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El hombre gordo

Gregorio es un director teatral de 46 años, quien fue evaluado en una clínica de trastornos
alimenticios en San Francisco. A pesar de haber perdido 26.3 kilogramos en los últimos 5 meses;
fue de 113.4 a 87,1 kilos y mide 1.85 mts, todavía le aterroriza la idea de subir de peso.

Gregorio comenzó la dieta 5 meses atrás, después de que su esposa le dijera que es un “patán
grasoso” y dejó entre ver que a lo mejor consideraba solicitar el divorcio. Esto lo asustó
muchísimo y lo llevó a entrar en un estricto régimen dietético: omelet y pan de desayuno, café
como lunch, ensalada y camarón o pollo en la cena. Su objetivo original era bajar 26 kg. Cuando la
dieta no dio resultados a la velocidad que él esperaba, comenzó a provocarse el vómito al
introducir el dedo en su garganta.

Ahora se encuentra obsesionado con la comida. Antes de que vaya a un restaurant, se preocupa
por lo que pedirá. Ha realizado un análisis de lo que puede comer, en función a que es lo que
puede vomitar más fácilmente y conoce todos los baños de los lugares que frecuenta más. No
puede tolerar la sensación de estar lleno después de comer y se preocupa de que su estómago
este “gordo”. Entre 3 y 4 veces a la semana no resiste la necesidad de realizar un atracón. En esas
ocasiones siente que su ingesta esta fuera de control y que se podría engullir 3 hamburguesas, 2
órdenes de papas fritas, helado y 2 paquetes de oreos. Siempre se provoca el vómito después de
atracarse. Nunca ha usado laxantes, diuréticos o pastillas para bajar de peso.

También se encuentra preocupado por ser delgado. Progresivamente ha ido modificando su


objetivo inicial de bajar a 86 kg a 83 kg y así sucesivamente. Comenzó a realizar ejercicio,
caminando ´por lo menos 1 hora diaria; recientemente comenzó a usar pesas varias veces a la
semana. Cree que las mujeres lo miran de una forma diferente: cuando estaba gordo, lo
volteaban a ver de forma normal; ahora lo hacen con “admiración”.

Gregorio siempre hasido de complexión gruesa, buscando consuelo en al comida en momentos de


estrés, pero él nunca se preocupó por su peso hasta que su esposa lo critico. Ya no de la comida y
siente que perdió el control de esta área de su vida, ya que no puede dejar de hacer dieta; a pesar
de que su esposa ahora le dice que está demasiado delgado. Por esto es que recientemente visito
a su médico quien al no encontrar problemas físicos lo refirió a evaluación psiquiátrica.

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