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Burbuja en sector privado y púbico

Guillermo Arosemena Arosemena

La primera burbuja se identificó en el siglo XVII; en cada siglo se repiten. Hay muchos libros
escritos al respecto. En 1989 le ocurrió a Japón por activos sobrevalorados. Los hombres
más ricos del mundo eran japoneses, su principal actividad, la inmobiliaria. A 1997-1998 la
burbuja se presentó en varios países del sudeste asiático, al mismo sector inmobiliario. En
2002 le ocurrió a las empresas de Internet en EEUU. Actualmente está reventando la burbuja
en China. El índice de la Bolsa de Valores de Shanghai (BVS) cayó 35% en menos de un
mes. Las autoridades no saben cómo parar el colapso, han prohibido: la venta de acciones
de empresas que por primera vez se cotizan en bolsa, los llamados IPO por su sigla en inglés,
las posiciones cortas, cuando el inversionista vende acciones para luego comprarlas a un
valor inferior; y permitido que en las bolsas locales más de 1.331 empresas se abstengan de
cotizar. Los préstamos hipotecarios se reemplazan con garantías de acciones. La pérdida
bursátil del último mes es superior al producto interno bruto de Brasil. China tiene algún
tiempo creando una burbuja colosal que incluye la sobrevaloración de toda clase de activos.
Las autoridades chinas se han propuesto hacer lo necesario para fortalecer el BVS, ¿En qué
acabará esta tragedia anunciada?
Las burbujas en el sector público son más costosas que las del privado. Ocurren cuando
gobernantes utilizan mal los fondos públicos y aumentan el tamaño del Estado. Al inicio hay
sensación de que todo marcha bien, se observa mayor consumo, hay más dinero circulando
en la economía, etc. Mientras dura la bonanza todo marcha muy bien pero cuando se revienta
la burbuja, la economía comienza a sufrir, hay escasez de circulante, no se pueden cancelar
las obligaciones públicas, etc. En las burbujas del sector privado los amantes de vivir con el
dinero ajeno atacan al sistema capitalista poniendo como ejemplo el mal que hace la burbuja
en la economía privada, pero cuando se trata de burbuja en el sector público, los gobernantes
se defienden ardorosamente con toda clase de argumentos incoherentes.

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