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mercados mundiales y sus respectivas parece cada vez más mermado en dicha
configuraciones sociales (pp. 15-32), capacidad de oposición.
destaca un elemento que es novedoso en Es cierto que los habitantes de las
tanto que apunta a problemas específi- ciudades miseria no pueden ser inclui-
cos de nuestro presente más concreto y dos dentro del repertorio clásico de
que están relacionados con la base mis- protestas y revoluciones obreras. El si-
ma del marxismo: guiente paso en el argumento es el que
parece problemático: al no poder identi-
“Aunque es cierto que existe una ficarse con el proletariado y sus luchas,
organización internacional de ha- dichos habitantes de las ciudades mise-
bitantes de ciudades miseria (...) es ria no pueden convertirse en el nuevo, o
poco probable que se pueda incluir en una parte del, sujeto revolucionario
en el repertorio clásico de protestas que se enfrente al capital. No se trata de
y revoluciones obreras. El “colec- afirmar que un grupo social pueda susti-
tivismo irreverente” clásico, cuyo tuir a otro en una lucha histórica. De lo
representante histórico siempre que se trata aquí es de preguntarse por
ha sido el movimiento de la clase qué, de entrada, la miseria y la exclu-
obrera industrial, ha dejado atrás su sión de aquellos que viven en los nuevos
punto culminante y en la actualidad vertederos humanos de las ciudades mi-
se está debilitando progresivamen- seria no pueden llegar, dadas ciertas cir-
te” (p. 29) cunstancias determinadas, a enfrentarse
realmente contra el capital de forma que
De esta afirmación parece deducirse suponga una verdadera amenaza.
la permanencia de un prejuicio marxis- La respuesta a este problema es que
ta que intenta sobrevivir aún a pesar de parece que Therborn, y en esto toda la
que los datos sociológicos tiendan a des- tradición marxista contemporánea pa-
mentirlo. Este prejuicio consiste en afir- rece seguirle, no entiende otra forma
mar que el proletariado es el único, o el de lucha que no sea la del movimiento
más importante, sujeto de oposición al obrero. Muerto éste, o en estado coma-
capitalismo. En la idea clásica de Marx, toso, lo único que queda es lamentarse
el proletariado, debido a su papel dentro por la victoria, más o menos durade-
del modo de producción, tiene asignado ra, del capitalismo. La necesidad que
el papel de fuerza negativa de la histo- establecía Marx al papel negativo del
ria, de tal forma que él y sólo él parece proletariado se muestra ahora, en unas
tener esa capacidad de destrucción del condiciones muy diferentes de vida y de
capitalismo. Lo que está afirmando aquí producción, como un obstáculo para en-
Therborn es que los habitantes de las tender que, tal vez, sean posibles otras
crecientes ciudades miseria no parecen formas de subjetividades antagonistas
estar situados en una situación social en que pueden tener poco o nada que ver
la cual puedan tomar el testigo de la lu- con las luchas y las formas organizati-
cha del proletariado. Por su parte, éste vas del movimiento obrero. En el fondo,
(pp. 145-148); un nuevo auge de la cues- es el que echa en falta Therborn, pode-
tión de la utopía (pp. 154-160); diferen- mos explicar, con mayor o menor exac-
tes alternativas al estudio del Estado (pp. titud, las causas de la crisis. Sin embar-
160-164) o un cierto regreso a la cuestión go, pocos marxistas han podido ofrecer
de la sexualidad (pp. 164-166). Therborn modelos sociales alternativos, prácticas
cree que, además de ser tendencias mi- económicas diferentes, modelos de so-
noritarias, son enfoques que no deberían ciedad posibles con los instrumentos
desplazar la preocupación por los temas tecnológicos y sociales disponibles, etc.
clásicos de la izquierda (pp. 175-177). El marxismo parece haber quedado cir-
Otra vez, parece exponer una cierta nos- cunscrito a un cierto academicismo en
talgia por la defensa del verdadero socia- el que sus análisis funcionan pero sólo
lismo. Lejos de ver en ello la posibilidad a costa de remitir a esquemas previos
de renovación del marxismo, lo que hace que parecen no querer, o no poder, po-
en todo momento es presentar estas nue- nerse en cuestión. Los análisis de auto-
vas corrientes como desviaciones de lo res como Badiou, Zizek o Negri ofrecen
que debe ser el marxismo: la explicación ideas realmente estimulantes y absoluta-
de la sociedad en términos dialécticos y mente necesarias para poder entender la
la vuelta a una cierta forma de economía posibilidad de una vida diferente, pero
política (pp. 122-124). no parecen estar a la altura de las no-
Como conclusión, y en relación con vedades y reconfiguraciones sociales,
el problema del nuevo sujeto revolucio- políticas, económicas y tecnológicas de
nario, el autor reconoce que, en el fu- nuestro presente.
turo, podrá haber sujetos anticapitalistas No se trata ahora de echar por tierra
que no se llamarán a sí mismos “mar- el marxismo. Más bien se trata de todo
xistas”, pero lo hace, otra vez, con una lo contrario. Su potencia crítica podría
cierta nostalgia, como si eso fuera una usarse en construir una mirada del fu-
pérdida para la esperanza de una socie- turo, que se dirija hacia las nuevas po-
dad emancipada y no como la oportuni- sibilidades abiertas en nuestro presen-
dad de adaptarse a nuevas condiciones te por formas de organización nuevas
materiales. (15M, Occupy Wall Street, etc.) o por
En definitiva, el libro de Therborn adelantos tecnológicos que pueden dar
es paradigmático de ese intento de cier- lugar a nuevas formas de relaciones eco-
ta intelectualidad marxista que intenta nómicas (p.e. economía de lo común).
salvar los muebles ante la catástrofe en Sin embargo, parece existir una cierta
la que ya estamos inmersos. La crisis fi- reticencia a poner en cuestión los esque-
nanciera mundial que comenzó en 2008 mas básicos del marxismo. Ante cada
no ha traído la transformación radical elemento nuevo, la intelectualidad mar-
de las sociedades del capitalismo pos- xista parece ejercer la protesta de que
fordista, aunque no ha dejado todo igual lo nuevo no puede servir a la emanci-
que estaba. Con un análisis marxista pación por no poder introducirse en los
más o menos ortodoxo, que parece que esquemas dados.