Está en la página 1de 196

Youkali: revista crítica de las artes y el pensamiento

nº 10, enero de 2011

revista semestral en formato electrónico


para encontrarla: www.youkali.net
edita: tierradenadie ediciones, S.L.
I.S.S.N.: 1885‐477X

las afirmaciones, las opiniones y los análisis que se encontrarán en el presente


número de Youkali, son responsabilidad de sus autores.

© los autores
(copyleft, salvo indicación en otro sentido)

coordinación: Montserrat Galcerán Huguet y Matías Escalera Cordero

participan en el número: Jorge Riechmann, Ecologistas en Acción, Maite Aldaz,


Mario Domínguez Sánchez, Juan Pedro García del Campo, revista Offensive,
Gerard Espona Fernández, Cristina Catalina Gallego, Antonio Orihuela, Eduard
Ibáñez Jofre, Pablo Iglesias Turrión, Susana Oviedo, Alicia García Núñez,
Vicente Muñoz Álvarez, José Ángel Berrueco, Javier Das, Roira Sánchez,
Miguel A. Sánchez García, Sergio R. Franco, Jorge Brunete, Bárbara Butragueño,
Pedro L. Verdejo, Alba García Alderete, Paula Winkler, Susana Pedraza, David
Becerra, Mª Ángeles Maeso, Antonio Martínez i Ferrer, Ana Pérez Cañamares y
página 2

Juan Antonio González de Requena Farré.

maquetación: tallerV
portada y contraportada: Maite Aldaz
YOUKALI, 10

Los fotogramas de primera parte de la película La commune (París, 1971), de Peter


Watkins (año 2000), que salpican las páginas de este número han sido capturados a
partir de una copia digitalizada del original.
ISBN: 1885-477X
Í N D I C E
pág.

Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Ecologismo capitalista
‐ Jorge Riechmann:
¿Debería la prostitución incluirse en el cálculo del PIB?
Reflexiones sobre cómo echamos las cuentas
en la era de la crisis ecológica global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
‐ Ecologistas en Acción:
Cambiar las gafas para mirar el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
‐ Mario Domínguez Sánchez:
El turismo productivo: la práctica social del turismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
‐ Dossier de la revista Offensive (nº 14)
El horror turístico. El management del planeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
‐ Mario Domínguez Sánchez:
Ecología y bio‐ambientalismo. Obligación ética, escepticismo y política . . . . . . . . . . . . . 55
‐ Gerard Espona Fernández y Cristina Catalina Gallego:
Transgénicos: de la redención a la desposesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
‐ Antonio Orihuela
La ecología del capitalismo: conocer para depredar (argumentos como versos) . . . . . . . 109
‐ Documento breve
Ecología y ejército USA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

Miscelánea
‐ Eduard Ibáñez Jofre:
“Contar con las propias fuerzas” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
‐ Pablo Iglesias Turrión:
Lolita, de Nabokob a Kubrick o el poder femenino en el heteropatriarcado . . . . . . . . . . 123
‐ Inter(w)express... Susana Oviedo: Cinco (5) respuestas rápidas
para cinco (5) preguntas clave (cuestionario de la redacción) . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

Elementos de producción crítica


‐ Carpeta: David González, la poesía o la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
‐ Estos tiempos sin contrato social, cómic de Miguel A. Sánchez García . . . . . . . . . . . 155
‐ Poemas de hoy para mañana, poemas de Sergio R. Franco, Jorge Brunete
Bárbara Butragueño, Pedro L. Verdejo y Alba García Alderete . . . . . . . . . . . . . . . 165
‐ Un edificio en la avenida Alvear, relato de Paula Winkler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
página 3
Análisis de efectos / Reseñas
‐ reseña de Black, black, black, de Marta Sanz.
por Susana Pedraza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
‐ reseña de La conjura de los poetas, de Felipe Alcaraz
YOUKALI, 10

por David Becerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178


‐ reseña de Oxígeno en lata, de Alberto García‐Teresa
por Mª Ángeles Maeso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
‐ reseña de Pero no islas, de Matías Escalera Cordero
por Antonio Martínez i Ferrer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
‐ reseña de Ovejas esquiladas que tiemblan de frío, de Gsús Bonilla
por Ana Pérez Cañamares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
ISBN: 1885-477X

‐ reseña de ¿Qué es Filosofía? Prólogo a veintiseis siglos de historia, de


Pedro Fernández Liria, por Juan Antonio González de Requena Farré . . . . . . 190

Un clásico, un regalo
‐ La comunidad de Oceana (fragmento), de James Harrington . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
BREVE EDITORIAL

¿Son posibles comportamientos ecológicos en el capitalismo? ¿Es posible un pensamiento ecologista


compatible o coexistente con el sistema capitalista? Aún más, ¿se puede hablar de una “ecología capita‐
lista”? ¿Son posibles estrategias de rectificación, o confrontaciones parciales y/o parceladas? ¿O no
queda otra que una alternativa global a las “leyes del Mercado”? Cambiando “de gafas para mirar el
mundo”, o mediante una confrontación integral con el sistema capitalista, dominado por esas leyes.
¿Qué contamos, en realidad, cuando contamos el Producto Interior Bruto, desarrollo o destrucción y
muerte anunciada? ¿Es el turismo moderno, en tanto que sistema ecológico, económico y político com‐
plejo, un fenómeno global propio del capitalismo? Estas, y otras semejantes, son las preguntas a las que
los documentos seleccionados, y nuestros colaboradores, con sus aportaciones, tratan de responder. En
este sentido, no podemos dejar de agradecer a Jorge Riechmann y a Ecologistas en Acción, a Antonio
Orihuela, Gerard Espona Fernández y Cristina Catalina Gallego, o a nuestro compañero, Mario Do‐
mínguez, sus valiosas aportaciones. Cabe también mencionar la traducción de una selección de textos
de la revista francesa Offensive sobre el horror turístico como dispositivo de management del planeta.
En este número, además, nuestros lectores encontrarán un interesante artículo de Eduard Ibáñez
Jofre ‐autor de uno de nuestros últimos títulos publicados, Campos de batalla‐ que nos puede ayudar a
contextualizar adecuadamente, desde un punto de vista social y político, las respuestas a las preguntas
que nos formulábamos antes.
También pueden encontrar una interpretación de Pablo Iglesias Turrión sobre el mito Lolita; o nues‐
tra habitual entrevista express; esta vez, a la actriz Susana Oviedo. Además de una completa carpeta
dedicada a la figura y a la obra de David González, uno de los poetas más activos e interesantes del
actual panorama literario y poético. Una muy especial visualización de “nuestro tiempo”, en el comic
de Miguel Ángel Sánchez García; una selección de poemas de unos cuantos jóvenes autores, que anun‐
cian una poesía crítica pujante y renovada, en un futuro no muy lejano. Un atractivo relato de Paula
Winkler. Y finalmente nuestra sección de reseñas de libros y la correspondiente entrega inédita de un
texto clásico de la historia del pensamiento, en este caso, un fragmento del libro The Commonwealth of
Oceana –La Comunidad de Océana– de James Harrington, publicado en 1656.
Las imágenes que jalonan el presente número de nuestra revista corresponden a la primera parte de
página 4

La Commune de Peter Watkins.


Esperamos que esta excelente selección de material para la lectura y la reflexión colmen las expec‐
tativas del conjunto, cada vez más numeroso, de lectores que nos acompañan en esta ya larga aventu‐
ra, y que compense estos días de espera, sobre el plazo previsto para el lanzamiento de este número 10
YOUKALI, 10

de Youkali. Gracias a todos por su fidelidad, el aprecio que hacen de nuestro trabajo y la estima que
muestran a Tierradenadie Ediciones, en general, y a nuestra revista digital, en particular. Buena lectu‐
ra (disponen de seis meses: o toda una vida, como prefieran).
ISBN: 1885-477X

Tierradenadie ediciones
Ciempozuelos
Enero de 2011
ECOLOGISMO CAPITALISTA
¿DEBERÍA LA PROSTITUCIÓN INCLUIRSE EN EL
CÁLCULO DEL PIB? REFLEXIONES SOBRE CÓMO
ECHAMOS LAS CUENTAS EN LA ERA DE LA CRISIS
ECOLÓGICA GLOBAL
por Jorge Riechmann

Si la policía detiene al traficante de cocaína... se reduce: habrá que actualizarla señalando que cuan‐
do un putañero se case con una meretriz, o cuando un
No se trata sólo de que la realidad imite al arte, como traficante de cocaína sea detenido por la policía, el PIB
decían a veces nuestros bisabuelos. Hoy en día, nos menguará... lo que las autoridades económicas (y las
hallamos a menudo en la desoladora situación si‐ autoridades a secas) consideran una calamidad, con‐
guiente: las aceradas viñetas satíricas de El Roto, o los siguiendo convencer de ello a la mayoría de la socie‐
agudos y críticos grafitis que pinta con plantilla dad. ¿No tendremos que echar una mirada a las cuen‐
Banksy en las paredes de medio mundo (un consejo tas de la Contabilidad Nacional?
incidental: ¡no se pierdan ustedes Exit through the gift
shop!), parecen casi desleído costumbrismo frente a las
bofetadas que nos asesta cada día el poder –los pode‐
res– y que reiteran luego los mass‐media del Gran
Espectáculo.
Sin ir más lejos, en el Día Mundial de la Estadís‐
tica, el 20 de octubre de 2010, don Jaume García Villar,
presidente del INE (Instituto Nacional de Estadística),
daba a conocer a través de Cinco Días alguno de los
nuevos proyectos de su organismo oficial: entre ellos,
incluir la prostitución, el tráfico de drogas y el contra‐
bando en el cálculo del PIB. Textualmente:

“...hay algunos ámbitos, como el de la economía


ilegal, hablamos de prostitución, contrabando y
tráfico de drogas, que de forma explícita a fecha
de hoy no forman parte del PIB, aunque en el re‐
glamento están contempladas. Por dificultades
Los sistemas de Contabilidad Nacional
metodológicas, ningún país de la UE las incluye,
pero está previsto que en un futuro no muy leja‐ página 5
no, aprovechando el cambio de base, se puedan En los años treinta, y en paralelo con la implantación
incorporar, contabilizándose en el PIB. Son tres del keynesianismo como paradigma económico do‐
sectores no despreciables de ámbito económico, minante, se crearon métodos de contabilidad nacional
de difícil medición, aunque alguno de ellos par‐ (abreviaremos CN) que estaban pensados para captar
YOUKALI, 10

cialmente seguro que está indirectamente recogi‐ las variaciones de la renta nacional. Estos métodos se
do en lo que es la información del PIB.”1 generalizaron en todo el mundo después de la segun‐
da guerra mundial, como parte de un proceso que as‐
La idea es aprovechar el cambio de base estadística en piraba a la “cientifización” y racionalización de las
el verano de 2014 para introducir estas actividades en políticas económicas. Los sistemas de CN se utilizan
el cómputo. La broma –vieja pero atinada— decía que para indicar el nivel de la actividad económica, el aho‐
si un hombre se casa con su cocinera la renta nacional
ISBN: 1885-477X

rro y la inversión, la estructura industrial, la produc‐

1 Entrevista en Cinco Días, 20 de octubre de 2010. Puede consultarse en http://www.cincodias.com/articulo/economia/PIB‐contabilizara‐


prostitucion‐contrabando/20101020cdscdieco_7/cdseco/
ECOLOGISMO CAPITALISTA

tividad en un período determinado, o para comparar Lo que miden PIB o PNB son en lo esencial transac‐
la evolución de estas magnitudes en distintos países; ciones mercantiles, aunque no de forma totalmente
y su utilidad para estos menesteres es indudable. Pero consecuente4. Fueron diseñados básicamente para
la CN se creó y se generalizó en un momento en que medir los flujos monetarios a través de la economía, la ac‐
el medio ambiente como factor económico y como tividad de los mercados: nada más (pero tampoco nada
condicionante de la vida humana quedaba completa‐ menos). En este sentido, la introducción en el cómpu‐
mente fuera del campo de visión de los economistas. to de los alquileres imputados de las viviendas ocu‐
Ello es hoy fuente de graves problemas. padas por sus propietarios, o del autoconsumo de los
agricultores, hace perder nitidez a estos índices cuyo
propósito debería ser fundamentalmente técnico. Lo
que miden son los flujos monetarios a través de una
economía nacional en un período dado, evitando con‐
tar dos veces los mismos flujos. Se suman los valores
de cambio, haciendo abstracción de las personas ex‐
cluidas del mercado, las desigualdades en la distribu‐
ción y en las opciones vitales, los costes o efectos ex‐
ternos, los valores de uso, el deterioro del medio am‐
biente y el agotamiento o depreciación de los recursos
naturales (el “capital natural”).

Primeras críticas al PNB y a la contabilidad nacional


(CN)

La crítica a la CN y al PNB no es cosa de hoy. Hace


cuatro decenios, economistas con sensibilidad ecológi‐
La más conocida de las magnitudes de la CN es el PIB ca y social ya la enunciaban vigorosa y agudamente:
(Producto Interior Bruto): la corriente de aquellos
bienes y servicios finales generados por una econo‐ “En el análisis económico a muy breve plazo —y en
mía en un lapso temporal determinado (generalmen‐ los países desarrollados, como afirmo categórica‐
te un año) que pasan a través de los mercados, valo‐ mente; no en los subdesarrollados— el PNB, tal co‐
rados a los precios pagados en estos. 2 A partir de él mo se lo calcula hoy, puede tener algún valor como
indicación. En todos los países, muchas cifras parti‐
se calculan otros indicadores como el PNB (Producto
culares de la contabilidad nacional relacionadas con
Nacional Bruto) y el PNN (Producto Nacional Neto). elementos ingredientes también pueden ser útiles.
La diferencia entre el PIB y el PNB, o más en general Pero para el tipo de problemas a largo plazo, enfo‐
la diferencia entre las magnitudes económicas interio‐ cados a los hechos del agotamiento y la contamina‐
res y las nacionales, es la siguiente: las primeras se re‐ ción que quedan excluidos de los cálculos junto con
fieren a lo ocurrido dentro del territorio del estado en las actitudes, instituciones y fuerzas políticas, el
cuestión, mientras que las segundas se refieren a las PNB debe ser desechado como enteramente inapli‐
actividades llevadas a cabo por los residentes en el te‐ cable a la realidad” 5.
rritorio en cuestión (tanto dentro como fuera de ese
página 6

territorio)3. A estas alturas del siglo XXI, creo que sólo los produc‐
tivistas más cerriles pondrán en duda que el PNB no
YOUKALI, 10

2 Para evitar contar dos veces, en el cálculo del PIB se restan los consumos intermedios (aquellos bienes y servicios, distintos de los de
capital fijo, que las unidades productivas emplean para obtener otros bienes y servicios).
3 Si de cualquier magnitud económica expresada en términos brutos restamos la depreciación del capital fijo (pérdida de valor de los
bienes de capital como edificios, equipos industriales, etc, debida a deterioro u obsolescencia) obtenemos esa magnitud en términos
netos. Así, el PNN (Producto Nacional Neto) es igual al PNB menos la depreciación de los bienes de capital: es el saldo neto que sub‐
siste después de mantener intacto el capital creado por el ser humano.
ISBN: 1885-477X

4 Por ejemplo, en el PIB o el PNB se computan los servicios ofrecidos por las viviendas ocupadas por sus propietarios (alquileres imputa‐
dos, cuya cuantía suele estimarse por el alquiler de viviendas de similar categoría) o los servicios no destinados a la venta producidos
por las administraciones públicas (seguridad, justicia, representación diplomática, etc., valorados según los costes incurridos en su pro‐
ducción), o también la producción agrícola consumida por los propios agricultores; pero no se tiene en cuenta la producción de bienes
y servicios en las unidades domésticas, cuya enorme importancia cuantitativa y cualitativa nadie en su sano juicio negará. Las razones
que llevan a tomar en cuenta unas actividades e ignorar otras son de conveniencia, funcionalidad o históricas, pero no de tipo lógico.
5 Gunnar Myrdal en Maurice F. Strong (comp.): ¿Quién defiende la Tierra? FCE, Méjico 1975, p. 62.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
es ningún indicador del bienestar humano. Como se ha aumento de los accidentes automovilísticos (que
dicho, “la renta [nacional] es una categoría que suma disparan los gastos sanitarios) o de las enferme‐
el valor del armamento militar con los salarios de la dades que exigen tratamiento con costosos medi‐
policía secreta y los funcionarios de prisiones, los be‐ camentos hacen crecer el PNB.
neficios generados por las empresas tabacaleras y de • El concepto de producción que subyace a la CN y al
otros productos cancerígenos junto con el valor del PNB se limita al trabajo asalariado, y por ello exclu‐
pan y los costes de los servicios médicos, todo ello pa‐ ye una enorme cantidad de trabajo socialmente
ra producir un único índice de desarrollo. Esta amal‐ necesario que se lleva a cabo al margen de los ca‐
gama de actividades heterogéneas que satisfacen y nales mercantiles: el trabajo doméstico, por ejem‐
niegan al mismo tiempo las necesidades humanas, al‐ plo. En todo el mundo, las economías domésticas
gunas de ellas en el origen de importantes daños al producen aproximadamente el equivalente a un
medio ambiente, no es (...) un punto de partida válido tercio del PNB (entre el 25% y el 40%, según los
para configurar un índice de desarrollo”6. El bienes‐ países); el trueque equivale actualmente por lo
tar es una magnitud multidimensional que no puede menos a un 10% del comercio mundial7.
expresarse en términos monetarios, y ya hemos visto
que lo que mide el PNB son precisamente transaccio‐
nes mercantiles. Yendo más a lo menudo, las prime‐
ras críticas que pueden hacerse a la CN y el PNB son
las siguientes:

• En estas cuentas no se refleja la distribución de los


bienes, sino sólo las variaciones absolutas de la
renta: pueden existir grandes desigualdades so‐
ciales, y un incremento del PNB puede coincidir
con el agravamiento de estas desigualdades.
• No se reflejan los cambios en la calidad ni en la compo‐
sición cualitativa de los bienes. Si los zapatos son me‐
nos resistentes pero más caros, el PNB aumenta.
Si la carne engordada con hormonas hace aumen‐
tar la proporción de carnes y grasas en nuestra
alimentación (empeorando con ello la calidad de
la dieta y nuestra salud), el PNB aumenta. Dos funciones de las magnitudes de la CN: analíti‐
• El proceso de mercantilización de cada vez más áreas de ca y normativa
la vida humana, que a menudo va de consuno con una
pérdida de calidad de vida, se refleja positivamente en el Por consiguiente, debería quedar claro que el PNB no
PNB. Si el agua del grifo deja de ser potable y nos mide el bienestar humano ni sus variaciones. La suposi‐
vemos obligados a comprar agua mineral embo‐ ción de que el crecimiento económico entraña auto‐
tellada, el PNB crece. Si dejamos de poder bañar‐ máticamente un aumento de bienestar se ve rebatida
nos en el río gravemente contaminado y es nece‐ sin asomo de dudas por las experiencias del ensan‐
sario construir piscinas, el PNB crece. chamiento de la brecha Norte‐Sur y la crisis ecológica página 7
• A la inversa, no se incluyen bienes no mercantilizados global. Sobre todo esta última pone de manifiesto la
pero que tienen una incidencia directa en la calidad de doble faz de las fuerzas productivas, que son también
vida y el bienestar humano, como por ejemplo la fuerzas destructivas cuya destructividad va en au‐
existencia de zonas verdes o una atmósfera no mento a lo largo del proceso de “desarrollo”: dema‐
YOUKALI, 10

contaminada. siado crecimiento se torna contraproducente. El creci‐


• Se contabilizan como “bienes” algunas producciones miento económico convencional (medido con los in‐
que en realidad son “males”: producción de armas o dicadores convencionales como el PNB) a partir de
de sistemas anticontaminación, por ejemplo. El cierto umbral se convierte en destrucción neta8.
ISBN: 1885-477X

6 Bob Sutcliffe: “Desarrollo humano: una valoración crítica del concepto y del índice”. Cuaderno de trabajo 10 de HEGOA (Bilbao, junio
de 1993), p. 14.
7 Paul Ekins/ Mayer Hillam/ Robert Hutchison: Riquezas sin límite. El atlas Gaia de la economía verde (EDAF, Madrid 1992), p. 39.
8 Es un asunto que he tratado de argumentar en varios lugares: véase por ejemplo Jorge Riechmann, “El desarrollo sostenible como asun‐
to de justa medida”, capítulo 13 de Biomímesis, Los Libros de la Catarata, Madrid 2006.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Aquí podría replicarse: no se pueden pedir peras al do, admito que una economía con buena salud no es
olmo. No hay que pedir al PNB lo que éste no puede lo mismo que una ciudadanía con buena salud (por
dar. No debe sacársele de su papel técnico: se trata de no hablar de un medio ambiente con buena salud);
un índice construido en lo esencial para medir la acti‐ pero prefiero la primera a la segunda y al tercero.
vidad de los mercados, los flujos monetarios, y es un Pero la cuestión es que el PNB tampoco expresa bien
error equiparar éstos al bienestar humano, o incluso a el rendimiento global de una economía, y por tanto
la riqueza de una sociedad. esta segunda función del PNB es espúrea, bastarda, injus‐
Lo anterior es cierto. Pero el problema es que el tificable. Aquí es donde interviene la crítica más espe‐
PNB desempeña dos funciones muy distintas en la vida pú‐ cíficamente ecologista.
blica9. Por una parte es una herramienta intelectual para
entender cómo funciona la economía (el nivel de acti‐ Costes externos
vidad económica, el comportamiento de las macro‐
magnitudes, su tasa de variación, etc): sin esta herra‐ Sólo quien con manifiesto desprecio por la realidad
mienta, el análisis económico sería prácticamente im‐ suponga que en la actividad económica no se produ‐
posible, y las políticas económicas (incluyendo las fu‐ cen costes externos que no aparecen en la contabilidad
turas políticas económicas ecologistas) estarían toda‐ del causante (daños a terceros —que pueden ser tan‐
vía menos fundadas que en la actualidad. Pero por to conciudadanos nuestros como otras especies ani‐
otra parte el PNB se emplea también como un criterio males y vegetales, ecosistemas enteros, o generacio‐
valorativo para enjuiciar la marcha de la economía, o nes venideras de humanos) puede sostener que el
incluso de la sociedad como un todo (se habla de pa‐ PNB es un buen indicador del rendimiento económi‐
íses “desarrollados” y “subdesarrollados” en función co, de la “salud” de la economía. Sucede, por el con‐
de su renta per cápita). trario, que los efectos externos son inevitables y omnipre‐
Importa distinguir claramente estas dos funciones del sentes, y han ido constantemente en aumento a lo largo de
PNB, una analítica, la otra normativa. La vigencia públi‐ la industrialización.
ca de esta segunda función (el PNB en cuanto norma Los costes externos o “externalidades” son costes
de desarrollo y bienestar) explica que maximizar el sociales no compensados (vale decir: impuestos a terce‐
PNB siga siendo el mandamiento supremo de todos ros fuera de cualquier transacción voluntaria). Prácti‐
nuestros gobernantes, y que mucha gente siga pen‐ camente todos los fenómenos de contaminación son
sando hoy que este índice sí que expresa el rendi‐ ejemplos de costes externos; también la destrucción
miento global de una economía (y que por tanto un de vida animal o vegetal, o el agotamiento de recur‐
PNB en expansión es sinónimo de una economía que sos naturales, son ejemplos inmediatos10.
goza de buena salud). Alguien podría decir: de acuer‐ El concepto de mal público —en cierto modo simé‐
trico al de bien público— está relacionado con el con‐
cepto de externalidad. Un mal público es un rasgo ne‐
gativo de la sociedad que todos y cada uno de sus
miembros padecen. Así, por ejemplo, ciertos tipos de
contaminación, guerras para rebajar el precio de las
materias primas, publicidad engañosa, o la inexisten‐
cia —o incumplimiento— de normas sobre seguridad
e higiene en el trabajo. El capitalismo tiende a generar
página 8

un elevado nivel de males públicos, porque “en una


economía capitalista hay una clase reducidísima de
personas ricas que reciben ingresos gigantescos como
dividendos por sus participaciones en los beneficios
YOUKALI, 10

de las empresas, y está en su interés mantener grados


muy elevados de males públicos que aumenten los
beneficios. El efecto positivo que los males públicos
tienen sobre los ingresos de estas personas les com‐
ISBN: 1885-477X

9 Michael Jacobs: The Green Economy (Pluto Press, Londres 1991; hay trad. castellana en ed. Icaria), p. 226.
10 Hablar de costes sociales (como en el libro pionero de William Kapp en 1950, Los costes sociales de la empresa privada: edición parcial en
Libros de la Catarata, Madrid 2006, con una sustanciosa introducción de Federico Aguilera Klink) resulta mucho más aconsejable que
emplear el término “externalidades”: este último sugiere que se trata de fenómenos externos al mercado y en cierto sentido margi‐
nales
ECOLOGISMO CAPITALISTA
pensa sobradamente por el efecto negativo directo ra y el libre mercado se basan explícitamente en la
que los males tienen para su bienestar”11. En general, premisa de la ausencia de externalidades”12.
y por la razón antedicha, una distribución igualitaria
de la propiedad y de la riqueza va asociada a un me‐ Refiriéndose a aquellas externalidades que Daly y
nor nivel de males públicos. Cobb llaman generalizadas, precisa Martínez Alier la in‐
Algunas externalidades pueden cuantificarse mo‐ anidad del empeño en su cuantificación crematística:
netariamente y después “internalizarse”; pero mu‐
chas otras no. Cuando una nueva autopista arrasa un
paisaje rural, podemos cuantificar la pérdida de valor
de los inmuebles en zonas residenciales, pero no po‐
demos en rigor dar valor crematístico a la destrucción
de vida animal o vegetal, a la pérdida de suelo fértil o
a la contribución que el incremento de la motoriza‐
ción hará al “efecto invernadero” (“en rigor” quiere
decir: sin introducir supuestos insoportablemente ar‐
bitrarios).
“Internalizar las externalidades” (en mejor caste‐
llano: interiorizar los efectos externos) suena como
una expresión inofensiva, de una neutralidad poco
comprometedora. Pero mientras no caigamos en la
cuenta de que interiorizar los efectos externos, para
nosotros, puede significar renunciar al automóvil pri‐
vado o a la inmensa mayoría de los viajes en avión, “La historia del calentamiento global muestra que
poco habremos avanzado; mientras no advirtamos la crítica ecológica en contra de la economía orto‐
que interiorizar los efectos externos significa cambiar doxa no se basa únicamente en el hecho de que
de arriba abajo las relaciones Norte‐Sur, no habremos desconocemos actualmente las preferencias de los
avanzado nada. agentes futuros, quienes no pueden acudir al mer‐
cado de hoy, y no se basa únicamente, por tanto,
“La ‘externalidad’ es un término tan general que en la arbitrariedad de los valores dados actual‐
deben hacerse algunas distinciones. Distinguimos mente a los recursos agotables o a los efectos ex‐
entre las externalidades localizadas y las generaliza‐ ternos que se harán sentir en el futuro. La crítica
das. Las primeras pueden corregirse, por lo menos ecológica se basa además en la incertidumbre so‐
en una medida razonable, ajustando los precios o bre el funcionamiento de los sistemas ecológicos
mediante otros cambios que no son radicales. En que impide radicalmente la aplicación del análisis
cambio, las externalidades generalizadas tienen de externalidades. Hay externalidades que no co‐
un alcance más amplio y no pueden corregirse nocemos. A otras, que conocemos, no sabemos
efectivamente mediante cambios en los precios re‐ darles un valor monetario actualizado, al no saber
lativos. Se requieren límites cuantitativos o pro‐ siquiera si son positivas o negativas”.13
fundos cambios institucionales. Hay también al‐
gunos casos intermedios. La industria del carbón Por último, el economista Daly y el teólogo Cobb po‐
ofrece buenos ejemplos de cada categoría. La sili‐ nen de manifiesto cómo el concepto de “externali‐ página 9
cosis es una externalidad localizada: está clara‐ dad” (o exterioridad, en la traducción mejicana de For
mente asociada con la minería del carbón y nada the Common Good) representa, en el mejor de los casos,
más. Sólo los mineros del carbón y sus familias se
un parche o apaño para la teoría económica conven‐
ven directamente afectados. Las externalidades
cional que se nos queda corto a estas alturas de la his‐
YOUKALI, 10

generalizadas asociadas con el carbón incluyen la


acumulación de dióxido de carbono en la atmós‐ toria:
fera (el efecto invernadero) y la lluvia ácida. (...)
Todas las conclusiones de la teoría económica “Una de las más importantes [abstracciones abusi‐
acerca de la eficiencia social de la competencia pu‐ vamente introducidas por el pensamiento econó‐
mico convencional] es la abstracción de un flujo
ISBN: 1885-477X

11 John Roemer, Un futuro para el socialismo, Crítica, Barcelona 1995, p. 81)


12 Herman E. Daly/ John B. Cobb: Para el bien común, FCE, Méjico 1993, p. 57
13 Joan Martínez Alier: De la economía ecológica al ecologismo popular, Icaria, Barcelona 1992, p. 43.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

circular del producto y el ingreso nacionales, regu‐ • El PNB no refleja el impacto de la actividad económica
lado por un mercado perfectamente competitivo. en el medio ambiente. No refleja, por ejemplo, la pérdi‐
Esto se concibe como un análogo mecánico, con da de calidad de vida a consecuencia del deterioro am‐
una fuerza motivadora provista por la maximiza‐ biental. Muchas mujeres en los países del Sur tie‐
ción individualista de la utilidad y el beneficio, ha‐
nen que darse caminatas cada vez más largas y
ciendo abstracción de la comunidad social y de la
extenuantes para recolectar leña para cocinar: ello
interdependencia biofísica. Lo que se subraya es la
asignación óptima de los recursos supuestamente no se refleja en el PNB de su país. Otro ejemplo:
resultante de la interrelación mecánica entre los in‐ para encontrar aire puro y espacios limpios los
tereses individuales. Lo que se omite es el efecto habitantes de las naciones industrializadas tienen
del bienestar de una persona sobre el bienestar de que emprender viajes cada vez más largos y exte‐
otras personas ligadas por lazos de simpatía y de nuantes: eso tampoco lo recoge el PNB (o lo reco‐
comunidad humana, y los efectos físicos de las ac‐ ge paradójicamente como crecimiento: desplaza‐
tividades de producción y consumo de una perso‐ mientos más largos, hoteles, segundas residen‐
na sobre las demás, a través de los lazos de la co‐ cias, etc). Tampoco refleja el agotamiento de los recur‐
munidad biofísica. (...) Las exterioridades repre‐ sos. No refleja la destrucción de las funciones am‐
sentan un reconocimiento de los aspectos omitidos
bientales ni los recursos naturales que no tienen
de la experiencia concreta, pero de tal manera que
valor de mercado. Por el contrario, contabiliza co‐
se minimiza la reestructuración de la teoría básica.
Mientras que las exterioridades involucren deta‐ mo renta generada el consumo e incluso el agota‐
lles secundarios, es posible que este procedimien‐ miento de los recursos con valor de mercado.
to sea razonable. Pero cuando tienen que clasificar‐ Contra toda lógica se contabiliza como producción lo
se como exterioridades ciertas cuestiones vitales que en realidad es disminución del patrimonio natural.
(como la capacidad de la Tierra para sostener la vi‐ Cuanto mayor sea la tasa de extracción (y por
da), habrá llegado el momento de reestructurar los consiguiente más rápido el agotamiento de los re‐
conceptos básicos y empezar con un conjunto de cursos), mayor será el incremento del PNB. “Un
abstracciones diferente que pueda incluir lo que país puede estar al borde de la bancarrota ecoló‐
antes era externo.”14 gica y seguir registrando un incremento del PIB,
pareciendo así que progresa”15 ¿Cómo juzgaría‐
La misma definición de externalidad negativa (coste mos a una familia que vende su casa y sus mue‐
externo impuesto a terceros, fuera de las transaccio‐ bles para gastarse el producto de la venta, o al
nes más o menos voluntarias de la economía mercan‐ propietario de la fábrica que va vendiendo todos
til) ya pone en evidencia que cada externalidad plan‐ sus activos, o al banquero que se merienda el pa‐
tea un problema moral: no se trata sino de un daño trimonio de su banco repartiendo dividendos ca‐
que dos participantes en cierta interacción económica da año? Sin duda no diríamos que se trata de in‐
infligen a un tercero “inocente”, que no tiene arte ni crementos de renta corriente, y que son más ricos
parte en el asunto. La omnipresencia de “externalida‐ al final de este proceso que al comienzo. Pero
des”, junto con la imposibilidad de “internalizarlas” exactamente así nos comportamos en relación
radicalmente, implica que no podemos nunca pensar con los recursos naturales.
en una economía ajena por completo a la moral; que • El PNB es una medida de flujos (monetarios) más que
el ámbito de lo económico y el ámbito de lo moral se una medida de fondos o stocks. Pero hoy no pode‐
intersecan necesariamente. No solamente no hay teo‐
página 10

mos seguir asociando las medidas de flujo —en


ría económica libre de valoraciones morales, sino que especial cuando hablamos de flujos físicos— con
tampoco hay actividad económica libre de problemas el éxito industrial y económico. El crecimiento ex‐
morales. ponencial de los flujos físicos —producción, con‐
sumo, materias primas, energía, residuos— es
YOUKALI, 10

La crítica ecologista a las magnitudes de la CN una causa de problemas, no un índice del éxito; y
los flujos dependen del mantenimiento continua‐
Si tomamos en consideración la importancia de los do de los fondos.
costes externos en las sociedades industriales, pode‐ “Si tuviéramos en cuenta las reservas finitas y la
mos realizar la siguiente crítica ecológica de los siste‐ creciente inaccesibilidad para obtener minerales
mas de CN: y combustibles fósiles, así como la capacidad del
ISBN: 1885-477X

14 Daly/ Cobb, Para el bien común, p. 41.


15 Sandra Postel en Ekins/ Hillam/ Hutchison: Riquezas sin límite. El atlas Gaia de la economía verde, p. 43.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
medio ambiente y del ser humano para asimilar
el daño que produce la contaminación, redefinirí‐
amos nuestros propósitos económicos teniendo
en cuenta los stocks. El éxito no reside en maximi‐
zar el flujo de energía y de materias primas que
utilizan los sistemas de producción y consumo.
Por el contrario, una economía tiene éxito en la
medida en que satisface los niveles de vida que
exige la cultura, con una demanda mínima de mi‐
nerales, energía y recursos ambientales”16
• El PNB considera los gastos defensivos (gastos e inver‐
siones realizadas para disminuir o reparar el dete‐
rioro ambiental) como renta generada, lo cual exagera
la renta realmente disponible. Si hace falta invertir en
depuradoras y filtros descontaminadores para
mejorar la deterioradísima calidad de aguas y ai‐
res, ¿somos más ricos al final de este proceso que do lo anterior, parece obvio que estamos valorando
antes de que aires y aguas fueran envenados? Por mal. Los precios de mercado y los indicadores basa‐
el contrario, cambios de comportamiento que son bene‐ dos en ellos (como el PIB y el PNB) están enviando se‐
ficiosos para la calidad de vida y el medio ambiente re‐ ñales económicas erróneas a la sociedad, y deberían
percuten negativamente en los indicadores de renta na‐ ser corregidos... aunque no precisamente en la direc‐
cional (más bicicletas y menos coches, mejor aisla‐ ción en que planea hacerlo el director del INE. Son
miento de los hogares que evita calefacción, etc). economistas ecológicos como José Manuel Naredo
• El análisis detallado de la CN en los países indus‐ quienes nos indican el camino que deberíamos seguir:
trializados revela que en general cuanto más dañi‐
na ambientalmente es una actividad económica, mayor “La economía ambiental, para aplicar su lógica de
es su contribución al crecimiento del PNB. Por ejem‐ coste‐beneficio a los bienes libres que integran ese
plo, analizando el PNB de Holanda, Hueting lle‐ medio ambiente, tiene que empezar por valorar‐
gaba a la conclusión de que el 30% de las activida‐ los, ya sea implantando la propiedad y el merca‐
des generan el 70% del crecimiento, pero son pre‐ do sobre ellos o simulando dicho mercado para
imputarles valores teóricos apoyados sobre el cál‐
cisamente las más nocivas para el medio ambien‐
culo de ‘costes de oportunidad’, ‘precios sombra’,
te: industria petrolífera y petroquímica, metalur‐ ‘valores de contingencia’, etc. Sin embargo, la eco‐
gia, agricultura, minería, transporte e infraestruc‐ nomía ecológica ha de preocuparse, en primer lu‐
turas públicas (incluyendo la construcción de ca‐ gar, de la naturaleza física de los bienes por gestio‐
rreteras)17. nar y la lógica de los sistemas que los envuelven,
considerando desde la escasez objetiva y la reno‐
Ahora bien: si en una economía los precios relativos vabilidad de los recursos empleados, hasta la no‐
de bienes y servicios están sistemáticamente distor‐ cividad y el posible reciclaje de los residuos gene‐
sionados (por ejemplo, por la valoración insuficiente rados, a fin de orientar con conocimiento de cau‐
o inexistente de los recursos naturales y de los daños sa el marco institucional para que éste arroje cier‐ página 11
ecológicos), resultará de ello una mala asignación de re‐ tas soluciones y no otras en costes, precios y canti‐
dades de recursos utilizados, de productos obteni‐
cursos y fuerzas productivas que no dejará de tener efec‐
dos y de residuos emitidos.”18
tos negativos en la economía nacional. A tenor de to‐
YOUKALI, 10

16 Christian Leipert: “Los costes sociales del crecimiento económico”, en Federico Aguilera Klink/ Vicent Alcántara (comps.): De la eco‐
ISBN: 1885-477X

nomía ambiental a la economía ecológica (Icaria, Barcelona 1994).


17 Robert Goodland/ Herman Daly/ Salah El Serafy/ Bernd von Droste: Environmentally Sustainable Economic Development: Building on
Brundtland (UNESCO, París 1991), p. 52. Hay trad. castellana en ed. Trotta.
18 He aprovechado en este texto algunas partes de mi capítulo II.5 en Ni tribunos –Ideas y materiales para un programa ecosocialista, uno de
los libros que Paco Fernández Buey y yo escribimos juntos. Cabe encontrar alguna otra reflexión sobre este tema en el capítulo 3 de
Biomímesis, titulado “¿Crecer en un mundo lleno?”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

CAMBIAR DE GAFAS PARA MIRAR EL MUNDO


por Ecologistas en Acción1

Introducción go es bueno, pensamos, entonces más de lo mismo será


mejor. Desde esta lógica es posible ver con buenos ojos la
movilidad creciente, la producción creciente, el consumo
Hasta hace bien poco, cuando se les preguntaba a las per-
creciente, el comercio internacional creciente, y por su-
sonas mayores de los países “desarrollados” si creían que sus
puesto el crecimiento continuado.
hijos e hijas vivirían mejor que ellas, la gran mayoría re-
Pero la Tierra no es creciente sino dinámicamente es-
spondía que sí. Desde hace poco, cuando se le pregunta a la
table. Y ya ha enseñado sus límites. Las dificultades para ex-
gente no tan mayor si cree que sus hijos e hijas vivirán mejor
traer petróleo en las mismas cantidades que en el pasado, la
que ellos casi nadie se atreve a decir que sí. Quizá porque
fuerte reducción de la biodiversidad, el cambio climático
empiezan a intuir los daños que la “civilización” está cau-
generado por el ser humano, la contaminación de los
sando al planeta. A pesar de las constantes alabanzas a la tec-
océanos, la cementación y desertificación de una parte cre-
nología y al progreso, realizadas sobre todo en los medios de
ciente del territorio son signos de los límites de la biosfera.
comunicación, existe la sospecha, cada vez más extendida,
de que no se puede continuar con este modelo de producción
y consumo por mucho tiempo. Comienza a atisbarse la idea
de que se están superando límites que nunca tendrían que
haberse ignorado ni traspasado.
Las percepciones básicas sobre el deterioro de los ríos,
los valles, los pozos, los suelos, las costas, el aire, los bos-
ques, los animales, los ecosistemas, chocan con la cele-
bración de la tecnología y el desarrollo, creando un sombra
de inquietud en los países enriquecidos y un desgarro en los
empobrecidos.
Las soluciones que se proponen suelen ser siempre las
mismas: construir más infraestructuras, desarrollar tecnolo-
gías complejas, aumentar la producción, estimular el creci-
miento... Con ello tal vez se podrán resolver, según se dice,
algunos de los daños. El resultado, sin embargo, es que el de-
terioro ecológico crece a una velocidad cada vez mayor.
Quien ha tenido que caminar con barro cada vez que
llovía está encantado con el asfalto y verá siempre bien …
nuevas ampliaciones de la superficie asfaltada, porque hasta
página 12

hace poco lo que sobraba era tierra. Quien ha tenido que Desde luego no basta con cambiar las gafas para modificar
acarrear a sus espaldas leña desde lejos todos los días, está la realidad, pero unas buenas gafas permitirán otear mejor
encantado con su camión y verá con complicidad que haya el horizonte para saber hacia dónde dirigirse y por qué
cada vez más camiones acarreando objetos de acá para allá. camino.
YOUKALI, 10

Quien ha lavado pañales en un lavadero con temperaturas …


próximas a la congelación estará encantada con la caldera de
gas, y no le parecerá mal que esté todo el día encendida. En el capítulo sexto [que les ofrecemos a continuación]
Las mejoras vividas o percibidas han afianzado los es- se critica el estrecho, distorsionado e interesado campo de
quemas (las “gafas”) con las que miramos la realidad. Si al- visión de la economía convencional, que sirve habitual-
ISBN: 1885-477X

1.‐ El fragmento de la Introducción y el capítulo elegido, el sexto, corresponden al libro Cambiar las gafas para mirar el mundo, de Ecologistas en
Acción, que está coordinado por Yayo Herrero, Fernando Cembranos y Marta Pascual, y del que son coautores: Yayo Herrero, Fernando
Cembranos, Marta Pascual, Antonio Hernández, Álvaro, Nerea Ramírez, Charo Morán, Beatriz Errea, Águeda Férriz, María González.
Agradecemos sinceramente su cesión para nuestra revista, en calidad de primicia, pues aún no ha sido publicado. Gracias a Ecologistas en
Acción, a los coordinadores del libro, a los autores, y a nuestro amigo y colaborador Jorge Riechmann, que lo ha facilitado.
mente de guía para tomar decisiones clave y orientar las Al mismo tiempo que la producción y el crecimiento

ECOLOGISMO CAPITALISTA
políticas de los gobiernos. La economía ecológica ofrece la se han convertido en el objetivo último de la econo‐
posibilidad de mirar en un campo más amplio, más relevante mía, la propia economía se ha erigido como el objeti‐
para las cuestiones clave (como es la supervivencia) y mejor vo central de la política general. Todos los asuntos,
fundamentado. Para decidir sobre las cosas importantes es también los ecológicos y los sociales, son tratados a la
más útil poner atención en la biodiversidad, el aire o el sue- luz de las reglas del juego económico.
lo que en los indicadores de la bolsa de Nueva York. Cabe entonces preguntarse cómo se ha llegado a
construir esta ciencia económica tan alejada de la reali‐
dad material y ecológica, aislada en un mundo de fan‐
tasía ocupado por los valores monetarios y la riqueza
virtual (acciones, hipotecas, inversiones de riesgo...)
El dogma económico, radicalmente opuesto al de
los procesos y dinámicas que organizan el mundo vi‐
vo, se construyó sobre una serie de mitos fuertemente
asentados en el imaginario colectivo occidental.
En primer lugar el mito de la producción desplazó
el pensamiento económico desde la adquisición y la
distribución de los productos de naturaleza hacia una
economía cuyo objeto era producir lo que fuera, cuan‐
to más mejor, sin cuestionar la naturaleza de dichas
producciones (da igual producir armas o pimientos, si
da beneficios). En segundo lugar la invisibilidad de los
efectos negativos de la producción industrial y la difi‐
cultad para ver límites físicos, asentó el mito del creci‐
—‐ —‐ —‐ miento, que consideraba deseable el incremento ilimi‐
tado de la producción y del consumo. Por último el
Capítulo 6 mito del desarrollo equiparaba crecimiento económi‐
co con bienestar y calidad de vida, y prometía su ex‐
El cambio de paradigma económico2 tensión a todos los países que aceptasen las reglas del
juego de la economía occidental.
La mitología de la economía convencional La profunda crisis ecológica, económica y financie‐
ra, así cómo las obscenas desigualdades socioeconó‐
La economía convencional ha alcanzado el siglo XXI
micas que hoy vivimos en el mundo, ponen de mani‐
con la mirada fija en el mundo virtual de los valores
fiesto la necesidad de desembarazarse de la mirada y
monetarios. Ha construido y mantenido su aparente
los dictámenes de la economía neoclásica que rige hoy
rigor científico y su prestigio como disciplina a pesar
los destinos de la humanidad.
de ignorar el funcionamiento del mundo físico del
que, sin embargo, depende la supervivencia de las
Los mitos de la producción y del crecimiento
personas y la satisfacción de sus necesidades reales.
La economía convencional, tal como se estudia en página 13
Es a los economistas franceses del siglo XVIII, conoci‐
las universidades actuales, empezó a construirse co‐
dos como los Fisiócratas, a quienes debemos el con‐
mo disciplina teórica hace más de dos siglos, y hoy en
cepto originario de producción.
día no cabe duda de que tanto los conceptos que ma‐
La visión económica propia de los Fisiócratas se
neja como los métodos que la articulan se han gestado
YOUKALI, 10

basaba en el funcionamiento del mundo físico. En


en las estructuras de los sistemas políticos capitalistas.
aquel momento, se pensaba que en el planeta, minera‐
La economía convencional ha conseguido instaurarse
les, animales y plantas aumentaban de forma continua
como “doctrina” hegemónica de las políticas econó‐
siguiendo un proceso de generación y crecimiento ili‐
micas y sociales que regulan tanto las relaciones entre
mitado. La Tierra era el motor de la producción. La
las personas como las de éstas con la naturaleza. En
idea de que los materiales de la corteza terrestre se “re‐
definitiva, decide la manera en que miramos, valora‐
ISBN: 1885-477X

producían” igual que los seres vivos, condujo a los


mos y tratamos el mundo que nos rodea.

2.‐ Este capítulo es especialmente deudor de las reflexiones del economista José Manuel Naredo.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Fisiócratas a considerar que el crecimiento económico fenómenos. En primer lugar, se traslada la idea de sis‐
ligado a la producción podía ser ilimitado, mientras tema económico (con sus “piezas”: producción, con‐
no se degradasen o disminuyesen los bienes fondo que sumo y crecimiento) al campo del mero valor moneta‐
permitían que minerales, plantas y animales continua‐ rio. En segundo lugar se impone la idea de que Tierra
sen reproduciéndose. y Trabajo son sustituibles por Capital, lo que permite
Se instauró así la idea de sistema económico for‐ ignorar el mundo físico. En tercer lugar se recorta el
mado por un conjunto de procesos (producción, con‐ concepto de objeto económico. Únicamente merece la
sumo y crecimiento), y se dio paso a desterrar la idea consideración de objeto económico el subconjunto de
antigua de que la actividad mercantil era un juego de la realidad susceptible de apropiación efectiva por
suma cero, en el que sólo era posible que alguien ad‐ parte de los agentes económicos, que tiene un valor
quiera riqueza a costa de que otro la perdiera. monetario de cambio asociado y puede ser produci‐
A comienzos del siglo XIX, con la economía consti‐ ble, es decir, se puede operar sobre él alguna transfor‐
tuida ya como la disciplina encargada de fomentar el mación que justifica su comercialización.
crecimiento económico, los descubrimientos de la físi‐ Por ejemplo, el agua de un manantial al cual se pu‐
ca y la química se encargaron de desmontar la idea del diera acceder libremente no sería un objeto económico
crecimiento físico perpetuo de los materiales de la para los neoclásicos. Sin embargo, si alguien obtiene la
biosfera. Esto obligó a que los economistas de la época concesión del manantial (apropiación), embotella el
(los economistas clásicos) aceptaran, aunque fuese de agua (productibilidad) y la vende en el mercado (valo‐
mala gana, la existencia de límites. Para los economis‐ ración monetaria), el mismo manantial se habría con‐
tas clásicos, el aumento perpetuo de la producción y vertido en un objeto económico. Se da la paradoja de
de los consumos de materias y recursos se convirtió en que el agua abundante y limpia no es considerada ri‐
algo imposible a largo plazo si los recursos abióticos queza, mientras que cuando escasea, se contamina y
no aumentaban. ha de embotellarse, entonces se contabiliza como ri‐
Paralelamente, los economistas clásicos comenza‐ queza económica.
ron a dar un peso creciente al Trabajo como factor de
producción, en detrimento del factor Tierra. Con la La transformación en la idea de sistema económico que
preponderancia del Trabajo, la Naturaleza fue per‐ propugnan y defienden los economistas neoclásicos su‐
diendo relevancia dentro del sistema económico, a pe‐ pone la reducción de riqueza social al escenario en el que
sar de que representaba tanto los recursos materiales interactúan el valor de cambio, industria y propiedad.
disponibles, como las funciones que realizan los eco‐
sistemas (producción de la fotosíntesis, regulación del Con los neoclásicos el Capital se convirtió en el factor
ciclo del agua, dinámica de las cadenas tróficas, etc.) determinante de la producción y el foco de atención se
Pero finalmente serían los economistas de finales situó en el incremento permanente de la producción (en
del XIX y principios del XX, los economistas neoclási‐ realidad extracción). Al no ser valoradas económica‐
cos, cuyas ideas continúan plenamente vigentes y son mente, las implicaciones sobre el deterioro de la corteza
dominantes en la actualidad, los que se encargaran de terrestre que iban aparejadas a los aumentos crecientes
completar el mito de la producción, desvinculándola de la mal denominada producción, quedaban ocultas.
del mundo material. De este modo, el concepto original de producción
El cambio que promueven los economistas neoclá‐ de los Fisiócratas que permitía incrementar las rique‐
página 14

sicos se produce por la convergencia de tres diferentes zas que se renuevan sin destruir los bienes fondo que
posibilitan esa renovación, se transforma en la extrac‐
ción de materiales que se transforman y se revenden
con beneficio.
YOUKALI, 10

Al vender una tuneladora, por ejemplo, el beneficio


monetario que genera suma como riqueza, pero la ex‐
tracción de materiales y energía no renovables necesa‐
rios para su construcción, la contaminación que genera
el proceso de fabricación, la que genera su uso durante
toda su vida útil, el suelo que se horada y las toneladas
de tierra que habrá que desplazar, los incrementos del
ISBN: 1885-477X

tráfico que supondrá ese nuevo túnel, las emisiones de


gases de efecto invernadero o el consumo de energía
fósil que realizará, no resta en ningún indicador de ri‐
queza. Estos efectos negativos que conlleva la “produc‐
ción” de la tuneladora no tienen valor monetario y por
tanto son invisibles.
El concepto de producción, distorsionado por los eco‐ ximo. Así, el metabolismo de las sociedades agrícolas

ECOLOGISMO CAPITALISTA
nomistas neoclásicos respecto al sentido inicial que le se ajustaba, más o menos, a los procesos de la vida.
dieron los Fisiócratas, cuenta sólo la parte que crea va‐ Los seres humanos abandonaron este funciona‐
lor monetario y no cuenta los deterioros que el proce‐ miento debido a la disponibilidad de energía fósil. La
so crea en el entorno físico y social. utilización del carbón inicialmente posibilitó el despe‐
El hecho de resaltar sólo la dimensión creadora de gue de la industria, basada en la extracción y transfor‐
valor e ignorar los deterioros y pérdidas de riqueza mación de los materiales de la corteza terrestre, así co‐
natural que inevitablemente acompañan a la extrac‐ mo el transporte de materiales, personas y mercancías
ción y transformación, justifica el empeño en acrecen‐ a larga distancia mediante los medios de transporte
tar permanentemente ese valor económico. De este motorizados que se desarrollaron a un ritmo vertigi‐
modo se consolida el mito del crecimiento económico noso.
como motor de riqueza y bienestar social. Sin creci‐ Con la aparición de la máquina de vapor la especie
miento estamos abocados al atraso y a la miseria. humana aumentó exponencialmente el consumo de
energía fósil y extendió el transporte horizontal tanto
de los productos de la fotosíntesis como de los mine‐
rales. Estos últimos se convierten en las materias pri‐
mas esenciales en los procesos de fabricación de má‐
quinas, provocando una espiral de crecimiento basada
en el uso de materiales a gran escala, cuyos residuos
no son devueltos al estado original, rompiendo con el
necesario cierre de los ciclos que garantiza la renova‐
ción de la biosfera.
Se ponen así las bases del actual modelo de pro‐
ducción industrial, basado en la extracción creciente
de minerales y energías no renovables, que vierte al
entorno cantidades cada vez mayores de residuos no
aprovechables.
En la actualidad, los estudios de la economía eco‐
lógica3 revelan que la intervención humana sobre la
corteza de la Tierra supera en importancia a la de cual‐
quier agente geológico, habiéndose convertido nues‐
El cambio de metabolismo planetario tra especie en el principal agente modelador del relie‐
de la sociedad industrial ve de la superficie terrestre.
La sostenibilidad de la agricultura tradicional se
Hasta la Revolución Industrial las personas se habían mantenía gracias a que las extracciones de minerales
organizado en sociedades que sobrevivían imitando del suelo se ajustaban a los ritmos de recuperación, a
los procesos de la Biosfera. que los cultivos respetaban las vocaciones productivas
Vivían aprovechando el trabajo de la fotosíntesis de cada suelo y cada clima. Pero hoy las producciones
(leña, recolección, caza, agricultura o pesca) y obtení‐ que tradicionalmente han sido renovables, como la
página 15
an los materiales que necesitaban para satisfacer sus agricultura, la pesca y la explotación forestal están de‐
necesidades de su entorno cercano. jando de serlo, ya que las técnicas modernas y la inyec‐
El motor de la vida era la energía solar en todas sus ción de energía fósil, agua y fertilizantes han consegui‐
formas (la fotosíntesis, el viento, los saltos de agua, el do acelerar los ritmos de producción a costa del dete‐
YOUKALI, 10

calor del sol, etc.) Los residuos de cada proceso eran rioro de los recursos naturales que habían posibilitado
objeto de un uso posterior, de modo que los ciclos de el desarrollo de la fotosíntesis4
materiales se cerraban en el proceso económico. El des‐ La irracionalidad del metabolismo económico de
plazamiento de materiales a largas distancia era muy la sociedad industrial llega a contabilizar como rique‐
costoso en energía por lo que se trataba de evitar al má‐ za el propio deterioro ecológico, al sumar en los indi‐
ISBN: 1885-477X

3.‐ Naredo JM y Gutiérrez, L. eds (2006). La incidencia de la especie humana sobre la faz de la tierra (1955‐2005). Universidad de Granada.
Fundación César Manrique
4.‐ Naredo (2006) Ibídem
ECOLOGISMO CAPITALISTA

cadores de riqueza (en forma de Renta o Producto A finales del siglo XVIII el uso del término se comenzó
Nacional Bruto) los beneficios derivados de paliar la a transferir al campo sociocultural, equiparándolo a la
destrucción (aumenta la riqueza al “descontaminar” idea de progreso. La palabra progreso daba carta de le‐
una playa, invertir en los mercados de carbono o lim‐ gitimidad moral a ciertas tendencias de la evolución so‐
piar de ríos) ciocultural. Se consideró que todas las sociedades evo‐
La celebración del crecimiento económico va a ser‐ lucionaban de una forma lineal de unos estadios de ma‐
vir para ocultar la realidad de los deterioros físicos y yor atraso ‐caza y recolección o ausencia de propiedad
sociales, resaltando tan sólo la parte positiva creadora privada‐ hacia nuevas etapas más avanzadas y raciona‐
de valor monetario y justificando la necesidad cada les ‐civilización industrial o economía de mercado‐ y
vez mayor de hacerlo. que en esta evolución, tan inexorable y universal como
La lógica del crecimiento se extendió entre los paí‐ las leyes de la mecánica, las sociedades europeas se en‐
ses capitalistas. Partiendo de una situación privilegia‐ contraban en el punto más evolucionado.
da gracias a los procesos de colonización, se fueron Al concebir la historia de los pueblos como un ca‐
apropiando de los recursos naturales y minerales ne‐ mino que transitaba del salvajismo y la barbarie hasta
cesarios para el desarrollo económico industrial, y la civilización, los europeos, guiados por la convicción
consiguieron imponer, muchas veces por la vía militar, etnocéntrica de constituir la civilización por excelencia,
su ideología de la producción y del crecimiento. expoliaron los recursos de los territorios colonizados
para alimentar su sistema económico. Sometieron me‐
diante el dominio cultural y la violencia (posible gra‐
cias a la tecnología militar) a los pueblos colonizados,
a los que se consideraba “salvajes” por su estado cer‐
cano a la naturaleza.
Fue un presidente de los Estados Unidos, Truman,
quien empleó por primera vez la palabra desarrollo
para referirse a la situación que ocupaban los países en
relación al crecimiento económico. Después de la 2ª
Guerra Mundial, en 1949, Truman anunciaba un pro‐
grama internacional de desarrollo que iba a contribuir a
la mejora y crecimiento económico de las áreas subde‐
sarrolladas.
Por primera vez se calificaba como desarrollados a
los países que habían abrazado la fe en el crecimiento
económico y, por el contrario, subdesarrollados al res‐
to de los estados. De pronto miles de millones de per‐
El mito del desarrollo sonas se convertían en subdesarrolladas (con la carga
peyorativa que el término supone) y dejaban de ser
Como hemos visto, el cambio en el metabolismo de la pueblos diversos, con otras lógicas económicas, para
economía a nivel global tiene importantes repercusio‐ convertirse en el contrario de los otros que se autode‐
nes sobre los territorios, pero también sobre las socie‐ nominaban desarrollados.
página 16

dades y sobre el bienestar y la felicidad de las perso‐ La ignorancia de los límites físicos del planeta per‐
nas. mite que una buena parte de las teorías del desarrollo
En el marco de la globalización económica basada propongan políticas que lo promueven. Se aconsejan o
en el crecimiento, el progreso se mide por la capacidad imponen a los países empobrecidos medidas para que
YOUKALI, 10

que tiene un país de aplicar políticas que acrecienten sigan la senda de los países ya desarrollados, llegando
la escala de su actividad económica en el mercado, a denominarles en ciertos casos, cuando algunos de
mejoren la eficiencia de la producción, se especialicen sus indicadores económicos crecen, países en vías de
y se extiendan. Este concepto de progreso, equiparado desarrollo.
a crecimiento económico, se encuentra en la base de lo Sin embargo, esta vía es una vía muerta. Cada vez es
que se conoce como desarrollo. más evidente la imposibilidad de que el conjunto de la
ISBN: 1885-477X

Tal y como señala Naredo (2006), el término des‐ población mundial pueda seguir los estilos de vida y so‐
arrollo se aplicó inicialmente en el campo de la biolo‐ breconsumo de los países enriquecidos, ya que las exi‐
gía. Darwin lo utilizó en 1759 para denominar el pro‐ gencias en recursos o territorio y la generación de resi‐
ceso de evolución que experimentan animales y plan‐ duos desbordarían las posibilidades físicas del planeta.
tas desde su nacimiento hasta que alcanzan su madu‐ Si se analizan las características de un país desarro‐
rez. llado se concluye que la riqueza de unos sólo es posi‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
ble a costa de la pobreza (de acceso y disponibilidad El desarrollo crece a costa de agotar los recursos natu‐
de recursos) de otros. rales (finitos) y generar residuos no aprovechables. Su
resultado es la aceleración de la degradación ecológica
Un país desarrollado es aquel que compra materias y ambiental del planeta y la desigualdad social.
primas baratas o alimentos, realiza fundamentalmen‐
te tareas de comercialización y venta que tienen poco La crítica ecológica a la
impacto en sus territorios, atrae capital y mano de teoría económica convencional
obra y tiene reglas comerciales y financieras que le
protegen. Desde la perspectiva ecológica las principales críticas
a la teoría económica tienen que ver con su divorcio
Para que ese país desarrollado exista, obviamente del mundo físico, con su reducción al ámbito de lo mo‐
otros países deben estar dispuestos a vender los pro‐ netario y con la ética de sus fines, ya que el beneficio
ductos de extracción o los alimentos baratos, tienen económico no es equitativo ni bueno para todas las
que operar reglas comerciales y financieras que les personas, y el crecimiento económico no es inocente
obliguen a vender en estas condiciones y deben expor‐ en la generación de deterioro ecológico y social.
tar capital y mano de obra. Es decir, el subdesarrollo La economía convencional esquiva una de las leyes
no es más que la expresión del desarrollo en los países físicas más elementales, la de la entropía, según la cual
empobrecidos. cualquier actividad de transformación de energía o
materiales lleva asociada una pérdida incondicional
La situación privilegiada de los países ricos pone de de recursos no aprovechables que quedan irreversi‐
relieve un modelo de dominación que se sustenta en blemente inutilizados para su uso posterior.
mecanismos económicos que les otorgan capacidad La ley de la entropía pone de relieve las limitacio‐
de compra de recursos y uso de sumideros (para la ab‐ nes de la economía convencional a la hora de dar una
sorción de residuos). Favorecidos por el abaratamien‐ solución ecológica, entre otros, al problema de los re‐
to del transporte y las comunicaciones, la relación de siduos. Los residuos son parte de cualquier actividad
desequilibrio económico ha desembocado en la explo‐ económica, por lo que requieren una especial aten‐
tación económica de países abastecedores de produc‐ ción, sobre todo en las culturas que se rodean de gran
tos primarios (subdesarrollados) por parte de otros cantidad de objetos y consumen mucha energía. Se
que estratégicamente se han especializado en la etapas producen durante la extracción de las materias pri‐
finales de transformación y comercialización (desarro‐ mas, la producción agraria, la transformación de bien‐
llados). es intermedios en productos finales, y durante el con‐
La capacidad de compra infinitamente superior de sumo final de éstos. Representan un enorme peligro
los países desarrollados, gracias a unas reglas de jue‐ para el medio ambiente, la salud y las generaciones fu‐
go económico que manejan a su voluntad, y fruto de turas (como es el caso de los residuos radiactivos pro‐
los condicionantes ideológicos e institucionales im‐ pios de la generación energética nuclear). Por ser ge‐
puestos por sus elites, ha crecido mucho durante las nerados en cantidades superiores a la capacidad de
últimas décadas gracias a las dinámicas del mundo fi‐ asimilación de los ecosistemas, los residuos suponen
nanciero. uno de los principales problemas de las sociedades in‐
El dinero ha servido para establecer una relación dustrializadas, hasta el punto de que muchos países página 17
de desigualdad económica entre países y generar un exportan millones de toneladas de residuos anual‐
modelo de desarrollo basado en la extracción y apro‐ mente a países empobrecidos, aprovechándose de
piación de los recursos no renovables de la corteza te‐ unos tratados comerciales injustos y de la complicidad
rrestre. El sistema financiero ha ido más lejos convir‐ de gobiernos corruptos .
YOUKALI, 10

tiéndose en una nueva fuente de desigualdad que Lejos de entender la acumulación creciente de resi‐
otorga capacidad de compra a empresas transnaciona‐ duos como un problema insalvable, estrictamente de‐
les cada vez más ajenas a los Estados. Estas empresas, pendiente del volumen de materiales y energía utiliza‐
a base de emitir títulos y acciones aceptados como mo‐ dos, el imaginario económico otorga a la tecnología y
neda de cambio, se apoderan de las materias primas y al reciclado la capacidad de resolver el problema, rein‐
la mano de obra para acrecentar las desigualdades so‐ troduciendo perpetuamente los residuos en forma de
ISBN: 1885-477X

ciales y perpetuar el modelo de desarrollo. insumos.

5.‐ “La Directiva Marco de Residuos de la UE dará pie a que los residuos peligrosos puedan ser transportados a países del tercer mun‐
do…” (http://www.ecologistasenaccion.org/spip.php?article11602)
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Con esto se promueve la utilización descontrolada de ción de sumidero de CO2 que realizan los bosques tro‐
los recursos naturales, hasta el punto de que hemos que picales? ¿Es posible apropiarse de la protección que
sobrepasado la tasa de regeneración de recursos natura‐ nos da la capa de ozono? ¿Cómo se valora la tempera‐
les hace tiempo, y hemos pasado a saquear los bienes tura de equilibrio de la biosfera? Lo que se pone aquí
fondo, es decir, aquellos bienes que suponen una reser‐ en evidencia es el problema de inconmensurabilidad
va permanente de recursos a largo plazo (como los bos‐ de muchos aspectos de la realidad que la economía ne‐
ques, los bancos de peces o las reservas minerales). oclásica olvida, ya que los valores y procesos ambien‐
Las mejoras tecnológicas y el reciclaje de materia‐ tales no pueden traducirse a precios del mercado. No
les ayudan a reducir el ritmo de utilización de los re‐ encajan en los códigos del capital.
cursos, pero al crecer la extracción, transformación y La economía convencional introduce ciertos bienes
consumo de forma constante, esos pequeños ahorros y servicios en el mercado y deja, intencionadamente,
no tienen efecto a nivel global. En muchas ocasiones otros fuera. De esta forma realiza dos funciones bási‐
son utilizados para desviar la atención del agotamien‐ cas contrarias a la sostenibilidad. Por un lado atribuye
to de los recursos básicos. valor a los recursos que están dentro de la esfera eco‐
La clave está en no sobrepasar la capacidad de los nómica y se lo quita a los que quedan fuera. Por el otro,
ecosistemas para absorber los residuos y la de la bios‐ condiciona la satisfacción de las necesidades a la exis‐
fera para reponer los recursos. Así por ejemplo, en tér‐ tencia de mercados, equiparando mercado con rique‐
minos energéticos, la tasa de utilización de las energí‐ za. Si no tiene precio se puede deteriorar sin problema,
as fósiles (formadas durante millones de años y consu‐ hasta que su escasez haga necesario que lo tenga. En
midas en dos siglos) debe ser aquella que permita ir ese momento generará beneficios y aumentará la ri‐
sustituyéndolas por energías renovables. queza. Algunos ejemplos de recursos naturales y ser‐
Otro aspecto muy cuestionable de la economía vicios ambientales privatizados por el mercado son el
convencional es el del reduccionismo monetario. En la del agua embotellada, la información genética o el ac‐
economía al uso para que algo exista debe poder ser ceso al aire limpio.
traducido a términos monetarios, es decir, debe tener
un precio. De esto se deriva que ante un planeta cada
día más deteriorado la economía convencional pro‐
ponga tratar el daño ambiental de forma homogénea,
principalmente como externalidades.
Una externalidad negativa de una actividad es un
efecto no deseado, para el cual no existe un mercado.
Ejemplos de externalidades conocidas son la contami‐
nación del aire y el ruido provocados por el tráfico ur‐
bano, la contaminación de los ríos por las actividades
industriales o la sobresalinización de las costas a cau‐
sa de las desaladoras.
La “operativa de funcionamiento de la externali‐
dad” es la siguiente: una vez definida la externalidad
se aplican técnicas para calcular el valor monetario del
página 18

daño causado, que se calcula según lo que habría que


pagar para compensar a los afectados, arreglar lo es‐
Esta forma de funcionar deja sin valor a servicios
tropeado o regresar a la situación anterior, dando por
ambientales y sociales que, en muchos casos, hacen
supuesto que esto es posible.
posible el mantenimiento de la vida y que son clave en
YOUKALI, 10

Atribuir una valoración monetaria que sea convin‐


la búsqueda de la sostenibilidad. El proceso reduccio‐
cente no es tarea fácil, y a menudo imposible (¿es po‐
nista de mercantilización de la vida ha favorecido el
sible contabilizar con dinero la calidad del aire?).
ocultar “los trabajos no mercantilizados que realizan
Algunos economistas (los más liberales) proponen
las mujeres y los servicios “gratuitos” que presta la na‐
asignar derechos de propiedad sobre los recursos y los
turaleza”6.
servicios ambientales y dejar que sean el mercado y los
Otro rasgo característico de este funcionamiento
ISBN: 1885-477X

precios quienes regulen el nivel óptimo de contamina‐


ción. Pero, ¿es posible saber cuánto dinero vale la fun‐ económico consiste en el convencimiento generalizado

6.‐ Ecologistas en Acción (2007). El Curriculum oculto antiecológico de los libros de texto. Madrid. Editorial Popular.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
necesidad de detener el saqueo de materiales y el co‐
lapso de los sumideros de residuos, ambos fruto del
llamado proceso productivo.
La economía convencional suma como riqueza
cualquier actividad generadora de valor económico y
llega a contabilizar como producción (riqueza) lo que
significa deterioro. Las tareas de limpieza del bosque
quemado o el derribo de un rascacielos se contabilizan
en positivo, engordando las cifras las cuentas naciona‐
les.
Al considerar la extracción de materiales no reno‐
vables como producción y al contabilizar de forma ab‐
surda lo que se gasta en reparar el deterioro ecológico
como riqueza, se contribuye a crear el mito del creci‐
miento, un mito muy extendido que equipara creci‐
miento económico a bienestar y desarrollo, obviando
de que cuanto más mejor, y que los individuos (perso‐
que este crecimiento ‐basado en la extracción y gene‐
nas que consumen) prefieren siempre más a menos.
ración de residuos‐ se convierte en generador de des‐
Para consumir más hay que producir más, de manera
trucción ecológica.
que, al menos en términos monetarios, el tamaño de la
economía tenderá a hacerse cada vez mayor.
La falacia del capital natural
La confusión entre la producción y la simple extracción.
En los años 60, y principalmente los 70 con la publica‐
ción de Informe Meadows, o la de “La ley de la entro‐
A diferencia de la verdadera producción que tiene lu‐
pía y el proceso económico” de Nicholas Georgescu‐
gar en los sistemas naturales a través de la fotosíntesis,
Roegen, se demuestra la imposibilidad de mantener
donde se transforma la energía del sol, el agua y los
un sistema basado en la extracción creciente de mate‐
minerales en materia (biomasa), la mal denominada
riales en un planeta que, por el contrario, tiene límites.
“producción” económica consiste en realidad en la ex‐
Esta crítica a la economía convencional posibilitó el
tracción de materiales a base de arrancarlos de la tie‐
desarrollo del pensamiento ecologista y la generación
rra (carbón, hierro, etc.) y prepararlos para ser intro‐
de propuestas que permitían conciliar la ciencia eco‐
ducidos en el mercado. El hecho de llamar comun‐
nómica y las ciencias de la naturaleza.
mente producción de petróleo a lo que realmente debería
Sin embargo, las fuerzas económicas interesadas
llamarse extracción de petróleo es un ejemplo de esta
en perpetuar la lógica del crecimiento continúan tra‐
confusión.
tando de imponer el concepto del desarrollo, median‐
Interpretar la extracción (resta) como producción
te la estratagema de añadir adjetivos como verde o
(suma) nos permite creer que se crean nuevos bienes y
sostenible, sin variar sustancialmente la dinámica y
riqueza, cuando en realidad lo que sucede es que se
velocidad de extracción o la forma de contabilizar los
acelera el ritmo de saqueo de los recursos que la natu‐
flujos físicos de los materiales. página 19
raleza guardaba en la despensa. Esta suplantación de
Para la economía neoclásica el Capital es el factor
términos es útil a la economía ordinaria, pero es evi‐
de producción limitante en la generación de bienes y
dente que cualquier comunidad de seres vivos que
servicios, y no la Tierra y el Trabajo. Los economistas
trate de crecer en sus consumos a costa de reducir la
consolidaron la extraña y acientífica creencia de que el
YOUKALI, 10

base natural que los sostienen está condenada a des‐


gasto de los recursos naturales (Tierra) puede ser com‐
aparecer.
pensado por capital y resuelto con tecnología.
El sistema económico convencional calcula cuánto
Para llegar a tal conclusión la teoría económica ha
cuesta producir, por ejemplo un exprimelimones, con‐
inventado el concepto de “capital natural”. Así, igual
tabilizando los costes de extracción de materiales que
que las empresas incluyen en sus cuentas una canti‐
se necesitan y la mano de obra que va a intervenir en
dad de dinero (amortización) que servirá para reponer
la fabricación. Sin embargo no incluye en sus cuentas
ISBN: 1885-477X

las máquinas que se desgastan o quedan obsoletas, se


lo que costaría reponer los materiales que se han extra‐
piensa que es posible hacer lo mismo con los recursos
ído (costes de reposición), como si la fabricación del
naturales y se trata de calcular la amortización del ca‐
objeto no se realizara a costa de la merma de los bien‐
pital natural. Sobra decir que el error es muy grave y
es fondo. Al ignorar estos costes de reposición se invi‐
se basa en la falacia de suponer que las bases físicas so‐
sibiliza el proceso de degradación de los materiales de
bre las que se asientan nuestros sistemas de produc‐
la corteza terrestre. De este modo se oculta la urgente
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ción y consumo son inagotables, y que los deterioros su funcionamiento en el aprovechamiento de los re‐
naturales son siempre reversibles. cursos renovables a un ritmo que permita su regenera‐
ción, y de forma que se cierren los ciclos de los mate‐
La “producción” va indisociablemente unida al “consumo” riales (biológicos, físicos y químicos). Cualquier forma
de organización social que no respete estas reglas esta‐
En la economía convencional la noción de producción rá poniendo en peligro tanto su supervivencia como la
no tendría sentido si no fuese asociada a la de consumo. de de las especies con las que comparte el territorio.
Los objetos y los servicios se “producen” para ser con‐ Hemos visto cómo, al tiempo que las economías in‐
sumidos. Y para mantener el crecimiento económico la dustriales conformaban su funcionamiento a partir de
economía necesita producir mucho y consumir mucho. la extracción de recursos de la corteza terrestre, se
La relación del consumo con la crisis ambiental tie‐ apropiaban de los trabajos de la biosfera y extendían
ne que ver principalmente con el volumen desmedido el transporte lejano de materiales, personas y mercan‐
de bienes y servicios que se emplean para satisfacer los cías, la teoría economica convencional se separaba vo‐
hábitos de las sociedades del Norte. luntariamente de las ciencias naturales, dejando fuera
Pese a que los límites físicos de la biosfera plantean de su campo teórico las enseñanzas de disciplinas co‐
la inviabilidad de extender la desmesura consumista mo la biología o la termodinámica, que explican el
del Norte al resto del planeta, la globalización econó‐ funcionamiento de los sistemas naturales y el conjun‐
mica sigue insistiendo en que es posible y estimulan‐ to de la biosfera.
do un modelo universal de consumo a base de crear El resultado ha sido la configuración de una visión
necesidades crecientes a escala mundial. Tras las nece‐ simple y errónea que considera el mundo como una
sidades creadas llega –para quienes pueden permitír‐ despensa inagotable de recursos, capaces de satisfacer
selo‐ la resolución a través de la compra en un merca‐ deseos ilimitados en cantidades y tiempo, gracias al
do saturado de objetos superfluos. apoyo incondicional del mercado y la tecnología.
Esta ilusión de abundancia se consigue mantenien‐ Frente a la economía convencional, la economía
do bajos los costes, acelerando la extracción y la trans‐ ecológica es una corriente interdisciplinar que trata de
formación de recursos que, literalmente, han sido expo‐ recomponer los lazos rotos entre economía y naturale‐
liados a otras comunidades o a las generaciones futuras. za. Nace de la inquietud, reflexión y estudio de un
El consumo en una cultura de la sostenibilidad de‐ sector de economistas conscientes de la inviabilidad
be pasar de ser un fin en sí mismo, a ser un instrumen‐ del sistema económico convencional y de la inadecua‐
to al servicio de la satisfacción racional de las necesida‐ ción de los instrumentos que utilizan a la hora de so‐
des, la conservación de recursos naturales y el buen lucionar los problemas ambientales.
estado de los ecosistemas. La economía ecológica no tiene como finalidad el
Por otra parte así como la noción de producción no crecimiento económico, pues considera que cualquier
parece ser muy rigurosa tampoco lo es la de consumo, actividad económica lleva asociado el uso de materia‐
pues este, lejos de consumir los objetos, va abandonan‐ les y energía y la generación de residuos y, por tanto,
do por todas partes materiales degradados, contami‐ la degradación del entorno.
nando y desregulando los difíciles equilibrios de la Pretende adaptar el proceso económico al funcio‐
biosfera. namiento de los sistemas naturales, cerrando los ciclos
y abasteciéndose de recursos renovables. La economía
página 20

Hacia otro paradigma económico: ecológica parte de que el sistema económico es un sub‐
la economía ecológica sistema integrado y limitado por el sistema que repre‐
senta la biosfera.
La vida en la Tierra es consecuencia de la capacidad
YOUKALI, 10

que ésta tiene de intercambiar energía con el exterior.


