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El monstruo y el soberano

La naturaleza de lo monstruoso como necesidad y rechazo

•Tema: El monstruo es una existencia cuya función es generar una ruptura en el hombre,
degradando su propia naturaleza y su soberanía sobre el resto del mundo natural.

Recorrido del tema

•La identidad del hombre construida en base a su relación con los animales.
-Los diferentes tipos de soberanía del hombre.
•Monstruo: figura que se presenta como antítesis del hombre.
-Origen: 1) científico o biológico. 2) Mítico o religioso. (Lloret)
-Ser que representa la desmesura.
•El monstruo como ruptura del orden humano.
-Ley del soberano y la hospitalidad (Derrida).
-Uso del lenguaje (Berger) (Agamben).
-Antropófago.
-Control de la naturaleza y el reino animal.
-Contaminación y el terror de la hibridación.
•El carácter monstruoso emparentada a la naturaleza humana.
-Existencia como advertencia y toma de consciencia.
•Monstruos célebres: Beowulf (sobrino del rey de Gëatlantt ), Grendel y su madre, el Dragón,
Drácula y Lucy, Dr. Moreau (y sus animales), Próspero, Caliban, Ariel (espíritu del aire), Bottom,
El hombre, en el escalafón de los seres vivos, se eleva a sí mismo como soberano. En un mismo
contexto natural, se desprende del resto de los animales por características que lo hace único al
resto.
-En primer lugar está el Lenguaje (BERGER). Esta es una primera barrera de distancia
entre su especia y el resto.
-En segundo lugar está la percepción. Los animales son los que son observados.
El hombre se agrupa, bajo acuerdo común, en un sistema de gobierno llamado Estado. En esta
creación artificial todo el poder es cedido en manos de unos pocos, para garantizar su propia
seguridad.
El hombre entonces se hace soberano de los animales. Los usa de manera material y simbólica. En
ese uso se convierte en su soberano. Se apropia, mostrándolo como manifestación de alguna
característica humana (ej: Coraje del león). Lo devora, otra práctica soberana. El animal se
transforma en una herramienta, en una propiedad, tanto en la vida como en la muerte.

Ante este panorama de hombre soberano se yergue lo monstruoso. Antítesis de todo lo humano, su
presencia viene a poner en duda la soberanía del hombre.
En primer lugar el monstruo representa la otredad, una presencia intrigante que rompe con la
armonía. Su origen puede ser diverso, pero siempre se sustenta en dos polos: “...aquella que apuesta
por la senda del análisis científico o de cariz biológico, y aquella que, en cambio, es de corte mítico
o religioso” (Lloret). Ambos polos obedecen a una misma característica: la desmesura. El monstruo
es una presencia enemiga del sistema social, porque no lo reconoce, y atenta contra la pureza del
humano.

Primeramente, rompe la ley de la hospitalidad: “El otro está ahí antes que yo y recibo la orden del
otro que me precede” “Debo respetar al primer llegado, a cualquiera” (Derrida). Lo monstruoso
violenta de manera ignominiosa el territorio del hombre y se convierten en nuevos soberanos
(Grendel, Drácula). Sin embargo, en ciertas ocasiones es el hombre quien se convierte en un
invitado, incapaz de dar vuelta la situación (Jhonatan Harker, Pendrick). La hospitalidad del
monstruo es absoluta porque él sí tiene un dominio total sobre el sí mismo. A la vez que desconoce
el derecho del hombre.

Segundo, el monstruo se concibe como un antropófago (Drácula, Grendel). La figura del hombre,
que se constituye como soberano bajo la figura del zoófago, pasa a formar parte del menú de un
depredador más fiero. El monstruo logra con su cuerpo lo que el hombre debe conseguir con
herramientas: cazar y alimentarse. En ese sentido, indiferentemente del origen del monstruo, está
dotado para someter al hombre y rebajarlo a la categoría de alimento.

