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PARA LA CONVERGENCIA
DE LO COMÚN
A LA RAÍZ
VOLVIENDO A LA RAÍZ
DE LO COMÚN ¡POR UNA
IZQUIERDA SOCIALISTA,
FEMINISTA Y LIBERTARIA!
Volver a la Raíz de lo Común
ÍNDICE
4 Presentación
6 A transformarla producción de la vida
8 A conquistar la Izquierda del Siglo XXI
13 Feminismo y Socialismo Libertario
15 El territorio como espacio social en disputa
18 Gobiernos locales para la transformación feminista y libertaria
21 Un referente como parte del sujeto transformador
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¡Por una Izquierda Socialista, Feminista y Libertaria!
PRESENTACIÓN
Presentamos nuestra propuesta de tesis política “Volver a la raíz” como
una forma de aportar en la construcción de un proyecto común de las fuerzas
de izquierda dentro del Frente Amplio. Este proyecto debe tener una pers-
pectiva estratégica, para avanzar en la conformación del referente que apor-
te a la disputa política por la transformación en nuestro país.
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Volver a la Raíz de lo Común
Este nuevo siglo, que según los analistas serían de paz, progreso y de-
sarrollo, ha desatado la locura del capital transnacional financiero, monopóli-
co y neoliberal, sembrando horror, miseria e inseguridad a escala planetaria,
creando una falsa idea del progreso y el desarrollo de las naciones y generan-
do diversos mecanismos de competencia; destruyendo países, creando gue-
rras donde había paz, sacando gobiernos legítimamente electos bajo argucias
legales y la complicidad de parlamentos y tribunales; estableciendo tratados
de libre comercio que violan y niegan la legalidad de los tribunales locales.
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¡Por una Izquierda Socialista, Feminista y Libertaria!
A TRANSFORMARLA
PRODUCCIÓN DE LA VIDA
Nuestra propuesta tiene un carácter revolucionario que sostiene la
necesidad volver a la raíz de lo común, de recuperar la radicalidad de las
transformaciones necesarias para el camino al socialismo y la emancipación.
Queremos recuperar la noción de producción de Marx, como la base teóri-
ca fundamental para enfrentar el capitalismo contemporáneo. Se trata de
transformar la noción de producción de la vida en términos globales, de todo
lo que la sociedad produce y el modo en que se reproduce. El foco debe es-
tar puesto en cómo se produce la riqueza, no solo en la noción redistributiva
de las posiciones liberales y socialdemócratas. Cómo se produce y cuál es la
riqueza que se produce en todos los ámbitos de la vida de las personas (edu-
cación, salud, economía, cultura, vivienda, familia, etc).
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¡Por una Izquierda Socialista, Feminista y Libertaria!
A CONQUISTAR LA
IZQUIERDA DEL SIGLO XXI
Para construir una Izquierda del Siglo XXI democrática y socialista, de-
bemos entender el socialismo como la larga transición del capitalismo a una
sociedad emancipada. Pensar esta Izquierda, no es otra cosa que actualizar
su vocación transformadora, atendiendo a las nuevas construcciones desa-
rrolladas en el siglo XX por las luchas de los movimientos sociales y de diferen-
tes esfuerzos revolucionarios, abriendo un proceso de reflexiones y prácticas
incesantes donde la cuestión del socialismo vuelva ser asumida en su cen-
tralidad, repensado en nuevos horizontes de emancipación que encaren las
múltiples formas de sometimiento del capitalismo contemporáneo.
Ello exige una izquierda que deje atrás toda forma de dogmatismo, ca-
paz de llevar adelante nuevos desarrollos de la teoría revolucionaria, en diálogo
fecundo y crítico con las múltiples apuestas intelectuales que hoy construyen
y alimentan una amplia diversidad de perspectivas contrahegemónicas en el
mundo. Refundar una izquierda revolucionaria en Chile entonces, es la otra
cara de la vuelta a la cuestión fundamental de la transformación radical de
nuestra sociedad, y requiere, sin duda alguna, de una refundación del campo
de la política, que haga posible el ingreso de amplios sectores cuya exclusión
ha sido la divisa fundamental de la estabilidad política del neoliberalismo.
Para esto último, sabemos que hay un camino por recorrer. Propone-
mos como política plurinacionalizar desde los territorios, es decir, construir
plurinacionalidad desde abajo. La izquierda latinoamericana que en los últimos
20 años ha mostrado formas de relacionarse políticamente con los pueblos
originarios, ha coincidido en el Estado Plurinacional como modelo de adminis-
tración de la diversidad de pueblos existentes en los territorios de los estados
nacionales del continente, con buenos y malos resultados, pero con una cons-
tante que se volvió limitante, la plurinacionalidad como forma de transformar
las relaciones sociales entre pueblos, ejercida desde arriba y, a nuestro modo
de ver, con pueblos aún en construcción, no alcanza.
