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Mi canasta familiar

Por: Anuar Cortázar Cáez


Nos encontramos en una incertidumbre los colombianos por la reforma
tributaria que acaba de proponer el Gobierno, de gravar con el IVA todos los
productos básicos de la canasta familiar, que conllevará a un incremento
sustancial del costo de vida y un golpe al estómago a las clases más
desprotegidas de nuestro país.

El proyecto de ley de financiación argumenta de universalizar el IVA, para que


sea un impuesto más equitativo, compensando con la devolución de recursos a
casi 3 millones de familias de menores ingresos económicos por medio de un
sistema similar al Sisbén. Sin embargo, la propuesta debe ser analizada con
calma porque tiene una parte que claramente podría afectar de manera
negativa a los colombianos de bajos ingresos.

Contempla que se devolvería el impuesto a cerca de 3 millones de familias de


bajos ingresos, lo que quiere decir que la gran mayoría del país no recibirá este
beneficio, pero sí tendrá que pagarlo sobre toda la canasta familiar. También la
medida traerá una carga tributaria más alta a las personas de clase media y
alta.

Queda señalado que esto recaerá directamente en el consumo de los


colombianos y los obligará a ajustarse más en términos de gasto. Es decir, lo
que ya conocemos de memoria, apretarse el cinturón aún más para quienes
viven del salario mínimo que no les alcanzará ni siquiera para hacer un
mercado. Esto a todas luces desestimulará el comercio, porque muchos de los
consumidores no van a mercar en los supermercados y grandes superficies,
sino que lo harán en centrales de abasto en donde se buscarán productos de
bajo costo que por lo general entran de contrabando.

Lo mismo pasará con productos como el arroz, pan, papa, yuca, plátano,
cebolla, tomate, zanahoria, frijol, arveja, naranjas, bananos, tomate de árbol,
moras, frutas frescas, carnes de res, cerdo, pollo, pescado, bebidas no
alcohólicas, leche, queso, panela, sal, almuerzos o comidas rápidas.

Muchos sectores económicos han lanzado el grito al cielo y han señalado que
este proyecto es una inconciencia del gobierno. Que una cosa es lo que dijeron
en campaña y otra en la reforma tributaria. Además de señalar que esa
devolución de los recursos a los pobres es un sofisma, porque en la práctica no
se lo podrá hacer. Se han expuesto interrogantes, por ejemplo ¿cómo van a
devolver y cuándo se va a devolver? ¿Le van a devolver lo que gasta en
consumo de alimentos o es un cálculo generalizado?

Para todos es claro que gravar productos ahora no gravados no es bueno para
el país, y el Gobierno debería reconsiderarlo porque se le vendrá abajo la
popularidad que le queda. Pero aquí también estará la complicidad de los
congresistas si le apuestan a esta iniciativa antipopular y que quiere asfixiar a
los consumidores.

De ser implementada y puesta en práctica esta reforma tributaria, ir a mercar


gastará más y traerá menos productos de la canasta familiar para la casa, en
si el pueblo es el que paga los platos rotos.

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