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TEMARIO

♠ TEORÍA GENERAL DEL CONTRATO

Lección 1ª: EL CONTRATO


§ 1. El concepto de contrato.
§ 2. Clases de contrato
Lección 2ª: ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO
§ 1. La capacidad para contratar
§ 2. El consentimiento contractual
§ 3. El objeto del contrato
§ 4. La causa del contrato
§ 5. La forma del contrato
Lección 3ª: FORMACIÓN DEL CONTRATO
§ 1. La formación del contrato. Los tratos preliminares
§ 2. La perfección del contrato: oferta y aceptación
1. La oferta.
2. La aceptación.
3. La perfección del contrato.
§ 3. El precontrato
§ 4. Las condiciones generales de la contratación y las cláusulas abusivas.
Lección 4ª: LA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO
§ 1. La interpretación del contrato
§ 2. Interpretación y conceptos afines
1. Calificación
2. Integración
3. Conversión
§ 3. Las reglas legales de interpretación de los contratos contenidas en el
Código Civil y en la legislación de protección de los consumidores.
Lección 5ª: EFICACIA DEL CONTRATO
§ 1. La eficacia del contrato en general
1. La eficacia del contrato entre las partes: la relatividad del contrato
2. La eficacia del contrato respecto a terceros
§ 2. Contrato en favor de tercero
§ 3. Contrato para persona que se designará
§ 4. La promesa del hecho de un tercero
§ 5. Contrato en daño a tercero.
§ 6. El subcontrato y la cesión de contrato.
Lección 6ª: INEFICACIA DEL CONTRATO
§ 1. Ineficacia del contrato
§ 2. La nulidad
§ 3. La anulabilidad
§ 4. La rescisión del contrato
Lección 7ª: CUASICONTRATOS Y ENRIQUECIMIENTO INJUSTIFICADO
§ 1. Los cuasicontratos
1. La categoría de los cuasicontratos: concepto y críticas
2. La gestión de negocios ajenos sin mandato:
3. El cobro indebido
§ 2. Enriquecimiento sin causa

♠ LOS CONTRATOS EN PARTICULAR

Lección 8ª: EL CONTRATO DE COMPRAVENTA


§ 1. Concepto
§ 2. La perfección del contrato
§ 3. Elementos subjetivos
§ 4. Elementos objetivos
§ 5. El efecto transmisivo de la propiedad
1. La transmisión de la propiedad
2. Venta de cosa ajena
3. La venta con reserva de dominio
4. La doble venta
§ 6. Contenido de la compraventa
1. Las obligaciones del vendedor:
A) La obligación de entrega
B) La obligación de saneamiento
2. Las obligaciones del comprador
§ 7. La doctrina de los riesgos
Lección 9ª: EL CONTRATO DE PERMUTA
§ 1. Concepto y caracteres
§ 2. Regulación y contenido
§ 3. La permuta de solar por obra futura
Lección 10ª: LA DONACIÓN
§ 1. Concepto y caracteres
§ 2. Naturaleza de la donación: significado de la aceptación
§ 3. Los elementos de la donación
1. En general
2. Requisitos subjetivos: la capacidad de las partes
3. Requisitos objetivos
4. La causa: distinción entre donación y liberalidad
5. Requisitos formales
§ 4. Efectos de la donación
§ 5. La revocación de las donaciones
§ 6. Las donaciones especiales
Lección 11ª: LOS CONTRATOS DE USO Y DISFRUTE
§ 1. Consideraciones generales: El arrendamiento como categoría general. Los
contratos de uso y disfrute
§ 2. El arrendamiento de cosas en el Código Civil
§ 3. La legislación especial de los arrendamientos urbanos: la vigente Ley de
Arrendamientos Urbanos
§ 4. Arrendamientos rústicos: nociones generales y naturaleza de la ley
§ 5. El comodato: concepto y régimen jurídico
§ 6. El precario
Lección 12ª: LOS CONTRATOS DE SERVICIOS
§ 1. Tipos contractuales básicos de prestación de servicios: prestación de hacer
y contratos de servicios.
§ 2. El contrato de servicios: concepto y régimen jurídico
§ 3. El contrato de obra: concepto y régimen jurídico
§ 4. El contrato de transporte: concepto y régimen jurídico
§ 5. El mandato: concepto y régimen jurídico
§ 6. El depósito: concepto y régimen jurídico
Lección 13ª: LOS CONTRATOS SOCIETARIOS: EL CONTRATO DE SOCIEDAD
§ 1. El fenómeno asociativo y los contratos con finalidad común
§ 2. La sociedad civil
§ 3. Elementos de la sociedad civil
§ 4. Régimen jurídico
Lección 14ª: LOS CONTRATOS DE FINANCIACIÓN
§ 1. Los contratos de financiación: Concepto y función
§ 2. El préstamo mutuo o simple
§ 3. El préstamo mutuo con interés y la Ley de Usura
§ 4. Los contratos de leasing
Lección 15ª: LOS CONTRATOS EN LA LITIS
§ 1. La transacción: concepto y régimen jurídico
§ 2. El arbitraje como medio de solución de controversias: régimen jurídico.
♠ TEORÍA GENERAL DEL CONTRATO

Lección 1ª: EL CONTRATO

§ 1. El concepto de contrato.

De los artículos 1089, 1091 y 1254 del CC se deduce que el contrato consiste en
un negocio jurídico bilateral por el que se constituye, modifica o extingue una relación
jurídica patrimonial. El Art. 1089 define el contrato como una de las fuentes de las
obligaciones y el 1091 matiza la fuerza que tiene entre las partes.
Según el Art. 1254 CC, el contrato sólo existe cuando 2 o más personas
consienten en obligarse. Por lo que el consentimiento es la esencia del contrato, ya que
si no hay consentimiento no hay obligación. Pero este consentimiento por si solo no
tiene eficacia traslativa del dominio y demás derechos reales ya que en la transmisión
además del consentimiento se requiere de la entrega de la cosa según el Art. 609 CC.

℘ Características del contrato:

1. Bilateralidad: Intervienen siempre dos partes contratantes


2. Patrimonialidad: incide sobre relaciones jurídicas de carácter patrimonial
constituyéndolas, modificándolas o extinguiéndolas.
3. Es una manifestación del principio de autonomía privada: Según el artículo
1255 CC. Ya que la persona regula sus relaciones patrimoniales del modo
que considere más adecuado, pero teniendo en cuenta que existen unos
límites que son las leyes imperativas, la moral y el orden público.

Artículo 1258 CC: El CONTRATO es un acto de autonomía, aunque no


ilimitada. Los contratos obligan no sólo al consentimiento de lo expresamente pactado,
sino también a todas las consecuencias que según su naturaleza sean conforme a la
buena fe, al uso y a la ley.
Este es el orden jerárquico de las fuentes de la reglamentación contractual:
1º) Las normas imperativas
2º) La voluntad de las partes
3º) Las normas legales dispositivas
4º) El uso de los negocios en función normativa (costumbre). Para
determinar que estos son aplicables, se podrán utilizar analógicamente los criterios del
artículo 105 CC.

El contrato no es fuente de reglamentación obligatoria, a pesar de ello su


significado institucional esencial consiste en ser un acto de autonomía. Es decir, es un
acto de autorregulación de los intereses de los particulares cuyas referencias
constitucionales son los artículos 33 y 38 CE relativos a la propiedad y a la libertad de
empresa.
Es una pieza fundamental de la iniciativa económica privada, sin perjuicio de su
utilización en la pública. Por lo que la intervención del Estado en la vida económica
incide enormemente sobre el contrato y por ello, como esta intervención es más intensa
y cada vez mayor, el ámbito de autonomía que implicaba el contrato de la época de la
codificación (marcado por una formulación liberal del Estado) era mayor que hoy, con
la presencia del Estado Social

* Transformaciones modernas del contrato: La intervención estatal, la


estandarización de la materia y la incidencia de nuevas tecnologías. Algunos de estos
problemas no pueden resolverse con los mecanismos jurídicos tradicionales.
Ej. → Contratación electrónica.

a) En el ámbito interno contamos con ciertos elementos normativos de carácter


parcial para colmar las principales lagunas, como por ejemplo el RD Ley
14/1999 de 17 de septiembre o RD 1996/1999 de 17 de diciembre, por el que se
aprueba la contratación telefónica o electrónica y con carácter general para
regular la materia.
b) En el plano comunitario destaca la Directiva 2000/31 CE de 8 de junio relativo
a determinados aspectos jurídicos de los Servicios de la Sociedad de
Información, en concreto el comercio electrónico en el modo interior.

Según la ley 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones generales de contratación,


la predisposición contractual abarca 2 fenómenos:

1. Cláusulas no negociadas individualmente ≈ Contratación de


adhesión: La voluntad de una parte no ha intervenido en la
reglamentación contractual o en algún aspecto de esta, sino que se ha
limitado simplemente a adherirse a la formulada por la otra parte.
2. Cláusulas no negociadas individualmente: Son redactadas con la
finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos, a celebrar por
quienes los ha predispuesto e impuesto.

§ 2. Clases de contrato

Se trata de establecer un orden que permite agrupar el contrato dentro de un tipo


determinado, con el fin de localizar el régimen jurídico que deberá aplicarse según
pertenezca a uno u otro grupo le será aplicable uno u otro tratamiento jurídico.

1. Contratos unilaterales y bilaterales o sinalagmáticos:

Se establece en atención a la naturaleza del vínculo que lo establece, no se


refiere al número de partes sino al número de obligaciones que del contrato
nacen. Serán unilaterales los que originen obligaciones a cargo de una de las
partes (donación). Los bilaterales crean obligaciones recíprocas a cambio de
ambas partes (compra-venta).
En los contratos unilaterales una parte es acreedora y la otra deudora, en los
bilaterales la cualidad de acreedor y deudor concurren en ambas partes, cada
parte es acreedora y deudora al mismo tiempo.
2. Contratos reales, consensuales y formales o solemnes:

Dependen de los requisitos que se necesitan para su nacimiento. Los


consensuales se perfeccionan con el consentimiento (compra-venta), los reales
son los contratos que además del consentimiento requieren la entrega de la cosa
que es objeto del contrato (contrato de depósito), y formales son aquellos que
requieren para su perfección una forma especial de su celebración, como la
escritura pública (donación).

3. Contratos oneroso y gratuitos:

Los contratos onerosos se basan en el intercambio de prestaciones patrimoniales,


mientras que en los contratos gratuitos hay un empobrecimiento del sujeto,
correlativo al enriquecimiento del otro. Los contratos onerosos se dividen en:

1. Conmutativos ⇒ La contraprestación está fijada de antemano y es siempre


jurídicamente exigible por las partes (precio en una compraventa).
2. Aleatorios ⇒ Depende del azar la efectiva ejecución de la prestación de una de
ellas (juego, apuesta).

3. Contratos típicos o atípicos.

Tipicidad en un sentido estricto ⇒ Se quiere indicar que determinados contratos


sólo consiguen su eficacia si se ajustan a un esquema tipo prefijado por el
ordenamiento, sin que quepa acudir a algún otro para realizar la misma función.
En sentido amplio: contrato típico sería el que diseña el ordenamiento como
esquema general, para el caso de que los particulares con su voluntad no
excluyen dicho diseño y configuran otro según su arbitrio. Los contratos atípicos
son aquellos que no cuentan con dicha regulación y han sido creados por libre
iniciativa de las partes (por las nuevas necesidades sociales y económicas,
contrato de educación). La admisibilidad de estos últimos es indiscutible en
virtud del principio de autonomía de la libertad (Art. 1255). Se deberán ajustar a
las reglas que establezcan las partes y con carácter supletorio a las reglas de
obligaciones y contratos con mayor supletoriedad a la costumbre y principios del
derecho. Pueden ser puros o mixtos. Puros serán los que carezcan de una
absoluta regulación legal, y mixtos, serán los que combinan elementos de
diferentes contratos típicos.
Lección 2ª: ELEMENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO

Para que el contrato tenga plena eficacia deberá reunir una serie de elementos
que la doctrina los clasifica en esenciales, naturales y accidentales.
Los elementos esenciales son aquellos sin los cuales el contrato no existe, por lo tanto,
tienen que acompañarlo siempre sin que las partes puedan suprimirlo.
Los naturales son aquellos que normalmente acompañan a todo contrato, pero las
partes de común acuerdo, pueden suprimirlos o alterarlos porque no son indispensables.
Los accidentales son aquellos que solo existen cuando las partes los agregan
expresamente al contrato con el fin de limitar o modificar sus efectos. Estos elementos
son la condición, el término y el modo. (Art. 1113 y siguientes; 1125-1130; 797 y 798).
- El modo es una limitación accesoria que puede incorporarse a ciertos contratos. Es
una carga que se añade al negocio jurídico que la ha de soportar la persona que
resulte favorecida.
- La forma de celebración no es un elemento esencial, sólo será esencial cuando por
disposición legal o acuerdo de las partes, así se establezca expresamente.
o Art. 1261, elementos esenciales y comunes a todo contrato.

§ 1. La capacidad para contratar y el consentimiento contractual

El consentimiento es el común acuerdo de las partes sobre la celebración del


contrato que contiene su reglamentación y se proyecta sobre todos sus elementos que lo
integran. Como el contrato es un negocio bilateral requiere par su perfección plena
coincidencia de voluntades de los sujetos intervinientes. Es indispensable para la
existencia y validez del contrato, debe haber un acuerdo de voluntades que han de
manifestar libremente las partes; es una conducta por la que el sujeto exterioriza lo que
quiere.
La voluntad de las partes contratantes debe expresarse al exterior con el fin de
que sea conocida la voluntad por la otra parte intervinientes para que pueda aceptarla y
se pueda llegar a un acuerdo que integre el consentimiento contractual.

La expresión del consentimiento puede ser expresa, cuando los sujetos que la
exteriorizan lo hagan hablando o por escrito; o tácita, cuando se deduzca de un
comportamiento. El silencio tiene diversas consideraciones; una teoría dice que “el que
calla otorga” (acepta) y otros mantienen que “el silencio no tiene trascendencia”, sin
embargo, en la jurisprudencia le da el tratamiento del consentimiento tácito.
Para que el consentimiento sea válido es necesario que se preste por persona
capaz y también que el consentimiento no esté viciado (que se realice de manera libre y
consciente). No pueden prestar consentimiento los menores no emancipados y los
incapacitados (capacidad de obrar, Art. 1263; es la idoneidad para realizar actos
jurídicos, 18 años). Este precepto debe ser relacionado con la incapacitación y la tutela
(Art. 200). Esto es, ¡sólo pueden prestar consentimiento aquellos que tengan
capacidad para contratar!
Como dice Díez Picazo, son capaces para contratar todas aquellas personas a
quien la ley no declare expresamente incapaces, o lo que se lo mismo, serán incapaces
de obrar o contratar las personas incapaces por sentencia judicial en la que se declare
esta condición, en consecuencia, la capacidad de contratar coincide con la de obrar. No
confundir la incapacidad para contratar con las prohibiciones de contratar; la
incapacidad tiene carácter absoluto, mientras que las prohibiciones tienen carácter
relativo. Los casos que señala el Art. 1263 tienen un carácter subjetivo y hacen
referencia a circunstancias concurrentes en el sujeto que le impiden contratar con
cualquiera, por el contrario, las prohibiciones hacen referencia a la posibilidad de
celebrar contratos con determinadas personas o sobre determinados bienes, Art. 1459.
Estas prohibiciones vienen impuestas por una condición legal y se establecen por
el legislador ante determinados supuestos y en atención a situaciones que desarrolle el
sujeto y que hacen necesario establecer este tipo de limitación fundamentándose en
razones de moralidad o conveniencia. Las prohibiciones de disponer tienen su origen en
una norma imperativa que impide a determinadas personas celebrar determinados
contratos en atención a unos intereses que se quieren proteger.

Vicios del consentimiento.

El consentimiento deberá ser prestado de forma libre, consciente y espontáneo,


es decir, que el consentimiento no debe estar afectado por ningún hecho o circunstancia
que incida en la determinación de la voluntad de los contratantes, de manera que les
haga consentir de forma coaccionada, (Art. 1265).
Un vicio del consentimiento no supone la nulidad absoluta o inexistencia del
negocio, sino que faculta el perjudicado si lo estima oportuno para ejercitar una acción
de impugnación. El contrato será válido y eficaz mientras no se ejercite esa acción de
impugnación que se extingue en el plazo de cuatro años, también un contrato afectado
por un vicio del consentimiento podrá subsanarse mediante la confirmación del negocio.

El error (Art. 1266)

Es un falso conocimiento de la realidad o de un hecho que al afectar a la


formalización de la voluntad, provoca que la persona preste su consentimiento sobre
algo distinto de lo que la persona quiere, el llamado error-vicio. También existe el error-
obstativo que no influye en la formación de la voluntad, sino en su declaración, se
quiere una cosa y por error se declara otra.
Del 1266 se desprende que cualquier tipo de error no invalida el consentimiento,
sino que será necesario un error relevante o esencial, es decir, un error que incide en la
voluntad de tal forma que si hubiese conocido la verdad, no hubieses prestado
consentimiento. Además, debe ser excusable, es una exigencia jurisprudencial fundada
en la idea de que se debe proteger a aquel que se lo merece por su conducta. El error
invalidará el consentimiento, será un error no imputable al contratante que lo ha sufrido,
de manera que, cuando el contratante lo haya podido evitar, mediante una dirigencia
normal, será inexcusable. Si el error recae sobre la persona, este error sólo invalidará el
contrato cuando la consideración a esa persona haya sido la causa principal de ese
contrato.
El error de derecho consiste en el desconocimiento de un precepto que incide sobre el
contrato.
El Art. 1266, párrafo 3, dice que el simple error de cuenta sólo dará lugar a su
corrección, no invalidará el contrato.
Violencia (Art. 1267, punto 1)

Más que voluntad viciada existe inexistencia del consentimiento. La declaración


libre y consciente ha sido sustituida por una fuerza irresistible como única causa del
consentimiento. El CC atribuye a la violencia los mismos efectos que a los de los vicios
del consentimiento, por lo tanto, no será nulo o inexistente, sino anulable porque al
cesar la violencia, el perjudicado podrá ejercer la acción de anulabilidad.

Intimidación (Art. 1267, punto 2)

La intimidación es un vicio del consentimiento que requiere la existencia de una


amenaza como anuncio de un mal inminente, grave e injusto. También requiere la
creación de un estado de temor como consecuencia de la amenaza. Debe atenderse a la
edad y condición de la persona, deberá atenderse a la consideración subjetiva de al
persona que recibe la amenaza para valorar el índice de gravedad necesario para crear
ese temor que indica el 1267.
La amenaza puede provenir del otro contratante o de un tercero, (Art. 1268). El CC en
el Art. 1267, párrafo último, se refiere al temor –referencial-, el temor a desagradar a las
personas a las que se debe sumisión y respeto no será causa de anulabilidad.

Dolo (Art. 1269)

El dolo supone la realización de un acto antijurídico de forma consciente y


voluntaria. El dolo es un vicio basado en la mala fe, de que se vale una persona al
engañar a otra para que preste su consentimiento. Con el dolo se persigue provocar un
error intencionado de las condiciones del contrato. No se actúa sobre la libertad sino
sobre el conocimiento porque con él se produce un engaño, según la jurisprudencia
puede haberlo cuando el comportamiento consiste en una conducta reticente del que
calla o no advierte debidamente.
Dos tipos: grave e incidental. En la primera el engaño es la causa determinante
para la celebración del contrato, la incidental se produce cuando hay engaño, pero este
no constituye la causa aunque favorece la conclusión del contrato. Para que vicie el
consentimiento y sea contrato anulable, ha de haber dolo grave y además no deberá
haber sido empleado por las dos partes contratantes, si es recíproco se produce
compensación de culpas. El dolo incidental solo obliga al que lo ha empelado a pagar
daños y perjuicios.

