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oe wrk Awe XW ht Guts Syd. (4) / Borges: la forma del ensayo Por cierto que este autor, en evanto yo lo conozco, con frecuencia bastante insidioso. No porque ime una cose y piense otra, sino en cuanto fuer- 2a¢\pensamientohastaelexiremo yleconfiereuna pricridad absoluta de tl suerte que siellectornolo ccapta con la misma energfa, puede comprender lo dicho on un sentido muy diverso. Soren Klerkegaard, La repeticién ‘A Judith Podlubne y Juan Pablo Dobove Introduccién penas si hemos comenzado a ler los ensayos de Bor- A ‘ges. Quiero decir: apenas si hemos comenzado a leer- los como ensayos. Hasta hace no mucho tiempo era dificil encontrar,en a monumental bibliografia critica, un tra- bajoenel que se apreciaran esos ensayos sin remitirlos, caside inmediato, alas narraciones 0 alos poemas del mismo autor. Pareciaevidente, als ojos de os lectoresespecializados, qu €l valor de los ensayos de Borges cra relativo ala posibilidad de iluminar,a partir de ellos, algin aspecto de su obra ltera- ria: los ensayos valian en tanto faciltaban la comprensién, 2 eee MT o orientaban lalectura de los poemas y de las ficciones'. Por obra en parte de la teorfa y de la critica, de las mutaciones de mé- todo ¢ incluso de objeto que ella suftieron, pero también, s0- bre todo, por obra de ta literatura —que atraviesa y descompo- ne las convenciones con que se quiere interpretarla—, nues- tos hdbitos de lectura hoy son otros. Atendemos, aun tiempo, aloqucenlosensayos borgianossse dice (las opiniones de Bor- gesacerca de la literatura, la flosofia,el cine) y aloque,enel modo en que eso esté dicho (las estrategias enunciativas), se ‘muestra, A veces, cuando el azar o la necesidad nos son pro- picios, cuando nuestra lectura percibe (inventa) el juego in- ‘Quietante de las maltiples relaciones entre lo enunciado y su ‘enunciaciGn, conseguimos desplazar a esos ensayos desde los rigores de la reflexin hacia el lugar, apenas entrevisto, al que cellos nos atraen: la literatura. ‘Situados en perspectivas diferentes, de acuerdo diferen- tes horizontes conceptuales y protocolos de lectura también diferentes, as bibliografias més actualizadas incluyen un con- Junto de trabajos que tientan un encuentro con los ensayos de ‘Borges sin limitarlo ala comprensién —y la reproduccién— deo que ellos dicen, Estin, por un lado, aquellos estudios que sirven de complemento a desarrollos anteriores, que afiaden ‘nuevos conocimicntos a los ya producidos sin que esto provo- ‘ninguna clase de conflicios*. Por otro lado, un lado menos cies y ms préximo —por lo mismo— a los antificios de a DoE Vie lee tecea| literatura, estén aquellas tentativas que perturban y discuten algo de lo ya conocido, que transforman la imagen de Borges censayista con la que estdbamos familiarizados’. Por un desvio que encuentracn la polémica as condiciones de su trazado, las Notas que siguen intentan participar en esta transformaciéa'. Invitacién a la polémica En el N? 16 de la revista Punto de vista’, Beatriz Sarlo publicé un ensayo titulado “Borges enSur: un episodio del for- ‘malismo criollo”, que nos interesa por varios motives. En pri- ‘mer lugar, porque s¢ tata ciertamente de un ensayo. Sarlo elude los t6picos de la critica borgiana y lo hace no s6lo ca ‘cuanto a su modo de lectura —que no se sujeta a ningiin mé- lado y toma prestado de varios los elementos que necesita— sino también en cuanto alos objetos que elige para practicar- 4a; un conjunto de notas que Borges publicé cn los primeros alos de Sur, a comienzos de la década del "30, y que en algu- ‘nos casos no fueron recogidos luego en volumen, De acuerdo alaestratogia de desplazamiento que anima a los mejores en- sayos, Sarlo descubre en esa marginalia la formulaci6n de una poética: hace sensible algo fundamental donde un lector me- ‘os ineligente sélo hubiese encontrado algo curioso. A este ‘movimiento de desvio lo acompatia otro acaso més temerario: el que produce ol encuentro, fuera de la ley que distribuye los, discursos, de un argentino extraviado en la ret6rica y un to6- rico del formalismo ruso. (Aunque nuestro desacuerdo.con los, resultados a los que llega Sarlo cs —como se vers lucgo— Considerable, no dejamos por eso de admirar la ejecucion de su loctura, la fuerza de los procedimientos con los que se re- Aliza el abajo, Més ain, si nos disponcmos a polemizar con, ese ensayo, ¢$ porque creemos encontrar en

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