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Primera parte

Un muro en la frontera
México-Estados Unidos

Muro
Foto: Jim Rorabaugh
En esta sección se presentan reflexiones generales sobre los muros, sus ori-
genes y sus consecuencias, desde el punto de vista ambiental como desde la
perspectiva de sus implicaciones sobre las sociedades humanas y las relaciones
entre vecinos. Tres de estos capítulos se basan en las conferencias magistrales
ofrecidas durante el taller.
Protección ambiental y seguridad

L a protección ambiental y la seguridad


en la frontera M éxico -E stados Unidos:
el asunto del muro fronterizo
analizado en contexto

Paul Ganster

I ntroducción

A
continuación se presenta un resumen en esencia del contenido del
Décimo reporte de la Junta Ambiental del Buen Vecino (GNEB, por
sus siglas en inglés) Protección ambiental y seguridad fronteriza a lo
largo de la frontera México-Estados Unidos, que se relaciona directamente
con la discusión sobre la construcción del muro a lo largo de la frontera
entre México y Estados Unidos. Este ensayo comenta también el contexto
de la discusión sobre el muro fronterizo y las implicaciones de los asuntos
relacionados con la seguridad sobre la frontera y la cooperación entre ambas
naciones; y aunque el trabajo presenta partes del mencionado reporte , el
material adicional, la interpretación y las conclusiones son responsabilidad
del autor y no reflejan las políticas de la GNEB.
La Junta Ambiental del Buen Vecino es un panel federal estadounidense
que cada año envía al Presidente y al Congreso un reporte de carácter con-
sultivo sobre asuntos ambientales fronterizos. El grupo está constituido por
representantes de dependencias federales estadunidenses, de los estados y
municipios fronterizos, de las tribus de la región fronteriza, académicos,
miembros de la iniciativa privada y delegados de organizaciones no guber-
namentales; la junta, a grandes rasgos, es representativa de la frontera y sus
asuntos ambientales. El décimo reporte de la GNEB se publicó en marzo del

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2007 (los reportes de la GNEB se pueden cnosultar en: www.epa.gov/ocem/
gneb/gneb_president_reports.htm).
Para su Décimo reporte al Presidente y al Congreso, la Junta analizó cómo
se entrecruzan las actividades de protección ambiental y de seguridad del
territorio nacional estadunidense (homeland security) en la frontera México-
Estados Unidos. Incluye una serie de recomendaciones sobre cómo el gobierno
federal de Estados Unidos puede ayudar a mantener una fuerte protección am-
biental en la zona fronteriza, fortaleciendo a la vez las actividades de seguridad
en la frontera. Aun reconociendo que algunas personas cruzan ilegalmente en
vehículos por las principales garitas, la Junta decidió enfocarse en los cruces
indocumentados, los problemas de seguridad y los asuntos ambientales en
las áreas rurales. El reporte también contempló el movimiento de materiales
peligrosos a través de las garitas, pero este tema no se relaciona directamente
con el asunto del muro fronterizo y por lo tanto no se tratará aquí.
Antes de hablar de los aspectos del Décimo reporte de la GNEB que se
relacionan a la discusión sobre el muro fronterizo, se presentarán los ante-
cedentes y las tendencias que hiceron que creciera la atención en materia de
seguridad en la frontera y el muro fronterizo. Estos incluyen una compleja
interacción de asuntos de seguridad, protección civil y asuntos ambientales
en la región fronteriza en el transcurso de la última década y media.

A ntecedentes
E l TLC y la migración

Parte de los debates sobre el tratado de Libre Comercio (TLC) giraron en


torno al asunto de la migración. Quienes apoyaban el TLC argumentaron
con éxito que el TLC daría lugar a la creación de empleos en México, y
reduciría las presiones migratorias sobre Estados Unidos. Irónicamente,
durante aproximadamente la primera década de la era del TLC se observó
una migración indocumentada sin precedentes hacia Estados Unidos, lo que
convirtió a este tema en un asunto nacional y no sólo un tema fronterizo
de debate político.