Tercero, comparte el lenguaje. Aquello que hacía único al hombre, que separaba su existencia del
resto del reino natural, lo posee un ser opuesto a él. Si en el silencio el animal negaba su historia y
el hombre erigía la suya, el monstruo pasa a tener su propia intelectualidad, a ser capaz de igualar
las capacidades del hombre.

Cuarto, el monstruo contamina la naturaleza, tanto humana como animal (Drácula, Moreau).
Genera, a partir de una naturaleza diferente a la suya, seres que representan su misma
monstruosidad, sus mismas ambiciones. Estos seres se destacan por desobedecer la norma de la
naturaleza con el cual fueron originalmente creados. Voluptuosas en el caso de las vampiresas. Con
una agrupación de varias naturalezas en caso de los animales del doctor Moreau.

El monstruo es un otro cuya imagen, diferente a la del ser humano, incomoda y sorprende. Demarca
un límite entre lo conocido y lo extraño. En su imagen grotesca el hombre advierte, aparte de su
propia debilidad, una desdicha que puede sobrevenirle algún día. Es una metáfora de la propia
dualidad del hombre que contiene dentro de sí. Lo que horroriza al hombre es que ese monstruo es
una de sus tantas facetas (Grendel cuyo origen fue un hombre, Los seres de la isla cuyo origen fue
en primer término un animal). “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en
monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” (Nietzche).

El monstruo es una advertencia de los dioses. “Algo que excede los parámetros de la naturaleza,
como algo insólito, excesivo o sobrecogedor y, en la mayoría de las ocasiones, estimado desde un
punto de vista adverso y pernicioso” (Lloret). En su existencia también radica nuestra propia
identidad. A través de la desmesura y lo grotesco de su ser el hombre haya la templanza y su
belleza. Su pecado es nuestra garantía de virtud. Su maldad garantiza la bondad.

Ese Otro que proyectamos en los demás animales o nosotros mismos.

Berger (P2): “El lenguaje permite a los hombres contar con los otros como con ellos mismo (…) el
silencio del animal garantiza su distancia, su diferencia, y su exclusión por el hombre”
“El hombre se ha alzado por encima del estado de naturaleza, en tanto los animales se han
rebajado”
“Cada elemento que añadimos a nuestro conocimiento de los animales es un indicador de
nuestro poder sobre ellos y, por ende, un indicador de lo que nos separa de ellos.
Derrida: “El otro está ahí antes que yo y recibo la orden del otro que me precede” (282)
“Debo respetar al primer llegado, a cualquiera” (283)
“Ella es << el primer llegado>> y, quiera o no matarme, amenace o no con hacerlo, le debo,
debo no matarla, debo respetarla” (285)
Lloret: “ ”Monstrum”, que significa algo hecho con prodigio o maravilla, aunque también puede
referirse a una advertencia de los dioses”
“Algo que excede los parámetros de la naturaleza, como algo insólito, excesivo o
sobrecogedor y, en la mayoría de las ocasiones, estimado desde un punto de vista adverso y
pernicioso.
“...aquella que apuesta por la senda del análisis científico o de cariz biológico, y aquella que,
en cambio, es de corte mítico o religioso”
“Aristóteles al afirmar que un monstruo es aquel ser que, si bien permanece dentro de los
límites de la naturaleza, lo hace desnaturalizado a su concerniente biológico al desobedecer la
norma”
“El interés hacia los monstruos ha circulado, pues, por muchas veredas, pasando por una
Edad Media que, como hemos esbozado, tomó la idea apuntada por Aristóteles de la necesaria
existencia de prodigios y seres monstruosos dentro de la naturaleza y no al margen de ella, un
planteamiento apreciado por los teólogos cristianos que incluyeron lo extraordinario y anormal
como elementos previstos por el “diseño” divino.

Claude Kappler: La semejanza es el criterio de la normalidad, y lo esencial del razonamiento


agustiniano gira en torno a esa idea. En efecto, si existen razas monstruosas en el mundo, son la
justificación de los individuos también monstruosos que figuran entre nosotros a títulos de
excepcionales, las cuales no dejan de tener equivalentes en el universo, no son absurdas.

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