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E. SANCHEZ GONZALEZ*
• Profesora Titular de Pediatría, Universidad del País Vasco. Servicio de Pediatría. Hospital de Basurto.
• Conferencia pronunciada en el IV Memorial Profesor «Guillermo Arce•.
218 E. SÁNCHEZ GONZÁLEZ
TABLA 1
COMPONENTES DEL GASTO ENERGETICO y FACTORES QUE LO INFLUENCIAN.
(Adaptado de E. Jéquier: "Energy Expenditure in Obesity". Clin. Endocr. Metab. 13, 3: 563. 1984)
sión sobre la nutrición: patología diges- tos, cuyo déficit aparece en situaciones
tiva, fundamentalmente síndrome de especiales: alteraciones metabólicas
mala absorción, o patología crónica de específicas, técnicas artificiales de ali-
órganos o aparatos que, por su grave- mentación, dietas deficientes en ciertos
dad y/o cronicidad, comprometan la minerales en países subdesarrollados, o
nutrición (afecciones del Sistema Ner- carencias atribuidas al procesamiento
vioso Central, enfermedades respirato- industrial de algunos alimentos en paí-
rias, cardiopatías, nefropatías, alteracio- ses ricos como la deplección de Cromo
nes hematológicas, trastornos del meta- observada en diversos estudios en
bolismo, procesos oncológicos, etc...). EE.UU. Si bien, no están todavía defini-
tivamente establecidas las manifestacio-
nes clínicas para cada uno de los oligo-
EXPLORACION CLINICA
elementos investigados, son bien cono-
Debe ir orientada, en primer lugar, a cidas las alteraciones imputables a los
detectar patología orgánica, productora ef~ctos de zinc o cobre (3) (Tabla lII).
de malnutrición, lo que se efectuará a
En el caso de que se esté evaluan-
través de una exploración sistemática
do un niño obeso -«malnutrición por
por órganos y aparatos. .
exceso predominante en nuestro
En segundo lugar, se examinará cui- medio'~, se prestará especial atención
dadosamente al niño, para descubrir a una serie de alteraciones secunda-
aquellos signos físicos sugestivos de défi- rias al sobrepeso: genu valgo, pies pla-
cits nutricionales. Hay que tener en nos, alteraciones ortopédicas en gene-
cuenta que, si bien existen alteraciones ral, lesiones dermatológicas, hiperten-
específicas de carencias determinadas, sión arterial, ginecomastia, micropene,
como, por ejemplo, las alteraciones etc...
oculares en los déficits de Vitamina A,
Por último, debe ser efectuado un
en general predominan en la clínica los
examen antropométrico, que consistirá
signos inespecíficos sugestivos de défi-
en la recogida de una serie de medidas,
cits múltiples. Su aparición indica, en la
de fácil realización que informan, por
mayoría de los casos, una deficiencia
un lado, del grado de malnutrición y
prolongada y severa. El examen físico
permiten estimar adicionalmente, la
orientado a detectar estos signos debe
composición corporal.
ser ordenado, aconsejando la secuencia
exploratoria de órganos y sistemas
expuesta en la Tabla II (l). ANTROPOMETRIA NUTRICIONAL
TABLA II
TABLA III
MANIFESTACIONES CLINICAS DE LOS DEFICITS DE ZINC Y COBRE
(Adaptado de M. Hambidge: ..Deficiencias de oligoelementos durante la infancia...
En ..Tratado de Nutrición en Pediatría.. editado por M. Suskind. Ed. Salvat. Barcelona, 1985)
ZINC COBRE
cionadas han demostrado que las varia- puede ser considerado como límite infe-
ciones en grasa corporal explican más rior de obesidad.
