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Este poema describe a la Virgen María cuidando a Jesús recién nacido en un pesebre en Belén. María le dice a Jesús que aunque no tiene un palacio, le ofrece sus brazos y pechos para alimentarlo y protegerlo. Jesús se duerme en los brazos de María mientras los ángeles sostienen las ramas sobre ellos para protegerlos del frío.
Este poema describe a la Virgen María cuidando a Jesús recién nacido en un pesebre en Belén. María le dice a Jesús que aunque no tiene un palacio, le ofrece sus brazos y pechos para alimentarlo y protegerlo. Jesús se duerme en los brazos de María mientras los ángeles sostienen las ramas sobre ellos para protegerlos del frío.
Este poema describe a la Virgen María cuidando a Jesús recién nacido en un pesebre en Belén. María le dice a Jesús que aunque no tiene un palacio, le ofrece sus brazos y pechos para alimentarlo y protegerlo. Jesús se duerme en los brazos de María mientras los ángeles sostienen las ramas sobre ellos para protegerlos del frío.
La Niña a quien dijo el Ángel Pues andáis en las palmas,
que estaba de gracia llena, Ángeles santos, cuando de ser de Dios madre que se duerme mi niño, le trujo tan altas nuevas, tened los ramos. ya le mira en un pesebre, Palmas de Belén llorando lágrimas tiernas, que mueven airados que obligándose a ser hombre, los furiosos vientos también se obliga a sus penas. que suenan tanto. ¿Qué tenéis, dulce Jesús?, No le hagáis ruido, le dice la Niña bella; corred más paso, ¿tan presto sentís mis ojos que se duerme mi niño, el dolor de mi pobreza? tened los ramos. Yo no tengo otros palacios El niño divino, en que recibiros pueda, que está cansado sino mis brazos y pechos, de llorar en la tierra que os regalan y sustentan. por su descanso, No puedo más, amor mío, sosegar quiere un poco porque si yo más pudiera, del tierno llanto, vos sabéis que vuestros cielos que se duerme mi niño, envidiaran mi riqueza. tened los ramos. El niño recién nacido Rigurosos yelos no mueve la pura lengua, le están cercando, aunque es la sabiduría ya veis que no tengo de su eterno Padre inmensa. con qué guardarlo. Mas revelándole al alma Ángeles divinos de la Virgen la respuesta, que vais volando, cubrió de sueño en sus brazos que se duerme mi niño, blandamente sus estrellas. tened los ramos. Ella entonces desatando la voz regalada y tierna, así tuvo a su armonía la de los cielos suspensa.