iba
introduciendo de a poco, hasta que entro toda:

ohhhhh, que rico, que sensación mas divina, me encanta!!!

Te dije que era rico, soy experto en romper culos.

Mis gemidos eran cada vez mas fuertes, entonces mi novio para que no gritara tanto
me introdujo su pene en mi boca y el dueño de la zapatería me tomo la mano
izquierda para que lo pajeara. La sensación era magnifica, estaba como ida, no
reaccionaba, solo quería vergas en mi cuerpo, hasta que en esa misma pose, sentí
mi tercer orgasmo:

ohhhh hijos de puta, me lo hacen tan rico, ahhhhhhhh.

Estaba tan caliente que estaba dispuesta hacer lo que me pidiesen. Mi novio tenia
una fantasía de hacerme una doble penetración y ya que estábamos en la ocasión,
me la pidió:

Amor mío, déjame penetrarte por el culo, mientras otro te lo pone en tu zorra??

Siiiii, lo que quieras corazón.

Nos acomodamos bien y el empleado se acostó en el suelo boca arriba. Yo me senté


en su tranca parando en el culo para que mi novio me lo introdujera por el culo. El
dueño de la zapatería no se quería quedar fuera de la orgía y puso su verga en mi
boca.

Esta fue la escena mas excitante para todos. Los tres me estaban penetrando a la
vez. Uno por la boca, otro por el coño y otro por el culo. Estaba en la gloria, e
inevitablemente me vine en el cuarto y mejor de todos los orgasmos. Sentí
estremecer todo mi cuerpo cuando me vine por cuarta vez. Era el mejor polvo que
había echado en mi vida.

Mi novio, el dueño y el empleado ya habían aguantado mucho y ya era hora de que


ellos se vaciasen también.
Pusieron los tres sus vergas alrededor mío, apuntando hacia mi cara. Sus vergas
estaban muy duras y rojas, como que estaban apunto de estallar.

Mi novio me pidió que lo pajeara hasta hacerlo acabar. Como era mi novio le di el
privilegio de que se corriera en boca. Lo estaba mamando cuando sentí su corrida
inmensa dentro de mi boca:

ohhhh, me corro, me corro, ohhhhhhh.

Su semen era muy espeso y caliente. Era tanta la cantidad de esperma que no pude
tragármelo todo y se me salió un poco hacia fuera de la boca, de todas maneras su
semen sabia rico y mi novio estaba muy feliz de haberse corrido dentro de mi boca.

El segundo en querer correrse fue el dueño de la zapatería, pero no quise


tragármelo, así que le pedí que se hiciera una paja y me lo lanzara a la cara. Y así lo
hizo, se corrió en mi cara lanzando un chorro caliente, estaba cargadito el hombre.

El empleado ya no daba mas, estaba que se le salían los espermios. Se masturbo en


mi cara y yo por inercia saque la lengua y se corrió allí. Ufff, su semen era mas
espeso que el de mi novio y cayo todo en mi lengua, pero como el tipo este me había
gustado, me lo tragué.

Quedamos los 4 exhaustos sentados en las sillas de la zapatería. Yo me apresure


con mi novio y nos empezamos acomodar la ropa mientras el dueño con su
empleado estaban sentados casi dormidos y con sus vergas lacias.

Mi novio fue donde el dueño y le dijo algo al oído. Noté que el dueño le cerro un ojo y
se despidió.

Mi novio tomo 3 cajas de zapatos, las puso en una bolsa me tomo de la mano y nos
fuimos.

Yo un poco confundida, le pregunte:

Amor y porque no cancelaste los zapatos?

Jajajajaja, con tu culo y esa lengüita, mi amigo se dio por pagado.

Yo me sonroje un poco, pero bueno, disfrutamos todos y nadie quedo inconforme.

Espero que les haya gustado este relato. Para comentarios y sugerencias por favor
escriban a mi correo.
Sin Televisión

Afuera llovía. Tras toda una tarde de largos titubeos, el clima finalmente se había
decidido a una larga y torrentosa lluvia.

LA cabaña estaba relativamente escondida en el bosque. A unos pocos centenares


de metros de la carretera principal, la pequeña casa hecha de madera se hallaba
cerca de un riachuelo de aguas cristalinas y un bosque sacado de algún cuento de
hadas.

Mi padre había propuesto ir a pasar allí un fin de semana familiar. El lunes era
festivo, así que, tras las protestas, especialmente energicas de Anabel, mi hermana
mediana, todos nos habíamos montado en el carro y, cargados con los artilugios
necesarios para hacer todo tipo de actividades, agarramos la carretera el viernes al
mediodía.

Viajabamos mi madre, mi padre, Anabel, Mariluz y yo. Mariluz era mi hermana mayor,
Anabel la mediana y yo el menor.

Cada uno de nosotros era bien diferente. Así como Yo y Mariluz éramos más
hogareños, Anabel obiaba estas cosas. A la que podía, siempre se escapaba de los
encuentros familiares con primos y tías. Y ya le venía de pequeña... cuando apenas
contaba diez u once años de edad, ya se quedaba en el rincón jugando sola, o
dibujando en un papel, mientras yo, con dos años menos, celebraba con mis
primitos, y primitas, las raras ocasiones en que podíamos hacer travesuras juntos.

Mariluz también. Nos llevaba varios años de ventaja. Y se había vuelto, desde que
puedo recordarla, una hermosa joven risueña y alegre. Siempre andaba con la
guitarra a cuestas, haciendo revolotear las notas allí donde estuviera. Obviamente,
había comenzado con canciones protestas y vistiendose de hippy. Pero con el tiempo
se había girado hacia musicas más complejas, especialmente flamenco. Tenía un
don para ello. Tal vez, el famoso duende.

Mi padre y mi madre... bueno, eran todo un mundo aparte. Sus relaciones eran como
una ola del mar: pasaban de la más completa pasión y amor al odio más ciego y
atemorizante. Tanto en una situación como en otra, los descubríamos haciendo
"cosas"... ya sea fornicando entre ellos a la hora de la siesta o poniendose cuernos,
mi madre con el fontanero, mi padre con la secretaria la celebración del decimo
aniversario de la compañía que había fundado.

Ambos se conservaban bastante bien, físicamente. Y si algo puedo decir a pesar de


todo, es que se quisieron mucho durante el tiempo que estuvieron juntos.
El camino hasta la cabaña era, en su ultimo trozo, de tierra. Mi padre lo había
recorrido lentamente, mano en volante, en la otra el mapa que le había hecho a toda
prisa Joaquín, su socio, propietario de la casa y amigo intimo de mis padres.

Habíamos llegado a media tarde, descargando todos los bartulos con presteza para
empezar cuanto antes a disfrutar de los sabores de la vida en el campo. Como
siempre, Anabel se había apeado del carro, y sin decir palabra se había caminando
bosque adentro.

En un ratito, y viendo como los nubarrones iban cercando el cielo azul, ya estabamos
en la pequeña terraza todos menos anabel disfrutando de una suculenta comida
comprada en el pueblo más cercano.

Esa misma tarde, después de comer, nos fuimos mi padre y yo, a pesar de mis
reticencias por la lluvia, a "hacer actividades de hombres". Osease, pescar.

Bajando el río, a medio kilometro, se formaban naturalmente varios pequeños


estanque sdonde las truchas descansaban de su arduo viaje corriente arriba.
Escojimos la más grande, cargamos el sedal y nos sentamos a la orilla con la caña
clavada al suelo y sentados encima algunas rocas.

- Más nos vale sacar seis o siete peces, o si no no sé que cenaremos.- Mi padre dijo
esto en tono medio en serio medio en broma. Yo me lo creí, y a medida que pasaba
el tiempo, y el clima empeoraba, y las truchas comían otras cosas que no fueran
nuestros gusanos, me iba poniendo nervioso. Afortunadamente, mi padre no se puso
a platicar en plan "de hombre a hombre", sino que estuvimos charlando sobre cosas
sin interés. Al final, harto de tanta espera, me decidí a dar una vuelta a ver que podía
encontrar.

¡Y vaya lo que encontré!

Seguir el río corriente abajo era tarea sencilla. Los bordes estaban bastante
despejados, y aunque alguna vez había que cambiar de lado o saltar encima de unas
piedras apartando matorrales, el dsescenso era bastante agradable.

Las piscinitas que se iban formando creaban sitios mágicos, propicios para ver y
encontrar cualquier cosa.

Escuché cerca el ruido apagado de una pequeña cascada. Y una sensación extraña
me embargó... como si presintiese que algo iba a ver, sigilé mi paso y con mucho
cuidado sorteé una cerrada curva del riachuelo. Escondido entre matas y arbustos,
distinguí una piscina de unos cinco metros de ancho por siete de largo. Y en medio
estaba anabel.

Flotaba con los brazos estirados, el pelo suelto y completamente desnuda. Se movía
lentamente sobre la superficie. A una orilla vi, mal apiladas, sus ropas.
Me acurruqué detrás de una piedra. No sabía porqué, pero algo de la escena me
cautivaba enormemente. Ver el cuerpo de anabel, desnudo, era mucho más de lo
que nunca había imaginado. Tenía los pezones oscuros, apuntando hacia arriba;
recorrí sus redondeados pechos y, siguiendo el camino de su vientre plano y
adolescente, se insinuaban los pelos ensortijados de su sexo.

Sin querer, noté como mi miembro se disparaba.

Tenía los ojos cerrados, dejandose masajear por el contacto del agua y el ruido de la
cascada. Su piel brillaba con los ocasionales rayos de sol que penetraban entre las
cada vez más gruesas nubes.

Sobresalía del agua su frente orgullosa, su nariz perfecta. El mentón prolongado y


parte del largo cuello. Sus ojos entrecerrados y parte de sus laberinticas orejas. Sus
pechos redondos, su piel lechosa, muy blanca. Casi pálida. Sus muslos juveniles, sus
pies pequeños y coronados por diez dedos que, de vez en cuando, se estiraban y
relajaban a antojo de Anabel.

Nunca la había visto así. A mis catorce años, aún hacíamos, los días que estabámos
de buen humor, guerra de cosquillas. Y nunca me había imaginado que su cuerpo,
tan toqueteado por incursiones de mis manos buscando sus puntos sensibles,
pudiera ser algo tan fascinante.

Hipnotizado, no escuchaba otro ruido que el de la cascada. Ni veía otro movimiento


que su suave meneo sobre el agua.

Sin saber como, me encontré agarrando mi miembro que ya pujaba entre mis shorts.
Lo liberé y, ahí mismo, empecé un ritmico movimiento lleno de caricias. Como buen
novato, me corrí casi enseguida, llenandome la mano de lefa.

De pronto, ella se desperezó, sacudió la cabeza y, poniendose en forma vertical, miró


con picardía la cascada. Nunca le había visto ese brillo en los ojos. Era juguetón y
sensual, mezcla fruto de un estado sobre el cual aún me quedaba, y queda, mucho
que aprender: la excitación de una mujer.

Se acercó con tres brazadas a donde se precipitaba el agua. Me acurruqué más en


mi escondite y, francamente curioso sobre lo que haría la bella Anabel a continuación,
me aseguré una perfecta visión.

Una vez frente la cascada, buscó una piedra para sentarse, quedando medio cuerpo
en el agua y medio fuera. La media que estaba sumergida, estaba enmedio de la
corriente que generaba la caida del agua, y se colocó enfocandose a ella con las
piernas abiertas. Vi, por primera vez, el sexo de una mujer abierto y excitado.

Luego se quedó allí largo rato, dejando que el agua impactara directamente en su
hermosa cueva. Su cara era un poema. Su piel brillaba reluciente por las pequeñas
gotas de agua que se diseminaban por todo aquel impresionante cuerpo. Y sus
pezones... nunca he vuelto a ver unos igual. Se habán convertido en dos botones de
piedra, casi morados.

Yo suspiraba sin saber qué hacer. A pesar de mi inocencia, mi verga volvía estar
como un mastil y mi mano la volvió a atender como merecía. Esta vez más despacio,
con más amor. Acompasandome al ritmo de mi querida hermana.

No recuerdo cuando fue que bajó su mano izquierda a su entrepierna y la empezó a


acariciar lentamente al principio, muy rápido después. Con la derecha, se amasaba
los pechos, se los chupaba, se acariciaba los muslos, los brazos. Y las orejas. Con
fruición se detenía allí, metiendose el dedo indice en ella.

Por abajo, tres dedos penetraban su cuerpo sin descanso. Con el pulgar se tocaba
un poco más arriba y por fuera. Lo que luego descubriría que es el clitoris.

Tampoco recuerdo cuando empezó a gemir. Pero si de pronto me di cuenta que


estaba como loca, jadeando muy alto y exclamando palabras sorprendentes... "oh, sí,
que puta soy, que puta soy... como me gusta, uyyyyy... ahhhh.... necesito verga, la
necesito, pero ya, ya... leche, quiero lechita tibia y dulce....uyyyy"

Y la mirada, con los ojos entrecerrados y dirigidos a su sexo.

De repente gritó. Escupió un chillido que hasta lo debió escuchar mi padre, a medio
kilometro río arriba. Se arqueó, y su pelo largo y negro se revolvió con vida propia
mientras su cuerpo se relajaba y, como absorbido por una fuerza oculta, resbalaba
dentro de la piscina para volver a flotar a la deriva. Anabel tenía la cara relajada,
extasiada.

Entonces fue cuando yo solté mi semen. El espasmo me hizo temblar de pies a


cabeza, con una oleada de placer que no recuerdo haber vuelto a tener. Tampoco
recordaba sacar tanta leche con mis pajillas... dos o tres chorros de caliente y espesa
lefa mancharon piedras y la mata que me servía de escondite.

Sentí mis hombros caer y mi cabeza dar vueltas.

Medio confuso me giré y, subiendome los pantalones, empecé la marcha para volver
adonde mi padre aún estararía esperando a que las truchas mordieran el anzuelo.
Apenas me dí cuenta de un ruido de ramas moviendose un poco más arriba. Tenía la
cabeza confusa y atontada por la visión y las dos corridas casi seguidas.

Bueno, no tan confusa... acababa de ver a mi hermana Anabel masturbarse y me


había encantado. Y supe que ella sería mi musa, mi obsesión. No tendría descanso
hasta estar tan cerca de ese cuerpo que pudiera sentirlo en toda su grandeza,
saborear sus olores, humedecerme con sus liquidos.

Lo que no imaginaba, bajo las primeras gotas de agua de la tormenta que sería la
culpable de todo, era lo pronto que eso se iba a hacer realidad.
Cuando regresé a donde se hallaba mi padre, vi que este había recogido todo el
equipo y permanecía sentado, con mirada perdida, bajo un impermeable que le
protegía de la cada vez más fuerte lluvia. Me sonrió y, sin mediar palabra, enfilamos
hacia la cabaña.

Me sorprendió el silencio en mi habitualmente locuaz padre. Pero lo atribuí a ese


estado de placidez que te da la naturaleza.

Llegamos a la cabaña empapados. Mariluz y mi madre se hallaban en la cocina. Una


preparando la cena y la otra tocando su amada guitarra. Yo andaba taciturno aún por
lo que acababa de ocurrir y ante la pregunta de mi madre de si habíamos pescado
algo, moví la cabeza negativamente.

Me dirigí al cuarto donde esa noche dormiriamos Anabel y yo, y que se antojaba
como una alcoba llena de incertidumbre por todo lo que podría pasar: desde la
culminación de un deseo arrollador hasta una noche de suplicio escuchando su
pausada respiración mientras soñaba con angelitos.

Cuando abrí la puerta del dormitorio se me cayó el alma a los pies, aunque se me
levantara otra cosa. Ahí estaba Anabel, de espaldas, con solo un tanga puesto. Su
perfecta espalda se dibujaba a contraluz de la ventana, estrechandose
maravillosamente a la altura de la cintura. Volvía a ensancharse entonces hasta
llegar a su hipnotico culo, solo cubierto por un hilo finisimo que se perdía entre los
dos cachetes.

Medio ladeó la cara frunciendo el entrecejo y, al ver mi demora admirando ese


escultural cuerpo, me gritó que me fuera porque, por si no me había dado cuenta, se
estaba cambiando. Tras una ultima mirada, cerré otra vez la puerta realmente
apenado. Y pensaba que qué casual que en un mismo día la hubiera visto desnuda
dos veces, sí creo que antes nunca lo había hecho.

Me dirigí al baño para darme una buena ducha. Me desvestí y caí en la cuenta de
cómo había logrado Anabel para llegar a casa antes que nosotros, si ella estaba más
lejos. Bajo el agua caliente, encogí los hombros suponiendo que habría agarrado un
atajo o algo parecido.

Tenía la cabeza llena de Anabel. Desde su olor, al que jamás había dado mayor
atención pero que ahora revoloteaba continuamente en mi nariz, hasta sus pezones,
pasando por su mirada de lascivia al acercarse a la cascada o su voz diciendo que
quería verga.

Fue una de las duchas más largas de mi vida. Y allí hubiera continuado sino hubiera
sido por las insistentes llamadas de Mariluz, pidiendome que temrinara ya.