E ndurecimiento de la frontera

Las políticas recientes de Estados Unidos en relación con la migración indo-


cumentada fueron impulsadas por el Congreso y enfatizan primordialmente

32 Un muro en la frontera México-Estados Unidos


Protección ambiental y seguridad

el reforzamiento de la vigilancia fronteriza con mayor número de personal


asignado y la construcción de infraestructura a lo largo de la frontera. En el
transcurso de cinco años, se agregaron diversos programas para diferentes
sectores de la frontera: (1) Manteniendo la Línea (Hold the Line, El Paso, 1993);
Operación Guardián (Gatekeeper, San Diego, 1994); Operación Salvaguarda
(Safeguard, región central de Arizona, 1995) y Río Grande (región sureña
de Texas, 1997). A medida que se anunciaban estos programas, el Congreso
estadunidense aumentaba significativamente el presupuesto de la Patrulla
Fronteriza para más personal e infraestructura que incluía muros, iluminación,
tecnología de sensores, trazo de rutas de acceso, construcción de rampas para
lanchas, despeje de vegetación, además de retenes en el interior a distancia
de la línea internacional.
Estos programas tuvieron una serie de efectos. La Operación Guardián y
Manteniendo la Línea, por ejemplo, se concentraron inicialmente en las zonas
densamente urbanas de El Paso y San Diego y redujeron significativamente
el flujo de cruces indocumentados en esas áreas clave. En el sector de San
Diego, estas acciones reencauzaron el flujo de migrantes a las montañas hacia
el este de las zonas urbanas, y a medida que se incrementó la vigilancia de las
zonas rurales de San Diego, el flujo se redirigió nuevamente hacia las zonas
desérticas de California y Arizona. Una consecuencia imprevista de estas
políticas fue el incremento en los riesgos para los migrantes y las muertes
por exposición a un terreno hostil y un clima extremoso, así como un alar-
mante número de accidentes de tráfico de vehículos de contrabandistas que
transportaban migrantes.

Tráfico de drogas y contrabando humano

Durante la década de 1990, el tráfico de drogas a través de la frontera Méxi-


co-Estados Unidos aumentó en las ciudades mexicanas fronterizas al igual
que la violencia ligada a las drogas, la cual en ocasiones se desbordaba hacia
las comunidades fronterizas estadunidenses. El contrabando de migrantes a
través de la frontera algunas veces involucraba el movimiento de drogas, lo
cual incrementó la preocupación por la porosidad de la frontera. La mezcla
del tráfico de drogas y el contrabando humano a través de la frontera terrestre
inyectó un nivel de violencia en el trato entre agentes de la Patrulla Fronteriza
y los migrantes indocumentados cuando anteriormente su interacción había
sido en su mayor parte benigna.

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E l 11 de septiembre del 2001 y el D epartamento de S eguridad
del Territorio N acional

Los ataques terroristas en Nueva York y Washington. D.C. el 11 de septiem-


bre del 2001 provocaron un escrutinio aún más severo de la frontera entre
México-Estados Unidos. A pesar de que la mayoría quienes participaron en
el ataque del 11 de septiembre tenían visas vencidas y ninguno de ellos había
entrado ilegalmente por la frontera sur de Estados Unidos, la frontera mexica-
na se perfiló como un elemento crítico en la defensa contra el terrorismo. La
porosidad de esta región se convirtió en un punto focal de debates políticos
sobre la seguridad norteamericana. El argumento central era que si miles de
migrantes indocumentados podían fácilmente cruzar la frontera, también los
terroristas podrían hacerlo.
Todos estos eventos y tendencias han hecho que los asuntos de seguridad
del territorio nacional sean de primordial importancia para todas las agencias
federales, así como para las agencias estatales y locales. Cuando los asuntos de
seguridad entran en conflicto con políticas y prácticas existentes, la preocupación
por la seguridad adquiere la prioridad dominante. Esto ha sido especialmente
evidente en lo que se refiere a la seguridad fronteriza, donde el movimiento para
endurecer la frontera por medio de la construcción de muros, barreras, caminos
de acceso y demás elementos de infraestructura ha creado tensiones y conflictos
con otras agencias, particularmente aquéllas que manejan tierras vulnerables,
al igual que con ambientalistas y comunidades locales. Hasta cierto grado, la
preocupación por la seguridad fronteriza va a contracorriente de la creciente
participación local y pública y de la cooperación transfronteriza en asuntos de
naturaleza ambiental y temas relacionados, que se ha desarrolaldo durante los
treinta años posteriores a la firma del Acuerdo de La Paz en 1983.