Gracias a la energía solar las plantas realizan la foto‐
síntesis produciendo materia y construyendo el pri‐
mer eslabón de la cadena trófica. El mantenimiento de
la vida y los ecosistemas se caracteriza por la existen‐
cia de numerosas interrelaciones entre organismos y
ISBN: 1885-477X

entre éstos y el medio en el que habitan, así como por


la existencia de servicios ambientales que la naturale‐
za presta tales como el ciclo del agua, el mantenimien‐
to de la capa de ozono o la polinización.
El mantenimiento de la vida humana (y también
de la no humana) es posible bajo un modelo que base Fuente: CIP Ecosocial
Las capacidades de los ecosistemas como regenerado‐ utilizados para medir el crecimiento económico, como

ECOLOGISMO CAPITALISTA
res de recursos y como asimiladores de los residuos son la Renta Nacional o el PIB, tienen graves carencias
que el subsistema económico necesita y produce son ambientales ya que registran como renta y riqueza lo
limitadas. El requisito, desde la economía ecológica, es que, en buena medida, es destrucción.
mantener el tamaño global de la economía dentro de Puesto que los seres humanos somos absoluta‐
la capacidad de los ecosistemas. mente dependientes de la naturaleza, es más lógico
La economía ecológica trata dos aspectos relacio‐ utilizar como indicadores los de la realidad física y
nados con la sostenibilidad. En primer lugar se intere‐ ecológica que las estimaciones monetarias del deterio‐
sa por el metabolismo de la economía (desde la cuna a ro ambiental, que no permiten entender pérdidas irre‐
la tumba), es decir, cómo se contempla el ciclo de los cuperables.
materiales y la energía desde que son recursos hasta Es importante aclarar que la economía ecológica es
que son residuos. En segundo lugar, tiene en cuenta el plural en cuanto al uso de metodologías, por lo que
tamaño del sistema económico, es decir, la cantidad puede aceptar enseñanzas de la economía convencio‐
total de recursos consumidos en relación con el tama‐ nal. Sin embargo existen diferencias entre estas dos ca‐
ño de la biosfera. tegorías de pensamiento y en los supuestos que les sir‐
Los avances científico‐técnicos han permitido me‐ ven de fundamento. Frente a los economistas neoclá‐
jorar la ecoeficiencia de muchos procesos industriales. sicos, convencidos de que los avances tecnológicos
Es indudable que hoy un coche consume menos gaso‐ compensan la escasez de recursos a largo plazo y que
lina cada cien kilómetros que consumía hace treinta los trabajos de la naturaleza pueden ser sustituidos
años. Los avances en la disminución del consumo de por nuevas tecnologías, los economistas ecológicos
energía y materiales y la menor generación de resi‐ asumen que los límites ecológicos y la escasez de re‐
duos por cada unidad de producto, llevaron a defen‐ cursos son los aspectos críticos insalvables sobre los
der a muchos partidarios de la economía convencional que debe girar la ciencia económica.
que la economía se estaba desligando del mundo físi‐ La postura convencional de los economistas neo‐
co, es decir desmaterializando, de modo que se podría clásicos es que el crecimiento económico debe crear las
continuar creciendo económicamente a la vez que condiciones para resolver las desigualdades. Sin em‐
paulatinamente se iría disminuyendo la presión sobre bargo, tras dos generaciones de crecimiento económi‐
el medio físico. co, desde que los programas de desarrollo internacio‐
La realidad no ha acompañado a estos augurios nal fueran establecidos después de la Segunda Guerra
optimistas. Para la economía ecológica lo relevante no Mundial, la desigualdad sigue aumentado.
es la contaminación generada o la cantidad de mate‐ La economía convencional no puede determinar si
riales y energía consumidos por unidad de producto, una distribución de recursos es mejor que otra para las
sino la cantidad total de recursos utilizados en todos personas. No incluye criterios éticos. Si la sostenibili‐
los procesos productivos y la capacidad de los ecosis‐ dad implica la redistribución intergeneracional e in‐
temas para volver a regenerarlos, así como la cantidad trageneracional, se necesita de estos criterios éticos y
de residuos totales y la capacidad de los ecosistemas de unas políticas profundamente democráticas.
para absorberlos. Mejoras unitarias en los procesos no Seguir manteniendo el dinero como la única vara
tienen por qué suponer mejoras ambientales en el con‐ de medir y proponer la cura del crecimiento, no solu‐
junto de la economía. En efecto, tomando el ejemplo cionará el deterioro ambiental y social. Muy al contra‐ página 21
anterior, el ahorro de energía por cada coche ha sido rio, seguirá manteniendo ocultas las verdaderas cau‐
irrelevante ante el enorme incremento del número de sas de los riesgos ecológicos y las desigualdades entre
coches en circulación, o el aumento de las distancias los seres humanos, desviando la atención hacia un te‐
que estos deben recorrer de forma diaria. rreno ignorante del funcionamiento de la naturaleza.
YOUKALI, 10

El crecimiento continuo de la producción no es el En toda la literatura económica convencional no


camino para alcanzar la sostenibilidad, pues el ecosis‐ hay una sola mención a lo nocivo que es utilizar los re‐
tema global, entendido como el conjunto de ecosiste‐ cursos naturales por encima de su capacidad de rege‐
mas, es finito. neración, o generar residuos más allá de la capacidad
En el tratamiento de las cuestiones ambientales, las de absorción de los ecosistemas.
principales dificultades de la economía convencional Por el contrario, la economía ecológica propone
ISBN: 1885-477X

aparecen al prescindir sistemáticamente de las estadís‐ atender a la realidad física antes que a unos números
ticas ambientales y materiales que registran el estado (los económico‐monetarios) que no representan nada
de los cimientos físicos sobre los que se asientan las más que una parte reducida y distorsionada del cam‐
economías del planeta, restringiendo el análisis al po del valor.
mundo reduccionista de los valores monetarios. Las cuentas que realmente importan, y las que han
Como ya se ha mencionado, los agregados monetarios de hacerse, son las relativas a la fotosíntesis, los bos‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ques, la calidad del aire, la disponibilidad de materia‐ Qué plantea la cultura de la sostenibilidad sobre
les organizados, la producción y mantenimiento de la la economía
biomasa, la cantidad de suelo fértil, etc.
El nuevo paradigma económico rechaza reducir la ‐ La naturaleza y los recursos de la biosfera forman
complejidad de la experiencia a una sola dimensión parte del sistema natural que hace posible las activi‐
cuantitativa y monetaria, pues la realidad es multidi‐ dades económicas.
mensional y sigue distintas lógicas según la dimensión ‐ El planeta Tierra es un sistema finito, con capacida‐
que se examine. des limitadas para generar recursos y absorber resi‐
En cualquier caso a la hora de elegir dimensiones duos. La escala de la actividad económica cuenta.
centrales para hacer las grandes cuentas, habrá que ‐ Las actividades económicas llevan asociadas la gene‐
mirar antes la energía “retenida” en los enlaces del car‐ ración de residuos no aprovechables, por lo que pro‐
bono, la huella ecológica o la biodiversidad que los in‐ vocan incondicionalmente daños ambientales.
dicadores monetarios al uso. ‐ el crecimiento (monetario) no deber ser la máxima as‐
La economía ecológica no sólo replantea el concep‐ piración del sistema económico, pues implica el au‐
to de riqueza, que podría consistir en la capacidad de mento del uso de energía y materiales.
una comunidad para mantener un medio vivo, sino ‐ Crecimiento económico no es sinónimo de desarro‐
que vuelve a poner sobre la mesa la discusión sobre las llo. Una característica común de las economías que
necesidades humanas, el problema de la distribución más han crecido es que consumen cantidades muy
en un mundo de suma cero (o decreciente) y el acceso superiores de recursos y generan ingentes volúme‐
de las comunidades a los servicios de los ecosistemas. nes de residuos.
La economía para la sostenibilidad ha de recordar ‐ No todas las sociedades aspiran a ocupar los niveles
que el sistema económico es un subsistema de la bios‐ más altos de desarrollo, pero las denominadas “des‐
fera y no al revés. Una nueva economía con los pies en arrolladas” pretenden que su modelo económico
la tierra habrá de plantearse cómo sobrevivir y vivir sea el único deseable.
dignamente con una huella ecológica que pueda ser ‐ Existen múltiples formas de organización social dis‐
asumible por la biosfera. tintas de aquellas que buscan el beneficio económi‐
co. El intercambio de bienes y servicios no tiene por
qué estar guiado por el beneficio.
Qué plantea el pensamiento único sobre el siste‐ ‐ Las mejoras tecnológicas pueden reducir los daños
ma económico ambientales, pero también pueden hacerlos crecer,
pues lo cuenta es la cantidad de energía y materiales
‐ La naturaleza y los recursos naturales forman que finalmente son consumidas.
parte de un sistema económico más amplio. El ‐ En la gestión de los recursos naturales debemos
objetivo de la sociedad es que la economía fun‐ guiarnos por las leyes de la termodinámica antes
cione de forma eficiente. que por las leyes económicas.
‐ El crecimiento es la máxima aspiración del siste‐ ‐En muchas ocasiones el crecimiento de los mercados
ma económico, y es una condición necesaria pa‐ es el resultado de la privatización de los recursos, li‐
ra la mejora social y ambiental. mitando su acceso a una parte reducida de los habi‐
‐ Las economías más desarrolladas han sabido tantes de nuestro planeta. La privatización suele te‐
página 22

aprovechar los recursos naturales de forma más ner por objetivo un beneficio económico y no la con‐
eficiente que aquellas no desarrolladas. servación de los recursos y servicios ambientales.
‐ Todas las sociedades aspiran a ocupar los niveles
más altos de desarrollo, es decir a crecer de for‐
YOUKALI, 10

ma permanente y sostenida.
‐ La búsqueda de beneficio económico es inheren‐
te a cualquier actividad empresarial, y justifica la
relación entre productor y consumidor.
‐ Las mejoras tecnológicas reducen los daños am‐
bientales y, al mismo tiempo, hacen que se pue‐
ISBN: 1885-477X

da disponer de los recursos finitos de forma ili‐


mitada.
‐ La existencia de mercados facilita la conservación
de los recursos naturales y hace posible la satis‐
facción de las necesidades.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
EL VIAJE PRODUCTIVO:
LA PRÁCTICA SOCIAL DEL TURISMO
por Mario Domínguez Sánchez

El Bárbaro de ayer es el Turista de hoy (Mitford, 1959: 3)

1. Introducción: viaje y turismo


¿Quién si no la aristocracia viajó antes del siglo XIX pa‐
ra contemplar paisajes, monumentos o culturas por ra‐
zones no relacionadas con el trabajo o los negocios? Los
viajes eran difíciles, largos y peligrosos; a menudo la
única forma de desplazarse era viajar con un ejército,
no sólo por la protección sino porque los soldados
construían caminos. ¿Era entonces una cuestión de osa‐
día, propia de una estirpe social? Más bien no, se trata‐
ba de ociosidad, porque de hecho no sólo viajaban los
poderosos. “En los comienzos se viajaba por necesi‐
dad, no por placer. Se viajaba para conquistar, obtener
beneficios o salvar la vida cuando la gente se veía ame‐
nazada. Los viajeros por definición eran soldados, co‐
merciantes, mercaderes, diplomáticos, espías o bandi‐
dos.” (Goldstone, 2003: 18). Los aventureros se acerca‐ lidad de viaje, a fines del siglo XIX las alternativas de
ron mucho a la idea del viaje por el viaje en sí mismo, ocio de la clase trabajadora sólo existían los domingos
pero fueran hombres o mujeres, ricos o pobres, solda‐ y festivos bajo la forma de excursión. Situación que no
dos o marineros, casi todos eran ajenos a la idea de con‐ cambiará hasta la década de 1930 en que la clase obre‐
sumir experiencias sin un enfoque productivo hasta ra occidental conquiste las vacaciones pagadas y, con
que los avances de la Revolución Industrial comenza‐ ello, el tiempo ocioso. Mientras tanto la realización
ron a crear el caldo de cultivo propicio para ese fenó‐ práctica de los viajes se verá potenciada por el desarro‐
meno moderno llamado “tiempo de ocio”. No es nin‐ llo del automóvil, aspecto que se añade a la interven‐
guna coincidencia que hasta mediados del siglo XVIII, ción publicitario‐propagandística de una prensa selec‐
cuando comenzó a desarrollarse el concepto de turis‐ ta y especializada. Se comienzan a crear así las organi‐ página 23
mo que hoy conocemos, la edad de los descubrimien‐ zaciones de grupos de posibles clientes y trabajadores
tos estuviera casi agotada. Más que para conquistar, el para facilitar los viajes de los socios enmarcados en la
resto de la gente comenzó a viajar para ver cosas. dinámica de la “conquista del ocio”, entendido este úl‐
Esa ampliación clasista del viaje supone el paso de timo como un elemento para restituir la personalidad
YOUKALI, 10

la idea de desplazamiento y del romanticismo del via‐ (en el sentido que supone la recuperación física, men‐
jero a una concepción comercial y mercantil de los tal o cultural) procurando un carácter político e ideo‐
mismos, creando empresas cuyo fin ya no radica ex‐ lógico a esta fase de la historia del turismo. Por último,
clusivamente en el transporte sino también en la ocu‐ cabe recordar que el paso hacia el turismo de masas es
pación publicitada del tiempo de ocio. Sólo así se en‐ algo más que el simple incremento de visitantes y sig‐
tiende que el desarrollo acelerado del turismo comen‐ nifica el aumento espectacular del volumen de servi‐
ISBN: 1885-477X

zara a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y para cios y negocios de un mercado altamente capitalizado
ello fue necesario que se constituyera una clientela al‐ y un compromiso administrativo de gran alcance.
go más extensa, capaz de disponer de ahorros y exce‐ En la actualidad, los viajeros van protegidos por un
dentes para dedicarse al ocio: la burguesía occidental. entorno tan seguro y programado que a menudo los
Por su parte, si en su tiempo libre el campesino había aísla de aquello que desean encontrar. Y no obstante
tenido tradicionalmente en la romería la única posibi‐ también constituyen un ejército, aunque de tipo distin‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

to. “Desde mediados del siglo XX los turistas reciben propio proceso de desarrollo, implicando territorios,
alabanzas por ser la infantería de la democracia, sólo economías, identidades y culturas, afectando a proce‐
porque pasan sus vacaciones en países que necesitan sos de sostenibilidad, conservación y generación del
divisas fuertes” (íbid.: 19). Esto supone quizá la carac‐ patrimonio y transformación de la totalidad del espa‐
terística central del turismo de masas en las socieda‐ cio geográfico, humano y de la totalidad de ecosiste‐
des modernas, a saber, que gran parte de la población mas. Por todo ello constituye un magnífico ejemplo de
a lo largo de todo el año viajará a otro lugar para con‐ las transformaciones que el capitalismo ha realizado
templarlo y permanecer allí por razones ajenas al tra‐ en los últimos doscientos años, incluidas las me‐
bajo o a enfoque productivo alguno. Ello indica que dioambientales.
ahora el acto de viajar ocupa hasta el cuarenta por
ciento del “tiempo libre” del que se dispone (Williams
y Shaw, 1988). Además, si la gente no viaja pierde su
estatus social: el viaje se convierte en el marcador, en‐
tre otros, de dicho estatus. Es pues un elemento crucial
de la vida moderna sentir que los viajes y las vacacio‐
nes son actividades del todo necesarias. “Necesito
unas vacaciones” supone el mejor reflejo de un discur‐
so muy actual basado en la idea de que la salud física
y mental se restaurará por sí misma si quien la emite
puede acceder a “salir” de vez en cuando.
Los turistas serían apenas viajantes si no existiera
el conjunto de equipamientos y servicios turísticos. El
turismo presupone la existencia de infraestructura tu‐
rística (hoteles, restaurantes, carreteras, aeropuertos) y
de atractivos, que sin la intervención de los planifica‐
dores turísticos serían apenas recursos brutos. A su
vez, los servicios turísticos no tienen mucha razón de
ser sin un recurso apto para ser transformado en lo 2. El turismo como actividad social y económica
que técnicamente se llama “atracción turística” y sin
turistas que lo visiten. Turistas, atracciones, recursos, El turismo, la gestión vacacional y los viajes constitu‐
servicios son interdependientes pero autónomos. yen un fenómeno social importante que no todos los
Los viajes se han convertido, pues, en un elemento analistas han considerado con detenimiento. La con‐
de la vida social, económica o psicológica de la socie‐ junción de tales vectores presupone un sistema de ac‐
dad generadora en que se inscriben, pero entran en tividades sociales y signos que obliga a localizar las
juego nuevos elementos artificiales que convierten al prácticas turísticas no tanto en términos de ciertas ca‐
turismo producto de ese acto de viajar en un objetivo racterísticas intrínsecas, sino a través de los contrastes
en sí mismo, en un negocio englobado en una historia implícitos con las prácticas sociales no turísticas, espe‐
general del desarrollo económico occidental en la cual cialmente aquellas basadas en el hogar y el trabajo re‐
el ocio revierte en explotación industrial y adquiere munerado. Aunque siempre es preciso insistir en las
página 24

una importancia económica y sociocultural considera‐ variaciones históricas y sociológicas, hay que subrayar
ble para la economía de los países tanto emisores co‐ una serie de características que configuran el mínimo
mo receptores. común de las prácticas sociales que entendemos como
turismo (Urry, 1990: 2 y ss.; Culler, 1981: 127 y ss.;
“Grupos enormes de gentes de todo tipo se despla‐ Campbell, 1987).
YOUKALI, 10

zan, convenientemente motivados y con una carga


de expectativas más o menos homogénea, llegando 1. El turismo es una actividad de ocio que presupone
a lugares donde hasta hace poco era insólito encon‐ su opuesto, es decir, el carácter regulado y organi‐
trar a un extranjero, a un individuo sin vinculación
zado del trabajo. Es una manifestación de cómo el
alguna con los moradores habituales del área. No
son violentos ni indisciplinados, pero conquistan
trabajo y el ocio están organizados y regulados co‐
con el poder de su moneda y son esperados con an‐ mo esferas separadas de la práctica social en las so‐
ISBN: 1885-477X

sia por gobiernos y administraciones sedientas de ciedades modernas. De hecho actuar en calidad de
sanear sus economías” (Santana, 1997: 9‐10). turista es una de las características que definen al
sujeto “moderno” y además está ligado a grandes
El turismo, más que el mero desplazamiento ocioso de transformaciones en el trabajo remunerado, a su
un componente importante de la población trasciende organización en lugares específicos y durante perí‐
las naciones que lo originan, a las que lo reciben y a su odos de tiempo regularizado.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
2. Las interacciones turísticas surgen de un movimien‐ ran en una jerarquía compleja y cambiante. Esto de‐
to de personas hacia, y en relación a, su estancia en pende de la interacción entre, por un lado, la com‐
diferentes destinos. Esto implica necesariamente petencia entre los intereses involucrados en la pres‐
un cierto movimiento a través del espacio, que es el tación de tales objetos y, por otro lado, el cambio de
viaje, y un período de estancia en un nuevo lugar o clase, género, diferencias generacionales, y del gus‐
lugares. to de la población potencial de los visitantes.
3. El viaje y la estancia suponen sitios que están fuera 10. La internacionalización del turismo significa que no
de los lugares habituales de residencia y trabajo. se pueden explicar los patrones turísticos de cual‐
Los períodos de residencia en otros lugares son de quier sociedad particular sin analizar los aconteci‐
una naturaleza de corto plazo y temporales. Hay mientos que tenían lugar en otros países. La inter‐
una clara intención de vuelta a “casa” en un plazo nacionalización del turismo, especialmente en
relativamente corto de tiempo. Europa, significa que todos los sitios turísticos se
4. En el caso de los turistas, los lugares turísticos son pueden comparar con otros equivalentes situados
para fines que no están directamente relacionados en el extranjero; así que cuando la gente visita algún
con el trabajo remunerado y por lo común ofrecen lugar de su propio país está implicando en efecto la
variados contrastes con los lugares de trabajo. elección de no visitar un sitio en el extranjero (Urry,
5. Una parte importante de la población de las socieda‐ 1990). O dicho de otra forma, la internacionaliza‐
des modernas se dedica a las prácticas turísticas; se ción del turismo significa que todos los objetos po‐
desarrollan nuevas formas de socialización de la sibles que puede abarcar la actividad turística se
oferta con el fin de hacer frente al carácter masivo pueden encontrar ordenados en una escala, y por
de la presencia de turistas (en comparación con el tanto pueden ser comparados con los demás.
carácter individual del “viaje”).
6. Que haya lugares elegidos para ser visitados supo‐ La relevancia de esto puede verse en la importancia
ne que existe una anticipación, especialmente a tra‐ económica del turismo entendido como industria del
vés del ensueño y la fantasía, de placeres intensos, ocio. En la actualidad el turismo es el mayor negocio
ya sea en una escala diferente o que involucre sen‐ que existe. Algunas cifras indican que desde 1945 los
tidos diferentes de los habitualmente utilizados. gastos en viajes han aumentado a un ritmo el doble de
Tal anticipación se ve construida y sostenida a tra‐ rápido que el del PIB en los países ricos. Estos países
vés de una variedad de prácticas no turísticas, co‐ con menos del 25% de la población mundial propor‐
mo cine, televisión, literatura, revistas, videojue‐ cionan casi el 85% de los turistas que crecieron de 69
gos, discos, y vídeos, que construyen y refuerzan millones en 1960 a 537’4 en 1994, cifra que se duplica
esa comprensión. en la primera década del siglo XXI.
7. La actividad del turista se dirige a las características También cabe mencionar su componente geopolí‐
del paisaje natural, rural y urbano que le separan tico. En las campañas publicitarias que reemplazaron
de la experiencia cotidiana. Estos aspectos del pai‐ a las campañas militares tras el fin de la Guerra Fría,
saje se perciben porque en cierto sentido se ven muchos de los grandes problemas que padecían los
desplazadas a un territorio fuera de lo común. La países en desarrollo fueron ingeniosamente reelabora‐
percepción de lugares de interés turístico a menu‐ dos para vender productos como los “viajes de aven‐
do implica establecer diferentes formas de los pa‐ tura” o el “turismo cultural” en una oferta dirigida al
trones sociales que se encuentran en la vida coti‐ mercado emergente de la generación de 1950 y 1960. página 25
diana, con una sensibilidad mucho mayor a los ele‐
mentos visuales del paisaje o del paisaje urbano.
Las personas permanecen en esa actitud que luego
se objetiva o captura a través de fotografías, posta‐
YOUKALI, 10

les, películas, objetos, etc., los cuales permiten evo‐


car la práctica y reproducir sin cesar esa percep‐
ción.
8. La percepción se construye a través de signos y el tu‐
rismo implica la recogida de los signos. Como
Culler (1981) afirma, el turista se interesa por todo
ISBN: 1885-477X

como un signo de sí mismo conformando un ejér‐


cito anónimo de semiólogos desplegado por todo
el mundo.
9. Una serie de profesionales del desarrollo del turis‐
mo tratan de reproducir objetos siempre renova‐
dos a la actividad turística, objetos que se estructu‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Teniendo en cuenta que muchos países adoptaban extranjeros o nacionales. Este proceso a menudo con‐
medidas proteccionistas ante las importaciones bara‐ duce a una pérdida de control local sobre la propia in‐
tas procedentes de los países en desarrollo, y que el tu‐ dustria turística.
rismo generaba divisas que a su vez podían utilizarse Más allá de estos puntos de acuerdo general, los re‐
para pagar la deuda externa, el Banco Mundial se pro‐ sultados varían mucho. El turismo genera los efectos
puso fomentar su expansión entre otras cosas como más graves de dislocación a cambio de la obtención de
medio para mejorar los desequilibrios de empleo e in‐ unos beneficios relativamente pequeños destinados a
gresos entre las áreas rurales y las urbanas. A finales una minoría local, mientras que los beneficios son mu‐
de la década de 1960 se forma un departamento del cho mayores para los grandes inversores gracias a las
Banco Mundial especializado en préstamos para pro‐ economías de escala, la rápida introducción de insta‐
yectos turísticos y preservación de monumentos, que laciones de alto nivel. El resultado es entonces la de‐
comenzó a financiar determinadas áreas que luego se pendencia en lugar del desarrollo. En tales condicio‐
han convertido en enclaves fundamentales del turis‐ nes, el crecimiento desproporcionado del sector turís‐
mo actual como Bali u otros lugares de Turquía y tico no genera vínculos con otros sectores locales des‐
América Latina. plegados por el territorio, en particular con la agricul‐
El núcleo del sistema turístico mundial se encuen‐ tura, sino que provoca trastornos, institucionalizándo‐
tra en los grandes países emisores de turistas. Su im‐ se así un subdesarrollo estructural.
pacto es de lejos el área temática más intensamente in‐ Sin dejar de considerarlo dentro del circuito pro‐
vestigado dentro de la sociología del turismo. En efec‐ ductivo, Campbell (1987) plantea una perspicaz refle‐
to, la mayor parte de los estudios tratan el impacto en xión relacionada con el carácter del consumo como tal.
la comunidad o la sociedad de acogida, pero el efecto Afirma que ciertas actividades propias del turismo,
sobre el país de origen de los turistas se descuida. como el “soñar despierto” y la anticipación, constitu‐
Además el turismo a menudo se convierte en una yen los procesos fundamentales para el consumismo
fuente importante de ingresos gubernamentales, por moderno. Los individuos no buscan la satisfacción de
lo que muchos gobiernos y administraciones locales los productos, de su selección en sí, de su compra y
están dispuestos a alentar a su rápido desarrollo. Sin uso. La satisfacción se deriva más bien de la anticipa‐
embargo, los efectos económicos positivos del turismo ción, de la búsqueda imaginaria del placer. La motiva‐
con frecuencia caen significativamente por debajo de ción básica para el consumo no es por tanto simple‐
las expectativas o predicciones. mente materialista; estriba en tratar de experimentar
Además, el turismo genera o refuerza las tenden‐ “en realidad” los dramas placenteros que ya han expe‐
cias inflacionistas y supone una presión sobre recursos rimentado en su imaginación. Sin embargo la “reali‐
cuya oferta es inelástica, especialmente algunos tipos dad” no puede proporcionar los perfectos placeres en‐
de alimentos y del territorio sobre el que dicha indus‐ contrados en los sueños o en la imaginación, de modo
tria se asienta. Así, mientras que el turismo beneficia que cada compra lleva aparejada la desilusión y la
con frecuencia a las minorías locales que participan di‐ nostalgia de los productos siempre nuevos: existe un
rectamente de dicha industria, puede causar dificulta‐ componente dialéctico entre la novedad y la insaciabi‐
des para el resto de la población. Por otra parte, el des‐ lidad en el corazón del consumismo contemporáneo.
arrollo de una industria turística a menudo implica la Campbell considera el “hedonismo imaginativo” co‐
penetración de intereses financieros procedentes del mo una característica relativamente autónoma de las
página 26

exterior de la comunidad en que se asientan, ya sean sociedades modernas, separada de la planificación


institucional como la publicidad o de determinados
modos de distinción social. No obstante, es difícil ima‐
ginar la naturaleza del turismo contemporáneo sin ver
cómo esta actividad se construye en nuestra imagina‐
YOUKALI, 10

ción a través de la publicidad y los medios de comu‐


nicación, o a través de la competencia consciente entre
los diferentes grupos sociales. Si Campbell tiene razón
al argumentar que el consumismo contemporáneo
implica imaginar la búsqueda del placer, el turismo se‐
ría sin duda el caso paradigmático. Pero aunque en
ISBN: 1885-477X

cierta medida el turismo necesariamente implica so‐


ñar despierto y anticipar nuevas experiencias ‐o al me‐
nos que sean diferentes de las que se encuentran en la
vida cotidiana‐ cabe certificar que tales sueños no son
autónomos, sino que están influidos por la publicidad
y otros conjuntos de signos generados por los media,
ECOLOGISMO CAPITALISTA
muchos de los cuales se refieren a complejos procesos va. McIntosh y Goeldner (1986, apud Picornell) por su
de distinción social. parte atribuyen los siguientes efectos negativos al tu‐
rismo: efecto demostración, introducción de prostitu‐
3. El análisis del fenómeno ción, drogas, juego, inseguridad, xenofobia, racismo,
según las ciencias sociales desarrollo de actitudes serviles, trivialización de pro‐
ductos artesanales, transformación de la cultura local
Tras la Segunda Guerra Mundial y en el marco del en entretenimiento para los turistas, marginación de la
desarrollismo capitalista los estudios se orientaban a la población autóctona. También lo que ha sido observa‐
defensa del turismo como un ejemplar polo de des‐ do por los investigadores es que el turismo reduce las
arrollo estructural. Se sucedieron múltiples investiga‐ poblaciones y su cultura a objetos de consumo, lo que
ciones que demostraban ante todo los efectos benefi‐ ocasiona desajustes en la sociedad receptora. Hay li‐
ciosos del turismo en la sociedad, en especial los rela‐ bros que pueden ser considerados clásicos del tema,
cionados con el turismo de masas. Durante el auge de como La Horda Dorada, de Turner y Ash (1991), donde
esta modalidad y debido a la generalización de la cre‐ los turistas son comparados con las hordas invasoras
encia de que el turismo podía transformar drástica‐ de antaño, que van destruyéndolo todo. Del lado de
mente el escenario económico en los países más desfa‐ los beneficios, ventajas sólo para el turista.
vorecidos, la tendencia fue la de explotar todos los re‐ En esta tónica, Erisman (1983) verifica que la de‐
cursos, sean naturales, culturales o históricos de la for‐ pendencia económica del turismo reprodujo las rela‐
ma más lucrativa posible: suponen la denominada ciones existentes durante la época colonial, llevando a
“plataforma de defensa”. Poco después se asiste a una una dependencia política y cultural. Los habitantes lo‐
nueva orientación, ya que los estudios sociológicos y cales pasaron a hacer todo lo que se esperaba de ellos
antropológicos realizados alrededor de 1960 versaron para que agradasen al tipo de turistas que querían ver
en su mayoría sobre los efectos negativos del turismo. reproducida la supuesta sociedad local cuando esta‐
Constituyen la llamada “plataforma de advertencia” ban de vacaciones. Crick (1992) a su vez, estudiando
en la cual también se encuentran geógrafos y biólogos. los efectos del turismo en varios países del Sur global
En 1979 el sociólogo holandés Emanuel de Kadt inau‐ verifica, entre otras cosas, que el turismo introduce la
guró en tal sentido una polémica que sacudiría los ci‐ cultura del desperdicio en sociedades de escasez. De
mientos de las convicciones del crecimiento económi‐ Vries (1992) comprueba en las Antillas los problemas
co a través del turismo, apuntando los problemas oca‐ derivados de la venta de tierras destinadas a plantar
sionados en las culturas receptoras. alimentos desencadenando una cultura migratoria en‐
Steil (2002: 69) advierte la diferencia entre los estu‐ tre los jóvenes del campo. La sensación general en to‐
dios sociológicos y los antropológicos, mostrando que dos estos estudios es la de una acusación: la industria
los primeros se orientaban en su origen a definir las del turismo sería una actividad de fuerte depredación
motivaciones de carácter funcional y estructural que territorial que además desarticula la estructura social,
dieron lugar a la actividad turística, mientras que los territorial y administrativa. Las formas tradicionales
estudios antropológicos tienen como marca distintiva de producción, la pesca, la agricultura y la producción
la preocupación de estudiar de qué modo las poblacio‐ cultural artesanal relacionadas con ellas desaparecie‐
nes locales se van a integrar con esta actividad. Para es‐ ron cuando el turismo pasó a considerarse un factor de
te autor, van a ser los estudios antropológicos los que progreso por la sociedad local y la tierra cambió de
van a llenar el vacío entre las plataformas de defensa y significado para ocupar el lugar del capital dentro de página 27
advertencia. Un autor como Picornell (1993) resume el los factores de producción.
estado de la cuestión de los estudios de los impactos
de turismo en la década de 1980, mencionando, ade‐ Algunos modelos de análisis
más de sus investigaciones, las de Mathieson y Wall,
YOUKALI, 10

McIntosh y Goeldner, Turner y Ash. Mathieson y Wall Aunque el enfoque de las investigaciones siga estando
(1988) identifican impactos económicos, sociales y am‐ en la diversidad y la diferencia cultural, no basta con
bientales, dejando claro que el nivel de estos impactos explicar el funcionamiento y la estructura; hace falta
va a depender de varios factores, entre ellos el nivel de establecer modelos (Santana, 1997: 149 y ss.). El turis‐
desarrollo del área de destino. Picornell afirma que el mo es un fenómeno social que actualmente abarca el
turismo afecta la forma de vida, los sistemas de valo‐ mundo entero desde el punto de vista geográfico y to‐
ISBN: 1885-477X

res, el comportamiento individual, las relaciones fami‐ dos los estratos y grupos sociales. Abarca el mundo
liares, los estilos de vida colectivos, los niveles de segu‐ entero porque, a raíz del proceso de internacionaliza‐
ridad, la conducta moral y política, las expresiones cre‐ ción de las economías y de la cultura, así como de la
ativas y la cultura tradicional, entre otras cosas y agre‐ mejoría de los medios de comunicación y transporte, y
ga que la mayoría de los estudios que analizan el im‐ del carácter expansivo de esta peculiar industria capi‐
pacto socio‐cultural lo hacen desde una óptica negati‐ talista, son muy pocos los lugares que no reciben turis‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

tas. Abarca todos los estratos y grupos sociales no por‐


que todos puedan ser algún día turistas, como dan a
entender muchas publicaciones, sino porque el fenó‐
meno turístico alcanza, de alguna manera, también a
los que no lo practican. Aquello que en economía se
llama “efecto multiplicador del turismo”, que consiste
en un modelo teórico de distribución de la renta turís‐
tica de un país entre los diferentes sectores de su eco‐
nomía (Barretto, 2007), tiene su equivalente en la socie‐
dad a modo de un “efecto cascada”, figura que reme‐
mora la imagen de cambio de niveles y de dispersión.
Pero, a pesar de que algunos de los aspectos de la
planificación turística pueden teorizarse con el mode‐
lo sistémico (input‐proceso‐output‐retroalimentación)
el turismo como un todo puede ser mejor entendido si
se lo piensa como una estructura rizomática, aplican‐ diferencia del estudio de sectores como la agricultura
do la propuesta de Deleuze y Guattari (1972) quienes o la industria donde se busca el establecimiento de
aplican a las ciencias sociales algunos principios del ri‐ modelos generales de desarrollo, para el turismo no se
zoma: conexión, heterogeneidad, multiplicidad y rup‐ puede establecer un sólo tipo de modelo. Estas carac‐
tura no significativa. El rizoma está interconectado, terísticas evasivas y que no obstante lo identifican y ca‐
pero no de forma homogénea siguiendo un modelo; racterizan serían las siguientes (Pearce, 1986):
las conexiones son múltiples e imprevisibles y cual‐
quier parte puede ser cortada sin que afecte al todo, y a) El turismo es una industria invisible de exportación
al mismo tiempo sin que esta conexión sea afectada altamente inestable, estacional y, como producto,
significativamente, una vez que puede generar su pro‐ no almacenable.
pia red. El rizoma no puede ser explicado a través de b) Es un producto fragmentado, integrado con y direc‐
modelos preestablecidos, porque nunca se sabe cómo tamente afectado por otros sectores de la econo‐
va a evolucionar, cómo se va a extender y reproducir. mía.
Por otra parte, no se reproduce como una copia fiel; c) Implica directamente tiempo de ocio, hecho que
nunca una parte generada a partir de una raíz será crea grandes diferencias entre el sujeto de la activi‐
igual a la otra. Estas características y propiedades del dad y el “anfitrión”, estando además marcadas sus
rizoma parecerían ajustarse más al fenómeno turístico relaciones por su carácter transitorio y desigual.
que los modelos estructurales, puesto que el turismo d) La naturaleza estacional del turismo tiende a ser
es un fenómeno que crece y se expande de forma bas‐ más desorganizadora que la mayoría de las activi‐
tante incontrolable e imprevisible a través del tiempo dades constantes, creando fluctuaciones en el em‐
y del espacio. En cada momento y lugar en que se pro‐ pleo y exacerbando la tensión que existe entre los
duce dicho fenómeno se generan una serie de relacio‐ grupos anfitrión‐anfitrión y anfitrión‐huésped.
nes que siempre son de algún modo diferentes y nun‐ e) El turismo tiene unos beneficios y unos costos elás‐
ca del todo previsibles: las situaciones no se reprodu‐ ticos, pero siempre las señales externas de su des‐
página 28

cen, ni siquiera en el turismo “de masa” caracterizado arrollo serán más manifiestas que los debidos a
por su fidelidad a ciertos modelos estandarizados de otras fuentes de ingresos y gastos.
comportamiento.
Los esfuerzos de los investigadores sociales sobre Las aproximaciones pesimistas al turismo parten
este fenómeno pueden sintetizarse en dos líneas que de la premisa de que lleva aparejado un modelo cerra‐
YOUKALI, 10

comportan por un lado el esfuerzo de esbozar las di‐ do que lo equipara a las formas históricas del colonia‐
mensiones económicas, sociales y culturales de la so‐ lismo y la dependencia económica, perpetuando las
ciedad en estudio, dibujando una imagen holística de desigualdades existentes. El turismo de este modo pa‐
dicha sociedad antes de la transición; y por otro lado, rece exacerbar la división existente en las comunida‐
la necesidad de relacionar la dinámica de la sociedad des puesto que a tales diferencias se suman las produ‐
anfitriona con una tipología concreta del turismo que cidas por las estrategias de desarrollo de las diversas
ISBN: 1885-477X

se desarrolla en ese contexto. Son este tipo de trabajos unidades productivas propias del lugar escogido co‐
los que más analizan los tipos específicos de impacto mo destino turístico. Hay pues una gran variedad de
a diferencia de otros, partiendo de que el turismo pue‐ costes físicos y sociales no cuantificados que pueden
de desarrollarse de muy diversas maneras y que pro‐ ser de suficiente magnitud para aportar argumentos
cesos parecidos pueden dar lugar a muy diferentes en contra de esa expansión.
impactos cuando los contextos son diferentes. Así, a
ECOLOGISMO CAPITALISTA
4. Motivaciones, interacciones e impactos Siguiendo esta línea, Sutton (1967) inició el análisis del
carácter distintivo de la interacción turista‐anfitrión,
El turismo internacional se convirtió en un importan‐ caracterizándolo como una serie de encuentros entre
te fenómeno moderno de masas después de la los visitantes que se desplazan para disfrutar y los re‐
Segunda Guerra Mundial una vez que abarca prácti‐ sidentes que son relativamente fijos y cuya función es
camente a todas las clases sociales en los países indus‐ atender a las necesidades y deseos de tales visitantes.
trializados occidentales. Esta expansión fue posible Estos encuentros son en lo esencial transitorios, no re‐
gracias al aumento del nivel de vida y el acortamiento petitivos y asimétricos; en ellos los participantes se
de los años de trabajo, que se vieron acompañados por orientan hacia el logro de la satisfacción inmediata en
las vacaciones pagadas de todos los asalariados y una lugar de mantener una relación continua. Estos rasgos
rápida mejora en los medios de transporte. A estos fac‐ básicos del “encuentro” se han ampliado aún más en
tores mayores hay que añadir la motivación para via‐ la investigación posterior (véase por ejemplo van den
jar. MacCannell (1999) concibe el turismo como el Berghe, 1980). Debido a la naturaleza transitoria y no
equivalente moderno de la peregrinación religiosa: los repetitiva de la relación, los participantes no han de te‐
dos son homólogos en que ambos suponen la búsque‐ ner en cuenta los efectos que sus acciones presentes
da de experiencias auténticas. Así, la búsqueda mo‐ tendrán en la relación futura, por lo que no hay ni una
derna de autenticidad sería similar a la preocupación necesidad sentida ni una oportunidad para crear con‐
por lo sagrado en las sociedades primitivas, por cuan‐ fianza mutua. En consecuencia, como las relaciones es‐
to ambas tienen de búsqueda religiosa de la realidad tán especialmente abiertas al engaño, la explotación, la
última. Sin embargo, debido a la superficialidad y fal‐ desconfianza y la asimetría de la relación así como la
ta de autenticidad de la vida actual y la alienación del búsqueda de gratificación inmediata componen estas
ser humano, se tiende a creer que la realidad y la au‐ posibilidades. De este modo, turistas y anfitriones
tenticidad tienen que estar en otra parte: en otras épo‐ pueden escapar a las consecuencias de la hostilidad y
cas y otras culturas, en el más puro y más simple esti‐ la deshonestidad, por más paradójico que pueda pare‐
lo de vida. La búsqueda de la autenticidad, concluye cer: sin confianza y en una manifiesta relación asimé‐
MacCannell, es lo que induce a masas enteras de occi‐ trica, el “contrato” de interacción queda claro para am‐
dentales a convertirse en turistas modernos. bas partes.
Esta idea seminal se combina con otra: hacer turis‐ Los impactos socioculturales del turismo son nu‐
mo sería un ritual destinado a establecer criterios de merosos y variados. La mayoría de ellos puede clasifi‐
diferenciación dentro de la sociedad emisora. Dicha carse en uno de los siguientes aspectos: la participa‐
diferenciación se simboliza en la variedad de atraccio‐ ción comunitaria en marcos más amplios, la naturale‐
nes que conforman el equivalente moderno de los sím‐ za de las relaciones interpersonales, las bases de la or‐
bolos totémicos indiferenciados de las sociedades más ganización social, el ritmo de la vida social, la migra‐
sencillas. A pesar de que las atracciones son expresio‐ ción, la división del trabajo, la estratificación, la distri‐
nes posibles de autenticidad, no todas ellas son igual‐ bución del poder, la desviación, las costumbres y las
mente auténticas. De hecho se requiere un esfuerzo artes. No podemos dar cuenta en un artículo de todos
suplementario para establecer su autenticidad con lo y cada uno de ellos. Baste saber que el impacto del tu‐
que se logra subvertir, de modo subrepticio a la vez rismo sobre la base de la organización social, particu‐
que paradójico, el esfuerzo de los turistas: buscar lo larmente en las sociedades “simples” y “tradiciona‐
auténtico se convierte en buscar lo autentificado. les”, consiste en una ampliación del ámbito de la eco‐ página 29
nomía: algunos aspectos de la vida que no se regían
principalmente por criterios económicos se comercia‐
lizan o se mercantilizan. Por otra parte, las considera‐
ciones sociales en torno al beneficio económico alcan‐
YOUKALI, 10

zan un lugar más destacado en las actitudes locales y


en las relaciones, no sólo en su trato con los turistas, si‐
no también entre la población local.
Muchos investigadores han observado el impacto
que el turismo tiene en el ritmo de la vida social. El tu‐
rismo es una actividad altamente estacional que afec‐
ISBN: 1885-477X

ta drásticamente la forma tradicional de vida en las co‐


munidades agrícolas. También cambia el reparto dia‐
rio de tiempo entre el trabajo y el ocio para los emple‐
ados en la industria turística, lo que puede, a su vez,
afectar la vida familiar. Uno de sus efectos más ubi‐
cuos es su impacto sobre la división del trabajo, en
ECOLOGISMO CAPITALISTA

particular entre los géneros. Mediante la creación de racterísticas particulares de las relaciones sociales que
nuevos tipos de empleo, el turismo se apoya de forma vienen a establecerse entre “anfitriones” y “clientes”
diferencial en ciertos segmentos de la fuerza laboral de de tales lugares y que según Smith (1978) vendrían de‐
la población tanto local como general, específicamen‐ terminadas por los siguientes factores:
te en las mujeres jóvenes que encuentran un tipo de
empleo asalariado, ya sea en servicios turísticos direc‐ 1. El número de turistas que visitan un lugar en rela‐
tos (como hoteles), en la producción de artesanías y ción con el tamaño de la población de acogida y la
otras mercancías; o de forma violentada en la prostitu‐ escala de los objetos que se contemplan. Basta con
ción a través del prolífico turismo sexual. Este cambio, comparar en este sentido el efecto sobre lugares
a su vez, no sólo afecta a la división del trabajo dentro restringidos y no obstante masificados (una ciudad
del hogar, sino también a la situación de las mujeres como Venecia).
respecto a sus familias y maridos, y al control de los 2. El objetivo predominante de la actividad turística,
padres sobre las hijas. En ocasiones da lugar a un au‐ ya se trate de un paisaje, un paisaje urbano, un gru‐
mento del conflicto dentro de la familia y la comuni‐ po étnico, un estilo de vida, monumentos históri‐
dad. cos, lugares de recreo, o el típico paquete “playa,
El impacto del turismo sobre la estratificación ha sol y mar”. Las actividades turísticas que implican
sido señalado también por varios investigadores, pero la interacción con objetos físicos o paisajes son cla‐
las cuestiones en juego no siempre se han distinguido ramente menos intrusivas que las que implican la
analíticamente. El turismo promueve un cierto cambio interacción con individuos y grupos. En este últi‐
en los criterios de estratificación: al poner mayor énfa‐ mo caso, se puede producir incluso cierta tensión
sis en el ámbito económico, aumenta el valor del dine‐ social, a no ser que ciertos aspectos de la práctica
ro como criterio de estratificación frente a los criterios ya estén asumidos por ambas partes.
tradicionales tales como el origen de una persona o el 3. El carácter de la actividad de los participantes y el
estatus heredado, y por ello lleva a cabo una transfor‐ resultado espacial y temporal del “paquete” de vi‐
mación del sistema estratificacional existente. No obs‐ sitantes. Desde lo instantáneo de una visita para fo‐
tante, el impacto más general que tiene en la estratifi‐ tografiar algo, a la búsqueda de una experiencia
cación estriba en que aumenta las desigualdades so‐ que requiere una inmersión más larga y más “pro‐
ciales y por tanto amplía la duración del sistema local funda”, y por ello mismo mucho más intrusiva.
de clases. Este cambio refleja tanto la mayor división 4. La organización de la industria que se desarrolla al
del trabajo generado por el turismo así como la distri‐ servicio de la masa turística: si es privada o públi‐
bución desigual de los beneficios que generalmente lo ca y el modo como ha sido financiada; si es de pro‐
acompañan. Por otra parte, aun cuando sus conse‐ piedad local o implica importantes intereses en el
cuencias son menos profundas, crea nuevos estratos extranjero, si el capital en cuestión es pequeño o a
sociales, en particular las eufemísticamente denomi‐ gran escala, y si hay conflictos entre la población
nadas clases medias, producto de la salarización y del local y la industria turística emergente. Estos con‐
contacto con divisas fuertes. flictos pueden ocurrir alrededor de muchos temas:
El turismo no es un mecanismo particularmente la conservación frente al desarrollo comercial, los
eficaz de la movilidad social: mientras que algunos in‐ salarios que se pagan a los empleados locales, los
dividuos se pueden beneficiar en gran medida de él, efectos del desarrollo sobre las costumbres y la vi‐
página 30

existen pocas posibilidades de ascenso debido a la pe‐ da familiar, la homogeneización de los productos
culiar estructura del empleo, el rango y cualificación de la artesanía local, y la forma de compensar la es‐
de los y las empleados/as en dicha industria con una tacionalidad del trabajo turístico.
amplia base de trabajadores/as no calificados y semi‐ 5. Los efectos del turismo sobre las actividades pree‐
cualificados y niveles superiores exiguos. Por otra par‐ xistentes, agrícolas e industriales. Estos pueden ir
YOUKALI, 10

te, en las zonas poco desarrolladas estos niveles tien‐ desde la destrucción de esas actividades, su gra‐
den a ser ocupados por extranjeros, en detrimento de dual erosión en tanto que desviación de la mano
los empleados locales. Cabe sin embargo reconocer de obra y capital (algo habitual en el caso del
que el turismo puede fomentar nuevas actividades Estado español), o incluso la preservación y resca‐
económicas en los servicios auxiliares y complementa‐ te de actividades preexistentes como objetos a ven‐
rios y por lo tanto de crear indirectamente nuevas der en el recorrido turístico (propio no sólo del tu‐
ISBN: 1885-477X

oportunidades de movilidad económica entre los resi‐ rismo rural).


dentes. 6. Las diferencias económicas y sociales entre los visi‐
Hay pues complejas relaciones entre los turistas y tantes y la mayoría de los anfitriones. En los luga‐
las poblaciones locales de los lugares en que aquellos res del Sur global nos encontraremos con enormes
recalan. A fin de cuentas, la artificialidad que resulta desigualdades entre los visitantes y la población
de muchas atracciones turísticas es producto de las ca‐ indígena, la gran mayoría de la cual nunca podría
ECOLOGISMO CAPITALISTA
imaginar siquiera los ingresos o el tiempo libre del
que disponen los propios turistas. Estas diferencias
se ven reforzadas en muchos casos por la naturale‐
za del desarrollo turístico que parece ser excepcio‐
nalmente opulento y muy capitalizado.
7. El grado en que la masa de visitantes genera una de‐
manda especial sobre las normas de alojamiento y
de servicio, buscando ser encerrada en una burbu‐
ja que le proporcione una protección respecto a
muchas de las características de la sociedad de aco‐
gida, las cuales a su vez han generado esa activi‐
dad turística. Esta demanda se ve acentuada entre
los visitantes de viajes organizados, los cuales no
sólo esperan consumir según las normas occiden‐
tales de alojamiento y alimentación, sino que sean
atendidos por personal bilingüe y bien entrenado. da de la identidad debido a que las poblaciones recep‐
Esta demanda es menos pronunciada entre otras toras creen que los turistas son portadores de una civi‐
formas de turismo propias de “los viajeros‐explo‐ lización superior, homogeneización de los alimentos,
radores”, los turistas más pobres como los estu‐ de las ceremonias, del folclore para atender los gustos
diantes, y los visitantes en los que la improvisación de los turistas, así como el debilitamiento de los lazos
es parte de lo que se espera una vez asumen el pa‐ cooperativos y solidarios tradicionales y su sustitución
pel de turistas. por relaciones comerciales. A ello se le unirían proble‐
8. El grado en que el Estado de un determinado país mas de ruptura familiar y pérdida de valores cultura‐
busca activamente promover el desarrollo turístico les y sociales. La cultura de la solidaridad, del inter‐
o los esfuerzos para prevenirlo1. cambio y de la hospitalidad dejó lugar a relaciones co‐
9. El grado en que los turistas pueden ser identificados merciales, la religión dejó de tener tanta influencia so‐
y culpabilizados de la evolución económica y social bre el comportamiento de las mujeres, sobre todo en el
supuestamente indeseables. Esto es más común vestido, y la alimentación se fue occidentalizando pau‐
cuando los visitantes son económica y/o cultural latinamente. La diferencia con las investigaciones an‐
y/o étnicamente distintos de la población de acogi‐ teriores es que los autores contemporáneos, al entre‐
da. También es más común cuando la población de vistar a la población local, encuentran que ésta ve los
acogida está experimentando rápidos cambios eco‐ cambios como positivos y que el turismo es uno de en‐
nómicos y sociales, o cuando hay una clara super‐ tre varios agentes de influencia, junto con las migracio‐
población en la misma comunidad receptora. nes, los medios de comunicación, los contactos comer‐
ciales, la urbanización, la industrialización y el propio
La bibliografía producida hasta final del siglo XX sistema educativo. Los lugareños ven positivo el pro‐
sobre el tema “impactos” es prolífica en ejemplos de ceso de autonomía creciente de las mujeres y en algu‐
efectos negativos en el medio ambiente natural y en la nos casos afirman que el turismo ha impedido que los
cultura en lo que respecta a valores y costumbres, lo hijos se vayan a ciudades más grandes, por lo tanto, en
cual traería aparejada entre otras cuestiones el des‐ lugar de ser un factor de ruptura lo ha sido de cohe‐ página 31
prestigio de actividades tradicionales (de pesca o agri‐ sión familiar.
cultura, por ejemplo). Dogan (1989) realiza un extensi‐ De todos modos y siguiendo a Mathieson y Wall
vo estudio de las investigaciones sobre los efectos ne‐ (1986) y Santana (1997), pocos estudios han sugerido
gativos, encontrando que al turismo se le atribuye la las formas de valorar el impacto social del turismo.
YOUKALI, 10

pérdida de tradiciones, el incremento del materialis‐ Una de las direcciones adoptadas por los teóricos ha
mo, el aumento del índice de criminalidad y de los sido insistir en los factores de presión que aquel ejerce
conflictos sociales, superpoblación, deterioro ambien‐ para buscar el umbral entre aceptación y rechazo de la
tal, dependencia de los países industrializados, pérdi‐ industria turística. Una aproximación que tiene mu‐
ISBN: 1885-477X

1 Buenos ejemplos de lo primero son el Estado español, Túnez y Hawai que desarrollan activamente una industria turística en toda
regla y la presencia masiva de turistas se ha convertido en parte del “paisaje regional” (Smith, 1978: 12). En cambio muchos de los
Estados petroleros por razones religiosas y morales han decidido restringir el turismo (Arabia Saudí), o en el caso de China duran‐
te la Revolución Cultural. En este último caso, cuando dicha política cambió, los visitantes occidentales eran tan inusuales que a
menudo se les aplaudía en público como si fueran personajes famosos.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

cho en común con la idea de capacidad de sustenta‐ nistración trata de solucionarlo creando infraes‐
ción tal y como se plantea en los estudios ecológicos, tructuras más que limitando el crecimiento.
pero tiende a ser más abstracta en tanto que extrapola Fase 4. Antagonismo: La irritación se expresa abierta‐
un concepto más o menos tangible de medidas bioló‐ mente, se percibe a los visitantes como la causa de
gicas al campo de las presiones y actitudes humanas, todos los problemas, la planificación trata de reme‐
de carácter no cuantificable. Dos son los sistemas que diarlo pero la promoción decrece y se deteriora la
parecen ser capaces de valorar tales factores intangi‐ reputación del destino.
bles, aplicándolos a las investigaciones sobre el impac‐
to social del turismo, aún reconociendo que este cam‐ Mientras que el modelo de Doxey sugiere una se‐
bia a través del tiempo en respuesta a las transforma‐ cuencia unidireccional donde las actitudes de los resi‐
ciones estructurales de la industria y la intensidad de dentes van cambiando en el tiempo en una secuencia
la relación turista/anfitrión: el modelo de Doxey y el predecible, el de Butler (1975) reconoce que las actitu‐
de Butler. des emergentes en una comunidad dada ante el des‐
Doxey (1975) propone un índice de irritación que arrollo del turismo son comúnmente más complejas,
se identifica con los efectos acumulativos del desarro‐ al involucrar a los residentes, tanto individuos como
grupos, en una industria creciente.

5. Los aspectos culturales del sistema turístico

Desde que Boorstin (1987) colocó al turismo dentro de


las varias “pseudo imágenes” que se presentaban en la
época para consumo del público estadounidense, se
ha instalado una polémica que continúa hasta hoy,
tanto dentro de la antropología como de la sociología,
con resultados diversos en función del tipo de turistas
observado. Boorstin sostenía que los turistas raramen‐
te querían un auténtico producto de la cultura visita‐
da, la cual, por otra parte les resultaba ininteligible;
que se contentaban con los “pseudo‐ acontecimientos”
preparados para ellos por los agentes turísticos. La ex‐
periencia turística del período de posguerra era homo‐
geneizada, artificial, sin riesgos. Esta afirmación se vio
llo turístico sobre las interrelaciones sociales. La irrita‐ rebatida por MacCannell (1999) al sostener que ningu‐
ción puede tener sus orígenes en el ascenso del núme‐ na de sus investigaciones corroboran que los turistas
ro y/o frecuencia de turistas y la amenaza de que ellos quieren experiencias superficiales; al contrario, los tu‐
actúen sobre la forma de vida local, pasando sucesiva‐ ristas demandan autenticidad. Así los turistas, si bien
mente a través de estados de euforia, apatía, enojo y no todos, querían ver la vida “como era vivida” pero
antagonismo; estado este último en el que, general‐ no conseguían hacerlo puesto que tan sólo accedían a
mente, la gente considera que ha perdido lo que apre‐ la representación, o como mucho a la zona intermedia
página 32

ciaban y el entorno está destruido. de la puesta en escena que no es sino una forma de re‐
presentación hiperreal2. El contacto con los aconteci‐
Fase 1. Euforia: Fase inicial del desarrollo, visitantes e mientos reales, decía él, está reservado a una elite inte‐
inversores son bienvenidos, hay pocos planes y lectual. Ambos estaban de acuerdo sobre lo que los tu‐
abundan los mecanismos de control. ristas masivos obtenían; solo discrepaban en lo que los
YOUKALI, 10

Fase 2. Apatía: Los visitantes se dan por sentado, los turistas querían obtener.
contactos entre residentes y visitantes adoptan una Las discusiones sobre autenticidad llegaron al
forma comercial, la planificación se dirige sobre to‐ punto en que se veía necesario proponer una distin‐
do al marketing. ción entre autenticidad “fría y objetiva” y autenticidad
Fase 3. Enojo: El punto de saturación está próximo, los subjetiva y existencial, siendo la primera una especie
residentes recelan de la industria turística, la admi‐ de autenticidad creada y la otra una autenticidad au‐
ISBN: 1885-477X

2 MacCannell (1999) utilizó los conceptos de la sociología dramatúrgica de Erving Goffman sobre la representación y sus áreas (más‐
cara, escenario, palco, bastidores...) para elaborar su teoría del escenario donde se procede a la puesta en escena de los hechos. Del
mismo modo, en la actualidad se abren los ensayos de orquesta o las cocinas al público para generar ese efecto hiperreal.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
téntica. También fue propuesta una tipología de las re‐ les y al mismo tiempo alentarlas a ser parte de un pro‐
alidades turísticas, en función de la mayor o menor au‐ ceso de “involución cultural” manteniendo sus tradi‐
tenticidad de la experiencia turística que comprende al ciones para defender su imagen en el mercado turísti‐
verdadero turista, al turista de segundo orden, al turis‐ co internacional. Ni la tradición, ni la cultura, ni las
ta ansioso, al antropológico y al espiritual. personas, permanecen absolutamente idénticas para
De acuerdo con la perspectiva posmoderna, la au‐ siempre. En este sentido es preciso concordar con
tenticidad no es un fenómeno sino una construcción aquellos que entienden que, en algunos casos, “man‐
social, sujeta a negociación que está contaminada con tener” la identidad local, a través de las tradiciones in‐
la cuestión de las identidades políticas y sociales. No alterables equivale a tratar de impedir el proceso nor‐
hay como definir el punto de inflexión donde lo autén‐ mal de evolución de las sociedades y las personas. La
tico se transforma en inauténtico, donde lo puro pasa búsqueda de elementos característicos y diferenciales
a ser impuro por la contaminación con el otro y por in‐ de cada cultura aparece así como una necesidad de
tereses provenientes de las más diversas áreas del que‐ mercado, y la cultura “auténtica” pasa a ser la materia
hacer humano. En el caso de los turistas, muchas veces prima para la creación de un producto turístico comer‐
lo auténtico es lo que los folletos turísticos les infor‐ cializable y competitivo a nivel internacional. El lega‐
man que es auténtico. Se han establecido algo así co‐ do cultural, transformado en producto de consumo
mo estándares de autenticidad que determinan qué es esto es mercancía, pierde su significado; no es impor‐
lo que debe ser considerado fiel a una supuesta reali‐ tante porque muestre las raíces de una cultura, sino
dad objetiva3. Si las identidades han sido forjadas con porque trae divisas como atractivo turístico. Los estu‐
tradiciones inventadas y ficciones orientadoras sin res‐ dios de Dogan (1989) antes mencionados también de‐
paldo histórico y cultural, solo se puede tener como re‐ muestran la dualidad de los efectos del turismo. Este
sultado propuestas desarticuladas con los supuestos investigador recopila una serie de estudios de regio‐
portadores de una determinada identidad étnica. nes que habían sido antes colocadas como ejemplo del
En busca de la autenticidad se cae en lo que daño hecho por el turismo, afirmando que además de
Lanfant (1995) calificó de una contradicción pues la dicho perjuicio, el turismo había traído mayor demo‐
administración pública y las empresas utilizan al turis‐ cracia en el área política (lo que será después corrobo‐
mo para llevar “progreso” socio‐económico a los sec‐ rado por Brown en 1998), modernización y orgullo ét‐
tores menos favorecidos de la sociedad, pero al mismo nico entre otras cosas.
tiempo quiere que estas sociedades mantengan rasgos Los cambios en la visión del turismo en relación a
tradicionales para el consumo de los turistas. El pro‐ la cultura también tienen que ver con la actual crisis de
greso pretende modernizar las sociedades tradiciona‐ modos de vida que aqueja al siglo XXI. Las certezas,
los valores familiares, las identidades sociales se están
desintegrando en muchos ámbitos sociales, lo que lle‐
va a las personas a intentar buscar ejemplos de cultu‐
ras que supuestamente se mantienen como en épocas
pretéritas en una suerte de imitación temporal (duran‐
te el tiempo que duran las vacaciones) de sus valores,
sus tradiciones, sus identidades. Quizá ahí estribe la
novedad respecto al turismo de una generación ante‐
rior: la necesidad actual de contemplar cómo vive ese página 33
“otro” en una suerte de búsqueda del paraíso perdido
y de la autenticidad desaparecida en la sociedad pos‐
moderna. También cabe considerar esta novedad co‐
mo un mecanismo de diferenciación respecto del pa‐
YOUKALI, 10

trón cultural y del consumo de las masas. En cualquier


caso esta innovación ha llevado a que muchas comu‐
nidades se organicen para ofrecer un producto turísti‐
ISBN: 1885-477X

3Un caso muy ilustrativo es el presentado por Shepherd (2002) respecto a la muralla china. Los turistas extranjeros que buscan la
“auténtica muralla” se decepcionan al ir a un trozo de muralla a pocas horas al norte de Beijing, toda ella restaurada y dotada de
infraestructura turística, incluso de un vehículo rodado para quienes no quieren o no pueden caminar. Lo curioso es que los mis‐
mos turistas chinos perciben que esta parte reconstruida de la muralla es auténtica y hasta la prefieren debido a las comodidades
que ofrece. Los ejemplos de ficciones orientadoras son numerosos, comenzando por la industria editorial con que se divulgan los
“verdaderos indios”, la “verdadera vida rural”, el festival “auténticamente tradicional”, etc., sin contar con aquellas piezas que
ofertan los muy diversos paraísos para los “viajeros” y que están vedados a los “turistas”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

co que mantenga o reviva características autóctonas, lo También está bastante claro para los investigadores
que ha hecho que el turismo, que antes era visto como que diferentes tipos de turistas ocasionan diferentes
destructor de culturas, sea contemplado ahora como interferencias. En este cambio de perspectiva ha teni‐
impulsor de la revitalización de las mismas o al menos do que ver la cuestión de la diversidad cultural, que ha
de su simulacro, puesto que no se recrea de forma vi‐ contribuido para que se entienda que los turistas tam‐
va la cultura antigua, sino tan sólo una copia adultera‐ poco son seres genéricos uniformes. Una de las inves‐
da y establecida para el consumo. A fin de cuentas, las tigaciones más completas y científicas sobre el tema
corrientes turísticas parten, en su mayoría, de los doce fue realizada por Stoeckle, Greiner y Mayocchi (2006)
países más ricos del mundo, con personas que quieren en el norte de Australia y confirma que los diversos ti‐
ver algo de su “paraíso perdido”, o sea algo de las for‐ pos de visitantes tienen diferentes impactos económi‐
mas de vida de una sociedad que no ha llegado a la cos, ambientales y culturales, porque cada segmento
posmodernidad y a veces ni siquiera a la modernidad. se comporta de manera variable, contribuye de forma
Así, parece necesario –para el bien de los negocios tu‐ distinta y obtiene del lugar diferentes satisfacciones.
rísticos– que determinadas comunidades de países
subdesarrollados y consecuentemente menos ricos, Gentrificación del patrimonio urbano
mantengan características tradicionales o pretéritas
bajo el rótulo de “autenticidad local”. Dentro de las discusiones referentes a la comercializa‐
En uno de los estudios más exhaustivos sobre el te‐ ción turística de la cultura, quizás la más polémica sea
ma, Haley, Snaith y Miller (2005: 656 y ss.) sistematiza‐ la de la gentrificación del patrimonio urbano. En varias
ron los efectos positivos y los negativos para el caso de ciudades del mundo, a partir de cambios en las activi‐
la ciudad histórica de Bath en Inglaterra. Entre los posi‐ dades comerciales y otras dinámicas sociales, los cen‐
tivos indicaron los siguientes: el turismo mejora la apa‐ tros de las ciudades o las regiones portuarias se vieron
riencia de la ciudad, mayor cantidad de turistas mejora progresivamente abandonados. A partir de la década
la economía, el turismo aumenta las posibilidades de de 1960 se empezó a producir en las ciudades un pro‐
recreación, mejora la calidad de vida, da la oportunidad ceso de descentralización que con un claro trasfondo
de conseguir un buen trabajo. Entre los negativos: los político de alcanzar la dispersión de la clase trabajado‐
negocios turísticos ejercen mucha influencia en la polí‐ ra, llevó a la construcción de centros administrativos y
tica, falta control del gobierno sobre el turismo, el turis‐ empresariales en barrios alejados. Eso hizo que los
mo ocasiona daños ambientales, aumenta los impues‐ centros sufrieran un deterioro progresivo, transfor‐
tos, trae más basura, complica el tránsito, aumenta los mándose en áreas degradadas, todo lo cual condujo a
precios de los inmuebles, reduce la calidad de las activi‐ un proceso llamado de suburbanización, en que las
dades al aire libre, aumenta la criminalidad. Estas pre‐ clases medias buscaron vivir fuera del centro. Otro de
misas están basadas en otros estudios y no todas obtu‐ los cambios drásticos que tuvieron lugar a partir de
vieron la concordancia de la población local4. esa década se dio en el transporte de carga por vía
acuática. Al generalizarse el uso de los containers para
el transporte de carga directo de los camiones a los na‐
víos, los galpones que antes almacenaban las mercan‐
cías en los puertos fueron abandonándose. Junto a
ello, la descentralización productiva que llevó muchas
página 34

industrias metropolitanas al Sur económico provocó


la ociosidad de muchos espacios fabriles.
En la década de 1980 ciertos proyectos combinados
del poder público con la empresa privada llevaron a la
revitalización de los centros y barrios obreros, a la com‐
YOUKALI, 10

pra y restauración de inmuebles, a la reutilización de


viejos edificios y depósitos, antiguas fábricas, antiguas
minas o industrias que habían dejado de funcionar y a
la recuperación de las características históricas del lu‐
gar. Los inmuebles pasaron a tener utilidad cultural o
recreativa, las empresas volvieron a ocupar edificios
ISBN: 1885-477X

4 Es interesante ver que por un lado aparece que el turismo propicia más oportunidades de recreación y al mismo tiempo que el turis‐
mo estropea la calidad de la recreación, lo que refuerza la idea de que los efectos del turismo son extremadamente dependientes
de otras circunstancias.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
históricos restaurados, mejorando con ello su imagen, tro; en segundo lugar, a la difusión del poder cultural
algunos intelectuales y artistas pasaron a comprar ca‐ del centro de la ciudad y, finalmente, a un proceso de
sas antiguas para recuperarlos en forma de vivienda y transformación del centro de la ciudad de acuerdo a
talleres, y los turistas pasaron a circular por las hasta una cultura internacional de mercado. La gentrificación
ese momento peligrosas calles. Inglaterra tomó como no implica necesariamente el uso turístico del lugar,
modelo a Estados Unidos, y pronto lo superó en cuan‐ pero ha llevado a que los lugares pasen a ser atractivos
to a la proporción de esta tipología de recuperaciones. para los turistas, en función de los equipamientos refi‐
En la actualidad, y no sólo en Inglaterra, existe la con‐ nados que se instalan. Tampoco implica recuperación
vicción de que los proyectos turístico‐culturales y re‐ de la historia, pero lleva indirectamente a ello, con la
creativos son los que pueden equilibrar la economía de reutilización de construcciones antiguas para nuevas
estas ciudades desindustrializadas, en función inclusi‐ finalidades. Esta resignificación de edificios históricos
ve del bajo precio de la mano de obra requerida para el –declarados patrimonio o no– tiene otras consecuen‐
sector, y han sido declarados prioritarios para las inver‐ cias para la dinámica de ocupación de los espacios ur‐
siones públicas y privadas, tanto nacionales como tam‐ banos, que ha merecido, de un lado, críticas demole‐
bién de fondos de la Unión Europea. doras y, de otro, la aprobación por parte de diferentes
El concepto de gentrificación es un neologismo que segmentos de la comunidad académica.
viene del vocablo inglés, gentrification, que podría sig‐ La mayor crítica ha devenido de la expulsión de las
nificar algo así como “ennoblecimiento” o “refinamien‐ clases menos favorecidas de estos espacios en función
to” o incluso “elitización”, ya que gentry quiere decir del aumento de precio de las propiedades. En la mayo‐
aristocracia o gente fina. También se utiliza como sinó‐ ría de los casos, antes de la gentrificación los lugares eran
nimo “calificación” o “cualificación” en el sentido de habitados por personas que tenían una historia en el
dar calidad a los espacios5. Se atribuye el uso por pri‐ mismo. Además, tenían empleos o sub‐empleos en los
mera vez del término a la socióloga Ruth Glass, en alrededores. La revalorización inmobiliaria llevó a la ex‐
1964, que describía el proceso por el cual los barrios pulsión de estas personas de sus casas, generalmente al‐
obreros de Londres iban siendo “invadidos” por cla‐ quiladas, obligándolas a mudarse a barrios alejados, lo
ses medias e incluso algunos grupos de clases altas6. que, aliado a la precariedad del transporte urbano, les
La gentrificación se refiere pues a una reestructura‐ ocasionó un gran perjuicio. Además de perder los lazos
ción espacial profunda en varios sentidos y es un pro‐ con su propia historia, perdieron sus fuentes de trabajo.
ceso que carga contradicciones sociales. En primer lu‐ Sin duda, aquella revalorización concedió más vi‐
gar, se refiere a una expansión del área física del cen‐ sibilidad a las desigualdades sociales porque colocó is‐
las de renovación en mares de decadencia, utilizando
la expresión de Zukin (1995: 188); mares donde mu‐
chas veces predominaban la prostitución, los peque‐
ños crímenes, el tráfico de drogas, que impedían que
incluso los miembros de la clase trabajadora que allí
vivían pudieran tener una vida tranquila. Esa parcela
de la población fue sin duda injustamente despojada
de sus derechos de residencia más elementales por un
régimen político y económico perverso, pero cabe pre‐
guntarse si no haber recalificado los barrios habría me‐ página 35
jorado su situación de alguna forma. En el caso de los
espacios públicos, por ejemplo, la gentrificación ha con‐
seguido recuperar plazas y parques pero para el dis‐
frute de las clases medias que los mantienen con sus
YOUKALI, 10

impuestos, haciendo que su historia sea la única que se


inscriba en estos espacios.
ISBN: 1885-477X

5 Se puede encontrar también la palabra revitalización aplicada al fenómeno, pero es preciso notar que se trata de procesos diferen‐
tes. La revitalización no necesariamente trae aparejado el cambio de clase social. De hecho los primeros trabajos de revitalización
urbana, los realizados en Bolonia (Italia) en la década de 1960 eran proyectos destinados a las clases trabajadoras.
6 “Cabañas y alojamientos pobres y modestos –dos cuartos arriba y dos abajo– han sido arrebatados [...] y se han transformado en
residencias elegantes y caras... Una vez que este proceso de gentrificación empieza en un distrito, se extiende rápidamente hasta
que la mayor parte de los ocupantes de la clase trabajadora se ven desplazados y todo el carácter social del distrito cambia”
(http://members.ly‐ cos.co.uk/gentrification/whatisgent.html).
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Una crítica muy común dentro del medio académico, namiento, la falta de paz y tranquilidad, y la destruc‐
sobre todo dentro de la antropología y de la sociología ción de los paisajes. Incluso el turismo ambientalmen‐
ha sido que, en estos casos, la preservación parte de te sensible, en realidad otra forma de distinción, sabe
una necesidad del mercado cultural y turístico inter‐ que no hay nada que ganar si se retrasa la visita al lu‐
nacional, y no exactamente de la recuperación de la gar en cuestión; más bien ocurre todo lo contrario, hay
memoria colectiva, aunque sea para reproducir un si‐ un fuerte incentivo para ir lo más pronto posible y dis‐
mulacro de esta última ante los turistas. frutar de la vista maravillosa antes de que llegue la
multitud.
Mishan ya advertía horrorizado por las consecuen‐
cias del turismo de masas y cómo dicha industria, en
su lucha competitiva para descubrir todos los parajes
bellos y tranquilos llenos de interés histórico, hacía
fluir hacia tales lugares grandes cantidades de dinero
que llevaba de manera irrevocable a su destrucción,
siendo los jóvenes y los crédulos los más afectados por
las fantasías soñadas por la industria turística. Su prin‐
cipal crítica es que la difusión del turismo de masas no
produce una democratización de los viajes; más bien
se trata de una ilusión que destruye los mismos luga‐
res visitados debido a que el espacio geográfico es un
recurso muy limitado. Si se permite el desarrollo del
mercado sin regulación, el efecto sería la destrucción
de los mismos lugares que son objeto de la actividad
turística.
Este tipo de argumento pesimista se ve criticado
6. Los límites sociales del turismo por Beckerman (1974) que parte de dos premisas. En
primer lugar, la preocupación por los efectos del turis‐
El economista Mishan (1969) presentó ya hace cuaren‐ mo de masas se debe ante todo a la ansiedad de cierto
ta años una de las más claras explicaciones de que tipo de “clase media”, al igual que muchos otras pre‐
existen límites fundamentales en el crecimiento del tu‐ ocupaciones sobre el medio ambiente. Esto se debe a
rismo contemporáneo: tales límites se derivan de los que los verdaderamente ricos se hallan en una posi‐
enormes costes de la contaminación y el hacinamien‐ ción bastante segura respecto a las masas en centros
to. El conflicto de intereses entre, por una parte, los tu‐ turísticos muy caros o aislados. En segundo lugar, la
ristas, las agencias de viajes, las industrias de transpor‐ mayoría de los grupos afectados por el turismo de ma‐
te y los servicios auxiliares incluidas las comunicacio‐ sas obtienen un beneficio real, incluidos algunos de los
nes, por no hablar de los gobiernos deseosos de au‐ viajeros pioneros que ahora encuentran disponibles
mentar sus reservas de moneda extranjera, y en gene‐ los servicios que antes eran imposibles de conseguir
ral “todos aquellos que se preocupan por preservar la cuando el número de visitantes era más bien escaso.
belleza natural en el otro” (1969: 140)7. Mishan tam‐ Este desacuerdo sobre los efectos del turismo de
página 36

bién toma nota de que hay aquí un conflicto de intere‐ masas se trata con mayor detenimiento teórico en las
ses entre las generaciones presentes y futuras por los obras de Hirsch (1978) o Ellis y Kumar (1983) en torno
costes externos que se derivan de la industria del turis‐ a los límites sociales del crecimiento. El punto de pun‐
mo: el precio que pagan los turistas no tiene en cuen‐ to de partida de Hirsch es similar al de Mishan: seña‐
ta el coste marginal de la contaminación, la depreda‐ la que la liberación individual mediante el ejercicio de
YOUKALI, 10

ción de recursos y la dependencia estratégica de las elección del consumo no logra que tales elecciones li‐
poblaciones sobre las que se asienta esta industria. beren a todos los consumidores a la vez, para lo que
También se pueden añadir costes inmateriales: el haci‐ utiliza el concepto de “economía posicional”. Este tér‐
ISBN: 1885-477X

7 Mishan citó el ejemplo del lago Tahoe, cuyas plantas y vida animal habían sido destruidas por las aguas residuales generadas por
los hoteles construidos a lo largo de sus orillas. Un ejemplo posterior sería la forma en que las barreras coralinas de las islas turís‐
ticas como Barbados están muriendo a causa de las aguas residuales arrojadas al mar por los hoteles repletos de turistas sedientos
de contemplar la vida marina de estas formaciones acuáticas, y por el negocio de los souvenirs consistentes en la venta masiva de
plantas, peces y el mismo coral a los turistas.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
mino se refiere a todos los aspectos de bienes, servi‐ nómeno respecto del resto de la sociedad. El sistema se
cios, trabajos, posiciones y otras relaciones sociales que caracteriza por una tendencia centrífuga, ya que cons‐
son escasos o se ven afectados por la contaminación o tantemente se expande a nuevas áreas, ya sea siguien‐
el hacinamiento. La competencia supone por tanto un do un espontáneo patrón “orgánico” como resultado
juego de suma cero: si cualquier persona consume de un impulso interno, o bajo una forma patrocinada
más del bien en cuestión, otra persona se ve obligada e inducida a través de los esfuerzos de las autoridades
a consumir menos. Dicho de otra forma, la oferta no se nacionales o agentes multinacionales.
puede aumentar, a diferencia del caso de los bienes
materiales en los procesos de crecimiento económico. 7. Bibliografía citada
Así pues, el consumo de los bienes posicionales es in‐
herentemente relacional. La satisfacción obtenida por Barretto, M. (2007): Turismo y cultura. Relaciones, contra‐
cada individuo no es infinitamente ampliable, pero dicciones y expectativas. El Sauzal (Tenerife):
depende de la posición de su propio consumo respec‐ Colección Pasos.
to al de los demás, a lo cual Hirsch llama “competen‐ Boorstin, D. (1964): The Image: A Guide to Pseudo‐Events
cia por coacción”. in America. New York: Harper.
Ellis y Kumar (1983) lo definen por su parte como
Brown, F. (1998): Tourism reassessed, blight or blessing?
una competencia en la que el status quo no es una op‐
Oxford: Butterworth Heinemann.
ción. Por lo común se asume que los intercambios en
la economía de mercado son de carácter voluntario pa‐ Butler, R.W. (1980): “The concept of a tourist area cycle
ra que la gente elija libremente si desea o no entrar en of evolution: Implications for management of re‐
dicha relación de intercambio. Sin embargo, en el caso sources”. Canadian Geographic, 24(1).
del consumo restringido, como es el caso del espacio, Campbell, C. (1987): The Romantic Ethic and the Spirit of
los consumidores en realidad no tienen esa opción: Modern Consumerism. Oxford: Basil Blackwell.
hay que participar aunque al final la relación de inter‐ Crick, M. (1992): “Representaciones del turismo inter‐
cambio no suponga un beneficio. Esto puede resumir‐ nacional en las ciencias sociales: Sol, sexo, paisaje,
se en la frase: “uno tiene que correr más rápido con el ahorros y servilismos”. En F. Jurdao Arrones: Los
fin de quedarse quieto”. Hirsch cita el ejemplo de la mitos del turismo, 339‐403. Madrid: Endymion.
suburbanización que antes comentábamos: la clase
Culler, J. (1981): “Semiotics of Tourism”, American
media se muda a los barrios residenciales para escapar
Journal of Semiotics, 1.
de la contaminación de la ciudad y para estar más cer‐
ca de la tranquilidad del campo. Pero como el creci‐ De Kadt, E. (1979): Tourism‐Passport to Development?
miento económico continúa, los suburbios se saturan New York: Oxford University Press.
cada vez más y la gente que habitaba los barrios resi‐ De Vries (1992): “Los efectos del turismo sobre los sis‐
denciales originales se ve obligada a trasladarse a lu‐ temas agrarios marginales. El caso de las Antillas”,
gares cada vez más alejados, contribuyendo a saturar 215‐240. En F. Jurdao Arrones: Los mitos del turismo.
las vías de comunicación y a expandir la contamina‐ Madrid: Endymion.
ción allí donde vayan. Las acciones individuales, al Deleuze, G. y Guattari, F. (1988) [1972]: Mil Mesetas:
adoptar una forma racional genera en los otros la obli‐ Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre‐textos.
gación de adaptarse a una situación peor, y nadie pue‐ Dogan, H.Z. (1989): “Forms of adjustment.
de evitar participar en un proceso orientado por el página 37
Sociocultural impacts of tourism”. Annals of
consumo restringido. Hirsch considera que el consu‐ Tourism Research, nº 16: 216‐236.
mo en general tiene características similares al caso de
la suburbanización, sobre todo en el caso de determi‐ Doxey, G.V. (1976): A causation theory of visitor‐resi‐
nados productos que son escasos en un sentido abso‐ dent irritants: Methodology and research infer‐
YOUKALI, 10

luto. Por ejemplo, el “paisaje natural”: si su consumo ences. En VV.AA.: The Impact of Tourism. San Diego.
aumenta por parte de un grupo, ello conduce a la re‐ California: Proc. 6th Ann. Conf. Travel Res. Assoc.
ducción del consumo por otro. Hirsch también consi‐ Ellis, A. y Kumar, K. (eds.) (1983): Dilemmas of Liberal
dera los casos en que hay “escasez social directa”: pro‐ Democracies. Londres: Tavistock.
ductos de lujo o tal vez bienes que se disfrutan porque Erisman, H.M. (1983): “Tourism and cultural depend‐
son raros o caros y la posesión de ellos indica el esta‐ ency in the West Indies”. Annales of Tourism
ISBN: 1885-477X

tus social o el buen gusto. En ambos tendríamos ejem‐ Research. 10 (3): 337‐361.
plos del consumo turístico. Goldstone, P. (2003): Turismo. Más allá del ocio y del ne‐
En suma, cabe concluir que el turismo moderno es gocio. Barcelona: Debate.
un sistema ecológico, económico y político complejo y
Haley, A.J., Snaith, T. y Miller, G. (2005): “The social
global propio del capitalismo; a medida que madura,
impacts of tourism. A case study of Bath, UK”.
se alcanza un mayor grado de separación de dicho fe‐
Annals of Tourism Research, nº 22 (3): 647‐668.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Hirsch, F. (1978): Social Limits to Growth. Londres: Steil, C.A. (2002): “Turismo como objeto de estudos no
Routledge & Kegan Paul. campo das ciências sociais”. En R. Riedl, J.A.
Lanfant, M.‐F., Allcock, J.B. y Bruner, E. (1995): Almeida y A.L.B. Viana (orgs.): Turismo Social: ten‐
International tourism: identity and change. Londres: dências e sustentabilidade. Santa Cruz do Sul: EDU‐
Sage Publications. NISC: 51‐80.
MacCannell, D. (1999) [1976]: The Tourist. A new Theory Stoeckle, N.; Greiner, R. y Mayocchi, C. (2006): The
of the Leisure Class. New York: Schocken. community impact of different type of visitors: an
empirical investigation of tourism in north west
Mathieson, A. y Wall, G. (1990) [1986]: Turismo:
Queensland. Tourism Management, nº 27: 91‐112.
Repercusiones económicas, físicas y sociales. México:
Trillas. Sutton, W.A. (1967): Travel and understanding: Notes
on the social structure of touring. International
Mishan, E. (1969): The Costs of Economic Growth.
Journal Comp. Social. 8(2):218‐223.
Harmondsworth: Penguin.
Turner, L. y Ash, J.: (1991) La Horda Dorada. Madrid:
Mitford, N. (1959): “The tourist”, Encounter, 13
Endymion.
(October).
Urry, J. (1990): The Tourist Gaze: Leisure and Travel in
Pearce, P. (1982): The Social Psychology of Tourist
Contemporary Societies. Londres: Sage Publications.
Behaviour. Oxford: Pergamon.
Van den Berghe, P. (1980): “Tourism as ethnic rela‐
Picornell, C. (1993): “Los impactos del turismo”,
tions: A case study of Cuzco, Peru”. Ethnographic &
Papers de Turisme, 11: 65‐92. Valencia: Instituto de
Racial Studies 3(4):375‐92
Turismo de Valencia.
Williams, A. y Shaw, G. (1988) (eds): Tourism and
Santana, A. (1997): Antropología y turismo ¿Nuevas hor‐
Economic Development. Londres: Belhaven Press.
das, viejas culturas? Barcelona: Ariel.
Zukin, S. (1995): The Cultures of Cities. Oxford:
Shepherd, R. (2002): “Commodification, Culture and
Blackwell.
Tourism”. Tourist Studies, (2): 183‐201.
Smith, V. (1978): Hosts and Guests. The Anthropology of
Tourism. Philadelphia: University of Pennsylvania
Press.
página 38
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA
EL HORROR TURÍSTICO:
EL MANAGEMENT DEL PLANETA
Dossier publicado en el nº 14 de la revista Offensive1

Introducción

El turismo es un fenómeno civilizatorio. Se desarrolla dos por aquellos que les han desculturizado y ocasio‐
en cuanto el mundo se industrializa y se urbaniza. nado desórdenes sociales irreversibles (monetariza‐
Acompaña al despliegue de los medios de transporte ción, destrucción de modos de producción tradiciona‐
y a la difusión del modo de vida occidental. les, éxodo rural, etc.).
En una sociedad agresiva y contaminada, los indi‐ Este horror turístico no afecta sólo a los países del
viduos estresados y oprimidos por un trabajo raciona‐ Sur. Afecta al conjunto del mundo y los flujos se diver‐
lizado buscan una compensación terapéutica. Les cau‐ sifican. La competición por los espacios es global.
tiva el mundo idealizado, redimido de las devastacio‐ Cada continente, cada país, cada región, intenta atraer
nes de la sociedad industrial que promueven los agen‐ al mayor número de turistas a su territorio. Algunos
tes de viaje. Tienen sed de exotismo y de nostalgia. aprovechan una naturaleza atractiva, la presencia del
Quieren gozar de una pureza original ilusoria. Sin em‐ mar o un rico patrimonio cultural, mientras que otros
bargo, la industria turística vende lo que ella misma construyen desde cero lo que podría hacerles encanta‐
contribuye a destruir, “el turista no debe estar donde dores. Esta “turistificación” participa de la espe‐
quiere ir”. De este modo se valoriza el mundo, las ciu‐ cialización de los territorios y del despliegue de mono‐
dades se transforman en museos y los campos en culturas que desestructuran las sociedades.
gigantescos parques de atracciones. Todo es consumi‐ El mismo turista, en parte responsable de esta
ble, tanto la naturaleza como los seres humanos. El situación, se convierte en una mercancía intercambia‐
mercado globalizado de los cuerpos y de los espacios ble que debe gastar lo que duramente ha ganado a lo
se generaliza, hasta el punto que nada le es ajeno. Al largo de todo el año. Busca los precios más bajos, lo
contrario, cuanto más parece estar protegida una zona que le permite no tanto ahorrar sino viajar más. página 39
más llama la atención, pues la búsqueda de autentici‐ Destruye todavía más lo que ha venido a buscar: el
dad se ha convertido en el leitmotiv de la industria turismo es pues un fenómeno total estrechamente
turística. Algunos pueblos se encuentran así folcloriza‐ ligado a una sociedad predadora.
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X

1 Dossier publicado en la revista Offensive nº 14, septiembre de 2008. Traducción de Mario Domínguez y David Jorge
Domínguez González.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

INVENTARIO
por Cédric Biagini

La Organización Mundial del Turismo (OMT) defi‐


ne a éste como “el desplazamiento y la estancia de las
personas en otro lugar diferente a su domicilio duran‐
te una duración mínima de tres días”. El diccionario Le
Robert ofrece esta definición: “el hecho de viajar, de
recorrer por placer otro lugar distinto en el que se vive
habitualmente”. Estas definiciones son sin duda
demasiado extensas pero relativamente neutras. Sin
embargo, desde que el término existe tiene una conno‐
tación negativa. Touriste entra a formar parte de la len‐
gua francesa en 1816 y tourisme en 1841. Se puede dis‐
tinguir al veraneante del turista, se puede ser verane‐
ante sin ser turista. Según Jean‐Didier Urbain, “el
turismo es una actividad vacacional fundamental‐
mente ligada a la movilidad”2.
Nadie quiere ser calificado de turista, el turista es el
otro, yo soy viajero, trotamundos o viajante. La oposición Una industrialización progresiva
entre viajero y turista aparece siempre muy acentua‐
da. Si se sigue esta dicotomía, debemos utilizar cuatro En el siglo XVIII los jóvenes ricos ingleses hicieron su
parámetros para que se pueda hablar de turismo: Grand Tour por Europa. Visitaban Francia, España,
Italia… Un turismo menos elitista tiene lugar en el
1. El gusto por el exotismo, por descubrir otras siglo XIX. Su industrialización data de la creación de la
culturas. primera agencia de viajes por Thomas Cook en 1841.
2. Dinero disponible para actividades no esencia‐ El desarrollo del turismo seguirá a la industrializa‐
les. ción y a la urbanización de las sociedades, así como al
3. Tiempo libre. despliegue de los medios de transporte. En un primer
4. Infraestructuras y medios de comunicación momento el ferrocarril desempeña un papel central. El
que aseguran y facilitan el viaje y la estancia. avión y la creación de la línea aérea París‐Londres en
1919 también tienen efectos importantes. La primera
Sin embargo las cosas son más complejas y cabe pre‐ autopista en servicio de Italia data de 1924.
guntarse si la diferencia entre viajero y turista no es En Francia las primeras vacaciones pagadas de
tanto de grado cuanto de naturaleza. ¿No será el turis‐ 1936 van a permitir a los obreros descubrir el mar. Pero
página 40

mo la democratización del viaje? Hoy en día, el turis‐ el desarrollo del turismo de masas se remonta más
ta no se diferencia tanto del viajero, este último le abre bien a los “treinta gloriosos”4. El verdadero despegue
las rutas e inventa nuevas maneras de viajar que el pri‐ corresponde a la década de los cincuenta; el turismo
mero no tarda en adoptar. ¿No será el viajero el primer social emerge y contribuye a la democratización de
YOUKALI, 10

promotor del turismo?; y si está celoso de sus privile‐ esta práctica. Al principio, los viajes se reducen a
gios, ¿no expresa con exactitud su voluntad de distin‐ Francia, luego, a partir de la década de los sesenta, a
guirse socialmente? Por otra parte, los “agentes de países limítrofes como España. Las décadas de los
viaje”3 han comprendido a la perfección que siempre setenta y ochenta contemplan un aumento de las dis‐
fue preciso hacer creer al turista que no era tal. tancias y de los destinos, así como del uso de los trans‐
ISBN: 1885-477X

2 Jean‐Didier Urban, L’idiot du voyage, Plon (1991).


3 N. de los T.: un juego de palabras entre voyager (viajero) y voyagiste (agente de viajes) intraducible al castellano.
4 N. de los T.: se refiere a los años de mayor expansión económica tras la Segunda Guerra Mundial (1945‐1975).
ECOLOGISMO CAPITALISTA
portes aéreos. La industria se estructura: multiplica‐ cirugía estética…); el turismo de sensaciones (deportes
ción de guías y agencias de viaje, fundación de clubs extremos, viaje a los “puntos calientes”); el turismo
con diferentes contenidos, creaciones de infraestructu‐ sexual. Se perfilan dos grandes categorías de turistas:
ras (hoteles, carreteras, aeropuertos, etc.). El turismo se los adeptos del low cost que buscan bajos precios y
convierte así en un producto de consumo como cual‐ para quienes Internet es el paraíso; y los que aceptan
quier otro. pagar más caro a condición de exigir una gran calidad
de las prestaciones. Además, las personas mayores
Las tendencias actuales viajan cada vez más (el 76% de ellos lo hace regular‐
mente) y adquieren un peso enorme en la industria
El turismo se ha convertido en la primera actividad turística.
económica mundial por delante del petróleo y del Pero dejemos la palabra a los profesionales del sec‐
automóvil. Emplea a más de 200 millones de personas, tor que definen al turista como un “acumulador insacia‐
o sea el 8% del empleo mundial. Este sector no ha cesa‐ ble, curioso por todo, instruido como nunca, ávido de nuevas
do de crecer en los últimos años: 4,5% de crecimiento emociones, ahora el cliente 2006 rechaza, cuando viaja, ser
en 2006, con 842 millones de desplazamientos interna‐ tratado como un simple pasajero. Conocedor impaciente o
cionales. Según la OMT se ha alcanzado un nuevo paseante neófito, juerguista de la buena vida y romántico,
récord. adicto a las aventuras y deportes extremos, pretende dar
Francia es el primer destino turístico del mundo: 76 rienda suelta a sus sueños más locos y se inventa viajes a su
millones de visitantes en el año 2005, seguido de propia medida y que se le parezcan. Ultracreativo, muy
España (55,6 millones), los Estados Unidos (49,4 millo‐ selectivo en sus opciones, exigente, independiente hasta el
nes), China (46,5 millones) e Italia (36,5 millones). Los extremo, experimenta con delectación nuevos modos de con‐
alemanes son quienes más gastan en viajes: en el año sumo. Ansioso de conocimientos, atento a los precios, a las
2005, 72,7 millones de euros, seguidos de los nortea‐ condiciones de seguridad, devora millares de kilobytes en la
mericanos (69,2 millones de euros), de los ingleses Web sin sentirse jamás satisfecho. Se inquieta por cuestiones
(59,6 millones de euros), de los japoneses (37,5 millo‐ éticas, medioambientalistas, reivindica alto y claro el derecho
nes de euros) y de los franceses (31,2 millones de a complacerse y a desconectarse por las buenas de una coti‐
euros). África ha conocido estos últimos años las tasas dianidad saturada por el estrés y la contaminación por cuan‐
más altas de crecimiento como destino turístico (un to no hay nada que deteste más que los pequeños contratiem‐
aumento superior al 8,1% en 2005) por encima incluso pos susceptibles de arruinar sus vacaciones”5.
de la región Asia‐Pacífico (más del 7,6%).
El turismo es una industria en expansión; la OMT
prevé que en el año 2020 el número de desplazamien‐
tos internacionales alcanzará cerca de 1600 millones (el
doble que hoy en día), de los que 1200 millones serán
desplazamientos dentro de cada continente. Las tres
regiones que recibirán el mayor número de turistas se‐
rán Europa (717 millones de desplazamientos), Asia
del Este y el Pacífico (397 millones) y las Américas (282
millones), seguidos por África, Oriente Medio y Asia
del sur. página 41
A medida que se extiende el modo de vida occi‐
dental se desarrolla el turismo. En China, por ejemplo,
los viajes dentro del país crecen de manera exponen‐
cial y numerosos chinos se lanzan a visitar el mundo.
YOUKALI, 10

Los flujos turísticos se realizan tanto del sur hacia el


sur como del sur hacia el norte.
Globalmente se constatan fuertes tendencias: frag‐
mentación de la duración de las vacaciones; escalona‐
miento de las estaciones; gusto por la itinerancia. Se
desarrollan ciertos formatos: el turismo unido al viaje
ISBN: 1885-477X

de negocios, el turismo médico (para operaciones de

5 Texto de presentación del Salon du tourisme 2006.


ECOLOGISMO CAPITALISTA

PUREZA EN VENTA
por Leila

Paisajes vírgenes, pueblos de costumbres intactas, fauna pre‐ ma del paraíso perdido. En Ambiguïtés de l’écologie,
servada, encuentros humanos auténticos, etc.: los agentes de Jean‐Marc Mandosio relaciona esta visión angelical
viaje nos venden un universo salvaguardado de los desastres con nuestra concepción occidental de la Naturaleza
de la sociedad industrial. El turismo sirve en realidad a una como una entidad separada de nosotros mismos:
visión higienista del mundo. “Aunque [el ser humano] niega doblemente la natura‐
leza, en él y fuera de él, no obstante mantiene la nos‐
talgia de un tiempo en el cual no se habría visto sepa‐
rado, en el que no habría tenido que oponerse a ella
para afirmar su humanidad. Entonces todo era
puro”.7

Trascender y comulgar

El desierto es un destino emblemático de estas super‐


ficies “vírgenes” que ofrecen una nostalgia brutal al
habitante de toda metrópolis europea. Una excursión
de una semana al Sáhara se vende como un momento
de descubrimiento de un paisaje extremo pero tam‐
bién como una experiencia casi mística. Pues la pure‐
za posee una facultad única, y cabe decir, mágica, la de
purificar a aquellos/as que entran en contacto con ella.
En un ambiente “puro”, el occidental mermado y abu‐
rrido va pues “a recargarse”, “a desconectarse”, “a
LAS CAMPAÑAS PUBLICITARIAS de los gestores regenerarse”, “a trascenderse”, “a florecer”, etc. La
de agencias de viaje se apoyan esencialmente en el mejora de la salud formaba ya parte de las motivacio‐
sentimiento de evasión y sus delicias. El producto nes esgrimidas por los primeros turistas del siglo
turístico tiene por función procurarnos con la nostal‐ XVIII, quienes aprovechaban también los balnearios,
gia, el exotismo, la felicidad, el sol o el reposo, un bien‐ el clima marino o el aire de la montaña para el cuida‐
estar ausente de nuestra cotidianidad. Se ha desplega‐ do higiénico. En la actualidad, los “masajes étnicos”,
do en el mercado del viaje una nueva argumentación, los “secretos ancestrales de belleza”, los “spa”, el
dirigida sobre todo al occidental medio, frustrado/a, “yoga y la natación con delfines” quieren hacer algo
estresado/a (o más bien acomodado/a), el cual evolu‐ más que mantenernos sanos. Se ofrecen estas presta‐
ciona en un entorno contaminado, urbano, agresivo, y ciones como accesos hacia una “revelación de nos‐
página 42

vive en un tiempo acelerado. El arma de seducción es otros mismos”, una “reconciliación con su cuerpo”. El
imparable: se trata de invitar a venir y gozar de la acceso a esta “naturaleza pura”, alimenta el sueño de
“pureza” de la naturaleza (y de los humanos…). (re)encontrar en nosotros mismos nuestra naturaleza
“Límpidas aguas”, “paisajes talla XXL”, “tiempo que “verdadera”. Y mantiene una especie de decadente
se detiene”, “acceso a la naturaleza más salvaje”, religión de sí practicada sobre el altar del consumo.
YOUKALI, 10

“encanto de las regiones aisladas del mundo moder‐ La pureza que pretenden vendernos los mercade‐
no”, “alegría de estar en armonía con la naturaleza”6: res de sol es también moral. No temen seducir a sus
más allá de la necesidad comercial de ensalzar las ven‐ clientes con relaciones amistosas y calurosas con el
tajas de un lugar, se trata en efecto de vender el fantas‐ autóctono, relaciones no pervertidas por el intercam‐
ISBN: 1885-477X

6 Citas extraídas de diferentes páginas de Internet de agencias de viaje: las empresas Privilèges Voyages, Club Med, Nomade,
Nature et Découvertes, Ushuaïa Voyages, etc.
7 Jean‐Marc Mandosio, en La Pureté. Quête de l’absolu au péril de l’humain, Autrement (1993).
ECOLOGISMO CAPITALISTA
bio monetario. ¡Incluso la relación idílica con la pobla‐ mismo la “pureza” moral de las mujeres de los países
ción local forma parte en algunas ocasiones del “pack” pobres que les parecen todavía “preservadas” de las
de las agencias de viaje: “relaciones privilegiadas”, “imperfecciones” que afectan a las occidentales, “per‐
“compartir momentos fuertes”, incluso la posibilidad vertidas” por el consumismo y el feminismo…
de “comulgar con las poblaciones visitadas”! Ushuaïa Bajo la imagen de la ideología capitalista en la que
Voyages (una filial de TF1) alardea de los encantos de se inscribe, la industria del turismo pretende vender‐
Bután, “último país del mundo en recibir la televisión nos lo que ella misma contribuye a extinguir. Propone
en 1999”, y su población “un 80% rural, profundamen‐ pues al turista un producto turístico que asegura está
te religiosa, dulce y acogedora”. ¿Debe entonces el exento de los inconvenientes del turismo: viajes orga‐
turista conmoverse delante de estos “buenos salvajes” nizados con lo imprevisto y la aventura, la garantía de
como el parisino de la Exposición colonial lo hizo relaciones humanas “auténticas”, el descubrimiento
delante de los zoos humanos? de animales salvajes en condiciones de total seguri‐
dad, etc.
Cuerpos intactos Si la “pureza”, que a día de hoy es un producto de
lujo, se convirtiera en un producto de masas, veríamos
El turista contemporáneo ha sido también invitado a sin duda desarrollarse “burbujas de ocio”. En estos
echar una mirada depredadora sobre los cuerpos universos artificiales que recrean en un sólo lugar “la
“indígenas”, hipersexualizados por el imaginario jungla tropical”, “la playa de arena blanca”, “el río sal‐
colonial. Los hombres, y sobre todo las mujeres, apa‐ vaje”, “la selva centenaria”, etc., todo en cambio está
recen como los objetos imaginarios que se supone enteramente domesticado y controlado; hasta el
abren las puertas de una voluptuosidad misteriosa. mismo grano de arena, como testimonia la empresa
Sabemos que el discurso sobre la pureza aplicada a la Center Parcs, que se enorgullece “de los estrictos con‐
especie humana puede conducir a la eugenesia y al troles de higiene que garantizan un agua de una pro‐
fascismo. Sin embargo, algunos turistas sexuales no piedad y trasparencia absolutas”.
dudan en justificar su práctica al afirmar que se basa ¿Supondrá el turismo de mañana la reproducción
en la elección de “consumir” cuerpos “puros”, los de de una pureza “reconstituida, dominada, ordenada”,
las mujeres de los países del sur. Para ellos, los “pro‐ en detrimento de la experiencia impura de lo real? En
blemas de vista, de piel, de obesidad” de las mujeres este caso, los consumidores, maniacos de la “calidad
de los países occidentales, traducirían un estadio de de vida” y obsesionados por la calidad, deberán
“degeneración”. Los misóginos del norte aprecian asi‐ renunciar a la dimensión viviente de la existencia.

