Está en la página 1de 8

TÍTULO: Acopladitos de lado

LEMA: “Prohibido fumar”

En el Facebook escribí

carta de amor para Claudia.

Misiva discreta,

creo sin pretensión.

La mañana se atenúa

con olor a vino claro.

Bizcochuelos,

cigarro en rebanadas,

mantel chinado,

dos puntos.

Debo confesarte

mi bien

los días largos,

las camisas arrugadas,

su melena cuadrada.
Sus mentiras,

su marrón,

y el teatro.

El teatro.

Escribo sin porvenir

para que se convierta en datos.

Calle Unamuno veintidós,

no importa,

León, Araraquara o Río Claro.

Hay en la televisión

guiones gritados,

amores de otros,

tanta gente que lo ve

¡Qué aburrido es el trabajo!

Duermen en el infierno

acopladitos de lado.

Es mirar un partido
y, después,

no saber el resultado.

Filas de guillotina,

frames en un segundo.

Azul, rojo,

naranja o morado.

Hay lagos sobre la tapa

y yo

me estoy cagando.

Seminarios y congresos,

burocracia,

ya me he manchado.

Mamá riega el alelí

y Basilisa se muere despacio.

Los años de siempre

estaciones de autobús.

Mañanas de ahora

supermercado asturiano.
Y los tres sietes

que se siguen resistiendo.

Lucky Strike,

una puta,

dos zapatos.

Deberían acusar

a las provincias

por incitación

al asesinato;

y prohibir,

de paso,

las máquinas de helado.

Cruz arriba,

cruz abajo.

Duermen con las monteras

millones de gatos.

Se han escapado a las costas


tantos, tantos,

mojigatos.

Mueren en el catastro

los monteros

y los chatos.

Uy mi paseo perdido

que ni sufre ni está vacío

se gasta en el tiempo pensando

quién saca

de las mandarinas las pepas.

Debo confesarte

mi bien

que no te extraño.

Te lo juro

lo he intentado.

Tú soñarás con bebés,

yo con un telón,
un proscenio

y algún rato.

Tú duermes en Nueva York,

yo lo hago

en cualquier lado.

Ahora hasta el Bukowski

se me hace pesado.

Si te pudiera explicar la belleza

del corazón extraviado,

que te escribo por escribir

sin melaza

ni boniatos.

La paz de que las piscinas sean,

por fin,

sólo piscinas

mientras todos esperamos sin dolor

a que la abuela se muera.


Su marrón es mejor

cuando se queda a distancia.

Ella me dice que escriba

y yo trato de evitar

que me acompañe hasta casa.

Amancebado en estos tiempos,

por preferencia y sin cama,

con vendedores de lotería,

imaginados con referencias.

Tahuantinsuyo, cuatro, tercero.

Pase sin llamar.

Al final tuvo el melón

nada en el medio.

Unos rezan,

otros cantan,

yo no hago nada.

Aunque,

muy de vez en cuando,


me surjo por escribir

cartas que no sé si son de amor,

para ti,

mi bien,

que no espero que comprendas,

en el Facebook.

Mi madre,

por cierto,

te manda saludos.

También podría gustarte