L a L ey de tar jetas de identificación reales del 2005 (the R eal


ID A ct of 2005)

La Ley sobre identificaciones reales del 2005 incrementó la autoridad federal


sobre la frontera al facultar al Departamento de Seguridad Nacional (Depar-
tment of Homeland Security, DHS por sus siglas en inglés) pasar por alto los
requisitos legales relacionados con la revisión de los impactos sobre recursos
ambientales y culturales al construir la infraestructura fronteriza. En el 2005,
las partes restantes de la infraestructura del muro en el área de San Diego se
construyeron gracias a las provisiones de esta ley. Bajo su amparo, la cons-

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Protección ambiental y seguridad

trucción pudo avanzar sin tomar en consideración la protección ambiental


y otras provisiones de una larga lista de leyes federales. Éstas incluyen la Ley
Nacional de Protección Ambiental (National Environmental Protection Act,
NEPA), la Ley de Especies en Peligro de Extinción (Endangered Species Act),
la Ley del Manejo de Zonas Costeras (Coastal Zone Management Act), la Ley
de Agua Limpia (Clean Water Act), la Ley Nacional de Preservación Histórica
(National Historic Preservation Act), la Ley del Tratado de Aves Migratorias
(Migratory Bird Treaties Act), la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act) y la Ley de
Procedimientos Administrativos (Administrative Procedures Act). La Ley del
Muro Seguro del 2006 (Secure Fence Act of 2006) y la Iniciativa de la Frontera
Segura del 2006 (Secure Border Initiative of 2006) del Departamento de Segu-
ridad del Territorio Nacional (DHS) agudizaron el enfoque de la aplicación
de ley en esta zona e incrementaron la movilización de recursos.
El elevado nivel de vigilancia en la frontera que incluyó un incremento sig-
nificativo en infraestructura y una ampliación en el número de dependencias
y de personal, acarreó conflictos en varias áreas. Primeramente, las tensiones
surgieron entre el mandato de seguridad del DHS y la autoridad para manejar
y proteger tierras federales vulnerables por parte de varias agencias federales
administradoras de tierras, incluyendo el Servicio Nacional Forestal (National
Forest Service), el Servicio de Parques Nacionales (National Park Service), la
Oficina de Manejo de Tierras (Bureau of Land Management) y la Comisión
Internacional de Límites y Aguas, entre otras. En segundo lugar, los grupos
comunitarios, los gobiernos locales y estatales y los académicos protestaron
por los impactos, ambientales y de otros tipos, causados por incrementar
la construcción del muro (véase, por ejemplo, Mumme 2005). Finalmente,
estas preocupaciones empezaron a ser articuladas cada vez más por las partes
afectadas en México.

E l D écimo reporte de la J unta A mbiental del B uen Vecino


(GNEB)
La discusión previa plantea los antecedentes y el contexto para el Décimo re-
porte de la Junta Ambiental del Buen Vecino, así como la actual controversia
en torno a la construcción del muro fronterizo. Como ha señalado la Junta
en reportes anteriores al Presidente y al Congreso, continúan existiendo una
variedad de problemas serios en torno al manejo y la protección ambiental.1
1 Los reportes anuales anteriores de la GNEB están disponibles en: http://www.epa.gov/ocem/gneb/
gneb_president_reports.htm.