LA FOLCLORIZACIÓN DE LOS PUEBLOS


por Aggée‐Célestin Lomo Myazhiom página 43

Aun cuando se pretenda “étnico” o “caritativo”, el turismo nos, mitad‐dioses, mitad‐demonios, oscilando entre
YOUKALI, 10

provoca estragos. Esta nueva forma de colonialismo contri‐ espíritus malvados y espíritus portadores de felici‐
buye al etnocidio del que son víctimas las así llamadas dad. Así pues, se les encontrará en las cortes faraóni‐
poblaciones, al destruir su medioambiente y por tanto su cas o nubias como bailarines (bufones) de los “dio‐
cultura ses”. De la misma manera, sus vecinos bantúes, con
los cuales mantienen complejas relaciones multisecu‐
lares a menudo caracterizadas por el sometimiento o
ISBN: 1885-477X

SERES CURIOSOS Y MISTERIOSOS, los pigmeos una voluntad de dominación, les temen por su domi‐
han fascinado y continúan haciéndolo a un buen nio de los “secretos” de la selva. Este poder les viene
número de sociedades lejanas o próximas a su modo dado por su antigüedad sobre el territorio boscoso
de vida. Desde la Antigüedad, los relatos de los via‐ del África ecuatorial; por otro lado, los pigmeos afir‐
jeros egipcios o griegos les presentan de forma cir‐ man sin dudarlo, para mostrar su ósmosis con el
cunspecta como seres mitad‐bestias, mitad‐huma‐ medio natural, “yo soy la selva”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

En Camerún, tres grupos de pigmeos viven en las ción11. La actual deforestación acelerada de su “hábi‐
zonas boscosas del centro, del sur y del este: los tat” supone, para estas poblaciones originalmente
Bedzang (en la Mbam et Kim), los Bagyéli (en el sur), cazadoras‐recolectoras, un ataque a las divinidades de
los Baka (en el sur y el este) con una población estima‐ la vida cotidiana: próximas a los humanos, accesibles,
da de 50.000 a 70.000 personas8 para una población a las que se dedican ofrendas y ritos con la ocasión de
total del país de 16 millones de habitantes en 2007. acontecimientos precisos, pautando la vida individual
Proponemos a continuación la cuestión de la identi‐ o comunitaria. La masiva destrucción de los árboles12
dad de los pigmeos Baka. ¿Quiénes son?, ¿cómo se en nombre del desarrollo constituye lenta, pero segu‐
definen a sí mismos?, ¿qué tipo de miradas aportan ramente, el fin de su mundo. Subrayaremos aquí que
sobre un mundo en plena transformación?, ¿qué pien‐ no es sino en la selva donde reside la “fuerza vital” de
san de los turistas que vienen a verles?, ¿supone el los Baka. Esta fuerza vital tan necesaria para el equili‐
turismo cultural o el ecoturismo un porvenir para los brio del mundo de los negro‐africanos. Encontramos
Baka?9 Nuestro propósito estriba en observar igual‐ asimismo en los Baka esta noción expresada durante
mente esta relación de fascinación/ repulsión de los largo tiempo en diversos relatos y cuentos que narran
turistas hacia los Baka (en términos de defensa de lo la vida de los dioses y los hombres. Pueblo de cazado‐
autóctono) y la perspectiva turística del desarrollo sos‐ res, mantiene una relación privilegiada e íntima con la
tenible10 convertido en el leitmotiv de las políticas y de selva. La destrucción de la fauna, de la flora y la ocu‐
los expertos en “poblaciones indígenas”. pación de su hábitat (por las explotaciones forestales
cada vez más voraces) desintegran las estructuras
sociales e impiden la expresión de la “fuerza vital”, y
constituyen la última etapa del etnocidio en el sentido
en que lo entendía Robert Jaulin. Esta presión territo‐
rial, la reducción al mínimo de su espacio vital y la
deforestación, destruyen no sólo la selva de los seres
humanos sino ante todo el mundo invisible, esto es, la
relación con los ancestros y los fundamentos de la
existencia. Para los Baka algunos árboles son verdade‐
ras deidades (que se deben alabar, nutrir y conservar
celosamente). El descubrimiento o redescubrimiento
de esta vida “natural” atrae a los turistas que piensan
encontrar otro sentido a sus decadentes y mercantiles
existencias en Occidente. Permanecen durante diez
días en completa inmersión (los más temerarios) en la
vida cotidiana de los Baka: caza, recolección, danza,
relación con la naturaleza, etc. Todo está naturalmen‐
te folclorizado para corresponder a lo que esperan los
La búsqueda ilusoria de lo auténtico turistas; con una permanente “tentación prehistórica”
como lo señala Hervé Ponchelet13. En una relación de
Para los Baka la selva se presenta como un elemento fascinación/ repulsión con los Baka, los turistas fingen
página 44

de vida indispensable, el lugar inmediato de la imagi‐ ignorar la historia y sobre todo el hecho de que los pig‐
nación y la manifestación de lo sobrenatural y lo tras‐ meos son nuestros contemporáneos: “no se trata de
cendental, como lo evocan diferentes mitos de la crea‐ fósiles vivientes”. A pesar de las precauciones de algu‐
YOUKALI, 10

8 “Les Pygmées, oubliés du développement?”, en Journal Bubinga, 10 de diciembre de 2005.


9 Este trabajo se basa igualmente en mi experiencia de campo en tanto que guía‐conferenciante para tour‐operadores franceses y
ISBN: 1885-477X

belgas. Desde 1999 acompaño a grupos de turistas a Camerún.


10 Examinaremos igualmente la relación entre la conservación de la naturaleza y el respeto por el estilo de vida de los Baka al
analizar la caza.
11 Léase A. de Ternay, Croyances religieuses des Noirs, 1934‐1935, Archivos de la congregación del Santo Espíritu en Chevilly‐
Larue, B. 282‐B IV, Cuaderno I.
12 “Nous sommes tous des chasseurs‐cueilleurs”, en Le Point, nº 1377, 6 de febrero de 1999, pp. 162‐164.
13 Les reporters de l’histoire, La France colonisatrice, prefacio de Patrice de Beer, París, Liana Levi/Sylvie Messinger (1983), p. 10.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
nos guías turísticos o de antropólogos, se constatan sente se enredan hasta ese punto, la mirada del turista
reacciones de este tipo: “Pero si no son como los ima‐ se esconde: “nuestra civilización es responsable, pero
ginaba”, “¿No son más grandes?”, “¿De verdad son no culpable”. ¡Quiero lo auténtico, diantre! Pero lo
pigmeos?”, “¡Pero si van vestidos!”, “¡Eh, aquel habla auténtico no existe más que en las ficciones y lo imagi‐
francés!”, “¿Pero también se lavan?”, “Pero si son nario. Así pues, para perseguir el sueño (no ver la
malos”, “No quieren hablarme”, etc. Estos turistas miseria de los Baka de “verdad”, sobre todo para los
desembarcan como conquistadores en tierras pigme‐ que no pueden desplazarse), se reconstruyen zoos
as, saturados de estereotipos puestos en circulación humanos.
por Tintin en el Congo o por relatos de misioneros que La presencia de los Baka en este zoo belga recuer‐
ilustran el “mito del buen salvaje” que hizo furor da la gran época de los zoos humanos en los siglos XIX
durante el siglo de la Ilustración. Lo que enfurece a los y XX:15 “Le servimos salvajes a domicilio”, usted
turistas que se encuentran en el curso de estas peripe‐ puede palparlos sin temor, sin todos los peligros de la
cias boscosas es contemplar al Baka, al verdadero, selva ecuatorial. En familia, los aventureros del week‐
como un ser petrificado desde la noche de los tiempos. end se dedican al descubrimiento de la alteridad.
No se dan cuenta de que son ellos mismos los agentes
de la transformación de las costumbres de los pigme‐
os. Así, en febrero de 2006, durante una misión de
localización que hago a una empresa de producción
francesa en su búsqueda de pueblos “auténticos” para
una película sobre los nacimientos en el mundo, no
contó con los Baka de Camerún puesto que a juicio de
los productores no eran lo suficientemente típicos,
puesto que además estaban vestidos: “No correspon‐
den a la imagen esperada de los primitivos”.
Los pseudo‐viajeros buscan dientes limados, senos
desnudos, cabañas, etc.; como si el tiempo no hubiese
pasado… Fingen olvidar las violentas campañas de
“pacificación” de la conquista colonial. Quieren arrin‐
conar las consecuencias del atroz enfrentamiento cara
a cara de los siglos XIX y XX: la ineludible misión civi‐
lizadora del occidente “civilizado”. Por retomar las
palabras de Patrice de Beer, “mientras que el siglo
XVIII había buscado comprender, admitir las diferen‐ La última etapa de la misión civilizadora
cias, el siglo XIX, más preocupado por conquistar y
ocupar, considerará toda diferencia como una in‐ Bajo la imagen del charity business (negocio de la cari‐
ferioridad, incluso una deficiencia, y se esforzará por dad), el turismo caritativo se ha convertido en el nuevo
normalizar el mundo a su imagen y semejanza. Vestir Eldorado donde se calman las buenas conciencias occi‐
a los ‘Negros’ como símbolo del progreso, poner un dentales… Lo humanitario es la última frontera de la
vestido de algodón a las negras, de África o de otras civilización, allí converge el turismo de masas.
partes”14. La ideología humanitarista del siglo XXI y Cuando eso afecta al mundo de los pigmeos, los efec‐ página 45
el turismo mantienen la tarea de los misioneros y de tos son todavía más desastrosos. Pues no olvidemos
los administradores coloniales. He aquí un campa‐ que los pigmeos raramente han sido definidos desde
mento pigmeo en la ruta de la frontera, hombres, su propio punto de vista, tan sólo se han visto repre‐
mujeres y niños en harapos, mendigos, alcohólicos, sentados: bien en la representación del mundo de los
YOUKALI, 10

una iglesia en cada extremo del pueblo, una escuela exploradores, bien gracias al paso de los misioneros y
deteriorada, un dispensario a decenas de kilómetros, los administradores coloniales (siglos XIX y XX). Han
la ciudad nada lejos, etc. Cuando el pasado y el pre‐ sido definidos bajo cánones externos, situados en el
ISBN: 1885-477X

14 Íbidem.
15 Véase Nzogan Fomo, Le drame des pygmées. L’affaire des Baka en Belgique, en www.wagne.net/messager/messager/1404/
drame_baka.htm.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

punto más bajo de la escala humana, considerados en territorio: escuelas, centros sanitarios, aprovisiona‐
definitiva (e incluso en la actualidad) como salvajes miento de agua, carreteras, etc.
que representan (para ciertos antropólogos evolucio‐ Al igual que otras poblaciones seminómadas, los
nistas del siglo XIX) el eslabón perdido de la evolución Baka no han solicitado participar en Estados creados
entre el mono y el hombre. Lo que ha hecho de ellos sin su consentimiento. Se han encontrado
un objeto de fascinación que atraviesa los siglos, la insertados/encerrados en fronteras y sistemas políti‐
imagen absoluta del “buen salvaje” que se puede cos, administrativos y económicos, exteriores a su
encontrar en los comics, las novelas de aventuras o en visión del mundo y a los cuales, desde siglos, han teni‐
el cine occidental:16 se duda siempre de su humani‐ do que adaptarse o, en caso contrario, perecer.
dad, se les infantiliza y carecen de voluntad propia. Se Añadamos que esta sedentarización se acompaña de
les desvaloriza para hacernos sentir más agudamente litigios hipotecarios, pues los pigmeos están instalados
la necesidad de acciones caritativas y una apelación a en tierras consuetudinarias de los bantúes, tierras
“visitarles”. Un ejemplo, uno solo para comenzar. He sobre las cuales no disponen de pleno usufructo; no
aquí que en 2006 una ONG católica, el Hogar de son más que tolerados y las jefaturas administrativas
Nuestra Señora del bosque, que predicó en favor de los por ellos creadas carecen de efectividad.
pigmeos Bagyéli (de la región de Bipindi en el sur de Terminamos señalando que las lógicas civilizado‐
Camerún), les presenta ante sus futuros y generosos ras, humanitarias y caritativas, están entrelazadas. Por
donantes: “Los pigmeos constituyen una minoría retomar el ejemplo del zoo belga, años más tarde y con
analfabeta, primitiva y totalmente marginada”.17 Por el mismo ímpetu humanitario, Dieudonné y Jani le
eso, en esta zona, los filántropos misioneros predican Pen han realizado el viaje inverso a Camerún. Los
con el propósito de “elevar” globalmente a estos aspectos más nauseabundos de este turismo humani‐
“pobres pigmeos” en un último acto de humanidad. tario se perciben en este retorno en marzo de 2007 y en
Cabe reseñar que los principales flujos de viajeros la instrumentalización de los Baka.
que se dirigen hacia los pigmeos Baka son humanita‐
rios –actores del “turismo caritativo”‐ embarcados en
diferentes ONGs y proyectos de desarrollo.
Los últimos acontecimientos tras los años 1930,
bajo la acción conjunta de misioneros cristianos y de la
administración colonial, conducen a la sedentariza‐
ción y al acantonamiento de los Baka a lo largo de
rutas y próximos a los pueblos bantúes, para contro‐
larlos mejor. Esta sedentarización forzada se persigue
en nombre del viejo eslogan colonial, reutilizado por
la administración camerunesa: “Por donde pasa la
carretera, llega el desarrollo”. El proceso de sedentari‐
zación se ha visto acentuado a partir de los años 1960
y 1970 por el Estado camerunés con el apoyo de su‐
puestas ONGs “de desarrollo”. Esta acción conjunta
de “domesticación de la alteridad”, como lo indica el
página 46

filósofo Bassidiki Coulibaly, tiene por objetivo hacer


entrar a los Baka en la modernidad involucrándolos
en estructuras e infraestructuras de renovación del
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X

16 Véase la película de Régis Wargnier, Man to man (2005) que pone en escena una pareja de pigmeos capturada en 1870 en ple‐
na sociedad victoriana, y que como objetos de ciencia acabarán en un zoo.
17 Véase la página web de la asociación: http://fondaf‐bipindi.solidarites.info/historique.php
ECOLOGISMO CAPITALISTA
LA IDEOLOGÍA DEL ADOSADO (PAVILLIONAIRE)
Entrevista a Jean‐Luc Debry
Palabras recogidas y editadas por Cédric Biagini
(septiembre 2008)

En un libro de una extraña lucidez Todos propieta‐ lizar a “el votante” durante las campañas electorales.
rios18, Jean‐Luc Debry describe cómo la ideología Esta noción difusa reposa ante todo en la ideología
“pequeño‐burguesa” se ha impuesto en los grandes pequeño‐burguesa. Históricamente, el objetivo de la
estratos de la sociedad. La obsesión por la higiene y la burguesía es crear una clase de amortiguación entre el
seguridad, el culto de la mercancía y de la propiedad proletariado y ella misma que permita pacificar a este
privada, han reemplazado a las solidaridades y a la último y hacerle entrar en un estado de sumisión que
cultura de resistencia de las clases populares. él mismo habría deseado. A finales de la Primera
Guerra Mundial el fascismo fue una solución en varios
Conocemos su participación en la revista de historia social países europeos para suprimir la idea revolucionaria
Gavroche19 así como sus trabajos sobre la Comuna: nos –como lo ha sido la contrarrevolución bolchevique en
llama la atención que vuelva a retomar una temática social Rusia. Tras la Segunda Guerra Mundial, la apuesta de
actual como la del triunfo de las clases medias. ¿Qué le lleva la pacificación ha continuado. En ese sentido, la
a escribir sobre esta cuestión? Escuela de Frankfurt mostró bien de qué va la cosa…
Aunque el fascismo ha permitido salvar al capitalismo
Jean‐Luc Debry: Hoy en día, la noción ideológica de en una situación de crisis, supone un coste en términos
clase media domina la sociedad. Su objetivo es con‐ de locura y destrucción. Para convencerle de que el
vencer a la mayor parte de la población de que partici‐ proletariado ya no existe en tanto que clase, es preciso
pa en una gran familia. Los valores de este egotismo hacerle creer que ya no queda nada más que un pro‐
sacralizado y celebrado en el seno de esta ideología se yecto pequeño‐burgués con el cual cada uno puede y
ponen de relieve en el culto maníaco de la higiene y de debe identificarse. Del mismo modo que el prole‐
la seguridad, la exaltación del valor del trabajo, en el tariado era una clase que podía situarse en relación al
seno de la cual la función se confunde con la existen‐ aparato de producción, así también el fenómeno de las
cia y, naturalmente, la propiedad privada como san‐ clases medias es un proceso ideológico que se identifi‐
tuario de la mercancía. Culto de una creencia en la ca totalmente con la mercancía. Ya no estamos en una
cual se borra el deseo de resistencia. Se trata de un pro‐ creación de valor para el capital, sino en una posición
pósito más bien desencantado, pues las perspectivas de presunto goce en el consumo de la mercancía; hay
de crear lugares de resistencia se reducen hasta casi pues un desplazamiento de los métodos de domina‐
desaparecer. ción.

¿Podría volver sobre el término “clases medias”? Como Esta aculturación, estas pérdidas de referencias culturales de
usted subraya, algunos sostienen que la mayoría de la gente la clase obrera, esta historia de la mercancía, ciertamente han página 47
pertenece a esta categoría. Hay sociólogos que afirman que desempeñado un papel importante. ¿Pero no han sido los
ya no existe, o más aún, que está en vías de desintegrarse por obreros/as actores/actrices de su destino? ¿No han participa‐
la precarización… Emplea también el término “pequeño‐ do de este aburguesamiento?
burgués”.
YOUKALI, 10

J‐L. D.: El proletariado se ha visto totalmente desar‐


J‐L D: “Clases medias” es un término cajón de sastre mado, particularmente por la dominación del partido
utilizado por los sociólogos. Nos preguntamos si el comunista y de las ideas estalinistas hasta la década de
término posee una verdadera existencia social; se ha los años sesenta; 1968 fue un sobresalto. Después hubo
utilizado por los “comercializadores” (marketeurs) el colapso histórico del comunismo de Estado, tras la
para hacer consumir y por la clase política para movi‐ caída del muro de Berlín y de la propaganda que le
ISBN: 1885-477X

18 Tous propriétaires. Du triomphe des classes moyennes, Homnispères (2007).


19 Revista de historia popular.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

acompañaba: “Veis, habéis perdido; las únicas pers‐ J‐L. D.: Es un modelo ideal para la identificación con
pectivas que se ofrecen son las del éxito individual”. el culto de la mercancía, la nueva religión del capital.
Todo se reduce al individuo, las tensiones sociales y Desde los años cincuenta esta imagen de la familia
económicas se abaten sobre el sujeto que se autoincul‐ ideal, con pocos niños, un perro, recluida en el espec‐
pa por no ser capaz de adecuarse al modelo que se le táculo de su seguridad, se ha convertido en una suer‐
presenta. Tenía razón al decir que hubo un fracaso del te de icono emblemático, de un ideal basado en la alie‐
movimiento obrero. La apropiación por parte de mili‐ nación deseada. La obsesión de esta ideología es la
tantes profesionales –los comunistas del partido, las seguridad, la propiedad y la higiene. Este lugar debe
familias políticas mezcladas‐ de la actividad política protegerse y sanearse, el exterior no puede entrar
en los barrios y en las fábricas constituyó un fenóme‐ salvo si se le ha descontaminado porque puede ser
no que fue parte de este proceso histórico. Al perder portador de perturbaciones, de ideas o de enferme‐
sus hábitos de auto‐organización y su capacidad de dades…: es contagioso.
articular un discurso crítico sin intermediarios, el pro‐
letariado se convirtió entonces en una presa fácil para Señala el hecho de que el lugar donde vamos a vivir ha sido
la ideología de la mercancía, y así es como comienza la totalmente restaurado, reconstruido; es artificial, normativo,
desposesión. A diferencia de un periodo anterior en el y supone una dependencia respecto a la mercancía que le es
curso del cual la burguesía funcionaba por exclusión, consustancial, por ejemplo al coche.
ahora se trata de integrar al proletariado. Asistimos en
efecto al despliegue de una ideología de la inclusión. J‐L. D.: En efecto, el corolario del adosado es el
Las prácticas colectivas y las ideas sociales deben así coche… El otro corolario es la gran superficie comer‐
desaparecer, ya que sólo cuenta a partir de ahora la cial donde se llena el carrito de la compra y el malete‐
creación del valor. ro sin tener contacto con nadie, después se vuelve a
casa, siempre solo. Tan sólo estamos autorizados a
Nos enfrentamos entonces al desarrollo de un modo y un hacer una barbacoa con aquellos amigos que habrán
estilo de vida. Su libro tiene por título “Todos propietarios” sido cuidadosamente seleccionados.
(Tous propietaires) pues la propiedad inmobiliaria desempe‐
ña un papel central. El adosado se encuentra alejado del centro de la ciudad, esta‐
mos pues obligados a coger el coche. Si dejamos de usar el
J‐L. D.: Sí, desempeña un doble papel: en la realidad y coche y de hacer algunos kilómetros más para ir a los centros
en la representación. No hay necesidad de ser propie‐ comerciales se condena a la agonía a las tiendas del centro
tario para identificarse con esta ideología, basta con metropolitano. Estas cierran, la ciudad pierde su interés, y
creer en ello (mediante el sueño), y después están los nos lleva a vivir a sus afueras. El sistema se autorreproduce.
que son propietarios, encerrados en su adosado, en
esa superficie cuadriculada. Hay un empobrecimiento J‐L. D.: El corazón de la ciudad se transforma a veces
total de la relación con los otros y de la vida social en en museo o se recrea un origen rural ficticio en el cual
general. Se la parodia hasta lo caricaturesco en el imaginamos la vida de nuestros abuelos cuando el
espectáculo de los días de vecindad, las barbecue‐ espacio público aún existía. Todo eso ha desaparecido.
parties y la ciudadanía pretendidamente participativa. Se le mitifica. La fealdad de la vida en el adosado, sien‐
Prácticas y discursos que reflejan en sí mismos su pro‐ do totalmente insoportable, acaba por contaminar el
página 48

pia caricatura. Hay en este cuadro una incapacidad espíritu. Todo el mundo se da cuenta de que falta algo,
manifiesta de pensarse en una situación colectiva. Es va entonces a visitar las ciudades‐museo, reconstrui‐
la diferencia con el proletariado: gracias a su organiza‐ das, un mundo del artificio y del espectáculo que ven‐
ción podía reflexionar y poner en tela de juicio su con‐ dría a hacer soportable una cotidianeidad insoporta‐
dición social. Ahora bien, en la actualidad quien está ble. Se consume la ficción de nuestros orígenes. El ado‐
YOUKALI, 10

encerrado en su propiedad privada no puede pensar‐ sado no se transmitirá, nadie cree que pueda durar, se
se como un elemento de un sistema global, está confi‐ consume la ilusión de la duración al mitificar un pasa‐
nado tras las puertas cerradas de su ego. do aséptico del cual se ha eliminado toda realidad. Se
trata de una pura reconstrucción.
Recientemente me he sentido atemorizado al constatar que
esta ideología del adosado (pavillionaire) se encuentra tanto Independientemente de los contenidos de la televisión, el
ISBN: 1885-477X

en el campo como en los suburbios. He visto ciudades desier‐ entorno tecnológico y la ideología de Internet, a los cuales se
tas y alrededor extenderse parcelas de adosados con sus jar‐ conecta la gente, acentúan el repliegue sobre sí y la indivi‐
dines bien aseaditos, su arenita, sus cercados. Este modelo dualización. A través de la omnipresencia mediática y del
del adosado se ha generalizado y acompaña al triunfo de las mundo virtual, las cosas vienen directamente a la gente, la
clases medias y el capitalismo… experiencia se muere. Ahora el aislamiento se produce en el
centro mismo del adosado, y no tan sólo de cara al exterior.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
J.L.D.: Cada uno está replegado frente a sí mismo, en campo de la alteridad. La experiencia de la relación
un consumo de sí mismo. Asistimos a la consumación con el otro permanece encerrada en el deseo mimético
del espectáculo de la vida, como lo escribió Guy de poseer los mismos atributos del éxito y de la reali‐
Debord en 1967 en La sociedad del espectáculo. La televi‐ zación individuales. Se manipula la dinámica del
sión no es más que la consagración de esta despose‐ deseo para estar al servicio del desarrollo del capital.
sión de la vida y de sí. Ya no estamos en la realidad,
estamos cara a cara ante el espectáculo de lo que debe‐ Habla de la depresión, un hecho social muy extendido. Usted
ría ser. Carecemos incluso de la necesidad de introdu‐ la considera como una forma de resistencia mientras que yo
cir al otro en una relación cualquiera. Es una sociedad la analizo como un estado psicológico que acompaña al
del onanismo. La alteridad ya no tiene razón de ser. repliegue, el miedo al otro, la fascinación por uno mismo…

Habla de infantilización generalizada… J‐L.D.‐ La depresión es la última experiencia humana


posible en el universo de la mercancía y de la aliena‐
J‐L.D.: Este proceso es flagrante cuando vemos la ción del valor. Existe una autenticidad de la experien‐
publicidad. El individuo se ve reducido a un niño, y cia que no puede expresarse más que por la depresión,
éste se reduce a sus emociones. El consumidor está ati‐ es decir, el sufrimiento. Esta experiencia narcisista,
borrado, disfruta con la boca abierta al absorber esta negativa, es insoportable para el que la experimenta,
leche maternal permanente que se disemina de todas pero constituye también una forma de resistencia, en
las formas posibles. Sólo permanece la emoción, ya no el sentido de que la mecánica de la adhesión a los valo‐
hay reflexión ni espíritu crítico. El adulto es capaz de res de la mercancía, tales como el culto de la realiza‐
estar en desacuerdo con las ideas, de situarse en un ción, ya no funciona. Hay una suerte de cortocircuito.
discurso crítico construido y formar un espíritu de No obstante, es como la revuelta, un tiempo necesario
resistencia consciente de sí mismo. La infantilización, pero insuficiente. Un fogonazo que me ha transforma‐
al contrario, consagra el proceso global de alienación do, pero que no me ha abierto sobre otra cosa. Es nece‐
deseado del que hablamos. La emotividad primaria saria su superación. Pero al menos la depresión nos
que consagra la organización social actual, basada en obliga a detenernos y a mostrarnos que todo eso care‐
la individualización comercial y política, constituye el ce de sentido. En cuanto dejamos de creer en ella, el
abono de todas las manipulaciones. discurso histérico que consagra la desposesión de sí ya
no funciona, se convierte en algo inoperante, caduco,
Habla también de confusión total entre los deseos y las nece‐ grotesco. Es un cortocircuito de nuestras ilusiones que
sidades… puede reforzarnos y permitirnos mirar a las cosas tal y
como son.
J‐L.D.‐ Hoy, en el campo de la mercancía todo deseo
debe verse satisfecho inmediatamente según el modo La segunda parte de su libro se titula “Observaciones psico‐
de la necesidad, en la posesión. El deseo se ve rebaja‐ geográficas”, donde habla de la ciudad media, del área de
do al nivel de las necesidades vitales. Ya no nos que‐ autopista, etc.; de los no‐lugares que nos son familiares.
dan más que deseos atrapados por el espectáculo de
los nuevos objetos encargados de despertarlos. J‐L.D.‐ Quise evidenciar el hecho de que todo sistema
Existimos en función de lo que consumimos y no a tra‐ político se comprende a través de su arquitectura. La
vés de lo que construimos de nosotros mismos en el arquitectura está unida a una época, a una ideología, a página 49
una manera de ver lo humano. El no‐lugar correspon‐
de al triunfo de las clases medias, es un lugar donde ya
no hay historia, ni relaciones sociales, tampoco pasado
ni futuro, tan sólo individuos en tránsito que se cruzan
YOUKALI, 10

en lugares puramente funcionales.

El área de autopista es un lugar fascinante: ahí se está a la


vez bien y mal. Mal por se está en ninguna parte, y al mismo
tiempo bien porque poseemos todos los códigos, sabemos
cómo funciona, no existe ninguna sorpresa.
ISBN: 1885-477X

J‐L.D.‐ En el área de autopista no hay cambios, nos


contentamos con atravesarla. Estamos seguros de no
encontrar a nadie, no pasará nada. Estamos solos
mientras no nos hallemos en un lugar colectivo. Nos
sentimos seguros, en un lugar sano, limpio. Se ha
ECOLOGISMO CAPITALISTA

hecho alarde de la hora a la cual se han limpiado los tica forma, dispuestos de manera similar. Sólo se puede sen‐
servicios, no se puede contaminar. Los productos tir un pequeño carácter local. Vivimos inundados/as por estos
puestos en venta no sirven para nada, es un decorado letreros y se ha consumado una uniformización terrorífica.
ficticio en el cual nos sentimos seguros ya que todo es
normativo. Todo se conoce por adelantado en un no‐ J‐L.D.‐ Lo que impresiona es el toque de queda… A las
lugar. Podemos descansar del estrés que los nuevos 19 horas, ya no hay vida, todo está cerrado. Cerrado
modos de producción nos imponen en el trabajo; el con candado, la vida ha desaparecido. Se trata tan sólo
no‐lugar amuebla esta soledad insoportable que de una construcción para consumir el espectáculo de
caracteriza al sujeto atrapado en un espacio cerrado. la vida convertida en imposible.

Ve en la cadena hotelera “la apoteosis sublime que consagra Sabemos que la crisis energética y el calentamiento climáti‐
la pérdida de la referencia espacial”. co no permitirán mantener ad vitam aeternam este modo
de vida enteramente basado en el coche y en infraestructuras
J‐L.D.‐ Estos no‐lugares borran la historia y la geogra‐ gigantescas. La Tierra no podrá soportar a gran escala este
fía. Sin pasado, una sociedad no puede construirse. En modelo que occidente ha exportado al mundo entero. No
estas cadenas, cualquiera en la que se encuentre, el siendo sostenible este modo de vida, ¿cómo piensa usted que
decorado es el mismo, una habitación, cuadros en la debería evolucionar?
pared, todo es siempre idéntico. Poco importa que se
esté en Estrasburgo, Marsella o Lille, siempre estamos J‐L.D.‐ El capitalismo acumula tantas contradicciones
en el mismo lugar, contrariamente a los delirios actua‐ que no puede sino encontrarse en crisis; en efecto una
les sobre la sociedad nómada. No hay nomadismo, crisis profunda por el hecho mismo de su desarrollo y
vamos de una mercancía a otra, de un lugar de pro‐ de su bulimia parece ineludible. Las crisis van a mul‐
ducción a uno de consumo, y viceversa. tiplicarse, y a todos los niveles, financiero, industrial, y
por consiguiente, social. La cuestión es saber si van a
Habla de las calles peatonales de los centros urbanos. Frente desembocar en una toma de conciencia política y un
al malestar que todo el mundo percibe, que incluye a los ele‐ cuestionamiento radical del fetichismo de la mercan‐
gidos que se dan cuenta del malestar social en el ambiente, cía, en tanto que se trata de una relación social esen‐
existen tentativas de reocupación de los centros urbanos, cialmente alienada. Soy más bien pesimista. Si des‐
pero siempre siguiendo un modelo artificial. pués de una crisis, el único objetivo es volver al estado
anterior y no actuar sobre la realidad de esta domina‐
J‐L.D.‐ Intentar rehumanizar lo que ha sido deshuma‐ ción de naturaleza ontológica, las crisis se multiplica‐
nizado es patético. Con la calle peatonal se quiere rán y, fortalecido por sus capacidades de adaptación,
hacer creer que se ha recreado un lugar de sociabili‐ su oportunismo, el capitalismo en tanto que ideología
dad como si antes hubiera existido con el mercado, se adaptará, como lo ha hecho siempre. La adhesión al
donde nos reencontrábamos en el ágora y en la plaza sistema actual se asemeja a los mecanismos religiosos
de la ciudad. Hoy en día se trata de galerías comercia‐ de nuestros padres. Este sistema se aferra a nuestra
les obsesionadas por la seguridad, donde en ocasiones creencia. Fabula. Privado de la fe que le anima, carece
reina una policía municipal armada desde hace poco de eficacia. Nos encontramos frente a la Religión del
con Taser20, que permite cazar a los SDF21. Esta ten‐ capital, como lo decía Paul Lafargue. El desmorona‐
página 50

tativa de recrear lo que ya no existe no se basa en una miento de la creencia común en su sistema ideológico,
elección de los individuos, sino en un espectáculo. desembocará fatalmente en una crisis que podría
Estas calles peatonales están jalonadas de letreros, parecerse a una crisis de la religión del capital similar
cadenas comerciales. Todo eso es falso. a la del siglo XVIII, que quebrantó los dogmas socio‐
políticos del Antiguo Régimen.
YOUKALI, 10

Todo eso está fabricado. Lo que trastorna cuando nos pasea‐


mos por las diversas ciudades francesas, es que nos encontra‐
mos en todas partes los mismos letreros, organizados de idén‐
ISBN: 1885-477X

20 Taser, un arma de electro‐choque diseñada para incapacitar a una persona o animal mediante una descarga eléctrica. N. de los
T.
21 Abreviatura de Sans Domicile Fixe, término utilizado para designar a la población sin domicilio fijo, esto es, vagabundos, men‐
digos y en general personas sin techo. N. de los T.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
HABITAR SU PAÍS
por Pierre Vissler

Las consecuencias del turismo sobre el tejido social, cial de uno o dos millones de francos25, o incluso más,
sobre la propiedad patrimonial y sobre los valores de los propietarios se desentienden de su medio social y
la población local resultan desastrosas. Así ocurre en no aspiran más que a echar el guante al gordo de la
el País Vasco francés22 donde los agricultores viven el lotería. En este nuevo contexto puede resultar difícil a
desmoronamiento programado de su actividad. Pierre un joven granjero asumir la herencia dado el hecho de
Vissler, miembro del colectivo contra la especulación que le haría falta pagar las compensaciones al resto de
en la región de Sola (Zuberoa)23, analiza la situación parientes con derecho a tal herencia. Y le es totalmen‐
en la década de 1990.24 te imposible al responsable de un proyecto agrícola
considerar el instalarse sobre una propiedad. Así se
El imperativo de desarrollar a cualquier precio un territorio hace evidente un proceso que, si no se ve rápidamen‐
es la consecuencia de profundas mutaciones debidas, en pri‐ te desarticulado, hará desaparecer al campesinado en
mer lugar, a la industrialización y la urbanización. Para evi‐ Sola (Zuberoa) como lo hizo en tantos otros lugares.
tar el empobrecimiento y la despoblación, las élites locales […]
ponen a competir su territorio con otros e intentan hacer
atractiva su región. Todo ello en detrimento de la población
local. Y “los que adquieren las casas y las tierras no compar‐
ten en absoluto el destino de los que viven allí”. A través del
ejemplo de la provincia de Sola (Zuberoa) en el País Vasco
francés, Pierre Vissler muestra cómo el desarrollo del turismo
destruye la ruralidad y toda vida local. Asistimos así a un
verdadero conflicto de clases donde los más ricos, al modificar
al alza los precios inmobiliarios por la compra de las segun‐
das residencias, impiden a los pobres habitar su propio país.

Por el momento se trata esencialmente de la de‐


manda de acreditación residencial que genera una
presión sobre los precios de la vivienda en Sola (Zube‐
roa) y no el crecimiento demográfico. Contrariamente
a lo que ocurre en la costa, la población disminuye por
razones que es necesario relacionar con la falta de ofer‐
tas de trabajo remunerado. Pero esta presión es mons‐ Desesperación y turismo… y viceversa
truosa, ya que los precios que ofrecen los demandan‐
página 51
tes procedentes del exterior no tienen comparación La idea de que la explotación de una granja podría
alguna con los medios financieros de los autóctonos. continuar existiendo y haciendo feliz a una familia
Las pasmosas sumas propuestas hacen surgir sueños parece haber abandonado el espíritu de muchos agri‐
de fácil enriquecimiento, con el riesgo de acabar de cultores. La razón primordial de este desinterés es sin
YOUKALI, 10

destruir lo que quedaba de tradicional en el proceso de duda alguna la desesperación generada por la des‐
transmisión y de echar a los inquilinos. Cuando se afección de su propia descendencia respecto a este
conciencian que su patrimonio posee un valor poten‐ modo de vida, lo que supone el fin de una larga histo‐
ISBN: 1885-477X

22 El autor se refiere a Iparralde, el País Vasco francés, que comprende las provincias de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea
según la toponimia euskaldún, y que actualmente se inserta en la clasificación administrativa francesa del Departamento de
Pyrénées‐Atlantiques, que incluye las antiguas provincias de Béarn y Pays Basque (N. de los T.).
23 En este caso la región de Soule (Sola, en castellano) se corresponde a la provincia histórica de Zuberoa o Xiberoa.
24 Este texto se ha extraído de Habiter son pays. Question immobilière et foncière au Pays basque Nord, Gatuzain (2006).
25 Aproximadamente entre 150.000 y 300.000 euros, respectivamente (Nota de los T.)
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ria hecha de sucesiones aseguradas. Si antes el trabajo el espíritu del campesino el doloroso sentimiento de
colectivo de las tareas variadas incrementaba la auto‐ vivir en un mundo que se acaba. Transformar enton‐
nomía alimentaria, ahora por el contrario la agricultu‐ ces lo inútil, lo que parece no poseer ya valor de uso,
ra se ha convertido demasiado a menudo en un oficio en capital (valor de cambio), nos vuelve a descubrir la
solitario, monótono y quizá más agotador que antes a piedra filosofal. Incluso sin saber demasiado qué dise‐
pesar de la mecanización. En cualquier caso, una labor ño podrá alimentar esta inestimable hucha, el senti‐
con ritmos más sostenidos, una actividad menos inde‐ miento de tener entre las manos lo‐que‐permite‐todo:
pendiente pues cada vez más está ligada a los banque‐ el dinero. Y como estos agricultores, tentados durante
ros e intermediarios. Los jóvenes crecen pero ante un su actividad a ampliar sin cesar la extensión de sus tie‐
espacio poco seductor respecto a esta actividad. rras, cuando se jubilan les parece normal y legítimo
Durante su juventud habrán frecuentado a unos tener como vecinos a los que allí se quedan, y además
padres estresados por un ritmo de trabajo más próxi‐ se ven obligados a buscar el desarrollo local. La sepa‐
mo a lo industrial que a la convivencia, padres que ración de la casa y de las tierras de labor hace desapa‐
han estado poco disponibles e incapaces de transmitir recer cada vez más unidades de equipamiento viables.
el gusto por este oficio. Se orientarán pues de forma Así se cierran las puertas ante los candidatos campesi‐
voluntaria, y paradójicamente, cada vez más hacia un nos, los que han elegido este destino y que son deno‐
empleo asalariado. Esta inclinación se ha agravado en minados administrativamente “fuera del entorno
gran medida por una imagen decididamente retrógra‐ familiar”. Son precisamente las viviendas de estos ex‐
da de la agricultura, construida y mantenida por las granjeros, y a menudo separadas de sus tierras pero
personas que representan el poder y la autoridad, no de modo sistemático, las que suponen lo esencial
imagen repetida por la práctica totalidad de los de las actuales ventas a precios elevados. Este reciente
medios de comunicación.26 Esta representación nega‐ fenómeno ha desestabilizado gravemente nuestra
tiva no deja en el imaginario colectivo más que un provincia y la ha hecho correr un peligro mortal.
escaso lugar a la agricultura. A nivel francés y euro‐ Sola (Zuberoa) se extiende sobre 760 kilómetros
peo, e incluso mundial, sólo el empresariado agrícola, cuadrados y cuenta hoy en día con menos de 14.000
el agroempresariado, se puede considerar como digno habitantes; la información circula muy rápido y no
de interés porque es susceptible de generar productos hará falta que pasen muchos años para que uno o dos
de exportación y porque constituye así una fuerza, un casos de viviendas vendidas a muy alto precio influya
arma económica. Y los responsables logran lo que luego en todas las transacciones. Concretamente, si era
quieren: la disminución del número de explotaciones posible comprar una casa entre 300.000 y 500.000 fran‐
es paralela al aumento de la superficie y de las produc‐ cos28 hace cuatro o cinco años, en la actualidad esos
ciones. A nivel local, los electos ya no creen en el por‐ casos son raros y sólo una valla, un granero, una casa
venir de los campesinos (si es que lo hacen durante el en mal estado se va a negociar de acuerdo a esas anti‐
breve tiempo de los periodos electorales), por la sim‐ guas tarifas. Las casas de alquiler bajo están a punto de
ple razón de que carecen de reflexión sobre una políti‐ ser vendidas y sus inquilinos expulsados. Las granjas
ca local susceptible de permitir el valor perenne de la que comprenden vivienda, granero y algunas hectáre‐
agricultura y que al ascender por las escalas del poder as de tierra en pendiente, se ponen a menudo en venta
les hace renegar de sus propios orígenes. No son en en precios que se sitúan entre 1,5 y 2,5 millones de
verdad más que simples repetidores que aplican las francos29. Aumentos que prohíben estrictamente
directivas que provienen de las alturas.27 Nace así en
página 52

cualquier utilización agrícola, hasta tal punto existe


YOUKALI, 10

26 La imagen dominante quiere que cuantos menos campesinos existan más desarrollada estará la sociedad. Dicho de otra ma‐
nera: cuantos menos productores independientes (primitivos) queden y más se integre la masa de los trabajadores (asalaria‐
dos) en la producción industrial, tanto más rozará la sociedad la perfección.
27 Durante un debate radiofónico en el contexto de las elecciones cantonales de 2004, el consejero general del cantón de Tardets,
Michel Arhancet, después de haber insistido largamente en la importancia de los campesinos para Sola (Zuberoa), declara lo
siguiente: “Hoy en día si la Alta Sola (Zuberoa) es atractiva es porque es amena […]; el día en que no haya más agricultura en
ISBN: 1885-477X

Sainte‐Engrâce, verá usted el aspecto que tendrá el paisaje de Sainte‐Engrâce que hoy es una joya. Todo está relacionado. Si no
tenemos una agricultura dinámica, no tendremos turismo”. Estas palabras certifican el fatalismo que habita y que transmiten
los responsables. M. Arhancet no dice “si no hubiese más agricultores”, sino más bien “cuando no haya más agricultores”.
Todo está ya previsto, ¿por qué entonces resistir? ¡Decididamente no hay nada que hacer contra el destino! ¡Pero hará falta de
todos modos conservar algunos especímenes de campesinos con el fin de adornar el campo con fines turísticos!
28 Entre 45.000 y 75.000 euros, aproximadamente (Nota de los T.).
29 Entre 240.000 y 360.000 euros, aproximadamente (Nota de los T.).
ECOLOGISMO CAPITALISTA
una inadecuación entre los ingresos que se pueden dores efímeros y liquidadores de empresas en dificul‐
generar con tales instalaciones agrícolas. Sin embargo, tades se presentarán en el mostrador. Poco a poco,
se trata de precios del todo adaptados a los deseos luego cada vez más rápido, nuestra provincia, al con‐
suntuarios burgueses situados en la búsqueda de vertirse en un producto, será el objeto de una recupe‐
autenticidad o a proyectos turísticos destinados a estos ración de su atractivo, y en especial sus admirables
mismos ricos. Así, lo que el modernismo ha despre‐ mansiones, maravillosamente situadas y aisladas a
ciado, lo que se ha esforzado en destruir, se ha conver‐ pedir de boca para constituir seductoras residencias
tido una vez neutralizado en el lugar predilecto de sus estivales.
más fieles apóstoles. Las granjas y sus graneros, al Al esperar aleatorias recaídas en términos de
igual que los puertos pesqueros y sus pequeñas casas empleo, todas estas gesticulaciones habrán logrado
rústicas, una vez evacuados por sus inquilinos históri‐ tan sólo engendrar una alza súbita de precios de la
cos, constituyen lo que mejor se ha hecho en materia construcción, visible desde los últimos seis años y que
de lugares de recursos “integrados”. se agrava a pasos acelerados a partir de 2002.
Pero, ¿de qué chistera de mago salen estos nuevos Apostamos a que a los promotores del desarrollo no
y prósperos compradores?, y ¿por qué ahora? Ante el les parece un fracaso, para quienes si hay un aumento
desorden provocado por la pérdida endémica de de las transacciones comerciales debe haber de igual
empleos y de población, los electos deben mostrar que modo un crecimiento. La responsabilidad de los elec‐
se movilizan. Y, aunque los males del País Vasco fran‐ tos es grande en este desastre, ellos que no conocen
cés sean el fruto de una política imperialista que le otra política más que la de dilapidar las riquezas de un
impide vivir su propia historia, los responsables hacen país, sus recursos, sus fuerzas vivas y ahora sus
un análisis según el cual la “deslocalización” resolverá viviendas y su tierra. Entre 1982 y 1999 la proporción
todos los problemas. Se trata de alguna manera de de segundas residencias entre las viviendas de Sola
acercar el campo a la ciudad y a sus flujos económicos, (Zuberoa) pasa del 10,7% al 13,2%. Y desde el último
conectándole por todos los medios a los ejes principa‐ censo general de 1999, aunque no sea fácil obtener
les de circulación. En el mismo tiempo y con la misma cifras claras, parece obvio que esta tendencia se ha
lógica, frente a los cierres constantes de fábricas, el acentuado de manera notable. Hace siete años, abría
turismo aparece como la nueva gallina de los huevos sus puertas la primera agencia inmobiliaria en
de oro, el nuevo sector económico a desarrollar.30 Mauléon; ahora son dos y mañana serán sin duda tres.
Hasta ahora poco conocida más allá del suroeste fran‐ La zona que comprende Sola (Zuberoa) y los valles
cés y del País Vasco del sur (Hegoalde), disimulada en bearneses próximos, ha sido examinada a fondo por
la sombra de la centelleante zona costera, Sola una horda de agentes que proponen a los que no
(Zuberoa) va a asumir los gastos de los costosos hayan pensado todavía en hacerlo vender sus casas,
esfuerzos destinados a seducir turistas e industriales.
Esfuerzos que se traducen en primer lugar en costosos
y devastadores trabajos de infraestructura viaria, en
auditorías y otras oficinas de estudios no menos one‐
rosas, así como en una vasta campaña de publicidad
(folletos turísticos, publicidad en Internet, etc.). El obje‐
tivo de este enfoque claramente comercial podría resu‐
mirse en el siguiente mensaje publicitario: “¡Si usted página 53
quiere, Sola (Zuberoa) es suya!”. Una tierra totalmen‐
te disponible sobre la cual planea el fantasma bien‐
hechor de un pueblo mítico con una lengua misterio‐
sa que espera con los brazos abiertos a quienes puedan
YOUKALI, 10

aportar divisas, y ella les ofrecerá a cambio todos sus


encantos. Va a funcionar en todo caso para el turismo
que ya en una docena de años ha racionalizado su
acción; y en parte para la industria, ya que los compra‐
ISBN: 1885-477X

30 Contratación de un delegado entre 1993 y 1995: 900.000 francos; creación de la casa del Patrimonio: 3.000.000 de francos… En
cuatro años se alcanzará una cifra en torno a 6.500.000 francos que se esfumarán. Quelques éléments de réflexion sur l’activi‐
té touristique en Soule, folleto de Xiberoko Abertzaleen Batasuna, tercer trimestre de 1996.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

granjas o ruinas, tentándoles con pagar en dinero con‐ de qué territorio se trata, en qué conjunto se le inclui‐
tante y sonante. En efecto, apetitosas sumas para el rá. Para ellos el carácter rural de un territorio no es más
que ha vivido siempre humildemente, y que admira que un estado coyuntural. En función de las necesida‐
en la televisión el brillo de las clases acomodadas. des y de los ajustes necesarios definidos en términos
Unas sumas tan apetitosas que no han sido verdade‐ de economía global, puede cuestionarse el territorio al
ramente comprendidas, como tratamos de explicar considerarlo anticuado, inadaptado. Con el trazo de
antes. ¡Caen literalmente del cielo! Y si estos vendedo‐ un rotulador, y las líneas de una regla o un compás, un
res pueden proponer tales sumas, es porque venden pequeño valle puede de este modo revelarse ideal
en un mercado ampliado, sin límites. Existe y se des‐ para acoger un gaseoducto, una autopista, o convertir‐
pliega una verdadera red que desborda las fronteras se en una zona de vivienda destinada a absorber a la
del Estado francés. El único principio que guía a los población excedente de una aglomeración vecina. […]
agentes inmobiliarios y a los notarios parece localizar En realidad, y para ser completamente consecuente, es
al mejor cliente allí donde se encuentre y sean cuales imposible ahorrarse un análisis de clase y es indispen‐
fueren sus intenciones. No hace falta precisar que sable elegir qué intereses defender. Si son los de los
estos intermediarios encuentran un interés directo. explotadores, hará falta edificar zonas industriales
Constituyen la vanguardia local de la construcción (financiadas con dinero público) y apiñar a trabajado‐
económica de la Unión Europea y del mercado mun‐ res no demasiado lejos, sin preocuparse de sus condi‐
dial. Alojados hasta en el más recóndito pueblucho del ciones de existencia, ni del medio ambiente, ni de las
campo, saben encontrar “el producto” que agradará a actividades independientes que tratan de sobrevivir
tal o cual rico ciudadano de Nueva York, Londres, en los alrededores. Si por el contrario, son los de los
Génova o París. […] explotados, se va a privilegiar la calidad de vida y
todo lo que mejore la autonomía de las comunidades.
De la instrumentalización Que sea a la escala del País Vasco, de Francia, de
del espacio y de los hombres Europa o del mundo, la política es siempre la misma,
globalizante y masificadora, puesto que niega las par‐
Si escuchamos a los responsables del desarrollo, ticularidades geoeconómicas, las identidades cultura‐
incluidos los de aquí, así como a los negociantes de las les, así como las desigualdades de clase. Los movi‐
inmobiliarias, nos dirán que la especulación todavía mientos de población se presentan como naturales o
no ha llegado verdaderamente al interior del País por lo menos inevitables, y deberíamos aceptarlos sin
Vasco norte (Iparralde). Es cierto que el metro cuadra‐ pestañear. El sistema capitalista tiene eso de genial, el
do no se negocia a precios tan elevados como en hecho de haber logrado hacer pasar lo que es útil a su
Labour (Lapurdi). Pero notamos que se trata de un propio desarrollo como el saber vivir y el buen senti‐
modo de pensamiento puramente económico. En pri‐ do, incluso como la solidaridad, pero la élite sabrá
mer lugar, ¿este tipo de información no es en realidad siempre habilitar una pequeña esquina tranquila, lejos
una forma de publicidad, de incitación, dirigida a los de las nocividades generadas por el sistema que la ali‐
que encontrarán algunas dificultades para adquirir menta.
una propiedad en zona urbana o suburbana?
Apuntamos ante todo que esta constatación se basa en
hechos comparativos, mientras que los habitantes de
página 54

Sola (Zuberoa) no verían de ningún modo mejorar su


destino si supieran que sería peor en otro sitio. Viven
aquí, con los ingresos de aquí. Razonar en términos
relativos vuelve a negar totalmente la realidad cotidia‐
na de las gentes en su propio territorio, a cuestionar
YOUKALI, 10

incluso que están en su hogar. Al instrumentalizar el


espacio y las personas, la gestión que sigue las leyes
del mercado no considera que cada territorio sea sin‐
gular y menos aún admite que pueda mantenerse. Los
dirigentes han inventado el concepto de “gestión del
territorio” para dar a todos la impresión de que su
ISBN: 1885-477X

lugar de vida es el objeto de todos los cuidados, salva‐


guardado y sostenido, pero sin señalarle con claridad
ECOLOGISMO CAPITALISTA
ECOLOGÍA Y BIO‐AMBIENTALISMO:
OBLIGACIÓN ÉTICA, ESCEPTICISMO Y POLÍTICA
por Mario Domínguez Sánchez1

Introducción A pesar de sus expresiones apocalípticas y catastrofis‐


La crisis de la naturaleza en términos bio‐ecológicos tas, la teoría social, la teoría de la comunicación y los es‐
entendida como un acontecimiento catastrófico en la tudios culturales siguen estando demasiado implicados
biosfera, parece estar ligada discursivamente con las en la modernización occidental, demasiado inconscien‐
teorías sociales, los discursos comunicativos y las prác‐ tes o desconectados de los desarrollos científicos y de‐
ticas culturales. A nuestro juicio nos hallamos ante dos masiado centrados en lo humano para tratar adecuada‐
problemas: por un lado partimos de campos como el mente las amenazas bio‐medioambientales y otros im‐
de la sociedad, la comunicación y los estudios cultura‐ pactos ecológicos. Lo curioso es que la humanidad
les claramente pre‐ecológicos en tanto consideran la afronta al mismo tiempo el supuesto declive ecológico
naturaleza como algo textual; por otro la necesidad de como una explosión de discursos sobre la naturaleza.
mantener una precaución permanente ante las ten‐ Aunque se trata de un cambio sin precedentes en la
dencias especulativas del pensamiento ecologista que conciencia de la gente acerca de temas ecológicos, esto
a veces han convertido el estado del medio ambiente no garantiza una vuelta o una regulación de la natura‐
en una opción ideológica. leza a su antiguo ser. En tanto la naturaleza y la ecolo‐
En cuanto al primer grupo de problemas, más bien gía se convierten en el centro de atención, se transfor‐
habría que considerar la ecología como una indaga‐ man de un modo cada vez más radical. En esta comple‐
ción holística, multidimensional, con capacidad de en‐ ja dialéctica, la cultura y la comunicación cobran una
riquecer las disciplinas académicas, pues a fin de cuen‐ fuerza material: son procesos materiales así como sim‐
tas habla de interacción, de flujos, contextos, sistemas bólicos e imaginarios2en un mundo que es al mismo
y estructuras espacio‐temporales, así como de espa‐ tiempo material y cultural. Los vocabularios de la teoría
cios privados, mundos y sistemas de valor de los orga‐ social se muestran limitados cuando se trata de caracte‐
nismos individuales; conceptos todos ellos presentes rizar las relaciones entre la humanidad y otras especies
en los ámbitos y disciplinas humanos. y formas ecológicas. En la actualidad las relaciones so‐
La comunicación, la cultura y la sociedad siempre ciales del sistema capitalista avanzado se pueden des‐
han sido intrínsecamente ecológicos, esto es, no se si‐ cribir según el canon clásico de las teorías críticas en tér‐
túan fuera de la corriente vital de la que forman parte.
Más aún, debido a que estos procesos humanos domi‐
nan los intereses de otros aspectos, se puede afirmar
que ejercen un impacto tangible sobre sistemas de los
cuales forman parte, transformándolos en muchos ca‐
página 55
sos. Se trataría pues de situar los impactos ecológicos
en nuestro entorno social y cultural como fenómenos
centrales de las nuevas realidades de nuestra época,
reubicando el medio ambiente como otra dimensión
YOUKALI, 10

del espacio social, creando espacios para la crítica del


antropocentrismo y la reformulación de los proyectos
emancipatorios ilustrados y por último cuestionando
también muchas de las divisiones convencionales: na‐
turaleza y cultura, economía y ecología, mente y emo‐
ción, razón y naturaleza, ciencia y cultura.
ISBN: 1885-477X

1 Mario Domínguez Sánchez es profesor de sociología en la Universidad Complutense de Madrid


2 Cuando actuamos en el mundo de una forma planificada (racional) lo hacemos simbólicamente, y con ello componemos el medio am‐
biente de forma que refleje las normas culturales, mitos, arquetipos e ideologías. Por otra parte, toda comunicación es biosférica en su
acción, desde los intercambios moleculares de órganos sensoriales y la alteración de campos electromagnéticos hasta las infraestructu‐
ras que soportan las industrias audiovisuales, la comunicación y la cultura son fuerzas materiales.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

minos de alineación, explotación, dominación, control e eliminar el daño bio‐ambiental causado por “la socie‐
incluso represión, siguiendo el amplio legado de Marx, dad postindustrial” (capitalismo + comunismo), conti‐
Freud y otros. Tales conceptos hallan su plena significa‐ núe sirviéndose ulteriormente de la filosofía natural de
ción en los dualismos de naturaleza vs. cultura, mente‐ la era capitalista, es decir del racionalismo científico,
materia, razón‐emoción, etc. limitando las posibilida‐ consumando así el detrimento político y personal al
des de comprensión y, no obstante, acotando una serie cual esta filosofía conduce? ¿Y en caso que eso conti‐
de tópicos y claves que un análisis de la teoría ecologis‐ núe y elabore planes, proponga ideas, produzca sínte‐
ta precisa para transgredirlos. sis y deleite en el juego dialéctico, sin siquiera interro‐
En cuanto al segundo grupo de precauciones, hay gar a aquel ser humano que por último es finalmente
que anticipar que el escepticismo es un asunto peligro‐ quien vive con inquietud los frutos de este desorden?
so y no sólo porque puede ser fácilmente incomprendi‐ ¿Puede un movimiento intelectual similar aceptar que
do. Cabe en esto seguir a Hume en el rechazo de las for‐ exista un solo modo de pensar, y que las personas que
mas extremas del escepticismo a favor de otro más mo‐ llevan a cabo la propia vida de modo diferente deban
derado o atenuado, el cual supone introducir un grado ser “educados” antes de poder acceder al proceso po‐
de duda, caución y modestia en todo examen, así como lítico? ¿Tiene sentido el que una ecología (científica) de
evitar desmedidas y ambiciosas investigaciones, con‐ la materia se una con una ecología filosófica (de la
formándonos con aquello que nos es accesible. Otro de mente)? Algunas de las respuestas que aquí aparece‐
los principios que avanzaba Hume era el de la paridad, rán indican que la transformación intelectual a realizar
según el cual los fundamentos escépticos deberían apli‐ debe ser democrática y no totalitaria. Debe establecer
carse con suma imparcialidad, dado que el espíritu hu‐ estrechos contactos entre los individuos, pero tomán‐
mano conoce una fuerte tendencia a mantenerse en la dolos en consideración, no como aparecen a la luz de
convicción de su propia razón a pesar de toda eviden‐ una teoría abstracta, sino como se comportan y se con‐
cia de lo contrario. Se trataría con ello de examinar ducen en la cotidianeidad, en la vida de cada día. No
nuestras prácticas y presuposiciones al menos con el se olvida tampoco que la acción ecológica no puede
mismo fervor con que tratamos las del status quo. De partir de esa filosofía anónima concebida por pensa‐
acuerdo con estos principios, la idea esencial de un eco‐ dores especulativos y abstractos, pensadores exagera‐
logismo escéptico consiste en que toda discusión o idea dos, inclementes e interesados, sino que debe nacer de
sobre la naturaleza humana en su medio natural debe‐ un debate acerca de las políticas bio‐ambientalistas
ría estar acompañada de una mezcla de duda y modes‐ más adecuadas a la verdadera situación mundial, evi‐
tia, así como de un compromiso de permanecer en los tando sobrevalorar ciertos problemas y evaluar su im‐
límites de lo que es alcanzable para el conocimiento. portancia a la hora de establecer prioridades globales.
Tras estas precauciones, cabe preguntarse: ¿tiene
sentido que un movimiento, el ecologista, que quiere Proyectos y demandas generales

Los principios éticos forman parte de un pensamiento


ecologista especulativo, lo cual no es problemático en
sí, pero sí es relevante tener en cuenta que se sitúan en
un particular contexto metafísico o cosmológico.
Muchas de las propuestas se asientan, de forma explí‐
página 56

cita o no, en la creencia de conexiones o relaciones fun‐


damentales en el mundo natural que se extienden y
aplican a lo humano. En suma, una perspectiva ecoló‐
gica que sostiene y justifica políticas ambientalistas3,
lo cual es fácilmente apreciable en el medio académi‐
YOUKALI, 10

co. Se trataría entonces de averiguar si estos filósofos y


científicos sociales son capaces de establecer un traba‐
jo preliminar dados los límites del conocimiento. Esta
tarea es complicada por el hecho de que la ciencia so‐
ISBN: 1885-477X

3 Hay una distinción entre medioambientalismo y ecologismo: “el medioambientalismo aboga por una aproximación administrativa a los
problemas medioambientales, convencido de que pueden ser resueltos sin cambios fundamentales en los actuales valores o modelos
de producción y consumo, mientras que el ecologismo mantiene que una existencia sustentable y satisfactoria presupone cambios ra‐
dicales en nuestra relación con el mundo natural no humano y en nuestra forma de vida social y política. La reina de Inglaterra no se
convierte de repente en ecologista política por hacer modificar su flota de limusinas para que reposten gasolina sin plomo” (Dobson,
1997: 22).
ECOLOGISMO CAPITALISTA
cial ecologista es muy diversa. En dicho campo encon‐
tramos aquellos que se sitúan en el ámbito de la ética,
o del ecologismo profundo, ecofeminismo, ecologistas
sociales, medioambientalistas posmodernos o prag‐
máticos, etc. Esta aparente diversidad enmascara una
unidad mucho más profunda. En efecto, tales pensa‐
dores han tendido a perseguir los mismos objetivos
básicos de una forma más o menos similar aunque no
se pusieran de acuerdo en los detalles, por lo que en
realidad han producido un conjunto de variaciones
sobre un tema común. No obstante, la clave de gran
parte de este pensamiento ecologista estriba en tres
grandes proyectos generales que podrían denominar‐
se práctico, radical y especulativo.
El proyecto práctico o pragmático es el más ele‐
mental y ampliamente compartido, se trata de encon‐ fallido” (Marien, 1977: 416), siendo el primero domi‐
trar alguna forma de plantearse decisiones trascen‐ nante sobre el segundo. Resulta claro que el segundo
dentales de cara a la así denominada crisis bio‐me‐ uso constituye un ataque contra el primero por cuanto
dioambiental; al mismo tiempo se prescribe que las se denomina con el mismo nombre y a la vez rehace su
mejores soluciones prácticas han de encontrarse a tra‐ significado. La política ecologista radical es mucho más
vés de dispositivos intelectuales. Una de las estrategias cercana a la interpretación subordinada del postindus‐
empleada por los pensadores ecologistas consiste en trialismo —una economía descentralizada como con‐
defender los beneficios de una sociedad menos mate‐ secuencia inmediata de un industrialismo fallido—
rialista. En primer lugar, establecen una distinción (na‐ que de su homóloga dominante. J. Porritt y N. Winner
da original) entre necesidades y carencias, indicando (1988: 9), afirman que: “El [objetivo ecologista] más ra‐
que muchos de los artículos que consumimos y consi‐ dical pretende nada menos que una revolución no vio‐
deramos necesidades son en realidad carencias que lenta que derrumbe la totalidad de nuestra sociedad in‐
hemos “convertido” en necesidades por orden de po‐ dustrial contaminante, saqueadora y materialista y, en
derosas fuerzas persuasivas; por tanto, señalan, no se su lugar, cree un nuevo orden económico y social que
perdería gran cosa si poseyéramos menos objetos. En permita a los seres humanos vivir en armonía con el
segundo lugar, la sociedad sostenible que reemplaza‐ planeta. Según esto, el movimiento verde pretende ser
ría a la actual sociedad de consumo proporcionaría la fuerza cultural y política más radical e importante
formas más amplias y profundas de satisfacción que la desde el nacimiento del socialismo”.
proporcionada por el consumo de objetos materiales. La versión más radicalizada se puede rastrear en lo
Existe además un tópico en este pensamiento ecolo‐ que Anna Bramwell (1989) denominó “ecologismo
gista según el cual la raíz causal de los problemas bio‐ maniqueo”, por la primitiva variante cristiana que sos‐
medioambientales estriba en una forma de pensar que tenía que el bien y el mal eran poderes equivalentes en
aliena a los humanos de su medio natural, lo cual les un universo, compelidos a una lucha sin fin por la su‐
permite o incluso les refuerza en su acción destructiva premacía. En su historia de la “ecología”, entendida
de los sistemas naturales. El proyecto radical sería así como una ideología política, Bramwell describe a estos página 57
un esfuerzo de identificar, exponer y eliminar esta for‐ ecologistas maniqueos como aquellos que sostienen la
ma destructiva de pensar. Entender mal la naturaleza visión de que los humanos son seres naturales y por
de esta ideología ecológica equivale a juzgar mal su tanto están obligados a ocupar un nicho natural, mas
trascendencia histórica como desafío al consenso polí‐ tales humanos de hecho se comportan ahora de modo
YOUKALI, 10

tico, social y científico que ha dominado al menos, si no no natural y viven alienados respecto a la naturaleza.
antes, desde la aparición de los Estados del bienestar. La centralidad de la tesis de los límites del creci‐
En este sentido, se sitúa en una posición parecida a la miento y las conclusiones extraídas de allí conducen a
de conceptos como postindustrialismo. M. Marien los pensadores ecologistas a afirmar que se requieren
plantea que, frente a la opinión general, no hay una si‐ cambios radicales en nuestras prácticas y hábitos socia‐
no “dos visiones de la sociedad postindustrial” y, lo les. Así se refieren a menudo al tipo de sociedad que in‐
ISBN: 1885-477X

que es más importante, que una de ellas es dominante corporaría tales cambios, como la “sociedad sosteni‐
y otra subordinada. Así escribe que hay “dos modos de ble”, y el hecho de que seamos capaces de delimitar as‐
uso completamente diferentes: ‘sociedad postindus‐ pectos de una sociedad ecológica distinguibles de las
trial’ como sociedad de servicios, tecnológica, opulenta, imágenes preferidas de otras ideologías es una de las
y ‘sociedad postindustrial’ como economía agraria des‐ razones por las que el ecologismo se puede concebir
centralizada como consecuencia de un industrialismo como una ideología política por derecho propio. Y no
ECOLOGISMO CAPITALISTA

siempre fácil de asumir: al poner en tela de juicio una te sobre los precios. Asimismo los costos del crecimien‐
aspiración de la mayoría de la gente —aumentar al má‐ to económico (algunas de sus “externalidades”), que
ximo el consumo material y energético— y al mismo hasta el momento han sido en gran medida ignorados,
tiempo, hacer atractiva su postura4. deberán tenerse en consideración y por tanto cobrados.
“La idea de que los niveles de vida de los países ri‐ También esto incrementará el coste de la vida. Desde
cos son alcanzables por todos los países es pura fanta‐ una perspectiva ecologista, por tanto, los problemas de
sía”, escriben Irvine y Ponton (1988: 21), indicando así inflación y desempleo son (o serán) los frutos del creci‐
que existen límites físicos para el crecimiento. Pero miento y no se pueden resolver con más de lo mismo.
también creen que hay límites sociales y éticos: por Y la idea anterior sobre la necesidad venidera de incluir
ejemplo, que el crecimiento indiscriminado exacerba los costes de las externalidades sirve también para ilus‐
los problemas que pretende resolver, en especial en el trar las inquietudes ecologistas acerca de los modos
terreno de la inflación y el desempleo. Se dice que el tradicionales de medir la fuerza de las economías na‐
desempleo es el resultado de los avances tecnológicos cionales y por tanto el bienestar social. Un incremento
que reducen la proporción de mano de obra/ produc‐ del PIB, por ejemplo, se ve invariablemente como un
ción. La idea tradicional de que las tasas de desempleo elemento imprescindible del bienestar, pero como J.
se pueden reducir incrementando el crecimiento se Porritt (1984: 121) señala, “Muchos de esos bienes y ser‐
cuestiona en dos sentidos: en primer lugar, ese creci‐ vicios [medidos por el PIB] no son beneficiosos para la
miento ulterior y la subsiguiente inversión en la misma gente: incremento del gasto en crimen, en contamina‐
dirección (tecnología que ahorra mano de obra) sólo ción, en las muchas víctimas humanas de nuestra so‐
pueden traducirse en más desempleo, no en menos; y ciedad; incremento del gasto debido a los deshechos o
en segundo lugar, las tasas de crecimiento necesario a la obsolescencia proyectada; incremento del gasto de‐
proyectado por los intereses políticos tradicionales son, bido a las crecientes burocracias”.
de todos modos, insostenibles. Los costos sociales del De todas formas, cualquiera que sea la importan‐
desempleo, dicen los ecologistas, son inaceptables, y la cia del proyecto radical, muchos pensadores ecologis‐
aspiración de un crecimiento ilimitado, al ser parte del tas asumen como tarea principal reemplazar la forma
problema, difícilmente puede ser parte de la solución. destructiva de pensar por otra más benigna, una pers‐
Al mismo tiempo los pensadores ecologistas sostienen pectiva ecológica que exprese una concepción de la
que la economía de crecimiento es intrínsecamente in‐ “relacionabilidad”. La concreción de tal perspectiva es
flacionaria. En primer lugar, y apoyándose en la postu‐ lo que puede entenderse como el proyecto especulati‐
ra de que la escasez es un dato fundamental e inevita‐ vo del pensamiento ecologista, el cual abarca tres
ble en un planeta finito, afirman que conforme se va‐ grandes demandas respecto a la vida humana en su
yan agotando los recursos, habrá una presión crecien‐ contexto bio‐medioambiental, las cuales configuran
conjuntamente la causa central del ecologismo en tér‐
minos filosóficos:

1. El mundo natural es ante todo relacional.


2. Los seres humanos tienen una obligación moral de
respetar y preservar el orden (relacional) de la natu‐
raleza.
página 58

3. La aceptación generalizada de las anteriores deman‐


das de carácter intelectual constituye la clave para
resolver la crisis bio‐medioambiental.

Naturaleza relacional
YOUKALI, 10

La primera de estas demandas está en contradicción


directa respecto a la perspectiva mecanicista de la na‐
turaleza atribuida a la ciencia moderna, aquella que
ISBN: 1885-477X

4 Es importante ver que sostienen que el reciclado o el uso de fuentes de energía renovable no resolverán por sí solos los problemas plan‐
teados por una Tierra finita: seguiremos sin ser capaces de producir o consumir a un ritmo cada vez mayor. “La ficción de combinar los
actuales niveles de consumo con un ‘reciclamiento ilimitado’ es más característica de la visión tecnocrática que de la ecológica. También
el reciclado usa recursos, gasta energía, crea contaminación térmica; a fin de cuentas, es simplemente una actividad industrial como to‐
das las demás. Reciclar es a la vez útil y necesario, pero resulta ilusorio imaginar que da respuestas fundamentales” (Porritt, 1984: 183).
samente las que han relegado a la mujer a una condi‐

ECOLOGISMO CAPITALISTA
ción inferior, porque dichas características se conside‐
ran cualidades subordinadas. Es probable que no sirva
de gran consuelo a algunas feministas que el ecologis‐
mo intente volver las tornas en este campo, sosteniendo
que el predominio de los valores masculinos es parte de
la razón de la crisis ecológica global, y que el ejemplo fe‐
menino de la naturaleza es el que se ha de seguir.

Obligación moral

La segunda de tales demandas, aquella que plantea


una serie de obligaciones morales, se asume como co‐
rolario de la primera en dos sentidos. Si la naturaleza
es un organismo con intereses propios, entonces las
trata de reducir el mundo no humano a una mera co‐ entidades y sistemas naturales pueden poseer un sig‐
lección de entidades físicas aisladas sin valor o propó‐ nificado o valor más allá de su utilidad humana. Es
sito en sí mismas. Tal perspectiva mecanicista se iden‐ más, si los seres humanos participan en el sistema de
tifica a menudo con la raíz de los males ecológicos da‐ relaciones, entonces pueden tener obligaciones con el
do que parece conceder licencia libre para reordenar la sistema tal y como los ciudadanos tienen obligaciones
totalidad del mundo de acuerdo a los intereses huma‐ con el Estado del que forman parte.
nos. Por el contrario, cualquier perspectiva ecológica En este orden de cosas, merece la pena señalar otra
parte de la creencia de que el orden natural es más que razón específica aducida para vivir “en” el medio am‐
un organismo, una red de interconexiones que posee biente y no contra él. Se afirma que la explotación del
su propia unidad interna, sus propios fines e intereses; planeta está vinculada con la explotación de la gente,
como tal, el orden natural puede verse dañado. Todo y que acabar con la primera es el requisito previo para
ello presupone la posibilidad de alcanzar algún grado acabar con la segunda. Sin embargo, hay aquí campo
de conocimiento de la naturaleza y de sus propios in‐ abundante para el desacuerdo. En un análisis comple‐
tereses en tanto la fuente de tal conocimiento sea la es‐ jo y de gran alcance, el ecologista social Murray
peculación o la ciencia. Esta idea queda reforzada por Bookchin (1991: 131) da la vuelta a las cosas y afirma
la siguiente “lección” política que el ecologismo “ex‐ que “la idea misma de dominar la naturaleza procede
trae de la naturaleza”. La visión del mundo natural co‐ de la dominación del hombre por el hombre”, sugi‐
mo un sistema entrelazado de objetos interdependien‐ riendo de este modo que la emancipación humana es
tes (tanto sensibles como no sensibles) genera un sen‐ requisito para la emancipación de la naturaleza. De
tido de igualdad, por cuanto cada ser es considerado una forma u otra, esto es mucho decir, y hay quienes
necesario para la viabilidad de todos los demás. Según sostienen que no es en absoluto obvio que esas dos for‐
esta perspectiva, ninguna parte del mundo natural es mas de explotación estén conectadas. Podemos imagi‐
independiente y, por tanto, ninguna parte puede recla‐ nar un mundo donde las poblaciones vivan de mane‐
mar “superioridad”. “La aproximación ecológica [in‐ ra sostenible con respecto al medio ambiente, pero de
troduce] una importante nota de humildad y compa‐ forma explotadora en lo tocante a las relaciones socia‐ página 59
sión en nuestro modo de entender nuestro lugar en la les dentro de dichas poblaciones (y viceversa). Las so‐
Tierra” (Eckersley, 1992: 10). ciedades sostenibles podrían adoptar muchas formas,
Se considera a la naturaleza no sólo como nuestro y no parece haber ninguna razón necesaria por la que
mejor maestro, sino que “ella” es además hembra. Esto debieran ser menos explotadores de los seres huma‐
YOUKALI, 10

tiene importantes consecuencias para el feminismo sus‐ nos que lo son las sociedades actuales (y viceversa). La
crito por el ecologismo, porque hay una tendencia a re‐ importancia de esto es, sin embargo, que los ecologis‐
presentar las características beneficiosas de la naturale‐ tas políticos (y sociales) piensan que lo serán.
za con “personalidad femenina”: así, la naturaleza y la También nos encontramos con otra consecuencia
mujer serían nutricias, afectuosas, sensibles al lugar y que deriva de esa dependencia del ecologismo respec‐
esencialmente definidas por el (alto) ministerio de dar to a los pronósticos nada halagüeños establecidos por
ISBN: 1885-477X

luz a la vida. En la medida en que gran parte del impul‐ la tesis de la sostenibilidad. Se trata de que este pensa‐
so feminista ha estado encaminado a librar a la mujer de miento parece haberse sentido liberado de la necesi‐
la conducta estereotipada, esta visión ecológica podría dad de pensar seriamente sobre la realización del cam‐
parecer retrógrada. Y lo que es más oportuno: las carac‐ bio que preconiza, de ahí una nueva característica de
terísticas de esta visión (si admitimos que la mujer real‐ la ideología que se debe señalar: la tensión entre la na‐
mente las posee, excluyendo otros aspectos) son preci‐ turaleza radical del cambio social y político que pre‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

tende y la confianza en los medios tradicionales de‐ mocrático o autoritario de estas soluciones intelectua‐
mocrático‐liberales de llevarlo a cabo. Jana Thompson les, b) el debate sobre procedimientos, fines y medios,
es quien más cuestiona la idea de que el apoyo activo y c) la caracterización política de tales soluciones y
a un cambio de conciencia no es suficiente por sí sólo, procedimientos.
pues la conciencia no es un dato independiente, aisla‐
do de las circunstancias sociales que la alimentan: “La a) En el pensamiento ecologista hay una fuerte opi‐
resolución ética [...] presupone crítica social: un inten‐ nión de que la “sociedad sana” (metáfora orgánica
to de demostrar que las actuales relaciones sociales, y intencionada) es aquella en la que un abanico de
los objetivos y deseos que brotan de ellas, son insatis‐ opiniones no sólo es tolerado, sino celebrado, por
factorios, y que son de desear nuevas concepciones de cuanto esto proporciona un depósito de ideas y for‐
autorrealización y felicidad” (Thompson, 1983: 98). mas de conducta del cual echar mano cuando se
Esa crítica social debiera ser parte esencial de la inicia‐ afrontan problemas políticos o sociales: “La diversi‐
tiva ecológica, pero los ensayistas y filósofos de esta dad debe ser, además, la palabra clave del modo de
doctrina escriben como si la resolución de los proble‐ organizarnos. No sólo necesitaremos echar mano de
mas temáticos fuera suficiente para producir la resolu‐ un amplio abanico de opciones culturales y minori‐
tarias para mejorar la calidad de nuestras vidas, sino
que también tendremos que utilizar una base de po‐
der amplia y participativa en nuestros sistemas po‐
líticos para oponernos e invertir las actuales tenden‐
cias hacia la homogeneidad, la centralización excesi‐
va, el abuso de poder y una sociedad indiferente”
(Myers, 1985: 254). Esta aspiración se encuentra en
tensa relación con la rigidez potencial de las normas
y criterios de una sociedad sostenible a pequeña es‐
cala. En esa medida, el ecologismo tropieza con un
problema similar al encontrado en la tradición libe‐
ral en la que se inspira: cómo tener una concepción
de la sociedad buena que requiere que la gente se
comporte de una determinada manera, y defender
sin embargo, formas diversas de conducta.
b) La historia de la ecología (Bramwell, 1989) está lle‐
na en ese sentido de afirmaciones que se pueden
ción de problemas prácticos como la contaminación o describir con mayor exactitud como autoritarias que
la deforestación; y por lo común, el contexto social y como democráticas, y es cierto que incluso en el mo‐
político no recibe atención alguna. Es como si los de‐ vimiento moderno hubo un tiempo en el que evitar
fensores del movimiento hubieran creído que el men‐ la catástrofe bio‐medioambiental se consideraba el
saje resultaba tan obvio que bastaba comunicarlo para fin principal, y los medios usados para conseguirlo
conseguir que se actuara de acuerdo con él. Los obstá‐ eran, en gran medida, lo de menos: “[El proyecto so‐
culos para el cambio ecologista no se han determina‐ cial que conduce a una sociedad sostenible] es un
página 60

do adecuadamente y el resultado es una corriente de proceso que se puede llevar a cabo dentro de las ac‐
pensamiento carente de un programa adecuado de tuales estructuras de autoridad, sean democráticas o
transformación política y social. dictatoriales. No es necesario, aunque sería preferi‐
ble, que se cambien las relaciones de autoridad.”
Aceptación intelectual (Pirages, 1977 b : 10). Este tipo de agnosticismo res‐
YOUKALI, 10

pecto a la organización social fue (y es) fuente de vi‐


La tercera demanda expresa la esperanza básica de es‐ tal importancia para los críticos del movimiento eco‐
te pensamiento ecologista: si bien las raíces de la crisis logista que lo acusan de irresponsabilidad y reac‐
bio‐medioambiental son intelectuales, no obstante la ción políticas. El problema nace del hecho de que,
solución también ha de ser intelectual, lo cual sitúa a pese a los intentos ecologistas por hacer de la demo‐
los pensadores en una posición privilegiada en ese de‐ cracia un componente necesario de una lista de valo‐
ISBN: 1885-477X

bate sobre el cambio ineludible de lo humano respec‐ res, el vínculo en realidad parece ser contingente. M.
to a lo natural, puesto que el primer agente (lo huma‐ Saward expone este punto de manera convincente
no) posee el poder de deshacer el daño espiritual o in‐ al sostener que hay una clara tensión entre el con‐
telectual que se ha hecho hasta ahora. Y esta proposi‐ junto ecologista de valores y los valores de la demo‐
ción nos introduce en el típico debate sobre el modo cracia (Saward, 1993: 70‐72). R. Goodwin (1992: 168)
intelectualizado de la acción social: a) el carácter de‐ expresa la misma idea de forma aún más clara:
ECOLOGISMO CAPITALISTA
“Defender la democracia es defender procedimien‐ cas, es útil examinar la generalizada pretensión eco‐
tos, defender el medioambientalismo es defender logista de “ir más allá” del espectro política izquier‐
resultados reales: ¿qué garantías podemos tener de da‐derecha. “Al exigir una sociedad ecológica no
que los procedimientos de la primera produzcan los violenta, no explotadora, los Verdes trascienden la
tipos de resultados de la segunda?”. La consecuen‐ extensión de la línea que va de izquierda a derecha”
cia clara es que si los resultados ecologistas no se ven (Spretnak y Capra, 1985: 3). J. Porritt traduce esto co‐
garantizados por los procedimientos democráticos, mo una trascendencia del capitalismo y el comunis‐
y si los resultados de la sostenibilidad son tan im‐ mo y comenta que “el debate entre los protagonistas
portantes como los discursos políticos ecologistas lo del capitalismo y el comunismo resulta tan edifican‐
garantizan, entonces puede haber una razón para te como el diálogo entre la sartén y el cazo” (Porritt,
abandonar los procedimientos democráticos en fa‐ 1984a: 44). La base para esta afirmación es que, des‐
vor de los autoritarios. de una perspectiva ecocéntrica, se puede hacer ver
Este callejón sin salida gira en torno a una carac‐ que las semejanzas entre comunismo y capitalismo
terización según la cual la política ecologista privile‐ parezcan mayores que sus diferencias:
gia el resultado sobre el procedimiento, y como re‐
acción al menos una comentarista como Robyn “Ambos están dedicados al crecimiento industrial,
Eckersley vuelve el acertijo del revés al suponer que a la expansión de los medios de producción, a una
para esta política, el procedimiento es al menos tan ética materialista como el mejor medio de satisfa‐
importante como el resultado. Lo hace afirmando cer las necesidades de la gente, y al desarrollo tec‐
nológico sin cortapisas. Ambos se apoyan en una
que la política ecologista radical es emancipadora
centralización y un control y coordinación buro‐
pues pretende aumentar al máximo la autonomía de cráticos a gran escala y cada vez mayores.
los seres humanos y no humanos, que se ha de “des‐ Partiendo de un restrictivo racionalismo científico,
plegar según sus propios modos y de acuerdo con la ambos insisten en que el planeta está ahí para ser
‘vida de su especie’”. Desde este punto de vista, con‐ conquistado, que lo grande es evidentemente be‐
tinúa: “la conexión entre ecología y democracia deja llo, y que lo no se puede medir no tiene importan‐
de ser débil [...] el autoritarismo queda excluido en cia.” (Ibíd.: 44).
el nivel del principio ecologista (y no por razones
puramente instrumentales), del mismo modo que es El nombre dado por lo general a esta forma de vida es
excluido según el principio liberal: viola de forma “industrialismo”, al cual Porritt llega a denominar
fundamental los derechos de los humanos a decidir “super‐ideología”, dentro de la cual se inscriben co‐
su propio destino” (cit. Dobson, 1997: 49). munismo y capitalismo, y que en otro lugar describe
Esto contradice la opinión de J. Barry de que como “adhesión a la creencia de que las necesidades
“desde un punto de vista estrictamente ecocéntrico humanas sólo se pueden satisfacer mediante la perma‐
[...] la democracia es superflua, en el peor de los ca‐ nente expansión del proceso de producción y consu‐
sos, o un complemento opcional” (Barry, 1994: 371). mo” (Goldsmith y Hildyard, 1986: 343‐344). De todos
El intento de Eckersley (1992) de elaborar una cone‐ modos, aunque el movimiento ecologista parece en‐
xión necesaria entre ecologismo y democracia no se tender “izquierda y derecha” y “capitalismo y comu‐
basa en extraer “lecciones de la naturaleza”, sino nismo” como pares sinónimos, hace falta verlos sepa‐
que destaca las secuelas que acarrea interpretar el radamente, aunque sólo sea porque los términos utili‐
ecologismo como una ideología de proceso o de re‐ zados para analizarlos van a ser diferentes. Se debe de‐ página 61
sultado. Poner el ecologismo del lado del proceso lo cir, no obstante, que la afirmación ecologista ha sido
sitúa en la tradición liberal. John Gray, por otra par‐
te, se siente capaz de apelar a los conservadores cer‐
canos al ecologismo al considerar éste desde una
YOUKALI, 10

perspectiva de la consecución. “Para los pensadores


conservadores, lo mismo que para los ecologistas,
resulta claro que elegir tiene en sí mismo poco o nin‐
gún valor: lo que tienen valor son las elecciones que
se hacen y las opciones disponibles” (Gray, 1993:
137). Desde el punto de vista práctico, tenga el valor
ISBN: 1885-477X

que tenga, Gray se equivoca: se puede decir que el


movimiento ecologista en su forma moderna ha
abandonado las soluciones autoritarias a la crisis
bio‐medioambiental.
c) En términos políticos habituales, y a fin de ayudar a
distinguir el ecologismo de otras ideologías políti‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

objeto de críticas, en especial respecto al segundo par como la teoría ecologista ven la vida de los humanos
y sobre todo por parte de la izquierda. dentro de una perspectiva multigeneracional”; la se‐
En algunos sentidos, podemos hablar del movi‐ gunda, que “tanto los pensadores conservadores co‐
miento ecologista de un modo bastante acertado des‐ mo los ecologistas rechazan la anticuada doctrina del
de una óptica de izquierda y derecha porque los tér‐ individualismo liberal, el sujeto soberano, el agente
minos utilizados para analizar la diferencia entre am‐ autónomo cuyas elecciones constituyen el origen de
bas se le pueden aplicar fácilmente. Si, por ejemplo, to‐ todo lo que tiene valor”; y la tercera, que “tanto los
mamos la igualdad y la jerarquía como características ecologistas como los conservadores prefieren, por
consideradas encomiables dentro del pensamiento de miedo a los riesgos, la senda de la prudencia cuando
izquierdas y de derechas, respectivamente, entonces el nuevas tecnologías, o nuevas prácticas sociales, tienen
ecologismo es claramente de izquierdas, al defender consecuencias amplias e impredecibles” (Gray, 1993:
como lo hace formas de igualdad entre los seres hu‐ 136‐137). Aunque Gray no incluye en su lista una opo‐
manos y otras especies. Sin embargo, afirmar que el sición común a la “soberbia humanista”, podría ha‐
ecologismo es inequívocamente de izquierda no es tan berlo hecho (Ibíd.: 139). Vemos pues la dificultad de
fácil. Por ejemplo, la política ecologista es en principio describir el ecologismo como claramente conservador
contraria a toda manipulación, que no sea levísima, o progresista, lo cual constituye un legado de su ambi‐
del mundo natural y social por parte de los seres hu‐ gua relación con la tradición ilustrada, y es coherente
manos. Desde la Revolución francesa ha sido tema con su autoimagen de poner en tela de juicio las res‐
propio del pensamiento de izquierda que la existencia puestas habituales a dicha tradición.
de un concreto orden natural de las cosas al que los se‐ De todo ello cabe deducir que los desacuerdos bá‐
res humanos deben conformarse y no obstaculizar es sicos entre los intelectuales ecologistas proceden de
una forma de mistificación medieval utilizada por la dos cuestiones básicas: por una parte de la importan‐
derecha para asegurar y perpetuar el privilegio. La iz‐ cia relativa de cada una de estas tres demandas, por
quierda ha sostenido que el mundo está ahí para reha‐ otra parte de la forma en que han de llevarse a cabo.
cerlo a imagen del “hombre”, de acuerdo con planes Por ejemplo, los ambientalistas éticos difieren de los
trazados por “hombres” y en los que la única referen‐ ecologistas profundos no sólo en su consideración ge‐
cia a un orden natural apunta a uno abstracto, fuera neral del proyecto filosófico sino en que estos últimos
del tiempo y el espacio. La aspiración ecológica radi‐ tienden a subrayar el proyecto radical más que los pri‐
cal de insertar al ser humano en su “lugar propio” meros. Entre los ambientalistas éticos existen además
dentro del orden natural y de generar un sentido de desacuerdos respecto a qué tipo de metafísica o ética,
humildad ante éste es claramente de “derechas”, en si es que la hay, se necesita para sostener una auténti‐
este caso: “La creencia de que estamos ‘aparte del res‐ ca moral de respeto y cuidado del medio ambiente, lo
to’ de la creación es una característica intrínseca del or‐ cual a menudo se ve acompañado de una disputa en
den mundial dominante, una filosofía antropocéntri‐ torno a las implicaciones de la ecología. Algunos pos‐
ca, centrada en el hombre. Los ecologistas sostienen modernos, ecofeministas y ecologistas sociales propo‐
que esta creencia, en última instancia destructiva, de‐ nen rechazar el proyecto especulativo por impractica‐
be ser desarraigada y reemplazada por una filosofía ble, centrándose casi sólo en propuestas prácticas y ra‐
biocéntrica, centrada en la vida”. (Porritt, 1984a: 206). dicales, inclusive aunque no esté del todo claro que los
El modo de entender el lugar del ser humano en proyectos especulativos y radicales se puedan separar
página 62

un mundo ordenado de antemano y sumamente com‐ fácilmente. Existe además una justificación para esta
plejo, que estropeamos con riesgo para nosotros mis‐
mos, instituye sin embargo un pensamiento conserva‐
dor. J. Weston, que escribe desde una perspectiva so‐
cialdemócrata, lo resume así: “Está claro que el análi‐
YOUKALI, 10

sis ecologista de cuestiones bio‐medioambientales y


sociales está dentro de la estructura amplia de la filo‐
sofía e ideología de derechas. La creencia en límites
‘naturales’ para la conquista humana, la negación de
las divisiones de clase y la visión romántica de la ‘na‐
turaleza’ hunden sus raíces en las divisiones políticas
ISBN: 1885-477X

conservadoras y liberales” (Weston, 1986: 24).


