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Oswaldo Guayasamín (artista

ECUADOR)
(Quito, 1919 - Baltimore, 1999) Pintor ecuatoriano. Comenzó a pintar y
dibujar desde su infancia, y vendía sus trabajos a los turistas para
costearse los estudios. Aunque debió enfrentar la oposición paterna para
hacerlo, finalmente se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Quito,
en la que permaneció durante siete años y de la que recibió el título de
Pintor y Escultor en 1941, siendo el mejor alumno de su promoción.

Oswaldo Guayasamín

El período durante el cual Guayasamín recibió su formación estética fue el


de mayor auge de la Escuela Indigenista, y la influencia de esta corriente
en el pintor es evidente desde sus obras iniciales. En 1942 realizó su
primera exposición en Quito, que causó gran escándalo por su marcado
carácter de denuncia social. Poco después se trasladó a México, donde
trabajó algunos meses con el gran muralista Orozco, quien ejerció una
importante influencia en la definición del lenguaje estético del joven pintor
ecuatoriano.
En 1943 pasó siete meses en los Estados Unidos recorriendo distintos
museos a fin de estudiar las obras de Goya y El Greco, entre otros maestros.
A comienzos de la década de 1940 trabó amistad con Pablo Neruda y realizó
un largo viaje por Chile, Perú, Argentina, Bolivia y Uruguay, durante el
cual tomó apuntes para su gran serie Huacayñán ("El camino del llanto"),
compuesta por más de cien telas que giran en torno a la temática del
indígena, el negro y el mestizo en América.
Las telas que integran la serie Huacayñán fueron expuestas por primera vez
en 1952, en el Museo de Arte Colonial de Quito y, a lo largo del mismo
año, en la Unión Panamericana de Washington y en la III Bienal
Hispanoamericana de Arte, realizada en Barcelona (España), que le
concedió el Gran Premio de Pintura.
Guayasamín aunó la fuerza de la temática indígena con los logros de las
vanguardias de principios de siglo, especialmente el cubismo y el
expresionismo, elementos que se advierten en el mural en mosaico de
cristal veneciano denominado Homenaje al Hombre Americano, que realizó en
1954 para el Centro Simón Bolívar de la ciudad de Caracas, Venezuela.
En 1957 recibió el Premio Mejor Pintor de Sudamérica, concedido por la
Bienal de São Paulo, Brasil.

Napalm (1976, de la serie La edad de la ira)


Durante 1958 realizó dos importantes murales en el Ecuador: El
descubrimiento del Río Amazonas, realizado en mosaico veneciano, que se
encuentra en el Palacio de Gobierno de Quito, y el mural Historia del Hombre
y la Cultura, para la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central del
Ecuador. En 1960 recibió el Gran Premio del Salón de Honor de la II Bienal
de Pintura, Escultura y Grabado de México, un galardón que significó el
comienzo de su proyección internacional.
Tras varios años de intenso trabajo, en 1968 presentó en el Museo de
Bellas Artes de la Ciudad de México su segunda serie de envergadura,
titulada La edad de la iray compuesta por 260 obras que se agrupan por
series (Las manos, Cabezas, El rostro del hombre, Los campos de
concentración, Mujeres llorando), en las que el pintor recogió diversos
elementos de su experiencia vital para plasmar en una deslumbrante
sucesión de telas el drama y la tragedia del hombre de nuestro tiempo.
La edad de la ira ha sido considerada una de las últimas grandes
realizaciones del cartel político en pintura del siglo XX y tras su exhibición
en México fue presentada, a lo largo de 1973, en el Palacio de la Virreina
(Barcelona), en las Galerías Nacionales de Praga y en el Museo de Arte
Moderno de París. En 1971 se dedicó al monumento escultórico
denominado La Patria Joven, que se encuentra en la ciudad de Guayaquil y,
al año siguiente, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid acogió una
muestra de sus últimas obras.
FELIPE CHECA (artista europeo)
Desde hace siglos la provincia de Badajoz ha sido bastante pródiga en grandes
nombres de la pintura nacional e internacional. Si en época contemporánea han
resonado, y resuenan, nombres como Ortega Muñoz, Barjola o Eduardo Naranjo, ya en el
Renacimiento se situaba la gran figura del "Divino" Morales y en el Barroco la del genio
universal de Francisco de Zurbarán. Sin embargo, el siglo XVIII no contó con nombres
destacados salvo los de las familias Mures y Estrada, cuyo ámbito de acción se desarrolló
principalmente en la ciudad de Badajoz. Siendo, en cualquier caso, pintores discretos en
cuanto a técnica y calidad de sus trabajos.

El siglo XIX supondría la aparición de dos nuevas figuras de gran relevancia, la


del fuentecanteño Nicolás Megía -considerado el mejor acuarelista de la pintura
extremeña- y la del badajocense Felipe Checa, maestro indiscutible del
bodegón y profesor de otra figura sobresaliente de la plástica extremeña como fue Adelardo
Covarsí.

Felipe Checa Delicado nació en Badajoz el 24 de marzo de 1844 en la actual calle


Sepúlveda(anteriormente de la Sal Vieja). Se formó durante cuatro años junto a su amigo
el pintor barcarroteño José Caballero Villarroel en el Instituto de Segunda Enseñanza de
Badajoz, teniendo como primer profesor a José Gutiérrez de la Vega, hijo del célebre pintor
sevillano del mismo nombre.

Con 20 años marcha a Madrid donde continuó sus estudios en la Escuela


Superior de Pintura (posteriormente Academia de San Fernando)recibiendo
clases de los pintores Pablo Gonzalvo y Joaquín Espalter. Tuvo como compañeros a pintores
de la talla de Pradilla, Casimiro Sáenz y Plasencia.

Checa obtuvo calificaciones sobresalientes en 1865 y dos años después fue


becado por la Diputación de Badajoz para continuar su formación en la
Academia de San Fernando. Durante esta época, como era habitual entre los alumnos de
pintura, realiza copias de grandes maestros del Museo del Prado como Velázquez y Goya,
algunas de las cuales se conservan en el Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz.
En 1872 muere su padre y Felipe Checa regresa a Badajoz para resolver
diferentes asuntos familiares, interrumpiendo ya definitivamente sus
estudios.Desde aquí participaría en las famosas Exposiciones Nacionales (hasta en seis
ocasiones) principalmente con bodegones, cuadros de flores y escenas de género. En ninguna
ocasión consiguió gran éxito de crítica ni premios, ya que dada su personalidad modesta no
trató nunca de influir en los manipulables jurados de la época. Tampoco contribuyeron las
temáticas de sus obras, dado que lo más popular era presentar escenas históricas de grandes
dimensiones.

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