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COMBATE DE TARABUCO.

El mayor realista PEDRO HERRERA, célebre por su crueldad,


al mando de tres compañías del Batallón General (más conocido como los Verdes),
destacado por el general LA HERA para librar de enemigos su marcha hacia Chuquisaca,
hizo contacto con las fuerzas del comandante JOSÉ ZERNA que con 30 fusileros y 2.000
indígenas al mando de los caudillos ILDEFONSO CARRILLO, PEDRO CALISAYA y
PRUDENCIO MIRANDA que ni bien los avistara, los atacó con fiereza y los derrotó. El
coronel realista LA HERA, que, por orden de JOAQUÍN DE LA PEZUELA, había ocupado
el pueblo de La Laguna, se encontró, a poco de haberse posesionado de dicho punto,
completamente aislado y sin comunicación con Chuquisaca, pues las fuerzas indígenas que
seguían al prestigiosísimo caudillo MANUEL ASENSIO PADILLA, se habían interpuesto
entre él y la ciudad altoperuana. Encontrándose escaso de víveres y provisiones, envió una
compañía de infantería del batallón Centro, para que tratase de abrirse paso hasta
Chuquisaca. La compañía se batió durante un día entero, viéndose obligada a retroceder
sin haber conseguido su objeto. Contrariado el jefe realista, y, comprendiendo que le era
necesario salir de la apurada situación en que se encontraba, organizó otra columna con
tres compañías del batallón llamado por el pueblo, Los Verdes, por ser este el color de sus
uniformes, y la puso bajo las órdenes del comandante PEDRO HERRERA, oficial de
instintos crueles, aunque valiente y muy entendido. Herrera, que había prometido, al partir
de la Laguna, que se llevaría por delante a todos los insurrectos, sólo a fuerza de audacia
y de sangrientos combates pudo llegar al pueblo de Tarabuco. Allí le esperaba el
cochabambino ZERNA con treinta fusileros y 2.000 indios, sobre los cuales tenía grande
ascendiente. La lucha que, en Tarabuco, se trabó, fue, más que encarnizada, horrorosa.
Los indios, enfurecidos, sin hacer caso de las descargas de los realistas, se precipitaron
sobre los cuadros de la infantería enemiga, arrebatando de las manos a los soldados, los
fusiles, con una audacia y valor nunca vistos. Las compañías de Los Verdes, fueron
exterminadas a garrotazos, y Herrera, con todos sus oficiales, después de rendidos, fueron
pasados por las armas. De la expedición realista sólo se salvó el tambor. La Hera, después
de este desastre, evacuó La Laguna, siendo hostilizado y perseguido con no vista
persistencia. Como Herrera, hubiera sido exterminado, a no ser el oportuno auxilio de una
columna que, al mando del general Tacón, salió de la plaza de Chuquisaca, con el sólo
objeto de protegerle y ayudarle a contener a los independientes Los sobrevivientes de las
tropas realistas fueron luego muertos a garrotazos y fusilado el mismo Herrera y 13 oficiales
más, en venganza por las atrocidades cometidas por esa unidad en su lucha contra los
patriotas, que al mando del comandante PADILLA y su valiente esposa JUANA AZURDUY,
defendían su libertad en el norte del país.

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