Como antes se indicó, J. Gray ha recogido esta po‐
lémica y la ha convertido en virtud, desde un punto de
vista conservador. Afirma que hay “tres profundas afi‐
nidades” entre el pensamiento ecologista y el conser‐
vador. La primera es que “tanto el conservadurismo
ECOLOGISMO CAPITALISTA
indagación histórica; el hecho de que la relación del no. Mas no cabe una foto fija de la naturaleza superfi‐
pensamiento ecologista con la tradición filosófica y cial, como tampoco una alteración de la naturaleza al
científica está puesta en entredicho. nivel profundo puesto que incluso los avances en el
campo de la genética siempre se realizan sobre una ba‐
La cambiante naturaleza de la naturaleza se cuya existencia les precede y sobrevivirá. Para el
pensamiento ecologista sin embargo, las formas natu‐
El pensamiento ecologista comenzó con la creencia de rales visibles terminan constituyendo la naturaleza, sin
que el mejor modo de cambiar el comportamiento de más, de donde se deriva que esas formas no deben ser
la gente consistía en transformar el modo en que pien‐ alterada so pena de acabar definitivamente con la natu‐
san; sin ello es inviable cualquier cambio. Por ello, han raleza profunda. Paradójicamente, la esencia de la na‐
venido insistiendo en el sentido de que la gente se re‐ turaleza por la que el pensamiento ecologista está lla‐
plantee sus respuestas respecto a las cuestiones más mado a velar se identifica con su apariencia.
fundamentales de la vida humana en el mundo: ¿cuál A ello se le une el ingenuo realismo filosófico en
es la naturaleza de la naturaleza? y ¿cuál es nuestro lu‐ que incurre el pensamiento ecologista: la afirmación
gar en ella? Mas estas preguntan cuestionan en gran ontológica de la efectiva realidad de la naturaleza no
medida la idealización esencialista de lo natural en que puede ocultar la verdad de su posterior construcción
incurre el pensamiento ecologista y que cuestiona su epistemológica y física. Así, la naturaleza no es para el
capacidad para comprender el verdadero carácter de la ser humano tan sólo una realidad objetiva, sino ade‐
relación del ser humano con su entorno y con ello la na‐ más una construcción social. En efecto, la sociedad no
turaleza de la crisis bio‐ambiental. Pues no sólo no pue‐ sólo construye la idea de naturaleza que posee en cada
de aceptar la evidencia de unas formas naturales diná‐ momento, sino también la realidad natural la que se
micas ligadas a la sociedad que se las apropia, sino que adapta y transforma. Hablar de construcción social es
no alcanza siquiera a distinguir entre, de una parte, la así hacerlo de dependencia contextual: la naturaleza co‐
naturaleza profunda de los procesos y estructuras cau‐ mo idea y la naturaleza como realidad poseen distinto
sales que no están sometidos a la influencia humana ni significado y forma en diversos contextos sociales e
a su poder de transformación, y de otra la naturaleza históricos.
superficial, las formas naturales sobre las que esa acción
humana se proyecta y aplica (vid. Soper, 1995)5. Estudios del cambio cultural
Hablar, como hace el pensamiento ecologista, de una
naturaleza que no debe ser manipulada o modificada Respecto a estas cuestiones, basta con referirnos a sen‐
equivale a identificar lo natural con lo natural profun‐ dos análisis sobre el cambio cultural y las categorías
do y lamentar como desaparición y pérdida de la mis‐ sobre la naturaleza y nuestro lugar en ella. Raymond
ma la de sus manifestaciones no alteradas por lo huma‐ Williams aparece como un auténtico pionero de los es‐
tudios culturales, y ha proporcionado un análisis co‐
herente de siglos de cambio cultural así como de cate‐
gorías hegemónicas respecto a la utilización occidental
de término naturaleza. El modelo de tipificación intro‐
ducido por este autor es particularmente relevante pa‐
ra la comprensión del posmodernismo ecológico así
como de una cierta variedad de perspectivas y para‐ página 63
digmas. En efecto, Williams describe una transforma‐
ción desde las primeras culturas que nos proporcio‐
nan imágenes de espíritus o dioses procedentes de la
naturaleza “que representan o dirigen el viento, el
YOUKALI, 10

mar, el bosque o la luna” (Williams, 1980: 69) hasta las


expresiones contemporáneas instrumentales. En un
momento dado y partiendo del animismo, la naturale‐
za deviene “singular, abstracta y personificada”. La
naturaleza como divinidad, madre esencial, nos lleva
ISBN: 1885-477X

5 La naturaleza en su sentido profundo alude así a la estructura misma de la realidad más allá de sus apariencias: los procesos bioquími‐
cos y las leyes físicas que rigen la existencia y su funcionamiento: la naturaleza como inmanencia. En cambio, la naturaleza superficial
constituye la manifestación externa de aquélla, su encarnación en forma sujetas a cambio evolutivo y por ello sometidas a la influencia
transformadora del ser humano, el cual es también una de esas formas.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

a la religión monoteísta, donde Dios es absoluto, y la hemos generado la naturaleza y un orden natural alte‐
Naturaleza ejerce como su ministro o representante. rados, también hemos creado sociedades. Es muy sig‐
En este proceso la naturaleza se debilita favoreciendo nificativo que la mayor parte de los términos que he‐
el posterior camino hacia su muerte en el positivismo mos utilizado en esta relación –conquista, explotación
científico. de la naturaleza‐ derivan de prácticas humanas reales:
Williams subraya que en la época de Shakespeare, relaciones entre humanos” (Ibíd.: 84) esenciales en el
había un amplio abanico de posibles significados cul‐ avance de la civilización occidental a expensas de la
turales de la naturaleza: condición primitiva anterior a naturaleza (Ibíd.: 143 y ss.). Williams concluye con la
la sociedad humana, estado de inocencia original a observación de que si la humanidad se aliena respec‐
partir de la cual se constata una caída y el curso de una to a los procesos vivos de los que formamos parte, ne‐
redención necesaria, una cualidad del nacimiento (por cesariamente nos alienamos a nosotros mismos. Así
ejemplo, nuestra naturaleza original) que incluyen los pues, sólo cuando hayamos desarrollado relaciones
movimientos que muestran a la naturaleza como una ecológicas ante los seres humanos y la naturaleza, se‐
divinidad personificada. Tales conceptos siguen ha‐ remos capaces de transformar nuestras relaciones con
llándose enmascarados en los discursos del ecofemi‐ otras especies. En suma, el conocimiento de la natura‐
nismo y la ecología profunda, en el paganismo, el pan‐ leza es una proyección de nuestras relaciones sociales.
teísmo y el chamanismo, e incluso en el eclecticismo Otra obra interesante es la de Carolyn Merchant
de los investigadores del mito de Gaia y sus ecos en la (1980) quien a semejanza de Williams contempla una
ciencia ficción y la fantasía. naturaleza aún viva en torno al siglo XVI y describe su
Para completar el esquema, la naturaleza pierde pérdida en la revolución científica y en la posterior do‐
importancia en el pensamiento occidental durante el minación del mundo natural. Lo que muere es la idea
tránsito del siglo XVIII al XIX; se transforma en una es‐ de la naturaleza como un organismo vivo “que une a
pecie de juez constitucional o al menos en una acumu‐ la persona, a la sociedad y al cosmos”. Para ilustrar có‐
lación y clasificación de casos que expresan las leyes mo las epistemes explicativas e imaginativas están
naturales. Si eliminamos la personificación de esta fór‐ presentes en nuestros juicios de valor, Merchant des‐
mula, la naturaleza se constituye en un objeto secula‐ pliega una amplia selección de ejemplos de muertes
rizado “en ocasiones incluso en una máquina” (Ibíd.: de la naturaleza, así como de la unidad orgánica del
73). A finales del XVIII tenemos la metáfora de la na‐ cosmos y la sociedad. La ilustración de la Madre
turaleza como un criador selectivo; la mejora agrícola Tierra y su defensa ante el matricidio siguen presentes
y la revolución industrial por último nos la devuelven en las culturas indígenas que consideran la Tierra co‐
únicamente en los lugares solitarios, salvajes, donde mo una deidad viva, por lo que las ecoculturas triba‐
no hay industria, por lo que aparece el significado de les siguen constituyendo para muchas personas (indí‐
la naturaleza como “un refugio, un apartarse de los genas o no) una fuente de renovación narrativa y cul‐
hombres, un lugar de descanso, de solaz, de retirada” tural que puede permitir la renovación asociada de las
(Ibíd.: 80). Cabe cuestionar la linealidad y abstracción cosmologías occidentales. Múltiples fragmentos de ta‐
de tal modelo, pero lo importante es la constatación de les cosmologías premodernas circulan en la actuali‐
la variabilidad cultural de las ideas sobre la naturale‐ dad en los presupuestos mediáticos y de la ecología
za, y el hecho de que ciertas ideas sobre ella hayan si‐ popular, como la concepción de Gaia, que mezcla ele‐
do dominantes durante ciertos periodos, dando la mentos de cultura popular, información ecológica y
página 64

sensación de una sucesión de paradigmas tal y como entretenimiento mediático. Esta autora también acen‐
también se puede observar en Las palabras y las cosas de túa la dicotomía naturaleza‐cultura como una parte
Michel Foucault (1968).En la actualidad también hay integral de la separación entre disciplinas, distinguien‐
ideas dominantes sobre la cultura y la naturaleza aun‐ do en especial aquellas de carácter humanista, como la
que la heterogeneidad de las diversas disciplinas y historia, la literatura y la antropología.
YOUKALI, 10

ámbitos institucionales en que tales términos aparecen Carolyn Merchant por su parte es ejemplar en dar
es parte de la condición que Williams etiquetaba de sentido a la definición egocéntrica en tanto se “basa en
postmoderna. Esta diversidad se sigue percibiendo no una teoría ecológicamente configurada de relaciones
sólo en los protocolos científicos y tecnológicos, o en internas, según las cuales todos los organismos no só‐
los discursos de las ciencias sociales y humanidades, lo están interrelacionados con su entorno sino que
sino también en los movimientos sociales y en las fór‐ también están constituidos por esas mismas relaciones
ISBN: 1885-477X

mulas mediáticas que se hacen cada vez más reflexi‐ medioambientales” (Merchant, 1980: 49). El hecho de
vas. Williams, al igual que los ecologistas, considera la contemplar el cambio histórico como cambio ecológi‐
alienación y dominación de la naturaleza –su otrei‐ co va más allá de reconocer que existen condiciones
dad‐ como un reflejo de las problemáticas relaciones bio‐medioambientales con una historia detrás. El mo‐
entre los seres humanos. “Más allá de las formas en delo más ecosistémico de Merchant, al igual que las
que hemos interactuado con el mundo físico, no sólo características específicas de las “granjas, pantanos y
ECOLOGISMO CAPITALISTA
bosques europeos” (Ibíd.: 42) así como la gestión deta‐ propiedad comunal y la tierra que no ha hecho sino
llista de sus cambios, se centra en tres aspectos princi‐ crecer desde entonces, logrando en principio desman‐
pales: las transformaciones filosóficas que acompañan telar el uso social de la tierra como un medio de sub‐
y refuerzan la Revolución Industrial, el proceso de los sistencia. En lugar de un sistema feudal residual que
“cercamientos” (enclosures) que separa físicamente a la permitía a los agricultores intercambiar parte de su co‐
gente de su medio tradicional, y la mercantilización secha o de su trabajo por el cultivo de la tierra, se ins‐
monetarizada de la naturaleza. talar una economía monetarizada que comercializa el
El legado del primero de tales aspectos, la volun‐ proceso, máxime si se cercan las áreas de acceso comu‐
tad de dominio de la Revolución científica e intelec‐ nal que habían permitido esa economía de subsisten‐
tual, y sobre todo de dominio del mundo natural, aún cia y trueque. Los cambios políticos y legales posterio‐
sigue vigente. Hay que buscar gran parte de las posi‐ res consolidaron la mercantilización de la tierra y ayu‐
ciones discursivas contemporáneas, incluso sus más daron a transformar la relación entre las personas, así
claras proposiciones, en sus orígenes, esto es, entre los como entre éstas y la naturaleza, y expulsaron a millo‐
pensadores de los siglos XVI y XVII. El instrumentalis‐ nes de trabajadores rurales de su medio. Estos proce‐
mo del filósofo‐científico Francis Bacon tipifica este sos se han extendido ahora por todo el planeta de for‐
cambio revolucionario en la cultura. Como anticipo de ma masiva, en tanto el deseo y la necesidad de obtener
tal modelo de aprendizaje, Bacon sostiene la conver‐ beneficios conlleva la expansión de la privatización y
gencia de un antropocentrismo excesivo con la cesura la mercantilización a cada vez más lejanos lugares, en
entre la humanidad y el medio natural, a través de la busca permanente de regiones ecológicamente explo‐
idea de que el resto del planeta sólo existe para el so‐ tables. Aquí cabe incluir tanto la globalización de la in‐
laz y uso de la humanidad. dustria y la agricultura industrializada y de exporta‐
El instrumentalismo baconiano puede resultar ex‐ ción, así como los nuevos “cercamientos” genéticos de
tremo, pero añade una arrogancia que aún permanece la biotecnología o la mercantilización de los secretos
como su némesis, por ejemplo en la ecología global que genéticos de la propia naturaleza, hasta las ideas apo‐
“nos obliga a admitir que el actual proceso de desarro‐ calípticas que alertan del colapso de la naturaleza in‐
llo industrial está destruyendo simultáneamente las capaz de sobrevivir ante “el exagerado crecimiento de
mismas bases ecológicas de todos, humanos y no hu‐ la población”, la “extinción masiva” de muchas espe‐
manos” (Chatterjee y Finger, 1994: 50). Muchos teóri‐ cies o la “creciente contaminación de la atmósfera y
cos sociales tras Bacon y sus contemporáneos han del agua”.
compartido el intento cartesiano de hacer de nosotros La concepción de colapso de la naturaleza, o al me‐
mismos auténticos amos y propietarios de la naturale‐ nos de su declive irreversible, encierra dos de las ca‐
za. Incluso los modernos contemporáneos han objeta‐ racterísticas principales de las actitudes contemporá‐
do en escasa medida la afirmación de Locke de que la neas respecto a los temas bio‐medioambientales. Una
negación de lo natural es el camino a la felicidad. La ambigüedad sobre el carácter del cadáver y un tono
Revolución científica y el proyecto ilustrado continúan apocalíptico. La cultura popular amplifica tales carac‐
siendo centrales en la comprensión de una naturaleza terísticas y multiplica los puntos de diseminación que
extenuada. registran diversos grados de alarma ante un entorno
El segundo factor recoge “cómo la fertilidad del en peligro.
suelo afecta al auge y declive de la población, al con‐ Los temas ecológicos conocen audiencias de masas
flicto entre señores y siervos, y a la expansión del mer‐ y mercados igualmente masivos. En esta apropiación página 65
cado” (Merchant, 1980: 67‐68). La historia que no tiene
en cuenta este aspecto fracasa a la hora de comprender
que la “democracia y las instituciones capitalistas en
Europa y América” dependen directamente de la ex‐
YOUKALI, 10

plotación de los recursos naturales. La ruptura de los


ecosistemas asociados (bosques, praderas, lagos, océa‐
nos) y sus componentes humanos” (Ibíd.) afecta a la
constitución, riqueza y psicología de las sociedades.
El tercero de los aspectos prefigura gran parte de
las discusiones actuales. Aunque ahora a una escala
ISBN: 1885-477X

mucho mayor, la tragedia de lo comunal tuvo lugar


por primera vez en la Europa medieval, cuando el pro‐
ceso de los “cercamientos” (enclosures) comenzó a ex‐
pulsar a los trabajadores rurales de su tierra comunal
tradicional y a abolir sus derechos sobre ellas. Una for‐
ma temprana de privatización de esta separación de la
ECOLOGISMO CAPITALISTA

multigenérica del “problema biológico y medioam‐ el proceso de modernización se ha completado y la na‐


biental”, la publicidad opera como un barómetro has‐ turaleza ha desaparecido”. En parte este simultáneo fi‐
ta el punto de ecologizar la cultura popular y comer‐ nal de la naturaleza y nacimiento de lo postmoderno,
cial: anuncios de cualquier cosa hacen circular mensa‐ como muchas otras cosas, se encuentra previamente
jes que mezclan diversas versiones del desastre con es‐ en los procesos de la modernidad, pero no están arti‐
peranzas más o menos fundadas y fantasías utópicas. culados como tal. Por ejemplo, en la reciente historia
Así pues, agotar e incluso matar a la naturaleza su‐ de la teoría social en las humanidades y artes, la alie‐
pone más que un proceso biológico o físico, más tam‐ nación y el humanismo han sido conceptos más domi‐
bién que las consecuencias no intencionadas de una nantes que en los procesos radicalmente descentrados
sociedad industrial. La muerte de lo natural es al mis‐ de la postmodernidad como la ecología profunda (ac‐
mo tiempo un proceso de construcción social donde tivismo) y el ecofeminismo (Merchant, 1992). Aquellos
las imágenes e ideas de un naturaleza transformada conceptos se orientaban ante todo según los imperati‐
circulan como parte de una hipernaturaleza ecológica‐ vos de la ciencia, la tecnología, el progreso y el creci‐
mente sospechosa: un ámbito generado por imágenes miento, y son significativamente pre‐ecológicos6.
y limitado tan sólo por la imaginación humana. El
efecto ecológico de las fantasías de control es profun‐ Implicaciones éticas y tipologías
do, pero el impacto material de la contaminación in‐
dustrial no es una fantasía, sus efectos se pueden ob‐ Si la naturaleza es ante todo relacional y los seres hu‐
servar por doquier. Pareciera que cada metro cúbico manos son aprehendidos en tales relaciones, entonces
de aire, cada especie o proceso vivo estuviera marca‐ puede haber alguna influencia metafísica de las obli‐
do indeleblemente por nuestra despiadada marca: lo gaciones éticas respecto a la naturaleza. Como antes
físico y lo biológico están claramente marcados por la indicábamos, está muy extendida la fe moderna en la
“X” del abuso humano, una señal que significa un sig‐ capacidad de la humanidad en resolver sus problemas
no material y un texto añadido. La fragmentación si‐ no mediante la evolución orgánica y natural, sino a
multánea de un discurso sobre la naturaleza disperso través de una evolución cultural, esto es, gracias a me‐
entre especialidades atomizadas, junto a la curiosa fu‐ dios racionales en especial tecnológicos, lo cual asegu‐
sión de actividades interdisciplinarias con la cultura ra el progreso sin fin de la civilización como una con‐
consumista, todo lo cual aparece además sumamente quista de la naturaleza que asegura nuestro futuro.
mediatizado, son parte de la “X” que rotulamos en el Los críticos consideran que este paradigma dominan‐
mundo. Tal vez se podría decir que ya existe un exce‐ te procedente de la modernidad constituye una receta
so de significado de lo natural en la cultura contempo‐ para el desastre bio‐medioambiental. Los que se auto‐
ránea, que se ha convertido en obsceno por su exceso denominan ecologistas profundos se sitúan entre los
(Baudrillard). Tales construcciones contemporáneas críticos más estridentes del paradigma dominante.
de lo natural contribuyen a generar un síndrome que Siguiendo las indicaciones de sus introductores en
permite e impide al mismo tiempo una confrontación el ámbito anglosajón, el filósofo noruego Arne Naess
con la muerte. Debido a que la muerte de lo natural es (1989) se pueden distinguir dos tipologías diversas de
también nuestra propia muerte, es doblemente im‐ la “ecología”, la superficial y la profunda. La primera
pensable. La muerte es un espectáculo público (me‐ se mantiene en los límites del paradigma dominante,
diatizado) pero un tabú personal (el miedo a morir). simplemente añade algún aviso sobre el agotamiento
página 66

Bajo estas condiciones es improbable una identifica‐ de los recursos o que el progreso continuo de la civili‐
ción personal con un planeta moribundo, no obstante zación puede requerir una cierta dosis de prudencia.
lo cual hay que concebir la muerte de lo natural con Su objetivo es luchar contra la polución y la escasez de
una crisis de identidad, con nuestra propia desapari‐ recursos en los países industrializados. Es superficial
ción potencial y una creciente apuesta compensatoria porque trata de reformar el sistema sin cambiar el pa‐
YOUKALI, 10

en una sociedad del riesgo. radigma dominante o de sistema socioeconómico en


Esta percepción del fin de lo natural también sirve el cual aquél se ha desarrollado. Naess rechaza esta
para anunciar lo que Frederic Jameson (1996) llama el imagen de predestinación reformista a favor de otra
nacimiento de lo posmoderno: “lo que tienes cuando más relacional y omnicomprensiva. La tarea de la eco‐
ISBN: 1885-477X

6 Para Jameson (1996), en vez de la muerte de todo lo natural, lo que más bien podemos contemplar es el comienzo del fin de la hegemo‐
nía de los paradigmas eurocéntricos y patriarcales, de ese imperio discusivo que colonizó la razón como la provincia exclusiva de la re‐
volución científica, de la Ilustración y sus sucesores filosóficos y científicos. En este cambio del imaginario hegemónico hay nuevas
muertes, incluso la supuesta muerte del materialismo.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
logía profunda es revertir lo que Max Weber denomi‐ sertos como están en un circuito armónico; sin embar‐
nó “el desencanto del mundo” forjado gracias al auge go, insisten en que el equilibrio aparente del momen‐
de la “racionalidad instrumental”. La manera de in‐ to actual no es sino una etapa de un proceso mucho
vertir las tendencias destructivas de la civilización mo‐ más extenso en el que el universo se hace cada vez más
derna consiste en contemplar la naturaleza como una complejo y diferenciado. Todo en el universo se conec‐
especie de organismo; en efecto, a diferencia de las ta con todo gracias al hecho de compartir ancestros co‐
máquinas, los sistemas orgánicos están altamente inte‐ munes. Algunos/as pensadores ecologistas, sobre todo
grados de modo que eliminar una parte de su contex‐ ecofeministas , han cuestionado el matiz de ambas va‐
to supone tornar incomprensible tanto a la parte como riantes de lo que puede considerarse el núcleo organi‐
al todo sistémico. La metáfora orgánica implica que el cista, sobre todo considerando cuáles pueden ser sus
método adecuado para estudiar la naturaleza no es la consecuencias imprevistas. En efecto, estas críticas
reducción sino la síntesis holística: los objetivos del in‐ acusan a los ecologistas profundos y a sus parientes de
vestigador consisten en integrar y sintetizar los disper‐ presentar un falso dilema: o bien se considera la natu‐
sos detalles de la experiencia en un todo y conceder al‐ raleza como una colección de recursos o bien es un to‐
gún crédito a los principios de unificación que interco‐ do monolítico integrado donde se subsume todo lo
nectan todo7. El problema es que los argumentos es‐ singular. Este sentimiento “oceánico” de fusión ame‐
grimidos en nombre del organicismo y el holismo no naza toda singularidad y remite a una supuesta uni‐
soportan ciertas críticas y se muestran poco útiles en dad natural andrógina. La alternativa a esta proposi‐
algunos casos. En efecto, sus defensores sostienen que ción metafísica reside en un modesto tipo de organi‐
debería abrazarse una cosmovisión ecológica si y sólo cismo caracterizado por un énfasis más femenino en
si ésta apoyase los valores y objetivos del movimiento las relaciones de interdependencia y donde lo indivi‐
ecologista en general. No obstante la cuestión organi‐ dual se considera de forma más singularizas y diferen‐
cista admite variaciones: un número considerable de ciada.
pensadores –ecologistas profundos, éticos ambienta‐ La cuestión no obstante sigue descansando en có‐
listas, bioregionalistas y otros‐, dirigen su atención a mo dotar de hegemonía a esta perspectiva ecológica.
calcular el equilibrio entre los sistemas naturales y la Por decirlo brevemente, habría dos opciones: o bien
interdependencia de sus componentes (vid. Leopold, proseguir el modelo de la filosofía especulativa y tra‐
1949) con el trasfondo presente de la complejidad, in‐ tar de aprehender intelectualmente la unidad de la na‐
tegridad, estabilidad y belleza de las comunidades turaleza, o bien buscar dicha unidad profunda en los
bióticas. No deja de ser una consideración relativa‐ resultados de la investigación científica, en especial en
mente estática de los sistemas ecológicos: la energía la ecología y la biología evolutiva.
fluye, pero los circuitos no cambian a menos que los
seres humanos lo hagan para peor.
Otros han desarrollado un organicismo dinámico
gracias a su particular interpretación de la cosmología
científica y moderna así como de la teoría evolucionis‐
ta, y en este grupo se incluyen a los ecologistas profun‐
dos, algunos ecologistas sociales y a unos cuantos mís‐
ticos cientifistas y religiosos que pugnan por lo que de‐
nominan “la historia del universo”. En cualquier caso, página 67
el organicismo dinámico considera a la naturaleza co‐
mo una realidad autopoiética, guiada quizá por un
singular impulso creativo, subrayando no tanto la es‐
tabilidad de lo natural cuanto el amplio movimiento
YOUKALI, 10

de la evolución cósmica. Los defensores de esta postu‐


ra estarían de acuerdo con los anteriores en que las en‐
tidades y sistemas naturales son interdependientes, in‐
ISBN: 1885-477X

7 Los partidarios de esta perspectiva organicista la consideran más “ecologista” que otras alternativas porque proporciona un contexto
más coherente –y limitante‐ para la actividad humana. Una de las características que distingue lo vivo de lo inerte es que las entidades
vivientes se articulan en una actividad teleológica, debido a ello así como a que tienen intereses propios, pueden verse dañadas. Los de‐
fensores de esta postura no siempre aclaran si ha de asumirse literalmente la perspectiva organicista.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

periencias de comunalidad que parten del hecho “de


que las cosas son” y de que “nosotros y el resto de en‐
tes somos aspectos de una única realidad” autopoiéti‐
ca. Afirmaciones como estas conducen a una especie
de ecología fenomenológica, en el sentido de que el
mundo vivo, tal y como se revela a través de la inves‐
tigación fenomenológica, es una red entrelazada de
significación, cada uno de los seres que percibe tiene
sentido sólo en el contexto de una unidad perceptiva
mayor de la cual forma parte; así, al menos en térmi‐
nos perceptivos, todo está conectado con todo. Hay
otras variaciones sobre el tema, pero la cuestión que
nos lleva al escepticismo es la siguiente: ¿por qué estos
métodos especulativos proporcionan al pensamiento
ecologista lo que éste precisa?, ¿tratan los pensadores
El núcleo de la orientación especulativa reside en la ecologistas de adoptar tales métodos con la debida
creencia, o quizá la esperanza, de que los principios modestia y precaución, evitando toda antropomorfi‐
básicos subyacentes al orden natural son sencillamen‐ zación de las cuestiones tratadas? Creemos que la res‐
te autoevidentes. Para ello, los ecologistas profundos puesta a ambas cuestiones es negativa.
utilizan un método de identificación que comienza El reto cardinal de este pensamiento especulativo
con la experiencia de gozar algo en común con otra reside en destilar todos los matices y distorsiones del
gente. Cuando me identifico con otros, cuando reco‐ mundo de las apariencias para aprehender la subya‐
nozco que tenemos algo en común como sujetos de ex‐ cente unidad racional; pero tal empresa bien puede
periencia, las fronteras entre mi yo y sus yoes se debi‐ exceder las capacidades de la mente humana. Una lec‐
litan hasta el punto que ya no puedo concebirme más tura escéptica de la historia de este tipo de pensamien‐
a mí mismo sin tener en cuenta la relación con ellos. to especulativo ofrece la sospecha de que cualquiera
Devall y Sessions (1985) extienden este tipo de identi‐ sea el método que utilicemos o lo cautos que seamos,
ficación al mundo natural en un proceso que denomi‐ no obstante el universo evitará nuestros esfuerzos por
nan “autorrealización”: el yo individual se identifica aprehenderlo. Estas dudas se pueden aplicar también
no sólo con otras personas sino también con entidades al propósito tácito de alcanzar una perspectiva ecoló‐
y sistemas naturales hasta que por fin el yo individual gica, al menos en tanto repose en una base especulati‐
se identifica con el yo omniabarcante de la totalidad va. Habiendo fallado en esa dirección los más válidos
orgánica. El yo no supone más que un campo de rela‐ pensadores de la tradición occidental de la “filosofía
ciones donde todo está conectado con todo. natural”8, no es casualidad que los ecologistas profun‐
Otro autor del ecologismo profundo, Warwick Fox dos y otros apelen explícitamente al Romanticismo co‐
(1995), ha planteado un modelo más complejo al dis‐ mo una de sus fuentes de inspiración.
tinguir diversas variedades de identificación. Junto a El Romanticismo aparece a principios del siglo XIX
las experiencias personales de afinidad con otros se‐ como un vasto movimiento intelectual y cultural de re‐
res, también se produce lo que denomina formas an‐ acción contra el modernismo en la filosofía y la ciencia,
página 68

tológicas y cosmológicas de identificación, esto es, ex‐ regido por la visión de una dispositivo triple: la unidad
YOUKALI, 10

8 Para Hegel y su Filosofía de la Naturaleza, la contradicción irresuelta de la naturaleza consiste en el hecho de que el espíritu se ve captura‐
do entre dos interpretaciones hostiles: la naturaleza es al mismo tiempo familiar y extraña, benevolente y hostil, o quizá simplemente
indiferente. Por su parte Kant en su Crítica de la Razón Práctica consideraba la posibilidad de juzgar a la naturaleza como un todo por
constituir un sistema unificado cuyo objetivo era ante todo lograr la existencia de una humanidad en tanto comunidad de seres racio‐
nales vivos. Así pues para Kant la humanidad constituía el propósito final de la creación (principio antrópico fuerte que hoy se obser‐
va en muchas perspectivas ecologistas) porque los seres humanos son las únicas entidades en la Tierra capaces de establecer propósi‐
tos por sí mismos. Hegel sostiene una versión diferente, pero igualmente antropocéntrica: la naturaleza orgánica constituye la expre‐
ISBN: 1885-477X

sión externa de la subjetividad; un organismo tiene su existencia en el mundo externo, y así posee el mismo tipo de interioridad que ca‐
racteriza a la conciencia humana: ambas son causa y efecto. La vida animal genera a los miembros del organismo en el seno de un sis‐
tema ideal de subjetividad, en una nueva unidad orgánica autosuficiente. Sólo con la aparición del animal humano ese concepto es ca‐
paz de superar la contingencia de la externalidad al lograr la conciencia de su misma esencia como espíritu. O por parafrasearle: la cul‐
tura humana es una forma superior de orden, capaz de mantener su propia integridad incluso ante la muerte de cualquier individuo,
hasta el punto de que sólo la cultura humana es capaz en última instancia de aprehender el propósito de la naturaleza; el objetivo de
todo el desarrollo de esta última consiste pues en producir la cultura humana.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
del conocimiento, de la naturaleza y de la conciencia posible concebir a la naturaleza como radicalmente
humana o espíritu con la naturaleza. Entre otras expre‐ ajena a la cultura, hasta el punto de ser indomable e in‐
siones literarias, artísticas o religiosas, la filosofía natu‐ controlable, y de situarse en las fronteras de la expe‐
ral trata de lograr esta triple unidad a través del estu‐ riencia humana. La naturaleza salvaje se asemeja mu‐
dio del mundo natural. Schelling, uno de los líderes del cho en este sentido a lo que Derrida (1977) llama “ex‐
movimiento, declaró que “La Naturaleza debería ser el ceso”, sobre el que reposa todo significado pero ame‐
Espíritu hecho visible; el Espíritu, la Naturaleza invisi‐ naza él mismo la destrucción de la significación. La na‐
ble”. Para los románticos, la naturaleza es realmente la turaleza salvaje supone una amenaza a las aspiracio‐
autoexternalización del espíritu y el espíritu singular nes humanas sencillamente porque es del todo indife‐
de cada ser humano un producto natural que sirve co‐ rente a tales aspiraciones.
mo medio mediante el cual la naturaleza toma concien‐ En cualquier caso ambas propuestas son insatisfac‐
cia de sí como espíritu. El resultado no es un sistema fi‐ torias para los ecologistas que buscan en la naturaleza
losófico coherente sino una suerte de “bruma extática”, algún criterio para juzgar y limitar la acción humana.
aunque el problema no estriba en tal sistema sino más Necesitan sostener tanto que la naturaleza es algo in‐
bien en el hecho de constituir una reflexión explícita‐ asimilable por la cultura como que hay algo valioso –o
mente antropocéntrica, centrada en lo humano, y que al menos aprovechable‐ en ella. Para muchos la solu‐
tiende por tanto a antropomorfizar el orden natural. A ción parece haber sido combinar la noción organicista
ello se le añade el hecho de que carece de mecanismo del sistema natural con la idea de lo salvaje, inmacula‐
de autocorrección alguno con el que armonizar los do, no afectado por manos humanas: la naturaleza
nuevos y sorprendentes fenómenos a descubrir. Por constituye el orden de las cosas tal como se suponía
cierto, lo mismo puede aplicarse a la filosofía natural que era, antes que los humanos amenazaran con con‐
hegeliana, de ahí que muchas de sus afirmaciones al taminarlas, es el modelo sobre el que han de medirse
respecto sean erróneas si no ridículas, a pesar o tal vez todas las alteraciones inducidas por los humanos. La
gracias a su insistencia en que han de ser lógicamente idea de la naturaleza salvaje y pura también viene da‐
necesarias. La aparición de la biología evolutiva, ante da por los juicios estéticos y deseos personales en rela‐
todo de la mano de Darwin, fue especialmente proble‐ ción a ciertos paisajes, en especial cuando las selvas
mática para este pensamiento especulativo puesto que vírgenes o los humedales, por ejemplo, se comparan
el autor inglés consideró más que ningún otro el papel con modelos de desarrollo humano. En suma, cabe
central que la contingencia y la temporalidad ejercen afirmar que la concepción ecologista de la naturaleza
de cara a explicar el aparente orden de la naturaleza. se ha construido gracias a múltiples y quizás contra‐
El problema de la filosofía especulativa es compli‐ dictorios elementos.
cado por el hecho de que como hemos visto, el mismo Al igual que los románticos y después que ellos,
término “naturaleza” constituye en sí un territorio muchos pensadores ecologistas sostienen que es al
cuestionado, sujeto a todo tipo de interpretación. Para menos posible para las personas identificarse con la
la filosofía especulativa, por ejemplo, la naturaleza es naturaleza salvaje y reintegrarse en su orden; los más
el sistema de leyes o principios que obliga a mantener radicales de entre ellos contemplan esta comunión só‐
interrelacionado todo lo que existe. Una de las versio‐ lo en el caso de abandonar la civilización. Pero reinte‐
nes de esta afirmación considera que incluso las más grar a la humanidad en la naturaleza salvaje, tal y co‐
hostiles ciudades y las armas más destructivas son mo viene definido por estos autores, introduce una
perfectamente naturales simplemente porque existen aparente contradicción: es incierto que los seres huma‐ página 69
y obedecen a las leyes físicas. Sin embargo también es nos puedan hacerlo mientras retengan algo de su hu‐
manidad. Otros moralistas medioambientales, más
tradicionales, desean tan sólo establecer una nueva re‐
lación entre la humanidad y la naturaleza, entre el yo
YOUKALI, 10

y el otro, basada más en el respeto que en la integra‐


ción. La naturaleza constituye el arma favorita de cual‐
quiera: es una práctica común etiquetar algo como na‐
tural para establecer su valor más allá de toda disputa.
Al defender las diferencias que genera el capitalismo,
los darvinistas sociales por ejemplo utilizan su pecu‐
ISBN: 1885-477X

liar lectura de la teoría evolutiva para defender que la


selección y la competencia despiadada forman parte
del plan natural. La concepción ecologista de la natu‐
raleza salvaje aparece entonces como un lucha por el
corazón y el espíritu de la gente, sostenida tanto por su
utilidad como a favor de la verdad.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

van a las ciencias naturales para reforzar sus preten‐


siones en nombre de la “relacionalidad”. Tampoco ca‐
be sorprenderse que la ecología constituya la fuente
más común de inspiración, aunque también haya ser‐
vido a esta función la biología evolutiva y la mecánica
cuántica. En la medida que concierne a la interaccio‐
nes entre organismos, la ecología tiende a derribar las
barreras entre lo que tradicionalmente se habían con‐
siderado entidades independientes. Bill Devall y
George Sessions (1985: 85) han sostenido al respecto
que la ecología “ha proporcionado una visión de la na‐
turaleza ausente en la discreta y reduccionista pers‐
pectiva que otros científicos tenían con respecto a
aquella”, y ello ha contribuido a “redescubrir en el in‐
terior del actual contexto científico que todo está co‐
Dado que la naturaleza se puede relacionar con cual‐ nectado con todo”.
quier cosa, su potencial ideológico es enorme: natura‐ No es difícil entender el atractivo de los conceptos
leza y riqueza, naturaleza y ocio, naturaleza y espiri‐ ecológicos por lo que cabe considerar una posible lí‐
tualidad... pueden circular agrupaciones sin fin. En la nea argumental. Algunos ecologistas llegan a creer
práctica, estas posibilidades ideológicas y semánticas que los ecosistemas –no los organismos‐ constituyen
se encuentran más bien limitadas. No obstante, aun‐ las unidades básicas de la naturaleza. Se supone en‐
que extenuada, la naturaleza mantiene una poderosa tonces que deben demostrar que los ecosistemas son
vida significante, tan compleja como su historia se‐ en última instancia parecidos a los organismos, al me‐
miótica previa. En los medios, especialmente a través nos en algunos aspectos: por ejemplo, son homeostáti‐
de la publicidad, la imágenes de una naturaleza prís‐ cos. Yendo más allá, es fácil recoger esta similitud y
tina siguen generando una irresistible atracción, pero deducir que los ecosistemas son como los organismos
tales imágenes de belleza inmaculada constituyen tan en muchos aspectos moralmente significantes: tienen
sólo un conjunto de fantasías. Existen también dispo‐ un interés en mantener la homeostasis lo cual implica
sitivos culturales propios de una supernaturaleza: par‐ que pueden ser dañados. Si eso puede ocurrir enton‐
ques temáticos, zoos, acuarios, museos naturales, par‐ ces los seres humanos tienen la obligación de prevenir
ques naturales; en la que se incluyen todos aquellos el deterioro de los ecosistemas o incluso de reparar
organismos que hemos ido modificando: grandes pra‐ cualquier daño que antes se haya causado. Esta argu‐
deras, gigantescos animales y vegetales, etc. En todas mentación se parece a la sostenida por el organicismo
estas formas publicitarias lo natural se reconstruye y especulativo, sobre todo por la afirmación de que los
transforma simbólicamente. ecosistemas exhiben rasgos asociados a la interioridad
Desde una perspectiva escéptica, las diversas cons‐ y a la subjetividad. La diferencia reside en que la teo‐
trucciones de la naturaleza suponen un llamamiento a ría ecológica –que es más cauta y concreta que el orga‐
un término que acaba siendo altamente sospechoso. Lo nicismo ecologista‐ sirve como un eslabón vital en es‐
mismo puede decirse del concepto “medio ambiente”, ta cadena de razonamientos. Dado que la investiga‐
página 70

término que ha sido sometido a muy diversas y contra‐ ción científica se ha convertido en el árbitro final del
dictorias reconstrucciones, de modo que más referirse conocimiento respecto del mundo natural, muchos
sencillamente al mundo exterior donde interaccionan encuentran el apoyo de la ecología como algo decisi‐
un organismo, ha comenzado a servir como sinónimo vo. El escepticismo no reside tanto en cuestionar la au‐
de “naturaleza”, acompañado de algunos elementos toridad de las ciencias naturales, máxime cuando di‐
YOUKALI, 10

contradictorios. Ambos términos deberían asumirse con cha autoridad es un préstamo de no‐científicos y tiene
precaución, tal vez incluso fuera una buena idea aban‐ como fin lograr propósitos políticos. En este caso la
donar el término “naturaleza” y limitar el uso de “me‐ cuestión clave es: ¿pueden los pensadores ecologistas
dio ambiente” limitándolo a lo que constituía su sig‐ utilizar legítimamente los hallazgos de la ecología
nificado original. La única cuestión entonces es si que‐ científica para ilustrar y reforzar sus propuestas en
da alguna contribución que hacer a los pensadores eco‐ nombre del organicismo?
ISBN: 1885-477X

logistas para afrontar el cambio bio‐medioambiental. Aunque hay un amplio acuerdo entre los pensado‐
res ecologistas de que la ecología como ciencia puede
Organicismo y mecanicismo apoyar una interpretación orgánica de la naturaleza,
existe un fuerte desacuerdo acerca de los detalles de
Dados los cortocircuitos de la especulación, no es sor‐ dicha interpretación. Callicott (1986: 301‐302, 310‐313),
prendente que muchos pensadores ecologistas vuel‐ por ejemplo, sugiere que los ecologistas profundos se
ECOLOGISMO CAPITALISTA
equivocan al considerar que la “totalidad orgánica” puede probablemente lograr mayor éxito que el de
con la que tendemos a identificar un todo homogéneo, una reivindicación del pensamiento especulativo.
un todo sin distinciones ontológicas internas. Para es‐
te autor, la ciencia de la ecología más bien sostiene una La fisiología y la emergencia de la ecología
imagen del mundo como un todo diferenciado en el
cual lo singular no se ve enteramente subsumido por A través de la historia de la ecología y en el contexto
la red de la cual forma parte. Por todo ello, Callicott de la investigación ecológica actual, los principios me‐
propone una ética ecocéntrica, más adecuada precisa‐ cánicos y organicistas han operado como metáforas. El
mente porque es más ecológica. mundo natural es complejo y los ecologistas han con‐
Karen Warren y Jim Cheney (1993), a través de una vocado a fenómenos más familiares para restituir esa
crítica ecofenimista de la metafísica de Callicott recha‐ complejidad y hacerla comprensible (vid. Lakoff y
zan incluso esta concepción más sofisticada de la tota‐ Jonson, 1991). Cuestión en la que no difieren de otros
lidad. En su lugar proponen una particular lectura de científicos y al igual que ellos no se contentan con in‐
la teoría de la jerarquía: se trata de un desarrollo re‐ vocar metáforas y esperar a lo que ocurra. Precisamen‐
ciente de la ecología de sistemas, basada en el descu‐ te dado que el mundo natural es complejo, los mode‐
brimiento de que los sistemas ecológicos pueden estu‐ los simples tienden a desajustarse con el tiempo y con
diarse a diferentes niveles, cada uno de los cuales re‐ su aplicación la realidad; la cuestión descansa enton‐
clama sus propios métodos y teorías. Así habrá de es‐ ces en someter a un escrutinio crítico a tales modelos,
tudiarse de un modo determinado la relación de unas a probarlos contra la evidencia y a mejorarlos o recha‐
especies dadas con su entorno, mientras los sistemas zarlos si es necesario. A través de este proceso los eco‐
más holistas de la ecología global de otro modo distin‐ logistas han combinado y depurado las metáforas me‐
tos, y cada tipo de investigación seguirá siendo válida canicistas y organicistas, llevándolas a una cada vez
en su propio dominio. La teoría de la jerarquía produ‐ mayor especificidad y especialización. En su contexto
ce además el redescubrimiento de que estos diferentes especulativo, los principios del organicismo y del me‐
niveles de organización puedan ser ordenados jerár‐ canicismo se han aplicado hasta los límites de lo posi‐
quicamente y donde cada uno de ellos sea dependien‐ ble, logrando imaginar el universo como un todo. En
te al mismo tiempo que permanece relativamente in‐ la ecología, en cambio, sólo se han utilizado para dar
dependiente de los niveles más abarcantes. Esto con‐ respuesta a cuestiones muy específicas sobre la inter‐
duce a Warren y Cheney (1993: 111‐112) a postular que acción entre organismos vivos y sus entornos físicos.
la “sobreconectividad” típica de los modelos más ho‐ Cuando los primeros ecologistas aparecieron en es‐
listas (todo relacionado con todo) en un sistema es in‐ cena a finales del siglo XIX trajeron consigo las metáfo‐
estable y que una adecuada “ecología metafísica” de‐ ras que ya habían depurado a través de los anteriores
bería reconocer que “el mundo se esfuerza, por así de‐ desarrollos de la biología: del mecanicismo y el orga‐
cirlo, en unidades discreta y relativamente desconecta‐ nismo como máquina, pasando por la biología román‐
das o autónomas y en niveles jerárquicos de organiza‐ tica de la “materia viva” –la cual sostiene que hay un
ción, como condición de su propia estabilidad”. principio vital irreducible con el que explicar la existen‐
Por otra parte, este debate atraviesa dos importan‐ cia de los seres vivos‐, a la formulación del término
tes cuestiones. La primera estriba en considerar si la “biología” por Lamarck. La vida, sostenía este autor, ha
ecología se basa realmente en el holismo y el mecani‐ de entenderse como el resultado de ciertas combinacio‐
cismo como muchos ecologistas sostienen. La respues‐ nes de materia “muerta”, lo cual daba paso a la irrup‐ página 71
ta ha de hallarse en la historia y la filosofía ecologistas, ción de las leyes físicas en la joven disciplina. Incluso
sobre la base de que la ecología no es manifiestamen‐ hoy la biología se sigue desarrollando a través de esta
te ni organicista ni mecanicista. Esto conduce a la se‐ tensión fundamental entre el mecanicismo y el organi‐
gunda cuestión: ¿hasta qué punto pueden las teorías y cismo. Por una parte se consideran las funciones vivas
YOUKALI, 10

los conceptos científicos trasladarse legítimamente de en términos de estructuras físicas y procesos químicos
un dominio intelectual a otro sin cometer una impos‐ que pueden analizarse a través de sus componentes
tura intelectual? (vid. Bricmont y Sokal, 1999). La res‐ básicos. Por otra parte, dado que la biología es la orga‐
puesta ha de hallarse en el carácter del conocimiento nización de los entes “organizados”, supera la aplica‐
científico y en la demarcación entre las ciencias y otros ción de los modelos mecanicistas: los diversos órganos
aspectos del pensamiento humano, incluso si la ecolo‐ y procesos que constituyen un ser vivo han de conce‐
ISBN: 1885-477X

gía encarnó de hecho un cierto holismo científico, es birse en función del todo del cual forman parte.La eco‐
incierto que los pensadores ecologistas estén autoriza‐ logía apareció como una disciplina científica singular a
dos a extraer de esos conocimientos el tipo de implica‐ finales del siglo XIX a partir del desarrollo de las añejas
ciones metafísicas o éticas que deseaban. Desde un tradiciones de la historia natural y la teología natural.
punto de vista escéptico, la apelación a las ciencias na‐ Los primeros ecologistas interpretaron las unidades de
turales para sostener una perspectiva ecológica no la organización ecológica como seres más que como or‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

proceso conduce al avance de un modelo enteramen‐


te nuevo que cubre adecuadamente los mismos fenó‐
menos. Es así como se han desarrollado conceptos ta‐
les como el de “comunidad” que al principio no era al‐
go universalmente aceptado y comenzó a conocerse a
través de los trabajos sobre comunidades bióticas, los
cuales trataban de cuestionar el concepto de “superor‐
ganismo” al que se consideraba el producto de una ex‐
trapolación abstracta de la propia disciplina. No se tra‐
ta aquí de perseguir cada una de tales transformacio‐
nes, sino constatar que en ecología estos procesos han
acarreado ulteriores crisis periódicas de identidad, cri‐
sis a las que se han dado dos tipos básicos de respues‐
tas. Por una parte, han habido demandas hacia el plu‐
ralismo que subrayaban la utilidad de una serie de di‐
ganismos, recibiendo en préstamo sus modelos tanto ferentes –y no superpuestas‐ aproximaciones al estu‐
desde la filosofía especulativa como de la recientemen‐ dio del mundo natural. Los resultados de una pro‐
te modificada ciencia fisiológica. Se trata de una cues‐ puesta aplicados a una escala determinada no han de
tión en la que se debe insistir: el punto de partida de la trasladarse necesariamente a otra escala ni tampoco a
ecología moderna no era un mero organicismo genera‐ una propuesta parecida.
lista y especulativo como el de los filósofos naturalistas Una consecuencia de ello ha sido la aparición, en la
románticos, sino que tenía lugar gracias a un siglo de denominada nueva ecología de los años sesenta del si‐
pensamiento biológico. Sin embargo, dado que las co‐ glo pasado, de lo que se ha dado en llamar enfoques
munidades bióticas y los ecosistemas son diferentes a “no equilibrados”, los cuales invisten esos esfuerzos en
los organismos en muchas cosas, era inevitable que las formular las interacciones ecológicas sin asumir que ha‐
teorías ecológicas divergieran de sus correlatos especu‐ ya un estado idealizado y fijo o un todo integrado al
lativos y fisiológicos9. cual contribuyen dichas interacciones. En efecto, la idea
del equilibrio natural así como su correlato del orden
La ecología y la adaptación de las metáforas previsible en los procesos naturales se está cuestionan‐
do cada vez más, superando esta duda lo que antes hu‐
Al final, en todo lo concerniente a las grandes unida‐ biera podido siquiera pensarse. Se trata de uno de los
des de la organización ecológica, se puede comprobar principales ataques contra los esfuerzos de la ecología
que el desarrollo de la ecología parece seguir un pa‐ por reforzar las propuestas del ecologismo filosófico:
trón determinado. Así encontramos un modelo donde bien podía permanecer la metáfora orgánica en la eco‐
las unidades organizativas se perciben de alguna for‐ logía, más lo cierto es que ya guardaba poco parecido
ma como un organismo. El modelo suele ser algo es‐ con su antecedente especulativo y filosófico y había de‐
peculativo y su presentación peca a menudo de im‐ jado por entero de ser hegemónica en sus explicaciones.
postura y dogmatismo. Dado además que la indaga‐ Hablando con propiedad, las teorías ecológicas ni
ción científica supone un esfuerzo social, las críticas son organicistas ni mecanicistas, por el contrario son
página 72

llueven desde todos los lados, dominadas por la idea cada vez más sofisticadas misceláneas de esas y otras
de que el modelo es teleológico u holístico. La respues‐ metáforas que poseen algún grado de capacidad pre‐
ta de los investigadores consiste en desplegar más dictiva. Es más, el ámbito de las teorías se ha reducido
guías mecanicistas o reduccionistas para explicar los considerablemente, y estas tiende a ser útiles en su
mismos fenómenos; el resultado de todo el proceso, contexto, pero no resulta categórico que tengan rele‐
YOUKALI, 10

algo confuso, suele suponer algún tipo de progreso. Al vancia en otros contextos. De hecho, muchos de los
final, el modelo se depura y se restringe su alcance; a modelos utilizados por los ecologistas no pueden uti‐
menudo la forma final tiene poco que ver con la ima‐ lizarse provechosamente en beneficio de otros ecolo‐
gen especulativa de la cual partía; en algunos casos el gistas que estudian un nivel distinto de interacción vi‐
ISBN: 1885-477X

9 En efecto, ante la secularización de la historia natural, decayó el interés por los holísticos modelos de interacción entre los seres vivos
considerados ahora más bien como una tendencia oculta que no constituía la corriente principal de la investigación. Sin Dios como prin‐
cipio unificador y explicativo supremo, la economía linneana de la naturaleza ya no pudo mantenerse como una teoría ni como una lí‐
nea coherente de estudio, y de hecho se separó en tres ramas a lo largo del siglo XIX: la interdependencia de las especies, la circulación
de los elementos y la distribución geográfica de las especies. La irrupción de la ecología puede fecharse gracias a la reintegración de es‐
tas áreas en una disciplina única dentro de un marco conceptual secular.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
va, dejando esta tarea de traducción a los filósofos, los apoyar sus propuestas en nombre de la “relación” de
cuales siempre tratan de conformar una globalidad algo con lo de más allá. La ciencia selectiva, como la fi‐
ecológica. Incluso si las teorías y conceptos utilizados losofía selectiva, tiene sus propios rasgos10.
por los ecologistas fuesen organicistas sin ambages, Los cortocircuitos de la ciencia selectiva no se limi‐
los filósofos ambientalistas no deberían acoger la idea tan a la apropiación de conceptos y teorías ecológicas;
de apropiarse de aquellos para sus propósitos. En úl‐ también se aplican a los esfuerzos de situar lo biológi‐
tima instancia deberían responder dos conjuntos de co en la historia del universo a partir de la biología
cuestiones acerca del alcance y los límites del conoci‐ evolutiva y la cosmología moderna para apoyar su
miento científico. El primero tiene relación con un de‐ convicción de que todo lo que existe forma parte en re‐
bate dilatado en el tiempo acerca del estatus de las en‐ alidad de un único orden evolutivo. En cierto sentido
tidades teóricas: incluso si una teoría científica es acer‐ han recuperado la noción de equilibrio natural enten‐
cada, ¿qué nos dice sobre lo que realmente ocurre en dida en términos dinámicos recordando un uso anti‐
el mundo?, ¿puede la investigación científica producir guo del término “evolución”. Antes de Darwin la evo‐
verdades éticas y/o metafísicas? El segundo conjunto lución se refería al progresivo despliegue de un prin‐
descubre un debate relacionado con lo que puede de‐ cipio interno de organización, como se comprobaba
nominarse el problema de la demarcación: ¿qué se in‐ especialmente en el desarrollo embrionario. El proce‐
cluye en el ámbito de las ciencias naturales y qué se ex‐ so supone el paso de un estado de simplicidad a otro
cluye?, ¿cuál es la relación adecuada de las ciencias na‐ de complejidad. La apropiación ecologista (vid. W.
turales con otros dominios de la práctica y el pensa‐ Fox, 1989, 1995) recoge esa antigua implicación finalis‐
miento humanos? ta y direccional para concluir que el desarrollo del uni‐
En términos generales las ciencias pueden resolver verso ha sido guiado por algún tipo de energía creati‐
algunas cuestiones acerca del mundo natural, pero só‐ va, cuyas intenciones han de respetarse.
lo tentativamente y en el contexto de una controversia Sin embargo, las teorías darwinianas representan
continua, donde incluso los hechos se ven cuestiona‐ una revisión radical del significado de la evolución. Su
dos. Las ciencias ofrecen predicción y control: posibili‐ potencia reside en el postulado central de que es un
tan contemplar lo que probablemente ocurre bajo cir‐ mecanismo, la selección natural, el que conduce a la
cunstancias dadas y también hacen posible construir proliferación de la vida en la Tierra. Existe una amplia
poderosas herramientas para que las cosas se hagan. gama de caracteres dentro de cada grupo de organis‐
No obstante, cualquiera que sea su utilidad, las verda‐ mos, algunos de los cuales aportarían una pequeña
des tentativas de las ciencias descansan en una incerti‐ ventaja reproductiva a los individuos que los portan;
dumbre mucho mayor y más profunda. Y no obstante
las ciencias naturales parecen seguir portando el testi‐
monio de autoridad en todas las materias relativas al
conocimiento sobre el mundo material. Los pensado‐
res ecologistas reasumen a menudo elementos presta‐
dos de las teorías científicas, esperando en principio
que algo de la autoridad de las ciencias naturales influ‐
ya en sus propuestas éticas y metafísicas. Esto suscita
una serie de interrogantes: ¿hasta qué punto es esto le‐
gítimo?, ¿qué le ocurre a una teoría científica cuando página 73
se traduce a otro dominio de pensamiento y práctica
humanas?, ¿dicha traducción preserva lo que había
otorgado anteriormente a la teoría su aura de autori‐
dad? Muchos de estos pensadores se relacionan con
YOUKALI, 10

las ciencias naturales igual que con la tradición histó‐


rica: buscan y eligen, escogiendo ideas que parecen
ISBN: 1885-477X

10 Los conceptos y teorías ecológicas se han depurado y delimitado durante más de un siglo de indagación científica. Mientras que el or‐
ganicismo metafísico tuvo una capacidad explicativa universal, cualquiera de los elementos del organicismo que se aceptan en ecolo‐
gía no sólo está atenuado por su mezcolanza con otras metáforas sino que además se ve limitado por un papel meramente heurístico a
la hora de caracterizar determinados ecosistemas terrestres. El poder y la autoridad de una teoría ecológica es proporcional al grado en
que se ha atenuado y limitado en dicho sentido. Una vez se ha depurado y mejorado para encajar en un contexto particular, la metáfo‐
ra orgánica no puede ser de nuevo evacuada y transportada a otro dominio –o mezclada con el organicismo metafísico‐ sin perder mu‐
cho de su especificidad y, por consiguiente, de toda su autoridad.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

con el tiempo, una vez que las variaciones con éxito Si el reloj geológico se retrasase hasta la primera forma
han proliferado, cambiarán las características medias de vida sobre la Tierra y volviera otra vez a correr hacia
de la población. Si dos subgrupos de la población se delante, el resultado final probablemente sería muy dis‐
ven expuestos a diferentes condiciones bio‐medioam‐ tinto. Esto socava la cómoda imagen de un cosmos que
bientales, se diversificarán; se trata de un proceso que evoluciona racionalmente y con parsimonia, así como
conduce en última instancia a la formación de nuevas la arrogante creencia de que los humanos estamos en la
especies. Mientras suceda que los organismos indivi‐ cima evolutiva, puesto que no hay cima alguna.
duales estén embarcados en una actividad beneficiosa
para ellos y luchen por sobrevivir y reproducirse, el Obligaciones éticas y bio‐ambientalismo escéptico
proceso evolutivo carece de dirección.
Frente a la ortodoxia evolucionista, algunos consi‐ Los límites de la investigación científica combinados
deran en cambio que lo que la evolución realmente con los límites de la filosofía natural han puesto en du‐
produce es seres de una complejidad creciente, por lo da la primera propuesta del ecologismo filosófico: ya
que la complejidad misma debe considerarse la ten‐ no se puede afirmar confiadamente que el mundo na‐
dencia evolutiva central. No deja de ser irónico que al‐ tural sea ante todo relacional. Más que esto parece que
gunos pensadores ecologistas saquen una conclusión la naturaleza fundamental de la naturaleza puede se‐
de este tipo de lectura teleológica de la evolución para guir estando oculta a la comprensión humana, inde‐
apoyar su perspectiva ecologista. Si los principios an‐ pendientemente del método utilizado. Parece pues que
tropocéntricos fuertes, aquellos que insisten en que la la ecología y la biología evolutiva tengan más bien im‐
humanidad ocupa un lugar de capital importancia en plicaciones en la autocomprensión y en las prácticas de
el cosmos, han de verse rechazados por su inadecua‐ los seres humanos pero no en la forma en que habían
ción para los propósitos ecologistas, entonces también esperado los pensadores ecologistas. Cabe aquí recor‐
debería rechazarse la convicción de que la evolución dar que el propósito de la filosofía medioambiental es
tiende a producir seres complejos. Si la evolución tien‐ cambiar el comportamiento de la gente, preferiblemen‐
de a la complejidad y se observa que los humanos se te a través de algún tipo de imperativo ético. En este
sitúan entre los organismos más complejos, entonces sentido la segunda propuesta del pensamiento ecolo‐
no hace falta deducir mucho para concluir que los hu‐ gista tal vez sea más importante que la primera: los se‐
manos son el inevitable y más grandioso producto res humanos tenemos una obligación moral en respe‐
evolutivo. De hecho, en la primera sacudida provoca‐ tar y preservar el orden natural. Podemos pues dudar
da por la reacción al trabajo de Darwin, mucha gente y rechazar las propuestas organicistas y relacionales
asumió este tipo de argumentación como una fórmu‐ del pensamiento ecologista pero no podemos dejar de
la segura y confortable de absorber el impacto de la se‐ lado esta obligación moral. No obstante, la idea de que
lección natural. Más recientemente, algunos “narrado‐ debemos contemplar algún tipo de obligación con el
res” de la historia del universo han identificado a la orden natural merece una cuidadosa consideración so‐
humanidad como la conciencia emergente del cosmos bre sus propios méritos.
en evolución, se trata del principio antrópico fuerte se‐
gún el cual somos imprescindibles como dicha con‐ Moralidad no convencional
ciencia. “El hombre es un ser en el cual el universo de‐
viene en una forma especial de reflexión consciente” La búsqueda de una normativa moral no convencio‐
página 74

escribe Thomas Berry (1988), anotando de paso que nal y más respetuosa con el medio ambiente es, o de‐
muchos científicos, donde cabe incluir a Stephen bería constituir, el problema fundamental para los
Hawking, aseguran “que algún tipo de autorreflexión pensadores ecologistas. ¿Hay una ética para gobernar
inteligente estaba implícita en el universo desde sus las relaciones de los seres humanos con la naturaleza
comienzos”, lo cual constituye una deliberación que y dónde hallarla? Más concretamente, si hay un des‐
YOUKALI, 10

tiene más relación con la retórica de la filosofía natural acuerdo sobre las normas morales, ¿a qué podemos
hegeliana que con la selección natural darvinista. apelar para alcanzar un acuerdo?, ¿hay algo en la na‐
Hay una gran cantidad de razones para dudar de turaleza o en la relación humana con la naturaleza o
que la evolución tienda a la complejidad. La inmensa en nuestra posición en ella que pueda establecer ese
mayoría de los seres vivos son de hecho muy simples; principio moral? Para muchos pensadores ecologistas
por decirlo en términos estadísticos, el modo de vida es la respuesta a esta última pregunta es “sí” o al menos
ISBN: 1885-477X

ante todo bacteriano. Si hay una tendencia es a la diver‐ “esperamos que así sea”. La versión más categórica de
sidad, no a la complejidad. En uno de sus últimos ensa‐ esta argumentación sería como sigue: si la naturaleza
yos Stephen Jay Gould (2004) ofrece un análisis estadís‐ es análoga a un organismo en tanto posee su principio
tico que le lleva a concluir que la complejidad es más interno de organización y por tanto sus objetivos e in‐
bien un efecto colateral de la diversificación pero que tereses propios, debería entonces ser posible pensar en
ninguna forma particular de complejidad es inevitable. el Homo Sapiens como algo análogo a uno de sus órga‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
nos y por tanto caracterizado por una función especí‐ tes han continuado esta argumentación y están con‐
fica dentro de un todo. Si la analogía se sigue, enton‐ vencidos de que debemos saber quiénes somos y dón‐
ces se pueden juzgar como malos o buenos determina‐ de estamos antes que decidamos qué deberíamos ha‐
dos individuos o grupos humanos por su capacidad cer. Y si cabe dudar de sus caracterizaciones, también
de contribuir beneficiosamente o no a los sistemas de debería hacerse respecto a sus conclusiones éticas. El
los cuales forman parte. Muy poco pensadores ecolo‐ problema reside en que la naturaleza humana se reve‐
gistas han planteado una afirmación así de descarna‐ la en gran medida profundamente ambigua, muy le‐
da, pero el esfuerzo por redefinir a la humanidad co‐ jos de poder ser reducida a un lugar singular y deter‐
mo parte de algo mayor que ella misma constituye un minado del mundo natural. Las consecuencias de esta
tema habitual en el pensamiento ecologista. ambigüedad son profundas y difíciles de entender: no
Aldo Leopold (1949) por ejemplo convocó la noción sólo arrojan dudas sobre el trabajo de los pensadores
de comunidad para establecer la conexión entre los hu‐ ecologistas actuales sino que también sugieren una
manos y la naturaleza. En su caso, y lo mencionamos forma muy diferente de comprender los problemas
aquí por su enorme influencia, la comunidad en cues‐ bio‐medioambientales y la posibilidad de arrostrarlos.
tión es la comunidad biótica, una asociación de plantas Cualquiera que considere que somos parte de la
y animales en un área dada donde la abundancia y dis‐ naturaleza según algún sentido moralmente signifi‐
tribución de cada especie se ve regulada por la abun‐ cante, en algún momento deberá afrontar el problema
dancia y distribución del resto de especies. También de la libertad humana. Inmanuel Kant, por ejemplo,
puede entenderse la comunidad como un ecosistema armonizaba ambos argumentos en su Crítica de la
al seguir los flujos de energía y materia a lo largo de la Razón Práctica al considerar la posibilidad de juzgar a
cadena trófica. Es importante llamar la atención de que la naturaleza como un sistema cerrado creado por dios
el concepto de comunidad biótica se basa en una metá‐ con el propósito de sostener el desarrollo de los seres
fora procedente de las comunidades humanas: al igual humanos como seres morales. En manos de los filóso‐
que las personas desempeñan papeles en sus diversas fos de la naturaleza románticos esta idea derivó en la
comunidades, los organismos hacen lo propio en los creencia de que el espíritu y la naturaleza se relacionan
sistemas naturales de los cuales forman parte. Ambos entre sí no sólo como mente viva y materia muerta, si‐
sentidos del término comunidad están investidos de la no como dos expresiones diferentes del espíritu.
metáfora organicista, con el correlato de considerar a Siguiendo esta línea algunos pensadores ecologistas
las comunidades como un todo que trasciende los inte‐ sencillamente antropomorfizan la naturaleza, por
reses de cada individuo. Leopold (1946: 202) utilizaba ejemplo aquellos fascinados con la hipótesis de Gaia,
este juego de metáforas entrelazadas para confirmar que parece sostener la posibilidad de que la Tierra se
una base moral: los hombres son “miembros y ciuda‐ convierta en una deidad objeto de veneración11.
danos plenos” de las comunidades bióticas con todas
las responsabilidades asociadas a la ciudadanía, lo cual
le lleva a una de sus máximas más citadas: “una cosa es
correcta cuando tiende a preservar la integridad, esta‐
bilidad y belleza de la comunidad biótica. Es errónea
cuando tiende a lo contrario”.
Cabe entonces preguntar si esta norma es la ade‐
cuada, e incluso cómo y en qué medida podemos co‐ página 75
nocer nuestro lugar en el orden natural. Cuando
Leopold considera a los hombres como “miembros y
ciudadanos plenos” de las comunidades bióticas está
perfilando una visión particular de lo que supone ser
YOUKALI, 10

un hombre: somos animales con un conjunto dado de


capacidades y limitaciones, con un papel distintivo
aunque limitado que desempeñar en los sistemas eco‐
lógicos. Bastantes pensadores ecologistas más recien‐
ISBN: 1885-477X

11 James Lovelock (1987, 1988) propuso Gaia como una hipótesis científica comprobable sobre la interacción de los sistemas geológicos,
atmosféricos y biológicos sobre la superficie de este planeta, pero se trataba de una hipótesis “autodemostrada” y este descuido acarreó
consecuencias tal vez no previstas. Así Gaia se convirtió pronto en un símbolo unificador del panteísmo, un objeto aceptablemente an‐
tropomorfizado para la adoración de todo lo vivo. Algunos elementos de este culto se han trasladado a los principios antrópicos fuer‐
tes de la “historia del universo” que atribuyen la evolución de éste al despliegue de un singular impulso de energía creativa.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Los pensadores ecologistas y ambientalistas académi‐ que la humanidad tiene responsabilidades mayores
cos que asumen la opción especulativa actúan por lo que velar por sí misma. El problema estriba en cómo
común de modo más circunspecto a la hora de atribuir hallar esta subordinación si no es apelando de nuevo
las características de la libertad al mundo natural, pe‐ a una cuestión cosmológica en un claro pensamiento
ro el modelo que siguen es muy parecido. Por ejem‐ tautológico.El segundo problema no es tan fácil de re‐
plo, el método personal y perceptivo de identificación solver. El concepto de naturaleza ha resultado extre‐
que utilizan los ecologistas profundos depende de la madamente maleable y el pensamiento especulativo
conformidad respecto a que el sujeto tenga algo en co‐ ha operado al respecto mediante su reconstrucción se‐
mún con el otro, con lo que ha de identificarse. La éti‐ lectiva en beneficio de los objetivos de un movimiento
ca resultante no consiste en un conjunto de principios opositor. Tal es lo que parece haber detrás de las atri‐
morales per se, sino en un tipo de instinto o ímpetu que buciones de libertad con que se dota a la naturaleza y
lleva a actuar en defensa de la totalidad orgánica y de su correlato de que debe haber algo así como una re‐
las cosas vivas que actúan en ella, una modalidad de lación personal de los seres humanos con la naturale‐
interés egoísta que impele a la acción en nombre de la za. Dado el fracaso de la filosofía natural y del pensa‐
naturaleza: talar un árbol es como cortar parte de uno miento especulativo en general, se ha producido una
mismo. Esto, más que un tipo formal de obligación búsqueda por parte de los pensadores ecologistas de
moral, es la base de lo que Naess (1989) denomina inspiración y legitimidad en las ciencias naturales. La
“principio biosférico igualitarista”, de modo que es di‐ clave encontrada para esta indagación consiste en la
fícil señalar dónde termina el sujeto (self) y donde em‐ reducción de la libertad humana a los términos de lo
pieza el mundo. Al igual que en la perspectiva bioló‐ natural, de modo que la ética resulta fundamentada
gica y por analogía, dado que los hombres están he‐ como una extensión de la ecología y la evolución (vid.
chos de células y también porque forman parte de ma‐ las obras de J. Reichman).
yores ecosistemas, es difícil señalar dónde acaba el Dado que las ciencias han suministrado las más
cuerpo y empieza el medio ambiente”. Semejante “bo‐ importantes teorías y conceptos de cómo funciona el
rrado de fronteras” bien puede convertirse en una no‐ mundo natural, bastaría continuar el estudio científico
ción particular de la “interrelacionalidad” donde de la humanidad para arrojar alguna luz sobre la ver‐
emerge el sujeto y en el interior de un paisaje (natural) dadera naturaleza humana. La ecología humana en
que lo rodea. particular lograría entonces suministrar una base fir‐
El primer problema para aquellos que atribuyen li‐ me a ecologistas y ambientalistas. Incluso los primeros
bertad a la naturaleza estriba en que los habituales es‐ seguidores de la ecología profesaban que la nueva
fuerzos por hacerlo no sólo son antropomórficos sino ciencia podría extenderse hasta albergar a los seres hu‐
también antropocéntricos, como se puede comprobar manos. El problema radica entonces en que siendo
en la filosofía natural idealista y romántica. Algunos viable determinar el alcance y límites de una ecología
ensayistas han estimado una salida fácil para superar general una vez se identifican los problemas y concep‐
este escollo y todo lo que haría falta sería mejorar la tos específicos de tal disciplina, en cambio la ecología
comprensión de la naturaleza de modo se pudieran humana no ofrecía tales ventajas. De hecho prolifera‐
subordinar a sus fines los objetivos de la cultura hu‐ ron diversos intentos de desarrollar un estudio ecoló‐
mana. Cuando Warwick Fox (1995) asevera la unidad gico humano durante los años 1920 y 1930 en la escue‐
profunda de la humanidad con el resto del mundo na‐ la de Chicago, y de nuevo durante los años 1950 y
página 76

tural a través de la identificación cosmológica, toma 1960. Por lo común adoptaban su enunciación como
prestada la imagen del árbol evolutivo para argumen‐
tar que en el cosmos todo desciende de una fuente co‐
mún. Hay implícita en esta imagen una crítica de la
“gran cadena”, la antigua noción de que existe una je‐
YOUKALI, 10

rarquía lineal de seres y la humanidad se sitúa en la ci‐


ma de la creación. En lugar de ello, Fox insiste en que
la humanidad es tan sólo una hoja al final de una de
las ramas del árbol cósmico, idéntica a los pájaros y las
bacterias. De este modo, aunque su concepción de la
naturaleza siga siendo en cierta medida antropomór‐
ISBN: 1885-477X

fica, la humanidad no ocupa el centro de las cosas


puesto que la diversidad del cosmos es fruto de un im‐
pulso creador libre. El encadenamiento se precipita: si
Fox logra demostrar que los intereses humanos están
subordinados a la creatividad fundamental del cos‐
mos, entonces podría cimentar el razonamiento de
ECOLOGISMO CAPITALISTA
una peculiar fusión de los principios ecológicos con los telectual como el de los modelos ecológicos aplicados
de la economía, sociología, demografía, geografía, psi‐ a las relaciones biológicas. El trasvase del modelo de
cología, ética y política. No obstante, tras conseguir al‐ una disciplina a otra tiene sentido cuando aquél se
gunos resultados sugerentes, estos intentos nunca lle‐ transforma para resolver cuestiones particulares de la
garon a cuajar en una disciplina unificada ni en el ám‐ disciplina receptora, de forma que el modelo resultan‐
bito de la ecología ni en el de las ciencias sociales. te se juzgue sobre la base de su utilidad en el nuevo
Actualmente el término “ecología humana” no desig‐ contexto12.
na una disciplina científica, si como tal se entiende que
cubre todo el ecosistema bio‐medioambiental en el Bio‐ambientalismo sin ilusión
que tiene expresión lo humano, ni tampoco supone
una “visión unificada” de la vida humana sobre la De lo que aquí se trata es de analizar la naturaleza de
Tierra que abarque un amplio surtido de las diversas los problemas bio‐medioambientales y el entrelaza‐
tradiciones. miento de sus aspectos cognitivos y científicos.
En ambos periodos los ecologistas humanos intro‐ Muchos consideran que la humanidad se ha enredado
dujeron modelos ecológicos en las ciencias sociales, en una crisis bio‐medioambiental y que las crisis se
pero no tuvieron en cuenta el problema de la adapta‐ pueden concebir de muchas maneras y según múlti‐
ción a una nueva disciplina; más bien acogieron los ples escalas. Si esto es correcto, la cuestión estriba en‐
modelos de comunidades bióticas y ecosistemas a par‐ tonces en qué bases tenemos para la esperanza.
tir de sus contextos ecológicos, allí donde habían ser‐ Si consideramos las dudas hacia el pensamiento
vido para zanjar cuestiones sobre relaciones orgánicas ecologista especulativo hasta aquí planteado, no hay
y físicas entre seres vivos. El problema surge cuando necesidad alguna de ensayar la letanía de los proble‐
intentaban utilizar estos modelos para resolver asun‐ mas bio‐medioambientales a los que se enfrenta la ci‐
tos propios de las relaciones culturales tales como el vilización humana. Desde la pérdida de hábitats loca‐
conocimiento, las instituciones, etc. Los modelos eco‐ les al cambio climático global, tales problemas han in‐
lógicos sólo se podían aplicar metafóricamente a las gresado y permanecen en la imaginación de la mayo‐
relaciones culturales de un modo que jamás tenía ni el ría gracias a los media y al esfuerzo incansable de gru‐
mismo significado ni el mismo grado de autoridad in‐ pos de defensa medioambiental. Cada contrariedad
puede considerarse en sí misma y como tal es lo sufi‐
cientemente inoportuna, molesta. No obstante, para
muchos cada problema constituye tan sólo un mero
componente de una crisis bio‐medioambiental mayor
y más peligrosa. Para hacer frente a esas crisis las deci‐
siones humanas que se adopten en los próximos años
bien puede determinar si la civilización o la misma es‐
pecie sobrevivirá. Mas ocurre que una crisis bio‐me‐
dioambiental a gran escala no puede percibirse sin
una considerable sofisticación científica y técnica, lo
cual supone que dados los límites de las ciencias, siem‐
pre permanecerá cierto grado de indeterminación res‐
pecto a la verdadera naturaleza y severidad de la cri‐ página 77
sis13. Aunque por ejemplo existe un amplio consenso
científico sobre el cambio climático global, siguen pro‐
duciéndose desacuerdos sobre cuánto puede calentar‐
YOUKALI, 10

12 Así ocurrió, por ejemplo, que a pesar de que el trabajo de la Escuela de Chicago no produjo como resultado una teoría unificada de la
naturaleza humana, sirvió no obstante para inspirar nuevos proyectos de investigación en disciplinas como la geografía urbana que
ejercieron una profunda influencia en el desarrollo de esa área sociológica.
ISBN: 1885-477X

13 En un sentido muy distinto, el del pensamiento ecologista especulativo, la crisis bio‐medioambiental es menos abstracta y científica, y
en cambio más inmediata y opresiva, puesto que es difícil no toparse todos los días con alguna experiencia directa o indirecta que nos
hable de ella. “¿Por qué necesito un sistema de información centralizado que me alerte de las crisis medioambientales?, se pregunta
Wendel Berry (1990: 177), dado “que vivo cada hora de cada día en medio de una crisis medioambiental lo percibo por todo y cada uno
de mis sentidos”. Con el mismo espíritu, Anthony Weston (1994: 11‐12) ha propuesto que la crisis bio‐medioambiental consiste, en el
sentido más profundo, en una desconexión de lo vivo y la “vibración” de la vida en el mundo, una desconexión que transforma el mun‐
do en “una tierra baldía y desolada, completamente humanizada en la que habitamos demasiados”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

se el clima y las consecuencias precisas de tal proceso


en los ecosistemas locales: la escala de la crisis también
supone que la crisis misma no es del todo obvia. A fin
de cuentas, el clima global es una abstracción científi‐
ca y como tal alejada de la comprensión e implicación
de la vida cotidiana; el cambio en el clima global es un
proceso tan vasto, complejo y de tal alcance en sus
consecuencias que supone un reto a la imaginación,
por lo que no resulta sorprendente la cantidad de pro‐
blemas y obstáculos que surgen para motivar a la gen‐
te a hacer algo al respecto y a que lo realizado no sea
una equivocación.
Merece la pena destacar aquí el discutible libro de
Bjorn Lomborg (2003), especializado en estadística y,
según él, antiguo miembro de Greenpeace. En esta obra
se plantea que, al revés de lo que se cree y defienden blemas, más importantes serán los grupos que los es‐
las organizaciones especializadas, la humanidad está tudian y combaten. Los ambientalistas tienen un alia‐
mejor que antes desde el punto de vista medioam‐ do diligente en su campaña del miedo: los medios de
biental. Ni calentamiento de la Tierra, ni agujero de comunicación: los centros de noticias siempre están
ozono, ni más contaminación, ni agotamiento de las buscando una historia tan aterradora que el público
fuentes de energía, ni descenso en la calidad del semen potencial no pueda permitirse el perdérsela; y los am‐
humano. Para sostener tan sorprendentes y arriesga‐ bientalistas proporcionan diariamente tal atractivo.
das tesis, el autor acudió al uso de estadísticas en el en‐ Sólo que esta crítica se vuelve contra el acusador, con‐
tendido de que en el terreno de la ecología se distorsio‐ vertido él mismo, así como su escandalosa financia‐
nan los datos primarios de la realidad, falsificando ción por grupos negacionistas (del calentamiento glo‐
muchos datos de partida y otorgándoles un trata‐ bal), en un nuevo espectáculo.
miento sesgado, lo que genera una exposición ideolo‐ En cierta medida lo que propugna el escepticismo
gizada aunque sostenida por científica de las posturas es que para conseguir un verdadero panorama del
ecologistas. Los discursos de los ecologistas aparecen mundo, se deben examinar las tendencias a largo pla‐
pues para Lomborg como una letanía sin fundamen‐ zo. Puede ser una saludable propuesta, pero lo cierto es
to, que convierten el estado del planeta en una opción que los escepticistas tampoco la siguen y amañan las
ideológica, por lo que se ven obligados a decir que el series de manera favorable a su interpretación. La sen‐
mundo va a peor. En el caso contrario, según el autor sación es que siempre se pueden encontrar aconteci‐
la estadística con datos secundarios nos proporciona mientos o hacer declaraciones que apoyen la posición
una comprensión más cabal del mundo para decidir opuesta. Es obvio que para evaluar apropiadamente
cómo asignar nuestros recursos y esfuerzos en una es‐ los desarrollos sustanciales, se necesitan datos de un
cala global. Por desgracia, nuestra visión del mundo se lapso amplio; un análisis de tendencia debe remontar‐
ha visto sesgada por una letanía de conceptos erróne‐ se tan atrás en el tiempo como exista información. Los
os presentados por los ambientalistas asimilados a problemas ambientales deben examinarse sobre una
postulantes del fin del mundo14. La exageración fla‐
página 78

base relativa: para juzgar la severidad de cualquier


grante sobre el deterioro ambiental asusta a todos y problema, uno debe apreciar su relación a otros proble‐
lleva a las personas y los gobiernos a gastar recursos y mas. Las relaciones también entran en juego cuando se
enfocar la atención en problemas inexistentes mien‐ obliga a la sociedad a escoger entre lo que es mejor pa‐
tras ignoran los problemas reales. ¿Por qué continúan ra los humanos y lo que es bueno para los animales y
YOUKALI, 10

estos grupos desinformando al público? Según plantas: las personas hacen tales elecciones todos los
Lomborg, deben su misma existencia –y su financia‐ días cuando se enfrentan al deseo de preservar un bos‐
ción‐ a la amenaza permanente de estos problemas. que y la necesidad de roturar campos cultivados. En
En otras palabras, mientras peor parezcan ser los pro‐ última instancia, apunta Lomborg inclinándose por un
ISBN: 1885-477X

14 Los ejemplos que utiliza Lomborg no dejan de ser sorprendentes por la parcialidad que denuncia en los ecologistas. Así indica que los
críticos manifestaron que nos estamos quedando sin energía y recursos naturales ‐una aseveración que es demostrablemente falsa. De
hecho, hoy en día las personas tienen más alimentos y están viviendo más que en cualquier otro momento del último siglo: en 1900 el
tiempo de vida promedio era de 30 años; actualmente es de 67 años. Asimismo, la pobreza se ha reducido más en los últimos cincuen‐
ta años que en los últimos 500, según las estadísticas de la ONU, y esta reducción ha ocurrido en casi todos los países.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
vo. Por ello, para Lomborg la resolución de la presun‐
ta crisis ecológica no demanda una transformación
global de la sociedad y una inversión de los valores
dominantes, sino su corrección reflexiva. Pero nada de
esto puede ser aceptado por un ecologismo que de‐
pende de la validez de su noción de naturaleza para la
defensa de su programa filosófico y político. Y es aquí
donde entran en juego las consecuencias políticas de la
crisis ecológica y de la visión ecologista de la misma.
En efecto, a su juicio hay que recordar que bajo la con‐
vicción late la estrategia: el recurso a una fórmula dis‐
cursiva de fuerte poder persuasivo pretende allanar el
camino de la acción, simplificando su legitimación. El
término crisis medioambiental evoca una situación lími‐
te en la cual los valores y procedimientos vigentes
principio antrópico fuerte, se debe usar al ser humano pueden ser suspendidos en beneficio de la eficacia:
como punto de referencia. Cuando se haga así, nos en‐ sentido de crisis es sentido de urgencia15.
contraremos que los humanos comparten muchos in‐ La excepcionalidad que una crisis plantea sugiere
tereses comunes con los animales y plantas, y se com‐ la alteración de todos los patrones decisorios, máxime
prenderá que la premisa de que el crecimiento econó‐ en este caso, donde el componente científico‐técnico
mico necesariamente socava el medio ambiente no de la crisis bio‐medioambiental puede conducir fácil‐
siempre es cierta, pero por lo común suele ser lo con‐ mente a la exclusión de los profanos en beneficio de
trario. Planteado el desarrollo económico (capitalista) los expertos, de los únicos capaces de solucionar el
como un retórico derecho de todos, Lomborg acaba problema, sean éstos científicos, políticos o místicos.
afirmando que no hay elección entre el bienestar eco‐ La crisis ecológica se dibuja así como una noción polí‐
nómico y la protección ambiental; el desarrollo am‐ tica e ideológica en origen, por cuanto es un modo de
biental a menudo es el resultado del desarrollo econó‐ designar el conjunto de problemas medioambientales
mico, dado que un ingreso más alto proporciona resul‐ que al tiempo es juicio acerca de su origen y tolerabili‐
tado del desarrollo económico, dado que un ingreso a dad, y estrategia para obtener el monopolio de su re‐
la gente el lujo de preocuparse por el medio ambiente. solución. A este respecto, la concepción ecológica de la
Así “No podemos esperar que países donde parte de crisis bio‐medioambiental encierra en sí misma la pa‐
la población no sabe dónde obtendrá su próxima comi‐ radoja definitoria del ecologismo político dominante:
da se preocupen del medio ambiente como el mundo la politización del medio ambiente termina en su des‐
desarrollado puede permitirse hacerlo”. politización. Y ello porque prima en el pensamiento
Desde esta perspectiva escéptica, la crisis ecológica ecologista una visión de la crisis y de la sustentabili‐
ya no tiene por qué considerarse una crisis de cultura dad medioambiental llamada a ordenarla que excluye
o reflejo de una situación excepcional en el estado de todo debate acerca de su naturaleza y se convierte en
las relaciones sociedad‐naturaleza, las cuales se carac‐ un valor prepolítico e intangible, al margen de toda
terizan por su dinamismo e indeterminación: los pro‐ negociación o deliberación públicas, cuyo contenido
blemas ambientales son inherentes a la relación de la se sustrae a la definición social. Su viabilidad técnica o página 79
sociedad con su entorno. Más que una anomalía, la cri‐ su coherencia ideológica se anteponen a su determina‐
sis es el estado permanente que resulta de un proceso ción y control democráticos, con lo que la política de la
de recíproca transformación y coevolución cuya cul‐ crisis ecológica acaba siendo una ausencia de política.
minación, de hecho, es la transformación de la natura‐ Todo el ensayismo especulativo ecologista y am‐
YOUKALI, 10

leza en medio ambiente humano. No se trata de pos‐ bientalista constituye en sí mismo una expresión espe‐
tular la negación de los problemas medioambientales, ranzada de que la salida de la crisis no es difícil de al‐
pero su normalidad desaconseja hablar de crisis en el canzar: si las causas básicas son intelectuales, si la hu‐
sentido fuerte en que lo hace el ecologismo especulati‐ manidad ha caído en desgracia al pensar de una for‐
ISBN: 1885-477X