del 90 % de las variaciones del IMC Entre las ventajas de este índice, se
(2). Adicionalmente, existen datos que encuentra que es un excelente predictor
las Compañías de Seguros y otros, de obesidad adulta, tanto mejor cuanto
como el estudio de Framingham y los mayor sea el niño. A semejanza de los
trabajos de la Sociedad Americana de indicadores más específicos de adiposi-
Cáncer, que indican que, en adultos, un dad, como los pliegues subcutáneos, las
IMC entre 20 y 25, está asociado a un curvas de distribución expresan muy
menor riesgo de muerte en varones y bien las fases del desarrollo de tejido
hemj;)ras. Dada su sencillez, se ha adiposo en el niño, descritas por Tanner
impuesto como indicador de adiposidad y cols. (32) y confirmadas por las inves-
(3). tigaciones histológicas:
Para población adulta, tomando Primer año: incremento rápido
como base los estándares de Rosen- - 1-6 años: decrecimiento
baum y cols. (4), basados en un estu-
- Mayor de 6 años: nuevo incre-
dio efectuado en Inglaterra en 1980, y
mento
siguiendo a Garrow (13), un valor de 25
del IMC marcaría la frontera entre nor- La edad del rebrote adiposo tiene un
malidad y obesidad, pudiéndose hablar gran valor predictivo de obesidad poste-
de diversos grados de ésta: rior. Este fenómeno acontece, en prome-
dio, a los 6 años de edad, siendo las
I: IMC entre 25 y 29.9.
edades de 5 años y medio y 7 años las
- Ir: IMC entre 30 y 40. que marcan los límites de precocidad y
- III: IMC superior a 40. tardanza de este fenómeno. Rolland-
Para los niños, los primeros estánda- Cachera y cols. (22) han demostrado que
res publicados, según nuestra referen- la precocidad es un preditor de obesi-
cia, corresponden al estudio longitudi- dad, es decir que la edad del rebrote es
nal francés OS). Para nuestra población, un indicador de un riesgo superior de
consideramos más adecuados los están- desarrollo posterior de adiposidad.
dares publicados por M. Hernández y Diversas investigaciones han con-
cols. (6), que corresponden a un cluido que en la infancia, fundamental-
grupo de niños más próximos ética y mente en niños de edad superior a 10
socialmente a la población infantil espa- años, el IMC se correlaciona también
ñola actual. Como ya hemos referido positivamente con la fracción LDL-coles-
previamente en publicaciones anteriores terol y negativamente con HDL-coleste-
07, 18), nuestros datos presentan dife- rol (23), lo que asociado a la elevación
rencias importantes con el grupo fran- de la tensión arterial que acontece en
cés, lo que atribuimos a las condiciones los individuos obesos, hace de este
adversas de la postguerra en que se índice un estimador más del riesgo
efectuó el estudio francés. coronario.
En cuanto a los límites de este índi- Ha habido diversos estudios, testan-
ce, siguiendo a Rolland-Cachera (9), el do la utilidad de otros índices p/Tn, con
Percentil 25 marca la frontera de la del- diferentes valores de "n" según la edad,
gadez y el Percentil 75 la del sobrepeso. no habiendo aportado esta modificación
Teniendo en cuenta los resultados de ventajas con relación al IMC (24, 25,
un estudio espidemiológico español 26).
sobre obesidad infantil (20), creemos No obstante, los índices que valoran
que en nuestro medio el Percentil 90 exclusivamente el peso, no informan
VALORACIÓN CLÍNICA Y ANTROPOMÉTRICA DEL ESTADO NUTRICIONAL... 223
sobre la composición corporal, por lo lar/pliegue del triceps tiene una correla-
que resultan de utilidad otros indicado- ción significativa positiva con las frac-
res antropométricos. Tienen interés los ciones lipídicas asociadas al riesgo car-
pliegues cutáneos, los cuales miden el diovascular (23).
tejido adiposo a nivel subcutáneo y los La interpretación de los valores de
perímetros que, en combinación con los estas medidas con relación al estado
anteriores, permiten estimar las áreas nutricional del niño, precisa de estanda-
muscular y grasa. res de referencia adecuados. En nuestro
país disponemos de las curvas de distri-
Pliegues cutáneos bución del pliegue del triceps y pliegue
subescapular de M. Hernández y cols.
