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En nuestro seria las diferentes edades en las cuales se basa todo el proceso de
investigación, análisis y recolecciones de información que ha permito llevar a cabo
todo este estudio.
Niños y niñas (7-11 años) En Colombia, el 13,7% (IC95%: 10,6-17,4) de la
población en este grupo etario ha sido víctima alguna vez en su vida de
desplazamiento forzado por violencia de cualquier tipo y el 10,9% reporta que el
último cambio se relacionado con el conflicto armado o inseguridad. Así mismo, el
40,7% de los niños y el 29,8% de las niñas entre 7 y años presentan
comportamientos violentos, y el 30,8% y 25,5% comportamientos de retaliación
violenta, respectivamente; igualmente, ellos presentan más juegos
Adolescencia (12-17 años) El 29,3% de la población colombiana de 12 a 17 años
ha tenido al menos una experiencia traumática a lo largo de su vida. La prevalencia
de movilización forzada a lo largo de la vida en la población adolescente por
cualquier tipo de violencia es del 18,3 y el 13,2% reportan haber sido movilizados la
última vez por violencia relacionada con el conflicto armado o inseguridad (tabla
5.35). Y en la región Pacífica el 34,7% (IC95%: 24,4-46,5) de los adolescentes
refieren haber cambiado de municipio debido al conflicto armado alguna vez en la
vida y el 35,6% (IC95%: 29,7-41,9) describen haber experimentado por lo menos un
evento traumático
Adultos (18-44 años) El 10,7% de los adultos entre 18 y 44 años reportan haber
tenido una experiencia traumática relacionada con delincuencia común, el 7,9% con
conflicto armado, el 7,7% de violencia intrafamiliar (de las cuales el 57,6%
corresponden a violencia psicológica, el 69,5% a física y el 24,5% a sexual) y el
3,3% a violencia física no originada en el ámbito intrafamiliar. Además, el 18,7% de
las personas han sido desplazadas por conflicto armado o inseguridad; el 13,5%
corresponde al último cambio que hicieron
Adultos (45 años en adelante) El 10,4% de los adultos de 45 años en adelante
reportan haber tenido una experiencia traumática relacionada con delincuencia
común, el 7,9% a conflicto armado, el 6,11% a violencia intrafamiliar (de las cuales
69,8% corresponden a violencia psicológica, el 75,9% a física y el 25,7% a sexual)
y el 3,2%% a violencia física no originada en el ámbito intrafa- capítulo 5. Resultados
111 de agresión física por otros compañeros en la escuela y el 12,5% describe
haber experimentado agresión física por parte de sus profesores durante su
infancia; la retaliación o la violencia como métodos de crianza alcanza son
aceptados por el 6,4% y el 22,0%, respectivamente, mientras que el 4,7% de los
adultos acepta la violencia como método para obtener respeto o mediar problemas
(tabla 5.37). miliar. Además, el 15,8% de las personas han sido desplazadas por
conflicto armado o inseguridad; el 12% corresponde al último cambio que hicieron
(tabla 5.37). El 20,3% de la población adulta en este rango de edad reporta haber
experimentado algún tipo de violencia en el ámbito escolar, siendo más frecuente
este tipo de experiencias entre los hombres (24,0% vs. 17,8%). El 21,0% presenció
actos de violencia física entre los padres, el 12,9% fue víctima
Factores psicosociales
los seres humanos y muchas especies animales la supervivencia dependió de una
efectiva actividad social, como la de facilitar la protección, el sustento y la
compresión de las criaturas de su propia especie, entre otros, la interacción social
de los seres humanos evolucionó de manera más compleja: orientó
comportamientos que se tornaron automáticos evolutivamente y requirieron
procesos cognitivos que modularon la conducta humana social. La memoria
inmediata, la atención, la planeación y organización de la información para tomar
decisiones y la motivación son algunas de las funciones cognitivas actualmente
llamadas funciones ejecutivas, que sirvieron para fortalecer evolutivamente la
cognición social. La cognición social es entonces la disciplina que se estudia cómo
comprendemos, recordamos y predecimos la conducta de otras personas; cómo
elaboramos juicios e inferencias a partir de lo que percibimos en los demás, y cómo
tomamos decisiones con base en esa información.
Luria fue el primer autor que, sin nombrar el término, conceptualizó las funciones
ejecutivas, al referirse a un grupo de funciones reguladoras del comportamiento
humano y al señalar que “cada actividad humana comienza con una intención
definida, dirigida a una meta y regulada por un programa específico que necesita de
un tono cortical constante”. Pero es a Lezak, como ya hemos comentado, a quien
se debe el concepto de función ejecutiva del cerebro: planificación, programación,
regulación y verificación de la conducta intencional: “las funciones ejecutivas
comprenden las capacidades mentales necesarias para formular metas, planificar
la manera de lograrla y llevar adelante ese plan de manera eficaz”.
Por lo tanto, esas funciones permiten generar estrategias, supervisar conductas en
función de estados motivacionales y afectivos para poder llegar a la toma de
decisiones. Estas funciones son primordiales en todos los comportamientos
necesarios para mantener la autonomía personal. Así mismo, fundamentan la
personalidad y el mantenimiento del comportamiento: la conciencia, la empatía y la
sensibilidad social.
Política pública que favorece en Colombia
La Ley 1616 de 2013 define la salud mental como un “estado dinámico que se
expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la interacción de manera
tal que permite a los sujetos individuales y colectivos desplegar sus recursos
emocionales, cognitivos y mentales para transitar por la vida cotidiana, para trabajar,
para establecer relaciones significativas y para contribuir a la comunidad”
En el Plan Decenal de Salud Pública (PDSP), la dimensión de salud mental la refiere
a la convivencia, las relaciones interpersonales respetuosas, equitativas y
solidarias, el sentido de pertenencia, el reconocimiento de la diferencia, la
participación en el logro de acuerdos, el ejercicio de los derechos humanos que
buscan el bien común y el desarrollo humano y social
1.Define en el foro categorías de salud mental, convivencia, heterogeneidad,
factores psicosociales, redes comunitarias política pública.
DIAGNOSTICOS PSICOLOGICOS