15 No hay más que repasar las soluciones propuestas en la literatura ecologista de los años setenta del siglo pasado para comprobar có‐
mo la acentuación de la excepcionalidad agudiza la tentación autoritaria y la inclinación por las fórmulas expeditivas. Como ha seña‐
lado David Harvey (2000: 217), una «retórica alarmista de crisis y catástrofe inminente [...] puede ayudar a legitimar toda clase de ac‐
ciones al margen de sus consecuencias sociales o políticas».
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ma ajena al orden natural, entonces la vuelta a la gra‐ ble y quizá incluso indispensable de la vida humana
cia es también intelectual. La forma de cambiar el en este planeta. En otras palabras, los problemas bio‐
comportamiento de la gente consiste en modificar su medioambientales son endémicos. La razón de este
modo de pensar, en especial respecto a su lugar en el potencial extendido es que los seres humanos no so‐
universo natural. La esperanza pues reside en que una mos ni del todo naturales ni del todo libres, la condi‐
adecuada perspectiva ecológica del mundo, ardua de ción humana se mueve siempre entre estos polos sin
ignorar, llevará a la gente a mejorar su tipo de vida, ser ninguno de ellos. Por una parte somos organismos
aun más, proporcionará una firme base teórica que vivos y como tales vulnerables y dependientes de
permita adoptar sabias decisiones que ralentizarán e nuestro entorno. Por la otra, la libertad moral nos im‐
incluso detendrán la destrucción bio‐medioambiental. pone la necesidad de elegir y actuar sobre una base
Pero cabe ser escéptico ante esta esperanza. En princi‐ mayor que la de nuestra limitada autocomprensión y
pio la gente que realiza un trabajo intelectual tiende a conocimiento del entorno, motivada además por
sobrevalorar la capacidad cognitiva de transformación nuestros intereses y valores.
de la realidad y a concebir todo como un rompecabe‐ No hay pues garantía alguna de que nuestras elec‐
zas intelectual (la realidad es un todo coherente que ciones y actos sean adecuados e inteligentes. Debido a
debe ser armado según una lógica); además, puede nuestra vulnerabilidad e incertidumbre nos metemos
verse en ello un cierto ejercicio de arrogancia, puesto constantemente en problemas de un tipo o de otro; só‐
que hay implícita la creencia de la importancia del in‐ lo que esa vulnerabilidad e incertidumbres pueden fu‐
telectual en el mundo social. La honestidad intelec‐ sionarse para dar lugar a una solución. Por paradójico
tual, guiada por el principio de la paridad, demanda que parezca, en ocasiones los actos y elecciones de in‐
más bien que la reflexión crítica considere ante todo dividuos o de grupos se precipitan en particulares for‐
los límites de su propio poder de actuación. La mejor mas de resolver problemas porque generan entre otras
esperanza reside entonces en encontrar y aplicar la te‐ cosas instituciones, modos de producción, modelos de
oría correcta, la más arraigada en la realidad, nada comportamiento, etc. que no siempre son controlables
convence más que la verdad. Pero esto no deja de ser pero que resuelven cosas. El cambio climático global
una entelequia, pues si hay algún legado de la tradi‐ constituye el producto de una muy específica configu‐
ción intelectual occidental es el del derribo constante ración de factores tecnológicos, económicos, sociales,
de las ilusiones. La convicción de que la mente huma‐ políticos y ecológicos, una ordenación que parece dis‐
na puede asentar cierto conocimiento que otorgue fa‐ poner de su dinamismo e intereses propios. También
miliaridad con el cosmos, se ha estrellado una y otra debemos añadir que las contrariedades que genera
vez. Lo único que permanece en el ámbito científico nuestro modo de vida pueden ser más o menos seve‐
reside en un conjunto de modelos más o menos efica‐ ras, pues ciertamente el actual modelo capitalista ha
ces, los cuales adolecen de provisionalidad y restric‐ arrojado más y más graves problemas que ningún
ción contra el telón de fondo de una profunda e intra‐ otro complejo en la vida social, pero ningún grupo hu‐
table falta de certidumbre, todo lo cual limita las con‐ mano es o ha sido enteramente inocente puesto que
clusiones a extraer de la ciencia especialmente de la las culturas nunca han existido en un estado de armo‐
ecología: no sólo son extremadamente complejas las nía e inocencia puras con la naturaleza. Dado, pues,
interacciones vivas, sino que ni exhiben un estado de como indicábamos antes, que los problemas bio‐me‐
equilibrio ni tipo alguno de provecho. Como conse‐ dioambientales son endémicos, no hay forma de saber
página 80

cuencia de ello, la actual teoría ecológica no promete cómo fue ese estado de armonía e inocencia.
un retorno a la inocencia primitiva ni tampoco alguna Otro de los elementos a tener en cuenta mantiene
moral natural con que la que medir las actividades hu‐ que los intelectuales ecologistas y cualquiera relacio‐
manas. nado con este tema deberían albergar una expectati‐
La metáfora del rompecabezas ha estado gober‐ vas más modestas respecto a su trabajo. Los proble‐
YOUKALI, 10

nando el pensamiento ecologista al ofrecer una cos‐ mas siempre pueden reconocerse como tales y habrá
movisión ecológica como solución correcta de la crisis. un amplio acuerdo de que existen, pero esto no es tan
Pero tal vez sea necesario plantear una visión distinta evidente cuando tratamos problemas bio‐medioam‐
que encaje más con la experiencia humana, especial‐ bientales, cuya existencia puede ser siempre causa de
mente por lo que ésta se refiere a problemas como los debate. Incluso si se ha reconocido un problema y se
bio‐medioambientales. En principio esta crisis no es llevan a cabo esfuerzos para resolverlo, pueden pro‐
ISBN: 1885-477X

un único rompecabezas homogéneo que aguarda una ducirse desacuerdos sobre la medida en que tales es‐
solución única. De hecho, y frente a la tendencia eco‐ fuerzos tienen éxito y qué debería hacerse al respecto.
logista radical, la crisis no está arraigada en una forma Tal vez hay que plantearse un nuevo enfoque y consi‐
particular de sociedad o forma de pensar. En lugar de derar que los problemas bio‐medioambientales han
ello, la crisis es una constante potencial (en ocasiones de concebirse como problemas entre humanos o gru‐
latente) de la condición humana, es una parte inevita‐ pos de humanos. Dada la ausencia de una brújula mo‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
tinto de pensamiento ecologista, cuyo propósito no
sea tanto lograr “algún tipo de profundidad metafísi‐
ca privilegiada”, sino aprender y habitar “la infinidad
de historias y posibilidades y conexiones” que se
abren a la vida humana en el mundo en cuanto les
prestamos atención. “¿Cómo deberíamos vivir?”, se
pregunta. “No hay una respuesta simple. Sólo hay
una multiplicidad de posibilidades, que surgen por
doquier, como una auténtica revolución, como malas
hierbas en un jardín”. Una de las implicaciones que es‐
to sugiere es que, en el mejor de los casos, el pensa‐
miento ecologista puede servirnos como una fórmula
para explorar toda la escala de valores puestos en jue‐
go en el conflicto bio‐medioambiental, valores que es‐
tán insertos en formas más ricas y complejas de perci‐
ral segura deberían entonces tratarse como conflictos bir y vivir el mundo. Se trata de un antropocentrismo,
de decisiones adoptadas, y como tales no tienen una pero parece difícil que los humanos podamos encon‐
existencia por sí mismos, esto es: separada de las per‐ trar otra base para tomar decisiones que nuestros pro‐
cepciones, objetivos y valores de aquellos implicados pios valores, objetivos e intereses, lo cual no significa
en el conflicto. Nos encontraremos con que hay una sostener que nuestros intereses o nosotros mismos
gran cantidad de ellos, aunque en apariencia reduci‐ tengamos un estatus especial en el cosmos ni que po‐
dos pues existe una fuerte tendencia a considerar el damos actuar con impunidad.
conflicto bio‐medioambiental esencialmente en térmi‐
nos económicos: los intereses económicos de los pro‐
pietarios y la resolución de dicho conflicto deben lo‐
grar el equilibrio a través de largas series de negocia‐ Bibliografía
ciones. La mayor parte de los ejemplos considerados
en nuestra breve taxonomía tienen este sesgo al cen‐
BERRY, Thomas (1988): The Dream of the Earth. San
trarse casi siempre en intereses materiales y preferen‐
Francisco: Sierra Club Books.
cias aparentemente arbitrarias, cuando en realidad las
personas persiguen todo tipo de objetivos, formulados BERRY, Wendell (1990): “Why I Am Not Going to Buy
según todas las formas a través de las cuales aprehen‐ a Computer”, en What Are People For? San
demos el mundo: desarrollo personal, goce estético, Francisco, Nort Point Press.
recreación, comprensión, conexión simpatética, etc. La BOOKCHIN, Murray (1990): The Philosophy of Social
complejidad y variedad de las perspectivas humanas Ecology: Essays on Dialectical Naturalism. Montreal:
sobre la buena vida hacen que los conflictos bio‐me‐ Black Rose Books.
dioambientales sean tan desalentadores como com‐ BRAMWELL, Anna (1989): Ecology in the Twentieth
plejos. Sería pues necesario un verdadero debate de Century: A History. New Haven: Yale University
ideas, a lo que el escepticismo en cierta medida ha con‐ Press.
tribuido, que de un lado revisara a fondo los discuti‐ página 81
CALLICOTT, J. Baird (1986): “The Metaphysical
bles presupuestos del ecologismo filosófico y político,
Implications of Ecology”. Environmental Ethics, 14:
dando forma a otra política, y de otro convenciera de
129‐143.
su bondad a los movimientos sociales progresistas in‐
clinados por lo común a considerar la agenda bio‐me‐ DERRIDA, Jacques (1977): Escritura y diferencia.
YOUKALI, 10

dioambiental apenas como un complemento electoral‐ Madrid, Siglo XXI


mente rentable. DEVALL, Bill y SESSIONS, George (1985): Deep
Anthony Weston (1994: 12‐14) sostiene que la crisis Ecology: Living As If Nature Mattered. Salt Lake City:
bio‐medioambiental reside en algo más que amenazas Gibbs Smith.
al “frágil, sufrido, aglomerado y homogeneizado ‘me‐ DOBSON, Andrew (1997): Pensamiento político verde.
dio ambiente’ características de la típica retórica ecolo‐ Barcelona, Paidós.
ISBN: 1885-477X

gista”. Puesto que esta retórica sólo puede referirse al


FOUCAULT, Michel (1968): Las palabras y las cosas.
medio ambiente en abstracto, y dado que se reduce a
Madrid, Siglo XXI.
una perspectiva “humana, urbana, económica y polí‐
tica”, está necesariamente desconectado de la inme‐ FOX, Warwick (1989): “The Deep Ecology‐Ecofeni‐
diatez, del detalle, la riqueza y lo salvaje de la vida en mism Debate and Its Paralels”, Environmental
el mundo. Weston, por su parte, propone un tipo dis‐ Ethics, 11: 5‐25.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

FOX, Warwick (1995): Toward a Transpersonal Ecology: Biography of Our Living Earth. New York: W.W.
Developing New Foundations For Environmentalism. Norton.
Albany: State University of New York Press. MERCHANT, Carolyn (1980): The Death of Nature:
GOULD, Stephen Jay (2004): La estructura de la teoría de Women, Ecology and the Scientific Revolution. New
la evolución. Barcelona: Tusquets. York: Harper and Row.
HARVEY, David (2000): Spaces of Hope. Edimburgo, MERCHANT, Carolyn (1992): Radical Ecology: The
Edimburg University Press. Search for a Livable World. New York: Routledge.
JAMESON, Frederic (1996): Teoría de la posmodernidad. NAESS, Arne (1989): Ecology, Community and Lifestyle:
Madrid, Trotta. Outline of an Ecosophy. New York: Cambridge
KIRKMAN, Robert (2002): Skeptical Environmentalism. University Press.
Bloomington & Indianapolis: Indiana University SOKAL, Alan y BRICMONT, Jean (1999): Imposturas
Press. intelectuales. Barcelona, Paidós.
LAKOF, George y JOHNSON, Mark (1991): Metáforas SOPER, Kate (1995): What is Nature? Oxford,
de la vida cotidiana. Madrid, Cátedra. Blackwell.
LEOPOLD, Aldo (1949): A Sand County Almanac and WARREN, Karen J. (1996): Ecological Feminist
Sketches Here and There. Oxford: Oxford University Philosophies. Bloomington: Indiana University
Press. Press.
LÈVY‐STRAUSS, Claude (1975): Antropología estructu‐ WARREN, Karen J. y CHENEY, Jim (1993):
ral. Buenos Aires: EUDEBA. “Ecosystem Ecology and Metaphysical Ecology: A
LOMBORG, Bjorn (2003): El ecologista escéptico. Case Study”, Environmental Ethics, 15: 99‐116.
Madrid, Espasa. WESTON, Anthony (1994): Back to Earth: Tomorrow’s
LOVELOCK, James E. (1987): Gaia: A New Look at Life Environmentalism. Philadelphia: Temple University
on Earth. Oxford: Oxford University Press. Press.
LOVELOCK, James E. (1988): The Ages of Gaia: A WILLIAMS, Raymond (1980): Ideas of Nature.
página 82
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X

NOVEDAD
en tierradenadie ediciones
(diciembre 2010)
ECOLOGISMO CAPITALISTA
TRANSGÉNICOS:
DE LA REDENCIÓN A LA DESPOSESIÓN
por Gerard Espona Fernández y Cristina Catalina Gallego

Biotecnología en el capitalismo tardío del sector químico, agrícola y tecnológico en cuyo ori‐
gen se sitúa la actividad militar, especialmente durante
La modernidad, y el progreso, han sido descritos por las guerras mundiales1. Surgen a través de los cambios
numerosos sociólogos como una narración con dos re‐ en los mercados y de la productividad de los sectores
latos, con dos metadescripciones contrapuestas apa‐ interesados; de tal manera que han aprovechado la tec‐
rentemente irreconciliables; por un lado el discurso de nología de guerra para crear nuevos sectores de inter‐
la liberación y por otro lado el discurso del someti‐ vención, así como las condiciones sociales que ha gene‐
miento. La tecnología nos enfrenta a un doble supues‐ rado la denominada revolución verde (pobreza, depen‐
to que materializa esa contradicción: por un lado apa‐ dencia de campesinos del mercado de consumo, des‐
rece como el mecanismo redentor que nos libera de la trucción de las colectividades campesinas de autocon‐
escasez, la ineficiencia y que genera progreso en el sen‐ sumo y autoabastecimiento, creación de países de mo‐
tido material del término; por otro lado, el someti‐ nocultivo, etc.). La ingeniería genética es además una in‐
miento, la dependencia, la independencia que logra vestigación que requiere de ingentes cantidades de ca‐
respecto a la necesidad humana e incluso la ignoran‐ pital de inversión, cantidades que son capaces tan sólo
cia que provoca en la inmensa mayoría no avezada en de asumir las cinco o seis multinacionales mundiales
la sofisticación científica. del sector, condicionando de facto todo desarrollo cien‐
La imparcialidad de los desarrollos tecnológicos se tífico‐tecnológico a sus intereses productivos. Puede ha‐
pone en entredicho al analizar las relaciones socio‐polí‐ blarse de la imparcialidad existente o buscada en la me‐
ticas que los posibilitan, o como dirían Foucault o todología del modelo positivista desarrollado en nues‐
Bourdieu, sus condiciones sociales de producción. Es tras sociedades, pero en ningún caso debe hablarse de
necesario contextualizar la ingeniería genética dentro
del momento y lugar histórico específico que ocupa, y
por supuesto dentro del modo de producción en el que
se desarrolla, el modo de producción capitalista. Las in‐
vestigaciones en esta área científica están relacionadas
directamente con la actividad de grandes empresas quí‐
micas, cuyo interés y capital han constituido un factor
determinante en el auge de la biotecnología. A pesar de página 83
los discursos humanitarios que han acompañado al
desarrollo de la ingeniería genética (soluciones para la
pobreza, enfermedades, desmantelamiento de la ame‐
naza del hambre, etc.), la práctica ha demostrado su re‐
YOUKALI, 10

lación directa con los beneficios de grandes empresas


multinacionales como Bayer, Novartis, Monsanto,
Rhone‐Poulenc, DuPont, etc. Estas son el producto de la
concentración y centralización de empresas y capitales
ISBN: 1885-477X

1.‐ Cabe recordar la semejanza entre los productos fertilizantes y los utilizados para la fabricación de material explosivo. Recordemos tam‐
bién que el consorcio IG Farben (capital materna de la actual Bayer) no sólo favoreció el programa de rearme del régimen nazi, sino
que también fabricó el gas Zyklon B para el exterminio masivo en los campos de la muerte a partir de los componentes químicos de
sus propios fertilizantes. Se podría decir que fue un programa de “fumigación de la disidencia”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Muchos países, especialmente del Sur global, cuentan


con un vacío legal que permite a las empresas multi‐
nacionales migrar con sus laboratorios, desarrollar in‐
vestigaciones y aplicarlas en el caso de que pudiera
existir un obstáculo en las metrópolis de origen.
Debemos entender pues la aparición de la ingenie‐
ría genética en el contexto posterior a la primera revo‐
lución verde por lo que supuso de mundialización de
las relaciones económicas, el incremento de las des‐
igualdades sociales entre países y dentro de estos, una
crisis alimentaria y ecológica de carácter global. En ese
contexto la actividad científica y comercial alrededor
de los transgénicos se legitima a través de un discurso
en el que la ciencia y la técnica aparecen como vecto‐
res fundamentales para solucionar problemas de ca‐
objetividad y neutralidad en la aplicación del mismo, rácter socio‐político. Para ello, toda actividad científica
pues hay siempre intencionalidad explícita y motiva‐ ha venido presentándose como un proyecto cargado
ciones relacionadas con otros factores sociales. En espe‐ de neutralidad, imparcialidad y objetividad, como el
cial con el modo de producción, y no esta de más tener elemento liberador del ser humano, aspiración vigen‐
en cuenta que el sector productivo de la biotecnología y te e inherente a la modernidad de nuestra civilización.
la agricultura comercial suponen una de las inversiones Se busca solucionar el problema del hambre y de la es‐
de capital industrial con mayores tasas de ganancia. casez mediante la mejora del proceso de producción,
Si atendemos al contexto histórico y la lógica espe‐ el rendimiento de los cultivos y el precio de los ali‐
cífica del capitalismo, en el momento de aparición y mentos; estos factores por sí mismos solucionarían las
desarrollo de la ingeniería genética, entenderemos necesidades alimentarias de una población creciente.
que tanto el ser humano como la naturaleza no son Así se excluye del debate la relación de la crisis ali‐
más que medios para la valorización del capital. La va‐ mentaria con un modelo de producción y consumo
lorización del capital, que se basa en extraer el máxi‐ que implica contradicciones en términos sociales y
mo plusvalor tanto en el circuito de la producción co‐ ecológicos. Al convertirlo en una cuestión científica y
mo en el del consumo (reproducción ampliada) obliga por tanto meramente técnica, se evita la puesta en du‐
de forma constante a la introducción de innovaciones da del modelo agrícola industrial intensivo, modelo
que mejoren la fuerza productiva. Las innovaciones que produce más alimentos de los que requerimos pe‐
no aparecen así por la voluntad expresa del juego de ro que no obstante niega su acceso a gran parte de la
la investigación que sigue la línea clara de la búsque‐ población mundial. Elude por tanto considerar el pro‐
da de la verdad científica, sino más bien por la necesi‐ blema de qué, cómo y cuánto se produce, para lo cual
dad implícita de creación y ampliación del valor. En bastaría con atender a una mejora de la técnica y la efi‐
este sentido es determinante para la rentabilidad de la ciencia, y considerarlo tan sólo un problema de acceso
inversión realizada por estas empresas el hecho de y redistribución de los recursos.
que exista una normativa jurídica que permita la apro‐ En el contexto “de crisis” mencionado, los grupos
página 84

piación de la vida en términos abstractos, y de la bio‐ promotores2 de la biotecnología aseguran que ésta po‐
diversidad y la información genética en términos con‐ sibilitaría la reducción de la pobreza a la vez que con‐
cretos. A la vista de esto, la única región, y no obstan‐ tribuiría al desarrollo sostenible. Es decir, solucionaría
te cada vez más permisiva, que supone algún freno la crisis social que no resolvió la primera revolución
YOUKALI, 10

para este tipo de aplicación industrial es por el mo‐ verde y la crisis medio‐ambiental que esta misma con‐
mento la UE, mientras que EEUU así como las nuevas tribuyó a crear. Desde el punto de vista social, las se‐
potencias económicas son claramente permisivas. millas y Organismos Modificados Genéticamente
ISBN: 1885-477X

2.‐ Esta posición discursiva y performativa es conocida como la segunda revolución verde. Sus promotores se constituyen en un entra‐
mado articulado por instituciones internacionales públicas y privadas, fundaciones filantrópicas, institutos de investigación y univer‐
sidades, compañías agroquímicas, biotecnológicas, farmacéuticas, etc. Algunos de los actores más activos son La Bill y Melinda Gates
Foundation y la Rockefeller Foundation (quienes han iniciado una alianza para una revolución verde en África –AGRA), junto con la
Fundación Syngenta, el Grupo Consultivo de Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), etc. También cabe mencionar organismos
públicos como el Banco Mundial, la FAO, el FMI, que apoyan estas iniciativas.
(OMG)3 contribuirían a aumentar la productividad de

ECOLOGISMO CAPITALISTA
los cultivos y la ganadería sin perjuicios para el dete‐
rioro medio‐ambiental. De acuerdo con este discurso
los OMG permitirían producir mayores cantidades de
nutrientes por hectárea cultivada y por cabeza de ga‐
nado, aumentando la cantidad y calidad de los culti‐
vos y el ganado. Estas mejoras bio‐tecnológicas ade‐
más favorecerían el incremento de alimentos y su ri‐
queza nutricional. No obstante, no se expresa cómo se
materializa el vínculo entre el incremento de la pro‐
ductividad y el rendimiento agropecuario con la dis‐
minución de la pobreza, porque este vínculo se esta‐
blece en términos de dependencia respecto a un oligo‐
polio de la oferta (de semillas y fertilizantes). Es posi‐
ble así compatibilizar una mayor productividad (su‐
puesta) con una disminución del rendimiento una vez agro‐combustibles y de alimentos altamente procesa‐
deducidos los costes (aumentados) de los factores pro‐ dos. Las semillas transgénicas permitirían, en un prin‐
ductivos fundamentales (fertilizantes y productos fito‐ cipio, mayor producción y menor gasto en plaguici‐
sanitarios). das; sin embargo, los índices de productividad no han
Desde el punto de vista medio‐ambiental, el dis‐ aumentado a los niveles previstos, y el grueso del cos‐
curso favorable a su aplicación indica que la biotecno‐ te de la producción se destina a agroquímicos. Esto se
logía reduciría la contaminación y el deterioro de la debe a que algunas plagas se hacen resistentes a los
naturaleza. Esta idea se basa en la asunción de que el herbicidas o insecticidas, lo cual explica que el consu‐
aumento de la productividad por la introducción de mo de los mismos haya aumentado progresivamente
los OMG reduciría el uso de los pesticidas, los produc‐ durante todos estos años. Así, los agricultores tienen
tos fitosanitarios y herbicidas en los cultivos; de tal que incrementar las dosis y recurrir a otros productos
modo que disminuiría la contaminación del agua po‐ fitosanitarios diferentes a las empresas proveedoras
table, la destrucción de la biodiversidad y el deterioro de los OMG, con los perjuicios que esto conlleva para
de la calidad del aire. Este razonamiento asume que el el equilibrio medio ambiental y los riesgos para la sa‐
aumento de la productividad y de la producción en lud. Además se crea una situación de dependencia de
términos absolutos sobre un modelo de oferta y de‐ los campesinos por tres motivos. En primer lugar, la
manda fijas podría lograrse con una disminución de necesidad de comprar las semillas de nuevo después
los cultivos y del uso de la tierra, y por tanto un des‐ de cada cosecha a la misma compañía, debido a la tec‐
censo de la explotación de aquella lo cual redunda en nología terminator empleada en la planta transgénica,
la mejora del nivel ecológico en general. que hace que las semillas de segunda generación sean
Más tarde ya veremos que una de las asunciones estériles. En segundo lugar, el pago de royalties por la
falaces estriba en que la introducción de los OMG dis‐ venta de ese producto debido al sistema de patentes
minuye el uso de pesticidas, herbicidas y productos fi‐ comerciales, práctica habitual de Monsanto. Por últi‐
tosanitarios, permite el aumento de la productividad y mo, por la aplicación de la tecnología traitor, que au‐
página 85
por tanto de la extensión de las tierras cultivadas, y en menta la dependencia respecto de la empresa vende‐
última instancia respeta el equilibrio ecológico. En dora ya que permite que los rasgos genéticos de la
efecto, la realidad de la aplicación de los OMG dista planta sean “encendidos” o “apagados” a través de un
mucho de este discurso, las semillas transgénicas no se inductor que también debe comprarse a la empresa.
YOUKALI, 10

han destinado al cultivo de vegetales que mejoran el Los datos muestran como los cultivos transgénicos
valor nutritivo ni su destino final son las poblaciones responden a las estrategias del sector agroquímico y
hambrientas del planeta. Los OMG que se están des‐ biotecnológico para incrementar sus beneficios, pues
arrollando y comercializando se aplican a cultivos des‐ no se han observado mejoras producidas por los trans‐
tinados a la alimentación ganadera, la producción de génicos en las tasas de personas que padecen hambre.
ISBN: 1885-477X

3.‐ Desde el punto de vista técnico se denominarían transgénicos a los alimentos que se producen a través de un Organismo Modificado
Genéticamente (OMG), es decir, alimentos para cuya producción ha intervenido un organismo al que se ha modificado su genoma a
través de la biotecnología o la ingeniería genética.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Y no se han observado porque el principal uso de los dentro de la fuerza productiva en los países del centro
vegetales transgénicos se ha destinado a la producción de la economía global, e incluso del conjunto del siste‐
de agrocombustibles y a la explotación ganadera (en ma‐mundo.
forma de piensos y forrajes). Actividades ambas cuyo Comprobaremos que la ingeniería genética dentro
destino además son los países de la economía‐central. de este modelo de agricultura industrial va unida a
Las empresas agroquímicas y las biotecnológicas una serie de procesos políticos y jurídicos que permi‐
han vivido desde la Segunda Guerra Mundial proce‐ ten disponer y manipular la vida, apropiarse de la in‐
sos de fusión en una táctica que les ha permitido aca‐ formación genética, modificarla, crear recombinacio‐
parar mercado y crear dependencia de sus productos nes de organismos que una vez patentados adquieren
en todo el proceso de producción agrícola y ganadero, el calificativo de “nuevos”. También que la segunda
desde el conocimiento sobre la vida en el material ge‐ revolución verde se cimienta en las posibilidades de la
nético, pasando por la germinación de la planta, des‐ ingeniería genética y la nano‐biotecnobiología6. Dicha
arrollo de cultivos, tratamiento de plagas y enferme‐ ingeniería es paralela al entramado normativo que re‐
dades, etc. La ingeniería genética se inscribe, a la vez gula el sistema de propiedad intelectual a nivel inter‐
que permite, la privatización y comercialización de la nacional, y que permite la apropiación y privatización
vida. A través del control privado de la información y de la biodiversidad por parte de las empresas y que
manipulación genética que permite la tecno‐ciencia, la muchos han calificado de apropiación indebida (bio‐
biodiversidad constituye un recurso más que se inser‐ piratería).
ta en la lógica de la competencia capitalista. Así la in‐
novación e investigación están subordinadas, y son a Contexto específico y construcción discursiva: las re‐
su vez requisitos, para el beneficio y acumulación de voluciones verdes
capital de estos gigantes financieros.
La manipulación de la vida es una de las claves de La aparición generalizada de los OMG (ingeniería ge‐
la novedad del modelo de agricultura industrial ac‐ nética aplicada a la agricultura y la ganadería) se po‐
tual. Este tiene su origen en la llamada primera revo‐ dría localizar en la década de los noventa del siglo pa‐
lución verde a través de la introducción masiva de bio‐ sado en el marco de la segunda revolución verde. Se
tecnología basada en productos químicos y tecnología produce en un momento en el que convergen una se‐
aplicada a la producción agrícola y ganadera. La in‐ rie de factores que posibilitan su aparición y condicio‐
dustrialización de la agricultura4 tuvo como conse‐ nan el discurso que lo acompaña. Los factores a los
cuencia un cambio en los patrones de producción y que nos referimos se pueden reducir a una serie de cri‐
consumo de alimentos (y otras sustancias químicas) sis: económica (pérdida de beneficios en el sector bio‐
que alteraron y alteran las formas de vida: con sus con‐ químico entre otros), crisis social (continuación de la
secuencias en las relaciones sociales, la concepción del pobreza, inseguridad agroalimentaria, problemas de
medio ambiente y el hábitat. La agricultura industrial escasez puntual), crisis política (pérdida de soberanía
se caracteriza por grandes plantaciones de monoculti‐ de los Estados para solucionar los problemas econó‐
vos, dedicados a la exportación y basados en sistemas mico‐sociales vinculados a la producción agropecua‐
de propiedad latifundista, es intensiva en inversión de ria) y crisis medio‐ambiental (cambio climático, conta‐
capital, así como en el uso de agroquímicos, y es inten‐ minación del agua, agotamiento de los recursos, etc.).
siva pero de forma muy temporalizada en fuerza de
página 86

trabajo. Su expansión, hasta llegar a la hegemonía, Primera revolución verde


provocó el empobrecimiento de campesinos y peque‐
ños productores agrícolas y ganaderos que no podían La primera revolución verde surge en la década de los
competir con grandes plantaciones, así como su ex‐ sesenta del siglo pasado como solución a la pobreza en
pulsión masiva hacia la ciudad5. Bastaría comprobar
YOUKALI, 10

los países periféricos. Viene impulsada por la FAO a


la reducción drástica y progresiva del sector primario partir de 1963 a través de un plan de desarrollo agra‐

4.‐ Introducción del modo de producción capitalista en el sistema agropecuario. Las innovaciones técnicas y la investigación científica se
ISBN: 1885-477X

entienden como factores coadyuvantes para mejorar la fuerza productiva en el proceso de producción, reduciendo los gastos en el ca‐
pital variable y transformando el conocimiento‐descubrimiento de lo patentado en capital constante. Con todo ello, la industria agrí‐
cola entra en el ciclo de acumulación de capital.
5.‐ El incremento y concentración de la población urbana conlleva a su vez la necesidad de incrementar la producción agrícola intensiva
e industrializada.
6.‐ Ello implica la presencia de diferencias sustanciales respecto a la biotecnología tradicional por cuanto supone un salto cualitativo y un
punto de inflexión con la tradicional hibridación de especies vegetales y/o animales.
rio a nivel mundial (el World Plan for Agricultural Deve‐ generalización mercantil, las innovaciones técnicas en

ECOLOGISMO CAPITALISTA
lopment) a partir de un Congreso Mundial de la Ali‐ los cultivos sólo pueden comprenderse como mejoras
mentación. Este plan tuvo el apoyo de fundaciones co‐ de rendimiento productivo en cuanto son susceptibles
mo Ford y Rockefeller. La propuesta se basaba en el de traducirse en rentabilidad empresarial a través de
desarrollo de la productividad agrícola a través de una la comercialización. Por un lado, la revolución tecnoló‐
serie de medidas de gestión y técnicas para la explota‐ gica en territorios que se abastecen según otros crite‐
ción comercial: el desarrollo e introducción de semillas rios de producción supone para las corporaciones in‐
de alto rendimiento (HVY)7, el aprovechamiento del ternacionales la apertura de nuevos sectores producti‐
agua, la introducción de fertilizantes, herbicidas y pla‐ vos y mercados de venta. Por otro lado, los sistemas
guicidas (fitosanitarios) y la selección genética (mani‐ alimentarios locales (los aún no capitalizados del todo)
pulación). Las principales corporaciones agroquími‐ se evalúan a través de las ideas del progreso económi‐
cas y farmacéuticas se encargaron de la producción, co, eludiendo el cambio sustancial en las relaciones so‐
comercialización e introducción de las nuevas especies ciales y estimando la mera mejora técnica como el ele‐
de semillas mejoradas y los productos fitosanitarios. mento esencial para el “desarrollo”. De este modo, las
Para ello contaron con el “apoyo” institucional tanto mejoras técnicas (semillas mejoradas, productos fito‐
privado como público a través de subvenciones, pro‐ sanitarios, fertilizantes, etc.) aparecen como si fueran
gramas de instituciones internacionales que les asegu‐ instrumentos para el incremento del rendimiento de
raban un mercado y el conocimiento desarrollado por los cultivos. Las empresas e instituciones promotoras
universidades e institutos de investigación. Todo ello, y encargadas de su desarrollo y aplicación consideran
respaldado por un discurso que apelaba a la introduc‐ estas mejoras como remedios contra la desnutrición y
ción comercial de estas técnicas de alta rentabilidad la pobreza argumentando la compatibilidad del rendi‐
para disminuir la pobreza y la desnutrición en la peri‐ miento empresarial y el despliegue de éstas en los nú‐
feria económica. cleos “subdesarrollados”. A su vez se perciben las mo‐
Esta “revolucionaria mejora” técnica supuso un dificaciones sociales que acompañan los cambios tec‐
cambio cualitativo en las formas de producción y orga‐ nológicos como un correlato necesario para el aumen‐
nización social de los países de la periferia. El sistema to de la producción y el subsiguiente desarrollo econó‐
de abastecimiento y distribución de alimentos comuni‐ mico y material.
tarios se abandona a favor de la agricultura de mono‐
cultivos a gran escala e intensiva en fitosanitarios. Esta Segunda revolución verde
nueva forma de producción agrícola conlleva la capita‐
lización del sistema alimentario introduciendo la idea La primera revolución industrial fracasó en sus pre‐
del cultivo como producción exclusivamente para uso tensiones “salvíficas” aunque no en la colonización
comercial. De modo que los cultivos autóctonos se sus‐
tituyen por semillas “mejoradas” que reducen la biodi‐
versidad local y minan la autonomía alimentaría. La
agricultura intensiva en fitosanitarios conlleva la gene‐
ralización del uso de herbicidas y fertilizantes. La ad‐
quisición de estas nuevas técnicas (semillas mejoradas
y fitosanitarios) se realiza a través del intercambio mer‐
página 87
cantil (con las corporaciones agroquímicas transnacio‐
nales) cuya realización requiere inversiones monetarias
de las que no dispone la mayoría del campesinado.
Como consecuencia, éste se convierte en asalariado a
YOUKALI, 10

costa de la pérdida de la soberanía alimentaria local y


se acompaña de la mercantilización de otros sectores
relacionados con el sector primario.
Dentro de la lógica productivista y desarrollista
que implica la reproducción ampliada de capital y la
ISBN: 1885-477X

7.‐ HYV por sus siglas en inglés, sobre todo de trigo, maíz y arroz, gracias al trabajo del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz
y Trigo (CIMMYT) de México y al del International Rice Research Institute (IRRI) de Filipinas. Un conjunto de tecnologías integradas
por componentes materiales, como las variedades de algo rendimiento (VAR) mejoradas de dos cereales básicos (arroz y trigo), el rie‐
go y abastecimiento controlado de agua, y la mejora y aprovechamiento de la humedad, los fertilizantes y plagicidas y las correspon‐
dientes técnicas de gestión. Véase http://www.tierra.org/spip/.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

productivista y desarrollista. No sólo la pobreza no tea como un capitalismo con un uso creciente de la
disminuyó sino que las nuevas formas de producción biotecnología.
implicaron otra serie de problemas tanto en el centro En medio de este puñado de “crisis” hemos de in‐
como en la periferia: deterioro medioambiental por cluir al sector agropecuario y al bioquímico. La crisis
abuso de productos fitosanitarios, agotamiento de los alimentaria de los pobres paralela a la crisis del nuevo
recursos productivos naturales, contaminación del empresariado agropecuario (la oligarquía del agrobusi‐
agua, salarización y dependencia del campesinado, ness) se aprovechan para lanzar un impulso de crea‐
monocultivos de ciertos productos agrícolas destina‐ ción de nuevos productos, la aplicación de nuevas tec‐
dos a la exportación, concentración de tierras en forma nologías, la ampliación a otros mercados y en definiti‐
de latifundios para aprovechar las economías de esca‐ va la ampliación de nuevos negocios. La propuesta
la, vinculación necesaria a los mercados mundiales proviene de los nuevos lobbies de la oligarquía empre‐
(vía bolsa de Chicago) de la producción local, etc. Las sarial del sector bioquímico constituida durante las
críticas al modelo surgieron a partir de ciertas organi‐ décadas anteriores. Este sector está formado por un
zaciones y colectivos que manifestaron los problemas oligopolio resultado de la fusión o cooperación de las
causados por las medidas, señalando particularmente anteriores compañías agroquímicas convertidas ahora
las ambiciones económicas de la oligarquía empresa‐ en biotecnológicas.
rial de las multinacionales agroquímicas. Por otro la‐ Este nuevo modelo productivo agrario‐industrial
do, las instituciones internacionales, como la FAO, la vuelve a insistir en el desmantelamiento de la agricul‐
ONU y otras, asumieron el fracaso de las medidas atri‐ tura y la ganadería de subsistencia, la destrucción de
buyéndoselo a la falta de consideración de “externali‐ las redes comunitarias de solidaridad, los mercados
dades” como la escasez de cambios institucionales, la de auto‐abastecimiento locales, y la salarización, siem‐
despreocupación por el medio‐ambiente, la falta de in‐ pre forzosa, siempre violenta, de un campesinado des‐
fraestructuras, etc. Con ello el tipo de discurso tecno‐ poseído de su sustento. En esta línea la segunda revo‐
lógico‐moralista que articula la lucha contra la pobre‐ lución verde fue la continuación de un proceso ya ini‐
za no se ha abandonado, sino que se interiorizan las ciado hace dos siglos y ha supuesto la expansión de un
críticas socio‐ecologistas que buscan culpables en las sector del capital algo estancado en busca de intensifi‐
actuaciones empresariales y en el modelo desarrollis‐ cación, de apertura de mercados y de apropiación de
ta occidental. recursos, que se manifiesta en la expansión de la revo‐
En esta coyuntura de la década de los noventa del lución verde a lo largo del globo, y una innumerable
siglo pasado cristaliza la idea de una nueva revolución cantidad de fusiones, absorciones y compras de em‐
verde. Aquí, la investigación en y la aplicación de la presas del sector biotecnológico, alimentario, químico,
biotecnología aparecen como la innovación tecnocien‐ farmacéutico, genético...
tífica capaz de solucionar las nuevas crisis mundiales. Las estructuras campesinas existentes, basadas en
Por un lado, la crisis económica supone la disminu‐ mercados locales de auto‐consumo e intercambio re‐
ción de la rentabilidad (o tasa de ganancia) de ciertos gional, en la producción de diversidad de productos
sectores productivos como el de las empresas agroquí‐ autóctonos que garantizan la independencia alimenta‐
micas, la re‐estructuración productiva a través de des‐ ria y con relativamente bajos índices de salarización, se
localizaciones, las concentraciones de capital, etc. Por ven destruidas por entero con la llegada de la produc‐
otro lado, la crisis ecológica que se manifiesta en el ción agraria industrial. Este otro modelo productivo,
página 88

cambio climático, el agotamiento de recursos natura‐ coexistente con el modelo capitalista y predominante
les entre los que se encuentran la tierra, la masiva de‐
manda de agua y la sobreexplotación de cuencas flu‐
viales y acuíferos; a lo que se une la corrupción e im‐
YOUKALI, 10

plicación de las aristocracias locales, etc. Además, la


crisis social, por las altas tasas de desempleo que afec‐
tan a los desposeídos que se han visto obligados pre‐
viamente a convertirse en asalariados (reserva de la
fuerza de trabajo a nivel global), la disminución de los
servicios sociales públicos y las redes de solidaridad
ISBN: 1885-477X

comunitarias, las enfermedades debidas a los alimen‐


tos procesados. También se incluiría la denominada
crisis alimentaria con la que se identifica a la nueva po‐
breza causada por las dificultades de acceso al merca‐
do alimentario debido al desempleo, el aumento de
precios. La solución global a todas estas crisis se plan‐
en muchas regiones hasta bien entrado el siglo XX (to‐ lidades de acceso a recursos que son exportados a pa‐

ECOLOGISMO CAPITALISTA
davía hoy en algunas), se ha visto primero parasitado íses desarrollados.
por el capitalismo agrario, y luego destruido por este En el momento precedente a la segunda revolu‐
mismo. ción verde el sector agrícola y el agroquímico pasaban
La introducción de este modelo de producción in‐ por momentos de estancamiento de la tasa de benefi‐
tensivo típicamente industrial, en el ámbito agrario, no cio debido a la exacerbación de la competencia empre‐
se produce en un escenario de urbanización imperan‐ sarial. A pesar de haberse constituido en una oligar‐
te, es decir, donde la concentración industrial de las quía, subsistía no obstante la imposibilidad de utilizar
ciudades es la que “atrae” a la ingente cantidad de ma‐ mayores economías de escala y de expandir mercados
no de obra campesina sin tierra a las industrias fabri‐ aún restringidos a ámbitos nacionales. La lógica de la
les y despuebla el campo; sino que ha existido un pro‐ competencia entre estos capitales individuales se tra‐
ceso previo de destrucción y desarticulación forzosa y dujo en la búsqueda de la anticipación en la incorpo‐
violenta del modo de producción campesino, y de to‐ ración de mejoras en la productividad, de la creación
das sus estructuras comunitarias. En cualquier caso, la de nuevas mercancías y de la expansión de mercados.
construcción del nuevo sistema agrario‐industrial no Todo ello para beneficiarse durante el mayor tiempo
requiere tan solo introducir técnicas de cultivo intensi‐ posible del plusvalor extra (relación entre precio y va‐
vo, consumo de agroquímicos, inversiones en regadí‐ lor como tiempo de trabajo necesario en las condicio‐
os, almacenajes... La manera en que se introduce en los nes productivas medias) que les aseguraba la anticipa‐
medios rurales supone una destrucción progresiva, a ción a otros capitales antes de la generalización del
veces brusca, siempre forzosa aunque consensuada, nuevo método productivo. No obstante se hacía preci‐
de toda forma de comunidad, instituciones, estructu‐ so una transformación radical de los modelos agrario‐
ras de clase, modelos redistributivos, espacios de so‐ industriales ahora considerados tradicionales, y es
cialización y cultura inmaterial. La realidad es que la aquí donde la innovación biotecnológica introduce
construcción de este modelo, siempre impuesto a tra‐ una panoplia de posibles soluciones que aprovechan
vés de los intereses de los capitales transnacionales, la crisis para introducir una profunda transformación.
precisa la apropiación de miles de hectáreas de cultivo ¿Qué es y qué supone esta innovación tecnológica
(pero también de casas, y en ocasiones de pueblos en‐ de la segunda revolución verde? El elemento funda‐
teros) cuya mediana y pequeña propiedad se encon‐ mental como antes indicábamos es la introducción de
traba dispersa entre la población, para pasar a conver‐ OMG a partir de los cuales producir alimentos transgé‐
tirse en una gran zona cultivable unificada, latifundis‐ nicos. El material genético de un organismo es creado o
ta. De este modo se garantiza que las inversiones en alterado en un laboratorio a través de técnicas y proce‐
maquinaria, sistemas de riegos, adquisición de los te‐ sos que permiten aislar y tomar partes de un cromoso‐
rrenos, infraestructuras, indemnizaciones por desahu‐ ma de un organismo para introducirlo en otro. Esta for‐
cios (cuando no sobornos a militares, policías, jueces, ma de manipulación genética supone un cambio sus‐
políticos), y las fuertes inversiones en productos agro‐ tancial respecto de las practicadas hasta entonces pues‐
químicos sean rentabilizadas con creces en una econo‐ to que supera los límites de la compatibilidad reproduc‐
mía de escala. Teniendo en cuenta que la mayoría de tiva entre los seres vivos que intervienen en la modifica‐
esta producción no será accesible para los propios ciu‐ ción. Desde el neolítico, el ser humano ha practicado un
dadanos de la región, lo que nos encontramos es una tipo de filogenia evolutiva seleccionando especies para página 89
masa campesina desclasada, sin sustento, y sin posibi‐ cruzarlas con el fin de conseguir combinaciones genéti‐
cas nuevas, no probables de darse espontáneamente. El
ser humano actúa como catalizador para que se repro‐
duzcan organismos combinando o bien especies com‐
YOUKALI, 10

patibles o bien diferentes variantes dentro de una mis‐


ma especie. En el primer caso, el producto híbrido sue‐
le ser estéril, no así en el segundo y más abundante del
último caso. Frente a ello, la ingeniería genética posibi‐
lita la combinación de material genético procedente de
organismos completamente alejados en términos de fi‐
ISBN: 1885-477X

logenia, de modo que nunca podría darse espontánea‐


mente (como lo es utilizar ciertas secuencias genéticas
de una especie de cangrejo para introducirlas en un tu‐
bérculo), y lo hace a través de una recombinación que
interviene directamente sobre la escritura de la vida, los
genes, para generar una especie quimérica de imposible
ECOLOGISMO CAPITALISTA

existencia si nos atenemos a las leyes de la genética. Con consiguiente aumento de productividad, la mercanti‐
ello asistimos a un salto cualitativo: si con la hibridación lización de nuevos factores de producción, la fuerza
se establecía una aceleración dirigida de la evolución de de trabajo disponible y los elementos necesarios para
una especie, ahora con la modificación genética se logra su reproducción, cuyo resultado es la reproducción
la recreación de una nueva especie que trasciende toda ampliada de capital. Ésta implica la generalización de
posible mutación interna al modificar su código genéti‐ la forma mercancía creando nuevos productos, merca‐
co con materiales de especies separadas completamen‐ dos y formas de producción mientras subsume o des‐
te entre sí. plaza otros modos de producción o sectores no capita‐
El uso de los transgénicos en el sistema agropecua‐ lizados como ha pasado con el agropecuario. Los
rio supone o bien entrar en el proceso de trabajo como transgénicos no son un mero producto de un conoci‐
factor de producción o bien ser el resultado de éste. El miento científico y tecnológico desinteresado. Su emer‐
primer caso se da sobre todo en la agricultura a través gencia se enmarca en el proceso de industrialización
de las semillas transgénicas, las cuales se utilizan para progresiva de la agricultura y la ganadería globales.
incrementar la productividad de los cultivos, evitar las Las relaciones sociales (salarización, dependencia,
plagas o las sequías, acelerar los tiempos de madura‐ explotación, desigualdad), las relaciones con la natura‐
ción, aumentar el tamaño de los frutos o facilitar la co‐ leza y la materialidad del proceso de trabajo (tecnolo‐
secha; todo ello redundante en el abaratamiento de gía, técnica, organización, dirección, etc.) son condicio‐
costes productivos. En el segundo caso los transgéni‐ nes y consecuencias de la organización social de la pro‐
cos serían el resultado de un proceso de “producción” ducción como producción de plusvalor. Estas relacio‐
ganadera a través de la modificación genética de los nes se articulan a través de una mediación social abs‐
organismos para producir alimentos. No obstante, la tracta, el capital como valor que se valoriza (reproduc‐
comprensión de los transgénicos dentro de la indus‐ ción ampliada) y una mediación entre hombres a tra‐
trialización de la agricultura y la ganadería en el capi‐ vés de la forma mercantil y dineraria. En la base está la
talismo no debe reducirse a la explicación de su uso en relación asimétrica entre fuerza de trabajo y capital.
el proceso de trabajo, sino que hay que incluirlo en el Los transgénicos dentro del sector agropecuario
contexto total de la producción de alimentos. aparecen en un momento histórico de estancamiento
Los “avances tecnológicos y científicos” han de en‐ por las caídas de la tasa de plusvalor. Los cercamien‐
marcarse dentro del desarrollismo moderno que con‐ tos de tierras para el ganado, la concentración y espe‐
lleva el modo de producción capitalista. La biotecno‐ cialización agrícola y ganadera y la progresiva indus‐
logía agrícola y ganadera forman parte de esta diná‐ trialización de la agricultura en occidente están en el
mica social cuyo motor es el aumento cuantitativo del origen de la dinámica capitalista siendo la primera re‐
valor y cuyo correlato es el desarrollo económico. La volución verde el precedente más directo. Ambas “re‐
materialidad del proceso de trabajo y el desarrollo tec‐ voluciones” aprovechan las coyunturas de crisis en los
nológico vinculado a éste son la expresión de la com‐ países “sub‐desarrollados” para crear nuevos merca‐
posición de capital conveniente para creación de valor, dos en los que colocar lotes de productos agropecua‐
es decir, plusvalor que permita obtener un beneficio y rios (primero semillas mejoradas, luego transgénicas,
proseguir el proceso a través de mayores inversiones fitosanitarios, combustibles, infraestructuras). Con
de capital. La reproducción del capital social invertido ello se desmantelan los sistemas locales y comunita‐
impone una serie de condiciones sociales y materiales, rios de auto‐abastecimiento subsumiendo la produc‐
página 90

como son la competencia de capitales individuales y el ción agrícola y ganadera dentro de la producción y el
mercado global. Este proceso se da a través de la arti‐
culación de programas apoyados por instituciones in‐
ternacionales y la actividad económica de las compa‐
YOUKALI, 10

ñías transnacionales. La rentabilidad económica de es‐


tas revoluciones no se reduce al mercado de los pro‐
ductos agroquímicos y biotecnológicos sino que crea
otros ámbitos de valorización paralelos y tiene como
consecuencia cambios sustanciales en el modo de vida
y producción de estos países: creación de infraestruc‐
ISBN: 1885-477X

turas, transporte, comunicaciones, importación de


productos manufacturados, creación de empresas de
servicios, etc.
Es más, las propias corporaciones de la biotecnolo‐
gía aprovechan el conocimiento producido fuera del
ámbito empresarial (universidades públicas y priva‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
das, centros e institutos de investigación nacionales e del valor no puede sino entender la naturaleza y al
internacionales) en su propio beneficio, lo cual reduce hombre como recurso (medio ambiente y biodiversi‐
sus costes y les permite aumentar el rendimiento lu‐ dad) para el proceso de producción. Con ello, entende‐
crativo. Con ello, determinados grupos empresariales mos que la pobreza y el deterioro medio‐ambiental no
se apropian y privatizan el conocimiento socialmente pueden atribuirse meramente a la mala distribución
producido y lo utilizan para aumentar sus beneficios. de los alimentos o a una despreocupación voluntaria
Estas compañías desarrollan las aplicaciones técnicas a por la naturaleza.
partir de los resultados del conocimiento social, esto es
de la ciencia base, del que hablábamos. Esta autono‐ La timidez de la regulación europea
mía final con la que desarrollan las innovaciones pro‐
ductivas y de productos les permitiría aprovecharse Dentro de las condiciones de posibilidad para la emer‐
de los beneficios de la anticipación mencionada8. No gencia de los transgénicos hemos de tener en cuenta
obstante, como las inversiones de capital para el des‐ también el marco jurídico que regula la experimenta‐
arrollo de la biotecnología superan con mucho la capa‐ ción y puesta en el mercado (tanto desde el punto de
cidad financiera de las empresas individuales, se pro‐ vista de la oferta como de la demanda) de los OMG y
duce un proceso de centralización del segmento final los transgénicos. La regulación es compleja debido al
de la investigación, el dirigido a la aplicabilidad paten‐ número de factores y organismos que intervienen en
table, que explica el monopolio de la oferta en este sec‐ la promulgación de leyes. Por un lado, los diferentes
tor por parte de ciertas empresas que pueden o no ser organismos y actores participantes en la constitución
altas en capital aplicado a la investigación. Máxime si de las leyes con diferentes competencias; entre éstos
pensamos que parte del porcentaje dirigido a la inves‐ están los tratados internacionales (como los TRIPS), las
tigación y desarrollo en realidad no se aplica a la cien‐ instituciones intergubernamentales como la OMC, la
cia básica sino al despliegue y defensa posterior de pa‐ OMS, la UE, organizaciones sectoriales o regionales,
tentes. los gobiernos de cada estado, los organismos de con‐
Las corporaciones productoras de OMG se enmar‐ sulta constituidos por grupos de investigadores, cien‐
can dentro de esta dinámica productiva imponiendo tíficos, expertos, etc. Por otro lado, hay numerosos as‐
el acceso a sus productos (agro‐alimentarios en este ca‐ pectos que se consideran en la regulación de la biotec‐
so) a través del intercambio mercantil a la vez que cre‐ nología para la obtención de alimentos, tales como la
ando dependencia hacia sus productos. La produc‐ autorización de nuevas variedades, su comercializa‐
ción material es parte de la producción mercantil que ción, la trazabilidad, el etiquetado, o los órganos crea‐
trata de incrementar la oferta de productos: produc‐ dos para controlar lo relacionado con los organismos
ción masiva para la venta y no para el auto‐consumo. modificados genéticamente.
El criterio que establece el movimiento cuantitativo Este marco legal es uno de los principales campos
de lucha entre los partidarios y promotores y los de‐
tractores de la aplicación de la ingeniería genética pa‐
ra la producción de alimentos. De modo que tanto em‐
presas, gobiernos y organizaciones civiles presionan
sobre el contenido de la normativa a través de lobbies
empresariales, grupos de presión, consultoras científi‐ página 91
cas, etc. Estas luchas no se reducen a cuestiones de per‐
misividad o prohibición de los diferentes usos y apli‐
caciones de los transgénicos sino que, jugando con lo
complejo de la articulación de la legislación y la cienti‐
YOUKALI, 10

ficidad, se encaminan hacia la determinación de los


criterios científicos que guían la ley, las superficies de
contacto entre ambas esferas –la jurídica y la científica‐
y la subsunción del resto de esferas posibles a los mar‐
cos legales o científicos que aquellas consideran (por
ISBN: 1885-477X

8.‐ La posibilidad de patentar sus productos será una prolongación “artificial” (en términos de mercado) de la anticipación controlando
la competencia a través de un ejercicio de monopolio.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ejemplo, la esfera social aparece reducida al mero as‐ rían los alimentos y piensos que son OMG, que los con‐
pecto del consumo‐producción). Entre estos estaría la tienen o que se producen a partir de ellos. En la forma‐
definición de los OMG y de los transgénicos, así como lidad legal esta distinción parece clara, sin embargo, los
la determinación del criterio con el que se juzgan las fenómenos de la polinización cruzada e hibridación di‐
implicaciones que tienen para la salud o el medio am‐ luyen las fronteras, puesto que experimentar con
biente. OMG, aunque sea sin intención comercial, conlleva la
Centrándonos en el ejemplo más cercano podemos “contaminación genética” de otros cultivos que sí son
observar de manera más concreta la posición permisi‐ para uso comercial. La ley trata de regular estos hechos
va que subyace a la regulación jurídica de los transgé‐ atendiéndose elementos como el porcentaje de mate‐
nicos. La regulación europea manifiesta abiertamente rial genético modificado y la voluntariedad o delibera‐
que los criterios que guían la normatividad sobre los ción de la aplicación de los OMG en la producción.
transgénicos son estrictamente científicos en relación a En primer lugar se pretende regular la liberación
principios de salud, bienestar y sostenibilidad me‐ deliberada de OMG al entorno natural. Se lleva a cabo
dioambiental. Este hecho jurídico‐político parte de la a través de la directiva 2001/18/EC cuyo propósito pre‐
asunción de que los criterios científicos son desintere‐ tende ser la protección de la “la salud humana y el me‐
sados y neutrales, y en consecuencia, la regulación ju‐ dio ambiente”. Para ello se tienen en cuenta dos tipos
rídica de los transgénicos pre‐supone la suficiencia y de actividades: La liberación experimental de OMG,
posibilidad de un criterio objetivo para determinar los es decir la regulación de los campos de cultivo experi‐
perjuicios medioambientales y sanitarios basados en mentales, y la puesta en el mercado que conlleva la co‐
el método científico. Los resultados de la investiga‐ mercialización, importación y transformación de los
ción, llevada a cabo por expertos en centros especiali‐ granos genéticamente modificados. En segundo lugar
zados, se presentan en forma de cajas negras (utilizan‐ la regulación atiende a los alimentos transgénicos pro‐
do la metáfora de Bruno Latour, 1980), es decir, utili‐ piamente dichos. En este caso la ley contempla la
zando las conclusiones como artefactos ya cerrados y puesta en el mercado de los alimentos y piensos, que
directamente operativos, de forma que se invisibiliza son OMG, que contengan o que sean producidos a
el procedimiento seguido y los presupuestos episte‐ partir de éstos. Esta última se lleva a cabo a través de
mológicos y ontológicos de los que parte. De este mo‐ una regulación, y no una directiva, la Regulation (EC)
do la investigación tecnocientífica sobre los OMG se nº 1829/2003. Esto se traduce en que en el segundo ca‐
traduce al derecho por medio de estas cajas negras ex‐ so (los alimentos transgénicos) la UE establece tanto
cluyendo a la sociedad de un posible debate sobre qué los principios como las normas que rigen la comercia‐
se entiende por salud, bienestar y sostenibilidad me‐ lización de estos alimentos mientras que en el segun‐
dioambiental, y ocultando los criterios de valoración do caso (los OMG) compete a los Estados miembros
sobre los OMG para determinar cuando son beneficio‐ desarrollar el contenido de la directiva.
sos o perjudiciales. Las pretensiones de tratar de regu‐ Lo que puede parecer una mera formalidad jurídi‐
lar los transgénicos con criterios meramente científicos ca tiene consecuencias prácticas importantes agraván‐
no son sino la materialización de una visión concreta dose este mismo otoño con la introducción de algunos
de lo social a través de la ley. El derecho no se limita a cambios jurídicos. En términos comunitarios la regu‐
prohibir y permitir la existencia o aplicaciones de un lación de los OMG es mucho más laxa que la de los ali‐
objeto claramente objetivo como los OMG sino que mentos y piensos transgénicos. De este modo se deja a
página 92

posibilita a la vez que determina un modo de produc‐ los Estados miembros una mayor intervención en lo
ción social agropecuaria basada en la apropiación, pri‐ referente al desarrollo y experimentación con OMG.
vatización y manipulación interesada de la vida. Esta situación jurídica está influida por las discrepan‐
La legislación sobre la aplicación de la biotecnolo‐ cias entre los distintos Estados ante los OMG sobre sus
YOUKALI, 10

gía en la producción de alimentos tiene como objeto de beneficios y perjuicios tanto económicos como para la
regulación dos elementos: tanto los OMG, como los salud y el medio ambiente. Como consecuencia de las
transgénicos. Los primeros se definen como los orga‐ presiones de algunos Estados en septiembre del 2010
nismos en los que el material genético ha sido alterado la UE ha modificado la directiva que regula los culti‐
de una manera que no ocurre naturalmente por aco‐ vos experimentales con OMG. A partir de entonces se
plamiento o recombinación natural9. Los segundos se‐ otorga a las autoridades de cada Estado miembro la
ISBN: 1885-477X

9.‐ Según la definición dada en el artículo 2 de la Directiva 2001/18/EC de la UE: “An organism in which the genetically material has been
altered in a way that does not occur naturally by mating and/or natural recombination”.
uso comercial. Pues una vez que la materia genética‐

ECOLOGISMO CAPITALISTA
mente modificada se “libera” al entorno la contamina‐
ción de especies autóctonas por transgénicas es incon‐
trolable y se da muy rápidamente. Por ello, a pesar de
que Europa pretende mostrar una cara restrictiva con
los transgénicos en algunos países se están expandien‐
do los cultivos y las granjas de OMG contaminando al
resto de cultivos amenazando la existencia de los orga‐
nismos autóctonos. Un ejemplo claro de ello es
Catalunya donde la polinización cruzada ha acabado
afectando a numerosos cultivos de agricultura ecoló‐
gica arruinando a sus productores y acabando con las
especies no transgénicas; más del 80% del territorio
cultivado en Catalunya no está libre de transgénicos.
Muchos experimentos indican que lo mismo está pa‐
exclusividad de la competencia para autorizar y pro‐ sando en países como Brasil, EEUU o Argentina, prin‐
hibir el uso experimental, no comercial, de OMG en cipales cultivadores de transgénicos, dónde ya se han
los cultivos, piscifactorías y granjas. Son ahora los encontrado plantas de maíz que han combinado dos
Estados miembros quienes tienen la posibilidad de modificaciones genéticas diferentes procedentes de
permitir o vetar los cultivos experimentales de acuer‐ dos cultivos cercanos con diferentes OMG. El fenóme‐
do criterios nacionales particulares; según la legisla‐ no de la contaminación genética de los transgénicos
ción otros criterios que no sean los científicos referen‐ obviamente sobrepasa las fronteras jurídicas y políti‐
tes a la salud o medio ambiente. De este modo algunos cas, y se está viendo que puede ser irreversible a nivel
Estados como el español han posibilitado el cultivo global. Por un lado está el problema del deterioro de la
masivo de OMG como maíz, algodón o patata; mien‐ biodiversidad, pero también la apropiación de las nue‐
tras, otros como Austria tratan de blindar legalmente vas especies por parte de las grandes corporaciones
la entrada de éstos en su territorio. Precisamente es el que las patentan.
Estado español el que más ha desarrollado esta prácti‐ Además, si observamos tanto el procedimiento co‐
ca, concentrando en su territorio más del cuarenta por mo las normas que regulan la aprobación de los OMG
ciento del total europeo de campos del cultivo con se‐ nos damos cuenta de que la rigidez es sólo aparente.
millas transgénicas. Y esto, sólo desde el ámbito legal. El procedimiento para la aprobación comienza por un
Esta laxitud o permisibilidad normativa respecto a informe que prepara la propia empresa con la infor‐
la experimentación se contrapone a la aparente rigidez mación sobre el tipo de técnica usada para la creación
en la regulación de las salidas comerciales, tanto de los del OGM, sus propiedades, los posibles efectos en la
OMG como de los transgénicos. Esta última se explica salud, beneficios, etc. Este informe pasa por autorida‐
puesto por el hecho de que la posibilidad de comercia‐ des nacionales encargadas unas de redactar otro infor‐
lizar transgénicos en un país de la UE haría que el pro‐ me y otras de permitir su paso hacia las instituciones
ducto (alimento o pienso) se expandiera a todo el mer‐ europeas. En estas últimas se produce un tercer infor‐
cado europeo debido a la libre circulación de mercancí‐ me elaborado por la EFSA (European Food Safety página 93
as que caracteriza la legalidad de la comunidad econó‐ Authority) que pasa a un comité especializado de la
mica. De este modo, el procedimiento para la aproba‐ Comisión Europea. En este recorrido, un informe des‐
ción del uso comercial de un OGM o transgénico com‐ favorable o un rechazo por la comisión no suponen la
pete a instituciones comunitarias y a las representacio‐ prohibición directa, sino su traslado a otro organismo
YOUKALI, 10

nes en este ámbito de la totalidad de todos los estados. encargado de una nueva deliberación, y el proceso
En la práctica las fronteras entre experimentación y continúa con la misma dinámica hasta llegar al
uso comercial son muy poco precisas debido, princi‐ Consejo de Estado. Hay dos elementos importantes a
palmente, a los fenómenos de polinización cruzada e tener en cuenta en este proceso.
hibridación. Este elemento es utilizado por las compa‐ Por un lado, el procedimiento de aprobación se
ñías biotecnológicas y las fundaciones para introducir plantea de modo que lo que se pone en duda es una
ISBN: 1885-477X

los transgénicos al consumo de forma que poco a po‐ negación a la aprobación a través de una revisión de la
co se generalice y naturalice su presencia. Utilizan la negativa por diferentes órganos estructurados jerár‐
vía legal de la experimentación para expandir literal‐ quicamente, y en ningún caso se revisa una afirmación
mente los OMG, de forma “no deliberada”, y por tan‐ por alguno de éstos. De modo que en última instancia
to legal y exentos de responsabilidad jurídica, como compete al Consejo Europeo decidir si se permite el
estrategia para que se acepte de forma progresiva su uso comercial de los OGM. Vemos que lo que parece‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ría una cuestión meramente científica, una vez que


“los expertos” elaboran un informe sobre “un informe
del informe que elabora la empresa” la decisión final
está en organismos políticos.
Por otro lado, el proceso de aprobación otorga en
la práctica una influencia fundamental a las empresas
biotecnológicas. Es el propio solicitante el encargado
de elaborar el informe detallado sobre el proceso de
creación y el producto creado sobre el que se evalúa.
La especialización técnico‐científica de las empresas
biotecnológicas, su capacidad económica, la posibili‐
dad de realizar investigación a largo plazo, su alcance
como portavoz en cuantas comisiones legislativas se
declaren competentes en la materia les otorga un po‐
der casi exclusivo sobre el saber del producto que cre‐
an. Lo cual hace que sea difícil a otras instituciones de intereses económicos, ecológicos y humanitarios.
evaluar y valorar el proceso de investigación sobre los Tanto la ley10 como la EFSA11 consideran los perjui‐
perjuicios para la salud y el medio ambiente. Estas em‐ cios para la salud y el medio ambiente desde la pers‐
presas concentran la mayor parte de los medios y co‐ pectiva del uso comercial de éstos despolitizando y
nocimiento sobre la aplicación tecnológica del conoci‐ naturalizando las condiciones sociales en las que se
miento biológico y ello requiere de un saber muy es‐ producen. Lo que subyace a esta postura jurídica es
pecífico dentro del ámbito de la ciencia aplicada. El in‐ una visión economicista que reduce lo social, lo salu‐
forme que reclama la administración jurídica es pro‐ dable y lo ecológico al criterio de la producción y el
ducido por la propia empresa y sólo sobre éste los co‐ consumo. Esta forma de aproximación jurídica a la ali‐
mités técnicos y científicos de la EFSA evalúan los be‐ mentación dentro de la producción capitalista implica
neficios y perjuicios de los transgénicos. A esto hay la concepción, formal también, del transgénico como
que añadir que las fronteras formales entre la EFSA, mercancía alimentaria, los sujetos como consumidores
las autoridades de la comisión europea y las empresas y productores y la libertad como una elección entre
de biotecnología se diluyen si tenemos en cuenta que una variedad de productos con diferentes propieda‐
muchos de los miembros de éstos organismo, supues‐ des. La información sobre la vida y la apropiación de
tamente independiente, se cruzan informalmente a ésta no es más que un recurso o factor más de produc‐
través de lobbies, en personas que ocupan cargos en ción y productividad. Con ello, las condiciones de pro‐
los diferentes organismos, a través de subvenciones, ducción, los beneficios y perjuicios y el coste de los
intereses compartidos, etc. transgénicos ya aprobados pasan a formar parte de
A pesar de ser la regulación de la UE una de las una mercancía más entre un rango de opciones; el pro‐
más rigurosas estamos observando que en la práctica ducto transgénico se convierte en un producto más al
tanto en el cultivo experimental como en la aproba‐ lado de los ecológicos y los comunes.
ción para la comercialización la formalidad jurídica da Desde este punto de vista se proponen regular la
lugar a mecanismos perversos de introducción de los trazabilidad y etiquetado apelando a la idea de la
página 94

OMG en la agricultura y la ganadería de forma poco “transparencia”. Éstos se convierten en requisitos pa‐
controlada. Es más, a estos dos aspectos legales hemos ra la puesta en el mercado comunitario de transgéni‐
de añadir un tercero que pone de manifiesto la permi‐ cos desde el año 2003 estableciendo las obligaciones en
sividad encubierta del mecanismo: la regulación de la la provisión de información en los OMG transgénicos
supervisión de los alimentos y el pienso genéticamen‐ tanto en el producto final como en su movimiento por
YOUKALI, 10

te modificado. Los mismos principios y objetivos que las diferentes etapas de elaboración. Esta idea de
guían la regulación expresan implícitamente las con‐ transparencia es perversa por dos motivos, primero
tradicciones de la legalidad basada en la combinación porque los criterios de trazabilidad y etiquetado per‐
ISBN: 1885-477X

10.‐ De acuerdo a la Regulación (EC) No 1829/2003 de la UE: “A high level of protection of human life and health, animal health and wel‐
fare, environment and consumer interests in relation to genetically modified food and feed, whilst ensuring the effective functioning
of the internal market”.
11.‐ Según el Libro blanco sobre Seguridad alimentaria de la Comisión Europea, (enero de 2000). La creación de la EFSA forma parte de
un programa exhaustivo dirigido a mejorar la seguridad alimentaria en la UE, garantizar un elevado nivel de protección del consumi‐
dor, y restaurar y conservar la confianza en los alimentos europeos.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
sión del cultivo de OMG es ya una realidad, incluso a
nivel europeo, y que además las instituciones lo dan
por hecho.
Se puede, y se hace, culpar a la “incontrolable” po‐
linización e hibridación cruzadas por esta expansión
de los OMG y transgénicos. No obstante, ésta se utili‐
za además como una excusa para eludir responsabili‐
dades políticas y jurídicas que permite la ley a través
de astucias formales como la diferenciación entre ex‐
perimentación y comercio, y luego entre liberación de‐
liberada o no deliberada. Repetimos que las grandes
compañías biotecnológicas han utilizado estas ambi‐
valencias dentro de su estrategia para la generaliza‐
ción de los OMG. De este modo, la intencionalidad en
la inclusión de OMG deviene objeto de consideración
miten la incorporación de OMG en alimentos sin nece‐ en la regulación de la información que se hace públi‐
sidad de explicitarlo. Segundo, porque como ya he‐ ca. La propia ley admite que la presencia de materia
mos explicado, todo el proceso anterior a la aproba‐ OMG en semillas, alimentos y pienso es inevitable, se
ción se basa en una traducción del derecho de los re‐ asume que es prácticamente imposible alcanzar pro‐
sultados científicos presentados a través de la caja ne‐ ductos que sean 100 % puros13. Por ello, establece una
gra científica que oculta los supuestos, criterios y pro‐ excepción a la obligación de informar en aquéllos pro‐
cedimientos de investigación y evaluación. Además, ductos en los que la presencia de OMG no sea inten‐
teniendo en cuenta el elemento de la polinización cru‐ cionada. Con ello, es posible encontrar en el mercado
zada (contaminación de otros organismos vegetales OMG sin que su contenido se especifique en el etique‐
del entorno por polinización desde los organismos tado, puesto que no ha sido “intencionada” la incorpo‐
transgénicos) e hibridación (contaminación por cruce ración. La jurisdicción nos condena a aceptar determi‐
reproductivo de organismos no sólo por polinización), nados transgénicos en el mercado, y en muchos casos
tanto la transparencia en la información como la fiabi‐ incluso sin la información mínima que advierta de la
lidad de la información devienen inverosímiles‐tarea modificación genética que contiene el alimento.
imposibles.
Tanto el etiquetado como la trazabilidad establecen Patentes y biopiratería; mercantilización de lo vivo
el umbral mínimo del 0’9% de modificación del mate‐
rial genético de un organismos a partir del cual es obli‐ Si la primera revolución verde supuso la introducción
gatorio informar de que el producto agrícola o gana‐ masiva e intensiva de bioquímicos, de mano de obra
dero es transgénico. En primer lugar, esta cifra “cientí‐ temporalizada, de monocultivos, de incrementos de la
ficamente” determinada es más que engañosa puesto productividad, de semillas eficientes, etc, la segunda
que una mínima modificación del genotipo implica un revolución verde supone un salto cualitativo, la apro‐
cambio sustancial en el fenotipo. Por ejemplo, el por‐ piación del lenguaje básico de lo vivo, además ha re‐
centaje que separa al hombre de las dos especies de ducido la agricultura al cultivo de soja, colza, maíz y
chimpancés actuales se calcula que alcanza alrededor algodón, productos agrícolas directamente insertados página 95
del 1% en el genoma. Pero lo más significativo en tér‐ en el esquema de la producción capitalista global. La
minos socio‐políticos es que la propia ley contempla ingeniería genética aplicada desde la segunda revolu‐
que la presencia de material genéticamente modifica‐ ción verde supone un salto cualitativo en la evolución
do en alimentos o piensos es “técnicamente inevita‐ de la biotecnología, que pasaría de ser un conocimien‐
YOUKALI, 10

ble”12. Que la propia ley asuma la inevitabilidad de la to aplicado a la hibridación, cruce y selección de plan‐
presencia de material genéticamente modificado en tas, a una recombinación de código genético de dife‐
los alimentos es otra indicación más de que la exten‐ rentes especies que no podría darse de forma natural.
ISBN: 1885-477X

12.‐ Según la regulación (EC) No 18301/2003 emitida por el Parlamento europeo:“A labelling threshold of 0,9% to exempt from GM la‐
belling the adventitious or technically unavoidable presence of GM material in food or feed”.
13.‐ Según la regulación (EC) No 18301/2003 emitida por el Parlamento europeo: “Exemption from the traceability and labelling require‐
ments Conventional products, i.e. those produced without genetic modification, may unintentionally contain traces of GMOs, for ex‐
ample, due to cross‐pollination during cultivation, or due to adventitious or technically unavoidable mix of GM and non‐GM during
harvesting, storage, and transport or processing. This does not only apply to GMOs since in the production of food, feed and seed, it
is practically impossible to achieve products that are 100% pure.”
ECOLOGISMO CAPITALISTA

El cariz humanitario de la ingeniería genética, como su cialmente la configuración del sistema actual de
principal discurso legitimador, es muy amplio, según propiedad intelectual y patentes. Las patentes se
Coon, “No hay ninguna forma de producir las canti‐ sostienen hoy bajo el principio de que si no existieran,
dades de alimentos necesarios para una población es decir, si no existiera propiedad privada y monopóli‐
mundial que crece rápidamente usando técnicas gené‐ ca intelectual, la mayoría de investigaciones científicas
ticas normales de retrocruzamiento con la tierra arable no se llevarían a cabo, pues las patentes son, en princi‐
disponible. Tenemos que usar las nuevas herramien‐ pio, la garantía de que la fuerte inversión realizada en
tas genéticas disponibles para producir los OMG ne‐ investigación y desarrollo pueda ser recuperada y
cesarios para alimentar a nuestro prójimo”14. Según rentabilizada. Si la introducción del modelo industrial
Waltz, Gerhard y Roca, “No hay otro camino para en lo agrícola había supuesto el cercamiento (enclo‐
practicar la necesaria agricultura sostenible”15. Y se‐ sures, según K.Marx) de las propiedades comunes y
gún Iáñez Pareja, “Al fin y al cabo, los europeos no te‐ colectivas desde el siglo XVI, hoy asistimos al cer‐
nemos problemas de vitamina A, pero, ¿y nuestros camiento de la historia biológica y social (biopiratería),
problemas de solidaridad?”16. el conocimiento colectivo y la propia vida. En esta di‐
La elaboración discursiva que se construye en de‐ rección, el marco jurídico establece las reglas del juego
fensa de los transgénicos y de la ingeniería genética necesarias para el control corporativo absoluto de la
nos muestra que tras una enorme inversión financiera, agricultura a través de los mecanismos combinados
tecnológica, científica y humana, que sólo puede ser de la tecnología, los derechos de propiedad intelectu‐
asumida por las grandes multinacionales, no hay más al y el capital. Para ello, cabe destacar el importante
interés que el progreso y la mejora del bienestar de la papel de los lobbies empresariales en el diseño de las
humanidad. No hay, en todo ello, más afán que el des‐ políticas y legislaciones de los Estados.
arrollo ilimitado de la ciencia y la técnica como medios Una patente es un derecho de propiedad intelec‐
emancipadores para liberarnos de la escasez, no sólo tual, exclusiva y excluyente, que da derecho monopó‐
dominando la naturaleza, sino modificándola a nues‐ lico a su propietario sobre el uso, la explotación y la co‐
tro antojo. No se trata por tanto de una mejora en los mercialización de la invención. Si el “inventor” lo soli‐
sistemas de hibridación de especies, o del descubri‐ cita, recibe la patente por un período mínimo de 20
miento de una bacteria capaz de erradicar una enfer‐ años, con la contrapartida de que deben revelarse los
medad, es, como decíamos, un salto cualitativo en la detalles del invento o descubrimiento. Son dos los ar‐
biotecnología, un punto de ruptura e inflexión que gumentos que se suelen esgrimir en defensa de las pa‐
presupone la construcción de algo radicalmente dis‐ tentes; sin patentes no hay inversiones, y a medio‐lar‐
tinto a lo anterior, la mercantilización primero, y la pri‐ go plazo esas invenciones benefician a todos (como
vatización después de la información básica de lo vi‐ queda ampliamente demostrado por el democrático
vo, del ADN. acceso a los medicamentos en todo el planeta, o el des‐
En este sentido el ADN sería solo el software, la in‐ tino del consumo de biocombustible, o la amplia zona
formación de la vida, y la ciencia, el hardware capaz de distribución de los productos alimentarios alta‐
de interpretarla, y así es como la cibernética y la cien‐ mente procesados). Las patentes poseen tres caracte‐
cia de la información se han fusionado en los plantea‐ rísticas jurídicas fundamentales: a) su uso es volunta‐
mientos de la ingeniería genética. De este modo lo re‐ rio, es decir, hay que solicitarla y pagar los derechos de
coge también el marco jurídico que los lobbies empre‐ patente b) son territoriales, la patente debe ser solicita‐
página 96

sariales han logrado imponer en EEUU, pero también da en cada país c) si el inventor no solicita la patente
en la UE. Si bien en la UE se enfrentan a la única legis‐ antes de que sea divulgada pasa a ser de dominio pú‐
lación que pone trabas (mínimas, formales, y cada vez blico en los países en los que no se haya solicitado.
menores) a la investigación genética, a la distribución Dibujemos aquí una de las claves jurídicas logradas
para consumo, y al etiquetado, en EEUU han logrado por los lobbies en el terreno de las patentes en biotecno‐
YOUKALI, 10

que la legislación sea absolutamente permisiva, lo‐ logía que permite la apropiación de la “información”
grando incluso la no obligatoriedad en el etiquetado. de la vida en sí misma. Se trata de la difuminación le‐
Para que esa apropiación de la vida sea posible ha gal en el régimen de propiedad intelectual entre los
sido impuesto un marco jurídico favorable a los intere‐ términos descubrimiento e invención17. Esto es lo que ha
ses de las empresas creadoras de transgénicos, y espe‐ permitido en gran medida la privatización de “descu‐
ISBN: 1885-477X

14.‐ Coon,C. (1990). “Biotecnología y la Alimentación Animal” en MG. Mundo Ganadero.


15.‐ Waltz, Gerhard y Roca. (1997). “La Biotecnología Aplicada a los Cultivos”, en Vida Rural.
16.‐ Iáñez Pareja, Enrique. (2201). “Portykus y el Arroz Dorado”.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
brimientos” científicos y ha precipitado la inmensa lle‐ periféricos con escasa legislación al respecto, o solicitar
gada de capital financiero en el ámbito de la produc‐ las patentes de un producto en un país, mientras en
ción de conocimiento. La legislación europea, que in‐ otro la lanzan al dominio público. La presión de los
sistimos es de las más restrictivas del planeta, permite lobbies del sector ha logrado entre otras cosas garanti‐
que se patenten genes, o secuencias de genes, a pesar zar que la distribución y comercialización de los OMG
de que simplemente contengan información natural. sea posible, incluso en aquellos países formalmente
Además la patente de la materia biológica aislada más reticentes a ellos, cuyos mercados son, por otro la‐
se extiende a toda materia biológica obtenida a partir do, los principales consumidores de los mismos. En
de dicha materia por reproducción o multiplicación, en este sentido resulta clarificante la investigación “Las
forma idéntica o diferenciada pero que posea las mis‐ malas compañías” realizada por Amigos de la Tierra,
mas propiedades. Es decir, lo que se inventa o descu‐ que sintetiza la relación existente entre uno de los lob‐
bre son los medios técnicos para “leer” parte de la in‐ bies europeos más influyentes del sector, EuropaBio (li‐
formación que previamente ya se encuentra en la natu‐ derado por Bayer Cropscience, DuPont/Pioneer,
raleza; no obstante, la indefinición legal permite que el Monsanto y Syngenta), y la Comisión Europea.
hecho de descubrir el medio, la herramienta, para leer La Comisión Europea es algo así como el brazo eje‐
esa información implique también patentar la informa‐ cutivo de la UE, hasta tal punto que la legislación sobre
ción biológica “descubierta”. De este modo la Directiva OMG esta supeditada a ella, y está formada hasta por
Europea sostiene que las técnicas necesarias para aislar 40 Direcciones Generales (DG). La legislación sobre
secuencias de genes, o para reproducirlas, son equiva‐ OMG recae sobre varias DG; Medio Ambiente, Salud,
lentes a la “invención de la secuencia”. Por otro lado, la Agricultura, Comercio Interno, Desarrollo, Comercio,
polémica está servida cuando se trata de las solicitudes Empresa e Industria, e Investigación, de entre todas
para patentar organismos “sintéticos” creados en labo‐ ellas la más poderosa, y a la vez más influenciada por
ratorio, en primer lugar porque muchos científicos afir‐ el lobby, es la de Empresa e Industria. En 2002 la DG de
man que no se trata de invenciones, sino de simples re‐ Empresa e Industria creó un grupo de trabajo de “alto
organizaciones de información que ya se encuentra en nivel” sobre este tema, el Grupo para la Competitivi‐
la naturaleza y que son por lo tanto parte de un patri‐ dad de la Biotecnología, que debía marcar las directri‐
monio común y heredado. En segundo lugar porque el ces de la estrategia de la UE sobre biotecnología y cu‐
hecho de patentar secuencias de genes es conflictivo, yos miembros eran secretos. Gracias a la presión reali‐
atendiendo a que seres humanos y animales compar‐ zada por Amigos de la Tierra y la amenaza de empren‐
ten gran parte de la información genética. Y por último, der acciones legales, la Secretaría General de la Comi‐
es alarmante pensar que vayan abriéndose puertas ju‐ sión tuvo que hacer públicos los nombres de los inte‐
rídicas que en un futuro cercano permitan a alguien ser grantes que pueden observarse en la siguiente tabla,
propietario de una especie viva (aun si esta fuera de junto a la empresa a la que pertenecían.
“nueva” invención), algo que modifica por completo
nuestra propia concepción sobre la naturaleza, el ser
humano y la vida.
La realidad de los OMG aplicados a la industria
agroalimentaria es que el marco jurídico para la pro‐
piedad intelectual y la ingeniería genética, elemento
fundamental de la ampliación y reproducción del ca‐ página 97
pital en el sector, ha dispuesto lo propio con ambigüe‐
dad y arbitrariedad, para que los ciclos de inversión
existentes adapten sus estrategias al contexto regional
concreto y específico tanto en la fase de investigación
YOUKALI, 10

por un lado, como en la de comercialización por otro.


De este modo el sistema de patentes permite que las
empresas apliquen las estrategias necesarias más ade‐
cuadas a sus intereses en cada contexto específico, así
por ejemplo pueden trasladar sus laboratorios a países
ISBN: 1885-477X

17.‐ El descubrimiento se refiere al desciframiento o descodificación de algo que ya existe, la invención supone la creación exnovo o a tra‐
vés de la recombinación de elementos previos, de algo que no existe previamente.
ECOLOGISMO CAPITALISTA

TABLA 1 TABLA 2
Miembros del Grupo Asesor para la Competitividad Ejemplos de proyectos de biotecnología aplicados a la
de la Biotecnología (CBAG 2006) agricultura financiados por la DG de Investigación.

Extraído de: “Las malas compañías”


Amigos de la Tierra, s/f.