Cuando salí del cuarto de baño, ahí me la encontré de frente en el estrecho pasillo.
Solo andaba con una toalla que le iba desde encima los pechos hasta medio muslo.
Casi chocamos y, al hacerlo, levanté las manos agarrandola por los brazos para
evitar la colisión. Al sentir su piel, algo se me retorció en el estomago y, sin querer,
emití un profundo suspiro que tuvo como respuesta de mi hermana que ésta
levantara las cejas.

Me puse a un lado para que pasara, y al hacerlo se me llenó la nariz con su fragancia
de mujer, mientras su hombro desnudo pasaba muy cerca de mi pecho descubierto.

¿Qué diablos estaba pasando? ¿Me querían volver loco?

Cuando tomé el pasadizo, noté que ella se demoraba unos segundos en el marco de
la puerta. Sentí sus ojos en mi nuca, sin duda sorprendida de mi reacción ante
nuestro encontronazo.

Abrí la puerta de la habitación y encontré a Anabel sentada en la cama con las


rodillas tocando su pecho, leyendo una revista. Vestía una camiseta blanca y unos
pantalones muy cortos, que le dejaban desnudos la mayor parte de sus muslos e
insinuaban su sugerente vagina. La visión me hizo empalmar de nuevo y removió
recuerdos medio enterrados por la visión de Mariluz en toalla.

- Oye- atiné a decir- perdona por lo de antes.- Por dbajo la toalla me puse unos
boxers y, dejando la toalla en mi regazo para ocultar mi erección, busqué una
camiseta en la mochila.

- No te preocupes hermanito. Al fin y al cabo, al compartir habitación una ya sabe que


comparte la intimidad.- Y mirando por encima la revista me guiñó un ojo. Esto me
turbó tanto que me levanté para mirar por la ventana para escapar de ella.

- Como llueve- susurré con un hilo de voz. Ella se levantó, se acercó a la ventana y,
poniendo una mano sobre mi hombro, dijo con un tono divertido:

- Es que solo a papa se le ocurre ir al campo con el tormentón que estaban


anunciando por la tele... – La miré y la vi cerca, muy cerca de mi rostro. A través de la
fina tela de la camiseta, se marcaban dos hinchados y duros pezones. Ella siguió mi
mirada y, al darse cuenta de lo que le estaba mirando, se puso roja como un tomate.
Apenas pude pronunciar un "ehhh..." avergonzado cuando ella ya había vuelto a su
cama tapandose por completo con su sabana.

La lluvia continuaba cayendo.

Me fui abajo, donde mi padre, mi madre y Mariluz, aún con el pelo húmedo,
encendían el fuego, cocinaban y leían el periodico.

En apenas un rato, mi madre anunció que la cena ya estaba lista. Arreglamos la cena
y me encomendaron la misión de ir a buscar a Anabel, que en todo el rato no había
salido del cuarto.
Al entrr en la habitación, vi que dormitaba. Se le habían corrido las sabánas y allí
estaba, con una pierna desnuda, las manos en alto, mostrando el ombligo y su
vientre suave y plano.

Miré la visión estupefacto. La había visto así varias veces, pero nunca con esos ojos.
Le llamé `por su nombre. No respondió. Finalmente, y tras hartarme los ojos con su
magnifica estampa, alargué la mano y le acaricié muy suavemente el pecho por
encima la camiseta. Ella no reaccionó y, ya con más valentía, me atreví a dejarle la
mano allí un buen rato.

Pasados unos minutos, durante los cuales ni parpadee, le toqué en el hombro con la
intención de despertarla. Dio su efecto encogiendose ella, lanzando un enorme
bostezo y, juguetonamente, cubriendose con las sabanas.

- A comer, hermosa...

- Vaya- dijo con una sonrisa tierna- ya piropeando a tu hermana...- y dicho esto estiró
los brazos, levantandose con ello la camiseta hasta casi descubrir sus pechos.

Desvié la mirada y me fui para abajo sin decir nada. Ya estaban los demás alrededor
de la maciza mesa recubierta por humeantes platos que mi madre había preparado
con esmero.

- Ya baja – anuncié. Y no sé si fue mi tono o mi cabeza cabizbaja que logré


interceptar una significativa mirada entre mi madre y Mariluz.

Anabel bajó al rato. Seguís vestida con esa corta camiseta y los pantaloncitos de
color azul. La cena transcurrió con toda normalidad, con mis pades y Mariluz llevando
el peso de la conversación. Yo miraba mi plato, y a veces a ellos. Pero donde prefería
poner mis ojos era sobre mi hermanita. Cuando lo hacía, la veía en la cascada, y la
imaginaba gritando mi nombre, pidiendome más y más verga, que le diera mi leche.
La veía con los labios carnosos alrededor de mi capullo, con su vulva abierta y
jugosa recibiendo mis caricias, montarla de mil maneras diferentes. La escuchaba
rogarme que le rebentara el trasero, ese fabuloso trasero que apenas un par de
horas antes me había enseñado. Y veía mis manos sobre sus pechos, rozandolos,
acariciandolos.

Mi madre me despertó de mi ensimismamiento preguntandome si queria mas pure de


papas. Al ver mi turbada respuesta, me preguntó que si estaba bien. Yo le dije que si
y continue comiendo. Al levantar la mirada, mis ojos se cruzaron con los de Anabel,
que me regaló una enigmática sonrisa.

A media cena, la tormenta estalló y pronto se escucharon truenos y se vieron


relampagos. En menos de lo que canta un gallo, se fue la luz. En la penumbra total, y
mientras mis padres buscaban velas por la casa a la luz de un encendedor, escuché
a Anabel jadear profundamente.
- Estas bien? – le pregunté sinceramente preocupado. Ella me respondió
agarrandome de la mano y acercando su silla a la mía.

- Es que todo esto me da un poco de miedo.

-No te preocupes, yo te protejo.- Aproveché la oportunidad y le puse mi mano sobre


su muslo que noté moverse un poco pero, sin embargo, no apartarse. Casi a la vez
que yo hacía esto, Mariluz estalló en una carcajada que sonó muy fuerte en la
oscuridad haciendo burla del miedo de Anabel y de mis instintos de protección.

-Callate, estupida- resopló la mediana.- Ya sabes que me dan rollo las tormentas.-
Sentía mi mano vibrar encima de aquella piel desnuda, tersa. Se erizaba al estallido
de un trueno. Se movía cuando un relampago iluminaba la estancia. Me acerqué más
y bajé su mano de encima de la mesa a mi regazo. Tenía, obvia decirlo, una erección
terrible. Y sentirla tan cerca era emocionante. Saber que un movimiento suyo
delataría mi estado, me ponía a cien.

Ella juntó ambas manos sin apartarlas de encima mis piernas. Y aproveché un trueno
que la sobresaltó especialemente para subir, como sin querer, mi mano por su muslo,
dejando mi dedo meñique distraidamente en la cara interior de la deliciosa pierna. A
ella no pareció importarle.

Ya el comedor se iba iluminando con las candelas. Pronto, la estancia quedó bañada
por una agradable luz amarillenta cuyas sombras bailoteaban al antojo de las
corrientes de aire.

El tintineo de la lluvia se hizo más intenso.

Mi hermana Anabel, medio avergonzada, enderezó su silla y se alejó de mi. Yo retiré,


a mi pesar, mi mano de su muslo.

Mi padre, recuperado el buen humor y ajeno a lo que ocurría bajo la mesa, dijo que
mañana haría un día estupendo. Propuso jugar al monopoly a la luz de las velas.

Todos accedimos. Y así estuvimos un par de horas, hasta que Mariluz nos sacó a
todos el billete y se había convertido en dueña y señora del tablero. Un rato antes, mi
madre ya se había ido a acostar.

Al terminar la partida, mi padre se fue a acostar y quedamos los tres. Pasada la


emoción de la victoria a mariluz se le cerraron los ojos y también subió por las
escaleras. El momento que más deseaba había llegado.

Anabel me miró largamente. Estaba sentada en la silla con las piernas dobladas

-Bueno, hermanito... ¿no tienes sueño?


- No- respondí rapidamente. Estaba como una moto, pero lo ultimo que quería hacer
era irme a dormir.

- yo tampoco... como he dormido esta tarde, no estoy nada cansada.- Sus ojos
brillaban a la luz de las velas. De vez en cuando mi mirada se perdía en sus dos
pechos, que subían ritmicamente a su pecho. En otras, la bajaba descaradamente
hasta su entrepierna, que por su postura quedaba totalmente abierta. A ella, a
diferencia de esta tarde, no parecía molestarle estas miradas.- ¿quieres jugar a algo?

- Claro- respondí, dejando mi imaginación galopar a toda velocidad. Ella se volteó y


agarró de la caja de juegos una baraja de naipes.

- Vayamos al sofá. Estaremos más cómodos.

-Vale- contesté timidamente.

Ella alzó su majestuoso cuerpo y se sentó a un lado, mientras yo me sentaba en el


otro. Al pasar por mi vera, y como distraidamente, me rozó las rodillas con sus
muslos, lo cual me hizo volver a tener el arma en ristre. Llevé un par de velas y las
coloqué estrategicamente para iluminar la escena.

Una vez sentados, nos encaramos con las piernas recogidas, sin tocarnos. Ella
extendió entre ambos, y cubriendolas, una liviana manta. Empezó a mezclar la baraja
lentamente.

- Que quieres jugar?

- Lo que sea. Pero que sea divertido.

- La mejor forma de que sea divertido es haciendolo divertido.- Dijo ella con una
ancha sonrisa. Hacía mucho que la veía tan de buen humor.

- Bueno, podemos hacer que el que pierda tenga que hacer algo...

- Uyyy... eso es peligroso, hermanito.- y dicho esto noté como casi


imperceptiblemente su rodilla rozaba la mía. Yo, ni corto ni perezoso, la eché un poco
para adelante y noté, al contacto con la suya, como ella la retiraba ligeramente.

- No tanto. Somos hermanos y no vamos a obligar al otro a hacer nada que le pueda
hacer daño...

- Daño, no. Por supuesto... nos queremos demasiado, verdad?- Y puso su sonrisita
burlona. Esa era, en nuestro codigo, luz verde para lanzar un ataque de cosquillas. Y
eso hice... disparé mis manos y mi cuerpo sobre el suyo, toqueteando y aplastando a
cuanto miembro o protuberancia encontrara en mi camino. Ella se defendía con
ambos brazos, intentando en vano repeler mis ataques y conteniendo apenas la risa.
Yo le pellizcaba y hacía bailar mis yemas sobre su cintura y sus axilas. De vez en
cuando, le sobaba un pecho. Acerqué mi rodilla, como por accidente, a su
entrepierna. Ella no parecía reaccionar: tenía los ojos cerrados, en la boca una
sonrisa, y continuaba el teatro de las cosquillas moviendose continuamente y
moviendo los brazos más por moverlos que por rechazar mis manos. En un par de
ocasiones, las dirigó accidentalmente a mi verga, que sentía con una erección como
nunca antes. Se estaba llegando a un punto peligroso: su mano la rozaba cada vez
más a menudo y ya mi rodilla se había encajado perfectamente en su sexo. Miedoso,
decidí detenerme en cuanto agarré sus manos con las mías, y ambos nos quedamos
mirando unos segundos fijamente a los ojos.

Volví a mi lado del sofá pero sin perder el terreno ganado en cuanto a las piernas.
Ella las estiró, apoyando su muslo en mi rodilla y poniendo su pie a la altura de mi
ingle.

Estaba hermosa. Me costaba de creer que fuera mi hermana la que tuviera delante.
Tan fresca, tan risueña, tan apetecible.

No recuerdo a que jugamos. Solo recuerdo verla, con la luz brillante, la sonrisa en los
labios. Le tocaba la mano cuando recogía las cartas, le sobaba el pie cuando se
echaba para atrás, movía ritmicamente mi rodilla. Mi audacia crecía y crecía.

Y, afuera, seguía lloviendo.

En un par de ocasiones se levantó para irse a buscar un vaso de agua. Lo dejaba en


una estantería que estaba a mi lado. Cada vez que lo agarraba, aplastaba sus
pechos en el mío, haciendome temblar de excitación.

Las partidas se sucedían una tras otra. El tiempo parecía haberse detenido... Como
de un sueño me desperté cuando ella se desperezó y con una sonrisa me comunicó
que yo había perdido. Atolondrado, le dije que ni sabía, que estaba también muy
cansado y que me iba a acostar.

Soplamos todas las velas excepto una que se quedó mi hermana y se llevó hacia
arriba. Durante todo el rato de la partida, había estado con una excitación brutal. Se
manifestaba a través de la tienda de campaña que con cierta vergüenza era incapaz
de esconder. Cuando apagamos la ultima vela, para mi sorpresa Anabel tomó mi
mano y subimos la escalera así, bien agarraditos. En un momento dado, ella se
detuvo y choqué contra ella, clavando mi tenso miembro en su hermoso trasero.
Volteó pero no dijo nada... solo continuó subiendo.

Entramos en la habitación y cada cual se fue a su cama. Ella dejó la vela en el centro
y se metió bajo las sabanas. Afuera continuaba diluviando. La distinguí flexionando
las piernas para, a continuación, lanzar los pantaloncitos y las braguitas a un rincón.
Ni os cuento como me puso eso...

Viendo que ella estaba volteada hacia la pared, me desnudé y me metí en la cama
sin nigún tipo de ganas de dormir.
Pasó mucho tiempo. La vela se quemó toda, para apagarse con un lastimero ruidito.
La llouvia golpeaba el techo de madera en una suave melodía que se entrecortaba
con, primero un latigazo de luz, y después con un estallido de sonido que ensordecía
cualquier otro ruido.

Anabel no dormía. La notaba revolverse inquieta. Y, ahora, sin luz, pensé que debía
estar asustada.

-anabel- susurré.- Anabel...

-dime- constestó, fingiendo voz de dormida.

-¿Estas dormida?

-No. Pero quiero estarlo, así que...- estalló un trueno cerca, muy cerca. Se escuchó
un fuerte sonido, como de algo que se quebraba en el jardín. A mi me dio un vuelco
en el corazón, pensando que había caido en un arbol del bosque de detrás de la
casa.

La respuesta de Anabel fue diferente. Escuché sus sabanas moverse, dos pasos y de
pronto sentí que con una mano me echaba a un lado para después meterse en mi
cama.

- Tengo miedo, hermanito.

- Ssshhhh... –le susurré tranquilizandola mientras le acariciaba los cabellos- Todo


está bien...

Sonó otro trueno. Ella se aferró a mi, juntando nuestras mejillas y nuestros cuerpos.
Estiré mis piernas y ella se encajó mi verga entre las suyas. Casi sin darme cuenta,
me encontré mis labios pegados a su oreja.

- Está todo bien... aquí está tu hermanito- De forma instintiva, nuestras pelvis
empezaron a moverse. Yo hacía, muy despacito, hacia delante y hacia atrás,
mientras ella hacía suaves movimientos circulares.

- Tu me protejes, verdad...- susurraba- Dimelo, dime como piensas hacerlo...- Tenía


la voz grave y entrecortada. Nada de esa dulzura que recién había empezado a
apreciar esa misma tarde. Hablaba igual que como cuando estaba en la cascada.
Cuando la recordé ahí, hice un movimiento especialmente profundo que ella
respondió con un gemido en toda regla.

Abrí la boca y soplé suavemente en su oreja. Noté como se tensaba y movía su


cuerpo ligeramente hacia abajo, para lograr que mi verga se ajustara le acariciara el
sexo. Lo noté empapado. Saqué la lengua y recorrí con su punta aquella cavidad
laberintica, aquellos recovecos carnales que tanto parecían excitarla.
Sobre el murmullo constante de la lluvia escuchaba sus mudos gemidos, pero
sobretodo sentía su cuerpo vibrar pegado al mío. Me besó el pecho y las tetillas, me
arañó el estomago y finalmente agarró mi polla con ambas manos y se la restregó
por el clitoris, mientras me levantaba y bajaba la piel del capullo.

Mi querida hermanita me estaba haciendo una paja de campeonato en su hermoso


coño. Yo la dejaba hacer, incapaz de creer que todo aquello estaba pasando. Y
menos que me pasara a mí.

Anabel parecía absolutamente fuera de control. Me mordía la piel del pecho, y de vez
en cuando escupía un poco de saliva sobre mi cuello para recogerlo con la lengua.

- dime- me susurró enloquecida.- dime que puta es tu hermana. Dime como te gusta
que tu hermanita te toque y tu acaricie...- Yo no atinaba a poder decirle nada. Solo
gemía, bien bajito para que no nos oyeran. Finalmente me acordé que tenía manos y
un hermoso culo que sobar. Le agarré ambas nalgas y las empecé a pellizcar y sobar
con las manos abiertas. Ella levantó la cabeza y me miró. Y en su mirada leí un
deseo desbordado, una mente tomada por la lascivia.

Y me vine.

El orgasmo fue tan inesperado como electrizante. Estuve como medio minuto con los
ojos en blanco. Con el flash de un relampago, vi que mi hermana se llevaba la mano
llena de leche a su boca y la degustaba eroticamente.