El rol de esta izquierda del siglo XXI, debe ser el de preconfigurar esas
relaciones horizontales, que inicia con la constitución de una forma de relacio-
narse y entenderse, con otros pueblos, desde abajo y hacia arriba. Relaciones
que permitan constituir un actor que se haga con el poder político y de la insti-
tucionalidad estatal, desde los municipios al gobierno nacional, y articulen es-
tructuras que se hagan cargo de la reprodución de esta nueva relación social.
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FEMINISMO Y
SOCIALISMO LIBERTARIO
El movimiento feminista ha sido en estos últimos meses el sector mo-
vilizado que ha instalado con fuerza, a partir de la marcha del 8 de marzo y
el subsecuente desarrollo del llamado “mayo feminista”, la necesidad insos-
layable de incorporar a la disputa política la desnaturalización de las formas
capitalistas de producción allí donde habitan los mecanismos de dominación
patriarcales, proyectando nuevas formas de producción de la vida en el sen-
tido más amplio posible, y de responder, de manera concreta, a las diversas
dinámicas de precarización y exclusión histórica de la vida de las mujeres y
niñas. Han sido las luchas feministas las que han sido capaces de movilizar
a miles de mujeres alzando reivindicaciones clave como la erradicación de
toda forma de violencia patriarcal en los espacios estudiantiles y sociales de-
mandando una educación no sexista; el derecho al aborto libre, legal, seguro
y gratuito; el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidado, entre otras
demandas, todas vinculadas a aspectos transversales de la dinámica de la
acumulación capitalista en nuestro país y enfrentándose directamente a la
oleada fascista que asola la región.
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EL TERRITORIO COMO
ESPACIO SOCIAL EN DISPUTA
Para el sistema capitalista, al territorio le cabe el rol esencial e ineludi-
ble de constituirse en el medio físico para la realización espacial del “capital”,
en este sentido, sus flujos sociales y materiales no vienen a ser más que el
reflejo del ciclo de producción y reproducción de riqueza material. En este
mismo sentido, para el sistema de producción capitalista, el suelo, viene a
ser la expresión concreta, el producto resultante del valor de uso que se le
asigna en el proceso de reproducción del capital, así entonces, el problema
del “uso de suelo” se reduce por la lógica capitalista al problema del consumo
del territorio. Christian Topalov decía : “Porque los medios de producción son
privados, porque las relaciones de producción son capitalistas, los valores de
uso (complejos urbanos) están formados por un proceso ciego, sin sujeto…”.
En este proceso (espacio-temporal) de producción y reproducción de plusva-
lías, el habitante no tiene incidencia central, sino que se transforma en parte
del proceso de valorización de uso, o incluso parte del problema del desarrollo
social del capitalismo.
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¡Por una Izquierda Socialista, Feminista y Libertaria!
A partir de la última década del siglo XX, desde diversos campos del
mundo de las ciencias se han levantado alertas sobre la urgencia de detener
el modo de producción capitalista, dada la inminente irreversibilidad de las
transformaciones ecosistémicas y climáticas que éste reproduce y acelera.
La economía y los mercados financieros mundiales se sostienen, en última
instancia, en el avance de las fronteras extractivas en los países del Sur Glo-
bal: África, América del Sur, partes de Asia y Oceanía. Por ello, el capitalismo
en nuestros tiempos no solo constituye la base de la explotación, opresión y
dominación de las clases subalternas, sino que amenaza la existencia mis-
ma de la vida en el planeta. Una de las problemáticas más urgentes en este
sentido es el cambio climático, respecto al cual nuestro país es altamente
vulnerable, al reunir siete de las nueve condiciones de vulnerabilidad indicadas
por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático:
áreas costeras de baja altura, zonas áridas y semiáridas, zonas de bosques,
propensión a los desastres naturales, sequía y desertificación, zonas urbanas
con contaminación atmosférica y ecosistemas montañosos.
Una escala y dimensión que hemos propuesto como una de las cen-
tralidades de los procesos de transformación que emprendamos a nivel te-
rritorial, es la disputa por los gobiernos locales. En primer lugar, ya que en las
dos últimas décadas los municipios han sido utilizados como canalizadores
estatales de producción y reproducción de relaciones neoliberales, patriarca-
les y coloniales a través de las políticas públicas. En segundo lugar, han ser-
vido a los grupos políticos para producir y reproducir formas de relación que
fragmentan, cooptan, disciplinan y construyen redes clientelares y de lealtad
política con los partidos del orden. En tercer lugar, la escala local, ha servido
al poder para el control territorial también en términos geopolíticos, es decir,
son espacios físicos y sociales donde las riquezas humanas, naturales, rurales
y urbanas se ponen en juego vinculados a estrategias nacionales y globales
de reproducción del capital.