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Estos retos incluyen la dificultad para administrar los recursos hídricos en
un contexto binacional; el conflicto que producen las demandas de agua que
genera un rápido crecimiento económico y urbano, con reservas limitadas de
agua en un clima árido; la complejidad de manejar especies amenazadas y en
peligro de extinción en una región transfronteriza; y abordar la contaminación
del aire dentro de las cuencas atmosféricas binacionales. Hoy en día, con la
preocupación exacerbada por la seguridad, estas condiciones ambientales,
de por sí frágiles, están siendo sujetas a presiones adicionales, tanto por el
incremento en actividades de seguridad como por el flujo de migrantes in-
documentados y contrabandistas.
La preocupación ambiental en relación con el muro fronterizo va más allá
de lo referente a la construcción de la infraestructura. Por el contrario, el muro
se comprende mejor si se contempla como parte de un complejo de actividades
y estructuras físicas asociadas ael aumento de seguridad en la frontera. Esto
incluye rutas de acceso, el incremento de agentes y vehículos, la construcción
de muros y barreras para los vehículos, caminos de patrullaje, los reflectores
tipo estadio y los sensores a distancia (sensores enterrados, cámaras de video,
entre otros). El impacto del paso de indocumentados también es significativo.
Los migrantes indocumentados han abierto veredas en algunas áreas de veg-
etación previamente virgen dentro de áreas protegidas; estas veredas no sólo
destruyeron un hábitat valioso, sino que crearon nuevos canales para el escur-
rimiento pluvial, acelerando la erosión y la sedimentación. En las áreas donde
los contrabandistas pudieron derribar cercos o donde no existían barreras
contra vehículos, los transportes no autorizados abrieron nuevos caminos, que
también perturbaron el hábitat y la fauna y provocaron la erosión acelerada
en muchas zonas. El área total ocupada por veredas y caminos generados por
actividades ilícitas es sorprendentemente elevada.

El impacto de los migrantes en los tohono o ’odham

Otras actividades relacionadas con el cruce de migrantes han contribuido a


generar impactos ambientales a lo largo de la frontera. Los migrantes general-
mente llevan consigo botellas de plástico con agua y mochilas con sus efectos
personales, comida y cambios de ropa. La mayor parte de estos artículos
los abandonan en el camino, a medida de que consumen el agua y dejan de
necesitar las cobijas. Al aproximarse a los puntos donde se encuentran con
los vehículos de los contrabandistas, abandonan sus mochilas y toda su ropa,
excepto la que traen puesta, para poder pasar desapercibidos en los ambientes

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Protección ambiental y seguridad

urbanos a donde se dirigen. La cantidad total de residuos sólidos abandona-


dos es significativa. Un estudio de la nación tonoho o’odham en la frontera
entre Sonora y Arizona concluyó que los 1,500 migrantes indocumentados
que transitan diariamente dejan en promedio cada uno cuatro kilogramos de
basura, un total de 6,000 kg de residuos sólidos acumulados cada día. Además,
hay muchas bicicletas y vehículos abandonados en las rutas de los migrantes
(véase, por ejemplo, Wolf 2003). Las políticas de la tribu no van de acuerdo
con la instalación de un muro a lo largo de su frontera con México, ya que
sus tierras tradicionales se extienden unos 200 kilómetros hacia el interior de
México y hay aproximadamente 1,500 tohono o’odham que viven en pueblos
en México. Sin embargo, el flujo de migrantes, contrabandistas y patrulleros
a través de sus tierras han impactado su medio ambiente y la calidad de vida
de los miembros de la tribu, por lo que recientemente las autoridades de la
tribu dieron su consentimiento para que la Patrulla Fronteriza extendiera
la barrera contra vehículos en algunas secciones de sus 120 kilómetros de
frontera con México.2

L os impactos en bosques nacionales

Los migrantes también han causado otros impactos ambientales. En el


Bosque Nacional Cleveland, y en otras áreas naturales protegidas en la fron-
tera, el número de incendios forestales causados por fogatas de migrantes y
cigarrillos tirados sin precaución ha sido un problema recurrente. Hubo un
tiempo cuando fue necesario asignar personal de tiempo completo para que
patrullara a caballo las rutas de migrantes, para apagar adecuadamente las
fogatas que dejan abandonadas. Los agentes del Bosque Nacional Cleveland
reportan que el incremento en la vigilancia fronteriza que provoca un descenso
en el número de migrantes, también reduce el número de incendios forestales.
Los agentes en el Bosque Nacional de Coronado, en el sur de Arizona, reportan
una experiencia similar con los impactos de la migración.