- Uyyy... que se ha ido. Uyyy hermanito, que has tenido un orgasmo.... y que vamos a
hacer, ahora?

LA miré. Me miraba tiernamente. Me arregló los cabellos con amor mientras con la
otra mano seguía agarrada de mi verga. Ésta, inmune, no había perdido ni un ápice
de su dureza tras correrme.

- Ahora va a resultar que tengo un semental en casa... – Quise decirle que no, que es
que estaba muy excitado y que eso a veces me pasaba, pero solo me salió una
sonrisa. Ella me agarró la mano y la acercó a su boca, para después cruzar su
cuerpo hasta llegar a su sexo.

- Ahorita, hermano- dijo con la voz más sensual que he oido en mi vida-, me la vas a
meter.- Y se puso de lado, dandome la espalda. Yo me pegué a esa espalda de
diosa, y ajusté mi entrepierna a su maravilloso culo. Con mi otra mano le acariciaba,
bajo su eficiente guía, los labios de su empapada vagina.

Acerqué mi verga por detrás cuando ella me detuvo.

- No, no... por ahí no. Que tu ya puedes ser un papa y yo una mama. Por donde sale
la caquita... así, hummm....- Reorienté mi miembro hacia el nuevo objetivo- Uyyy... si,
no toda de golpe, poco a poco... uyyy... que bien se siente, así, la punta. Ahora
espera... uy...hummm...hermanito, hermanito, quien lo hubiera dicho que tu me ibas a
dar .... ayy...- empecé a moverme en circulos- ufff... que bien lo haces... lo vamos a
pasar en grande tu y yo... ahhhh...- El agujero se iba dilatando. En un momento dado,
me abalancé sobre su cara hasta lograr alcanzar su oreja. La engullí entera, entre
mis labios y moviendo freneticamente la lengua por todos sus rincones. Anabel
sucumbió al ataque y movió de un solo su culito hacia atrás, logrando empalarse con
mi verga hasta que mis testiculos chocaron contra su vagina. Emitió un aullido que un
trueno, complice, enmudeció.

- Ohhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh..... ................!!!!!!! !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

- Mi putita, quieres mi lechita? La quieres? – Mi hermana empezó a tener espasmos.


Estaba completamente fuera de si, golpeando el colchón con una mano mientras con
la otra se acariciaba, ya sin mi torpe ayuda, su concha freneticamente. Todo su
cuerpo temblaba, al igual que el mío que lanzaba estocadas a tan preciado blanco.

Tras una ultima tensión, mi hermana, de pronto, como que se quebró. Todos los
musculos de su cuerpo quedaron totalmente muertos: los brazos caidos, las piernas
inertes, el cuello caido. Cambié de ritmo y continué, con mi verga en su culo,
bombeando muy suavemente.

Emitió un larguisimo suspiro y, al cabo de poco, anduvo de vuelta moviendo sus


caderas siguiendo mi ritmo y sin repetir "si, si, si..."

Estuvimos mucho rato así, follando muy lentamente. Al final, me pidió que la sacara.
Se giró, me acostó bocaarriba, y gateó encima de mi hasta llegar a mi pene
bamboleante. Lo tomó con ambas manos y, con gran sorpresa de mi parte, se lo
metió entero en la boca. Lo empezó a chupar muy rapido, moviendo solamente su
cuello.

En menos de un minuto, sentí que la habitación se desvanecía y surcaba las estrellas


catapultado por una fuerza llamada orgasmo. Temblé desde la cabeza a los pies,
viendo como mi hermana, sentada a mi lado, movía su cabeza y recibía toda mi
leche en su boca de dientes perfectos y lengua juguetona.

Lo limpió bien y, toda satisfecha, se arrebujó a mi lado, aferrada a mi brazo. Yo,


agotado, me dejé llevar por un sueño dulzón y embriagador absolutamente incrédulo
de lo que había pasado.

Al final, se volteó y me dio un dulce beso en los labios.

-Hermanito, ya no tengo miedo de la tormenta. – Y ya entresueños noté como se


deslizaba hacia su cama.
Trio

217146 - QUIERO CONTAR LO QUE NOS SUCEDO UNA NOCHE EN QUE MI


COMPADRE VINOA VISITARNOS A LA CASA .

SOMOS UNA PAREJA DE 35 AÑOS Y HABIAMOSFANTASEADO CON VERNOS


COGER YO CON UNA MUJER Y ELLA CON UN HOMBRE, NOS PONIAMOS MUY
CACHONDOS Y COGIAMOS DELICIOSO.
MIS COMPADRES SE SEPARARON HACE TIEMPO Y NOS FRECUENTAMOS POR
SEPARADO VARIAS VECES AL AÑOY ESE DIA LLEGO UN POCO TARDE
PORQUE VISITO A UN CLIENTE POR LO QUE LLEGO A LA CASA COMO A LAS 8
DE LA NOCHE, CENAMOS Y NOS PUSIMOS A PLATICAR, MI MUJER TRAIA UNA
FALDA AZUL MARINO Y UNA BLUSA MEDIO TRANSPARENTE, CUANDO SE
PARO A LEVANTAR LA MESA NOTE QUE MI COMPADRE DISIMULADAMENTE LE
MIRABA LAS NALGAS YA QUE LA FALDA ERA PEGADITA Y LA VERDAD SE VEIA
MUY SABROSA, MIENTRAS TANTO SAQUE UNA BOTELLA Y EMPEZAMOS A
TOMARNOS UNOS TEQUILAS Y EMPEZAMOS A JUGAR CUBILETE EN LA SALA
DESPUES DE UN RATO DE ESTAR JUGANDO ME DI CUENTA DE QUE A MI
MUJER SE LE VEIA LAENTREPIERNA DEJANDO VER SU PANTALETITA AZUL
MARINO Y POR EL EFECTO DEL ALCOHOL MI MUJER ESTABA MUY
DESPREOCUPADA POR ESO, SE PARO Y FUE A LA COCINA Y YO ME PARE
DETRAS DE ELLA POR HIELOS Y LE DIJE QUE SE LE VEIAN LAS PANTYS A LO
QUE ME CONTESTO: Y NO TE GUSTA QUE EL COMPADRE ME COMA CON LOS
OJOS A LA VEZ QUE ME AGARRABA LA VERGA QUE YA LA TENIA PARADA.
SEGUIMOS JUGANDO Y EMPEZAMOS A JUGAR DE CASTIGOS Y PREGUNTAS
INDISCRETA, EL EL TIRO MAS ALTO PONIA EL CSTIGO A LOS DEMAS LO QUE
NOS LLEVO A ENTRAR MAS EN CONFIANZA MI MUJER PERDIO EN UNA
TIRADA Y MI COMPADRE LE PIDIO QUE SE ABRIERA LA BLUSA Y QUE NOS
ENSEÑARA SU SOSTEN ENTONCES MI MUJER CUANDO LE TOCO GANAR LE
PIDIO QUE SE QUITARA LA CAMISA Y EPEZAMOS A PERDER PRENDAS HASTA
QUDAR
EN ROPA INTERIOR LOS TRES. MI COMPADRE ESTABA ENTRE EXITADO Y
APENADO, POR LO QUE CUANDO LE TOCO PERDER A MI COMPADRE YO LE
PEDI DE CASTIGO QUE BAILARA CON MIMUJER DE A CARTON DE CERVEZA,
SE PARARON A BAILAR Y MI COMPADRE LE DABA UNAS SOBADAS EN
LASNALGAS A MI MUJER Y ELLA LE ACARICIABA LA VERGA LUEGO ELLA GANO
Y NOS PIDIO QUE BAILARMOS CON ELLA EN MEDIO Y MIENTRAS YO LE
PEGABA MI VERGA POR DETRAS MI COMPA LE PEGABA LA SUYA POR
DELANTE Y MI MUJER SE PUSO MUY CACHONDA AGARRANDO NUESTRAS
VERGAS MIENTRAS NOSOTROS LE ACARICIABAMOS LAS NALGAS LA VAGINA
LOS SENOS Y TODO LO QUE PODIAMOS, LE ESTABAMOS PONIENDO UN FAJE
MARAVILLOSO, EN ESO MI COMPADRE LE METIO EL DEDO EN LA VAGINA Y
EMPEZO A MOVERLO ATIEMPO QUE LE DESABROCHABA EL BRASIER Y LE
PONIA UNA MAMADOTA EN UNO DE SUS SENOS, MI MUJER JADEABA DE
PLACER Y ME DECIA QUE RICO ES ESTAR ASI CON DOS VERGAS BIEN
PARADAS QUERIENDOTE COJER, EN ESO MI COMPADRE SE SENTO EN EL
SILLON Y LA JALO TOMANDOLA DE LA CABEZA Y OFRECIENDOLE SU
MIEMBRO PARA QUE SE LO CHUPARA, ELLA ABEDECIO Y EMPEZO A LAMERLE
EL TRONCO PONIENDOSE EN CUATRO POR LO QUE YOAPROVECHE ME
PUSE UN CONDON Y EMPEZE A METERLE LA VERGA EN SU VAGINA POR
ATRAS, QUE RICA SE VEIA MAMANDO VERGA Y YO COGIENDOMELA DE A
PERRITO, CUANDO MI COMPADRE ESTABA A PUNTO DE VENIRSE ME DIJO
QUE LE PRESTARA UN CONDON, SE LO PUSO Y JALO A MI MUJER ENCIMA DE
EL PARA QUE LO CABALGARA Y ASI ESTABA ELLA ARRIBA DE MI COMPADRE
MOVIENDOSE DELICIOSAMENTE MIENTRAS EL LE
MAMABA SUS SENOS, YO ME SENTE EN OTRO SILLON A OBSERVAR COMO SE
DABAN TREMENDA COGIDA MIENTRAS MOVIA SUS RICAS NALGOTAS,
EMPEZE A MASTURBARME Y MI MUJER SE EXITO MUCHO MAS LUEGO LA
PUSO DE A PERRITO Y AMI ME LO EMPZO A MAMAR ENTONCES SENTI COMO
MI SEMEN LE MOJABA SU CARA Y MI COMPADRE SE VENIA EN ELLA,
DESPUES DE UN RATO NOS FUIMOS A DORMIR A LA MISMA CAMA, AL OTRO
DIA DESPERTE Y ME METI A BAÑAR, CUANDO SALI VIQUE MI MUJER Y MI
COMPADRE SE ESTABAN FAJANDO DE NUEVO EL AL VERME SE APENO Y ME
DIJO QUE SE QUERIA DAR UN BAÑO AL QUEDAR SOLOS MI MUJER Y YO LE
PREGUNTE QUE COMO LA HABIA PASADO Y ME DIJO QUE ERA LA
EXPERIENCIA MAS CACHONDA DE TODA SU VIDA Y QUE LA DEJARA BAÑARSE
CON EL POR LO QUE ACCEDI CON LA CONDICION DE QUE DEJARA ABIERTA
LA PUERTA DEL BAÑ‘O, SE METIO CON EL Y LUEGO LUEGO EL LA AGARRO
LAS NALGAS Y LE BESO LOS SENOS Y SIGUIERON FAJE Y FAJE DESPUES DE
UN RATO SALIERON Y SE FUERON A LA CAMA EL LA ACOSTO Y LE EMPESO A
MAMAR SU RAJA Y QUE LLEGO YO A MAMARLE SUS SENOS, ENTRE LOS DOS
LA HICIMOS VENIR MUCHAS VECES Y NUEVAMENTE NOS PUSIMOS CONDON
Y EMPEZAMOS A DARLE VERGA MIENTRAS YO LA COGIA EL LE MAMABA SUS
SENOS Y VICEVERSA HASTA QUE TERMINAMOS AGOTADOS, NOS DORMIMOS
OTRO RATO, DESPUES DE ALMORZAR LOS DEJE SOLOS UN RATO PARA QUE
SE DIERAN PLACER, AL RATO EL SE MARCHO Y MI MUJER ME PLATICO QUE
NO ENTENDIA COMO YO DEJABA QUE OTRO SE LA COGIERA, QUE ESTABA
MUY RICA Y QUE EL NO DEJARIA QUE SU MUJER COGIERA CON OTRO. PERO
QUE SI QUERIAMOS LO SIGUIERAMOS INVITANDO.

ASIFUE COMO TUVIMOS NUESTRO PRIMER TRIO Y NO HEMOS HECHO NADA


MAS ESPERO LES HAYA GUSTADO MI HISTORIA Y ME MANDEN SUS
OPINIONES Y SI ALGUNA PAREJA QUE QUIERA AMISTAD CON NOSOTROS SE
PUEDE PONER EN CONTACTO GRACIAS.

patolucasdaz@hotmail.com

MI DELICIOSO ERROR
220747 - Hola, Queremos compartir lo que nos sucedio hace unas semanas. Sali con
mi novio a tomar la copa, pero aún no habiamos definido el lugar, por lo que al estar
caminando vimos un sexshop y entramos, enseguida ví una tanga que me encanto y
me comento mi novio que si me gustaba la comprará, al seguir checando los
articulos, el me observo que estaba muy atenta frente a los consoladores y me
sugirio que compraramos uno para jugar posteriormente lo que felizmente acepte.

Salimos de la tienda con una bolsa oscura dentro de la cual estaba la tanga y el
consolador, inmediatamente note que mi novio ya traia alterado el bulto entre el
pantalon y me pidio fueramos al hotel para que le modelara la tanga, compramos
vino y algunas botanas y un poco despues le estaba cumpliendo su deseo pero yo
estaba super caliente y me propuso mamará el consolador, posteriormente le mostre
como me masturbaba con mi nuevo juguetito y el me pidio que me lo metiera por
delante para que el entrará a venirse en mi culito, de esa manera pude disfrutar una
doble penetración.

Al salir del hotel y llegar a mi casa me di cuenta que había olvidado la bolsita oscura,
hable por telefono al hotel y me pasaron la llamada con el jefe de turno el Sr. Raul
quien sumamente amable me dijo que tenia mi bolsita y que cuando pasaría por ella,
le comente que la siguiente semana.

El siguiente viernes fuimos por la bolsita y me indicaron que el Sr. Raul tardaría unos
20 minutos en atendernos que si alquilabamos una habitacion el nos buscaría mas
tarde, pedimos la habitación y algunos tragos, y efectivamente despues de una hora
llego el Sr. Raul pero con una botella como gesto por habernos hecho esperar tanto,
(según el), para ese entonces yo ya me había quitado las medias y aflojado un poco
la ropa, se sento a platicar con nosotros y le ofrecimos una copa, asi pasarón dos
copas mas, yo sentía que no me quitaba la mirada de mis tetas 36b la falda se me
subia y yo ni cuenta la platica estaba muy amena y el tambien.

Mi novio pregunto por el paquete y el hablo por radio con un chico para que subiera
el paquete, nos presento al chico de nobre Joel, (quien erá la persona que encontro
el paquete), le agradecimos su honestidad y Raul le ofrecio una copa, Joel tendría
como unos 22 años pero me estaba desnudando con la mirada.

Conforme pasaba el tiempo los temas de la platica erán mas cachondos, me fui
calentando al ver discretamente tres super bultos cerca de mi, senti como me
escurrian mis jugos entre mis piernas. en un momento que regrese del baño me dijo
Raul que por que no les mostraba lo que había en la bolsita oscura y que si mi novio
lo permitía que se las modelara, voltie haber a mi novio y me hizo gesto de que no
había problema.

Cuando sali del baño donde me desvesti solo traía la tanga y el bra, inmediatamente
mi novio me quito el bra para que luciera mejor la tanga, nuestros dos nuevos amigos
se empezarón a masturbar discretamente sobre el pantalón, y mi novio me pidio les
mostrará como usaba el consolador a lo que conteste que porque debía hacerlo
teniendo tres de carne para mi solita, inmediatamente raul sentado se apodero de
mis tetas, me quito la tanga y empezo a meter sus dedos en mi ya muy mojada
panochita, mientras joel se fue hacía mi espalda e inicio a besarme las nalgas y
desesperadamente las habría para mamar mi culito, mi novio solo obserbaba
mientras se desnudaba, me incline para mamar la verga de raul que ya había sacado
y fue ahí donde Joel metio su lengua en mi culito viniendome de lo mas rico.
enseguida acoste sobre la cama a raul pues ya queria sentir una carne caliente
dentro de mi, me monte sobre raul y joel se masturbaba solo por lo que le pedi se
pusiera frente de mi para mamarle su delgada pero muy dura verga, mientras mi
novio me cojia por mi culito, asi pude tener una triple penetracion de lo mas lindo que
nunca había imaginado. le pedi a joel que se cambiará de lugar con mi novio,
inmediatamente senti lo duro de joel y me vine nuevamente, mientras mi novio
soltaba su caliene leche en mi boca, el siguiente en venirse fue raul pero yo no me
quería bajar hasta que se vieniera joel, cuando esto sucedio me quite de raul.

Nuestros dos amigos se vistieron agradecieron mucho las atenciones y nos dijeron
que cuando gustaramos llegar al hotel seriamos bienvenidos, al otro dia no me podia
ni sentar pero la cojida, las cinco venidas y la aventura nadie me la quita.