La influencia de este grupo dio como resultado la pro‐


moción de una progresiva menor regulación, pero
también de ciclos mayores de financiación e inversión
para el sector, logrando establecer conexiones estables Extraído de: “Las malas compañÍas”
entre fondos públicos e inversiones privadas, que de Amigos de la Tierra, s/f.
nuevo manifiestan la complementariedad no sólo exis‐
tente, sino necesaria, entre el ciclo de reproducción y El principal postulado en defensa de las patentes y de
página 98

reproducción ampliada de capital, siempre privado, y la propiedad intelectual a cualquier precio, afirma que
la inicial inversión necesaria para ello, realizada en in‐ la existencia de patentes no sólo incentiva, sino que es
numerables investigaciones con la complementación lo que permite las investigaciones y posteriores des‐
de fondos públicos. En “Las malas compañías”, pueden arrollos de las “invenciones”, al blindarlas (es decir,
YOUKALI, 10

observarse también excelentes tablas que ejemplifican concederles propiedad monopólica) y así permitir que
esta transferencia enorme y sostenida en el tiempo de las empresas que han invertido en el proceso de inves‐
capital público hacia intereses corporativos, entre las tigación puedan recuperar la enorme cantidad de ca‐
que queremos destacar la tabla 2. pital y capital riesgo invertido.
En primer lugar, gran parte de los inventos que so‐
Por otro lado en las tablas 3 y 4, obtenidas del “ISAA licitan patentes relacionadas con nuestra temática, son
ISBN: 1885-477X

BRIEF 39. Global status of Commercialized bio‐ consecuencia y resultado de investigaciones anteriores
tech/GM Crops: 2008” podemos observar la cantidad que no gozan del beneficio de las patentes, y muchas
de nuevos permisos concedidos para importar OMG son investigaciones previas realizadas en universida‐
a la UE en 2007 y 2008, y la distribución de las hectá‐ des públicas o realizadas con recursos públicos. Si
reas de maíz transgénico existentes en los países de la bien la mano de obra, el desarrollo intelectual y la in‐
UE. vestigación la ponen las instituciones públicas, la pro‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
TABLA 3

TABLA 4

página 99
YOUKALI, 10

piedad de los medios técnicos para la investigación es‐ En segundo lugar hoy es común la biopiratería, que no
tá en manos de las empresas multinacionales del sec‐ debe entenderse tan solo como el contrabando de flora
ISBN: 1885-477X

tor, pues son los únicos gigantes financieros capaces y fauna, sino fundamentalmente como la apropiación
de desembolsar las fáusticas cantidades necesarias pa‐ y monopolización de recursos de la biodiversidad que
ra la maquinaria y la técnica requeridas. La contrapar‐ son fruto de procesos colectivos de producción de co‐
tida de todo ello es que las empresas serán propieta‐ nocimiento de generaciones de agricultores, campesi‐
rias de la patente cuando termine el desarrollo de la nos, indígenas... y por tanto son recursos de propiedad
“invención”. colectiva que además se han desarrollado en un con‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ra asumir los costes por entero de dichas investigacio‐


nes, pero es igual de cierto que en muchos casos son
los recursos públicos los que realizan las inversiones
iniciales que hacen posible el desarrollo posterior. La
afirmación “sin patentes, no hay investigación”, no es,
ni mucho menos, cierta, comenzando porque la hu‐
manidad ha venido investigando desde períodos muy
anteriores a la existencia de las patentes, y continuan‐
do por ejemplos como la India o Sudáfrica (con legis‐
laciones completamente distintas en torno al uso de
patentes del fármaco que trata el VIH), Brasil (que
también ha legislado la prohibición de algunas paten‐
tes de fármacos de EEUU), o Argentina (el caso del
Roundup Ready que veremos a continuación).
El caso del Roundup Ready en Argentina, descrito
texto de investigación sin patentes, y que sin embargo por María Julia Bertomeu en Patentes en biotecnología y
han permitido largas generaciones de investigación en políticas de desposesión: una nueva forma de “acumulación
biotecnología no transgénica. Hoy, dada la legislación por desposesión”, es especialmente interesante, ya que
existente, es común que una empresa patente una va‐ ejemplifica a la perfección la viabilidad en términos
riedad de un cultivo existente en comunidades indíge‐ económicos de la investigación en el escenario contra‐
nas que es el resultado de siglos de procesos de hibri‐ rio al de la posesión de una patente, y demuestra el di‐
dación de variedades, selección de semillas y almace‐ seño interesado del sistema de patentes y su arbitrarie‐
naje, constituyendo un claro, y por desgracia común, dad en la aplicación, lo que permite adaptar las condi‐
ejemplo de biopiratería. Podemos decir que se trata de ciones legales a los requisitos de la distribución y co‐
la apropiación, luego de la privatización de recursos mercialización de los OMG en cada caso específico.
colectivos sin la autorización de sus propietarios, de co‐ Baste con esbozar aquí una pequeña síntesis de su ex‐
nocimiento y usos de los habitantes de una región so‐ posición sobre el caso, el Roundup Ready es una va‐
bre sus recursos naturales. Hoy la polémica alcanza riante de soja transgénica que Monsanto “cedió” al do‐
ámbitos legales, y algunas empresas están dispuestas a minio público en Argentina en 1996, a la vez que co‐
ofrecer “compensaciones” económicas a estas comuni‐ menzó a distribuir el herbicida Glifosato a un tercio de
dades, que por supuesto son infinitamente inferiores su precio habitual (precio que aumentó a la par que el
en comparación a los beneficios netos que la “inven‐ cultivo de soja se expandía por toda Argentina). El es‐
ción” de la patente les supone. En este sentido, son in‐ cenario en Argentina presentaba una amplia resisten‐
numerables los casos que demuestran que la existencia cia a los cultivos transgénicos, sin embargo, tras esta es‐
de patentes no fomenta la investigación, pues en la ac‐ trategia comercial el cultivo actual de soja transgénica
tualidad las patentes que se solicitan se benefician de supone el 90% del cultivo total de soja en el país. Al di‐
otros sistemas de producción de conocimiento existen‐ fundir la secuencia del gen RR, y poseer la propiedad
tes que han carecido de regímenes de patentes. Así del herbicida resistente (Glifosato), Monsanto se asegu‐
página 100

pues, el modo de producción capitalista parasita de raba la venta de todo el Glifosato necesario para los
nuevo otros modos de producción coexistentes, quién cultivos con las semillas derivadas de su gen RR. Hasta
sabe si por ello hemos asistido desde la década los se‐ 200 fueron las variedades vegetales que empresas ar‐
senta al proceso de acumulación originaria del sector gentinas patentaron con el gen RR (todas ellas debían
de la ingeniería genética y de la apropiación de lo vivo. ser rociadas con el herbicida resistente al gen RR, el gli‐
YOUKALI, 10

En tercer lugar, como ya se ha mencionado ante‐ fosato), tras inundar, literalmente, Argentina con Soja
riormente, la “innovación” (que es un elemento jurídi‐ transgénica y conformar la “República Unida de la
co esencial para la solicitud de una patente) presente Soja” (Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia) en el cono
en el hecho de hacer inteligible la información genéti‐ sur, Syngenta y Monsanto reclamaron a posteriori el pa‐
ca que ya se encuentra en la naturaleza y su recombi‐ go por el uso de las patentes en Argentina, a las empre‐
nación, es de dudosa clarividencia, pues muchos cien‐ sas que han desarrollado nuevas patentes con el gen
ISBN: 1885-477X

tíficos afirman que no hay innovación, sino simple re‐ RR, a los agricultores que han cultivado con la varian‐
combinación de información y de secuencias genéticas te original de Monsanto o las derivadas de ella y a los
ya existentes. Por otro lado, es obvio que estas investi‐ exportadores que elaboran productos derivados de la
gaciones están restringidas, material y financieramen‐ soja (por ej: harina). Por el momento han perdido la ba‐
te a no más de seis corporaciones en todo el globo, y talla legal, pero si por un lado se han asegurado que el
que los Estados no poseen capacidad de inversión pa‐ 90% del mercado de cultivo de soja requiere de los in‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA
sumos de la propia Monsanto, por otro lado han logra‐
do introducir masivamente los transgénicos, a través
de ofrecer al principio “costes bajos”, en un país que se
resistía a ellos, logrando así una amplia masa de agri‐
cultores que deben consumir sus insumos, pero tam‐
bién de defensores de los transgénicos. Los agricultores
argentinos han seguido cultivando la soja transgénica
(ya que ésta no contaba con la tecnología terminator) sin
pagar royalties a Monsanto, y tras perder la batalla legal
en Argentina, Monsanto dejó de vender la semilla en
ese mercado. Posteriormente, denunció en la UE a im‐
portadores argentinos por distribuir harina fabricada
con la soja transgénica en la UE sin pagar los royalties a
Monsanto, ya que en la UE sí cuentan con la patente.
En este sentido parece un claro ejemplo de la instru‐
mentalización de los sistemas legales de regulación por
parte de las empresas, es decir, del uso y diseño, siem‐ Consecuencias, aplicaciones
pre interesado y corporativo de los mismos. y dominación biotecnológica
En términos sociales la introducción del cultivo de
soja transgénica en Argentina ha sido devastadora, Dejando el caso del RoundUp Ready en Argentina, y
con la innovación tecnológica de la soja genéticamen‐ volviendo al análisis global de los transgénicos, trata‐
te modificada la masa salarial total ha disminuido en remos de esbozar a grandes rasgos algunas de sus
términos absolutos, existe mayor desempleo y se ha principales consecuencias.En términos medioambien‐
producido emigración masiva del campo, fenómenos tales los transgénicos han supuesto el incremento del
directamente relacionados con la introducción del cul‐ uso de agroquímicos, a corto, medio y largo plazo, au‐
tivo de soja transgénica en Argentina. La producción mentando la contaminación y la reducción de la biodi‐
de riqueza del sector ha aumentado notablemente, con versidad, tanto por los efectos de los propios agroquí‐
beneficios que repercuten directamente en las empre‐ micos como por la expansión del monocultivo. Los
sas multinacionales del sector, y en una minoría oli‐ herbicidas de transgénicos acaban con toda vida vege‐
gárquica local propietaria de los cultivos. Pero como tal (y animal en algunos casos) exceptuando la planta
hemos venido anunciando, la introducción de estas con el gen resistente al herbicida, empobrecen el suelo
tecnologías nunca es neutra, y no puede ser analizada y atacan la biodiversidad de los propios campos y de
rigurosamente sin comprobar sus consecuencias, por‐ las zonas colindantes debido a los efectos nocivos y tó‐
que una técnica no es simplemente un medio, una he‐ xicos de los agroquímicos. Por otro lado, el uso de es‐
rramienta, sino que lleva aparejadas condiciones so‐ tos herbicidas requiere un aumento constante en la
ciales de producción, costes de oportunidad, aplicacio‐ cantidad utilizada, ya que la vegetación, especialmen‐
nes... En Argentina, la soja transgénica ha supuesto te la adventicia, genera resistencia al mismo (esto ha
una reducción considerable del cultivo de otros ali‐ quedado especialmente demostrado en los estudios
mentos, entre ellos la carne vacuna, lo que ha provoca‐ realizados sobre las plantas Bt). A su vez esto provoca página 101
do su encarecimiento y una consecuente pérdida de un aumento constante de la contaminación del suelo,
poder adquisitivo de la población local, pero también no sólo por el vertido continuo de agroquímicos, sino
ha supuesto, entre otras, un aumento significativo de también por la acumulación de toxinas derivadas de la
la deforestación, un aumento de la pobreza, la pérdida propia planta transgénica.
YOUKALI, 10

de biodiversidad (por la tendencia al monocultivo, por Los organismos atacados por las toxinas de las
el uso intensivo de agroquímicos), e innumerables ca‐ plantas transgénicas se vuelven resistentes, y a su vez
sos de contaminación a cultivos de soja no transgéni‐ el gen de resistencia a un herbicida puede transmitir‐
ca... Además de encarecer los productos de consumo se a otras plantas (por ej: las adventicias que además
nacional, como la leche o la carne, la producción nacio‐ pueden contaminar plantas a cientos de kilómetros de
nal de soja está destinada por entero a la exportación, distancias mediante polinización), desarrollando tam‐
ISBN: 1885-477X

y concretamente a los países más ricos. En conjunto la bién resistencia al herbicida, lo cual supone una esca‐
soja transgénica en Argentina representa una pérdida lada permanente en la cantidad de agroquímicos utili‐
flagrante de soberanía alimentaria y un afianzamiento zados por el agricultor (ver la TABLA 5).
y recrudecimiento de la desigualdad social dentro de
sus fronteras, pero también de la posición del país con La contaminación genética, incontrolable y difícil de
respecto a los países centrales. detectar visualmente, hace que la coexistencia entre
ECOLOGISMO CAPITALISTA

TABLA 5

cultivos transgénicos, tradicionales y ecológicos sea in‐ estudio coordinado por Meredith G. Schafer (Univer‐
viable. No hay manera, ni física, ni química de evitar sidad de Arkansas), ha demostrado que poblaciones
la contaminación por parte de los cultivos transgéni‐ de plantas de colza genéticamente modificadas ya es‐
cos no sólo a los campos colindantes, sino a grandes tán establecidas en la naturaleza. Los científicos reco‐
regiones geográficas alrededor más allá de las inme‐ gieron 406 plantas a lo largo de 5.000km, de las cuales
diaciones de su cultivo. La reducción de la biodiversi‐ el 86% (347) resultaron positivas en la prueba de la pro‐
dad también responde al proceso global de destruc‐ teína CP4 EPSPS, comercializada por Monsanto (que
ción de especies y variedades que esta suponiendo la confiere tolerancia al herbicida glifosato) y en la de la
política de las grandes multinacionales propietarias proteína PAT, comercializada por Syngenta (que con‐
del mercado de semillas en el mundo, a través tanto fiere tolerancia al herbicida glufosinato), señal de ser
de su estrategias de venta como de la aplicación de la plantas genéticamente modificadas. Pero los científicos
página 102

tecnología terminator (que permite que la segunda ge‐ constataron además, la existencia de algunas muestras
neración de semillas sea estéril), y la tecnología traitor que contenían los dos tipos de colza transgénica, lo que
(que permite apagar y encender los rasgos genéticos de presupone que ha habido tiempo para que ambas
una planta mediante un inductor), como de la progre‐ plantas se cruzaran naturalmente. La colza modificada
siva extensión del monocultivo intensivo. fue encontrada cerca de los campos agrícolas que la
YOUKALI, 10

Un grave problema, y una de las principales razo‐ cultivaban, y en las principales rutas por carretera de
nes para oponerse a la coexistencia de cultivos transgé‐ su traslado, pero también en la vera de caminos, en ter‐
nicos, tradicionales, y ecológicos, es la contaminación renos baldíos, en tiendas de vegetales o en cemente‐
genética que se produce sobre campos de cultivo no rios. En EEUU, no existe regulación alguna de los cul‐
transgénicos, pero también a otras plantas silvestres tivos modificados genéticamente, ya que las autori‐
emparentadas y variedades tradicionales de la misma. dades entienden que este tipo de transferencias de
ISBN: 1885-477X

Una vez producida la contaminación, el proceso de genes al entorno natural no supone un peligro. En
bio‐invasión es muy difícil de controlar, teniendo en Europa la legislación es algo más restrictiva y son cada
cuenta que la polinización queda en manos del viento vez más los gobiernos que presionan para uso sin re‐
y las aves, y una vez extendida es prácticamente irre‐ stricciones. Como hemos podido observar en la Tabla
versible, pues al tratarse de seres vivos la contamina‐ 2, gran parte de la financiación en investigación‐mar‐
ción genética tiene la capacidad de reproducirse. Un keting se destina a “desarrollar” elementos de con‐
tención biológica de las plantas transgénicas, lo que mentación cuando los análisis de los datos no arrojan con‐

ECOLOGISMO CAPITALISTA
presupone que tanto las empresas como los Estados clusiones claras“18.
son conscientes de la realidad de esta contaminación El segundo, un experimento realizado por investi‐
incontrolable. gadores rusos ha demostrado que hámsteres alimenta‐
El resultado de la introducción de OMG en lo agro‐ dos con soja transgénica no han podido reproducirse
pecuario, aparte de la alteración a largo plazo de las es‐ después de tres generaciones. El experimento fue reali‐
pecies naturales y los ecosistemas cuyos efectos desco‐ zado durante dos años por investigadores del Instituto
nocemos y son impredecibles, supone la progresiva de Ecología y de la Evolución de la Academia de
reducción de las variedades cultivadas en el planeta, Ciencias de Moscú, y la Asociación Nacional Rusa pa‐
pues la inserción de los transgénicos ha generado una ra la seguridad de los genes. Los investigadores traba‐
pérdida masiva de las diferentes variedades de culti‐ jaron con cuatro grupos de hámsteres: uno alimentado
vos. Además las investigaciones científicas descono‐ sin soja, otro con soja no transgénica, un tercero con so‐
cen y son incapaces de controlar los efectos a medio y ja transgénica y un cuarto con cantidades mayores de
largo plazo de la inserción de genes extraños de ADN soja transgénica. Después de alimentar a los hámsteres
en un organismo, por no hablar de los efectos sobre durante dos años, al llegar a la tercera generación se
ecosistemas enteros. Para hacerse una idea de la pre‐ constataron resultados devastadores en aquellos ali‐
caución que debería adoptarse en este sentido, es ilus‐ mentados con soja transgénica y en particular en aque‐
trativo mencionar al menos un estudio y un experi‐ llos con dietas más altas de la misma. La mayoría de los
mento realizados hasta la fecha. El primero es un estu‐ hámsteres alimentados con soja transgénica habían
dio, llevado a cabo por el instituto francés CRIIGEN a perdido la capacidad de tener descendencia; también
partir de los resultados de los estudios de alimenta‐ se constató un crecimiento más lento y una alta tasa de
ción de ratones con un maíz transgénico de la empre‐ mortalidad entre las crías, incluso crecimiento de pelo
sa biotecnológica Monsanto, el cual se comercializa en dentro de la boca de los animales. El biólogo ruso
la UE. Destaca 60 diferencias significativas entre rato‐ Alexey V. Surov comentó que se necesita más investi‐
nes que han sido alimentados con el maíz transgénico gación, ya que la infertilidad y la anormalidad del pelo
y aquellos que lo han sido con un maíz normal duran‐ pueden no ser causadas solamente por la soja transgé‐
te 90 días. El primer grupo mostró diferencias en las nica o por organismos genéticamente modificados, si‐
mediciones de riñones, cerebro, corazón e hígado, así no que tal vez podría ser el resultado de una combina‐
como diferencias en el peso, lo cual se considera una ción de contaminantes en la alimentación, tal como el
clara señal de toxicidad. El maíz de Monsanto, conoci‐ RoundUp que se encuentra en concentraciones muy
do como NK603, ha sido manipulado genéticamente altas en la soja y maíz transgénico de Monsanto.
para tolerar las aplicaciones del herbicida comerciali‐ No deja de ser curioso que empresas como
zado por la misma empresa Monsanto y fue aprobado Microsoft, DuPont/Pioneer Hi‐Bred, Monsanto o
para importación y consumo en 2004. Los científicos Syngenta, hayan participado desde 2007 en el proyec‐
del CRIIGEN han analizado los resultados de los tests to de fundación del Svalbard Global Seed Vault (La
realizados por Monsanto que habían sido entregados Bóveda Global de Semillas de Svalbard), popularmen‐
por la compañía a las autoridades de seguridad ali‐ te llamada Doomsay Vault (La Bóveda del fin del
mentaria de la UE para solicitar la aprobación de su mundo). Se trata de una bóveda construida por el go‐
cultivo. El informe del CRIIGEN sugiere que es nece‐ bierno noruego en el Ártico, situada a 1000 km al nor‐
saria una investigación mucho más profunda. Ni te del país, y que se encarga de salvaguardar la biodi‐ página 103
Monsanto ni los comités científicos consultados han versidad de las especies que se cultivan en el planeta.
aclarado nada sobre las diferencias significativas halla‐ Ni la elección del lugar, ni el contenido a salvar son ca‐
das, calificándolas como “no biológicamente significati‐ sualidad, lo primero responde a que los científicos
vas“, el CRIIGEN pone en duda esta conclusión. El consideraron que la ubicación garantizaba que las se‐
YOUKALI, 10

Profesor Gilles‐Eric Séralini, del CRIIGEN, de la millas estuvieran a salvo de los efectos del cambio cli‐
Universidad de Caen (Francia) y de la Comisión de mático, además es una zona sísmica estable, y está en
Biotecnología del estado Francés (Commission du la profundidad del llamado permafrost, nivel del suelo
Génie Biomoléculaire, CGB) ha afirmado: “El análisis permanentemente helado que facilita la conservación
estadístico debería ser repetido por expertos independientes y de las semillas. Se calcula que se podrán almacenar
los datos brutos originales puestos en una página web acce‐ hasta dos mil millones de semillas, cuya conservación
ISBN: 1885-477X

sible para que toda la comunidad científica pudiera involu‐ se realiza a ‐18 ºC lo que garantiza su estabilidad du‐
crarse. Deberían llevarse a cabo, además, nuevos tests de ali‐ rante varios siglos, y que se cuenta con lugares para

18.‐ www.ecoportal.net
ECOLOGISMO CAPITALISTA

TABLA 6

cultivar especies vivas y laboratorios. Mientras los me‐ los defensores de los transgénicos, y sólo la soja ha au‐
dios de comunicación nos han mostrado de forma ca‐ mentado su rendimiento de manera significativa si se
tártica y prácticamente apocalíptica este Arca de Noé, lo compara con el aumento que otras técnicas no
la multinacional Monsanto asegura “será un seguro transgénicas (mejora de sistemas de riego, mecaniza‐
para evitar la pérdida de importantes varie‐
dades de cultivo allí donde ocurra cualquier
GRÁFICA 1
desastre natural”.
En términos agrícolas la industrializa‐
ción del campo en general, y la introducción
página 104

de los transgénicos en concreto han supues‐


to un aumento en los rendimientos y cose‐
chas récord en algunos países, pero siempre
acompañados de un aumento progresivo de
fertilizantes, herbicidas y pesticidas, asocia‐
YOUKALI, 10

dos al gen resistente de los cultivos (ver TA‐


BLA 5). Además el aumento de los insumos
asociados comercialmente a las simientes
transgénicas, no ha supuesto un descenso en
el uso de otros agroquímicos, sino que los
agricultores han tenido que seguir usando, y
ISBN: 1885-477X

aumentando, el uso de los agroquímicos tra‐


dicionales, junto con el de los nuevos para
transgénicos (ver TABLA 6).

Por otro lado el aumento de los rendimien‐


tos no ha sido ni de lejos el anunciado por
ECOLOGISMO CAPITALISTA
ción, selección de especies por hibridación,
almacenajes...) han aportado al campo de la GRÁFICA 2
agricultura (ver GRÁFICA 1 y 2). Además
los aumentos de producción de los que alar‐
dean las grandes multinacionales biotecno‐
lógicas tienen más que ver con el crecimien‐
to exponencial de la superficie cultivada de
transgénicos, especialmente de la soja, el
cultivo transgénico más extendido, y no con
grandes crecimientos de productividad (ver
GRÁFICA 3).

Respecto a las consecuencias que los OMG


puedan tener hacia la salud de las personas,
ante todo, lo que nos encontramos en este
ámbito es incertidumbre y desconocimien‐
to, pues ningún ensayo ha sido capaz de de‐
mostrar qué efectos a medio y largo plazo
tiene el consumo de alimentos transgénicos
sobre los seres humanos, no obstante ya han
aparecido indicios de algunos de ellos.
Casos de nuevas alergias producidas por la
introducción de nuevas proteínas en los ali‐
mentos (como el Maíz Starlink en 2000 en
EEUU), la aparición de nuevos tóxicos en GRÁFICA 3
los alimentos (Bt), la generación de resisten‐
cias a antibióticos por parte de bacterias pa‐
tógenas para el hombre, y un aumento cons‐
tante de la contaminación en los productos
alimenticios, fruto del aumento de uso de
agroquímicos durante su producción. No
obstante, se han realizado experimentos en
animales que han confirmado algunas de
estas hipótesis, aparición de alergias en rato‐
nes producidas por una proteína en el maíz
Bt, la aparición de un informe secreto de
Monsanto sobre el maíz Mon 863 (cuya au‐
torización para consumo humano estaba ya
en trámite en la UE), afirmando que genera‐ página 105
ba daños en órganos vitales y cambios en la
composición sanguínea. Lo que existe es la
imposibilidad de conocer los efectos a largo
plazo de la exposición a pequeñas dosis con‐
YOUKALI, 10

tinuadas de transgénicos, en principio debe‐


ría primar entonces un principio de precau‐
ción. Por otro lado, la OMS calculó que en
1985 un millón de personas aproximada‐
mente, sufrió intoxicaciones graves, dos ter‐ El problema del hambre en el mundo, no es una cues‐
cios de esas personas eran trabajadores del campo, y tión técnica, de producción, de escasez, o de creci‐
ISBN: 1885-477X

en 1990 el envenenamiento por pesticidas mataba a miento demográfico, es una cuestión política, de for‐
unas 20.000 personas al año, dado que los pesticidas mas de producción y de distribución de los recursos,
acaban contaminando zonas fuera de los propios cam‐ pero sobre todo de acceso a ellos. En este sentido, las
pos de cultivo, ya sea por filtración o por fugas, y ter‐ soluciones técnicas, es decir, el supuesto incremento
minan repercutiendo también en la salud de los seres de la producción y de los rendimientos, no ha ayuda‐
humanos. do a reducir el hambre en el mundo, o las desigualda‐
ECOLOGISMO CAPITALISTA

TABLA 7

TABLA 8
página 106

des en el planeta, sino que ha contribuido a aumentar‐ todos ellos mercados acaparados por los países más ri‐
las, y ha potenciado la concentración de la riqueza del cos del planeta. El consumo desmedido de carne se
sector agroalimentario. produce especialmente en los países occidentales don‐
La primera revolución verde, fomentada por las de se consumen cantidades de carne muy superiores a
multinacionales del sector desde principios del siglo las nutricionalmente necesarias. Por lo general puede
YOUKALI, 10

pasado, es en gran parte responsable de las hambru‐ decirse que los cultivos transgénicos de los países del
nas en las regiones periféricas del planeta, pues su im‐ Sur global sirven para alimentar el ganado que consu‐
plantación ha supuesto la destrucción de la biodiver‐ men las economías centrales y suministrar materia
sidad en las regiones autóctonas, así como la imposi‐ prima a sus industrias energéticas. Mención a parte se‐
bilidad de la población de acceder a los recursos que ría el desplegue geoestratégico de las nuevas economí‐
en su propio país se cultivan, ha generado relaciones as emergentes (Brasil, India, China) con tasas de creci‐
ISBN: 1885-477X

de dependencia y ha expandido el monocultivo. Hoy, miento muy superiores a las economíos del centro, y
los principales países pobres productores de transgé‐ sin ningún tipo de escrúpulo a la hora de utilizar
nicos no pueden acceder al consumo de lo que allí se OMG en sus esquemas productivos y reproductivos.
produce, pues la práctica totalidad de la producción Cabe constatar, además, una peligrosa reducción
de estos países se dedica a biocombustibles, alimenta‐ de la varIedad en la producción agroindutrial, lo cual
ción para ganado y productos altamente procesados, introduce un inmenso riesgo de dependencia por par‐
de población desplazadas de sus entornos rurales,

ECOLOGISMO CAPITALISTA
te de la humanidad en su conjunto respecto a un pu‐
ñado de especies que hasta ahora se han sostenido por desposeídos de sus medios de supervivencia, de su
la constante contribución humana. En efecto, casi el sustento rural, y obligados a salarizarse forzosamente
100% de la producción transgénica se dedica a soja, al‐ como único medio para obtener su sustento. Lo que a
godón, maíz y colza (ver TABLA 7). Además frente a su vez permite que los salarios en las ciudades man‐
todas las afirmaciones de los defensores de los trans‐ tenga una tendencia permanentemente a la baja, al au‐
génicos de las mejoras nutricionales de los mismos, mentar constantemente el número de personas despo‐
nos encontramos que el pequeño porcentaje de ellos seídas de sus medios y que se ven obligadas a vender
que se dedica al consumo son alimentos altamente su fuerza de trabajo. Esto permite la existencia cons‐
procesados, caracterizados por un altísimo consumo tante de un ejército de reserva de mano de obra, for‐
de energía en su producción, y un bajo nivel calórico mado por un campesinado desclasado que es expulsa‐
en su resultado (para ver que porcentaje de transgéni‐ do hacia las ciudades del Sur global donde crece la in‐
cos producido en el Sur global, ver TABLA 8). dustria deslocalizada de las economías del centro, y
que mantiene los salarios a la baja. En este sentido la
En términos de producción, los campesinos y agricul‐ ampliación, reproducción y reproducción ampliada
tores dependen por entero de las compañías multina‐ del capital sale exponencialmente beneficiada, precipi‐
cionales que distribuyen las semillas transgénicas y de tándose en muchas regiones el paso de una agricultu‐
sus agroquímicos, por un lado se ven obligados a com‐ ra de subsistencia regional a una agricultura intensiva‐
prar año tras año las semillas a las mismas empresas, industrial. El resultado final es un fenómeno múltiple
pues a través de la tecnología terminator han logrado de reapropiación privada de la producción global del
que las semillas de segunda generación sean estériles; alimento: apropiándose de modos de producción que
por otro lado los herbicidas, plaguicidas y fertilizantes hasta ahora parasitaba (entornos rurales, mercados de
al estar asociados al gen resistente, deben ser compra‐ autoconsumo), generando nuevos consumidores (ma‐
dos a la misma empresa (ver GRÁFICO 4). Ahora ade‐ sas de campesinos desplazadas y desclasadas, que pri‐
más el desarrollo de la tecnología traitor hace que de‐ vados de su sustento se convierten en consumidores),
ban comprar el inductor necesario para activar los ras‐ provocando la apertura de nuevos mercados, afian‐
gos genéticos de la planta. zando las relaciones de dependencia existentes e in‐
cluso implementando nuevas y más acusadas, y en
Junto a la dependencia de todos estos productores de definitiva convirtiendo la producción y distribución
países pobres de las empresas de semillas y agroquí‐ de alimentos en un arma geoestratégica global.
micos, aparece el sometimiento al salario‐renta, como
única forma de supervivencia de grandes cantidades

GRÁFICO 4

página 107
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA

Bibliografía utilizada Plaza, Sara (2009): “Sólo España defiende los transgé‐
nicos en la Unión Europea. ‘El lobby está dentro
Alba, Emilio (s/f): Transgénicos y patentes. del gobierno’”. Diagonal, 8 de febrero de 2009.
Anónimo (2007): Laboratorios que siembran muerte. Riechmann, Jorge, (2000): Cultivos y alimentos transgé‐
Anónimo (s/f): Las verdades de Monsanto. nicos: una guía práctica, prólogo de Ramón Folch.
Madrid: Los libros de la catarata.
Bertomeu, María Julia, (s/f): “Patentes en biotecnolo‐
gía y políticas de desposesión: una nueva forma de Watson, David (2002): Contra la megamáquina. Ensayos
‘acumulación por desposesión’” en Temas actuales sobre el Imperio y el desastre tecnológico. Barcelona:
de derecho y bioética, Carlos Correa, (edit), Buenos Alikornio Ediciones.
Aires, Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires Sitografía
Davis, Mike (2007) [2002]: Ciudades muertas. Ecología,
catástrofe y revuelta. Madrid: Traficantes de Sueños, Fundación Antama: http://fundacion‐antama.org/la‐
Colección Mapas. seguridad‐alimentaria‐en‐la‐union‐europea‐un‐
derecho‐garantizado/
Encyclopèdie des Nuissances (2000) [1999]:
Observaciones sobre la agricultura genéticamente modi‐ Agencia Española de Seguridad Alimentar y nutri‐
ficada y la degradación de especies. Antología de textos ción: http://www.aesan.msps.es/AESAN/web/
de los amigos de Ludd. Barcelona: Alikornio evaluacion_riesgos/subdetalle/identificacion_ali‐
Ediciones. mentos.shtml
Latour, Bruno (1980): Ciencia en acción. Barcelona: Amigos de la tierra: http://www.tierra.org/spip/
Labor. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_743
Los amigos de Ludd (2009): Antología de textos de los 1000/7431198.stm
amigos de Ludd. Bilbao: Muturreko Burutazioak y http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/EE_47_
Biblioteca Social Hermanos Quero. Terminator.pdf
Manzano, Javier (2004): El Monopoly verde: libre comer‐ http://www.transgenicsfora.org/
cio, patentes y recursos genéticos. Rebelión.org. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/transgeni‐
Mendiola, Ignacio (2006): El jardín biotecnológico: Tecno‐ cos/parte/solucion/hambre/elpepusoc/20090209el
ciencia, transgénicos y biopolítica, Madrid: Los Libros pepisoc_7/Tes
de la Catarata. http://www.elpais.com/articulo/sociedad/extincion/cu
Navas, María Elena (s/f): Transgénicos: ¿hora de reabrir el ltivos/elpepusoc/20060612elpepisoc_1/Tes
debate? BBC Ciencia.
página 108
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA
LA ECOLOGÍA DEL CAPITALISMO: CONOCER
PARA DEPREDAR (Argumentos como versos)
por Antonio Orihuela

PROGRESO

En las playas de Mazagón,


los últimos veintitrés kilómetros de acantilado
de dunas fósiles cuaternarias que quedaban en Europa
tienen los días contados.

Según los políticos, hay que traer a Mazagón turismo de calidad,


campos de golf e inversores extranjeros.

La gente normal ni tiene calidad,


ni sabe jugar al golf,
ni habla inglés.

Habría que eliminar la gente sin calidad,


para que estas playas fueran perfectas.

página 109
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA

HUELVA

Hay sitios
en las afueras de esta ciudad
que jamás verás en un folleto turístico.

Paisaje de escombro
donde hierve, estancada,
el agua de los colectores de las petroquímicas
y se deslíe hacia el mar
el rojo veneno de las montañas de fosfoyesos.

Tosen las chimeneas toneladas de gases tóxicos


y cae polvo gris sobre la piel del mundo
levantada, día tras día,
con más saña que el padrastro de un niño.

También estallan en esta hora


un millón de motores
que vuelven a casa,

signos de normalidad
que no impiden que las enfermedades pulmonares
arrasen con los viejos, dejen tocados a los recién nacidos
o empañen de hollín mis pulmones, mis gafas

y se pone el sol
no sin una incierta belleza
que hace aún más hiriente
toda esta ruina
que paga
periódicos, políticos, libros de poesía
y hasta la restauración de todos los santos y santuarios de esta ciudad
antes de llevarse por delante a los que acuden a las procesiones.

Espacios de desolación
en otra mayor desolación
página 110

por la que va cayendo lentamente la tarde.


YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA
NO NOS ENGAÑEMOS

No nos engañemos.
Incremento del beneficio empresarial
no significa aumento de puestos de trabajo,
significa incremento del beneficio empresarial.

página 111
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA

EL GRAMO DE CARNE
MÁS CARO DEL MUNDO

Una hamburguesa de 80 gramos de vaca amazónica


VALE, en moneda medioambiental,
media tonelada de selva tropical.

EL JUGUETE MÁS CARO DEL MUNDO.

Cada juguete que acompaña a una hamburguesa


VALE millones de jornadas de explotación
extrema
en las fábricas del sureste de China.

EL SEGUNDO DE PUBLICIDAD MÁS CARO DEL MUNDO.

McDonald’s gasta dos billones de dólares cada día


en convencernos de que es una empresa
responsable, verde y nutritiva.

EL SALARIO MÁS BAJO DEL PRIMER MUNDO.

Los trabajadores de McDonald’s son jóvenes, sin opciones laborales,


forzados a ser explotados y sonreír,
duran poco y es imposible organizarlos,
en McDonald’s no hay sindicatos.

EL SANDWICH MÁS DELGADO


Y CON MENOS CALORÍAS DEL MUNDO.

McÁfrica.
página 112

El tomate se adapta a McDonald’s.


La patata se adapta a McDonald’s.
El indígena se adapta a McDonald’s.
El kétchup siempre tiene el mismo grado de fluidez.
YOUKALI, 10

La sangre vertida siempre tiene el mismo grado de fluidez

para
no
provocar
ISBN: 1885-477X

pérdidas

económicas.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
AHORA QUE TODO ARDE

Ahora que todo arde,


te hablaré de los inocentes dentro de los inocentes.

En mitad de un arroyo
dos ciervos se miran
cercados por las llamas.

Un fotógrafo
está a punto de ganar un premio.

página 113
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA

AUNQUE SEAS PARTE DE LA MÁQUINA

Cuando te montes en tu coche,


piensa en el hormigón y el asfalto que han pavimentado todos los paisajes,
piensa en la contaminación de la atmósfera,
en la disminución de la capa de ozono,
en el calentamiento de la Tierra,
en la deforestación, en el cáncer,
en los ruidos, en los accidentes,
en los residuos, en los vertidos,
en las guerras por petróleo,
página 114

en el abandono de otros medios de transporte


más limpios y seguros,
en el poder político y económico que acumulan
quienes fabricaron tu coche.
YOUKALI, 10

Piensa que has cambiado tu salud


por la salud económica de las multinacionales,

o como hasta ahora, mejor


no pienses
ISBN: 1885-477X

y arranca.
ECOLOGISMO CAPITALISTA
LA REVOLUCIÓN VERDE

El inmarchitable tomate‐pez
que no acaba con el hambre en el mundo
pero luce impecable durante meses en los supermercados.

El resistente pez‐tomate
que no acaba con el hambre en el mundo
pero enferma de tristeza en las piscifactorías.

El maíz insecticida
que no acaba con el hambre en el mundo
pero con el que puedes perseguir a las moscas por tu casa.

La Compañía Showa Denko que,


con sus investigaciones sobre transgénicos,
no acaba con el hambre en el mundo
pero mata
a treinta y siete personas
y deja con daños irreparables

permanentes

a mil quinientas
y las que fueron borradas por las estadísticas
en Pharmacia‐Monsanto,
Sygenta‐Novartis,
Astra‐Zeneca,
Aventis, Dupont y Dow Chemicals
mientras se socializa la erosión genética,
y el 94% de las semillas que se plantan en el mundo tienen dueño.

Desaparece la diversidad, página 115


se levantan vallas para prohibirla mientras
los virus y las bacterias saltan las fronteras de las especies

y la gente, tras los alambres,


YOUKALI, 10

engorda el hambre

que iba a acabar


con el hambre en el mundo.
ISBN: 1885-477X
ECOLOGISMO CAPITALISTA

ECOLOGÍA Y EJÉRCITO AMERICANO


...pasen y lean...

Ecologie et armée américaine


Le Monde. 14/10/10

«Nous ne nous mettons pas aux énergies vertes seulement pour des questions environnementales. Ce nʹest pas
une question de politique ni de slogan» a déclaré hier le secrétaire américain à la marine Ray Mabu. La lourde
dépendance de lʹarmée américaine aux énergies fossiles représente une vulnérabilité dangereuse, ont estimé
mercredi des responsables du Pentagone au moment dʹannoncer un recours plus large aux énergies renouve‐
lables dans les zones de combats. Le chef dʹétat‐major interarmées américain Michael Mullen a jugé que le fait
de passer aux énergies vertes était un "impératif stratégique" pour le Pentagone. Chaque jour le département de
la défense consomme 300 000 barils de pétrole, et lʹénergie dont chacun de ses soldats a besoin augmente dʹan‐
née en année. Selon un rapport du Pew Research Center publié en avril, le département de la défense, premier
consommateur de carburant au monde et qui compte pour 80 % dans la consommation dʹénergie du gouverne‐
ment américain tout entier, tire son énergie principalement des hydrocarbures.
página 116

Ecología y ejército americano


Le Monde, 14/10/10

“No optamos por las energías verdes sólo por cuestiones medioambientales. No es una cuestión de política ni
YOUKALI, 10

de slogan” declaró ayer el Secretario americano de Marina Ray Mabu. La gran dependencia del ejército ameri‐
cano de las energías fósiles representa una vulnerabilidad peligrosa, han estimado el miércoles responsables del
Pentágono en el momento de anunciar que recurrirrán más ampliamente a las energías renovables en las zonas
de combate. El Jefe de Estado Mayor de los tres ejércitos de los Estados Unidos consideró que pasarse a las
energías verdes era un “imperativo estratégico” para el Pentágono. Cada día el Departamento de Defensa con‐
sume 300.000 barriles de petróleo, y la energía que necesita cada uno de los soldados aumenta cada año. Según
ISBN: 1885-477X

un informe del Pew Research Center publicado en abril, el Departamento de Defensa, primer consumidor de
carburante del mundo y cuyo consumo supone el 80% de la energía que utiliza el gobierno americano en su
conjunto, obtiene su energía principalmente de los hidrocarburos.
MISCELÁNEA
“CONTAR CON LAS PROPIAS FUERZAS”
por Eduard Ibáñez Jofre

Si la tarea del pensamiento crítico es potenciar el con‐


flicto, la del pensamiento apologético es contenerlo.
Ninguno niega el conflicto, que está en el centro de la
modernidad, pero difieren en su alcance. Si uno insis‐
te en la contradicción y el antagonismo, el otro recono‐
ce el conflicto como competencia o divergencia de
posiciones o intereses.
En el conflicto por competencia los agentes (que
intercambian, negocian, discuten, se enfrentan, se
engañan…) reconducen sus posiciones o intereses
divergentes hacia una unidad superior, plasmada en
un proceso de diálogo, en la persecución de un objeti‐
vo, en la construcción de una estrategia o en la delimi‐
tación de un espacio de disenso. sujeto para sí y objeto para el otro, una doble y antago‐
El pensamiento apologético no niega, por tanto, el nista condición, en la cual el sujeto, que se constituye
conflicto. Lo acepta porque presupone que está en en sujeto agresivo, es tratado, a su vez, como objeto de
condiciones de regularlo. Y lo presupone porque con‐ agresión (de expoliación, de expropiación, de someti‐
sidera que los agentes basan sus acciones en una racio‐ miento…).
nalidad plena y acabada. La creencia en la racionali‐ La doble condición de sujeto y objeto, de agente
dad fuerte de los agentes justifica la existencia del con‐ activo en el combate y de objeto apetecible de ataque,
flicto y garantiza su resolución. la ostenta el combatiente en virtud de una propiedad
El pensamiento crítico, por el contrario, desarrolla intrínseca que posee, una cualidad propia que es, jus‐
una racionalidad más prudente y mesurada. Pues a tamente, la que esgrime en el ataque y la que su con‐
diferencia del agente que compite, que, en cuanto trincante busca. En el caso del “combatiente domina‐
soberano y hecho de una pieza, puede dominar y do” ‐en terminología clásica‐, esta propiedad ha sido
reconducir el conflicto hacia un ente superior, el agen‐ tradicionalmente considerada la fuerza de trabajo, que
te del antagonismo debe responder a su doble y con‐ participa tanto de la característica de “objeto de agre‐
tradictoria condición, que es la que anima el conflicto: sión” (de explotación) por parte del capitalista como
una condición interna, como sujeto, y otra externa, de “sujeto de agresión” (fuerza productiva, sobre la
como objeto, que le viene impuesta desde fuera, de su página 117
cual el combatiente obrero funda la acción de expro‐
oponente. piación o control de la producción). Por su parte, el
El antagonismo, en efecto, se basa en que el agente dinero (o el capital) es la característica propia del
tiene una doble condición: como sujeto y como objeto “combatiente dominante”, que, en tanto sujeto, lo uti‐
de conflicto. El agente calificado de “dominante” se liza como medio de explotación y que el “combatien‐
YOUKALI, 10

constituye en sujeto (de explotación) y objeto (de te dominado” lo convierte, a su vez, en objeto de
expropiación o control) de los “dominados”; en tanto expropiación o control.
que el sujeto “dominado” es objeto (de explotación) y Es esta doble condición del combatiente lo que
sujeto (de expropiación o, si se quiere, de liberación) garantiza el antagonismo. Pues si en el conflicto por
de los “dominantes”. Estas posiciones cruzadas otor‐ competencia los agentes, como sujetos conscientes,
gan el necesario rigor y riqueza al antagonismo. El coherentes y sólidos, se apoyan sobre sí mismos, en el
ISBN: 1885-477X

agente no es meramente un sujeto que dialoga o se conflicto antagónico el combatiente no tiene otro asi‐
confronta con otros agentes, sino un sujeto agresivo, dero que su contendiente, no dispone de otro punto
lanzado al ataque, como tampoco es un simple objeto, de apoyo que el otro sujeto constituido en objeto de
que choca o interfiere con otros agentes, sino un obje‐ explotación (o de lucha contra la explotación).
to tratado como tal, como objeto agredido, blanco de Relacionándose entre sí como sujetos y objetos, sin que
ataque. El agente combatiente es, simultáneamente, la condición de sujeto anule la de objeto, y viceversa,
MISCELÁNEA

los antagonistas se enzarzan en un combate virtuoso


en el que, por decirlo así, cada uno se apoya en el otro,
en las estocadas que da a su adversario.
El antagonismo no precisa pues de ninguna mule‐
ta ideológica, de ninguna cobertura moral (como los
“sentimientos morales” de Adam Smith), de ninguna
justificación trascendente (como el “espíritu” del capi‐
talismo, abandonado por el propio capitalismo tras
cumplir su misión). Instigado por los propios comba‐
tientes, el potencial antagónico del conflicto es altísimo.
No sólo el enfrentamiento es enérgico, sino tam‐
bién radical. Pues la constitución del agente en objeto
autoriza la entrada inmisericorde en su interior, sin
que ningún espacio quede a salvo del ataque, de
modo que el conflicto cubre todos los aspectos y llega
a todos los rincones. A diferencia pues de los agentes El combatiente antagónico presenta pues una cara
que compiten y que en sus interacciones se limitan a dual. Es “pasivo” y “activo”, agredido y agresor, obje‐
desplazarse o reubicarse, sin que ello les suponga una to y sujeto de agresión; se mueve entre la estructura y
alteración sustancial de su existencia, los agentes del la subjetividad, entre los constreñimientos objetivos y
antagonismo alcanzan las mismísimas entrañas del las construcciones subjetivas. Histórica, sociológica y
adversario. políticamente, esta dualidad se ha expresado a través
(Obviamente, el antagonismo necesita del concur‐ de numerosas figuras: “clase obrera” y “clase hegemó‐
so de dos combatientes. Si uno de ellos se hace omni‐ nica”, “clase en sí” y “clase para sí”, “condición objeti‐
potente y se considera, por ejemplo, que “el capital va de clase” y “conciencia subjetiva de clase”, “compo‐
crea al proletariado” o que “el capital reconstruye un sición técnica de clase” y “composición política de
nosotros (resistente)”, el antagonismo es inexistente. clase”…
Sólo por una confusión terminológica o conceptual, o Pero esta doble condición, que en efecto, garantiza el
como recurso retórico, se puede atribuir a un comba‐ antagonismo, agarrota al mismo tiempo al combatien‐
tiente, a un antagonista, la facultad de producir anta‐ te. Pues si bien, por un lado, necesita recurrir a los dos
gonismo). extremos, al objeto y al sujeto, para mantener viva la
llama del conflicto, por otro lado, estos extremos abren
2 el abismo bajo sus pies. En la misma medida en que ase‐
guran el antagonismo, el intercambio de golpes, la
Pero en esta doble condición, concebida por el pensa‐ reversibilidad de posiciones, fijan al combatiente en una
miento crítico como una vacuna contra la trascenden‐ escisión interna. El mismo movimiento que produce el
cia, el antagonismo encuentra también sus límites. conflicto divide al combatiente; la misma dualidad que
Pues pensar el antagonismo no consiste sino en pen‐ activa el antagonismo clava al antagonista.
sar a fondo la doble condición de objeto de explota‐ Porque esta doble condición no es eludible o nego‐
ción y de sujeto contra la explotación. El combatiente ciable. El combatiente necesita ser tanto sujeto como
página 118

antagonista se constituye entonces bajo el signo de la objeto, ser tanto objeto agredido como sujeto agresor.
dualidad y la oposición. Así: No puede dejar de apoyarse simultáneamente en
ambos extremos, no puede dejar de contar con ningu‐
‐ El combatiente se encuentra escindido entre una no de ellos. El hecho de ser “objeto agredido” empuja
parte ‘objetiva’, que es obligada y le viene impuesta constantemente a la “acción de agresión”, del mismo
YOUKALI, 10

desde fuera, y otra ‘subjetiva’, que es asumida desde modo que la “acción agresiva” debe remitirse conti‐
el interior. nuamente al “ser agredido”. Pues si, con el objetivo de
‐ En consecuencia, una parte del combatiente pertene‐ cerrar la brecha interna del combatiente, se pretende
ce al ámbito de la necesidad y otra al reino de la privilegiar o favorecer un aspecto en detrimento de
libertad. otro, entonces el conflicto encalla.
‐ El conflicto se dirime, por tanto, en dos planos: Así, privilegiar el sujeto, enfatizar el paso de la
ISBN: 1885-477X

superestructura e infraestructura, necesidad y liber‐ “clase en sí” a la “clase para sí”, someter la estructura a
tad, “libertad” del sujeto y coacción de las “leyes la conciencia, el objeto a la acción agresiva (como par‐
objetivas”. tido o vanguardia dirigente, como toma del poder…),
‐ En términos modernos, el conflicto reproduce la dis‐ significa autonomizarse como sujeto, como “concien‐
tinción entre contradicción estructural y movimien‐ cia subjetiva”, descuidar la “condición objetiva”, olvi‐
to subjetivo, entre historia y acontecimiento. dar el hecho de “objeto explotado”, privarse de la con‐
MISCELÁNEA
la “relación” también se había circunscrito normal‐
mente al ámbito del poder dominante. Pero ya en los
momentos más productivos del enfrentamiento de
clases se había manifestado este tipo de antagonismo,
cuando la clase obrera, sometida al capital, lo sometía
a su vez y lo ponía al servicio de su lucha. Y además,
al basarse en la dominación en general, permitía supe‐
rar el estricto marco de la explotación económica y
facilitar la incorporación de otros ámbitos (político,
cultural, etc.), característicos de los nuevos dispositi‐
vos de control y rebeldía.
En esta modalidad de conflicto antagónico la doble
condición del contendiente no corresponde pues a una
cualidad o propiedad intrínseca suya, sino a una rela‐
ción. No es una propiedad que posea el combatiente y
dición que alimenta el antagonismo, del motivo que que le distribuye en sujeto de acción y en objeto de
anima la lucha, y, en consecuencia, reducir la potencia expropiación, sino una relación que instituye un “suje‐
del conflicto. Detenerse en el objeto, por su lado, repre‐ to” que ejerce y un “objeto” sobre el que se ejerce.
senta someter la “conciencia subjetiva” a la “condición El combatiente pierde la rigidez del sujeto “propie‐
objetiva”, hacer del “objeto agredido” la “acción de tario” y adquiere la figura del campo de fuerzas, del
agresión”, condicionar la acción del sujeto al desenvol‐ plano, de la axiomática… Las operaciones ya no con‐
vimiento del objeto (como desarrollo de las fuerzas sistirán en extracciones, expropiaciones, explotacio‐
productivas, como contradicciones del capitalismo, nes, sino en modulaciones, fluctuaciones, subsuncio‐
como “reforma del capitalismo” o como fuerza de tra‐ nes… Todo aquí está más integrado y es más envol‐
bajo biopolítica, que, en cuanto “fuerza inconmensura‐ vente, sin aristas ni interrupciones. El modelo “políti‐
ble de vida”, desbordante y excesiva, es inmune a la co” del antagonismo cede el paso a un modelo “eco‐
extracción de una medida de explotación), implica nómico” o, si se prefiere, “natural”. Por ejemplo, el
acantonarse, confiar en la evolución del “objeto de combatiente ya no precisa recurrir a mecanismos de
explotación”, debilitar la acción del sujeto, apagar, en “pesos y contrapesos” (“elevar el proletariado a clase
suma, el fuego del antagonismo. dominante…”), ya no debe moverse para acceder a su
El antagonismo se encuentra pues en una encruci‐ contendiente: para acceder al poder (“conquistar el
jada: si desarrolla el conflicto, abre la división en el poder”), al capital (“expropiar el capital”), a la fuerza
combatiente; si cierra la brecha, apaga el conflicto. de trabajo (“adquirir fuerza de trabajo”)… ; ya no vive
De esta manera se llega a la paradoja de que al pre‐ en el seno de antinomias (libertad y necesidad, con‐
tender apoyar al combatiente, robusteciendo una de ciencia y estructura…) y por eso no precisa de media‐
sus partes constituyentes, se le debilita; si se le quiere ciones que las armonicen. En el antagonismo relacio‐
ayudar parcialmente, se le hunde totalmente. No sólo nal el combatiente no trata al otro como “objeto” pasi‐
eso. Al enfatizar uno u otro aspecto, al aumentar la vo y compacto, del que extrae “propiedades”, sino
brecha entre sujeto y objeto, se recrudecen las “luchas como elementos (dispositivos, puntos, líneas, espa‐
fratricidas”: entre subjetivismo y objetivismo en el cios…) desarticulados. Como “sujeto”, el combatiente página 119
marxismo; entre conspiración y comunitarismo en el es una dimensión oceánica, proliferante, selvática…,
anarquismo; entre reformismo y revolución, entre constituida por elementos diversos y heterogéneos
objetivistas y subjetivistas, en general. El antagonismo (líneas, mecanismos…) con los que envuelve a su opo‐
se decide en el interior del combatiente. nente; como “objeto” es la dislocación de estos ele‐
YOUKALI, 10

mentos. Como “sujeto”, como composición de ele‐


3 mentos, anega y subsume a su oponente; como “obje‐
to”, como elementos desarticulados y dispersos, es
Resultado, en parte, de las luchas, y en parte como anegado por él. Los combatientes no se encuentran
complemento, corrección o superación de este antago‐ entrelazados, no están trabados como sujeto/objeto,
nismo por posesión, se expande la modalidad de anta‐ sino que se hunden y emergen, se cubren y recubren,
ISBN: 1885-477X

gonismo por relación, hasta entonces reservada a las como la lluvia inundando la selva o la marea empa‐
fuerzas dominantes. Marx, por ejemplo, consideraba pando la playa. Si los combatientes, por un lado, pare‐
el capital como una “relación” y hacía de la fuerza de cen subsumirse e integrarse mutuamente, por otro, se
trabajo una variable del capital, pero estaba lejos de muestran autónomos, independientes, soberanos…
considerar a la propia “clase dominante” como una La dimensión oceánica del plano de inmanencia es
variable de la “clase dominada”. En el campo político un magma indiferenciado (pre‐subjetivo), una sopa
MISCELÁNEA

primigenia, un presupuesto ontológico, una reserva carga de compromisos. Aquellos que claman por la
ilimitada de virtualidad… La dimensión oceánica del responsabilidad viven inmersos en un régimen de
manto de dominación es, por su parte, un oleaje que irresponsabilidad general, en tanto que los que pare‐
reverbera en todos los momentos y lugares como cen escudarse en la irresponsabilidad colectiva son los
momentos y lugares de “reproducción de la realidad que más brutalmente comprometen a los combatien‐
capitalista”. Pero como “objetos”, como dimensiones tes.
oceánicas desarticuladas y rotas, los elementos consti‐ El pensamiento crítico no sólo arroja a la cara de los
tuyentes que las componen se vuelven “bienes esca‐ combatientes la responsabilidad del conflicto, sino
sos” que se construyen, persiguen o resiguen. Y que, que interpela a cada uno de ellos directamente sobre
dispersos, se revelan también excepcionales, casi anó‐ su arrojo, su inteligencia, su voluntad. El combate se
malos, y cuya composición o construcción exige traba‐ resuelve en el interior de cada combatiente. El pensa‐
jo y esfuerzo. En el manto de dominación se trata de miento crítico obliga a cada combatiente a “contar con
dispositivos de excepción, de acciones de fuerza; en el sus propias fuerzas”.
plano de inmanencia son disposiciones innovadoras, Pero, ¿qué fuerzas?, ¿qué combatiente? Unas fuer‐
acciones creativas. zas contrapuestas, enfrentadas, divididas, a ninguna
De nuevo, por tanto, la dualidad, ahora ya no entre de las cuales, sin embargo, el combatiente puede
sujeto y objeto, sino entre espontaneidad productiva y renunciar; un combatiente que se alimenta de dos
trabajo, entre generosidad y esfuerzo, entre una fuerzas que se oponen; fuerzas de las que se sirve para
dimensión “natural” e inagotable y otra “humana” y trazar un círculo virtuoso (entre objeto y sujeto), pero
limitada que constantemente hay que construir (como que se agotan entre sí; fuerzas que al amarrarse, se
resistencia), abrir (como línea de fuga), activar (como separan; que al apoyarse mutuamente, se alejan.
jerarquía) o segmentar (como cesura). El combatiente Cuanto más se afirma el antagonismo como dialéctica
oceánico queda clavado entre la espontaneidad pro‐ de objeto (de explotación) y sujeto (de acción), tanto
ductiva y la disciplina de tareas, entre la abundancia más se afirma la dualidad, se abren las tensiones y se
de la “reserva ilimitada” de recursos y la “escasez de desatan las luchas fratricidas. Un combatiente, por
bienes” (resistentes o jerárquicos, según el caso). tanto, dividido entre sujeto y objeto, entre inmensidad
La tentación de ceder en alguno de los dos ámbi‐ y escasez, obsesionado por mantener unidas y articu‐
tos, de apoyarse en uno más que en otro, recibe tam‐ ladas sus fuerzas; pendiente de que no se decanten y
bién su castigo. Confiar en la espontaneidad (porque vayan a su aire (y haya traición); más preocupado por
no se ven alternativas, porque la resistencia es difícil o la descoordinación que por la coordinación, por la
la dominación demasiado pesada) significa entregarse desarticulación que por la articulación.
a la generosidad de la inmanencia, a la tranquilidad de
una “reserva ilimitada” y, en consecuencia, sustraerse 5
al antagonismo. Privilegiar la multiplicación de resis‐
tencias (porque la “reserva ilimitada de virtualidad” Los problemas del pensamiento apologético son otros,
se percibe ficticia o de ella simplemente se siente nos‐ especialmente del pensamiento apologético de
talgia) implica acantonarse en un esfuerzo continuo e izquierdas, que utiliza la matriz del conflicto por com‐
infatigable, empeñarse en buscar cualquier atisbo de petencia. Porque en este conflicto, la pugna no es entre
acción en la escasez, bucear, en suma, en un antagonis‐ los agentes combatientes, sino entre los agentes y su
página 120

mo de baja intensidad. marco de competencia. El conflicto no remite a los


Pero la apertura a la doble condición de “naturali‐ propios combatientes, sino al tablero de juego en el
dad” y “trabajo” supone inmovilizar al combatiente,
no en una lucha fratricida, sino en una pugna entre la
ilimitada confianza y la absoluta desesperación.
YOUKALI, 10

También aquí el antagonismo se dirime dentro del


combatiente, en este caso, dentro de cada individuo.

Así, y de forma un tanto paradójica, el pensamiento


ISBN: 1885-477X

apologético ubica a los agentes del conflicto en un


marco de acción que les exime de responsabilidad al
desplazarlos hacia un marco externo, mientras que el
pensamiento crítico confiere a los antagonistas la total
responsabilidad del conflicto. Si la competencia vuel‐
ve irresponsables a los agentes, el antagonismo les
MISCELÁNEA
que el conflicto se desarrolla. Las desavenencias entre Pues finalmente es el recurso a las “propias fuerzas” lo
agentes (“mercados”, “ciudadanos”, “poder económi‐ que resulta insuficiente. El movimiento que hace fun‐
co”, “poder político”) se entienden como desequili‐ cionar el antagonismo no puede ser el mismo que
brios entre poderes (político versus económico) o suje‐ impulsa a los combatientes. Las fuerzas que animan la
tos (ciudadanos versus mercados, estados versus mer‐ lucha contra el capital (o contra la dominación, o con‐
cados), que deben enderezarse precisamente en el tra la trascendencia) no pueden ser las mismas que
marco en el que tales desavenencias se han producido. espolean la lucha obrera (o resistente). Porque la
En esta tesitura apologética, al pensamiento de misma dualidad que exhibe para trabarse con su ene‐
izquierdas se le plantean los siguientes dilemas: migo es la que se abre en su interior; la misma duali‐
¿cómo alimentar la fuerza combativa de unos agentes dad de sujeto (de liberación) y de objeto (de explota‐
(ciudadanos, poder político…) cuyo marco de compe‐ ción) con la que se abraza fatalmente a su oponente es
tencia se la sustraen?, ¿cómo apostar por un caballo la que le condena a la “lucha interna”, a la lucha fratri‐
(los ciudadanos, los trabajadores…), que, de momen‐ cida. Las “contradicciones” del antagonismo son las
to, ya es perdedor, sin poner en evidencia que se le propias “contradicciones” del combatiente. Al fin y al
escamotea energía combativa?, ¿cómo mantener la ilu‐ cabo, la condición esencial del antagonismo es la frac‐
sión de victoria de un agente al que, de entrada, se le tura interna del combatiente.
ha condenado a la derrota?. Dado que en el conflicto Contra lo que pudiera parecer a primera vista, la
por competencia es un marco preestablecido (el con‐ competencia se muestra más ágil y dinámica que el
senso, el re‐equilibrio…) el que determina su evolu‐ antagonismo, pues siempre está dispuesta a enviar las
ción y devenir, ¿cómo atribuir la responsabilidad (“la diferencias al cielo de la “reconciliación”, en tanto que
política consciente que controla la economía desboca‐ el antagonismo introduce una separación radical en
da”) a unos agentes que precisamente están condicio‐ los combatientes, que los retiene hasta que no resuel‐
nados por este marco presupuesto, por este régimen van sus “contradicciones internas”. Paradójicamente,
de irresponsabilidad generalizada? el encaje, el cierre antagonista abre una distancia infi‐
El pensamiento apologético de izquierdas preten‐ nita dentro del combatiente. Y en esa distancia, en esa
de introducir dosis de antagonismo en el conflicto por dolorosa separación entre la condición objetiva y la
competencia al abrir espacios de desigualdad frente a condición subjetiva, entre la generosa inmanencia y la
la “igualdad” del pensamiento apologético de dere‐ avara resistencia, germinan la añoranza y el pesimis‐
chas. Desde su situación de dependencia, los agentes mo, y, en consecuencia, la clara conciencia del esfuer‐
“dominados” pueden plantar cara a esos otros agentes zo y del trabajo que hay que dedicar para cerrar la
que les mantienen en la subordinación. Pero no basta fractura y suturar la herida. Buena parte de los esfuer‐
con hacer de los sujetos también objetos de agresión. zos se consumen en la cura de esa herida que se ha
No es suficiente que los sujetos se encuentren “domi‐ inflingido el propio combatiente, en la gestión de la
nados” para hacerlos combatir. Pues el antagonismo dualidad que lo atraviesa, en la tramitación de las pau‐
exige que el agente agredido sea al mismo tiempo sas, silencios, esperas… que él mismo ha introducido
agresor, y que tal como es atacado también él alcance (etapas de transición, travesías, trabajos de perfora‐
las entrañas enemigas. Si en el antagonismo las “fuer‐ ción, fases de “acumulación de fuerzas”…).
zas propias” eran opuestas y estaban enfrentadas, Pero no es sólo que las fuerzas del combatiente se
aquí se encuentran agazapadas, expectantes, en el encuentren divididas, sino de que también están
mejor de los casos, prestas a saltar, pero ‐por el sometidas a la penuria. Pues el problema de los com‐ página 121
momento‐ quietas. batientes antagonistas es justamente su “sostenerse en
el aire”, que les hace depender exclusivamente de ellos
mismos y les sitúa en una posición de reciprocidad
inversa. Al remitirse mutuamente, al servir cada uno
YOUKALI, 10

de objeto del otro, el combatiente siempre se encontra‐


rá en precario, su situación siempre estará amenazada,
su propiedad o su relación siempre estará sometida al
desgaste, al paso del tiempo; sus entrañas siempre
estarán corroídas y sus objetivos siempre se verán des‐
naturalizados, pervertidos o truncados. La “lucha de
ISBN: 1885-477X

clases” y la “oposición de mundos” se encontrarán


siempre retrasadas respecto a los fines que se ha fijado
el combatiente, a todo aquello que pretende, busca,
ansía…
Alimentarse de las “propias fuerzas” es alimentar‐
se de la discordia, de la insuficiencia, de la carencia.
MISCELÁNEA

Del mero enfrentamiento no se extraen fuerzas, sino remitir éste de nuevo al objeto, ni transitar de la desar‐
heridas; del simple choque no surgen “acumulaciones ticulación provocada por la dominación a la reserva
de fuerzas”, sino cansancio. de inmanencia y de ésta a la reconstrucción de resis‐
tencias. No hay tiempos de espera, ni acontecimientos
6 por llegar, ni distancias que recorrer.
No desaparece la dualidad, pero ya no crucifica al
Mejor pues afirmarse en el suelo que sostenerse en el combatiente, sino que le garantiza la necesaria unidad
aire, mejor alimentarse de lo que nos nutre que devo‐ en el combate. Pues si el combatiente ya no sirve de
rarnos las entrañas, mejor enfilar hacia el enemigo que objeto (soporte) de su antagonista, deja de ser también
tener que ajustar cuentas en nuestras filas. Mejor, en objeto suyo de consumo y, por tanto, de estar someti‐
suma, atravesar el antagonismo (sus lugares, sus moti‐ do a la división y al desgaste de sus “fuerzas propias”.
vos, sus fines…) que ser atravesado por él. Entonces, puesto que la fuerza del combatiente no
El objeto del combate entonces no son los propios depende del daño que inflinge (y del daño que le infli‐
combatientes, sino un exterior que han hecho suyo, gen), hay mucho más que heridas y cansancio en el
algo ajeno que han asumido como propio, un objeto (o combate; hay capacidad para plantear, dirigir y resol‐
motivo, o lugar, o razón…) “cualquiera” que han con‐ ver el enfrentamiento.
vertido en objeto de disputa, al que, de grado o por (Es claro, por ejemplo, que la actual situación se
fuerza, han designado o se han situado (designar y debe a que los combatientes ‐mercados y estados, de
situar es lo mismo), al que han accedido o se han visto un lado, ciudadanos y trabajadores, de otro‐ han reac‐
arrastrados. El objeto no es el combatiente que sufre, tivado su decisión por el objeto común de disputa, por
no es lo pasivo que precisa “remontarse” o recons‐ aquello de lo que todos ellos se alimentan: la totalidad
truirse, sino aquello sobre lo que los combatientes se de las condiciones de vida, la totalidad de las conexio‐
han precipitado porque así lo han decidido. El objeto nes de la fuerza de trabajo global).
se integra en el sujeto. Está más relacionado con la Los combatientes no se encuentran en manos uno
decisión que con la necesidad. Es un terreno de liber‐ de otro, sino del objeto en el que han confluido y de las
tad. prescripciones que éste les ha impuesto. La lucha no es
El sujeto del antagonismo tampoco se encuentra entre antagonistas que, abiertos en canal, sufren y se
en los propios combatientes, no es el origen o fuente rebelan, sino entre combatientes que luchan por el
del antagonismo, sino el mandato que impone a los objeto que ellos mismos han convocado, por el espacio
combatientes el objeto “cualquiera”, el precepto al que “cualquiera” en el que se han emplazado.
deben atenerse. El sujeto no es el combatiente activo,
la manifestación libre y soberana de su poder, sino el
criterio que emana de la disposición del objeto. El suje‐
to se integra en el objeto. Depende más del deber que
de la voluntad. Es un ámbito de obligación y necesi‐
dad.
No desaparece la dualidad sujeto/objeto, pero ya
no socava la fuerza antagonista ni la conduce a la
lucha fratricida, sino que garantiza la unidad de la
página 122

potencia combatiente. Pues ahora ésta se focaliza en el


objeto, a cuyas exigencias se ajusta.
No desaparece la dualidad, pero ya no provoca
intermitencias o interrupciones en la pugna, sino que
asegura la necesaria continuidad del combate. Si no
YOUKALI, 10

hay oposición entre sujeto y objeto, entre dominación


y resistencia, no hay que pasar del objeto al sujeto y
ISBN: 1885-477X
MISCELÁNEA
LOLITA DE NABOKOV A KUBRICK O EL PODER
FEMENINO EN EL HETEROPATRIARCADO1
por Pablo Iglesias Turrión2

À la plantureuse Charlotte (…) femelle littéralement en rut aux antipodes de Marlène


Dietrich à qui le Humbert de Nabokov la compare, Kubrick oppose le corps
diaphane de l’adolescente en offrande sur son tapis de paille, corps idéal (…)image parfaite qu’on croirait droit sortie d’une affiche
publicitaire…
Emmanuelle Delanoë‐Brun (2010:6)

…il film di Kubrick (…) ha anche la finezza di un’analisi sociologico in cui si visualizza il possibile destino del maschio nella socie‐
tà patriarcale…Lolita è più carnefice che preda del potere dell’adulto/padre/maschio ed è lei stessa a decidere
liberamente di affidarsi al suo giovane sposo nel finale
Costanza Salvi (2009:2)

La mercantilización de la subjetividad femenina (a mos, cuanto menos, que limitarnos a lo que llamare‐
modo de introducción) mos mercado heterosexual de los centros económico‐
geográficos (equívocamente llamados países o áreas
En una conferencia organizada por el Lobby Europeo desarrolladas), delimitados por la orientación sexual
de Mujeres, a primeros de Junio de 2010, en Madrid, la hetero ‐más o menos deseada‐ de las mujeres, por una
psicóloga británica Susie Orbach señalaba que hay una franja de edad concreta entre la adolescencia y la cua‐
violencia real hacia la mujer para que no acepte su cuerpo, y rentena (para estar dentro de lo que Beatriz Preciado
está promovida solamente por los intereses comerciales. La llama mercado heterosexual) y por la actuación (en el
secretaria general del citado lobby, Myria Vassiliadou, sentido preformativo de Butler) de las mujeres en áre‐
añadía que en la actualidad parece que sólo haya un con‐ as sociales en las que la cuestión de la belleza hetero‐
cepto único de cuerpo, el que nos han impuesto3. normativizada puede plantearse4.
Quizá se quedan cortas ambas feministas a la hora Para que se nos entienda bien, pondremos un
de describir el violentísimo proceso de disciplinamien‐ ejemplo a partir de un país que conocemos, Bolivia,
to que la lógica capitalista –no solo los “intereses co‐ cuya estructura social permite apreciar con claridad
merciales”‐ impone sobre muchas mujeres. Esta lógica las diferentes formas en que el heteropatriarcado, en
(de acumulación y expansión sin fin) del Capitalismo función de razones de étnia y clase, afecta a las muje‐
ha tenido y tiene diferentes efectos sobre las mujeres res. En este país, la señalada cuestión de los modelos
en función de elementos de clasificación social tales mercantilizados de belleza, no se plantea entre las mu‐ página 123
como la clase, la étnia, el área económico‐cultural a la jeres de las comunidades aymaras del Altiplano, so‐
que se pertenezca, la edad, etc. En nuestro caso, al ha‐ metidas por supuesto a otros tipos de violencias y dis‐
blar de modelos mercantilizados de belleza tendría‐ ciplinamientos de lógica mercantil por razón de géne‐
YOUKALI, 10

1 El presente artículo tiene su origen en las discusiones del seminario “Cine y Literatura” impartido por Domingo Sánchez‐Mesa en el
postgrado de humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid. Vaya mi reconocimiento para él y para todos los participantes en
el seminario. Sin sus observaciones y críticas este trabajo no hubiera sido posible.
2 Pablo Iglesias Turrión es profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, por la que se doctoró en 2008 (con men‐
ISBN: 1885-477X

ción doctor europeus) con una tesis sobre la acción colectiva postnacional. Tras licenciarse en Derecho (2001) y Ciencia Política (2004, pre‐
mio extraordinario) fue investigador visitante en varias universidades de América Latina, Europa y Estados Unidos. Ha realizado asi‐
mismo cursos en el postgrado de humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid en la especialidad de estudios culturales y de
filosofía de los media en el European Graduate School (Suiza), donde ha estudiado teoría política, cine y psicoanálisis con Slavoj Zizek,
Giorgio Agamben, Michael J. Shapiro, Judith Butler, Jacques Rancière o Michael Hardt, entre otros. Website: www.iglesiasturrion.net
3 Ambas declaraciones están tomadas de la noticia aparecida en el diario Público el 16 de Junio. Véase Hidalgo (2010).
4 Véase al respecto Haraway (1995)
MISCELÁNEA

A la izquierda, Kathe‐
rine David Céspedes,
de Santa Cruz de la
Sierra, Miss Bolivia en
el 2007 a la edad de 19
años5. A la derecha,
una joven mujer ay‐
mara anónima con su
bebé6. De las dos imá‐
genes podríamos to‐
mar elementos para
analizar aspectos del
dominio biopolítico
heteropatriarcal, pero
nos parece que que‐
dan claros los dis‐
tintos contextos de los
que parten ambas
mujeres.

ro, pero sí entre las mujeres mestizas de la clase media de de vista las formas hegemónicas de construcción del
urbana de Santa Cruz (región famosa, entre otras co‐ objeto femenino del deseo sexual, se da de bruces con
sas, por sus concursos de belleza). el capitalismo cognitivo, o como diría Preciado (2008)
farmacopornográfico, cuando señala que sex in still
thought to sell, even if what is being sold is not the product
Imponer o definir un concepto de cuerpo, como dice per se but the idea of a sexual connection between con‐
Vassiliadou, no es solo una cuestión de tipo meramen‐ sumer and product7 (2004:126). La negrita es nuestra y
te morfológica, sino que implica definir‐imponer bio‐ creemos que da cuenta del carácter inmaterial (muy en
políticamente (pues hablamos del cuerpo como objeto el sentido pornográfico de Preciado) que implica la
de aplicación del poder) una forma específica de femi‐ mercantilización de la sexualidad. Pero tal proceso de
nidad. mercantilización, no del producto en sí sino de la idea
El Capitalismo, como sistema histórico, ha respon‐ de conexión sexual entre el consumidor y su objeto de
dido siempre a una lógica de expansión económico‐ deseo como dice Merskin, no alude tanto al cuerpo co‐
política que ha afectado a las áreas geográficas con‐ mo a la subjetividad, a la idea de lo que debe ser y co‐
vencionales (a través de mecanismos políticos como el mo debe comportarse, en nuestro caso, una mujer. Se
Colonialismo o la dependencia económica de las re‐ trata, en última instancia de ideología, de normaliza‐
giones periféricas) pero también, en especial durante ción, de legibilidad a la hora de entender la experiencia
página 124

los últimos cincuenta años, a los espacios de la subjeti‐ en el sentido que le da Zizek (2009:17) a la hora de uni‐
vidad humana; el bios en el sentido que le da versalizar la “virtud” femenina.
Agamben como vida política. Entre estos espacios de En el presente artículo vamos a defender que uno
subjetividad biopolítica destacan, por supuesto, los ro‐ de los primeros en percatarse, más o menos conscien‐
les de género y la sexualidad. temente, de los caracteres ideológicos de esa subjetivi‐
YOUKALI, 10

Debra Merskin, en un artículo sobre el uso sexual dad femenina impuesta por la lógica heteropatriarcal,
de jóvenes y niñas en la publicidad, da muchísimos fue Stanley Kubrick en su versión de Lolita.
ejemplos de la mercantilización del cuerpo sexualizado A partir del examen de diversos recursos bibliográ‐
de la adolescencia en la publicidad. Aunque su trabajo, ficos (desde la novela de Nabokov, pasando por las
al mezclar niños, preadolescentes y adolescentes, pier‐ distintas versiones de su guión, hasta varios estudios
ISBN: 1885-477X

5 Imagen tomada en http://www.vietradeinchile.gov.vn/website/data/article/images/images1554532_Katherine_David.jpg (Consulta:


14/06/2010).
6 Imagen tomada en http://media.lonelyplanet.com/lpimg/1632/1632‐23/preview.jpg (Consulta: 14/06/2010).
7 Todas las negritas en el texto son nuestras.
MISCELÁNEA
específicos sobre la película) y del análisis de las deci‐ perder carácter provocativo‐ por Beatriz Preciado. Si
siones de dirección de Kubrick (casting, acting, tipos y por algo se caracterizan algunos de los modelos pre‐
duración de planos, movimientos de cámara, etc.8) va‐ sentados (y encarnados) por Despentes y Ziga es por
mos a desarrollar varias cuestiones que se sintetizan su carácter subalterno y periférico. Se trata de mujeres
en dos ideas. obligadas a sobrevivir en el marco de unas condicio‐
La primera idea que vamos a plantear es que la nes económicas y culturales dadas, sin la posibilidad
versión cinematográfica de Kubrick tiene poco que ver de una emancipación económica al alcance de la ma‐
con la novela de Nabokov que le dio origen. Mientras no. La Lolita kubrickiana también tiene que sobrevivir
que en la novela el tema fundamental es la pedofilia, a pero ni siquiera tiene a su alcance los recursos cultura‐
partir de la construcción de la noción de nínfula, en el les para autoteorizarse. Por eso luchará con el único
filme de Kubrick el tema fundamental es el deseo mas‐ poder que tiene; el que le ha otorgado la Sociedad a
culino por una feminidad encarnada en Lolita. través de ojo Humbert y del espectador.
Veremos que la belleza juvenil de Lolita en Kubrick se Lolita, image parfaite d’une affiche publicitaire como
aleja de la perversión pedófila para ejemplificar un dice Emmanuelle Delanoë‐Brun, no va a leer a Mary
modelo que ha devenido hegemónico en las socieda‐ Wollstonecraft ni a Virginia Wolf y tampoco puede
des postfordistas contemporáneas. La relación que permitirse decir que no a su Humbert Humbert, pa‐
Kubrick construye entre Lolita y su madre es lo que dre, amante y dueño. Tan solo puede desdramatizar
mejor nos revela, como veremos, el tipo de subjetivi‐ con algo de cinismo su situación y utilizar a Humbert
dad femenina basada en la belleza juvenil. hasta el punto de hacerle patético, de destruirle, para
Haremos asimismo un breve excursus sobre la ver‐ lograr la máxima autonomía posible. Como señala
sión de Adrian Lyne de 1997, que a diferencia de la Ken Burke en su estudio comparativo entre la novela
versión de Kubrick, sí fue un intento de adaptación de y la película Kubrick is sublimating the serious sexual the‐
la novela, pero que, entre otras deficiencias, no fue su‐ mes of Lolita to a constant flow of silly or ribald humor
ficientemente coherente a la hora de respetar el objeto (Burke, 2001:145). Ello no es otra cosa que reforzar a un
de deseo descrito por Nabokov y volvió a dejarse lle‐ sujeto que, a pesar de su debilidad objetiva, ya no es
var (quizás por imposiciones legales) por un modelo una niña como en la novela. El amor y la pasión del
de belleza heteronormativizado en el que su Lolita si‐ opresor por Lolita es, en este caso, la mejor arma de
gue sin ser una nínfula y vuelve a encarnar un objeto ella para liberarse.
de deseo hegemónico, todo lo criticable que se quiera, El punto de partida inmanente en este ensayo es
pero no infantil. que el poder del oprimido descansa, en buena medi‐
La segunda idea que vamos a defender en este tra‐ da, en su forma de opresión y que la puesta en prácti‐
bajo es muy ambiciosa. Pensamos que, en la película ca de ese poder supone asumir que la máscara im‐
de Kubrick, el personaje de Lolita adquiere plena con‐ puesta puede ser también, en muchos casos, la másca‐
ciencia de que su poder ‐que en ningún caso es el de la ra del combate. Por eso debemos investigar las condi‐
nínfula demoníaca proyectado por el pedófilo ciones de producción de la Política como conflicto, co‐
Humbert Humbert descrito por Nabokov en su nove‐ mo lucha por los significados ‐en el sentido que le dan
la‐ está en la belleza que encarna. A nuestro juicio, la Chantal Mouffe (2007) Ernesto Laclau (2005) o el pro‐
película nos permite ver con claridad que Lolita usa pio Zizek (2009)‐ y ser capaces cartografiar las relacio‐
ese poder para luchar por su libertad en el estrecho nes de poder que van más allá de las interacciones en‐
marco de sus condiciones materiales y culturales. La tre instituciones (Estados, organizaciones colectivas, página 125
Lolita de Kubrick no es el objeto pasivo de las ensoña‐ etc.) y que se encuentran en los espacios delimitados
ciones de un pedófilo, sino una joven que utiliza el por la subsunción de la cultura y el bios en la lógica de
único instrumento de poder a su alcance, su belleza, la acumulación y su institucionalización hegemónica.
para ganar su libertad de elegir.
YOUKALI, 10

La Lolita de Kubrick, vulgar, campechana y cínica, De la novela a la película


no está tan lejos de cierto modelo de feminismo radi‐
cal, periférico (e incluso con tacón de aguja) propuesto Es sin duda una ironía que la película fuese nominada
por Virgine Despentes en su Teoría King Kong (2007) o a los Óscar en la categoría de mejor guión adaptado,
por Itziar Ziga en su Devenir perra (2009) y teorizado ‐ cuando está claro que no había ninguna voluntad de
con menos frescura pero quizá con más solvencia y sin adaptación de la misma por parte de Kubrick.
ISBN: 1885-477X

8 Como veremos, las decisiones de dirección de Kubrick van a veces van en un sentido opuesto al del guión final, recortadísimo, de
Nabokov, reforzando la idea de la autonomía epistemológica del lenguaje del cine respecto al texto.
MISCELÁNEA

Con todas las prudencias que implica afrontar el espi‐ 1997. Para el director británico, el de Nabokov it’s such
noso tema de la adaptación, diremos que adaptar ven‐ a bloody marvelous book that, no matter what, you’re
dría a ser trasladar los elementos fundamentales, esen‐ fucked. You are doomed to failure11. Por el contrario, la
ciales de una historia, de una disciplina artística (en es‐ adaptación se podría hacer perfectamente, dado ade‐
te caso la literatura) a otra (en este caso el cine). En más el propio carácter cinemático de la novela. Como
nuestro caso, como escribía Fernando Lara desde las escribe Elizabeth Power cinematic metaphors run ram‐
páginas de Triunfo ya en 1971, lo primero que se necesita pant in Humbert Humbert’s account of Lolita’s seduction
para comprender plenamente Lolita, film de Kubrick, es des‐ and betrayal. The affair, Humbert argues, was made possible
embarazarse de Lolita, novela de Nabocok (1971:65). because he resembled a movie star to Lolita, and ends when
De lo que sí tiene sentido hablar es de versión, en Quilty offers her a chance at Hollywood, something
la medida en que la mayor parte de los elementos Humbert cannot do. Lolita is perceived by the adults in her
constitutivos y narrativos de la historia aparecen en la life ‐Humbert, Charlotte, and Quilty‐ as a star. References to
película. Con todo es muy interesante examinar la movies pervade the novel. Consider just a few examples:
enorme distancia que en ocasiones encontramos entre Lolita reads movie magazines and loves going to the movies;
el guión final (que por muchas modificaciones de que Quilty makes porn movies; Humbert sees himself as a direc‐
fuera objeto seguía siendo obra del autor de la novela) tor, camera, and leading man. The novel’s consistent invo‐
y las decisiones de dirección. Como señaló el propio cation of filmic metaphors to describe Lolita invites us to
Nabokov tras la publicación del guión en 1973, Ku‐ read her as a literary version of Hollywood’s child star. Her
brick was a great director, that his Lolita as a first rate film career isas short‐lived as the average child star’s: as first
with magnificent actors [aunque] only ragged odds and Humbert’s lover and then Quilty’s whore (1999:2).
ends of my script had been used…as unfaithful to the origi‐ Nabokov, escribiendo una de las mejores novelas ame‐
nal…(1973: XII‐XIII). ricanas del siglo XX, “piensa en cine” y basta leer la
El propio proceso de redacción del guión por par‐ novela para imaginar muchos de sus elementos en for‐
te de Nabokov ya le había hecho consciente de las no‐ ma de celuloide. Pero Kubrick no se planteó hacerlo y
tables diferencias que iba a encontrar entre su historia Lyne, que sí lo hizo, no lo consiguió.
y la de Kubrick. Tras entregar un primer borrador de Como vamos a ver, el carácter paródico e incluso
más de 400 páginas9, Kubrick pidió a Nabokov una surrealista en ciertos momentos de la película ‐que se
versión más corta que le llegó pocos meses después. aprecia en elementos como el homenaje a Chaplin en
Pasarían dos años hasta que el autor ruso pudiera ver la escena de la habitación de hotel en la que Humbert
la película. Como ha señalado Studkey, Nabokov intenta montar con un empleado la cama plegable, la
asumió que Kubrick’s creative renderings are pragmatic to alusión a Espartaco en el ambiente onírico de la casa
the screen writing [y que] fidelity may be an author’s ideal de Quilty en el inicio del filme o la desorientadora se‐
but a producer’s ruin (2009:8). cuencia en la que se produce un corte en el que apare‐
Tras el estreno de la película y después de algunos ce la película de terror The Curse of Frankenstein de
titubeos corteses iniciales, Nabokov señaló en nume‐ Terence Fisher que Humbert, Lolita y Charlotte están
rosas ocasiones las profundas diferencias entre la no‐ viendo en un cine de verano‐ adelantan ya una apues‐
vela y el filme. En una carta fechada en 1965, el autor ta muy personal de Kubrick en la que la parodia, al
escribía a Kubrick: I am sure you will agree that as a play igual que la comicidad general del filme, refuerza a
it represented a work of art, in a way almost independent Lolita y debilita a Humbert en un sentido diferente al
página 126

from its source, the book10. Para Studkey it is not an adap‐ de la novela.
tation as this would suggest little creative input beyond the
source novel. It is a version of the story as opposed to a re‐ Kubrick creó el mito de Lolita
telling (2009:8).
En cualquier caso, no pensamos que una novela Ken Burke relata que durante el proceso de documen‐
YOUKALI, 10

sea, en sí misma, imposible de adaptar a las formas fíl‐ tación para escribir su estudio, al teclear “Lolitas” en
micas dando un buen resultado, como afirmaba varios buscadores de Internet, la mayor parte de lo
Adrian Lyne para justificar los límites de su versión de que encontró fue pornografía (2001:157). Para este au‐
ISBN: 1885-477X

9 Cómo Kubrick y el productor James Harris convencieron a Nabokov de que redactara el texto, las diferentes entregas de borradores así
como la correspondencia con el escritor, está descrito en numerosos lugares. Destacamos en particular los trabajos de Studkey (2009) y
Burke (2001).
10 Citado en Studkey (2009:5).
11 Citado en Power (1999:1).
MISCELÁNEA
tor the very name “Lolita” has taken on connotations not los escritores españoles de la generación intertextual,
just of pedophilia but of female‐featured erotica in general pero lo que está claro es que ni la pedofilia ni la sexua‐
(137). lización de la infancia aparecen aquí. Las lolitas de
Hemos hecho la prueba sabiendo que nos íbamos nuestra cultura popular que ejemplifica la pornografía
a encontrar lo mismo pero sobre todo para cerciorar‐ (y nuestros laureados escritores contemporáneos) son
nos de que el tipo de pornografía que encontrábamos adolescentes sexualmente desarrolladas. Su hiperse‐
no era pornografía infantil, ni simulacros de pornogra‐ xualización responde sin duda a una forma de hetero‐
fía infantil. Lo que básicamente aparece es pornografía normatividad que se ha hecho hegemónica pero ello
para varones heterosexuales basada en un modelo hi‐ no se debe a Nabokov sino a la película Kubrick.
persexualizado de belleza femenina juvenil‐adoles‐ Para saber qué es una nínfula y comprobar que po‐
cente. co o nada tiene que ver con una lolita basta acudir a la
Entre los ejemplos más llamativos que hemos ha‐ novela de Nabokov, donde el personaje‐narrador
llado, queremos destacar varias presentaciones foto‐ Humbert Humbert no escatima detalles. Las nínfulas
gráficas colgadas en you tube que acompañan a la po‐ son muchachas entre los nueve y los catorce años de edad
lémica canción del jovencísimo rapero Porta “Las ni‐ (Nabokov, 2009: 24). Humbert duda incluso de que
ñas de hoy en día son todas unas guarras pero los tíos Lolita haya empezado a menstruar ¿la madre naturale‐
unos cerdos”. Ciertos elementos de la letra podrían za la habrá iniciado ya en el Misterio de la Menarquia? (61)
hacer que se encendiesen las alarmas que alertaran an‐ y nos da datos precisos sobre la fisonomía de su obje‐
te una nueva expresión de pedofilia ninfulófila: Las ni‐ to de deseo: …una de mis guías en esas cuestiones fue una
ñas ya no comen chuches, ahora comen pollas / Van ala mo‐ anotación antropométrica hecha por la madre de Lo en su
da con samblancat ,12 años y ya follan / No es normal, pero duodécimo cumpleaños…caderas, 73 centímetros; circunfe‐
es lo que ahora se lleva / Como papá no les deja llevar pier‐ rencia del muslo (justo debajo del surco glúteo), 43: panto‐
cing se lo ponen de pega / Y que mas da si su mente es mas rrilla y cuello, 28; pecho, 68; brazo, 20; cintura, 58; estatura,
corta que sus minifaldas / llevan tanga y las guarras se van 1 metro 48 centímetros; peso, 38 kilos…(2009:133).
de compras con mama / Ya no se juega con Barbies, ,ahora Además, aclara que una vez las niñas se desarrollan fí‐
hay que ser rebelde / Papas, ustedes sabrán que su hija: de to‐ sicamente dejan de interesarle: también sabía que ella no
do menos los deberes…12. Sin embargo, al observar las sería siempre Lolita. El uno de enero tendría trece años. Dos
presentaciones fotográficas13 vemos que se trata bási‐ años más, y habría dejado de ser una nínfula para convertir‐
camente de chicas efectivamente muy jóvenes (lo mo‐ se en una “jovencita”, y poco después pasaría a ser el colmo
ralmente escandaloso de las presentaciones es que pa‐ de los horrores: una “universitaria” (82).
rece que se trata de fotos amateur colgadas en Internet Humbert Humbert especifica con todo lujo de de‐
sin ningún consentimiento) pero muy alejadas de las talles lo que le atrae:…lo que me enloquece es la naturale‐
nínfulas de Nabokov que vamos a describir a conti‐ za ambigua de esta nínfula –de todas las nínfulas, quizás‐;
nuación. La escritora Lucía Etxebarría dedicó a Porta, esa mezcla que percibo en mi Lolita de tierna y soñadora pue‐
con quien coincidió firmando libros, un post a propó‐ rilidad y una especie de desconcertante vulgaridad (58)…la
sito de la citada canción titulado Aquí una ‘guarra’ más bonita de ambas niñas, Mabel, creo –pantalones cortos,
(2008), en el que curiosamente describe a la novia del top que apenas si marcaba sus incipientes senos, pelo brillan‐
rapero de la siguiente manera: …me fijé en una churri te, ¡una verdadera nínfula, por Pan! (93). Es decir, nada
que teníamos enfrente de la caseta y que nos miraba frun‐ que ver con la juventud.
ciendo libidinosamente el morrito, ataviada con minifalda En la novela se aclara asimismo que a Humbert po‐ página 127
cinturón y escote hasta el ombligo. Como los avispados lec‐ co o nada le gustan las mujeres, por guapas y atracti‐
tores habrán adivinado, era la novia de Porta, alias Cari… vas que sean: Humbert evocó mentalmente a Charlotte des‐
Etxebarría concluye diciendo: …deduzco que el chico es‐ de el punto de vista erótico. Estaba bien formada y se cuida‐
cribió en su día la canción cabreado porque las guarras en ba mucho, eso no podía negarse; pero solo podía aferrarme a
YOUKALI, 10

cuestión se lo hacían con todos menos con él, y que cuando esta última idea si me esforzaba por ver de un modo ideal, no
la fama le consiguió acceso a las “guarras”, entonces se hizo real, sus rotundas caderas, sus redondeadas rodillas, su pro‐
con una. No vamos a entrar a juzgar que merece más minente busto, la áspera piel rosada de su cuello (“áspera”
atención, si los exitosos raperos de clase media‐alta o en comparación con la miel y la seda) y el resto de los atribu‐
ISBN: 1885-477X

12 La letra está disponible en http://www.musica.com/letras.asp?letra=987582 (Consulta: 7/6/2010)


13 Este es el resultado de la búsqueda en You Tube: http://www.youtube.com/results?search_query=Las+ni%C3%B1as+de+hoy‐
+en+d%C3%ADa+unas+guarras+pero+los+t%C3%ADos+unos+cerdos&aq=f (Consulta: 7/6/2010).
MISCELÁNEA

tos de ese ser insignificante y aburrido que es una mu‐ Kubrick le da un sentido muy distinto al de Nabokov.
jer hermosa [la negrita es nuestra](91). En el texto se Como dice Thomas Nelson Kubrick, however, did pro‐
deja clara también la diferencia entre las nínfulas y las vide in the film a definition of the nymphet (it is different
“muchachas”: me encontré madurando en una civilización from the one in Nabokov’s screenplay) and of Humbert’s at‐
que permite a un hombre de veinticinco años cortejar a una traction that indicates the film’s altered sexual and psycho‐
muchacha de dieciséis, pero no a una niña de doce (25). logical focus. In voiceover while writing in his diary,
Creo que sobran ya referencias de la novela para Humbert defines the “twofold nature” of this nymphet as a
dejar claro que la Lolita de Nabokov nada tiene que mixture of “dreamy childishness” and “eerie vulgarity,”
ver con el concepto de lolita que se ha popularizado, thus suggesting that his obsession with Lolita has nothing
mientras que este último sí es deudor de la película de to do with the unsuccessful retreat of Nabokov’s Humbert
Kubrick. La Lolita de Nabokov puede ser cruel, vul‐ into that timelessness lost in the “princedom by the sea” of
gar, egoísta y encarnar cuantos elementos de atracción his childhood (Nelson, 2000:7).
demoníaca que se quiera, pero no deja de ser una ni‐ Por lo tanto, a la pregunta de si Sue Lyon interpre‐
ña. Nabokov deja claro además que su Lolita (a dife‐ ta a una nínfula habrá de responderse que no. Muy al
rencia de la que encarnó Sue Lyon) sufre, como prue‐ contrario, interpreta a una femme fatale. Hay numero‐
ban sus solitarios llantos nocturnos o su desagrado an‐ sas secuencias en las que este carácter del personaje de
te las violaciones de Humbert (la mayor parte de los Sue Lyon queda claro.
“encuentros sexuales” que aparecen en la novela no En el siguiente vídeo, podemos ver una selección
son consentidos). Lolita no es una jovencita, sino una de capturas de la película en la que el poder sexual de
niña de 12 años y son precisamente las características Sue Lyon se despliega en todo su esplendor: http://‐
derivadas de esa edad lo que enloquece a Humbert www.youtube.com/watch?v=IA46NB0pixw
Humbert. Como declaró el propio Nabokov en una Con la secuencia que insertamos a continuación
entrevista en televisión en 1975, Lolita no es una niña http://www.youtube.com/watch?v=YNuzb5E6_2k&fe
perversa, es una pobre niña que corrompen y cuyos sentidos ature=related (a partir del minuto 7:50 hasta el 9:02) hi‐
nunca se llegan a despertar bajo las caricias del inmundo se‐ cimos el experimento de mostrarla sin sonido a una
ñor Humbert14. persona que no había visto la película ni leído la nove‐
Escribía la profesora Meritxell Torrent que entre los la. Nos respondió, con una media sonrisa, que la joven
arquetipos estudiados de mujer fatal (mujeres fieras como es‐ estaba seduciendo de manera activa y descarada a un
finges, sirenas y arpías; mu‐
jeres diabólicas como brujas y
vampiros o modernas muje‐
res mecánicas) destacaban
por su ausencia las nínfulas
(1997:117). Para esta auto‐
ra la nínfula es un caso atípi‐
co de mujer fatal, no solo por‐
que nunca comparte los ras‐
gos físicos de la mayoría de
las mujeres sino porque [co‐
página 128

mo escribe Nabokov] es
ignorante de su fantástico
poder (119). Decir que la
nínfula ni comparte los
rasgos físicos de la mayo‐
YOUKALI, 10

ría de las mujeres, ni es consciente de su poder, no es hombre particularmente pasivo y asustado.


sino otra manera de afirmar que las nínfulas no son to‐ Como escribe Raúl Guerra, Sue Lyon es una bellísima y
davía mujeres. encantadora jovencita, una vampiresa más o menos avezada
De hecho, el término nínfula (nymphet) solo apare‐ pero no una nínfula15. Los ejemplos de nínfulas en el ci‐
ce una vez en la película pero incluso en esa ocasión, ne ni mucho menos escasean pero Sue Lyon no es
ISBN: 1885-477X

