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r e s e ña s CUENTO

cuento

Prehistoria de una familia de estrato burgués: pa-


dre holgado, lector de Shakespeare
de ellos viaja a Estados Unidos luego
de sufrir el asesinato de su hermano
un narrador y aficionado a Mendelssohn; madre por parte de los paramilitares. “El
conciliadora, ama de casa, el epítome diámetro de la cúpula de la Capilla
Hotel en Shangri-La de la docilidad católica; dos hijas; la Sixtina”, probablemente el relato
Octavio Escobar mayor, una ecofeminista con ínfulas más débil del volumen, introduce un
María Paula Escobar (viñetas) de independencia y atada a un novio diálogo que pretende ser humorís-
Panamericana Editorial, Bogotá, 2016, nómada con el que ha adquirido una tico entre un vendedor obstinado y
132 págs. enfermedad de trasmisión sexual y la un señor depresivo (el papá de Ana
adicción por la marihuana; la menor, Mercedes). Le sigue “El nombre del
una jovencita “play”, amante de los bar”, un cuento extenso, narrado por
Convertirse en el destacado na- bluyines de marca y la comida mexi- un veterano administrador de bares
rrador de ficción que es, le ha lleva- cana; un niño fanático de los helados ajenos que contempla su degradación
do veinte años al escritor caldense caros que ya ha aprendido a chantajear al parar en un centro comercial. Su
Octavio Escobar. Este libro que rese- emocionalmente a padres. primer cliente es un hombre cuyo
ñaremos, Hotel en Shangri-La (origi- La hermana mayor, desde la pers- tema central de conversación es el de
nalmente publicado por la Universidad pectiva del resto, quiere “dañar el día” las mujeres. No es otro que Ángel, que
de Antioquia en 2002 y reeditado por con sus discursos anticonsumistas y sigue buscando interlocutores para ha-
Panamericana Editorial catorce años veganos. La paz perpetua se alcanza blar de su affaire sexual. El relato tiene
después), hace parte de su prehistoria. cuando a la ecofeminista le llega la varias subtramas –el ajedrez, los sitios
Muestra al escritor primerizo que ex- menstruación en medio de una de sus de rumba nocturna, los encuentros del
perimenta en la oscuridad, que duda, arengas y debe pedir prestado a la narrador con mujeres en desvarío– que
se estrella, que trata de encontrar su hermana un antiecológico tampón y el afectan el seguimiento del hilo central
propia voz. bluyín nuevo de aquella para rempla- de la historia.
Es una tarea de la crítica literaria zar el suyo manchado. Las chicas y el El sexto cuento, “543 minutos, 21
rastrear la génesis y el desarrollo de un padre entran a cine a ver Nickelodeon, segundos”, es probablemente el más
escritor representativo. No intentare- la película con Sean Connery, Denzel interesante del libro. En escenas cor-
mos aquí asumir semejante responsa- Washington y Angela Basset. Esta pe- tas, con una atmósfera de suspenso
bilidad, pero sí atisbar las huellas de su lícula y el Hotel Shangri-La serán los bien manejada, asistimos de testigos
configuración en una obra en particular leitmotivs unificadores a lo largo del a la planeación del atentado con di-
–que se revela como parte de un pro- libro. La madre lleva al niño a hacer namita del famoso Megacentro Ba-
ceso de creación en desarrollo–, de un nuevas compras, un modo inconscien- bilonia. Personajes fugaces –incluida
estilo narrativo, de una visión de mun- te de educarlo para la superficialidad. una mujer que quiere darle de regalo
do y de un modo de articular la realidad En el segundo relato, que da título un horno microondas a una sufrida
por medio del lenguaje literario. al libro, vemos a una pareja de esposos mamá– actúan de manera normal
Shangri-La es un volumen que re- –Sebastián y Ana Mercedes– discutir antes del bombazo y solo se muestran
úne seis cuentos organizados como un en forma irónica mientras entran en interesados en el dinero. Nunca se
puzzle que el lector debe armar a me- carro al centro comercial. Él tiene insinúan los motivos del atentado.
dida que pasa de una historia a otra. fama de borrachito y ella, de cauti- El carro con explosivos que deja uno
Si bien se pueden leer como historias va del dinero. No se hallan ni en los de los asesinos en el parqueadero del
independientes, su centro, el personaje gustos musicales (él, Sabina; ella, Fito centro comercial anuncia en mucho el
que acoge al resto, es un mall al estilo Páez). Sebastián, mientras compra un cruel atentado del club El Nogal, de
gringo, recién inaugurado en una al- CD, resulta ganador de un premio que Bogotá, en 2003.
guna ciudad colombiana. Se trata del da el centro comercial por ser el cliente Hotel en Shangri-La no es un libro
Megacentro Babilonia, donde todo cien mil. Con otro sorprendido gana- redondo. Como lo señaló Camilo
pretende ser “bienestar puro, inven- dor, Ángel, tiene una conversación Jiménez en una atinada reseña publi-
cible” (p. 35). Allí, en algunos de sus extraña. Este le cuenta que está de cada en su blog El ojo en la paja,
locales, pasillos y parqueaderos, un visita en el centro comercial porque este libro me deja un saborcito
grupo de personas de origen diverso verá a una mujer con la que vive una amargo. Pero ese saborcito no me baja
y que no se conocen entre sí exhibe extraña aventura erótica. Se introduce la estima –o mejor, el interés– que
sus fantasías, extasiado por la libido una historia dentro de la historia que tengo hacia este escritor: creo que vale
de la compra, al tiempo que se avista ralentiza el cuento. El premio que ha la pena tenerlo entre ojos, leerlo. Es
la fractura que acompaña los sueños ganado Sebastián es ir al lugar del ágil, rápido, inteligente.
basados en la simulación social. Car- mundo que quiera, ¡con su pareja! Él,
los Monsiváis habló del mall como de desagradado, escoge el lugar más raro En estos cuentos, Escobar tantea
un “nuevo templo posmoderno”. Los del mundo: Shangri-La, un pueblo en con varios recursos narrativos, unas
feligreses van allí en horda a rezar al medio del Tíbet. veces con buena fortuna, otras, con
nuevo dios. “Nickelodeon”, el tercer relato, da menos. No queda duda de que le
El primero de los relatos, “Con un rápido vistazo a dos muchachos interesan los hilos intertextuales, el
Sandra en El♣HIP ”, nos muestra a amigos que están despidiéndose. Uno cine y la música, sobre todo. La clase