220171 - En la recepción.

Hola, mi nombre es lo de menos, quisiera relatar algunos acontecimientos que


sucedieron recientemente. Tengo 36 años, soy casado, trabajo en el departamento
de sistemas de una empresa en México. Tengo algún tiempo de trabajar aquí, desde
que llegue me atrajo mucho, la mirada de una compañera, ella es la asistente del
Director General, tratare de describirla aunque es muy difícil, ella es bajita,
aproximadamente 1 metro 55, piel trigueña, ojos grandes muy expresivos, nariz
chata, y boca pequeña con labios muy ricos, ahora viene lo mas interesante, sus
medidas, busto 90, sus pechos son pequeños, pero están coronados por un pezón
negro y paradito, que les da un aspecto muy excitante, su cintura mide 66
centímetros, cadera 98 centímetros, cadera ancha como pueden intuir, pero esto no
es lo mas bello, tiene un trasero hermoso, redondito, paradito, que cada que lo veo
me dan muchas ganas de acariciarlo.

De los años que tengo de casado, no había tenido relaciones con otra persona, no
por falta de oportunidad, por convicción. Como casi todas las relaciones siempre
empiezan como amistad, y terminan con algo mas, en este caso ella fue la que me
dio el primer beso, de esto ya tiene mas de un año, y desde ese momento hemos
mantenido nuestra relación, en las primeras oportunidades que tuvimos me di cuenta
de que ella es muy ardiente, algo que disimula muy bien, como le he dicho muchas
veces, es lo mas cercano a lo que todo hombre busca: una mujer que sea una dama
en la mesa y una puta en la cama. Como ya comente trabajamos en el mismo lugar,
en algunas ocasiones por nuestro trabajo, hemos coincidido, cuando ya no queda
nadie mas que nosotros dos en el edificio, el viernes pasado ocurrió así, aunque
nuestros lugares están en diferentes niveles del edificio, ella tiene que pasar a
registrar su salida en el piso donde yo me encuentro, pretexto que utilizamos para
despedirnos. Esto se tiene que hacer en la recepción de la empresa, cuando ella
llego, yo estaba allí y para despedirnos me dio un beso, empezamos abrazándonos,
dos o tres besos después empecé a acariciarle las nalgas, y a subir su falda, aun
abrazados, su falda ya estaba hasta su cintura, nos fuimos moviendo hacia la silla de
la recepcionista, es una silla de esas clásicas, con rueditas y muy pequeña, Yo quede
sentado, ella se sentó en mi dándome la espalda, y empezó el vaivén, mientras me
deleitaba con el movimiento, tenia un panorama extraordinario, tenia puestas sus
medias y a través de ellas se veía una tanguita blanca chiquita, esas nalgas
preciosas las tenia a la mano, ella continuaba con el movimiento, mientras yo pase
una de mis manos sobre su pecho, subiendo su sostén y descubriendo su pecho, con
la otra mano empecé acariciando sobre sus medias si clítoris y eso provoco que
intensificara los movimientos que hacia, cambie la posición de mis manos, y
continuamos así por un buen rato, no recuerdo en que momento ella se giro y quedo
con sus piernas abiertas sobre mi, a esas alturas su blusa ya estaba abierta y sus
pechos quedaron a disposición de mi boca, empecé pasando mi lengua por el pezón
izquierdo, varias veces solo pasaba la lengua, mientras con las manos acariciaba su
trasero, pase de chupar a morder y cada que le muerdo sus pezones se estremece y
tiembla, creo que le gusta, pase al otro pecho y repetí la misma operación, primero
pasar la lengua y después morder, metí mi mano por debajo de las medias y empecé
acariciando sus nalgas, hice a un lado la tanga y busque su culito, lo acaricie un buen
rato, y busque su clítoris, seguí con mis dedos el contorno de sus labios y metí un
dedo, mientras este dedo estaba dentro, con el pulgar seguí acariciando atrás,
cuando sentí que mi dedo índice estaba bien lubricado lo saque y lo metí en el culo y
el pulgar lo metí en su vagina, para que se lubricara, mientras hacia estos cambios,
yo seguía mordiendo y lamiendo su pezón, de repente de esos momentos de cordura
que llegan me dijo que no, que allí no y se puso de pie, pero como yo tenia mis
dedos bastante dentro, lo único que paso es que con mi brazo, las medias se bajaron
un poco y con esa facilidad, con la otra mano termine por bajarlas, hasta la mitad de
sus piernas, con ese movimiento, quedo de frente al mueble que sirve de escritorio
para la recepción, dándome la espalda, aun seguía con mis dedos dentro, inicie ya
sin nada que me estorbara, a meter y sacar mis dedos, mi dedo pulgar lo cambie por
el dedo medio y así fue mas largo el movimiento de entrar y salir, mientras con la otra
mano buscaba sus pechos o su clítoris para acariciarlo, le daba un beso, le
acariciaba las nalgas, mientras seguía con el movimiento de mi mano, entrar, salir, a
esas alturas del partido, los dos estábamos muy excitados, me coloque detrás sin
quitar los dedos, comencé a besar sus nalgas, continuando hasta su espalda, tiene
un lunar en donde termina la espalda lo observe y bese un rato, mientras seguía
metiendo y sacando mis dedos, también me quede observando la posición en que
estaba, su espalda casi paralela al mueble y con sus medias y su tanga a media
pierna, sus nalgas al aire, creo que no hay posición mas excitante, otra vez bese sus
nalgas, pero ahora si saque mis dedos, y con mis manos separe sus piernas,
continuando hasta las nalgas quedando a mi disposición y así pase mi lengua
primero por sus labios, hasta su clítoris, tuve que hincarme para poder morder y
chupar bien sus labios y meter mi lengua, subí un poco y me quedo su culo a la
altura que también recibió mi lengua. Ella estaba muy caliente y me decía: ¡¡¡¡ Ya
métemela !!!!, no le hice caso y seguí, mamándole su culito y su clítoris, ya estaba
muy lubricado todo, con su liquido y con mi saliva, me levante de la posición en que
me encontraba, y desabroche mi pantalón, estaba tan excitado que hasta me dolía,
me volvió a pedir que se la metiera, me dijo: ¡¡¡¡ Quiero verga, Papi. !!!!, no aguante
mas y se la metí de un solo golpe, se quejo, no se si de dolor o de placer, empezó a
moverse, y trate de seguirle el ritmo, y acoplarnos, me empezó a decir: ¡¡¡ Así, dale
duro cabrón !!!, ¡¡¡ Dame más verga, Papi !!!!, seguí dándole así, mientras con mis
manos busque su clítoris para acariciarlo y la otra la deslice entre sus nalgas
buscando su culo y meter un dedo, estaba en eso cuando de repente se salio, y
tratando de prolongar mas el momento, pase mi miembro desde su clítoris hasta su
culo, y repetí esto varias veces, cuando me detuve mi verga quedo en la entrada de
su culo, entre suspiros y con una voz muy cachonda me dijo: ¡¡¡ Ya métela !!!, no me
hice del rogar y como estaba muy mojado todo, se fue deslizando mi verga dentro de
su culo, no se si fue de dolor, pero se inclino mas, facilitando así mi acceso a ese
agujerito que tanto me gusta, era tal mi excitación, por sentirme apretado
completamente que solo hice dos o tres movimientos dentro cuando sentí que
terminaba, a ella le gusta que termine en su boca, dice que le gusta como sabe mi
leche, esta vez no hubo oportunidad, me vine sobre su nalga derecha, y así se quedo
ella sin moverse, seguí acariciando sus labios y su clítoris, hasta que me dijo,
Límpiame por favor, tome una caja de pañuelos desechables que estaba allí y le
limpie la nalga, pero el panorama que me quedo fue todavía excitante, y no lo he
podido borrar de la mente, ella inclinada sujetándose del mueble con las nalgas al
aire, y con las medias y la tanga a media pierna, exquisito, sensacional se veía muy
bien, solo que ya no podíamos seguir, su novio ya la estaba esperando afuera del
edificio. Perdón se me había olvidado decirles ese pequeño detalle: que tiene novio

Un cambio muy caliente

220134 - Hace poco, hablando con mi novio, le hice ver que era demasiado
reservado en cuanto al sexo, tenemos varios años de novios y nuestras relaciones
han sido muy buenas, pero creìa que el se limitaba demasiado y no mostraba su lado
cachondo, asì que le dije terminantemente que eso tenia que acabar.

Así pues, ese día decidimos darle rienda a la perversión y rentamos un cuarto, y en
cuanto cerramos la puerta comenzamos a desvestirnos, porque al parecer el regaño
le habìa calentado bastante, porque ya tenìa bastante empinado el soberano trozo de
verga que tiene y en cuanto a mì que siempre he sido una caliente ya no soportaba lo
mojada que tenia la rajita, asì que me agaché y empecé a mamársela tan rico que
empezó a gemir; pero yo no querìa sólo oir sus gemidos querìa oirlo decir todo tipo
de vulgaridades, asì que le dije que porcada vez que se quedara callado yo iba a
parar de chupársela y còmo era de esperarse el accedìo inmediatamente:
-Te gusta chuparme la verga? verdad que si?
-si papito, me encanta
-Chúpala mami, muérdela, me encanta como lo haces, quiero ver como meneas esa
lengüita traviesa sobre mi pito, yo sé que te encanta, muèstrame a la puta que
escondes detràs de esa carita de niña buena, oohhh! que rico la chupas!!
y mientras más hablaba màs me excitaba y màs ràpido y fuerte se la succionaba, me
prendía tanto que me dijera todas esas cosas que empecé a tocarme la pepa al
mismo tiempo que se la chupaba, estaba tan mojada que con facilidad pasaba de
frotarme el botoncito a meterme de 2 a tres dedos en la raja. Mientras tanto el no
paraba de decirme que se la mordiera, que se la chupara que le encantaba verme
lamer su pene, sus huevos y la cara de puta que ponìa cuando lo hago, estaba tan
excitado que ya no se entendìa que decia de tantos jadeos, hasta que me grito que
se venia y entonces saque su verga de mi boca para que terminara en mis pechos,
donde embarré todos sus mocos, mientras el miraba con cara de lujuria.

-Esto todavía no termina-me dijo mientras me tumbaba a la cama -ahora te toca a ti,
quiero oirte gemir como la puta que eres-y en eso rapidamente bajo a mi rajita e hizo
a un lado la tirita de la tanga y empezò a lamerme el botoncito y a meter su lengua y
sus dedos en mi vagina.
-estas toda mojada- me decia mientras me mostraba sus dedos escurriendo de un
lìquido transparente- a lo que yo respondìa con todo tipo de gemidos porque de tan
excitada que estaba no podìa hablar. Dejó un momento mi rajita para chuparme las
tetas, que sè que le encantan porque son enormes, y no paraba de chuparme y
morderme los pezones.De pronto tomó una de mis manos y la colocò sobre una de
mis bubis para que me las apretara mientras el se dirigìa de nuevo a mi pepa
rasuradita y muy mojada -Quiero ver como te tocas las tetas, quiero ver que tan puta
eres- me dijo y yo aún más excitada me apretaba los pezones que estaban
durìsimos. Era tanto mi placer entré que èl me chupaba y lamìa la raja y yo me
apretaba las tetas que pràcticamente estaba maùllando como gata en celo.

Voy a terminar, papi, voy a terminar!!- le gritaba entre jadeos, a lo que èl respondia
lamiéndome con màs rapidez- ahhhhhh!! que rico!- gritaba mientras llegaba al
orgasmo

Me incorporé un poco y vi que su verga estaba tan tiesa, que no quise desaprovechar
esos formidables 20 cm de diversión, y rapidamente le pedì que se recostara para
que pudiera ensartármela- vaya! ya es tiempo de cabalgues un poco- me dijo con
una sonrisa maliciosa.
Empecè a menearme suavemente sobre su verga mientras gozaba como loca (esa
posiciòn me encanta porque puedo tener muchìsimos orgasmos), conforme sentìa
más rico su verga dentro, màs ràpido me movía, mientras el observaba embelesado
como bamboleaban mis tremendas tetas por la cabalgada y de vez en vez me las
apretaba. -Muévete màs ràpido!!, meneàte más puta, que yo se que te encanta tener
vergas adentro!! me gritaba y yo sumisa accediá porque el placer era demasiado ya
que sentìa multiples orgasmos.
-Muévete, muèvete que me vengo!!! ahhhh!!!- gritaba él mientras yo sentìa dentro las
vomitaditas de leche.
Cansados, nos tumbamos abrazados para descansar un poco, mienras yo sonreía
por el placer recibido y emocionada porque el regaño habìa dado excelentes
resultados.

Espero les haya gustado mi historia, me encantaría saber su opinión, ya que si les
agrada, tengo muchas màs historias que contarles. Por lo pronto este es un tip
chicos, a las mujeres nos encanta que nos digan marranadas en la cama... aunque
algunas se hagan las santitas

EL CHANTAJE DE LOS ALUMNOS DE MI MUJER

Le metió su polla entré sus enormes senos y ella comenzó a hacerle una
cubana como yo nunca la había visto

Esta es la historia que sucedió hace poco tiempo y que cambió mi vida para siempre.
Somos un matrimonio de 30 años los dos, mi nombre es Franco, soy ingeniero y
practico (junto con mi señora) competencias de pedestrismo a campo traviesa,
además de natación y ciclismo de montaña, por lo tanto se imaginaran que nuestro
estado físico es muy bueno.
Mi mujer, se llama Mónica profesora de inglés, además de realizar numerosos
trabajos de traductora y de vez en cuando dicta alguna que otra clase particular.
Dueña de en cuerpo digno de una vedette, mide 1,70mts más o menos, largas
piernas, 100 de busto y muy firme con pezones rosados, de esos que siempre se
asoman descaradamente y muy sensibles a las caricias (ella se excita al extremo
cuando se los acaricio), angosta cintura, 60, y unas caderas excelentes que
contienen lo más espectacular de su cuerpo que es su cola; me detengo en este
detalle para que se imaginen como es exactamente. Redonda, abultada, muy firme
por el ejercicio, parece como si su cola estuviera terminada a lija ya que no posee ni
una imperfección. Además su rostro es bellísimo, labios carnosos, nariz pequeña,
ojos miel y unas cejas muy expresivas, todo esto enmarcado por un pelo ondulado de
color castaño que le llega hasta poco mas que los hombros.
Nuestro matrimonio se encuentra privilegiado por nuestra pujante condición
profesional que día a día mejora, no tenemos hijos, clase media, muy
emprendedores que, no hace mucho, compramos una hermosa casa ubicada en un
barrio parque de las afueras de la ciudad. Sexualmente somos muy activos, aunque
nuestra experiencia previa al matrimonio fue muy poca y en el caso de mi señora casi
nula, nos gusta innovar, leemos muchos relatos de los mas variados y en la cama
fantaseamos con infinidad de situaciones pero en ningún caso las llevamos a cabo ya
que del dicho al hecho hay mucho trecho. Además nos encanta filmar nuestros
encuentros sexuales que son muy creativos y con todos ellos tenemos armada una
videoteca.
Nuestra relación se basaba en la confianza, cosa que cambió a partir de los hechos
aquí narrados, y que no solo cambió esto, sino que toda nuestra relación de pareja.
Si bien, mi mujer es muy sexy ya que además de ser como antes la mencioné,
también le gusta vestirse y actuar de manera muy sensual. En una palabra le
encanta provocar y que la miren, pero su personalidad es muy posesiva y celosa.
En una ocasión a causa de su trabajo la vino a visitar un grupo de alumnos ya que
tenían grandes probabilidades de desaprobar la materia faltando poco para terminar
el año, entonces ella, que es muy exigente con sus alumnos, pero a la vez les brinda
todas las posibilidades para que aprueben, les indujo a que trabajen de más para
superar sus dificultades y les invitó a que asistieran a nuestra casa de forma
extracurricular para poner al día sus conocimientos. Estos eran 4 jóvenes, todos ellos
muy despiertos y de una gran personalidad, habiendo uno, Andrés, el más bajo de
todos, que además de tener una obscura picardía, gozaba de una astucia poco
común. El día que vinieron por primera vez a casa, era un hermoso y caluroso
sábado por la mañana en que yo me disponía a comenzar con mi entrenamiento
rutinario que, por ser sábado, podía extender un poco más y luego asistir a mis
sesiones de masaje.
Cuando estaba saliendo, me cruzo a los muchachos que venían a casa y les indiqué
que tocaran la puerta, atendió Mónica y ellos se quedaron pasmados ya que lo hizo
muy de entrecasa, con unos short de lycra color gris que apenas cubrían hasta
debajo de sus nalgas, y una musculosa azul de algodón, todo esto sumado al morbo
que en todos causa el hecho de que esa hermosa dama sea su profesora. Ellos
entraron y yo me fui a hacer lo mío.
Estos encuentros se siguieron dando durante casi un mes, prácticamente de martes
a sábado y en mi empezaron a surgir fantasías, en las que imaginaba lo que por la
cabeza de ellos pasaba al ser atendidos por semejante maestra, lo cual (debo
admitir), me dio algunos celos. Por otro lado le pregunté a Moni si la ropa tan sexy
que usaba cuando venía los jóvenes, (por ejemplo en mini short de lycra), era una
casualidad y de ser así que podía interferir con sus clases, a lo que ella me respondió
que sabía que ellos se calentaban con eso, pero que a ella le gustaba hacerlo y que
no me preocupara, que lo iba a manejar y que no llegaría a mayores.