El reto de la seguridad en la frontera y la protección ambiental

Visto contra este telón de fondo, es evidente el conflicto de roles entre las
dependencias encargadas de la protección ambiental y las responsables de la
seguridad en la frontera. El reto global que la GNEB eligió abordar en su Déci-

2 Comunicación personal con el jefe de la tribu, Ned Norris, el 25 de julio de 2007.

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mo reporte fue: cómo equilibrar las actividades de seguridad en la frontera con
la calidad ambiental. La GNEB contempló estos problemas en dos diferentes
contextos geográficos: 1) las áreas rurales a lo largo de la frontera, donde se
localiza la mayoría de las áreas naturales protegidas; y 2) los cruces urbanos
en las garitas. Sin embargo, este trabajo se enfocará sólo a los aspectos rurales
del muro fronterizo descritos en el reporte de la Junta.

El tráfico humano indocumentado en los tramos rurales

La GNEB señaló que, debido al gran impacto del paso de migrantes indo-
cumentados en áreas rurales, el incremento en protección fronteriza, que
incluye una combinación de barreras físicas, un despliegue de tecnología y
un aumento de personal, en ocasiones surtía un efecto inmediato benéfico
sobre el medio ambiente. Por ejemplo, la construcción de cercos de lámina
de acero y la presencia de más agentes de la patrulla fronteriza en el sector de
San Diego puso fin al tráfico peatonal a través de los sitios de reproducción
de aves en peligro de extinción en la Reserva Nacional para Investigación
del Estuario del Río Tijuana. O en Arizona, aumentar las barreras físicas y la
vigilancia en el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Cabeza Prieta permitió
que el murciélago hocicudo regresara a sus nidos tradicionales en las cuevas
cercanas a la instalación del muro fronterizo.

L os retos y los siguientes pasos a tomar

La Junta identificó una serie de retos en la protección ambiental fronteriza


en vista de los flujos de migrantes y contrabandistas, y de la infraestructura
y actividades de aplicación de la ley por parte de las autoridades. Para cada
uno de estos retos, se identificaron los pasos siguientes requeridos para
abordarlos.
La lista de pasos a seguir para abordar los retos identificados tiene varios
temas en común. Lo más importante es que las dependencias de seguridad
estén concientes de los impactos ambientales potenciales y que actúen en
forma proactiva, tanto en términos de sus propias prácticas y políticas como
en lo que se refiere a trabajar con las partes afectadas en la frontera. Entre las
partes afectadas clave en la frontera se encuentran las organizaciones para el
manejo de tierras y las dependencias que trabajan para preservar recursos na-
turales y culturales en la región fronteriza. También es importante desarrollar
mejor comunicación con las comunidades locales. Otra serie de sugerencias

38 Un muro en la frontera México-Estados Unidos


Protección ambiental y seguridad

Retos Pasos a seguir

1. Los caminos y las veredas • Combinar tecnología e infraestructura para minimizar


destruyen los hábitats y causan la huella de la aplicación de ley.
erosión • El DHS necesita identificar y proteger las áreas vulne-
rables.
• Mejorar la comunicación entre dependencias.
• Crear una dependencia federal competente para abordar
impactos de seguridad sobre el medio ambiente.

2. Los migrantes indocumenta- • Proporcionar ayuda del gobierno federal para ayudar a
dos y los contrabandistas dejan las tribus, los terratenientes particulares, las comunidades
basura y desechos sólidos. rurales y las dependencias de manejo de tierras a mitigar
el problema.

3. Un muro impenetrable puede • Convocar a una convención nacional sobre tecnología


causar problemas para la vida sil- de cercos/barreras.
vestre en las áreas vulnerables. • Hacer uso extensivo de los peritos en el campo para
revisar la construcción de la infraestructura fronteriza y
evaluar su impacto potencial sobre el ambiente.

4. Oportunidades limitadas para • Establecer un equipo de interdependencias para desa-


la colaboración entre dependen- rrollar estrategias.
cias de seguridad y las de manejo • Colocar personal federal de enlace en los estados fronte-
de tierras. rizos para fortalecer la cooperación entre dependencias.

por parte de la Junta se relaciona con el diseño de los muros y barreras a ser
construidos a lo largo de la frontera. Es evidente, señala la Junta, que un mismo
diseño estandarizado no puede funcionar en todos los tramos de la frontera.
En algunas áreas que son corredores importantes para la migración de vida
silvestre o que son hábitats transfronterizos conectados, será necesario desa-
rrollar alternativas permeables. Esto requerirá una mezcla de infraestructura
innovadora, tecnología de barreras y despliegue de personal.

