Para un niño que hace lo que quiere en vez de lo esperado

Una vez había una pequeña gatita, que pensaba que era muy fuerte y segura. Ella siempre quería
ser primera y hacer lo que quería. A menudo su madre la encontraba encima de donde no debía y
y la tenía que levantarla por el pescuezo y regresarla al nido donde otros sabían quedarse mientras
sean jóvenes.

Un día cuando pequeña fuego fue un poco mayor, porque así era como esta pequeña gatita era
llamada por su madre, sabía que no debía estar cerca del perro. Su mamá le había dicho y a todos
los gatitos que nunca se aventuren cerca de él hasta que fueran mayores. Pero ahora mamá no
estaba y pequeña fuego estaba decidida a hacer lo que le plazca. Ella vio al perro durmiendo en su
alfombra así que saltó encima de el con sus patas tambaleantes. Los hermanos y hermanas de
pequeña fuego miraron con ojos bien abiertos. Qué estaba haciendo? Sabían que no debían ir
cerca del perro porque habían escuchado a madre que les había hablado de la gran fuerza del
perro.

Pero a pequeña fuego no le importaba. Ella se creía tan valiente y fuerte, más valiente y fuerte que
ellos, y haría lo que quisiese. No iba a dejar que mamá le diga lo que tenía que hacer. Entonces la
pequeña fuego fue justo arriba del perro y puso su nariz justo arriba de su nariz.

Y… con mucha rapidez, el perro dio un ruisdoso ladrido como los perros dan y estiró su pata hacia
su dirección sin dejar tiempo para notarlo.

Pequeña fuego voló por los aires y corrió debajo de la cama. Oh! qué miedo que tenía! Estaba
temblando y su nariz sangraba donde la garra filuda garra del perro le había raspado. Ella se sintió
tan sola y asustada y avergonzada. Ella podía ver a sus hermanos y hermanas maullando por ella
pero ellos no podían ir a ayudarla porque el perro que a ratos metía su cabeza debajo de la cama y
arrastra su gran pata hacia ella. Oh! Cómo temblaba de miedo! Parecía que duraba por siempre. Y
qué avergonzado y arrepentido estaba cuando su verdaderamente valiente mamá la rescató tan
pronto ella regresó.