§ 3. El objeto del contrato

No hay contrato sin objeto cierto, que sea materia del mismo (Art.1261 CC).
Para que el contrato sea válido, el objeto ha de cumplir unos requisitos:

A. POSIBLE:

Según el Art. 1272 CC “no pueden ser objeto de contrato las cosas o servicios
imposibles”, referido a una imposibilidad inicial del objeto. “No pudiendo ser objeto del
contrato una cosa que ha dejado de existir” Art. 1460 CC, ya que el objeto ha de existir
en el momento de celebración del contrato, aunque según el artículo 1271 I del CC,
cabe contratar sobre cosas futuras siempre que existan.

B. LÍCITO:

Según el Art. 1271 CC pueden ser objeto todas las cosas que no están fuera del
comercio público y todos los servicios que no sean contrarios a las leyes o las buenas
costumbres. El contrato celebrado sobre “res extra comercium” es inválido.

C. DETERMINADO

Según el Art. 1273 CC, el objeto del contrato ha de ser cierto. Es posible que el
objeto sea determinable con posterioridad a la celebración del contrato, cuando se ha
llegado a una primera identificación y se han fijado los criterios para su posterior
concreción; con la suficiente precisión para que no sea necesario un nuevo acuerdo
entre las partes.
La jurisprudencia precisa que el contrato de arrendamiento de servicios entre
abogado y cliente no es nulo porque no se haya estipulado el precio en el momento de
creación del contrato, entendiéndose que lo que se tiene derecho a cobrar es lo que
resulte de aplicar las tarifas del colegio de abogados. (Indeterminación del precio en el
contrato de arrendamiento de servicios).

§ 4. La causa del contrato

En sentido objetivo es la función económico-social del contrato (existir y ser


verdadero). En sentido subjetivo es el modo práctico por el cual las partes celebran un
determinado contrato → Licitud → No se tiene muy en cuenta.

Hay diversas teorías, una de ellas dice que la causa constituye el fin esencial que
se proponen los contratantes al celebrar el contrato, es decir, la razón principal por el
cual se celebra. Otra dice que la causa es el porqué del contrato, etc.
(La causa en el contrato de compraventa, para el vendedor, es el dinero, para el
comprador, es el objeto).
En el CC no hay ningún precepto definitorio, pero se refiere a ella en el Art.
1274 por su aplicación a las distintas categorías de contratos:

- Contratos onerosos: se entenderá por causa la prestación o promesa de un servicio


o cosa por la otra (nadie contrata sin buscar un equivalente de aquello por lo que se
obliga). (Aquí hay equivalencia entre lo que una parte da por lo que la otra se obliga
a dar o a hacer).

- Contratos gratuitos: la causa está en la mera liberalidad del bienhechor (el deseo
de favorecer a otra persona sin buscar otro equivalente distinto a la satisfacción por
hacer ese beneficio).

- Contratos remuneratorios: la causa es el servicio o beneficio que se remunera. Es


aquel donde se trata de recompensar un servicio anteriormente prestado. No son una
categoría especial distintos de los onerosos y de los gratuitos, porque si la
prestación, que mediante el contrato, es exigible, estamos ante el oneroso; si se trata
de un beneficio, que la otra parte no puede exigir remuneración, estamos ante una
donación o contrato gratuito.

Según el Art. 1275 CC, los contratos sin causa no producen efecto alguno. Para
que sean válidos, las partes tienen que aceptar su función económico-social.

• Simulación absoluta → La causa es inexistente y el contrato será nulo. Por lo


que el contrato de compraventa simulado es nulo. Así el vendedor podrá alegar
la simulación absoluta para recuperar sus bienes si el comprador se negara a
devolvérselos. Falsedad de la causa: La causa aparte de existente ha de ser
verdadera, corresponden al negocio celebrado.
• Simulación relativa → Para evitar que el donatario tenga que pagar el impuesto
de sucesiones se simula una compraventa con causa falsa ya que no tiene lugar
un verdadero intercambio de cosa por precio, sino que se da una donación.

La jurisprudencia es reacia a admitir la validez de la donación encubierta


excepto cuando la donación es remuneratoria a los servicios del donatario.

§ 5. La forma del contrato

Es el medio por el cual se exterioriza el contrato dándolo a conocer. Puede


celebrase de palabra o por escrito, a su vez, los escritos pueden normalizarse en
documento público o privado. Público cuando son autorizados por un notario o
funcionario público, competente con las solemnidades requeridas. El privado cuando se
realiza solo entre las partes.
Del Art. 1278 se deduce que nuestro sistema es espiritualista, que el DC se
inclina por el sistema de libertad de forma. Desde que existen el consentimiento de los
contratantes, el objeto y la causa, por regla general, nace el contrato. La forma puede
intervenir de dos maneras distintas:

1) Ad solemnitatem, como requisito esencial para la validez del contrato si por


ley se exige forma determinada para expresar la voluntad (la donación de bienes
e inmuebles, la constitución de hipoteca...).

2) Ad probationem: Significa que el contrato se celebra de una forma


determinada para aprobar su celebración. La forma interviene como medio para
aprobar que se ha celebrado aunque el contrato sea válido, aunque no se observe
este requisito (Art. 1280).

Algunos de estos contratos serán válidos aunque no se realice mediante escritura


pública y sí por documento privado (Art. 1279). Se desprende que la expresión, que
debe constar en documento público, que hace mención en el Art. 1280, no es un
requisito para la validez, pero sí puede ser para su eficacia porque mientras el contrato
no se adapte a la forma que establezca la ley, la parte contra la que se pide el
cumplimento podrá oponer que el contrato no consta en forma legal, por lo que carece
de eficacia.
La Ley pude exigir el cumplimento de una forma determinada para hacer
efectivas las obligaciones propias, entonces es presupuesto de eficacia y no de
existencia porque la facultad que se les da los contratantes en el Art. 1279 a obligarse a
llenar esa forma requiere que se cumplan los requisitos esenciales para su existencia. El
que se celebre de una forma determinada es para tener efectos frente a terceros. La
jurisprudencia señala que el Art. 1280 no modifica el 1279, sino que lo complementa
porque este artículo -el 1279- confiere a las partes una facultad adicional, además de la
de exigirse el cumplimiento de lo debido.

Lección 3ª: FORMACIÓN DEL CONTRATO

• Según el Art. 1262 CC, el contrato se perfecciona cuando coinciden la oferta y


la aceptación sobre el objeto y la causa.

Instantánea: cuando concurren sin más la oferta


y la aceptación
• Existen 2 tipos de formación:
Sucesiva: cuando el proceso de formación se
dilata en el tiempo ya que los
contratantes necesitan reflexionar.

§ 1. La formación del contrato. Los tratos preliminares

Son aquellos contactos que se producen entre las partes y que son preparatorios a
la celebración del futuro contacto, en ellos se habla de los distintos términos del
contrato, de forma que se pueda configurar una oferta precisa sobre la que recaiga la
aceptación y dé lugar al nacimiento del contrato.
Los tratos preliminares son aquellos contratos entre las partes preparatorias para
la celebración de un futuro contrato. Su ruptura, en principio, no tiene consecuencias
porque las partes tienen libertad contractual. No obstante, la doctrina se pregunta si
puede surgir responsabilidad para quien lo rompe unilateralmente. La doctrina considera
que tendrá que indemnizar por la ruptura cuando se deba a la mala fe de una de las
partes que mantiene contrato previo con el ánimo de perjudicar a la otra parte. Esa
responsabilidad será contractualmente derivada del Art. 1902.

• Responsabilidad contractual (precontractual)

Es la responsabilidad que puede surgir en la formación del contrato, como


consecuencia de un comportamiento de las partes que no se corresponde con la buena fe
o atenta contra la lealtad debida. Repercute de forma negativa y diversa según el
contrato, es imposible hacer un tratamiento unitario.
- Cuando la conducta desleal desemboca en un contrato que pueda ser nulo o provoca
una lesión a los intereses de la otra parte o incumplimiento de la obligación, si
cuenta con una regulación específica, puede formar parte de los distintos supuestos
de hecho de esas normas de la regulación legal.
- Por el contrario, en los casos en los que no se llegue a su celebración, el CC no tiene
una respuesta porque cuando se redactó no se consideraba que los tratados
preliminares obligaban a contratar porque los sujetos intervinientes pueden desistir
en amparo del principio de la autonomía de la libertad (Art. 1255).

La doctrina señala que cuando la conducta desleal sea contraria a la buena fe,
se podría plantear la delimitación de sus consecuencias jurídicas, que nunca puede
consistir en su celebración, y tampoco en la asunción de las obligaciones que de él se
desprendan, cabrá la indemnización de daños y perjuicios si se han producido. También
señala que en cualquier caso habrá que acudir al Art. 1202 de responsabilidad
contractual.
La jurisprudencia dice que para que haya responsabilidad precontractual debe
cumplirse cuatro requisitos: situación de confianza sobre la celebración del contrato,
que se rompa injustificadamente, que se produzca un daño y que exista una relación de
causalidad entre el daño y la confianza. Habrá que indemnizar por daños y perjuicios.
En el supuesto de que la ruptura sea injustificada, la regla general es que se deberá
indemnizar a los gastos generados. Cuando la conducta desleal sea el incumplimiento de
un deber completo se deberá indemnizar también en función del cumplimiento (juez).

§ 2. La perfección del contrato: oferta y aceptación

1. La oferta.

La oferta es la declaración de voluntad emitida por una persona con intención de


obligarse. Que contiene todos los elementos del futuro contrato y la reglamentación que
se pretenda.
La oferta, a diferencia de los tratos preliminares, no requiera de una nueva
declaración de voluntad por parte del oferente, ya que se basta por sí sola para formar el
contrato. La jurisprudencia exige:

a. Que exista propósito de vincularse contractualmente


b. Que sea completa en relación con el contrato que se va a celebrar
c. Que sea recepticia

Una vez se ha emitido la oferta, el destinatario puede aceptarla o rechazarla.


También puede rechazarse una oferta y a la vez plantear una contraoferta si se produce
algún tipo de variaciones sobre los términos de la oferta que se ha omitido en principio.

VIGENCIA

• Para que la oferta tenga virtualidad es necesario que esté vigente al tiempo de
producirse la aceptación. Así cuando esta recae inmediatamente y coincide con
la aceptación, se produce la perfección del contrato. Pero la aceptación, la
respuesta puede que no sea tan rápida, por lo que hay que plantear una
caducidad.
• Decae ⇒ Cuando es rechazada por su destinatario o cuando la aceptación se
plantea como una contraoferta en la que se modifican algunos de sus aspectos.
En cuyo caso es necesario que el primer oferente manifieste su voluntad
conforme a las innovaciones introducidas. Si esto segundo ocurriese, se
perfecciona el contrato. También caduca cuando ha transcurrido el plazo de
vigencia fijado por el oferente o ha sido revocada.
• Ante la falta de fijación del plazo, la oferta está vigente por un tiempo razonable
conforme a los usos de los negocios y a la naturaleza del negocio a no ser que
haya sido revocada.

2. La aceptación

La aceptación es revocable siempre que se haga antes de la perfección del


contrato y se ponga en conocimiento del oferente. Cuando la oferta ha sido aceptada
tiene lugar la perfección del contrato, de aquí la importancia de la aceptación, que es
otra declaración de voluntad emitida por la persona a quien va dirigida la oferta y en
virtud de la cual esa oferta queda emitida. La aceptación tiene como fin manifestar al
oferente la conformidad con los términos de la propuesta.
Formas de conformidad: verbal o escrita y expresa o tácita. En cualquier caso,
desde el momento en que se produce la aceptación se perfecciona el contrato: el
oferente no podrá revocar su oferta porque ya ha quedado obligado.

3. La perfección del contrato

Existen dos tipos:

A. Perfección simultánea:

Es simultánea cuando sin solución de continuidad coinciden la oferta y la


aceptación. Sucede cuando las partes contratantes están presentes cara a cara en el
contrato y cuando estando distantes geográficamente el medio de comunicación
utilizado permite dicha simultaneidad. Cuestión distinta es la prueba de esa
comunicación o del contenido cuando los sujetos están distantes geográficamente.

B. Perfección sucesiva:

Es sucesiva cuando la aceptación no llega de forma inmediata al oferente por el


medio de comunicación utilizado. En estos casos surge el problema de determinar el
momento en el cual se debe entender perfeccionado el contrato porque hasta que se
conozca se puede revocar tanto la oferta como la aceptación.
Tanto la jurisprudencia y la doctrina defienden la teoría de la recepción: sitúa la
perfección del contrato en el ámbito del oferente ⇒ la perfección acaece cuando la
aceptación es recibida en la esfera de influencia del oferente sin necesidad de que llegue
a su conocimiento.

La determinación del lugar es importante para saber el régimen jurídico que se


aplica a un contrato determinado según las normas de derecho internacional; para fijar
la competencia judicial territorial en caso de demanda contra personas jurídicas; para la
aplicación de una normativa especial que proteja alguna de las partes.
Para el lugar rige el principio de libertad de los contratantes para fijar el lugar
en que deba perfeccionarse el contrato. Si no hay disposición en este sentido, el lugar
será aquel en el que se hizo la oferta (Art. 1262 CC).

§ 3. El precontrato

Tiene lugar cuando ambas partes se comprometen a celebrar entre ellas un


contrato. La función práctica deriva de la conveniencia de celebrar este cuando por falta
de precisar datos concretos no sea posible de momento celebrarlo, o pudiéndolo las
partes no desean hacerlo todavía.
Es un convenio por el que las partes crean a favor de una de ellas o de las dos,
dependiendo de si es oneroso o gratuito, la facultad de exigir la eficacia inmediata de un
contrato por ellas proyectado. Se determina el futuro contrato con todos sus elementos
esenciales. La doctrina predominante considera como objeto del precontrato un hacer,
una actividad personal que consiste en prestar el consentimiento para celebrar el
contrato prometido.
Nuestro ordenamiento acepta la validez del precontrato como una consecuencia
más del principio de libertad contractual o autonomía de la voluntad. Se regirá por las
normas de los contratos en defecto de una norma específica; el CC regula de manera
expresa la promesa de vender o de comprar en el Art. 1451 y la prenda o hipoteca en el
Art. 1862.

Para De Castro se trata de un auténtico contrato con el que comienza un


intercambio negocial complejo en el que se deja a la iniciativa de una o ambas partes la
puesta en vigor del contrato para un momento posterior. En dicho contrato están
perfilados todos sus elementos y su contenido. Y configura una relación contractual en
la que se distinguen dos fases:

1. Se conviene el contrato proyectado y se crea la facultad de exigirlo


2. Que permita exigir el cumplimiento de la promesa

La jurisprudencia no ha mantenido un criterio homogéneo, a causa de las


múltiples diferencias que ofrecen los supuestos que se deben analizar y las dificultades
interpretativas se ven acentuadas por el poco apoyo normativo, ya que sólo queda
contemplado en el Art.1451 CC.
Se plantea un problema práctico: determinar los efectos de cada precontrato y
precisar el alcance de la intervención judicial sobre su contenido.

§ 4. Las condiciones generales de la contratación y las cláusulas abusivas.

Según el artículo 1.2, el hecho de que ciertos elementos de una cláusula o que
una o varias cláusulas se hayan negociado individualmente no excluía la aplicación de
aquella al resto del contrato, si la apreciación global lleva a la conclusión de que se trata
de un contrato de adhesión.
Los destinatarios de la regulación de las condiciones generales son:

• El predisponente de los mismo, dentro del ejercicio de su actividad profesional


• El adherente: cualquier persona física o jurídica, no profesional o profesional,
que contrate con aquel sin necesidad de que actúe en el marco de su actividad
como tal (artículo 2).

De la normativa Ley 7/1998 quedan excluidos algunos contratos: los


administrativos, los de trabajo, los de constitución de sociedades y los que regulan
relaciones familiares y los sucesorios según el Art. 4.1
La Ley 7/1998 por medio de su artículo 11, ha creado el Registro de
Condiciones Generales de la Contratación. Esta materia ha sido desarrollada por el RD
1828/1999, de 3 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento del Registro de
Condiciones Generales de la Contratación.

Cláusula abusiva: Art.82 RD legislativo 1/2007, de 16 de noviembre.

1. Son cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas


individualmente y todas aquellas prácticas no consentidas expresamente que, en
contra de las exigencias de la buena fe causen en perjuicio del consumidor y
usuario, creen un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las
partes que se deriven del contrato.
2. Este carácter abusivo se apreciará teniendo en cuenta la naturaleza de los bienes
o servicios objeto del contrato y considerando todas las circunstancias concretas
en el momento de su celebración, así como todas las demás cláusulas del
contrato o de otro del que éste dependa.
3. Son abusivas las cláusulas que conforme lo dispuesto en los artículos 85 a 90:
a. Vinculan el contrato a la voluntad del empresario
b. Limitan los derechos del consumidor y usuario
c. Determinan la falta de reciprocidad en el contrato
d. Impongan al consumidor y usuario garantías desproporcionadas o le
impongan indebidamente la carga de la prueba
e. Resulten desproporcionados en relación con el perfeccionamiento y
ejecución del contrato
f. Contravengan las reglas sobre competencia y derecho aplicable

Los destinatarios son sólo los consumidores, si bien por obra de la directiva
transpuesta se amplia el concepto del consumidor protegido más allá del que reúna la
cualidad de destinatario final de los bienes y servicios objeto del contrato hasta
comprender a cualquier persona que actúe con un propósito ajeno a su actividad
profesional.
Lección 4ª: LA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO

§ 1. La interpretación del contrato

Un contrato que refleja claramente la voluntad de las partes no plantea problema


alguno para producir plenos efectos. Esta claridad no se da siempre porque en
numerosas ocasiones, por diversas razones, las partes celebran contratos, cuyas
cláusulas no son suficientemente claras para averiguar la voluntad. Aquí se acude al
mecanismo de interpretación con el fin de clarificar el verdadero contenido y que
produzca los efectos deseados por las partes.

℘ Definición: la interpretación es el procedimiento que trata de descubrir el


significado de las cláusulas para posibilitar su eficacia. Es la de un supuesto de hecho y
sus consecuencias jurídicas.

Para saber el verdadero sentido de las cláusulas, hay que averiguar con carácter
previo lo que las partes han querido decir o hacer con la celebración, para ello, se
establecen unas reglas interpretativas que se recogen en los Art. 1281 a 1289 del CC.
La doctrina establece dos teorías para la eficacia de la interpretación:
1) Teoría subjetiva: está amparada en el principio de la autoridad de la voluntad.
La interpretación de un contrato tiene como finalidad averiguar la intención
común de las partes, buscando el contenido por ellas perseguido. (nuestro CC).
2) Teoría objetiva: la interpretación se basa en el significado, de forma objetiva,
que da el comercio jurídico a lo establecido en el contrato.

El CC sigue la teoría subjetiva porque las normas contenidas en el CC (Art.


1281.1289) buscan la intención de la partes al contratar. Si bien, y de forma accesoria,
también tiene en cuenta criterios objetivos para supuestos donde no se pueda actuar la
verdadera intención de las partes.
La buena fe se tendrá siempre en cuenta en la interpretación. Y se utilizará como
criterio, que impone que las declaraciones de las partes, en caso de ser dudosas, se han
de apreciar como criterio de corrección.

