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VIDA PERSONAL
Mercedes Pulido de Briceño es descrita como una de las mujeres más universales y
brillantes de la historia de Venezuela. Ella nació en Tovar, estado Mérida, el 22 de marzo de 1938.
Fue hija de Manuel Antonio Pulido Menéndez, quien fue rector de la ULA entre 1937-1941,
gobernador del Edo. Táchira y gran político. Por esta razón, se tiene muy poca información sobre la
niñez de Mercedes, más que vivió muy poco tiempo en Venezuela, ya que su padre siempre estaba
exiliado o en algún puesto de diplomático. Realizó sus estudios de primaria y bachillerato en Brasil,
Perú, México e Italia.
Contrajo matrimonio con el ingeniero civil Wanceslao Briceño, quien también era hijo de
exiliados políticos. El matrimonio tuvo 4 hijos, entre ellos el profesor y comediante José Rafael
Briceño.
VIDA PROFESIONAL
Fue profesora universitaria en la Universidad Católica Andrés Bello (desde 1969), donde
ejerció como profesora titular de psicología social; en la Universidad Central de Venezuela, como
profesora de Psicología (entre 1972 hasta 1978) y profesora de Derecho (entre 1972 hasta 1979); y
en la Universidad Simón Bolívar (1989-2004), donde ejerció como profesora de posgrado en
tecnología de la conducta y de ciencias políticas. Incluso formó parte del Consejo Superior de la
Universidad Metropolitana, del Consejo Fundacional de la Universidad Católica Andrés Bello y del
Consejo Superior del IESA.
También tuvo una destacada labor tuvo en el campo social y comenzó a incursionar en la
política a través de las instituciones. Entre los años 1969-1974 estuvo a cargo de la Coordinación de
Desarrollo de la Comunidad, Programas de autoconstrucción, escuelas rurales y capacitación en
organización social en Cordiplan (Oficina de Coordinación y Planificación durante el primer
mandato de Rafael Caldera o actual Ministerio del Poder Popular de Planificación).
“Ha muerto una venezolana con una hoja de servicios al país tan extensa y tan intensa que
ningún obituario podría abarcar y resumir. Porque para intentar comprender el aporte que Mercedes
Pulido de Briceño dio a la familia, a la sociedad, a la nación venezolana, habría que tomar cada
segundo de los 78 años que regaló a Venezuela y multiplicarlo por los cientos de miles, por los
millones de vidas que ella supo impactar para bien en su desempeño como docente, como
investigadora, como legisladora, como gerente pública, como pensadora, como activista por los
derechos de la familia, del niño y de la mujer.”
Hasta poco antes de su muerte estuvo colaborando con programas sociales en beneficio de
niños con problemas de desnutrición. Una de sus últimas entrevistas fue concedida a EL IMPULSO
cuando advirtió que “uno de los problemas de desnutrición de los niños venezolanos es muy grave
porque no van a tener un desarrollo integral”.
Algunas de las reformas del Código Civil de Venezuela en 1982, por las que ella luchó
fueron las siguientes:
Establecer el reconocimiento voluntario por parte de ascendientes más próximos a los hijos,
en el caso que hubiesen fallecido el padre o la madre, sin necesidad de ir a un juicio.
También incluir el ejercicio conjunto de la patria potestad de los padres sobre los hijos
eliminando todo tipo de discriminaciones.
Ratificar la administración por cada cónyuge de los bienes comunales adquiridos por su
trabajo personal, o por cualquier otro título, pero para disposición de los mismos establecer
el mutuo consentimiento conyugal.
Eliminar la discriminación existente entre hombres y mujeres en el adulterio como causal
de divorcio. En el Código Civil de 1942 se consideraba el adulterio de la mujer como causal
de divorcio en todos los casos, en el del hombre requería de pruebas adicionales como el
mantenimiento notorio de la concubina, entre otros.
Introducir dos causales de divorcio adicional, tales como la fármaco dependencia crónica y
la interdicción por causa de defecto intelectual grave que imposibilite la vida en común.
Establecer también la pensión alimentaria para el cónyuge que no dio causal al divorcio y
está imposibilitado o no tiene medios para cubrir sus necesidades.
Fue una mujer que realmente conoció la sociedad venezolana en todas sus aristas y capas;
decía que el bochinche, a pesar de sus efectos perversos, en sociedades que se mueven en las
fronteras del autoritarismo, podía salvarla de desgracias mayores.