En síntesis las municipalidades (expresión local del Estado) han sido ins-
trumentalizadas para la producción, reproducción y administración de lo que
existe, de las relaciones sociales neoliberales, patriarcales y coloniales. Cree-
mos que la tarea es convertirlas en gobiernos locales, es decir herramientas
de la soberanía territorial que le corresponde ejercer a los y las habitantes,
constituyendo un sujeto que a partir de prácticas de autonomía política pro-
duzca contrapoder y nuevas relaciones de producción de lo social con orien-
tación: socialista, libertaria, feminista, multicultural y medioambientalmente
sostenible. Por ejemplo, en este sentido es importante pensar en un munici-
palismo que se haga cargo del rol del feminismo en el espacio urbano/rural y
en la disputa territorial, siendo capaz de ver las contradicciones que se dan en
los territorios desde esta orientación y por lo tanto, desde un principio, pensar
la coordinación territorial a realizar considerándola.
La disputa electoral por los gobiernos locales, es sólo una de las di-
mensiones de la disputa por la producción de los territorios. La tarea central
anida en la constitución del sujeto político de la transformación, proceso que
es influido por las distintas escalas territoriales, y que se cimienta sobre la
expropiación de las capacidades históricas de las comunidades de producir
los territorios (el espacio y sus relaciones) imponiendo por la fuerza o como
capacidad hegemónica relaciones con sentido neoliberal, patriarcal y colonial.
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Centralidad política
La misión principal de la organización y todos sus militantes reside en la
intervención política. Ese es el motivo por el que existimos y por el que nos exi-
gimos la participación más activa de todos nuestros integrantes. Las tareas
“internas”, de construcción de la organización y su sustentabilidad, tienen un
valor meramente instrumental en función de lo anterior.
Flexibilidad
Flexibilizar formas organizativas y métodos y no dogmatizarlas, es de-
cir someter el instrumento a su capacidad de acumulación y construcción
de fuerzas sin rigidez ni dogmatismo apostando a formas de organización
y participación diferenciadas según las condiciones y especificidades de los
sujetos, ámbitos de actuación o territorios.
Participación
Para garantizar el principio de democracia interna, toda organización
debe disponer de los canales e instancias de comunicación, debate y parti-
cipación lo más amplias y democráticas posibles que permita garantizar los
deberes y derechos de todos sus integrantes y la legitimidad de la toma de
decisiones, evitando el basismo o el centralismo y el encierro sectario. Del
mismo modo debe considerar diversas y amplias formas de participación in-
dividual y colectiva que tiendan a la inclusión y no a la exclusión, considerando
niveles diferenciados de involucramiento en la toma de decisiones y respon-
sabilidades.
mente las tareas de la elaboración teórica y política, donde todos los militan-
tes, más allá de su escolaridad o sus profesiones, toman en sus manos los
desafíos de su formación y su participación en los debates estratégicos.
Organicidad
Para que un instrumento se constituya en un cuerpo político o en un
intelectual colectivo debe dotarse de formas de organización que evite pree-
minencias de un sector sobre otro o de un ámbito de trabajo sobre otro, do-
tándose de formas de organización orientadas a la conducción y consecución
de objetivos políticos, garantizando la participación de las bases y represen-
tación de todos las partes que involucra la organización, no obstante diferen-
cie niveles de dirección o de toma de decisiones que le permitan ejecutividad
y efectividad en la conducción. Para ello es pertinente contar con aspectos
normativos que formalizan las formas de participación de cada uno de sus
miembros.
Dirección Colectiva
La dirección colectiva entendida como un conjunto de capacidades diri-
genciales diferenciadas que evita los personalismos o caudillismos sin desme-
recer las capacidades individuales y que se orienta a la formación y desarrollo
permanente de militantes y dirigentes que combine los intereses individuales
con los requerimientos e intereses colectivos.
Sostenibilidad
Finalmente para que una organización pueda desarrollar y aplicar estos
principios requiere de niveles de sostenibilidad material que permitan asegu-
rar la existencia y funcionamiento básico, así como el logro de objetivos po-
líticos. Esto implica abordar el financiamiento de la organización a través de
mecanismos que involucren a toda la membresía directamente como co-fi-
nancistas, o indirectamente a través del desarrollo de acciones de financia-
miento y/o a través de instancias especializadas para la consecución de estos
objetivos.
Formación
Requerimos construir espacios permanentes de formación política,
concebidos principalmente desde mecánicas de democratización del cono-
cimiento que permiten la construcción colectiva de la política y la toma de
decisiones al interior de la organización y formas de educación participativas.
La estructura
La unidad básica de la organización es el núcleo, compuesto por mili-
tantes que se desempeñan en unidades territoriales, temáticas o sectoriales.
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