§ 2. Interpretación y conceptos afines

1. Calificación

La calificación de un contrato consiste en establecer su naturaleza jurídica,


encuadrándolo en alguno de los tipos que regula la ley o en otro que resulta ser
expresión de la libertad contractual de las partes. La designación que las partes hayan
empleado es absolutamente indiferente. Las cosas son por lo que son y no por su
nombre. Así lo han fallado reiteradamente nuestros tribunales de justicia.
La importancia de la calificación radica en la circunstancia de que por ella se
determina toda la legislación supletoria aplicable al contrato, en aquello que no fue
previsto por los contratantes.
2. Integración

Las partes, al celebrar un contrato, no tienen siempre presente todas las


consecuencias, alcances y efectos que va a tener el mismo contrato; por eso es
indispensable “integrar el contrato”. Esto se hace completando con normas supletorias
establecidas por el legislador, las omisiones o lagunas que las cláusulas estipuladas por
las partes hubieren dejado, para que el contrato surta todos sus efectos.
Para tal caso, en la integración del contrato hay que tomar en cuenta que las
cláusulas que se refieran a requisitos esenciales del contrato o sean consecuencia de su
naturaleza ordinaria, deberán tenerse por puestas aunque no hayan sido expresadas por
las partes, a no ser que las últimas puedan ser renunciadas cuando lo permita la ley.
Ahora bien, si lo anterior no fuera suficiente, la integración del contrato deberá
hacerse con la consecuencia que se derivan de algunos principios en materia contractual
como son la buena fe, los usos y costumbres, u otras disposiciones legales de igual o
mayor jerarquía.

3. Conversión

El transcurso del tiempo nunca va a convalidar un contrato que sea nulo, nunca
subsanará las causas que provoquen la nulidad, no obstante, las partes pueden convertir
un contrato nulo en otro distinto que reúna todos los requisito esenciales para que tenga
pelan eficacia.

Es el medio jurídico por virtud del cual un contrato nulo, que reúne los requisitos
sustanciales y de forma de otro válido, puede salvarse de la nulidad quedando
transformado en aquel otro contrato cuyos requisitos reúne.

La conversión no está regulada en nuestro ordenamiento, pero por parte de la


doctrina se fundamenta en el Art. 1284 (interpretación de los contratos).
Una vez declarada la nulidad, las partes están obligadas a restituirse recíprocamente las
cosas y el precio que se hubiesen entregado con los frutos o intereses o con un
equivalente económico si los frutos se hubiesen perdido.

§ 3. Las reglas legales de interpretación de los contratos contenidas en el


Código Civil y en la legislación de protección de los consumidores.

El principio que reflejan los artículos 1281 y 1282 CC es el llamado


“espiritualista”, el cual implica atender a la intención de los contratantes.
Los términos claros son los que no dejan dudas sobre la intención. El mal
entendimiento puede radicar en la interpretación de qué términos claros son términos
literalmente unívocos. Así el TS sigue la dirección espiritualista pero señala la
posibilidad o necesidad de acudir a otros datos pese a que los términos sean claros.
La intención común de las partes se debe deducir: del significado que cada uno
de los contratantes da a la declaración del otro, en función de los cánones de corrección,
responsabilidad y protección de la confianza que deben inspirar sus relaciones de
acuerdo con el principio de buena fe.
La enumeración del artículo 1282 CC no es limitativa de los datos que pueda
tener en cuenta el intérprete para llegar al objetivo final de desvelar la intención común
de las partes. El código no impide:

a) Utilizar datos que ni sean actos, en su sentido más estricto


b) Ni que esos actos sean anteriores al contrato

REGLAS

1) Art. 1281. Términos claros son aquellos que no dejan duda sobre la intención
de los contratantes.
2) Art. 1282. Para juzgar la intención de las partes deberá atenderse a los actos de
estas, coetáneos y posteriores al contrato. No se opone a que se atienda a los
actos anteriores al contrato. En materia de interpretación se puede acudir a datos
fuera de la norma literal del contrato para así averiguar la verdadera intención de
las partes.
3) Art. 1283. Por generales que sean los términos no podrán comprenderse en este,
cosas distintas y casos diferentes que aquellos que los interesados se han
propuesto al contratar. Nunca se podrá interpretar un contrato introduciendo
cosas no previstas por la voluntad de los interesados. Se refiere a la intención
común de los contratantes. Es una norma de interpretación subjetiva.
4) Art. 1284. Cuando alguna cláusula admita diversos sentidos, deberá entenderse
en el sentido más adecuado para producir efectos. Se realiza una interpretación
finalista por buscar un resultado práctico (también en el Art. 1286 que dice que
las palabras con distintas acepciones, serán atendidas en el significado más
adecuado con la naturaleza y el objeto del contrato).
5) Art. 1285. Criterio a atender al conjunto de las cláusulas de un contrato,
obligación de interpretar las cláusulas en relación con ellas mismas.
6) Art. 1287. También se tendrá en cuenta los usos y costumbres del país para
interpretar la ambigüedad de los contratos. Los usos pueden tener un valor de
norma interpretativa cuando sirvan para averiguar la voluntad de las partes. Los
usos deberán ser probados por la parte que los alegue.
7) Art. 1288. Dice que cuando en un contrato aparezcan cláusulas oscuras, nunca
deberán favorecer a la parte que haya ocasionado esa oscuridad, será el que sufra
las consecuencias. Se aplica cuando no hay posibilidad de averiguar la voluntad
real de los contratantes.
8) Art. 1289. Es una cláusula de cierre. El párrafo primero debe entenderse unido
al principio de conservación. Establece reglas interpretativas para cuando sea
imposible resolver las dudas aplicando las reglas anteriores.
o Si la imposibilidad recae sobre una cláusula no esencial de contrato
gratuito, las dudas se resolverán a favor de la menor transmisión de
derechos e intereses.
o Si es oneroso, las dudas se resolverán buscando la mayor reciprocidad de
intereses.
o Si recaen sobre el objeto principal del contrato de manera que no puede
conocerse la voluntad de los contratantes, será nulo.
Lección 5ª: EFICACIA DEL CONTRATO

§ 1. La eficacia del contrato en general

Cuando un contrato se celebra con los requisitos necesarios para su perfección,


el primer efecto general que aparece es el de su obligatoriedad: el de producir
obligaciones entre las partes que lo han celebrado.
Art. 1091 CC: “Las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley
entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos.” De este
precepto se deriva que el contrato es ley, por tanto su fuerza vinculante es máxima entre
las partes contratantes.
Además, el Art.1258 CC dice que desde el momento en que se perfecciona el
contrato, obliga al cumplimiento de lo pactado y a todas las consecuencias que según su
naturaleza sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley.
El contrato no tiene la generalidad de la ley, pero entre las partes contratantes
tiene la misma eficacia que esta. Una vez que se someten a esta ley del contrato, no
podrán desligarse uniteralmente de este vínculo. En el Art. 1256 CC encontramos que:
“la validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de
los contratantes”, establece el principio de irrevocabilidad e inalterabilidad del
contrato: ninguna de las partes por sí sola podrá desistir o arrepentirse de un contrato
celebrado válidamente porque se atentaría contra el principio de seguridad jurídica. Por
ello, la regla general es que los contratos son irrevocables e inalterables. En caso
contrario, la validez o eficacia de un contrato quedaría resentida si una de las partes
pudiese desistir o de si su libre voluntad dependiese el nacimiento o extinción de un
contrato o de una obligación.
Por tanto, sólo la voluntad común de las partes puede destruir el contrato ya
celebrado. Pero hay supuestos excepcionales autorizados por la ley en los que sólo la
voluntad de una de las partes sin el consentimiento de la otra puede hacer cesar la
eficacia de un contrato: desistimiento unilateral ⇒ su aplicación se ve en cada contrato
en particular.

1. La eficacia del contrato entre las partes: la relatividad del contrato

Según el artículo 1257 CC, el contrato sólo obliga a las personas que lo otorgan
y a sus herederos.
Su fundamento es que el contrato radica en la autonomía de la voluntad, es decir,
sólo vincula al que libremente lo quiso, y se excluyen: los derechos y obligaciones que
no sean transmisibles. Dicha intransmisibilidad puede ser debida a la naturaleza de la
relación, al pacto de las partes y a la ley (como es el caso del mandato, que se extingue
por muerte de una de las partes).

2. La eficacia del contrato respecto a terceros

Según el principio de relatividad de los contratos, podemos deducir que: “los


terceros no se pueden ver afectados por un contrato en el que no fueron parte”. Pero esta
afirmación no se puede sostener siempre ya que el tráfico jurídico es un mundo aparte.
Los herederos podrán llegar a ser partes en el contrato cuando hereden los
derechos y las obligaciones del causante (que era el titular) y ocuparán el lugar del
mismo. Las relaciones que nacen del contrato deben ser respetadas por los terceros
ajenos a éste en el sentido de que no pueden lesionar las relaciones.
Si estos produjesen lesión, dará lugar a una responsabilidad extracontractual
(artículo 1902 CC y siguientes) o, si produce, a las correspondientes acciones penales.
Así, por estas razones, se habla de oponibilidad del contrato, con la finalidad de
poner de manifiesto que esos terceros no pueden desconocer esa realidad que se ha
instalado en el tráfico jurídico de bienes y servicios con todas sus consecuencias.

§ 2. Contrato en favor de tercero

℘ Definición → Es aquel en el una persona (estipulante) contrata con otra


(prominente), que esta última realice una prestación a favor de un tercero llamado
beneficiario.
No se trata de una categoría contractual, ya que puede responder a cualquier tipo
negocial. Se trata de una modalidad de contrato que se caracteriza por la presencia de un
tercero que sin ser parte del contrato adquiere un derecho en virtud de este.

Contrato a favor Contrato ⇒ El representado es parte en


de un tercero con representante virtud del mecanismo propio de
la representación.

El principio de relatividad de los contratos impide que los terceros ajenos a una
relación contractual puedan verse afectados por ellos. Pero el artículo 1257 II dice que
si el contrato tuviese alguna estipulación a favor de un tercero, este podrá exigir su
cumplimiento siempre que hubiese hecho saber su aceptación al obligado antes de que
haya sido la estipulación revocada. Este precepto establece una excepción al principio
general de que los contratos sólo pueden producir efectos entre los otorgantes y sus
herederos. (Ejemplo → Seguro de vida)
La posibilidad de celebrar contratos a favor de terceros no tiene carácter
excepcional porque más bien es otra manifestación del principio de autonomía de
voluntad para contratar (artículo 1255 CC)

Sujetos:

• Prominente: Parte obligada a realizar la prestación a favor del tercero


• Estipulante: El que pacta el beneficio
• Beneficiario: El que puede reclamar la prestación
§ 3. Contrato para persona que se designará

La celebración de un contrato en el que una parte (estipulante) se reserva la


facultad de elegir un tercero para que le sustituya en su posición contractual frente al
que quedará unido en la otra parte del contrato.
El ejercicio de esta facultad se concreta en el acto de elección (Electio). El
contrato es perfecto desde su celebración y desde ese momento quedan obligadas las
partes que lo han celebrado. La electio supone únicamente la sustitución de una parte en
un momento posterior, sin que se pueda hablar de la existencia de dos contratos
sucesivos porque sólo es uno.
La Electio es el acto por el que el estipulante designa la persona que le sustituye
en el contrato y ha de ser comunicado al prominente. Además, para su eficacia se
requiere el consentimiento del tercero, el cual se presupone en los casos en que el
estipulante actúa por cuenta de otra persona que le ha autorizado (representación).
Esta electio deberá realizarse dentro del plazo que se fije en el contrato, pero
puede no fijarse un plazo para el cumplimiento, entonces la electio deberá hacerse antes
del cumplimiento. Si no hay señalado un plazo para el cumplimiento, la electio deberá
hacerse cuando el estipulante sea requerido por el prominente.

§ 4. La promesa del hecho de un tercero

Una de las partes se compromete con la otra a que un tercero entregue una cosa
o le haga un servicio.

a) Medios: Queda liberado el que se comprometió a ello si ha desplegado


una conducta diligente en conseguir la intervención de un tercero,
aunque no acepte.
b) Resultado: Sólo se entiende que ha cumplido cuando el tercero realiza la
prestación concertada.

Antes de que se produzca la aceptación, el prominente asume la obligación de


garantía de la prestación por el tercero no presta consentimiento. Cuando recae la
aceptación, el prominente se libera y el tercero es responsable de las consecuencias de
su incumplimiento.

§ 5. Contrato en daño a tercero

No es una modalidad, sino una patología jurídica delimitada por ese daño a
tercero, ya que ese tercero:

a) Puede resultar unido a una de las partes por una relación obligatoria derivada de
un contrato
b) Puede resultar de la coexistencia de un daño real limitado con la titularidad
dominical
c) Puede ser que no exista ninguna relación entre ellos
EFECTOS

1. Cuando el daño a tercero sea un propósito común a ambas partes, se está


ante causa ilícita, por lo que dicho contrato es nulo.
2. Si la intención sólo se puede predicar a una de las parte, dicho motivo no
se incorpora a la causa, por lo que cabría atacar a la validez, pero puede
ser nulo por ir encontrado una norma imperativa. Ley 3/1991 de 10 de
enero, de competencia desleal.

La declaración de nulidad no basta para el que sufre ya que debe atender a la


reparación del daño.

§ 6. El subcontrato y la cesión de contrato.


Lección 6ª: INEFICACIA DEL CONTRATO

§ 1. Ineficacia del contrato

Puede darse el caso de que el contrato no produzca ningún efecto (nulidad


absoluta) o que no produzca los efectos que debería producir. El CC carece de
regulación exhaustiva sobre la ineficacia contractual, siendo la doctrina y la
jurisprudencia las que han venido a establecer estos supuestos.

§ 2. La nulidad

℘ Causas:

1. Inexistencia de alguno de los elementos esenciales


2. Falsedad e ilicitud de la causa
3. Contravención de una norma imperativa

La acción de nulidad puede ser ejercitada por ambas partes contratantes o por
cualquier interesado en constatarlo.
El juez puede apreciar de oficio la nulidad, pero se requiere que estén presentes
las partes que lo celebraron o sus sucesores para evitar su indefensión. Se exceptúa el
caso de que la nulidad derive de la infracción clara y patente de un precepto legal.
La sentencia declarativa de la nulidad asigna la inexigibilidad de las prestaciones
o la restricción de los mismos si el contrato hubiese sido ejecutado (Art. 1303 CC).

℘ Efectos de la sentencia frente a terceros:

La sentencia de nulidad no perjudica a los terceros adquirientes de buena fe y


título oneroso. “El contrato nulo, a diferencia del anulable, no es confirmable” (Art.
1310 CC).
El transcurso del tiempo nunca va a convalidar un contrato que sea nulo, nunca
subsanará las causas que provoquen la nulidad, no obstante, las partes pueden convertir
un contrato nulo en otro distinto que reúna todos los requisito esenciales para que tenga
pelan eficacia.
Es el medio jurídico por virtud del cual un contrato nulo, que reúne los requisitos
sustanciales y de forma de otro válido, puede salvarse de la nulidad quedando
transformado en aquel otro contrato cuyos requisitos reúne.
La conversión no está regulada en nuestro ordenamiento, pero por parte de la
doctrina se fundamenta en el Art. 1284 (interpretación de los contratos).
Una vez declarada la nulidad, las partes están obligadas a restituirse recíprocamente las
cosas y el precio que se hubiesen entregado con los frutos o intereses o con un
equivalente económico si los frutos se hubiesen perdido.
℘ Nulidad parcial

Consiste en constatar la invalidez de los pactos de un contrato, que vulnera una


ley imperativa conservando la validez del resto siempre que siga cumpliendo su función
económica. La cláusula nula se sustituye por la ley imperativa que vulnera.

℘ Nulidad absoluta

Es la sanción más fuerte que se puede imponer al contrato porque supone que
desde el principio el contrato no produce ninguno de los efectos que le son propios sin
necesidad de declaración judicial. La doctrina discute si entre la inexistencia y nulidad,
es posible y conveniente establecer alguna distinción. La inexistencia es el supuesto más
grave de ineficacia cuando falta algún elemento esencial de formación (Art. 1261);
mientras que un contrato es nulo, cuando reuniendo todos los requisitos esenciales, es
ineficaz porque infringe una norma de carácter imperativo, aquellas que no permiten el
juego de la autonomía privada, no pueden ser desplazadas por la voluntad individual,
Ej.: 1261 CC.
Desde un punto de vista práctico no se puede hablar de inexistencia como un
concepto jurídico distinto del de nulidad. Ambas figuras tienen un mismo tratamiento
jurídico y tienen las mismas consecuencias. Es innecesario establecer una
reglamentación diferenciada porque esta terminología es debida a la conclusión que
provoca el CC porque no hace una regulación precisa de la ineficacia de los contratos y
lo que hace es confundir los distintos grados, concretamente es el Art. 1300 (nulidad de
los contratos); se refiere a la nulabilidad o impugnabilidad de los contratos y no a la
nulabilidad absoluta. “Un contrato será nulo cuando falte un elemento esencial (Art.
1261), además será nulo cuando sea contrario a las normas de carácter imperativo”.
Siempre que concurra una de las causas de ineficacia contractual, la nulidad será
automática. Se considera que le contrato no existe y por lo que no puede producir efecto
alguno.
Aparentemente un contrato nulo puede aparecer como válido, siendo necesario
destruir esa apariencia con una declaración judicial, mediante la correspondiente acción
de nulidad. Esta acción de nulidad puede ser ejercitada por las partes o por cualquier
tercero que tenga interés en el negocio celebrado. El juez puede declarar la nulidad
desde el momento que la aprecie. La acción de nulidad no tiene plazo porque la acción
de nulidad puede interponerse en cualquier momento, la acción ni caduca ni prescribe.

§ 3. La anulabilidad

Tipo de ineficacia que depende del ejercicio de la acción correspondiente por la


persona legitimada por el contrato, hasta entonces se producen sus efectos.
Será anulable, cuando aún conteniendo los requisitos esenciales, adolece de un vicio o
defecto susceptible de motivar su ineficacia mediante una acción de impugnación que,
de tener efecto, produce la anulación del contrato con fuerza retroactiva.
Se solicita por la persona interesada, que forma parte (no por el juez), el que
sufre el vicio o defecto.
No ocurre lo mismo en la nulidad absoluta, donde al protegerse intereses
generales, el juez la puede apreciar de oficio y puede ser aplicada por las partes o por un
tercero.
En la anulabilidad se protegen intereses particulares, sólo la víctima del contrato
viciado es la que podrá ejercer esta acción, mientras no se ejercite seguirá produciendo
efectos, incluso podrá llegar a consolidarse el contrato como eficaz si transcurre el plazo
de impugnación que es de 4 años, es un plazo de caducidad (no se puede interrumpir) y
no de prescripción (si se interrumpe).

♣ Causas:

• Vicios del consentimiento: error, violencia, intimidación y dolo.


• Falta de plena capacidad de obrar: los contratos celebrados por incapaces de
obrar o por aquellos que la tengan limitada. La doctrina establece que los efectos
de los contratos celebrados por un menor no emancipado, son de anulabilidad.
Manresa decía que si son celebrados por un menor incapaz, será absolutamente
nulo, la anulabilidad sólo tendrá lugar si se celebra cuando el niño tengan
capacidad de discernimiento.
• Si un cónyuge celebra un contrato sin el consentimiento del otro cuando sea
necesario.

El cómputo del plazo para ejercer la acción de anulabilidad empezará a correr en


casos de intimidación o violencia cuando hubiesen creado, en los de error o dolo o
falsedad de la causa desde la celebración del contrato. Si se reitera a los menores o
incapacitados… será desde que saliesen de la tutela o patria (*1301) potestad, desde que
adquiere la capacidad podrán ser anulados por sus representantes legales.
• Cuando la acción se dirija en invalidar contratos cuando el conyugue, sin
consentimiento del otro y sea necesario, empieza a contabilizar desde el día de la
disolución conyugal o matrimonio, salvo si el otro tenía conocimiento del
contrato.