Una tarde, al llegar del trabajo, mi mujer me recibió de forma extraña ya que estaba
algo nerviosa, me besó, y me pidió que me siente. Me dijo que uno de sus alumnos,
en un descuido de ella le había quitado de abajo del televisor, uno de los videos que
habíamos grabado recientemente, y que ellos la habían chantajeado con este. Yo le
pregunté que le habían pedido, y ella me contestó que todavía nada, pero que le
dijeron que iban a hacer copias del video y que los iban a repartir entre los demás si
ella no les daba lo que le pedían, que lo piense, y que en unos días iban a venir a ver
si accedía al trato.
En ese momento me puse como loco y le dije que los iba a esperar, y que los iba a
estrangular para que desistieran de esa idea, a lo que Mónica me dijo que no, que
estaba loco si hacía eso ya que podía ir preso, además de que le dijeron que no me
diga ni una palabra a mi, de lo contrario repartirían copias del video.

- Entonces… ¿Qué hacemos? Le dije ya que no sabía cual era la mejor forma de
actuar.
- Tenemos que ser más inteligentes. Además seguramente lo que ellos quieren es
que yo les apruebe la materia y listo. Quédate tranquilo y deja que yo lo manejo.
Pasaron unos días de esto cuando por fin aparecieron los cuatro en casa. Era
sábado y yo me preparaba para ir a entrenar.
Cuando los vi llegar, tuve que disimular mi ira y le dije a Moni que hoy me quedaría
en casa a lo que ella me dijo que no, que me vaya porque mi presencia podía
complicar las cosas.
Yo de mala gana me puse mi indumentaria deportiva y salí, no sin antes saludar a los
jóvenes de forma un poco irónica y dando un jugoso beso a mi esposa. Además me
molestaba que estuviera tan linda, ya que tenía puesto en ese momento un vestido
muy vaporoso de tirantes y color blanco que tenía estampado unas flores, además le
llegaba por encima de las rodillas y lo usaba sin sujetador (esta demás decir que por
las condiciones físicas ya descriptas se notaban sus senos y en especial sus
pezones de una forma muy audaz), recordemos que no esperábamos que vinieran
justo hoy los muchachos a hacer efectivo su chantaje. Yo emprendí mi viaje y ni bien
salí me arrepentí de hacerlo y me pegué la vuelta, entrando a la casa por el garaje.
En absoluto silencio subí las escaleras que conectan el garaje con la casa y abrí con
mucho sigilo la puerta teniendo cuidado de no encender ninguna luz que pueda
ofrecer un contraste que delate mi posición de observación, cuando escuché:

-Bueno. Dijo Andrés. –Para mi Coca.

-¿Ustedes? Preguntó mi esposa.

- Lo mismo profe. Contestaron los otros.

Estaban todos parados en el living de la casa enfrentado a Mónica y la miraban con


cierto descaro.

- Me imagino que lo pensaste bien y que tenés una respuesta a nuestro pedido.
¿No?

-Si claro que lo pensé y...

- Me imagino que no le dijiste nada a nadie y menos a tu marido, ¿no? - ¡Estas loco!
Si le digo, los mata y Uds.
-Repartimos el video y hasta lo publicamos en Internet.

-Por eso, terminemos con esto. Pero… -¿pero que? -No estoy dispuesta a que me
cojan.

¡Que me cojan! ¡¡¡ ¿Que me cojan, dijo mi mujer?!!!No lo podía creer, Mónica me
había ocultado parte de la verdad. No sabía si salir de mi escondite y acabar con
esto, quedarme allí y dejar que todo pase o… no se, estaba totalmente enfadado y
no podía pensar. Solo atiné a quedarme allí y ver que pasaba.
-¿Como que no? Dijo Andrés. Vos haces lo que nosotros queremos.

-Para, no te atrevas a presionarme… -Andrés, dejá que proponga que es lo que nos
ofrece. Dijo uno de los otros.

-¿Les gusta como estoy vestida? Me vestí así para Uds. Les propongo que vean mi
cuerpo y luego se van y me dejan el video.

-¡Ni locos! Queremos más.

-Bueno, si quieren se pueden cascar una paja pero nada más.

Cuando iban a protestar, Andrés haciendo un gesto con la mano de que se detengan
dijo: -OK. Empieza. Pero hacelo despacio.

Mónica comenzó a desabrocharse el vestido por delante cuando Andrés interrumpió:

-Sacate las tetas, Asii... Ahora déjate el vestido puesto y levántate la falda.

Mónica, tragó saliva, estaba siendo humillada por un par de jóvenes que ni siquiera le
dejaban que se saque la ropa a su manera. Cerró los ojos y se levantó la falda.
Tenia puesta una de sus habituales tangas de encaje color blancas.

-¡Que rico! Se oyó decir a uno de ellos.

- Sácatela. Dijo otro.

Ella, con esfuerzo lo hizo. En eso una mano se abalanza a tocarle una teta cuando
es interceptada por un golpe de mi mujer: -¿Qué haces?, dijimos que nada de tocar.

- Nada de tocar, no. Dijo Andrés. Nada de coger, era el trato.

A todo esto ya tenían las pollas en sus manos. Todas eran de buen tamaño, pero la
de Santi era muy grande y gorda. Noté que moni la vio porque se quedó con la
mirada un rato en ella y porque pareció que se le fue la inhibición. En ese momento
se les acercó con decisión y los empujó sutilmente para que se sienten en el sillón. Al
hacer esto, varias manos fueron a dar cos sus pechos y una se introdujo por debajo
de su falda que tocó su conejito desnudo.
Esta vez, Moni no les golpeó las manos, sino que las retiró con delicadeza y mucha
paciencia.
Yo no lo podía creer, seguía sin saber que hacer pero confiaba (todavía) en el ingenio
de mi mujer. Los celos me estaban matando pero a la vez estaba sufriendo una
erección de campeonato. ¡Me estaba calentando; y como!

-En eso, Moni que tenia los el vestido prendido por el botón del medio y por lo tanto
tenia totalmente descubiertos los senos y su sexo, empezó a moverse muy
sensualmente delante de los muchachos que nuevamente intentaban tocarla esta
vez sin que ella ejerciera resistencia alguna.
Las manos ingresaban por debajo de la falda y recorrían sus piernas y nalga no
pudiendo llegar bien a sus senos por la altura del sillón y porque Moni estaba de pié.

-Arrodíllate. Dijo Andrés.

Moni obedeció quedando a la altura de las rodillas de ellos y empezaron a


masajeárselos lo que hizo que sus pezones se pongan muy rígidos producto
obviamente de la calentura que ella tenia, masajes que bien podían terminar en el
orgasmo de ella.
No paraban de cascarse las pollas y mi cabeza iba a mil cuando pasó algo que
definitivamente no pensé que pudiera pasar. Moni tomó la polla del que estaba por
delante de ella con una mano y con la otra la del otro y las empezó a cascar.

-Nosotros también queremos. Dijeron los demás.

Entonces Moni soltó la polla que estaba enfrente de ella para tomar la otra, pero la
que había soltado se la metió en la boca. ¡Si! Se la agarró con la boca y la empezó a
chupar como solo ella lo sabe. La humedecía bien y se podía escuchar el chapotear
de la polla en su boca. Esto hizo que uno de los que estaba pajeando se viniera con
grandes chorros de semen que empaparon su mano y brazo, además del sillón y la
alfombra.
El que estaba desocupado, fue por detrás de ella (que estaba de rodillas pero con la
cola sobresaliendo hacia afuera) y le levantó la falda para meter varios dedos en el
coño que a esta altura estaba súper mojado. Había que verla, con semen en toda
una mano, pajeando a uno, otro que le metía 3 dedos en el coño mientras le
amasaba sus nalgas, con una polla en la boca y sus tetas llenas de saliva producto
de su trabajo mezclada con liquido preseminal del muchacho al que chupaba.
No aguantaba la escena, por un lado me martillaban la cabeza los celos y por otro
lado mi polla estaba a punto de explotar.
En eso ella llega sonoramente a un orgasmo. Cuando abre la boca, producto de su
placer, el muchacho de la polla grande se viene, tirando su abundante semilla en su
boca, cara, cuello, tetas, en fin la embarró toda.
El otro al que estaba cascando, que era Andrés se acerca a ella y le acaba en la
espalda sobre el vestido.
Se las empieza a limpiar con la boca a los tres y muy rápidamente se ponen duras de
nuevo cuando siente que el muchacho de atrás de ella se posiciona para penetrarla.
Ella, alertada, se da vuelta y le dice: -¡Estas loco! Les dije que no me cogieran.

El le dijo que no la iba a penetrar, que solo se frotaría con su concha. Al oír esto,
Moni continuó con sus mamadas y el muchacho, agarrándola de las caderas empezó
un frenético bombeo, que sin ser una penetración, estimulaba el clítoris de mi mujer y
la empezó a poner como una moto nuevamente.
El joven rápidamente se vino, descargando su semen, producto de la posición, en el
pubis y barriga de mi mujer, llegando a chocar incluso con la parte baja de sus
hermosos pechos.
Rápidamente todos quisieron hacer lo mismo, reemplazando al muchacho, uno de
sus compañeros mientras los otros dos eran succionados y pajeados
alternativamente por Moni.
Uno que era pajeado por mi mujer, acabó en su boca, corriendo, lo que ella no pudo
tragar, por la comisura de sus labios juntándose con el esperma que tenía en el
cuello. En eso, Andrés le dijo: -Yo quiero algo distinto.

Diciendo esto, la dio vuelta y, sentándola en el sillón, le metió su polla entré sus
enormes senos y ella comenzó a hacerle una cubana como yo nunca la había visto.
El muchacho se movía entre sus tetas y su polla resbalaba producto de todas las
corridas acumuladas mientras que ella aprovechaba para besar su capullo cuando
este llegaba a su mentón.
No pudo aguantar mucho y se vino, empapando todo el torso cuello y boca de mi
mujer. Rápidamente todos lo reemplazaron para que Mónica le haga una cubana a
cada uno viniéndose todos de la misma forma.
Estaban todos agotados, habían acabado como tres veces cada uno y Mónica
también había tenido lo suyo, producto de los manoseos de los muchachos y de la
frotación que realizaron con sus penes en el clítoris de ella, cuando moni les dijo:
-Esta pagado el trato, ahora denme la cinta y se van de mi casa.

Los muchachos escucharon, se miraron y en silencio se marcharon no sin antes tirar


sobre el sillón la cinta.

-Gracias Prof., la verdad que usted si que la sabe chupar. Dijo Andrés con una risa
burlona dibujada en su rostro.

Moni lo miró con desprecio y luego se marcharon. Ella seguía tirada en el sillón llena
de semen por todos lados, tetas, cuello, vientre, manos, piernas, todo el cuerpo.
Yo estaba totalmente confundido pero a la vez muy caliente, entonces no lo pensé
más y salí de mi escondite. Cuando ella me vio se asustó mucho y empezó a titubear.

-¿Qué te pasó? ¿Que significa esto? -para yo te puedo explicar todo.

-vos sabias que esto era parte del trato y no me lo dijiste. ¡Sos una puta de mierda! -
Es que esperaba que ellos se conformen con mirarme y asta tocarme pero… ¡les
prohibí que me cogieran! - A no, menos mal. Dije de forma irónica.

Y no aguante mas, me acerque a ella, estaba toda pegajosa, la di vuelta y se la metí,


la bombee rápidamente.

-¿Te gustó, lo que hiciste? ¿¡Te gusto!? -Mi amor: ¿Cómo me preguntas eso? Me
chantajearon.

-Te vi, puta. Vi tu cara cuando le viste las pollas.


-Si, me gustó, y quiero que ahora me cojas vos.

Así lo hice y le llené la concha de leche. Estuvimos cogiendo toda la tarde. Debo
admitir que el estado deplorable en que estaba producto de las corridas de los
muchachos me excitaba mucho.
Nunca mas hablamos del tema pero se que esto marcó un cambio en nuestra vida
sexual que desembocó en muchas historias que en otro momento les contaré.

Si les gustó escríbanme. Saludos.

MIENTRAS DUERME MI MARIDO

MIENTRAS DUERME MI MARIDO Me sentía realizada engañando a mi marido con


tres hermosas vergas que se introducían en cada orificio que encontraban a su paso

Era una noche en la cual fuimos a una cena de Aniversario de la empresa donde
trabaja mi marido, yo vestida de un vestido rojo ajustado a mi hermoso cuerpo a lo
cual cabe rescatar que tengo unas buenas tetas y un deseado culo acompañada de
una estatura de 1.70 cm y se notaban mis largas piernas, llevaba una sandalia de
taco alto y mi cabello recogido rubio.
Llegamos al lugar donde estuvimos toda la noche sentados en la mesa sin que
pasara nada particular. Ya muy entrada la noche noté que ya no había casi personas
en la fiesta, solo algunos compañeros de mi marido que en ese momento me percaté
se fijaban en mí, miré a mi marido y pude notar que por causa de las copas bebidas
se había quedado dormido, entonces supe que eso seria mi gran oportunidad.
Se me acercó uno de sus compañeros que debo decir que estaba bastante fuerte y
me sacó bailar, cuando llegamos a la pista la música que sonaba era bastante
romántica, entonces el aprovechó para abrazarme y apretarme contra su cuerpo,
bailamos unos minutos y sentí que el se apoyaba cada ves más contra mi cuerpo y
pude sentir que apoyaba su bulto contra mi. Como yo estaba pasadita de copas lo
miré y me lancé contra sus labios dándole así un gran beso con la lengua, mire hacia
donde estaba mi marido para ver en que estado se encontraba y él seguía dormido.
Entonces después del beso me agarró de la mano y me llevó hacia la cocina la cual
ya se encontraba vacía.
Llegamos a la cocina y yo que ya no podía aguantar el deseo de tener su verga entre
mis labios, me arrodille ante él y la bajé la bragueta y dejé así en libertad su abultado
pene, la mire sorprendida por la grandeza de su pene y temí que no cupiera en mi
boca medio por lo menos unos 25cm, la tomé entre mis manos y me dispuse a
hacerle una buena paja mientras lo hacia el mi dijo que no aguantaba más y que por
favor me tragará esa enorme verga que tenia en mis manos, yo accedí y me empecé
a darle una buena mamada la cual con su mirada el me agradecía, en eso nos
percatamos que otros dos compañeros de mi marido nos habían seguido a la cocina,
se acercaron hacia mi y empezaron a manosearme, uno introducía su dedo en mi
muy mojada raja mientras el otro me succionaba los pechos y yo seguía con la
enorme verga en mi boca.
Uno de ellos me tomó del brazo pidiéndome que me ponga de pie, al ponerme en pie
se lanzaron hacia mí despojándome del vestido de una forma desesperada
besándome y lamiendo todo mi cuerpo, uno de ellos me obligó que me ponga de
cuatro, uno de ellos se escurrió debajo de mí, introduciendo suavemente su glande
dentro de mi vagina y otro me introducía un dedo en el culo sugiriéndome que seria
penetrada por atrás el tercero me agarró del pelo y me levantó la cabeza dándome
leves golpes por el cuello y la cara con su pija que estaba muy tiesa, yo me sentía
realizada engañando a mi marido con tres hermosas vergas que se introducían en
cada orificio que encontraban a su paso.
El que estaba bajo mío me penetraba con tanta fuerza que me hacia pensar que mi
vagina se partiría en mil pedazos, mientras el otro ya había introducido la mitad de su
verga en mi culo. Yo me encontraba en una posición que solo podía sucumbir ante un
deseo tan fuerte. El que me introducía por el culo sintió que el dolor que yo sentía era
demasiado grande y fijándose que había una frasco de mayonesa cerca de él y se
percato que también había un pepino, lo unto en el pepino para introducirlo dentro de
mi agujero lo cual me excitaba aún más, cuando mi culo ya se encontraba bien
lubricado encostó su pija hacia mi agujerito lo introdujo de un solo golpe, estuvimos
así por 5 min aproximadamente y luego cambiamos de posición. Después de esto me
condujeron hasta la mesada de la cocina haciéndome acostar sobre ella, al que me
penetraba por el culo pasé a chuparle la verga, al que yo le hacia una rica mamada a
pasó a chuparme la concha y así quedando el tercero que pasó a acariciar, lamer y
succionar mis senos. El que me mamaba la concha se detuvo para así colocarme
mermelada de fresas y continuo lamiéndomela, al que le estaba succionando la pija
no aguantó haciendo que ese manjar de liquido corriera por mi boca llegando a mi
garganta, yo me relamía saboreando su esperma, mientras que el que me chupaba
las tetas se subió encima mío para hacia hacerse una paja rusa que al final también
termino por correrse en mis bellos pechos y el otro pasó a metérmela con tanta
fuerza que yo ya sentía que se venia entonces le pedí que se corriera en mi deseado
culo, el me puso de cuatro y como ya estaba bien preparada lo introdujo con mucha
fuerza y a la tercera embestida ya se corrió dentro de mi culo. Luego a todos pasé a
darles una buena chupada para limpiarles la verga.
Después de tanto gozo nos vestimos, y prometimos que algún día volveríamos a
repetir esta misma experiencia. Ya lista yo salí sola para que nadie sospechará y en
ese mismo momento noté que mi marido ya se había despertado y me preguntó de
donde venia lo cual respondí que estaba buscando el sanitario y el inocentemente
me indicó donde quedaba en realidad. Tomé mi cartera, abracé a mi marido y le di un
largo beso en la boca, salimos del lugar tomamos un taxi y volvimos a casa

MI TIO GASPAR Empecé a moverme con desesperación buscando gozar cada


roce, cada entrada y salida de su pene de mi culo

Por motivos familiares tuve que viajar a mi país de origen y como hacía 10 años que
no iba, para celebrar mi llegada, organizaron una comida en la casa de mi tío Gaspar,
quien estaba en pareja con una mujer cuatro años mayor que él, aunque de muy
buen carácter y amorosa, según me cuentan sus hijas. La comida se desarrolló en el
mejor ambiente y, todos comimos y bebimos bastante. La casa de mi tío, quedaba a
una hora de la capital, por lo cual contaba con una gran extensión de terreno,
evitando ser vista por los vecinos más cercanos, y tenía instalaciones recreativas. Mi
marido y yo, luego de conversar con mi familia y de reposar un poco, decidimos
tumbarnos en una reposera junto a la piscina, en donde por efectos de la comilona, la
cerveza y el calor, me estaba quedando dormida.