14 Citado en Chantzopoulos (2007: 6)


15 Citado en Torrent (1997:122)
MISCELÁNEA
La elección de Jeremy Irons17
para el papel de Humbert es
respetuosa con la descripción
física –que tiene mucha im‐
portancia‐ que se autoatribu‐
ye Humbert en la novela:
Tengo todas las características
que, según los estudiosos del
comportamiento sexual infantil,
suscitan el interés de una niña:
mandíbula firme, mano musculo‐
sa, voz profunda y sonora, hom‐
bros anchos. Además, se me en‐
cuentra parecido a cierto cantan‐
te o actor por el cual está chiflada
Lo (Nabokov, 2009: 56). Lo ve‐
mos en la secuencia en la que
se nos presenta a Lolita:
http://www.youtube.com/ ‐
watch?v=‐MIxIeSY1YY
Como vemos Lyne busca
este parecido que, como deci‐
Shirley Temple, ni Jody Foster en Taxi Driver, ni mos, tiene importancia pues
Kirsten Dunst interpretando a Claudia (una mujer en‐ el Humbert de Nabokov, a diferencia del de Kubrick,
cerrada en el cuerpo de una niña) en “Entrevista con el es muy guapo: No sé si en estas trágicas notas he resalta‐
vampiro” de Neil Jordan, ni Natalie Portman en do suficientemente la peculiar atracción que la apostura del
“León, el profesional”16 de Luc Besson, ni la celebra‐ autor… ejercía en mujeres de toda edad y condición…de
da Hannah Montana en sus primeros tiempos, ni, tra‐ cuando en cuando debo recordar al lector mi aspecto (129).
yendo ejemplos del, menos censurado para estos te‐ Lyne elimina también el patetismo tendente a la comi‐
mas, cine español, María Valverde en “La flaqueza del cidad que provoca la fisonomía de James Mason en la
bolchevique” de Manuel Martín Cuenca o Sandra versión de Kubrick, mucho más cincuentón que cua‐
Rodríguez en “Mensaka” de Salvador García Ruiz. rentón y sobrado de algunos kilos18.
En estos casos que señalamos, sí podríamos estar Podrían señalarse, con todo, algunas carencias del
ante lo que Sinclair (1994) llama el nymphet syndrome personaje de Lyne como el hecho de que quedaran eli‐
en el cine, pero ni la Sue Lyon dirigida por Kubrick ni, minados el fino sentido irónico del personaje de
como vamos a ver, la Dominique Swain dirigida por Nabokov así como su ácido cinismo, productos de una
Adrian Lyne, dan el perfil de nínfulas. preparación cultural que no terminamos de ver en el
Humbert de Irons, que encarna bien el profundo amor
Excursus: el intento de Adrian Lyne del personaje de Nabokov por Lolita pero deja un tan‐
página 129
to vacías otras dimensiones psicológicas del personaje.
Sin duda el guión con el que trabajó Adrian Lyne pa‐ Lo mismo puede decirse de la elección de Melanie
ra hacer su película se ajusta mucho más a la novela de Griffith, que se acerca mucho más a la descripción ya ci‐
Kubrick, pero fracasa además de en varios elementos tada de mujer hermosa que hace Nabokov en la novela
respecto de Charlotte Haze, mientras que la Charlotte
YOUKALI, 10

más o menos secundarios en los que apenas vamos a


detenernos, en un elemento central que sí nos interesa: encarnada por Shelley Winters es ante todo la madura
la construcción del objeto de deseo. decadente en contraste con la irresistible Sue Lyon.
ISBN: 1885-477X

16 La imagen de Natalie Portman en “León, el profesional”. Tomada de http://www.dvdbeaver.com/film2/DVDReviews46/leon%20bes‐


son%20blu‐ray/large/large_leon_shorter_blu‐ray4.jpg (Consulta:18/6/10)
17 La imagen la hemos tomado en http://mouthswiredshut.files.wordpress.com/2009/01/lolita2.jpg (Consulta:18/6/10)
18 Distinto hubiera sido si el papel de Humbert en la versión de Kubrick lo hubiera encarnado Gary Grant (se ha especulado sobre que se
le ofreció) pero desde luego la elección de Mason, del mismo modo que si hubiera elegido a Peter Ustinov, respondía a otros objetivos.
MISCELÁNEA

Quizá tenga razón Richard Corliss


cuando señala, a propósito de las
dificultades legales que tuvo
Andrian Lyne para hacer que su
Lolita se pareciera a la nínfula de
Nabokov, que …the escisions torced
on Lyne say a lot about our two‐faced
age, when the rankest pornography is
available to every kid with a laptop
and fingers, while grownup filmmak‐
ers (and filmgoers) must see Works of
serious ambition diluted, derailed,
never made (1998:35). Pero Lyne sí
intentó hacer este trabajo aunque
quizá no con la suficiente ambi‐
ción.
Una película que quisiera ser
fiel (con todas las concesiones a los
Sin embargo, el fracaso de Adrian Lyne empieza y problemas teóricos y prácticos que implica la noción
termina con la elección de su Lolita. Dominique de adaptación de un medio artístico a otro) a Lolita,
Swain19 no es, ni de lejos, una nínfula, por mucho tendría que ser una película en la que la pedofilia
que el director trate de hacer que se comporte como apareciera y para eso hace falta una nínfula de ver‐
tal. Como dice Meritxell Torrent Dominique Swain es, dad. Seguramente los problemas que tuvo el preten‐
en el mejor de los casos, una jovencita disfrazada de niña. didamente polémico director británico para encon‐
Ni sus graciosas muecas, ni el aparato dental ni todos los trar distribuidor en Estados Unidos le empujaron a
caramelos del mundo habrían podido convertir a Swain en elegir a una actriz como Dominique Swaine (que in‐
la pequeña nínfula de Nabokov, sencillamente es demasia‐ cluso tuvo que ser sustituida por una doble con los
do mayor (1997:122). Observemos la siguiente selec‐ 18 años cumplidos en las escenas más explícitas) pe‐
ción de secuencias con el tema de Cyndi Lauper ro para llevar al cine Lolita había que tener una co‐
“Girls Just Want to Have Fun”: http://www.youtu‐ herencia que el director británico no tuvo.
be.com/watch?v=ijxBTGQ2m3Y De otro modo nos quedamos con el recurrente
Dejando a un lado ciertas licencias no demasiado retrato, propio de la heteronormatividad machista
elegantes que vulgarizan a un director respetable co‐ dominante en el cine, de la relación entre el “madu‐
mo Lyne (como el homenaje a las fiestas de camise‐ rito atractivo” y la “jovencita pibón”, nada original a
tas mojadas) está claro que Dominique Swain, no es estas alturas pues la opera prima de este modelo cine‐
una nínfula. Como podemos ver, ciertos comporta‐ matográfico heteropatriarcal fue, como estamos in‐
mientos infantiles extraídos de la novela de Nabokov tentando explicar, creada magistralmente por
podrían resultar creíbles en una niña de 12 años (co‐ Kubrick.
mo la Lolita original) pero en la piel de la joven
página 130

Swain, hacen pensar que sufre algún retraso mental


o que está ebria. El poder de Lolita (conclusiones)
No voy a torturar (o a deleitar) a los lectores de es‐
te artículo con escenas de películas pornográficas en Para explicar el poder femenino que encarna la Lolita
las que se disfraza a una actriz (evidentemente ma‐ de Kubrick hemos analizado ciertos aspectos de tres
YOUKALI, 10

yor de edad) de colegiala a través de piruletas, tren‐ de los cuatro personajes fundamentales de la pelícu‐
citas o uniformes escolares, pero este efecto de eroti‐ la; Humbert, Charlotte y la propia Lolita. Respecto al
zación vulgar que aparece el filme de Lyne, destruye peculiar de personaje de Quilty el filme, que en sí mis‐
cualquier intento de hacer que la película sea una mo daría para muchas investigaciones, aquí solo dire‐
adaptación creíble de la novela (por muchas bendi‐ mos que cumple, ante todo, una función satírica e iró‐
ciones que haya recibido, en clave de argumento de nica para la fórmula de Kubrick. Incluso si lo mira‐
ISBN: 1885-477X

autoridad, por parte del hijo de Vladimir Nabokov). mos en clave psicoanalítica, como super‐yo o entidad

19 Foto tomada de http://img70.imageshack.us/img70/4701/lolita0xg8.jpg (Consulta:18/6/10).


MISCELÁNEA
moralizante y represora de Humbert, la función del ra de lo común, lentos y paradisíacos, que me dejaban como
personaje interpretado por un Peter Sellers memora‐ muerto, pero sin los cuales era incapaz de vivir más que unos
ble, nos hace sonreír y nos obliga a la indulgencia y a pocos días, y que, a causa de la propia naturaleza pasiva de
la empatía con Humbert; indulgencia y empatía que aquellas experiencias amorosas [se refiere las felaciones
solo se explica, en la medida en que el Humbert de que recibe de la niña] no me era posible obtener por la
Kubrick es un perdedor privado de cualquier poder. fuerza (226‐227). Es decir, Humbert violaba a Lolita.
En primer lugar vamos a detenernos en el patetis‐ Nada que ver con lo que vemos en la película.
mo del Humbert interpretado por James Mason; en Sin embargo, si traemos la reflexión de Davies es
segundo lugar en la relación del personaje de porque, paradójicamente, sí es precisa para describir a
Charlotte (débil y vulnerable) interpretado por la Lolita de Kubrick. Mientras que en la novela, el irre‐
Shelley Winters con Lolita y por último reflexionare‐ sistible humor de Nabokov proviene de la ácida visión
mos sobre la joven arrolladora que vemos en la Lolita de la realidad que lleva a cabo el protagonista narra‐
de Sue Lyon. dor, en la película, el humor se traslada del monólogo
Como ha señalado Thomas Nelson, Lolita shows a la relación (a través de la puesta en escena y de los
that, for Kubrick, performance could be as crucial to the ex‐ diálogos) entre Humbert y su entorno; los paisajes so‐
pressive substance of a film as camera and mise‐en‐scène ciales estadounidenses así como los personajes
(2000:5). No vamos a entrar aquí en la cuestión de la Charlotte, Lolita y Quilty. Ahora la víctima sí es
mayor o menor importancia que pudieron tener las Humbert y la principal consecuencia de esta victimi‐
ideas de Stalisnavsky (en la versión norteamericana zación es el empoderamiento (desde sus circunstan‐
que le dieron Elia Kazan y Lee Strasberg en el New cias) de Lolita.
York Actors Studio) en la formación de Kubrick, a las En un reciente artículo, Emmanuelle Delanoë‐
que Nelson da tanta importancia. El caso es que, por Brun describe la película de Kubrick como la fabrique
unas u otras razones, Kubrick es capaz de obtener to‐ de l’homme objet. Como demuestra esta autora, la mas‐
do de sus actores para adaptarlos a sus propósitos. En culinidad torturada por poderes exteriores es una
Lolita vamos a ver que el trabajo actoral y algunas de‐ constante en cine de Kubrick (en The Killer´s kiss por el
cisiones de dirección colocan el sentido que percibe el deseo, en “La naranja mecánica” y en “Barry Lyndon”
espectador incluso en una dirección opuesta al propio por la sociedad, en “2001, Odisea del espacio” por las
texto del guión. máquinas, en “Senderos de Gloria” y en “La chaqueta
Vayamos con el Humbert encarnado por James metálica” por la institución militar…). Para Delanoë‐
Mason. Brun …d’une oeuvre à l’autre, Kubrick modélise cette con‐
Respecto a la novela de Nabokov, ha sido muy ci‐ figuration, variant les perspectives, les contextes, les points
tada la afirmación del escritor canadiense Robertson d’entrée, mais toujours au service d’une même interrogation
Davies según la cual el tema de Lolita is not the corrup‐ sur l’être homme, autant en tant qu’être humain qu’en tant
tion of an innocent child by a cunning adult, but the exploi‐ qu’être masculin. L’armée et la cellule familiale y sont deux
tation of a weak adult by a corrupt child (1996[1959]:213). univers récurrents, univers clairement encodés au mas‐
Davies escribía al calor de la polémica suscitada por la culin ou au féminin (2010:4). En nuestro caso, la insti‐
publicación de la novela en Estados Unidos en 1958 tución de poder es Lolita como configuradota y des‐
(tras la primera edición en Paris dos años antes) ante la tructora final de Humbert.
inminencia de su publicación en Inglaterra. Creemos La autodestrucción obsesiva de Humbert es algo
que Davies trataba aquí de invertir la perspectiva, de que Mason transmite a través de una pluralidad de página 131
manera un tanto forzada, para proteger a Nabokov de gestos que le patetizan (en particular sus movimientos
las críticas. Para Davies no debía haber campos veda‐ de manos y las expresiones de su cara). La escena del
dos al sentido del humor que él encontraba (y con mu‐ hospital cuando Lolita ha huido (que podemos ver en
cha razón) en Lolita. http://www.youtube.com/watch?v=ZTTEspH0r8k&fe
YOUKALI, 10

Sin embargo, basta leer la novela para descubrir ature=related ), en la que en pocos segundos Humbert
que la Lolita de Nabokov no es una niña corrompida, se transforma en carne de manicomio, es quizá el me‐
sino sencillamente una niña estúpida y vulgar, como jor ejemplo.
tantos preadolescentes pero que no por ello deja de ser Humbert, passé au crible kubricien, apparaît comme un
la víctima. No olvidemos que…cada noche –todas y ca‐ nouvel avatar de l’homme objet, progressivement privé de
da una de las noches [dice Humbert]‐ Lolita se echaba a llo‐ tout contrôle sur l’histoire (Delanoë‐Brun, 2010:1).
ISBN: 1885-477X

rar no bien me fingía dormido (2009:217). Si de alguien es Tenemos así un Humbert derrotado casi desde el prin‐
víctima el Humbert de la novela es de sí mismo. cipio (nada que ver con el de Nabokov) pero su pate‐
Recordemos que Humbert, tras denunciar la definitiva tismo, lejos de ser el de un pedófilo, más bien nos re‐
caída moral de Lolita (Nabokov, 2009:226) cuando está cuerda al de los personajes de Michel Houllebecq en
comienza a cobrarle por sus servicios sexuales, nos di‐ busca de carne joven, tratando de escapar su destino
ce: estaba en su mano negarme ciertos filtros amorosos fue‐ de cincuentones.
MISCELÁNEA

Esta envidia es enfatizada por Kubrick en varias


escenas pero hay dos de ellas que nos resultan es‐
pecialmente valiosas (y que se apartan absoluta‐
mente de la novela).
La primera es la escena de la discusión tras el
baile en la que Charlotte, tras enviar a Lolita a la
cama afirma: Since the age of one, you know, she kept
throwing her toys out of her crib so that I would have to
keep stooping over to pick them up. She had always had
some kind of gripe against me. Now she sees herself as
some kind of a starlet. Well, I see her as a sturdy,
healthy but decidedly homely child. I mean, is it my
fault if I feel young? Why should my child resent it?
El destino del cincuentón en la película (Mason20 tie‐ You don’t resent it, do you? Do you think I’m just a foolish,
ne 53 años cuando rueda la película y los aparenta con romantic American girl?. Mientras que, en la versión de
creces, lo que prueba de nuevo que la decisión de Nabokov dice: Cuando tenía un año, ya mostraba lo per‐
Kubrick era apartarse del personaje de Nabokov) esta versa que iba a ser tirando todos sus juguetes fuera de la cu‐
marcado por la alternativa entre la triste soledad abu‐ na, para que su pobre madre se pasara el santo día recogién‐
rrida del académico mediocre que no ama su trabajo y dolos (2009:60). Como vemos, en la novela no hay alu‐
el matrimonio con una mujer que ha perdido su ju‐ siones ni a la fortaleza ni a la salud de Lolita, ni se di‐
ventud y a la que por tanto, en el marco social hetero‐ ce que se sienta una joven estrella (en el doblaje al cas‐
patriarcal, solo le quedan las virtudes derivadas de tellano traducen starlet, a mi juicio acertadamente, co‐
ocuparse de las tareas del cuidado pero que, en nin‐ mo “belleza”) pero sobre todo, la pregunta “¿Es mi
gún caso, y esto Kubrick lo deja claro, es capaz de pro‐ culpa si me siento joven?” nos parece definitiva. Lolita
ducir deseo. ha desplegado su poder, el poder de la juventud, fren‐
La genialidad de Kubrick, lo que le hace ser en cier‐ te a la decadencia de su madre.
ta medida más transgresivo que el propio Nabokov, es Hay otra escena también crucial. Cuando Char‐
que no permite mirar a Humbert con distancia, juzgarle lotte descubre el diario de Humbert dice: Go on, get out
como enfermo o criminal, sino que obliga al espectador of my way, I’m leaving here today. You can have all of it but
a una empatía inevitable pues su Lolita encarna un obje‐ you are never going to see that miserable brat again.... y
to de deseo objetivo para cualquier varón heterosexual después añade, mientras solloza junto a las cenizas de
en el mundo actual. El Humbert de Kubrick no es un
maníaco sexual, sino que representa las aspiraciones
eróticas de cualquier varón heterosexual postmoder‐
no. Como se ve en las escenas con las que Kubrick
construye a su Lolita, está fuera de toda duda que Sue
Lyon representa un modelo ideal de belleza.

El personaje de “la madre” interpretado por She‐


página 132

lley Winters21 es uno de los grandes logros de la pe‐


lícula. No es la mujer hermosa descrita por Nabo‐
kov, sino una viuda cuarentona escasamente atrac‐
tiva. Winters tiene 42 cuando se rueda la película;
poco que ver con la treintañera con cierto estilo
YOUKALI, 10

Marlene Dietrich que describe Nabokov (2009: 48).


Charlotte es perfectamente consciente de su deca‐
dencia, está sobrada de peso según los estándares
de belleza (cosa Kubrick no se priva de representar),
trata desesperadamente de atraer la atención de
Humbert y tiene una terrible envidia de Lolita.
ISBN: 1885-477X

20 La imagen está tomada de http://www.philosophyblog.com.au/userimages/user1863_1171790394a.jpg (Consulta: 19/6/10).


21 La foto está tomada de http://lh3.ggpht.com/_vwTjnzGmzKk/SrAjyrsgqzI/AAAAAAAASuw/t1FIozIXg8g/%5BUNSET%5D.png?img‐
max=800 (Consulta: 19/6/10).
MISCELÁNEA
Ya hemos indicado, respecto al personaje de
Sue Lyon22, que en ningún caso se trata de una
nínfula en el sentido descrito por Nabokov y
que incluso podría aparentar perfectamente al‐
gunos años más de los 15 que cumplió cuando
se rodaba la película. La forma en la que
Kubrick construye a su personaje, física y psi‐
cológicamente, no admite discusión respecto al
hecho de que se trata de una modalidad de be‐
lleza deseable para cualquier varón en el con‐
texto de la hegemonía heteronormativa (basta
ver la foto). Veamos la que quizá sea la secuen‐
cia icónica de la película, cuando Humbert ve
por primera vez a Lolita: http://www.you‐
tube.com/watch?v=sKMoRDiU5ZY&featu‐
re=PlayList&p=C84AB067A034F31C&play‐
next_from=PL&playnext=1&index=9
El Humbert de la novela es un pedófilo pe‐
su difunto marido Harold, How did we produce such a
ro nada hay de pedofilia en que un varón heterosexual
little beast?. Mientras que en la novela dice: Me mar‐
se sienta atraído por la Sue Lyon que acabamos de ver.
cho esta noche. Todo esto es tuyo. Pero nunca, nunca, volve‐
Lo que sí hay es una identificación heteropatriarcal del
rás a ver a esa pobre chiquilla (2009: 120). De “pobre chi‐
ideal de feminidad con la extrema juventud que ade‐
quilla” a “miserable mocosa” y “pequeña bestia” hay
más, merced a las nuevas tecnologías biopolíticas de
notables diferencias. En la novela, Charlotte no adora
control de la subjetividad (médicas, farmacológicas,
a su hija pero trata de protegerla, mientras que en la
comunicativas y culturales) habrá de devenir hegemó‐
película, Charlotte solo alberga resentimiento frente a
nica con los años. Las clínicas especializadas en lo que
una Lolita con la que no puede competir ( se podría in‐
equívocamente llaman “estética” se dedican básica‐
cluso decir que estamos ante una nueva versión de la
mente a configurar (actuando sobre los atributos más
popularizada Blanca Nieves de los hermanos Grimm).
sexualizables) el cuerpo de las mujeres tratando de
Y es que como señala provocativamente Virgine
acercarlo a los caracteres de la extrema juventud y bas‐
Despentes a los hombres les gustan las chicas guapas (…)
ta observar durante unos minutos un canal de “tele‐
la prueba es su tosca alegría cuando ven envejecer a aquellas
tienda” para ver el carácter de biomercancías de bue‐
mujeres que no han podido obtener o que les hicieron sufrir
na parte de los productos que se ofrecen (fajas para di‐
(65‐66). Lo que describe Despentes es el mundo del de‐
simular la barriga, mágicos aparatos de abdominales,
seo masculino que construye Kubrick en Lolita. Hay
productos adelgazantes…).
una secuencia de la película (cuando los tres van al au‐
Haber descubierto esto es quizá la grandeza de
tocine) que sintetiza esta elección: http://www.you‐
Kubrick en esta infravalorada película. Como re‐
tube.com/watch?v=jt6tLk1WN0o
conoce Ken Burke, upon re‐viewing Kubrick´s film I find
Beatriz Preciado habla en su “Testo Yonqui” de un
her to look even older than that [durante el rodaje de la
mercado heterosexual del que las mujeres quedan ex‐
película Sue Lyon cumplió 15 años, como decíamos], página 133
pulsadas en torno a los 45 años, mientras que los hom‐
so that the theme of paedophilia/incest is still there and very
bres suelen aguantar 15 años más (2008:154). El perso‐
troubling as a concept but in visual appearance [aquí es
naje de Charlotte creado por Kubrick representa exac‐
donde aparece, obviamente la intención de Kubrick],
tamente ese tipo decadencia reforzando el poder se‐
to me, there is nothing more striking here than our contem‐
YOUKALI, 10

xual de Lolita. Como señalaba Emmanuelle Delanoë‐


porary complaint about films promoting insidious sexism,
Brun en la cita con la que comenzábamos este trabajo
constantly prolonging the careers of older actors by pairing
à la plantureuse Charlotte (…) femelle littéralement en rut
them with younger actresses (60´s Sean Connery and 20´s
aux antipodes de marlene Dietrich à qui le Humbert de Na‐
Catherine Zeta‐Jones in Entrapment, 1999, as one promi‐
bokov la compare, Kubrick oppose le corps diaphane de
nent example) while the reverse rarely holds true with
l’adolescente en offrande sur son tapis de paille, corps
women (Burke, 2001: 161). La heteronormatividad que
ISBN: 1885-477X

idéal (…)image parfaite qu’on croirait droit sortie d’une


junta jovencitas con maduros para deleite de un públi‐
affiche publicitaire (2010:6).

22 Imagen tomada de http://www.futuropasado.com/images/suelyon.jpg (Consulta: 19/6/10).


MISCELÁNEA

co condicionado por valores patriarcales es lo


que descubre Kubrick con su (ya escasamente
escandalosa) Lolita.
Como reconocía el propio director en una
carta a Peter Ustinov (al que propuso hacer el
papel de Humbert) fechada el 20 de Mayo de
1960, people will have to admit Lolita is ‘erotic and
desirable’ and of course teenagers can be this wi‐
thout causing too many shockwaves23.
Esto mismo será lo que hará fracasar a
Adrian Lyne en su intento de ser fiel a la no‐
vela de Nabokov (los incontestables atractivos
del Jeremy Irons y de Domique Swain, por
mucho que a esta última le pongan aparato en
los dientes, definen la mirada del espectador
en un sentido inequívoco que nada tiene que pour mari à sonotone (Delanoë‐Brun, 2010:11). Una loli‐
ver, como ya hemos explicado, con la historia de ta a la que ya solo le queda ser madre y esposa y que
Nabokov). ha dejado de ser una mujer fatal.
Despentes, en su genial Teoría King Kong habla
del estilo super‐puta, por otra parte muy favorecedor, que
adoptan muchas chicas como estrategia de seducción REFERENCIAS CITADAS
más eficaz sobre los hombres (2007:19). Como dice es‐
ta autora, a los hombres les gusta pensar que lo que las mu‐
‐Agamben, Giorgio (1998): Homo sacer. El poder sobera‐
jeres prefieren es seducirles y hacerles enloquecer. Pura pro‐
no y la nuda vida I (traducción y notas de Antonio
yección homosexual…de lo que se trata es de reconfortar a
Gimeno Cuspinera). Valencia, Pre‐textos.
los hombres en su virilidad, jugando el juego de la feminidad
(Despentes, 2007:65). Pero si, como dice Judith Butler, ‐Bonney, Duana (2009): Lolita the Immortal: Nabokov,
las normas que gobiernan la identidad…están parcialmente Kubrick, and Lyne’s Nymphet. Tesis de master.
articuladas sobre matrices de jerarquía de género y heterose‐ Disponible en
xualidad obligatoria (Butler, 2007: 282) entonces hay que http://libres.uncg.edu/ir/uncg/f/Bonney_uncg_0154
decir que Lolita24 lucha con las armas que tiene, cons‐ M_10044.pdf (Consulta: 5‐ 6‐ 2010).
ciente de su identidad de género en el marco de los ‐Burke, Ken (2001): “Novel to Film, Frame to Window:
discursos heteronormativos hegemónicos. Cuando Lolita as Text and Image”. Journal of Visual Literacy,
Monique Wittig dijo en 1978 que las lesbianas no son volumen 21, nº 2: 135‐166. Disponible en
culturalmente mujeres y defendió la posición estraté‐ http://www.ohio.edu/visualliteracy/JVL_ISSUE_AR
gica privilegiada de las mujeres homosexuales para CHIVES/JVL21%282%29/JVL21%282%29_pp.135‐
combatir el heteropatriarcado, estaba dejando claro 166.pdf (Consulta: 4‐ 6‐ 2010).
implícitamente que existía un espacio no privilegiado. ‐Butler, Judith (2007): El género en disputa. El feminismo
Ese es el espacio de Lolita, que ni es lesbiana ni es cul‐ y la subversión de la identidad. Barcelona, Paidós.
página 134

ta pero es consciente de que solo cuenta con su belle‐


‐Chantzopoulos, Kostantinos (2007): “Lolita.
za (su único poder) para liberarse de su madre, para
Imágenes de un deseo oscuro o la tinta oscura de un
desembarazarse de Humbert, para intentar acercarse
deseo prohibido”. Enfocarte.com n° 29. En
al poder (Quilty), para conseguir a un “hombre bue‐
http://www.enfocarte.com/6.29/lolita.html
no” con el que se casa, e incluso para lograr finalmen‐
YOUKALI, 10

(Consulta: 15‐5‐2010).
te la ayuda económica de Humbert.
Para que no quede duda de que ese poder está so‐ ‐Corliss, Richard (1998): “Lolita: From Lyon to Lyne”.
lo en la juventud, Kubrick deserotiza a su Lolita en la Film Comment 34: 34‐39.
última escena, donde encontramos a una Lolita norma‐ ‐Davies, Robertson (1956): “Lolita’s Crime: Sex Made
lisée mais physiquement diminuée, une Lolita à lunettes Funny”. Toronto Daily Star, 17 de enero. En Raguet‐
ISBN: 1885-477X

23 Citado en Studkey (2009: 3)


24 La última foto está tomada de http://eltoneldediogenes54.files.wordpress.com/2009/10/lolita‐kubrick.jpg (Consulta: 19/6/10)
MISCELÁNEA
Bouvart, Christine (1996): Lolita: Un royaume au‐delà ‐Nabokov, Vladimir (1965); Carta a Kubrick fechada el
des mers. Talence: Presses Universitaires de 5 de Diciembre de ese año. [Citada en Studkey
Bordeaux, pp.212‐214. (2009:5)]
‐Delanoë‐Brun, Emmanuelle (2010): “La fabrique de ‐Nabokov Vladimir (1996 [1973]): “Lolita: A
l’homme objet dans Lolita de Stanley Kubrick”. Screenplay”. En Novels, 1955–1974. Ed. Brian Boyd.
Sillages critiques, 11. Disponible en http://sillagescriti‐ New York:Library of America.
ques.revues.org/index1702.html (Consulta: 5‐ 6‐ ‐Nabokov, Valdimir (2009): Lolita (traducción de
2010) Francesc Roca para la edición de Anagrama 2002).
‐Despentes, Virgine (2007): Teoría King Kong. Melusina. Barcelona, Anagrama (colección compactos), nove‐
‐Guerra Garrido, Raúl (1997): “Sue no es una Lolita”. na edición.
Nosferatu 23: 50‐52. [Citado en Torrent (1997)]. ‐Nelson, Thomas Allen (2000): Kubrick: Inside a Film
‐Etxebarria, Lucía (2008): “Aquí una guarra”. Artist’s Maze. Bloomington IN: Indiana University
Disponible en http://www.adn.es/blog/lucia_etxeba‐ Press, págs. 60 ‐ 81. Citamos siguiendo el paginado
rria/opinion/20080618/POS‐0001‐adn.html de http://www.visual‐
(Consulta: 7/6/2010). memory.co.uk/amk/doc/0106.html (Consulta: 2‐ 6‐
2010).
‐Haraway, Donna (1995): “Género para un diccionario
marxista: La política sexual de una palabra”. En ‐Power, Elizabeth (1999): “The Cinematic Art of
Ciencia, Cyborgs y mujeres. Cátedra, Madrid pp.213‐ Nympholepsy: Movie Star Culture as Loser Culture
251. Disponible en http://www.cholonautas.edu.pe‐ in Nabokov’s Lolita”. Criticism, número de
/modulo/upload/Haraway.pdf (Consulta: 6/3/10). Primavera. Disponible en
http://findarticles.com/p/articles/mi_m2220/is_1_41/
‐Hardt, Michael y Negri, Antonio (2002): Imperio.
ai_56905046/
Barcelona, Paidós.
‐Preciado, Beatriz (2008): Testo Yonqui. Madrid, Espasa.
‐Hidalgo, Susana (2010): “El estereotipo de belleza,
una esclavitud”. Diario Público 14, de Junio. ‐Salvi, Costanza (2009) “Recensione di Stanley
Disponible en http://www.publico.es/espa‐ Kubrick ‐ Lolita (USA/GB, 1962)”. 19 de Junio.
na/320245/estereotipo/belleza/esclavitud/version‐ Disponible en http://www.sentireascoltare.com/re‐
imprimible (Consulta: 14/06/2010). censione/984/lolita‐stanley‐kub (Consulta: 5‐ 6‐
2010).
‐Kubrick, Stanley (1960): Carta a Peter Ustinov. [Citada
en Studkey (2009)] ‐Stuckey, Karyn (2009): “‘Lolita’: a journey with
Nabokov and Kubrick from the page to the screen”.
‐Kubrick, Stanley (1969): Entrevista “An Interview
Paper presentado en Archives and Autuers; Film‐ma‐
with Stanley Kubrick (1969)”. En Gelmis, Joseph
kers Archives en septiembre de 2009. Disponible en:
(1970): The Film Director as Superstar. Garden City,
http://www.is.stir.ac.uk/libraries/collections/ander‐
N.Y.: Doubleday. Disponible en http://www.visual‐
son/documents/Lolitatalkforwebstirling.pdf
memory.co.uk/amk/doc/0069.html
(Consulta: 8‐ 6‐ 2010)
‐Kuersten, Erich (2009: All Tomorrow’s Playground
‐Sinclair, Marian (1994): Hollywood Lolitas: The nymphet
Narratives. Stanley Kubrick’s Lolita. Bright Lights
syndrome in the movies. New York: Henry Holt.
Film Journal 65. Disponible en http://www.brigh‐
‐Stam, Robert (1992): Reflexivity in Film and Literature: página 135
tlightsfilm.com/65/65lolita.php (Consulta: 1‐ 6‐ 2010).
From Don Quixote to Jean Luc Godard. Nueva York:
‐Laclau, Ernesto (2005): La razón populista. Buenos
Columbia University Press, págs. 159 ‐ 164. Citamos
Aires, Fondo de Cultura Económica.
siguiendo el paginado de http://www.visual‐me‐
‐Lara, Fernando (1971): “Lolita, anatomía de un fracaso mory.co.uk/amk/doc/0106.html (Consulta: 2‐ 6‐
YOUKALI, 10

organizado”. Triunfo. Año XXVI, n. 473 (26 de Ju‐ 2010).


nio),p. 65. Disponible en http://hispana.mcu.es/va/‐
‐Torrent Lozano, Meritxell (1997): “De lolitas y otros
registros/registro.cmd?tipoRegistro=MTD&idBib=58
males”. Lectora 3: 117‐124. Disponible en http://‐
6229 (Consulta: 4‐ 6‐ 2010)
www.ub.edu/cdona/lectora_03/torrent.pdf (Con‐
‐Merskin, Debra (2004): “Reviving Lolita? A Media sulta: 25‐ 5‐ 2010).
Literacy Examination of Sexual Portrayals of Girls in
ISBN: 1885-477X

‐Wittig, Monique (2006): El pensamiento heterosexual y


Fashion Advertising”. American Behavioral Scientist,
otros ensayos. Madrid, Egales editorial.
Vol 48‐1: 119‐149. Disponible en http://www.ac.‐
wwu.edu/~karlberg/444/readings/lolita.pdf ‐Ziga, Itziar (2009): Devenir perra. Melusina.
(Consulta: 4‐ 6‐ 2010). ‐Zizek, Slavoj (2009): En defensa de la intolerancia [Tra‐
‐Mouffe, Chantal (2007): En torno a lo político. Buenos ducción de Javier Eraso Ceballos y Antonio José
Aires, Fondo de Cultura Económica. Antón Fernández]. Madrid, Sequitur.
MISCELÁNEA

INTER(W)EXPRESSS...
[cinco (5) respuestas rápidas para cinco (5) preguntas claves]
Cuestionario de la redacción

Susana Oviedo [actriz y activista social]

1. ¿Cuál es la situación real, el día a día, de una actriz conocidos de esos actores y actrices que se dicen “de
como tú, tan comprometida en los ámbitos social y po‐ izquierda”, pero que, en la práctica, nadan a favor de las
lítico, en un teatro y en un mundo del espectáculo conce‐ leyes del mercado, sin ponerlas en cuestión en ningún
bido mayoritariamente como un espacio mercantil? momento.

La situación se ha ido dificultando año tras año. No hablo Conozco algunos actores “caballo de Troya”, es decir que
solamente desde el plano estrictamente personal, porque han podido desarrollar sus carreras y alcanzar populari‐
entre los trabajadores de la cultura (actores, actrices, músi‐ dad sin someterse ideológicamente y pasando épocas de
cos y demás creadores) se han empeorado las condiciones enorme dificultad, como por ejemplo Federico Luppi.
de trabajo y ha crecido el paro, así como ha venido ocu‐ Aquí, puedo citar como nombres conocidos a Juan Diego,
rriendo en todos los sectores del mundo laboral. En mi a Willie Toledo, también a Juan Diego Botto, Alberto San
profesión la incertidumbre, los altos y bajos son práctica‐ Juan, que mantienen un compromiso claro, pero somos
mente inherentes al oficio. Tú puedes optar por crear junto muchos y muchas más quienes venimos batallando para
a otros y otras artistas, un producto cultural alternativo, encontrar esa grieta por donde entrar al corazón del siste‐
que entretenga y cuestione lo existente, pero ¿cómo llegas ma, que finalmente es la gente. Petra Martínez y Juan
al público? Sin público no hay espectáculo y hoy, ante la Margallo con Uroc Teatro son un ejemplo en ese sentido.
implantación del pensamiento único, adocenado en gran
parte de la sociedad, si no llevas algún personaje mediáti‐ 4. ¿Y el caso de algún actor o alguna actriz que haya aca‐
co, si no te respalda una productora fuerte es muy difícil bado siendo, de un modo claro, víctima de sus posicio‐
sostener una creación o proyecto. nes y de su coherencia ideológica?

2. ¿Qué posibilidades reales tiene, un actor o una actriz Sí. En la historia reciente de España sucedió con Antonio
que no se pliegue a las leyes del mercado, de desarrollar Bardem, Lola Gaos, Esperanza Alonso, Antonio Gamero y
su carrera? ¿Cuáles son sus alternativas? ¿Hay espacios muchos y muchas más. Actualmente existe un miedo
teatrales liberados, en donde desarrollarla? ¿Queda enorme a que no vuelvan a contratarte, a que te pongan en
algún resquicio o posibilidad real para un teatro o un “la lista negra” y así se explica en parte el retroceso en las
página 136

espectáculo no mercantil? condiciones de trabajo. Aunque el seguimiento de la huel‐


ga del 29 de septiembre, en nuestro sector fue del 80%,
En una profesión con un 70% de paro, las posibilidades de contabilizando teatros, series de televisión y rodajes, se
trabajo son escasas aun para quienes acepten las leyes del logró uniendo fuerzas técnicos y actores y actrices. Hay
mercado. Cambiar estas condiciones, requiere una lucha que trabajar para recuperar la conciencia sobre nuestros
YOUKALI, 10

conjunta de artistas y técnicos: una ley de teatro, otra ges‐ derechos y la confianza en la lucha conjunta.
tión de los teatros públicos, un mayor presupuesto para el
teatro público, semipúblico y compañías cooperativas o de 5. Si se acercase a ti un joven actor a preguntarte por la
nuevo formato. Hoy es muy difícil hallar una sala donde profesión y por su futuro ¿qué le dirías?
representar una obra, por lo que es imprescindible organi‐
zarse y exigir otra política cultural y una gestión democrá‐ Que es una profesión maravillosa, con futuro incierto si no
tica de los recursos y de las instituciones. Hemos constitui‐ estás dispuesto a luchar colectivamente. El proceso de cre‐
ISBN: 1885-477X

do la Asamblea del Espectáculo para luchar por esos obje‐ ación, la magia de comunicarse con el público te brinda
tivos. sensaciones únicas, a veces de plenitud, otras de frustración
y detrás siempre las dudas si podrías haberlo hecho de otro
3. ¿Conoces o has conocido algún caso concreto en que modo, si entregaste todo lo que eres capaz de dar. Pero ade‐
un actor o una actriz haya roto el cerco de la lógica comer‐ más y fundamentalmente es un acto de gran responsabili‐
cial, de algún modo? Y no me refiero a casos de todos dad y respeto hacia quienes reciben el fruto de tu trabajo.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
[carpeta]
DAVID GONZÁLEZ: LA POESÍA O LA VIDA
Dos poemas para David, por Antonio Martínez i Ferrer y Alicia García Núñez
Entrevista a David González, por Matías Escalera Cordero
Tres Testimonios y varios poemas sobre y de David González, por Vicente Muñoz
Álvarez, José Ángel Barrueco y Javier Das.
David González: una vida, por Roira Sánchez
David González: una obra (bibliografía –prácticamente– completa)

Dos poemas para David

Antonio Martínez i Ferrer


a David González

criatura
extraña
tu grito crece
arañando la oscuridad

en soledad
escapas
inundando
los espacios de la duda
página 137
abierto
esperas
borrando
cerrojos y distancias
YOUKALI, 10

siempre
con todos
te disuelves
como voz sin palabras

por la sinrazón
ISBN: 1885-477X

de tus razones
me gusta perderme
en busca
de un lugar en tus poemas
Con Vicente Muñoz Álvarez
(foto de Julia Velázquez)
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Alicia García Núñez

Me atraen los signos


que llevas en los brazos
el tiempo y todo lo que viste
ahí
en tu piel.

Lo que por ti pasó


aquella vida que llevaste

y el abismo
a ca da pa so

Sí, también la cárcel


las historias del talego
ése dialecto, las armas
y la certeza ancestral de estar al borde

del abismo
a ca da pa so

La sonrisa aprendida de David

Me atraen los colegios abandonados


también las factorías olvidadas
donde se reparan los corazones rotos
los dientes de David

Me atrae lo que tienes que contar


y el filo de la navaja plateada
ahí
en tus ojos

Me atrae lo que tienes que contar


tus historias de bares
las que vives con Ángeles
página 138

y cómo te han matado


sin matarte

Los cuentos de Blancanieves


montada en su caballo
YOUKALI, 10

‐las marcas de tus brazos‐


Las historias de ángeles
negros y otros in‐humanos

Luminoso, el brillo de los ojos de David Con Deborah Vukusic


ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
Entrevista a David González
Por Matías Escalera Cordero

Un día, en Vallecas, en la presentación de la antología de Baile del Sol, Once poetas críticos, conocí a
David González; nunca lo había visto antes, pero había leído un par de libros suyos, y algunos poe‐
mas sueltos, por lo que aguardaba expectante su intervención, y más cuando percibí en él, inmedia‐
tamente, una especie de tensión, como de animal enjaulado, que me atrajo instintivamente; de modo
que cuando se despojó de su suéter –o de su camisa, quizás, no recuerdo bien–, y, a pecho descu‐
bierto, con sus tatuajes al aire, hizo aquella dolorida y patética defensa de una poesía sustentada en
la verdad y en la sinceridad, proclamando además su intención de abandonar su práctica, decepcio‐
nado por unos editores y un mundo hostiles y desafectos, me sentí definitivamente atraído por él,
pues aunque aparentemente no teníamos nada que ver ni por la edad, ni por la experiencia vital o
la práctica poética; en realidad, nos unía la misma pasión por la sinceridad y la verdad en la litera‐
tura y el arte. Y es esa sincera –y heroica en muchos sentidos– dedicación a la poesía como vida,
como testimonio de la vida, lo que justifica la carpeta que le dedicamos en este número… Y, si se
mira bien, en la decisión que tomó con su blog de pago, ¿no hay algo de aquel gesto de descamisa‐
do de cuando lo conocí?

¿Por qué tomaste la decisión de hacer de tu blog un blog de pago? ¿Te arrepientes de ello? ¿Crees que ha
sido entendida tu decisión?

En primer lugar, y debido en gran parte a una enorme decepción poética de la que no procede hablar aquí
ahora, por una cuestión de confianza. En mi anterior blog tenía ya 169 lectores (no me agrada la palabra “segui‐
dores” que se emplea en la terminología bloguera) y necesitaba saber a ciencia cierta a cuántos de esos lecto‐
res les interesaban realmente los contenidos de mi blog y pensé que una buena forma de averiguarlo sería
cobrar una cantidad simbólica, 30 euros al año, una cantidad casi ridícula. En aquel momento, y ahora tam‐
bién, pasaba por una situación económica complicada y eso también influyó. He de recordar que yo actuali‐
zaba mi blog una y dos veces al día, salvo cuando me iba de
viaje a dar una lectura de poesía; es decir: los contenidos de
mi blog me costaban dinero, ya que tenía que comprar
libros y algunos de ellos solo los podía conseguir a través de
Internet, de Iberlibro en concreto y eso encarecía mi empe‐
ño en ofrecer a mis lectores, poemarios o novelas o pelícu‐
las de gran calidad pero que eran desconocidos o casi des‐
página 139
conocidos en España. Al mismo tiempo, comprobaría in
situ esa solidaridad sobre la que hablan y escriben determi‐
nados poetas. Y finalmente, debido a los trolls, tenía que
mantener cerrado el apartado de comentarios con los lecto‐
YOUKALI, 10

res de mi blog, pues no me sobra el tiempo tanto como para


andar desperdiciándolo respondiendo a comentarios, diga‐
mos, de gente envidiosa e ignorante: sería como predicar en
el desierto. Y la verdad: a mí me gusta cruzar comentarios
con los lectores de mi blog sobre tal o cual post que he subi‐
do al blog.
Bueno, ahora mi blog de pago cuenta con 60 lectores. O
ISBN: 1885-477X

sea: sé para quién escribo, quién lee los contenidos de mi


blog y sé qué gente ha demostrado con hechos y no con her‐
mosas palabras su solidaridad conmigo y con mi compro‐
miso de por vida con la literatura, en particular con la poe‐
sía. Por otro lado, no entiendo, aunque les respete, a los que
opinan que la cultura ha de ser gratuita. Es como si yo le
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

digo a un minero que va a estar bajando a la mina durante toda su vida y a cambio no va a percibir ningún
tipo de salario. O si le dices lo mismo a un profesor universitario o a un funcionario del estado. Pero por algún
motivo que desconozco, que no alcanzo a entender, hay muchos artistas que proclaman eso de la cultura gra‐
tuita, aunque, claro, dichos artistas tienen un trabajo oficial que les permite cubrir sus necesidades básicas y
concederse también algún que otro capricho. Pero yo, para bien o para mal, he consagrado mi vida a la escri‐
tura y joder, creo que al menos tengo el derecho, ganado a pulso, libro a libro, de al menos poder malvivir de
mi escritura. Así que no: no me arrepiento en absoluto de haber tomado esta decisión, y más, como ya te dije,
por una cantidad casi ridícula, aún en estos tiempos de crisis: 30 euros al año.
Sobre si mi decisión ha sido entendida o no, he de confesarte que me resulta indiferente. Hace ya tiempo,
mucho tiempo, que no me importa en absoluto lo que la gente piense o deje de pensar de mí, ya que de lo con‐
trario no desnudaría mi alma y mi corazón en cada poema que escribo y que luego, a veces, tengo que leer en
público.

¿Por qué has subastado en la Red tu último libro? ¿Es que no hay ya diferencia alguna entre los editores
“comerciantes” y los editores, llamémosles, “independientes?

Lo he subastado porque necesitaba dinero. Así de claro. Y también, como en lo del blog de pago, por una cues‐
tión de confianza. Si después de casi 20 libros editados, mi inclusión en más de 50 antologías, diversas traduc‐
ciones de mis textos a otros idiomas, y mi trabajo como antólogo en varias antologías, nadie pujaba por mi
libro, un libro que además incorpora diversas innovaciones técnicas y formales, bueno pues si eso sucedía, ten‐
dría que plantearme y muy en serio si seguir dedicando dieciséis, dieciocho horas a la escritura y a la lectura
o dedicarlas a otra cosa, pues, por desgracia, en esta sociedad hay que cubrir al menos las necesidades bási‐
cas. Bueno, por suerte, cierta editorial con la que ya he trabajado, pero cuyo nombre no voy a desvelar por el
momento, me ofreció una cifra que teniendo en cuenta el número de ejemplares que se suelen vender de cada
uno de mis libros, me pareció justa y razonable, por lo que mi próximo poemario, “No hay tiempo para libros
(Nadie a salvo)” saldrá en 2011.
En el caso del contrato de edición de un libro no hay diferencia alguna o yo no la veo. Es decir: el autor per‐
cibe en cualquiera de los dos casos un 10 por ciento del precio de venta al público. La diferencia está en que
los editores comerciantes suelen ser grandes grupos empresariales y disponen del dinero suficiente para ade‐
lantar equis dinero al autor en concepto de derechos de autor y para promocionar sus libros en todos los
medios de comunicación, mientras que los editores independientes, que son los que están editando las obras
a las que el tiempo respetará, no disponen de esos medios económicos y tienen que buscarse la vida por cami‐
nos alternativos, e Internet podría ser uno de ellos. La edición digital podría ser otro: se abarataría el coste del
libro, al eliminar a los intermediarios, como los distribuidores que, en algunos casos, se llevan entre el 40 y el
60 por ciento del precio de venta del libro al público. Si a eso le sumamos la cantidad de blogs y la cantidad
de lectores de cada blog, la promoción de los libros independientes les saldría gratis; ahora bien, deberían
darse prisa, pues también en este caso, los grandes grupos editoriales saldrían ganando. Pero de momento, y
salvo excepciones, lo que yo llamo “la generación del papel” se muestra reacia a la nueva e imparable “gene‐
ración digital” y tal y como yo lo veo, o tal y como yo lo experimento, el papel terminará por desaparecer.
página 140

La práctica poética, incluso la de la denominada “poesía crítica”, ¿en qué sentido es una actividad ligada
a la clase social del poeta? Tu origen de clase, en concreto, ¿cómo ha condicionado o condiciona la tuya
propia? ¿Te sientes ligado, de un modo objetivo, esto es, de un modo material y social efectivo, a otros
YOUKALI, 10

“compañeros de clase” en esa práctica?

Yo pienso que en todos los sentidos. En el caso de la denominada “poesía crítica”, después de meditar mucho
sobre el tema, creo que se ha empezado a construir el edificio empezando por el tejado. Y me explico: la vida
cotidiana de muchos de estos poetas no difiere en demasía de la de los poetas, digamos, no críticos: los que
solo cantan al amor o al desamor o a una naturaleza que solo existe en sus mejores sueños, porque la realidad,
ISBN: 1885-477X

innegable, es que estamos terminando a pasos acelerados con los recursos naturales de este planeta y destru‐
yendo a la propia naturaleza. Pero a lo que iba: está muy bien escribir un gran poema sobre , no sé, el proble‐
ma de la deforestación, o el problema sobre qué alimentos ingerimos, no sé, como los alimentos transgénicos,
o sobre los altos índices de polución en nuestras ciudades o sobre… ahora bien, a los que estamos abajo del
todo: inmigrantes ilegales, trabajadores con unos salarios de auténtica vergüenza, parados, y a los que están
aún más abajo: delincuentes, prostitutas, drogadictos, etcétera, a todos ellos, entre los que me incluyo, nos
importa tres cojones el calentamiento global, los alimentos transgénicos y similares, porque tenemos que bus‐
carnos el pan día a día, es de‐

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


cir: tenemos que sobrevivir, así
de sencillo… En otras pala‐
bras: primero habría que preo‐
cuparse de solucionar o de es‐
cribir poesía crítica sobre los
niños de la calle, sobre la gente
que se muere literalmente de
hambre cada día, etcétera, y
luego sobre esos otros temas
que antes mencionaba. El pro‐
blema, según yo lo veo, es que
muchos y muy buenos poetas
críticos han perdido el contac‐
to físico con los más humildes
y desfavorecidos y se han ins‐
talado en una clase social media tirando hacia alta y eso les lleva en muchos casos a que su poesía se convier‐
ta en una generalización en la que se critican temas tan manidos como la guerra, el hambre (en abstracto, claro,
porque ellos nunca han sufrido una guerra en sus propias carnes ni tampoco han pasado hambre) y un largo
etcétera… A los otros poetas, a los que practican lo que yo denominaría una poesía del bostezo, anclada en una
tradición y una temática que no tienen nada que ver con los tiempos que vivimos, a esos, bueno, ni les consi‐
dero poetas, más bien cuentistas.
Yo provengo de una familia de campesinos, de una familia de obreros y de una familia que pertenecía al
bando perdedor en la guerra civil española y que durante cuarenta años ha tenido que sufrir la burla y el des‐
precio de los vencedores, y si durante los tres primeros años de mi vida viví en un barrio industrial, los siguien‐
tes los pasé en un barrio de pescadores, lleno también de tablaos flamencos, de bares de putas, un barrio con‐
siderado peligroso durante mi juventud, por lo que está claro que ha condicionado y condiciona la poesía que
ahora escribo, tanto formal como temáticamente. A mi poesía yo solo la calificaría como “poesía de no ficción”.
Y sí: me siento ligado a otros compañeros de clase como bien dices. Pero no a muchos, pues como te decía:
muchos de ellos han perdido de vista los problemas reales e inmediatos de las clases más desfavorecidas. Y
supongo que si yo no lo he perdido se debe más que nada a mi rebeldía ante cualquier tipo de autoridad, sobre
todo cuando esa autoridad se descalifica así misma ética y moralmente, y a que al dedicarme única y exclusi‐
vamente a la escritura, una escritura no comercial, y que al no esconderme detrás de las faldas de los políti‐
cos, y que al ser, poéticamente hablando, insobornable, pues mis ingresos son más bien pocos, lo que conlleva
consigo que la gente con la que me relaciono sea gente que está en las mismas o peores circunstancias que las
mías.

No te voy a pedir nombres, pues creo que es un poco tramposo, además de indiscreto, hacerlo (aunque si
quieres darlos, lo puedes hacer, por supuesto), pero sí algunos títulos de obras concretas con las que de ver‐
dad, de un modo profundo y sustancial, te hayas identificado últimamente, o te hayas sentido auténtica‐ página 141
mente ligado a ellas.

Bueno, ahí van algunos títulos con los que me he identificado no solo por su calidad literaria sino, en especial,
por su calidad humana, ética y moral: La educación de un ladrón, de Edward Bunker; La habitación, de Hubert
YOUKALI, 10

Selby Jr; La analfabeta, de Agata Kristoff; Revolutionary Letters, de Diane di Prima; Satán dice, El padre, Los muer‐
tos y los vivos, de Sharon Olds; La marcha de los 150.000.000, de Enrique Falcón; 23 Pandoras, una antología de
poesía española escrita por mujeres, con selección de Vicente Muñoz Álvarez; No hay camino al paraíso, de José
Ángel Barrueco y Javier Das; Ararat, de Louise Glück; Relatos de Kolymá, de Varlam Shalámov; Vive o muere, de
Anne Sexton; Amor malo y feroz, de Larry Brown; la serie de cómic Balas perdidas, de David Laphan; Afortunada
de mí, de Denise Duhamel y por último los poemas de las poetas que yo mismo he antologado en La manera de
ISBN: 1885-477X

recogerse el pelo (Generación Blogger).

Aunque ya antes has mencionado algo al respecto, el caso es que, en la izquierda política y cultural, hay un
mito que parece imbatible, el de la “cultura gratuita”; ¿a quién beneficia, desde tu punto de vista, por tu
propia experiencia de las cosas, ese concepto de “cultura gratuita”?
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

En primer lugar, pienso que es muy fácil predicar la “cultura gratuita” cuando quienes la predican tienen un
medio de trabajo paralelo que es el que realmente les cubre sus necesidades básicas. Sin embargo, existen otros
artistas que dedican entre dieciséis o dieciocho horas diarias a su trabajo y, a día de hoy, un creador necesita
determinadas herramientas que nadie le ofrece gratis. No sé, en el caso de un pintor: nadie le regala los lien‐
zos ni la paleta ni las pinturas: tiene que pagarlas de su propio bolsillo, así que no veo ninguna razón válida
para que más adelante tenga que regalar el fruto de su sudor y de su talento. Además, si hablamos de “cul‐
tura gratuita”, los profesores de instituto o de universidades tendrían que ofrecer a sus alumnos sus
conocimientos de “manera gratuita”, pero no lo hacen: cobran equis salario por ofrecer sus conocimientos.
Pero es que además es falso que exista una “cultura o contracultura gratuitas”, y me explico: pongamos que
hablo de un grupo de rock que acaba de grabar su primera maqueta y te la ofrecen gratuitamente a través de
Internet, luego, si esa maqueta funciona, 99 de cada 100 de esos grupos fichan por la primera discográfica que
les ofrezca un contrato. Y lo mismo sucede en otros ámbitos artísticos. Ahora bien, cierta cultura sí debería ser
gratuita. Los grandes clásicos en cualquier rama del arte. O, si se diese el caso de que, por ejemplo, un poeta
fallece dejando un libro inédito y sus herederos, por la razón que sea, no quieren darlo a la imprenta, yo sería
el primero en piratearlo. Hay un ejemplo de esto, el de la correspondencia entre Simone de Beauvoir y Nelson
Algren, solo contamos con las cartas que Simone le escribió a Nelson, pero no con las que él le escribió a ella,
porque los herederos de Nelson y el propio Nelson así lo quisieron. En este supuesto, yo, si me hiciese con
ellas las ofrecería de “manera gratuita” por cualquier medio a mi alcance. Por último, existe el mito de que
escribir no es un trabajo, y bueno, si eres un escritor auténtico, es más que posible que sudes más escribiendo
un relato que un obrero cavando una zanja. Kakfa, sin ir más lejos, tenía dos clavos en su escritorio, atraves‐
ando su mesa de trabajo, de forma que cuando se emocionaba demasiado escribiendo y empezaba a mover
sus piernas, sus rodillas chocaban con la punta de los clavos. O Faulkner que escribió su primera novela en un
sótano, sobre una carretilla, entre palada y palada de carbón a una caldera. En resumen: nada me agradaría
más que la cultura fuese gratuita, pero siempre y cuando el pan, la comida, la luz, el agua, la conexión a
Internet, etcétera, también fuesen gratis. Y
otra cosa, mucha peña descarga “cultura
gratuita”, la almacena en su disco duro y
punto pelota.

En muchos ambientes poéticos, incluso


en los considerados críticos, hay otro mito
muy extendido por el que se considera
que la poesía no es literatura, que “es
vida”, y que la técnica o el estudio son ele‐
mentos despreciables e irrelevantes del
proceso poético; ¿qué te parece el asunto?
La poesía ¿es o no es literatura? ¿Es expre‐
sión emocional y espontánea de la pura
experiencia, o es una actividad mediada
página 142

por la reflexión y el trabajo literario/poéti‐


co?

La poesía no es literatura en el sentido de entretenimiento o ficción pura y dura. La poesía es vida. Y lo más
importante: le da vida al lector. Ahora bien para expresar de manera impecable esa vida en el papel o en la
YOUKALI, 10

pantalla de un ordenador, la técnica y el estudio, es decir, la lectura, son elementos indispensables. Se trata, en
definitiva, de transmitir una experiencia vital, por tanto emocional, al lector mediante la reflexión y la técnica
poética. La poesía es la vida de quien la escribe en el contexto social y en el tiempo que le ha tocado vivir. De
ahí que, en mi opinión, conceptos como rima o métrica no signifiquen absolutamente nada para mí. Uno, ya
sea poeta o no, si pretende evolucionar como ser humano y como poeta no puede anclarse en una tradición
poética, ni estancarse en ella: ha de avanzar, tratar de encontrar caminos vírgenes o, por compararlo con el
ISBN: 1885-477X

montañismo: ha de escalar una montaña por una cara por la que nadie haya subido hasta su cima.

La escritura es indudablemente un acto político, en cuanto que se manifiesta, esto es, se realiza, incrusta y
materializa en el devenir material de la polis. ¿Cuáles serían las coordenadas políticas, desde tu punto de
vista, que ayudarían a entender mejor tu poesía a un lector que no la conozca aún?
Pues ese lector debería leer mi poesía visualizando el escalafón social desde el que yo escribo mis poemas: es

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


decir, desde el más bajo, desde ese que se pasa el día cruzando la frontera de la ley de un lado al otro, solo para
sobrevivir día a día. También, y no sólo en mi caso, no vendría mal que determinados críticos poéticos
criticaran desde la objetividad nuestro trabajo, es decir, que estudiaran en profundidad no solo mi poesía, sino
la de otros y otras poetas que, como suele suceder, permanecen desconocidos para los lectores, mientras se
prima y se premia a poetas que sólo provocan el bostezo y lo que es peor: que no aportan nada nuevo, origi‐
nal, al arte de la poesía, que es el arte de la vida.

Hablas de los límites y fronteras de la ley que se pasan y traspasan para sobrevivir, tú las has sobrepasado
más de una vez, ¿por qué crees que la inmensa mayoría de esos cuatro millones de parados que pueblan
nuestras ciudades, como la inmensa mayoría de los trabajadores sometidos a la violencia continua y cotid‐
iana de la explotación y del abuso no se plantean jamás esa posibilidad, la de romper los límites de las leyes
que los someten a tal condición?

No lo sé, la verdad. Pero esto se viene abajo e imagino que, tarde o temprano, se verán obligados a romper esos
límites, porque, si no lo hacen, se morirán, literalmente, de hambre.

página 143
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Tres Testimonios (y varios poemas)


sobre ( y de) David González
Por Vicente Muñoz Álvarez, José Ángel Barrueco y Javier Das

Para completar esta breve carpeta dedicada a David González, decidimos hacerles dos pre‐
guntas y una petición a tres de sus compañeros y amigos más cercanos, que lo conocen bien
a él y a su obra.
Las dos preguntas eran estas: ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fun‐
dadora de la escritura, de la obra o del proyecto poético, en general, de David? Y ¿qué aspecto de su
personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escritor?
Y la petición es que seleccionasen un poema que recordasen con especial emoción y sig‐
nificado.

Vicente Muñoz Álvarez

1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del
proyecto poético, en general, de David?

El autobiográfico: narrar y poetizar lo que ha visto y oído, filtrado por el tamiz de su propia experiencia.

2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como
escritor?

Más que ningún otro, su experiencia carcelaria. Creo que su obra no sería la misma sin ella. Existiría igual‐
mente, pero sería distinta (y no digo mejor o peor, sólo distinta).


página 144

En cuanto al poema, yo elijo “De nada”, de Ley de vida (DVD ediciones, 1998).

DE NADA
YOUKALI, 10

Deberías darle gracias a Dios.


Tienes un trabajo fijo
con los tiempos que corren.

Eso es todo lo que tengo.


Un trabajo fijo.
ISBN: 1885-477X

Los sábados, los domingos


y los días festivos.

A tres turnos.
Con Antonio Orihuela
De las diez de la noche
a las seis de la mañana.

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


De seis de la mañana
a dos de la tarde.
De dos de la tarde
a diez de la noche.

Siete días a la semana.

Es como si te hubiera tocado


la lotería.

Y también diez años menos


de promedio
de vida
con respecto a los que no
trabajan o no trabajan
con el horario cambiado,

y más propenso a padecer


úlceras de estómago, Con Antonio Martínez i Ferrer
y Ana Pérez Cañamares

y a que me suba el colesterol,

y los triglicéridos,

y el ácido úrico,

y me estoy quedando sordo:

ya subo el volumen del televisor


hasta el piso de arriba.

Sufro de insomnio,

y mi ex mujer me echaba la bronca


un día sí
y al otro también:

decía que últimamente


ya no hacía como es debido página 145
los deberes conyugales.

Gracias a Dios.
YOUKALI, 10

José Ángel Barrueco


ISBN: 1885-477X

1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del pro‐
yecto poético, en general, de David?

La No Ficción. Aunque esto sería delimitar mucho su obra. Le interesa la No Ficción como método de batalla
contra lo establecido, como compromiso poético, como retrato de la realidad más dura. En sus poemas y en
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

sus relatos, David González baja siempre a las charcas, se sumerge en el barro y de ahí extrae lecciones de vida,
siempre matizadas por versos finales muy contundentes. La No Ficción garantiza el compromiso, el interés
por existencias marginales y biografías en las que lucen el dolor y el hambre. Este es uno de esos casos extre‐
mos en los que vida y obra se solapan totalmente.

2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escri‐
tor?

Su biografía completa, evidentemente. Que es, además, una biografía de película que podría encajar a la per‐
fección con el antaño denostado y hoy celebrado “cine quinqui”. El resumen de su vida es crucial para enten‐
der su escritura, sus elecciones e incluso sus arrebatos de pasión: sus años de muchacho delincuente, su paso
por la cárcel, su amor a la lectura detrás de las rejas, su necesidad de cambiar de vida y de actitud al salir del
talego, su curro en una fábrica, el diagnóstico de la diabetes, la miseria en la que le coloca su opción de subsis‐
tir mediante la poesía, sus esfuerzos para luchar contra un sistema enfermo y plagado de trepas y de enchu‐
fes, su interés por los escritores duros y marginales a los que la sociedad de su tiempo marginó en vida, inclu‐
so su tendencia autodestructiva. Y, sobre todo, y aunque quienes le conocen poco no lo sepan, su corazón.
David González tiene un corazón enorme. De ahí derivan la fuerza de sus poemas, sus cruzadas contra algu‐
nos enemigos y su entrega total a sus amistades.

Aunque me ha resultado muy difícil, he escogido el poema “La autopista”, que apareció publicado por pri‐
mera vez en el libro En las tierras de Goliat (Baile del Sol). Es un poema que resume muchas de las señas de
identidad de David: es un autorretrato y una declaración de intenciones, y además habla de su compromiso,
de su odio a los fascismos, de su estancia en prisión, y hace un repaso rápido por la Historia, por su propia
vida y la de sus antepasados.

LA AUTOPISTA
ya que tanto insistes
en que me lo corte
voy a explicarte
y será la primera y última vez que lo haga
por qué llevo el pelo largo

llevo el pelo largo


porque el ejército estadounidense
ofrecía una recompensa
página 146

de dos dólares
por cada cabellera de indio
que se le entregara
y los que la cobraron
así como los soldados
YOUKALI, 10

y mandos superiores
del ejército estadounidense
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo


ISBN: 1885-477X

porque el ejército franquista


en la corrala de la casa en la que nací
le rapó la cabeza
a una de las mujeres de mi familia
cuyo hombre
Con el dibujante
acababa de ser fusilado Miguel Ángel Martín
por negarse a defenestrar

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


niños de pecho republicanos
y los soldados que le raparon la cabeza
así como el resto de las tropas
y mandos superiores
del ejército franquista
incluido el puto francisco franco
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo


porque en el campo de concentración de mauthausen
a los deportados españoles
como ramiro Santisteban
el superviviente octogenario que me lo contó
a los deportados españoles
una vez a la semana
los sábados
les hacían lo que entre ellos se conocía
como La autopista
esto es
les rapaban el pelo al cero
desde la frente hacia atrás

la autopista

y más adelante
cuando hitler estaba perdiendo la guerra
con ese pelo
se forraban las botas de los soldados alemanes

con ese pelo

y todos esos soldados alemanes


como también los que los sábados colaboraban
en el mantenimiento de la autopista
junto con sus respectivos mandos superiores
el hijo de la gran puta del fuhrer a la cabeza
y junto con el resto del pueblo alemán
llevaban el pelo corto página 147
o muy corto

llevo el pelo largo


porque en la tercera galería
YOUKALI, 10

de la cárcel provincial de oviedo


la galería de los menores
los que mandaban en ella los kíes
en cierta ocasión me dijeron:

o te cortas el pelo tú
ISBN: 1885-477X

o te lo cortamos nosotros

y encendieron sus mecheros

y tanto ellos
como los funcionarios de prisiones en París
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

cuyo trabajo consistía precisamente


en evitar que se produjeran hechos como este
llevaban el pelo corto
o muy corto

llevo el pelo largo por otra razón también:

muchas de las mujeres que conozco


me aseguran que con él así de largo
estoy mucho más guapo
y aparento muchos menos años
de los que en realidad tengo

así que en vez de estar dándome la gaita a todas horas


con que a ver cuando voy a que me corten el pelo
mejor te callabas la puta boca
eh
y te dejabas
crecer el tuyo. en Alemania

Javier Das:

1. ¿Cuál es el aspecto o la característica que destacaríais como fundadora de la escritura, de la obra o del pro‐
yecto poético, en general, de David?

Cuando me sumergí en la poesía de David González, lo primero que me llamó la atención fue la sinceridad
de sus palabras. Encontré un poeta que se desnudaba, que me estaba mostrando sus rincones más oscuros.
David no se escondía, me hablaba de su vida, de los malos momentos, de su pasado. Y todo ello con una fuer‐
za a la que no estaba acostumbrado. Fue realmente como recibir un golpe que me puso en mi sitio, desmon‐
tándome esquemas, haciéndome comprender ese nuevo tipo de poesía que tenía delante.

2. ¿Qué aspecto de su personalidad o de su vida os parece crucial para entender su trayectoria como escri‐
tor?
página 148

Su amor por la poesía y su generosidad creo que le definen como persona. David es, desde que se levanta hasta
que se acuesta, un poeta. Y nunca duda en echarte una mano si le es posible, aún cuando te acaba de conocer.
Siente un profundo respeto hacia la poesía y eso le da aún más fuerza a todo lo que hace. Es un luchador nato,
y por suerte nos contagia a todos con parte de su fuerza.
YOUKALI, 10

Lo primero que leí de David fue El demonio te coma las orejas, y es por ello que elijo unos de los primeros poe‐
mas que me encogió el estómago.
ISBN: 1885-477X

SEAMOS REALISTAS
en este sitio
nadie cuenta
estrellas
por la noche.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
David González: una vida
Un poeta para esta época
por Roira Sánchez

Hace cuarenta y seis años nació en San Andrés de los


Tacones, un barrio desaparecido de Gijón, David Gonzá‐
lez, un poeta de pluma enérgica y anunciadora. Hablar de
David es viajar a través de una historia que apasiona de
principio a fin. Y, si tratar de conocer a un poeta por lo que
escribe de sí mismo es como arrojarse al abismo interior de
una persona sin apenas agarres donde sujetarse, en el caso
de David González es aún mayor esa sensación de vértigo;
oírle recitar es darse cuenta de que se está ante un ser
humano con una intensísima vida interior.
Es muy común que la obra de algunos grandes poetas
haya vuelto al polvo cautivando sólo unas pocas miradas.
El rechazo y la aceptación de la obra y de la persona de
David González por las distintas tendencias y camarillas
políticas, culturales y sociales, en cada momento, ha mar‐
cado la difusión y el desprecio alternativos de su palabra
escrita. Es el típico caso de aquellos escritores que por sus
inclinaciones personales y su evidente desapego a los
estándares literarios aún sueñan con la belleza lírica conte‐
nida en el mundo y en todos nosotros, y con una verdade‐
ra justicia social para todos los mortales.

Inicios y juventud

En la infancia de David González hay una persona crucial, María de la Paz, su primera maestra, en cuya coci‐
na, que hacía las veces de aula, con cinco o seis pupitres, a los seis años comenzó el trato de las obras maestras
de la literatura. Fue en la biblioteca personal de María, donde David se sumergió en los maravillosos mundos
del Quijote, El Buscón, La Gitanilla, El Conde de Montecristo, El cantar de Mio Cid y El Lazarillo de Tormes, entre
otros.
La infancia es el único periodo del hombre en el que se le permite vivir entre lo real y lo luminoso, entre la
vida real y las fantasías de los juegos. David encontró, en aquellas tardes tomando dictados de ortografía y página 149
pasando página tras página, historias que, de una u otra manera, fueron fundamentales en su formación de
escritor, quedando consigo algo del ritmo y la técnica de muchos de estos maestros de la literatura, que expan‐
dieron su imaginación.
Sin lugar a dudas, con María, además de ortografía, David aprendió a amar las palabras, a casar emocio‐
YOUKALI, 10

nes, a buscar la fascinación en cada verso, a encontrar en cada una de las palabras significados que descono‐
cía.
Por lo demás, los hechos más destacables de la vida de David González se pueden rastrear en su produc‐
ción literaria. Su obra es resueltamente autobiográfica. Su humilde procedencia, hijo de una familia trabajado‐
ra de Asturias, marcó en muchos sentidos su niñez y su juventud en las calles de las barriadas obreras donde
pasó sus días.
ISBN: 1885-477X

Un hecho que marcó su infancia fue cuando juntaron por primera vez a los niños y a las niñas en la misma
aula del colegio, mientras cursaba el cuarto de EGB. En su adolescencia, está también marcado el día en que
su padre decidió, por su propio bien, cambiarlo de colegio: de uno de barrio a uno de pago, a los Jesuitas, mien‐
tras cursaba el séptimo de EGB, hecho que cambió para siempre su vida, para mal. Lugar en donde nació y se
forjó esa rebeldía que ha asumido como conducta de vida. Rebeldía transmitida a su poesía.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Un paso trascendental

En la génesis de su creación, en ese mundo particular


del que sólo él tiene las claves últimas, en ese caminar
por territorios vedados a la mayoría, con instantes de
ricas experiencias vitales, juega un especial papel su
paso, durante tres años, por la cárcel.
Una equivocación en aquella marejada juvenil le
llevó tres años tras las rejas, historia que cuenta en
Detrás de la Iglesia. Superviviente, con un baúl repleto de
fábulas que le enseñaron a descifrar algunas vicisitudes
de la vida, ese paso por la cárcel, esa extraña libertad
que es para algunos, le ayudó a David a hacerse con
más conocimientos de psicología práctica que si hubie‐
se pasado por la universidad. En ese espacio cerrado
emergió su creatividad interior, fluyó su expresión libre
de las ideas y adoptó una prosa poética que le permitió
Con la actriz
Violeta Pérez una mayor libertad para alcanzar la esencia de su estilo
y lenguaje poético.
Varios años después de salir en libertad, cuando tra‐
bajaba a tres turnos en una empresa del metal, una tarde, en su casa, de repente, y como si alguien le estuvie‐
se dictando al oído, toda esa experiencia acumulada cristalizó en series de versos, la verdadera historia de lo
que sucedía tras las rejas, esos poemas configuraron lo que fue El demonio te coma las orejas, editado en el 1997
por Crecida (Huelva).
David es un poeta como pocos. Un poeta que ha visto la poesía oficial, esa apegada a los poderes del
Estado, como una poesía aburrida y generadora de bostezos. Harto de la poesía oficial y de la evasión, reivin‐
dica una poesía de no ficción que refleje los problemas reales de la sociedad actual, sin artificios ni eufemis‐
mos.
Su pasión, su arrastre y su amor por la poesía es su manera de limpiarse por dentro, de mostrarse ante el
lector tal y como es, sin artimañas, sin lujos que evoquen irrealidades, con sus defectos y virtudes, con su con‐
dición de héroe y de villano, desnudo en cuerpo y alma, sin tapujos, como si escribiendo llamara a sus ánge‐
les y acallara a sus demonios.
A David González lo motiva, además, esa poesía que arrastra paso a paso, sincera, viva y actual, a un tiem‐
po. Una poesía que ponga en tela de juicio los valores que damos por supuestos. Y, dentro de ella, la poesía
escrita por mujeres es la que despierta su mayor interés.

Retrato de un poeta

Sus ojos brillan con el fulgor de los que sueñan y miran al mundo de frente. La poesía de David González es
página 150

inmensamente rica en lecturas, se agiganta y crece al ser dicha y cantada. Esta obra es, por sobre todas las
cosas, un violento y maravilloso grito de rebeldía, de sangre joven y útil, dispuesta a la lucha, a la batalla dia‐
ria y consecutiva, para seguir creyendo en el día que viene. Su obra lleva el sello de la experiencia real, de la
no ficción, de la poesía que ha de conmover y estremecer conciencias, no simple y llanamente entretener. Sin
embargo, esto no deja de lado que sus versos conformen una unidad lírica en la estructura narrativa y en el
YOUKALI, 10

nivel semántico.
Su escritura como disfrute, como consuelo de melancolía, con chispazos de alegrías y sin miramientos polí‐
ticos, exhibe una prosa de contenida fuerza, pero fundamentalmente libre. Libre, como lo que irradia; rebelde
de nacimiento, con sus tatuajes, pulseras raras, su pelo despeinado, y su lenguaje crudo, ha llamado la aten‐
ción y continúa haciéndolo de todo aquel que lo escucha.
Desde que empezó a hacerlo, no ha dejado de escribir. Tras de cada verso plasmado, David González des‐
ISBN: 1885-477X

nuda las cosas y se desnuda. Y sigue adelante, a veces, con añoranza, otras, arropado con esa soledad maldi‐
ta que se ha vuelto parte de sí, pero nunca ha dejado de clamar y elevar su voz justiciera, que ha dejado ya una
huella imborrable en la poesía contemporánea.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
David González: una obra
BIBLIOGRAFÍA (prácticamente completa)

Diccionario Bibliográfico de la poesía españo‐


la (siglo XX). Ángel Pariente, Editorial
Renacimiento, Sevilla, 2003.
Diccionario Espasa de literatura española. Jesús
Bregante, Espasa Calpe S. A., Madrid, 2003.

POESÍA

No hay tiempo para libros (Nadie a salvo).


Prólogo de Ainhoa Sáenz de Zaitegui.
Bartleby Editores, Madrid (en 2011)
El debut del chico tatuado (Relatos completos
1998‐2009). Azotes Caligráficos y
Universitat Politécnica de Valencia, Valencia,
2010.
Todo lo demás son palabras (11 poemas de
Loser)/Was bleibt sind Worte (11
Gedichte von Loser). Traducción de Leo del
Mar. PapperLaPapp Kartonbuchverlag,
Berlín, 2009.
El amor ya no es contemporáneo (poemas y re‐
latos 1997‐2004) + El amor sigue sin ser
contemporáneo (poemas escogidos
2005‐2009). Ediciones de Baile del Sol,
Tenerife, 2009.
Loser. Bartleby Editores, Madrid, 2009.
El demonio te coma las orejas [1997 – 2008]. Glayiu Editorial, Asturias, 2008.
En las tierras de Goliat. Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias, 2008.
Algo que declarar. Bartleby Editores, Madrid, 2007. Este libro ha recibido una subvención a la creación lite‐
raria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias. página 151
Reza lo que sepas. Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2006. Este libro ha recibido una subvención a la creación
literaria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.
El amor ya no es contemporáneo (poemas y relatos 1997‐2005). Ediciones Baile del Sol, Tenerife, Islas Canarias,
YOUKALI, 10

2005.
Tango azul. Editorial de la Universidad Católica de Córdoba, Argentina, 2005.
Hasta los paranoicos tienen enemigos. Ediciones La Tapadera y Alternativa Antimilitarista‐MOC Valencia,
Valencia, 2004.
Anda, hombre, levántate de ti. Bartleby Editores, Madrid, 2004. Este libro ha recibido una subvención a la
creación literaria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.
ISBN: 1885-477X

El hombre de las suelas de viento (Poemas africanos de Arthur R.). Editorial Germanía, Alzira, Valencia,
2003.
La carretera roja. Editorial CELYA, Salamanca, 2002. Este libro ha recibido una subvención a la creación lite‐
raria por parte de La Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias.
Sembrando hogueras. Bartleby Editores, Madrid, 2001.
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Dass dir der teufel die ohren auffrisst (El demonio te coma las orejas). Ediciones Ropynol, Siegen, Alemania,
2000. Traducción al alemán: Kostas Tanakas.
Sparrings. Línea de Fuego, Asturias, 2000. Este libro también ha sido editado en versión digital en Internet:
www.portaldepoesia.com
Los mundos marginados (poemas de la cárcel). Ediciones Mañana es arte: www.babab.com : Madrid, 2000.
Ley de vida. DVD Ediciones, Barcelona, 1998.
El demonio te coma las orejas. Asociación Cultural Crecida, Ayamonte, Huelva, 1997.
Nebraska no sirve para nada. Ediciones Peña Tú, Gijón, 1995.
Ojo de buey, cuchillo y tijera. Edición de autor, Gijón, 1993.

ANTOLOGÍAS

Viscerales. Selección y prólogos de José


Ángel Barrueco y Mario Crespo.
Ediciones del viento (en enero de
2011).
Beatitud. Visiones de la Beat
Generation. Selección y prólo‐
gos de Vicente Muñoz Álvarez e
Ignacio Escuín Borao. Baladí
Ediciones (en enero de 2011).
Nocturnos. Antología de los poetas
y sus noches. Edición de
Antonio Huerta (en enero de
2011).
Perversiones. Breve catálogo de pa‐
rafilias ilustradas. Editorial
Traspiés, 2010.
Con Marta, José A. Barrueco, Vicente Muñoz y Mario (foto de Julia Velázquez)
Voces del extremo: poesía y magia.
Fundación Juan Ramón Jiménez,
Moguer, Huelva, 2009.
Paredes hablan. Pintadas y graffitis contestarios. Intervención urbana. Cuarenta años de pintadas des‐
de mayo del 68. Edición de Francisco Javier Flores Castillero. Ayuntamiento de Córdoba, Delegación de
Cultura, Córdoba, 2009.
página 152

Un nudo en la garganta. Prólogo de Juan Ángel Juristo. Trama Editorial, Madrid, 2009.
Los centros de la calle. Presentación de Ana María Vallejo Cimarra. Editorial Germanía, Alzira, Valencia, 2008.
Antología de Poetas en Platea. Edición y prólogo de Nuria Mezquita y Antonio G. Villarán. Cangrejo Pistolero
Ediciones, Sevilla, 2008.
YOUKALI, 10

Hank Over. Selección de Vicente Muñoz Álvarez y Patxi Irurzum. Caballo de Troya, Random House Mondadori,
Barcelona, 2008.
Qué nos han hecho. Selección y prólogo de Lluís Pons Mora. Islavaria Ediciones, Huelva, 2008.
Poesía para bacterias. Selección de Sergi Puertas. Prólogo de Los violadores del verso. Ediciones Montañas y
Hombres, Huesca, 2008.
ISBN: 1885-477X

Texturas. Antología lateral. Edición y prólogo del colectivo Moebia. Moebia Ediciones Granada, 2007.
Vida de perros. Edición y prólogo de Diego Marín A. Editorial Buscarini, Logroño, 2007. Los beneficios obteni‐
dos de la venta de este libro serán destinados a la Asociación Protectora de Animales de La Rioja.
La palabra desierta. Miguel Ángel Gara, coordinador. Benjamín Escalonilla, diseño. www.literaturas.com , Madrid,
2007.
Once poetas críticos en la poesía española reciente. Enrique Falcón, coordinador. Ediciones Baile del Sol,

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


Tenerife, Islas Canarias, 2007.
Mensajes de un mundo dibujado. Antonio Valle, coordinador. Septem Ediciones, Asturias, 2007.
Poesía Astur de Hoy(Mai Asztúr Költèszet. Edición trilingüe (húngaro, castellano y bable) de András Keri.
Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2006.
Voces del extremo: Poesía y vida. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer,
Huelva, 2006.
In Our Own Words. Marlow Peerse Weawer, coordinador. MW Enterprises, USA, 2005.
El verbo descerrajado. Apostrophes Ediciones, Chile, 2005.
El Quijote: instrucciones de uso. Juan Francisco Ferré, coordinador. e.d.a. libros, Málaga, 2005.
Poesía para nadie. Ediciones La Tapadera,Valencia, 2005.
Aldea Poética III. Haiku. Editorial Opera Prima, Madrid, 2005.
Canto a un prisionero. Antología de poetas americanos, homenaje a los presos políticos en Turquía.
Editorial Poetas Antiimperialistas de América, Otawa, Canadá, 2005.
Hablando en plata (Antología de 17 poetas españoles de hoy). Alexandra Botto y Uberto Stabile, coordinado‐
res. Homoscriptum, México, 2005.
Poesía para los que leen prosa. Miguel Munárriz, coordinador. Visor Libros, Madrid, 2004.
Después de todo (homenaje de Bilaketa a José Hierro). Bilaketa, Aoiz, Navarra, 2004.
Voces del extremo: Poesía y canción. Antonio Orihuela, coordinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer,
Huelva, 2004.
Poemas para cruzar el desierto. Ángel Sierra, coordinador. Línea de Fuego, Asturias, 2004.
Golpes (ficciones de la crueldad social). Vicente Muñoz Álvarez y Eloy Fernández Porta, coordinadores. DVD
Ediciones, Barcelona, 2004.
11‐M: Poemas contra el olvido. Bartleby Editores, Madrid, 2004.
Cuentistas. Jesús R. Castellano, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2004.
Poesía de la conciencia. Zurgai, Bilbao, diciembre 203.
Me chifla la poesía. Antología poética y didáctica. E.S.O.‐Bachillerato. Manuel Aparicio e Isabel Allegretto,
coordinadores. Editorial CELYA, Salamanca, 2003.
Los poetas en tiempos de guerra. Mª Ángeles Naval y Patricia Esteban, coordinadoras. Universidad de Zaragoza,
2003.
La paz y la palabra. Manuel Francisco Reina, co‐
ordinador. Editorial Odisea, Madrid, 2003.
Contra la afonía. Las otras caras del planeta,
Gijón, 2003.
página 153
Voces del extremo: Poesía y Utopía. Antonio
Orihuela, coordinador. Fundación Juan
Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2002.
Quinta del 63. Editorial CELYA, Salamanca,
YOUKALI, 10

2002.
Voces del extremo: Poesía y conflicto. Antonio
Orihuela, coordinador. Fundación Juan
Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2001.
Maniobras de aproximación. Paloma Esteban,
editora, Asturias, 2000.
ISBN: 1885-477X

Material inflamable para manos incendiarias.


Editorial Manual de Lecturas Rápidas para
la Supervivencia, Madrid, 2000.
Con Ana Vega
Voces del extremo: Poesía y conciencia.
Antonio Orihuela, coordinador. Fundación
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 2000.


Poesía española anos 90. Joaquim Manuel Magalhaes, coordinador. Relógio D´Agua Editores, Lisboa, Portugal,
2000.
Voces del extremo (las voces de la poesía española al otro extremo de la centuria). Antonio Orihuela, coor‐
dinador. Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, Huelva, 1999.
La indiferencia de los chinos. Vinalia Trippers, León, 1999.
Feroces (radicales, marginales y heterodoxos en la última poesía). Isla Correyero, coordinadora. DVD
Ediciones, Barcelona, 1998.
La alquitara poética. Luis Felipe Comendador, coordinador. LF Ediciones, Bejar, Salamanca, 1998.
Poesía al desnudo. Adolfo Marchena, coordinador. Ediciones Bassarai, Vitoria, 1997.
Gijón Exprés. Roger Wolfe, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 1995.

EDICIONES

Heterogéneos (1970‐1987). David González y Eduardo Boix, coordinadores. Prólogo de Carlos Salem. Ediciones
Escalera, Madrid, (en septiembre de 2011)
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger. David González, coordinador. Bartleby Editores, Madrid,
2010.
El Tejedor en Madrid (15 poetas en Madrid). David González, coordinador. La Única Puerta a la Izquierda,
Bilbao, 2010.
Hablando de leyendas. Poemas para España. Jim Jump, Antonio Díez y David González, coordinadores.
Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2009.
Tripulantes. Nuevas aventuras de Vinalia Trippers. Vicente Muñoz Álvarez y David González, coordinadores.
Editorial Eclipsados, Zaragoza, 2007.
La verdadera historia de los hombres. David González e Ignacio Escuín Borao, coordinadores, Editorial
Eclipsados, Zaragoza, 2005.
El último en morir que apague la luz. David González, coordinador. Ateneo Obrero de Gijón, Gijón, 2001.
16 señales desde el frío. Katerina Gogu. Kostas Tanakas, Juan Carlos Reche y David González, coordinadores.
Ediciones Ropynol, Córdoba, 1999.
página 154
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X

Con el Kebran y con el vocalista de Marea, Kutxi Romero


ESTOS TIEMPOS SIN CONTRATO SOCIAL
por Miguel A. Sánchez García

ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 155 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 156 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 157 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 158 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 159 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 160 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 161 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 162 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 163 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 10 página 164 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
POEMAS DE HOY PARA MAÑANA

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


poemas de Sergio R. Franco, Jorge Brunete,
Bárbara Butragueño, Pedro L. Verdejo,
y Alba García Alderete

Sergio R. Franco
Poema tomado del libro titulado El espanto, modo de empleo
(Luces de Gálibo, 2010)

Si las paredes están llenas de silencio


y las calles están llenas de gente
y la habitación está llena de palabras
y los árboles están llenos de palomas
y las palomas están llenas de árboles
y las palabras están llenas de habitaciones
y la gente está llena de calles
y el silencio está lleno de paredes
por qué todo está vacío
página 165
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Jorge Brunete
Poema tomado del libro titulado Julia Martín (inédito)

Julieta y su abuelo
juegan a hacerse preguntas
a Antonio Martínez i Ferrer
y Matías Escalera

La niña duda: ¿Cambiar el mundo?


El abuelo responde: ¿CÓMO?
(Julieta piensa: ¿Qué mundo?)
–hay gente que no deja
de amontonar tierra
en el centro del océano–
Julia Martín tiene manos de barro
y siempre anda a gatas
para ensuciar el suelo. Ella
aun no lo sabe.
Al final, Julieta, responde: ¿Qué mundo?
Abuelo, te quiero
y la niña se va corriendo
a la calle,
se va (ella aun no lo sabe)
a cambiar el mundo
página 166

¿Qué mundo?
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
Jorge Brunete
Poema tomado del libro titulado Julia Martín (inédito)

Julia Martín duerme cerca de una lámpara

–soñadora ambulante
en la espalda de un precipicio–
“más allá está el límite”,
los peces mutilan grietas
que nacen en los mofletes de la niña
Mamá ¿y mis hermanos?
Mamá ¿y el pan que escondemos
en los rincones de la casa?
Mamá ¿y el circo? ¿va a venir el circo?
Mamá … ¿Mamá?
“más allá está el límite”
más allá, la niña devora su cuerpo
en las tinieblas,
más allá, la lámpara se rompe
en mil pedazos
más allá... el límite
más allá... Julieta
más allá... tú
¿Mamá?
¿Mamá? página 167
Julieta recoge los restos de la lámpara,
y duerme más allá
del límite.
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Bárbara Butragueño
Poema tomado del libro “en construcción” Casa Útero (inédito)

se cae como quien canta…

se cae como quien canta


sólo conoce el salto la vida en vertical
la caída ha anidado en su pecho ha excavado grutas pasadizos
y por eso nunca es desde sí mismo no puede no alcanza
sólo es en perfecta elipsis
es por tanto un ser de vuelta que sólo puede ser volviendo

dice que nació con lastres que es la repetición incansable de todo lo que odia
siempre de regreso a la sangre siempre al útero a las manos cubiertas de error
yo le digo que hay caminos en las puntas de sus dedos
que los veo prendidos bifurcados como gusanos de tiempo
que no hay nada definitivo que el absoluto
pesaría tanto que hundiría el suelo

y me mira hueco me mira perímetro de sí


cayendo tanto que pareciera que fuera el mundo el que se mueve
cayendo con su miedo parabólico cayendo encrucijada con todas
las faltas en las manos los errores como órganos vitales
bazo egoísmo páncreas neurosis

y el niño caída se mira la piel y se sabe relevo


se piensa pandemia cíclica virus que infecta a la humanidad cada cien años
el subproducto del producto el defecto congénito
y se imagina empezar la partida con menos tres
atado a sí mismo que son todos los demás
página 168

y es triste porque al final sucede que se vive restando que se estanca en la fría matemática
del quizás y se queda a vivir allí donde todo es pudiera
muriendo en los otros
sin responsabilidad alguna
YOUKALI, 10

todo queja vertical


puro trámite
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
Pedro L. Verdejo
Poema tomado del libro Siglo XXI África eufemismos Olvidados (inédito)

Sahara Occidental – Pueblo Saharaui – Hassaniya – POLISARIO – Mohamed VI ‐ Mohamed


Abdelaziz ( Frente Polisario), el otro.

Sáhara – Sáhara Viento Sáharam Viento Haramm Arammm


Viento poema viento poema viento número no importa.

A los ojos de los niños Saharauis el número / los números


NO IMPORTAN.

Sá – ha –ra – hara – ra –sa – sa har –a – saha –ra‐


gran elogio monarquía de corte Occidental qué moderno
sáharar sajarar jara ra sajar sar jarajara jará
Mohamed VI VI VI es mohamed con un puño de hierro.