Será válido y producirá plenos efectos hasta su nulidad, cuando se declare las
partes deberán restituir las cosas objeto del contrato con sus frutos y el precio con
intereses, es decir, se restablece la situación anterior a la celebración destruyendo los
efectos creados hasta entonces, no obstante, si procede de la falta de capacidad, éste
(incapaz) no estará obligado a restituir, sólo aquello en que se benefició con la cosa que
se benefició.

Puede ser objeto de confirmación: es una declaración de voluntad unilateral,


para solicitar la anulabilidad es la que renuncia al ejercicio de la acción, esto produce el
efecto de que el contrato deja de ser claudicante para ser válido. El Art. 1310 dice que
son confirmables los contratos que reúnan los requisitos del Art. 1261; se deduce que
sólo los anulables pueden ser objetos de confirmación porque los nulos, por afectar a
intereses generales, nunca podrán ser objeto de confirmación.

§ 4. La rescisión del contrato

Es otra causa que motiva la ineficacia de un contrato válidamente celebrado,


pero debido a la lesión o perjuicio que este produce a algún contratante o tercero, a
diferencia de la nulidad y la anulabilidad, la rescisión supone la existencia de un
contrato válido, pero, debido al perjuicio, la ley autoriza que ese contrato pueda
deshacerse siempre que no quepa otro recurso legal para evitar el daño. Un contrato
válidamente celebrado puede rescindirse a los supuestos que señala la ley, Art. 1291.
Dos tipos:
• Por lesión: los dos primeros supuestos del 1291.
• Por fraude: los supuestos 3,4 y 5 del 1291.

La acción rescisoria tiene un carácter subsidiario porque no podrá ejercitarse


sólo cuando el perjudicado carezca de otro recurso legal para obtener la reparación del
daño. El Art. 1299 señala un plazo de 4 años para su ejercicio, es un plazo de caducidad
y no de prescripción.

♣ Efectos:

- Una vez declarada la rescisión este es ineficaz con carácter retroactivo.


- Según el CC las partes deberán devolverse las mismas cosas objeto del contrato con
sus frutos y precio con intereses.
- La entrega deberá ser “inatura”, sólo se podrá llevar a cabo cuando el que la pide
pueda devolver a lo que estaba obligado, no si los objetos están legalmente en poder
de terceras personas que hayan procedido de buena fe.

Se diferencia de la nulidad y la anulabilidad en defectos estructurales del


contrato y en que la rescisión no adolece de vicios, pero sus efectos pueden dañar
intereses concretos que el legislador considera relevantes.
Lección 7ª: CUASICONTRATOS Y ENRIQUECIMIENTO
INJUSTIFICADO

§ 1. Los cuasicontratos

1. La categoría de los cuasicontratos: concepto y críticas

El título XVI del libro IV del CC, bajo la rúbrica general “De las obligaciones
que se contraen sin convenio”, regula, en sendos capítulos, los cuasicontratos y la
responsabilidad civil extracontractual.
El artículo 1887 CC afirma que “son cuasicontratos los hechos lícitos y
puramente voluntarios de los que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces
una obligación recíproca entre los interesados”.

Notas relevantes:

1. En los cuasicontratos se trata de hechos lícitos


2. Se trata de hechos voluntarios, es decir, de actos jurídicos que son llevados a
cabo sin que el sujeto esté obligado en forma alguna a realizarlos
3. Son fuente de obligaciones

2. La gestión de negocios ajenos sin mandato:

Nuestro Código describe básicamente la esencia de la figura en la primera parte


del artículo 1888 presuponiendo su existencia cuando uno “se encarga voluntariamente
de la agencia o administración de los negocios de otro, sin mandato de éste”. La
gestión de negocios ajenos se dará en aquellos casos en que una persona, mediante una
intervención de carácter voluntario y sin autorización alguna del interesado, asume la
carga de adoptar decisiones respecto de los asuntos de otro.
Al primero de ellos se le denomina gestor. Al interesado en la gestión, el Código
lo denomina dueño (Dominus).
Como características más relevantes de la gestión de negocios ajenos podemos
señalar las siguientes:

1) Actuación voluntaria del gestor: el actor actúa por iniciativa propia,


considerando que la situación fáctica existente justifica su intervención en la
esfera ajena.
2) Actuación espontánea del gestor: la intervención del gestor en la esfera ajena se
caracteriza por producirse en razón de su propia iniciativa, sin encontrarse
obligado a ello, ni estar particularmente autorizado por el Dominus. No hace
ninguna referencia el Código a la posible oposición del Dominus a la actividad
gestora, presumiendo quizá que la mayor parte de los supuestos característicos
de gestión de negocios ajenos eran poco propicios al conocimiento y posible
oposición del Dominus a la actividad del gestor. No obstante, es claro que la
gestión de negocios ajenos excluye cualquier supuesto en el que el titular de los
asuntos excluya la intervención ajena.
3) Actuación lícita: aunque el articulado específico de la gestión de negocios ajenos
no haga particular insistencia sobre el particular, es necesario que la actuación
del gestor consista en actos de indiscutible licitud.
4) Actuación útil: la gestión requiere ser útil al Dominus. Dicha utilidad debe
predicarse en sentido objetivo como manifestación de una actuación que, en
términos generales, habría de considerarse beneficiosa para el Dominus en la
generalidad de los supuestos.
5) Actuación desinteresada: la gestión de negocios ajenos presupone el carácter
altruista y, por tanto, debe encontrarse privada de interés alguno por parte del
gestor. Dicho interés o desprendimiento, sin embargo, no conlleva que el gestor
haya de soportar los gastos o pérdidas que pueda generarle la gestión de
negocios ajenos, pues nada autoriza a pensar que el gestor debe actuar con
ánimo de liberalidad. En la regulación del CC, dicho ánimo liberal se encuentra
excluido.

3. El cobro indebido

La sección segunda del capítulo dedicado a los cuasicontratos (artículos 1895 a


1901) tiene por objeto la regulación del “cobro de lo debido” que tradicionalmente
había sido denominado “pago de lo indebido”. Según el artículo 1985 CC “Cuando se
recibe alguna cosa que no había derecho a cobrar, y que por error ha sido indebidamente
entregada, surge la obligación de restituirla”. No obstante, hablar de pago o cobro
resulta intrascendente, pues en definitiva es una mera cuestión de perspectiva de un
mismo acto jurídico que, en lo sustancial, consiste en que alguien, por incurrir en error,
paga algo que no debe o más de lo que debe a quien no debe.
La doctrina y la jurisprudencia suelen indicar que en los supuestos de hecho del
pago de lo indebido deben darse tres requisitos:
1. Pago efectivo con animus solvendi
2. Inexistencia de vínculo obligatorio entre solvens y accipiens o inexistencia
de obligación entre quien paga y quien recibe
3. Error por parte de quien hizo el pago

§ 2. Enriquecimiento sin causa

La entrada en juego del enriquecimiento injusto exige inexcusablemente (según


la doctrina reiterante del TS), la concurrencia de estos requisitos:

1. Un enriquecimiento patrimonial que puede consistir tanto en un incremento


patrimonial como en la evitación de una disminución por el concepto de daños o
de gastos.
2. Insistencia de causa, que para ser injusto o sin causa, carezca de toda razón
jurídica. Se trata simplemente de que no exista hecho, acto o situación alguna
que justifique el desplazamiento patrimonial.
3. Que, en correlación con el enriquecimiento, se produzca un paralelo
empobrecimiento en el patrimonio de otra persona, con el efecto de haberse de
restituir o resarcir.
4. El enriquecimiento de una de las partes y el enriquecimiento de la otra deben
encontrarse estrechamente interconectados o ser entre sí interdependientes.
Las consecuencias propias de las situaciones de enriquecimiento injusto radican
en procurar el reequilibrio patrimonial de los sujetos afectos por las situaciones de
enriquecimiento sin causa.
Por tanto, el empobrecido, demandante, reclamará al enriquecido o bien los
bienes que se hayan podido incorporar a su patrimonio, o bien una cifra monetaria.
La obligación de restituir no puede exceder de la medida del enriquecimiento.
En el caso de la pluralidad de deudores, ha de configurarse como solidaria.
La acción de enriquecimiento es una acción personal. Por tanto, en cuanto no se
encuentra regulada especialmente, en la relación con la prescripción debe entenderse
que rige el plazo general de los quince años previsto en el artículo 1964 CC.
♠ LOS CONTRATOS EN PARTICULAR

Lección 8ª: EL CONTRATO DE COMPRAVENTA

§ 1. Concepto

Es el contrato más frecuente e importante en el tráfico jurídico y económico.


Incluye desde contratos de pequeñas compraventas de diario hasta las grandes
transacciones de las empresas.
Las compraventas más importantes suelen ser mercantiles, a pesar de ello, el
concepto de compraventa y las obligaciones del comprador y del vendedor están
previstos en el CC ya que la gran masa de compraventas es civil. Este contrato es el
explicado con más minuciosidad por servir de modelo y de tipo a otros contratos.
La compraventa pertenece a los contratos de enajenación traslativos de la
propiedad y el CC nos da su concepto en el artículo 1445 CC: “por el contrato de
compra y venta, uno de los contratantes se obliga a entregar una cosa determinada y el
otro a pagar por ella un cierto precio, en dinero o signo que lo represente”.

Estas son las características del contrato de compraventa:

- Es un contrato consensual porque se perfecciona con el consentimiento (no hace


falta la entrega de la cosa, en el Art. 1450 se deduce que el contrato de comprar
otorga a las partes el derecho a exigir el cumplimiento de sus recíprocas
obligaciones, pero para la adquisición del dominio se necesita que, además, del
contrato concurra la entrega de la cosa vendida.
- Es un contrato bilateral porque produce obligaciones para ambas partes y son
recíprocas.
- Es un contrato obligacional, que es producto de obligaciones (entregar cosa y
precio), no transmite de inmediato la propiedad, pero obliga a transmitirla.
- Contrato oneroso, con contraprestación por ambas partes.
- Contrato conmutativo, cada parte asume su obligación en atención a la del otro.

Aspectos que hay que saber

1. “Podrán celebrar el contrato de compraventa todas las personas a quienes este


código autoriza para obligarse, salvo las modificaciones contenidas en los
siguientes artículos” (artículo 1457 CC). Por lo tanto, todas las personas con
capacidad general para contratar tienen capacidad para celebrar este contrato,
salvo especiales y concretas prohibiciones.
2. En la actualidad ha desaparecido la antigua regla que prohibía al marido y la
mujer venderse bienes recíprocamente (artículo 1458 CC).
3. Las prohibiciones no afectan a la capacidad general para contratar, sino que, por
razones objetivas de moralidad, impiden celebrar determinados contratos de
compraventa (por sí o por persona interpuesta) a ciertas personas, para no poner
en riesgo su obligación de vigilancia de los intereses ajenos o de la colectividad.
4. Estas prohibiciones vienen determinadas en el artículo 1459 CC, afectando a:
tutores, mandatarios, albaceas, empleados públicos y personal de justicia.
5. El objeto de la compraventa puede estar constituido por una cosa específica o
genérica. La cosa objeto de contrato ha de ser: posible, lícita y determinada.
6. La cosa ha de tener una existencia actual o futura
7. Si la cosa, originariamente existente, se pierde, el contrato es nulo por falta de
uno de sus elementos esenciales (artículo 1460 CC).
8. Puede ser objeto de contrato una cosa futura (artículo 1271 CC), por ejemplo, la
cosecha esperada o una casa en construcción, en cuyo caso el vendedor deberá
desplegar la diligencia necesaria para que la cosa llegue a existir, so pena de
responder por incumplimiento.
9. No pueden ser objeto de compraventa las cosas que están fuera del comercio de
los hombres (artículo 1271 CC), por ejemplo, los bienes de dominio público y
los derechos de la personalidad.
10. La cosa vendida ha de estar determinada en cuanto a su especie (artículo 1273
CC), exigencia que hay que referir a la venta de cosa genérica, pues, en la de
cosa específica esta está perfectamente individualizada.
11. Cabe la indeterminación en la cantidad al momento de la celebración del
contrato, siempre que sea posible determinarla posteriormente sin necesidad de
un nuevo convenio (artículo 1273 CC).
12. Cabe la indeterminación en la calidad, que puede ser suplida por la norma del
artículo 1167 CC.
13. El precio en la compraventa debe ser cierto, en dinero o en signo que le
represente (de no ser así se trataría de una permuta) según el artículo 1445 CC.
14. El precio puede ser determinado en virtud de un pacto, que puede ser expreso o
tácito (si nada se dice, es normal entender que las partes aceptaron el precio que
habitualmente tienen los objetos del mismo género que el vendido).
15. Cabe que la cuantía del precio no se halle determinada en el momento de la
celebración del contrato, siempre que pueda calcularse sin necesidad de un
nuevo acuerdo de las partes (artículos 1447-1449 CC).

§ 2. La perfección del contrato

No se requiere forma especial alguna para la validez y perfeccionamiento de la


compraventa. El artículo 1450 CC señala la condición de contrato obligacional y no real
de la venta. En el marco de esta regla general de libertad de forma que ha de entenderse
la exigencia de documento público del artículo 1280 CC. Parecido alcance ha de darse a
la exigencia pactada por las partes, en contrato privado, del otorgamiento de escritura
pública para la eficacia total o parcial de la venta: hay contrato desde que concurren los
requisitos esenciales del mismo, pero para su eficacia se requiere forma pública, y las
partes pueden compelerse recíprocamente a otorgarla.
Consecuencias de la perfección: Además de la exigibilidad de los derechos y
obligaciones típicos de este contrato, la perfección de la venta lleva consigo la
adquisición por el comprador del derecho a los frutos de la cosa desde el día en que era
exigible la entrega; el paso de los riesgos de la cosa al comprador desde ese mismo día,
y la obligación de éste de abonar al vendedor los gastos necesarios.
§ 3 y 4. Elementos

* Elementos personales ⇒ Vendedor y Comprador


* Elementos reales ⇒ Cosa y Precio
* Elementos formales ⇒ Libertad de Forma (artículo 1278 CC)

1. Personales

Son el comprador y el vendedor y se obliga a entregar la cosa y el precio, en


cuanto a la capacidad, según el Art. 1457 se requiere la capacidad general de obrar,
excepto las excepciones del Art. 1459, que son prohibiciones legales específicas para
comprar, no podrán comprar los que tengan cargos tutelares los bienes del pupilo; no los
mandatarios los bienes que administran; los albaceas, los bienes a su cargo; los
funcionarios, bienes a su cargo y las autoridades y funcionarios de la administración de
justicia no podrán comprar los bienes en litigio en los tribunales.

2. Reales

Son la cosa y el precio que son objeto del contrato en virtud del Art. 1445; la
cosa puede ser de cualquier clase, incluyendo también los derechos con los requisitos
que han de reunir para cualquier clase de contenido. Debe ser posible, lícita y
determinada. El precio es requisito necesario y ha de ser suma de dinero o signo que lo
represente. Ha de ser cierto, sin simulación y determinado, no ha de dejarse al arbitrio
de uno de los contratantes, debe fijarse de antemano. El CC permite a los contratantes
que pacten el procedimiento por el cual el precio se determinará posteriormente sin
influencia exclusiva de los contratantes (tercero).

3. Formales

Art. 1278: libertad de forma. En el contrato de compraventa rige la libertad de


forma, será válido el contrato de compraventa cualquiera que sea la forma, hay
excepciones (Art. 1280), se exige escritura pública para los bienes inmuebles.
La compraventa se perfecciona por el consentimiento, no requiere la entrega de la cosa
por lo que se puede afirmar que la entrega de la cosa es el cumplimiento de la
obligación asumida en el contrato, forma parte del cumplimiento.

§ 5. El efecto transmisivo de la propiedad

1. La transmisión de la propiedad

Se discute si el propietario está obligado a transmitir la propiedad de la cosa


vendida. La doctrina tradicional entiende que el vendedor no soporta dicha obligación,
ya que, en virtud del artículo 1462 CC, sus obligaciones son:

- Entregar la posesión de la cosa y


- El saneamiento
2. Venta de cosa ajena

La venta de cosa ajena es válida. El vendedor puede asumir válidamente la


obligación de entregar una cosa que no es suya. Cuestión distinta es la de si el vendedor
podrá cumplir o no la obligación de entrega.

1. En caso de incumplimiento de la obligación de entrega, el comprador podrá


resolver el contrato.
2. En caso de cumplimiento de la obligación de entrega, el comprador podrá
rescindir el contrato, a través del saneamiento por evicción, una vez que ésta
haya tenido lugar (artículo 1475 CC) o demandar la anulación por dolo o error,
sin esperar a que la evicción tenga lugar.

3. La venta con reserva de dominio

Se trata de una compraventa en la que la transmisión de la propiedad (efecto, que


naturalmente seguiría a la entrega de la cosa) se sujeta a la condición suspensiva de que
el comprador pague la totalidad del precio.
Normalmente tiene lugar en ventas con precio aplazado. El comprador no
adquiere la propiedad hasta que no se ha pagado la totalidad del precio: hasta este
momento habrá adquirido la posesión pero no la propiedad.
En la venta con reserva de dominio hay un titular actual (vendedor) y un titular
eventual (el comprador).
El problema práctico es la suerte del embargo del bien vendido, solicitado por
los acreedores del titular actual (vendedor).
La jurisprudencia admite que el titular eventual (comprador) pueda interponer
una tercería de dominio para evitar el embargo, siempre que esté al corriente en el pago
de sus plazos (artículo 1121 CC).

4. La doble venta

La doble venta se encuentra regulada en el artículo 1473 del CC. El problema de


la doble venta, una misma cosa es vendida por el propietario a dos personas distintas a
la vez, el CC determina que el comprador será el propietario con una serie de reglas.

* Si la cosa es mueble será propietario el que haya tomado posesión de buena fe.
* Si la cosa es inmueble será propietario el que primero inscriba la cosa en el Registro
de la Propiedad.
* Si no hay inscripción el primero que tome posesión, si tampoco la hay será propietario
el que tenga el título de fecha más antigua, por supuesto dependerá la buena fe.
§ 6. Contenido de la compraventa

1. Las obligaciones del vendedor:

A) La obligación de entrega

Según el artículo 1462 CC, el vendedor está obligado a la entrega de la cosa


vendida. El vendedor deberá entregarla “en el estado en que se hallaba al
perfeccionarse el contrato” (Art. 1468 CC). Esta disposición está pensada para la venta
de cosa específica. Si la cosa entregada tiene vicios ocultos, existentes al tiempo de la
celebración del contrato, el comprador podrá acudir al saneamiento (Art. 1484 CC).
Como formas de entrega, el Código Civil regula formas de tradición real y de
tradición simbólica.

1. La tradición real → es la que tiene lugar cuando la cosa vendida “se pone en
poder y disposición del comprador” (artículo 1462 CC).
2. Son formas de tradición simbólica → aquéllas en las que el traspaso de la
posesión se representa mediante ciertos signos externos: otorgamiento de
escritura pública (Art. 1462 CC), entrega de llaves o mero acuerdo de los
contratantes (Art. 1463 CC).

Los gastos de entrega se pagan conforme a lo pactado por las partes. En defecto
de pacto, los gastos de entrega se pagan por el vendedor (artículo 1465 CC). En defecto
de pacto, los gastos de escritura pública serán de cargo del vendedor y los gastos por
expedición de copias serán de cargo del comprador (artículo 1455 CC).
En el contrato de compraventa, como consecuencia del sinalagma funcional, rige
el principio del cumplimiento simultáneo de las obligaciones. Por lo tanto, el vendedor
no está obligado a entregar al comprador la cosa hasta que éste no haya pagado la
totalidad de su precio, a no ser que se haya pactado un aplazamiento del pago de éste
(artículo 1466 CC), en cuyo caso deberá entregársela, salvo que, después de la venta,
descubriera que el comprador es insolvente (artículo 1467 CC).