Mi tío, se fue debajo de un ranchito, y se recostó en una hamaca, mientras se


escuchaba desde la casona, una música muy suave que invitaba a relajarse. Como
hacía ya tiempo que no disfrutaba de un momento libre para descansar a mis
anchas, me levanté y me dirigí a refrescarme en la piscina, estuve chapoteando un
rato, y como hacía mucho calor, salí tomé un toallón, me sequé, para luego dirigirme
al bar de la terraza, para servirme una bebida. Mi marido se había retirado a la
habitación a descansar, pues estaba algo cansado. Estando en el bar, y a punto de
servirme el refresco, tropecé y el vaso saltó de mi mano, rompiéndose en mil
pedazos y rápidamente me incliné a juntar los vidrios. Estaba tan distraída en mi
labor, que no me di cuenta que mi tío, se había acercado sigilosamente hasta donde
yo estaba, y se había quedado extasiado mirando mi trasero, que siempre había
atraído las miradas de los hombres, por ser paradito, redondo y macizo.

De pronto siento que alguien está detrás de mí, y veo que es él, y que tenía una
erección que era notable a través de su pantalón corto, él nervioso porque le
sorprendí de esa manera, me pregunta que si me había pasado algo, agachándose
para ayudarme a recoger los restos del vaso. Debo decir que desde mis 16 años,
siempre me sentí atraída por mi tío Gaspar, pues es muy guapo y su cuerpo siempre
lo ha mantenido muy bien formado, es digamos el sueño de toda chiquilla que
comienza a sentirse ilusionada por un hombre.

El sentirlo tan cerca de mi cuerpo, trajo a mi cuerpo sensaciones que provocaron en


mí, ansiedad e inquietud, hasta provocar que mis mejillas se enrojecieran, lo que no
pasó inadvertido para él, me tomó de los brazos, y muy despacio me fue levantando,
le miré a sus enormes ojos verdes, y noté ternura y deseo, intenté escapar y al pasar
entre la barra del bar y él, sentí como una suave caricia, su bulto sobre mi pierna, no
dije nada, sólo atinaba a pensar en si alguien nos veía, y lo que pasaría después. Sin
dar mayor importancia a nuestro entorno, sólo atinó a rodear mi cintura, y a
apretarme fuertemente contra él, para luego depositar sobre mis labios un tierno y
desesperado beso, yo quería soltarme de ese abrazo, no porque no me gustara sino,
por temor a ser sorprendidos, pero me dejé llevar, me rendí a esa caricia, entonces
sentí como acariciaba mi trasero y mis muslos, y comencé a respirar entrecortado.

Ambos deseábamos esas caricias con desesperación, y fue cuando Gaspar, me


condujo a el cuartito del jardín que quedaba distante de la casona y lejos de la vista
indiscreta de los demás. Ahí sacó mis senos de el sostén y los comenzó a besar y
pasar la punta de su lengua en mis pezones que se comenzaron a erguir muy duros
a cada paso de su lengua sobre ellos. Mis piernas comenzaron a temblar, y entre
ellas la humedad iba creciendo. Poco a poco fue bajando la otra parte del bikini,
hasta dejarme totalmente desnuda, y fue cuando comencé a sentir como frotaba su
bulto en mi ombligo, pues soy algo más baja, me volvió a agarrar de la cintura
pegándome a él, y así me fue conduciendo de a poco, hasta la camita que estaba en
aquella habitación, una vez que me posó sobre ella, se hincó y abrió mis piernas, y
acercando su rostro a mi entrepierna, comenzó a introducir su lengua en mi cuevita,
yo entregada a sus caricias, le ofrecí aquel fruto que tanto deseaba y él, lo degustó
hasta que alcancé un orgasmo como pocos, se levantó y con mis jugos todavía en su
boca, me besó.

Sin dejar de mirarme, comenzó a sacarse la ropa muy despacio, mientras yo tocaba
mis pechos, ya quería sentir el calor de ese miembro en mi interior, aquel que tanto
tiempo había imaginado penetrando mi carne, y haciéndome disfrutar como nunca.
Desesperada, me senté en el borde de la cama y libré su pene de aquella prisión que
lo encerraba. Cuando lo tuve en mis manos, lo comencé a masajear, a tocarlo todo
suave y lentamente, y me dije: "por fin hoy serás mío, mucho te he aguardado ya,
sabía que el día llegaría”.

Lo fui acercando a mi boca, muy lentamente, y cuando mis labios hicieron contacto
con su cabeza roja, se fueron abriendo para darle paso de a poco, fue cuando me di
cuenta que era más grande que mi cavidad bucal, así que tuve que arreglármelas
para darle cabida a ese precioso ejemplar. Gaspar comenzó a gemir después de un
rato de que yo le comenzara a mamar, y al poco rato sentí como sus piernas
comenzaron a temblar, por lo que tuvo que tomarme fuerte por los hombros, para no
caer. Estaba disfrutando cada movimiento mío en su pene, hasta que no pudo más y
comenzó a soltar toda su leche caliente, que yo me bebí hasta la última gota.

Una vez repuesto, me acomodó sobre la cama, colocó una almohada debajo de mis
caderas y me fue introduciendo su pene muy despacio dentro de mi muy mojada
cuevita, acelerando de a poco sus movimientos mientras en su boca iba metiendo
primero uno y luego el otro pezón, chupando con desesperación y dando pequeños
mordisquitos, que producían en mi cuerpo, oleadas de impulsos eléctricos, que
agitaban mi cuerpo. Que placer me estaba dando su hermoso pene al rozar las
paredes de mi vagina. El seguía moviéndose y supo que estaba próxima a acabar,
así que disminuyó su ritmo y espero pacientemente a que mi cuerpo se recobrara un
poco. Mi aliento galopaba locamente, nos miramos a los ojos y sin decir nada
entrelazamos nuestros cuerpos, hasta acabar en un simultáneo y generoso orgasmo.

Fue entonces que me dijo que lo tenía loco, y que lo que más deseaba era mi culo,
yo dudaba pues no lo había hecho por ahí, a pesar de que mi marido me lo había
pedido muchas veces, él me respondió que no era un experto, pero que trataría de
hacerlo con cuidado para no lastimarme y que si eso pasara, que todo quedaría ahí.
Accedí y me colocó de forma que mi trasero quedara a su alcance y con su lengua,
comenzó a jugar en esa área tan sensible para después de un tiempo, con cuidado ir
pasando parte de nuestros jugos que salían de mi vagina, con sus dedos hasta el
agujero virgen por él deseado, y luego comenzó a introducir uno, dos, hasta tres
dedos, mientras que con su otra mano, buscó y frotó mi clítoris, para llenarme una
vez más de placer, hasta hacer vibrar todo mi cuerpo, una vez así, sacó sus dedos
que ya habían abierto un poco mi agujero, se frotó su pene y empezó a introducirlo
despacio.

Yo temerosa, le decía que fuera despacio, que me estaba doliendo mucho, entonces
me mordí un puño hincando fuerte mis dientes en él, hasta que de a poco comenzó a
ceder el malestar. Una vez toda dentro, él se quedó quieto por unos minutos, yo
lloraba por el placer y el gozo que estaba sintiendo, luego comenzó a moverse
despacio hasta que sin darme cuenta empecé a moverme con desesperación
buscando gozar cada roce, cada entrada y salida de su pene de mi culo.

Lo ajustado y caliente que se sentía mi agujerito, unido a la excitación que ambos


teníamos, lograron que tuviéramos un orgasmo fabuloso en medio de mis gemidos y
su respiración agitadísima que nos hizo unir nuestros cuerpos en un gran abrazo, su
leche generosa brotaba de mi culito, estaba en las nubes como jamás lo estuve, nos
separamos y nuevamente nuestras lenguas se unieron en un beso muy profundo.
Una vez recuperados, nos levantamos, nos pusimos nuestras ropas y uno por vez,
salimos de aquel cuartito, que fue testigo de nuestro amor, no sin prometernos
guardar silencio, para no dañar a nuestras respectivas parejas y así poder disfrutar
después de nuestra intimidad, mientras durara mi visita.

Mi cuerpo seguía caliente y decidí subir a mi habitación a darme una ducha de agua
fría, para lograr apagar las llamas de deseo que aún quedaban en todo mí ser. Me
acosté junto a mi marido para descansar un poco, antes de la fiesta que ofrecía mi
familia en nuestro honor. Al despertar, vi que mi marido me miraba lleno de deseo,
me dio un beso y me dijo: te ves muy linda, parece que el estar con tu gente, te
renueva. Le dije que la verdad era que me sentía muy contenta de haber hecho ese
viaje, y que a pesar de que habían pasado tan pocas horas, ya había comenzado a
disfrutar de todo eso, y como no sentirme así, si Gaspar me había hecho el regalo
más sabroso que no había pensado tener.

Mi marido, me abrazó y con su mano fue buscando mi entrepierna, y yo abrí las abrí,
para hacerle más sencilla su búsqueda. Apartó mis labios vaginales y comenzó a
jugar con mi sabrosa y ya excitada pepita, que anhelaba seguir siendo estimulada.
Arqueé mi espalda y le ofrecí mis pechos que ya estaban duritos y deseosos de ser
chupados y lamidos. El no se hizo esperar, cumplió mis deseos, haciéndome gemir y
gruñir de placer. Estaba tan caliente, que sin poder esperar más, le pedí que me
poseyera, que necesitaba sentirlo dentro de mí. Levantó mis piernas sobre sus
hombros, se acomodó y jugando con la cabeza de su pene sobre mi clítoris, como si
me diera pequeños golpecitos, que me hicieron comenzar a temblar de placer, moví
mis caderas buscando su pene, para que encontrara la entrada de mi cuevita y la
llenara con su calor. Fue después de varios minutos, que por fin pude disfrutar de su
pene que ajustaba muy bien en mi vagina.
Comenzó a bombearme primero despacio, como disfrutando cada roce con las
paredes de mi vagina, hasta que sintió que apreté los músculos y su pene sintió la
presión, ocasionándole tanto placer, que le hizo gritar. Una vez recuperado, me
comenzó a meter un dedo por mi culo, que aún estaba ardido por el pene de mi tío, y
me dijo: mi amor, te noto el agujerito algo dilatado, ¿quieres que intentemos por ahí?
Y yo que ya conocía, lo rico que se siente, le dije está bien mi cielo, es todo tuyo.
Sacó su miembro de mi vagina y me pidió colocarme de espaldas a él y que apoyara
mis manos sobre la cama, y abriera bien mis piernas, subiendo mi trasero. Así, en
esa pose, me lubricó el ano con su saliva y también su pene, para luego colocarlo en
la entrada y dando un suave empujón introdujo su cabeza, que me hizo respingar,
pues es más grande que la de mi tío, esperó un poco a que me acostumbrara y luego
procedió a meter de a poquito el tronco, mientras de mis ojos brotaron dos grandes
lágrimas y de mi boca brotaban quejas mezcla de dolor y placer. Una vez dentro,
atrapó mis caderas, me atrajo hacia si, y luego de unos minutos, comenzó a meter y
sacar su pene, mientras con una de sus manos jugaba con mi clítoris y metía un
dedo en mi agujero, logrando que alcanzara rápidamente un tremendo orgasmo, que
me hizo doblar las rodillas, mientras el seguía bombeando mi culo, hasta que por fin
unimos nuestros cuerpos en un temblor que nos hizo caer sobre la cama, en un
doble orgasmo, dejándonos sin aliento.

Una vez recuperados, nos metimos en la ducha, repasando con nuestras bocas
nuestros cuerpos, hasta que recordando que faltaba poco para la fiesta, decidimos
salir y descansar un rato, para reponer fuerzas.

Si deseas puedes escribir, pero siempre con respeto, sino olvidalo.

MIS DOS AMORES Aunque no podía quejarme de las atenciones de mi marido,


seguía sintiendo deseos de volver a estar con mi tío

En el relato anterior, les relaté como fue la experiencia con mi tío Gaspar, y lo mucho
que ambos disfrutamos la entrega de nuestros cuerpos, hoy les cuento, un poquito
más de lo que sucedió después.

Mi marido y yo, luego de un reparador descanso, nos preparamos para bajar a la


fiesta ofrecida en nuestro honor. Estaban además de toda la familia, algunos amigos
de la universidad, que tenía mucho sin ver.

La noche iba transcurriendo muy animada, y yo sin poder evitarlo, buscaba con la
mirada a mi tío, y cuando lo ubiqué, él dirigió sus ojos a los míos, y poniéndose el
vaso sobre su labio inferior, disimuladamente, me mandó un beso travieso, para
luego pasar la punta de su lengua por el borde, mi cuerpo reaccionó con un suave
temblor, y mi entrepierna, palpitó de emoción, pues ya conocía de sobra lo bien que
sabía usarla. Con coquetería me puse un dedo sobre mis labios y le devolví un corto,
pero sensual beso y un guiño de ojos, y rápidamente me volví a buscar a mis amigos
que charlaban afablemente con Ernesto, mi marido.

Aunque ponía todo mi empeño, mi mente no se mantenía quieta, recordaba cada


abrazo, cada roce de sus manos sobre mi cuerpo, la forma tan sensual con la que
me condujo al orgasmo más sensacional que había tenido, no es que Ernesto no me
hiciera sentir sobre las nubes, todo lo contrario, pero pensar en ese amor prohibido
que iba floreciendo, trastornaba todo mi ser. Ahí me di cuenta que mi estadía en
aquella casona, sería de no olvidar.

Aquella madrugada al volver a nuestra habitación, agotados y algo mareados por las
bebidas, nos quedamos dormidos pronto, pero antes del amanecer, desperté y
comencé a tener fantasías sexuales con Gaspar, que provocaron aquellos increíbles
temblores que tanto me agradaban y mi chochito bien rasurado, empezó a mojar mis
pantaletas. Mi primer impulso fue pasar mis dedos por mi entrepierna, y tocar aquella
calidez, me hizo calentar mucho más, y tuve el impulso de despertar a mi marido,
quien al notar mi cercanía abrió sus ojos, me dio un beso y me dijo: - ¿Qué le pasa a
mi rico pastelito? - Yo le respondí, sólo te miraba y sentí deseos de hacer el amor.
Me dio un abrazo y acercándose, metió la punta de su lengua en mi oído, y luego la
fue bajando por mi cuello. Comenzó a bajar el tirante de mi camisón negro, dejando
al descubierto mis pechos, a los que se dedicó a chupar y lamer lentamente,
haciéndome gemir del placer que estaba sintiendo. Lenta y cuidadosamente fue
quitándome el camisón, dejándome en mi diminuta tanga, que se perdía entre mis
carnosas nalgas. Ernesto siguió su recorrido por mi cuerpo, hasta que llegó a mi
ombligo, en donde metió su lengua, y también mordisqueó.

Yo no podía esperar más, quería sentirlo entrar en mí, quise moverme, pero él me
detuvo, y me dijo: - ¡No!, déjame que hoy seré yo quien te haga el amor.
Yo no me resistí, y le dejé hacer. Y apartando el tanga, metió su lengua, atrapando mi
clítoris, que al sentir su boca, se dejó querer. En ese momento, mis piernas rodearon
sus hombros y me abandoné a sus caricias, con un largo suspiro seguido de un
¡aaaaaaaaaaahhhhhhhh! Mi amooooorrrrrrrr... Fue cuando introdujo en mi cuevita,
dos dedos, que metía y sacaba con lentitud, sin dejar de chuparme la pepita de oro,
como él le llamaba.