Otros también con sus puños de hierro.


Fosfatos sangre fosfatos muerte.

La cometa de sangre surca los cielos azules, límpidos.


Los huesos quedan limpios, lamidos con cuidado por los vientos.

Aquí nos comemos hasta los huesos.


Sáhara huesos viento sangre‐mi poema viento
Número no importa.

Sájara Mohammed VI vi VI vi a golpe de puño de hierro


Como su padre. Un niño también. Sáhara muerte
Sáhara niño‐muerte. Mohamed. Fosfatos
Muerte. Viento y Muerte. página 169

Sobre las dunas los huesos lívidos.


Las tiendas de campaña como una inmensa ciudad de barro.
Nunca llegan las lluvias sin sangre. Sáhara sangre.
YOUKALI, 10

Sajara sangre jara ‐ jara sangre. Jara sangre. Sangrejara.


Jarsangre. Jarsangre.
Sólo Jarsangre.

Mohammed el otro, Polisario, espanta las moscas


como si nada, en silencio, sus ojos miran, hacia el horizonte
ISBN: 1885-477X

El Sáhara siempre se extiende.


ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Pedro L Verdejo
Poema tomado del libro Siglo XXI África eufemismos Olvidados (inédito)

CONGOCOLTÁN

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita

Grupo minero angloaustraliano Río Tinto.

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita

Grupo minero West Africa Gate

y UC RUSAL y Compagnie des Bauxites de Kindia y Friguia bauxite y alumina complex, y the
Construction Company of Guinea.

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita – COLTÁN

Goliath’s Alumina Company. COLTÁN Goliath Devora Company COLTÁN Goliath Alumina.
Goliath devora COLTÁN hijos COLTÁN escupe huesos‐ COLTÁN‐metal CIENO‐brillante.

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita – COLTÁN

Grupo Minero Alcoa‐Alcán, Joint Venture Junta Militar Golpista Alcoa Alcan ‐ Dian Dian ‐
Guinean/Ukrainian bauxita bauxita bauxita.

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita – COLTÁN

aluminio bauxita COLTÁN alumina company COLTÁN devora Gea Guinea Gea Guinea Gea
página 170

devora devora alumina bauxita gold company oro

Anglogold. Oro. Diamantes. Casiterita – wolframita – COLTÁN‐metal CIENO‐brillante.

Anglo‐América, De Beers, ‐Standard Chartered Bank, Nokia, Ericsonn, ‐ Siemens, Sony, ‐ Bayer,
YOUKALI, 10

Intel, ‐ Hitachi, IBM Joint Venture Junta Militar Golpista IBM


Gold Fields of Ghana IBM – Joint Venture Junta Militar Golpista IBM Gold Fields
HI‐TA‐CHI Gold Fields forever HI‐TA‐CHI Gold Fields IBEMEHITACHI Golpistas IBEMEGold
Fields HITACHI MULTICRONO HITACHI CRONOS HITACHI
CRONO COLTÁN IBEMEHITACHI URANO CRONO COLTÁN URANO BROTA HITACHI
FOREVER URANO CRONO COLTÁN
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
URANIO – URANO – CRONO – COLTÁN – MULTI – CRONO – URANIO – COLTÁN ‐ URA‐
NIO – URANO – CRONO – COLTÁN – MULTI – CRONO – URANIO –

COLTÁN Cronos Multinacional Zeus Hyperdynamics Corporation, orada Gea ORADA GEA GUI‐
NEA GEA GUINEA GEA ZEUSGEA USAGEA ZEUSARADAGEA USA GEA CON URANO CON
CRONOS CON ALUMINA CON ALCOA‐ALCÁN CON DIAN DIAN CON JOINT VENTURE
JUNTA MILITAR GOLPISTA GOLD FIELD URANO FOREVER
grandes acuerdos de comercio internacional

Comercio URÁNICO – DIAMANTINO – ALUMINO AÚRICO CRÓNICO CRÁNICO COBRI

RÁNICO – CRÁNICO – COBRI – CRONO – COLTÁN

Cobre, cobalto ‐ estaño, uranio, oro ‐ diamantes, casiterita – wolframita – alúmina – COLTÁN

página 171
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

Alba García Alderete


De Dame mi mente que es mía… (edición artesanal fotocopiada)
página 172
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA
[relato]
UN EDIFICIO EN LA AVENIDA ALVEAR
por Paula Winkler

En un edificio, en el tercer piso, vive una profesora de zanas contiguas conocen también sus talentos y, cada
Letras. Esta profesora pasa su vida armando metáfo‐ tanto, le dejan una propina como paga de sus favo‐
ras, excepto cuando se niega a ver que el hombre del res.
sombrero que vive en el primer piso es sigiloso y ex‐
No es necesario aclarar al lector que el portero ha‐
traño.
ce las veces de conserje, y que, de tanto conocer el ba‐
El portero, a quien la profesora de Letras le dele‐ rrio, hasta se le pegó el vicio del buen comer: un pa‐
ga la seguridad de su departamento, tampoco es dig‐ to a la naranja y unas mollejas al vino blanco. El por‐
no de confianza, como se verá. Aunque le dice que tero, como dije, tiene una hija. La hija estudia en la
deje todo en sus manos cuando parta hacia Punta del universidad. El hombre del primer piso, que siempre
Este. Debería hacerlo tranquila, insiste el portero, lleva un sombrero, le consiguió una beca. Es que el
pues él se acerca a la entrada y da el paso a quien co‐ portero lo había ayudado en la mudanza cuando
rresponde. Así de fácil se transforma el portero en murió su esposa y quedó solo con su hija.
guardaespaldas.
Al portero le encanta la hija del hombre del som‐
La profesora de Letras vive en el tercer piso con brero, sofisticada y con sus cristales zwarovski. Pero
su hijo enfermo. La enfermedad no le impide al hijo su hija no se queda atrás porque cuando camina pa‐
husmear por todos lados, con su caja de velocidad en rece un cisne. Iguala en belleza a su madre, quien
automático. Una vuelta y la otra, se desliza y vuelve murió, y como ella, acostumbra a mirar a la gente
loco, así, a cualquiera. Menos a su madre, acostum‐ desde arriba. Parece una modelo de pasarela con su
brada al andar de su hijo desde que le compró la silla habitual vestido negro y sus chatitas.
en la ortopedia de la calle Guido. Y cada tanto, es del
La profesora de Letras se casó muy joven con uno
caso aclarar, los dos salen a caminar por Plaza
de los dueños del matutino que casi todos leen en el
Francia, sobre todo durante las mañanas en las que el
edificio. Nació en un pueblo olvidado de Tucumán.
sol empuja y se asoma sin gloria.
Sus padres habían puesto una tienda de ramos gene‐
En la Plaza Francia quedan siempre madre e hijo rales al poco tiempo de llegar de España, con algunos
observando cómo los árboles expulsan sus hojas duros y un baúl descuajeringado. Con la ganancia de página 173
marchitas y las flores caídas dibujan una alfombra de un billete de lotería, sus padres pudieron venirse a
volumen razonable. Se asoma a lo lejos el edificio de Buenos Aires, donde la profesora estudió, aunque
la Facultad de Derecho, allí donde la Constitución hay que confesar al lector que desde que se casó con
Nacional continúa siendo un nuevo escalón jadeante el dueño del diario, toda su familia ha vivido y vive
YOUKALI, 10

hacia una democracia todavía en ciernes. de las noticias.


El portero del edificio de la avenida Alvear se hi‐ El edificio en cuestión de la avenida Alvear, de es‐
zo de su trabajo en la zona a pulmón. Regordete, co‐ tucos con adornos florales, unas escaleras de mármol
cina con excelencia un guiso de mondongo y algunos con baranda lustrosa de bronce, cuyo entramado
tallarines al pesto. Limpia bronces, y deja los pisos de contrasta con la sencillez de un silloncito tapizado de
ISBN: 1885-477X

la recepción deslumbrantes. A la hora del descanso, raso de seda color tiza, tiene pocos pisos y se constru‐
cuando su hija no estudia, el portero ve la telenovela, yó bajo la dirección de un conocido arquitecto del art
y lloran juntos con la intensidad de los adolescentes. nouveau rioplatense y con la paciencia de cientos de
Después, él viste el uniforme de botones brillantes, y obreros, quienes, como es obvio, no obran citados en
se instala en la planta baja con la concentración de los la plaqueta dorada de la entrada. En ese edificio de
que vigilan como expertos. Los vecinos de las man‐ atmósfera gustosa y europea, que esconde hacia la
das diarias de la profesora de Letras y de su hijo. No
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

zona de ascensores una discreta escultura italiana y


evoca una escena extemporánea, es el sitio obligado ahondaré en más detalles, innecesarios por cierto. Y
donde convergen las rutinas de la mañana y la me‐ las familias de los pisos segundo, cuarto y quinto
dianoche cuando sus habitantes pueden humanizar‐ transcurren sus vidas con la rutina que le permite su
se y no estar pendientes del índice dow jones o de las dinero. En el número bis van y vienen los paquetes
conversaciones barrocas. con dulces y chocolates, los trajes armani, algún ves‐
tido largo valentino, de esos que hoy en Argentina
La columna neurálgica de este edificio es el ascen‐
sólo se lucen en un casamiento o en esas incestuosas
sor principal, el cual llega a la zona de los pallièr de
celebraciones de quince, como si las jóvenes de esa
todos los pisos y a la terraza. En el segundo, en el
edad debieran ser entregadas por su padre a la socie‐
cuarto y en el quinto viven tres matrimonios con sus
dad, ya no por temprano al marido. Algún visitante
hijos y abuelas. No faltan las mucamas y mayordo‐
confundido recala en la recepción. A ciencia cierta,
mos de riguroso uniforme, como tampoco los mari‐
por poco tiempo, pues el portero, experto en esas
dos laboriosos. Como reza el dicho “ora et labora”,
cuestiones de la seguridad, le sugiere y designa la sa‐
mientras las esposas cuidan de su lujosa guarida
lida en un abrir y cerrar de ojos.
cuando los chicos acuden al colegio y las abuelas to‐
can el piano, tejen o juegan a la canasta uruguaya. Sin embargo, cabe advertir a nuestro lector que
(Para el lector menos avezado, tal vez convenga acla‐ las historias de estos vecinos se atrincheran en las
rar que esta canasta se juega con naipes y requiere de partes privadas de este edificio de la avenida Alvear
buena fortuna, la que en este edificio suele, en princi‐ porque allí ellos repiten sus cadencias a diario y los
pio, no faltar.) secretos que se ocultan.
En este edificio, insisto, la escalera y el ascensor
constituyen los canales por los que circula todo de pi‐
so a piso. Claro que sólo en el número bis y por la en‐
trada de servicio transita el personal doméstico, ese Es un sábado de invierno gris. El frío se mete en los
cuyo estatuto laboral se diferencia de la ley que go‐ huesos, y las gotas de la humedad de Buenos Aires
bierna al resto de los llamados “trabajadores” porque llegan sin pudor hasta la ropa interior de los porte‐
su sindicato aún no comprendió que nadie, a estas al‐ ños. El portero conserje vigila. El hall de entrada ha
turas del tiempo, es siervo de nadie. soportado el peso de las pisadas de la profesora de
Letras, de las ruedas de la silla que transporta a su hi‐
Por el ascensor principal también puede acceder‐
jo, de las de los habitantes del segundo, del cuarto y
se a la vivienda del portero. Como es conserje, resul‐
del quinto piso. Para aguantar el frío, la humedad y
ta lógico que no haya desigualdades arquitectónicas
las huellas impresas de los vecinos en el mármol, el
cuanto más no sea en la circulación. Además (que no
portero se entretiene pensando en su hija, la que se
se engañe el lector) este no es un portero de esos que
desliza serena por la vida como un cisne mientras él
refunfuñan durante las mañanas húmedas de
se desloma. Por la avenida circulan los automóviles,
Buenos Aires, ni despotrica a viva voz cuando se me‐
el único colectivo que une este barrio con otros, y al‐
ten, colados, los gatos que merodean la zona de las
gunos transeúntes apuran el paso. Y piensa el porte‐
cocheras.
página 174

ro. Por ejemplo, que se levantó mil pesos de propina


En el primer piso, donde vive el hombre del som‐ al ayudar al del quinto a quitar unas bolsas de polvo
brero, se han colgado en las paredes del comedor y blanco de la baulera de su auto sin que nadie los vie‐
de la recepción unos cuantos cuadros importantes ra. Piensa también el portero, durante su estancia en
por su inclinación a las obras de arte. En todo su ho‐ la planta baja, cuando aquel otro sábado, en el visor
YOUKALI, 10

gar se respiran buen gusto y eclecticismo, y no sólo del portero eléctrico, se registró el rostro joven y te‐
porque su esposa fallecida se hubiera ocupado de meroso de una alumna del profesor del sombrero.
ello. Claro que la hija del hombre del sombrero suele Digo “rostro” y no, “cara” porque esa era la máscara
ponerse inquieta de vez en cuando. El portero la ve clonada de una alumna que repite mucho y reflexio‐
entonces disparar en busca de su mercedes. Conecta na bastante menos. Adelante ‐ escuchó el portero la
ella la llave, y huye hacia la calle. Cuando la ve así el voz melosa del hombre del sombrero ‐. Pero a la me‐
ISBN: 1885-477X

portero, le dan ganas de abrazarla. Un poco de cal‐ dia hora, la chica del rostro ya exigía que le abrieran
ma, querida, aquí estoy para arremangarme. Como la puerta para zambullirse a una avenida que parecía
lo haría con mi hija o la hija de cualquiera. La hija pa‐ el bálsamo de toda cura termal.
ra un hombre es mujer sagrada.
Aquel sábado y poco tiempo después del episo‐
El lector ya ha sido prevenido acerca de las sali‐ dio de la alumna, el portero vio a la hija del profesor
del sombrero hacer la misma maniobra, como si el doroso, como todos los domingos, aunque sabemos

ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA


afuera de ese edificio fuera la sanación de todos los que nos salvan los lunes. Si toda muerte es un suici‐
males. dio, se aconseja siempre no pensar demasiado duran‐
te las tardes frías (o calurosas) de los domingos soli‐
tarios. El hijo de la profesora no cesa en dar vueltas
con su silla, lo cual exhibe cierta inquietud de su par‐
Hoy es día domingo en el edificio. El consorcio sale a te, la que lo lleva a encender un cigarro de esos cuyas
pasear, o va a misa dominical. El cuchicheo masculi‐ bocanadas nos trae muy cerca el olor dominicano de
no contrasta con la voz en alharaca de las mujeres y una isla que hace tiempo se olvidó del compre‐lo‐ya
con el chillido de la silla que conduce el hijo enfermo de occidente. Empuja su silla el hijo de la profesora
de la profesora de Letras. El portero saluda, amable, en busca de su madre, quien de momento se encuen‐
y el pesado portón de espejos biselados de la entrada tra leyendo en el salón de música con una sonrisa que
del edificio se abre al paso, entre otros, del hombre sólo puede ostentar quien comprende sus más com‐
del sombrero, incrustado como un dibujo animado plicadas lecturas.
en la calle para contestar la salutación de todos sus En presencia de su madre, es decir de la profeso‐
amigos. Debajo del sombrero, asoma una calvicie in‐ ra de Letras, el hijo titubea al hablar hasta que apaga
cipiente, aunque sus neuronas parecen más firmes el cigarro, respira hondo, y le cuenta a su madre todo
que su pelo a juzgar por sus comentarios. aquello acerca de lo que viene husmeando hace me‐
La profesora de Letras mira a nuestro vecino del ses. Él siempre baja con sumo cuidado del ascensor,
sombrero, y le sonríe, aunque ahora que lo piensa el y se arroja como puede desde la silla. Arrastra su
portero, con una mirada ligeramente hostil, como si cuerpo frente al primer piso, después se arrodilla con
ésta conociera algo de su persona que la molestase cuidado y queda a la altura exacta del cerrojo que le
francamente. permite ver. Agitado, le comenta el hijo a su madre
acerca de la ceremonia que se repite cada vez, cree él
Los espacios comunes del edificio, de consiguien‐ que unas dos veces a la semana el vecino del primer
te públicos, son testigos de la agitación del consorcio, piso sólo lleva puesto un sombrero, y las dos mujeres
la que cede en los días festivos debido a la siesta o a jóvenes que están con él tampoco llevan ropa. Cree
la partida hacia el campo argentino. ver, cada vez que husmea, que una de ellas es su hi‐
Durante la tarde de este domingo, sin embargo, ja. Ella se queja, y él no alcanza a ver bien a la otra,
se oye rezar un dios te salve maría en letanía, la leta‐ pero le parece haberla visto antes. El hijo se deshace
nía que atempera la angustia y parece reproducirse después en detalles y sostiene sus manos como pue‐
en los oídos del portero como esos cantos de las sire‐ de pues está su madre. La profesora enrojece y, en
nas que parecen habitar en otras tierras menos reli‐ medio del estupor que le produce el minucioso rela‐
giosas y más tranquilas: ha circulado tras paredes el to de su hijo, recuerda algún pasado. Deja a su hijo
rumor que la señorita del primero y la hija del porte‐ que continúe hablando y corre hasta la cocina. Busca
ro, además de estudiar, se dedican a tareas non sanc‐ un cuchillo. Le parece ahora a la profesora de letras
tas, vaya a saberse dónde. que el seminario de Tübingen y toda su carrera no
forman parte sino de una vida idiota y fragmentada,
Esos chismes malignos corren y se amplifican a
en la que nadie quiso saber, menos ella. página 175
través de las escaleras de mármol no sólo en el núme‐
ro bis del edificio. Tal vez sea oportuno advertir al Nada‐vale‐seda. Caricias que se prolongan du‐
lector que el número bis, que parece ser la parte más rante noches entre el hombre del sombrero y ella
neutra del edificio, se alimenta de las noticias de mientras su mujer juega, tranquila, a la canasta. Vaya
YOUKALI, 10

aquellos a quienes no se puede acceder, como a los forma de vivir, siempre engañada. Aunque debe re‐
políticos en algunas democracias. Generalmente los conocer que últimamente el hombre del sombrero le
rumores terminan por confirmarse cuando se trata había dicho a ella que no podían verse seguido por la
de hechos porque los únicos que suelen salvarse de cuestión del adulterio. Y ahora que lo piensa, él esta‐
esta perversidad maldiciente son las conciencias sub‐ ba armando una coartada para liberarse de ella y dis‐
jetivas (¿hay otra conciencia?) y el inconsciente. frutar de sus fechorías con el sombrero puesto. La
ISBN: 1885-477X

profesora encuentra el cuchillo.


Para no sacrificar la paciencia del lector, vayamos
a los hechos, pues. Se trata de esa tarde de ese do‐ Mientras la profesora en cuestión corre hacia el
mingo, y el reloj antiguo del tercer piso, que la profe‐ sector de ascensores con el cuchillo en la mano, la
sora de Letras heredó de su marido, marca su hora propietaria del quinto piso ve una bolsita abierta con
implacable. El vacío de la existencia se exhibe, impu‐ polvo blanco en su alfombra. Qué raro, todo es muy
ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA

dudoso. Su marido habría dejado caer un poco de sin atender al portero, que le dice: espere que le abra
azúcar aquella vez cuando escuchó gente en el escri‐ la puerta de la cochera, señorita.
torio. Después, según recuerda, vino el portero.
En medio del embrollo, alguien parece haber lla‐
Cómo se te ocurre que tu marido va a andar trafican‐
mado nuevamente el ascensor, que sube. De inme‐
do droga, tan luego él que es un señor.
diato, se escuchan dos ruidos secos en perfecta suce‐
La sofisticada señorita del primero acaba de tener sión que invaden el edificio de la avenida Alvear.
una discusión brutal con su padre, el hombre sigilo‐ Ahora desciende por el ascensor la hija del portero.
so del sombrero. Cuando llega el ascensor, que venía No se la ve elegante como un cisne. Al contrario, go‐
bajando del tercero, se mete con rapidez y juguetea, tea sangre. La sangre se derrama lentamente sobre
nerviosa, con las llaves del automóvil. Se da cuenta sus chatitas y alcanza los escalones. El portero toma
de que la profesora de Letras la mira, indiferente, pe‐ a su hija en brazos, después de haber abierto las
ro desencajada, con un cuchillo en la mano. Oprime puertas con una torpeza desesperada.
el botón de la planta baja, y tal es el desvarío de la
Y por las escaleras de mármol comienzan a apa‐
profesora que no advierte esa parada en el primero.
recer los vecinos, uno a uno. El del cuarto piso anun‐
Por lo tanto, esta deja de cumplir su tarea allí, y llega
cia, consternado, que ha muerto el hombre del som‐
sin inmutarse hasta la planta baja con la hija del hom‐
brero.
bre del sombrero, quien sale rápidamente a la calle,

TÍTULOS PUBLICADOS
página 176
YOUKALI, 10

PRÓXIMAS PUBLICACIONES
ISBN: 1885-477X
ANÁLISIS / RESEÑAS
BLACK, BLACK, BLACK...
...O LO QUE LA VERDAD ESCONDE
(reseña de Black, Black, Black, de Marta Sanz ‐Anagrama, 2010‐)

por Susana Pedraza

El negro todo lo confunde. No hay nada más opaco que la oscuridad, donde las apariencias y la realidad se difu‐
minan y las cosas no son lo que parecen. Tal vez esta sea una de las lecturas que podamos hacer de la última
novela de Marta Sanz, Black, black, black, obra divertida, que juega con el lector a la falsa dicotomía verdad/men‐
tira.
¿Qué nos cuenta este relato, qué pistas nos conducen a la verdad o la falsean? A través de las historias de
los personajes, de lo que dicen o callan, la autora muestra un mundo complejo de relaciones, cercado por la ten‐
sión que se genera en el microcosmos de una comunidad de vecinos y unos ojos extraños, los del detective y su
ex‐mujer, que intentan descubrir quién cometió el crimen de Cristina Esquivel.
La obra se plantea pues como una novela negra al uso, siguiendo las pautas del canon establecido; esto es,
hay un asesinato, y no sabemos quién lo hizo, los padres de la víctima contratan a un detective privado ante la
ineficacia de la policía, y éste se dedica a interrogar a los vecinos para descubrir, a partir sus declaraciones, al
criminal Ah, y por supuesto, también tenemos a un sospechoso, el marido.
Sin embargo, como decíamos al principio, nada es lo que parece. Con una escritura inteligente y haciendo
buen uso del humor y la ironía, la novela nos presenta a un detective que rompe con lo convencional, y no solo
por su condición sexual, lo que podría considerarse un hecho anecdótico, sino porque finalmente no es él quien
resuelve el caso. Por otra parte, además de la vivacidad dialógica, propia del género, nos encontramos con una
novela dentro de la propia novela, juego metaliterario de la llamada posmodernidad, que difumina aún más
los límites entre lo real y la ficción, provocando en el lector una mayor confusión entre las apariencias y lo que
tras ellas se esconde.
Personajes heterogéneos, que muestran verdades a
medias y suelen tener algo que esconder, contribuyen a
poner en evidencia los prejuicios y los miedos ante la reali‐
dad que vivimos, la mezquindad y la violencia contenida y
estructural del capitalismo (el inmigrante sin papeles, la vieja
alcahueta, el homosexual que se casó para luego salir del
armario y martirizar a su ex‐pareja, la divorciada enferma página 177
crónica, etc.), donde la escritura tiene un papel fundamental,
como práctica liberadora de los fantasmas que nos acechan y
de la soledad. Pero, ¿cuál es la verdad, y dónde está?
He ahí la gran trampa. La gran falacia moral. Lo que
YOUKALI, 10

importan son los hechos, los datos que nos revelan y ponen
en evidencia que todo es mucho más prosaico y mercantil
que los tupidos velos de la apariencia, aquellos que nos ocul‐
taban una realidad más dura y fea de lo que nos gustaría
vivir. Leer esta novela de Marta Sanz, pues, merece la pena,
como acto sobre todo de dilucidación.
ISBN: 1885-477X
ANÁLISIS / RESEÑAS

LA CONJURA DE LOS POETAS


(reseña del libro homónimo de Felipe Alcaraz ‐editorial Almuzara, 2010‐)

por David Becerra Mayor

En mitad del camino entre la novela y el ensayo, La conjura de los poetas


de Felipe Alcaraz describe el proceso de ascenso y caída del movimien‐
to poético de “la otra sentimentalidad” a través de la figura de Javier
Egea, uno de sus personajes más significativos y de los poetas más ori‐
ginales e insignes del grupo. Tal vez por ello ha merecido, como prota‐
gonista indiscutible de esta historia, protagonizar esta novela.
Porque, a pesar de encontrar en el texto personajes y situaciones re‐
ales, estamos ante una novela. Una novela biográfica, si se quiere, pero
una novela al fin. Por La conjura de los poetas desfilan personajes bien co‐
nocidos como Luis García Montero, Álvaro Salvador, Juan Carlos
Rodríguez, Susana Oviedo e incluso Joaquín Sabina, pero como se en‐
carga de aclarar Felipe Alcaraz en la “nota del autor” que cierra el libro,
“la novela está basada en diálogos ficticios o que, en todo caso, adaptan
opiniones, poemas o ensayos. Es decir, lo narrado, siendo verosímil, po‐
dría ser ficticio; siendo verdadero, podría ser irreal”1. Se trata, por lo
tanto, de una ficción tomada de la realidad. Pero como ha sostenido en
otro lugar el propio Alcaraz, “al escribir La conjura de los poetas no he pre‐
tendido entrar en ningún espacio íntimo ni en ninguna propiedad pri‐
vada, sino en un debate público y publicado”2. En efecto, Felipe Alcaraz
no se ha adentrado en ninguna conciencia ni en ninguna casa en la que
no hubiera sido invitado. No ha invadido ningún espacio privado. No se le puede culpar de allanamiento de mo‐
rada. Los protagonistas reales convertido en personajes de La conjura de los poetas no pueden acusar a Alcaraz de
hacerles hablar con voz impostora. La labor del novelista ha consistido en convertir las fuentes documentales en
literatura. El lector se encontrará, por lo tanto, ante una narración que es ficticia pero a la vez posible.
Pero, ¿por qué una novela sobre Javier Egea? ¿Por qué, como se anuncia en la portada del libro, “una novela
biográfica de un poeta granadino en los días de la Transición”? Porque Javier Egea personifica la derrota. No se
trata solamente de reivindicar la figura de un poeta sin parangón en la última hora de la literatura española, si‐
no también de servirse de su figura como metonimia de un proceso histórico concreto: el tiempo en que se pro‐
página 178

duce la derrota del marxismo como discurso revolucionario en los años de la Restauración monárquica –común‐
mente denominada Transición democrática. Porque Javier Egea contiene y concentra en su poesía la tensión en‐
tre la esperanza transformadora y la conciencia de la derrota.
La conjura de los poetas empieza con Javier Egea en la Isleta del Moro, en la provincia de Almería. El poeta se ha
trasladado al Cabo de Gata una vez se ha disuelto el grupo poético de “la otra sentimentalidad”, forjado en los últi‐
YOUKALI, 10

mos años en el bar granadino La Tertulia. Desde la habitación en la que se hospeda rememora lo ocurrido:

De nuevo se veía caminando por las calles congeladas de Granada. Los encuentros en La Tertulia se habían termina‐
do. Como el regreso de una larga escapada: de pronto se veía tropezando con el rostro hosco de la realidad. Los ami‐
gos se separaron, como se rompe un conjunto musical (¿quién lo explicó de esta manera?). Se apagaron las luces de la
pista. Ya nada era igual. No lo sería nunca. Y era necesario prepararse para la despedida. Y había sido como si a todos
ellos los esperara alguien en la acera, al bajarse de los tranvías, para llegar a casas cordiales, iluminadas y calientes.
ISBN: 1885-477X

Menos a él. Como si a él no le esperara nadie3.

1 Felipe Alcaraz, “Nota del autor”, La conjura de los poetas, Córdoba, Almuzara, 2010, pág. 299.
2 Felipe Alcaraz, “La conjura poética contra Javier Egea”, Rebelión (2‐12‐2010): http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117827.
3 La conjura de los poetas, pág. 20.
ANÁLISIS / RESEÑAS
Cuando “la otra sentimentalidad” se disolvió, cuando terminaron los encuentros en La Tertulia, cuando se apa‐
garon las luces de la pista, nadie se acordó de Javier Egea. Los jóvenes poetas que, con Egea, se daban cita en La
Tertulia dieron un giro en su producción poética. Y este giro llevaba implícito una invitación que les daba acceso
a las casas cordiales, iluminadas y calientes. Fue el acto fundacional de la poesía de la experiencia y su ruptura
con el proyecto materialista de la poética de “la otra sentimentalidad”. Javier Egea se quedó a las puertas; nunca
quiso formar parte de ella.
Javier Egea se quedó solo. Pero su soledad, lejos de su significado romántico, representa el proceso de enaje‐
namiento que se produce en el poeta y en su poesía una vez ha tomado conciencia de que habita “en territorio
enemigo”4 y de que se encuentra en un “campo de exterminio, pero, también, sin duda, el de la posibilidad de
una nueva era”5. Cuando se encuentra en la Isleta del Moro, una vez se ha establecido la ruptura con el grupo
de La Tertulia, Javier Egea concibe –o mejor: produce‐ uno de sus libros más significativos, Troppo Mare, un libro
que Juan Carlos Rodríguez definió, en el acto de presentación del poemario de Javier Egea en el Palacio de la
Madraza de Granada, en los siguientes términos:

… ustedes van a escuchar hoy a “otro poeta”. No un poeta más maduro, no un poeta más evolucionado sino una co‐
sa completa, radicalmente distinta. No evolución sino ruptura. Un poeta situado en un horizonte materialista, un po‐
eta “otro”6.

Ginés Torres Salinas, por su lado, sintetiza a la perfección en qué consiste esta ruptura, cómo se constituye ese po‐
eta “otro”:

La historia de esa conversión en un poeta otro es bien conocida y trataré de sintetizarla al máximo: gracias al magiste‐
rio del profesor Juan Carlos Rodríguez –a la lectura que él hace del marxismo a través de Althusser‐ y sus clases de li‐
teratura en la Universidad, en Granada aparece un grupo de jóvenes poetas que –con el manifiesto La otra sentimentali‐
dad como punto álgido y recopilador‐ tratarán de construir un discurso poético del que (…) “derivaba la idea de que
construyendo otra poesía se puede construir otra historia, se puede transformar la historia”. ¿En qué consiste esa trans‐
formación, qué busca? Lo que busca es romper todos los mitos poéticos de la ideología burguesa (…), preguntándose,
en un ejercicio de lucidez, de consciencia, cómo ha sido construida nuestra vida desde la ideología burguesa, capitalista
para, a partir de ahí, tratar de construir –que se logre o no, esa es otra historia‐ otro tipo de vida, otra poesía, en las que
se borra esa dicotomía entre lo histórico‐público y lo íntimo‐privado: el amor, los poemas, no son algo ajeno y aislado
de la historia: todo eso forma parte de una misma cosa, y esto es clave para entender la poesía de Javier Egea7.

El acierto de la poesía de Javier Egea, su mayor descubrimiento poético, consiste en la toma de conciencia de que
la ideología burguesa nos produce y, en tanto que somos productos de ella, no podemos vivir fuera de ella; que
es imposible escapar del inconsciente capitalista. Tenemos el enemigo dentro, en forma de inconsciente ideológi‐
co. Y, por consiguiente, no podemos hablar –ni producir ni expresarnos‐ sino es en su idioma. Nuestra lengua es
la lengua de los otros, la lengua de la explotación:

Javier Egea se dio cuenta, como tantos otros poetas granadinos de ese momento, que esa palabra poética, ese lenguaje
que utilizamos, es el lenguaje de los «otros». Pero es el único que tenemos. No existe un lenguaje puro por recuperar, página 179
sólo tenemos éste, contaminado, manchado por la explotación, un lenguaje que, sin embargo, podemos transformar. Si
comprendemos que la palabra nunca es inocente, que siempre es ideológica, podemos concebir la poesía como una
práctica ideológica, como un instrumento para interpretar la realidad y escribir desde el materialismo histórico8.
YOUKALI, 10

La poesía “otra” de Javier Egea se inicia en una derrota en la que nosotros –porque compartimos el mismo in‐
consciente‐ somos lo mismo que nuestro enemigo. Es decir: “Egea se situaba en un horizonte materialista. Era ya

4 Ibid., pág. 12.


5 Ibid., pág. 17.
6 Juan Carlos Rodríguez, “Como si os contara una historia”, en Elena Peregrina (ed.), Por eso fui cazador, Diputación de Granada, 2004,
ISBN: 1885-477X

pág. 77.
7 Ginés Torres Salinas, “Tras el aprendizaje de la vida ofrezco mis ruinas a tus ojos: la poética de la ruina en la poesía de Javier Egea”,
Revista de crítica literaria marxista, nº 3 (2010), Fundación de Investigaciones Marxistas, págs. 14‐15. http://www.fim.org.es/me‐
dia/1/1345.pdf; La cita que se incluye está tomada de Jairo García Jaramillo, Javier Egea: la búsqueda de una poesía materialista,
Granada, ICILE, 2004, pág. 44.
8 Paula Dvorakova, “No cabían en mis ojos sus ojos y la tormenta: la soledad y el amor en la poesía de Javier Egea”, Revista de crítica li‐
teraria marxista, nº (2010), pág. 49.
ANÁLISIS / RESEÑAS

un poeta “otro” que, al menos, era sabedor de ese inconsciente heredado que no hace otra cosa que trabajarnos
y producirnos como explotación y como muerte”9. He aquí la derrota:

No solamente porque “ellos” son muchos y “nosotros” pocos, sino porque ellos son también nosotros, y la realidad
que nos imponen forma parte de nuestras propias contradicciones, que podemos revelar y analizar, pero de las que
probablemente nunca nos podremos desprender (…) Sólo podemos hacer evidentes las contradicciones y hacer un
esfuerzo por transformarlas en otra cosa, pero nunca podremos desprendernos de ellas totalmente10.

Hay que aprender a vivir con la derrota, porque sólo exteriorizando las contradicciones podremos transformar
nuestro inconsciente y, por extensión, el mundo que habitamos. Juan Carlos Rodríguez, en un diálogo con el pro‐
pio Javier Egea, en La conjura de los poetas, muestra cómo esta toma de conciencia ya es, por sí misma, una apues‐
ta revolucionaria:

Tu inconsciente no deja de trabajarte [dice JCR]. Al menos, pienso yo, has empezado a vislumbrar esto: que no deja
de producirte como explotación y como muerte (…) [Hay que producir] un nuevo inconsciente que nos produzca co‐
mo memoria histórica y como materia, que son cosas imposibles de suicidar (…) Y me consta que no se puede con‐
seguir gran cosa. Pero hay que seguir. Es preciso seguir, en la literatura y en la vida. Transformar el texto como índi‐
ce de que se puede transformar la historia (…) Se trata de transformar, elaborar… producir (…) Y ese intento supone
ya una apuesta revolucionaria11.

Se trata de seguir adelante, aunque de entrada se sepa que no se puede conseguir gran cosa, como escribe Javier
Egea en uno de los poemas que configuran Paseo de los tristes: “aunque fuimos viviendo el mismo frío / la misma
explotación / el mismo compromiso de seguir adelante / a pesar del dolor”12.
En el momento en que Javier Egea escribe, en la Isleta del Moro, su Troppo Mare entiende que hay dos formas de
posicionarse ante la realidad. De este modo lo expone, en La conjura de los poetas, a través de una conversación te‐
lefónica con Susana Oviedo: “Te lo dije al principio de conocernos, una noche en La Tertulia, que había que sa‐
ber convivir con nuestra muerte cotidiana. O reconciliarse con la realidad”13. Esta frase sintetiza a la perfección
la tensión entre una poesía que se mantiene anclada en el proyecto materialista de la otra sentimentalidad y una
poesía que suelta amarras y emprende un rumbo nuevo, alejada del propósito original. El enfrentamiento dia‐
léctico entre una poesía materialista y una nueva poesía que después se denominaría poesía de la experiencia; la
tensión entre una poesía que convive con la muerte cotidiana y otra que se reconcilia con la realidad, represen‐
ta, en el terreno de la literatura, la lucha ideológica entre el marxismo, que resiste a pesar de la inminente derro‐
ta, y de un sector de la izquierda que, poseído por el “espíritu de la transición”, conciliador, a‐ideológico y pos‐
moderno14, que se instala en la complacencia y en el discurso de la normalización.
En la poesía de Javier Egea, a partir de Troppo Mare, late la angustia de saberse habitante de un territorio ene‐
migo, dominado por la explotación y la muerte cotidiana. Y aunque bien parece que, en algunos momentos, el
amor se concibe como un refugio capaz de resguardarle de la problemática de su tiempo (“hay cosas en la vida
/ que sólo se resuelven junto a un cuerpo que ama”15), al final se descubre también que “el amor es imposible en
un mundo imposible”16. Para Javier Egea el amor funciona según las mismas reglas que la explotación capita‐
lista. Tampoco el amor puede escapar de la lógica capitalista:
página 180

Que el amor sea imposible en un mundo imposible posiblemente sea la parte más fácil de entender. Vivimos en un
mundo en que todo se ha convertido en mercancía, en que nuestra propia intimidad tiene un valor mercantil. A lo lar‐
go de todo el libro se insiste en eso continuamente, con tristeza y con mucha ironía, utilizando palabras como saldar,
renta, cobrador, mercado, diezmo, cuenta, factura. Es un mundo en que el amor se puede romper «como un recibo viejo»17.
YOUKALI, 10

9 Felipe Alcaraz, “Javier Egea y el desprestigio de la realidad”, Revista de crítica literaria marxista, nº (2010), pág. 63
10 Paula Dvorakova, Art. cit., pág. 52.
11 La conjura de los poetas., págs. 45‐46.
ISBN: 1885-477X

12 Javier Egea, Paseo de los tristes, Diputación de Granada, 1999, pág. 89.
13 La conjura de los poetas, pág. 26.
14 Vid., sobre este aspecto, el magnífico trabajo del profesor José Antonio Fortes, Intelectuales de consumo, Córdoba, Almuzara, 2010.
15 Javier Egea, Op. cit., pág. 89.
16 Juan Carlos Rodríguez, “Despertar en el vacío: Javier Egea”, Revista de crítica literaria marxista, nº 3 (2010), pág. 7.
17 Paula Dvorakova, Art. cit., pág. 50. El verso citado pertenece al poema “Ahora llegas vestida de cobrador del agua…”, Paseo de los
tristes, pág. 35.
ANÁLISIS / RESEÑAS
Cuando ni siquiera el amor se encuentra a salvo de la explotación, sólo nos queda la derrota: “Te llaman luz, amor.
/ Hoy te llamo derrota”18.
Javier Egea convive con la derrota. Todo, incluido el amor, en la poesía de Egea asume cierto aire trágico, cier‐
to sabor amargo “que se enreda ya por la garganta, / sabe a ginebra / y duele”19. Pero el sabor de la derrota no
encuentra su causa en el hecho de que estemos ante un poeta de carácter depresivo, ante un loser que se regocija
al sublimar las batallas perdidas. Al contrario, la derrota forma parte de la poesía de Javier Egea porque forma
parte del capitalismo. Javier Egea toma conciencia de ella y la articula poéticamente. No existe “otra salida que la
del conocimiento”20, dice Javier Egea en La conjura de los poetas. El conocimiento nos permite reconocernos como
siervos del sistema, nos permite saber que somos producto de la explotación. Pero entraña un peligro: el saber
demasiado hace que seamos conscientes de nuestra insignificancia, de nuestra incapacidad –o de la enorme difi‐
cultad‐ por cambiar el orden de las cosas. En este contexto será cuando aparezca la Nube en la poesía de Javier
Egea. Porque cuando se conoce sólo nos queda esperar a la llegada de la Nube, una especie de “criminal en se‐
rie”21 que persigue a las personas marcadas por la huella del conocimiento y la derrota. Quien sabe demasiado
le espera un desenlace trágico; la conciencia de la insignificancia, de nuestra incapacidad por transformar el mun‐
do, no puede sino caer en el vacío, en el abismo, en la muerte. La Nube adquiere en La conjura de los poetas un pa‐
pel protagonista al convertirse en el elemento que se lleva por delante a Pablito del Águila, a Ninín Sánchez, a
Lisardo, a Enrique Vázquez y, al final, también a Javier Egea, en forma de suicidio.
Pero hay quien consigue sortear la presencia de la Nube:

Y me lo dices tú [se refiere a Luis García Montero], que has logrado burlar a la Nube. La visteis de cerca, ¿eh? Sí, es‐
taba allí. Una noche entró en La Tertulia. Se sentó ante una mesita, cerca de una esquina, y nos observaba en nuestras
insolencias de poetas inmortales. Ya nunca faltó. Iba todas las noches. Era como una detención del aliento, una sonri‐
sa helada, el recuerdo de todo lo que queda por hacer22.

En efecto, como aparece en La conjura de los poetas, Luis García Montero representa el otro término de la dialécti‐
ca ruptura/reconciliación: personifica el discurso de una “falsa izquierda”23 que sustituye el programa radical y
revolucionario de la izquierda socialista por un discurso conciliador y a‐ideológico. En la novela se plasman diá‐
logos muy pertinentes entre Javier Egea y García Montero alrededor de este aspecto:

‐ No es posible que nos derrote de nuevo la realidad [dice Egea]. Y aunque nos derrote: si se puede transformar la po‐
esía, se puede, con ella, transformar la historia.
García Montero miró hacia el suelo. Egea sabía que no iba a escoger esa salida (…) García Montero elegiría, con toda
probabilidad, el otro camino.
‐La realidad nos exige cierta reconciliación –diría a sus espaldas [García Montero]‐, una cierta experiencia. Somos par‐
te de ella. Queramos o no formamos parte de esa realidad y vivimos con ella como nos dejó dicho Pasolini: amando el
mundo que odiamos. Y es verdad que el espacio está lleno de niebla amarilla, y esa lepra de las banderas y los himnos,
y las montañas de andrajos y escombros de cada día. No te hablo de ilusiones, que conste, pero sí de la dignidad de vi‐
vir y de un mundo reconocible, relativamente construido por nosotros a través de un pacto de convivencia24.

En realidad, lo que sucede es que, como advertía el poeta y profesor Álvaro Salvador en 1996, la poesía materia‐
lista de la otra sentimentalidad ha dado lugar a la poesía de la socialdemocracia: página 181
Poesía de la socialdemocracia también porque la recepción de esos “discursos poéticos normalizados”, que se han abier‐
to paso en los últimos quince años hasta convertirse en “norma” hegemónica, tiene mucho que ver con la aparición de
ciertos grupos sociales emergentes, nuevas clases medias consolidadas al amparo de la política socialista, que han de‐
mandado la producción y el consumo de una cultura, asimismo, “media”, digerible («La experiencia de la poesía»)25.
YOUKALI, 10

18 Javier Egea, Op. cit., pág. 41.


19 “No hubo luz: sólo muerte”, en Paseo de los tristes, pág. 40.
ISBN: 1885-477X

20 La conjura de los poetas, pág. 23.


21 Ibid., pág. 30.
22 Ibid., pág. 92.
23 Tomo el concepto de José Antonio Fortes, La guerra literaria: literatura y falsa izquierda, Madrid, Tierradenadie, 2003.
24 La conjura de los poetas, págs. 116‐117.
25 Cfr. Felipe Alcaraz, Art. cit., 2010, pág. 66. Felipe Alcaraz analiza en este artículo cómo Álvaro Salvador rectificó de inmediato y sus‐
tituyó la preposición “de” por “en”, para referirse entonces a la “poesía en la socialdemocracia”.
ANÁLISIS / RESEÑAS

En efecto, y como sostiene el personaje de Luis García Montero en La conjura de los poetas, la realidad exige cierta
reconciliación y un pacto de convivencia. Pero Javier Egea no está dispuesto a efectuar este pacto ni a conciliarse
con una realidad que entiende como enemiga y decide emprender un camino distinto al que toman sus prime‐
ros compañeros de viaje. Y es entonces cuando Javier Egea se queda solo. Pero, como dice el propio Egea, “los
solitarios / son esos que le dicen a su amada: / me quedo solo pero no me vendo”.
Una vez se establece esta ruptura entre las dos posiciones poéticas y políticas se inicia la conjura que intitula
la novela biográfica de Felipe Alcaraz. Javier Egea, a partir de este momento, empieza a sentirse desplazado por
los que habían sido sus amigos. Mientras éstos reciben el aplauso unánime del parnaso literario, en forma de pre‐
mios y prestigio, Javier Egea padece el arrinconamiento que sufren los poetas menores. Pero con la diferencia de
que Javier Egea no es precisamente un poeta menor. No obstante, como se anuncia en la portada de la novela de
Alcaraz, “cada tiempo tiene sus poetas, oficiales y malditos”. Y Javier Egea, por su proyecto ideológico, radical y
materialista, no puede sino convertirse en un poeta maldito desplazado a los márgenes, que encuentra vedado
el paso a las casas cordiales, iluminadas y calientes. La gravedad del caso –y aquí se encuentra una de las tesis
fuertes de la novela de Alcaraz‐ es que sus amigos –como personificaciones del espíritu a‐ideológico y concilia‐
dor de la Transición‐ se conjuran contra él contribuyendo a su anonimato, a su negación y a su olvido. El testi‐
monio de Susana Oviedo, para este propósito, es esclarecedor:

En cuanto a su relación con Luis García Montero, puedo afirmar que Javier lo quería mucho y lo respetaba como poeta
«el mirlo blanco», «una de la cabezas más lúcidas», «lo crié de mis pechos». Una tarde de enero de 1999, Javi que tenía
un flamante carnet de conducir, me llevó a un pueblo del Poniente granadino a una dramatización que yo debía dar a
un grupo de mujeres. La tarde era dorada. Él estaba delgado y vestido de negro, con un jersey de cuello alto que yo le
había regalado y que le daba la apariencia de un personaje de El Greco. (…) Le dije que esa noche, en la Madraza, reci‐
taba Luis, y Javier, con dolor, juro que con dolor, me dijo «no voy. Ya sé que Luis es uno de los que me niegan”26.

Este es el inicio de la conjura de los poetas que “tienen acceso al fuego sagrado”, “al paraíso de sus júbilos y, des‐
de luego, un cierto acercamiento al balneario del sistema” contra Javier Egea. Un paraíso “al que sin duda ya ha
ascendido, con su sonrisa de querubín, García Montero” 27.
Pero Javier Egea no se deja seducir por lo acomodaticio del sistema y prefiere seguir trabajando en los már‐
genes desde donde sufre su derrota:

“Seguid, seguid sin mí. Seguid vosotros. No me esperéis. Seguid vosotros y salvaos”28.

Y Javier Egea no se salvó. Terminó suicidándose y a su entierro acudieron “quince personas mal contadas”29. Lo
que sucedió, como señala Juan Carlos Rodríguez en La conjura de los poetas, fue lo siguiente:

‐Javier Egea era el mejor –se ajustaría el Teórico su “borsalino” negro‐. Escribió dos libros espléndidos. Después todo
derivo hacia la poesía de la experiencia. Y, al par, la izquierda dejó de ser lo que era. Egea no supo asumir la nueva si‐
tuación y la vida empezó a producirle un sarpullido diario. Su estado real terminó siendo el de un solitario profundo30.

Javier Egea fue un digno representante de la resistencia en los años de nuestra derrota. No supo –no quiso, sería
página 182

más exacto y más justo decir‐ reconciliarse con la realidad, como mandaban los tiempos. Prefirió no abandonar
su lucha ideológica en el campo de la poesía. Pero la realidad fue más fuerte y finalmente “la certeza diaria de la
muerte” hizo que fuera “preciso un alto en la derrota”31.
YOUKALI, 10

26 Susana Oviedo, “Acerca de cómo conocía a Javier Egea, cosas que él me contó sobre bribonerías y otras confidencias”, en Revista de
crítica literaria marxista, nº 3 (2010), pág. 46.
27 La conjura de los poetas, págs. 108‐109.
ISBN: 1885-477X

28 Ibid, pág. 97.


29 Ibid, pág. 295.
30 Ibid., pág. 290.
31 Javier Egea, “Leer El capital”, Troppo Mare, Granada, Dauro, 2000, pág. 89.
ANÁLISIS / RESEÑAS
ESCRIBIR AL DICTADO DE LA UTOPÍA
(reseña de Oxígeno en lata, de Alberto García‐Teresa ‐Baile del Sol, 2010‐)

por Mª Ángeles Maeso

Alberto García‐Teresa (Madrid, 1980), filólogo y activista cultural, entre‐


gó su primera publicación en 2008, La brigada poética, una plaquette que
proponía espacios para la convivencia urbana y poética: “A cada tran‐
seúnte se le donó una palabra en desuso: «amor», «fraternidad», «ajeno»,
«prójimo», «amigo». Términos nucleares para la configuración del
mundo de este poeta. Ese mismo año publicaba Hay que comerse el mun‐
do a dentelladas (Baile del sol, 2008) poemario que denuncia un sistema
de organización social, responsable de tanta vida malgastada entre el
trabajo y la servidumbre. Poemas para designar la tiranía de un presen‐
te que ya no precisa dictadores con nombre, pues “todo quedó atado/ y
sitiado”; que exhiben la dimisión de unos seres deambulantes que, con
el peso de un arcoiris roto, acuden con infinita tristeza a las oficinas de
objetos perdidos. Hay que comerse el mundo a dentelladas mostraba cómo
se amalgama en el interior de cada cual lo que iba a ser vida y no lo es,
así como los espacios por donde el latido del amor y de la solidaridad
va sin cuenta y asoma para construir el nosotros.

La búsqueda de ese héroe que, junto a otros, cada jornada se pone en pie
es el asunto de su actual libro, Oxígeno en lata. Un héroe minimizado, re‐
sistente en una lata‐sociedad que lo reclama consumidor para ser a su vez consumido; mercancía en la lógica cri‐
minal del capitalismo, títere en la cadena de consumidores sin sangre ni saliva. De ahí, las metáforas que eviden‐
cian la identificación del supermercado con el tanatorio; uno y otro son espacios para la última fase de los proce‐
sos de producción. Objetos o personas. ¿Qué les diferencia? Oxígeno en lata es el resultado de una indagación, la
del poeta urbano que busca un ciudadano y encuentra un votante o un espectador. La de quien ya ha visto su cuer‐
po tasado y suficientemente anestesiado para la producción y no tira la toalla y sigue buscando la belleza entre los
tubos de escape, porque “La resistencia –explica el poeta‐ está cimentada en los actos cotidianos. Nuestra rutina
consiste en perpetuar una muerte en vida: “ese absurdo acuerdo / por el que renuncias a la vida / para poder tra‐
tar de seguir viviendo”.
Del mismo modo que Antonio Machado nos enseñó que “Todo necio confunde valor y precio” García‐Teresa
nos señala la estrechez de miras del economista, cuya vida se le escapa mientras, al servicio de la ganancia como
norte, trata de convertirlo todo en dinero. página 183

Se trata de poesía que pone al descubierto un ser humano roto, definido por las dos dimensiones con que es re‐
clamado por el mercado: trabajador y consumidor. Lo demás, ya sabe, es silencio.
YOUKALI, 10

UN ECONOMISTA

UN ECONOMISTA NO sabe qué hacer con un arco iris. agita desconcertado su cabeza.
No entiende el aleteo de una abeja, Un economista no escucha la memoria
por qué trinan escandalosamente las gaviotas, ni atiende al compás de los latidos.
qué guarda una camada en su madriguera. No sabe buscar tanteando en silencio la belleza
Se inquieta ante un caracol que, en toda palpitación dichosamente tendida
ISBN: 1885-477X

sobre una brizna empapada de rocío, a la luz, al viento, a la alegría.


indiferente se despereza.
Ante el murmullo chispeante de un río, Un economista aún busca con vehemencia
ante un eclipse inundado de estrellas, con qué moneda comprar la vida.
ante tu sonrisa o una mano abierta,
(De Oxígeno en lata)
ANÁLISIS / RESEÑAS

UNA LECTURA APASIONADA DESDE


LA BARRACA DE “AIGÚES VIVES”
(reseña de Pero no islas, de Matías Escalera Cordero ‐Germanía, 2010‐)

por Antonio Martínez i Ferrer

ISLAS NO

No somos islas (islas no –gotas oceánicas– islas


solas: islas –briznas– solas
no –contra los vientos– islas –sitiadas: migas
de polvo– islas no)

No (no somos islas


solas –exhalaciones– islas –destellos– dispersas
solas islas
no –contra las negras tempestades– desperdigadas
islas no –gotas: en océanos– islas
aisladas no)

No somos islas (sitiadas pizcas –dentelladas– de polvo: aisladas


islas –briznas– islas
islas –hebras– aisladas islas solas islas
islas –no– solas
islas cercadas –arrinconadas: quizás– contra los vientos grises
pero islas solas no)

Olas solas (perdidas olas –olislas– motas: girones


oceánicos: sí pero no islas)

Barridos –dispersos: desconcertados– por el Huracán (sí pero no islas: islas no)

El corazón de este sorprendente poemario es sin lugar a dudas el poema “Islas no”, pero sin renunciar
página 184

a tal afirmación no podríamos entender la visión del poeta sin conocer en su totalidad el nervio y la
carne, esto es, el cuerpo al que sustenta y que envuelve a este poema, es decir la totalidad de elementos
que componen la escritura del libro entero.
El primer elemento que nos alerta es el reduccionismo que el poeta utiliza en la composición, limitando
su arquitectura sintáctica a la utilización de solo tres signos, los dos puntos, el guión y los paréntesis es
YOUKALI, 10

decir : ‐ ( )
En segundo lugar, la gran riqueza expresiva del lenguaje, una profunda sensibilidad para interpretar la
realidad y la fina ironía que se desliza como sobre una alfombra lírica heredera de lo mejor de la poesía
contemporánea.
En tercer lugar, los ritmos expresivos o pautas de lectura con los que fuerza al lector a establecer las pau‐
sas en función de sus propias emociones.
ISBN: 1885-477X

Esto provoca que el protagonismo del que lee sea necesariamente mucho mayor, forzándolo a partici‐
par más activamente en la simbiosis autor‐obra‐lector.

…Se queja Ulises (Homero: o el copista –acaso– no se sabe


a ciencia cierta)…
ANÁLISIS / RESEÑAS
…Entonces me arrodillo y extiendo la mano (pues hasta la luz
estaré solo)…

…La aniquilación –como el anonadamiento de los santos– exige ruido o silencio…

Es ese en parte el origen del característico ritmo poético con el que la poesía de Matías Escalera estable‐
ce una continua secuencia de pulsaciones, que constituye buena parte de su identidad, junto con la para‐
doja, la síntesis y la ironía, como decíamos antes.

…Qué bien hace el muerto / el muerto…

… Círculos (tiempos sin fin) Que se cierran (que se abren a nuestro pesar)

Síntesis y ritmo insistente y repetitivo sujetan al lector a los elementos dramáticos e ideológicos que el
autor aprecia como determinantes en su mensaje, no deja opción para escapar de aquello que el poema
nos grita; lo que, a no dudar, fija y materializa su voz.

Hoy fue ayer es mañana


O ayer será hoy o también mañana…

Lo que es será fue ayer mañana hoy los espejos idénticos…

Ayer hoy mañana


El terror no acecha al otro lado de los espejos…

Y en otro de los poemas más emocionantes

Hoy he visto un hombre doblado sobre sí (sufrimiento


o quizás cansancio y enfermedad) Curvado su frente reclinada…

Como la curva del hombre doblado


(como la revancha aplazada: y su mirada) Y su mirada…

Y, sin embargo, es sorprendente la claridad del conjunto; cada poema abre y cierra el mensaje sin apa‐
rentes opciones a la duda, todo cuanto se desea decir se dice; aunque lo que parece cerrado, no lo está
definitivamente. Así en el transcurso del poemario las metáforas se hacen transparentes y en ningún
momento el lector se pierde en la búsqueda de interpretaciones más allá de lo escrito, pero tras su lectu‐
ra actúan como auténticas cargas de profundidad.

Sí: será mañana…


Arrojaremos perlas y margaritas a los cerdos… página 185
Hasta que el fango se cubra de perfume
Y de nácar
Y el barro quede cubierto de pétalos impares
Arrancados…
YOUKALI, 10

Pues la cuenta debe ser clara y puesta en limpio

¿Quién lleva el número de las vidas truncadas?...

Alguien debería registrarlos (mientras llega nuestro día


y hagamos la cuenta)…
ISBN: 1885-477X

La intemporalidad radicalmente histórica, otra paradoja, es otro de los efectos que tramite este poemario,
sus mensajes, sus secuencias anecdóticas, sus experiencias pueden ser trasladadas a cualquier etapa de
la historia de la humanidad con solo retocar los decorados externos.
ANÁLISIS / RESEÑAS

Si no te doblegas (te rindes: te resignas) Sufrirás…


Nuestro nombre es sufrimiento (contestó)
El aire que respiramos es sufrimiento
La sangre que corre por nuestras venas es sufrimiento
Nuestro pasado
Nuestra estirpe
Nuestro presente
Nuestro futuro… (todo en nosotros es estupor
y sufrimiento: hasta el día de la satisfacción)

Partir del interior para proyectarse hacia fuera, un ejercicio de autenticidad que el autor realiza con esa
mirada crítica hacia el yo y desde allí dialogar con los entornos y experiencias que ha vivido con una
plasticidad humanista admirable. Es la continua provocación a la reflexión sobre nuestras existencias y
lo que somos por dentro en este universo/mundo desolado que nos rodea.

¿Acaso he vivido?
¿No habré confundido el Purgatorio con la Tierra?
(y estoy muerto) Quizás el Infierno…

Con cada verso

Si mis zapatos están siempre aseados y lustrosos (como


mis manos)…

¿Por qué me siento tan sucio? (por qué me siento


tan sucio: musito apenas justo antes
de la firma)…

No sabría explicarlo…

Con cada giro

La mirada mira de fuera a dentro


Nuestra obscena alegría
De vivir (y de morir: inútilmente) Y nuestro derroche de risas
Y de muecas cortantes…

No menos importante en el contenido de este poemario es la fuerza descriptiva y los recursos lingüísti‐
cos para facilitar el entendimiento de cuantos paisajes nos invita a recorrer, su dominio de la lengua es
muy amplio lo que facilita en todo momento una clara comprensión del mensaje. Como en este inmen‐
so pero breve poema
página 186

MARIPOSAS Y PREFERENCIAS

Qué prefieres tú ser


La mariposa cegada (que se empecina en la luz
YOUKALI, 10

y muere…)

O el observador imparcial de la paradoja (la luz


que ciega confunde y mata…)

Si se fundiese la bombilla…
Si la apagásemos…
ISBN: 1885-477X

Esto es, a lo largo del poemario, Matías Escalera Cordero nos pone ante hechos vividos, quizás, de los
que se desprenden el yo del poeta, sí; pero de los que se desprenden también nuestras propias experien‐
cias, las que hemos vivido, vivimos o viviremos nosotros mismos. Y eso es la poesía crítica; esa que es
capaz de volverse incluso sobre las propias ideas, sin miedo a exponer en versos desgarrados los fraca‐
ANÁLISIS / RESEÑAS
sos históricos, existenciales y cósmicos a los que nos hemos visto sometidos y nos sometemos, como
clase o como sujetos.

La muerte no es la causa del espanto (tampoco


de la estupefacción: ni del odio) Es la vida…

¿Te has arrancado ya el corazón?


Si aún no lo has hecho no podrás soportarlo…
Y aun así cada día será un milagro…

Y, por último, dos poemas, creo, geniales, que son síntesis de ‐casi‐ todo.
Uno, titulado NACIMIENTO

Vivirás todas las vidas…


Odiarás todos los odios…
Amarás todos los amores…
Pensarás todas las ideas…
Sufrirás todos los dolores…

Todas las vidas en una vida… (hasta que todos los amores amados
todas las vidas vividas y el odio y el sufrimiento
te agoten: y crezcas)

Y, el otro, la conclusión lógica y paradójica, como no podía ser menos, de este gran poemario

Nada de lo que yo diga –o escriba– evitará ningún muerto


Ninguna lágrima (ni siquiera compensará la pérdida de una hora
extra sin pagar
y mucho menos de una jornada de interminable
e irritante despojo)

… pero ése no es –no era– el problema

página 187
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
ANÁLISIS / RESEÑAS

OVEJAS ESQUILADAS QUE TIEMBLAN DE FRÍO


(reseña del poemario homónimo de Gsús Bonilla ‐Bartleby, 2010‐)

por Ana Pérez Cañamares1

Mientras leía y releía el poemario de Gsús Bonilla, no podía dejar de pensar en esta idea: Ovejas esquiladas, que
temblaban de frío es a la poesía lo que la memoria histórica es a la justicia: la voluntad de que el pasado y los
recuerdos permanezcan vivos, para que podamos seguir avanzando por el camino de la dignidad sin dejar a
nadie detrás.
Pero si una ley, por muy justa que sea, siempre parece algo frío, anónimo, impersonal, que por querer hablar
de todos parece no hablar de nadie en concreto, los poemas de Gsús son todo lo contrario: poemas que no sólo
están vivos sino que tienen el poder de resucitar; que disuelven tiempo, espacio y fronteras, porque hablan del
muerto enterrado en la cuneta y del moribundo en la esquina de nuestra calle, porque hablan de la muerte físi‐
ca y de la muerte por olvido y por ignorancia, porque hablan de un pueblo de Extremadura y de todos los pue‐
blos y poblados, ya estén en la Cañada, en Gaza, o en el Sáhara. Habla del pasado pero también de la parte del
presente que nos empeñamos en ocultar detrás de escaparates, de muros físicos o interiores, o enterrándola bajo
la cobardía, la comodidad o la culpa. Nos dice que algunos muertos están muy vivos, que algunos, incluso,
están ahora mismo estrenando la muerte. Porque para él la poesía no sólo se trata de un ejercicio de nostalgia
u homenaje, sino la tarea ineludible de seguir abriendo los ojos.
Son poemas que ejercitan un músculo que poco a poco se nos ha ido atrofiando: el de la indignación. Poemas
de tal humanidad que, por falta de costumbre, parece casi
sobrehumana.
Gsús, no hay que olvidarlo, viene de la periferia de la perife‐
ria, y por eso puede hablar de gente que quizá muchos de nos‐
otros no conocimos pero que no nos podemos dar el lujo de olvi‐
dar. En sus poemas yo me he encontrado a mis padres, a mis
tíos, a mis abuelos, esos que no conocí y de los que apenas se
hablaba en casa, quizá porque no todo el mundo tiene los reda‐
ños necesarios para el recuerdo, sobre todo cuando las cosas se
han vivido en primera persona. Gsús hace que resuciten las
abuelas y las convierte en las princesas que nadie supo ver. En
sus versos habitan mujeres que no se atrevían a confesar su
página 188

dolor ni su desgarramiento, por miedo, por pudor, por no hacer


daño a los seres queridos. Y en pocos libros he visto retratos tan
fieles de esas mujeres: abuelas, madres, viudas, luchadoras,
maltratadas, perdedoras y malditas.
Porque hay una cosa que Gsús sabe muy bien: el dolor, la
YOUKALI, 10

pobreza avergüenzan a quienes las están sufriendo. Y tengo la


impresión de que él se ha hartado de esta censura que las vícti‐
mas se imponen, cuando el daño se lo han hecho o se lo están
haciendo otros, los verdaderos culpables, que curiosamente son
inmunes a la vergüenza.
ISBN: 1885-477X

1 Este texto fue el utilizado por Ana Pérez Cañamares en la presentación del poemario el pasado mes de noviembre en Madrid
ANÁLISIS / RESEÑAS
Quizá en su momento Gsús no pudo o no se atrevió a acariciar aquellas heridas que vio de cerca. Por timidez,
por respeto, por no querer romper el velo que la vergüenza de otros interponía. Y ahora, con la paciencia de un
artesano, a la manera en que su madre cosía, acaricia las heridas en sus versos.
Dice en uno de sus poemas: tenía muchas cosas que contar / porque había pasado mucho. La mirada de Gsús no
se consigue de cualquier forma: ni en la universidad ni siquiera gracias a las lecturas. Es de esas sabidurías que
no se enseñan, sino que puede que se hereden, quizá genéticamente, pero que sobre todo se aprenden miran‐
do, no retirando la mirada aunque lo que se ve escueza como una gota de limón en el ojo.
Y más que orgullo por él mismo, lo que hay es un orgullo de raza, por los que le han traído hasta aquí, y
también la lucidez y la claridad del superviviente, al que ya no le van a vender falsos paraísos, llámense demo‐
cracia, globalización o heroína.
Los supervivientes tienen muchos caminos por delante: uno de ellos, el más habitual probablemente, es el
del cinismo. Otro, una renovada ingenuidad o también la autovictimización. Gsús ha elegido el de la compa‐
sión. Una compasión firme, indignada, beligerante, que le dice que de amor y de ira nunca andamos sobrados.
Es muy difícil, doy fe como poeta, hablar por boca de otros, sin caer en lo sentimental, en el paternalismo, en la
complacencia. Pero la capacidad de empatía de Gsús hace que parezca fácil. Y una de las maneras que él elige
es tomando conciencia de que las palabras también son una responsabilidad. Pensarlas hasta el final, darles la
vuelta, devolverles su inocencia y mirarles el forro. Aunque haya que retorcerlas hasta dejarlas desnudas,
replantearse sus significados, a veces con notas a pie de página: línea de Gaza (por ligera, por flaca, por fina, por tenue,
por delicada, por consumida).
Gsús habla desde dentro de esas palabras, sin la frialdad de los datos, ofreciéndonos siempre un rostro, un
detalle sobre gentes que soñaron otros tiempos, una vida, sin más pretensión que un refugio, animales de huella pro‐
funda. No se presenta como un héroe, porque él también intenta olvidar, empujando fuera de sí a los fantasmas.
Pero la única manera de hacerlo es dando fe de su existencia. Como él mismo dice: intento olvidar un millón de
veces hasta que la imagen empieza a ser borrosa. Pero no permite que la imagen se disuelva, sino que entonces es
cuando la escribe: la imagen ya no será borrosa nunca, sino que se transformará en negro sobre blanco. Ya no
podremos olvidarla, pero al menos habremos encontrado la manera de compartir este cansancio de mirar.
Como los nietos dormidos a los que su abuela habla de los muertos en las cunetas y en las tapias: nosotros
podemos elegir despertar o seguir durmiendo. Pero su libro está ahí. Sus palabras han ocurrido, han pasado por
nuestra vida. Aunque no ofrezca ninguna esperanza explícita. La esperanza está sobreentendida en que él ha
llegado hasta aquí y escribe, se esfuerza, se exige, y nosotros al leerlo somos parte de esta genealogía que va más
allá de la sangre, la genealogía de los que no olvidan

que mi odio
me rompe
y se cuela por los cientos de agujeritos
de mi casa ametrallada.

mi recuerdo son trincheras


de cuando éramos críos página 189
luego los dieciocho. y tú

‐ ¿y tú?
YOUKALI, 10

yo nada. yo escribo.
ISBN: 1885-477X
ANÁLISIS / RESEÑAS

FILOSOFÍA Y ACCIÓN
(reseña del libro ¿Qué es filosofía? Prólogo a veintiseis siglos de historia, de
Pedro Fernández Liria ‐Akal, 2010‐)

por Juan Antonio González de Requena Farré

Acaba de salir a la calle ¿Qué es filosofía? Prólogo a veinti‐


séis siglos de historia, una rigurosa, crítica y documentada
aproximación a la Filosofía que me parece que reúne las
virtudes necesarias para convertirse en un clásico en su
género. El autor declara en el Prólogo de la misma que
se trata de una obra “intempestiva”. Tal vez sea así,
pero, intempestiva o no, lo cierto es que resulta absolu‐
tamente estimulante la entusiasta defensa de la razón y
de la libertad del pensamiento que Pedro Fernández
Liria realiza a la largo de las más de seiscientas páginas
que componen la obra. Defensa “ilustrada” que no sólo
me parece revitalizante, sino también completamente
necesaria en estos tiempos que corren tan resignados a su
profunda insignificancia, tan necesitados de esa deter‐
minación en la acción que sólo es capaz de proporcionar
el pensamiento y el saber.
En la contraportada del libro puede leerse que éste
“pretende ser una exposición sencilla, pero exhaustiva y
rigurosa, del concepto de filosofía, así como una crítica
de los principales equívocos y malentendidos que,
durante siglos, han ido afectando a dicho concepto hasta
hacer casi imposible su entendimiento”. Creemos que el
libro cumple con creces con ese objetivo, pero no cree‐
mos ni mucho menos que se agote en él. Es verdad que se trata, como el propio autor reconoce, de una
obra en gran medida orientada al mundo académico, dirigida primordialmente a estudiantes y profeso‐
res de Filosofía (lo que justifica su estilo didáctico y su declarada intención pedagógica), pero, yo diría
página 190

que se trata también de un texto político, que reclama la acción, que llama a cuestionar permanentemen‐
te las apariencias, a no rendirse ante la opinión general, siempre tan interesadamente trabajada por las
enseñanzas oficiales y por los medios de comunicación, y a no caer nunca en la ilusión de que ya sabe‐
mos lo suficiente.
YOUKALI, 10

Lo que muestra Pedro Fernández Liria en estas páginas es que el conocimiento no es nada que poda‐
mos ahorrarnos, salvo que queramos condenarnos de por vida a esta realidad, en tantos sentidos atroz,
en la que vivimos.
El libro constituye un alegato contra la pereza intelectual al que anima una contagiosa pasión por la
libre investigación, por el esfuerzo y el trabajo teórico y, en última instancia, por la verdad. Y es, al
mismo tiempo, un revulsivo contra la indolencia generalizada y contra la “buena conciencia” dominan‐
te, conciencia que de ningún modo nos hemos ganado el derecho a tener.
ISBN: 1885-477X

Pedro Fernández Liria nos insta encarecidamente a desterrar de una vez por todas la idea de que la
filosofía es una huida del mundo real hacia la pura vida contemplativa. Valgan como ilustración los
siguientes fragmentos del Capítulo 11 de su libro:
“La filosofía es voluntad de acción, de que la acción sea verdaderamente tal, de una acción relevan‐
te. Y lo es en la misma medida en que constituye un compromiso con el saber y con la verdad. La filo‐
ANÁLISIS / RESEÑAS
sofía no es una huída del «mundanal ruido» ni una «consolación» ante el fracaso de las expectativas
mundanas. No implica voluntad de alejamiento alguna respecto de la realidad en la que se está. Todo lo
contrario: en la medida en que es la actitud y la disposición que hace posible la manifestación de las
cosas en lo que son, en la medida en que nos sitúa ante el fundamento (a menudo «invisible») de la rea‐
lidad en la que estamos, de la realidad que experimentamos, sufrimos o disfrutamos, constituye el
mayor y más profundo acercamiento a la realidad, el único que nos pone en contacto con lo que ella es
verdaderamente. Y por este motivo, la filosofía es, al mismo tiempo, la actitud que nos pone en condi‐
ciones de actuar sobre lo que hace del mundo en el que vivimos justamente el mundo que es.
Lo contrario de la actitud filosófica es, en cambio, condenarse a la inacción, a la pasividad o a la actua‐
ción ciega; resignarse a vivir lejos de la realidad, en la ilusión que permanentemente se interpone entre
nosotros mismos y lo que realmente es. La filosofía nos hace dueños de nuestra capacidad de actuar y
nos pone en condiciones de conocer lo que hay que hacer para lograr lo que queremos.
La filosofía puede no ser en sí misma revolucionaria, pero es la disposición que hace posible el acce‐
so al único plano (el plano del ser) en el que nuestra acción puede llegar a ser verdaderamente revolu‐
cionaria. La filosofía quizá no sea el «arma de la revolución», como pretendía Althusser en 1968, pero
es la única actitud capaz de descubrirnos aquello contra lo que puede llegar a tener sentido emplear las
armas, de descubrirnos aquello contra lo que verdaderamente es preciso rebelarse.
En todo caso, es un apego al mundo en el que ‘nos movemos y existimos’, al único mundo existente,
lo que arranca al filósofo de la mera vivencia del mismo a la búsqueda de su conocimiento; es la voluntad
de estar realmente en él, en el sentido más propio y profundo, lo que conduce al filósofo hasta el «mundo
inteligible», lo que le lleva de la engañosa «ilusión» en la que vivimos a la indagación de «lo verdadera‐
mente ente» (por decirlo en términos platónicos).
Por paradójico que resulte, sólo del que –como el inquieto prisionero del ‘mito de la caverna’ plató‐
nico– «se ha ido» al «mundo inteligible» puede decirse con propiedad que está realmente en este mundo.
Del que «se queda» en su apariencia sensible puede decirse, por el contrario, que aún no ha llegado él.
Y sólo el que ya está en el sentido apuntado en este mundo se halla en condiciones de cambiarlo, porque
sólo él sabe con certeza dónde reside el fundamento de que sea justamente como es.
El filósofo es, pues, un hombre de acción. El filósofo es lo contrario del nihilista, la antítesis del poeta
vulgar que simplemente se evade de una realidad que le horroriza o le aburre. De lo único que la filoso‐
fía representa una huída, es de la «apariencia» y de la «ignorancia». La filosofía huye de la ilusión de
realidad hacia su «concepto», hacia su conocimiento. Y lo hace con vistas a intervenir en ella, con vistas
a modificarla para convertirla en algo digno de ser vivido”.
No podemos estar más de acuerdo con estas palabras. Si la filosofía sigue teniendo hoy el mismo sen‐
tido que tuvo en el seno de la civilización donde nació es porque la filosofía es, en ese preciso sentido,
revolucionaria.
Por nuestra parte, no podemos sino agradecer al autor de este generoso “Prólogo” haber renovado
nuestra inquietud por el conocimiento y por la verdad; inquietud en que, por otro lado, consiste la filo‐
sofía misma.
página 191
YOUKALI, 10
ISBN: 1885-477X
UN CLÁSICO, UN REGALO

THE COMMONWEALTH OF OCEANA


[LA COMUNIDAD DE OCEANA]
(fragmento)

James Harrington* (1656)

*.‐ James Harrington (1611‐1677), con su Océana (The Commonwealth of Oceana), de 1656,
representa la opción más radical dentro del ámbito de las controversias sociales y políticas
de la época. En sus textos, Harrington recurre a la hermeneusis bíblica para establecer el fun‐
damento teórico de su posición (es la marca de la época) al proponer “a su alteza el lord pro‐
tector de la República” (Cromwell) el proyecto que pretende articular las expectativas del
pueblo liberado del yugo monárquico. Océana representa en la forma de la presentación de
una utopía, una proyección de las aspiraciones a una “equal commonwealth”, que tiene cla‐
ras intenciones de articulación política; como lo hace Winstanley, identifica en la propiedad
y en el beneficio privado el origen de la miseria y la desigualdad, pero, amén de presentar
una solución distinta a este problema, no se limita a defender la necesidad de su desarticu‐
lación, sino que diseña una hipótesis de funcionamiento normativo que la ponga al margen.
Para Harrington, tiene mayor poder o dominio quien mayor proporción tiene en la propie‐
dad de la tierra; si queremos establecer una sociedad que sea comunidad auténtica debemos
conseguir un equilibrio en la distribución de la propiedad (el reparto de tierras) y un siste‐
ma legal que garantice la “balanza del poder”, impidiendo que quien tenga más adquiera
mayores cuotas del mismo. Harrington, así, aceptando (frente a Winstanley) como un hecho
la propiedad privada, pretende (frente a Hobbes) que el bien común sólo puede conseguir‐
se si se establecen límites precisos a su existencia y, sobre todo, a la posibilidad de hacer de
ella una derivación hacia el control de espacios de poder (desde 1657, por eso, las críticas que
recibe –en las Consideraciones de M. Wren por ejemplo– proceden del sector de la “gentry”
que desea una legislación que garantice la “defensa de los contratos” sin imposiciones polí‐
ticas que los limiten o pongan trabas, o “contrabalanzas” a su desarrollo). Una pretensión
que, aceptando una socialidad construida desde la productividad individual, le ponga unos
página 192

límites que sometan su despliegue en la dirección de conseguir una sociedad política iguali‐
taria. En este sentido, es fundamental su propuesta de establecimiento de una ley electoral
que regule la representación y la “rotación” de los representantes: impidiendo la posibilidad
de “perennización” en un puesto de representación y de poder. A partir de 1656, a medida
que la situación política se decanta hacia la “monarquización” de la República, Harrington
YOUKALI, 10

radicaliza sus posiciones en una dirección abiertamente anti‐centralizadora y contraria a las


tendencias “reordenadoras” que, el Lord Protector, primero, y el monarca, después, encar‐
nan: en 1658, en Brief Directions, propone un modelo de gobierno popular; en 1659, en The Art
of Lawgiving, justamente tras la muerte de Cromwell, señala que es el momento oportuno
para promover la “ley agraria” que propuso en Océana; en 1660, The Rota y The Waysand
ISBN: 1885-477X

Means son incitaciones a la resistencia; en 1661, en fin, acusado de participar en un complot


antimonárquico, una crisis de naturaleza psíquica lo aleja definitivamente de la escritura.

Presentamos este fragmento del texto de Harrington como una incitación al conocimiento de
los clásicos de la rebelión y de la comunidad no sometida.
UN CLÁSICO, UN REGALO
PARTE III

EL MODELO DE LA COMUNIDAD DE OCEANA

CONSIDERANDO, mi Señor Arconte, que desde Moisés y Licurgo, ha sido el primer legislador en la
Historia, hasta la fecha, que ha propuesto y erigido una verdadera Comunidad, ha sucedido como con
ellos también, que primero ha sido la ejecución o la acción, y luego la escritura, y que el modelo se ha
promulgado y publicado con mayor brevedad e ilustración de las necesarias para su comprensión, y que
no ha sido dado a conocer todo el procedimiento seguido por el Consejo de legisladores, y el de los pri‐ página 193
tanos, donde se confirmó y se clarificaron todas las objeciones y las dudas: hasta que salga de un modo
más completo y perfecto todo lo que falta en el epítome ya promulgado, abordaré la comunidad de
iguales de un modo práctico…
YOUKALI, 10

… En estas tres fuentes [Moisés, Licurgo y Roma] se basará, por lo general, nuestra reflexión,
que quedará dividida en dos partes, la primera, sobre la fundación, y la segunda sobre la organización
de la Comunidad; de modo tal que, en cada una de las cuales distinguiremos una serie de normas,
iguales a las que contiene el modelo entero, y el resto del discurso; que tienen como objetivo únicamente
la explicación o prueba de estos.
ISBN: 1885-477X

En la fundación o construcción de una Comunidad, el primer trabajo, como el de cualquier con‐


structor, no puede ser otro que la correcta elección y distribución de los materiales.
Los materiales de una comunidad son las personas, y la gente de Océana quedó distribuida, por
selección, en varios tipos, en cuanto a sus cualidades, en cuanto a sus edades, su riqueza y los lugares
de residencia y procedencia; y se hizo mediante las siguientes normas.
La primera norma “distribuye a las personas en hombres libres o ciudadanos y siervos o cria‐
UN CLÁSICO, UN REGALO

dos, mientras sean tales, pues si alcanzan la libertad, es decir, a vivir de sí mismos, serán hombres libres
o ciudadanos también.”
Esta norma no necesita de pruebas, en lo que se refiere a la naturaleza de la servidumbre, que
es incompatible con la libertad, o con la participación en el gobierno de una Comunidad.
La segunda norma “distribuye a los ciudadanos en jóvenes y ancianos (de tal modo que desde
los dieciocho años de edad hasta los treinta son considerados jóvenes; y de treinta para arriba, ancianos),
y establece que los jóvenes se alistan al ejército, y los ancianos se encargan de mantener las guarniciones
de la nación.”
Una Comunidad cuyas armas están en manos de sus siervos, tiene necesidad de situarse, como
dijo con elegancia, de Venecia, Contarini, fuera del alcance de sus garras, conocedor del peligro que cor‐
rió Cartago en la rebelión de Espendio y Matho. Pero aunque una ciudad pueda, por un casual, ser segu‐
ra, no tiene por qué ser un ejemplo; Cartago o Venecia no adquirieron fama alguna por sus armas, fue
la mera virtud de sus capitanes, y no sus normas; sin embargo, Israel, Lacedemonia y Roma que
pusieron sus armas en manos de sus mejores ciudadanos, los dividieron, al menos en Lacedemonia y
Roma, en ancianos y jóvenes: la juventud para el campo de batalla, y los ancianos para la defensa del ter‐
ritorio.
La tercera norma “distribuye a los ciudadanos en a caballo y a pie por el valor de sus
propiedades; así, los que tienen más de 100 libras al año en tierras, bienes o dinero, están obligados a ser
de a caballo, y los que tienen menos de esa suma son de a pie. Pero si un hombre ha perdido y malgas‐
tado su patrimonio derrochándolo, se le incapacita para la magistratura, la gestión o el sufragio en la
comunidad”.
Los ciudadanos no están sólo para defender la comunidad, pero, de acuerdo con sus posibili‐
dades, como los romanos bajo Servio Tulio (teniendo en cuenta su propiedades) fueron enrolados, unos,
en la caballería y, otros, en la infantería, con las armas requeridas en cada caso, no puede ser de otra man‐
era para el resto de las comunidades, aunque se trate de tradiciones históricas, que cuanto más antiguas,
más difíciles de probar son. Y el necesario derecho a la propiedad dado por una comunidad está en
relación con la naturaleza misma de la industria y el comercio, y con las costumbres y usos públicos. “El
pueblo romano”, dice Julio Exuperantius, “se dividía en clases, y los impuestos se pagaban en función
del valor de las fincas y propiedades poseídas. Todo el valor de lo recaudado se empleaba en las guer‐
ras, para ellos los que mejor y más rabiosamente luchan por la victoria, son quienes luchan por la liber‐
tad en defensa de su país y de sus posesiones.
Pero los más pobres sólo eran reclutados por sus testas (que era todo lo que tenían) y se man‐
tenían en las guarniciones, en casa, durante las campañas, porque podían traicionar a los ejércitos sólo
por el pan, a causa de su pobreza, que es la razón por la que Mario, a quien el control del gobierno no
le debería haber sido nunca encomendado, fue el primero que los llevó al campo de batalla”, con el éxito
consecuente. Hay una medida en todas las cosas, de modo que, como la riqueza exorbitante rompe el
equilibrio de una comunidad, la pobreza extrema no puede sostenerlo tampoco, y de ninguna manera
se puede confiar en ello. La cláusula de la norma que trata del derroche y el despilfarro es ateniense, algo
página 194

muy loable; pues el que no puede vivir de su propio patrimonio, si lo hace del dinero público, provoca
la quiebra de la comunidad.
La cuarta norma “distribuye a las personas de acuerdo a los lugares que habitan, en parroquias,
centurias y clanes.” En raras ocasiones la gente se distribuye de una manera lógica y sistemática; de
hecho, no se la puede agrupar ordenada y sistemáticamente, pero ser una comunidad consiste en el lógi‐
YOUKALI, 10

co y sistemático agrupamiento de la gente: ¿por qué, si no, establecen los israelitas esa división entre ofi‐
ciales de mil, de cien, de cincuenta y de diez; y toda la comunidad, en tribus: los lacedemonios, en oboe,
moras y tribus; los romanos, en tribus, centurias, y clases; algo necesario para todos los gobiernos de
igual o parecida naturaleza, como en las recientes monarquías feudales. Pero al ser esta la única institu‐
ción en Océana, exceptuando la de los agricultores, que no requería ningún cargo ni entrañaba ninguna
dificultad, me siento obligado a una descripción más particular de cómo se constituía, que es como
ISBN: 1885-477X

sigue:
Un millar de supervisores, comisionados e instruidos por el Arconte y el Consejo, que se dividía
en dos partes iguales, cada una de ellas bajo la inspección de un supervisor general, se distribuían la
parte norte y la parte sur del país, al que divide el río Hemisua; en total, unas 10.000 parroquias aprox‐
imadamente, diez parroquias por cada supervisor, más o menos (en este caso no era necesario una gran
exactitud, pues únicamente se trataba de indicar a cada uno adónde iría, para una ordenada relación de
las visitas y la localización de las tareas); aunque la naturaleza de sus instrucciones tenía más en cuenta

UN CLÁSICO, UN REGALO
el número de habitantes que de parroquias. Y era así pues los supervisores, equipados con un número
conveniente de urnas, bolas y cajas de votación –en cuyo uso se les había ejercitado anteriormente–,
cuando llegaban a cada una de sus respectivas parroquias, lo primero que hacían era reunirse con la
gente y enseñarles qué y cómo era una votación, y aunque la encontraban, al principio, un tanto extraña,
como si fuesen juguetes, y mientras esperaban asuntos más importantes del Consejo de legisladores,
jugaban a considerarse ellos mismos objeto de abusos, y, al poco, no sólo se sentían cada vez mejor
preparados, sino que, a la larga, ésta podría ser utilizada de un modo muy efectivo en su propio benefi‐
cio, con lo que los supervisores lograban incluir esta institución en sus costumbres.
La primera norma exige, pues, “que el primer lunes que sigue al último de diciembre, la cam‐
pana más grande de cada parroquia, a lo largo de todo el país, a las ocho en punto de la mañana sea
tañida, y que continúe tañendo por espacio de una hora, y que todos los ancianos de la parroquia, orde‐
nadamente, se reúnan en la iglesia antes de que la campana deje de sonar, donde, dividiéndose en dos
partes iguales, o tan equilibradas como sea posible, habrán de situarse en sus asientos según sus respec‐
tivas dignidades, si tienen diversas categorías, y de acuerdo a su antigüedad, cuando sean de la misma
categoría; la mitad, a un lado, y la otra mitad, al otro, a lo largo de la nave de la iglesia; y que, una vez
hecho esto, tomarán juramento a los responsables de la parroquia para el año en curso (en lugar de aque‐
llos supervisores que fueron a establecer la institución, en la primera asamblea), mediante el alzamien‐
to de sus manos, para que se haga una correcta elección de acuerdo a las leyes de la votación, tal como
se explican a continuación: una quinta parte del total serán sus diputados, y ejercerán su poder de la
manera que se explica a continuación: tal que se considerarán en conciencia los más aptos para esa con‐
fianza, y se conducirán del mejor modo para la comunidad.”
Así que, una vez hecho el juramento de esta manera, se procederá a la elección; si los ancianos
de la parroquia suman 1.000, mediante el voto de toda la tribu, tal como se explicó a su debido tiempo;
y, si los ancianos de la parroquia llegan a cincuenta mil o más, mediante el voto de los cien, tal como se
explicó a su debido tiempo también. Pero, si la cantidad no llega a cincuenta ancianos, entonces se pro‐
cederá a la votación directa de la parroquia, de la manera que a continuación se explica.
“Los dos responsables del año en curso tomarán asiento al fondo del pasillo central, con una
mesa delante de ellos, mirando hacia la congregación, y el jefe de policía del año en curso colocará una
urna delante de la mesa, en la que él pondrá tantas bolas como ancianos hay presentes, de las cuales una
será dorada, y el resto serán blancas, y cuando el oficial de policía haya sacudido la urna lo suficiente
como para mezclar las bolas, los responsables deberán llamar a los ancianos a la urna, que, desde cada
lado de la iglesia, habrán de venir por el pasillo central en dos filas, cada uno pasando por la urna y
extrayendo una bola, la cual, si es de plata, la depositarán en un recipiente puesto al pie de la urna, y
volverán por el pasillo exterior de su lado a sus asientos.”
Pero el que recibe la bola dorada es el proponente, y se sentará entre los responsables, desde
donde iniciará en el orden que le plazca, una vez concluido su juramento, el nombramiento de aquellos
que cree más aptos para ser elegidos, uno por uno; y los nombrados se retirarán mientras la congre‐
gación vota sus nombres en una caja doble, o en dos cajas, señaladas y marcadas en la parte exterior para página 195
mostrar cuál es la del voto afirmativo y cuál la del negativo, que serán llevadas por un niño o niños nom‐
brados por los responsables, a cada uno de los ancianos, quienes tendrán una bolita de tela de lino entre
el índice y el pulgar y la meterán después de tal manera en la caja que nadie pueda ver de qué lado la
ponen, aunque todos puedan ver que se deposita sólo una bolita o sufragio. Con lo que, finalizado así
YOUKALI, 10

el sufragio de toda la congregación, volverán con la caja, o las cajas, a los responsables, que se dispon‐
drán a la apertura de las mismas, vertiendo las bolas afirmativas en un recipiente blanco puesto sobre
la mesa a mano derecha, para ser contadas por el responsable primero, y las negativas en un recipiente
verde, a mano izquierda, para ser contadas por el segundo responsable; y, una vez contados los sufra‐
gios, el que tiene el mayor número de votos afirmativos es uno de los diputados de la parroquia, y, cuan‐
do los diputados electos equivalen a una quinta parte del número total de ancianos, la votación se da
ISBN: 1885-477X

por concluida. Los diputados elegidos son seleccionados por los supervisores en el orden en que fueron
elegidos, con la única excepción de los que son caballeros, que deben ser inscritos en primer lugar con
los otros, en proporción al número de integrantes de la congregación...

También podría gustarte