B) La obligación de saneamiento

En el artículo 1474 CC se dice que “en virtud del saneamiento a que se refiere
el Art. 1461, el vendedor responderá al comprador:

1. De la posesión legal y pacífica de la cosa vendida


2. De los vicios o defectos ocultos que tuviere”.

Esto significa que el vendedor tiene una responsabilidad en el caso/supuesto de


que el comprador sea despojado de la cosa por un tercero con mejor derecho. Deberá
responder el vendedor y también de la utilidad de la cosa comprada para el uso al que ha
sido destinada y por los defectos ocultos que tenga esa cosa. Tipos de saneamiento:

o Por evicción: la palabra evicción significa “pérdida de un derecho por


sentencia judicial”. El Art. 1475*, el vendedor es el que está obligado a
la evicción respecto al comprador, si se dan estas circunstancias el
vendedor será responsable bien por evicción total o parcial. Para que el
comprador pueda proceder contra el vendedor, es necesario que notifique
la demanda.
Sus efectos vienen recogidos en el Art. 1478; la restitución de la cosa
comprende sus frutos, daños y perjuicios correspondientes en caso de
mala fe. La obligación de responder por evicción es natural y no
esencial, pero su responsabilidad puede aumentar, disminuir o suprimirse
por pacto entre contratantes. No se permite y será nulo el pacto que
exima al vendedor de esta responsabilidad si ha habido mala fe por su
parte. La acción del comprador contra el vendedor no tiene plazo
específico, pero se aplica el plazo de 15 años en virtud de Art. 1474.

o Por vicios ocultos: según el Art. 1484 el vendedor está obligado al


saneamiento por defectos ocultos. Se regula del 1484 al 1499,
comprenden dos tipos de normas: las que se aplican a cosas de cualquier
naturaleza (1484-90) y las que se aplican a vicios de animales y ganado.
 Requisitos: existencia de vicio oculto, el defecto deberá no estar a
la vista ni ser manifiesto (si no habrá responsabilidad, no sería
oculto, Art. 1484, pero aclara que cuando el comprador es perito
en la materia o tiene capacidad de detectarlos no será responsable
el vendedor). Ese defecto hace la cosa inútil para su uso, o
disminuya su uso de tal forma que, de haberlo sabido, no lo
hubiera adquirido o hubiese pagado menos.
 Efectos: el comprador puede optar por la resolución del contrato,
devolviendo cosa y precio; rebajar el precio proporcional al
defecto; y si el vendedor conocía los defectos este deberá
indemnizar por daños y perjuicios. Tiene un plazo de seis meses,
desde la entrega de la cosa.

o Saneamiento por gravámenes ocultos: estar gravada una propiedad


significa que tiene alguna carga, que otra persona distinta del dueño tiene
un derecho real sobre ella, pero limitado. Según la doctrina podría ser
considerado como vicio oculto o como evicción por tener efectos
semejantes y se les aplica la misma normativa en lo que no está regulado
para el mismo.
Se da cuando se vende una finca (inmuebles) que está gravada o tenga
alguna limitación en su propiedad con los límites que señala el Art. 1483,
que sea oculto, ni se mencione, ni conste en el registro de la propiedad.
El gravamen oculto debe ser de tal naturaleza que debe presumirse que el
comprador no hubiere adquirido la cosa de haberlo conocido.
Efectos: parecidos al de vicios ocultos; el comprador podrá pedir la
rescisión del contrato o indemnización.
El plazo de ejecución de la acción rescisoria es de un año desde el
otorgamiento de la escritura pública; si se rescinde, el plazo para
indemnización es de un año desde que se descubre el gravamen. Según el
Art. 1500 el comprador está obligado a pagar en el tiempo fijado, la
obligación más importante es pagar el precio establecido. Según el Art.
1465 deberá pagar gasto de transporte salvo pacto y también los gastos
de la primera copia de la escritura y las demás posteriores a la venta y
gastos de inscripción en el registro de la propiedad.
2. Las obligaciones del comprador

El comprador debe pagar:

℘ El precio de la cosa vendida en el tiempo y lugar fijados por el contrato. Si no


se hubieren fijado, deberá hacerse el pago en el tiempo y lugar en que se haga la entrega
de la cosa (Art. 1500 CC).
℘ Los gastos de transporte de la cosa vendida salvo pacto en contrario (Art.
1465 CC).
℘ Los gastos de la primera copia de escritura, si es bien inmueble, y las demás
posteriores a la venta.
℘ Los gastos de inscripción en el registro de la propiedad, aunque esto último se
puede pactar entre las partes.

§ 7. La doctrina de los riesgos

Un problema que se plantea es el llamado “riesgos”. Se da cuando se pierde la


cosa vendida o se daña (cuando todavía la tiene el vendedor y sin su culpa), después de
haberse celebrado el contrato y antes de ser entregada al comprador ¿éste a pesar de no
haberla recibido tiene que pagar? Esto es sufrir el riesgo, teniendo en cuenta el Art.
1124, en caso de pérdida, el comprador podrá exigir la resolución del contrato por
incumplimiento del vendedor, es quien lo sufre (regla general para obligaciones
recíprocas).

El contrato compraventa tiene una excepción: el Art. 1452. La doctrina dice que
los riesgos los sufre el comprador una vez perfeccionada la venta, la pérdida de la cosa
es poder del vendedor diligente, es a cargo del comprador que tiene que pagar el precio
aunque no reciba la cosa porque por ley es el que sufre los riesgos (norma oscura y
difícil de entender) (la doctrina mantiene fuertes discrepancias y es dispar en el tema,
algún sector doctrinal dice que los riesgos los sufre el vendedor).

Lección 9ª: EL CONTRATO DE PERMUTA

§ 1. Concepto y caracteres

El contrato de permuta es el antecedente histórico de la compraventa. Consiste


en cambiar una cosa por otra cosa. Actualmente es de escasa importancia práctica.
El artículo 1538 CC define el contrato de permuta como “un contrato por el
cual cada uno de los contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra.”

Caracteres:

1. Es un contrato consensual, no real


2. No es un contrato formal. Rigen las normas generales contenidas en el CC.
3. Es oneroso y sinalagmático, del que surgen obligaciones recíprocas de entrega
de las cosas objeto del contrato, sin la cual no se produce la transmisión del
dominio.
§ 2. Regulación y contenido

Por su semejanza con la compraventa, el Código Civil sólo le dedica tres


artículos: el Art. 1538 (definición), el Art. 1540 (evicción) y el Art. 1451, el cual
contiene una norma general de remisión: “supletoriamente se aplicarán las normas de
la compraventa, siempre que sean compatibles. Así para capacidad, perfección,
cumplimiento de la obligación de entrega, saneamiento por vicios ocultos, etc.”
La diferencia más importante entre la compraventa y la permuta es la existencia
o no del precio en dinero. Según el artículo 1446 CC, si el precio de la venta consiste
parte en dinero y parte en cosa, se calificará el contrato por la intención manifiesta de
las partes. Si no consta la intención se tendrá por permuta si el valor de la cosa dada en
parte del precio excede al del dinero, y se entiende venta en caso contrario. Por lo que el
objeto de la permuta sólo pueden ser las cosas materiales o inmateriales, por tanto
también derechos reales e incluso derechos de crédito.

1. Permuta de cosa ajena

Art. 1539 CC: “si uno de los contratantes hubiese recibido la cosa que se le
prometió en permuta y acreditase que no era propia del que la dio, no podrá ser
obligado a entregar la que él ofreció en cambio y cumplirá con devolver la que
recibió”.
Se reconoce una facultad resolutoria que tiene como presupuestos:
perfeccionado el contrato, uno ha entregado la cosa y el otro aún no ha cumplido con su
obligación de entrega (si los dos han entregado, y la cosa es ajena, cabe saneamiento por
evicción); el que ha recibido la cosa ha de ser de buena fe (ignorar que la cosa es ajena).
Si el que la entregó actuó de mala fe, se le puede exigir indemnización de daños
y perjuicios. La acción tiene un plazo de 15 años.

2. Evicción de la permuta

Art. 1540 CC: “el que pierde por evicción la cosa recibida en permuta, podrá
optar entre recuperar la que dio en cambio o reclamar la indemnización de daños y
perjuicios; pero sólo podrá usar el derecho a recuperar la cosa que entregó mientras
ésta subsista en poder del otro permutante, y sin perjuicio de los derechos adquiridos
entre tanto sobre ella con fe por un tercero.”
Si estando la cosa en poder de la otra parte se han constituido derechos limitados
sobre ella, se han de respetar si fueron adquiridos de buena fe.
Si opta por la indemnización, comprenderá las partidas del artículo 1478 CC,
que incluye el valor de la cosa perdida por la evicción. Si la contraparte actuó con mala
fe, podrá pedirse la indemnización de los perjuicios causados.

3. Permutas con sobreprecio

La duda ha de resolverse indagando la voluntad de las partes. Supletoriamente se


atiende al criterio del valor, si la parte excede del valor de la cosa, también entregada, el
contrato es compraventa; si el valor de la cosa es mayor que el complemento en dinero,
es permuta.
Si son equivalentes el valor de la cosa y del dinero entregado en
contraprestación, la cuestión es dudosa: se prefiere la compraventa (Art. 1446 CC).
§ 3. La permuta de solar por obra futura

El propietario de un solar transmite a otro su propiedad para que sobre el


construya, a cambio de viviendas, locales o plazas de garaje en el edificio que se
construirá.
El artículo 13 RH contempla expresamente esta figura. La permuta es el título
(contrato) que unido a la tradición permite al cedente del suelo adquirir la propiedad
sobre lo edificado.
No se requiere la propiedad hasta que los bienes tengan una existencia real. No
caben derechos reales sobre bienes futuros.
La contraprestación a la cesión del suelo es la obra futura, que no puede ser
objeto de inscripción en el RP, salvo si se ha garantizado con garantía real o condición
resolutoria.

Lección 10ª: LA DONACIÓN

§ 1. Concepto y caracteres

Según el artículo 618 CC, es:

Acto gratuito → (no hay contraprestación)


Acto dispositivo → empobrecimiento del donante y enriquecimiento del
donatario
Acto de liberalidad → intención liberal de enriquecer a otra persona

§ 2. Naturaleza de la donación: significado de la aceptación

Existen dos teorías:

1) Según el artículo 609 CC, la donación es un modo de adquirir la


propiedad distinta de los contratos. Según el artículo 608 CC es un acto
de disposición, la aceptación es una conformidad a la atribución. En la
promesa de donación, el donatario puede exigir al donante su
cumplimiento.
2) La donación es un contrato. No transmite por sí sola la propiedad
necesita tradición.

Según el artículo 630 CC “el donatario debe, so pena de nulidad, aceptar la


donación por sí o por medio de persona autorizada con un poder especial (para aceptar
un concreta donación) para el caso, o con poder general (para actos de administración).
§ 3. Los elementos de la donación

1. En general

El donante requiere de capacidad de obrar y de disponer de sus bienes. El


donatario basta que tenga capacidad jurídica, los donatarios podrán aceptar los que no
estén incapacitados por ley, por ello, hará falta aptitud para saber, comprender y querer,
si no lo hará el representante.

2. Requisitos subjetivos: la capacidad de las partes

Según el artículo 624 CC para ser donante hay tener:

1. Capacidad para contratar


2. Disponer de los bienes donados

Los menores de edad e incapacitados a través de representantes legales con


autorización judicial. El hijo mayor de 16 años puede, con consentimiento de sus
padres, donar bienes adquiridos con su trabajo o industria.
Menores emancipados ⇒ consentimiento de los padres o curadores para donar
bienes inmuebles, establecimientos mercantiles e industriales, objetos de extraordinario
valor.
Según el artículo 625 CC, tienen capacidad para ser donatario todos los que no
estén incapacitados especialmente para ello. Para impedir que reciba la donación según
el artículo 628 CC, nulidad de donación simulada, bajo apariencia de otro contrato o por
persona interpuesta.
La aceptación requiere CAPACIDAD NEUTRAL de querer y entender. La no
aceptación requiere autorización judicial.
Según el artículo 627 CC, la donación hecha a concebidos y no nacidos, la
acepta la persona que los representaría si hubieran ya nacido. Así desde ese momento
obliga al donante, pero el representante no puede exigir la entrega.

3. Requisitos objetivos

El objeto de la donación es una cosa o derecho, real o de crédito, pero no


servicios. La prestación gratuita de servicios no es donación. Los bienes han de estar
individualizados y se prohíbe la donación de bienes futuros.

Límites

1. Cuando se efectúe donación de todos los bienes, se exige, según el artículo 634
CC, que el donante se reserve en propiedad o en usufructo lo necesario para
vivir en un estado correspondiente a sus circunstancias, si no, se produce a
reducción de donación.
2. Según el artículo 636 CC nadie puede dar ni recibir por vía de la donación más
de lo que pueda dar o recibir por vía de testamento. Si no, se reduce hasta la
parte de la que pueda disponer libremente el donante sin perjudicar a los
donatarios.
4. La causa: distinción entre donación y liberalidad

Según el artículo 1274 CC, la causa es la mera liberalidad del bienhechor. Dicha
liberalidad es la intención liberal de enriquecer a otra persona.

5. Requisitos formales

a. Bienes muebles → verbalmente (entrega simultánea) o por escrito (si no hay


entrega y la aceptación).
b. Bienes inmuebles → escritura pública, expresándose los bienes y el valor de
los cargos. La aceptación se produce en la escritura o en otra escritura
notificándose en forma auténtica al donante.

§ 4. Efectos de la donación

1. Empobrecimiento del donante ≈ Enriquecimiento donatario


2. Según el artículo 638, inexistencia de la obligación de responder por
evicción. Pero si el donante era de mala fe, deberá reparar los daños por evicción
o vicios ocultos.
3. Inexistencia del derecho de acrecer. Según el artículo 637 I, en caso de que
alguno de los donatarios no quiera o no pueda aceptar, el acrecimiento a los
demás de su parte, se excluye a excepción de los donaciones conjuntas a los
cónyuges, hay acrecimiento salvo disposición contrario de donante.
4. Inexistencia de la obligación de pagar las deudas del donante, salvo pacto
expreso. Si hubiere pacto queda obligado según el artículo 642 a pagar antes de
la donación. Según el artículo 643 la donación en fraude de acreedores, el
donatario responderá de las deudas del donante, aún sin estipulación y se
presume fraudulenta cuando el donante no ha reservado para pagar las deudas
anteriores. Esa donación puede rescindirse a instancia de los acreedores, artículo
1291, III CC.
5. Deber de gratitud. Su incumplimiento faculta, bajo ciertas condiciones, la
revocación de la donación.

§ 5. La revocación de las donaciones

Como principio, la donación es irrevocable, es decir, una vez realizada la


donación, por la sola voluntad del donante, esta no puede quedar sin efecto (el donante
no se puede arrepentir, una vez realizada la donación).
Sin embargo, hay tres causas que recoge el CC por las cuales la donación puede
revocarse: artículo 644 y siguientes.

Estas causas son:

1) Por superveniencia o supervivencia de hijos, es decir, que el donante tenga


después de la donación hijos, aunque estos sean póstumos (superveniencia) o
que resulte vivo el hijo del donante, que se reputaba muerto tras hacerse la
donación (supervivencia).
La acción de revocación tiene plazo de caducidad de 5 años desde que el
donante tuvo un nuevo hijo o desde que se supo de la existencia del que se creía
muerto. Es una acción personal.

2) Por incumplimiento del modo, artículo 647, párrafo 1. Es una acción de


revocación que podrá ejercer el donante y sus herederos, dura cuatro años que
empiezan a contar desde el momento en que se debía cumplir la carga o
condición impuesta al donatario.

3) Causa de revocación. Revocación por ingratitud. Si el donatario cometiera


algún delito contra la persona, el honor o los bienes del donante, así como si le
niega indebidamente los alimentos. Su acción dura un año a contar desde que el
donante conoce el hecho y está legitimado el donante o los herederos si es contra
los bienes.

§ 6. Las donaciones especiales

1. Donación Mortis Causa: artículo 620 “las donaciones que hayan de producir
sus efectos por muerte del donante participan de la naturaleza de las
disposiciones de última voluntad, y se regirán por las reglas establecidas para
la sucesión testamentaria”. Según esto: a) revocabilidad por el donante al igual
que el testador; b) necesidad de que donatario sobreviva al donante; c) se le
aplican las reglas de forma y solemnidades de los testamentos.
2. Donaciones Modales u Onerosas y Donaciones con Causa Onerosa: Los
actos de liberalidad (donaciones y disposiciones testamentarias) son los únicos
que pueden ser sometidos a un modo o condición (obligación que se impone al
donatario y limita la atribución que se le hace: es una carga). A la donación
modal se le denomina también donación onerosa (o con carga o gravamen). La
asunción de la carga por el donatario no es contraprestación de la liberalidad,
artículo 619: “es aquella en que se impone al donatario un gravamen inferior al
valor de lo donado.” Su incumplimiento provoca la facultad del donante de
revocar. El donante responde por evicción y vicios ocultos hasta la concurrencia
del gravamen. Distintas son las donaciones con causa onerosa, artículo 622: “se
regirán por las normas de los contratos”. Son donaciones con cargas en las que
el valor de la carga es superior al objeto donado. No hay donación, porque la
causa no es liberal, sino onerosa.
3. Donación Remuneratoria: A ellas se alude el artículo 622, pero no da una
definición. Se interpreta que es el artículo 619 el que lo hace: “es también la que
hace a una persona por sus méritos o por los servicios prestados al donante,
siempre que no constituyan deudas exigibles”. Es la donación por los servicios
prestados. No han de constituir deudas exigibles (Ejemplo: el donatario renuncia
a su pago, no tenía derecho a cobrarlos o eran inestimables.) El móvil es
recompensarlos. Problemas de regulación: el artículo 622 dice que se rigen por
las disposiciones de la donación en la parte que excedan del valor del gravamen
impuesto, cuando aquí no hay ningún gravamen. Es inaplicable.
4. Donaciones con reserva de facultad de disponer por el donante: El donante
puede reservarse “la facultad de disponer de algunos de los bienes donados, o
de alguna cantidad con cargo a ellos; pero, si muriese sin haber hecho uso de
este derecho, pertenecerán al donatario los bienes o la cantidad que se hubiese
reservado”.
Lección 11ª: LOS CONTRATOS DE USO Y DISFRUTE

§ 1. Consideraciones generales: El arrendamiento como categoría general.


Los contratos de uso y disfrute

El Código Civil dentro del libro IV, contempla en el Título VI el contrato de


arrendamiento como categoría en la que se incluyen tres modalidades: el arrendamiento
de cosas, el de obras y el de servicios, mencionados en el artículo 1542; ello nos puede
inducir a pensar que éstos constituyen tres subtipos que responden a unas características
comunes. Sin embargo, nada más alejado de la realidad que mantener esta
interpretación. En efecto, el propio Código carece de disposiciones generales a los tres
arrendamientos.
En el arrendamiento de cosas se cede el goce o uso de la misma a cambio de un
precio; mientras que en el de servicios, lo que se compromete es la realización de una
actividad; y en el de obra, la ejecución de ésta a cambio, ambos también, de un precio
cierto.