E jemplos de cooperación

El Décimo reporte de la GNEB también identificó una serie de ejemplos en


los que la cooperación entre dependencias de seguridad y las de otro tipo
hizo posible incrementar la protección, y a la vez cuidad o mejorar el medio
ambiente. Un caso a señalar es el proyecto de remoción del cedro salino en
el Río Colorado. Durante el 2006, el Equipo de Trabajo de Manejo de Tierras

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Fronterizas (Borderlands Management Task Force, BMTF) en Yuma, Arizona,
lanzó este proyecto, que engloba dependencias locales estatales, federales y
tribales: la Patrulla Fronteriza, el DHS, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército
de Estados Unidos (U.S. Army Corps of Engineers), la Oficina de Manejo de
Tierras (BLM), la Oficina de Recuperación (Bureau of Reclamation), la Nación
cocopah, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (USFWS),
los Campos de Prueba de Yuma (Yuma Proving Grounds), el Departamento
de Caza y Pesca de Arizona (Arizona Game and Fish), y la Oficina del Sheriff
del Condado de Yuma. El trabajo consiste en la remoción y adelgazamiento
del cedro salino para mejorar el acceso y la visibilidad y también restaurar
la vegetación nativa de álamo, mesquite y sauce. Esto mejora la seguridad,
aborda problemas culturales de la Nación cocopah y restaura la vegetación
natural de la zona.

D iscusión

El Décimo reporte de la GNEB plantea una variedad de cuestionamientos
con respecto al muro fronterizo y la reacción negativa que ha producido en
las comunidades fronterizas en México y Estados Unidos. Con frecuencia, los
efectos ambientales negativos se exageran o no están basados en un análisis
científico suficiente. Al mismo tiempo, los efectos positivos de la construcción
del muro y de las barreras normalmente no se mencionan. Contrariamente a
la percepción generalizada, el DHS sí realiza revisiones ambientales regulares
y estudios de impacto ambiental, pero no los abre a discusión en los foros co-
munitarios convocados para obtener retroalimentación del público. Como a
muchos investigadores, grupos ambientalistas, agentes locales y ambientalistas
no se les mantiene informados, suponen que no se están considerando los
impactos ambientales de los proyectos de seguridad en la frontera. La reacción
negativa se debe en gran medida a la falta de un adecuado programa de rela-
ciones públicas de parte del DHS. En la misma línea, la falla de las autoridades
estadunidenses al no notificar a las autoridades mexicanas de la construcción
del muro, originó un considerable resentimiento en los círculos oficiales, entre
los ambientalistas y los miembros de la comunidad en México.
En mayo del 2007, aparecieron artículos en la prensa local y nacional sobre
los planes del DHS de construir secciones del muro en la parte baja del Río
Bravo (véase, por ejemplo, Brezosky 2007),lo que produjo una fuerte reacción
negativa entre los residentes y los funcionarios electos de las comunidades del
Valle de la Parte Baja del Río Bravo. Al estar separados por el río, por la zona de

