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El tenebroso día de Velaciones

El pasado primero de noviembre, en el día de las


velaciones, bajo el frío de una noche, una familia iba
de camino al cementerio para velar a sus familiares
difuntos. El Señor Piero, una persona de contextura
delgada, alto y de buen aspecto, lo acompañaba su
esposa Alanis, una señora de cabello ondulado, no
tan pequeña y de buena posición económica y sus
dos hijos. Al ingresar se encontraron con el portero
del cementerio, lo saludaron y siguieron su camino;
Piero encendió las velas y fueron a coronar a los ya
antes mencionados.
Al llegar a la tumba paso algo muy extraño un fuerte
viento hizo que se apagaran las velas, como si el
alma del difunto hubiese salido de la tumba, como
era de esperarse la familia tuvo mucho miedo y en
eso el señor que recogía la basura, éste era un tipo
mediano, que llevaba un gorro y chaleco, al ver lo
que sucedió se le dibujo una sonrisa en el rostro,
como si se estuviera burlando de lo ocurrido, pero
eso no fue lo único que paso. El mayor de los hijos
Rafael encendió una linterna y reviso la tumba, todo
parecía estar en orden pero a Fabián, el hijo menor,
sintió que alguien lo estaba jalando por la parte de
atrás, todos asustados por ello. La familia le pidió
ayuda al recogedor de basura, él estaba
prácticamente poseído y gritaba: ¡Salgan, salgan o
morirán! La señora empezó a rezar, Rafael y Fabián
corrieron pero no fue suficiente, el muerto los estaba
jalando hacia su tumba. Todo parecía estar perdido,
pero el portero llegó al lugar con un Sacerdote,
diciendo estas palabras: ¡Aléjate de esta alma
demonio, Dios protege a esta familia con tu poder
divino! Y ocurrió lo que se pedía a gritos.

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