§ 2. El arrendamiento de cosas en el Código Civil

La regulación de los arrendamientos de cosas en el Código Civil se circunscribe


a los de fincas rústicas y urbanas, dejando fuera todos aquellos que recaen sobre un
objeto diferente, como pueden ser las cosas muebles; llegándose con ello a la paradoja
de que mientras los primeros tienen una doble sede normativa, los restantes carecen de
regulación específica.
Se regulan por el Código, así pues, los arrendamientos de fincas rústicas y
urbanas no sometidos a las leyes especiales; también, los que recaen sobre cosas
muebles; asimismo, los que tienen por objeto un derecho o los que recaen sobre una
universalidad, como el arrendamiento de industria.

1. Conceptos generales

En el arrendamiento de cosas, una de las partes se obliga a dar a la otra el goce o


uso de una cosa por tiempo determinado y precio cierto.
Es un contrato consensual, oneroso, bilateral, temporal porque tiene una
duración determinada y no puede ser por tiempo indeterminado; conmutativo, la
obligación de cada parte es contraprestación de la otra, la relación es de tracto sucesivo.

2. Requisitos: precio cierto y tiempo determinado

Se ha de concertar por un precio cierto, que no ha de consistir necesariamente en


una cantidad de dinero. Por lo que puede concretarse en la entrega de una cosa o cosas;
también, en la realización de otra prestación, que puede ser de no hacer o hacer, siempre
que tengan valor patrimonial.
El artículo 1547 CC declara la ineficacia del contrato de arrendamiento cuando
falte la prueba del precio convenido, decretando la devolución de la cosa al arrendador,
al que el arrendatario deberá abonar el precio que se regule por el tiempo que ha tenido
la cosa, a fin de evitar un enriquecimiento injusto de éste último.
El artículo 1543 CC requiere también que el arrendamiento tenga una duración
determinada, excluyendo con ello la posibilidad de que sea a perpetuidad, o de vigencia
indefinida. En el caso de que no haya sido dispuesto nada al respecto será de aplicación
el artículo 1581 CC, referido a los arrendamiento urbanos, que establece como criterio
el fijado para el alquiler, que puede ser anual, mensual o diario.

3. Elementos del contrato

a) Elementos subjetivos

La capacidad exigida al arrendador depende de la calificación que merezca el


arrendamiento. En principio, se puede estimar que el arrendamiento constituye un acto
de administración, por lo que el arrendador sólo debe tener capacidad para este tipo de
actos. Para el arrendatario sólo se requiere capacidad suficiente para actos de
administración

b) Elementos objetivos

Según el artículo 1545 CC, los bienes fungibles que se consumen con el uso no
pueden ser materia de este contrato, con lo que se está haciendo referencia a la categoría
de cosas consumibles, que en la terminología del Código se identifica con fungibilidad
(artículo 337 CC). Ello corresponde a la naturaleza de este contrato en el que el
arrendatario debe devolver, una vez finalizado, la misma cosa al arrendador, lo que no
podría hacer si para su goce o uso necesitara consumirla. Ahora bien, lo dicho no
impide que se pueda arrendar una cosa de esta naturaleza siempre que el uso que vaya a
hacer tal arrendatario no implique consunción.
Puede ser objeto de tal contrato una cosa mueble o inmueble; también una
universalidad, como una industria.

4. Derechos y obligaciones del arrendador y arrendatario

Obligaciones del arrendador:


o Entregar al arrendatario la cosa objeto del contrato.
o Reparaciones necesarias para el uso al que se destine la cosa arrendada.
o Debe mantener al arrendatario en el goce pacífico de la cosa objeto de
arrendamiento durante el contrato sin impedir el buen uso de la cosa.
o No podrá cambiar la forma de la cosa arrendada.

Obligaciones del arrendatario:


o Pagar el precio en los términos convenidos.
o Usar la cosa con la diligencia de un buen padre de familia destinándola al
uso pacífico y sin cambiar su destino.
o Debe pagar los gastos de la escritura del contrato (si escritura pública).
o Debe poner en conocimiento del arrendador lo antes posible todo daño o
usurpación que sufra la cosa que, sin su culpa, otro haya realizado.
o Debe tolerar las reparaciones urgentes que hayan de llevarse a cabo para
repara la cosa.
o Debe devolver la cosa arrendada como la recibió al término del contrato.
* En caso de incumplimiento, la otra parte podrá pedir la rescisión del contrato y la
correspondiente indemnización por daños y perjuicios o sólo la indemnización.

5. Terminación del arrendamiento. El desahucio

Extinción: la causa normal es la del artículo 1565*. Por su parte, el artículo


1566 establece una excepción, la “tácita reconducción”, que consiste en que al terminar
el contrato permanece el arrendatario disfrutando 15 días de la cosa con el
consentimiento del arrendador, se entiende que el arrendamiento continúa.

Otra causa es por la extinción del derecho del arrendador por venta de la cosa, en
algunos supuestos el contrato no se extingue porque se vende el objeto pero se transmite
el arrendamiento.

El desahucio
Es el medio que la ley le concede al arrendador para obligar al arrendatario a desalojar
el inmueble, pero bajo una serie de requisitos y un procedimiento breve, rápido y
sencillo, que se lleva a cabo mediante un juicio verbal y ordinario.
Requisitos:
• Haber terminado el plazo de extinción del contrato.
• Falta de pago del precio convenido.
• Incumplimiento de las condiciones del contrato.
• Que se destine la cosa a servicios o usos no pactados.

6. Subarriendo y cesión del arrendamiento

a) Subarriendo

El artículo 1550 CC autoriza al arrendatario a subarrendar en todo o en parte la


cosa objeto del contrato, a no ser que se haya prohibido expresamente en dicho contrato.
Mediante el subarriendo se crea una nueva relación arrendaticia entre el arrendatario,
como subarrendador, y el tercero, como subarrendatario, cuya extensión y vigencia se
subordina a la principal entre arrendador y arrendatario.
El subarrendatario deberá sujetarse en el uso y conservación de la cosa a las
condiciones pactadas entre el arrendador y arrendatario, quedando obligado por esto no
sólo frente a este último sino también frente al arrendador. En la misma línea, el artículo
1552 CC, concede al arrendador acción directa frente al subarrendatario para cobrar las
rentas debidas por éste último al arrendatario al tiempo del requerimiento,
considerándose no hechos los pagos adelantados si no se han verificado conforme a la
costumbre.

b) Cesión del arrendamiento

El arrendatario puede ceder su posición jurídica en la relación arrendaticia que


será asumida por el cesionario. Para su eficacia se requiere el consentimiento del
arrendador.
A diferencia del subarriendo, en la cesión no se crea una nueva relación jurídica
subordinada a la principal, sino que se produce la sustitución de una de las partes por
otra persona que asume los derechos y obligaciones del arrendatario.

§ 3. La legislación especial de los arrendamientos urbanos: la vigente Ley


de Arrendamientos Urbanos

La Ley de Arrendamiento Urbanos (LAU) pretende alcanzar el difícil equilibrio


entre la protección de los intereses del arrendatario, regulando especialmente la
duración del contrato y la renta, y los del propietario. Y es que esta ley permite en gran
medida que se perpetúen las situaciones anteriores sometidas a unos plazos de duración
y posibilidades de transmisión que aseguran su vigencia por un largo período de tiempo.
La Ley, de 1994, sustituye la clasificación tradicional de inquilino y locales de
negocios por la de arrendamientos de vivienda y los destinados a otros usos, categorías
que aborda con un signo muy diferente. Así, somete a la primera a algunas restricciones
en beneficio del arrendatario, pero limitando dicho beneficio a los primeros cinco años
de vigencia del contrato, que se convierten en el plazo mínimo de duración de tales
arrendamientos.
La segunda de las categorías, por el contrario, se remite a la órbita de la
autonomía de voluntad de los contratantes y, en última instancia, al código civil.
Desaparecen pues la prórroga forzosa del contrato, la inmovilización de la renta
y, quizás lo más importante, toda una filosofía de los arrendamientos urbanos que
atrapaba al propietario en una relación jurídica de la que difícilmente podía escapar, a
partir de ello, la conservación de algunas soluciones, como el derecho de adquisición
preferente o la transmisión inter vivos y mortis causa.
Otras disposiciones vienen a actualizar el régimen de los arrendamientos a las
previsiones legislativas en materia de crisis familiares en lo que respecta a la vivienda
familiar; y se tiene en cuenta la convivencia more uxorio, incluyendo a las parejas
homosexuales, al hacer abstracción de su orientación sexual. La ley se complementa con
otra serie de medidas entre las que cabe resaltar la posibilidad de acceso al Registro de
todo arrendamiento, la atención a los minusválidos, etc.

1. Arrendamientos de vivienda

Se considera arrendamiento de vivienda a aquel que recae sobre una edificación


habitable, cuyo destino primordial sea satisfacer la necesidad permanente de vivienda
del arrendamiento. Debe reunir las condiciones suficientes para constituir una morada
digna, si la edificación no responde a esos requisitos, habrá de considerarse contrato
nulo por ir en contra de una norma imperativa (artículo 2 LAU).
Si después de la celebración, la finca arrendada deviene inhabitable habrá de
estar a la cusa y podrá derivarse a su extinción.

El contrato se extiende al trastero, mobiliario, etc. o bienes que sean cedidos


como accesorios por el arrendador. Se distinguen dos clases de viviendas: no suntuarias
y suntuarias.
• No suntuarias: aquellas con superficie menor a 300 metros cuadrados y con una
venta inicial en cómputo anual no superior a 5,5 veces al salario mínimo
interprovincial.
• Suntuarias: viviendas con más de 300 metros cuadrados, con una venta inicial
en cómputo anual superior a 5,5 veces al salario. Se regirá por la voluntad de las
partes, en su defecto por la LAU y de forma supletoria por el CC.

La LAU recoge supuestos de viviendas excluidas de esta ley:


1) Las viviendas de porteros, guardas, asalariados, funcionarios que tengan
asignada vivienda por razón de su cargo.
2) Las viviendas militares.
3) Los arrendamientos de fincas agrícolas con casa, cuyo aprovechamiento sea
agrícola, forestal, pecuario, que se rige por la Ley de Arrendamientos Rústicos.
4) El uso de viviendas universitarias calificadas así la universidad.
5) Viviendas de protección oficial, según lo que señala la disposición adicional
primera de la LAU.

2. Régimen aplicable al arrendamiento de vivienda

Art. 4 LAU.
Dispone qué régimen es común e imperativo para los dos tipos de
arrendamientos anteriores. Se encuentra recogido en el Título I que se refiere al ámbito
de aplicación. El Título 4 también es imperativo y se refiere a la fianza y a la
formalización de los contratos. El Título 5, que también es imperativo, se refiere a los
procesos arrendaticios.
Para los arrendamientos de vivienda está el Título 2, que es imperativo y que
contiene disposiciones específicas para este tipo de arrendamientos. Las normas del
Título 2 tienen el significado de establecer el régimen mínimo de protección de
intereses del arrendatario y del subarrendatario de forma que no pueden ser modificadas
en sus perjuicios salvo en los supuestos donde la propia norma lo autorice.

3. Duración

Esta ley sustituye la prórroga forzosa por una duración mínima de 5 años. La
duración será la libremente pactada pero con un plazo mínimo de 5 años, que se concibe
como garantía para el arrendatario y no de cargos. Esto significa que en el caso de que
se establezca un plazo menor, el contrato se prorrogará anualmente a no ser que el
arrendatario renuncie y se lo manifieste con 30 días de antelación a la fecha de
terminación del contrato o de cualquiera de sus prórrogas.
Una vez transcurridos los 5 años, las partes pueden acordar una duración mayor
del contrato, pero con los 5 años iniciales no pierden el significativo que tienen en la
ley, la garantía de duración de la relación arrendaticia.
Aparte de la prórroga obligatoria de 5 años para el arrendador, en el artículo 10
de la LAU, hay prevista otra prórroga de 3 años: si ninguna de las partes ha comunicado
a la otra con un mes de antelación su intención de no renovarlo se prorrogará por plazos
anuales a no ser que el arrendatario manifieste al arrendador con un mes de antelación a
cada plazo su intención de no renovar.
En contratos superiores a 5 años y en el tiempo que supere ese espacio temporal,
el arrendatario podrá desistir el contrato si lo comunica con antelación de dos meses (sin
que lo comunique con antelación de dos meses).
§ 4. Arrendamientos rústicos: nociones generales y naturaleza de la ley

a) Nociones generales

La LAR debe analizarse desde la perspectiva de la función social de la


propiedad, más concretamente, de la propiedad agraria, que se justifica por ser el suelo
agrícola un bien escaso del que depende la obtención de recursos de gran importancia
para la población y la economía en general. También cabe enmarcar este Ley en el
conjunto de medidas de reforma agraria que, sin alterar la estructura de la propiedad de
la tierra, tienden a facilitar el acceso a la misma a aquellos que son profesionales de la
agricultura o de cultivadores directos.
De todo ello podemos extraer una serie de notas distintivas que se pueden
resumir en las siguientes:
1. Se quiere incentivar la producción de la tierra
2. Se protege en mayor medida al arrendatario en su relación con el arrendador.
Siendo voluntaria la celebración de un contrato de arrendamiento, su contenido
viene establecido por la Ley con carácter imperativo en beneficio del
arrendatario; otros elementos son la libertad del arrendatario para decidir el tipo
de cultivo o producción, la transmisión inter vivos o post mortem de su posición
jurídica o facilitar su acceso a la propiedad.
3. Se puede apreciar también la intervención de la Administración estatal o
autonómica a través del IRYDA u organismo autonómico correspondiente, que
controla algunos aspectos de la relación arrendaticia.
4. Finalmente, es de resaltar una expresa preocupación por la moralidad de la
relación arrendaticia, sancionando conductas contrarias a la buena fe que puedan
tener una y otra parte en el contrato.

b) Naturaleza de la ley

La LAR es una ley especial que regula con carácter preferente los contratos a
ella sometidos, y de la que son supletorias las normas del CC sobre esta materia; aunque
la excepcionalidad de algunas de sus disposiciones, con quiebra de los principios que
informas al régimen común del Código, no permitan su integración por esta vía.
Se aplica en todo el territorio nacional, salvo en aquellas CCAA que tengan
Derecho propio en esta materia, conforme al artículo 149.1.8ª CE.
Casi todas sus normas son de carácter imperativo: establecen en beneficio del
arrendatario un contenido mínimo del contrato indisponible por voluntad de las partes;
de ahí que, como sanciona el artículo 9 LAR, sean nulas y se tengan como no puestas
las cláusulas que modifiquen en perjuicio del arrendatario las normas de dicha Ley,
salvo que expresamente lo permita; o, como sigue diciendo dicha norma, no se puedan
imponer al arrendatario otras condiciones o prestaciones diferentes de las que son
propias conforme a lo establecido en dicha Ley.
En la misma línea, el artículo 11 LAR prohíbe al arrendatario la renuncia
anticipada debiendo constar en escritura pública. Por el contrario, el arrendador puede
renunciar a sus derechos con las únicas limitaciones que con carácter general dispone el
artículo 6.2 CC.
Finalmente, en el artículo 8 LAR se declara expresamente la nulidad de los actos
realizados en fraude de esta Ley.
§ 5. El comodato: concepto y régimen jurídico

Dentro del préstamo contempla el CC este tipo contractual por el que una de las
partes (comodante) entrega a otra (comodatario) una cosa no fungible para que use de
ella por cierto tiempo y se la devuelva; siendo tal contrato esencialmente gratuito.
De su definición podemos colegir que estamos ante un contrato real que se
perfecciona con la entrega de la cosa, aunque la cuestión que realmente interesa saber es
de si al margen del tipo legal es posible que por el simple convenio queden vinculadas
las partes, como admite gran parte de la doctrina, o si siempre es necesario el
desplazamiento de la cosa.

1. Caracteres

Además de ser un contrato real, al menos en el tipo legal, el comodato es de


carácter unilateral, pues del mismo sólo nacen obligaciones para una de las partes, que
en este caso es el comodatario, que debe restituir la cosa a la finalización del comodato.
Otra característica del comodato es la gratuidad que el artículo 1740 CC eleva a
la categoría de esencial. La fijación de una renta u otro tipo de contraprestación nos
sitúa en un contrato diferente, al arrendamiento de cosas.
Asimismo, dicho contrato ha de tener una duración limitada, que puede estar
fijada por las partes en el contrato; si nada se ha dispuesto, ésta será la que exija el uso
para el que se prestó la cosa; en su defecto, la que se derive de la costumbre de la tierra;
y si nada se deduce de todo ello, se faculta al comodante para reclamar a su voluntad
(artículo 1749 y 1750 CC).

2. Elemento del contrato

a) Sujetos

Son el comodante y el comodatario. El primero ha de tener la facultad de


disposición del uso de la cosa que por el contrato transfiere, por lo que puede ser un
propietario, usufructuario, censualista, superficiario; pero no basta ser titular de los
derechos de uso o habitación, puesto que tienen carácter personalísimo. Para celebrar tal
contrato se requiere la capacidad general para contratar, lo mismo que el comodatario.

b) Objeto

No pueden ser objeto del contrato las cosas fungibles, en el sentido de


consumibles. Sin embargo, no existe inconveniente en que puedan darse en comodato
tales cosas siempre que el uso al que se destine no sea su consunción. Igualmente, puede
recaer sobre un bien mueble o inmueble.

3. Derechos y obligaciones de las partes

a) Comodatario

El comodato da derecho al comodatario a usar la cosa conforme a lo pactado; en


su defecto, será el uso que se derive de la costumbre del lugar. No tienen facultad para
obtener los frutos de la cosa; aunque parece que no debe existir inconveniente en que
pueda aprovechar los frutos que desecha el comodante, o que se perderían si no los
recogiera.
El comodatario tiene la obligación de cuidar la cosa con la diligencia de un buen
padre de familia, no siendo responsable de los deterioros que sufra la cosa por el solo
efecto de su uso y sin culpa suya. Responderá por la pérdida de la cosa, aunque
sobrevenga por caso fortuito, cuando la destine a un uso distinto de aquél para el que se
la prestó, o la conserve en su poder más tiempo del convenido. Igualmente, cuando la
cosa prestada se entregó con tasación, responderá por caso fortuito del precio de la
misma, salvo pacto expreso en contrario.
Por su parte, el comodatario está obligado a satisfacer los gastos ordinarios que
sean necesarios para el uso y conservación de la cosa.
Finalmente, el comodatario tiene la obligación de restituir la cosa al término del
contrato, en las mismas condiciones que se le entregó, salvo los deterioros normales; y
sin que pueda retener la cosa por lo que el comodante le deba. Si son varios los
comodatarios responden solidariamente de la cosa.

b) Comodante

Su posición en el contrato se define principalmente por su derecho a la


devolución de la cosa a la finalización del mismo, aunque puede reclamar su restitución
antes de plazo si tuviera urgente necesidad de la cosa.
A pesar de ello, del contrato pueden nacer obligaciones también para esta parte,
como la de abonar los gastos extraordinarios de la cosa. Para ello se requiere que el
comodatario los ponga en su conocimiento antes de hacerlos y preste su consentimiento,
a no ser que fueren tan urgentes que no pueda esperarse al resultado del aviso sin
peligro.
Igualmente, será responsable de los daños que causare al comodatario por causa
de los vicios de la cosa, cuando conociéndolos no los hubiese hecho saber a éste último.

4. Extinción

Además de las causas generales como la pérdida o destrucción de la cosa no


imputable al comodatario, el contrato se extingue por expirar el tiempo fijado para su
duración, o el que se derive de los criterios recogidos en el artículo 1750 CC. También
se extingue por la reclamación del comodante cuando tuviere urgente necesidad de la
cosa.