40 Un muro en la frontera México-Estados Unidos


Protección ambiental y seguridad

inundación y por los diques en ambas márgenes del río, muchos funcionarios
locales no veían la necesidad de construir un nuevo muro. Al mismo tiempo,
estas comunidades tiene una relación estrecha con las comunidades al otro
lado del río y no querían poner en riesgo los vínculos productivos, por lo que
a sus ojos era una infraestructura innecesaria. Incluso miembros de la Patrulla
Fronteriza entrevistados recientemente por el autor de este trabajo manifesta-
ron que construir un muro no era necesario en las áreas en cuestión.
A pesar de los errores evidentes, desde que salió el Décimo Reporte de la
GNEB en marzo del 2007, parece haber una conciencia creciente en la DHS
de que el asunto del muro fronterizo requiere de enfoques diferentes en las
distintas áreas de la frontera. El 7 de junio del 2007, en la Onceava Confer-
encia de Asuntos Fronterizos Parlamentarios de México-Estados Unidos de
la Cámara de Comercio de México-Estados Unidos en Washington, D.C.,
David V. Aguilar, Jefe de la Patrulla Fronteriza, reconoció con claridad que se
requieren diferentes combinaciones de asignación de personal, tecnología e
infraestructura, para las diversas secciones de la frontera, y así poder atender
las preocupaciones ambientales. Pláticas informales del autor con agentes de
la Patrulla Fronteriza en el campo tuvieron como resultado un análisis similar
de la necesidad de ser sensible a las diversas condiciones a lo largo de la fron-
tera, al momento de instalar el muro. La presión de ajustar un solo modelo
para todos parece venir de parte de los jefes de dependencias y miembros del
Congreso que no están familiarizados con la realidad de la frontera y que no
comprenden las diferencias regionales en condiciones ambientales, sociales
y políticas.
La controversia en torno a los planes para el muro fronterizo y la enérgica
reacción en esta región y en México revela una falla estructural en las relaciones
ambientales entre México y Estados Unidos para esta porción del territorio.
Aunque el espíritu del Acuerdo de La Paz y otros convenios binacionales
sugieren que se envíe notificación cuando algún proyecto de un lado de la
frontera pueda causar impactos al otro país, no existe un procedimiento de
rutina para que esta comunicación ocurra ni un mecanismo estructurado
para analizar y mitigar impactos ambientales transfronterizos. Por ejemplo,
no se consultó a México cuando se otorgaron permisos para una gran planta
generadora de electricidad en San Diego, en Mesa de Otay, a varios kilómetros
de la frontera. No se le informó a Estados Unidos cuando México permitió la
instalación de dos grandes plantas generadoras de electricidad en Mexicali.
Todas estas instalaciones aportan a las cuencas atmosféricas grandes canti-
dades de contaminantes que afectan a la población en ambos países. No se

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tomaron en cuenta los impactos ambientales transfronterizos del revestimiento
del Canal Todo Americano en Valle Imperial cuando se diseñó e implementó
el proyecto. Finalmente, los efectos ambientales transfronterizos de la con-
strucción del muro aparentemente no fueron valorados ni comunicados a las
partes afectadas en México. En consecuencia, muchos residentes fronterizos
y otras partes afectadas, así como el gobierno de México, han expresado su
preocupación por la construcción del muro fronterizo.
A mitad de la década de 1990, la Comisión de Cooperación Ambiental
(CCA), un organismo trilateral, comenzó a redactar un acuerdo transfron-
terizo que proporcionaría un proceso transparente para abordar asuntos
con probables impactos ambientales transfronterizos entre Estados Unidos
y Canadá, y entre Estados Unidos y México.3 Los gobiernos de estas dos últi-
mas naciones se enfrascaron en discusiones sobre dicho documento y nunca
llegaron a un acuerdo. En consecuencia, ambas comparten la responsabilidad
por las controversias actuales en torno a los impactos transfronterizos de los
proyectos en la región, ya sea en relación al muro fronterizo, el revestimiento
del Canal Todo Americano o el otorgamiento de permisos para ubicar infrae-
structura energética en sitios cercanos a la frontera.

B ibliografia
Brezosky, L. 2007. Border fence riles Valley Leaders. The Eagle.com (Bryan-College
Station, TX) (Associated Press wire story, published May 2, 2007 in The Eagle.
com). Disponible en: http://209.189.226.235/stories/050207/texas_20070502024.
php. Consultado: el 25 de octubre de 2007.
GNEB annual reports. Disponibles en: http://www.epa.gov/ocem/gneb/gneb_presi-
dent_reports.htm.
Mumme, S. 2005. The Real ID Act and the Tijuana Border Fencing: The New Politics
of Security and Border Environmental Protection”. Paper presented at the Annual
Conference of the Association for Borderlands Studies, Phoenix, A.
Wolf, A., A. Spitz, G. Olson, A. Zavodska y M. Algharaibeh. 2003. Characterization of
the Solid Waste Stream of the Tohono O’odham Nation. Journal of Environmental
Health 65(8): 9-15.

3 El sitio web de la CCA contiene un análisis de antecedentes, una redacción del tratado y otros mate-
riales relacionados con el Texto del Acuerdo de Norteamérica para la valoración de impactos ambienta-
les transfronterizos: http://www.cec.org.

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