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TEATRO
CUENTO r e s e ña s

social y la ideología de los personajes esa redención es el viaje al no-lugar:


se referencian mediante los gustos de el Hotel Shangri-La. Sebastián Álva-
películas y canciones. Se nota en ello rez, el protagonista del cuento, nunca
la deuda con Andrés Caicedo. describe ese sitio ubicado en China,
Quizá los recursos con los que se pero se infiere que allí es posible al-
muestra más vacilante el autor son el canzar la paz interior, sin esposas, sin
de los diálogos y el del discurso directo miedo, sin dinero, sin un solo artefacto
libre. Este es un tema recurrente en los comprado en ningún centro comercial,
talleres de escritura creativa: ¿cuánta cima de la alienación y la pérdida de
descripción?, ¿cuánta voz del perso- la comunicación humana.
naje? La idea de Escobar es que los El Premio Nacional de Literatura,
personajes se delinean en los diálogos, que obtuvo Octavio Escobar en 2016
pero aquí el recurso fatiga y distrae. por la publicación de su novela Des-
Los personajes son voces tenues, en pués y antes de Dios, es un recono-
segundo plano, y el autor espera que cimiento a la madurez narrativa que
el lector los elabore en su mente. En ha alcanzado. Su ya lejano Hotel en
mi opinión, no puede ocurrir tal cosa. Shangri-La aparece, con sus más y sus
Pero hay dos fuerzas que subyacen menos, como un entrenamiento nece-
a estos relatos y que le dan un sello de sario para construir la voz del maestro.
identidad a la prosa de Octavio Esco-
bar: el humor y una toma de posición Carlos Sánchez Lozano
ante la realidad, que yo catalogaría
como redencionista. El humor estable-
ce la distancia irónica del autor ante
el mundo. En estos cuentos no hay fi-
liaciones ideológicas o partidistas. Le
parecen tan ridículas las pretensiones
de los asesinos que dinamitarán el cen-
tro comercial, como las consignas de
liberación de las protofeministas (Mi-
randa, en “Con Sandra en El♣HIP”,
o Rosaura, en “El nombre del bar”).
Este humor áspero esconde cierta
mirada misógina:
Una mujer montó una vez un bar
para mí: se llamaba Yurany. Siempre le
dije Any: tiendo a resumir a las muje-
res y en su caso creo que la mejoría fue
sustancial. Decía que era separada,
pero resulta más exacto decir que era
abandonada. (...) Any veía las cosas
con profunda simpleza, decía que lo
único importante en la vida era comer
y comer y de inmediato ponía su mano
entre mis muslos. (p. 99)

Al respecto de la toma de posición


ante la realidad, Escobar continúa una
línea de visión de mundo que fundó
García Márquez con el final de Cien
años de soledad: el redencionismo.
Definida de manera rápida, es una
corriente ideológica, de origen reli-
gioso pero ya secularizado, que ante
la locura del mundo, su irracionalidad,
la pérdida de unidad con la belleza y
la vida, propone una actitud de re-
dención libertaria, radical, materiali-
zada en un solo acto que marcará la
diferencia para siempre. En Escobar,

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