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Mediocridad, estigma y la defensa de los derechos estudiantiles

Nos encontramos en una coyuntura política de abierta corrupción generalizada y de


políticos cada vez más descarados, por lo que no es de sorprender que la desconfianza en la
política y sus instituciones sea cada vez mayor. En una encuesta nacional, aproximadamente el
90% de jóvenes peruanos refiere que confían poco o nada en los poderes del estado y los
partidos políticos nacionales (Secretaria Nacional de la Juventud, 2012).

En palabras de Vergara (2012), se puede decir que en el Perú existe un “macro-arreglo


institucional” que surge con la Constitución de 1993, la cual sustenta un modelo económico
neoliberal administrada en piloto automático por una “clase política” fragmentada cada vez más
precaria y subordinada a los intereses económicos del sector empresarial.

Como sabemos, una Constitución cimenta la forma en que se articulan Estado, sociedad
y mercado, por lo que la universidad pública no salió ilesa. Según Rodríguez (2015), la ley
universitaria N°30220 privó a la universidad de su esencial autonomía, sometiéndola a la
injerencia de los gobiernos de turno mediante la Superintendencia Nacional de Educación
Superior Universitaria (SUNEDU) como órgano de fiscalización, supervisión y castigo. De esta
manera, en aras de la “calidad académica”, la formación universitaria se reduce a lo técnico-
profesional. Así, la educación deja de ser una cuestión social que busca el desarrollo integral
del ser humano para convertirse en asunto del mercado.

Ante este contexto político-económico, la universidad pública se encuentra contra las


cuerdas. Sin embargo, lo más peligroso es que los estudiantes seamos indiferentes frente a esta
situación. Una encuesta realizada por SENAJU (2014) a 470 estudiantes sanmarquinos mostró
que el 52% de los estudiantes refiere tener poco o nada de interés en la política universitaria.
Además, el 46% de estudiantes mostró una opinión negativa sobre el Rector, mientras que al
39% le resultaba indiferente. Por otro lado, el 24% de estudiantes expresó una opinión negativa
frente a las organizaciones políticas estudiantiles y un 43% mostró una actitud indiferente. Esta
encuesta se realizó durante los primeros meses de la gestión de nuestro ex rector Pedro “que
vengan los tanques a sacarme” Cotillo, así que me atrevería a concluir que la indiferencia
política tiene sus graves consecuencias.

Siguiendo a Cortés y Kandel (2002), enfatizo que la universidad pública se erige como un
espacio autónomo y crítico dentro de la esfera estatal que da forma a la comunidad académica
como actor político. Sin embargo, también subrayo la idea que las agrupaciones políticas
estudiantiles no son ajenas a la crisis de legitimidad que golpea fuertemente a los partidos
políticos nacionales ni al propio deterioro de la institución universitaria.

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) fue epicentro de muchos


debates políticos y de la gestación de las tendencias ideológicas y culturales que más han
influido en el rumbo de la historia peruana contemporánea. Cuando la violencia política estalló
en el Perú en 1980, la UNMSM se convirtió en un importante foco de la represión estatal,
llegándose hasta la militarización de sus instalaciones y a la designación de autoridades desde
el poder político (Nureña 2015).

Las secuelas del impacto de la violencia política en las universidades públicas trajo
consigo la estigmatización de la participación política juvenil (Comisión de la Verdad y
Reconciliación, 2003). Así, durante la época del conflicto se instauró en un sentido común la
idea de que la UNMSM era una “cuna de terroristas”, idea que sigue siendo reproducida por
los medios de comunicación y en el seno familiar de los nuevos estudiantes (Jave, 2014).

Jave, Cépeda y Uchuypoma (2015) sostienen que este estigma ha originado que los
estudiantes se aparten de las vías de acción política tradicional y opten por nuevas formas de
acción colectiva con un carácter más académico que político. Así, las acciones políticas solo se
desencadenan en contextos de crisis o en coyunturas electorales. Por otra parte, cabe mencionar
que las barreras institucionales y el debilitamiento de los espacios de participación han
producido un alejamiento de los estudiantes frente a la política interna de la Universidad, donde
se han excluido las iniciativas estudiantiles autónomas (Nureña, 2016).

Dicho todo esto, a manera de diagnóstico sobre el problema de la universidad pública y


la participación política estudiantil, es hora de emprender estrategias para superar estos
obstáculos. En este sentido, la propuesta concreta es la formación de una democracia crítica
estudiantil para luchar contra el estigma político, la mediocridad de nuestras autoridades y la
defensa de nuestros derechos estudiantiles.

De este modo, se busca integrar lo académico con lo político, es decir, comprometernos


con la participación estudiantil, formar organizaciones estudiantiles, convertir las labores
académicas en procesos de reflexión y acción política, romper la distancia de poder entre
estudiante y docente, analizar nuestra sociedad, discutir racionalmente posiciones políticas,
ejercer nuestros derechos estudiantiles y desarrollar propuestas políticas concretas. Todo esto
nos permitirá comprender y luchar por una universidad pública, científica y democrática.
Referencias

Comisión de la Verdad y Reconciliación (2003). Informe final. Tomo III. Lima: CVR.

Cortés, C. y Kandel, V. (2002). Reflexiones en torno a las nuevas formas de participación


estudiantil en la vida política de la universidad. Fundamentos en humanidades. 3(5-6), 23-34.

Jave, I. (coord.). (2014). Entre el estigma y el silencio: memoria de la violencia entre


estudiantes de la UNMSM y la UNSCH. Lima: Instituto de Democracia y Derechos Humanos
de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Konrad Adenauer.

Jave, I., Cépeda, M. y Uchuypoma, D. (2015). La acción política frente al estigma de la


violencia entre los jóvenes universitarios posconflicto: los casos de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.
Anthropologica del Departamento de Ciencias Sociales, 33(34), 187-202.

Nureña, C. (2015). Juventud y cultura política en el Perú: el caso de los estudiantes de la


Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima (Tesis de maestría). Universidad
Iberoamericana, México D. F.

Nureña, C. (2016). ¿El estigma genera despolitización? participación, estigmatización por


la violencia política y rechazo a sendero luminoso en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Revista Andina de Estudios Políticos, 6(2), 117-133.

Rodríguez, I. (2015). Universidad y autonomía actual en Perú. Universidades, (66), 49-


59.

Secretaría Nacional de la Juventud (2012). Primera Encuesta Nacional de la Juventud:


Resultados finales. Lima: SENAJU.

Secretaría Nacional de la Juventud (2014). Jóvenes, universidad y política: Una


aproximación a la cultura política juvenil desde las perspectivas de los estudiantes de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima: SENAJU.

Vergara, A. (2012). Alternancia sin alternativa: ¿Un año de Humala o veinte años de un
sistema? Revista Argumentos, 6(3), 1-13.

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