Tienen por objeto medir la cantidad para niños y niñas de O a 18 años (16).
de grasa subcutánea, la cual se estima Estas curvas han sido obtenidas, a
que constituye el 50 por ciento de la semejanza de otros autores, tras trans-
grasa corporal. Aunque su uso fue ini- formación logarítmica de los valores de
ciado hace más de un siglo por el ale- los pligues, ya que éstos no siguen una
mán Kotelman, no es hasta los años 50 distribución normal. En nuestro medio,
que, con el desarrollo de la auxología los niños con valores por encima del
moderna, se diseñan compases de pre- Percentil 90 pueden ser etiquetados
sión constante, para dotar de precisión como obesos. El Percentil 3 marca el
a la medida. El modelo más utilizado es límite inferior para la desnutrición.
el Holtain Skinfold Caliper, cuya preci-
sión es de 0.2 mm. Dada la importancia epidemiológica
de la distribución de la grasa corporal, y
Su correcta medición necesita una a pesar de que estos parámetros no
técnica cuidadosa (5) y una cierta expe- siguen estadísticamente una distribución
riencia, al objeto de minimizar el error normal, recomendamos la utilización de
intra e interobservador, que con una la puntuación Z o «standard deviation
buena técnica no debe superar 0.6 mm. score- a partir de los valores de las
En extremidades, la medición se medias y desviaciones estándar propor-
puede efectuar sobre el triceps, el cionadas por nuestro grupo (16). Este
biceps o el muslo. En el tronco, las método permite normalizar las variables
localizaciones más usadas son subesca- y calcular la relación pliegue subesca-
pular y suprailíaco. Convencionalmente pular/pliegue del triceps, con objeto de
se mide el hemicuerpo izquierdo. En la determinar el tipo preferente de obesi-
práctica clínica, los más usados son el dad que presenta el paciente: troncular
pliegue del triceps y el pliegue subesca- o androide frente a generalizada o peri-
pular (Figuras 1 y 2). férica.
Actualmente se admite que el plie- Una utilidad adicional de los plie-
gue del triceps estima la obesidad gene- gues es su uso para el cálculo de la
ralizada o periférica, mientras que el densidad corporal y el porcentaje de
pliegue subescapular mide preferente- grasa. Se han efectuado diversos estu-
mente la obesidad troncular. Esta última dios proponiendo diferentes fórmulas,
tiene una mayor trascendencia epide- las cuales varían según el grupo étnico
miológica, ya que se ha demostrado y social estudiado, además de la edad.
que tanto el pliegue subescapular como Estas ecuaciones incorporan, en gene-
el suprailíaco, son mejores predictores ral, los valores del IMC y de cuatro plie-
de la obesidad adulta que los pliegues gues: triceps, biceps, subescapular y
de extremidades (27, 28, 29). Adicional- suprailíaco (30, 31, 32, 33, 34). Estas
mente, la relación pliegue subescapu- fórmulas permiten obtener, por méto-
224 E. SÁNCHEZ GONZÁLEZ
AREl. DE
BRAZO (cm.'
CIRCUNFERENCIA CIRCUNFERENCIA
DE BRAZO (cm. ) AREl. MUSCULAR GRASA ~UBCIJ1ANl'.A
1 MUSCULAR DE
BRAZO (cm) DE BRAZO (cm. ) DE TRICEF'S (mm)
2
51·0 2iO
51·0 52·0
4
540 410
52·0 240
44·0
50·0
41·0 - 40·0
4.·0
·21·0
24" 1
36 O
440
42'0 20'0 320 10-
IJ'O
400 210
12 -
aJ'O 310 11·0
24 O
31,0 14
no 34,0 ,.,0 200
32'0
16·0
" .
30'0 14,0
11-
31'0
'é,O '2'0
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,,,o 24'0
11"
'0'0 1·0
.., 20'0
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4·0
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140
11·0
1fO
1·0
20
'4 o 40
13'0 30
12 o
,2,0
10 o
PARA OBTENER LA CIRCUNFERENCIA DE MUSCULO'
tOo la ,. COLOCAR LA REGLA ENTRE LOS VALORES DE lA
CIRCUNFERENCIA DE BRAZO y GRASA DE TRICEPS
."0 .0 2 LEER LA CIRCUNFERENCIA DE MUSCULO EN LA
lO LINEA DEL MEDIO
FIG. 4. Nomograma de Gurney y Jellife para el cálculo del área muscular y el área grasa del brazo C3 7).
VALORACIÓN CLÍNICA Y ANTROPOMÉTRICA DEL ESTADO NUTRICIONAL... 227
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