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La técnica del dibujo libre como toda técnica gráfica proyectiva explora la
personalidad del sujeto. Presenta la ventaja de que se aplica en forma
rápida con material a mano, puede volver a ser aplicado al poco tiempo y
resulta placentero para los niños. Pero una desventaja de esta técnica es
que en los adultos genera mucha resistencia puesto que implica una
regresión a etapas anteriores en el desarrollo. A su vez, en personas con
diferentes discapacidades motrices o visuales se complica la viabilidad y
también se necesita mucha experiencia clínica para poder interpretarlos.
1. Graficado
2. Reactivo verbal
Para la aplicación del dibujo libre como técnica proyectiva se necesita una hoja de
oficio, lápiz número 2, goma y se pueden utilizar colores puesto que este aditivo
también da elementos para trabajar. La consigna es simple, si es un niño se le dice
“dibuja lo que quieras” y en caso de ser un adulto “dibuje lo que quiera”. En
relación a la aplicación propiamente dicha se le presenta la hoja con eje tendiente a
horizontal (nos habla de la pasividad) y vemos que hace el sujeto (lo vertical tiene que
ver con lo activo).
Luego de que el sujeto dibuja se pone en marcha el reactivo verbal, el cual dependerá de
lo que se haya graficado, de los elementos que aparecen en el dibujo. Por ejemplo:
“Dígame, ¿Qué dibujó acá?”, “Cuénteme un poco”. Nunca se supone nada. También
vemos que acciones se plasmaron en el gráfico, es decir, ver que está sucediendo. Si
dibuja personas se preguntará quién o quiénes son y si tienen relación entre sí. Si dibuja
una casa se indagará quién vive ahí, cómo es el ambiente. En caso de la aparición de
gráficos abstractos, común en adolescentes, se preguntará qué quiso graficar y qué
significa para él.