- Si mi amor así, así, asssííííííííííí, me gusta que me chupes,


¡aaaaaaaagggggggggrrrrrrrrrr! - ¡Ohhh, Eduardo!, se siente tan bien. Estaba
disfrutando de sus hábiles manos que me estaban volviendo loca de deseo.

Cuando pudo sentir que yo estaba a punto de alcanzar el orgasmo, se detuvo y muy
despacio sacó su rostro y sus dedos de mi entrepierna, se incorporó y quitó su
pantalón de pijama, apareciendo de pronto su pene, que comenzaba a estar erecto.
Con una sonrisa se acercó y lo colocó cerca de mi rostro, lo atrapé en mi mano, abrí
mi boca y metí su glande, comencé a saborearlo y a mover mis labios sobre su
tronco, cuando lo tuve todo adentro, empecé a chuparlo con mucho deseo, el mismo
que estaba sintiendo yo, Ernesto gemía y tiraba su cabeza hacia atrás, mientras su
miembro terminó de crecer llenando mi boca y aumentando la excitación de ambos.
Sacó su pene, y se acomodó sobre mí, acercando su glande a mi vagina,
introduciéndolo lentamente, el deseo iba creciendo cada vez más, me decía que ese
era nuestro momento y que me convirtiera en su gatita mimosa, como sabía yo
hacerlo. Comenzó a moverse dentro de mí, mientras con su boca jugaba en mis
pechos, y su mano buscaba mi esfínter anal, antes de entrar ahí, se puso a masajear
el entorno provocando que mi cuerpo se estremeciera de placer. Ernesto esperó a
que mi orgasmo terminara, para seguir con su mete y saca y su masaje, no quería
darme tregua, era como si de pronto, quisiera apagar el fuego que tenía dentro.

El movimiento involuntario de mi cuerpo, ya no lo pude controlar y mis jadeos de


placer tampoco, mi vagina palpitaba tanto como mi corazón. Cerré mis ojos
dejándome querer e inicié un movimiento circular de mis caderas, que le hacía gozar
como nunca antes y mi cuevita se contrajo alrededor de su pene, produciéndole un
suspiro que brotó desde lo más profundo de su alma, dejándose caer sobre mí con
un espasmo que le produjo un orgasmo, mientras permanecía dentro de mi cuevita
del amor. Un rato después, estando ambos agotados, con nuestros cuerpos aún
transpirados y olorosos a sexo, nos separamos y quedamos nuevamente dormidos.

Así pasaron los días, y yo aunque no podía quejarme de las atenciones de mi


marido, seguía sintiendo deseos de volver a estar con mi tío, que siempre que
encontraba la ocasión apropiada, no dejaba de tocar mis pechos, mi trasero o darme
un beso provocador, susurrándome al oído, que no perdía las esperanzas de volver a
estar conmigo, lo que me producía una humedad apreciable en mis pantaletas.

Mucho no tuvimos que esperar, la oportunidad se dio más pronto de lo que pensaba,
mi familia organizó un paseo a la playa, de donde regresarían al día siguiente por lo
distante en que se encontraba. Todo estaba preparado para ir con ellos, cuando
recibo un llamado de mi oficina, en la que me pedían brindara mi ayuda a la persona
que me estaba supliendo, pues había surgido una demora en el proyecto que se
estaba realizando y del cual era yo su creadora, siendo la única persona que podía
dar luces en el problema. Esto tanto a mi marido como a mi nos incomodó un poco, y
decidimos que al menos él fuera al paseo, que yo si solucionaba pronto el
inconveniente, le pediría a mi tío que me llevara a la reunión, ya que él saldría más
tarde, luego de atender un negocio. De esta manera, todos muy temprano en la
mañana salieron, quedando sola en casa. Cerca de media mañana, recibí el llamado
de mi oficina donde me dieron los informes, y luego de dos horas y media de arduo
trabajo, se logró solucionar la dificultad, quedando libre y a la espera de mi tío, para
emprender el viaje.

Como hacía calor, decidí ponerme el bikini y meterme a la piscina, para refrescarme
un poco. Como me sabía sola, me saqué el sostén y me dediqué a sentir el suave
roce del agua sobre mi piel, me recosté en las escalinatas de la piscina y cerré mis
ojos. No supe en que momento llegó mi tío, ni qué tiempo estuvo ahí observándome.
De pronto escucho su voz que me dice, eres muy linda mi dulce, y no sabes lo
mucho que me excita tu cuerpo. Y sin demora una vez que se quitó su ropa, se metió
y se puso a mi lado. Acercó mi rostro al suyo para darme un tierno beso en la boca, y
luego me dijo mi niña, no sabes cuanto te he extrañado, es una penitencia verte y
sentirte tan cerca y no poder tocarte, yo le respondí, Gaspar, yo también te he
extrañado, y no sabes las veces que mis tanguitas se humedecieron pensando en ti,
y me dio otro beso, bajando luego a mis pechos, para mordisquear mis pezones, que
rápidamente se pusieron duros ante aquellas caricias, me acercó más a su cuerpo,
apretándome y frotando sus manos en mi espalda desnuda.

Me soltó y me dijo: - No soporto más, deseo que seas mía otra vez.
Y lentamente me hizo levantar y girar de espaldas para que mi trasero, quedara a su
entera disposición. Apoyé mis manos sobre uno de los escalones de la escalera, y
separando mis nalgas comenzó a jugar con su lengua en mi esfínter que al sentirse
estimulado, comenzó a palpitar de deseo, jugó con sus dedos que ayudados por el
agua, que golpeaba en ese orificio calentito, comenzaron a entrar y salir abriendo
aquel agujero apretadito. Luego levantó una de mis piernas y sosteniéndola, acercó
su pene, que ya estaba en todo su esplendor, hasta la entrada de mi vagina,
comenzando a introducirlo poco a poco, haciéndome sentir completamente llena. No
se si era la ansiedad que ambos sentíamos de nuestros cuerpos, pero no tardamos
mucho en tener nuestro primer orgasmo, que hizo que los dos gruñéramos de placer.
Nos quedamos un rato así pegados, sin que él sacara su miembro de mi vagina, que
aún se sentía duro, luego lo retiró, buscando mi apretado y suave agujerito,
firmemente fue metiéndolo poco a poco, después de un momento, yo misma
comencé a empujar mi trasero contra su pene, hasta sentir que sus testículos me
golpeaban, como si fueran suaves nalgadas.

Empecé a mover mis caderas en círculo muy suavemente, arrancando de su


garganta gemidos de placer, que se confundían con el ruido del agua, y del roce de
nuestros cuerpos. Sus entradas y salidas, me hacían vibrar, mis piernas comenzaron
a sentir la presión de su cuerpo y se acalambraron, temblaban con cada empellón
que me daba cada vez más y más gozo. Con mis ojos cerrados, disfrutaba cada
movimiento, cada caricia, temiendo que si los abría, podría despertar de un sueño
apasionado que no quería que terminara.

Gaspar me tomó por las caderas, giró sobre sus pies y se sentó en la escalinata, y yo
quedé sentada sobre su regazo, permitiendo que su pene entrara más en mi culito,
sintiendo mucho más, su calidez en mi interior, y comencé a meter y sacar su rico
miembro en mis entrañas, mientras él apretaba con sus dedos mis pezones, yo
jadeaba y sentía como se estremecía su cuerpo. El estaba muy cerca del clímax,
había resistido un largo tiempo y un placer lo recorrió de arriba abajo, hasta que sin
control llegó a la cima del éxtasis y un fuerte grito, salió de su interior y con él, su
líquido caliente invadió mis entrañas, llevándome a un tercer orgasmo que me dejó
como una muñeca inanimada. Pasaron unos minutos, luego nos dimos unos besos
más, nos levantamos, salimos del agua abrazados, nos dirigimos a la casona,
subimos a mi habitación y nos metimos al baño, en donde seguimos acariciando
nuestros cuerpos, que agotados por el esfuerzo y la entrega, se fueron relajando
poco a poco, nos acostamos desnudos a descansar un poco, pues nos esperaba un
largo viaje hasta la costa.

Dos horas después emprendimos el camino, al encuentro con la familia, sin dejar de
decirnos lo rico que sentimos la entrega de nuestros cuerpos y caricias, y que sin
duda alguna, habíamos satisfecho la necesidad que sentíamos del uno por el otro,
aunque no descartábamos la idea de volver a hacerlo, en los días que quedaban de
mis vacaciones familiares. Una vez más nos prometimos guardar el secreto de
nuestra entrega.

Pasaron los días y ya no pudimos tener un momento para nosotros, pero mis
relaciones con mi marido, fueron cada vez mejores, y disfrutábamos mucho más de
nuestra entrega, haciendo que nuestro amor, se hiciera más fuerte, y aunque no me
arrepiento de haber entregado mi cuerpo a Gaspar, esto me sirvió para valorar
mucho más a Ernesto, que sin duda en cada entrega, me hace llegar a la cima del
cielo.

Si deseas puedes escribir tus comentarios, como siempre con respeto. A aquellos
que me dicen que desean hablar conmigo, lo siento pero no soy amiga del MSN.

MI MARIDO, MI TIO Y YO Mientras chupaba el miembro de Eduardo, Gaspar se


colocó detrás de mí, y comenzó a preparar ese agujerito que ya conocía bien y
que tantas satisfacciones le había dado.

Siempre pensé que el sexo era cosa de dos, sobre todo por el tipo de educación que
recibí en casa, desde muy jovencita. Cuando me casé, fue con mi esposo, con el que
comencé a descubrir lo grandioso que es la intimidad, el juego previo en la pareja, en
la búsqueda del placer, hasta alcanzar la cima del goce.

Con Eduardo tuve la oportunidad de tener sexo en situaciones realmente morbosas,


que nos condujeron al placer de los dos, como también a disfrutar de maravillosos
orgamos que han hecho que nuestra vida sexual, sea cada día más placentera.

Terminadas nuestras vacaciones en casa de mi familia, regresamos a nuestra casa, y


a nuestras labores, pero con un sabor nuevo, un deseo de renovar nuestra intimidad,
de probar cosas nuevas. Comenzamos a disfrutar mucho más de nuestra vida en
común, lo que hizo que nos sintiéramos más unidos el uno del otro. Era el fin de
semana, y un día algo caluroso, así que nos metimos a la piscina, al poco rato salí
del agua y me saqué la parte superior para luego colocarme una blusa bastante
transparente, que dejaba ver bien mis pechos con sus pezones duritos. Por supuesto
que no estábamos solos, estaban allí, unos muchachos solteros, que viven también
en el edificio y que Eduardo y yo, en otras ocasiones habíamos notado que se me
quedaban mirando como embobados, mientras sus manos discretamente buscaban
su entrepierna.
Me tumbé en una reposera junto a mi marido, me coloqué anteojos oscuros, y me
puse a observar a los chicos, que dicho sea de paso eran dos muchachos muy
guapos. Observaba su nerviosismo y el movimiento de sus manos, mientras le iba
describiendo a Eduardo lo que iba ocurriendo. Fue entonces que él metió su mano
por debajo de la tela de mi blusa, hasta mi pecho y comenzó a masajearlo, dejando
como al descuido, a la vista de aquel par, aquellos dos volcanes que ya anhelaban la
boca que calmara su erupción. Los chicos, creyendo que no lo veíamos, sacaron sus
penes, para poder masajearse mejor, y ya no pudiendo más con su excitación
rompieron en potentes chorros de esperma, como si fuera de competencia, una vez
calmados, se tiraron a la piscina, para luego salir y tomar el ascensor de regreso a su
departamento.

Eso nos satisfizo a mi marido y a mí, pero aquel juego, había encendido en nosotros
el deseo, y aprovechando que ya no quedaba nadie que nos viera, él me pidió que
me levantara, que me sacara el bikini y que le chupara su pene que ya estaba
bastante grande. Yo así lo hice, me hinqué a su lado y golosamente me llevé aquel
caramelote, a mi boca. Con mi lengua comencé a jugar por aquellas venas gruesas,
mientras que mi mano tomaba sus testículos apretándolos muy suavemente como si
quisiera saber su peso en ese instante. Engullí todo su miembro y comencé a chupar
lentamente, pero con fricción, haciendo que mi marido, levantara su cadera de la
reposera, dando pequeños sonidos, cual si fuera un gato ronroneando, así hasta que
no pudo más y me pidió que me sentara sobre él, que condujera yo la penetración.
Por supuesto no me hice esperar, y colocándome sobre él, comencé una especie de
baile sobre la punta de su pene, que lo hizo exclamar de desesperación que ya no
jugara, que me deseaba… le miré seductora y poco a poco fui dejándole entrar, hasta
sentirlo todo dentro de mi vagina, que se abrió golosa para él. Como era de esperar,
ambos terminamos agotados, después de amarnos de la manera que ya conocen, y
juntos bajamos a nuestro departamento, una vez recuperados. Mi marido, ya en
casa, me comentó: - algo maravilloso ha ocurrido desde que nos fuimos de
vacaciones a casa de tu familia, espero que esa magia no termine, se siente bien
todo, incluso hemos comenzado a experimentar cosas que antes ni siquiera
habíamos pensado hacer, y me parece grandioso. Te quiero mi dulce. Yo me sonreí,
pues si que sabía lo que había cambiado en ese viaje, era yo, que descubrí las
maravillas del sexo prohibido y tentador.

Pasó el tiempo, y nuestra vida seguía su recién estrenado curso, llena de sorpresas y
novedades, que fueron favoreciendo la unión de la pareja. Comenzamos a charlar y a
descubrir nuestras fantasías, y una que resultó común a los dos, era la de intentar un
trío, compartir la pareja con una tercera persona, que enriqueciera aún más la vida
en común, y estuvimos mirando por algún tiempo quien pudiera ser aquella persona,
si hombre o mujer, si este o aquel amigo o amiga, y por supuesto si estaríamos
dispuestos a participar activamente con la seleccionada, y ella con nosotros.
Finalmente por acuerdo mutuo, llegamos a la conclusión, que sería mejor un hombre,
pero ¿quién?, mientras tanto nuestra vida siguió su curso.
Cuatro meses después de haber regresado de nuestras vacaciones, recibo un
llamado de mi tía, en donde me comunica que Gaspar, su marido, tenía que hacer un
viaje de negocios a nuestra ciudad, y que ya que no conocía la ciudad, si podía
indicarle un hotel donde hospedarse durante su estancia. Sin tardanza y sin pensarlo
dos veces, le respondí a mi tía, que estaba segura que a mi marido, le encantaría
poder alojarlo con nosotros, ya que se llevaban muy bien y que de alguna manera,
podríamos agradecer, los hermosos días que nos habían brindado en su estancia. Mi
tía me agradeció y me dijo que en dos días estaría Gaspar, llegando a nuestra
ciudad, y que quedaba muy tranquila de que estuviera con nosotros.

Cuando Eduardo llegó a casa, le comenté el llamado de mi tía a la oficina, y que le


había dicho que no se preocupara que estaríamos encantados de alojar a Gaspar,
por el tiempo que fuera necesario, como agradecimiento por sus atenciones con
nosotros. El me respondió que estaba muy bien, que yo sabía cuanto le agradaba la
compañía del tío, que era muy agradable.

Ya en la cama, dispuesto a descansar de un largo día de trabajo, le dije: - Amor,


¿Qué te parece el tío Gaspar, para que sea el tercero? - ¿Te parece?, ¿Crees que
acepte?, ¿Nos sentiríamos cómodos con él? - Pues todo sería cuestión de preguntar
y si está de acuerdo, probar.

- Pues sabes no me parece mala idea, todo quedaría en familia… jajajaja - Ya


hablaremos de eso con él, pero habrá que ir con cuidado, no lo vaya a tomar a mal
siendo tú, su sobrina.

- No lo creo, pero ya se irá dando la ocasión de planteárselo. Un rato después, luego


de haber jugado un poco, nos quedamos dormidos.

Por fin llegó el día, Gaspar llegaba a las 10 de la mañana, ese día, mi marido y yo,
decidimos tomarlo libre, para enseñarle un poco de nuestra ciudad al tío. Dieron las
10:10, cuando Gaspar salió al recibidor del aeropuerto, y fui yo la que le vi primero,
me acerqué rápidamente a él, y le abracé fuerte, en ese momento, me dijo muy
quedo al oído: - Chiquilla como te he extrañado, sólo pensar que te vería me hizo
poner malito en el baño del avión.

- Mmmmm, mi vida, no sabes la sorpresa que te tenemos.

- ¿Ah sí? - Después te cuento.


En eso se acercó Eduardo, que le dio un fuerte abrazo a Gaspar, dándole la
bienvenida.