§ 6. El precario

Más que un contrato, el precario es una situación jurídica en la que una persona
posee una cosa ajena, con carácter gratuito, que debe entregar a su dueño o titular
cuando le sea reclamada. Esta situación puede obedecer a diversas causas: a un contrato,
o a una mera autorización o tolerancia del titular, o a la pérdida de vigencia del título.
El precario suele caracterizarse por la ausencia de contraprestación a cargo del
precarista, por su objeto inmobiliario y por su contenido posesorio. Su principal
virtualidad consiste en que no se considera una situación ilícita, pudiéndose ser el
precarista un poseedor de buena fe.
Lección 12ª: LOS CONTRATOS DE SERVICIOS

§ 1. Tipos contractuales básicos de prestación de servicios: prestación de


hacer y contratos de servicios

Los contratos que a continuación se estudian son clasificables con arreglo a


varios criterios:

a) Obligación de actividad o de resultado

En primer lugar, atendiendo a la distinción entre prestaciones de actividad y de


resultado, se diferencian como tipos básicos los contratos de arrendamiento de servicios
y arrendamiento de obra, cuya línea diferencial es precisamente que en el contrato de
servicios el prestador de los mismos se compromete simplemente al desarrollo de una
actividad diligente, mientras que en el contrato de obra se gira en torno a la clasificación
que diferencia entre prestaciones de actividad y prestaciones de resultado, de
planteamiento más general.

b) Caracterización por la naturaleza de la actividad

Atendiendo a la naturaleza de la actividad en que consiste la prestación


caracterizadora de la relación contractual, se distinguen por un lado dos tipos genéricos,
que son los contratos de obra y de servicios y varias categorías específicas. Dentro de
ellas, asume especial importancia la categoría de los contratos de gestión, por un lado, y
el depósito, por otro, caracterizado por la obligación de custodia.
La obligación de custodia caracteriza el depósito, hasta el punto de que su
régimen básico se encuentra precisamente en las normas reguladoras de dicho contrato.
Pero como resulta obvio, en numerosas relaciones, distintas del depósito, pueden existir
deberes de custodia de cosas, de documentación, etc., que se someten al régimen básico
de la obligación de custodia contenida en el contrato de depósito.

§ 2. El contrato de servicios: concepto y régimen jurídico

Como se desprende del artículo 1544, en el contrato de servicios (o


arrendamientos de servicios), una de las partes se obliga a prestar a la otra un servicio
por precio cierto.
El contrato de servicios es consensual y no requiere observancia de forma
determinada (para su validez civil, independientemente de la observancia de requisitos
formales de índole administrativa). Las partes contractuales son el prestador del
servicio y el patrono o cliente. No hay reglas especiales sobre la capacidad, pero
recuérdese que se requiere el consentimiento del menor que tenga suficiente juicio, para
que éste quede obligado a prestar servicios personales por virtud de un contrato
celebrado por su representante legal.
La prestación del servicio es de mera actividad, no asumiendo compromiso el
prestador de alcanzar un resultado concreto. El servicio puede ser de índole material o
intelectual.
Este contrato es necesariamente oneroso, debiendo existir, pues, siempre
contraprestación o precio, en cuya modalidad de pago cabe la más amplia libertad. Los
servicios prestados gratuitamente quedan al margen del mismo, siendo válido el
contrato atípico en cuestión.
El precio ha de ser cierto. Lo es cuando está inicialmente determinado o es
determinable, de acuerdo con las reglas generales. Específicamente, la jurisprudencia
considera cumplido este requisito en el caso de las profesiones liberales, cuando se
termina fijando el importe de los honorarios por referencia a tarifas o minutas de
honorarios mínimos, fijadas por la organización colegial de la correspondiente
profesión.
El contrato instaura una relación duradera. La duración puede ser indefinida o
puede pactarse por tiempo cierto, bien fijando una fecha de finalización, bien por la
naturaleza temporal de los servicios contratados. Taxativamente, se prohíbe el contrato
de servicios de carácter vitalicio para el servidor, como principio de orden público,
orientado a evitar el resurgimiento de la servidumbre. Celebrado el contrato con carácter
vitalicio, habrá de entenderse que lo es por tiempo indeterminado.

1. Obligaciones de las partes

El amo (o cliente) está obligado fundamentalmente a abonar el precio pactado.


La acción para reclamar el pago del precio tiene un plazo de prescripción de tres años.
El prestador del servicio debe desarrollar la actividad en que éste consista con la
diligencia debida. Fuera del ámbito profesional, la diligencia es la general del buen
padre de familia. Pero cuando se trata de servicios profesionales, el canon de diligencia
se mide por la diligencia del profesional medio, medida de acuerdo con la lex artis.
El incumplimiento y la negligencia del prestador deben ser demostrados por el
cliente o patrono. Cuando se trata de profesionales liberal, especialmente médicos, en
alguna ocasión la jurisprudencia ha decretado la inversión de la carga de la prueba de
forma excepcional.

2. Extinción

El contrato celebrado por tiempo indeterminado se extingue por desistimiento de


cualquiera de las partes. Si fue por tiempo determinado, en principio no cabe
desistimiento para ninguna de ellas, si no media justa causa. Si la relación que media
entre las partes es calificable como de confianza, cabe desistimiento unilateral de
cualquiera de las partes. El desistimiento habrá de ejercitarse de buena fe y en tiempo
oportuno.
Igualmente, tratándose de relación de confianza en la que la condición personas
de los contratantes se haya tenido en cuenta, se extingue el contrato por la muerte de
aquel cuyas condiciones personales sean determinantes. Esto sucede frecuentemente en
la prestación de servicios por profesionales.

§ 3. El contrato de obra: concepto y régimen jurídico

Del artículo 1544 CC, se desprende que es el contrato por virtud del cual una
parte (contratista) se obliga frente a otra (comitente) a ejecutar una obra y entregársela a
cambio de un precio cierto.
Se caracteriza fundamentalmente este contrato porque el contratista asume una
obligación de hacer (ejecutar la obra) y de dar (entregar el resultado producido) que es
calificable como obligación del resultado, nota que lo distingue del contrato de
servicios.
El CC distingue el contrato de obra con suministro de materiales por el
comitente o por contratista, con alguna relevancia en régimen de riesgos.
Por la modalidad de entrega de la obra y pago del precio, alude el Código a la
obra por piezas o por medida y por ajuste alzado. En el primero, la obra se va
entregando por el contratista y recibiendo por el comitente conforme se van
completando unidades de medida o piezas, pagándose proporcionalmente el precio; en
el segundo, la obra se entrega al final y el precio se satisface por la suma total,
fraccionada o no, en el momento en que se pacte, de acuerdo con los usos o, en su
defecto, a la entrega final de la obra
Por la naturaleza de la obra a ejecutar se distingue el contrato de obra mobiliaria
y el de obra inmobiliaria, según lo que haya que entregarse sea un bien mueble o
inmueble. El segundo prácticamente coincide con la edificación.

1. Caracteres

El contrato de obra es consensual y rigen los criterios generales en materia de


forma de los artículos 1278 ss. CC. Es también oneroso, pues exige el artículo 1544 CC
que medie precio, que además debe ser cierto. No es un contrato específicamente
traslativo; pero se discute a quién corresponde y cómo se transfiere la propiedad de la
obra que el contratista ejecuta.

2. Sujetos

Las partes del contrato previstas por el CC son el comitente o dueño de la obra y
el contratista, que asume la obligación de ejecutar la obra y facilitar el resultado. Pero
especialmente en el ámbito de la construcción inmobiliaria, dada la complejidad del
proceso, intervienen otros sujetos, vinculados por diversos contratos, que deben ser
tenidos en cuenta. Precisamente el artículo 8 LOE alude a los “agentes de la
edificación”, es decir, a todas las personas, físicas o jurídicas, que intervienen en el
proceso de la edificación.

3. Obligaciones del contratista

La obligación principal del contratista es ejecutar la obra convenida y entregarla


en el plazo previsto. Se trata de una obligación fundamentalmente de hacer y de
resultado.
Debe realizarse la obra en las condiciones pactadas, de acuerdo, en su caso, con
el proyecto realizado y sometiéndose a las instrucciones del comitente; el carácter
empresarial de la actividad del contratista implica una menor dependencia del mismo
respecto del comitente que en otras relaciones jurídicas (mandato o servicios). El
contratista actúa a su propio riesgo y bajo su responsabilidad. De acuerdo con lo
previsto por las partes y siempre con la conformidad del comitente, cabe la variación e
introducción de modificaciones en la obra.
La diligencia exigible al contratista es la propia del profesional o empresario: la
determinada por la lex artis. A la vista de esto, de debe ejecutar la obra sin vicios o
defectos.
Debe efectuar la obra en el plazo contractualmente previsto y entregar la obra
ejecutada, de acuerdo con la modalidad de contrato pactado.
La entrega supone el traspaso posesorio. Por parte del comitente existe el
correlativo deber de recibir la otra.

4. Obligaciones del comitente

La principal obligación del comitente es la del pago del precio pactado, que
habrá de ser satisfecho de conformidad con los términos del contrato, de acuerdo con las
modalidades de éste.
Por ello, si se ha pactado la obra por unidades, el precio habrá de ser satisfecho
parcialmente, conforme vayan siendo entregadas las unidades de obra ejecutada.
El precio puede haber sido fijado desde el principio con carácter inmodificable,
o puede haberse formulado un presupuesto inicial, que fija una cantidad indicativa,
sometida a revisión o ajustes posteriores.
El derecho de crédito por el precio de la obra en cosa mueble confiere derecho
de retención al contratista. También goza de privilegio el crédito por construcción,
conservación o reparación de bienes muebles y el crédito refaccionario sobre los bienes
inmuebles.
Correlativa a la obligación de entrega que pesa sobre el contratista es la
obligación de recepción que pesa sobre el comitente. Se trata de una obligación presente
en todo contrato de obra, mobiliaria o inmobiliaria.

5. Riesgos

La obligación que pesa sobre el contratista es de resultado; por ello la obra se


realiza a riesgo y ventura del contratista o, lo que es igual, que son por cuenta del
contratista los riesgos experimentados por la obra hasta que se produce la recepción
definitiva de la misma.
Hay que efectuar, no obstante, algunas matizaciones. Si el contratista puso los
materiales, es de su cuenta el riesgo, salvo que el mismo sobrevenga una vez que el
comitente haya incurrido en mora. Si los materiales habían de ser suministrados por el
comitente, entonces el riesgo del contratista no alcanza la pérdida o deterioro de la obra
debidos a mala calidad de los mismos, siempre que haya advertido oportunamente de
esta circunstancia al comitente.

6. Extinción

El contrato de obra se extingue por las causas generales de extinción de las


obligaciones. Además, se contienen algunas previsiones para supuestos específicos.
Como consecuencia del carácter prevalente del interés del comitente o dueño de
la obra, en cuyo interés precisamente se efectúa ésta, se extingue el contrato de obra por
desistimiento unilateral del comitente, en los términos del artículo 1594. Según éste
precepto, el comitente puede unilateralmente desistir del contrato, pero habrá de abonar
al contratista el importe de los gastos que éste haya efectuado en la obra y la ganancia
que éste habría obtenido de haberla concluido.
La muerte o cualquier otra causa independiente de la voluntad del contratista que
imposibilite la conclusión de la obra, extinguen el contrato. Pero el comitente habrá de
abonar al contratista o sus causahabientes la parte proporcional correspondiente a la
parte de obra realizada y, en su caso, al valor de los materiales preparados, en la medida
que reporten enriquecimiento al comitente.
§ 4. El contrato de transporte: concepto y régimen jurídico

Como modalidad del contrato de obra se destaca autónomamente el contrato de


transporte, por el cual el transportista o porteador se obliga a trasladar personas o
mercancías de un lugar a otro. Asume, pues, una obligación de resultado.
El régimen que el CC le dispensa es escueto y residual, centrándose en el
régimen de responsabilidad del porteador de cosas. Determina que éste responde, en
cuanto custodio de los efectos que se le consignan, de la misma forma que los
posaderos, y que en caso de pérdida o avería de las cosas entregadas responde siempre,
a no demostrar que ocurrió por caso fortuito o fuerza mayor.

§ 5. El mandato: concepto y régimen jurídico

Art. 1709 Cc. “por el contrato de mandato se obliga una persona a prestar algún servicio
o hacer alguna cosa, por cuenta o encargo de otra”.
El mandato se identifica por la realización de actos de gestión consistentes en el
desarrollo de actos jurídicos por cuenta del mandate o principal.
El mandato gestiona los asuntos del mandante.

1. Caracteres

- Basado en una relación de confianza lo cual tiene trascendencia a la hora de la


extinción del contrato.
- Naturalmente gratuito, el mandatario no percibe retribución, salvo pacto contrario.
Si bien se presume carácter retribuido cuando el mandatario es un gestor
profesional.
- Contrato consensual, tiene carácter unilateral cuando es gratuito y bilateral cuando
es oneroso.
- No requiere forma específica.

2. Clases

- Por su carácter: oneroso o gratuito.


- Por su naturaleza y efectos:
 Mandato representativo: se produce cuando el mandatario actúa en
nombre y representación del mandante.
 Mandato simple: actúa en nombre propio aunque por cuenta del
mandante.
- Por la forma: expreso o tácito.
- Por el objeto: judicial o extrajudicial, según el asunto que constituye su objeto se
gestiona ante los tribunales o fuera de ellos.
- Por la extensión del poder:
 General: comprende todos los negocios del mandante.
 Especial: comprende solamente unos asuntos determinados.
3. Obligaciones del mandatario

El mandatario está obligado a cumplir el encargo recibido, respondiendo de los


daños y perjuicios que ocasiones, si no lo ejecuta. Debe ejecutarlo de acuerdo con las
instrucciones recibidas del mandante y, caso de ser incorrectas o insuficientes,
comportándose con la diligencia de un buen padre de familia.
El incumplimiento o mal cumplimiento del encargo recibido genera
responsabilidad, que se extiende al dolo y a la culpa, si bien los tribunales pueden
moderarla o agravarla según el mandato sea gratuito o retribuido.
Si son varios los mandatarios, en principio la responsabilidad no tiene carácter
solidario.
Si el mandatario aplica cantidades que posee por razón del mandato a usos
propios, debe intereses desde que así obró.
El mandatario está obligado a rendir cuentas de su gestión, facilitando la
información de todo tipo que se precise o sea requerida por el mandante. El mandatario
debe también “abonar al mandante cuanto haya recibido en virtud del mandato, aun
cuando lo recibido no se debiera al segundo”.

4. Obligaciones del mandante

El mandante está obligado en virtud del mandato: a pagar, en su caso, la


retribución convenida, anticiparle las cantidades necesarias para la ejecución del
mandato y reembolsarle las que hubiera anticipado e indemnizarle daños y perjuicios.
Como garantía de estas obligaciones, el mandatario puede retener en prenda las
cosas objeto del mandato.

5. Extinción del mandato

a) Por revocación del mandante

La revocación es la decisión unilateral del mandante de poner fin al encargo


efectuado, dado que es un contrato basado en la confianza, si ésta desaparece,
igualmente debe terminar la relación jurídica.
En principio todo mandato es revocable, pero existe la posibilidad de mandato
irrevocable:
o Bien porque expresamente se pacte con el mandatario.
o Bien porque no estén presentes exclusivamente los intereses del mandante,
sino que existan de otras personas.

La revocación puede producirse de cualquier forma. No tiene eficacia retroactiva. Debe


hacerse de buena fe.

b) Por renuncia del mandatario

Puede el mandatario renunciar al mandato, determinando su exigencia. Por


exigencias de buena fe, parece lógico exigir un preaviso razonable. La renuncia no
exonera inmediatamente al mandatario, pues este debe continuar su gestión hasta que el
mandante haya podido adoptar las medidas procedentes para suplir su falta. No se
requiere que medie justa causa para la renuncia. Si no media justa causa, el mandatario
debe indemnizar al mandante. Si media justa causa, no existe deber de indemnización.
§ 6. El depósito: concepto y régimen jurídico

a) Depósito en general

En el artículo 1758 CC se describe una situación eminentemente posesoria,


caracterizada porque un sujeto (depositario) posee para guardar y devolver a otro
(depositante) una cosa.
El rasgo distintivo fundamental es la existencia de un deber de guarda o custodia
en sentido amplio, consecutivo de una obligación de hacer, que es primordial en el seno
de esa relación jurídica.

b) Clases

Atendiendo a su modo de constitución se distingue el depósito judicial y el


extrajudicial. El primero es el constituido por la autoridad judicial que decreta el
embargo o aseguramiento de bienes litigiosos; se conoce con el nombre de secuestro. El
extrajudicial, o “depósito propiamente dicho”, es un contrato. Dentro de él, se distingue
el depósito voluntario y el necesario, que se diferencian por la espontaneidad en la
entrega de las cosas por el depositante al depositario.

c) Caracteres

El depósito es un contrato real que, además del acuerdo de voluntades entre el


depositante y el depositario, requiere de la simultánea entrega de la cosa depositada
(salvo que el depositario ya se encontrara por otro concepto en posesión de la misma,
mudando el concepto en virtud del cual posee).
La cosa objeto del depósito debe ser ajena al depositario. Luego no cabe en
sentido estricto el depósito de cosa propia del depositario.
Sólo pueden ser objeto de depósito las cosas muebles. El secuestro sí puede caer
sobre bienes inmuebles.
El Código parte de que el depósito es normalmente gratuito, admitiendo pacto en
contrario.

d) Sujetos

Depositante → Es quien entrega la cosa depositada y adquiere el crédito a exigir


su custodia y su restitución. El contrato es válido aunque el depositante no sea dueño de
la cosa; incluso es válido cuando el verdadero dueño ha sido privado ilegalmente de la
cosa por un sujeto que la da en depósito, salvo que el depositario conozca desde el
principio el origen ilícito de la posesión del depositante.
Depositario → Es el sujeto a quien se entrega la cosa, que asume el deber de
custodia y de restitución. La capacidad para ser depositario es la general para contratar.
Celebrado un depósito con depositario incapaz, es anulable, surgiendo la obligación de
restituir a cargo del depositario mientras la tenga en su poder; si ha salido de su
patrimonio, deberá abonar sólo en la medida en que se haya enriquecido.
e) Obligación de custodia

El depositario asume las obligaciones fundamentales de guardar y restituir que


generan un conjunto de obligaciones complementarias.
La de guarda o custodia es una obligación de hacer, consistente en desempeñar
la actividad precisa para lograr la adecuada protección de la cosa. Si la cosa es
fructífera, incluye recoger y guardar los frutos, sus productos y las accesiones; pero no
incluye la administración. No puede el depositario usar las cosas depositadas; si se trata
de depósito de dinero y lo distrae para usos propios, debe el depositario abonar
intereses.
En el cumplimiento de su obligación de custodia el depositario ha de observar la
diligencia general exigible del buen padre de familia, quedando exonerado por caso
fortuito o fuerza mayor. Si la cosa se le entregó cerrada y sellada y la cerradura o sello
han sido forzados, se presume que es por culpa del depositario, salvo prueba en
contrario, habiendo de restituir el valor declarado por el depositante, salvo que se
demuestre ser otro.

f) Extinción del depósito

El modo habitual de extinguirse el depósito es por reclamación del depositante.


