Una vez ya sabemos dónde se encuentra la pelvis también es
interesante conocer cuáles son sus funciones y para qué sirve.
La pelvis está diseñada especialmente para contener y proteger los
órganos reproductivos, la vejiga, el recto, y el colon pélvico. En el caso de los órganos reproductivos, toda la estructura del útero y ambos ovarios se encuentran en esta zona.
En el hombre podemos encontrar la próstata y las vesículas
seminales, ya que en condiciones normales el resto de los órganos sexuales protruyen hacia el exterior.
La vejiga y el recto tienen una función de especial mención en la
pelvis. Ambos son órganos encargados de recoger material de desecho para luego expulsarlo al exterior.
En la pelvis, la vejiga y el recto están en estrecha asociación con
los músculos del piso pélvico, que son los que nos ayudan a controlar las ganas de orinar y evacuar. Son músculos con forma de anillo llamados esfínteres, que cuando se contraen se cierran y no permiten la salida de material.
Sin embargo, hay muchos otros músculos en el piso pélvico, y la
mayoría no son esfínteres. Son varios y están en 3 capas –superficial, media y profunda- para proveer estabilidad a los órganos que se sitúan allí.
Los músculos del piso pélvico ayudan a mantener la vejiga, el útero,
el recto, e incluso la vagina en sus lugares respectivos. Además, tienen una importante función durante el proceso del parto, especialmente durante la expulsión del bebé.
La razón por la que se escucha más de la pelvis en mujeres que en
hombres es porque es en ellas que se encuentra el útero y la mayoría de las enfermedades que afectan a este órgano se reflejan como dolor pélvico. Además, son ellas las que necesitan un mayor grado de estabilidad en el piso pélvico, y perderla puede llevar a ciertas molestias y problemas de salud.