Mientras íbamos de camino a casa, charlábamos de todo y de lo bien que lo


habíamos pasado en nuestras vacaciones con ellos, por supuesto sin que mi marido
se diera cuenta, de vez en vez nos dábamos miradas cómplices mi tío y yo. Yo
estaba muy contenta de tenerlo tan cerca y de saber que otra vez aquel fruto
prohibido podría ser mío, con la diferencia de que esta vez mi marido sería parte
activa de ese amor. Al llegar a nuestra casa, mientras Eduardo bajaba el equipaje,
tomé a Gaspar de la mano y lo guié hasta el ascensor del edificio, en dónde pude
saborear después de 4 largos meses, un beso arrasador, al que respondí con pasión.

Una vez instalado mi tío, nos sentamos a la mesa, mientras yo les servía un vaso de
refrescante jugo de naranja, y él nos contaba cómo había sido el vuelo. La charla se
fue tornando poco a poco más fluida y amena, incluso con algún que otro chiste de
los dos hombres, riendo los tres de las ocurrencias que se iban dando. También
charlamos de cómo nos iba en los negocios y de lo grande y cómodo que era el
departamento. Fue una charla tan relajante, que no nos dimos cuenta del tiempo que
había pasado, así que después de un rápido y sencillo almuerzo, decidimos tomar un
descanso, para luego, salir a cenar a un bar restaurante muy agradable, con lo que
estuvo nuestro tío de acuerdo.

A las 8 de la noche, salimos en el auto a dar una vuelta, hasta hacer el tiempo, para
la hora en que habíamos reservado y así que Gaspar, fuera ambientándose con la
vida nocturna del lugar. Al llegar, nos condujeron a la mesa y ahí pedimos al mozo
unas copas de vino, y comenzamos a charlar animosamente, los temas eran varios,
un poco de todo. Fue cuando el tío, lo cual nos sorprendió, preguntó cómo iban
nuestras relaciones. Hubo un corto silencio, y una vez repuestos, Eduardo le dijo que
no podíamos quejarnos, que siempre había algo nuevo que probar y que lo
disfrutábamos a pleno, que incluso en ocasiones habíamos sido bastante osados en
nuestras aventuras. Entonces yo agregué que para nosotros era muy natural nuestra
intimidad y que esto hacía de nuestras relaciones, algo pleno y satisfactorio, que
charlábamos mucho de lo que nos gusta y que si las situaciones que
experimentábamos eran osadas mucho mejor.

Gaspar quiso saber algo más, si es que no nos molestaba hablar de eso, y le dijimos
que no, que no era costumbre nuestra hablar de nuestra vida sexual con nadie, pero
que él nos hacía sentir cómodos. Fue entonces que con una mirada cómplice,
Eduardo le expresó lo último que habíamos conversado, el de hacer un trío y que
estábamos buscando la persona ideal para eso. Le manifestamos que no sabíamos
si seríamos capaces de hacerlo, pero que esperábamos algún día realizarlo. A
Gaspar se le iluminó el rostro y dijo: - Pues si alguna vez se deciden, y yo estoy
cerca, no duden en hablarme, también a mi me gustaría probarlo, y que mejor que
con ustedes, mi familia.
Hicimos silencio, y fue cuando sin esperar más, le dije, me gusta la idea, me da
mucho morbo pensar en tenerlos a los dos en la cama, incluso se me ha mojado la
tanguita de sólo imaginarlo.

- ¿Quieres decir que te gustaría probar? - La verdad sí. ¿A ti no? - Por supuesto que
si, de sólo pensarlo ya cierta parte de mi cuerpo comienza a reaccionar.

- Eduardo, ¿y tú que dices? - Si estamos todos de acuerdo, yo encantado.


Los tres sonreímos evidentemente, algo exaltados por la situación que se
presentaba. Por supuesto era indudable que los tres estábamos dispuestos a probar
y luego de terminar de consumir nuestras copas de vino, pagamos y abordamos el
auto rápidamente rumbo al departamento.

Una vez en el edificio, esperando el ascensor, le pregunto a mi marido como se


siente, y me responde que lógicamente muy asustado, pero excitado frente a esa
nueva experiencia, le di un beso en los labios y le dije yo también lo estoy, pero con
deseos de probar. Entramos al departamento, y sin saber muy bien que hacer,
ninguno de los tres, Eduardo fue al baño, mientras que Gaspar y yo nos sentamos en
el sofá.

- ¿Cómo estás bebé? - Muy excitada y queriendo saber como irá todo, es la primera
vez. Aunque ya los conozco a los dos, nunca estuve en esta situación.

- Relájate cielo, también será mi primera vez, y cómo se lo que eres entre mis
brazos, estoy seguro que lo disfrutaremos mucho. Mi marido salió del baño, nervioso
y preguntó: - ¿Y ahora que hacemos? - Para romper el hielo, le dije que fuéramos a
la habitación, que él comenzara, que de esta manera me sentiría más cómoda.
Gaspar dijo: - Adelante siéntanse cómodos.

Eduardo se me acercó y con sus manos acarició mi rostro, como queriendo grabar en
su piel mi cara, yo pasé mis brazos por su cadera y me pegué bien a él, luego
comencé a soltar poco a poco su pantalón, hasta que cayó a sus tobillos. El besó mi
boca como queriendo beber todo el deseo que yo sentía en ese momento. Para
entonces Gaspar, había entrado y se había sentado en el sillón junto a la cama, y no
perdía detalle de nuestros movimientos. Nosotros nos tocábamos todo, no dejamos
sitio sin recorrer, y era evidente la excitación de ambos, mi tío sólo participaba
tocándose por encima de su pantalón, su sexo.

Mi marido, comenzó a desvestirme, me sacó el vestido dejándome muy pronto en


ropa interior y medias, mientras yo procuraba hacer lo mismo con él. Ambos se
acostaron y fue cuando tomé su pene pasando un dedo sobre su cabeza ya húmeda
de sus líquidos. La excitación de Gaspar se hacía más evidente, y comenzó a
despojarse de su ropa, mientras esperaba el momento en que le llamáramos a
participar. Eduardo y yo, nos dimos en la tarea de disfrutar a pleno de nuestras
respectivas caricias y fue cuando introduje su pene en mi boca y llevando un ritmo
moderado comencé a chuparlo mientras veía como Gaspar se iba quedando
desnudo, notando su sexo en todo su esplendor. Mientras Eduardo alcanzaba mi
tanguita y haciéndola a un lado, tocaba mi ya mojada cuevita, que comenzó a
masajear lentamente, provocando en mí oleadas de pequeños temblores, con los
cuales perdía el ritmo de la chupada que le estaba haciendo a su pene.

Al cabo de unos minutos, en dónde la excitación era aún más evidente, mi marido me
terminó de desnudar dejándome sólo las medias puestas, y me preguntó que si
quería que él me penetrara primero y luego mi tío, le respondí que sí. El se reclinó
mientras yo me acomodé sobre él introduciendo su pene en mi cuevita mojada y
deseosa de sexo, luego mientras lo cabalgaba despacio apretando mis músculos
vaginales, llamé a Gaspar y le pedí que introdujera su pene en mi boca. No resultaba
fácil la tarea de cabalgar y chupar a la vez, pero a pesar de todo trataba de hacerlo lo
mejor posible. Así seguimos mientras que entre gemidos de los tres, tuvimos nuestro
primer orgasmo, largo y placentero, pero aunque yo había derramado mis jugos
sobre el sexo de mi esposo, ninguno de ellos, había acabado, y nuestros cuerpos
pedían más.

Me levanté y mientras chupaba el miembro de Eduardo, Gaspar se colocó detrás de


mí, y comenzó a preparar ese agujerito que ya conocía bien y que tantas
satisfacciones le había dado. Una vez que estuvo listo, me fue introduciendo su
pene, mientras al mismo tiempo yo seguía chupando a mi marido. No pude evitar
soltar un leve grito de placer, mientras el pene de Gaspar se iba metiendo cada vez
más en mi culo hambriento de caricias. La excitación de los tres aumentó mucho más
y mi respiración se fue haciendo cada vez más entrecortada, hasta que no pude más
y nuevamente dejé correr mis jugos, y fue tanto mi placer, que saqué el pene de mi
marido de la boca y tomándolo con una de mis manos comencé a masajearlo casi
con desesperación, haciendo brotar su preciada lechita sobre mi rostro, mientras que
mi tío comenzó a lanzar gritos de placer para culminar expulsando todo su vigor
dentro de mi ardiente trasero.

Nuestros cuerpos se relajaron después del esfuerzo realizado. Los tres sonreíamos y
era evidente que lo ocurrido entre nosotros, había sido delicioso y que todos nos
sentíamos contentos de haber tenido la experiencia. Después de unos minutos
Eduardo se levantó para ducharse, Gaspar se fue a sentar en el sillón frente a la
cama y yo mirándolo con ternura le pregunté: - ¿Te gustó?El me respondió: -
¡Mucho!, ha sido sensacional.

- ¿Te gustaría repetir? - Por supuesto, aún queda mucho por experimentar… - Sabes
hoy te sentí mucho más grande dentro de mí.

- ¿Te parece que fue poco lo vivido? - Claro que no. Tener a mis dos amores juntos,
fue una experiencia maravillosa y la verdad la disfruté mucho.
Mientras decía esto, me levanté de la cama, me acerqué a él, comencé a jugar con
su pene, y como es de esperar, esa situación hizo que su miembro se reavivara lo
que hizo más sencillo que la excitación se fuera adueñando de su cuerpo.

Decidida avancé con mi boca sobre su pene y comencé a chuparlo como a él le


gusta, justo en ese momento salió Eduardo de la ducha, y levantando mi cabeza, le
dije: - ¿Qué haces ahí?, acércate pronto.
El sin tardar dejó la toalla sobre la cama y se puso a nuestro lado, se hincó y
comenzó a besar mi cuello por detrás, mientras yo seguía en mi tarea.

- ¿Está disfrutando, mi gatita mimosa?, me dijo él.

- Mucho corazón.
- ¿Quiere que su maridito la penetre? - Por supuesto, lo estoy esperando.
Me levanté y me acomodé en la cama, de tal manera que mientras Eduardo me
penetraba por mi trasero, Gaspar pudiera jugar con mi vagina.

Eduardo no se hizo esperar y sin prisa fue introduciendo su pene en mi culito


caliente, mientras que mi tío, comenzó a jugar con mi clítoris que estaba crecido de
pasión, para luego ir metiendo un dedo en mi vagina. Yo al borde del éxtasis me
abandoné al placer que estaba recibiendo, mientras mis dos amores, hacían todo lo
posible por hacerme alcanzar la gloria. Gaspar loco de pasión, metió su rostro en mi
entrepierna y con su lengua comenzó a invadir mi agujero que pleno de excitación,
comenzó a temblar y a derramar sus jugos llenando su boca, mientras mi marido
lanzaba quejidos de placer. No pudimos más y rompimos en un triple orgasmo,
mientras nuestros jugos se mezclaban. Terminamos exhaustos, pero satisfechos de
haber podido compartir nuestros cuerpos.

La estadía de Gaspar en nuestra casa, duró un mes, y lo que ocurrió después, quizás
se los cuente más adelante, pero ya se pueden ir imaginando que lo disfrutamos
mucho, y que cada vez nos fuimos haciendo más unidos.

Tus comentarios, como siempre con respeto, y gracias a todos los que me han
escrito, contándome lo bien que se lo pasaron leyendo mis dos relatos anteriores.

LA FIESTA PRIVADA Mientras poseía a Clara, Sara comenzó a chuparle el coño,


cuando ella se retiró, Juan le introdujo el pene por la vagina

El viernes pasado estuve en casa con mi novia Sara y con tres parejas más de
amigos. La idea era cenar algo de tapas, tomar unas copas y fumar algunos porrillos.
Todo fue bastante bien, y entre porros, cervezas y rones nos echamos unas cuantas
risas jugando a los típicos juegos chorras en los que tienes que beber cuando fallas
alguna pregunta o prueba.

Al llegar las 3 de la mañana, dos de las parejas decidieron marcharse a sus


respectivas casas y la otra decidió quedarse a dormir en una de las habitaciones que
estaban vacías, Juan y Clara.

Antes de sobar Sara sugirió fumarse un par de porrillos dormilones, pero a alguien se
le fue la mano... Nos quedamos tan pasmaos que a nadie le importó que el plus
estuviese emitiendo una porno.

De repente todos caímos en la cuenta, hubo miradas de complicidad y una carcajada


general. Clara, que estaba sentada a mi lado, cogió el mando, quitó el volumen y se
puso a doblar la voz de una de las actrices porno. Al poco la actriz estaba en plena
comida de coño, por lo que su papel se reducía a gemidos y gritos de placer. Entre
gemido y gemido se descojonaba de la risa, mirando a Sara haciéndole guiños para
que hiciese lo mismo. Sara, ni corta ni perezosa empezó a imitarla, pero tocándose.
Pronto estaban las dos 'fingiendo' masturbarse en las butacas de mi salón.

Siguiendo metidas en el papel de las actrices, empezaron a intentar que las


hiciésemos caso, igual que en la película (al parecer había un tío que no quería tener
relaciones sexuales en el puto día en el que todas las pavas a las que se encontraba
estaban cachondas). Yo dejé de mirar a Sara, ya que era Clara la que me estaba
puteando. Gimiendo no paraba de decirme "cabrón, fóllame, fóllame...". En una de
esas a Clara se le fue la boca y me coló un beso, del cual yo me dejé llevar. Después
de 20 segundos nos paramos, miramos a nuestro lado y Sara y Juan estaban en lo
mismo, así que seguimos a lo nuestro.

Comencé a besarle el cuello mientras arrancaba de un tirón los botones de su


camisa, y de repente dos tetas enormes delante de mí. Al parecer se había quitado el
sujetador a lo largo de la noche, pues lo vi a la mañana siguiente colgado del
ventilador. Comencé a comerle las tetas, pegando lengüetazos en sus pezones e
intentando saborear al máximo su sudor. Después le levanté las piernas, le subí la
falda y le quité el tanga blanco, el cual vi bastante húmedo. ¡¡¡Diossss!!! Tenía el coño
rasurado, como me gusta.

Le hice una de esas comidas de coño por las cuales mi novia Sara me quiere allí en
mitad del salón, y ella no paraba de soltar sus flujos. En un momento dado me quedé
chupando como un murciélago colgado de su clítoris, y ella empezó a correrse como
una loca. Aproveché y levanté sus piernas un poco más, y mientras le metía un par
de dedos por el coño comencé a chuparle el ano, que estaba delicioso. Antes de
correrse otra vez me obligó a parar y me sentó a mí en el sofá.

Ahora sentado pude ver como Sara le estaba haciendo una gran mamada a Juan, el
cual al parecer había flipado con la comida que le había hecho a su novia. Clara se
sentó encima de mí, pero dándome la espalda y mirando a Juan y a Sara. Introduje
con su ayuda mi pene en su vagina y comenzamos a movernos. Al principio intenté
llevar yo el ritmo, pero la tía era una perfecta amazona, moviendo el culo de adelante
a atrás mientras yo le mordía el cuello. Llegó un momento en el que la levanté a
embestidas y se quedó sin tocar el suelo ni el sofá, teniendo yo que sujetarla para
que no se cayese al suelo.

En ese momento Juan y Sara estaban en una postura similar en un sofá cercano. De
repente Sara y Clara se dieron cuenta de que no estaban muy lejos la una de la otra
y empezaron a besarse y a tocarse y a pellizcarse los pezones mientras nosotros las
penetrábamos desde abajo.

Cuando Clara se hubo corrido otra vez saqué mi pene de ella y lo retiré un poco
hacia atrás, apuntando a su ano. Ella gritó "¡¡Ostias, que buena idea, siiii!!". De
repente se dejó caer y mi verga entró dentro de su ano. Yo lo estaba flipando, lo tenía
suave y muy lubricado por la comida que le había hecho antes. Tenía una perspectiva
de su culo alucinante.
Al cabo de unos minutos así se reclinó hacia atrás, dejando su coño a la vista de
Sara y de Juan. Fue Sara la que se lanzó primero a chuperretearlo, dando de vez en
cuando un lametón a mis testículos. Me parece que fue en este momento la primera
vez que a Clara se le escapó un chorro de pis, ya no recuerdo. Cuando Sara se retiró
Juan le introdujo el pene por la vagina, con lo que ya éramos dos los que la
empujaban hacia arriba por sus agujeros.

Al cabo de cinco minutos Clara empezó a moverse como si le estuviese dando una
convulsión, y comenzó a apretar cada vez más los esfínteres. Se salió de todo el
jaleo, pero Sara no la dejó en paz, intentando masturbarla. Creo que aquí fue la
segunda vez que Clara se meó en la alfombra...

Ahora era el turno de Sara, quien quería exactamente lo mismo que Clara. Se tumbó
encima de mí, pero esta vez mirándome, así que la penetré yo por la vagina, y Juan
por detrás. Estuvimos así un rato, Sara besándome a mí y Clara comiéndole el culo a
Juan. Menuda postal...

Después de corrernos todos y quedarnos en paz acabamos durmiendo los cuatro en


los sofás del salón. Lo mejor, a la mañana siguiente, despertarme con una felación
de Sara y de Clara a la vez... pero eso ya es otra historia.

Autor: Escritorderelatos escritorderelatos@hotmail.com

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