Así es cuando se ha constituido por tiempo indefinido; pero también cuando se ha
establecido un término final. Esto es consecuencia de que el depósito se entiende
constituido fundamentalmente en interés del depositante.
Según el artículo 1776, si median justos motivos para no mantener el depósito, el
depositario puede restituir la cosa, incluso antes del vencimiento del plazo en su caso
estipulado, y si se niega el depositante a recibirla, el depositario puede consignarla.
Extinguido el depósito, es exigible la obligación de restituir. Acreedor de la
restitución es el depositante, sus causahabientes o la persona designada al efecto en el
contrato, sea o no dueño, no pudiéndosele exigir prueba de dominio. Deudor de la
restitución es el depositario o sus herederos; pero si el heredero de buena fe ha
enajenado la cosa a un tercero, creyéndola propia, restituirá el precio recibido o cederá
las acciones que tuviera contra el comprador para reclamarlo.
Se restituye la cosa, con sus productos y accesiones. Si se trata de depósito de
dinero, el depositario debe intereses desde que empleó el dinero para usos propios o
desde que se haya constituido en mora.
La acción es personal, prescribiendo en el plazo de quince años. Si se pierde la
cosa por hecho de que el depositario no responde y ha recibido otra cosa en su lugar, se
restituye esta última cosa.
Lugar de la restitución es el designado en el contrato, corriendo los gastos de
traslado por cuenta del depositante, salvo pacto en contrario. En otro caso, se devuelve
en el lugar en que se halle la cosa.

g) Obligaciones del depositante

Si es depósito retribuido, el depositante habrá de satisfacer la retribución. El


depositante habrá de reembolsar al depositario, en su caso, los gastos necesarios para la
conservación de la cosa. También deben serle reembolsados todos los perjuicios que se
le hayan seguido del depósito.
Goza el depositario de derecho de retención sobre la cosa, por el abono de esos
gastos e indemnizaciones.
Lección 13ª: LOS CONTRATOS SOCIETARIOS: EL CONTRATO DE
SOCIEDAD

§ 1. El fenómeno asociativo y los contratos con finalidad común

La colaboración y cooperación entre las personas para la satisfacción de sus


intereses económicos, que es la base del sistema del Derecho de obligaciones, no se
manifiesta solamente en los llamados contratos de cambio o intercambio, por los que
una persona se procura un determinado bien o servicio a cambio de dinero, u otro bien o
servicio. Muchas veces el interés, económico o no, perseguido por las personas no se
puede obtener por el mero intercambio de bienes y servicios sino que es preciso
abordarlo mediante la unión del esfuerzo y la cooperación de varias personas. Este
esfuerzo unitario se dirige, fundamentalmente, a la consecución de un bien común, ya
de índole económica, ya social, ética, cultural, etc. Para instrumentalizar esta finalidad,
el ordenamiento jurídico prevé diversas figuras caracterizadas por la finalidad común y
por la contribución de todos los partícipes a la consecución de dicho fin y que, en
general, se denominan asociaciones.
Actualmente, la norma básica se halla en el artículo 22 CE, el cual reconoce el
derecho a la libertad de asociación. En el ámbito de la legislación ordinaria prevalece
una sistematización tradicional que se ordena con base en la finalidad lucrativa o no del
tipo de asociación (artículos 35 y 36 CC).
Por otro lado, las asociaciones de interés particular, es decir, las sociedades, se
ordenan en sociedades personalistas y sociedades capitalistas. Paradigma de las
primeras es la sociedad civil; paradigma de las segundas, la sociedad anónima.
Esta división tradicional que distingue entre asociaciones de interés general
(asociaciones en sentido estricto o de finalidad no lucrativa) y asociaciones de interés
particular (sociedades o asociaciones de finalidad lucrativa) ha sido revisada a la luz de
la nueva realidad societaria.
El fenómeno asociativo y de colaboración entre sociedades y empresas no
permite actualmente distinguir simplemente entre asociaciones sin finalidad lucrativa y
asociaciones con finalidad lucrativa o de ganancias y someter todas las modalidades al
régimen de alguna de ellas. El régimen de las cooperativas, del contrato del Joint
venture, de la agrupación de interés económico o de la unión temporal de empresas,
difícilmente encaja en la distinción tradicional que, con base en el interés, deriva del
artículo 35 CC.

§ 2. La sociedad civil

El artículo 1665 CC contiene una definición general de la sociedad como aquel


contrato por el que dos o más personas se obligan a poner en común dinero, bienes o
industria con ánimo de partir entre sí las ganancias.
Del artículo 1665 CC se desprende que los caracteres de la sociedad son los
siguientes:
a) La sociedad es un contrato. Se caracteriza por ser consensual, oneroso,
conmutativo, plurilateral (puede ser también bilateral), normalmente duradero o
de trato sucesivo y, con determinadas precisiones, sinalagmático. La condición
de socio no equivale sólo a la miembro de una determinada persona jurídica o,
en su caso, de una institución o colectividad sino también a la parte de un
contrato. Sin contrato no hay sociedad.
b) La puesta en común de dinero, bienes o industria. Los socios deben realizar
una contribución común, es decir, deben aportar dinero, bienes o industria. La
expresión “poner en común” implica que todos los socios deben aportar algo y
colaborar para la consecución del fin social, si bien esa colaboración, que se
puede articular de diversos modos, y no necesaria y únicamente mediante la
aportación de titularidades reales, deben tener carácter patrimonial. Si la
sociedad adquiere personalidad jurídica, será titular del fondo social o común. El
patrimonio social es un patrimonio separado del personal de cada socio y afecto
a un fin: precisamente, la consecución del fin social.
c) La comunidad del fin. El artículo 1665 CC y, a su estela, un amplio sector
doctrinal, identifican este carácter de la sociedad con la obtención de un lucro
indivisible entre los socios. En realidad, la obtención de lucro o de ganancias no
es más que el supuesto normal u ordinario pero no exclusivo. Actualmente, el fin
social puede no ser lucrativo sino de otra índole. En cualquier caso, lo esencial
es que dicho lucro o beneficio sea común y repartible, es decir, que participen en
él todos los socios y que todos éstos contribuyan a las pérdidas.
d) La voluntad común. La jurisprudencia, con base en una antigua regla que se
remonta al Derecho romano, ha entendido que la voluntad común o affectio
societatis es un elemento esencial de la sociedad.

1. La personificación de la sociedad civil

El artículo 1669 CC establece que no tienen personalidad jurídica las sociedades


cuyos pactos se mantengan en secreto entre los socios, y que en cada uno de éstos
contrate en su propio nombre con los terceros. Esta clase de sociedades, continúa el
precepto, se regirá por las disposiciones relativas a la comunidad de bienes.
La doctrina en general ha realizado una interpretación a contrario del artículo
1669 CC. De acuerdo con dicha interpretación y, en relación con los artículos 35 y 36
CC, las sociedades civiles gozan de responsabilidad jurídica salvo que mantengan en
secreto sus pactos y que cada uno de los socios contrate, con terceros, en nombre
propio. De todo el precepto, se infiere la siguiente idea: la personificación no es esencial
a la sociedad civil toda vez que puede haber sociedad sin que goce de personalidad
jurídica.

2. Clases de sociedad

a) Sociedad particular y sociedad universal

La sociedad universal puede ser de todos los bienes presentes o de todas las
ganancias. Si no se determina contractualmente la clase o especie de sociedad universal,
éste es de ganancias.
La sociedad universal de todos los bienes presentes consiste en la aportación por
los socios de todos los bienes presentes que les pertenezcan en el momento constitutivo
de la sociedad y los que adquieran posteriormente pero con base en un título anterior
con ánimo de repartirlos entre sí, así como las ganancias que adquieran con ellos. Los
bienes pasar a ser propiedad común de los socios. No comprende, esta clase de
sociedad, los bienes que los socios adquieran posteriormente a título gratuito, a tanto
inter vivos como mortis causa, aunque sí sus frutos.
La sociedad universal de todos los bienes presentes supone también la
transmisión a la sociedad de las deudas de los socios anteriores al momento constitutivo
de la sociedad.
La sociedad particular es aquella que tiene por objeto cosas determinadas, su uso
o sus frutos, o una empresa señalada, o el ejercicio de una profesión o arte.

b) Sociedad civil y sociedad mercantil. La sociedad civil con forma


mercantil

Cualquier sociedad constituida con arreglo a las prescripciones del Código de


comercio (escritura pública e inscripción en el Registro Mercantil) es una sociedad
mercantil. Más el criterio formal no es el adecuado para distinguir ambos tipos de
sociedades. En realidad, ni siquiera es el criterio previsto en el Código de comercio pues
la sociedad (mercantil) se inscribe en el Registro Mercantil precisamente porque se trata
de una sociedad mercantil y no es tal porque se haya inscrito en dicho Registro público.
El criterio que permite distinguir entre sociedad civil y sociedad mercantil es
doble: de un lado, el objeto o materia; de otro, el tipo o forma social elegida. Así, se
debe distinguir: a) en las sociedades personalistas, el carácter mercantil de las mismas
deriva de su actividad u objeto. Si éste es mercantil, es decir, si constituye “ejercicio de
comercio”, entonces la sociedad será mercantil, colectiva o comanditaria simple; b) en
las sociedades de capitales o capitalistas, la mercantilizad viene determinada por la
forma: la sociedad anónima, la de responsabilidad limitada y la comanditaria por
acciones son siempre mercantiles, cualquiera que sea su objeto.

§ 3. Elementos de la sociedad civil

a) Constitución

El contrato social es un contrato consensual, de manera que la sociedad nace y se


constituye por el mero consentimiento de los socios aunque todavía no se hayan
realizado las aportaciones prometidas. Así, el artículo 1679 establece que la sociedad
comienza desde el momento mismo de la celebración del contrato, si no se ha pactado
otra cosa. Cabe, por tanto, el pacto en contrario, como someter el inicio de los efectos a
un término (término inicial) o a un evento futuro (condición suspensiva) la efectiva
aportación prometida por cada socio.
La sociedad dura por el tiempo convenido entre los socios o por el tiempo del
negocio objeto de la sociedad si éste tiene una duración limitada. Si no se ha convenido
un tiempo determinado de duración de la sociedad, o el negocio que es objeto exclusivo
de la sociedad no tiene duración limitada, entonces la sociedad se entiende constituida
por toda la vida de los socios.

b) Sujetos y capacidad

La aportación social, es decir, la puesta en común de dinero, bienes o industria,


se considera un acto de disposición, lo cual incide en la capacidad para contratar.
El artículo 1677 no permite contraer sociedad universal entre sí a las personas a
quienes está prohibido otorgarse recíprocamente alguna donación o ventaja. La norma
ha perdido virtualidad práctica desde que se permite en nuestro sistema la contratación
entre cónyuges y, en concreto, la donación.
c) Objeto y forma

El objeto del contrato de sociedad, es decir, el fin común que persiguen los
socios debe reunir los mismos requisitos que el objeto del contrato en general: licitud,
posibilidad y determinabilidad. Se exige que el objeto se establezca en interés común de
los socios. Si el objeto se establece en interés de uno o alguno de los socios solamente,
la sociedad es nula o bien no hay sociedad.
Respecto de la forma, rige el principio de libertad de forma, verbal o escrita,
salvo que se aporten bienes inmuebles o derechos reales, en cuyo caso, será necesaria la
escritura pública.

d) Las aportaciones

Las aportaciones son las prestaciones que los socios se obligan a realizar a favor
de la sociedad o de la colectividad de socios y que conformarán, en su caso, el fondo
común o social y el instrumento para iniciar la empresa común objeto de la sociedad. El
artículo 1665 las describe como “dinero, bienes o industria” y, en artículos sucesivos, se
prescriben algunas reglas a que quedan sometidas.

e) La condición de socio

En la relación societaria subyace una relación de confianza entre los socios que
cualifica la propia condición de éstos. La condición de socio (y la cuota) es
intrasmisible, pues lo contrario supondría el ingreso directo de un nuevo socio. El socio
puede asociar a un tercero en su parte, mas este tercero no es socio de la sociedad, no
ingresa en la sociedad.
Por lo demás, la condición de socio supone la adquisición de un determinado
régimen jurídico cuyo contenido está conformado por obligaciones y facultades, como
la obligación de contribuir al fin común o las facultades de actuar en nombre de la
sociedad, de impedir la actuación de otro socio o de exigir el reparto de la ganancia
obtenida.

§ 4. Régimen jurídico

A la administración de la sociedad se refieren los artículos 1692 ss. El legislador


prevé dos supuestos básicos: la determinación consensual del órgano de administración
de la sociedad y sus clases, bien en el contacto constitutivo de la sociedad, bien con
posterioridad mediante el oportuno acuerdo social y la falta de previsión por parte de los
socios, para cuyo supuesto dicta las normas contenidas en el artículo 1695.
En cualquier caso, el nombramiento de administrador o de los administradores
es un acuerdo unánime de los socios, lo cual es obvio cuando el nombramiento se
realiza en el acto constitutivo de la sociedad pues, de lo contrario, no habría ni siquiera
contrato. Más puede ocurrir que en dicho acto se determine la forma y clase de
administración (un socio administrador, varios socios, un tercero, etc.). En este caso, el
acuerdo posterior nombrando a la persona o personas no requiere la unanimidad sino la
mayoría de los votos.
a) Nombramiento de un socio como administrador único. Se debe distinguir si
el nombramiento se ha realizado en el momento constitutivo de la sociedad o
mediante un acuerdo posterior. En el primer, el poder es irrevocable, salvo justa
causa, y el socio administrador puede realizar todos los actos propios de la
administración, a pesar incluso de la oposición de los demás socios, a no ser que
proceda de mala fe. Los actos que conforman la administración de la sociedad
vendrán determinados, en los supuestos más conflictivos, por el objeto y
finalidad de la sociedad. Si el nombramiento del socio administrador se realiza
por un acuerdo social posterior, el poder de salvo que en el contrato se hubiera
acordado conferir tal poder.
b) Nombramiento de dos o más socios como administradores. Puede realizarse
tanto determinando las funciones propias de cada uno de ellos como
imponiéndoles una actuación conjunta. En caso contrario, la actuación de los
socios administradores será indistinta o separada, pero cualquiera de ellos podrá
oponerse a la actuación del otro siempre que ésta no haya producido efectos
legales.
c) Nombramiento de un tercero como administrador. Tal supuesto no lo prevé
el CC pero tampoco lo impide. Debe ser nombrado por acuerdo unánime de los
socios, ya en el momento constitutivo del contrato, ya mediante un acuerdo
posterior. Si el contrato se previó el nombramiento, el acuerdo posterior será
válido si se adopta por la mayoría, pues no es sino ejecución del anterior.
d) Administración de carácter legal. La falta de previsión contractual o
consensual sobre la administración de la sociedad, se suple con las normas,
obviamente dispositivas, que establece el artículo 1695: a) administración
indistinta, disyuntiva o separada de todos los socios y vinculación de la sociedad
sin perjuicio de la facultas prohibendi de cada uno de ellos; b) uso individual de
las cosas comunes según costumbre de la tierra; c) obligación de todos los socios
de contribuir a los gastos para la conservación de la cosa común; d)
consentimiento unánime de los socios para la introducción de cualquier novedad
en los bienes inmuebles sociales, aunque sea útil a la sociedad.

Lección 14ª: LOS CONTRATOS DE FINANCIACIÓN

§ 1. Los contratos de financiación: Concepto y función

Los contratos de financiación, en general, consisten en la entrega de una


determinada cantidad dineraria para que sea restituida otro tanto, más, en su caso, los
intereses pactados. La financiación no se obtiene siempre mediante la entrega de una
cantidad dineraria sino que caben tantas formas cuantas alcance la imaginación y la
ingeniería jurídica. Así, no cabe duda de que, por ejemplo, el aplazamiento y
fraccionamiento del pago es una forma de financiación. De esta forma, el crédito
dinerario es la vía típica de financiación, pero no la única, ni, actualmente, la más
importante.

§ 2. El préstamo mutuo o simple

El préstamo mutuo o simple es el contrato de financiación por excelencia. El CC


lo define como el contrato por el que una parte entrega a la otra dinero u otra cosa
fungible (entiéndase consumible) y ésta se obliga a devolver otro tanto de la misma
especie y calidad.
Los sujetos del contrato de préstamo mutuo son el prestamista o mutuante y el
prestatario o mutuatario. El prestamista debe tener capacidad general para contratar y
facultad de disposición pues el mutuo transmite la propiedad. Si carece de poder de
disposición, rige la norma del artículo 1160 in fine. El prestatario debe tener capacidad
de obrar plena: el artículo 323 limita expresamente la capacidad del menor emancipado
para tomar dinero a préstamo: precisa el consentimiento judicial para dar o tomar dinero
a préstamo.
El objeto del mutuo es dinero u otra cosa fungible. Si la cosa no es consumible,
aunque sea fungible en sentido estricto, se debe estar al contenido del contrato para
determinar si nos hallamos ante un préstamo mutuo o un comodato.

§ 3. El préstamo mutuo con interés y la Ley de Usura

El préstamo mutuo puede ser gratuito o con pacto de pagar intereses. La deuda
de intereses es una prestación accesoria que ni el CC, ni el código de comercio
presumen. En concreto, el artículo 1755 establece que no se deberán intereses sino
cuando expresamente se hubiesen pactado. En cambio, el artículo 1756 dice que el
prestatario que ha pagado intereses sin estar estipulados, no puede reclamarlos ni
imputarlos al capital.
Los intereses, por tanto, se deben si están pactados y en la forma y medida en
que se pacten.
Los límites impuestos por la Ley Azcárate se hallan fundamentalmente en su
artículo 1. Según la doctrina jurisprudencial actual, es usurario y, por tanto, nulo, el
contrato de préstamo en el cual:

a) Se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero y


manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso.
b) Se estipule con condiciones leoninas, es decir, se trate de un pacto en
condiciones tales que resulte que ha sido aceptado por el prestatario a causa de
su situación angustiosa, de su inexperiencia o de lo limitado de sus facultades
mentales, y sólo reporte beneficios para el prestamista
c) Se declare recibida una cantidad superior a la efectivamente entregada.

Tales requisitos no son acumulativos.

§ 4. Los contratos de leasing

En su esquema más sencillo, el contrato de leasing es aquel contrato


perfeccionado entre una sociedad de leasing o sociedad de arrendamiento financiero y
un empresario o usuario en cuya virtud:

a) La sociedad de leasing transmite al financiado o arrendatario el uso y disfrute de


un bien, a cambio de un canon o cuota periódica, por un tiempo determinado, al
término del cual el usuario puede o devolver el bien o prorrogar el plazo del
contrato de leasing o ejercitar, en su caso, la opción de compra del bien por el
precio residual o, en su caso, solicitar que la sociedad arrendadora sustituya el
bien, ya obsoleto, por otro de tecnología más avanzada.
b) El arrendatario o financiado, se obliga a pagar, por el uso del bien, un
determinado canon periódico que, al final del contrato, equivaldrá al valor del
bien. Asimismo, asume los riesgos de la cosa como su pérdida o deterioro, pero
sin adquirir su propiedad.

El contrato de leasing presenta diversas modalidades (financiero, inmobiliario,


operativo, etc.) por lo que, en rigor, se debe hablar de contratos de leasing o
arrendamientos financieros. La función esencial del leasing es la de su financiación:
desde una perspectiva estrictamente económica, el leasing equivale a un préstamo de la
sociedad de leasing al sujeto que adquiere el uso del bien.
Intervienen tres sujetos o partes: el fabricante o vendedor de los bienes; el sujeto
que precisa el uso o disfrute de tales bienes y la sociedad de leasing que se interpone
entre ambos y procura al segundo el uso del bien fabricado o vendido por el primero. La
sociedad de leasing se interpone, por tanto, entre un empresario productor o distribuidor
y un empresario usuario del bien producido o distribuido por aquél. Sin la figura del
tercero financiador, es decir, de la sociedad de leasing, no hay contrato de leasing.

El leasing es, más que un contrato, una variedad de contratos, fundamentalmente


atípico, y sujeto a una cierta uniformidad contractual en el ámbito internacional.

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